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De la cuna al ataúd por una camiseta

El fútbol se ha convertido en un campo de batalla, donde llamamos amor por un escudo a


estar dispuestos a matar, pelear o perder la vida defendiendo unos colores.

Esta historia de violencia no es un cuento de ayer, como todo en la historia se remonta de


mucho tiempo atrás, trasladándonos al Reino Unido, donde encontramos a los Hooligans,
que se definen como los aficionados más agresivos del planeta y quienes pudieron ser los
fundadores de lo que llamamos hoy en día ‘Barras Bravas’ esos típicos grupos o pandillas,
amantes a un equipo de fútbol quienes no les importa generar actos vandálicos por
defender una ideología deportiva.

Esta problemática se expande por el mundo entero, ejemplos claros vemos en varios países
como en Francia con los Ultras, en la Argentina, La 12, los Ultra Bad Boys de Serbia, etc.
Existen muchas Barras Bravas en el mundo que son consideradas las más peligrosas del
mundo, pero en nos enfocaremos en Colombia, donde como todo país, también nos
asesinamos por un balón.

La historia de Colombia siempre ha estado manchada de sangre y el fútbol no puede


quedarse atrás, pues en nuestro país existen rivalidades enormes en la cancha, pero la
afición lleva esta rivalidad fuera de ellas, varios equipos son los que cuentan con barras
bravas muy peligrosas; tenemos muchos ejemplos claros, pero nos enfocaremos en tres
puntualmente, uno de ellos es la rivalidad entre América de Cali con Barón Rojo Sur y el
Deportivo Cali con Frente Radical Verdiblanco, en Medellín encontramos otra rivalidad
grande entre barras, como Los del Sur, de Atlético Nacional y la Rexixtenxia Norte quienes
apoyan a Independiente Medellín, y por último, pero no menos importante en la capital
colombiana esta existe una fuerte rivalidad como lo son Los Comandos Azules, quienes
apoyan a Millonarios y La Guardia Albi-Roja quienes apoyan a Independiente Santa Fe.

Estos son claros ejemplos de las rivalidades más notorias entre barras bravas y entre
clásicos de ciudades relevantes de Colombia, sin embargo, esto no limita que entre barras
bravas de diferentes localidades geográficas del país no se enfrenten, pues también existen
rivalidades fuera de los clásicos locales; al adentrarnos un poco más en estas bandas,
encontramos que muchos son jóvenes que no superan los 25 años, quienes no les importa
matar o morir por una camiseta, por una pasión y es aquí donde nace una pregunta ¿Esto
es el verdadero amor? Tener la pasión para poder derramar sangre propia o de otros por un
equipo.

Esta problemática no solo afecta a las personas involucradas, sino a las familias de estos
individuos y a las personas del común, quienes han sido víctimas de brutales golpizas o
incluso perdiendo su vida, solo por llevar la camiseta de su equipo favorito, o personas que
se ven afectadas por batallas campales que producen estas bandas al encontrarse: ¿Peleas
absurdas? ¿Una problemática sin fin? Como hablamos desde el principio este es un
problema que lleva décadas y no se le ve final, el futbol no tendrá final y mucho menos sus
barras bravas, la esférica siempre correrá en el césped pero manchada de sangre.

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