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¿Cómo llegó Colombia

a ser uno de los pocos


países del mundo que
permiten la eutanasia?
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Colombia es uno de los cinco países del mundo que
permiten legalmente la eutanasia. Es el único en
Latinoamérica. Para complementar nuestro episodio Saltar
el muro, quisimos explicar cómo un país mayoritariamente
católico y conservador terminó implementando políticas
progresistas que regulan la decisión de interrumpir la vida
cuando un paciente sufre una enfermedad terminal. Políticas
que regulan, como muchos lo han llamado, “el derecho a
morir dignamente”.
En la década de los ochenta, Colombia atravesaba un
momento definitivo en su historia. El narcotráfico estaba en
auge y había declarado una guerra contra el Estado. Una de
las respuestas ciudadanas ante las atrocidades del conflicto
fue la de organizarse para reescribir la Constitución, para
que fuera una más “pluralista y respetuosa a los derechos
individuales”, según escribió Jairo Estrada en el
libro “Construcción del modelo neoliberal Colombia 1997-
2004”.
La nueva Constitución fue firmada en 1991, y tan solo seis
años después, el magistrado Carlos Gaviria declaró que la
existencia del ser humano debía darse en condiciones de
dignidad, y por eso, recomendó la muerte asistida. Sin
embargo, para poder aprobar la sentencia, se le pidió al
congreso que la regulara, pues debía de ser aplicada de una
manera ordenada y legal. Pero eso no pasó hasta el 2015,
así que la muerte asistida en Colombia quedó en un área
gris: legal pero no regulada… uno de esos escenarios
confusos en los que aparecen problemas fácilmente.

Un vacío legal…
Y claro, dejar la ley así trajo sus consecuencias. Las
instituciones de salud no sabían si debían proveer este
servicio ni mucho menos cómo hacerlo, así que la eutanasia
quedó en manos de médicos que a su propio juicio decidían
cómo y a quién asistir, siempre corriendo el riesgo de ser
demandados en el proceso pues no había ningún reglamento
que los protegiera.

Aún así, hubo varios doctores que estuvieron dispuestos a


correr ese riesgo. Uno de ellos fue Gustavo Quintana, a
quien en Colombia se le conoce como el “Doctor Muerte”,
quien hizo más de 200 eutanasias en 35 años y aunque es el
único que se atreve a hablar abiertamente sobre el tema,
confiesa que tiene muchos colegas que también las hacían,
a pesar de sus complicaciones legales.

A Quintana nunca lo denunció nadie, pues no hay manera de


probar que lo que hacía era un delito. Además, para
protegerse legalmente, Quintana siempre pedía tener un
testamento en el que el paciente redactara por qué quería
morir y en el cual dejara claro que lo estaba haciendo por
voluntad propia. Pero nunca hubo necesidad de mostrar
esos testamentos. Es más, Quintana le dijo a El
Espectador que a veces quisiera que alguien lo demandara,
para ver qué tan lejos llega la denuncia, pues según él, es un
“hombre honesto” y lo que hace lo hace con la conciencia
limpia.
Regulación de la eutanasia activa
En el 2014, la legalidad de la eutanasia en Colombia fue
finalmente regulada gracias al caso de una paciente que,
con cáncer terminal, solicitó una muerte asistida. La
paciente murió esperando recibir la atención que pidió, y la
Corte Constitucional decidió finalmente revisitar el tema y
reafirmaron que el derecho a morir dignamente es un
derecho fundamental en Colombia. Esta vez, y a pesar de las
varias movilizaciones en contra, obligaron al Ministerio de
Salud y Protección Social a establecer el reglamento en un
plazo de 30 días.
Desde entonces, la eutanasia es legal en Colombia y
cualquiera que cumpla con las siguientes condiciones
puede acceder a ella:
¿Cómo es el proceso?
Quien solicite el derecho a morir dignamente debe padecer
de una enfermedad terminal y ser mayor de edad. En el
2018, el Ministerio de Salud reglamentó el procedimiento
para hacerlo legal también para menores de edad siempre y
cuando tengan más de 14 años y un sufrimiento que no
pueda ser aliviado.

Debe expresar su voluntad de querer este tratamiento a su


médico y reiterarlo después de conocer todas sus
alternativas terapéuticas para su enfermedad.

Solamente la puede realizar un médico, así que cualquier


persona que asista a un ser querido a morir de igual manera
será procesado por la ley; como Carlos Framb, el
protagonista de “Saltar el muro”, quien terminó en prisión
por ayudar a morir a su madre.

Quien últimamente decide si un paciente es candidato para


la eutanasia o no es un comité científico conformado por un
médico, un abogado y un psiquiatra clínico. Tienen
solamente diez días para examinar y tomar la decisión del
caso. En caso de que decidan que sí, el hospital tiene un
plazo de quince días para efectuar el protocolo médico
determinado por el Ministerio. En caso de que el médico se
niegue a realizarla –lo cual también está en su derecho–, el
hospital tendrá que encontrar a un médico que lo reemplace.

En 2015, Ovidio González se convirtió en la primera


persona en morir digna y legalmente en Colombia. González
era un hombre de 79 años a quien un cáncer en el rostro le
había robado la mitad de su peso, le había desfigurado la
cara y le producía complicaciones al comer y al hablar, y
quien desde dos años antes había estado solicitando una
eutanasia porque como dijo él, “yo sé para dónde voy y no
quiero ser un guiñapo en una cama”.
La eutanasia en Colombia sigue siendo un tema polémico,
pues quienes estaban en contra de la legalización siguieron
estándolo incluso después de que se aprobara; pero,
aquellos que siempre estuvieron a favor de la muerte digna
ahora tienen opciones legales para evitar terminar
enredados en procesos legales, como le pasó al
protagonista de nuestra historia, Carlos Framb.

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