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DIOCESIS DE LA DORADA -

GUADUAS
PARROQUIA NUESTRA SEÑORA
DE FATIMA

“Por eso dejará el hombre a su


padre y su madre para unirse a
su esposa y los dos serán una
sola carne”
(Gn. 2, 24)

CURSILLO PREMATRIMONIAL.
GUADUAS - CUNDINAMARCA

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2
INTRODUCCION.
¿Qué es el matrimonio según la
Iglesia?
El matrimonio es una comunidad de vida y
amor que requiere el mutuo consentimiento de
los esposos y que tiene como
cualidades esenciales la unidad
y la indisolubilidad. Es por eso
que el matrimonio canónico de
los bautizados es un
sacramento.
Los sacramentos de la Iglesia
son signos del encuentro del
hombre con Dios. Son símbolos
que celebran y actualizan el
misterio del amor de Dios.
Todos los sacramentos celebran el misterio de
la salvación que se nos da en Jesucristo,
aunque cada uno lo hace desde un aspecto
distinto, de acuerdo con la situación
existencial que vive el hombre.

¿Cuál es la realidad del sacramento?


 Creados para la unión: el matrimonio
es un sacramento que nos remite al
misterio de la vida y del amor, es decir,
a Dios que está en el origen de todo.
En él, se hace presente el amor de Dios

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a la humanidad y a cada uno de los
hombres y mujeres.
 La novedad aportada por Jesús:
Jesucristo no vino a implantar otro
modelo para el amor humano
interpersonal, sino que aporta un nuevo
modo de vivir el amor. El sacramento
no es un añadido al matrimonio, sino el
mismo matrimonio visto y vivido
desde la fe en Jesús de Nazaret, en su
seguimiento y en las actitudes que Él
nos invitó a aceptar como camino
seguro para la plena realización
humana.
El sacramento del matrimonio
es signo del amor siempre fiel
de Dios a la Humanidad.
Cuando una Pareja decide
casarse por la Iglesia, su amor
se hace Signo de ese amor
infinitamente mayor de Dios
dado en Jesucristo, signo que
es manifestado públicamente
ante la comunidad de creyentes.

¿Qué se celebra en la Boda?


 Celebración de la fe:
La fe es fundamental para poder hablar de
sacramento, de lo contrario quedaría en un rito
vacío. Y la fe es acogida y respuesta a la

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Palabra de Dios, aceptación de Jesucristo y su
mensaje como valor supremo y orientación en
la vida, es acontecimiento comunitario. Unos
novios que no creen no deben ir a casarse a la
Iglesia, pues si ellos son los protagonistas
(ministros) del sacramento ¿cómo va a existir
sacramento si falta la fe? Sería lo mismo que
besar sin amor. Cuando una pareja se casa por
la Iglesia lo hace porque al menos aprecian y
valoran lo que significa tener fe y pertenecer a
la Iglesia, aunque su fe sea, a veces, deficiente.
 Celebración de la esperanza:
El amor, si es verdadero,
siempre busca y desea la
fidelidad para siempre. Dos
personas que se quieren
desean estar siempre juntas.
La fidelidad implica la
aceptación radical del otro
por encima de cualquier
situación o cambio y la
esperanza de que el otro
responderá con su fidelidad a
la mía. Esto hace que la
promesa de fidelidad sea una
realidad abierta al futuro, viva y dinámica. Es
una tarea a realizar cada día, que estará tejida
de pequeñas fidelidades y de renuncia a todo
aquello que pueda ponerla en peligro. Por el
sacramento es Dios mismo y la comunidad de

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creyentes los que quedan comprometidos a
asegurar y a ayudar a los contrayentes a que su
promesa de fidelidad se lleve a buen término.
El sacramento del matrimonio no termina el
día de la boda, sino que es "permanente" como
permanente es la presencia del Señor ante el
cual se han comprometido.
 Celebración del amor:
El amor humano es la base y
fundamento del matrimonio,
es compromiso entre dos
personas que se aman. Y es
esta misma experiencia
humana del amor la que en el
sacramento del matrimonio se
une a la experiencia del amor
de Dios. Viviendo su
matrimonio como entrega mutua
en el amor, con la gratuidad y radicalidad que
nos enseña Jesús, los esposos cristianos están
reflejando el amor de Dios y están
santificándose, colaborando a la instauración
definitiva del Reino de Dios.
 Celebración eclesial:
El matrimonio realiza la Iglesia, porque la
unión de dos creyentes en Cristo es
sacramento (signo)

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del encuentro entre el hombre y Dios. El
matrimonio no puede quedarse en un
encuentro intimista y privado, sino que
implica un compromiso ante la sociedad y ante
la Iglesia.

¿Qué es la Iglesia?
La "Iglesia"; el pueblo, la comunidad, el
grupo de los creyentes en Jesús aquí y en todo
el mundo. La Iglesia tiene que ver ante todo,
pues, con hombres y mujeres, y no con
edificios, estructuras y leyes, aunque todo esto
también sea necesario, como sucede siempre
en todo grupo humano.
La Iglesia es la comunidad de
los seguidores de Jesús, esto es,
de aquellos hombres y mujeres
que aceptan el proyecto de vida
de Jesús en sus propias vidas
por medio del Bautismo y la
práctica de los demás
sacramentos.
La Iglesia es la familia de Dios, el pueblo de
Dios que no vive separado del resto de los
hombres sino en medio de ellos para ser
“signo” del Reino de Dios.
No podemos ser creyentes en Cristo
"libremente", al margen de la Iglesia. Por eso
es importante que veamos y sintamos a la

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Iglesia no como algo que está fuera de
nosotros, sino como algo que somos nosotros.
Ser y hacer Iglesia es una tarea de cada
bautizado.

I. EL MATRIMONIO ES
UNA VOCACIÓN
Gen. 2,18. 21-24
"Dijo Yavé Dios: «No es bueno que el hombre
esté solo. Le daré, pues, un
ser semejante a él para
que lo ayude. Entonces
Yavé hizo caer en un
profundo sueño al hombre
y éste se durmió. Le sacó
una de sus costillas y
rellenó el hueco con
carne. De la costilla que
Yavé había sacado al
hombre, formó una mujer y
la llevó ante el hombre. Entonces el hombre
exclamó: «Esta sí es hueso de mis huesos y
carne de mi carne.» Por eso el hombre deja a
su padre y a su madre para unirse a su mujer,
y pasan a ser una sola carne”.
EL MATRIMONIO ES UNA VOCACIÓN

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Dios nos hizo y nos trata como personas.
Dios nos ha hecho libres y responsables, se
relaciona con nosotros a través de llamados
que requieren una respuesta. Ser responsable
es saber responder a ese llamado.
Dios nos llamó primero a la existencia, a la
vida, por medio de nuestros padres. Luego
nos llamó por el bautismo a ser sus hijos y
miembros de la Iglesia. Nos llama en lo
concreto de la vida diaria, en las circunstancias
a vivir nuestra vocación de bautizados, a
servir, a ser justos, a cumplir nuestros deberes
como miembros de una familia, de la sociedad
y de la Iglesia.
Dios no es ausente. Él está
presente y nos sigue
hablando. Él nos ama, y
para Él, el matrimonio es
importante. El matrimonio
y el amor no es algo
exclusivo entre la pareja: el
amor de verdad es una
vocación de parte de Dios y
una respuesta de parte del
hombre, es una invitación de
Dios hacer a ser parte de su plan de salvación.
El llamado que Dios hace al hombre y a la
mujer para conformar un matrimonio
verdadero incluye el compromiso a establecer
entre los dos una relación sana, mutua,

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plenamente humana, permanente: Fiel,
Fecunda, Exclusiva y Total. Una relación
indisoluble, hasta que la muerte los separe.
El matrimonio no es una imposición social a
las personas. El matrimonio es una elección
libre y voluntaria que cada uno hace en su
debido momento. No todas las personas
tienen vocación para esta vida matrimonial.
El hombre es libre de casarse o no casarse.
Pero si se casa, está llamado a vivir el
matrimonio tal como Dios lo planeó, para ello
debe tener vocación para el matrimonio.
Exigencias de la vida matrimonial.
 Que sea un hombre y una mujer
solamente. (La poligamia no viene del
plan de Dios, sino de las
culturas que lo han
tergiversado).
 Requiere madurez,
conciencia y
responsabilidad de lo
que se asume.
 Casarse requiere “dejar
padre y madre”; no es lo
mismo olvidarse irresponsablemente
de los deberes que siempre tenemos
con nuestros padres, ni desconocer
todo lo que hemos recibido de ellos. Es
establecer con ellos relaciones de

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adultos diferentes donde el cónyuge
tenga prioridad sobre ellos.
 Casarse requiere dejar al hombre y a la
mujer viejos y asumir al hombre y a la
mujer nuevos. Esto requiere dejar
costumbres de solteros y asumir la
condición de casados.
 Casarse significa unirse, es decir crear
vínculos mutuos para ser una sola
carne, lo que implica caminar juntos
por la vida, envejecer juntos, para lo
cual es necesario la fidelidad, la
exclusividad del uno para con el otro,
en una palabra, ser pareja.
 Casarse es estar conscientes de que
nuestro compromiso no puede ser
disuelto en ningún momento: “Hasta
que la muerte los separe”, el divorcio
va contra el plan de Dios.
 Casarse implica estar dispuestos a
formar una familia que se convierta en
iglesia doméstica.
 Casarse implica estar siempre
dispuestos a ser signo en la vida
matrimonial del amor de Cristo por la
Iglesia y de la Iglesia por Cristo.
 Casarse implica estar dispuestos a
transmitir la vida de acuerdo con las
posibilidades reales de cada pareja de
acuerdo al plan de Dios.

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Hay personas que no
pueden o no quieren
vivir el matrimonio
como Dios lo planeó.
Por lo tanto, no
deberían casarse. Su
matrimonio será solo de
apariencia y puede
satisfacer algunas
aspiraciones
individualistas, pero
llegará al fracaso tarde o
temprano.
Ejercicio
1. ¿Cómo cree usted que está llamado a la
vocación del matrimonio, para formar
una íntima comunidad de vida y amor?
2. ¿Qué cualidades debe tener aquella
pareja llamada al matrimonio?
3. ¿Cuáles son las responsabilidades que
asumen al aceptar el matrimonio?
Efesios 5, 21 – 33"Expresen su
respeto a Cristo siendo
sumisos los unos a los otros.
Lo sean así las esposas a sus
maridos, como al Señor. El
hombre es cabeza de la
mujer, como Cristo es
cabeza de la Iglesia, cuerpo
suyo, del cual es asimismo

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salvador. Que la esposa, pues, se someta en
todo a su marido, como la Iglesia se somete a
Cristo. Maridos, amen a sus esposas como
Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí
mismo por ella. Y después de bañarla en el
agua y la Palabra para purificarla, la hizo
santa, pues quería darse a sí mismo una
Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni
nada parecido, sino santa e inmaculada. Así
deben también los maridos amar a sus
esposas como aman a sus propios cuerpos:
amar a la esposa, es amarse a sí mismo. Y
nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo
alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que
Cristo hace por la Iglesia, pues nosotros
somos parte de su cuerpo. La Escritura dice:
Por eso dejará el hombre a su padre y a su
madre para unirse con su esposa, y los dos no
formarán sino un solo ser. Es éste un misterio
muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la
Iglesia. En cuanto a ustedes, cada uno ame a
su esposa como a sí mismo, y la mujer, a su
vez, respete a su marido."

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II. DEJAR PADRE Y MADRE.

Los lazos que nos atan a nuestros padres no


deben romper con el matrimonio. Seguimos
siendo hijos y tenemos deberes con ellos. Pero
ahora somos hijos
adultos y las relaciones
con ellos deben ser
relaciones de adultos.
La Palabra del Señor
nos revela una ley
fundamental “Dejar
padre y madre” (Gen 2,
24). Es una condición
indispensable para
conformar el
matrimonial. El mensaje
está dirigido al varón porque en las
costumbres de ese tiempo la mujer había
dejado padre y madre para unirse a su esposo;

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pero el varón permanecía atado a su propia
familia. El principio fundamental es que
ambos deben dejar padre y madre.
Mantener el equilibrio entre cercanía con los
padres (afecto y respeto) y autonomía de la
nueva pareja (tomar decisiones por su cuenta y
riesgo). La autonomía no riñe con el afecto,
peor si con la independencia.
Hay prioridades que se deben respetar: el
parecer y las necesidades del cónyuge deben
primar. Dejar padre y madre no significa
ignorar los vínculos que nos atan con ellos por
nacimiento y por crianza. Tampoco se reduce
a irse a vivir a otra casa. Padre y madre no son
sólo nuestros progenitores: simbolizan el
pequeño mundo en el que crecimos: valores
costumbres, gustos y preferencias, hábitos
personales de solteros: Muchas veces
seguimos condicionados por el mundo de
nuestros padres.
 Yo quisiera que mi esposa me trate
como me trataba mi mamá; o no la
soportaría
 Yo quisiera que mi esposo me trate
como me trataba mi papá; o no lo
soportaría.
“Dejar padre y madre” es desprenderse
generosamente del mundo de nuestros padres,
para crear juntos como pareja una realidad

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nueva, en la cual ambos somos los principales
protagonistas. A veces es necesaria la ayuda
de nuestros padres. No despreciarla; pero
tampoco crear dependencia de ellos.
“Dejar padre y madre” es un principio que
también obliga a los padres de los
contrayentes. Esto requiere:
 Permitirles a ellos que labren su propia
autonomía. No seguirlos protegiendo y
mucho menos sobreprotegiendo.
Permitirles cometer errores.
 Estar dispuestos a ayudar, pero no
tomar la iniciativa de intervenir
indebidamente. Respetarles sus propias
decisiones.
 No tomar partido afectivamente. En
caso de conflicto entre los jóvenes
esposos, mirar primero al yerno o
nuera, que al hijo o hija. Ser
imparciales.
 Retar a sus hijos a que respeten el
matrimonio y a que lo tomen en serio:
No entrar a favorecer la separación o el
divorcio.
 Mirar a su yerno o a su nuera como
alguien que ya hace parte de su propia
familia. No hacerlos sentir extraños.
Relaciones con los padres y parientes
políticos.

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Los padres políticos son los padres de su
cónyuge. Al casarse cada uno se comprometió
con su cónyuge en la
totalidad de su
persona. Parte de la
persona del otro es su
propia familia,
especialmente sus
padres y sus
hermanos. Hay que
respetar los lazos que
los unen y no buscar
romperlos tratando de
alejar al otro de su propia familia.
Es posible que durante el noviazgo se hayan
presentado ya incomprensiones y conflictos
con la familia del otro. En estos casos se debe
tener en cuenta:
No considerar que ya las relaciones están
definitivamente rotas. Las personas deben
cambiar en sus actitudes. Estar abiertos a la
reconciliación; propiciarla sin forzarla, pero
nunca dificultarla.
 Tener en cuenta que no siempre es
posible crear y mantener con todos los
mismos grados de cercanía y
familiaridad. Pero hacer lo posibles por
crear un ambiente positivo, evitando en
lo posible las exclusiones,

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manteniendo la cortesía y las
atenciones familiares. Tener en cuenta
que la solidaridad familiar debe tener
primacía sobre los resentimientos.
 Reconocer los
propios errores,
ofrecer excusas y
pedir perdón,
cuando sea el
caso. La culpa no
es toda de los
otros. Todos
cometemos
errores.
 Tener en cuenta que los prejuicios son
dañinos y predisponen a los conflictos:
Los prejuicios culturales son
generalizaciones injustas.
Problemas de la vivienda compartida.
La pareja necesita intimidad. Por razones
económicas u otras, puede ser que la pareja
joven se vea obligada a alojarse en casa de los
padres o parientes de uno de los dos. Esto no
es conveniente:
Es frecuente que las buenas relaciones que se
tenían con ellos antes de casarse se deterioren
con ocasión de esta obligada convivencia. Y
peor si las relaciones no son buenas. La joven
pareja haría mejor en posponer su matrimonio

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hasta que puedan disfrutar de un alojamiento
para ellos solos.
Algunas recomendaciones:
 Tener en cuenta que una cosa es ser
anfitrión y otra es ser huésped. Los
dueños de casa son los anfitriones.
Una vez que se casa el hijo o la hija ya
no es anfitrión sino huésped, lo mismo
que su cónyuge. La hospitalidad que
se nos brinda no nos confiere todos los
derechos. El huésped puede sentirse
“en casa” pero siempre como huésped.
 Establecer previamente con los
anfitriones las reglas de juego o
acuerdos de comportamiento.
 El espacio de intimidad de la pareja
debe quedar a salvo, sin perjudicar la
intimidad de los demás
Ejercicio
1. ¿Cómo son mis relaciones con mis
padres? ¿Qué es lo que más necesitan
sus padres una vez que se casen?
2. ¿Cómo son sus relaciones con sus
futuros suegros? ¿En qué necesita
mejorar? ¿Qué piensan hacer para
mejorarlas?
3. ¿Si tienes que compartir vivienda con
sus padres o suegros, que propondrías
yo como puntos de acuerdo?

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III. LEY CANÓNICA Y
LEY CIVIL

“La alianza matrimonial, por la que el


varón y la mujer constituyen entre sí un
consorcio de toda la vida, ordenado por su
misma índole natural al bien de los cónyuges y
a la generación y educación de la prole, fue
elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad
de sacramento entre bautizados” (CIC 1055)
Los protagonistas de
la alianza
matrimonial son un
hombre y una mujer
bautizados, libres
para contraer el
matrimonio y que
expresan libremente
su consentimiento.
Ser libres, quiere decir, que no obran por
ninguna coacción y no están impedidos por
una ley natura o eclesiástica. (CEC 1625)
El consentimiento matrimonial es un acto de
voluntad de cada uno de los contrayentes, libre
de violencia o de temor grave externo, por el
cual el varón y la mujer se entregan y aceptan
mutuamente en alianza irrevocable para
constituir el matrimonio. (CIC 1057) Si el

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consentimiento falta, el matrimonio es
inválido.

Cuándo no se puede contraer


matrimonio:
Cuando por razones naturales es imposible
consentir el matrimonio válidamente, por
existir incapacidades o deficiencias graves que
impiden asumir y vivir la vida matrimonial.
 Carencia de suficiente uso de razón:
(CIC 1095) Ocurre cuando la persona
acude a la boda sin ser consciente de lo
que realiza (Deficiencias mentales. En
estado de embriaguez o bajo el efecto
de sustancias psicoactivas).
 Grave defecto de discreción de juicio:
(CIC 1095, 2) Acontece cuando la
persona, por una perturbación temporal
o permanente, no puede valorar la
acción que realiza y celebra la boda en
un estado grave de confusión sin ser
consciente de los derechos y deberes
que se aceptan en el matrimonio.
 La incapacidad: (CIC 1095, 3) Para
asumir las obligaciones esenciales del
matrimonio, por causas de naturaleza
psíquica (por enfermedades mentales
y/o emocionales. Alcoholismo,

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drogadicción, dependencias, etc.)
Deficiencias graves que imposibilitan
la vida matrimonial.

¿Qué actos afectan el consentimiento


matrimonial y lo hacen nulo?
 La ignorancia: Acerca de los aspectos
esenciales del matrimonio. (Qué es,
quienes y para qué contraen
matrimonio; cómo se procrea, sentido,
exclusividad y permanencia del
matrimonio). Esta ignorancia no se
presume después de la pubertad, pues
por lo general después de esta etapa, ya
se es consciente.
 El error: Acerca de la persona con
quien se desea contraer, o de una
cualidad directa y principalmente
pretendida para el matrimonio (Se
contrae con una persona distinta con
quien únicamente se consciente
casarse)
 El dolo: Acto engañoso deliberado con
el cual se convence a la pareja para que
se contraiga. Debe ser referente a la
vida matrimonial e inducir a un SI con
fraude.
 La simulación: Cuando en el
momento de consentir no existe
concordancia entre lo que interna y

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deliberadamente se determina, con lo
que externamente se dice o expresa en
el consentimiento matrimonial. Sería
una farsa o un teatro: (Se excluye
voluntaria y radicalmente: o el
matrimonio en sí, o el cónyuge o los
hijos) CIC 1101
 La violencia o miedo grave: Cuando
se contrae siendo privados de la
libertad (Amenazas, imposiciones,
chantajes, ordenes de un superior o de
los padres) CIC 1103

¿Cuándo la forma de celebrar la


boda hace inválido el matrimonio?
Cuando no se realiza apropiadamente:
 Ante el párroco o un sacerdote o
diácono delegado por él.
 -Sin la presencia de dos testigos
 Sin la manifestación externa y mutua
del consentimiento matrimonial
 Sin la presencia de los contrayentes, o
sin la validez del mandato del
procurador (CIC 1104-1111)
Las causales de nulidad matrimonial son
aquellos inconvenientes de orden divino,
natural o eclesial, que inhabilitan a la
persona para contraer matrimonio
válidamente (CIC 1073), por ir en contra de

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la dignidad del sacramento, y por lo mismo, de
la pareja. Los establece y declara la Iglesia
(CIC 1075-1076), que vela por el bien y la
santificación de los contrayentes.
La Iglesia da dispensa, cuando ello es posible,
haciéndolo por medio de las autoridades
competentes (CIC 1078-1079)
Es obligación de los fieles manifestar al
párroco los impedimentos existentes (CIC
1069), y éste tiene el deber de brindar la
orientación respectiva la pareja. El amor y la
verdad nunca hacen daño, siempre buscan el
bien y la promoción de la persona.
En el curso prematrimonial se ayuda a las
personas a tomar conciencia de lo fructífero
que es convivir en la verdad (CEC 1632)

En la actualidad hay doce


impedimentos matrimoniales:
 Edad: (CIC 1083) Es la inhabilidad
por falta de edad necesaria y
conveniente para asumir las respectivas
responsabilidades matrimoniales. Para
que haya validez se necesita: 14 años
para la mujer y 16 para el varón.
Antes de los 18 años se necesita
licencia del obispo.
 Impotencia: (CIC 1084) Es la
incapacidad para realizar la unión

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sexual (debe ser antecedente a la
boda).
 Vínculo matrimonial anterior: Se da
cuando la persona pretende contraer
nuevas nupcias estando ya casada. Es
un impedimento para casarse porque
ya existe un matrimonio válido y
vigente: “Lo que Dios unió no lo
separará el hombre”
 Disparidad de cultos: (CIC 1086) Es
la prohibición eclesiástica de contraer
matrimonio entre un católico y una
persona no bautizada. El sacramento
del bautismo es la puerta de entrada a
los demás sacramentos.
 Orden sagrado: (CIC 1087) Es la
prohibición eclesiástica de contraer
matrimonio por quién ha recibido
válidamente el sacramento del Orden y
se ha consagrado íntegramente a Dios
y a la Iglesia para dedicarse al servicio
de los fieles.
 Voto público: (CIC 1888) Es la
inhabilidad para contraer matrimonio
válido por quien ha emitido un voto
público y perpetuo de castidad en un
instituto de vida religiosa (las
religiosas y religiosos).
 Rapto: (CIC 1089) Es la inhabilidad
para contraer válidamente matrimonio
cuando la contrayente ha sido raptada

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con la intención de contraer nupcias,
siendo un impedimento que lo hace
nulo, ya que no se ha celebrado en
forma libre.
 Crimen o conyugicidio: (CIC 1090)
Es la inhabilidad causada por quien,
deseando contraer matrimonio con una
determinada persona, atenta contra la
vida del cónyuge de esta, o contra el
suyo propio.
 Consanguinidad: (CIC 1091) Es la
inhabilidad debida al vínculo de sangre
familiar, señalado por la ley
eclesiástica: en línea recta siempre
(abuelos, padres, hijos, nietos,
bisnietos), y en línea colateral, hasta el
cuarto grado inclusive (hermanos,
primos, tíos)
 Afinidad: (CIC 1092) Es la
prohibición de contraer matrimonio
válido con los consanguíneos en línea
recta ascendiente o descendiente del
cónyuge difunto (como sería el caso de
contraer con los abuelos, padres, hijos,
nietos, bisnietos del ex cónyuge)
 Pública honestidad: (CIC 1093) Es la
inhabilidad que surge del matrimonio
inválido, después de instaurada la vida
común o el concubinato (unión libre)
notorio. Dirime o hace nulo el
matrimonio en primer grado de línea

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recta entre el varón y las
consanguíneas de la mujer.
 Parentesco legal: (CIC 1094) Es la
prohibición eclesiástica de contraer
válidamente entre adoptantes y
adoptados, y viceversa, como entre
hermanos; a que una vez adoptada la
persona se considera como un
integrante más del hogar.

Requisitos previos al matrimonio


1. Partidas de bautismo de ambos
contrayentes. Estos documentos tienen de
vigencia 3 meses después de la expedición. No
sirve copia o fax. Si la partida de bautismo es
de fuera de la diócesis, debe venir autenticada
por la Diócesis correspondiente.
2. Partidas de confirmación [algunas
partidas de bautismo vienen con la nota
marginal de confirmación, en este caso no
tienen que traer esta. En caso contrario.
Solicitan este documento en la parroquia
donde fueron confirmados].
3. Si alguno no está confirmado debe hablar
con el párroco para la preparación para este
sacramento antes de casarse
4. En caso de no saber el sitio de la
Confirmación, debe realizarse una declaración

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juramentada con testigos ante el párroco en
donde se tiene residencia.
5. Partidas de bautismo de los hijos si los
tienen y si ya han sido bautizados, en caso de
no ser bautizados deben presentar el registro
civil, para hacer la legitimación
correspondiente.
6. Fotografías tamaño cédula de cada uno.
7. Si uno de los dos novios no tiene domicilio
en la parroquia donde van a casarse, debe
presentar certificado de soltería de su
parroquia de origen.
8. Fotocopia de cédula de ciudadanía de
ambos novios
9. Certificado de cursillo pre-matrimonial.
10. Si son menores de edad, solicitar dispensa
o permiso por medio del párroco al señor
obispo.
11. Si existe una persona que antes haya
celebrado matrimonio civil o eclesiástico, debe
presentar acta de divorcio civil, o sentencia de
nulidad y la dispensa correspondiente
expedida por el Tribunal Eclesiástico para los
casados por la Iglesia.
12. Para los viudos, partida de defunción de su
cónyuge anterior.

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13. Cuando tengan todos estos documentos, se
presentan donde su párroco, le entregan los
documentos anteriores para que él los revise y
les asigne la fecha de la entrevista.
14. El día de la elaboración del Expediente
Matrimonial, deben ser muy puntuales y tener
los documentos completos. El Padre les hará
la entrevista individual, preguntas a las que
deben responder con mucha sinceridad. Para la
entrevista deben llevar dos testigos con cédula
de ciudadanía que los conozcan a ambos y que
no sean familiares.
15. A partir de esta fecha, cuentan 15 días
como mínimo para celebrar el matrimonio. No
se puede celebrar el matrimonio en un tiempo
menor a 15 días para poder realizar las
proclamas, estas tienen como finalidad que la
comunidad se entere y si hay impedimentos
los denuncien antes de la boda.
16. Deben separar la fecha en la cual se
realizará la boda, esta debe ser de acuerdo con
el párroco y recordar ser muy puntuales a la
hora indicada.

Otras indicaciones
17. Antes del día del matrimonio, deben
confesarse. No pueden contraer matrimonio
sin antes haberse confesado.

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18. No se puede llegar embriagado a la
celebración del sacramento.
19. Los padrinos deben ser personas
ejemplares y católicos. No pueden ser
padrinos personas de otra confesión religiosa,
o alguien indiferente a la Fe. No pueden ser
padrinos quienes estén en unión libre o estén
casados por lo civil.
20. Casos especiales como matrimonios
mixtos [2 religiones, o disparidad de culto], y
menores de 17 años de edad, deben dirigirse
por medio de su párroco para una entrevista y
evaluar las posibilidades del matrimonio.
21. La partida de matrimonio deben solicitarla
siempre donde se realizó la ceremonia.
22. Después de casarse, deben pedir la partida
de Matrimonio, autenticarla en la Curia o en
las parroquias autorizadas y luego hacer el
registro en Notaria.
* Nota: Los gastos de música y decoración
corren por cuenta de quienes van a contraer
matrimonio y deben ser de acuerdo con el
párroco y no pueden ser cobrados en la
parroquia.

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Oración de los Esposos
Señor: haz de nuestro hogar un sitio de tu
amor, que no haya injuria, porque tú nos das la
comprensión, que no haya amargura, porque
tú nos bendices, que no haya egoísmo, porque
tú nos alientas, que no haya rencor, porque tú
nos das el perdón, que no haya abandono,
porque tú estás con
nosotros, que sepamos
marchar hacia ti en
nuestro diario vivir, que
cada mañana amanezca en
deseo de entrega y
sacrificio, que cada noche
nos encuentres con más
amor de esposos.

Haz Señor de nuestras


vidas que quisiste unir, una
página llena de ti, haz Señor de nuestros hijos
lo que tu anhelas, ayúdanos a educarlos y a
orientarlos por tu camino, que nos esforcemos
en el consuelo mutuo, que hagamos del amor

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un motivo para amarte más, que demos lo
mejor de nosotros para ser felices en el hogar.

Que cuando amanezca el día de ir a tu


encuentro, nos concedas el hallarnos unidos
para siempre a ti. Amén

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