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Em

EL JUEZ QUE NO DUDABA

pceg,mta se planteó durante el juicio contra dos p=onas que,


en mayo de 1977, liberaron a dos delfines de nariz de botella que ~e
estaban usando con fines experimentales en el Instituto de Biología Mari.-
na de la Univerndad de Hawai. Es una pregunta interesante por varias
razones, y pretendo emplear la mayor parte de la discusión que sigue
en interpretarla, dSÍ como en establecer su relación con alg-unas ot;ras que
ya hemos tratado. No entraré en los detalles del caso real, pero me basa-
ré en el relato que Gavin Daws ofrece de manera muy clara y seria en
su articulo "'Animal Liberation' as Crirñe".'
Kenneth le Vasseur, el primero de los dos hombres en ser juzgado, inten-
tó aferrarse, aconsejado por su abogado, a lo que se denomina una defen-
sa de "preferencia entre males". En principio la ley la permite en caso2
donde un acto, de otra manera censurable, resulta necesario con el fin
de evitar males mayores. Para que una defensa semejante tenga éxito,
el acto tiene que ser -hasta donde alcance el conocimiento de la defen-
!'a- el únic0 modo de impedir un daño o mal inminente y más grave paro.
el defendido o para "otro" .
Le Vasseur, quien había estado al cuidado de los delfines, creía que
su cautividad, en las cundicion€s entonces existentes, ponía realmente en
pcligrn sus vidas.

En la declaración inicial de !a defensa, [su abogado! habló de le


naturaleza excepcional de los d{:lfines como animales; de las malas
y ráp:damente deg:-adantes condiciones fisicas del laboratorio; de
un régimen de castigo -para los delfines, del trabajo excesivo que
suponía, de la disminución de sus raciones alimenticias, del total
aislamiento que soportaban, privados de la compañía de otro --
delfines, incluso del contacto con humanos en el tanque, privados
de todos los juguetes con los que al principio se habían distraído.
UU.t'INI .S. St:.x o ,. llll •l'IA..,

nasta el punto de que l'uka, tras cegarse una y otra vez a partici -
par en \a¡¡ sesiones experimentales, desarrolló conductas autodes-
lructivas sintomáticas de un profundo trastorno, y finalmente se mos a ~nalizar el uso de esta interesante palabra resultan aleccionadoras.
volvió letároir, "com t • A t · ·· Ante todo, existen ciertos precedentes bien fundamentados y realmen -
o·--. osa . n e esta s1tuac1on, Le Vasseur, temien .
do que el desenlace iba .. ser la muene y sabiendo que no había iey te venerables para llamar a los seres no humanos "personas".
a la que acudu, se creyó autorizado, en d-,fensa de los intereses Uno de ellos tiene que ver con las personas de la Sanúsima Trinidad
del bienestar de los dellines, a libe!7.rlos. La liberación no fue un y, sobre todo, con la persona de Dios. Otro es el caso de las "personas
r~bo del cu~ Le Vasseur pretendiera sacar algo en ,beneficio pro- · legales", de las corporaciones tales como ciudades o colegios, que eq ~i -
pio. Pretend1a poner de ,nanifiesto las condiciones del laboratorio., valen a personas para distintos propósitos, tales como demandar o s~r
demandado. Como dice Blackstone, estas "corporaciones o cuerpos polí-
:ero,.¿podí~ ser un delfín ese "otro"? El juez pensó que no. Dijo que ticos se forman y crean por leyes humanas con fines sociales y guber-
el otro tendria que haber sido otra persona, y definió a los delfines como namentales", a diferencia de las "persona.• naturales", que sólo pueden
funa propiedad, no como personas, como una cuestión jurídica. Un del- ser creadas por Dios. La ley, por tanto, si quiere· puede crear personas;
no ~ a ser "otra persona" según el código penal. La defensa inten- no es un simple registro pasivo de la presencia de éstas (como desde
tó descalificar al juez por prejuicios sin llegar a conseguirlo. Solicitó enton- luego dio a entender el juez Doi al convertir su decisión en una cues-
ces acudir a la Corte Federal para reclamar que aplicasen a los delfines tión de derecho y no de hecho). En tercer lugar, y lo que puede parecer
los derechos de la Tercera tnmienda sobre servidumbre involuntaria. Sin más cercano a los delfines, los zoólogos utilizan la palabra para referir-
er.ibargo, el juez Doi rechazó el alegato de la defensa: se a los miembros individuales de un organismo compuesto o colonial,
como es el caso de una medusa o un corál, cada uno de los cuales posee,
Tenemos los delfines, tenemos los orangutanes, los chi~pancés, como señala con acierto el diccionario, "una vida más o menos inde-
los perros, los gatos. No sé dónde está el límite a partir del cual según pendiente".•
usted la inteligencia no es suficiente para considerar que ese anim;,J
No hay nada forzado ni paradójico en estos usos, porque la palabra
o cosa, o como quiera llamarlo, sea un ser humano según el código no significa en origen "ser humano" ni nada parecido. Significa másca-
pen.,l. Declaro que no están bajo el códi.,->o penal y ésta es mi respuesta.•' ra, y su sentido general básico procede del teatro. Las "máscaras• de
una obra de teatro son los personajes que aparecen en ella. Así, citando
_Sobre este extremo que determinó el resultado final del juicio algo pare-
de nuevo el Oxford Dictionary, el vocablo *máscara" significa "papel o per-
cia perfectamente obvio para el juez en el significado de las palabras
sonaje actuado, alguien que interpreta un papel, personaje, relación o
"otro" Y "persona". lQué era> Y, éhasta qué punto resulta obvio oa.ra
·capacidad de actuar, ser que posee dereéhoolegáles,\P"rsona jurídica".
ios d~~ás? En su respuesta. s>.1gicre la posibtlida.::I de que pudiera ser.una
Los dos últimos significados dejan clara la diferencia entre esta idea y
c_uesti~n de inteligencia, sin embar~o. termina por rechazarla. No se nece-
la del ser hamano. No lodos los humanos necesitan ser personas. La pala-
s'.ta, dice, tal consideración. La cuestiór. es bastante si mple; no.hay nece-
bra persona en latín no se aplica a los esclavos, aunque sí se aplica al
sidad de prnebas. La palabra "persona" sólo significa ser humano .
Estado como persona corporativa. Los esclavos no tienen, por así decir,
un papel h~.blado en el drama; no figuran en él; son extras. Existen
\
¿QUÉ SON LAS PERSONAS? otros ej.-mplos interesantes sobre las mujeres. Veamos uno :

Pienso que ésta e · ··


s una op1111on mu y comprensible. ;i unqu e en realid ad Un caso, llevado ante la Corte Suprema de los Estados Unidos
no sea verdad, Y que las complicaciones qu e hall o1mos cua ndo en tra- en la década de 1890, en Virginia, sobre la exclusión de una mujer
del ejercicio del derecho, aunque el estatuto pertinente lo plantea-
ba utilizando el término de "personas". El tribunal argumentó que

,,,
;u,¡ I IH fH "UIH US,J\ 1' 1.f"-"'il t XA '
por supuesto era la Corle Suprema del Estado quien lenia que
vdttaminar si ÚZ paúzbra 'persorui' como st usa (tn tl ~t,ituto) u limita
a los h~mbres, y si se admile que las mujeres practiquen el derecho es el ejemplo del contrato social- es desastroso. Los inte!ectu~ son pro-
en esa comunidad". La cuestión sobre si se debía enlender que pensos a cometer tales errores, por lo que deben lene.- cuidado. Srn e~bar-
las mujeres estaban incluidas en la palabra vptrsona.s" se prolon- go, cuand o no S encon •-amos
u anle casos más _ graves, donde
• la variedad
gó incluso a lo largo del siglo XX. [ . .. [ En un caso de Massachus- es mayor -casos como el aborto, la eutanasia~ el tr~ aado a otr~ espe-
sets de 1931 se negó a las mujeres su elegibilidad para formar par- cies- este tipo de error es todavía más paralizante. Esta es •~ razo~ por
te del jurado, aunque el estatuto afirmara que toda vpersona la que estos casos ayudan de tal manera a elucidar otros_m_as cruciales.
cualificada para votar" era también elegible. La Corte Suprema de Es evidente que, en relación con las mujeres, quienes lm11taron el uso
, Massachussets declaró : ~oe la omi sión de la palabra hombre no del concepto "persona" sentían esta dificultad. No pretend1an negar por
: se puede deducir intención alguna de incluir a las mujeres"S_ completo que las mujeres fueran personas, dad~ que en los_ acto~ d~ la
vida privada las mujeres tenían un papel p~om1~ente. La vida _publica,
sin embargo, era un escenario distinto, cuyas reglas y convenaones las
l;:L DESCUBRIMIENTO DEL VERDADERO DRAMA excluían -a excepción de las reinas- de forma tan absoluta como a los
elefantes O a los ángeles. El hecho de que la vida privada siempre afec-
¿Qué es lo que eslá pasando aquí? No lo entenderemos, creo, a menos te a la pública era una cuestión informal y podía no afectar a esta nor-
que comprendamos hasta qué punto el drama se entreteje en nuestro pen- ma. Es lo mismo que en Roma. donde también está claro que los escl~-
vos realmente tuvieron un papel importante en la vida. En la comedia
samiento, hasta qué punto sus categorias conforman íntimamente nues-
tras ideas. Quienes hablan de este modo tienen una idea clara del dra- griega y romana suelen figurar esclavos ingeniosos, tanto ~om_bres como
mujeres, como personajes centrales, quienes organizan la mtrtga Y apor-
ma que según ellos se está desarrollando a su alrededor. Saben quién se
tan el cerebro del que los mismos héroes o heroínas desafortunadamen-
supone que está dentro y quién está fuera. Se irritan ante cualquier inten-
te carecen. Esto, sin embargo, no implicaba que tuvieran derechos le~-
to de .introducir nuevos personajes. Se inclinan a rechazar tajantemente
les. Las fronteras entre situaciones particulares e instituciones servian
semejantes pretensiones por considerarlas claramente absurdas y para-
para compartimentar el pensamiento y para evitar qu_e las personas se
dójicas. Llegados a este punto, la cuestión de quién es o no una persona
preguntaran sobre los derechos y las condiciones ~e qmenes por lo gene-
parece bastante simple y clara. Bertie Wooster simplemente no es un per-
sonaje C:e Machtth y se acabó. ral no eran tenidos en cuenta en los asuntos cru.c,ales. _ _
Creo que, a este respecto, seria provechoso ahondar un poqmt~ mas
Mi principal objetivo aquí es resaltar que ésta es una actitud demasia-
en los límites aceptados del uso de la palabra persona. ¿Hasta qu~ pon-
do tosca. La pre¡;uat.a es realmeole dificil;~" parece mucho más a ¿q.,ién
to es completo su vinculo con la forma corporalmente humana? iQué
es importanle? que a ¿quién tiene dos piernas? Si preguntáramos ¿quién es
pasa, por ejemplo, coa los seres alienígenas inteiigentes? iPodemos lla-
importante?, descubririamos que necesitamos hacer otras preguntas, empe-
tnarlos personas? Si no es así, entonces cuando en°:emos en contacto ~n
zando por ¿importante para qué? La vida no contiene un solo propósi -
ellos -lo que realmentt es concebible- seguramente necesitemos acunar
to o un solo drama. sino m:,chos y entretejidos. Difcr<'ntes personajes
una nueva palabra que pueda realizar · e 1 tra b aio
· b astante sutil que aho-
.
importan de modos diterentes. Seres que figuran en al¡,'lmos dramas están
ausentes de otros. Es más, podemos tener dife rentes papeles en distin -
tos libretos.
------:------ -~
ra tiene la palabra "per,<cna". Nuestra idea de persona, en el sen«:ido
~a~~!~ni<:~ q_"~ ~e~~i~_:~ ~-: ..~~<...~ª_?:;:s_l~~?,esarro <iota<ÍOde·dii::-
idea de un ser racional, capaz de efeg,r y, por tanto:
Incluso en la vida humana cotidi a na, res ulta fatal ignorarlo . Preten - -- . ••- - -- · ·- ··--- -- ~ -- - --- -------- -· -- ---- ---- al ue s1em-
der reducir todas las relacion es a las prescritas por un único drama -tal rlad,_~ _e Í-~c:_e ~-()1:._ de_! ~sp~o. c¡u~ _t~ ~~~-ul_d.~<:c_li_º _:;_~ ~ d ~ o s-fines
l~•~ s_~ ~eEe~ nsi<!_e.r:': u_11_f~~ en__s, ~''!"º~ no s~l~u-~- -- ~ ____!:_____
de los de más.

I.J )
ª
Debido que esta definición trata solam .
les, no hace men . . al ente de cualidades racion:1.-
cion guna a la fom1a h .
el espíritu que ·subyac · · umana o al origen humano, y Kant consiguió hacer algunos espléndidos a.gumen!os morales qt..e toda .
e en e 11 a no nos perm ·ti - .
los alienigeñas inl 1· . ' na en realidad excluir a vía nos resultan vitales sobre el respeto absoluto que >e debe a todo ser
. e •gentes mas de lo qu . 1 ..
mcorpéreos. Por tanto 1 . r . e exc umamos a los espíritus humano libre y racional. Sin embargo, la deslumbrante y brillante lu z
na", según nuestros a:luasale•mp ,cac10neskmorales de la palabra "persa-
s pnnc1p10s anti d . que aplica en estas situaciones oscurece p o r compl e to los casos inter -
cularse a la palabra d . anos, lo av,a han de vin- medios. Tampoco un ratón es una cosa., por no habla. de los delfin es.
nas. CS. Lewis en un!: po. na~os acuñar para incluir a los alieníge-
. ' escnpoon de un planeta d d h Me pa.ece interesante que, de la misma manera que los tribunales no r-
raaonales distintas I h . . on e ay tres especies teamericanos podían no est.ac muy convencidos cuando defendían qu e
• es ace ulihzar la palab 1,
condición que todos ra nau para referirse a la las mujeres no eran personas, puede que Kant tampoco estuviera con -
comparten y t t · .
en la moralidad d d ' es e emuno es naturalmente básico
e to os ellos.' vencido del todo al decir lo que su teoría realmente suponía, esto e s,
Ahora bien, si la inteligencia es 1 . ~ ~. ~os animales eran cosas. Dice que ... no son conscieotes de si mismos
asunto, no es de extra - rea mente lan importante en este
nar que se produzc . . . y q u e ~ i o s para un fin", siendo esos fines los nues-
preguntamos d.00d . a cierto vert1go cuando nos lros.8 Sin emba.go, no los denomina realmente cosas, ni tampoco des-
e trazar la lmea, ya J · 1· .
tióo de grad D 1 . , que a mte 1genc1a no es una cu es-
o. · ª a casualidad de qu al ·h • . carta sus intereses. De hecho, condena enfáticamente su trato cruel e
neta, entre los cuales s . el I e gunos ab,tantes de nuestro pia- instrumental. No obstante·, como otros muchos humanos que se apegan
do ser mucho más bril; m u¡e~ as ballenas y los delfines, han resulta- a una teoría moral inadecuada, da razones ingeniosas pero poco con -
nos es dific•I b antes e o que se pensaba en el pasado. Todavía
• sa er con segu "dad · vincentes. Dice -lo que no ha dejado de repetirse desde entonces- que
de que nunca lo se n . su ruvel de brillantez. Desde luego, pue- sólo debemos evitar la crueldad porque su empleo contra los animales
tez a . pamos, debido a las diferencias en el tipo de brillan-
puede desembocar en crueldad hacia los humanos, o degradamos, o con-
mos :~p1adtarnapara seres con clases de vida tan diferentes. ¿Cómo pode-
ren os a semejante situación? vertirse en signo de una mala conducta moral.
Esto significa que si conseguimos demostrar, por ejemplo, que des-
cargar nuestro mal humor sobre un perro evitará hacedo sobre nues-
tras familias, o si logramos obtener certificados que demuestren que en
HAY TERRENOS PROPICIOS
general somos gente de firme conducta moral, que no se degrada con
Lo . . facilidad, podremos seguir adelante coa la conciencia tranquila.. Pegarle
. pamer~ que necesitamos es sin duda abandonar la única simple y
ta~ante anlites1s con la nzab • a un perro, si se hace <iebidameme, podria equi"aler a una fomta legíti-
que come a Kanl la antítesis entre oersonas
y cosas. La mayoria d~ los d •- • ma de terapia., como la jardinería, la alfareria o la.espartería. En ningún
....: _ . - argumentos e t\.ar.t Sf: ocupctrun en esta cues-
uon, J m1eniras se caso se tendrían realmente en c..:tnsideración los materiales fisicos .afec-
sutil Las ~antuvc en eUa no necesitó hacer distinciones más
tados, ya que toJos por igual serían sencillaarient~ ubjetos, no sujetos. Y
es. cosas-,;ostiene- se pueden utilizar debidamente como medios
no hay nada degradante en golpear simples objetos.
paraLasconsegui, fin~,s humanos, lo que no se puede hace, con· las perso-
na.L cosas no tienen fi · , A pesar de la espantosa crueldad que los seres humanos muestran hacia
Tratar - la mes propios; no son sujetos, sino objetos. los animales en todo el mundo, no parece probable que nadie los con-
un atro ~I gente como si fueran cosas es explotación y opresión. Es
!iidere consistentemente segú.n esta perspectiva, esto es, como objetos.
Lo . pe o porque, como exclama Kant. "un hombre no es una cosa"
s sen ores venden escla v . 1 b . Los brotes de consideracióo. ~ernura, camaradería e incluso veneca-
súbdit . 1 . os, os go ernantes engañan y manipula n a su s ción. alternan con la crueldad irreflexiva, y parecen conformar la típica
os. os cmpresanos t ar • -
¡- . Al r an a sus secrctanas como parte del mobi - ,,ctitud humana hacia e llos. Y esta ahemancia suele ser muy similar ~n
1ano. abundar,e l . 1
· n e Simp e Y escueto contr<lste presentado aquí,
l'I tntlo que damos a nuestro s congeneres humanos. Así pues. puede
que Csta no sea re alm e nte una actitud que reservemos a las cosas. En rea-

,45
111·:UlNI~ s1-:xo y \rn,W(A.s

lidad has1a la m •smacrue


· Idad cuando es d l"b
I
sus objetos no sean mero b'. f· . e erada, parece requerir que
so 1etos. 1s1cos s· O b "
lo que les están haciend d • mo Jetos capaces de sentir
o, o e responder como . .
del drama. · persona¡es independientes ajenos a las consider..ciones cruciales del argumento y obligados a abor-
darlo de manera forzad.., desde fundamentos que no son realmente cen -
En términos más generales, la defensa de 1 .
como las corridas de toro a c:ua_ al igual que deportes trales. iDeprava necesariamente la crueldad? Enfocándolo así, ésta pare-
listo y de la derrota de u s, ~~ecen depender de la sensación de ser más ce en parte una preg,,nta empírica sobre la facilidad con que la gente se
na v1cllma o conlrin .
capaz de aparecer como o . . cante consc,enre, de un "otro" deprava, y en parte quizás una pregunta estética sobre hasta qué punto
pos,tor en el ¡u ego O d
ge claramente personajes no h · en e I rama. El libreto exi- los actos crueles son necesariamente repugnantes y repelentes.
sus papeles_ Moby D "ck umanos, que pueden representar bien o mal Estos actos ahora parecen estar asimilados a otros que, aunque repe-
1 no es un e>.-tra y 1 . . ·.
crueldad deliberada se : e envi 1ec1m1ento de la propia lentes, no son claramente inmorales, tales como comerse el cuerpo d e
._ gurarnente requiera d l 1 una persona a la que no se ha matado, o contemplar atrúcidades sobr~
raaon al otro_ KEI otroft . e es e e emento de conside-
no stempre es otro ser humano. las que no se tiene control alguno. El lema está más próximo a la por-
nografia que al aborto y a la eu!anasia. En los debates sobre la permisi-
vidad de los años sesenta., hubo realmente momentos de solapamienlú,
JUSTIFICACIONES INDIRECTAS como cuando una galería de arte londinense organizó un lu,ppnúng en
el que se electrocutaron varios peces como parte de un es;:,ectáculo que
Lo degradante que es la crueldad está; d d
tido, y el abogado de Le V: . .· _es e luego, generalmente admi- se intentó prohibir, ante lo cual sus defensores calificaron los ataqu~
damento de una de'ens assleur _ulllizo este reconocimiento como fun- como manifestaciones hipercríticas de una estrechez estética,.
" a a temauva o· · · - 1 .. Se trata de un caso en el que algo paréce haber funcionado mal der -
ción de su cliente como em leado . mgto a atenc1on sobre la situa-
para actuar como hizo al d r P d estatal, lo que le confería autoridad tro del pensamiento. La característica distintiva de los actos de funda-
e,en eral "otro" e mentación puramente estética seguramente debe ser que sus efectos se
dos, cuyos valores sociales q d b 1 . , n este caso 1os Estados Uni-
b h ue a an es1onados con lo 1 limitan a quienes realmente los realizan. Ningún otro ser sensible resul-
a aciendo a los delfines El que se es esta-
que, a los ojos de la ley Ía ar~m;nto fue descartado, sobre la base de ta dañado. Esta e~ la razón por la que, cuando los espectadores los incre·
mientras que I b , crue a con los anim2.les sólo es una ·falta, pan, los libertarios se sienten incómodos. Sin embargo, la crueldad no
. e ro o es un delitC\ mayor_ As - 1 " i genera este tipo de problemas, puesto que la presencia del •otro•, el dam·
males" no consiguió resolverse sati f; • . 1 pues, a pre erencia entre
apareciera como el car ·o m s ac.onamente, de manera que el robo . nificado, es consustancial a P.lla. En nue,tro caso es el delfin, que pare·
no hiciera o!, • . - al g enos grave. Es curioso ql!e este argumento ce ser el "otro"- iPodemos evitar pensar de este modo? iPuede ser que
1ccon guna a tr.,ta,- a I E , U .. la principal objeción a la crueldad sea realmente algo bastante indirec·
o la -wotra " - os stac.os ,11aos como e! "otro"
persona -no hacía h. ..
ca un ser hum mcap1e en que una persona sólo signifi- 1<1. como ocurre con el mal gusto?
ano- Y que, por el contrario s b I fi
de GUe este Kotr ft .d • e asara en a a trmación
más grave contr: sucso::;o;raba que el r~bo representaba un~ ~gr..,sión
Si resulta d Ti •¡ h es que la crue,dac! contra los delfines: CAMBIO MORAL Y LEY
• ICJ acer frente a este Li d
una persona i·nd·v·d 1 . po e argumentos en el caso,de
• ' ua comun t d . 1 . 1..: ley parect: haberl.:i establecido a~. Y al hact"rlo, la ley demuestra encon-
nación ¿Cómo d • o av1a o es más cuando se trata de una
. es e !!Tave el 1 11 1rarse ante un problema muy. común, el que surge cuando la opinión
lado que la op· . . .d I ma que amamos crueldad? Una vez acep -
1n1on e a victin1 . pública esta cambiando. Las pautas legales no son completamente inde·
infractor o alguna a no cue nta, que so lo recibe daño el
corporación de la que forma parte. acaba mos siendo ¡1<·11rlientes d e las morales. Parten de ellas y cristalizan de manera que
,·,presen ciertas percepciones morales . Cuando estas percepciones cam·
1 -16
l,i :111 con la su ficiente intensidad, también cambia la ley. A menudo, sin
Ü:.S UN Ot.u·IN U :-J., l"f.KSO NA!
embargo, se producen sacudidas y discre pancias, porque el ritmo dd
cambio_es ~iferente. Las m,evas percepciones morales requieren que se
rompan cristales y se reformen, y e ste proceso lle.va su tiempo. Los cam - La pregunta es ¿por qué tiene que ser tan importante este tipo ~e in~-
bios de este tipo han alterado en repelidas ocasiones las reglas que ro- ligencia, y por qué tiene que determinar los límites de nues~ •~quie-
dean la cuestión esencial que ahora nos interesa: la taja nte división d e i tud moral? Solemos asumir que sólo podemos contraer obligac1ones
mundo entre personas y propiedades. Las actitudes cambiantes hacia la con seres capaces de hablar. Y no está completamente claro por qué r_en -
esclavitud constituyen un ejemplo crucial, sobre el cual volveremos eme- samos así. Ec un nivel sencillo, Benth~y se.s:!;rarn~nte esta~n 1~ c1e~
guida. Sin embargo, antes merece la pena destacar que un sencillo des- to : "La re nta no es¿ utdm hablar? Tam oco, tpuetÚn onar. , smc
cubrimiento fáctico también puede resultar importante. ipue n sufrir?•.9 Con lo~ clúmpancés, gorilas y delfines, sin embarge ,
Cuando nuestra civilizaci:in desarrolló la interpretación sobre la fron - e ~ a!iora mayor, porque se les ha es~o intentado enseñas,
tera entre las especies que hoy en día todavía defiende, simplemente al parecer cc,n cierto éxito, algunos tipos de lenguaJe. Este proyecto podría
se desconocían los animales no humanos más desarrollados. Aparte de habernos enseñado mucho sobre las nuevas categorías que necesitamos
la leyenda, se consideraba que las ballenas y los delfines no eran más en nuestro intento de clasificar·a los seres con mayor sutileza. Por d~-
que peces. Los grandes simios no fueron descubiertos hasta el siglo XVIII gracia, sin embargo, se ha visto oscurecido en gran medida por la -~ o -
Y no se ha tenido conocimiento real de su modo de vida hasta las últi- sa negati·va de algunas r "'""'°nas
--- que siguen empleando estas . dos wucas
- te
mas décadas. Sobre ias criaturas más conocidas la ignorancia tambifo categorías, y que consideran que todo el proyecto no es mas que un tn n -
era generalizada, al tiempo que los datos disponibles se negaban de to ilícito de pasar contrabando de la una a la otra. _
manera irreflexiva; no se conocía o no se creía en su sociabilidad. La Esta reacción es extremadamente inter=te. ¿Cuál es la amenaza :
Resulta muy poco probable que 1os suwos · - y ce táceos articulados tome,
tradición intelectual oficial de nuestra cultura nunca esperó verse obli-
gada a sutilizar esta tosca, extrema y oscura dicotomía entre el hombre el poder. Lo que podría ocurrir, sin embargo, es que nos sea mue~~
Y la bestia. A pesar de los esfuerzos de muchos pensadores, desde Plu- más dificil excluirlos de consideraciones morales. En concreto, su u~ 1
tarco a Montaigne y desde Blake aJohn Stnart Mili, no desarrolló otras zación como sujetos experimentales podria comenzar a ser muy dife -
categorías. rente. ¿Es plausible seguir defendiendo la frontera sobr~ la base de un
rechazo férreo e inquebrantable a admitir que esos animales pueden
En realidad, si uno¡ i;eres ali,mígenas aterrizan mañana, juristas, filó-
sofos y científicos sociales tendrían que ponerse a pensar rápidamente . hablar?
No creo en los alienígenas, pero son parte del mobiliario imaginativo
de nuestra época, y es legítimo utilizarlos para i.acamos de nuestro letar-
EL SIGNIFICADO DE LA CONFRATERNIDAD ~ r ,- - _C&P·,.;,1
il\O ~
go dogmático . La ciencia ficción, aunque .a veces resulte útil, a menndc
ha desviado sobremanera el problema al representar a sus extraterrestres
Es comprensible que la gente lo haya creí<lc así, p,-.r.> seguramente é~"
como científicos con antenas verdes -seres cuya ~inteligenda" es de u n
110 sea el problema. Lo que convierte a las criaturas en nuestros p_ro1 1-
tipo que instantáneamente seria aceptada por el Instituto de Te'<;nología
mos, lo que las hace merecedoras del respeto básico, no es la capaa~ad
de Massachussets, evidentemente sólo un poco mayor que la suya-. Pues-
intelectual, sino la confraternidad emocional Y si preguntamos cuales
to que ni los delfines ni los gorilas escriben tesis doctorales, esto nos s~gui-
sm• los pode~que pueden propiciar una posición m~ elevada., acer-
ria eximiendo en cuanto a las criaturas terrestres no humanas. Podríamos
cando a algunas criaturas al t;tivel de respeto que se debe ~ -los huma-
seguir definiendo a las " personas" y sus derechos según e ste tipo d e
nos. lo que parece·más relevante es la sensibilidad, la comple11dad social
inteligencia, y con toda tranquilidad continuar enve ne nando a las p a lo -
.
v e mocional del tipo que se manifiestan en el establ ec1m1en
· - t o de re(;;..
.
mas del parque cuando lo ~rea mas ne cesario .
·
t·iones profundas, delicadas y duraderas. El d on d e ·mu·tar c,e
· rtas .aputu
. ·
d l's inte le ctuales importantes para 1os h umanos es sm · duda un md,ca-

'4 9
dar de c,10, pero puede no ser central. Ya sabemos que los simios y los
delfines tienen este tipo de complejidad social y emocional.
década de 1850, a lo largo del ferrocarril Submarino , a veces
Si preguntamos cuáles son los elementos centrales de las "personas•
ocurría que los jurados se negaban a condenar a la.s persona.s acu •
para que las consideremos dignas de consideración moral, pienso que
sadas de liberar subrepticiamente esclavos. Ésta íue la da.se de rei •
podemos dar al¡:una respuesta comparando las pretensiones de estas cria-
vindicación que Le Vasseur y Sipman estaban buscando. (... f No
turas sodales sensibles con las d~ un ordenador de última generación,
se consideraban criminales. De hecho a.sumieron la idea de que,
pro~ado par~_que ,ea merecedor de ser llamado "inteligente", según
si habia un crimen, era el de retener delfines -criatura.s inteligen-
el polem1co uso de nuestros días, y que evidentemente sea capaz de
tes y muy conscientes, sin antecedente criminal alguno- confiil~.-
ejecutar cálculos imposibles para los seres humanos. Un ordenador seme-
dos en solitario, en diminutos tanques de hormigón construido,
jant\~º p_erturb: nuestro sueño con reclamación moral alguna, por
con el fin de realizar repetidos experimentos, para toda su vida".'º
"_'UY mteli~~nle que llegue a ser, a menos que a la larga se tome cons-
ciente, senSttivo y dotado de emodones.
Si retomamos por un momenlo a los seres alienígenos y pensamos en
Si se llegara a esta situación, tendríamos un problema serio de "fran-
"''ª'~'-
...-,...,.. ,o" -a muchos creadores de monstruos de nuestros días les gus-
ke._ la idea de que sus representantes más inteligentes pudier..n tener dere-
cho a retener en esas condiciones a un visitante humano, con indeper~-
laria con~olar la extraordinaria impaciencia con la que Frankens-
dencia de su estupidez, incluso aquellos de nosotros menos partidario:
tein dmg,o sus investigaciones hasta desembocar en este desastre-. Pese
de los astronautas podríamos comenzar a considerar lo que Le Vasseur
a todo, los que en el momento actual hacen hincapié en la inteligencia
y Sipman estaban defendiendo. Es algo que seguramente no se pued e
d~ los ordenadores no ven razón alguna para querer llamarlos personas,
rechazar simplemente atrincherando la-ley en la definición de la pala-
ru para considerarlos miembros de una comunidad moral. Sólo el habla,
bra "persona". Necesitamos nuevas ideas, nuevos conceptos )' nueva...
P_~r tanto, no seria suficiente para que los simios consiguieran esta posi-
palabras, no sólo, naturalmente, sobre los animales sino también sobre
"'.º~·Lo que está en cuestión es el hecho ya evidente, y que el habla impe-
toda nuestra relación con el mundo no humano. No estarnos menos capa-
dina finalmente negar, de que perciben lo que les ocurre, de que son seres
sociales muy sensibles. ci¡ados que las personas de la década de 1850, de manera que deberi~-
m6s emprender la tarea.
Pie11s0 que est.a.3 considt!raciones no son únicamente cosa de excén-
tricas o ex!cen:.isQS. Hoy en día parecen bien extendidas, y probable-
mente se nos ocurran en ocasiones a todos nosotros, a pesar de lo inde-
cisos que estemos respecto de qué hacer con ellas. Si es así, y si la ley
realrr.ente no le: co:icede importancia alguna. entonces p~ece c¡ue hemos
llegado a un punto en el cual la ley ha de ser modific-;;d;._ pues escui-
daliz.a a la moralidad. Hay un claro precedent_e, al que los libertadores
de delfines trataron de apelar:

Cuando sacamos a los delfines de los tanques, dejamos un men-


saje que identificaba a los liberadores como el "Ferrocarril Sub-
marino" ( Undersea Railroad), una rr fercncia al ferrocarril Subma•
rino, la red de libertadores de e sclavos montada por los
abolicionistas de la época justo anterior a la Guerra Civil. En la
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