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Contenido

LA MENTALIDAD PRIMITIVA Y MODERNA ..............................................................................................2


1.1. LA MENTALIDAD PRIMITIVA EN FRANZ BOAS...........................................................................2
12.1.1.L AS ASOCIACIONES EMOCIONALES DE LOS PRIMITIVOS .........................................................6
1.2. EL PENSAMIENTO PRIMITIVO EN LÉVY BRUHL .........................................................................8
1.3. EL PENSAMIENTO SALVAJE EN CLAUDE LEVI-STRAUSS ...........................................................12
1.3.1. EL PENSAMIENTO PRÁCTICO Y EL PENSAMIENTO ABSTRACTO ........................................12
1.3.2. EL PENSAMIENTO SALVAJE Y LA MAGIA ........................................................................13
1.3.3. PENSAMIENTO SALVAJE Y PENSAMIENTO CIENTÍFICO ....................................................14
LA MENTALIDAD PRIMITIVA Y MODERNA
1.1. LA MENTALIDAD PRIMITIVA EN FRANZ BOAS
Generalmente cuando nos referimos a los pueblos primitivos decimos que nos
referimos a aquellos “cuyas actividades están poco diversificadas, cuyas formas de vida
son simples y uniformes, y cuya cultura en su contenido y en sus formas es pobre, e
intelectualmente inconsecuente. Sus invenciones, orden social, vida intelectual y
emocional deberían ser asimismo escasamente desarrolladas.” (Boas, 1964) Sin
embargo, esta idea es muy simple y la realidad se muestra más complicada.
Para empezar, las diferentes características de la vida de los pueblos primitivos no
siempre han sido similares. Las relaciones entre ellas no suponen una estrecha relación
recíproca entre todos estos aspectos de la vida étnica, en cambio, estas relaciones son
variadas. “Hay pueblos, como los australianos, cuya cultura material es muy pobre, pero
poseen una organización social altamente compleja. Otros, como los indios de
California, producen excelente trabajo técnico y artístico, pero no revelan la
correspondiente complejidad en otros aspectos de su vida.” (Boas, 1964)
Pero, asimismo, en las llamadas sociedades modernas encontramos diferencias
marcadas en el desarrollo cuando observamos a estas sociedades según estratos. “Así,
la diferencia entre el status cultural de la población rural pobre de muchas partes de
Europa y América, y sobre todo de los estratos más bajos del proletariado, por una
parte, y las mentalidades activas, representantes de la cultura moderna por la otra, es
enorme.” Sin embargo, estos estratos son parte de la totalidad de la cultura de la
sociedad moderna y de la misma manera, (Boas, 1964)
Por otra parte, “al estudiar la difusión de los valores culturales encontramos que no hay
ningún pueblo que esté enteramente libre de influencias foráneas, sino que cada uno de
ellos ha copiado de sus vecinos y asimilado inventos e ideas.” (Boas, 1964) Así
encontramos pastores que dependen de gran parte de otros productos para satisfacer
sus necesidades y otras tribus que dependerán de ellos principalmente de la leche o la
carne. Es decir, donde exista un permanente intercambio de productos entre los
pueblos existe una mayor o menor interdependencia económica y cultural.
Como podemos observar no es fácil definir lo primitivo y para acercarnos a una mejor
explicación habría que preguntarse tres cuestiones: “primero, cómo se manifiesta la
pobreza en diversos aspectos de la cultura; segundo, si el pueblo en masa puede ser
considerado como una unidad respecto de sus posesiones culturales; tercero, cuál es la
relación de los diversos aspectos de la cultura, si obligatoriamente su desarrollo deber
ser deficiente en todos por igual, o pueden ser algunos avanzados y otros no.” (Boas,
1964)
Un elemento para responder estas preguntas puede ser la técnica. En efecto, entonces
podríamos señalar que, “cuanto más variado es el empleo de las técnicas que
proporcionan amenidades a la vida tanto más alta estimamos una cultura. Dondequiera
aparecen el hilado, el tejido, la fabricación de cestas, tallado en madera o hueso, trabajos
artísticos en piedra o metal, arquitectura o alfarería, no dudamos que se ha realizado
un progreso sobre las simples condiciones primitivas.” (Boas, 1964)
Pero, esto (el desarrollo variado de las técnicas) ocurrirá en lugares donde la obtención
de alimentos es relativamente fácil y donde el tiempo libre es mayor, es decir, “sólo en
regiones en que el alimento abunda y se logra con poco esfuerzo encontramos un fértil
desenvolvimiento de la técnica para objetos no indispensables.” (Boas, 1964)
También, es más probable una abundante invención técnica cuantos más individuos
estén incorporados en la búsqueda, es decir una sociedad con mayor población tendría
esas posibilidades. Y los que pueden tener una alta población son sociedades con
abundante alimentación disponible, “que ocupe un área continua y cuya subsistencia
provenga de la misma clase de ocupación. -Y esto- sólo es posible merced a la
agricultura. Por esta razón la agricultura es la base de toda cultura técnica más
avanzada.” (Boas, 1964)
Ahora bien, este desarrollo intelectual de la técnica viene acompañado también de un
tipo de desarrollo intelectual reflexivo “en el juego retrospectivo con las experiencias
interiores y exteriores de la vida. Y “la continuidad de la elaboración reflexiva del tesoro
de la experiencia humana, de acuerdo a formas racionales, redundará en un aumento
del conocimiento.” (Boas, 1964)
Finalmente, otro elemento asociado al desarrollo de la técnica y al conocimiento
reflexivo es la producción de una técnica recreativa que supone imprescindiblemente
un mayor tiempo de ocio disponible. “No existe arte decorativo cuando el pueblo carece
del pleno dominio de su técnica y de tiempo para valerse de ella.” (Boas, 1964)
En resumen, “en técnica, en empeños intelectuales y en arte decorativo existe un
criterio objetivo para la valoración de las culturas y que los adelantos en estos campos
están estrechamente relacionados entre sí porque dependen del progreso general de la
habilidad técnica y del discernimiento.” (Boas, 1964)
En sociedades donde no existen las características que permitan un tiempo disponible
para un sector de la sociedad o para todos sus miembros, aparecerá también la
oportunidad para la técnica recreativa (arte) y el pensamiento abstracto, “pues el juego
de las ideas y las palabras ejerce su atracción desde muy temprana época,
probablemente, en un periodo en que todavía no hay oportunidad para una técnica
recreativa; porque aunque la caza y las tareas domésticas no dejan tiempo para la labor
manual, el cazador que ambula o espera y la madre mientras procura los alimentos y
cuida de sus hijos tiene oportunidad y ocio para ejercitar la imaginación y el
pensamiento” (Boas, 1964)
Cuando apareció la mentalidad de los primitivos similar a la actual
Existen dos caminos para saber desde cuando la mentalidad primitiva es similar a la
actual, uno es el conocimiento de la historia y en específico la prehistoria y otro el
estudio del lenguaje, del desarrollo del lenguaje. En relación a la prehistoria Boas señala
que: “Es pues justificada nuestra suposición de que 15.000 o 20.000 años atrás las
actividades culturales generales del hombre no eran diferentes de las de la actualidad.”
(Boas, 1964) Y con relación al lenguaje establece algunas referencias que fueron
configurando el lenguaje parecido al actual.
Desde el punto de vista del lenguaje humano Franz Boas señala que “la multiplicidad de
formas lingüísticas y la lentitud con que se desarrollan cambios radicales en la
estructura del lenguaje también llevan a la conclusión de que la vida mental del hombre
tal como se expresa por medio del lenguaje debe ser de gran antigüedad.” (Boas, 1964)
Desde hace mucho las palabras o sonidos han formado grupos de articulaciones, pero
limitados es decir con una con variabilidad limitada en todos los idiomas. Es decir, no
han necesitado en el pasado, ni siquiera ahora de un sonido o una palabra distinta para
cada objeto o cuestión, lo que ha conducido a una ilimitada producción de sonidos
inmanejable para los individuos. Este mismo fenómeno ha ocurrirá con las ideas.
En efecto, “del mismo modo que el uso rápido y automático de articulaciones ha
causado que sólo un número limitado de articulaciones, cada cual con variabilidad
limitada, y un número limitado de grupos de sonidos, hayan sido elegidos entre la
cantidad infinitamente grande de articulaciones y grupos de articulaciones posibles, así
el número infinitamente grande de ideas ha sido reducido por clasificación a un número
menor, que por su uso constante han establecido firmes asociaciones y que pueden
usarse automáticamente.” (Boas, 1964)
Los principios de clasificación simplificada de los sonidos, las ideas y las asociaciones
correspondientes, han sido distintas en cada cultura, los ejemplos abundan en todos los
grupos. El prototipo de esta diferenciación de los principios de clasificación nos “ofrece
la terminología de consanguinidad y afinidad. Estas son tan diferentes, que es casi
imposible traducir el contenido conceptual de un término de un sistema a otro. Así un
término puede ser usado para la madre y todas sus hermanas, o aún para la madre y
todas sus primas de todos los grados siempre que desciendan en la línea femenina del
mismo antepasado femenino; o nuestro vocablo “hermano” puede ser dividido, en otro
sistema, en los grupos de hermano mayor y menor.” (Boas, 1964)
Otros tipos de ejemplo encontramos entre los dakotas para ellos “los términos “patear,
atar en manojos, morder, estar cerca de, encerrar” son todos derivados del elemento
común que significa “estar agarrado” que los abarca a todos, mientras nosotros usamos
palabras distintas para expresar las diversas ideas. El otro caso muy conocido de esta
índole es el de la enfermedad. “Para nosotros la enfermedad es una condición del
cuerpo. Muchos pueblos primitivos y aun miembros de nuestra propia sociedad
consideran a cualquier enfermedad como un objeto que penetra en el cuerpo y que
puede ser extraído de él.” (Boas, 1964)
Por otro parte existe la creencia de que los idiomas europeos denotan mayor concisión
y claridad de pensamiento, debido a que expresan ideas abstractas con un único
término, y la facilidad con que vastas generalizaciones hallan cabida en el marco de una
oración simple, la fuerza lógica de su pensamiento. Pero ocurre que “el hecho de que no
se empleen formas generalizadas de expresión, (entre los pueblos primitivos como en
las sociedades modernas) no prueba incapacidad para formarlas, sin sencillamente que
dado el estilo de vida del pueblo no se las necesita, pero, sin duda, se desarrollarían tan
pronto fueran requeridas.” En realidad, los “idiomas europeos, tal como se encuentran
al presente, han sido moldeados en gran medida por el pensamiento abstracto de los
filósofos.” (Boas, 1964)
Otro aspecto importante es el hecho de que algunos idiomas (como los occidentales
europeos) establecen la diferenciación temporal (pasado, presente, futuro) como algo
fundamental, en cambio, existen “muchos idiomas en que no se confiere ninguna
importancia a la diferencia entre pasado y presente, en que esta distinción no es
obligatoria. Otros aún sustituyen la idea de tiempo por la de sitio y exigen que se
exprese dónde tiene lugar una acción, cerca de ti, o cerca de él, de modo que es
imposible conforme a su estructura gramatical hacer una manifestación indefinida
respecto al sitio.”
En definitiva, concluimos en este punto, que “no es, por lo tanto, probable que haya
relación directa entre la cultura de una tribu y el lenguaje que habla, excepto en la
medida en que la forma del lenguaje esté moldeada por el estado de la cultura, pero no
en cuanto cierto estado de cultura esté condicionado por rasgos morfológicos del
lenguaje.
¿Entonces cuáles serían las diferencias entre el pensamiento primitivo y el moderno
según Boas? El establece una diferencia de carácter evolucionista, En efecto, “la
diferencia principal entre los procesos mentales de los primitivos y los nuestros -dirá
Boas- reside en el hecho de que nosotros hemos logrado desarrollar, mediante el
raciocinio, partiendo de las categorías imperfectas y automáticamente formadas, un
sistema mejor del campo total del conocimiento, paso que los primitivos no han dado.”
(Boas, 1964) Pero además indica del primitivo que, “mientras las percepciones de sus
sentidos son excelentes, su poder de interpretación lógica parece ser deficiente. Creo
que es posible demostrar que la razón de este hecho no debe buscarse en ninguna
peculiaridad fundamental de la mente del hombre primitivo, sino más bien, en el
carácter de las ideas tradicionales por medio de las cuales cada nueva percepción es
interpretada; en otras palabras, en el carácter de las ideas tradicionales con que se
asocia cada nueva percepción, determinando las conclusiones alcanzadas.” (Boas,
1964)
Este proceso de interpretación lógica que alcanzaron las sociedades es similar a lo que
pasa con los niños. “En nuestra propia comunidad -dice Boas- se transmite al niño un
cúmulo de observaciones y pensamientos. Estos pensamientos son el resultado de la
cuidadosa observación y especulación de nuestra generación actual y de las anteriores
(...) El niño combina sus propias percepciones con esta masa de material tradicional, e
interpreta sus observaciones por medio de ellas.” (Boas, 1964)
Pero también es comparable el uso que tienen del lenguaje los individuos comunes, “el
público profano” de las sociedades modernas con el pensamiento primitivo. “Nosotros
asociamos un fenómeno con un número de hechos conocidos, cuyas interpretaciones
se dan por conocidas, y nos satisfacemos con la reducción de un hecho nuevo a estos
hechos previamente conocidos.” (Boas, 1964) Cuando tratamos de explicar una
explosión lo hacemos con lo poco que sabemos, de que algunas sustancias químicas
provocan este hecho o la misma ciencia se desarrolla con la idea dominante, por
ejemplo, el evolucionismo.
En fin, el desarrollo del pensamiento hay que entender como una secuencia
acumulativa. “Sería inútil tratar de entender el desarrollo de la ciencia moderna sin una
comprensión inteligente de la filosofía moderna; sería vano tratar de entender la
historia de la ciencia medioeval sin conocer la teología medioeval; y del mismo modo
es inútil tratar de entender la ciencia primitiva. “Mitología”, “teología” y “filosofía” son
términos diferentes para las mismas influencias que modelan la corriente del
pensamiento humano, y que determinan el carácter de los esfuerzos del hombre por
explicar los fenómenos de la naturaleza.” (Boas, 1964)

12.1.1.LAS ASOCIACIONES EMOCIONALES DE LOS PRIMITIVOS


Aparentemente las sociedades primitivas asocian actividades mentales disimiles que
no tendrían sentido alguno en la comprensión humana. Es así como “en la vida
primitiva, la religión y la ciencia, la música, la poesía y la danza, el mito y la historia, la
moda y la ética, aparecen inextricablemente entrelazados.” Y consideramos a las
sociedades modernas cuasi enteramente racionales que se despojaron de las creencias,
los mitos, etc. Como dice Boas se advierte más una “aplicación de nuestra capacidad de
raciocinio y una represión de la vida emocional” (Boas, 1964)
Sin embargo, al analizar las sociedades modernas descubrimos que esta asociación de
actividades mentales y emocionales persisten y de muchas maneras. Uno de ellos es
nuestra emoción respecto a los comportamientos de etiqueta. “Un modo de conducirse
que no concuerda con los modales acostumbrados, que, por el contrario, difiere de ellos
en forma notable, crea, en general, emociones desagradables. (…)- en este caso- No
existe un razonamiento consciente de por qué una forma es decente, y la otra indecente;
el sentimiento se suscita directamente por el contraste con lo acostumbrado.” (Boas,
1964)
Lo mismo podemos decir de la moda, de las maneras o modales de mesa, o de los
distintos tabús que tenemos respecto al tipo de animal que comemos. En este último
caso, “explicamos nuestra repugnancia por diversas razones, de acuerdo con el grupo
de ideas con que el acto sugerido se asocia en nuestra mente. En un caso (…) nos
satisfacemos con la simple manifestación de disgusto. En otro, la razón más importante
parece ser de carácter emocional -cuando traemos- a colación hábitos de los referidos
animales que parecen justificar nuestra repelencia.” (Boas, 1964)
En todos los casos mencionados “nuestra oposición no es en modo alguno dictada por
el raciocinio consciente, sino primordialmente por el afecto emocional de la nueva idea
que crea una disonancia con lo acostumbrado.” (Boas, 1964) Es más, la fuerza de la
costumbre que la explicación racional.
En definitiva, “todos estos ejemplos ilustran que aún en nuestra civilización, el
pensamiento popular está primariamente dirigido por la emoción, no por la razón; y
que el raciocinio inyectado en la conducta emocionalmente determinada depende de
diversas condiciones y es, por con siguiente, variable en el transcurso del tiempo.(…)
Tenemos motivos para concluir, de acuerdo con nuestra propia experiencia, que como
entre nosotros, también entre las tribus primitivas, la resistencia a cualquier desviación
de las costumbres firmemente establecidas se debe a una reacción emocional, no a
razonamiento consciente.” (Boas, 1964)
De acuerdo a Boas “la característica más notable de la cultura primitiva es el gran
número de asociaciones de grupos de fenómenos enteramente heterogéneos, tales
como los fenómenos naturales y los estados emocionales, agrupaciones sociales y
conceptos religiosos, arte decorativo e interpretación simbólica. Estas asociaciones
tienden a desaparecer con el acercamiento a nuestra civilización actual, aunque un
análisis cuidadoso revela la persistencia de muchas de ellas, y la tendencia de cada acto
automático a. establecer sus propias asociaciones de acuerdo con las situaciones
mentales en que éste ocurre regularmente.” (Boas, 1964) Sin embargo, “no es posible
hallar una disminución tan marcada en la fuerza de los elementos tradicionales de
nuestras actividades. Estas son gobernadas por la costumbre casi tanto entre nosotros
como entre los primitivos.” (Boas, 1964)
Como pudimos observar hasta aquí “este proceso de asociación es el mismo entre los
hombres primitivos y civilizados, y la diferencia consiste especialmente en la
modificación del material tradicional con que se amalgaman nuestras nuevas
percepciones.” (Boas, 1964)

1.2. EL PENSAMIENTO PRIMITIVO EN LÉVY BRUHL


Para Lévy Bruhl y buena parte de sociólogos y antropólogos, han existido, a lo largo de
la historia de la humanidad, dos tipos fundamentales de sociedad: las llamadas
sociedades primitivas y las sociedades civilizadas y también dos tipos de pensamiento
correspondientes a cada una de ellas: la mentalidad primitiva y la mentalidad civilizada,
y que, según ellos, no sólo difieren en grado, sino cualitativamente.
Lévy Bruhl al abordar esta temática, intenta destacar las diferencias que separan a los
pensamientos de pueblos civilizados de los pensamientos de los pueblos primitivos,
quería destacar las diferencias y, se concentró en ello dejando de lado las semejanzas.
Según Lévy Bruhl el pensamiento de la cultura occidental europea 1 está orientado en
un sentido lógico, por cuanto normalmente busca las causas de los fenómenos en los
procesos naturales; y cuando existen fenómenos que no pueden explicar
científicamente, dan por sentado que se debe a lo insuficiente de sus conocimientos. El
pensamiento primitivo2 tiene un carácter absolutamente distinto. Está orientado hacia
lo sobrenatural.
En este sentido, “la actitud de la mente del primitivo es muy diferente. La naturaleza del
medio en que vive se le presenta de muy distinto modo. Objetos y seres se encuentran
imbricados por igual en un entramado de participaciones y exclusiones místicas 3. Son
éstas las que constituyen su textura y su orden. Son, pues, éstas las que inmediatamente
se imponen a su atención y las únicas que la absorben. Si un fenómeno le interesa, si no
se contenta con percibirlo, por decirlo así, pasivamente y sin reaccionar, pensará
inmediatamente, como mediante una suerte de reflejo mental, en un poder invisible y
oculto del cual ese fenómeno es una manifestación.” (Lévy-Bruhl, 1922)
Sin embargo, este pensamiento primitivo -según Levy Bruhl- no es solamente místico,
sino que también es prelógico, pero que además las causas de los fenómenos, en este
caso, no son naturales son de otra dimensión, son causas sobrenaturales.
En palabras de Levy Bruhl “no es solamente mística, es decir, orientada a cada instante
hacia las fuerzas ocultas. No es solamente prelógica, es decir, indiferente en la mayoría
de los casos a las contradicciones. Hay algo más aún: la causalidad que ella se representa

1
Auto catalogados como sociedades civilizadas. Véase el enfoque evolucionista de la antropología cultural.
2
Propio de las sociedades no occidentales principalmente. Aunque los antropólogos sostienen que Europa
también tuvo esa etapa en su desarrollo.
3
En términos de Lévy-Brull “«místico» se refiere a la creencia en fuerzas, en influjos y en acciones
imperceptibles a los sentidos, pero no por ello menos reales.” (Lévy-Bruhl, 1922). Lo místico es aquello
vinculado a lo divino o a lo espiritual. En este sentido, el concepto resulta opuesto a lo terrenal o a lo
racional. Las creencias místicas, por lo tanto, se relacionan con lo sobrenatural y están asociadas a la fe.
es de un tipo distinto del que nos es familiar y este tercer carácter es solidario con los
dos primeros. (…) la causa, carece de contacto visible con los seres y los hechos del
mundo percibido por los sentidos, es extraespacial y, por consiguiente, por lo menos
bajo un aspecto, extratemporal.” (Lévy-Bruhl, 1922)
El misticismo de este pensamiento radica en que son ajenos a la verificación,
inatacables por la experiencia e indiferentes a la contradicción. “En otros términos, su
vida mental (y por lo tanto sus instituciones) dependen de este hecho primitivo
esencial, que para sus representaciones el mundo sensible y el otro mundo son uno solo.
El conjunto de los seres invisibles es inseparable para ellos del conjunto de los seres
visibles. Su presencia no es menos inmediata que la otra; es más eficaz y más temible.
Por consiguiente, emplea más toda su alma y aparta su espíritu de profundizar, por poco
que sea, los datos que nosotros denominamos objetivos.” (Lévy-Bruhl, 1922)
Pero, la realidad misma en la que se mueven los primitivos, es en sí misma mística. Ni
un ser, ni un objeto, ni un fenómeno natural de sus representaciones colectivas está
fuera de esta cosmovisión. Pero, además, no solo que las percepciones de los primitivos
incluyen representaciones místicas, sino que son las representaciones místicas las que
suscitan las percepciones. Así, pues, las representaciones colectivas rigen la percepción
y a la vez están fundidas con ella. Por eso una sombra, no es la ausencia de luz como
diríamos nosotros, sino es el alma para ellos debido a que sus representaciones
colectivas son místicas.
Con prelógico Lévy-Bruhl no sostiene que los principios de la lógica sean ajenos a las
mentes de los primitivos. Prelógico no significa alógico o antilógico. Prelógico, aplicado
a la mentalidad primitiva, significa simplemente que no se preocupa por evitar las
contradicciones como hace la cultura occidental europea. Tampoco se refiere a la
capacidad o incapacidad de razonar de un individuo, sino a las categorías con las cuales
razona. No habla de una diferencia biológica o psicológica entre los primitivos y
nosotros, sino de una diferencia social.
En relación a las causas que explican los fenómenos naturales en el pensamiento
primitivo Lévy Bruhl señala que “de manera general, todo lo que no es explicable de
inmediato por una causa natural visible es atribuido a los espíritus malignos o a la
hechicería.” (Lévy-Bruhl, 1922) En las sociedades primitivas, por ejemplo, se atribuye
como causa de la muerte a un hechicero, así como la excesiva lluvia o la sequía; la
desaparición de animales o frutas silvestres, etc. Pero “ante todo son los espíritus de los
muertos los que intervienen en la vida de los hombres para favorecerlos o para
perjudicarlos. (por eso) Se dirigen a los antepasados con el fin de obtener su apoyo (…)
les llevan ofrendas, les hacen sacrificios, etc.” (Lévy-Bruhl, 1922)
Las influencias de los seres invisibles por las que más se preocupa el primitivo son: los
espíritus de los muertos; los espíritus de las cosas y los encantamientos y sortilegios de
los hechiceros. Estas influencias se imponen a las representaciones colectivas.
Por eso mismo, “de manera general, en distinto grado, los muertos son parte integrante
del grupo social, y el individuo no siente enteramente separado de ellos. Tienen
obligaciones para los mismos, y de las que no se extrañan como tampoco de las que
tiene con los vivos” (Lévy-Bruhl, 1922)
Pero existen otros espíritus que conviven y motivan al primitivo. En efecto, “al cabo de
un cierto tiempo el alma va perdiendo los caracteres humanos y se convierte en un
espíritu. Estos espíritus logran entonces ser objeto de una verdadera adoración y son
representados como favorables o enemigos siguiendo sus disposiciones. -son- (…) una
potencia terrible que les inspira un miedo extraordinario.” (Lévy-Bruhl, 1922)
“Pero en la mayoría de las sociedades inferiores la muerte se produce cuando el
huésped del cuerpo, que tiene algunos rasgos comunes con lo que nosotros llamamos
alma, se separa definitivamente, aun cuando la vida fisiológica todavía no se haya
extinguido. (Lévy-Bruhl, 1922)
“La acción maléfica del nuevo muerto puede ejercerse bajo mil formas (…) añora la
sociedad de los suyo, y a continuación querrá acercárseles (…) Los fenómenos físicos,
por ejemplo, las tempestades violentas, cuando se produce en el momento de la muerte
o de los funerales de una persona, son atribuidos a su influencia.” (Lévy-Bruhl, 1922)
“es necesario también contar con los muertos más lejanos, los que poco o nada se
conocieron, desaparecidos hace mucho tiempo de entre los vivos, pero que no por ello
dejan de tener una influencia notable sobre su suerte.” “La familiaridad con que a
menudo los antepasados son tratados proviene en parte de la relación constante que se
tiene con ellos. Forman parte todavía del grupo social, donde la prosperidad y la vida
misma dependen de su benevolencia y de ellos mismo reciban constantemente
alimentos y presentes.” (Lévy-Bruhl, 1922)
En definitiva, estamos frente a un pensamiento que cree “en una vida de dos existencias
que nada separa, y que se sumergen una en la otra, como lo humano en lo espiritual y
lo espiritual en lo humano, el tiempo en realidad no tiene las divisiones que tiene para
nosotros. Por lo mismo carece de valor y objeto, y por esta razón lo tratan con un
desprecio y una indiferencia enteramente inexplicables para el europeo.” Es un tiempo
que no contempla pasado, presente ni futuro. “Lo que acaba de decirse del tiempo se
aplica también al espacio por las mismas razones.” (Lévy-Bruhl, 1922)
Estas afirmaciones de Lévy Bruhl han generado múltiples cuestionamientos, pero
principalmente, interrogantes: En las llamadas sociedades modernas ¿no existe
diversidad de pensamientos debido a los estratos existentes (Obreros, intelectuales) ?;
si las sociedades modernas provienen de las sociedades primitivas ¿cómo pudo darse
el tránsito entre una mentalidad y la otra?
Según Evans Pritchard, “los objetos no suscitan necesariamente representaciones
místicas cuando no se están usando a efectos rituales, (…) como los fetiches y los ídolos
son de fabricación humana y carecen de significación en su materialidad; sólo la
adquieren cuando son revestidos de poder sobrenatural mediante un rito que, también
por obra del hombre, lo infunde en ellos, de modo que mentalmente se distinguen el
objeto y su virtud.” (Evans-Pritchard, 1991) Es decir, los objetos y los seres
sobrenaturales están separados en el pensamiento humano en general y no es cierto
que en el pensamiento primitivo estén íntimamente imbricados en un halo místico.
Asimismo, sigue afirmando Pritchard, “los objetos que para los adultos tienen
significación mística no pueden evocar nociones místicas en los niños, pues éstos
desconocen su significación; puede incluso que el niño ni siquiera los advierta: entre
nosotros al menos es frecuente que un niño descubra su sombra cierto día. Además, hay
objetos que tienen valor místico para algunos y ninguno para otros: dentro de una
misma comunidad los miembros de los otros clanes se comen el tótem sagrado de un
clan.” (Evans-Pritchard, 1991)
De la misma manera cuando hablamos de la amplia complejidad y el rico simbolismo
de las lenguas primitivas y del pensamiento que expresan, encontramos que al
interpretarlo desde un idioma moderno pareciera encontrarnos con una contradicción
total, aunque en la lengua originaria, no exista tal contradicción. Por ejemplo, el que un
indígena diga que un hombre de cierto clan es un tigre, nos parece absurdo, porque la
palabra que él usa y traducimos con «es» no tiene para él el mismo significado que «es»
para nosotros.
Otro error de Lévy Bruhl es suponer que una explicación causal objetiva y una
explicación mística tienen necesariamente que contradecirse, cuando perfectamente
pueden convivir ambas. Por ejemplo, los nativos “saben de sobra que al hombre lo mató
un búfalo, pero opinan que no pudo haberlo matado si el hombre no hubiera estado
embrujado.” (Evans-Pritchard, 1991)
Por tanto, “pueden saberse las propiedades objetivas de las cosas y la causación natural
de los acontecimientos, pero ni se destacan socialmente ni se niegan porque se
encuentren en conflicto con algún dogma social concordante con alguna institución, en
cuyo caso la creencia mística resulta más adecuada que el conocimiento empírico.”
(Evans-Pritchard, 1991)
Pero más grave aún, el sociólogo Pareto llega a la conclusión que son los sentimientos
(Los residuos) los que están por encima de las ideas y explicaciones lógicas (las
derivaciones). Entonces, mientras Lévy-Bruhl nos dice que “los primitivos son
pre-lógicos, y nosotros, lógicos. Pareto nos dice que nosotros somos alógicos en buena
parte. La teología, la metafísica, el socialismo, los parlamentos, el sufragio universal, las
repúblicas, el progreso y todo lo que se quiera añadir son tan irracionales como
cualquier cosa en que crean los primitivos, por cuanto son producto de la fe y del
sentimiento, no del razonamiento y la experimentación.” (Evans-Pritchard, 1991)
Aunque Pareto parece contradecir a Lévy Bruhl ambos coinciden plenamente al
considerar y recalcar “que, fuera de la conducta empírica o científica, los hombres
tratan de asegurarse de que sus ideas y su conducta concuerden con sus sentimientos
y valores, y no les preocupa si sus premisas son válidas científicamente o sus inferencias
plenamente lógicas” (Evans-Pritchard, 1991)

1.3. EL PENSAMIENTO SALVAJE EN CLAUDE LEVI-STRAUSS


1.3.1. EL PENSAMIENTO PRÁCTICO Y EL PENSAMIENTO ABSTRACTO
Existe la creencia y convicción de algunos (como Malinowski), de que las sociedades
primitivas conocen y dan nombre de forma muy limitada y reducida sólo a las plantas
y animales que usan o necesitan. Al respecto existen muchos trabajos que modifican
esta percepción, uno de ellos es Levi Strauss, particularmente en su libro: “El
pensamiento salvaje.”
En este libro Levi Strauss demostraba que muchas etnias primitivas tenían un alto
grado de observación y conocimiento de las cosas. Decía Levi Strauss al hablar de los
pigmeos que, “el agudo sentido de observación de los pigmeos, su plena conciencia de
las relaciones entre la vida vegetal y la vida animal están ejemplificados de manera
impresionante por sus discusiones acerca de las costumbres de los murciélagos. El
tididin vive sobre la hojarasca reseca de las palmas, el likidik, debajo de las hojas del
plátano silvestre, el litlit en los macizos de bambú, el kolumboy en las cavidades de los
troncos de árbol, el konanaba en los bosques espesos y así sucesivamente.” (Levi-
Strauss, 1997)
Estos conocimientos muy sofisticados no solo eran propios de los adultos de una etnia
primitiva, sino que incluso “un niño puede a menudo identificar la especie de un árbol
a partir de un minúsculo fragmento de madera y, lo que, es más, el sexo de ese árbol,
conforme a las ideas que los indígenas tienen acerca de los vegetales; y hace esto,
observando la apariencia de la madera y de la corteza, el olor, la dureza y otros
caracteres de la misma clase. Docenas y docenas de peces y de conchas poseen nombres
distintivos, y se les conoce también por sus características propias, sus costumbres y
las diferencias sexuales en el seno de cada clase...” (Levi-Strauss, 1997)
Como se puede observar estos conocimientos no se reducían a una mera identificación
y nombramiento de animales y plantas, su comprensión abarcaba la descripción de las
formas y partes de un animal, es decir, “este saber, y los medios lingüísticos de que
dispone, se extiende también a la morfología. La lengua tewa utiliza términos distintos
para cada parte, o casi, del cuerpo de las aves y de los mamíferos.” (Levi-Strauss, 1997)
Pero además de nombrar, describir sus partes y conocer la naturaleza, los indígenas
tienen una capacidad de clasificar a los animales mejor que la ciencia actual. Según Levi
Strauss, “los hanunóo clasifican las formas locales de la fauna aviar en 75 categorías,
distinguen cerca de doce clases de serpientes, sesenta clases de peces más de una
docena de crustáceos de mar y de agua dulce, y un número igual de clases de arañas y
de miriápodos. Los miles de formas de insectos se agrupan en ciento ocho categorías
que tienen nombre, trece de las cuales corresponden a las hormigas y las termitas.
Identifican más de sesenta clases de moluscos marinos, y más de veinticinco de
moluscos terrestres y de agua dulce, cuatro clases de sanguijuelas chupadoras de
sangre. En total, llevan un censo de 461 clases zoológicas.” (Levi-Strauss, 1997)
Es decir, Las facultades agudizadas de los indígenas les permitan notar exactamente:
los caracteres genéricos de todas las especies vivas, terrestres y marinas, así como los
cambios más sutiles de fenómenos naturales como los vientos, la luz, y los colores del
tiempo. los rizos de las olas, las variaciones de la resaca, las corrientes acuáticas y
aéreas. “La extremada familiarización con el medio biológico, la apasionada atención
que le prestan, los conocimientos exactos a él vinculados, a menudo han impresionado
a los investigadores, por cuanto denotan actitudes y preocupaciones que distinguen a
los indígenas de sus visitantes blancos.” (Levi-Strauss, 1997)
En realidad, “cada civilización, propende a sobrestimar la orientación objetiva. de su
pensamiento, y es porque nunca está ausente”. (Levi-Strauss, 1997)
De esta manera cuestionará la opinión de algunos antropólogos en el sentido de que los
primitivos solo conocen y nombran lo que necesitan y/o usan, “las especies animales y
vegetales -dirá Levi Strauss- no son conocidas más que porque son útiles, sino que se
las declara útiles o interesantes porque primero se las conoce. (…) Se objetará que tal
ciencia -pensamiento primitivo- no puede ser eficaz más que en el plano de lo práctico.
Pero, da la casualidad de que su objetivo primero no es de orden práctico. Corresponde
a exigencias intelectuales antes, o en vez, de satisfacer necesidades.” (Levi-Strauss,
1997)

1.3.2. EL PENSAMIENTO SALVAJE Y LA MAGIA


Como todo ser humano la preocupación principal del primitivo es ordenar el universo
y ordena por ejemplo por correspondencia y/o por semejanza y a partir de este orden
puede entenderse que el pico de un ave puede curar la muela de un individuo. Es decir,
toda forma de conocer implica ordenar la realidad partiendo incluso del supuesto que
el universo está ordenado.
El pensamiento mágico y el pensamiento científico tiene algo fundamental en común es
la explicación causal, es decir las cosas suceden por alguna causa. En el pensamiento
mágico “si a un hombre lo acornea un búfalo, o si le cae encima un granero cuyos
soportes han sido minados por las termitas, o si contraen una meningitis
cerebroespinal, los azande afirman que el búfalo, el granero o la enfermedad son causas
que se conjugaron con la brujería para matar al hombre.” (Levi-Strauss, 1997)
Pero, ¿cuál sería la diferencia fundamental entre la magia y la ciencia? De acuerdo a Levi
Strauss el determinismo causal, es decir, “la primera diferencia sería, desde este punto
de vista, que una (la magia) postula un determinismo global e integral, en tanto que la
otra (la ciencia) opera distinguiendo niveles, algunos de los cuales, solamente, admiten
formas de determinismo que se consideran inaplicables a otros niveles.” (Levi-Strauss,
1997)
¿Pero lo anterior supone que la magia es una primera etapa anterior a la ciencia, menos
desarrollada, primitiva, germinal?. No en absoluto “el pensamiento mágico no es un
comienzo, un esbozo, una iniciación, la parte de un todo que todavía no se ha realizado;
forma un sistema bien articulado, independiente, de ese otro sistema que constituye la
ciencia, salvo la analogía formal que las emparienta y que hace del primero una suerte
de expresión metafórica de la segunda. Por tanto, en vez de oponer magia y ciencia,
sería mejor colocarla paralelamente, como dos modos de conocimiento, desiguales en
cuanto a los resultados teóricos y prácticos (pues, desde este punto de vista, es verdad
que la ciencia tiene más éxito que la magia, aunque la magia prefigure a la ciencia en el
sentido de que también ella acierta algunas veces), pero no por la clase de operaciones
mentales que ambas suponen, y que difieren menos en cuanto a la naturaleza que en
función de las clases de fenómenos a las que se aplican. “ (Levi-Strauss, 1997)

1.3.3. PENSAMIENTO SALVAJE Y PENSAMIENTO CIENTÍFICO


La historia del conocimiento científico se remonta a unos cuantos siglos atrás, es
relativamente reciente, pero como explicar los grandes descubrimientos científicos del
neolítico cuando aparecen la agricultura, la ganadería la fabricación de utensilios
(cerámica) que no son recientes. Lo que es peor, estos grandes descubrimientos del
neolítico se la deben al trabajo científico de sus antepasados. Esta aparente
contradicción es explicada por Levi Strauss aludiendo a la existencia de dos tipos de
pensamiento científico.
En efecto la paradoja antes descrita no se puede explicar sino a través de la
comprensión de que “existen dos modos distintos de pensamiento científico, que tanto
el uno como el otro son función, no de etapas desiguales de desarrollo del espíritu
humano, sino de los dos niveles estratégicos en que la naturaleza se deja atacar por el
conocimiento científico: uno de ellos aproximativamente ajustado al de la percepción y
la imaginación y el otro desplazado; como si las relaciones necesarias, que constituyen
el objeto de toda ciencia -sea neolítica o moderna-, pudiesen alcanzarse por dos vías
diferentes: uno de ellas muy cercana a la intuición sensible y la otra más alejada.” (Levi-
Strauss, 1997)
Este tipo de pensamiento científico más perceptivo e imaginativo debe entenderse,
según Levi-Strauss como el bricolage4 en el plano técnico. De esta manera “la reflexión
mítica puede alcanzar, en el plano intelectual, resultados brillantes e imprevistos (…)
Los elementos de la reflexión mítica se sitúan siempre a mitad de camino entre
preceptos y conceptos. Sería imposible extraer a los primeros de la situación concreta
en que aparecieron, en tanto que el recurso a los segundos exigirla que el pensamiento
pudiese, provisionalmente, poner sus proyectos entre paréntesis.
Estamos hablando entonces que el pensamiento mítico el bricoler como señala Levi-
Strauus se ubica entre la imagen de la realidad y el concepto de esta imagen. “Ahora
bien, existe un intermediario entre la imagen y el concepto: es el signo, puesto que
siempre se le puede definir, de la manera iniciada por Saussure a propósito de esa
categoría particular que forman los signos lingüísticos, como un lazo entre una imagen
y un concepto, que, en la unión así realizada, desempeña respectivamente los papeles
de significante y significado.” (Levi-Strauss, 1997)
Como sucede en el bricolaje técnico o práctico, “lo propio del pensamiento mítico, (…)
consiste en elaborar conjuntos estructurados, no directamente con otros conjuntos
estructurados, sino utilizando residuos y restos de acontecimientos.” (Levi-Strauss,
1997)
Entonces podemos resumir señalando que: “el pensamiento mítico, ese bricoleur,
elabora estructuras disponiendo acontecimientos, o más bien residuos de
acontecimientos, en tanto que la ciencia, “en marcha" por el simple hecho de que se
instaura, crea en forma de acontecimientos, sus medios y sus resultados, gracias a las
estructuras que fabrica sin tregua y que son sus hipótesis y sus teorías.” (Levi-Strauss,
1997)
Por otra parte, el arte como signo simbólico no tiene el mismo proceso que sigue el mito.
En efecto, “el arte procede, (…) a partir de un conjunto: (objeto +acontecimiento) y se
lanza al descubrimiento de su estructura; el mito -en cambio- parte de una estructura,
por medio de la cual emprende la construcción de un conjunto (objeto+
acontecimiento).” (Levi-Strauss, 1997)

4
Los términos bricoler, bricolage y bricoleur, no tienen traducción al castellano. El bricoleur es el que obra
sin plan previo y con medios y procedimientos apartados de los usos tecnológicos normales. No opero con
materias primas, sino elaboradas, con fragmentos de obras, con sobras y trozos

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