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CAPITULO 1:

Capítulo 1: Atracción Desbordante

Alejandro 1

Hacia bastante calor para ser las nueve de la noche, aunque el aire acondicionado el auto lo
disimulaba bastante. Había estado manejando treinta minutos y parecían una eternidad, pero
al final había llegado a su dichoso destino, una casa de dos pisos estilo americana, estilo
bastante extravagante que imponía que sus dueños tenían bastante plata.

Alejandro se estaciona su auto enfrente de la casa, se baja del auto, saca del asiento trasero un
ramo de flores y luego traba las puertas poniéndole la alarma desde la llave. Alejandro llevaba
puesto un jean azul achupinado que le marcaba bastante el bulto de su entrepierna y una
camisita de mangas cortas que le quedaba ajustada y las mangas dejaba ver sus tonificados
brazos.

Camina hasta el portón que encerraba el patio delantero de la casa y toca el timbre. Alejandro
le avía avisado a marta unas cuadras antes de llagar, que estaba cerca, así que la espera no fue
muy larga. La puerta de la casa se abrió y salió marta con paso apurado para abrirle el portón,
recibiéndolo con un beso en la boca casi un pico típico de jóvenes.

-hola amor, que tal, te resulto difícil llegar-

Alejadro la toma de la cintura y le de otro piquito en la boca- se me paso volando el tiempo,


venia ansioso por verte- le da otro beso- toma para vos- le tiende el ramos de flores.

Marta las aceptas con mucha alegría y brillo en sus ojos, que luego lo evita a pasar, serrando el
portón para posteriormente entrar a la casa. Marta era una mujer madura, de unos cuarenta
años recién cumplidos que aunque si no savias su verdadera edad, le darían unos treinta y
pico, irradiaba calidez, sabiduría y sensualidad, con su cabello pelirrojo y ojos verdes brillantes.
Alejandro no podía evitar prestarle atención al apretado culo por los pantalones engomados
de su novia milf, mientras caminábamos por el pasillo hasta el living, donde sus dos hijas los
estaban esperando. Marta aparentaba mucha años menos de los que tenía. Con sus cuarenta
años, aún tenía mucho que ofrecer iba al gimnasio, comía bien, se cuidaba la piel.

La había conocido en un bar, donde ella se le acercaría, cuando Alejandro no le daba más de
treinta, y para cumplir la fantasía de cojerce a una milf le daría pie. La mifl andaba en busca de
carne joven, una presa para saciar su sed carnal. La milf depredadora no tardo mucho
convertirse en la presa cuando la llevo al telo más cercano. Luego se encontrarían un par de
veces más para echar unos polvos, hasta que él le pediría formalizar una relación de novios.
Con palabras de amor y alegando su madures y unas buenas cogidas que la hacían sentir en su
juventud mas plena, la cuarentona cayo redondita.

Sin embargo, su atención fue rápidamente desviada hacia las dos jóvenes mujeres que
estaban sentadas en un sofá. Parecían dos diosas griegas reposando en sofá hecho con plumas
de arcángeles, esperando a su Zeus para que las ensarte con su poderosa verga. Si la madre
estaba para partirse, las hijas eran otro nivel.

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—Alejandro, te presento a mis hijas, Mina y Nina —dijo Marta con una sonrisa, señalando
hacia las chicas que estaban sentadas frente a él.

Alejandro fijó sus ojos verdes intensos en Mina, una rubia de infarto, con unos ojos verdes
penetrantes, tenía puesto un vestidito negro suelto pero que ceñía a su cintura, marcando su
cuerpito de barby, y un escote que dejaban ver una tetas redonditas. Tenía una cara de zorrita

—Es un placer conocerte, Mina —dijo Alejandro, sonriendo seductoramente mientras


estrechaba su mano.

Mina le devolvió la sonrisa con una mirada cautivadora.

—El placer es mío, Alejandro —respondió ella con una voz dulce pero con un brillo de picardía
en sus ojos.

Sin embargo, antes de que Alejandro pudiera procesar completamente la información que le
brindaban sus ojos, su atención fue atraída hacia Nina, la hermana gemela de Mina. Con su
cabello pelirrojo y rizado, Y sus ojos verdes brillantes, que enmarcaba su rostro inocente, a
diferencia de su hermana que tenía una cara de traga leche terrible. Lucía un jean negro y un
top morado que cubría por completo las que aparentabas tetas que rivalizarían con las de su
propia madre, con la ventaja de 20 años menos.

—Encantado, Nina —dijo Alejandro, manteniendo su mirada intensa en ella mientras le ofrecía
su mano.

Nina respondió con un entusiasmo aparente, pero Alejandro notó un destello de curiosidad y
algo más en sus ojos.

—El gusto es todo mío, Alejandro —contestó Nina, sonriendo de manera coqueta.

A medida que la conversación continuaba, Alejandro no podía apartar los ojos de las mellizas.
Las encontraba cautivadoras, con una belleza única que las diferenciaba. Sentía una atracción
desbordante hacia ambas, una sensación que le resultaba intrigante y peligrosa, una sensación
que amenazaba con ponerle dura la Berga. Sus pensamientos comenzaron a divagar hacia
terrenos peligrosos, imaginando cómo sería estar con las dos arrodilladas ante él,
debatiéndose por su berga con sus lenguas.

Marta, ajena a los pensamientos de Alejandro, estaba emocionada por presentar a su nuevo
novio a sus hijas. Observaba con alegría cómo interactuaban, sin darse cuenta del torbellino de
emociones que se desataba en la mente de Alejandro.

Marta asintió emocionada, sin percatarse de la tormenta que se avecinaba. Por otro lado,
Mina y Nina compartían unas miradas y sonrisas cuando cruzaban miradas con Alejandro.
´conozco esos juegos´penso alejandro, ´eran unas putitas las dos, de esas pendejas que se
creen inalcanzables pero cuando las tener arrodilladas en cuatro te suplican que no les saques
la Berga. A gritos les suplicaban Berga y él no se las negaría´

Después de charlar un rato, Nina sugirió cocinar la cena. -Es una excelente oportunidad para
que pruebes mi talento- dijo con una sonrisa traviesa -en la cocina.

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La cena fue preparada por Nina, quien mostraba una destreza sorprendente en la cocina,
Alejandro habría apostado que esa pendaja lo único que sabía hacer pajas rusas con sus tetas.
Alejandro no podía evitar notar cómo se movía con gracia y soltura alrededor de la cocina,
añadiendo los toques finales a la deliciosa comida.

—Esto se ve increíble, Nina. Parece que tienes un talento oculto en la cocina —dijo Alejandro,
sonriendo mientras se sentaban a la mesa. ´ya quisiera ver que talentos otros talentos tenia´

Nina sonrió, complacida con el cumplido.

—Gracias, Alejandro. Me gusta experimentar en la cocina de vez en cuando. Subo a cambiarme


y vuelvo me quedo el olor a comida, ya vuelvo.

Sisi te esperamos, ponente linda amor- la apremio marta.

Al cabo de unos minutos, Nina volvería radiante en un vestido azul oscuro que se le ceñía al
cuerpo con escote en forma de corpiño que le sostenía sus grandes tetas que hipnotizaban a
Alejandro con el rebotar en cada movimiento.

Durante la cena, la conversación fue animada y llena de dobles sentidos. Alejandro encontraba
la manera de hacer comentarios ingeniosos que dejaban espacio para la interpretación. Las
gemelas, expertas en el juego de seducción, respondían con réplicas igualmente picantes.
Alejandro se sentía cada vez más atraído por las gemelas, quienes parecían conocerse a la
perfección y se complementaban de manera intrigante. El magnetismo que sentía hacia ambas
se intensificaba con cada gesto y palabra intercambiada.
Alejandro durante la cena descubrio que las las meveinte y dos años, mina estudiaba
contaduría y le hacía cursos de modelajes también, siendo modelo desde adolecente, también
tenia muchos seguidores en instagram y tik tok. En cambio Nina estudiaba una carrera de
diseñadora de moda, juega pádel en su tiempo libre y también le gusta el modelaje.

Al finalizar la cena, Marta miró a Alejandro con una expresión sugerente.

—Ale, ¿te gustaría quedarte a pasar la noche? —le propuso con una sonrisa pícara

´´la muy hija de puta también quería pija´´

—Marta, no quiero causar problemas o malentendidos. Acabamos de comenzar nuestra


relación y no quiero precipitarnos — Alejandro se sintió tentado por la oferta, aunque sabía
que era un terreno peligroso. Aun así aceptaría pero opondría un poco de resistencia. Tenía la
Berga dura a reventar por culpa de las hermanas calienta pijas, estaba re caliente y de alguna
manea tenía que desquitarse.

Marta tomó su mano con ternura.

—No te preocupes, Alejandro. Estoy segura de lo que quiero y me siento cómoda contigo.
Quiero que te quedes y compartas la noche con nosotras.

La mirada de Marta era sincera, cálida y llena de lujuria, y Alejandro vería la oportunidad
perfecta para demostrarle a esa pendejas que no era cualquier tipo.

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—Está bien, Marta. Me encantaría quedarme a pasar la noche contigo y tus hijas —aceptó, con
una chispa de emoción en sus ojos.

Mientras caminaban hacia la habitación, Alejandro sintió un cosquilleo de anticipación y un


toque de nerviosismo en su interior. Sabía que estaba adentrándose en un territorio
desconocido, pero las ganas acumuladas todas las noches por el par de zorritas. Estaba más
duro que una piedra y esa noche aria gritar a la milf para demostrarle a esos culos andantes de
lo que era capaz y de paso calentarlas un poquito.

Ni bien entraron a la habitación, Alejandro le devora la boca a Marta y luego le bajaría el


escote para devorarle las tetas también.

- Te quedaste con habré Ale- soltado un gemido apestaría la su cabeza contra sus
pechos.
- Llego la hora del postre quería.- pegándole una nalgada que la aria gritar y agarrando
su cabeza haciéndola arrodillar ante su entrepierna- te apetece banana con un poco de
leche caliente-
- Mmmmmmmm me gusta la idea- marta desprende el cinto de Alejandro y le vaja los
pantalones junto con sus calzones, haciendo que la comprimida verga salga al aire
libre, pegándole en la cara a marta.
- Hola- saludo la su hinchado y duro miembro-esta duro como piedra, un rato más y te
rompía el pantalón – empieza a lamerla el tronco de su Berga mientras con una mano
aprieta el glande para luego metérselo en la Boca lo más que pudo, la mitad, soltando
sonidos de succión y arcadas. Mientras posaba una mano en el inicio del tronco de la
descomunal polla la otra mano apretaría una nalga de Alejandro para atraerlo hacia
ella.

Alejandro dejaría escapar un gemido – eres una diosa Marta- la calentura era tal, que
imaginaba a Nina chupándosela con esa cara de puta inocente que tenía, con ambas
manos la agarra de la cabeza y la bombea con toda la fuerza – a siiiiiiii- exclamaría
mientras arqueaba la espalda, soltando todo su semen en la boca de la cuarentona. Es su
orgasmo no se percató que marta se ahoga entre su Berga, su leche y lágrimas.

Finalmente saldría del trance y la soltaría. Marta tragaba y tocia semen, mientras le
lloraban los ojos- te gusto hee- tosería y se secó las lágrimas con las manos- estabas
bastante cargado hijo de puta.

Ella a veces intentaba tomar el control, hablándole sucio o dándole órdenes, queriendo
aprovechar su posición de madura experimentada. Pero él no era un pendejo cualquiera
como para que una cuarentona necesitada de verga le diera órdenes. Tenía que apagar esa
llama de libertad y emancipación que aún queda dentro de ella, ya lo había hecho con
otras pendejas, esta vez era distinto, pero le gustaban los retos.

Con aun marta en el suelo, le acariciaría la barbilla de forma tierna para luego aguarrarla
del cuello- desvístete- le ordenaría en tono seco- putita- una sonrisa que le quitava 20 años
se le dibujo enla cara de marta.

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-si papi- exclamo con la vos más de puta que pudo hacer. Y Alejandro no podía quitarse de
la cabeza las caras de las gemelas.

Mina 1

Mina observaba con cautela mientras Marta y Alejandro subían las escaleras hacia la
habitación de arriba. Luego Los sonidos de placer se filtraban por las rendijas de la puerta,
dejando claro que la noche prometía ser intensa para ellos. La mirada lujuriosa de Alejandro
hacia ella y su hermana Nina no había pasado desapercibida, y ahora las dos se encontraban
solas, compartiendo una botella de vino y analizando la situación.

Las hermanas se sentaron en el sofá, cada una con una copa de vino en la mano, mientras
observaban la habitación cerrada en la parte superior de la casa. El ambiente estaba cargado
de tensión y deseo, y no pudieron evitar hablar sobre la atracción que Alejandro sentía hacia
ellas.

-Mira cómo se devoran el uno al otro-, comentó Nina, con una sonrisa traviesa bailando en
sus labios. -Alejandro es todo un hombre peligroso, ¿no crees?-

Mina asintió, sintiendo una mezcla de excitación y nerviosismo recorriendo su cuerpo.


-Definitivamente es tentador-, respondió, su voz llena de deseo contenido. -Pero también
es peligroso, Nina. No podemos permitir que nos manipule-.

-¿Lo has notado, Nina?-, susurró Mina, con una sonrisa traviesa en los labios. -Sus ojos no
pueden apartarse de nosotras. Parece que le gustamos tanto como le gusta a mamá-.

Nina soltó una risa suave y juguetona. -Sí, Mina, es evidente que le provocamos ciertos
pensamientos lujuriosos. No me sorprendería se estuviera imaginando a unas de nosotras
mientras se coje a mama- Nina tomó un sorbo de vino y soltó una risita seductora. -No te
preocupes, hermanita. No somos tan inocentes como piensa. Podemos jugar este juego
tan bien como él-.

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Mina tomó un sorbo de su vino, dejando que el sabor embriagador se deslizara por su
lengua. -No puedo evitar excitarme ante la idea-, admitió en voz baja. -Alejandro es un
hombre atractivo y seductor, y no hay duda de que sabe cómo tentar a una mujer- Los
gemidos de marta hacía pensar a Mina sobre lo que Alejandro tenía entre las piernas.

Nina asintió, con los ojos brillantes de anticipación. "Tenemos que tener cuidado, Mina. No
queremos que esto arruine nuestra relación con mamá. Pero, al mismo tiempo, ¿no te
parece emocionante jugar con el fuego y ver hasta dónde podemos llegar?"

Mina contempló las palabras de su hermana y sintió un hormigueo en el cuerpo. Sabía que
Nina tenía razón. Esta situación era peligrosa, pero también era tentadora y emocionante.
La atracción que sentían por Alejandro era mutua, y el hecho de que estuviera en la
habitación de arriba con Marta solo alimentaba su deseo.

Mina se mordió el labio inferior, sintiendo una oleada de deseo crecer en su interior. El
espectáculo que estaban presenciando arriba no hacía más que avivar su propia pasión. -
Tienes razón, Nina. Tal vez deberíamos enseñarle a Alejandro una lección sobre lo que sucede
cuando se enfrenta a dos hermanas caliente-.

Las palabras resonaron en el aire, llenando la habitación con una tensión palpable. Mina y
Nina compartieron una mirada cómplice, sabiendo que estaban a punto de cruzar una
línea peligrosa. Sin embargo, la pasión ardiente que sentían no podía ser ignorada.

Mientras continuaban observando y escuchando los sonidos del éxtasis de Marta y


Alejandro, el deseo entre Mina y Nina se intensificaba. Ambas gemelas se encontraban al
límite de su excitación, incapaces de resistirse a la tentación que se desplegaba frente a
ellas.

A medida que los gemidos y susurros de Marta y Alejandro se volvían más intensos, Mina
se encontraba cada vez más sumida en la tentación. El vino había desinhibido sus
inhibiciones y despertado una pasión que había estado latente dentro de ella durante
mucho tiempo.

Con una mirada cautivadora, Mina se volvió hacia Nina, encontrando un brillo similar de
deseo en los ojos de su hermana gemela. En ese momento, sus corazones parecían latir al
unísono, impulsándolas a un territorio peligroso.

Mina dejó su copa a un lado y se acercó lentamente a Nina, sus movimientos llenos de una
confianza audaz. Sus labios rozaron los de su hermana, iniciando un beso cargado de
pasión y lujuria. Fue un instante de entrega total, donde la atracción y el deseo se
desataron sin restricciones.

Finalmente, sin palabras, Mina y Nina se acercaron una a la otra, dejando que el deseo y la
lujuria las consumieran. Sus labios se encontraron en un beso ardiente y apasionado,
mientras sus manos exploraban los cuerpos de la otra con desesperación.

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Entre gemidos y suspiros, las dos hermanas sucumbieron a la tentación, entregándose a la
pasión prohibida que había surgido entre ellas. Los límites se desvanecieron y se
sumergieron en un placer compartido, buscando liberarse de las ataduras morales que les
impedían seguir sus deseos más oscuros.

Mina acariciaría los pechos de su hermana mientras le daba un fuerte beso de lengua.
Luego le suberia el vestido asa la cintura y ella bajaría por el abdomen con besos suave
asta llagar hasta su entre pierna. Le bajaría la tanga negra que llevaba y sumergiría su
lengua en busca de su clítoris, notando su humedad mina introduciría dos dedos en el
interior de su hermana.

Nina largaba suspiros y alaridos tratando de negarse, pero las ganas le ganaron. Todo paso
tan rápido. Mina sentirá que unos fluidos corrían por sus manos y su boca, Nina arquearía
la espalda y soltaría un gemido, al mismo tiempo que por la casa retumbaría un último
gemido de su madre seguido de un alarido osco de Alejandro.

Mina suberia la cabeza enconrandose con la mirada penetrante du su ermana-mina-


sotaria un gemido nina- eso.. eso fue… dios

Capítulo 2: Despertar tentador

Alejandro 2

Alejandro se despertó en la cama sintiendo una sensación cálida y placentera. Abrió los ojos
lentamente y se encontró con la visión de Marta inclinada sobre él, haciéndole un pete. El
recuerdo de la noche anterior y las intensas experiencias compartidas inundaron su mente, y
una sonrisa satisfecha se formó en sus labios.

-Mmm... buenos días, Alejandro-, susurró Marta, mirándolo con ojos llenos de deseo. -Parece
que has dormido bien-.

Alejandro se incorporó lentamente, dejando escapar un gemido de satisfacción mientras


disfrutaba de las caricias de Marta. -Buenos días, Marta-, respondió con una voz ronca. -No
puedo negar que esta es una manera agradable de despertar-. Marta se apartó, dejando
escapar una risa juguetona. -Me alegra que lo disfrutes. Quiero aprovechar al máximo nuestro
tiempo juntos, Alejandro-.

Ambos se miraron intensamente, y Alejandro sabía que había algo más en la mente de Marta.
--¿Hay algo en particular que te gustaría hacer hoy?-, preguntó con una ceja levantada,
esperando descubrir sus intenciones.

Marta se mordió el labio inferior, dejando ver una chispa traviesa en sus ojos. -He estado
pensando... ¿qué te parece si invitamos a las chicas a unirse a nosotros esta mañana?-,
propuso con una sonrisa pícara. -Creo que todos podríamos disfrutar de una sesión de
diversión en conjunto-.

Alejandro se sorprendió por la propuesta, pero una sonrisa lujuriosa se extendió por su rostro.
-Eso suena... intrigante-, respondió con complicidad. -Creo que podría ser una experiencia
emocionante para todos-.

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Marta se acercó a él, sus manos acariciando su pecho. -Las chicas te están esperando esta
-.Susurró al oído de Alejandro

Los pensamientos lascivos comenzaron a llenar la mente de Alejandro mientras imaginaba las
posibilidades que les esperaban a los cuatro. Marta se levantó de la cama y comenzó a
vestirse, lanzando una mirada seductora hacia Alejandro. –Dale, baja ya- dijo con voz
juguetona y apremiante -

Alejandro bajó las escaleras, sintiendo una mezcla de nerviosismo y anticipación por lo que le
esperaba en el comedor. Al llegar, las gemelas, desnudas, lo rodearon y guiaron hacia el sillón,
donde lo desnudaron con sus delicadas manos entre risas juguetonas y lo sentaron en el sillón.
Marta, con una sonrisa pícara, se mantenía en un rincón observando la escena mientras se
tocaba y chorreaba fluidos desde su excitada.

Mina se arrodilló frente a Alejandro, mientras Nina se colocaba a su lado. Mina se metió los 18
cm de berga en su boca como toda una experta mientras miraba a Alejandro con ojitos brillos,
mientras Nina jugaba con sus bolas con las manos y besaba unos de sus pezones. Sus gemidos
llenaron la habitación, y la excitación crecía con cada instante.

De pronto, una luz blanca brillante envolvió la escena, y todo se disipó. Alejandro despertó en
su cama, con el sudor perlando su frente. Se dio cuenta de que todo había sido solo un sueño,
una fantasía tan vívida que casi parecía real. La decepción se apoderó de él mientras luchaba
por asimilar la realidad.

Sin embargo, la desilusión pronto se alivió cuando, una vez más, vio a la cabeza de marta
sumergida en su entrepierna, parecía concentrada en lo que hacía no se percató de que
Alejandro estaba totalmente consiente. Alejandro se abandonó al placer que Marta le
proporcionaba. Sentía la calidez de su boca que rodeaba su Berga y su lengua jugando con el
glande, la succión que ejercía y las arcadas que emitía tratando de tragarse toso su pedazo.
Dejándose llevar por las sensaciones que lo envolvían y el recuerdo del lujurioso sueño, lo
llevaron a experimentó un intenso orgasmo, mientras Marta lo satisfacía con habilidad y
devoción, este soltó toda su carga en la boca de Marta.

Después de terminar, Marta se enderezó, con una sonrisa satisfecha en su rostro. -Estuvo
delicioso- mientras se tragaba toda su lefa. -¿qué te parece si enciendes la parrilla y asas unos
chorizos para el almuerzo-

Alejandro, aun sintiéndose un poco aturdido por la experiencia, asintió con una sonrisa. -Claro,
estaré encantado de complacerte-, respondió, sintiéndose agradecido porque la vida no era
del todo cruel con él. –qué hora es? - pregunto desorbitado, pues no le parecía que comieran
chorizos asado para el desayuno.

-Son las once y media, decide venir a despertarte, parecías que tenías el sueño pesado-

-Después de lo de anoche, cualquiera terminaría exhausto- tiro una sonrisa pícara –y después
de la sorpresita que me diste ahora creo que me quito un poco de fuerzas-

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Marta soltó una carcajada, de esas de una veinteañera después bromear sobre bergas y
conchas.

Alejandro Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, mientras Marta lo observaba con una
mirada de apreciación. Aunque su sueño había sido solo una fantasía, la realidad tenía su
propia lo había premiado con una mamada vespertina.

Fue al patio trasero e hiso todos los preparativos para encender el fuego. Decidió sacarse la
remera ya que con el sofocante sol de mediodía más el sol, los chorizos no serían los únicos
asados. Luego de un rato, después de tener las primeras brasa, fue a la cosina a buscar los
chorizos para ponerlos a la parrilla. Alejandro salió al patio trasero, poso los chorizos en la
parrilla. Alejandro se encontraba absorto en su tarea de asar los chorizos en la parrilla,
concentrado en cada vuelta y en la cocción perfecta. Su mente estaba enfocada en el fuego y
en el punto exacto en el que los chorizos adquirirían ese delicioso color dorado. Sin embargo,
su concentración fue repentinamente interrumpida por una voz que provenía detrás de él.

-ale, no importa si te molesto-

Se volvió y sus ojos se encontraron con Mina. Ella lucía un bikini color rojo ardiente. Los ojos de
Alejandro, aunque intentaban mantenerse en la tarea que tenía entre manos, no podían evitar
deslizarse hacia las tetas de Mina. Aunque no eran exageradamente grandes, eran redondas y
firmes, realzadas por el sostén rojo que los acariciaba delicadamente.

Pero lo que realmente cautivo a Alejandro fue la parte inferior del bikini, su tanga; La parte
delantera de la tanga consistía en un pequeño triángulo de tela suave que cubría sutilmente el
área íntima, dejando apenas espacio para la imaginación. En la parte trasera, un fino hilo
recorría el surco de las nalgas de Mina, separándolas con sutileza y revelando su forma bien
formada y firme. El hilo dental, apenas perceptible, se perdía entre las carnosas y firmes nalgas
de Mina, creando un efecto provocador y juguetón. Terrible cola, pesaba, Cada curva parecía
esculpida a la perfección, invitando a la admiración y el deseo. Era una vista cautivadora. Era
imposible para Alejandro no podía evitar mirar esa hermosa cola, perfectamente formada, que
se alzaba con una elegancia que desafiaba cualquier gravedad.

El rojo vibrante del bikini resaltaba su figura, provocando que los colores de su piel y su cabello
rubio brillaran con mayor intensidad. Alejandro no podía evitar notar el contraste sensual
entre el rojo de la tela y la delicadeza de la piel de Mina, creando una sinfonía visual que
despertaba sus deseos más profundos.

A pesar de que Alejandro era consciente de su tarea y del ambiente en el que se encontraba,
su mente se llenaba de pensamientos lascivos mientras admiraba la belleza de Mina. Sin
embargo, era capaz de contener sus comentarios y mantener la situación dentro de los límites
del respeto y la cortesía.

Mina se acercó a Alejandro con una sonrisa traviesa en su rostro. -Alejandro, ¿me podrías
poner bronceador en la espalda?-preguntó, dando un ligero toque en su hombro con una
mano y con la otra extendiéndole el potecito de bronceador no sin antes soltar una risita.

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Ligeramente abrumado por la situación y a la vez excitado, Alejandro accedió a la solicitud de
Mina sin poder apartar la vista de su figura seductora. Mina se recostó boca abajo en la
reposera, revelando su atractivo lomo y su hermoso trasero que parecía desafiar a la gravedad.
La tanga, con su hilo delicado, separaba sus nalgas de manera sugerente, invitando a Alejandro
a perderse en su espectáculo.

Mina, con una sonrisa pícara en los labios, le pidió a Alejandro que desatara su sostén para
poder aplicar el bronceador en su espalda. Como un caballero obediente, Alejandro acató su
solicitud. Alejandro desataba las tiras entrelazadas en un moño, el roce de sus dedos mientras
desataba el sujetador hizo que Alejandro sintiera un leve estremecimiento de excitación. Las
tetas de Mina se deslizaron hacia los costados, ofreciéndole una visión provocativa que
despertaba sus instintos más íntimos.

Con manos temblorosas, Alejandro comenzó a aplicar el bronceador en la espalda de Mina,


extendiéndolo suavemente con movimientos circulares. Cada roce con su piel provocaba
sensaciones intensas que fluían a través de su cuerpo.

Llegando al punto culminante de su tarea, Alejandro se encontró frente al irresistible culo de


Mina, Ahí lo tenía, en frente de sus narices, un finísimo hilo que se perdía entre sus nalgas, que
invitaba ser arrancado con violencia para que una buena berga se abrirá paso hacia el preciado
tesoro de su conchita.

En cambio, se conformó con sutiles apretones utilizando sus manos. Con habilidad y
discreción, Alejandro aplicó el bronceador en los cachetes de su despampánate colita. Sus
manos, con sutiles apretones, acariciaban la piel mientras Mina dejaba escapar sutiles gemidos
de excitación, revelando el placer que experimentaba en cada contacto.

La textura suave del bronceador se mezclaba con la calidez de la piel de Mina, generando una
sinfonía de sensaciones que estimulaban tanto a Alejandro como a ella. Aunque el deseo se
volvía más intenso en ese momento íntimo, Alejandro mantenía el control y se enfocaba en su
tarea, procurando que el placer que brindaba no traspasara los límites establecidos.

Con delicadeza, Alejandro completó la aplicación del bronceador en el culo de Mina,


asegurándose de cubrir cada centímetro de su piel y disfrutando en silencio de cada instante.
Después, continuó con las piernas, aplicando el bronceador con movimientos suaves y
precisos, mientras el ambiente se llenaba de una tensión cargada de deseo y complicidad.

Lleno de sorpresa y excitación, Alejandro observó cómo Mina se levantaba de la reposera y se


acercaba a él, desafiante y llena de confianza. Era evidente que no tenía miedo de expresar
abiertamente su deseo. Sin rodeos, Mina confrontó a Alejandro, haciendo comentarios
juguetones sobre los chorizos que aludían directamente a su erección persistente.

Con una mirada desafiante -Parece que los chorizos en la parrilla no son los únicos que están
"calientes" aquí, Alejandro. ¿Qué haremos con esta... sazón adicional?-

Alejandro, cautivado por el atrevimiento de Mina, no pudo resistirse al juego seductor. Con
una mirada intensa, respondió con una mezcla de deseo y diversión.

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Alejandro se acerca a Mina -parece que estás dispuesta a encender aún más el fuego. Pero
déjame preguntarte, ¿estás preparada para lidiar con este "chorizo" extra que has despertado
en mí?-

Mina llevo una mano hacia sus pechos y se apretó una teta, mientras que con la mano derecha
se tocaba su entrepierna por en sima de la tanga. Mientras se mordía el labio inferior miraba a
Alejandro desafiándolo.

´´ya fue´´ pensó alejabdro ´´esta puta quiere que me la coja´´. Incapaz de resistirse por más
tiempo, tomó a Mina de la cintura y la atrajo hacia él, pegándola a su cuerpo para que sintiera
la erección que ella misma había provocado.

Lleno de deseo y dejándose llevar por la pasión del momento, Alejandro deslizó sus manos
hacia su hermoso culo, apretando los cachetes con tanta violencia que mina soltaría un leve
gemido. Eso termino por excitarlo mas a Alejandro y le planto un beso, su lengua se encontró
con la de mina quien no oponía resistencia, Sus labios se encontraron en un beso ardiente,
mientras sus lenguas se entrelazaban en un baile frenético de pasión y Alejandro manoseaba
el puposo orto de mina.

La erección de Alejandro presionaba contra el vientre de Mina, mientras la sensación de sus


pechos contra su pecho desnudo añadía un componente sensorial irresistible. La proximidad
física y la electricidad que fluía entre ellos intensificaron el deseo, creando una conexión íntima
que los consumía.

El tiempo pareció detenerse mientras se entregaban al momento, explorando cada rincón de


sus cuerpos con sus manos y sus labios. La entrega mutua era evidente, sin restricciones ni
límites, llevándolos a una dimensión donde solo existían ellos dos.

Después de un momento de intensidad y pasión, Mina se separó levemente de Alejandro,


dejándolo desconcertado y con ganas de continuar el beso. Intentó acercarse nuevamente,
pero fue interrumpido por las palabras juguetonas de Mina.

Con una sonrisa traviesa de puta, que a le ves reflejaba victoria -Alejandro, parece que tu
chorizo está a punto de quemarse. No queremos que pierdas el control de la parrilla,
¿verdad?-

Alejandro, todavía un poco aturdido por la interrupción, intentó recomponerse y responder


con humor.

Sin embargo, antes de que pudieran continuar con un una palabra, la llegada inesperada de
Nina y Marta, interrumpió la escena sin darse cuenta de la situación.

-¡Hola chicos! Estamos aquí para ayudar a preparar la mesa. ¿En qué podemos colaborar?- dijo
sonriente Nina con esa cara de puta inocente, que traía un mini short que dejaba medio culo al
aire y lo que parecía un bodi que hacia lo posible por mantener a las voluminosas tetas en su
lugar.

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-¡Hola Alejandro! Espero que estén disfrutando de la parrilla. Parece que el aroma de los
chorizos es irresistible.- miro a Alejandro con una sonrisa tierna que traía en sus manos una
fuente- veni a ayudar también vos mina, trae los platos- ordeno a su ardiente hija.

Alejandro y Mina se miraron brevemente, compartiendo una mezcla de sorpresa y complicidad


por la inoportuna llegada de las invitadas. Trataron de recomponerse rápidamente y responder
con naturalidad.

-Si mami ya ahí voy- le dedico una mirada lujuriosa a Alejandro y se dio la vuelta meneando su
monumental culo.

- los chorizos están a punto.- Anuncio Alejandro mientras vigilaba la colita de mina –tráiganme
una bandeja para los choris-

Le mesa estaba lista y procedieron a comer. El almuerzo continuó con alegres charlas y risas,
mientras todos disfrutaban de la deliciosa comida que habían preparado. La mesa estaba llena
de platos exquisitos: jugosos chorizos asados, tiernas carnes a la parrilla, ensaladas frescas y
guarniciones sabrosas.

Marta, con una mirada llena de amor y complicidad, tomó la mano de Alejandro y decidió
compartir una noticia emocionante con las chicas.

Chicas, tenemos un anuncio importante que hacer. Alejandro y yo hemos decidido dar un
nuevo paso en nuestra relación. En la próxima semana, Alejandro se mudará con nosotras.

Un momento de sorpresa y asombro llenó la mesa mientras las chicas procesaban la noticia.
Mina y Nina intercambiaron miradas emocionadas y se alegraron por la nueva etapa que
comenzarían juntos.

-En serio- exclamo Nina con una vos chillona de adolecente, era la más infantil de las hermanas
–Estoy feliz por ustedes, los felicito

-si yo también- mina tenía una vos más serán y controlada- espero que sean felices, espero no
le moleste nuestra presencia-

No digas eso hija se pueden quedar el tiempo que quieran hasta que decidan independizarse y
tengan trabajos estables, no se van a escapar de mama- marta le extendió la mano para que
mina la reciba y la dos se sonreirían.

Alejandro estaría más que encantado de tener a esas dos muñecas andando medias desnudas
por la casa. Era una familia liberal, su padre había muerto de cáncer cuando las mellizas tenían
die años, por suerte marta provenía de una familia con plata y trabajaba en los teatros de
buenos aires. Plata no les hacía falta. Pero las mellizas pasaban la mayor parte del tiempo solas
y así de zorritas salieron las dos, tal buscaban una figura paterna, ambas todavía eran unas
nenas con tan solo 20 añitos y estaban para partirlas en cuatro, tal vez fantaseaban con que
esa figura paterna se las cogiera.

Alejandro, mientras recibía las miradas felices de Mina, Nina y Marta, se sentía agradecido por
el apoyo y la aceptación que había recibido. Aunque su encuentro íntimo con Mina se

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mantenía en secreto, estaba entusiasmado por dar este nuevo paso en su relación con Marta y
formar parte de una nueva dinámica familiar.

El almuerzo continuó con un ambiente festivo y cálido, mientras todos compartían anécdotas y
se felicitaban por los próximos cambios que se avecinaban. La comida se disfrutaba entre risas
y buenos momentos, creando recuerdos que perdurarían en sus corazones. Hasta que un
momento de sorpresa invadió la mesa cuando Nina, de pronto, se levantó de su asiento. Con
una sonrisa traviesa en sus labios, se desabrochó el mini short revelando un body negro que
resaltaba sus curvas tentadoras.

El body negro de Nina se ajustaba perfectamente a su figura. Presentaba un escote


pronunciado, sus monumentales tetas amenazando con salirse de su lugar con cada rebote, La
parte trasera se convertía en un diseño entrecruzado que dejaba al descubierto gran parte de
su espalda, añadiendo un toque de provocación irresistible. A diferencia de Mina, Nina
destacaba por su cabello rojo intenso y por los dos melones que tenía cono tetas, que
superaban en tamaño a los de su hermana. Su figura curvilínea se mostraba con elegancia y
gracia, aunque su trasero, aunque de menor tamaño que el de Mina, no dejaba de tener su
propio atractivo.

-Que calor que hace, no se ustedes, o me meto a la pile-

Nina, llena de energía, decidió sumergirse en la piscina y salpicar con agua a Mina, quien
respondió de inmediato con un insulto en tono de broma. Sin embargo, en lugar de quedarse
al margen, Mina se unió a la diversión y se metió al agua junto a su hermana, dejando que la
risa y el juego llenaran el ambiente.

Los cuerpos de las hermanas, ahora mojados y entrelazados en el juego, exhibían una
sensualidad sugestiva que no pasaba desapercibida para Alejandro. Observaba atentamente el
rebote de los senos de Nina y la forma tentadora del culo de Mina mientras nadaban y se
divertían, lo cual provocaba una erección poderosa y evidente.

Alejandro, intentando controlar sus deseos en medio de la excitación, decidió mantener su


distancia y observar discretamente. Aunque la imagen de las hermanas jugando de manera
sugerente estimulaba su imaginación, sabía que debía mantener el respeto y la discreción
frente a la presencia de los demás.

Entre risas y juegos, las chicas invitaron a Marta y a Alejandro a unirse a ellos en el agua. Marta
aceptó entusiasmada y, notando la negativa de Alejandro, lo instó a seguirla.

-Vamos, Alejandro, no seas tímido. Únete a la diversión en el agua. Te prometo que te


divertirás.-

Alejandro, consciente de su potente erección y la necesidad de encontrar un alivio


momentáneo, buscó una excusa.

-Chicas, lo siento, pero creo que necesito darme una ducha rápida para quitarme el olor a
humo de la parrilla. No quiero arruinar la diversión con mi estado actual.-

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- marta asintió comprensiva -Está bien, amor. Ve y tómate tu tiempo. Nosotros seguiremos
disfrutando aquí. ¡No te tardes demasiado!

Con una sonrisa agradecida, Alejandro se alejó de la piscina y se dirigió hacia la ducha. Una vez
bajo el agua, intentó aliviar su erección mientras trataba de controlar sus pensamientos y
emociones. La tensión acumulada en su cuerpo y la excitación que lo invadía requerían una
liberación temporal para poder volver a un estado más calmado.

Mientras dejaba que el agua cayera sobre su cuerpo, Alejandro se esforzaba por enfocarse en
la sensación refrescante y relajante, intentando calmar su excitación. Cerró los ojos e hizo un
esfuerzo consciente por apartar los pensamientos eróticos que le habían consumido en los
momentos anteriores.

La ducha se convirtió en un refugio temporal donde Alejandro buscaba encontrar un equilibrio


y control sobre su cuerpo y emociones. Sabía que debía regresar a la diversión con las chicas,
pero antes necesitaba recuperar la compostura y aplacar su erección.

Mientras el agua caía sobre su cuerpo, Alejandro se encontraba inmerso en sus pensamientos.
Se sorprendía a sí mismo al darse cuenta de lo intensamente que Mina había despertado su
deseo, y se preguntaba cómo una chica tan joven podía tener tanto poder sobre él. Siempre
había tenido una atracción magnética hacia las mujeres, pero algo en Mina lo había llevado a
un nivel completamente nuevo de excitación.

En medio de su reflexión, Alejandro intentaba encontrar una forma de aliviar su erección


persistente. Llevo sus manos asia su verga y empeso a jalársela, primero despacio pero luego
fue . Sin embargo, antes de que pudiera encontrar una satisfacción temporal, Mina entró
repentinamente al baño, sorprendiendo a Alejandro.

Mina: (con una sonrisa traviesa) Oh, parece que alguien necesita un poco de ayuda aquí.
¿Puedo ayudarte a aliviar esa tensión, Alejandro?

Alejandro se quedó sin palabras por un momento, sorprendido y excitado por la aparición de
Mina en ese momento preciso. Su erección latente palpitaba con más fuerza ante la
perspectiva de la ayuda que Mina parecía ofrecer.

Alejandro: (con voz entrecortada) Mina, no... Esto no es apropiado. Somos... Marta es... No
podemos...

Ella sonrió de manera seductora y deslizó una mano por debajo del agua, encontrando la
firmeza de la erección de Alejandro. "¿Estás seguro de que no lo deseas, Alejandro?", susurró
con voz sensual.

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Sin tiempo para procesar lo que estaba sucediendo, ella se arrodilló ante él, tomando en sus
manos su dolorosa erección. La mezcla de sorpresa, deseo y nerviosismo lo invadió por
completo, mientras su corazón comenzaba a latir más rápido en su pecho.

Mina no dudo un segundo y se metió toda la Berga en la boca, algo que a marta le costaba
nucho, se estaba tragando casi 18cm de carne dura como la piedra, envolviéndolo en una
sensación de calor y humedad. Cada roce, cada succión, enviaba ondas de placer a través de su
cuerpo, haciendo que sus piernas temblaran ligeramente. La intensidad de la sensación se fue
intensificando a medida que ella continuaba, primero moviendo la cabeza adelante y hacia
atrás lentamente para ir aumentando la velocidad.

Alejandro no podía reaccionar solo observaba aquel spectaculo, estab al borded del orgasmos
y pensaba como reaccionaria mina si le acababa en su linda boquita. Pero una vos desde
afuera del baño distante, gritaba un nombre. –minaaa donde estas-.

Mina dejo su tarea y lo miro con unos ojos de perita triste, se paró, pego media vuelta y se fue
moviendo su colita. Alejandro quedó embobado, no sabía qué hacer. Por un segundo se le
cruzo la idea de hacerse4 una pja y aliviar la erección, pero eso seria como admitir una especie
de derrota.

Se secaría y se envolvería la cintura con una toalla y saldría del baño dirigiéndose al a patio ahí
estaba marta acostada boca abajo mientras leía un libro, En la misma reposera en la que
anteriormente estuvo mina, dejando expuesta su cuarentón culo, que aunque no tan
majestuoso como el de su hija, se defendía muy bien. Marta no lo notaria, el iria por ataras de
elle.

Dejando caer la toalla al piso, Alejandro se incorporaría encima de marta, provocando un sobre
salto en ella. Sin dejarla reaccionar, Alejandro corre la parta baja del body, dejando
descubierta la conchita de marta, y metería toda su Berga de una sola envestida, marta
balbuceaba palabras entre gemidos de reproche, que luego se transformaron en pura
excitación, el entre embestida y envestidas frenéticas, no le daba importancia. En la quinta
envestida Alejandro ya había llenado el ceño de marta, pero aún seguía duro, los recuerdos del
culo de mina, de su beso y de la mamada que le había proporcionado lo volvían loco.

Alejandro se inclinaría asía adelante, apoyando todo su pero en la espalda de marta, esta giro
la cabeza asía un lado para mirarlo. Alejandro la beso mientras buscaba las tetas de marta para
apretarle los pezones. Alejandro aumentaría el frenético movimiento de pelvis, que al chocar
contra las nalgas de marta más la humedad de su sexo provocaba un sonido similar al de una
chancleta pasar por un piso mojado.

Alejandro y mina no estaban haciendo el amor, tampoco cojiendo, no nada eso, Alejandro
estaba usando el orificio de marta para satisfacer su excitación frustrada con mina.

Alejandro daría una última embestida, y presionaría su pelvis con toda la fuerza del mundo
soltando un último y escaso chorro de semen junto con un gemido que casi parecía un grito,
un grito que más de excitación por haber llegado al orgasmo, era un grito de frustración y lleno
de rabia, pues aun no podía sentirse completamente satisfecho. Finalmente sin aliento, se
desplomaría sobre el cuerpo de marta, quien solo se limitaba a respirar muy agitadamente.

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Mina 2: enfiestadas

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