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Maritza Montero
Universidad Central de Venezuela
En este artículo se enfocan las relaciones entre psicología comunitaria (PC) y psicología política (PP),
centrándose en los aportes que la PC hace a la PP y en los aspectos en los que ambas ramas de la
psicología coinciden. Se parte de la idea de transformación social presente en ambas subdisciplinas
psicológicas y en el objetivo central de la PC, como se reconoce en la literatura latinoamericana y
anglosajona, señalando su carácter móvil y la importancia de la participación y el compromiso en
su logro. Se discuten las nociones de poder y fortalecimiento, señalándose la perspectiva simétrica
del poder generada en América Latina, que muestra su influencia positiva en las transformaciones
comunitarias. Se describen otros aportes de la PC a la PP, tales como la perspectiva ética, y
relacionada con ella, la necesidad de la sensibilización de agentes externos, en paridad con agentes
internos, la perspectiva liberadora y el uso de herramientas metodológicas compartidas entre ambas
ramas de la psicología. Se concluye reiterando la condición política de la PC y su complementariedad
con la PP.
This paper deals with the relationships between community psychology (CP) and political
psychology (PP), focusing on the contributions of the former to PP and on aspects that are common
to both branches of psychology. Beginning with the idea of social transformation, present in both
psychological subdisciplines and a central objective for Latin American and Anglo-Saxon PC, the
dynamic condition of transformation is argued. Notions of power, strengthening, and empowerment
are discussed, pointing out the symmetrical perspective of power generated in Latin America,
whose positive influence is demonstrated in communal transformations. Other contributions
are discussed, such as the ethical perspective and, related to it, the necessity of working in the
sensitization of external agents as well as internal agents, the liberating perspective and the shared
methodological tools used by PC and PP. It concludes by demonstrating the political condition of PC
and its complementary relationship with PP.
Se ha dicho que entre las características muchos, a veces pocos) de sus integrantes,
de la psicología comunitaria (PC) generada es una forma de desarrollo y fortalecimien-
en América Latina está el tener un carác- to de la sociedad civil y la ciudadanía. Pero
ter político (Lane & Sawaia, 1991; Montero, no es frecuente leer en los textos de psicolo-
1998, 2004, 2006a; Prilleltensky, 2008), ya gía política (PP) aspectos relacionados con
que el desarrollo y fortalecimiento de las esa función y condición política de la PC, si
comunidades como colectivos e individual- bien se habla, y mucho, del rol político de la
mente, en las personas de algunos (a veces comunidad.
Maritza Montero, Doctorado en Psicología, Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central de Vene-
zuela, Caracas, Venezuela.
Este artículo se basa, parcialmente, en una conferencia dictada por la autora en el Quincuagésimo Aniversario
de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en noviembre de 2008.
La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigida a Maritza Montero, Apartado 80394, Concresa,
Caracas, 1080-A, Venezuela. E-mail: mmonteroster@gmail.com
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En este artículo me referiré a ese lugar Holzkamp, 1985; Lane & Sears,1964/1967;
de encuentro entre PC y PP que surge en las Lasswell, 1930; Lazarsfeld, Berelson &
comunidades y a los aportes que la primera Gaudet, 1944), ya desde los 60 se buscaba
de estas subdisciplinas hace a la segunda; trabajar sobre las raíces históricas de fenó-
aportes que deben ser vistos como actos po- menos tales como las identidades sociales y
líticos compartidos, pues, en la medida en culturales y su relación con la conducta so-
que una comunidad hace oír sus voces en cial (e.g., Díaz Guerrero, 1972; Gissi, 1987;
los espacios públicos y reclama y ejerce sus Montero, 1984; Salazar, 1983). Y para fines
derechos sociales, políticos y humanos, se de los 70 se había comenzado a hablar, des-
está actuando desde, para y con la comuni- de la PP y desde la naciente PC, de la trans-
dad y a la vez se realizan acciones políticas, formación social y del cambio social.
con consecuencias tanto comunitarias como
para la sociedad en general. La Transformación Social: Tarea
Cuando se habla desde la politología Comunitaria y Política
o desde la PP de la comunidad, se lo hace
en tanto ella es una institución pública y, Para la PC la transformación social
por lo tanto, un espacio político. La PC, a aparece como un objetivo central. Hacer
su vez, introduce la perspectiva psicosocial una psicología social socialmente sensible
y, en algunas de sus variantes, la perspecti- significaba, entonces, transformar muchas
va de la salud o la del ambiente (e.g., salud cosas: el hábitat, el modo de vida, la con-
mental en la comunidad, psicología social cepción de sí mismos/as, en tanto personas
de la salud, psicología ambiental comunita- viviendo en una sociedad y formando par-
ria). Ambas miradas son necesarias y, ade- te de una comunidad, y la misma comuni-
más, complementarias. dad, pues, al transformarla, también los/as
La PC comenzó a estructurarse en transformadores/as devenían otros y otras.
América Latina a partir de la crítica de la Si revisamos literatura reciente en PC,
psicología social existente en la región, de- encontraremos que hay una constante pre-
bido a su incapacidad para responder a los ocupación relativa a la capacidad, necesi-
urgentes problemas sociales presentes en el dad y posibilidad de cumplir ese objetivo
continente. Se quería hacer una psicología (Montero, 2008; Reich, Riemer, Prilleltensky
social que fuese socialmente sensible, que & Montero, 2007; Smith, 2006). Tal preocu-
respondiese a los problemas de nuestras so- pación muestra la vigencia del objetivo, así
ciedades y, en busca de ese objetivo, se par- como su dificultad y también la incertidum-
tió de la necesidad de lograr una práctica, bre respecto de su alcance. Aquí caben dos
y sus correspondientes análisis e interpre- preguntas que como psicólogas y psicólogos
taciones, que incidiese significativamente comunitarios/as debemos hacernos: ¿Es la
en su entorno y que tomase en cuenta el transformación social algo que podamos al-
contexto y las colectividades y no solo a los canzar una vez para después pasar a otra
individuos aislados. Se habló, y se habla, de cosa? ¿Es definitiva la transformación?
transformación y cambio seguidos del cali- Ciertamente no es así. No se trata de cam-
ficativo social. bios o modificaciones únicos, desligados de
A mediados del siglo pasado ya la PP las circunstancias, siempre complejas, en
en nuestra América tenía como anteceden- las cuales se producen. Tampoco son defini-
te una larga historia de ideas psicopolíticas tivos porque ese carácter complejo de toda
(Montero, 1986, 1987), que llegaba a los sociedad humana, su condición dinámica,
orígenes republicanos de las naciones que genera una constante variación en la socie-
hoy constituyen el bloque latinoamericano, dad. La experiencia enseña que transformar
además de unos 15 años de práctica. Si bien algo es solo haber logrado un hito en un ca-
había en aquellos inicios académicos de la mino y cada logro transformador muestra
PP mucho de la aceptación acrítica de los que hay aún mucho camino por andar.
modos de hacer y de pensar la política desde Para la PC, tanto en América Latina
la psicología, a la usanza anglosajona, fran- como en otros lugares del mundo, es muy
cesa y alemana (e.g., Eysenck, 1960/1964; importante que, al perseguir una transfor-
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mación en una comunidad, esta se dé a tra- Una respuesta al problema del poder ha
vés de la participación y el compromiso de sido creada desde la PC por Serrano-García y
los grupos organizados y de las personas in- López-Sánchez (1994). Estos autores entien-
teresadas en una comunidad (e.g., Irizarry & den que para hacer algo es necesario tener
Serrano-García, 1979; Lane & Sawaia, 1991, algún poder, por lo cual, a partir de sus ex-
1995; López-Sánchez & Serrano-García, periencias en Puerto Rico, reconceptualizan
1995; Montero, 2006a; Montero & Varas la noción de poder, definiéndolo desde una
Díaz, 2007; Reich et al., 2007; Sánchez & perspectiva simétrica, en el sentido de que
Wiesenfeld, 1995). Esta necesidad, enton- en ambos polos de toda relación hay poder,
ces, no nace de una teoría, aun cuando ella solo que las formas de esos poderes pueden
sea utilizada y generada también en el pro- ser diferentes, lo cual significa que pueden
ceso de actuar y reflexionar para lograr los manifestarse en formas distintas de compe-
objetivos específicos (Montero, 2009). Nace tir por recursos desigualmente distribuidos.
de necesidades sentidas por la comunidad, La definición de poder de Serrano-García
además de las necesidades normativas que y López-Sánchez, muy distinta de las que
puedan estar relacionadas con ellas y que encontramos en la mayoría de los autores,
suelen ser introducidas desde los programas considera que el poder es una relación so-
derivados de políticas públicas para las co- cial, “una interacción personal o indirecta, y
munidades. Por lo tanto, promover y lograr cotidiana, en la cual las personas manifies-
esa participación comprometida es un obje- tan sus consensos sociales y las rupturas
tivo inmediato dentro de la finalidad más entre su experiencia y su conciencia” (1994,
amplia de la transformación (Hernández, p. 178).
1996; Montero, 1996). Así, participar su- La idea de la simetría en el poder per-
pone una multiplicidad de acciones que se mite hallar sus expresiones en todos los
reflejan tanto en las relaciones y el espacio sujetos de la relación, lo cual, a su vez,
privado, como en el espacio colectivo de la permite generar formas de deliberación,
comunidad y en el espacio colectivo-público negociación, concertación y oposición, aun
de la sociedad en la cual se encuentra esa cuando las fuerzas, así como los recursos
comunidad, porque parte de los actos reali- que un polo de poder puede controlar y que
zados van a ocurrir en el espacio de la junta son deseados por el otro, sean desiguales.
o del consejo comunal, de la parroquia, el Esa concepción permite comprender por
municipio, el departamento, la ciudad, el qué, aun dentro de las más crueles dictadu-
Estado y la nación, simultáneamente. ras, es posible para los oprimidos superar
esa situación mediante acciones que ejercen
Poder y Fortalecimiento formas de poder que no corresponden a la
lógica del opresor.
Sobre el Poder Eso nos lleva a considerar que tan im-
portante como usar el poder que se tiene y
Otro aspecto compartido entre PC y PP que se puede expresar en modos no espera-
es la preocupación, investigación y acción dos es saber que eso puede hacerse y que
respecto de las manifestaciones del poder, ya las personas que buscan ciertos recursos a
que el poder puede ejercer su influencia tan- los cuales tienen derecho, pero que les son
to desde fuera de la comunidad y hacia ella, negados, necesitan desnaturalizar la con-
como generarla dentro de la misma comuni- cepción que los presenta como totalmente
dad, manifestándose asimétricamente para indefensos, débiles e incapaces. Para luchar
generar formas de opresión y desigualdad contra el poder opresor es necesario usar el
(Montero, 2003a; Nelson & Prilleltensky, poder liberador, que reconoce al otro como
2005; Prilleltensky, 2008; Serrano-García igual, no como superior.
& López-Sánchez, 1994; Zambrano, 2007) Tal concepción es necesaria por cuanto
o constituyendo un aspecto fundamental en el poder asimétrico y las formas de opresión
el fortalecimiento de la comunidad y en la y desigualdad que de él derivan pueden es-
consecución de sus objetivos de transforma- tar presentes en todas partes. Esa simetría
ción. en la diversidad que se propone para la PC
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zación y preparación (todas estas acciones comunidades. Esta es una tarea pendiente
propuestas por la PC) de los funcionarios tanto para la PC como para la PP, las cua-
encargados de llevar a cabo los programas les ya con cierta frecuencia son llamadas a
y proyectos derivados de las políticas públi- colaborar en políticas públicas.
cas parece tener el carácter de pandemia. La ausencia de consulta o el desvío de los
Rodríguez-Ferreyra (2009) analiza en Uru- objetivos de las políticas sociales definidos
guay los efectos debilitantes del tipo de re- por los técnicos –entre los cuales puede ha-
lación que se produce entre funcionarios, ber psicólogas y psicólogos– se debe en parte
profesionales y técnicos intermedios (e.g., a los temores que, en el caso de muchos paí-
investigadores académicos), personas inte- ses latinoamericanos, suscita una tradición
resadas y grupos organizados dentro de una de Gobiernos que, en nombre de los pobres
comunidad, en la ejecución de políticas, ta- y de una nueva era, ejercen formas de opre-
les como las relativas a la educación prees- sión y generan formas de clientelismo que
colar en su país. Su trabajo denuncia cómo aumentan las desigualdades y mantienen
se termina reduciendo la participación de la la pobreza. Asimismo, los proyectos genera-
comunidad beneficiaria de algún programa dos en instituciones tanto estatales como no
a las tareas de limpieza y preparación de ali- gubernamentales, bajo el signo de la técni-
mentos, sin posibilidad de opinar ni decidir. ca, pueden cometer verdaderos atentados a
En Estados Unidos Shinn (2007) resume en la economía, a la ecología, a la historia y al
una metáfora que colocó como parte del títu- respeto de los ciudadanos. Necesitamos, en-
lo de un artículo lo duro que puede ser tra- tonces, lograr entendimiento y respeto mu-
bajar con funcionarios estatales: “bailar un tuo, borrar los prejuicios y lograr una labor
vals con un monstruo”. Experiencias igual- conjunta, de manera participativa y com-
mente difíciles las viven colegas europeos prometida. Una propuesta formulada en ese
que se quejan de la incomunicación entre sentido es descrita por Arango Cálad (2006)
los técnicos de las organizaciones guberna- en Cali, Colombia, quien la denomina polí-
mentales y los especialistas universitarios; tica pública de la convivencia, al crear una
sin mencionar que a la comunidad muchas Red de Promoción del Buen Trato y de Pre-
veces, en muchos países del mundo, no se vención de Violencia Intrafamiliar en esa
le dirige la palabra, no se le pide opinión. ciudad, cuya base es la afectividad positiva.
En algunos de nuestros países podríamos La figura del consorcio social es otra de las
agregar otras metáforas, amén de símiles respuestas a este reto. El consorcio social es
y alegorías entre otras figuras retóricas. Y una forma de organización cuya base está
no solo se trata de la incomunicación; otro en la comunidad, pero que incorpora a téc-
problema no menos importante es el tiempo nicos, especialistas y organismos del Estado
de implementación de un proyecto o el sú- ejecutores de políticas públicas, con distin-
bito abandono del mismo al haber cambios tos niveles de participación y posibilidad de
políticos o decisiones de adjudicar el presu- un manejo eficiente y bien equilibrado de
puesto a otras actividades. conocimientos, recursos e intereses comuni-
Es necesario, entonces, lograr un len- tarios, más beneficios políticos. En esa figu-
guaje común comprensible para todos; com- ra el Estado provee los fondos provenientes
prensible para los políticos profesionales y de un programa de la política en cuestión,
para la ciudadanía interesada y las comuni- los técnicos y profesionales especializados
dades organizadas; explorar las necesidades dirigen el trabajo que se realizará para la
sentidas y, cuando ellas no están incluidas comunidad (e.g., construcción de viviendas,
en la política de Estado, informar y conven- obras sanitarias, vialidad o agricultura) y
cer a quienes las conciben sobre las urgen- la organización comunitaria manifiesta sus
cias existentes en la población; superar los necesidades, toma decisiones, vigila el cum-
prejuicios y estereotipos existentes en esos plimiento satisfactorio de los planes en los
funcionarios y también en los técnicos y cuales intervienen los tres sectores y anali-
especialistas provenientes de universida- za logros obtenidos, pudiendo añadir otros
des y de otras organizaciones intermedias, objetivos (nuevamente discutidos conjunta-
así como los que tienen las personas en las mente), además de pedir y rendir cuentas.
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na, a la vez que narra y discute su vida y el extraigan de los datos el mayor provecho y
significado que atribuye a hechos en la mis- que a la vez se logren los objetivos de la in-
ma. Ese método ha servido a Moreno para vestigación y acción. Es una manera en la
definir lo que ha llamado episteme popular, cual tenemos certeza de que el método ha
el modo de vida y el sentido de vida en los seguido al objeto y no viceversa. Pero no es
sectores más pobres de la sociedad venezo- tarea fácil, pues puede ser muy mal visto
lana, de donde provienen los narradores de por algunos sectores académicos, además
vida. Descubre así un dédalo de relaciones, de que es necesario ser muy sistemático y
valores y significados que producen un modo riguroso a fin de organizar el procedimiento
de ser y que caracterizan a las personas que de manera comprensible para todos los sec-
viven en situación de pobreza. Es un traba- tores participantes.
jo fascinante, pero se critica, no obstante, Las presiones académicas han sido
que Moreno haya centrado su visión en el fuente inesperada de creatividad. En ese
mundo de vida popular de la pobreza, pues renglón entran las combinaciones de mé-
investigaciones realizadas en ese mismo todos mixtos que incorporan lo cualitativo
sector, y simultáneamente en otros (medio y y lo cuantitativo, no solo para trabajar en
alto), arrojan datos coincidentes en algunos diferentes fases de la investigación y de la
puntos (ciertamente no todos), por ejemplo, acción comunitarias, sino, incluso, haciendo
la presencia del matricentrismo, prepon- combinaciones que podrían asustar a los or-
derante en la sociedad venezolana. Farías todoxos de cualquiera de las dos tendencias
(2008) es otro autor que se inserta en esta mencionadas. Tal es el caso de los experi-
línea de investigación y logra, a través de mentos participativos cualitativos. Si esto
las historias de vida, describir y definir el parece algo imposible y aun escandaloso
altruismo en líderes comunitarios. desde el punto de vista metodológico tradi-
Y no se puede tratar este punto sin cional, que establecía un cisma entre lo cua-
mencionar el análisis de narrativas comu- litativo y lo cuantitativo –sería anatema–,
nitarias, otro método biográfico y discursi- pero no desde la perspectiva de la investiga-
vo, que Rappaport (1998, 2000) introduce ción comunitaria. El origen de ese método
en la PC estadounidense a mediados de los proviene de la necesidad de demostrar la
90 y que constituye una forma de trabajar validez y confiabilidad de intervenciones co-
con la comunidad para, entre otros aspec- munitarias que vayan más allá de la prue-
tos, analizar la identidad comunitaria y sus ba de los hechos cumplidos. Así, buscando
relaciones con las identidades individuales llenar requisitos convencionales necesarios
de otros miembros de la comunidad. para obtener un permiso, un apoyo o una
Algo común al uso de los métodos bio- subvención, se ha comprobado que la com-
gráficos y discursivos es la introducción del binación enriquece el trabajo a realizar.
giro hermenéutico, es decir, la búsqueda del En términos tradicionales el modelo bá-
significado para comprender la conducta y sico de experimento participativo cualitativo
los procesos psicológicos unidos a ella, tarea (Hernández, 2004; Sapene Chapellín, 2009)
fundamental de la psicología y absoluta- corresponde parcialmente a lo que Campbell
mente necesaria para quienes trabajamos y Stanley (1970) calificaban en 1966 como
en comunidades con las cuales compartimos pre-experimental. Tales diseños constan
un mismo idioma, aunque muchas veces de una medición previa, la introducción de
usamos distinto lenguaje. La unión de la una variable experimental y una medición
perspectiva hermenéutica con la participa- posterior. Se comparan luego la primera y
ción es una relación feliz, pero no fácil de de- segunda mediciones y se deducen los resul-
sarrollar (Farías, 2008; Hess, 2005; Moreno, tados que pueden atribuirse a la condición
1993, 1998, 2003). introducida y controlada por el/la investi-
Un aporte de la PC es el modo creativo gador/a. Lo interesante para quienes tra-
y participativo, con el cual, y siguiendo los bajamos desde un paradigma que busca los
principios de la IAP, se analizan los resul- significados, que toma en cuenta la afectivi-
tados de técnicas tradicionales, logrando dad y que escucha las voces de las personas
que sean los grupos comunitarios quienes que participan en la investigación, es que la
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condición que se introduce es la participa- carse cada vez más a los problemas comu-
ción en términos de IAP. Hernández (2004) nitarios y producir mejores y más efectivas
y Sapene Chapellín (2009) han utilizado con respuestas a los mismos.
precisión esta estrategia metodológica, ob-
teniendo resultados de mucho interés. Conclusión
Otro ejemplo muestra cómo en las en-
cuestas con muestreo representativo, uno de El intercambio justo entre organiza-
los métodos más tradicionales de las cien- ciones, comunidades e instituciones guber-
cias sociales y cuya utilidad en la investi- namentales, con tratamiento cívico de las
gación y acción comunitaria es evidente en comunidades, genera modos de aplicar una
relación con –entre otros aspectos– la detec- PC que se reconoce como un modo alterna-
ción de necesidades, la recolección de datos tivo de acción política. El proceso de formar
demográficos o la medida de opiniones sobre y fortalecer la ciudadanía es un modo de ser
algún hecho de interés comunitario, es po- políticos/as y de quehacer político. Es tam-
sible introducir la participación de diversas bién un modo de desarrollar una sociedad
maneras. Enseñar a las personas de la co- civil fuerte, participativa, reflexiva y cons-
munidad a construir y aplicar cuestionarios, ciente de sus derechos y deberes, mediante
acompañando a los/as agentes externos/as, procesos de concientización.
es una de ellas. Eso incluye construir las Orford (2008), comentando positivamen-
preguntas del cuestionario junto con las te esta condición de la PC que se hace en mu-
personas de la comunidad interesadas en el chos lugares de América Latina (Argentina,
proceso que se lleva a cabo (Montero, 2006a). Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile,
Pero, aunque eso garantiza que las pregun- Ecuador, Guatemala, Uruguay y Venezuela),
tas responderán a los intereses de la comu- usa al respecto una aguda expresión, al de-
nidad, sería solo instrumental y no estaría cir que es necesario contrarrestar el analfa-
completa la participación si esas personas betismo político de la psicología como dis-
y muchas otras más no participasen activa- ciplina científica. Y tiene razón, pues no se
mente en el análisis, evaluación e interpre- pueden dejar de lado los aspectos políticos
tación de los resultados. Estas tres últimas de la PC.
tareas se llevan a cabo mediante la técnica Al mencionar los países que aparecen
de discusión crítica reflexiva (Montero, 1997) en el paréntesis del párrafo anterior, es
y de la problematización, que se ubica en lo necesario advertir que la PC no es unifor-
que he llamado métodos para la conciencia memente usada en todos los ámbitos de
(Montero, 2007c, 2009). Tausig (2002) pre- enseñanza y aplicación. La diversidad de
senta otro ejemplo interesante, al usar la tendencias y modelos coexiste, pero existen
perspectiva de redes para examinar las in- también líneas de influencia teórica y me-
teracciones entre organizaciones grupales o todológica que continuamente se entrecru-
“poblaciones” (en términos estadísticos) de zan. Cuando se habla de una PC latinoa-
organizaciones, para detectar “grietas” en mericana se señala un paradigma generado
los sistemas de salud mental dirigidos a la en esta parte del continente, expresado en
comunidad. producción escrita publicada nacional e in-
En general, la unión de métodos y su ternacionalmente. Podría así ocurrir que
enriquecimiento participativo-reflexivo es algún país no mencionado pudiese también
cada vez más frecuente, además de ser útil tener producciones que podrían hacer suyo
en la psicología tanto comunitaria como el comentario de Orford (2008).
política, y también de la salud, educacional, No obstante, la aplicación de lo que lla-
organizacional y en ciertas formas de trabajo mamos métodos para la conciencia no es
clínico-comunitario (Montero & Gonçalves sencilla y suele ser blanco de los ataques de
de Freitas, 2009), ya que permite un enri- las tendencias autoritarias y totalitarias,
quecimiento metodológico marcado por la que nada temen más que una sociedad pen-
participación que, al incorporar no solo las sante, reflexiva y activa. Quintal de Freitas
necesidades normativas sino también las (2003) en Brasil y Krause y Jaramillo (1998)
sentidas y a quienes las sufren, logra acer- y Krause (2002) en Chile, han señalado la
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