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Evolución de la organización política en las ciudades griegas

Desde el siglo VIII a.C. y a lo largo de la época arcaica los sistemas políticos de la mayoría de las
Ciudades Estado griegas sufrieron cambios. Los cambios no se realizaron en todos los sitios de la
misma manera ni al mismo tiempo. Sin embargo, el desarrollo general de los sistemas políticos fue
el que sigue:
El sistema político más antiguo fue la Monarquía. El rey (basileús) era el poder superior y su título
era hereditario. Alrededor del rey existía también un Consejo que ayudaba a la administración del
Estado. Este Consejo estaba formado por los ricos terratenientes, los nobles, que eran conocidos en
los poemas épicos como los aristoi.
En el siglo VIII, a finales de la época oscura, el poder del rey mengua cada vez más, mientras que
paralelamente aumenta el poder de los nobles. A esto contribuye la configuración de las Ciudades
Estado, los cambios en la forma de vida, los cambios económicos y sociales, así como la
arbitrariedad de los reyes y la ineptitud de muchos de ellos. De este modo la monarquía es abolida
en la mayoría de los estados griegos y cuando comienza el siglo VIII a.C., este sistema político ya
no existe nada más que en determinadas regiones (p.e. Macedonia, Epiro). En los otros estados el
poder pasó completamente a manos de los nobles (áristoi) y el nuevo sistema político se llamó
aristocracia.
La desaparición de la monarquía ocurrió en la mayoría de los Estados de una forma pacífica. El
cargo del rey no se abolió, sino que dejó de ser el primero en poder y el rey se convirtió en uno de
los gobernantes (arcontes). La transformación del sistema político monárquico en aristocracia tuvo
lugar por primera vez en las Ciudades Estado de Asia Menor.
En el sistema político de la aristocracia el poder estatal estaba en manos de un grupo de nobles.
Eran una clase cerrada porque las grandes riquezas las heredaban siempre los miembros de las
mismas familias. Así que no existía la posibilidad de que tomaran parte en la administración del
Estado otras clases de ciudadanos. Los nobles basaban su poder en la riqueza que les proporcionaba
la propiedad de grandes extensiones de tierra y gobernaban de acuerdo con sus intereses
particulares. Por esto los otros ciudadanos estaban descontentos con el estado aristocrático y
comenzaron a oponerse.
La oposición frente al sistema político aristocrático y a la arbitrariedad de los nobles se hizo aún
más importante con el desarrollo del comercio y de la industria. Este desarrollo tuvo como
consecuencia el enriquecimiento de otros grupos de ciudadanos que no pertenecían a la clase de los
nobles (los comercintes, los navieros y los industriales, es decir, la clase urbana). Los nuevos
ciudadanos enriquecidos buscaron tomar ellos mismos parte en la administración del estado y sus
intereses chocaron con los intereses de los nobles.
Finalmente, los nobles se vieron obligados a repartir su poder con la clase urbana de los ricos. De
este modo en el gobierno del Estado empezaron a tomar parte también ciudadanos que no procedían
de familias aristocráticas y cuya riqueza no procedía de la posesión de la tierra. La forma del
sistema político que se desarrolló con la participación de los ciudadanos enriquecidos se llamó
oligarquía porque el gobierno lo detentaban de nuevo unos pocos. Sin embargo, el cambio tiene
especial importancia porque ahora el poder ya no es el privilegio de una determinada clase de
ciudadanos, es decir, de los nobles, sino que todos los que tenían ingresos altos tenían también
mayores derechos políticos y podían participar en el gobierno del estado. Esta es la diferencia
fundamental entre la aristocracia y la oligarquía.
Con las nuevas condiciones de vida políticas y económicas creadas, los ciudadanos pasaron a
clasificarse en categorías en relación con sus ingresos, sin importar de dónde procedieran. Los que
tenían ingresos altos podían tomar parte también en el poder, es decir, tenían más privilegios
políticos. Este sistema de clasificación de los ciudadanos en categorías según sus ingresos se llamó
sistema timocrático o timocracia.
Los cambios dentro de las ciudades no cesaron. Los enfrentamientos entre los ricos y las otras
clases, cada vez más pobres, no cesaron de existir. Al contrario, fueron en aumento y muchas veces
se convirtieron en enfrentamientos abiertos. En algunas ciudades, ciudadanos ambiciosos y activos,
que normalmente provenían de la clase de los nobles, se beneficiaron de la agitación, consiguieron
poner de su parte al pueblo (demos) y tomaron el poder por la fuerza, aboliendo todos los demás
poderes. Aparecieron los tiranos y el régimen que implantaron se llamó tiranía. Los tiranos
gobernaron las Ciudades Estado como monarcas absolutos. Aparte de que algunos de ellos
realizaron muchas obras, los tiranos en general fueron odiados por los ciudadanos porque su poder
se basaba en la fuerza.
De esta manera, después de la muerte de los tiranos, o de sus hijos que también se habían heredado
el cargo de sus padres, las ciudades o bien volvieron a los antiguos sistemas oligárquicos o
continuaron desarrollándose hacia la democracia. En este último sistema político los ciudadanos
tenían iguales derechos y casi todos podían participar en las distintas magistraturas del estado. La
reunión general de todos los ciudadanos libres, la Ekklesía tou démou (Asamblea del pueblo)
detentó a partir de entonces el mayor poder en la Ciudad Estado.

La democracia de la Antigua Grecia es, para muchos el


origen de la democracia actual.
La democracia griega es el sistema de gobierno considerado base de las modernas
democracias, especialmente las que están vigentes en los países occidentales.
Surgió en la antigua Atenas, allá por el lejano siglo VI antes de Cristo, aunque tenía
diferencias muy marcadas en comparación con nuestra moderna idea de lo que es
democrático. A continuación, veremos más a fondo cómo funcionaba y quienes tenían
derecho a participar.
La democracia de la Antigua Grecia
Tradicionalmente se ha atribuido el origen de nuestras modernas democracias al
surgimiento de la democracia griega. Realmente, la forma más apropiada para referirse a
este sistema de gobierno es el de democracia ateniense, dado que esta surgió en la ciudad-
estado de Atenas, que es de la que se tiene más información. Esta misma democracia fue la
que sirvió de modelo para otras polis.
La palabra “democracia” viene del griego clásico “démos”, “pueblo” y “krátos”, “gobierno,
poder”, viniendo a significar “el poder del pueblo”. Si bien hoy en día es la democracia el
sistema de gobierno más extendido en los países occidentales, tomando raíces en la antigua
Atenas, no son pocas las diferencias entre la democracia griega y las actuales. De hecho, la
democracia ateniense está muy alejada de lo que consideraríamos un sistema democrático
pleno.
Historia y origen de la democracia
Antes de la llegada de la democracia, la ciudad de Atenas estaba gobernada por la
aristocracia, y había pasado por diferentes gobiernos que, en esencia, se podrían
considerar monarquías, dictaduras oligárquicas y tiranías.
Esto cambió a principios del siglo VI a. C. gracias a Solón, un estadista ateniense quien
instituyó una serie de reformas con las cuales fue imponiendo las bases de la democracia
helénica, aunque cabe decir que sus reformas fueron contrarrestadas con gobiernos
oligárquicos después de su muerte.
Sin embargo, fue a finales de ese mismo siglo cuando se estableció la democracia griega
propiamente dicha, gracias a las reformas de otro gobernante, Clístenes. Fue este político
quien rompió el poder que ejercían los aristócratas en la toma de decisiones políticas.
Cambió la forma de gobierno, haciendo que las decisiones se tomaran reorganizando a los
atenienses en tribus en función del lugar en donde vivían, en vez de hacerlo en base a su
riqueza.
El mérito no es únicamente de Solón y Clístenes. Efialtes y Pericles también hicieron
importantes contribuciones al desarrollo de la democracia griega durante el siglo V
a.C. El contexto de fondo fue que los atenienses salieron victoriosos luchando contra las
invasiones del Imperio Aqueménida, perpetradas por Jerjes. Fueron estas victorias las que
motivaron a los estamentos más pobres de la población ateniense a dar su opinión y querer
más derechos, exigiendo una mayor participación en el poder político. Esto fue otorgado
por las reformas de Efialtes y Pericles durante la década de 460 a. C.
Organización política
Similar a como sucede en la actualidad, la democracia griega estaba conformada por tres
órganos de gobierno: la Ekklesía, la Boule y la Dikasteria.
1. La Ekklesia
La Ekklesía, también conocida como la Asamblea, fue el órgano principal y soberano del
gobierno ateniense. Esta institución sería comparable a la de los parlamentos actuales
en las democracias modernas, el poder legislativo de la época.Los miembros de la
Ekklesía no eran elegidos.
En esta institución se decidía sobre leyes, se elegían magistrados y se acordaba el proceder
sobre la guerra y la paz. Los asistentes podían hablar libremente, aunque muy pocos solían
hacerlo, y votaban a mano alzada o metiendo una piedra blanca o negra dentro de una urna.
Se trataba de una democracia directa y no representativa.
Cualquier ciudadano varón adulto, mayor de 20 años, podía participar y, de hecho, se
esperaba que todos los hombres libres así lo hicieran en sus reuniones. La Ekklesía era un
club exclusivo, y las mujeres, los esclavos y residentes extranjeros tenían prohibida su
participación.
Todo individuo que quisiera que su voz y voto fueran escuchadas tenía que acudir
presencialmente al lugar de reunión. Estar de servicio militar o simplemente fuera de la
ciudad de Atenas imposibilitaba formar parte del proceso democrático, dado que no existía
el voto por correo.
Dado el gran privilegio y suerte que implicaba ser elegido, el no querer asistir a la Ekklesía
no era bien visto. De hecho, quienes eran invitados y no iban eran conocidos como
“idiotai”, en cuyo sentido más literal y clásico significa algo así como “ciudadano
privado”. Esta palabra es el origen etimológico de “idiota”.
2. La Boule
La segunda institución era la Boule, también conocida como el consejo de los Quinientos,
que vendría a ejercer de poder ejecutivo. El principal objetivo de esta institución era
llevar a cabo el poder práctico del gobierno, reuniéndose de forma frecuente para
decidir qué temas serían los que se discutirían en la Ekklesía.
Consistía en un consejo conformado por 500 hombres. Estos procedían de las 10 tribus
atenienses, quienes enviaban a 50 hombres cada una de ellas para ser representadas en la
Boule. Estos hombres eran seleccionados por sorteo. Los hombres elegidos debían servir en
el consejo durante un año.
3. La Dikasteria
La Dikasteria era los tribunales populares, sirviendo como rama judicial de la antigua
Atenas. Tenía 500 hombres como la Boule, que eran conocidos como jurados y también
eran seleccionados por sorteo. Para ser elegible como jurado se tenía que ser mayor de 30
años.
No obstante, cualquier persona mayor de 20 años podía presentar sus litigios en la
Dikasteria, llevando casos ante el tribunal, y defendiendo la acusación o la defensa. Los
veredictos y las sentencias eran aprobadas por el gobierno de la mayoría.
El fin de la democracia griega
Los años en los que Atenas fue una democracia son conocidos como su época dorada. Sin
embargo, la enemistad con Esparta, otra potencia helénica, y las guerras con esa polis
debilitaron a las instituciones atenienses. Atenas se había aliado con muchas ciudades del
Mar Egeo, las cuales le tenían que pagarle un tributo. Esparta usó esto como motivo de
guerra, sitiando Atenas. Para colmo, la peste asoló Atenas, falleciendo el mismo Pericles.
Pese todo esto, la democracia griega permaneció viva durante casi un siglo, incluso
después del fin de la guerra del Peloponeso y de la derrota de Atenas. La democracia
perduró hasta el 322 a. C., año en el que Macedonia acabó finalmente con toda institución
democrática.
Una democracia impensable hoy en día
Muchas veces se ha idealizado a la democracia griega. No son pocos quienes ven en ella la
forma de gobierno perfecta, mientras que las actuales democracias son vistas como
corruptas y poco funcionales. Sin embargo, teniendo en cuenta la negación del derecho a
voto de mujeres y personas extranjeras esto hace que la balanza caiga claramente a favor de
nuestras modernas democracias. Además, la simple existencia de la esclavitud hace que
el estado que la permite y que incluso se beneficia de ella sea de todo menos
democrático.
No cabe duda que la democracia griega fue un gran desarrollo para la historia de la
civilización occidental, y que las democracias actuales toman muchos elementos de ella,
pero en su forma más avanzada y humanista. Además, y por mucho que pueda sorprender,
en la época también había voces quienes se mostraban críticas con la concepción de lo que
era democrático en su momento. Filósofos como Platón y Aristóteles vieron fallas en este
sistema de gobierno.
Por ejemplo, Aristóteles, en su “Política", escribió que la democracia es la forma
perversa de un régimen llamado gobierno. En este sistema la prioridad máxima era la de
beneficiar a unos pocos, mientras que el beneficio de la mayoría era una cuestión dejada
para último momento. En esencia, no era una democracia verdadera, sino otra oligarquía
que se preocupaba solo por quienes ostentaban el poder.
En la “República” de Platón también se pueden encontrar críticas a este sistema de
gobierno. Platón consideraba que ofrecer los puestos de la Ekklesía, la Boule y la
Dikasteria por sorteo implicaba que muchos cargos gubernamentales serían ocupados
por gente que no tendría las capacidades de un buen gobernante. Además, criticó a la
figura de la persona democrática radical, quien, en su búsqueda por la máxima libertad,
quita derechos a los demás.

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