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Vi un twit en la cuenta de la comisión de la verdad en su cuenta de twitter en donde decía “si

hiciéramos un minuto de silencio por cada victima del conflicto armado en Colombia, tendríamos
que estar en silencio durante 17 años”.

Estamos hablando de acerca de 9 millones de personas, lo cual estaríamos hablando del 18% de la
población colombiana, 9 millones de personas es casi toda la región del caribe, son 3 millones más
que la población que hay en Antioquia, es casi 3 veces la población del valle del cauca, 9 millones
de personas es la población que hay en países como Hungría y suiza, es 3 veces más que la
población de Uruguay, es mucha pero muchísima gente.

Son 7.100.000 personas desplazadas, cerca de 1 millón de homicidios, más de 200.000


desaparecidos, mas de 10.000 personas torturadas, mas de 30.000 secuestros, esas cifras son mas
que las personas desaparecidas durante las dictaduras de chile o argentina.

El 9 de abril es un día donde quizás un civil del común “privilegiado” puede tenerla en cuenta o al
menos pensar en esta problemática nacional, el 9 de abril es el día nacional de la sororidad con las
victimas del conflicto, un día para hacer memoria sobre los estragos de la guerra, un día para
relacionarlos con la lucha de millones de víctimas en el país que siguen esperando justicia, verdad
y reparación.

Por los miles de madres que aun hacen filas en la fiscalía llevando entre sus manos la foto de sus
hijas e hijos desaparecidos, por los niños y niñas que crecieron sin su padre o sin madre o sin
ninguno de los dos por causa de la guerra, son muchos los esfuerzos que hacen organizaciones,
lideres y lideresas y hasta las propias víctimas por la dignidad de aquellos que han sufrido el flagelo
de la violencia.

Aun así, son muchos de estos esfuerzos son disminuidos por la creciente avanzada de la violencia
en el territorio colombiano en los últimos años, hay regiones en donde el conflicto lejos de
desaparecer se ha expandido.

Disputas de grupos armados, narcotráfico, guerrilla, paramitalismo, la misma dinámica de décadas


de violencia en donde personas inocentes siguen cayendo en medio del fuego cruzado,
campesinos y campesinas, mujeres, lideres y lideresas, niños y niñas, indígenas y la lista es
enorme.

En tan solo 2021 según cifras de la ONU hubo casi 60.000 personas que se vieron obligadas a salir
de sus tierras huyendo de enfrentamientos armados, esto representa el mayor numero de
desplazamientos en casi una década, se habla de mas de 40.000 entre 50.000 personas
confinadas, es decir que no pueden movilizarse dentro de su territorio por el miedo de caer en
medio del fuego cruzado.

No se veían cifras así desde el 2011, ahora agreguemos a todo esto el contexto de la crisis social
por la pandemia.

Colombia es sin duda un país de sueños aplazados, cuanto tiempo no llevamos persiguiendo el
ideario de la paz y de la disputa solo en el seno de la democracia y el respeto por la vida.

Es curioso ver como casi medio siglo después de miles de muertes no haya sido suficientes para
entender que la guerra no le va entregar prosperidad a nadie en nuestro país, perece que lo será
entendido cuando ya no queden manos que sepan trabajar la tierra, cuando no quede nadie que
cuide los bosques, nadie que proteja los ríos y las montañas, cuando no haya niños jugando en las
calles, cuando ya no quede nadie, solo las balas ¿Qué van a comer? ¿a quien van a amar? ¿a quien
van a ver sonreír? ¿Qué fosa común llegaremos a ser?

¿Será este un futuro país, un amasijo de fusiles y sangre, un enorme cementerio en donde no
habrá nadie que llore la ausencia del otro porque todos estarán ausentes…?

Al investigar sobre el conflicto armado para este ensayo, solo veía cifras incontables e inexactas,
fotografías que muestran un poco de la realidad que esta guerra que se sigue conllevando y más
de un discurso político que solo usa las cifras de víctimas como un pequeño adorno, en medio de
toda una información que muestra un sola parte de una vivencia tan cruda que existe en la
realidad del país, encontré entre todo eso tan oscuro, encontré lo que le da un poco de color a lo
vacía e injusta que puede llegar a ser la vida, ENCONTRE ARTE

Encontré 3 maravillosas obras de arte sobre el conflicto armado, la primera fue “Quimeras” por
Wilson Díaz, la cual hace un recorrido visual a través de una enorme colección de discos de vinilo
cuyas portadas cuentan la historia del conflicto armado colombiano, en donde se permite
visualizar la forma en que, en las disqueras, grupos económicos e incluso industrias culturales han
facilitado los discursos sobre enemigos políticos, la defensa de la soberanía y la lucha por la
nacionalidad.

La segunda es “El Testigo” por Jesús Abad colorado, el cual expone una muestra análoga que
recorre las memorias del conflicto armado colombiano, invitando a la responsabilidad colectiva de
una historia dolorosa que ha atravesado el país, el cual tiene un mensaje de fomentar la esperanza
en la reconciliación.

La tercera y una de mis favoritas es “Fragmentos” por Doris salcedo, que junto a un grupo de
mujeres que fueron víctimas de violencia sexual por parte de diferentes actores del conflicto
armado, en donde plasmaron sus historias, sus miedos y sus esperanzas de un futuro sin violencia
en un monumento en un espacio del Ministerio de Cultura, la cual, se construyó con 37 toneladas
de armas que entregaron las farc.

Se me hace hermoso que artistas colombianos enfoquen su arte a darle voz a los mismos que el
estado calla, demuestran esa parte de colombianos y colombianas que buscamos un cambio a
toda la historia sangrienta que se sigue llevando actualmente en el territorio colombiano.

Pero lamentable mente el conflicto armado actualmente en Colombia desata uno y mas
problemas sociales de gran impacto, , la precariedad, la falta de educación, la pobreza absoluta, la
falta de atención hospitalaria, la falta de ayuda humanitaria a emigrantes, la falta de oferta
laboral, la falta de servicios básicos, la falta de alimento, la inflación, la falta de abono para la
siembra, la falta de vivienda digna, la desigualdad racial, salarial y de genero es uno y miles
problemas más que desatan y son vigente en el panorama del estado colombiano.

Aunque los colombianos y colombianas cada son mas los que se suman al querer empezar un
cambio para el país, aun falta mucha mas conciencia y ese matiz de empatía social hacia la
realidad de Colombia. La razón por la que veo que es posible que después de 50 años de conflicto
armado los colombianos del común se continúan matando entre ellos es por la idiosincrasia del
colombiano.

Como mencione anterior mente, el conflicto armado desata uno y mil problemas sociales mas en
la sociedad, en donde las victimas solo buscan el fin que tiene cada ser humano en este mundo
materializado SOBREVIVIR, donde la única opción que le quedan en un país que siempre se le a
respondido a la violencia con mas violencia es esa misma, la violencia. Donde ni el estado y en
ocasiones el mismo pueblo no se escucha entre ellos.

El pueblo tiene hambre escuchan y ellos no conocen lo que es el hambre, el pueblo tiene hambre
dicen y entre ellos son los que siguen generando mas hambre. Colombia un país con una riqueza
de fauna y flora y una exquisita cultura, que a sido quebrantada por sangre y coca y el oscuro
pecado de la corrupción, un país que tanto sus gobernantes como sus dirigentes sigue cayendo en
las raíces del mismo circulo vicioso de la violencia, en donde en ocasiones no es existente tener la
opción de rebuscar con algo más.

Como colombiana que soy, espero que algún día colombiano y colombianas que aun tiene una
vista muy segada desde su “ventana” dejen de ver las cifras como solo cifras, que empecemos a
ver la triste y cruda realidad, a exigir acciones reales de reparación para las víctimas.

Por que seguimos sin olvidar a los 6.402 jóvenes víctimas de ejecución extra judiciales a mano del
estado colombiano y del paramilitarismo. Seguimos sin olvidar a las niñas, a las jóvenes, adultas,
mujeres, madres, mujeres trans, campesinas, indígenas y negras victimas de violencia sexual y
física en el marco del conflicto armado. Seguimos sin olvidar a los mas de 50 lideres y lideresas
asesinadas y asesinados en lo que a transcurrido el 2022. Y es por esto y mucho mas que es y
seguirá siendo necesario exigir el cumplimiento de los puntos de acuerdo de paz y más exigiendo
la no remivictacion de todas aquellas victimas de las violencias ejercidas en el marco del conflicto
armado colombiano.

Recordemos que, aunque no seamos parte del problema o no nos afecte directamente a nosotros,
no significa que no les afecte a otros, y que no deje de ser eso, un problema. ¡¡¡Porque en el
estado colombiano nos están matando y nos están oyendo mas no escuchando!!!

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