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El Clóset de Saltillo: todos adentro en el estado de avanzada.

Glenda Prado Cabrera

Noche del sábado en el Salamandra, el antro gay de moda en Saltillo, como ya se ha


vuelto costumbre desde hace unos meses, el lugar se encuentra a reventar no sólo de
gente local sino de otras partes, principalmente Monterrey, en donde la violencia ha ido
alejando las posibilidades de diversión.
Después de las once el estacionamiento y la entrada al lugar se convierten en una amplia
pasarela y un panorama de lo que es la diversidad en esta urbe norestense..
Se ven parejas de lesbianas, hombres maduros con jovencitos, mujeres heteros con sus
amigos gays, vaqueros enfundados en apretados jeans y camisas de cuadros,
quinceañeros con credenciales falsas, transexuales y travestis llegadas de trabajar en los
cruceros o que apenas estrenan tacones, grupos de “compadres” llegados de la carne
asada y de huir de las esposas jurando ser muy machos y solo ir de curiosos; para la una
de la mañana esta masa heterogénea repleta el antro y sigue haciendo largas colas para
entrar; mientras allá afuera de repente aparecen camionetas negras que discretamente
van a estacionarse en la parte de atrás, y de las que se prefiere no hablar.
Todos ellos, en su gran mayoría reflejan un fenómeno común desde hace años en la
capital coahuilense, y que se mantiene a pesar de los avances alcanzados en materia
legislativa y de derechos humanos; el clóset de Saltillo.
Y es que el comentario más común que se escucha entre quienes ven llegar a los
noctámbulos, es que la noche del fin de semana le dan rienda suelta a sus instintos y
pecados, y a la mañana siguiente muy modosos irán a comulgar a Catedral a la misa de
doce; en compañía de sus novias, sus esposas y sus hijos, dejando encerrados por siete
días sus otras personalidades; la peluca, el vestido, la camiseta ajustada, el amante, bajo
siete llaves guardadas en un privado oculto del escritorio en la oficina, al lado de la
estampida de San Judas y el Sagrado Corazón.
Esta dicotomía(que con rasgos propios también se ve en otras ciudades del país como
Monterrey, Querétaro, Guadalajara, Morelia o Colima), también es palpable en otro
rumbo de la ciudad, La Alameda, que se anuncia en los folletos turísticos como una de
las más grandes de la república y también de las más bellas, pero que omite y calla
(como muchas cosas en esta sociedad) que desde años antes de los cambios en las leyes
y los antros, era el sitio por excelencia para el ligue tanto de día como de noche..
A pesar de las campañas del municipio para volverlo un paseo “familiar”, es común
encontrar grupos de gays sentados platicando en las bancas al lado de estudiantes,
empleados, turistas, vendedores ambulantes y policías que los miran con indiferencia; el
mismo panorama pero mas desinhibido se observa en la madrugada con el desfile de
lujosos autos dando vueltas en busca de jovencitos y adolescentes que no tienen
problema en señalar que talonean por unos pesos a veces hasta las cuatro o cinco de la
mañana.
Otro sitio de reunión al caer la tarde es la Plaza de Armas contra esquina de Palacio de
Gobierno; ahí junto a bohemios, zapatistas, jubilados, burócratas y hermanos de religión
el joteo es cosa común entre los muchachos que sin ningún temor platican, gritan,
corren y presumen sus conquistas desde las primeras horas de la tarde hasta muy noche,
cuando se mueven hacia la ya citada Alameda a “trabajar”.
Ante esta libertad,(en 2000 se realizo el segundo foro de diversidad en el gimnasio
municipal y en aquel tiempo las vestidas que asistieron no podían salir ni siquiera a
comprar un refresco enfrente porque las levantaba la policía) se vuelve más
contradictorio el tema del clóset; y uno se pregunta, ¿Por qué se mantiene esto a pesar
de que todo indica que los tiempos de represión ya quedaron atrás?, siendo la mejor
prueba de ello es aquella anécdota de que tras aprobarse el pacto de solidaridad(febrero
de 1987) era común escuchar a los elementos de la policía municipal que al ver una
pareja les o gay besándose ya no la detenían porque no sabían que hacer, y tenían temor
de ser ellos los sancionados.
En contraste el que siendo la única entidad fuera del DF con un instrumento jurídico de
unión civil como es el Pacto de Solidaridad, la mayor parte de quienes lo han utilizado
son parejas heterosexuales o gays de otras entidades(según declaraciones de la
encargada del registro civil coahuilense Sandra Luz Rodríguez Wong en una reciente
entrevista).
Para activistas como Carlos Llamas, dirigente de la AC Jóvenes Prevenidos y Noé
Leonardo Ruiz de Comunidad San Elredo, aún existen muchos miedos entre el colectivo
que años de represión e intolerancia les impiden superar;(En la primera marcha gay
realizada en junio del 2010 solo acudieron 80 personas y ninguna travesti o trans) y
junto con ello siguen pendientes campañas más intensas de concientización no sólo
entre ellos sino en la sociedad en general que de a conocer que las épocas de razias y
campañas de prensa homofóbicas han quedado atrás, este es uno de los temas que para
el activismo saltillense aún está por resolverse y sobre el que continuamente hacen
hincapié ante las autoridades estatales y municipales sin que hasta el momento haya
mucho eco(Al contrario, tras la salida del exgobernador Humberto Moreira, los recursos
para la Oficina de igualdad y combate a la discriminación disminuyeron sensiblemente
aunque cuenta con módulos en los 32 municipios de la entidad, las pocas campañas
realizadas para concientizar a la sociedad en escuelas parecen no tener mucho efecto
entre los sectores .vulnerables como es el lgbt que mantiene un perfil muy bajo en
instancias públicas y privadas tratando en ocasiones de pasar desapercibidos y que no se
den cuenta de su diversidad por temor a burlas o agresiones verbales).
“El closet siempre ha existido”, señala Leonardo Ruiz, “se ha utilizado por años para
guardar las apariencias ya que muchos gays son casados y tienen hijos”, sin embargo
acepta que de 15 años a la fecha esto se ha ido modificando un poco, y más con los
recientes cambios en las leyes.
“Ahorita muchos ya están saliendo y retomando la vida en el ambiente porque existe
más apertura aunque aún se da el miedo al rechazo social”, y recalca que este fenómeno
de es más común entre la gente joven, quienes lo hacen imitando a quienes les han
precedido y que enfrentaron tiempos mucho más difíciles.
A esto también ha beneficiado un detalle que vuelve a Saltillo única en su tipo en casi
todo México, cuenta con un obispo de avanzada surgido de la escuela de Méndez Arceo
y Samuel Ruiz con quien colaboro durante años en la diócesis de San Cristóbal, Don
Raúl Vera, que desde su llegada hace una década, (exiliado por el Vaticano a una zona
donde aparentemente no causaría mayor revuelo por sus características sociales)
impulso una serie de proyectos e iniciativas desde la iglesia en apoyo a los grupos
marginales, entre ellos el lgbt, y que dio lugar al grupo de Comunidad San Elredo como
una forma de integrar a este colectivo, no manteniéndolos en la oscuridad o la
penumbra, sino ahora si que “sacándolos” del clóset como parte activa de la grey
católica de Coahuila(Con todo y la virulenta campaña en su contra de los grupos más
conservadores y incluso de algunos párrocos que al principio se oponían a la entrada del
grupo a sus templos); la pregunta que se hacen muchos dentro y fuera del obispado es,
¿Qué pasara cuando Don Raúl se vaya con todos estos avances?, hasta el momento la
respuesta sigue en el aire.
Y es que como expresa el cineasta coahuilense Alfredo Galindo con años de residencia
en esta capital, el conservadurismo va de la mano con el clóset porque ya forma parte de
la vida y costumbres mucho más allá de la cuestión gay con un fuerte arraigo que choca
con los cambios que han llegado desde las cúpulas políticas o religiosas.
“Yo diría que mas que reservarse a los homosexuales como se piensa, envuelve toda
una comunidad que se mueve tras una fachada de vidas intachables, pero que por otro
lado estando casados son infieles”.
Califica esto como un juego entre la doble moral y la corrupción, entre lo público y lo
privado, manteniéndose dentro de una falsa vocación católica que supuestamente
respetan, todo lo cual finalmente es una gran mentira.
Otros a decir de una pareja entrevistada, Dalia González y María José Mejía siguen
teniendo temor de salir porque tienen una predisposición a que los heterosexuales los
vayan a señalar. “Ya estamos esperando el ataque de ellos hacia nosotros y por eso
mucha comunidad gay aquí en Saltillo no se abre o se da a la luz pública también por el
estereotipo de que aquí el hombre es muy machista por ser un estado del norte”, y
recordaron que en una ocasión fueron como pareja a atenderse al Seguro Social y las
trataron muy bien, “diríamos que es más bien la misma ideología que tiene la gente de
la comunidad acerca de los prejuicios de las personas”.
Para otra entrevistada, Ruth Juárez, lo común es ver los antros llenos pero ya fuera de
ellos es muy característico como la gente cambia totalmente tratando de no parecer gays
por el miedo y la represión que viven, “yo tengo un amigo que es así pero que por la
religión, es cristiano, dice yo no puedo”, aunque asegura que luego todas esas personas
muestran su diversidad “por abajo del agua”.
Paradójicamente, en la ciudad de Saltillo el mismo conservadurismo de algunos sectores
deviene en cierta protección indirecta hacia los gays, dado que la presencia de travestis,
lesbianas u homosexuales “obvios” causa no insultos ni ataques verbales sino pasmo y
sorpresa al verlos en la calle o en espacios como son mercados, tiendas, parques, cines,
malls, etc. dado que aún no se considera común verlos fuera de sus espacios
“asignados”, como son estéticas, bares y puntos de ligue y prostitución; incluso se da el
caso de que existe una calle, la Damián Carmona, en el centro donde se reúnen estéticas
donde trabajan trans y gays frente a las cantinas donde históricamente se les ubica desde
hace años.
Al contrario, en el otro extremo de la ciudad, la antigua zona de tolerancia donde existía
el único sitio de reunión de travestis y transgéneros para el trabajo sexual, ahora se
encuentra vacío y en decadencia al irse todas a diversos puntos como la carretera a
Torreón, Monterrey y México, y compiten con las mujeres en zonas periféricas, además
de la ya citada Alameda y la zona de plaza de armas que también son puntos de ligue
para la comunidad homosexual.
Este destape ha venido acompañado de cinco o seis años a la fecha con la apertura de
discos de ambiente como el Buganos (actualmente cerrada), el Divas (en proceso de
volverse grupero) quedando solo el Salamandra como el espacio de moda y reunión los
fines de semana tanto para los saltillenses como para gente que viene de otras partes
como Monterrey, en donde la violencia e inseguridad ha provocado que la vida nocturna
haya disminuido sensiblemente.
Como se señalo al principio de este trabajo, dicho sitio es la zona de destape a partir del
viernes si bien según algunos testimonios recogidos a través de las redes sociales no
esta exento de conflictos, llegándose a prohibir la entrada a transgéneros debido a
violentos altercados en los últimos meses (Mónica cuenta, -me agarre con otra vestida
que me dijo que le estaba posando; ya le estaba ganando y que se viene el novio y entre
todas me partieron la madre, me dejaron toda sangrando.).
Por otra parte la que esto escribe fue testigo de cómo una chica de closet a la que
acompañaba por primera vez al Divas era “despelucada” supuestamente por estar de
“posona” y amenazada de que le iba a ir peor en caso de reclamar; cuestiones como esta
también inhiben a mucha gente para animarse a salir aunque sea un día el fin de semana
a los dos antros actualmente en funciones.
Además la violencia se presenta de otras formas para los noctámbulos y para los que no
lo son; con todo y las leyes en apoyo a la comunidad los ataques homofóbicos se siguen
presentando; en agosto del 2009 el activista Carlos Llamas fue atacado por un grupo de
personas que tras intentar estrangularlo le amenazaron de volver a terminar el trabajo ya
que lo habían estado vigilando y conocían bien lo que hacia; (el expediente del caso
quedo pendiente y finalmente archivado a la fecha a pesar de que la víctima presentaba
evidentes huellas de golpes y de estrangulamiento en el cuello).
En plena vía pública, Noe Leonardo Ruiz en presencia de otros compañeros fue
agredido en el 2010 en la plaza de armas por lo que se identifico después como un
gay(¿?) el año pasado un joven coreógrafo fue cosido a puñaladas en su domicilio, y
afuera del Divas varios gays fueron balaceados; en todos estos casos la impunidad
continua ya que no existen mecanismos para sancionar los crímenes por homofobia, y
en los últimos dos las familias prefirieron guardar silencio para evitar la vergüenza, el
que dirán y el balconeo en los medios de comunicación que a pesar de haber bajado el
tono de su homofobia(hace once años eran comunes titulares como “jotos pervierten
niños” o “desviados se pasean vestidos de mujer frente a familias”) continúan
recalcando en los crímenes la preferencia sexual de la victima como un justificante para
este en la misma forma que lo hacen los cuerpos de seguridad( son asesinatos
pasionales).
Tampoco ayuda mucho a salir del clóset el ya endémico clima de violencia que se vive
en la zona norte del país, si bien Saltillo se ha mantenido más o menos tranquilo en
comparación con otras plazas como Monterrey y Torreón, la titular de la Dirección para
Promover la Igualdad no duda en señalar que tanto los activistas como en general el
colectivo lgbt deben tomar medidas de seguridad para evitar ataques en su contra,(dejar
aviso de a donde se dirigen, no salir solos) y recalca que no es posible tenerles
confianza a los policías y soldados a los que califica de homofóbicos.
“Tienen que cuidarse, ahorita no es posible que le tengan confianza a nadie”, afirma;
pero nuevamente las paradojas se dan en esta sociedad “conservadora”, cuando uno de
los elementos de la policía municipal desde hace más de diez años, Verónica,
actualmente en funciones en campo y barandilla asegura no haber recibido ningún tipo
de agresión por parte de sus compañeros, al contrario se le respeta por el buen trabajo
que realiza y acostumbra comentar que a pesar de estar en proceso de volverse trans no
recibe insultos ni burlas en las oficinas; y ahora ha comenzando a hablar públicamente
en los medios de comunicación y escuelas sobre temas de homofobia y respeto a la
diversidad.(Curiosamente los pocos ataques en su contra han sido de gente que acude a
las oficinas a solicitar alguna información); para Verito el clóset ya es prácticamente
inexistente y ha logrado superar las barreras no sólo familiares(toda su familia la acepta)
sino también laborales; pero su ejemplo aún es un hecho aislado, y prueba de ello es la
reciente denuncia de Llamas y otros activistas por la detención de una pareja gay que se
besaba en una banca en plaza de armas por parte de elementos municipales, entre estos
una mujer a la cual se calificó como la más agresiva y cuya queja aún esta pendiente.
Son estas dicotomías de una sociedad que se mueve entre una modernidad casi impuesta
por decreto y los viejos esquemas producto de un entorno que durante muchos años se
cerro en sus costumbres y hábitos para evitar la entrada de influencias externas a las que
todavía muchos ven con desconfianza por considerar sólo buscan aprovecharse o hacer
daño a los saltillenses, ya sean provenientes de Monterrey, Zacatecas, el Distrito Federal
o la fuerte inmigración de centroamericanos en paso hacia los Estados Unidos; lo que
mantiene aun una agenda pendiente en derechos humanos en general e impide que
sectores como el lgbt tomen la decisión de romper las puertas del closet saltillense que
al parecer continuara presente por muchos años más en el estado de avanzada y más en
su capital que tercamente busca mantener las puertas cerradas a los cambios que ya son
palpables en ciudades como Monclova, Torreón(con una marcha de la diversidad que
junto 3000 personas el año pasado) y Acuña donde ya se dan pasos importantes en el
respeto y la integración del colectivo en la sociedad coahuilense; lo cual daría espacio
para un trabajo aún más extenso, tanto como la inmensa y variada geografía de dicho
estado del norte de México.

Saltillo, Coahuila
Mayo 2011.

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