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Temario

Retiro
Para:
Matrimonios por Misión

*Catequistas Prematrimoniales*
Parroquia Nuestra Señora de Candelaria, Aldea
Montúfar, San Juan Sacatepéquez
Tema 1: El Propósito del Verdadero Matrimonio
En la sociedad actual, estamos teniendo un verdadero problema con el
concepto de “matrimonio” a cualquier unión, incluso homosexual se le
quiere- llamar de esta forma. A continuación, vamos a definir los conceptos
tanto de la parte civil como de la parte religiosa.
 Matrimonio Civil: Relación que se contrae según la ley civil, sin
intervención de la autoridad religiosa correspondiente.
 Matrimonio por la Iglesia: Sacramento por el cual el hombre y la mujer
se unen por toda la vida, bajo las leyes de la Iglesia Católica.
Un matrimonio por misión tiene como propósito, ir en busca de las parejas
que ya están unidas, para tratar de que vuelvan a Dios, a través de los
sacramentos, que anteriormente no se podían recibir por el estado irregular
en el que estaban. Cristo a través del verdadero matrimonio, abre sus brazos
y purifica todo aquello que lo alejo de él, todos en algún momento de nuestra
vida fuimos como aquel pasaje de la oveja perdida
Lucas 15, 4-7 (Biblia Jerusalén)
4. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja
las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
5.Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; 6. y llegando
a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: "Alegraos conmigo, porque
he hallado la oveja que se me había perdido."7. Os digo que, de igual modo,
habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por
99 justos que no tengan necesidad de conversión.
Vemos, como Cristo se nos hace presente en todo momento de nuestras
vidas, para darnos las fuerzas para tomar la decisión de unir y consagrar
nuestra vida ante su presencia, sin importar lo que diga la gente o los eventos
con música vulgar que hasta la familia quiera imponer, esta es una decisión
total y absolutamente de la pareja, pues en la Santa Iglesia Católica, la pareja
no es un simple varón y una mujer, si no los ministros de la gracia de Cristo,
pues están dando su consentimiento ante la iglesia. El consentimiento por el
que los esposos se dan y se reciben mutuamente es sellado por el mismo
Dios.
El verdadero matrimonio, no llega por sí mismo, en nuestra aldea, muchos
de los hombres se dedican a la construcción o a la agricultura y vemos que
una casa no se construye en un día, ni la semilla de la milpa, produce elotes
en un par de horas. Así es el matrimonio, este se va construyendo, teniendo
cimientos sólidos, para poder colocar las bases de lo que será su relación, en
el caso de ustedes, que son parejas ya con experiencia de convivencia, es
importante analizar, que debe ser removido de su relación, para empezar a
construir la relación que el plan de Dios tiene para el hombre y la mujer, parte
de esos pasos son:
 Que la eucaristía del domingo siempre este presente
 La oración personal y como matrimonio
 Tener momentos para dialogar solos
 Que las decisiones a tomar sean exclusivas de la pareja
 Unirse a una comunidad o grupo de oración
 Buscar formaciones en temas matrimoniales y de familia, para buscar
la armonía y las maneras adecuadas de convivencia.

Catecismo de la Iglesia #1642


Cristo es la fuente de esta gracia. "Pues de la misma manera que Dios en otro
tiempo salió al encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad,
ahora el Salvador de los hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el
sacramento del Matrimonio, sale al encuentro de los esposos cristianos" (GS
48,2). Permanece con ellos, les da la fuerza de seguirle tomando su cruz, de
levantarse después de sus caídas, de perdonarse mutuamente, de llevar unos
las cargas de los otros (cf. Ga 6,2), de estar "sometidos unos a otros en el
temor de Cristo" (Ef. 5,21) y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y
fecundo. En las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un
gusto anticipado del banquete de las bodas del Cordero.
Catecismo de la Iglesia #1646
El amor conyugal exige de los esposos, por su misma naturaleza, una
fidelidad inviolable. Esto es consecuencia del don de sí mismos que se hacen
mutuamente los esposos. El auténtico amor tiende por sí mismo a ser algo
definitivo, no algo pasajero. "Esta íntima unión, en cuanto donación mutua
de dos personas, así como el bien de los hijos exigen la fidelidad de los
cónyuges y urgen su indisoluble unidad"
Catecismo de la Iglesia #1666
El hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer anuncio de la
fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente "Iglesia doméstica",
comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad
cristiana.
San Juan Crisóstomo, un arzobispo de Constantinopla del siglo IV, predicó
extensamente sobre el matrimonio y la vida familiar.
Para San Juan Crisóstomo, todo comienza con el plan de Dios para la
salvación del hombre. Tenía gran estima por el matrimonio, porque lo
consideraba como una situación en la cual la mayoría de las personas
aceptan la llamada a la santidad, y lo hacen de una manera que también lleva
a su cónyuge y sus hijos a la santidad, y el punto medular de ese plan es el
regalo del amor conyugal, un regalo «que ninguna posesión puede igualar;
porque no hay nada en absoluto que sea más valioso que ser amado por una
esposa y amarla a ella» (Homilía 49. sobre Hechos).
El amor conyugal, según San Juan Crisóstomo, no es sólo un sentimiento
romántico; sino que está lleno de la gracia sacramental, que eleva a la pareja
por encima de las limitaciones de sus razonamientos humanos, imperfectos
y egoístas.
Hoy que el Señor en su gran misericordia, les ha llamado a vivir su vida en su
Gracia, tengan la fortaleza de levantarse una y otra vez, ningún matrimonio
es perfecto, pero permanece el matrimonio que jamás se rinde, porque ama
a Dios.

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