Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA PERSISTENCIA DE LA MIRADA
¡Bueno es que quiera darme vuestra merced a entender que todo aquello que estos buenos libros dicen
sea disparates y mentiras, estando impreso con licencia de los señores del Consejo Real, como si ellos
fueran gente que habían de dejar imprimir tanta mentira junta! (Cervantes, 2004:325)
Dicha fe en la palabra escrita que, por el solo hecho de serlo, se pretende cierta, es
usufructuada por los cronistas de Indias a la hora de despejar dudas frente a la autoridad
monárquica: “La cosa que más conserva y sostiene las obras de natura en la memoria de los
mortales, son las historias y libros en que se hallan escritas; y aquellas por más verdaderas y
auténticas se estiman”, dice Fernández de Oviedo (1950:77); “lo cual yo escribí con tanta
certinidad, que aunque en ella se lean algunas cosas muy nuevas y para algunos difíciles de
creer, pueden sin duda creerlas”, nos previene Álvar Núñez Cabeza de Vaca (1983:2); “porque
las relaciones que hasta ahora a V.M. de esta tierra se han hecho (…) no son ni han podido
ser ciertas, porque nadie hasta ahora las ha sabido, como será esta que nosotros a V.R.A.
enviamos”, aclara Hernán Cortés (1993:58).
Pretensión de verosimilitud y providencialismo manifiesto son, en consecuencia, dos
presupuestos que hermanan a los cronistas de Indias en ecuménico concilio: la llegada del
europeo al Nuevo Mundo entraña un secreto designio divino en su plan de evangelización
universal. Hasta el Inca Garcilaso de la Vega, melancólico mestizo que solloza por su patria
“antes destruida que conocida” sin descuidar jamás su ática elocuencia, antepone astutamente
la ruina de su imperio en boca de un profético Pachacútec, como si a los incas no les quedara
más que resignarse ante el decurso dialéctico de las épocas:
Pocos años después que yo me haya ido de vosotros, vendrá aquella gente nueva y cumplirá lo que Nuestro
Padre el Sol nos ha dicho y ganará nuestro Imperio y serán señores de él. Yo os mando que les obedezcáis
y sirváis como a hombres que en todo os harán ventaja; que su ley será mejor que la nuestra y sus armas
poderosas e invencibles más que las vuestras.
O Guamán Poma de Ayala, indio yarovilca cuya macarrónica y biliosa Nueva corónica y
buen gobierno (1615) “obliga indefectiblemente al lector europeo a precipitarse en la otredad
andina, en su extrañeza, en su extranjeridad, forzando, en consecuencia, los límites de la
lengua”; incluso él, quien tantas imprecaciones reserva hacia los crímenes del conquistador
europeo, sabrá juzgarlo superior al inca que había acabado con la edad de oro y el tiempo
primordial andino.
Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía,
y creo que ligeramente se harían cristianos; que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a
Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestras Altezas para que aprendan a hablar.
(Colón, 1991, s.f.)
You taught me language; and my profit on't is, I know how to curse.
The red plague rid you for learning me your language! (Shakespeare, 1968:34)
Los caribes flecheros, (…) comen carne humana, y no toman esclavos ni quieren a vida ninguno de sus
contrarios o extraños, y todos los que matan se los comen, y las mujeres que toman sírvense de ellas, y
los hijos que paren (si por caso algún caribe se echa con las tales) cómenselos después. (p.123)
Es la constatación del «mundo al revés», con salvajes que lloran al ver la desgracia del blanco, con blancos
caníbales que horrorizan al indio, con soldados españoles que son hechos esclavos e indios convertidos en
sus amos; un mundo jamás concebido por las pulidas mentes renacentistas; un mundo con culturas en-
frentadas, y donde la conquista se convierte en viaje de supervivencia a través de la calamidad y el sufri-
miento que ocasionan el hambre, el frío y el maltrato físico (García Sierra, 2006:288)
Ni bien se los había ajusticiado, y se hizo la noche, y cada uno se fue a su casa, algunos otros españoles
cortaron los muslos y otros pedazos del cuerpo de los ahorcados, se los llevaron a sus casas y allí los
comieron. También ocurrió entonces que un español se comió a su propio hermano que había muerto. Esto
ha sucedido en el año 1535, en el día de Corpus Christi, en la referida ciudad de Buenos Aires.
La mención del Corpus Christi en semejante entorno cárnico equivale, por su socarro-
nería desfachatada, a la corrosiva acrimonia de Cabeza de Vaca.
Si bien Naufragios desmantela numerosos mitos vigentes, su sesgo moralizante y alec-
cionador la devuelve al siglo XVI que la vio nacer, pues sabido es que en el Renacimiento la
empatía aristotélica en el arte se emplea para impartir determinado modelo de conducta.
El trayecto patético del protagonista desde su insubordinación primaria al despojo sim-
bólico y literal de sus vestiduras, desde su ayuno forzado a sus curas milagrosas y desde su
empatía con el indio hasta su reinserción en el contexto cultural europeo terminan de confec-
cionar a los Naufragios como una autoficción hagiográfica cuyo héroe, al igual que Cristo,
carece de codicia, sana enfermos, resucita muertos y cree en el “buen trato” lascasiano en
aras de atraer a los nativos hacia la fe verdadera:
“Diciendo que los cristianos mentían, porque nosotros veníamos de donde salía el sol, y ellos de donde se
pone; y que nosotros sanábamos los enfermos, y ellos mataban los que estaban sanos; y que nosotros
veníamos desnudos y descalzos, y ellos vestidos y en caballos y con lanzas; y que nosotros no teníamos
cobdicia de ninguna cosa” (p.132)
La voz del indio es (como la del portugués hacia el final de la crónica) incorporada al
coro, lo cual si bien anuncia un rasgo central de la novela moderna -la polifonía-, promueve
nuestro escepticismo lector al enfrentarnos con una voz tan sospechosamente funcional a los
fines retóricos de su discurso literario.
Bajo ningún aspecto habría que ignorar que nos enfrentamos con textos persuasivos
que nacen con destinatarios y fines específicos. En Colón resulta clara la necesidad de justifi-
car, a partir de la insistente (y falaz) representación de América como tierra de riqueza y
promisión, la inversión económica que supuso para los reyes católicos su empresa navegante;
como historiador oficial, Oviedo debe consolidar la visión providencialista que fundamente la
ampliación del imperio hacia América, espacio tan exótico como pecaminoso y urgido de in-
tervenciones divinas; por su parte, Cabeza de Vaca parece movido por la obsesión hispana de
la fama y el honor (Oviedo, 2001:78) en defensa de una evangelización pacífica del Nuevo
Mundo. Sus Naufragios significan un primer acercamiento real hacia el nativo americano, pero
así como destruyen mitos, erigen otros.
Si las Crónicas de Indias fueron expresión cabal de una narrativa orgánica al poder, de
la divulgación de información estratégica puesta al servicio de su Real Majestad para mejor
intervenir en los asuntos novohispanos, no menos cierto es que la persistencia de la mirada
que la crónica exige en todo cronista deviene, al sostenerse la observación, incómoda, sedi-
ciosa, subversiva incluso. La Brevísima relación de la destrucción de la Indias de Fray Barto-
lomé de las Casas, incesante desfile de atrocidades y piedra liminar de la “leyenda negra”
americana, da cuenta de ello.
La crónica no escapa a los imperativos ideológicos de su época: el providencialismo
dogmático del siglo XVI equivaldría, si lo extrapoláramos a nuestros días, al relativismo liberal
que rige nuestros intercambios. Ello no le impide poner sobre la mesa, no obstante y como
payaría Martín Fierro, “males que conocen todos / pero que naides contó”.
BIBLIOGRAFÍA
- Barthes, Roland (2015): El grado cero de la escritura. Buenos Aires: Siglo XXI.
- Cortés, Hernán (1993): Cartas de relación, ed. de Ángel Delgado Gómez. Madrid:
Castalia.
- Defoe, Daniel (1986): The Life and adventures of Robinson Crusoe. New York: Avenel
Books.
- De la Vega, Inca Garcilaso (1985): Comentarios reales, vol. I y II. Caracas: Ediciones
Ayacucho.
- De Nebrija, Antonio (2011): Gramática sobre la lengua castellana, ed. lit. De Carmen
Lozano. Madrid: Galaxia Gutenberg.
- Foucault, Michel (2014): Las palabras y las cosas. Buenos Aires: Siglo XXI.
- García Sierra, Begoña Leticia (2006): “Naufragios de Álvar Núñez: del discurso del
fracaso a la aventura antropològica”. Actas del VII Congreso de la AISO, pp.287-292.
- Poma de Ayala, Guamán (1980). Nueva Corónica y buen gobierno. Caracas: Ediciones
Ayacucho.