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Taller normas APA

Luis Miguel Molina Castro

Nutrición y dietética- Universidad De Antioquia

Socialización del conocimiento

Juan David Arias

18 de enero de 2023
Violencia en el fútbol
El fútbol, considerado el deporte más popular del mundo, despierta entre sus adeptos profundas
emociones y sentimientos que son pasados de generación en generación. Es común ver en las más
humildes u opulentas canchas, padres llevando a sus hijos de la mano para que den sus primeras
patadas a la esférica, fantaseando con la posibilidad de que algún día jueguen en los escenarios
más grandes del mundo. Y es que, con el mundo sumido en profundas crisis y conflictos, sumado
a la cruda realidad a la que se enfrentan millones de personas, hace que estos incentivos sanos
sean necesarios y le traigan un poco de felicidad a este mundo triste y enfermo. Sin embargo, este
deporte capaz de llevar a la unidad, fraternidad y armonía entre los pueblos, integrando aspectos
como la cultura, la música, el canto, la salud, entre otros, no se escapa de la violencia: los
hooligans, posteriormente transformadas a “barras bravas”, así como las dictaduras utilizando el
deporte como señuelo para desviar la atención de los pueblos mientras cometen sus atrocidades,
han hecho gran daño al fútbol. Estas situaciones han hecho que muchas personas empiecen a
verlo de mala manera, llegando a argumentar que “se cambió la guerra por el fútbol”. Sin
embargo, como dijo el ex futbolista Diego Armando Maradona (1960-2020) en su partido de
despedida en el año 2001: “la pelota no se mancha”. Y es así, por más atrocidades que se
cometan, por más equivocaciones que hayan de parte de los aficionados o los jugadores, el fútbol
como tal es el deporte más lindo y sano del mundo, y no tiene pecado alguno. (Molina, 2023)
En las primeras décadas del siglo XX, muchos trabajadores y obreros al fútbol aficionados al
fútbol y otros vicios, comenzaron a organizar grupos que asistían a los estadios para evadir su
realidad y protestar contra grupos capitalista que oprimían cada vez más la clase obrera,
provocando la marginación de varios sectores de la población inglesa. Pronto, casi cada ciudad
tenía un grupo de obreros que se desplazaba cada fin de semana a cualquier localidad donde su
equipo jugase de visitante. Las protestas sociales daban paso a los enfrentamientos entre los
diversos grupos, dejando una ola de detenidos, muertos y conflictos que alimentaban el odio que
perduraría por años. “El hooliganismo vio su nacimiento en la década de 1960 (en especial
durante el mundial de Inglaterra 66), prosperó durante los 70 y vivió una explosión en los 80
cuando los medios calificaron a este movimiento como “la enfermedad inglesa”. Mundiales,
Eurocopas, Ligas de Campeones y torneos de la UEFA encendían sus alarmas cuando los equipos
ingleses participaban, ya que era más que seguro que los actos vandálicos ocurrirían en presencia
de los hooligans, no importaba si era dentro de Inglaterra o en territorios como España, Holanda,
Alemania, Italia, Francia, Escocia, Portugal o Dinamarca.” Cultura Colectiva. (2018, febrero)
Violencia, golpes y sangre: la historia de los hooligans en 20 fotografías.
Pero en la segunda mitad de la década de los 80s todo cambió para bien y, sorpresivamente, la
intervención que logró apacigüar la violencia no tuvo un origen gubernamental, provine de un
laboratorio en Ámsterdam. Nació la pastilla de éxtasis. Los clubes nocturnos ingleses no eran
más que oscuros y decadentes lugares en los que los jóvenes se reunían para beber y
posteriormente, casi siempre, pelear. Por eso, los ingleses que pisaron las discotecas de Ibiza
descubrieron un nuevo al mejor estilo Cristóbal Colón. Era la época del balearic beat, una mezcla
musical entre distintos ritmos bailables y acid house, un nuevo sonido electrónico nacido en
Chicago. En el ambiente se respiraba paz y amor y solo se pensaba en bailar. Los desconocidos se
fundían en largos abrazos. Su combustible eran estas novedosas pastillas que se habían tomado la
isla y se expandían cada vez con más fuerza. En Ibiza fue que los ingleses fue que los ingleses
“descubrieron” la droga y la música y, sin dudarlo un poco, exportaron esto a su país natal. “En
un contexto en el que el fútbol se encontraba en horas bajas por culpa de las diversas tragedias y
de la consecuente expulsión de los equipos ingleses de las competiciones europeas, muchos
jóvenes hooligans optaron por cambiar su habitual desplazamiento de fin de semana siguiendo a
su equipo por otro viaje de menor riesgo y mayor gratificación: la peregrinación a las salas de
baile. Allí se encontraban con un ambiente ultra festivo en el que convergían gentes muy dispares
sin barreras de raza, orientación sexual y, mucho menos, equipos de fútbol. La música movía sus
cuerpos. La sensación de euforia, amor y empatía causada por el éxtasis pacificaba sus impulsos.
En palabras de Tony Wilson, famoso promotor musical mancuniano y fundador de la mítica
discoteca The Haçienda, “resultaba muy difícil pelearte con alguien con quien te habías
estado abrazando la noche anterior”. Los antiguos enemigos se convirtieron en nuevos amigos.
Miembros de firms tan dispares y temidas como los Millwall Bushwackers, la Inter City Firm del
West Ham o los Chelsea Headhunters compartían pista de baile y confraternizaban. No era un
espejismo. Era el poder del acid house.” Serra, G, (2018). Cómo el acid house pacificó a los
hooligans. Panenka, 52(4), 250-257.
Nada dura para siempre y, en muchos casos, tampoco el amor. Varios fueron los factores que
truncaron esta pacificación del hooliganismo. La escena rave murió por la intensa persecución
policial. La cocaína substituyó al éxtasis como droga festiva y las puñaladas substituyeron a los
abrazos. Los equipos ingleses volverían a Europa y se fundaría la Premier League, regenerándose
el interés por el deporte rey. ¿Y los hooligans? Los hooligans retomarían paulatinamente su viejo
camino y ya no lo abandonarían, aunque afortunadamente un poco menos violenta.
Y como de este lado del mundo tenemos la absurda manía de copiar las cosas malas del viejo
continente, hacia la década de los 90s empezaron a surgir versiones latinas de los hooligans, más
conocidos en este lado del mundo como “barras bravas”, en países como Argentina, Brasil,
Colombia, Uruguay, Perú, entre otros. El fenómeno de las barras tuvo su auge en América Latina
en la primera década del siglo XXI, sin embargo, hoy en día todavía se extiende por todo el
territorio. Los expertos creen que esto es un reflejo de problemas comunes en la región, como el
desempleo, la corrupción o la impunidad, pero también del crecimiento del fútbol como un gran
fenómeno comercial y popular. “Es un grupo de hinchas a muerte del equipo, defienden los
colores en las calles a través de golpes y apoyan incondicionalmente al equipo a través de cántico
y trapos” (B, Castillo, comunicación personal, 18 de agosto de 2019)
Los expertos sostienen que dentro de grandes barras bravas de la región también se ha vuelto
común la presencia de grupos dedicados al narcotráfico que, aunque minoritarios, suelen ser los
más peligrosos. Para ellos, manejar la barra brava de un club implica mucho más que tener un
lugar de privilegio en la tribuna. Comandar ese grupo de violentos hinchas les da poder y
estructura para armar organizaciones que se dedican a cometer extorsiones y entraderas y que
también son empleadas por el narcotráfico y como fuerza de choque de algunos políticos y
empresarios. En Colombia, este fenómeno se ve fortalecido por varios aspectos claves que
agravan la situación: hoy en día la guerra urbana es incluso más fuerte que en las mismas zonas
rurales. Somos un país violento por tradición; Negar la importancia de la venta de estupefacientes
en una cancha de fútbol es, prácticamente, algo imposible. Los dueños del negocio han
convertido a las barras bravas en lugares de expendio masivo; la corrupción ha permitido que
muchos dirigentes deportivos hayan afianzado su posición con el apoyo mayoritario de estos
grupos; ante la falta de oportunidades, un joven puede ver en una barra brava la posibilidad de
acceder a un núcleo de poder que le permita mejorar sus condiciones de vida; una tribuna popular
es, a todas luces, un escenario propicio para llevar a cabo cualquier delito de delincuencia común;
la mediocridad e inoperancia de las autoridades en cuanto a sistemas de seguridad es una
constante en el fútbol colombiano, Las autoridades no se han dado cuenta, por desgracia, que se
debe prevenir y no buscar soluciones después de que suceden los hechos; por último, la
desigualdad social que se nota a partir del mero hecho de dividir las tribunas de los estadios. Un
joven de clase media baja que quiere ir a ver al equipo de sus amores, difícilmente puede acceder
a tribunas donde la entrada sale bastante costosa. La única alternativa, para él y muchos otros, es
acceder a las populares donde no cabe un alma más.
El último hecho violento que envuelve a las barras bravas y que terminó con un muerto en
Colombia se dio en abril del 2022. “La muerte de un hincha en medio de una pelea entre
seguidores del Unión Magdalena y el Junior de Barranquilla, el sábado en el estadio Sierra
Nevada de Santa Marta, volvió a poner en el ojo del huracán a las llamadas barras bravas.
La batalla campal se inició en la tribuna oriental y se extendió hasta la mitad de la cancha, por lo
que el juego fue suspendido y se definirá en el escritorio.
Una de las últimas escenas que había dejado la violencia entre hinchas en el país sucedió a
comienzos del mes, cuando un aficionado del Atlético Nacional fue golpeado y apuñalado por 15
hombres en la variante que de Cota conduce a Chía. También fue una batalla campal
protagonizada por unas 400 personas.” Cantillo, P. (25 de abril de 2022). Pese a esfuerzos, sigue
la violencia en el fútbol colombiano. EL TIEMPO.
Pero ya dejando a un lado los toques amarillistas, tan populares en esta época, debemos volver a
destacar lo lindo del deporte rey. En comparación con otros deportes de equipo, es un juego con
pocas reglas, muy sencillo de entender de qué se trata. Pero escondido en esa explicación que nos
muestra un juego fácil de aprender, está quizás el juego más complejo y bello que se haya creado
jamás. Complejo porque a partir de esas pocas reglas que lo componen, hay infinitas formas de
cómo jugarlo, cómo entenderlo y cómo vivirlo. Sí, infinitas. Y bello porque al ser infinitas las
posibilidades de cómo practicarlo y disfrutarlo, propicia que continuamente se desarrolle y se
manifieste la creatividad y la imaginación al máximo. Como se entiende por arte a cualquier
expresión de la creatividad e imaginación humana, con la utilización de recursos como los
plásticos, los lingüísticos, los corporales o los sonoros; con la intención de comunicar algo a
través de lo estético; se puede asegurar que el fútbol es un juego, pero también es un arte.
“¿Cómo vas a saber lo que es el amor? Si jamás te hiciste hincha de un club. ¿Cómo vas a saber
lo que es la solidaridad? Si jamás saliste a dar la cara por un compañero golpeado desde atrás.
¿Cómo vas a saber lo que es la poesía? Si jamás tiraste una gambeta. ¿Cómo vas a saber lo que es
la amistad? Si jamás devolviste una pared. ¿Cómo vas a saber lo que es morir un poco? Si jamás
fuiste a buscar la pelota dentro del arco. Decime, viejo, ¿cómo vas saber lo que es el arte? Si
nunca, pero nunca, inventaste una rabona. ¿Cómo vas a saber lo que es la música? Si jamás
cantaste desde la popular. Decime… ¿cómo vas a saber lo que es no poder dormir? Si jamás te
fuiste al descenso. ¿Cómo vas a saber, querido amigo…? ¿Cómo vas a saber lo que es la vida? Si
nunca, jamás, jugaste al fútbol…”. (Benedetti et al., 2005)
Visto con recelo por muchos intelectuales, pero amado por otros. Eduardo Galeano se respondía a
sí mismo la pregunta: “¿En qué se parece el fútbol a Dios?” y decía: “En la devoción que le
tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. Sin duda
alguna sus palabras llaman mucho la atención, pues también llega a afirmar: “El fútbol es una
religión popular, convertida en poder. El fútbol es la única religión que no tiene ateos”. (Galeano,
1995, p. 233).

Inspirador de miles de versos y cantos, el deporte rey estará siempre presente en la humanidad,
pues como dice la canción: “Simplemente fútbol, casi todo, casi nada” (Axel, 2013).

Bibliografía

Molina, L (2023). La historia del fútbol. Universidad de Antioquia.


Cultura Colectiva. (2018, febrero) Violencia, golpes y sangre: la historia de los hooligans en 20
fotografías. Recuperado de Violencia, golpes y sangre: la historia de los hooligans en 20
fotografías (culturacolectiva.com)
Serra, G, (2018). Cómo el acid house pacificó a los hooligans. Revista Panenka, 52(4), 250-257.
(B, Castillo, comunicación personal, 18 de agosto de 2019)
Cantillo, P. (25 de abril de 2022). Pese a esfuerzos, sigue la violencia en el fútbol colombiano.
EL TIEMPO. Recuperado de Barras bravas: radiografía de la violencia en el fútbol en Colombia -
Otras Ciudades - Colombia - ELTIEMPO.COM
Benedetti, M., Galeano, E., Vargas, M., Brito, P., Sábato, E., & Mendoza, M. (2005) Poemas al
deporte rey. Ediciones Paidós.
Galeano, E. (1995). El fútbol a sol y sombra. Siglo Veintiuno Editores.
Axel. (30 de julio de 2013). Simplemente Futbol [Video]. YouTube. Simplemente Futbol-Axel
video oficial 2013 HD - YouTube.

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