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EL LUGAR DEL SER HUMANO EN EL

MUNDO

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¿SABÍAS QUE NO ES LO MISMO SER HUMANO QUE SER PERSONA?

Las personas no son necesariamente individuos humanos. Ni los individuos


humanos han sido considerados siempre como personas. Tampoco puede
decirse que la pertenencia a la especie humana en cualquier época y lugar
debiera ser considerada como la condición necesaria y suficiente para dar
lugar al derecho a ser tratado como una persona. Para explicar todo esto es
necesario definir bien los términos.
El término «individuo» identifica a aquello que no se puede dividir. Un
individuo es una unidad elemental de un sistema mayor o más complejo.
Respecto de dicho sistema no tiene sentido algo menor que un individuo.
Por ejemplo, respecto de una sociedad humana no tiene sentido algo menor
que una persona singular, porque la persona es lo menos que puede
pertenecer a la sociedad; no tiene sentido decir que una parte de esa persona
(sus sentimientos, sus pensamientos, etc., expresados mediante su voz, su
mirada…) pertenece a esa sociedad. Pues con el individuo y la especie
ocurre igual: el individuo biológico completo pertenece a la especie y no
sus partes (sus brazos, sus piernas, su cerebro… no son miembros de la
especie). En ciencias naturales (en la biología) se denomina «especie» (del
latín species) a cada uno de los grupos en que se dividen los géneros. No
hay una sola definición de especie, sino dos: a) definición biológica, según
la cual se trata de un grupo de poblaciones naturales, genéticamente
similares, interfértiles y aisladas reproductivamente; b) definición evolutiva,
también biológica y compatible con la anterior, según la cual son especies
aquellos grupos de individuos que evolucionaron separadamente de otros y
se mantienen como una unidad resistiendo a las mismas presiones con los
mismos recursos que su dotación natural les proporciona.
Con respecto al término «persona» en el Diccionario de la Real
Academia aparecen las siguientes entradas: 1. f. Individuo de la especie
humana. 2. f. Hombre o mujer cuyo nombre se ignora o se omite. 3. f.
Hombre o mujer distinguidos en la vida pública. 4. f. Hombre o mujer de
prendas, capacidad, disposición y prudencia. 5. f. Personaje que toma parte
en la acción de una obra literaria. 6. f. Der. Sujeto de derecho. 7. f Fil.
Supuesto inteligente. 8. f. Gram. Accidente gramatical propio del verbo y
de algunos elementos pronominales, que se refiere a los distintos
participantes implicados en el acto comunicativo. 9. f. Gram. Nombre
sustantivo relacionado mediata o inmediatamente con la acción del verbo.
10. f. Rel. En la doctrina cristiana, el Padre, el Hijo o el Espíritu Santo,
consideradas tres personas distintas con una misma esencia.
En lo concerniente a su origen etimológico, Franz Altheim, después de
comparar en etrusco Persius, -inius, -anius, el gentilicio Personnius y el
topónimo Perusia, llega a la conclusión de que la palabra
etrusca phersu (φersu) procede del griego Persephóne (περσεφόνη), que
designaría originariamente en etrusco la personificación de una diosa del
inframundo que guiaba a las almas al Hades. Persona en latín significaría
‘pequeño phersu’, ‘máscara’ como parte del disfraz que se utilizaba para el
teatro. Es decir: «persona», en principio, tiene que ver con representar un
papel.
El retorno de Persephone, de Frederic Leighton (1830-1896)

La palabra adquirió una gran importancia en el derecho romano, en sus


leyes. Los romanos, a pesar de su crueldad en muchos aspectos,
propusieron por primera vez un principio fundamental que hoy se considera
esencial para la libertad de los individuos: la presunción de inocencia,
formulada en la expresión in dubio, pro reo (en caso de duda, a favor del
procesado). Es quien acusa quien debe probar la culpabilidad del acusado y
no el acusado quien ha de probar su inocencia. No obstante, tal principio
solo se aplicaba enteramente a las personas. Durante la Edad Media, este
principio se perdió durante bastante tiempo y en muchos lugares de Europa.
El caso de las acusaciones ante la Santa Inquisición es el más conocido,
pero no es el único. La cuestión de la persona dio lugar en el derecho a unas
tipificaciones de seres humanos en la República y el Imperio romanos: la
primera, que es la más extensa en número de afectados, distinguía los
esclavos y las personas libres (parte de algunas diferencias en detalle, todos
los esclavos tienen en derecho, poco más o menos, la misma condición. Las
personas libres, por el contrario, se subdividen por una parte en ciudadanos
y no ciudadanos); la segunda división se aplica a las personas consideradas
en la familia. Las unas son alieni juris, o sometidas a la autoridad de un
jefe; las otras, sui juris, dependiendo de sí mismas.
¿Quién era una persona entre todos estos seres humanos? Pues quien era
libre, ciudadano y jefe de familia (paterfamilias). Esclavos, extranjeros,
niños y mujeres no eran personas, aunque eso no significa que estuvieran
desprotegidos frente a la ley. Lo que significa es que no podían hacer valer
sus derechos por sí mismos, sino a través de otro ser humano que sí lo era.
Con el tiempo aparecerá la distinción entre persona natural (o física) y
persona jurídica, que toma en el derecho romano parte de su fundamento.
Las personas jurídicas no pueden actuar por sí mismas en la vida jurídica ya
que les falta el sustrato material necesario para ello, debiendo hacerlo por
medio de sus órganos, integrados por personas físicas, a través de los cuales
actúan para la consecución del fin que pretenden. La estructura interna de
las personas jurídicas varía de unas a otras según el tipo de que se trate.
La persona física se extingue con su muerte mientras que la persona
jurídica se extingue con su disolución y liquidación. Estas son las causas de
extinción de la persona jurídica: a) por expiración del plazo establecido para
funcionar legalmente; b) por haber realizado el fin para el que se constituyó
la persona jurídica o c) por ser imposible ya aplicar al fin de que se trate la
actividad y los medios de que disponían. El Estado es la personalidad
jurídica más importante pero hay muchas más. Toda persona física en plena
posesión de sus facultades, cuando cumple la mayoría de edad, es
enteramente una persona jurídica.

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¿CÓMO DEBERÍA TOMARME LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN?

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