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RESUMEN DERECHO DE LOS CONTRATOS 2018

UNIDAD V. EL CONTRATO DE CONSUMO


Régimen jurídico. Evolución histórica

Los avances tecnológicos, el rol preponderante de las empresas en el mercado, la influencia


de los medios de comunicación y la publicidad facilitaron la estandarización de las relaciones
contractuales y pusieron en jaque a la autonomía privada y libertad de contratación; dejando
en evidencia la insuficiencia de las instituciones tradicionales del derecho contractual para
hacer frente a los problemas planteados por la superioridad económica y negocial de las
empresas en sus relaciones con los consumidores. Es así que la nueva disciplina jurídica se
estructura a partir del presupuesto de la vulnerabilidad del consumidor, sujeto a quien se le
reconoce un conjunto de derechos básicos que permitan nivelar las asimetrías que le aquejan.
En nuestro país, en tema se instala en la doctrina en la década del ochenta, que sientan las
bases jurídicas de las principales herramientas tuitivas que luego serían acogidas en la ley,
para lo que se recurrió a los principios generales del Derecho consagrados en el Código Civil.
A partir del impulso doctrinario dado al tema, se sanciona en 1993 la ley 24.240 de Defensa
del Consumidor. Desde entonces, la evolución ha sido constante y ha estado signada por la
gradual elevación de los niveles de tutela y del perfeccionamiento de herramientas jurídicas
tuitivas, reflejadas en las sucesivas reformas a la LDC.
El proceso de afirmación del régimen de defensa del consumidor, hunde también sus raíces
en la influencia indiscutible que ejerció la reforma de la CN del año 1994, al incorporar la
protección del consumidor al art. 42. Se trata de un principio constitucional que se materializa
en el reconocimiento de un núcleo básico de derechos fundamentales, enunciados en el
primer párrafo de aquella disposición, cuando establece que “los consumidores y usuarios de
bienes y servicios tiene derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud,
seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección y a condiciones de trato equitativo y digno”. Dentro de la misma norma, resaltan
también deberes impuestos al Estado en orden a proveer la educación para el consumo, a la
defensa de la competencia, a la calidad y eficiencia de los servicios públicos, entre otros. En
el mismo sentido, se destaca la obligación de “establecer procedimientos eficaces para la
prevención y solución de conflictos”.
Desde la vigencia del nuevo texto constitucional, la protección del consumidor ha sido
admitida como un principio general informador del ordenamiento jurídico de Derecho Privado,
de manera tal que actúa como criterio directriz en la interpretación y aplicación de las normas
infraconstitucionales que concretizan esos derechos, y de cualquier otra disposición legal
aplicable a las relaciones de consumo.
Con la reforma de 1994 se inicia el proceso de constitucionalizacion del Derecho Privado.
En consonancia con las exigencias de la jerarquía constitucional del principio protectorio, el
legislador optó por incorporar la defensa del consumidor en el CCyC. La regulación ha
adoptado como criterio el de fragmentación del tipo general de contrato, que influye sobre los
tipos especiales, de modo tal que, por ejemplo, podemos tener un contrato de compraventa
que se rija por las disposiciones generales anteriores y otro directamente disciplinado por las
de este título. No obstante, si bien se la ha modificado, no se ha derogado la legislación
especial preexistente, ello porque se ha tenido en consideración que la dinámica propia de las
relaciones de consumo hace que sean muy cambiantes, lo que determina que sea

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conveniente contar con una ley que pueda ser fácilmente modificada, según se explicó en los
Fundamentos que acompañaron al Proyecto.
Se han establecido mínimos legales que actúan como un “núcleo duro” de tutela, los que
pueden ser ampliados por la legislación específica, mas no limitados. En la interpretación de
las normas, de las relaciones jurídicas y de los contratos, lo establecido en el Código debe ser
considerado el mínimo legal previsto para la protección.
Se trata de un ámbito donde las relaciones jurídicas entre los particulares se encuentran
atravesadas por el interés público y limitadas por el orden público protectorio; pues es claro
que en un sinnúmero de actividades cotidianas los consumidores se encuentran expuestos a
riesgos que no pueden controlar, para lo que se hace necesaria la intervención de agencias u
órganos públicos que aseguren el control de la actividad, generalmente por medio de entes
reguladores o de superintendencia, a fin de evitar perjuicios para los consumidores, débiles en
la relación jurídica.

ARTÍCULO 1092.- Relación de consumo. Consumidor: Relación de consumo es el vínculo


jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la persona humana
o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u
onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.

ARTÍCULO 1093.- Contrato de consumo: Contrato de consumo es el celebrado entre un


consumidor o usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u
ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o
privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de
los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social.
El contrato de consumo se caracteriza porque una de sus partes es un consumidor final de
bienes o el usuario de servicios (art. 1093 CCyC). Puede serlo, indistintamente, la persona
individual o jurídica ubicada al agotarse el circuito económico y que pone fin, a través del
consumo o del uso, a la vida económica del bien o servicio. Resulta indistinto que el uso o la
utilización de bienes y servicios se efectúe a título personal o familiar, o sea, para el uso
privado.
No será incluido en esta categoría jurídica un contrato de seguro (incendio, robo, etc.)
celebrado sobre bienes integrados a procesos de producción, transformación,
comercialización o prestación a terceros, pues no se trata de bienes ubicados al final del
circuito económico.
El consumidor individual o persona jurídica que requiere protección es aquella que carece de
intenciones que apunten a que el bien o el servicio continúen su vida económica en
actividades de fabricación, producción, distribución o prestación. En cambio, es consumidor la
persona jurídica (por ejemplo, una empresa) que celebra contratos de seguro:
a. que amparen bienes como destinatario final, en beneficio de la empresa; o
b. que protejan los riesgos a los que se hallan expuestos bienes con los que agotará el
proceso económico.

Partes

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Consumidor
Se considera consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en forma gratuita
u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo
familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u
onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.
La categoría jurídica de consumidor se construye a partir de la existencia de dos elementos
estructurales: a) la vulnerabilidad o debilidad, y b) el destino final de los bienes incorporados,
esto es, que el consumidor agota la cadena de valor del bien, lo retira del circuito económico
situándolo fuera del mercado.
Proveedor
Es la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que desarrolla de manera
profesional, aun ocasionalmente, actividades de producción, montaje, creación, construcción,
transformación, importación, concesión de marca, distribución y comercialización de bienes y
servicios, destinados a consumidores o usuarios. Todo proveedor está obligado al
cumplimiento de la presente ley.
No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales liberales que requieran para
su ejercicio título universitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos
oficialmente o autoridad facultada para ello, pero sí la publicidad que se haga de su
ofrecimiento. Ante la presentación de denuncias, que no se vincularen con la publicidad de los
servicios, presentadas por los usuarios y consumidores, la autoridad de aplicación de esta ley
informará al denunciante sobre el ente que controle la respectiva matrícula a los efectos de su
tramitación. (Art 2 LDC)

Prelación e interpretación
ARTÍCULO 1094. Interpretación y prelación normativa: Las normas que regulan las
relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de
protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable.
En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales, prevalece la
más favorable al consumidor.
ARTÍCULO 1095. Interpretación del contrato de consumo: El contrato se interpreta en el
sentido más favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su
obligación, se adopta la que sea menos gravosa.
La norma despliega un principio de alcance general para todo el sistema normativo, según el
cual toda norma que regule relaciones de consumo debe ser aplicada e interpretada conforme
con el principio de protección del consumidor y el acceso al consumo sustentable.
Se trata de una disposición de orden público protectorio, imperativa en su aplicación e
indisponible para las partes. La regla establecida en el último párrafo del artículo es clara y se
aplica en caso de duda; pues de no mediar ella y de ser claras las disposiciones del contrato
—y adecuadas a las restantes exigencias establecidas en la materia—, no tiene lugar.
Lo que el precepto exige es que, en caso de contarse con más de una posibilidad
interpretativa para una determinada disposición contractual en un contrato de consumo, debe
el intérprete siempre adoptar la alternativa que resulte más favorable para el consumidor.

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La situación favorable puede vincularse con una menor onerosidad de la prestación a su
cargo o con la ampliación del contenido prestacional al que tiene derecho en razón de las
obligaciones asumidas por el proveedor, entre otros supuestos.

La protección al “expuesto a la relación de consumo” solo se reconoce en el ámbito de las


prácticas abusivas, la información y la publicidad (art. 1096), habida cuenta de la potencialidad
que estos comportamientos del proveedor poseen para lesionar o poner en riesgo derechos
de los destinatarios de las mismas.

Formación del consentimiento (4, 7 y 8 LDC; oferta información y publicidad)


Los proveedores utilizan diferentes estrategias, técnicas y métodos que permitan optimizar la
comercialización de bienes y servicios, a través de incentivar y sostener el desarrollo del
consumo. En general, se las denomina prácticas comerciales. Constituyen, en principio,
actividades lícitas. Aunque en el ámbito d las relaciones de consumo la realidad socio
económica muestra que suele ser frecuente la utilización de prácticas reñidas con la buena fe
o que lesionan derechos fundamentales del consumidor. Por tal razón, el Derecho del
Consumidor asume, en principio, su reglamentación para resguardar a los consumidores y
garantizar la transparencia y lealtad en las relaciones comerciales, hasta llegar a la prohibición
de aquellas que se ponderan como abusivas.
Suelen asociarse habitualmente a estrategias de mercadotecnia o marketing, motivo que
ubica a estas prácticas en el período de formación del consentimiento.
“La oferta dirigida a consumidores potenciales indeterminados, obliga a quien la emite
durante el tiempo en que se realice, debiendo contener la fecha precisa de comienzo y de
finalización, así como también sus modalidades, condiciones o limitaciones. La revocación de
la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por medios similares a los
empleados para hacerla conocer. La no efectivización de la oferta será considerada negativa
o restricción injustificada de venta, pasible de las sanciones previstas en el artículo 47 de esta
ley “(Art. 7 LDC)
“Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios, prospectos, circulares u otros
medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor y obligan al
oferente.
En los casos en que las ofertas de bienes y servicios se realicen mediante el sistema de
compras telefónicas, por catálogos o por correos, publicados por cualquier medio de
comunicación, deberá figurar el nombre, domicilio y número de CUIT del oferente. “(art. 8
LDC)

Formación del consentimiento


Sección 1ª. Prácticas abusivas
ARTÍCULO 1096. Ámbito de aplicación: Las normas de esta Sección y de la Sección 2ª del
presente Capítulo son aplicables a todas las personas expuestas a las prácticas comerciales,
determinables o no, sean consumidores o sujetos equiparados conforme a lo dispuesto en el
artículo 1092.

Trato digno:
ARTÍCULO 1097. Trato digno: Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y
trato digno a los consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada

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conforme a los criterios generales que surgen de los tratados de derechos humanos. Los
proveedores deben abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en
situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.
Las condiciones de atención y trato digno imponen al proveedor conductas positivas cuyo
contenido concreto resultara de las circunstancias de persona, tiempo y lugar relativas a la
naturaleza de cada relación de consumo; de modo que esto puede significar, entre otras
cosas, que el proveedor tenga que contar con la organización y personal idóneo para la
atención del consumidor, que no lo someta alargas esperas, que existan habilitados centros
de atención de reclamos, que se cuide la calidad del servicio, etc.
Se le impone al proveedor el deber de abstenerse del desarrollo de conductas que coloquen a
los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. Ellas pueden darse
en múltiples situaciones cotidianas, como, por ejemplo, de no respetarse las pautas de trato y
respeto propias de determinadas culturas o religiones; en caso de no proveer un centro de
salud a un paciente de vestimentas adecuadas para cubrir su cuerpo cuando debe circular o
ser trasladado por sus instalaciones para que se le practiquen estudios médicos que requieren
que se despoje de sus vestimentas; cuando se colocan cámaras de seguridad en el espacio
donde habrán de probar ropas los clientes de una tienda; cuando se adoptan actitudes
intimidantes o vejatorias para requerir a un cliente de una tienda o supermercado que permita
ser revisado ante la sospecha de un hurto; cuando sus conversaciones o expresiones son
registradas en audio o video sin que se le dé aviso de ello, etc.
Lo previsto en la norma no se agota en el sometimiento de la persona del consumidor a
situaciones vejatorias de las que sea directamente víctima, sino también de su exposición a
prácticas vergonzantes o lesivas de la dignidad de terceros, como pueden ser personas
vinculadas con el proveedor por un nexo laboral o contractual distinto del establecido por el
consumidor.

ARTÍCULO 1098. Trato equitativo y no discriminatorio: Los proveedores deben dar a los
consumidores un trato equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias
basadas en pautas contrarias a la garantía constitucional de igualdad, en especial, la de la
nacionalidad de los consumidores.
El principio de no discriminación atraviesa todo el ordenamiento jurídico y cobra especial
relevancia en materia de consumo, pues la satisfacción de las necesidades básicas de la
población se produce, generalmente, por medio de relaciones de consumo.
El trato equitativo es el trato razonablemente igualitario. Un proveedor puede tener alguna
atención especial con relación a un buen cliente, lo que es propio de las prácticas
comerciales, pero no puede incurrir en conductas que conlleven una desigualdad sustantiva
de trato o un trato discriminatorio respecto de algún consumidor o usuario.
Es una norma de clara inspiración constitucional que se referencia en los artículos 16, 42 y 75
inc. 23 CN.
En nuestro sistema jurídico, la Ley Penal Antidiscriminatoria (23.592), establece en su art. 1°
que “Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno
ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en
la Constitución Nacional, será obligado, a pedido del damnificado, a dejar sin efecto el acto
discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el daño moral y material ocasionados.” Y
precisa que “… se considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorios
determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o

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gremial, sexo, posición económica, condición social o caracteres físicos…”, categorías
sensibles que permiten presumir la existencia de una conducta discriminatoria; presunción
que puede ser desvirtuada por el proveedor, en algunos supuestos acotados, si acredita, por
ejemplo, que no permite el ingreso a una actividad de riesgo de personas con determinada
discapacidad, ello con la finalidad de proteger su salud y no de someterlos a un trato
inequitativo o violatorio de sus derechos.
En el art. 20 CN se establece la igualdad de derechos civiles entre los nacionales y los
extranjeros y en el art. 4° CC yC, se establece la obligatoriedad de las leyes para todos los
habitantes de la República, sean ellos ciudadanos o extranjeros, residentes, domiciliados o
transeúntes, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales, lo que determina una paridad
por lo que las distinciones basadas en la nacionalidad de los consumidores no podría ser
considerada sino arbitraria y, a partir de lo pautado en este artículo, que enuncia una regla de
orden público, será ilegal.
El derecho de admisión, para no ser discriminatorio, debe basarse en cuestiones razonables y
de aplicación objetiva, las que no habrán de vincularse, básicamente, con las categorías
“sensibles” mencionadas en los apartados anteriores; pero sí pueden aceptarse cuando están
destinadas a proteger al destinatario de la limitación o el buen orden en la prestación del
servicio.
Así, es habitual que se limite el acceso de menores de edad a determinados espectáculos y
cabe también considerar razonable que el explotador de un local comercial disponga las
medidas necesarias para que se impida el ingreso o se excluya a una persona alcoholizada
que altera las normas de convivencia en el lugar. Pero es claro que no será admisible que se
prohíba el ingreso y permanencia en un local comercial de alguien en razón de su religión u
origen étnico o nacionalidad.

LDC - ARTICULO 8º bis: Trato digno. Prácticas abusivas. Los proveedores deberán
garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios.
Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones
vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre los consumidores
extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier
otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo
señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general
debidamente fundadas.
En los reclamos extrajudiciales de deudas, deberán abstenerse de utilizar cualquier medio
que le otorgue la apariencia de reclamo judicial.
Tales conductas, además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles
de la multa civil establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin perjuicio de otros
resarcimientos que correspondieren al consumidor, siendo ambas penalidades extensivas
solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor.

Prácticas que afectan la libertad de contratar.


ARTÍCULO 1099. Libertad de contratar: Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad
de contratar del consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o
servicios a la adquisición simultánea de otros, y otras similares que persigan el mismo
objetivo.

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La disposición contiene una prohibición amplia a fin de atrapar a toda clase de técnica o
método empleado en la comercialización de bienes de consumo que, de manera directa o
indirecta, atenten contra la libertad de contratar cercenándola sustancialmente o
suprimiéndola; la finalidad es posibilitar al consumidor decidir libremente sobre las
operaciones a celebrar, de modo que no sean producto de coacciones, acosos, presiones o
influencias desleales.
Específicamente, en el artículo se prevé una situación de limitación de la libertad contractual,
como es la que se da cuando el proveedor impone al consumidor la exigencia de adquirir
determinados bienes o servicios a cuya satisfacción subordina la provisión de los contratados,
lo que suele presentarse bajo el formato de “cláusulas sorpresivas”.
Otra práctica que cercena sustancialmente la libertad de contratar del consumidor, es el
supuesto de contratación forzosa del artículo 35 LDC. La prohibición comprende a la remisión
de ofertas, o directamente de cosas o servicios no solicitados, asignándose al silencio del
consumidor el carácter de aceptación, haciendo así nacer obligaciones a cargo del
destinatario.
“Queda prohibida la realización de propuesta al consumidor, por cualquier tipo de medio,
sobre una cosa o servicio que no haya sido requerido previamente y que genere un cargo
automático en cualquier sistema de débito, que obligue al consumidor a manifestarse por la
negativa para que dicho cargo no se efectivice.”

Consecuencias que acarrean las prácticas abusivas


Las consecuencias jurídicas ligadas a las prácticas de comercialización abusivas varían en
función de la diversa naturaleza que pueden asumir los comportamientos prohibidos, como así
también en atención a los derechos del consumidor e intereses socio-económicos afectados.
De ahí que las respuestas jurídicas suelen abarcar tanto remedios de índole civil, que habilitan
acciones judiciales inhibitorias y/o satisfactivas del interés de los consumidores afectados,
como así también controles de tipo administrativos.

Información y publicidad dirigida a los consumidores


Sección 2ª. Información y publicidad dirigida a los consumidores
ARTÍCULO 1100. Información: El proveedor está obligado a suministrar información al
consumidor en forma cierta y detallada, respecto de todo lo relacionado con las
características esenciales de los bienes y servicios que provee, las condiciones de su
comercialización y toda otra circunstancia relevante para el contrato. La información debe ser
siempre gratuita para el consumidor y proporcionada con la claridad necesaria que permita su
comprensión.
La obligación de proporcionar información, impuesta al proveedor, está destinada a morigerar
o suprimir la asimetría existente entre las partes en una relación de consumo, precisamente
basada en gran medida por la distinta posibilidad de acceder a información real, certera, sobre
las características del producto o servicio del que se trate.
La información debe ser proporcionada en forma cierta y detallada; para lo que el proveedor
deberá disponer los medios que resulten necesarios para satisfacer tales exigencias
normativas.
Debe ser clara, expuesta en términos comprensibles, en idioma claro.
El contenido de dicha información deberá referirse a las características esenciales de los
bienes y servicios, las condiciones de comercialización y toda otra circunstancia que pueda

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ser objetivamente relevante para que su destinatario pueda evaluar la conveniencia o no de
adquirir el bien o servicio del que se trate. Se trata de posibilitarle tomar una decisión
ponderada, con base en información clara y suficiente que le permita razonablemente formar
un juicio de valor.
El deber de información es aquel que incumbe al poseedor de la información vinculada con
una relación jurídica o con la cosa involucrada en la prestación o atinente a actividades
susceptibles de causar daños a terceros o a uno de los contratantes, derivados de dicha
información, y cuyo contenido es el de poner en conocimiento de la otra parte una cantidad de
datos suficientes como para evitar los daños o inferioridad negocial que puede generarse en
la otra parte si no son suministrados.
En caso de incumplimiento se demanda la nulidad del contrato o de alguna de las clausulas.

ART. 1101.Publicidad. Está prohibida toda publicidad que:


a. contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al
consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o servicio;
b. efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan
a error al consumidor;
c. sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o
peligrosa para su salud o seguridad.
Constituye publicidad todo medio de información destinado a permitir a un cliente potencial
formarse una opinión sobre los resultados que pueden ser esperados del bien o del servicio
que le es propuesto, así como sobre las características de los bienes o servicios ofertados.
Así entendida la publicidad, de modo amplio, se extiende al mensaje escrito en la prensa, oral
en la radio o aun visual en la televisión. Puede resultar igualmente de información contenida
en los documentos comerciales o inscripciones sobre el embalaje de un producto.
Es que si el mensaje publicitario es engañoso por omisión, por error o, peor aún, por
deliberada falsedad, merece tres consideraciones jurídicas:
a. puede inducir a contratar a quien de haber sido destinatario de una información veraz, no lo
habría hecho;
b. provoca la frustración del interés que el consumidor tenía legítimamente derecho a esperar
del bien o servicio objeto del contrato;
c. importa una peligrosa tergiversación del equilibrio de mercado, con insalvable detrimento de
los intereses individuales y colectivos, no solo de los consumidores, sino también de los
proveedores profesionales de bienes y servicios que no acuden a ese tipo de prácticas
desleales.
Todas las disposiciones en esta materia son de orden público, por lo que los actos que las
contravienen son nulos de nulidad absoluta (art. 386 CCyC).
a. Publicidad falsa:
Se comprende en ella a la que contenga falsedades que induzcan (juicio en concreto) o
puedan inducir (juicio en abstracto) a error al consumidor, en tanto recaigan sobre elementos
esenciales del producto o servicio.
El carácter engañoso puede presentarse de distintas maneras, a veces bajo maquillajes muy
sutiles, ya en forma positiva, a través de lo que la publicidad “dice” explícitamente o “sugiere”
a través de imágenes o bien por omisión, cuando se silencian aspectos relevantes que, de
buena fe, deberían ser difundidos para una cabal información del potencial consumidor o
usuario. En este último caso, la actitud silente debe estar referida a datos esenciales del bien

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o del servicio al punto de crear una imagen falsa de uno o de otro; quien se ve privado de
información relevante y veraz.
La publicidad engañosa está en pugna, además, con tres principios fundamentales del
derecho del consumo: el de equilibrio, el de veracidad y el de confianza en la apariencia
desplegada.
b. Publicidad comparativa:
Con mayor precisión, cabe señalar que para que la publicidad comparativa sea legítima es
preciso que su contenido sea objetivo; que la comparación lo sea entre elementos esenciales
y verificables y, finalmente, que sea exacta. Si la publicidad comparativa contraría los tres
elementos que la componen, es ilícita.
La publicidad comparativa ha sido normativamente definida como aquella que
suministra una comparación de bienes o servicios identificados o identificables, implícita o
explícitamente que se hallan en competencia o de bienes y servicios ofrecidos por la
competencia (art. 121-8, Code de la consommation, Francia). No es necesario que la empresa
que compite sea individualizada pues es suficiente con que se identifique el producto o el
servicio.
c. Publicidad abusiva: “es abusiva (…) la publicidad discriminatoria de cualquier
naturaleza, que incite a la violencia, explote el miedo o la superstición, se aproveche de
la deficiencia del análisis y experiencia de los menores, desprecie los valores
ambientales, o sea capaz de inducir al consumidor a comportarse de forma perjudicial
a su salud o seguridad”.

ARTÍCULO 1102.- Acciones. Los consumidores afectados o quienes resulten legalmente


legitimados pueden solicitar al juez: la cesación de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo
del demandado, de anuncios rectificatorios y, en su caso, de la sentencia condenatoria.
El juez podrá disponer, con carácter cautelar, preventivo:
1. la cesación de la publicidad, cuando su difusión se encuentran aún en curso al tiempo
de la promoción de la acción; o
2. La publicación de anuncios aclaratorios o rectificatorios, que impidan que otras
personas puedan ser inducidas a error en su valoración de lo difundido por medio de la
publicidad; cuando ella ha cesado pero es probable que diversas personas estén en
curso de contratar en razón de la información errónea que les habría sido aportada.
Concluido el proceso, el juez podrá disponer la publicación de la sentencia a costa del
proveedor responsable de la información inadecuada. En tal caso, lo razonable será que dicha
publicación se efectúe en un medio de similar difusión y con similar ubicación, ya sea en un
medio impreso o en franja horaria de difusión radial o televisiva, que la que en su momento
tuvo la información que motivó el inicio del proceso.
La publicidad engañosa, la comparativa y la abusiva se hallan prohibidas, por lo que la
conducta de su autor es antijurídica en los términos del art. 1717 CCyC, por lo que este se
halla obligado a reparar el daño causado (art. 1716 CCyC). La publicidad referida tiene por
objeto promover bienes y servicios por lo que la prohibición alcanza al proveedor/profesional
quien se beneficia con el mensaje y, en principio, la agencia publicitaria que lo haya creado.

ARTÍCULO 1103.- Efectos de la publicidad. Las precisiones formuladas en la publicidad o


en anuncios, prospectos, circulares u otros medios de difusión se tienen por incluidas en el
contrato con el consumidor y obligan al oferente.

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Las “precisiones publicitarias”, al integrarse al contrato constituyen obligaciones que integran
la trama contractual y generan el consiguiente deber de prestación.
Una sistematización de los recaudos suficientes para calificar como vinculante la publicidad
comercial, debe incluir:
a. la necesidad de que los documentos publicitarios hagan referencia inequívoca al objeto
(materia) del contrato; debe existir correspondencia entre las características del bien o del
servicio que resultan de la oferta con las del anuncio publicitario; y
b. una indispensable claridad y precisión en la información relativa a los bienes o servicios que
se ofrecen los que, por lo demás, deben ser proveídos o suministrados por el oferente.

Modalidades especiales
ARTÍCULO 1104.- Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales. Está
comprendido en la categoría de contrato celebrado fuera de los establecimientos comerciales
del proveedor el que resulta de una oferta o propuesta sobre un bien o servicio concluido en
el domicilio o lugar de trabajo del consumidor, en la vía pública, o por medio de
correspondencia, los que resultan de una convocatoria al consumidor o usuario al
establecimiento del proveedor o a otro sitio, cuando el objetivo de dicha convocatoria sea total
o parcialmente distinto al de la contratación, o se trate de un premio u obsequio.
En esta hipótesis, se restringe la posibilidad de que las elecciones de consumo, sobre bienes
y servicios, que adopta el público, se hallen correctamente fundadas, conforme a los deseos y
necesidades de cada quien. Se trata de prácticas mercantiles que restringen la libre
espontaneidad del público, presionando sobre su decisión de contratar, o en la elección de la
contraparte.
La ventaja que ofrece al consumidor consiste en que le evita desplazarse. La desventaja es la
agresividad con que se la ejerce dado que toma al consumidor por sorpresa en su domicilio o
en su lugar de trabajo, quien no siempre ofrece resistencia a la oferta y adquiere, sin reflexión
previa, objetos que no le resultan útiles.
Por ello la regulación de estas técnicas de comercialización, denominadas “no ortodoxas”,
tiende a imponer una serie de recaudos rigurosos que condicionan la eficacia de los contratos
celebrados en su consecuencia:
1. acentuación de la rigidez formal, exigiendo la instrumentación escrita del negocio y una
serie de contenidos imperativos;
2. reconocimiento del derecho del consumidor a revocar incausadamente su aceptación, lo
que los transforma en contratos bajo condición resolutoria ya que, en caso de devolución de la
cosa se considera que no hubo contrato;
3. imposición de un control administrativo específico como, por ejemplo, el otorgado al Banco
Central sobre las operaciones de venta a crédito (art. 36, in fine, LDC; decreto 142.277/1943 y
leyes 22.315 y 23.270), o respecto de la Inspección General de Justicia para los sistemas de
ahorro previo.
Todo ello sin perjuicio de la integración al sistema de protección jurídica del consumidor, de
los regímenes en materia de:
a. ahorro previo (decreto 142.277/4193 y leyes 22.315 y 23.270);
b. ofertas con premios (art. 10 de la Ley 22.802 de Lealtad Comercial);
c. de aplicación, a las técnicas “no ortodoxas” de comercialización, de las normas y principios
generales sobre justicia contractual del CCyC.

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Los contratos celebrados fuera del establecimiento comercial se presumen sometidos a las
normas de protección del derecho del consumo, por lo que la prueba contraria incumbe al
proveedor.
Se hallan excluidos de la protección, los contratos que tienen relación directa con las
actividades ejercidas dentro del marco de la actividad profesional del adquirente.
ARTÍCULO 1105.- Contratos celebrados a distancia. Contratos celebrados a distancia son
aquellos concluidos entre un proveedor y un consumidor con el uso exclusivo de medios de
comunicación a distancia entendiéndose por tales los que pueden ser utilizados sin la
presencia física simultánea de las partes contratantes. En especial, se consideran los medios
postales, electrónicos, telecomunicaciones, así como servicios de radio, televisión o prensa.
Son características esenciales de la venta a distancia, como lo es la venta por
correspondencia:
a. que comprador y vendedor no se hallen presentes simultáneamente;
b. que la oferta se realice por los medios enunciados;
c. que la aceptación se transmita por los mismos medios; y
d. que con fundamento normativo, el consumidor o usuario pueda ejercer el derecho de
revocar su aceptación.
Contratos excluidos:
No constituyen contratos a distancia los celebrados mediante distribuidores automáticos o
locales comerciales automatizados, ni las ventas realizadas en subastas. En los dos primeros,
la razón no se halla en la circunstancia que las partes no se encuentran física y
simultáneamente una frente a la otra, como acontece en todos los contratos a distancia.
En efecto, en los locales automatizados, el consumidor actúa de conformidad con las
instrucciones que le son dadas por el proveedor e inmediatamente el bien o la prestación le
son suministrados al primero. Lo expresado, los excluye como contratos celebrados a
distancia. Esta situación parece ser la misma que en la contratación telefónica cuando la
aceptación es dada en forma inmediata y, por lo tanto, se la considera un contrato entre
presentes y no concluido a distancia.
Prácticas abusivas:
Una práctica abusiva verificada a menudo en la contratación fuera de los establecimientos
comerciales es la del envío de un producto al consumidor, sin que este lo haya solicitado
previamente y por el que se le indica que, indistintamente, puede pagar el precio o devolver el
bien.
La gravedad de esta práctica resulta de la circunstancia que el proveedor aprovecha la falta
de disposición, la falta de tiempo o la dejadez del consumidor para reintegrar el bien, con la
previsible consecuencia que termina percibiendo el precio.

ARTÍCULO 1106.- Utilización de medios electrónicos. Siempre que en este Código o en


leyes especiales se exija que el contrato conste por escrito, este requisito se debe entender
satisfecho si el contrato con el consumidor o usuario contiene un soporte electrónico u otra
tecnología similar.

ARTÍCULO 1107.- Información sobre los medios electrónicos. Si las partes se valen de
técnicas de comunicación electrónica o similares para la celebración de un contrato de
consumo a distancia, el proveedor debe informar al consumidor, además del contenido

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mínimo del contrato y la facultad de revocar, todos los datos necesarios para utilizar
correctamente el medio elegido, para comprender los riesgos derivados de su empleo, y para
tener absolutamente claro quién asume esos riesgos.
Según lo pautado en el art. 1107 CC yC, cuando las partes se valen, para la celebración de un
contrato de consumo a distancia, de técnicas de comunicación electrónica o similares, el
proveedor debe informar al consumidor sobre:
a) el contenido mínimo del contrato;
b) la facultad de revocar;
c) todos los datos necesarios para el correcto empleo del medio elegido;
d) todos los datos necesarios para que quede en claro cuáles son los riesgos derivados del
empleo del medio y quién asume esos riesgos.
Es claro que esta vía de contratación no puede constituir un medio de elusión de las
obligaciones de los proveedores en los contratos de consumo ni de las limitaciones legales a
las estipulaciones que ellos pueden imponer en formatos de contratos por adhesión a
cláusulas predispuestas. Por ello, aun cuando se informe de riesgos, ello no conllevará una
renuncia del consumidor a gozar de la protección que la normativa específica en materia de
contratos de consumo establece para su tutela.

ARTÍCULO 1108.- Ofertas por medios electrónicos. Las ofertas de contratación por medios
electrónicos o similares deben tener vigencia durante el período que fije el oferente o, en su
defecto, durante todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. El oferente debe
confirmar por vía electrónica y sin demora la llegada de la aceptación.
El legislador exige que las ofertas formuladas por medios electrónicos mantengan su vigencia
durante el lapso establecido por el proveedor oferente, cualquiera sea el tiempo por el que
permanezcan accesibles o bien, de no haberse estipulado un plazo de vigencia concreto, por
el de su accesibilidad. Así, si el proveedor indicó que mantenía un determinado precio de un
producto por el término de diez días y el consumidor tomó noticia de ello, tiene derecho a
aceptar la oferta en esos términos por dicho período, aunque la propuesta deje de ser
accesible por el medio, por ejemplo por la página web del oferente, al tercer día de emplazada
en el sitio. De no darse un compromiso en firme por un lapso determinado, el mero retiro de la
oferta implica su caducidad, de modo tal que los consumidores podrán aceptar mientras
puedan encontrar la propuesta por el medio, por ejemplo, en el sitio en Internet del proveedor.
El ciclo que cierra con un requisito no establecido para otro tipo de contratos, en los que el
consentimiento queda perfeccionado por la recepción de la aceptación de una oferta o por una
conducta concluyente de las partes (art. 971 CCyC y CC.), pues aquí se impone al oferente
comunicar por la misma vía y en forma inmediata, sin demora, la llegada de la aceptación.
Se trata de un requisito para dar claridad y seguridad al consumidor; pero que no hace al
perfeccionamiento del contrato, que debe considerarse concluido por la recepción de la
aceptación por el oferente, aun cuando él no dé cuenta de ella al consumidor. Tal criterio
evita, por otra parte, situaciones lesivas de los intereses del consumidor, como las derivadas
del empleo de medios electrónicos de pago que pueden generar débitos en su cuenta, aun
cuando el proveedor no haya cumplido con esta exigencia normativa.

ARTÍCULO 1110.- Revocación. En los contratos celebrados fuera de los establecimientos


comerciales y a distancia, el consumidor tiene el derecho irrenunciable de revocar la
aceptación dentro de los diez días computados a partir de la celebración del contrato.

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Si la aceptación es posterior a la entrega del bien, el plazo debe comenzar a correr desde que
esta última se produce.
Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil siguiente.
Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad aceptada por el consumidor durante este período
que tengan por resultado la imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no
escritos.

ARTÍCULO 1111.- Deber de informar el derecho a la revocación. El proveedor debe


informar al consumidor sobre la facultad de revocación mediante su inclusión en caracteres
destacados en todo documento que presenta al consumidor en la etapa de negociaciones o
en el documento que instrumenta el contrato concluido, ubicada como disposición
inmediatamente anterior a la firma del consumidor o usuario. El derecho de revocación no se
extingue si el consumidor no ha sido informado debidamente sobre su derecho.

ARTÍCULO 1112.- Forma y plazo para notificar la revocación. La revocación debe ser
notificada al proveedor por escrito o medios electrónicos o similares, o mediante la devolución
de la cosa dentro del plazo de diez días computados conforme a lo previsto en el artículo
1110.

Tanto en la contratación fuera del establecimiento comercial como en la contratación a


distancia, el consentimiento del consumidor se tutela a través del reconocimiento del derecho
a extinguir el vínculo contractual, sin invocar causa, y sin consecuencias patrimoniales, dentro
de un plazo de reflexión. Como es sabido el fundamento de esta protección reside en que la
iniciativa de celebrar el contrato no ha nacido del consumidor, sino que ha sido inducida, y a
veces impuesta por la sorpresa, mediante sistemas de marketing diseñados para ejercer
presión sobre un consumidor vulnerable o desprevenido.
El ejercicio por el consumidor de su derecho de retractación importa la extinción de pleno
derecho del contrato de crédito destinado a asegurar el financiamiento. No debe ser fundada.
Basta con un simple desistimiento sin necesidad de justificar las razones de su decisión.
Como ya quedó expresado antes de ahora, el consumidor que ejerce el derecho de
retractación debe reintegrar el bien inmediatamente y en buen estado.
El derecho de revocación no debe ser confundido con el arrepentimiento. En efecto, el
contrato a distancia se concluye bajo la denominación de “bon de commande”, o sea con
orden de pedido y si el comprador acepta el bien, la operación se retrotrae al día de la
conclusión del contrato. Y por el contrario, el adquirente que no acepta el bien, hace que la
venta jamás se haya concluido. Lo expresado significa que toda venta a distancia deviene una
venta bajo condición de examen previo. El plazo de reflexión de diez días al que alude la
disposición puede ser prolongado si existe conformidad de partes, pero no puede ser limitado
en el tiempo aunque medie acuerdo ya que se trata de un plazo irrenunciable establecido por
una disposición indisponible.
En cuanto al ejercicio de la facultad de revocación conferida al consumidor, ella debe ser
notificada al proveedor:
a. por escrito;
b. por medios electrónicos o similares; o
c. por la devolución de la cosa dentro del plazo de diez días, computado según lo establecido
en el art. 1110.

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ARTÍCULO 1113.- Efectos del ejercicio del derecho de revocación. Si el derecho de
revocar es ejercido en tiempo y forma por el consumidor, las partes quedan liberadas de sus
obligaciones correspectivas y deben restituirse recíproca y simultáneamente las prestaciones
que han cumplido.

ARTÍCULO 1114.- Imposibilidad de devolución. La imposibilidad de devolver: la prestación


objeto del contrato no priva al consumidor de su derecho a revocar. Si la imposibilidad le es
imputable, debe pagar al proveedor el valor de mercado que la prestación tiene al momento
del ejercicio del derecho a revocar, excepto que dicho valor sea superior al precio de
adquisición, en cuyo caso la obligación queda limitada a este último.
La facultad de revocación establecida a favor del consumidor no se ve limitada en su ejercicio
por la imposibilidad de restituir la prestación objeto del contrato.
Si tal imposibilidad se produjo sin culpa del deudor, nada adeudará al proveedor, pues el
sistema legal coloca en cabeza de este los riesgos de este tipo de operaciones. Si le es
imputable al consumidor, por haberse perdido la cosa por su culpa o dolo, deberá pagar al
proveedor el valor de mercado de la prestación al momento del ejercicio del derecho a
revocar, en tanto no supere el precio de adquisición; por lo que, en tal supuesto, el
consumidor podrá tener que pagar un monto menor al de la suma pagada por el producto o
servicio, pero nunca más.
ARTÍCULO 1115.- Gastos. El ejercicio del derecho de revocación no debe implicar gasto
alguno para el consumidor. En particular, el consumidor no tiene que reembolsar cantidad
alguna por la disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme a lo
pactado o a su propia naturaleza, y tiene derecho al reembolso de los gastos necesarios y
útiles que realizó en ella.
Cuando el proveedor elige comercializar sus bienes fuera de sus establecimientos
comerciales, a distancia, por medios telemáticos, estableciendo canales de compra por
Internet, asume los riesgos de la operación, entre los que el sistema jurídico coloca el de
revocación de la operación por el consumidor.

ARTÍCULO 1116.- Excepciones al derecho de revocar. Excepto pacto en contrario, el


derecho de revocar no es aplicable a los siguientes contratos:
a. los referidos a productos confeccionados conforme a las especificaciones suministradas
por el consumidor o claramente personalizados o que, por su naturaleza, no pueden ser
devueltos o puedan deteriorarse con rapidez;
b. los de suministro de grabaciones sonoras o de video, de discos y de programas
informáticos que han sido decodificados por el consumidor, así como de ficheros informáticos,
suministrados por vía electrónica, susceptibles de ser descargados o reproducidos con
carácter inmediato para su uso permanente;
c. los de suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas.

ARTÍCULO 1109.- Lugar de cumplimiento. En los contratos celebrados fuera de los


establecimientos comerciales, a distancia, y con utilización de medios electrónicos o similares,
se considera lugar de cumplimiento aquel en el que el consumidor recibió o debió recibir la
prestación. Ese lugar fija la jurisdicción aplicable a los conflictos derivados del contrato. La
cláusula de prórroga de jurisdicción se tiene por no escrita.

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No obstante, cuando el contrato tiene punto de contacto internacional, el consumidor puede
elegir entre interponer la demanda ante los jueces del lugar de celebración del contrato, del de
cumplimiento —de prestación de servicio o entrega de bienes—, del de cumplimiento de la
obligación de garantía, del domicilio del demandado o del lugar donde el consumidor realiza
actos necesarios para la celebración del contrato (art. 2654 CCyC).

Cláusulas abusivas
En el CCyC la cuestión de las cláusulas abusivas es regulada adecuada y sistemáticamente
para cada categoría de contrato; así, en los contratos paritarios o discrecionales la fuerza
vinculante de su contenido se respeta si no se encuentra afectado, de modo manifiesto el
orden público. Los contratos de adhesión se someten al régimen de control de incorporación y
de cláusulas abusivas resultante de los arts. 985 a 989, a su vez este régimen integra –por
remisión- la normativa aplicable a los contratos de consumo articulándose con otras
soluciones que profundizan los alcances de la tutela para atender a la vulnerabilidad de los
consumidores.
ARTÍCULO 1117.- Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las leyes
especiales y los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales predispuestas
por una de las partes.

ARTÍCULO 1118.- Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato de


consumo pueden ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o
aprobadas expresamente por el consumidor.
Según la norma, la cláusula abusiva será tal tanto cuando haya sido impuesta por un
mecanismo de adhesión como cuando haya sido negociada individualmente con el
consumidor. No es elemento caracterizante de la cláusula lesiva el que ella haya sido
impuesta por un abuso del poder económico del profesional, pues la experiencia demuestra
que cuando el portador del poder económico es el consumidor, ello no obsta a su
sometimiento al contenido predispuesto del contrato ya que lo relevante es el poder de
negociación.

ARTÍCULO 1119.- Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es
abusiva la cláusula que, habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por
efecto provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las
partes, en perjuicio del consumidor.
Ese equilibrio debe ser juzgado en términos tanto de onerosidad como de una razonable
distribución de los riesgos, que en una relación de consumo deben recaer centralmente en el
proveedor.
De acuerdo a lo que se establece en esta norma, en los contratos de consumo el
desequilibrio, que en algún grado puede ser deliberado en los contratos paritarios, es abusivo,
aun cuando surja de cláusulas individualmente negociadas.
En el artículo se establece como regla general que debe considerarse abusiva a toda cláusula
que genere un desequilibrio contractual en perjuicio del consumidor. Ese equilibrio debe ser
juzgado en términos tanto de onerosidad como de una razonable distribución de los riesgos,
que en una relación de consumo deben recaer centralmente en el proveedor.
La cláusula abusiva será tal tanto cuando haya sido impuesta por un mecanismo de adhesión
como cuando haya sido negociada individualmente con el consumidor. No es elemento

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caracterizante de la cláusula lesiva el que ella haya sido impuesta por un abuso del poder
económico del profesional, pues la experiencia demuestra que cuando el portador del poder
económico es el consumidor, ello no obsta a su sometimiento al contenido predispuesto del
contrato ya que lo relevante es el poder de negociación.
La cláusula abusiva lo será tanto cuando haya sido enunciada con el objetivo de generar un
desequilibrio en perjuicio del consumidor —supuesto de obrar doloso de quien la introduce en
la relación jurídica— como cuando produzca ese efecto, aun cuando no haya sido tal la
finalidad de su introducción.

ARTÍCULO 1120.- Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica
abusiva cuando el mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad
de actos jurídicos conexos.
Existe una situación jurídica abusiva cuando nos hallamos frente a un supuesto de
desequilibrio en perjuicio del consumidor que se alcanza a través de la predisposición de una
pluralidad de actos jurídicos conexos; situación que se da cuando se elabora un entramado
contractual, un sistema de vínculos jurídicos y económicos conexos que determina una
situación de cautividad o de limitación de derechos y facultades del consumidor o usuario.

ARTÍCULO 1121.- Límites. No pueden ser declaradas abusivas:


a. las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado;
b. las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas legales
imperativas.

Otras cláusulas excluidas: No revisten carácter de abusivas aquellas cláusulas de las que de
su aplicación resulten:
a. ventajas o sacrificios análogos para ambas partes, ya que la relación de equivalencia o el
principio de la máxima reciprocidad de intereses se halla preservado;
b. perjuicios solo para el predisponente, ya que este último no podría hacer valer la desventaja
que resulta de un contenido contractual del que es su único autor;
c. desequilibrio no excesivo ni manifiesto ya que el equilibrio contractual no implica una
simetría a rajatabla entre ventajas y sacrificios. De allí que la desnaturalización de la relación
que desemboque en abuso requiere que la inequidad sea acentuada, que exista
desproporción significativa;
d. que hayan sido negociadas por ambas partes, como ser:
1. la definición del objeto principal o materia sobre la que se contrata; y
2. la adecuación entre el precio o retribución afrontado por el consumidor con el bien o
servicio suministrado por el proveedor, si ambos elementos (a y b) se hallan expresados con
claridad (art. 4º, ap. 2, directiva 93-13, CEE.; art. 1469, ter, Cód. Civil italiano).

ARTÍCULO 1122.- Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin
perjuicio de lo dispuesto en la ley especial, por las siguientes reglas:
a. la aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control;
b. las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas;
c. si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no
puede subsistir sin comprometer su finalidad;

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d. cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez
debe aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.
Por razones de política económica, el Estado ejerce poder de policía en materia de contenidos
contractuales correspondientes a relaciones de consumo, procurando tutelar los derechos de
los consumidores y usuarios. Lo hace a través de distintos órganos que generan normas
administrativas que pueden legitimar la validez de cláusulas que, no obstante, pueden ser
impugnadas judicialmente. La vía judicial constituye resguardo de tutela para los derechos de
los consumidores y usuarios.

Ley de Defensa del Consumidor:


ARTICULO 37. — Interpretación. Sin perjuicio de la validez del contrato, se tendrán por no
convenidas:
a) Las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños;
b) Las cláusulas que importen renuncia o restricción de los derechos del consumidor o
amplíen los derechos de la otra parte;
c) Las cláusulas que contengan cualquier precepto que imponga la inversión de la carga de la
prueba en perjuicio del consumidor.
La interpretación del contrato se hará en el sentido más favorable para el consumidor.
Cuando existan dudas sobre los alcances de su obligación, se estará a la que sea menos
gravosa.
En caso en que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa a la conclusión del
contrato o en su celebración o transgreda el deber de información o la legislación de defensa
de la competencia o de lealtad comercial, el consumidor tendrá derecho a demandar la
nulidad del contrato o la de una o más cláusulas. Cuando el juez declare la nulidad parcial,
simultáneamente integrará el contrato, si ello fuera necesario.
ARTICULO 38. — Contrato de adhesión. Contratos en formularios. La autoridad de
aplicación vigilará que los contratos de adhesión o similares, no contengan cláusulas de las
previstas en el artículo anterior. La misma atribución se ejercerá respecto de las cláusulas
uniformes, generales o estandarizadas de los contratos hechos en formularios, reproducidos
en serie y en general, cuando dichas cláusulas hayan sido redactadas unilateralmente por el
proveedor de la cosa o servicio, sin que la contraparte tuviere posibilidades de discutir su
contenido.
Todas las personas físicas o jurídicas, de naturaleza pública y privada, que presten servicios
o comercialicen bienes a consumidores o usuarios mediante la celebración de contratos de
adhesión, deben publicar en su sitio web un ejemplar del modelo de contrato a suscribir.
Asimismo deben entregar sin cargo y con antelación a la contratación, en sus locales
comerciales, un ejemplar del modelo del contrato a suscribir a todo consumidor o usuario que
así lo solicite. En dichos locales se exhibirá un cartel en lugar visible con la siguiente leyenda:
“Se encuentra a su disposición un ejemplar del modelo de contrato que propone la empresa a
suscribir al momento de la contratación.

El incumplimiento obligacional del proveedor en la ley 24.240 y su articulación con las normas
del CCyC
Los remedios reconocidos al consumidor frente al incumplimiento de las obligaciones que
pesan sobre el proveedor están ordenados en el art. 10 bis LDC.

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Acciones disponibles: El consumidor puede optar por:
a) Exigir el cumplimiento forzado
b) Aceptar otro producto o servicio equivalente
c) Resolver el contrato; sin perjuicio de la acción de reparación de daños que
correspondiere.
Se establece un supuesto de responsabilidad contractual objetiva, fundada en el factor
garantía, en razón de que se atribuye a las obligaciones del proveedor el carácter de
obligaciones de resultado. Consecuentemente, en orden con las eximentes, es irrelevante que
el proveedor acredite su diligencia, solo puede exonerarse demostrando el caso fortuito o
fuerza mayor.

RESPONSABILIDAD POR DAÑOS

ARTICULO 40. — Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la


prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el
proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista
responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio.
La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que correspondan.
Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.

ARTICULO 40 bis: Daño directo. El daño directo es todo perjuicio o menoscabo al derecho
del usuario o consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera
inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión
del proveedor de bienes o del prestador de servicios.
Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones
para reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la
relación de consumo.
Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan los
siguientes requisitos:
a) la norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre
particulares y la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para otorgarles esa
facultad es manifiesta;
b) estén dotados de especialización técnica, independencia e imparcialidad indubitadas;
c) sus decisiones estén sujetas a control judicial amplio y suficiente.

Este artículo no se aplica a las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos


del consumidor, su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales
legítimas, las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida ni, en general, a las
consecuencias no patrimoniales.

Garantías
Inadecuación de cosas muebles no consumibles
ARTICULO 11. — Garantías. Cuando se comercialicen cosas muebles no consumibles
conforme lo establece el artículo 2325 del Código Civil, el consumidor y los sucesivos
adquirentes gozarán de garantía legal por los defectos o vicios de cualquier índole, aunque

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hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad entre
lo ofrecido y lo entregado, o su correcto funcionamiento.
La garantía legal tendrá vigencia por TRES (3) meses cuando se trate de bienes muebles
usados y por SEIS (6) meses en los demás casos a partir de la entrega, pudiendo las partes
convenir un plazo mayor. En caso de que la cosa deba trasladarse a fábrica o taller habilitado
el transporte será realizado por el responsable de la garantía, y serán a su cargo los gastos
de flete y seguros y cualquier otro que deba realizarse para la ejecución del mismo.
ARTICULO 13. — Responsabilidad solidaria. Son solidariamente responsables del
otorgamiento y cumplimiento de la garantía legal, los productores, importadores, distribuidores
y vendedores de las cosas comprendidas en el artículo 11.

Si se presenta uno de los supuestos del 11, ello da derecho al consumidor a exigir la
reparación satisfactoria del bien, de modo que quede en condiciones de ser empleado
conforme a su uso normal. Subsidiariamente podrá pretender la sustitución de la cosa, la quita
proporcional del precio o la resolución del vínculo contractual. (Art 17)
El tiempo durante el cual el consumidor este privado del uso de la cosa en garantía, debe
computarse como prolongación del plazo de garantía legal (art 16).

Garantía de provisión de repuestos y servicio técnico posventa


ARTICULO 12. — Servicio Técnico. Los fabricantes, importadores y vendedores de las
cosas mencionadas en el artículo anterior, deben asegurar un servicio técnico adecuado y el
suministro de partes y repuestos.

Garantía por vicios redhibitorios


ARTICULO 18. — Vicios Redhibitorios. La aplicación de las disposiciones precedentes, no
obsta a la subsistencia de la garantía legal por vicios redhibitorios. En caso de vicio
redhibitorio:
a) A instancia del consumidor se aplicará de pleno derecho el artículo 2176 del Código Civil;
b) El artículo 2170 del Código Civil no podrá ser opuesto al consumidor.

Por deficiencia en la prestación de servicios


ARTICULO 23. — Deficiencias en la Prestación del Servicio. Salvo previsión expresa y por
escrito en contrario, si dentro de los treinta (30) días siguientes a la fecha en que concluyó el
servicio se evidenciaren deficiencias o defectos en el trabajo realizado, el prestador del
servicio estará obligado a corregir todas las deficiencias o defectos o a reformar o a
reemplazar los materiales y productos utilizados sin costo adicional de ningún tipo para el
consumidor.

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UNIDAD VI. COMPRAVENTA, PERMUTA, SUMINISTRO, CESIÓN DE DERECHOS,
TRANSFERENCIA DE FONDOS DE COMERCIO (CONTRATOS DE CAMBIO)

En este tipo de contratos el individuo se comporta maximizando su interés individual lo que da


origen a una lógica adversarial, a la idea de reciprocidad, onerosidad, búsqueda del máximo
beneficio. Esto es así en la generalidad de los casos, aunque pueden incluirse entre los
contratos de cambio la donación o algunas cesiones gratuitas que también tienen como
función económica la transferencia de bienes, aunque no sea a título oneroso.
La finalidad económica social que persiguen estos contratos es la circulación de bienes en el
mercado. Dicha circulación puede darse a través de la transferencia de la propiedad de una
cosa onerosa o gratuitamente, o mediante la transferencia del uso y goce de una cosa o a
través de la transferencia de un derecho.
Por ello, dentro de esta función de cambio deben distinguirse diferentes categorías aunque
todas ellas tienen en común la circulación de bienes en sentido amplio:
- Transferencia de la titularidad de cosas: se incluyen los contratos de compraventa,
permuta, suministro, donación, etc.
- Transferencia de la titularidad de derechos: cesión de derechos, de derechos
hereditarios, de créditos, de deudas, de posición contractual.
- Transferencia del uso y goce: Locación de cosas, arrendamiento rural, leasing
operativo. También puede incluirse el contrato de comodato en virtud del cual se
transfiere en forma gratuita sólo el uso de una cosa.

COMPRAVENTA
ARTÍCULO 1123. Definición Hay compraventa si una de las partes se obliga a transferir la
propiedad de una cosa y la otra a pagar un precio en dinero.

La definición propuesta por el art. 1123 CCyC resulta adecuada, pues identifica los elementos
esenciales del contrato: cosa y precio; y la finalidad económica: obligarse a transferir la
propiedad.
Además de la regulación del CCYC existen otras leyes especiales que reglamentan supuestos
específicos que involucran la obligación de transferir la propiedad de una cosa a cambio de un
precio (art. 963), como la ley 14.005 de venta de inmuebles fraccionados en lotes y pagaderos
a plazos, la ley 20.094 sobre buques, la ley 20.378 sobre equinos de pura sangre de carrera,
la ley 22.939 sobre marcas y señales, la ley 23.073 sobre viviendas económicas, el Código
aeronáutico, y también de algún modo, vinculada a esta problemática, le ley 22.423 de venta
de inmuebles de dominio privado del Estado.
La compraventa conserva su rol preponderante como modelo típico que permite la operación
de intercambio. De este modo, puede valerse de modalidades o categorías negociales
diversas.
La compraventa paritaria se celebra entre partes que se encuentran en condiciones de similar
o igual poderío económico para negociar, por ende en uso de su discrecionalidad configuran
el contenido del contrato que los vincula.
Por su parte, la compraventa celebrada por adhesión a clausulas generales de contratación,
se presenta cuando el adherente acepta que el contenido del contrato se integre por clausulas

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predispuestas unilateralmente por la otra parte, o por un tercero, sin participar en su
redacción.
Finalmente, la compraventa de consumo es aquella que se celebra entre un proveedor y un
consumidor, en el cual el consentimiento puede manifestarse a trabes d clausulas negociadas
individualmente o mediante la adhesión a clausulas generales predispuestas unilateralmente
por el proveedor.

Elementos esenciales particulares o tipificantes


a) La transferencia de una cosa en propiedad.
La celebración del contrato produce la obligación de transferir la propiedad. Por esta vía el
CCYC continua exigiendo la observancia del título (compraventa) y el modo (tradición o
inscripción registral según el caso) para que opere la transferencia de la propiedad,
constituyendo esa transmisión la finalidad típica de la compraventa, que incluye la obligación
de entrega de la cosa mediante tradición.
b) El pago de un precio en dinero, que constituye la prestación a cargo del comprador.
La importancia de los elementos tipificantes mencionados supra se ve reflejada en el art. 1127
del CCYD disponiendo que “el contrato no será juzgado como compraventa, aunque las
partes así lo estipulen, si para ser tal le faltase algún requisito esencial”. Es decir que el
nombre dado por las partes al contrato por sí solo no es determinante para la calificación
como compraventa, por tal motivo si el acuerdo refiriera a la obligación de transmitir el uso de
la cosa o si no existiere contraprestación en dinero, el contrato no será de compraventa aun
cuando las partes lo hubieran calificado como tal.

ARTÍCULO 1124. Aplicación supletoria a otros contratos: Las normas de este Capítulo se
aplican supletoriamente a los contratos por los cuales una parte se obliga a: a) transferir a la
otra derechos reales de condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a
constituir los derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, conjuntos
inmobiliarios o servidumbre, y dicha parte, a pagar un precio en dinero; b) transferir la
titularidad de títulos valores por un precio en dinero.

De esta manera, el campo de actuación de la compraventa como tipo legal se expande, dado
que sus reglas devienen aplicables a la enajenación o constitución de derechos reales sin
circunscribirse al dominio. Evidentemente, esa extensión repercute en la fijación de la línea
divisoria entre compraventa y cesión de derechos. Adviértase que al fundamentación que
acompañó al anteproyecto que fuera fuente directa del CCYC, en referencia al art. 1124,
expresa que: “con la inclusión de ese texto, queda establecido que el objeto de la venta no se
limita a la propiedad o dominio sino que comprende también la transferencia o constitución de
otros derechos reales”.

Caracteres
 Bilateral: Porque ambas partes quedan obligadas al momento de su perfeccionamiento
y estas obligaciones guardan reciprocidad e interdependencia.
 Oneroso: En razón de que ambas partes asumen sacrificios y ventajas reciprocas.
 Conmutativo: Porque la estimación de aquellos sacrificios y ventajas puede efectuarse
por cada una de las partes al momento de la celebración de la compraventa;
excepcionalmente, puede pactarse como aleatoria.

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 No formal: Porque las partes pueden celebrarlo bajo cualquier solemnidad, dado que la
ley no impone la observancia de formalidad alguna. Sólo se exige una formalidad para
la trasferencia del dominio –no para la compraventa-, tal como oportunamente se verá.
 Atributiva de derechos creditorios.

Diferencias con otros contratos afines


 Con el contrato de obra:
El art. 1125 introduce una regla interpretativa que fija el criterio distintivo entre el contrato de
compraventa y el contrato de obra, negocios que pueden distinguirse cuando el primero tiene
por objeto cosas futuras que pueden ser producidas o manufacturadas. El criterio legal toma
en consideración la naturaleza de las obligaciones principales que se asumen. De este modo,
cuando una de las partes se compromete a entregar cosas por un precio, aunque estas hayan
de ser manufacturadas o producidas, se aplican las reglas de la compraventa que involucran
una obligación de dar. De lo contrario, cuando una de las circunstancias del caso surja que lo
debido involucra una obligación de hacer (mano de obra o servicio) reproducible en un
resultado o susceptible de entrega (art. 773 y 1252) el contrato será de obra. Un criterio
auxiliar para definir si constituye contrato de obra y no compraventa toma en consideración
quien aporta los materiales. En efecto, si quien encarga la cosa proporciona una porción
sustancial de los materiales necesarios para su ejecución, la distinción con la compraventa es
neta, dado que el contratista que recibe los materiales solo estará obligado a entregar el
producto terminado al comitente.
 Con la permuta: El art. 1126 dispone que “Si el precio consiste parte en dinero y parte
en otra cosa, el contrato es de permuta si es mayor el valor de la cosa y de
compraventa en los demás casos.”
 Con la cesión de derechos: La distinción debe hacerse partiendo de la naturaleza de
los derechos objeto del contrato y atendiendo a la finalidad perseguida. De conformidad
con ello, el criterio reside en determinar cuáles son los derechos reales sobre cosas
que son susceptibles de ser materia de compraventa y, posteriormente por exclusión,
fijar los derechos que son materia del contrato de cesión. La zona posible de litigio
entre la cesión y la compraventa está dada por la esfera de los derechos reales,
respecto de los cuales es posible sostener, a tenor de lo dispuesto en el art. 1124, que:
a) debe recurrirse a la figura de la compraventa para la constitución o transmisión de
derechos reales de condominio, propiedad horizontal, usufructo o uso, habitación,
superficie, conjuntos inmobiliarios o servidumbres; b) Utilizarse el tipo de la cesión para
la transmisión de los derechos reales de garantía, tales como la hipoteca, prenda,
anticresis, por ser accesorios al crédito cedido. Por último, respecto a la finalidad que
cada uno de estos contratos persigue, se afirma que la compraventa es útil para crear
una relación jurídica nueva, como también, para transmitirla o modificarla; en cambio, la
cesión de derechos solo tiene aptitud para transmitir una relación jurídica preexistente.
 Con la locación de cosas: La necesidad de determinar las diferencias entre ambos
contratos surge en aquellos supuestos en los cuales una parte enajena frutos de un
inmueble. El locatario tiene en principio facultad de percibir los frutos y productos
ordinarios, como consecuencia de le derecho de uso y goce que se le transfiere. Si el
contrato concede solo el derecho a percibir los frutos de un bien sin conceder el uso,
ese negocio se califica como compraventa de frutos, aun cuando lógicamente para su
retiro o extracción sea menester cierto uso de la cosa.

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Límites a la voluntad de vender
Puede verse limitada por el nacimiento de un deber jurídico de vender, originado en una
necesidad jurídica de hacerlo. Cuando ello ocurre, la decisión de celebrar el contrato de
compraventa y la elección del comprador se ven restringidos al momento y a las
circunstancias determinadas por la razón jurídica que obliga a vender.
Sin embargo, el acto que se celebre tendrá naturaleza contractual, y en consecuencia,
también será acto voluntario. Por ello, se comparte el criterio según el cual se considera que,
en estos supuestos se encuentran afectadas las libertades contractuales de conclusión y de
configuración, y no la voluntariedad del acto, sea que exista o no necesidad jurídica. Este
criterio no es adoptado pacíficamente por todos los autores, ya que algunos sostienen que la
obligación de vender afecta la voluntariedad del acto y por ende su naturaleza contractual.
ARTÍCULO 1128. Obligación de vender: Nadie está obligado a vender, excepto que se
encuentre sometido a la necesidad jurídica de hacerlo.
Ejemplo: cuando el testador impone al heredero o legatario la obligación de vender una cosa
determinada.

Efecto declarativo del contrato de compraventa


Del contrato de compraventa se origina a cargo de vendedor una obligación de dar, la de
transferir la propiedad de una cosa, y otra recíproca a cargo del comprador de la misma
naturaleza, la de entregar un precio en dinero. Estos efectos tradicionalmente se denominan
declarativos, en el sentido de que, el contrato solo crea derechos creditorios de carácter
patrimonial exigibles entre sus partes. De este modo, resulta que la sola compraventa no
transmite la propiedad ni constituye ni transfiere ningún derecho real, sino que, para lograr ese
efecto es necesaria la tradición o inscripción registral de la cosa vendida, según el caso.
Nuestro derecho recepta la teoría del título y el modo, adoptada históricamente por el Derecho
Romano. De acuerdo a ella, el título es la compraventa como acto que es la razón de ser y
fundamento del modo, el cual como acto, sirve para la transmisión del dominio. Así, el titulo
genera a cargo del vendedor la obligación de transmitir la propiedad, la cual exige la
observancia de ciertos actos, habitualmente relativos a la tradición, aunque en otros mediante
la inscripción registral constitutiva.
La tradición es un acto jurídico bilateral que sirve como medio para adquirir la tenencia, la
posesión o para transmitir el dominio, y se integra por la declaración del tradens de dar una
cosa, en propiedad al accipiens y por la entrega material de la cosa.
Por lo tanto, para que la tradición haga adquirir la propiedad de la cosa que se entrega, esta
debe reunir ciertos requisitos: debe ser efectuada por el propietario con capacidad para
enajenar, a favor de quien la recibe con capacidad de adquirir, ser hecha por título suficiente
para transferir el dominio, reunir la forma que la ley dispone (arts. 1892 y 1893).
No obstante, en algunos supuestos por la naturaleza de la cosa, la tradición se reemplaza por
la inscripción registral cuando es constitutiva.
a) Muebles no registrables: Aquí rige plenamente el sistema romano del título y modo,
resultando la compraventa el título y la tradición el modo. Además, con relación a este
tipo de cosas, la tradición más la posesión de buena fe crea a favor del poseedor la
presunción de tener la propiedad de la cosa, cumpliendo aquella una función de
publicidad de la mutación real.
b) Muebles registrables:

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1. Automotores: la trasferencia de la propiedad produce sus efectos entre las partes y
respecto de terceros con la inscripción registral, la cual, en este caso, es constitutiva.
2. Equinos de sangre de pura carrera: inscripción constitutiva (modo) en los registros
genealógicos reconocidos por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.
3. Ganado: El propietario tiene la obligación de marcar o señalar el ganado, y se presume
la titularidad de quien tenga registrada esa marca o señal. Esta ley no altera el sistema
general de título y modo que el Código adopta.
4. Aeronaves y buques: la transmisión del dominio de este tipo de bienes exige el título
(compraventa) y el modo (tradición); la inscripción registral solo se exige a los fines de
la publicidad de la mutación real respecto de terceros.
c) Inmuebles: Aquí también se conserva el sistema romanista que exige título
(compraventa) y modo (tradición), aunque este se encuentra mutilado en razón de que
aquella tiene un alcance restringido, ya que su eficacia se extiende solo a las partes.
Para que el cambio de la titularidad de la propiedad sea oponible erga omnes, debe
promediar la inscripción registral como forma de publicidad frente a los terceros.

Las cosas que pueden ser objeto del contrato:


El art. 1129 dispone que pueden venderse todas las cosas que pueden ser objeto de los
contratos, efectuando con ello una remisión a los requisitos del objeto de los actos jurídicos,
con las especificaciones contenidas en la parte general para los contratos en general.
El art. 16 CCyC establece que: “Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones
referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser
puestas al servicio del hombre”.
Puede ser presente o futura, determinada o determinable –aunque sea solo en su especie-,
además su tenencia debe estar en el comercio. Finalmente, debe tratarse de una cosa cuya
venta no este prohibida por disposición de la ley o del contrato, o que sea contraria a la moral
o al orden público.

ARTÍCULO 1130. Cosa cierta que ha dejado de existir: Si la venta es de cosa cierta que ha
dejado de existir al tiempo de perfeccionarse el contrato, éste no produce efecto alguno. Si ha
dejado de existir parcialmente, el comprador puede demandar la parte existente con
reducción del precio. Puede pactarse que el comprador asuma el riesgo de que la cosa cierta
haya perecido o esté dañada al celebrarse el contrato. El vendedor no puede exigir el
cumplimiento del contrato si al celebrarlo sabía que la cosa había perecido o estaba dañada.
La cosa objeto del contrato de compraventa debe ser existente al tiempo del contrato o
susceptible de existencia (cosa futura). Siendo que la cosa es un elemento esencial del
contrato de compraventa, si se trata de cosa cierta y esta ha dejado de existir al tiempo de la
celebración, como principio general el contrato no surte efectos. La excepción a dicho
principio general de ineficacia lo prevé el segundo párrafo del art. 1130 CCyC. Se trata del
supuesto en que el comprador asume el riesgo de que la cosa cierta deje de existir o esté
dañada. En tal caso el contrato de compraventa es aleatorio (art. 968 CCyC).

ARTÍCULO 1131. Cosa futura: Si se vende cosa futura, se entiende sujeta a la condición
suspensiva de que la cosa llegue a existir.
El vendedor debe realizar las tareas y esfuerzos que resulten del contrato, o de las
circunstancias, para que ésta llegue a existir en las condiciones y tiempo convenidos.

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El comprador puede asumir, por cláusula expresa, el riesgo de que la cosa no llegue a existir
sin culpa del vendedor.
En el texto del artículo se distingue la venta de cosa futura (párrafo primero) de la venta de
esperanza (párrafo tercero).
En el primero, el carácter conmutativo de la compraventa se mantiene, a pesar de que la cosa
materialmente no existe al momento del perfeccionamiento del contrato.
En cambio, en la venta de esperanza, la compraventa es aleatoria. Cuando ello ocurre, en
razón de que el comprador asume mediante la cláusula expresa el riesgo de la inexistencia,
debe el precio pactado salvo culpa del vendedor para el caso en que su comportamiento haya
impedido la existencia de aquella.
En otro orden, se estima que el precio pactado es útil como criterio de distinción para aplicar
en los casos concretos en los que puedan confundirse, dado que la venta de esperanza, por
lo general se pacta por un precio inferior al valor de la cosa.

ARTÍCULO 1132. Cosa ajena: La venta de la cosa total o parcialmente ajena es válida, en
los términos del artículo 1008. El vendedor se obliga a transmitir o hacer transmitir su dominio
al comprador.
La disposición diferencia los supuestos en que el comprador hubiera o no garantizado el éxito
de la promesa.
En el primer caso, el promitente asume una obligación de medios y solo está obligado a
emplear la diligencia necesaria para que la prestación se realice_; por ello, solo debe reparar
los daños si por su culpa el dueño no transmite la propiedad de la cosa al comprador.
En cambio, si el vendedor garantiza que el dueño de la cosa transmitirá la propiedad al
comprador, y este no lo hace, aquel será responsable de los daños causados al comprador,
en razón de que asume una obligación de resultado.
PRECIO
El pago del precio es, junto a la transferencia de la propiedad de una cosa, uno de los
elementos esenciales particulares que tipifican el contrato de compraventa.
Recaudos que debe observar:
- En dinero
El precio debe consistir en una suma de dinero. Si, en cambio el pago de la cosa involucra
cosas que no son dinero, se configura una permuta (art. 1172). Si el precio es mixto, es decir,
parte en dinero, y parte en otra cosa, la solución en cuanto a la calificación del contrato se
halla en el art. 1126.
Por dinero no solo debe entenderse el pago efectuado en efectivo, sino también se debe
considerar tal a aquel realizado a través del empleo de títulos representativos del mismo.
La prestación en dinero puede cancelarse de contado o financiarse, así como pactarse en
moneda nacional o extranjera. En este sentido, dispone el art. 765 que “La obligación es de
dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al
momento de constitución de la obligación. Si por el acto por el que se ha constituido la
obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación
debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el
equivalente en moneda de curso legal.”
- Cierto
ARTÍCULO 1133. Determinación del precio: El precio es determinado cuando las partes lo
fijan en una suma que el comprador debe pagar, cuando se deja su indicación al arbitrio de un

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tercero designado o cuando lo sea con referencia a otra cosa cierta. En cualquier otro caso,
se entiende que hay precio válido si las partes previeron el procedimiento para determinarlo.

ARTÍCULO 1134. Precio determinado por un tercero: El precio puede ser determinado por
un tercero designado en el contrato o después de su celebración. Si las partes no llegan a un
acuerdo sobre su designación o sustitución, o si el tercero no quiere o no puede realizar la
determinación, el precio lo fija el juez por el procedimiento más breve que prevea la ley local.

ARTÍCULO 1144. Precio fijado por peso, número o medida: Si el precio se fija con relación
al peso, número o medida, es debido el precio proporcional al número, peso o medida real de
las cosas vendidas. Si el precio se determina en función del peso de las cosas, en caso de
duda, se lo calcula por el peso neto.

ARTÍCULO 1143. Silencio sobre el precio: Cuando el contrato ha sido válidamente


celebrado, pero el precio no se ha señalado ni expresa ni tácitamente, ni se ha estipulado un
medio para determinarlo, se considera, excepto indicación en contrario, que las partes han
hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del
contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico
mercantil de que se trate.
La solución legal descripta no procede en materia de compraventa inmobiliaria, ya que la
absoluta falta de determinación del precio conduce a la nulidad del contrato.

- Serio
Es necesario que los contratantes tengan la real intención de pagar y percibir el precio. No
puede reputarse serio el precio simulado el precio simulado, ficticio o irrisorio. Simulado es
aquel fijado ostensiblemente en un contrato de compraventa y luego aclarado en un acto
oculto que no debe pagarse. En este caso se configura una compraventa simulada, a la cual
resultarían aplicables las normas correspondientes a la simulación de los actos jurídicos (art.
333 y ss.). Es ficticio, cuando en el mismo acto se declara después de fijar el precio, que no
debe pagarse, como aconteciera si el vendedor hiciera junto con la venta remisión de él. Es
irrisorio aquel absolutamente alejado, en menos, del valor de mercado que presenta la cosa, y
establecido al solo fin de justificar la existencia del contrato. Estas dos últimas se erigen como
hipótesis de ausencia de precio, que conducen a la anulación del contrato de compraventa por
falta de uno de sus elementos esenciales particulares.
En cambio, es diferente el caso del precio vil que es aquel groseramente bajo, aunque real o
verdadero porque el comprador lo paga y el vendedor lo recibe. En tal caso, no hay ausencia
de precio, no obstante, podría configurarse un supuesto de lesión del acto jurídico, susceptible
de ser anulado o modificado.
Obligaciones de las partes
El esquema de obligaciones de cada una de las partes tiene carácter supletorio por lo tanto
puede ser adoptado o dejado de lado por estas, sin embargo los pactos estarán limitados por
el régimen de cláusulas abusivas en los contratos por adhesión y de consumo.
Obligaciones del vendedor
ARTÍCULO 1137. Obligación de transferir: El vendedor debe transferir al comprador la
propiedad de la cosa vendida. También está obligado a poner a disposición del comprador los

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instrumentos requeridos por los usos o las particularidades de la venta, y a prestar toda
cooperación que le sea exigible para que la transferencia dominial se concrete.
El vendedor tiene el deber de colaborar con el comprador en todos los actos necesarios para
el perfeccionamiento de la transferencia de la propiedad de la cosa vendida, entregando todos
los documentos requeridos por los usos y las particularidades de la venta, como los
formularios registrales correspondientes o las constancias de libre deuda.
Asimismo, en el ámbito de la compraventa mobiliaria, según el art. 1145 “el vendedor debe
entregar al comprador una factura que describa la cosa vendida, su precio, o la parte de éste
que ha sido pagada y los demás términos de la venta. Si la factura no indica plazo para el
pago del precio se presume que la venta es de contado. La factura no observada dentro de
los diez días de recibida se presume aceptada en todo su contenido. Excepto disposición
legal, si es de uso no emitir factura, el vendedor debe entregar un documento que acredite la
venta”.
Como las compraventas mercantiles y otros contratos típicos del comercio no suelen
celebrarse por escrito, la factura constituye el documento comercial por antonomasia que
cumple la finalidad probatoria del acuerdo contractual. El artículo en comentario crea una
presunción legal que admite prueba en contrario: si la factura no establece un plazo para
pagar el precio, se reputa que la venta fue al contado.
ARTÍCULO 1146. Obligación de entregar documentos: Si el vendedor está obligado a
entregar documentos relacionados con las cosas vendidas, debe hacerlo en el momento,
lugar y forma fijados por el contrato. En caso de entrega anticipada de documentos, el
vendedor puede, hasta el momento fijado para la entrega, subsanar cualquier falta de
conformidad de ellos, si el ejercicio de ese derecho no ocasiona inconvenientes ni gastos
excesivos al comprador.
- Obligación de conservar la cosa: Implica mantenerla en el mismo estado en que se
encontraba cuando contrajo la obligación. Compren de la realización de todos los actos
necesarios para que no se pierda ni se deteriore y están a cargo del vendedor, salvo
acuerdo en contrario. El vendedor responde por el deterioro o la perdida de la cosa si
por su culpa ocurriere.
- Obligación de entregar la cosa: Implica hacerlo con sus accesorios, libre de toda
relación de poder y de oposición de tercero, en el lugar y tiempo indicados. No es
necesario un acto de aprehensión material del adquirente, ni la presencia de las partes,
sino que es suficiente que la cosa sea puesta a su disposición. ARTÍCULO 1149.
Puesta a disposición de las cosas vendidas. Endoso de mercaderías en tránsito Las
partes pueden pactar que la puesta a disposición de la mercadería vendida en lugar
cierto y en forma incondicional tenga los efectos de la entrega, sin perjuicio de los
derechos del comprador de revisarla y expresar su no conformidad dentro de los diez
días de retirada. También pueden pactar que la entrega de la mercadería en tránsito
tenga lugar por el simple consentimiento de las partes materializado en la cesión o el
endoso de los documentos de transporte desde la fecha de su cesión o endoso.
ARTÍCULO 1138. Gastos de entrega: Excepto pacto en contrario, están a cargo del
vendedor los gastos de la entrega de la cosa vendida y los que se originen en la obtención de
los instrumentos referidos en el artículo 1137. En la compraventa de inmuebles también están
a su cargo los del estudio del título y sus antecedentes y, en su caso, los de mensura y los
tributos que graven la venta.

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ARTÍCULO 1147. Plazo para la entrega de la cosa: La entrega debe hacerse dentro de las
veinticuatro horas de celebrado el contrato, excepto que de la convención o los usos resulte
otro plazo.
ARTÍCULO 1148. Lugar de entrega de la cosa: El lugar de la entrega es el que se convino,
o el que determinen los usos o las particularidades de la venta. En su defecto, la entrega debe
hacerse en el lugar en que la cosa cierta se encontraba al celebrarse el contrato.
ARTÍCULO 1139. Tiempo de entrega del inmueble El vendedor debe entregar el inmueble
inmediatamente de la escrituración, excepto convención en contrario.
ARTÍCULO 1140. Entrega de la cosa La cosa debe entregarse con sus accesorios, libre de
toda relación de poder y de oposición de tercero.
ARTÍCULO 1150. Entrega anticipada de cosas no adecuadas al contrato: En caso de
entrega anticipada de cosas no adecuadas al contrato, sea en cantidad o calidad, el vendedor
puede, hasta la fecha fijada: a) entregar la parte o cantidad que falte de las cosas; b) entregar
otras cosas en sustitución de las dadas o subsanar cualquier falta de adecuación de las cosas
entregadas a lo convenido, siempre que el ejercicio de ese derecho no ocasione al comprador
inconvenientes ni gastos excesivos; no obstante, el comprador conserva el derecho de exigir
la indemnización de los daños.
ARTÍCULO 1151. Riesgos de daños o pérdida de las cosas Están a cargo del vendedor los
riesgos de daños o pérdida de las cosas, y los gastos incurridos hasta ponerla a disposición
del comprador en los términos del artículo 1149 o, en su caso, del transportista u otro tercero,
pesada o medida y en las demás condiciones pactadas o que resulten de los usos aplicables
o de las particularidades de la venta.
- Obligación de saneamiento: El vendedor también es responsable del saneamiento por
evicción y vicios ocultos, efecto natural de los contratos onerosos, sus alcances se
rigen por los preceptos generales que el CCYC contiene sobre la materia, que admiten
ser modificadas por convenio de parte.
Obligaciones del comprador
ARTÍCULO 1141. Enumeración: Son obligaciones del comprador:
a) pagar el precio en el lugar y tiempo convenidos. Si nada se pacta, se entiende que la venta
es de contado;
b) recibir la cosa y los documentos vinculados con el contrato. Esta obligación de recibir
consiste en realizar todos los actos que razonablemente cabe esperar del comprador para
que el vendedor pueda efectuar la entrega, y hacerse cargo de la cosa;
c) pagar los gastos de recibo, incluidos los de testimonio de la escritura pública y los demás
posteriores a la venta.
Frente a la negativa de recibir la cosa, el acreedor (vendedor) debe constituir en mora al
deudor (comprador) y luego solicitar al juez el depósito de la misma con los gastos a cargo del
último. Efectuado este paso puede consignar y demandar el pago del precio o resolver el
contrato.

CLÁUSULAS ESPECIALES EN LA COMPRAVENTA


La autonomía privada en el contrato de compraventa se expresa con singular intensidad a
través de diversos pactos o clausulas especiales de uso relativamente frecuente. Su
incorporación tiene como propósito modificar o limitar ciertos efectos típicos de la
compraventa, al sumar efectos accidentales específicos.

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En su encuadramiento técnico, todas estas cláusulas especiales son tratadas como hipótesis
de condiciones resolutorias. Ese carácter aparece afirmado en el CCYC no solo cuando
asigna ese efecto en oportunidad de tipificar cada uno de los pactos regulados, sino porque
además como pauta interpretativa de clausura, se dispone en el art. 1168 que “en caso de
duda, la venta condicional se reputa hecha bajo condición resolutoria, si antes del
cumplimiento de la condición el vendedor hace tradición de la cosa al comprado”.
En el ejercicio de la autonomía de la voluntad, las partes son libres de determinar el contenido
del contrato del modo que estimen ajustado a sus intereses (art. 958 CC yC). En tal sentido,
no resulta necesario que la ley prevea la totalidad de las cláusulas que las partes desean
incorporar. Sin embargo, existen algunas cláusulas que resultan de aplicación frecuente por
las partes; y en cuanto a ellas, resulta útil que la legislación las regule a fin de prever su
alcance; sobre todo en aquellos aspectos que las partes no han previsto expresamente. Las
cláusulas especiales que regula el CC yC constituyen elementos accidentales del contrato,
por lo que solo estarán en la compraventa si las partes las han asumido expresamente.

ARTÍCULO 1163. Pacto de retroventa: Pacto de retroventa es aquel por el cual el vendedor
se reserva el derecho de recuperar la cosa vendida y entregada al comprador contra
restitución del precio, con el exceso o disminución convenidos. El contrato sujeto a este pacto
se rige por las reglas de la compraventa sometida a condición resolutoria.
Recibe también el nombre de “derecho de rescate”.
La finalidad práctica que se persigue al convenirlo es posibilitar al vendedor recuperar –dentro
de un lapso- el dominio de una cosa que tal vez se haya visto compelido a enajenar para
paliar alguna contingencia económica o realizar otra negociación más conveniente en ese
momento, pero albergando la esperanza de recobrarlo.
Respecto de su naturaleza, el pacto de retroventa comporta una condición potestativa en
tanto su operatividad depende exclusivamente de la voluntad del vendedor.
Salvo convención en contrario, el derecho de rescate es transmisible a los herederos del
vendedor. La transmisibilidad y la cesibilidad de este derecho se sustenta en su marcado
carácter patrimonial y en la ausencia de disposición legal que lo prohíba, por idénticas
razones en lo referente a la legitimación pasiva, la facultad puede hacerse valer contra el
comprador o ser esgrimida también ante sus herederos o sucesores particulares.

ARTÍCULO 1164. Pacto de reventa: Pacto de reventa es aquel por el cual el comprador se
reserva el derecho de devolver la cosa comprada. Ejercido el derecho, el vendedor debe
restituir el precio, con el exceso o disminución convenidos. Se aplican las reglas de la
compraventa bajo condición resolutoria.
Al igual que la retroventa, el pacto de reventa también comporta una condición resolutoria
potestativa, cuyo ejercicio, en este caso, depende de la exclusiva voluntad del comprador o de
sus herederos.

ARTÍCULO 1165. Pacto de preferencia: Pacto de preferencia es aquel por el cual el


vendedor tiene derecho a recuperar la cosa con prelación a cualquier otro adquirente si el
comprador decide enajenarla.
El derecho que otorga es personal y no puede cederse ni pasa a los herederos.

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El comprador debe comunicar oportunamente al vendedor su decisión de enajenar la cosa y
todas las particularidades de la operación proyectada o, en su caso, el lugar y tiempo en que
debe celebrarse la subasta.
Excepto que otro plazo resulte de la convención, los usos o las circunstancias del caso, el
vendedor debe ejercer su derecho de preferencia dentro de los diez días de recibida dicha
comunicación.
Se aplican las reglas de la compraventa bajo condición resolutoria.
La operatividad de ese pacto se encuentra supeditada a la decisión del comprador de
proceder a enajenar la cosa por el título que fuere. Adviértase que en este sentido el CCYC
emplea una expresión que confiere mayor operatividad al derecho reconocido al del vendedor
de recuperar el bien pues ya no aparece limitado solo al supuesto en que el comprador
quisiera venderla o darla en pago.
La recuperación del bien por el vendedor exige necesariamente que este ofrezca satisfacer
las condiciones económicas y jurídicas de la enajenación proyectada por el comprador.
Resta destacar que, a diferencia de lo que sucede con la cláusula de retroventa y de reventa,
el pacto de preferencia en la compraventa es intransferible, no puede cederse por expresa
prohibición legal, y en razón de su carácter personal tampoco pasa a los herederos del
vendedor originario.

ARTÍCULO 1168. Venta condicional. Presunción: En caso de duda, la venta condicional se


reputa hecha bajo condición resolutoria, si antes del cumplimiento de la condición el vendedor
hace tradición de la cosa al comprador.

Requisitos y efectos comunes a todos los pactos


- Los pactos deben resultar del acto de la compraventa, constante en los instrumentos
que formalicen el negocio, recaudo que se asocia a la oponibilidad de los efectos
resolutorios.
ARTÍCULO 1166. Pactos agregados a la compraventa de cosas registrables: Los pactos
regulados en los artículos precedentes pueden agregarse a la compraventa de cosas muebles
e inmuebles.
Si la cosa vendida es registrable, los pactos de retroventa, de reventa y de preferencia son
oponibles a terceros interesados si resultan de los documentos inscriptos en el registro
correspondiente, o si de otro modo el tercero ha tenido conocimiento efectivo. Si las cosas
vendidas son muebles no registrables, los pactos no son oponibles a terceros adquirentes de
buena fe y a título oneroso.
ARTÍCULO 1167. Plazos: Los pactos regulados en los artículos precedentes pueden ser
convenidos por un plazo que no exceda de cinco años si se trata de cosas inmuebles, y de
dos años si se trata de cosas muebles, contados desde la celebración del contrato.
Si las partes convienen un plazo mayor se reduce al máximo legal. El plazo establecido por la
ley es perentorio e improrrogable.
ARTÍCULO 1169. Efecto de la compraventa sujeta a condición resolutoria: La
compraventa sujeta a condición resolutoria produce los efectos propios del contrato, pero la
tradición o, en su caso, la inscripción registral, sólo transmite el dominio revocable.
- Si se ejerciere temporalmente el derecho de rescate, reventa o tanteo, o sea, cuando
opera el cumplimiento de la condición, el vendedor recupera el dominio de la cosa y
debe, según los supuestos, restituir el precio recibido, con exceso o disminución,

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conforme a lo acordado o, en caso de preferencia, satisfacer las prestaciones que le
permitan recuperar el bien.

COMPRAVENTA DE COSAS MUEBLES


ARTÍCULO 1142. Regla de interpretación: Las disposiciones de esta Sección no excluyen
la aplicación de las demás normas del Capítulo en cuanto sean compatibles.
Reglas especiales sobre el PRECIO:
ARTÍCULO 1143. Silencio sobre el precio: Cuando el contrato ha sido válidamente
celebrado, pero el precio no se ha señalado ni expresa ni tácitamente, ni se ha estipulado un
medio para determinarlo, se considera, excepto indicación en contrario, que las partes han
hecho referencia al precio generalmente cobrado en el momento de la celebración del
contrato para tales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes, en el tráfico
mercantil de que se trate.
Para que rija la presunción de que las partes se han ajustado al precio del mercado es
necesario que:
a) la cosa vendida sea mueble;
b) no exista disposición en contrario de las partes;
c) las partes no hayan previsto ningún otro mecanismo de determinación del precio;
d) el contrato cumpla con el resto de sus requisitos esenciales.
ARTÍCULO 1144. Precio fijado por peso, número o medida: Si el precio se fija con relación
al peso, número o medida, es debido el precio proporcional al número, peso o medida real de
las cosas vendidas. Si el precio se determina en función del peso de las cosas, en caso de
duda, se lo calcula por el peso neto.
Obligaciones
ARTÍCULO 1145. Entrega de factura: El vendedor debe entregar al comprador una factura
que describa la cosa vendida, su precio, o la parte de éste que ha sido pagada y los demás
términos de la venta. Si la factura no indica plazo para el pago del precio se presume que la
venta es de contado. La factura no observada dentro de los diez días de recibida se presume
aceptada en todo su contenido.
Excepto disposición legal, si es de uso no emitir factura, el vendedor debe entregar un
documento que acredite la venta.
ARTÍCULO 1146. Obligación de entregar documentos: Si el vendedor está obligado a
entregar documentos relacionados con las cosas vendidas, debe hacerlo en el momento,
lugar y forma fijados por el contrato. En caso de entrega anticipada de documentos, el
vendedor puede, hasta el momento fijado para la entrega, subsanar cualquier falta de
conformidad de ellos, si el ejercicio de ese derecho no ocasiona inconvenientes ni gastos
excesivos al comprador.

Entrega de la cosa:
ARTÍCULO 1147. Plazo para la entrega de la cosa La entrega debe hacerse dentro de las
veinticuatro horas de celebrado el contrato, excepto que de la convención o los usos resulte
otro plazo.
ARTÍCULO 1148. Lugar de entrega de la cosa El lugar de la entrega es el que se convino, o
el que determinen los usos o las particularidades de la venta. En su defecto, la entrega debe
hacerse en el lugar en que la cosa cierta se encontraba al celebrarse el contrato.

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Principio: autonomía de la voluntad. Si las partes no determinaron nada al respecto, el tiempo
y lugar de entrega se determinará:
a) el tiempo y lugar que determinen los usos;
b) si no existieran usos respecto al tiempo, la entrega debe hacerse dentro de las 24 horas de
celebrado el contrato;
c) si no existieran usos o particularidades de la venta que determinen el lugar en que debe
entregarse la cosa mueble vendida, esta deberá entregarse en el lugar en que la cosa cierta
se encontraba al momento de celebrarse el contrato.
ARTÍCULO 1149. Puesta a disposición de las cosas vendidas. Endoso de mercaderías
en tránsito:
Las partes pueden pactar que la puesta a disposición de la mercadería vendida en lugar cierto
y en forma incondicional tenga los efectos de la entrega, sin perjuicio de los derechos del
comprador de revisarla y expresar su no conformidad dentro de los diez días de retirada.
También pueden pactar que la entrega de la mercadería en tránsito tenga lugar por el simple
consentimiento de las partes materializado en la cesión o el endoso de los documentos de
transporte desde la fecha de su cesión o endoso.
ARTÍCULO 1150. Entrega anticipada de cosas no adecuadas al contrato: En caso de
entrega anticipada de cosas no adecuadas al contrato, sea en cantidad o calidad, el vendedor
puede, hasta la fecha fijada:
a) entregar la parte o cantidad que falte de las cosas;
b) entregar otras cosas en sustitución de las dadas o subsanar cualquier falta de adecuación
de las cosas entregadas a lo convenido, siempre que el ejercicio de ese derecho no ocasione
al comprador inconvenientes ni gastos excesivos; no obstante, el comprador conserva el
derecho de exigir la indemnización de los daños.
ARTÍCULO 1151. Riesgos de daños o pérdida de las cosas: Están a cargo del vendedor
los riesgos de daños o pérdida de las cosas, y los gastos incurridos hasta ponerla a
disposición del comprador en los términos del artículo 1149 o, en su caso, del transportista u
otro tercero, pesada o medida y en las demás condiciones pactadas o que resulten de los
usos aplicables o de las particularidades de la venta.

Recepción de la cosa y pago del precio


ARTÍCULO 1152. Tiempo del pago: El pago se hace contra la entrega de la cosa, excepto
pacto en contrario. El comprador no está obligado a pagar el precio mientras no tiene la
posibilidad de examinar las cosas, a menos que las modalidades de entrega o de pago
pactadas por las partes sean incompatibles con esta posibilidad.
ARTÍCULO 1153. Compraventa sobre muestras: Si la compraventa se hace sobre
muestras, el comprador no puede rehusar la recepción si la cosa es de igual calidad que la
muestra.
ARTÍCULO 1154. Compraventa de cosas que no están a la vista: En los casos de cosas
que no están a la vista y deben ser remitidas por el vendedor al comprador, la cosa debe
adecuarse al contrato al momento de su entrega al comprador, al transportista o al tercero
designado para recibirla.
ARTÍCULO 1155. Cosas que se entregan en fardos o bajo cubierta: Si las cosas muebles
se entregan en fardo o bajo cubierta que impiden su examen y reconocimiento, el comprador
puede reclamar en los diez días inmediatos a la entrega, cualquier falta en la cantidad o la
inadecuación de las cosas al contrato. El vendedor puede exigir que en el acto de la entrega

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se haga el reconocimiento íntegro de la cantidad y de la adecuación de las cosas entregadas
al contrato, y en ese caso no hay lugar a reclamos después de recibidas.
ARTÍCULO 1156. Adecuación de las cosas muebles a lo convenido: Se considera que las
cosas muebles son adecuadas al contrato si:
a) son aptas para los fines a que ordinariamente se destinan cosas del mismo tipo;
b) son aptas para cualquier fin especial que expresa o tácitamente se haya hecho saber al
vendedor en el momento de la celebración del contrato, excepto que de las circunstancias
resulte que el comprador no confió o no era razonable que confiara, en la idoneidad y criterio
del vendedor;
c) están envasadas o embaladas de la manera habitual para tales mercaderías o, si no la hay,
de una adecuada para conservarlas y protegerlas;
d) responden a lo previsto en el artículo 1153.
El vendedor no es responsable, a tenor de lo dispuesto en los incisos a) y c) de este artículo,
de la inadecuación de la cosa que el comprador conocía o debía conocer en el momento de la
celebración del contrato.
ARTÍCULO 1157. Determinación de la adecuación de las cosas al contrato: En los casos
de los artículos 1153 y 1154 el comprador debe informar al vendedor sin demora de la falta de
adecuación de las cosas a lo convenido.
La determinación de si la cosa remitida por el vendedor es adecuada al contrato se hace por
peritos arbitradores, excepto estipulación contraria.
Si las partes no acuerdan sobre la designación del perito arbitrador, cualquiera de ellas puede
demandar judicialmente su designación dentro del plazo de caducidad de treinta días de
entrega de la cosa. El juez designa el arbitrador.
ARTÍCULO 1158. Plazo para reclamar por los defectos de las cosas: Si la venta fue
convenida mediante entrega a un transportista o a un tercero distinto del comprador y no ha
habido inspección de la cosa, los plazos para reclamar por las diferencias de cantidad o por
su no adecuación al contrato se cuentan desde su recepción por el comprador.
ARTÍCULO 1159. Compraventa por junto: Si la venta es por una cantidad de cosas “por
junto” el comprador no está obligado a recibir sólo una parte de ellas, excepto pacto en
contrario. Si la recibe, la venta y transmisión del dominio quedan firmes a su respecto.
ARTÍCULO 1160. Compraventas sujetas a condición suspensiva
La compraventa está sujeta a la condición suspensiva de la aceptación de la cosa por el
comprador si:
a) el comprador se reserva la facultad de probar la cosa;
b) la compraventa se conviene o es, de acuerdo con los usos, “a satisfacción del comprador”.
El plazo para aceptar es de diez días, excepto que otro se haya pactado o emane de los usos.
La cosa se considera aceptada y el contrato se juzga concluido cuando el comprador paga el
precio sin reserva o deja transcurrir el plazo sin pronunciarse.
ARTÍCULO 1161. Cláusulas de difusión general en los usos internacionales: Las
cláusulas que tengan difusión en los usos internacionales se presumen utilizadas con el
significado que les adjudiquen tales usos, aunque la venta no sea internacional, siempre que
de las circunstancias no resulte lo contrario.
ARTÍCULO 1162. Compraventa con cláusula pago contra documentos: En la
compraventa de cosas muebles con cláusula “pago contra documentos”, “aceptación contra
documentos” u otras similares, el pago, aceptación o acto de que se trate sólo puede ser
rehusado por falta de adecuación de los documentos con el contrato, con independencia de la

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inspección o aceptación de la cosa vendida, excepto que lo contrario resulte de la convención
o de los usos, o que su falta de identidad con la cosa vendida esté ya demostrada. Si el pago,
aceptación o acto de que se trate debe hacerse por medio de un banco, el vendedor no tiene
acción contra el comprador hasta que el banco rehúse hacerlo.

COMPRAVENTA INMOBILIARIA
El art. 1184 del CCiv. Derogado dividió a la doctrina a la hora de considerar la naturaleza
jurídica del boleto de compraventa de inmuebles, entre quienes sostenían su carácter de
“contrato preliminar” y aquellos que entendían estar en presencia del contrato de compraventa
serio y definitivo. O se lo veía como un contrato que obligaba a celebrar el de compraventa, o
como la compraventa misma.
Conforme art. 1017 del CCyCN, los contratos que tienen por objeto la adquisición,
modificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles deben ser otorgados por
escritura pública. Sin embargo, la compraventa puede llevarse a cabo mediante un boleto de
compraventa, siendo la escritura necesaria para la transmisión del dominio del inmueble. No
cabe duda que el boleto de compraventa resulta oponible entre las partes, sin embargo la
cuestión es más compleja con respecto a terceros, por lo que los artículos 1170 y 1171 han
venido a zanjar discusiones doctrinarias en torno a esto.
El problema se ha suscitado particularmente frente al embargo que un acreedor del vendedor
trabe sobre el inmueble vendido con posterioridad a la celebración del boleto de compraventa,
y con relación al concurso o quiebra del vendedor con posterioridad a la celebración del boleto
de compraventa. En tales supuestos era necesario determinar si prevalecía el derecho del
acreedor embargante o la masa de acreedores en el caso de concurso o quiebra; o si se le
daba prioridad al adquirente por boleto de compraventa.
ARTÍCULO 1170. Boleto de compraventa de inmuebles: El derecho del comprador de
buena fe tiene prioridad sobre el de terceros que hayan trabado cautelares sobre el inmueble
vendido si:
a) el comprador contrató con el titular registral, o puede subrogarse en la posición jurídica de
quien lo hizo mediante un perfecto eslabonamiento con los adquirentes sucesivos;
b) el comprador pagó como mínimo el veinticinco por ciento del precio con anterioridad a la
traba de la cautelar;
c) el boleto tiene fecha cierta;
d) la adquisición tiene publicidad suficiente, sea registral, sea posesoria.
ARTÍCULO 1171. Oponibilidad del boleto en el concurso o quiebra:
Los boletos de compraventa de inmuebles de fecha cierta otorgados a favor de adquirentes
de buena fe son oponibles al concurso o quiebra del vendedor si se hubiera abonado como
mínimo el veinticinco por ciento del precio. El juez debe disponer que se otorgue la respectiva
escritura pública.
El comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido.
En caso de que la prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca
en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio.

PERMUTA
Aunque no puede dudarse de la relevancia económica y social de la compraventa, y, por
tanto, su liderazgo en la vida negocial, debe reconocerse a la permuta como el “príncipe” de
los contratos, en el sentido de ser históricamente el primero entre sus pares, desde que el

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“trueque” como práctica habitual de intercambio interpersonal, y como manifestación de
actividad comercial, se habría practicado en todas las antiguas civilizaciones.
La irrupción de la moneda, y consecuentemente de la compraventa, retrajo a la permuta, pese
a lo cual, su presencia en la sociedad contemporánea no ha desaparecido. Frecuentemente
actúa en contextos de crisis económicas que afectan la solidez o estabilidad de la moneda; en
las relaciones contractuales de larga duración entre empresa que se aprovisionan
mutuamente; o en el ámbito de los contratos internacionales.
ARTÍCULO 1172. Definición: Hay permuta si las partes se obligan recíprocamente a
transferirse el dominio de cosas que no son dinero.
Caracteres
El contrato de permuta presenta los siguientes caracteres:
a) bilateral (art. 966 CCyC): puesto que ambas partes se obligan a transferir a la otra la
propiedad de una cosa;
b) oneroso (art. 967 CCyC): en tanto que el contrato representa ventajas y sacrificios
económicos para todas las partes;
c) conmutativo (art. 968 CCyC): en principio, el contrato es conmutativo ya que las ventajas y
pérdidas para ambas partes son ciertas. Sin embargo, el contrato podrá ser aleatorio si las
partes en ejercicio de la autonomía de la voluntad incorporan algún acontecimiento incierto del
que dependan las ventajas o sacrificios para una o ambas partes;
d) no formal (art. 969 CCyC), en el caso de los bienes muebles, y formal, si se trata de
inmuebles (art. 1017, inc. a, CCyC);
e) nominado (art. 970 CCyC), por contar con una regulación legal completa y específica.
Comparación con otras figuras
 Con la compraventa: ARTÍCULO 1126. Compraventa y permuta: Si el precio consiste
parte en dinero y parte en otra cosa, el contrato es de permuta si es mayor el valor de
la cosa y de compraventa en los demás casos. Si el precio fuera mixto, es decir se
intercambiara la propiedad de una cosa por la propiedad de otra, más una suma de
dinero, de conformidad con lo dispuesto por el art. 1126 CCyC, el contrato solo es
permuta si en relación al precio total, el valor de la cosa es mayor al de la porción en
dinero.
 Con la cesión de derechos: Art. 1614: Hay contrato de cesión cuando una de las partes
transfiere a la otra un derecho. Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la
compraventa, de la permuta o de la donación, según que se haya realizado con la
contraprestación de un precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien,
o sin contraprestación, respectivamente, en tanto no estén modificadas por las de este
Capítulo. Como se advierte del texto transcripto, el intercambio de un crédito por otro
crédito es una cesión, más allá de la integración de este último régimen.
Obligaciones de las partes
Se ha dicho con acierto que pesa sobre los permutantes las obligaciones nucleares de
entrega de la cosa permutada para transferir su dominio, y la responsabilidad por evicción, en
tanto que se reconocen como deberes colaterales y emergentes de la buena fe a los de
conservación de las cosas y colaboración en la entrega y recepción de las mismas.
En resguardo de los intereses de las partes, emergen los diferentes mecanismos de tutela del
crédito, que resultan de la teoría general del contrato, entre los que se encuentran la
“suspensión del cumplimiento” (art. 1931), la tutela preventiva (art. 1032) y la extinción por
declaración de una de las partes (art. 1077 y ss.)

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ARTÍCULO 1173. Gastos: Excepto pacto en contrario, los gastos previstos en el artículo
1138 y todos los demás gastos que origine la permuta, son soportados por los contratantes
por partes iguales.
El art. 1138 CC yC pone en cabeza de quien debe entregar la cosa (vendedor) los gastos que
demande la entrega: “Excepto pacto en contrario, están a cargo del vendedor los gastos de la
entrega de la cosa vendida y los que se originen en la obtención de los instrumentos referidos
en el art. 1137. En la compraventa de inmuebles también están a su cargo los estudios del
título y sus antecedentes y, en su caso, los de mensura y los tributos que graven la venta”.
Teniendo en consideración que en la permuta ambas partes se obligan a transmitir la
propiedad de una cosa, es razonable la solución adoptada por el art. 1173 CC yC en el
sentido que, salvo pacto en contrario, los gastos que origine la permuta son soportados por
partes iguales.

Saneamiento y evicción en la permuta


ARTÍCULO 1174. Evicción: El permutante que es vencido en la propiedad de la cosa que le
fue transmitida puede pedir la restitución de la que dio a cambio o su valor al tiempo de la
evicción, y los daños. Puede optar por hacer efectiva la responsabilidad por saneamiento
prevista en este Código.
El contrato de permuta, es un contrato oneroso, por consiguiente resulta un elemento natural
del mismo la garantía de saneamiento (art. 1033, inc. a, CC yC).
Sin perjuicio del tratamiento que en la parte general de los contratos prevé el CC yC (arts.
1033 a 1050) en relación a la obligación de saneamiento y, en particular, de la evicción; en
materia de permuta, el art. 1174 CC yC prevé las opciones que le asisten al co-permutante
que ha sido vencido en la propiedad de la cosa que se le ha transmitido. Tales opciones son:
a) pedir la restitución de la cosa que dio a cambio; o
b) pedir en dinero el valor de la cosa que dio a cambio.
c) hacer efectiva la responsabilidad por saneamiento que prevén los arts. 1039 y 1040 del
CCyC.

ARTÍCULO 1175. Norma supletoria: En todo lo no previsto por el presente Capítulo se


aplican supletoriamente las normas de la compraventa.

SUMINISTRO
ARTÍCULO 1176. Definición: Suministro es el contrato por el cual el suministrante se obliga
a entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia, en forma periódica o
continuada, y el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas.
Este contrato tuvo su génesis en la necesidad —impuesta por el comercio y la industria— de
hallar una rápida, económica y segura satisfacción de los requerimientos de la vida moderna,
que imponían a un sujeto asegurarse la provisión periódica y continuada de ciertos bienes o
servicios, sin tener que concertar un contrato distinto en cada ocasión en que aquella se
presentara.
Nace —como la agencia, la concesión, la franquicia y otros afines— del fenómeno de la
masificación, propio de los sistemas de producción y de la cadena de comercialización, que
atrajo a la contratación en serie y a la necesidad de que el ordenamiento jurídico brinde una
respuesta eficaz a los requerimientos de una realidad negocial que aparecía como

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esencialmente dinámica, mediante la delineación de nuevas formas de contratación nacidas al
abrigo de la expansión industrial y la necesidad de introducir bienes y servicios en el mercado
a velocidad y en cantidad.
Integra el grupo de los contratos de ejecución periódica o continuada, dado que importa la
realización de prestaciones que tienen lugar en fechas determinadas; y la continuidad de
prestaciones ininterrumpidas.
Sujetos
Las partes del contrato de suministro son:
a) suministrante o abastecedor: sujeto que posee la organización y la solvencia necesaria
para cumplir con la entrega continua o periódica de las prestaciones (bienes y servicios sin
relación de dependencia) comprometidas;
b) suministrado o abastecido: sujeto o empresa que, a cambio del pago de un precio y para
satisfacer necesidades ordinarias de su giro empresarial, requiere la provisión de esos bienes
o servicios en forma continua o periódica.
Clase de suministros
Conforme la necesidad que tiende a satisfacer, el suministro tiene diversas modalidades que
pueden ser:
a) de enajenación: los bienes o servicios pasan a propiedad del suministrado, en la misma
cantidad que fueron entregados (ej.: materias primas);
b) de consumo: los bienes son puestos a disposición del suministrado, quien se apropia de
ellos en la cantidad que aquel decida (ej.: agua, gas, electricidad, etc.);
c) de uso y goce: los bienes no se entregan en propiedad, sino para ser utilizados por el
suministrado según su voluntad.
Caracteres
a) Consensual (art. 957 CCyC): se perfecciona con el simple consentimiento de las partes;
b) bilateral o sinalagmático (art. 966 CCyC): impone obligaciones recíprocas a las dos partes:
una se obliga a entregar periódica o continuamente una cantidad de bienes o servicios (sin
relación de dependencia) y a desarrollar toda una actividad tendiente a proveerlos; la otra se
obliga a pagar un precio por ello;
c) oneroso (art. 967 CCyC): tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes; la prestación a
cargo del proveedor (suministro de bienes en forma continua o periódica) tiene su razón de
ser en la contraprestación del suministrado (pago del precio);
d) conmutativo (art 968 CCyC): cada contratante busca y obtiene una ventaja a cambio de una
prestación equivalente; las prestaciones se encuentran determinadas al momento de la
celebración del contrato y las ventajas o pérdidas que pueden proporcionarse las partes son
ciertas, determinadas (o determinables) y susceptibles de inmediata apreciación pecuniaria al
tiempo de la celebración;
e) nominado (art. 970 CCyC): se encuentra regulado en este Código;
f) no formal (art. 969 CCyC): no está sometido a ninguna formalidad.
g) de tracto sucesivo o de duración (art. 1011 CCyC): en este tipo de contratos, caracterizado
por la periodicidad o la continuidad de las prestaciones convenidas, el plazo es un elemento
esencial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por
las partes o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar.
También resulta importante el cumplimiento del deber de colaboración y el respeto de la
reciprocidad de las obligaciones, considerado en relación a la duración total;

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h) de adhesión (arts. 984/989 CCyC): si se trata de sujetos con similar poder económico será
posible la negociación individual o contratación paritaria. En cambio cuando estos sujetos no
son igualmente libres y tienen un disímil poder de negociación, el contrato se formará a través
de la estructura jurídica de adhesión (arts. 984/989 CCyC).
i) de empresa: en virtud de su instrumentación se asegura el aprovisionamiento de materias
primas o productos indispensables para la continuación de la producción;
j) intuitu personae (art. 1024 CCyC): tiene por fundamento la mutua confianza que las partes
se dispensan para concertar el contrato, en especial, la existencia de una organización
económica, técnica y comercial para garantizar el cumplimiento del objeto.
Elementos esenciales
La duración del contrato de suministro constituye un elemento esencial, así como la
periodicidad o continuidad de las prestaciones, lo cual permite distinguirlo de la compraventa
(art. 1123 CC yC). El plazo puede ser determinado o indeterminable, y por ello el art. 1183 CC
yC prevé la resolución en cualquier momento, por cualquiera de las partes, previo aviso en un
plazo razonable, no inferior a sesenta días. Asimismo, el art. 1177 CC yC establece un plazo
máximo de 10 años, a excepción del suministro de frutos o productos del suelo o del
subsuelo, con proceso de elaboración o sin él, que lo fija en veinte años.
ARTÍCULO 1177. Plazo máximo: El contrato de suministro puede ser convenido por un plazo
máximo de veinte años, si se trata de frutos o productos del suelo o del subsuelo, con proceso
de elaboración o sin él, y de diez años en los demás casos. El plazo máximo se computa a
partir de la primera entrega ordinaria.
ARTÍCULO 1183. Contrato por tiempo indeterminado Si la duración del suministro no ha
sido establecida expresamente, cualquiera de las partes puede resolverlo, dando aviso previo
en las condiciones pactadas.
De no existir pacto se aplican los usos. En su defecto, el aviso debe cursarse en un término
razonable según las circunstancias y la naturaleza del suministro, que en ningún caso puede
ser inferior a sesenta días.
Causales de extinción del contrato de suministro
Las causales pueden ser:
a) con plazo determinado: por vencimiento del plazo contractual;
b) con plazo indeterminado: por rescisión unilateral (con preaviso oportuno);
c) por cumplimiento del objeto: se satisficieron todas las prestaciones o necesidades del
suministrado o se entregaron en forma íntegra las cosas a suministrar;
d) incumplimiento de una obligación esencial (cláusula resolutoria arts. 1086, 1087 CCyC)
En los contratos con plazo indeterminado cualquiera puede ponerle fin, porque nadie se obliga
para siempre, con un preaviso de sesenta días (art. 1077 CC yC) que tiene como finalidad
permitirle al contrario reacomodar su negocio o cerrarlo en forma ordenada. Si la ruptura es
intempestiva, abusiva o de mala fe (arts. 961, 1011 CC yC) el daño a reclamar consistirá en el
beneficio que se esperaba lograr y que no ha sido conseguido (lucro cesante), que se habrá
de obtener promediando las ganancias de los meses anteriores a la ruptura contractual, como
además todo perjuicio que el ejercicio abusivo de la facultad rescisoria haya causado al
damnificado.
En caso de rescisión unilateral anticipada o sin justa causa (para contratos con plazo
determinado), la indemnización consistirá en el beneficio que la parte damnificada podría
haber obtenido de cumplirse el contrato conforme a derecho.
Cantidades. Derechos y obligaciones de las partes.

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ARTÍCULO 1178. Cantidades: Si no se conviene la entidad de las prestaciones a ser
cumplidas por el suministrante durante períodos determinados, el contrato se entiende
celebrado según las necesidades normales del suministrado al tiempo de su celebración.
Si sólo se convinieron cantidades máximas y mínimas, el suministrado tiene el derecho de
determinar la cantidad en cada oportunidad que corresponda, dentro de esos límites. Igual
derecho tiene cuando se haya establecido solamente un mínimo, entre esta cantidad y las
necesidades normales al tiempo del contrato.
Entre las obligaciones del suministrante está la de entregar las cosas ofertadas dentro del
término establecido y en la cantidad acordada, como así también la de prestar los servicios
necesarios para cumplir con la entrega periódica o continua de las cosas prometidas.
Esta obligación implica toda una actividad, una organización, dirigida a satisfacer las
necesidades del suministrado de acuerdo a lo pactado, mediante la ejecución de obras y/o
servicios pertinentes. También debe la garantía por evicción (arts. 1044 CC yC y ss.) y es
responsable por vicios redhibitorios (art. 1051 CC yC y ss.), como consecuencia del carácter
oneroso de este contrato.
El suministrante también deberá garantizar la calidad y, según el caso, el buen funcionamiento
de los efectos suministrados, no pudiendo cumplir con la sola entrega —puesta a disposición
— de los bienes sino de la calidad que los haga aptos para su utilización o consumo por parte
del suministrado.
Por su parte, el suministrado tiene la obligación de recibir las prestaciones comprometidas, si
se suministraron conforme a lo pactado. La norma dispone que cuando se hubiere establecido
nada más que una cantidad mínima —a cuya provisión y recepción se obligan las partes
respectivamente—, el suministrado podrá requerir una cantidad mayor, si lo que supera el
mínimo convenido responde a su necesidad, lo cual se corresponde con la trascendencia que
tiene la “necesidad del suministrado” en esta figura contractual.
ARTÍCULO 1179. Aviso: Si las cantidades a entregar en cada período u oportunidad pueden
variarse, cada parte debe dar aviso a la otra de la modificación en sus necesidades de
recepción o posibilidades de entrega, en la forma y oportunidades que pacten. No habiendo
convención, debe avisarse con una anticipación que permita a la otra parte prever las
acciones necesarias para una eficiente operación.
Constituye una obligación del suministrante dar aviso a la otra parte de toda variación en sus
posibilidades de entrega, como así también resulta obligación del suministrado dar aviso a
aquel de toda variación en sus necesidades de recepción, con una anticipación que permita al
cocontratante adoptar las decisiones necesarias para una eficiente operación.

ARTÍCULO 1180. Plazo en prestaciones singulares: El plazo legal o convencional para el


cumplimiento de las prestaciones singulares se presume establecido en interés de ambas
partes, excepto pacto en contrario.
ARTÍCULO 1181. Precio: A falta de convención o uso en contrario, en las prestaciones
singulares, el precio:
a) se determina según el precio de prestaciones similares que el suministrante efectúe en el
tiempo y lugar de cada entrega, si la prestación es de aquellas que hacen a su giro ordinario
de negocios o modo de vida;
b) en su defecto, se determina por el valor corriente de plaza en la fecha y lugar de cada
entrega;

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c) debe ser pagado dentro de los primeros diez días del mes calendario siguiente a aquel en
que ocurrió la entrega.

ARTÍCULO 1182. Pacto de preferencia:


El pacto mediante el cual una de las partes se obliga a dar preferencia a la otra en la
celebración de un contrato sucesivo relativo al mismo o similar objeto, es válido siempre que
la duración de la obligación no exceda de tres años.
La parte que desee contratar con terceros el reemplazo total o parcial del suministro cuyo
plazo ha expirado o expirará en fecha próxima, debe dar aviso a la otra de las condiciones en
que proyecta contratar con terceros, en la forma y condiciones pactadas en el contrato. La
otra parte debe hacer uso de la preferencia, haciéndolo saber según lo acordado. A falta de
estipulación en el contrato, se aplican la forma y condiciones de uso. En su defecto, una parte
debe notificar por medio fehaciente las condiciones del nuevo contrato con una antelación de
treinta días a su terminación y la otra debe hacer saber por igual medio si utilizará el pacto de
preferencia dentro de los quince días de recibida la notificación. En caso de silencio de ésta,
expira su derecho de preferencia.
La cláusula de exclusividad es un elemento accidental del contrato de suministro, y como tal
debe estar expresamente estipulada por las partes. Si nada dicen acerca de ella, no tendrá
lugar.
La cláusula de exclusividad puede significar tanto que el proveedor solo venda sus productos
al suministrado, como que el suministrado solo se provea del proveedor, o en favor de ambas
partes.

ARTÍCULO 1184. Resolución: En caso de incumplimiento de las obligaciones de una de las


partes encada prestación singular, la otra sólo puede resolver el contrato de suministro, en los
términos de los artículos 1077 y siguientes si el incumplimiento es de notable importancia, de
forma tal de poner razonablemente en duda la posibilidad del incumplidor de atender con
exactitud los posteriores vencimientos
Si el cumplimiento de las obligaciones contraídas en virtud del suministro es correcto, no es
factible su resolución; pero si un incumplimiento del suministrante es importante, y es,
además, de tal naturaleza que disminuya la confianza en la exactitud de los posteriores
cumplimientos, es factible su resolución unilateral (art. 1077 CC yC), pues engendra una
inseguridad para el cumplimiento de las futuras prestaciones.
ARTÍCULO 1185. Suspensión del suministro: Si los incumplimientos de una parte no tienen
las características del artículo 1184, la otra parte sólo puede suspender sus prestaciones
hasta tanto se subsane el incumplimiento, si ha advertido al incumplidor mediante un preaviso
otorgado en los términos pactados o, en su defecto, con una anticipación razonable
atendiendo a las circunstancias.
El suministro, tal como expresa Orquera, puede suspenderse en sus efectos por un período
limitado, por disposición unilateral de cualquiera de las partes, mediante un preaviso
efectuado con antelación razonable conforme las circunstancias. No se considera suspensión
contractual al supuesto en el cual el suministrado no se sirve de los efectos puestos a su
disposición. La suspensión debe ser acordada, o bien al inicio del contrato, pactándosela
expresamente, o bien tácitamente en cuanto el suministrante suspende su prestación y el
suministrado lo acepta. No resulta procedente que el suministrado suspenda las prestaciones
a su cargo cuando la otra parte cumplió, dado que no puede dejar de pagar lo ya recibido.

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ARTÍCULO 1186. Normas supletorias: En tanto no esté previsto en el contrato o en las
normas precedentes, se aplican a las prestaciones singulares las reglas de los contratos a las
que ellas correspondan, que sean compatibles.
Así, si nos encontramos frente a un suministro traslativo del dominio (suministro de
enajenación o de consumo), serán de aplicación las normas relativas a la compraventa (arts.
1123 y 1125 CC yC). En cambio, cuando el derecho transmitido sea simplemente el de uso y
goce, corresponderá aplicar lo reglado para la locación de cosas (art. 1187 CC yC).

CESIÓN DE DERECHOS
ARTÍCULO 1614. Definición: Hay contrato de cesión cuando una de las partes transfiere a la
otra un derecho.
Se aplican a la cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la permuta o de la
donación, según que se haya realizado con la contraprestación de un precio en dinero, de la
transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación, respectivamente, en tanto no
estén modificadas por las de este Capítulo.
Caracteres del contrato de cesión de derechos
Se puede caracterizar a este contrato tomando en cuenta la clasificación dispuesta en el art.
966 CC yC y ss. Se trata de un contrato:
a) nominado en tanto está regulado en este Capítulo;
b) formal dado que debe ser redactado por escrito e incluso en algunos casos debe ser
redactado en escritura pública;
c) bilateral en los casos en que se pacte una contraprestación —cesión venta o cesión
permuta—, o unilateral en el caso de cesión donación donde la obligación es solo para el
cedente. Es un contrato a título oneroso en los casos de cesión compraventa y cesión
permuta y a título gratuito en el caso de la cesión donación. Al haber desaparecido del Código
la categoría de los contratos reales, ya no subsiste la discusión doctrinaria acerca del
momento en el que se produce la transmisión de dominio. La finalidad típica de este contrato
está constituida por la transmisión de la propiedad del crédito.
d) de ejecución instantánea
c) traslativo, pues el traspaso de la titularidad se produce por el mero acuerdo de voluntades.
El elemento tipificante de la cesión está en la transmisión de la titularidad de un derecho.

ARTÍCULO 1615. Cesión en garantía: Si la cesión es en garantía, las normas de la prenda


de créditos se aplican a las relaciones entre cedente y cesionario.

El objeto mediato de la cesión


ARTÍCULO 1616. Derechos que pueden ser cedidos: Todo derecho puede ser cedido,
excepto que lo contrario resulte de la ley, de la convención que lo origina, o de la naturaleza
del derecho.
ARTÍCULO 1617. Prohibición: No pueden cederse los derechos inherentes a la persona
humana.
En lo que respecta al objeto mediato de la cesión, es decir, a los derechos que pueden ser
transmitidos por medio de este negocio, puede entenderse que serían cesibles todos los
derechos que integran el patrimonio, sean personales, intelectuales y ciertos derechos reales,
así como también las acciones que de ellos se deriva, los derechos sometidos a condición o a

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plazo, los derechos litigiosos, los derechos futuros, los derechos ajenos, los derechos sobre
cosas futuras, entre otros.
Derechos reales pasibles de ser transmitidos por vía de cesión: el de tiempo compartido y los
de hipoteca, anticresis y prenda, con independencia del crédito garantizado.
Los derechos intelectuales pueden ser cedidos según art. 51 ley 11.723. La ley faculta al autor
y sus derechohabientes a ceder total o parcialmente la obra, adquiriendo el cesionario los
derechos patrimoniales vinculados a la misma, es decir, que la cesión solo comprende un
derecho de aprovechamiento económico. Por ende, quedan excluidos del objeto del contrato
los derechos morales del autor sobre la obra. Así, el cesionario deberá respetar el título, la
forma y el contenido de la obra, conservando el autor las facultades extrapatrimoniales, entre
ellas, el derecho a exigir la fidelidad del texto y del título en las impresiones, copias o
reproducciones que de la obra se realicen, así como también la mención de su nombre o
seudónimo como autor. Esta cesión puede ser total, por transferirse todas las facultades
correspondientes a los aspectos patrimoniales de la obra, o bien parcial, por cederse
solamente algunos aspectos particulares, como por ejemplo la adaptación o reproducción de
la obra.
Excepciones a la amplia cesibilidad de los derechos:
a) Prohibición de ceder derivada del acuerdo de partes.
La prohibición convencional de ceder un derecho no es más que una aplicación del principio
de autonomía de la voluntad (art. 958 CCyC). Del texto del art. 1616 se desprende que esta
prohibición debe haber sido pactada por las partes en el mismo contrasto que le da origen al
derecho, es decir, que debe constar en el título mismo.
b) Prohibición legal de ceder
En este caso deriva de los supuestos previstos de manera expresa por la ley. Ejemplo:
derechos sobre bienes que se encuentran fuera de comercio (art. 234); derechos inherentes
a la persona humana (art. 1617); derecho a reclamar y percibir alimentos futuros; el derecho
de habitación; los beneficios de la seguridad social.
c) Prohibición de ceder derivada de la naturaleza del derecho.

ARTÍCULO 1618. Forma: La cesión debe hacerse por escrito, sin perjuicio de los casos en
que se admite la transmisión del título por endoso o por entrega manual.
Deben otorgarse por escritura pública:
a) la cesión de derechos hereditarios;
b) la cesión de derechos litigiosos. Si no involucran derechos reales sobre inmuebles, también
puede hacerse por acta judicial, siempre que el sistema informático asegure la inalterabilidad
del instrumento;
c) la cesión de derechos derivados de un acto instrumentado por escritura pública.
El art. 1618 omite establecer cuáles son las consecuencias jurídicas que se derivan de la falta
de cumplimiento de la solemnidad establecida, tanto de la exigencia de celebración por escrito
como de la escritura pública. En virtud de ello, a fin de determinar dichos efectos, es preciso
recurrir a las normas sobre la forma incluidas en el Libro Primero y en la parte general del
contrato. De acuerdo a éstas, parece que habría que considerarlos como contrato con forma
impuesta sin sanción de nulidad, por imperio de lo dispuesto en el art. 1018 CCyC. De esta
forma, el otorgamiento pendiente del instrumento previsto por la ley constituye una obligación
de hacer, que puede ser ejecutada por el juez ante la negativa de una de las partes a otorgar

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el documento, siempre que se encuentren cumplidas las prestaciones o bien se garantice su
cumplimiento.

ARTÍCULO 1620. Efectos respecto de terceros: La cesión tiene efectos respecto de


terceros desde su notificación al cedido por instrumento público o privado de fecha cierta, sin
perjuicio de las reglas especiales relativas a los bienes registrables.

ARTÍCULO 1621. Actos anteriores a la notificación de la cesión: Los pagos hechos por el
cedido al cedente antes de serle notificada la cesión, así como las demás causas de extinción
de la obligación, tienen efecto liberatorio para él.

ARTÍCULO 1622. Concurrencia de cesionarios: En la concurrencia entre cesionarios


sucesivos, la preferencia corresponde al primero que ha notificado la transferencia al deudor,
aunque ésta sea posterior en fecha.

ARTÍCULO 1626. Cesiones realizadas el mismo día: Si se notifican varias cesiones en un


mismo día y sin indicación de la hora, los cesionarios quedan en igual rango.

ARTÍCULO 1623. Concurso o quiebra del cedente: En caso de concurso o quiebra del
cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los acreedores si es notificada después de la
presentación en concurso o de la sentencia declarativa de la quiebra.

Derechos y obligaciones de las partes.


ARTÍCULO 1627. Cesión parcial: El cesionario parcial de un crédito no goza de ninguna
preferencia sobre el cedente, a no ser que éste se la haya otorgado expresamente.
ARTÍCULO 1619. Obligaciones del cedente: El cedente debe entregar al cesionario los
documentos probatorios del derecho cedido que se encuentren en su poder. Si la cesión es
parcial, el cedente debe entregar al cesionario una copia certificada de dichos documentos.
Esta imposición se deriva del principio de buena fe contractual que se establecía en el art.
1198 CC y art. 9° del CC yC, de obligatoria interpretación para todo este cuerpo normativo, y
por lo tanto, se trata de uno de los deberes secundarios o accesorios del contrato del que no
modifica carácter consensual de este contrato que entre las partes se perfecciona por el
consentimientos de los contratantes.

ARTÍCULO 1628. Garantía por evicción: Si la cesión es onerosa, el cedente garantiza la


existencia y legitimidad del derecho al tiempo de la cesión, excepto que se trate de un
derecho litigioso o que se lo ceda como dudoso; pero no garantiza la solvencia del deudor
cedido ni de sus fiadores, excepto pacto en contrario o mala fe.
La responsabilidad por saneamiento resulta un elemento natural de los contratos a los que se
aplica, en los que rige supletoriamente aun cuando no hubiera sido establecida. Es, en
principio, disponible, por lo que también puede ser alterada en sus alcances básicos y aún
suprimida, según los casos y con las limitaciones que el ordenamiento jurídico dispone.
La norma prevé la aplicación de la garantía de evicción en las cesiones de naturaleza
onerosa, esto es, en las habitualmente denominadas como cesión-venta o cesión-permuta;

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pero ello no excluye la posibilidad de aplicar el criterio establecido en el art. 1035 CC yC para
el supuesto de transmisión a título gratuito. No obstante, de acuerdo a lo previsto en la
regulación general, esta garantía rige en los casos en los que, sin mediar tal onerosidad, el
donante asumió la garantía o actuó con mala fe o dolo, consistente en el ocultamiento de los
vicios que conocía y sobre los que debía informar al adquirente.
En los supuestos de cesión gratuita, deben considerarse de aplicación los arts. 1556 a 1558
CC yC.

ARTÍCULO 1629. Cesión de derecho inexistente: Si el derecho no existe al tiempo de la


cesión, el cedente debe restituir al cesionario el precio recibido, con sus intereses. Si es de
mala fe, debe además la diferencia entre el valor real del derecho cedido y el precio de la
cesión.
La norma se refiere al supuesto en el que se hayan cedido derechos como existentes al
tiempo de la cesión y no al caso de cesión de derechos eventuales o futuros, con aclaración
de su carácter de tales.
Cuando el cedente transmitió un derecho inexistente al tiempo de la celebración del negocio
jurídico, pueden darse dos hipótesis:
a) que haya realizado esa cesión ignorando la inexistencia del derecho, supuesto en el que el
acto será inválido, por lo que el cedente deberá restituir al cesionario el precio recibido con
más los intereses devengados desde la fecha de la percepción de la suma siempre que la
cesión haya sido onerosa;
b) que supiera que el crédito no existía y ocultara tal circunstancia al cesionario, desplegando
con ello una conducta dolosa, idónea también para configurar un supuesto de defraudación en
materia penal. En este último supuesto, el cedente deberá pagar al cesionario la diferencia
entre el precio de la cesión y el valor asignado al derecho cedido, teniendo en cuenta que este
tipo de operaciones suele realizarse por un valor menor al del bien en el mercado ello
teniendo en consideración el riesgo de cobro o satisfacción del derecho que toda cesión
entraña. La expresión “además” indica que lo que deberá pagar el cedente al cesionario es la
suma resultante de adicionar el monto percibido, los intereses devengados, y la suma que
corresponda a la diferencia entre el valor de la cesión y el asignado por las partes o por el
mercado al derecho cedido

ARTÍCULO 1624. Actos conservatorios:


Antes de la notificación de la cesión, tanto el cedente como el cesionario pueden realizar
actos conservatorios del derecho.
Mientras la cesión no fue notificada al deudor cedido, ambas partes, cedente y cesionario,
conservan interés en la conservación del crédito, por lo que cualquiera de ellos se encontrará
legitimado para realizar actos conservatorios del derecho del que se trate.

ARTÍCULO 1630. Garantía de la solvencia del deudor:


Si el cedente garantiza la solvencia del deudor cedido, se aplican las reglas de la fianza, con
sujeción a lo que las partes hayan convenido.
El cesionario sólo puede recurrir contra el cedente después de haber excutido los bienes del
deudor, excepto que éste se halle concursado o quebrado.
La norma regula el supuesto de asunción del riesgo de incobrabilidad por el cedente, lo que
se da cuando este garantiza al cesionario la solvencia del deudor. Ello importa establecer que,

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en caso de no resultar solvente el cedido, el cedente pagará al cesionario el monto del crédito
que este debería haber percibido del deudor.

ARTÍCULO 1631. Reglas subsidiarias En lo no previsto expresamente en este Capítulo, la


garantía por evicción se rige por las normas establecidas en los artículos 1033 y siguientes.

CESIÓN Y ASUNCIÓN DE DEUDA


ARTÍCULO 1632. Cesión de deuda: Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un
tercero, acuerdan que éste debe pagar la deuda, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, el tercero queda como
codeudor subsidiario.
ARTÍCULO 1633. Asunción de deuda: Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el
acreedor pagar la deuda de su deudor, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, la asunción se tiene por
rechazada.
ARTÍCULO 1634. Conformidad para la liberación del deudor: En los casos de los dos
artículos anteriores el deudor sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente. Esta
conformidad puede ser anterior, simultánea, o posterior a la cesión; pero es ineficaz si ha sido
prestada en un contrato celebrado por adhesión.
ARTÍCULO 1635. Promesa de liberación: Hay promesa de liberación si el tercero se obliga
frente al deudor a cumplir la deuda en su lugar. Esta promesa sólo vincula al tercero con el
deudor, excepto que haya sido pactada como estipulación a favor de tercero.

CESIÓN DE DERECHOS HEREDITARIOS


La cesión de herencia (o de derechos hereditarios) ha sido definida como el contrato mediante
el cual el heredero, cedente, transmite a un coheredero o a un tercero, cesionario, la
universalidad jurídica —herencia— o una cuota de ella, sin consideración especial de los
elementos singulares que la componen.
ARTÍCULO 2302. Momento a partir del cual produce efectos: La cesión del derecho a una
herencia ya deferida o a una parte indivisa de ella tiene efectos:
a) entre los contratantes, desde su celebración;
b) respecto de otros herederos, legatarios y acreedores del cedente, desde que la escritura
pública se incorpora al expediente sucesorio;
c) respecto al deudor de un crédito de la herencia, desde que se le notifica la cesión.
Solo pueden cederse los derechos sobre una herencia ya deferida (a partir de la muerte del
causante) y en tanto y en cuanto los bienes hereditarios se encuentren indivisos, esto es,
hasta el momento de la partición.
El art. 2302 CC yC alude a la “cesión del derecho a una herencia ya deferida o a una parte
indivisa de ella”, en concordancia con el nuevo art. 2286 CC yC, que establece que “las
herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”.
Forma
De conformidad con el art. 1618 inc. a) del CCyC, el contrato de cesión de derechos
hereditarios debe ser realizado por escritura pública. En caso de no cumplirse la solemnidad
requerida por la ley, las partes quedan obligadas a otorgar la escritura pública. Si la parte
condenada a otorgarla resulta remisa, el juez puede hacerlo en su representación, siempre
que las contraprestaciones estén cumplidas.

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Objeto
El objeto mediato de la cesión de derechos hereditarios es el todo o una parte alícuota de la
herencia, y no los bienes concretos que la componen. Así, lo que se adquiere es el todo o
parte de una universalidad jurídica sin consideración de su contenido particular.
ARTÍCULO 2303. Extensión y exclusiones: La cesión de herencia comprende las ventajas
que pueden resultar ulteriormente por colación, por la renuncia a disposiciones particulares
del testamento, o por la caducidad de éstas.
No comprende, excepto pacto en contrario:
a) lo acrecido con posterioridad en razón de una causa diversa de las expresadas, como la
renuncia o la exclusión de un coheredero;
b) lo acrecido anteriormente por una causa desconocida al tiempo de la cesión;
c) los derechos sobre los sepulcros, los documentos privados del causante, distinciones
honoríficas, retratos y recuerdos de familia.
En la cesión de herencia, puede o no existir convenio sobre la extensión de la misma. Si no
hay pacto previo sobre los alcances de la cesión, rigen supletoriamente las disposiciones
contenidas en el art. 2303 CC yC.
Los efectos de la colación, de la renuncia o caducidad de disposiciones testamentarias, no
previstos por el cedente al momento de suscribir o celebrar la cesión de derechos
hereditarios, pueden importar un acrecentamiento de la herencia cedida, decidiendo la norma
que corresponde el beneficio al cesionario.
Así, por una acción de colación triunfante para los legitimados activos, se incorpora un valor a
la masa partible —cómputo e imputación— que favorecerá al cesionario en cuanto a la
proporción que le hubiere correspondido al cedente.
Lo mismo acaece con las disposiciones testamentarias. Un legado de cosa cierta que ha
caducado por premoriencia del beneficiario, o porque el instituido legatario renunció al
beneficio otorgado en el testamento, beneficiará al cesionario. Tales bienes o valores
permanecen en la masa partible y benefician al cesionario por ocupar la posición patrimonial
del cedente.

ARTÍCULO 2304. Derechos del cesionario: El cesionario adquiere los mismos derechos
que le correspondían al cedente en la herencia. Asimismo, tiene derecho de participar en el
valor íntegro de los bienes que se gravaron después de la apertura de la sucesión y antes de
la cesión, y en el de los que en el mismo período se consumieron o enajenaron, con
excepción de los frutos percibidos.

ARTÍCULO 2305. Garantía por evicción: Si la cesión es onerosa, el cedente garantiza al


cesionario su calidad de heredero y la parte indivisa que le corresponde en la herencia,
excepto que sus derechos hayan sido cedidos como litigiosos o dudosos, sin dolo de su parte.
No responde por la evicción ni por los vicios de los bienes de la herencia, excepto pacto en
contrario. En lo demás, su responsabilidad se rige por las normas relativas a la cesión de
derechos.
Si la cesión es gratuita, el cedente sólo responde en los casos en que el donante es
responsable. Su responsabilidad se limita al daño causado de mala fe.
Hay que tener en cuenta que se trata de un contrato aleatorio, cuyo carácter está dado por el
objeto del contrato, ya que no se transmiten bienes específicamente individualizados, sino el
derecho hereditario que puede variar en su extensión.

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El cedente debe responder por la evicción que excluye su calidad de heredero y no por la de
los bienes de que la herencia se compone.
En cambio, si el cedente cede su derecho como “litigioso o dudoso” en ese caso no responde
por evicción.
Si se pacta excluir la garantía de evicción y el cedente es de buena fe, este no respondería
por daños y perjuicios pero debería restituir el precio que recibió del cesionario.

ARTÍCULO 2306. Efectos sobre la confusión: La cesión no produce efecto alguno sobre la
extinción de las obligaciones causada por confusión.
Frente a la norma de extinción por confusión de la obligación del Libro Tercero CC yC, cuando
las calidades de acreedor y deudor se reúnen en una misma persona y en un mismo
patrimonio, se prevé en el Libro Quinto, una excepción a esa regla: no se confunden las
obligaciones entre cedente y cesionario.
Más claro: la cesión de herencia, no produce ningún efecto extintivo de las obligaciones por
confusión.

ARTÍCULO 2307. Obligaciones del cesionario: El cesionario debe reembolsar al cedente lo


que éste pague por su parte en las deudas y cargas de la sucesión hasta la concurrencia del
valor de la porción de la herencia recibida. Las cargas particulares del cedente y los tributos
que gravan la transmisión hereditaria están a cargo del cesionario si están impagos al tiempo
de la cesión.

ARTÍCULO 2308. Indivisión postcomunitaria: Las disposiciones de este título se aplican a


la cesión de los derechos que corresponden a un cónyuge en la indivisión postcomunitaria
que acaece por muerte del otro cónyuge.

ARTÍCULO 2309. Cesión de bienes determinados: La cesión de derechos sobre bienes


determinados que forman parte de una herencia no se rige por las reglas de este Título, sino
por las del contrato que corresponde, y su eficacia está sujeta a que el bien sea atribuido al
cedente en la partición.
Concordante con el principio de que en la transmisión sucesoria se transmite una
“universalidad”, no puede implementarse la cesión de derechos hereditarios para transmitir
bienes particulares que componen la herencia.
Si así se hiciera la cesión, la eficacia de este tipo de transmisiones está sujeta a que el bien
sea atribuido al cedente en la partición.
Es decir, si se cede el derecho a un bien determinado a cambio de un precio, se tratará de
una venta; si es gratuitamente, será una donación.

TRANSFERENCIA DE FONDO DE COMERCIO – LEY 11.867


ARTICULO 1º-Declárase elementos constitutivos de un establecimiento comercial o fondo de
comercio, a los efectos de su transmisión por cualquier título: las instalaciones, existencias en
mercaderías, nombre y enseña comercial, la clientela, el derecho al local, las patentes de
invención, las marcas de fábrica, los dibujos y modelos industriales, las distinciones
honoríficas y todos los demás derechos derivados de la propiedad comercial e industrial o
artística.

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ARTICULO 2º-Toda transmisión por venta o cualquier otro título oneroso o gratuito de un
establecimiento comercial o industrial, bien se trate de enajenación directa y privada, o en
público remate, sólo podrá efectuarse válidamente con relación a terceros, previo anuncio
durante cinco días en el Boletín Oficial de la Capital Federal o provincia respectiva y en uno o
más diarios o periódicos del lugar en que funcione el establecimiento, debiendo indicarse la
clase y ubicación del negocio, nombre y domicilio del vendedor y del comprador, y en caso
que interviniesen, el del rematador y el del escribano con cuya actuación se realizará el acto.
ARTICULO 3º-El enajenante entregará en todos los casos al presunto adquirente una nota
firmada, enunciativa de los créditos adeudados, con nombres y domicilios de los acreedores,
monto de los créditos y fechas de vencimientos si las hay, créditos por los que se podrá
solicitar de inmediato las medidas autorizadas por el artículo 4º, a pesar de los plazos a que
puedan estar subordinados, salvo el caso de la conformidad de los acreedores en la
negociación.
ARTICULO 4°-El documento de transmisión sólo podrá firmarse después de transcurridos
diez días desde la última publicación, y hasta ese momento, los acreedores afectados por la
transferencia, podrán notificar su oposición al comprador en el domicilio denunciado en la
publicación, o al rematador o escribano que intervengan en el acto reclamando la retención
del importe de sus respectivos créditos y el depósito, en cuenta especial en el Banco
correspondiente, de las sumas necesarias para el pago.
Este derecho podrá ser ejercitado tanto por los acreedores reconocidos en la nota a que se
refiere el artículo anterior, como por los omitidos en ella que presentaren los títulos de sus
créditos o acreditaren la existencia de ellos por asientos hechos en los libros llevados con
arreglo a las prescripciones del Código de Comercio. Pasado el término señalado por el
artículo 5º, sin efectuarse embargo, las sumas depositadas podrán ser retiradas por el
depositante.
ARTICULO 5º-El comprador, rematador o escribano deberán efectuar esa retención y el
depósito y mantenerla por el término de veinte días, a fin de que los presuntos acreedores
puedan obtener el embargo judicial.
ARTICULO 6º-En los casos en que el crédito del oponente fuera cuestionable, el anterior
propietario podrá pedir al juez que se le autorice para recibir el precio del adquirente,
ofreciendo caución bastante para responder a ese o esos créditos.
ARTICULO 7º-Transcurrido el plazo que señala el artículo 4º, sin mediar oposición, o
cumpliéndose, si se hubiera producido, la disposición del artículo 5º, podrá otorgarse
válidamente el documento de venta, el que, para producir efecto con relación a terceros,
deberá extenderse por escrito e inscribirse dentro de diez días en el Registro Público de
Comercio o en un registro especial creado al efecto.
ARTICULO 8º-No podrá efectuarse ninguna enajenación de un establecimiento comercial o
industrial por un precio inferior al de los créditos constitutivos del pasivo confesado por el
vendedor, más el importe de los créditos no confesados por el vendedor, pero cuyos titulares
hubieran hecho la oposición autorizada por el artículo 4º, salvo el caso de conformidad de la
totalidad de los acreedores.
Estos créditos deben proceder de mercaderías u otros efectos suministrados al negocio o de
los gastos generales del mismo.
ARTICULO 9º-A los efectos determinados en el artículo anterior, se presumen simuladas juris
et de jure las entregas que aparezcan efectuadas a cuenta o como seña que hubiere hecho el
comprador al vendedor y en tanto cuanto ellas puedan perjudicar a los acreedores.

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ARTICULO 10.-En los casos en que la enajenación se realice bajo la forma de ventas en
block o fraccionadas de las existencias, en remate público, el martillero deberá levantar
previamente inventario y anunciar el remate en la forma establecida por el artículo 2º,
ajustándose a las obligaciones señaladas en los artículos 4º y 5º en el caso de notificársele
oposición.
En caso de que el producto del remate no alcance a cubrir la suma a retener, el rematador
depositará en el Banco destinado a recibir los depósitos judiciales, en cuenta especial, el
producto total de la subasta, previa deducción de la comisión y gastos, que no podrán exceder
del 15% de ese producto.
Si habiendo oposición, el rematador hiciera pagos o entregas al vendedor, quedará obligado
solidariamente con éste respecto de los acreedores, hasta el importe de las sumas que
hubiera aplicado a tales objetos.
ARTÍCULO 11.-Las omisiones o transgresiones a lo establecido en esta ley, harán
responsables solidariamente al comprador, vendedor, martillero o escribano que las hubieran
cometido, por el importe de los créditos que resulten impagos, como consecuencia de
aquéllas y hasta el monto del precio de lo vendido.
ARTÍCULO 12.-El Registro Público de Comercio o el especial que se organice, llevará los
libros correspondientes para la inscripción de las transmisiones de establecimientos
comerciales e industriales, cobrando a ese efecto los derechos que determinen las leyes de
impuestos.

UNIDAD VII. LOCACIÓN (contratos de cambio)


ARTÍCULO 1187. Definición: Hay contrato de locación si una parte se obliga a otorgar a otra
el uso y goce temporario de una cosa, a cambio del pago de un precio en dinero.
Al contrato de locación se aplica en subsidio lo dispuesto con respecto al consentimiento,
precio y objeto del contrato de compraventa.
El texto comienza por ceñir el alcance de la locación, expurgando de su seno a los servicios y
obras, que en el CCiv de Velez Sarsfield quedaban englobados bajo una misma definición.

Elementos tipificantes
a) Concesión del uso y goce de la cosa locada. La tenencia de la cosa se confiere a fin de
autorizar la utilización de la misma por parte del locatario, con la posibilidad de percibir
sus frutos ordinarios, naturales y/o civiles. Por contraste, los contratos que solo tengan
como finalidad la percepción de frutos –o sea el mero goce de la cosa- no pueden
encuadrarse en el tipo legal de locación, sino como contrato de compraventa de frutos
o productos. El uso y goce refiere a una COSA, esto es, a un objeto material
susceptible de tener u valor económico. Como luego se verá, una situación especial se
presenta respecto de la locación de una universalidad jurídica que incluya cosas
muebles o inmuebles.
b) Temporalidad. La locación no se percibe sin un plazo de duración.
c) Pago de un precio en dinero.
d)
Partes
El texto del artículo define el contrato sin fijar una denominación de las partes. Se limita en
este sentido a determinar las prestaciones esenciales y la dinámica de cambio implícita en
ellas. No obstante, en el desarrollo de los restantes artículos del Capítulo que regula este

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contrato se adjudica a las partes las siguientes denominaciones que son, por otro lado, las de
uso comúnmente aceptado:
a) locador: es la parte que asume la obligación de otorgar el uso y goce de la cosa objeto del
contrato. Si bien el CCyC no lo menciona, puede ser también identificado como el arrendador;
b) locatario: es quien se obliga al pago de un precio en dinero como contraprestación al uso y
goce otorgados. Resultan sinónimos aceptados para esta parte contractual los términos
“arrendatario” o “inquilino”.
Caracteres
Bilateral; conmutativo; nominado; no formal o formal con forma impuesta relativa –según los
casos- y de duración.

Forma y prueba de la locación


ARTÍCULO 1188. Forma. Oponibilidad: El contrato de locación de cosa inmueble o mueble
registrable, de una universalidad que incluya a alguna de ellas, o de parte material de un
inmueble, debe ser hecho por escrito.
Esta regla se aplica también a sus prórrogas y modificaciones.
De esta manera se establece como principio, el carácter no formal del contrato de locación,
siendo las excepciones las impuestas por el artículo 1188.
El requisito de forma escrita debe ser definido con el alcance consagrado en el artículo 286
CC yC, entendiéndose entonces cumplido cuando se celebre por instrumentos públicos o por
instrumentos particulares firmados por las partes, dada la naturaleza del acto (arts. 287 y 313
CC yC).
Determinado el alcance y la regulación de formas para el contrato, puede afirmarse que la
eficacia del contrato de locación no está supeditada a ninguna forma impuesta, en ningún
caso. Se limita a exigir la forma escrita solamente para las locaciones inmobiliarias o de
muebles registrables, sus prórrogas y modificaciones, cuyo incumplimiento no aparejará la
nulidad o ineficacia del contrato sino su imposibilidad de prueba, por lo que la regla formal
impuesta resulta ser ad probationem (art. 1019, último párrafo, CC yC).
En consecuencia, el incumplimiento de la forma dispuesta constituirá un obstáculo para la
acreditación de la existencia del contrato. Podrá probarse por otros medios, incluso por
testigos, de haber sido cumplida la formalidad, haya imposibilidad de obtener la prueba o si
existe principio de prueba instrumental o comienzo de ejecución (art. 1020 CC yC).
Diferencias con otros contratos afines
 Comodato: la diferencia está dada por uno de los elementos esenciales del contrato de
locación: el precio. En el comodato, el comodatario no asume ninguna prestación
principal habida cuenta de tratarse de una liberalidad.
 Shopping center: en este contrato, además del canon en dinero, se conviene el pago
de un porcentaje de las utilidades que se obtengan de la actividad desarrollada en el
espacio cedido, confiriendo al negocio rasgos preponderantes de colaboración que lo
sustraen de la función de cambio propia de la locación.
 Caja de seguridad: la diferencia pasa por la complejidad de obligaciones que entraña
para el prestador, lo que explica que haya sido tipificado como contrato bancario.
Objeto y destino
ARTÍCULO 1192. Cosas: Toda cosa presente o futura, cuya tenencia esté en el comercio,
puede ser objeto del contrato de locación, si es determinable, aunque sea sólo en su especie.

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Se comprenden en el contrato, a falta de previsión en contrario, los productos y los frutos
ordinarios.
La cosa objeto de la locación puede ser presente o futura. Se entiende “futura” cuando no
existe como tal al momento de celebrarse el contrato, por lo que el locador no tiene acceso
material ni jurídico inmediato a ella. La solución es lógica, en tanto el contrato de locación es
consensual, y como tal no requiere la entrega de la cosa, para que se perfeccione o produzca
sus efectos. Además, atendiendo a la analogía que en términos subsidiarios establece el CC
yC, lo regulado sobre el objeto para la compraventa es coherente con la solución propuesta,
cuando en este último contrato también se habilita la cosa futura como objeto contractual (art.
1131 CC yC) con los efectos que surgen de este último artículo. Es decir que el contrato se
considerará celebrado con la condición, suspensiva en sus efectos, de que la cosa llegue a
existir. A su vez, en la medida de lo posible, importará el deber del locador de realizar todas
las tareas y esfuerzos para que aquello ocurra.
En razón de carecer de alguno de los aspectos que la constituyen como determinada
(individualización en cuanto a su género, cantidad y especie), la cosa también puede ser
determinable. Por lo tanto, será determinable cuando se establezcan los criterios suficientes
para su individualización (art. 1005 CC yC). En ese supuesto, la validez del contrato celebrado
quedará supeditada a que se determine en la formación del acto, aunque sea su especie.
El derecho que adquiere el locatario sobre la cosa es personal. El locador no transmite
derecho real alguno. En consecuencia, el arrendatario, como tal, reconoce la posesión y
dominio de la cosa en otro constituyéndose en simple tenedor de la cosa objeto del contrato
(art. 1910 CC yC). El artículo aclara expresamente esta circunstancia al referir al concepto de
“tenencia”.

ARTÍCULO 1194. Destino de la cosa locada: El locatario debe dar a la cosa locada el
destino acordado en el contrato. A falta de convención, puede darle el destino que tenía al
momento de locarse, el que se da a cosas análogas en el lugar donde la cosa se encuentra o
el que corresponde a su naturaleza.
A los efectos de este Capítulo, si el destino es mixto se aplican las normas correspondientes
al habitacional.
Se entienden como destinos mixtos aquellos en los cuales al dar en locación un inmueble se
habilita su uso conjunto como comercial y/u otro destino diverso, y a la vez como habitacional.

Clase, apuntes.
Locació n: Manifiesta intenció n del legislador de proteger una de las partes. El locatario es un
sujeto vulnerable.
Contrato de adhesió n. El martillero tiene un modelo, uno firma ese modelo. Otra vulnerabilidad.
Marco de protecció n para el locatario:

•en el acceso al contrato: derecho al acceso a la vivienda. La regulació n del contrato


atender al objeto del contrato. Una vivienda. Bien prioritario. El derecho privado se
preocupa por lograr que exista un acceso al contrato, que se celebre el contrato de quien lo
desea. Si lo deja al libre mercado no podría hacerlo.
Ley de alquileres, nueva.

51
a) Selecció n del contratante: caso: depto. Judíos. Dueñ o no quiso alquilá rselo. Hay una selecció n.
Otro ejemplo, no alquilo si hay niñ os, o mascotas, o personas con discapacidad porque implica
reformas. Hay discriminaciones que hay que ver si está n justificadas.
Otro ejemplo importante. Art. 1195 ccyc.

b) exigencias conexas (conexidades ilícitas): muchas veces al martillero hay que aportarle garantía
(garantía de fianza, otro contrato), recibo de sueldo, títulos de propiedad, deposito en garantía
(suma adicional de dinero que se da para asegurar eventuales situaciones como deterioro,
incumplimiento). No forman parte del contrato, no tienen que ver con la locació n, sino con
negocios de garantía que se celebran en el mismo lugar. Se habla de acceso al contrato, porque
tiene que ver con la limitació n al acceso. Dificulta el acceso, es caro o se dificulta por tantos
documentos exigibles. Art 1196.
Otra dificultad es el corretaje.

c) limitaciones a la onerosidad del contrato: ejemplo, expensas. El locatario sostiene la propiedad


y paga por uso y goce, desequilibrio. Por eso ahora hay limitaciones en el art. 1209

ARTÍCULO 1195. Habitación de personas incapaces o con capacidad restringida: Es


nula la cláusula que impide el ingreso, o excluye del inmueble alquilado, cualquiera sea su
destino, a una persona incapaz o con capacidad restringida que se encuentre bajo la guarda,
asistencia o representación del locatario o sublocatario, aunque éste no habite el inmueble.

ARTÍCULO 1196. Locación habitacional


Si el destino es habitacional, no puede requerirse del locatario:
a) el pago de alquileres anticipados por períodos mayores a un mes;
b) depósitos de garantía o exigencias asimilables, por cantidad mayor del importe equivalente
a un mes de alquiler por cada año de locación contratado;
c) el pago de valor llave o equivalentes.
Esta disposición contiene un claro espíritu protectorio a favor del locatario de inmuebles
destinados a vivienda. La casuística que señala atiende a garantizar la no vulnerabilidad del
arrendatario, que en función de su móvil para contratar (el acceso a la vivienda) podría verse
especialmente afectado en la negociación, por imposiciones del locador, que en atención al
contexto particular de contratación, pudiera ejercer un claro y mayor poder de negociación en
la etapa previa a la celebración del contrato.

•en el marco del contrato:


a) Tiempo de locació n.
b) Relació n con el precio

52
Tiempo de la locación. Ley
ARTÍCULO 1197. Plazo máximo: El tiempo de la locación, cualquiera sea su objeto, no
puede exceder de veinte años para el destino habitacional y cincuenta años para los otros
destinos.
El contrato es renovable expresamente por un lapso que no exceda de los máximos previstos
contados desde su inicio.
La norma distingue dos situaciones para establecer sendos plazos diferentes, en virtud de
garantizar cabalmente la finalidad de uso y goce perseguida por el locatario. Si bien el artículo
no queda limitado a la locación inmobiliaria, es lógico concluir que esta ha sido la especial
preocupación del legislador. De allí que el distingo para la fijación del plazo máximo sea
exclusivamente el destino habitacional. No por ello debemos negar la aplicación de plazos
máximos para las locaciones sobre muebles. Sucede que, por la naturaleza de este tipo de
locaciones, difícilmente alcancen plazos tan prolongados como los aquí señalados.

(Se justifica por justicia y por utilidad)

Art. 3 de la ley. ARTÍCULO 1198. Plazo mínimo de la locación de inmueble: El contrato de


locación de inmueble, cualquiera sea su destino, si carece de plazo expreso y determinado
mayor, se considera celebrado por el plazo mínimo legal de dos años, excepto los casos del
artículo 1199. El locatario puede renunciar a este plazo si está en la tenencia de la cosa.

ARTÍCULO 1199. Excepciones al plazo mínimo legal: No se aplica el plazo mínimo legal a
los contratos de locación de inmuebles o parte de ellos destinados a:
a) sede de embajada, consulado u organismo internacional, y el destinado a habitación de su
personal extranjero diplomático o consular;
b) habitación con muebles que se arrienden con fines de turismo, descanso o similares. Si el
plazo del contrato supera los tres meses, se presume que no fue hecho con esos fines;
c) guarda de cosas;
d) exposición u oferta de cosas o servicios en un predio ferial.
Tampoco se aplica el plazo mínimo legal a los contratos que tengan por objeto el
cumplimiento de una finalidad determinada expresada en el contrato y que debe normalmente
cumplirse en el plazo menor pactado.

Con relación al tiempo: plazos, recisión, renovación del contrato


•Rescisión:
1221: rescisión no resolución. Es un error en el código.

Artículo 1221. Resolución anticipada


El contrato de locación puede ser resuelto anticipadamente por el locatario:
a) si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis meses de contrato, debiendo
notificar en forma fehaciente su decisión al locador. Si hace uso de la opción resolutoria en el
primer año de vigencia de la relación locativa, debe abonar al locador, en concepto de
indemnización, la suma equivalente a un mes y medio de alquiler al momento de desocupar el
inmueble y la de un mes si la opción se ejercita transcurrido dicho lapso;

53
b) en los casos del artículo 1199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos meses de
alquiler.

*el locatario exonerarse si anticipa 3 meses de anticipación para no pagar indemnización.

•renovacion:

1198
La excepción. Tiene que ver con la renovación del contrato. La renovación puede ser por
menos de 3 años. Si el locatario lo expresa.
Tacita reconducción: si se extingue un contrato, y el locatario se queda un mes más, dos
meses, podemos considerar que hay un nuevo contrato o que se volvió a celebrar el nuevo
contrato? Prorroga tacita? si se aplica las reglas, es discutible. Podemos decir que si sin
embargo para evitar conflictos, se adoptó un art, en el código. No se considera la tacita
reconducción. Si sigue haciendo uso y goce cuando paga el canon, no se celebra otro
contrato. El locador va a poder pedir la restitución, aun cuando el locatario paga el precio.
Figura del garante o fiador: va a afianzar las obligaciones hasta el plazo. Si se produce la
continuación de la locación, el fiador no responde

Posibilidad de renegociar el contrato. Que se celebre un nuevo contrato. 1121 bis-


Artículo 1.221 bis: Renovación del contrato. En los contratos de inmuebles destinados a
vivienda, dentro de los tres (3) últimos meses de la relación locativa, cualquiera de las partes
puede convocar a la otra, notificándola en forma fehaciente, a efectos de acordar la
renovación del contrato, en un plazo no mayor a quince (15) días corridos. En caso de silencio
del locador o frente a su negativa de llegar a un acuerdo, estando debidamente notificado, el
locatario puede resolver el contrato de manera anticipada sin pagar la indemnización
correspondiente.

Transmisión por causa de muerte


ARTÍCULO 1189. Transmisión por causa de muerte. Enajenación de la cosa locada:
Excepto pacto en contrario, la locación:
a) se transmite activa y pasivamente por causa de muerte;
b) subsiste durante el tiempo convenido, aunque la cosa locada sea enajenada.
Este artículo consagra la regla de que el contrato de locación no se extingue por causa de
muerte del locador ni del locatario, como así tampoco en el supuesto de que el locador
enajenara la cosa arrendada. Es decir, si bien los formadores del acto dejan de ser partes, tal
circunstancia no se interpreta como un efecto extintivo del acuerdo. De esta manera, se
coloca el acento en el cumplimiento de la finalidad del contrato por sobre el carácter personal
de las partes. Esta norma fortalece la idea de que el contrato de locación no es un contrato
intuitu personae, a la vez que garantiza así el ejercicio del uso y goce otorgado a favor del
locatario por todo el tiempo inicialmente convenido.

ARTÍCULO 1190. Continuador de la locación: Si la cosa locada es inmueble, o parte


material de un inmueble, destinado a habitación, en caso de abandono o fallecimiento del

54
locatario, la locación puede ser continuada en las mismas condiciones pactadas, y hasta el
vencimiento del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber recibido del locatario
ostensible trato familiar durante el año previo al abandono o fallecimiento.
El derecho del continuador en la locación prevalece sobre el del heredero del locatario.

ARTÍCULO 1191. Facultades del representante: Para celebrar contrato de locación por más
de tres años, o cobrar alquileres anticipados por el mismo período, se requiere facultad
expresa.
La norma exige que aquella persona que actúe en calidad de representante del locador debe
acreditar esa calidad por medio de facultad expresa, cuando en el acto el representante
invoque esa situación, fuera la celebración de contrato de locación con una vigencia mayor a
tres años, o cuando tuviera que acreditar la facultad para percibir alquileres anticipados por el
mismo período. Es decir que el acto requerirá del cumplimiento formal de la acreditación de la
facultad expresa reconocida. De ese modo, lo actuado por el representante provocará el
desplazamiento de los efectos de sus actos, en la situación jurídica señalada, a la órbita
patrimonial del representado.

Precio
El precio de la locación se rige por las reglas especiales (art. 1187 párr. 1°, 1196 y 1208), por
las que resultan de la remisión al contrato de compraventa, y por las reglas generales como
ser las concernientes a los estándares jurídicos (arts. 9° y ss.), a la regulación de las
obligaciones dinerarias (art. 765) y al objeto del contrato (arts. 1005 y 1006).
A partir de ellas, puede decirse que el precio constituye un elemento tipificante del contrato de
locación, que debe expresarse en dinero. Asimismo, los períodos de pago pueden reflejar
diferente temporalidad, salvo en la locación de inmuebles donde debe convenirse el canon
mensual. Resta agregar que, puede pactarse en forma anticipada o vencida, pero si nada se
dice se presume la primera modalidad de pago.
Debe ser determinado –en una suma fija o escalonada- o determinable al tiempo de su
formación. En este último caso son de aplicación las reglas de la compraventa; así, pueden
las partes dejar librada la fijación ulterior a un tercero o remitirlo al valor que tenga cosa cierta.
En el ámbito de las locaciones mobiliarias, rige además la regla que permite referenciarlo al
precio de plaza. Si bien, en el ámbito inmobiliario la absoluta indeterminación del precio
debería conducir a la nulidad, parte de la doctrina ha sostenido que la entrega de la cosa debe
llevar a presumir la regla aplicable para las compraventas mobiliarias, en atención al principio
protectorio del locatario.
Cuando el precio es mixto, debido a que el locatario se obliga a satisfacer una prestación
constituida parte en dinero y parte ne otros bienes, del art. 1126 se deduce que podría
reconocerse el tipo locación cuando la cantidad de dinero sea igual o supere el valor de las
cosas comprometidas.
Locación en moneda extranjera: en el CCyC la obligación de dar moneda extranjera encuadra
en la obligación de dar sumas de dinero, por lo tanto, resulta posible que en la locación se
exprese el canon en esa moneda.

Art 14 de la ley

55
Efectos de la locación

Obligaciones del locador


ARTÍCULO 1200. Entregar la cosa: El locador debe entregar la cosa conforme a lo
acordado. A falta de previsión contractual debe entregarla en estado apropiado para su
destino, excepto los defectos que el locatario conoció o pudo haber conocido.
Las partes, en pleno ejercicio de su autonomía de la voluntad, pueden pactar expresamente
las circunstancias y características que deberá revestir la cosa locada para su entrega. Es
esta la regla prioritaria de interpretación para determinar el cumplimiento de la obligación de
entrega.
Ahora bien, a falta de previsión contractual al respecto, el artículo analizado dispone
supletoriamente que la cosa debe entregarse en el estado apropiado para su destino. La
pauta es objetiva, ya que no considera la expectativa del locatario, sino las condiciones que la
cosa presenta para posibilitar el uso y goce otorgado. Para ello, la determinación del destino
resulta esencial, y se aplicará la disposición contenida en el art. 1194 CC yC.

ARTÍCULO 1201. Conservar la cosa con aptitud para el uso convenido: El locador debe
conservar la cosa locada en estado de servir al uso y goce convenido y efectuar a su cargo la
reparación que exija el deterioro originado en su calidad o defecto, en su propia culpa, o en la
de sus dependientes o en hechos de terceros o caso fortuito.
Si al efectuar la reparación o innovación se interrumpe o turba el uso y goce convenido, el
locatario tiene derecho a que se reduzca el canon temporariamente en proporción a la
gravedad de la turbación o, según las circunstancias, a resolver el contrato.
El locador no se libera totalmente de sus obligaciones con la entrega de la cosa, sino que una
vez recibida por el locatario, aquel mantiene el deber de garantizar al locatario el uso y goce
otorgado, en las condiciones pactadas y por todo el tiempo que dure el contrato.
Es una obligación que, a diferencia de la entrega, que se verifica en un solo acto y se extiende
durante toda la vigencia contractual.
Como consecuencia de esta obligación, se coloca en cabeza del locador la de reparación, con
un sistema determinado por el artículo en cuestión, para sanear la turbación o interrupción del
uso y goce de la cosa, como producto del deterioro.
Finalmente, atendiendo a la gravedad de la turbación, se faculta al locatario a resolver el
contrato, siempre que las circunstancias lo justifiquen.
La obligación de conservación lleva implícita la de reparación. No son diferentes obligaciones,
sino que se despliegan en dos planos diferentes. Por un lado, la conservación es el marco que
integra la garantía al locatario. Ahora, si por cualquier circunstancia (culpa, deterioro o defecto
de la cosa, actos de sus dependientes o propios, caso fortuito o hechos de tercero), la cosa
perdiera su calidad de modo tal que se hiciera impropio su uso y goce, o se lo limitara, nacerá
subsidiariamente la obligación del locador de reparar la cosa para restablecer sus condiciones
físicas. Es decir, no muta la obligación sino que surge otro plano de exigibilidad ante los
hechos desencadenantes, que hacen necesaria la reparación para reestablecer el estado
anterior de conservación. Salvo el supuesto de culpa, no es necesaria la acreditación de
factores subjetivos para la atribución de responsabilidad del locador. La obligación nace como
garantía a favor del locatario, sobre la aptitud de la cosa arrendada.

56
Finalmente, aun cuando el locador hubiera cumplido cabalmente su obligación de
conservación, y eventualmente de reparación ante un supuesto de deterioro, verificada la
turbación o la interrupción del uso y goce producida por el evento dañoso, el locatario tiene a
su alcance dos remedios:
a) podrá solicitar una reducción en el canon locativo, proporcional a la turbación o
interrupción, o;
b) si las circunstancias lo habilitan, o sea, si la gravedad es de una magnitud significativa, el
locatario podrá resolver el contrato.

ARTÍCULO 1202. Pagar mejoras: El locador debe pagar las mejoras necesarias hechas por
el locatario a la cosa locada, aunque no lo haya convenido, si el contrato se resuelve sin culpa
del locatario, excepto que sea por destrucción de la cosa.
La situación especialmente regulada aquí es la del supuesto en el que el locatario, sin
importar que hubiera autorización del locador, realiza esta clase de mejoras y posteriormente
el contrato se resolviese sin culpa del arrendatario.
El locador debe abonar las mejoras necesarias efectuadas por el locatario. Es nuevamente
una regla coherente con las dos anteriores disposiciones analizadas. Así, la mejora necesaria
a la que alude el artículo está definida, en el CC yC, como “la reparación cuya realización es
indispensable para la conservación de la cosa” (art. 1934, inc. d, CC yC).

ARTÍCULO 1203. Frustración del uso o goce de la cosa: Si por caso fortuito o fuerza
mayor, el locatario se ve impedido de usar o gozar de la cosa, o ésta no puede servir para el
objeto de la convención, puede pedir la rescisión del contrato, o la cesación del pago del
precio por el tiempo que no pueda usar o gozar de la cosa. Si el caso fortuito no afecta a la
cosa misma, sus obligaciones continúan como antes.

ARTÍCULO 1204. Pérdida de luminosidad del inmueble: La pérdida de luminosidad del


inmueble urbano por construcciones en las fincas vecinas, no autoriza al locatario a solicitar la
reducción del precio ni a resolver el contrato, excepto que medie dolo del locador.

Obligaciones del locatario


ARTÍCULO 1205. Prohibición de variar el destino: El locatario puede usar y gozar de la
cosa conforme a derecho y exclusivamente para el destino correspondiente. No puede
variarlo aunque ello no cause perjuicio al locador.
El locatario, como contraprestación por el canon que abona, tiene derecho a ejercer el uso y
goce otorgados. Las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, pueden determinar el
uso y goce, el destino en sí, y sus límites. Si no lo hicieran, la obligación consistirá en respetar
el destino que corresponda según las reglas del art 1194 CC yC.
ARTÍCULO 1206. Conservar la cosa en buen estado. Destrucción: El locatario debe
mantener la cosa y conservarla en el estado en que la recibió. No cumple con esta obligación
si la abandona sin dejar quien haga sus veces.
Responde por cualquier deterioro causado a la cosa, incluso por visitantes ocasionales, pero
no por acción del locador o sus dependientes; asimismo responde por la destrucción de la
cosa por incendio no originado en caso fortuito.

57
ARTÍCULO 1207. Mantener la cosa en buen estado. Reparaciones:
Si la cosa es mueble, el locatario tiene a su cargo el gasto de su conservación y las mejoras
de mero mantenimiento; y sólo éstas si es inmueble.
Si es urgente realizar reparaciones necesarias puede efectuarlas a costa del locador dándole
aviso previo.
El locatario de cosas muebles tiene a su cargo los gastos de conservación y las mejoras de
mero mantenimiento. Los primeros son los inherentes a la conservación ordinaria, que no
importan reparaciones, sino los gastos de cuidado sobre la cosa. Los segundos están
definidos en el art. 1934, inc. C, CC yC: los identifica como la reparación de deterioros
menores originados por el uso ordinario de la cosa.
Debe señalarse que lo expresado en el punto anterior es exactamente aplicable a las
locaciones inmobiliarias, con una sola y precisa excepción: en este supuesto la obligación de
conservación, con todos los efectos y requisitos que se describiera, solamente alcanzará a las
mejoras de mero mantenimiento.
En todas las situaciones, nada obsta a que las partes pacten soluciones diversas a las
planteadas, por imperio de la autonomía de la voluntad. Esta norma es de carácter supletorio.
ARTÍCULO 1208. Pagar el canon convenido: La prestación dineraria a cargo del locatario
se integra con el precio de la locación y toda otra prestación de pago periódico asumida
convencionalmente por el locatario. Para su cobro se concede vía ejecutiva.
A falta de convención, el pago debe ser hecho por anticipado: si la cosa es mueble, de
contado; y si es inmueble, por período mensual.
El canon es la prestación dineraria integral del locatario a favor del locador. Constituye la
prestación esencial del locatario en el contrato. Define la bilateralidad del vínculo (art. 966 CC
yC). El canon comprende el precio de la locación y además toda otra prestación de pago
periódico que corresponda afrontar respecto de la cosa locada (impuestos, expensas, etc.), si
se conviene su pago por el arrendatario. De lo contrario, el canon se limitará al monto de
dinero representativo, en términos contra-prestacionales, del derecho al uso y goce de la cosa
otorgados y a las relacionadas con ese ejercicio (pago de suministro de energía eléctrica,
telefonía, suministro de gas, etc.)
Al ser precio, al canon se aplican supletoriamente, sobre sus requisitos y validez, las reglas de
la compraventa en la materia (art. 1133 CC yC y ss.).
ARTÍCULO 1209. Pagar cargas y contribuciones por la actividad: El locatario tiene a su
cargo el pago de las cargas y contribuciones que se originen en el destino que dé a la cosa
locada.
No tiene a su cargo el pago de las que graven la cosa, excepto pacto en contrario.
Por un lado, es muy probable que en gran variedad de locaciones la actividad desarrollada
con o en la cosa arrendada requiera del sostenimiento de ciertos servicios, cargas, y afrontar
contribuciones que permitan la utilización de la cosa de modo idóneo para el destino previsto.
En este marco, resulta ajustado y coherente que sea el locatario, como destinatario y
beneficiario de la actividad, quien quede obligado al pago de tales erogaciones.
Por el contrario, si las obligaciones sobre la cosa encuentran su fundamento legal en
imposiciones que gravan directamente la cosa, independientemente del destino otorgado al
locatario, será el locador quien deba afrontarlas.
ARTÍCULO 1210. Restituir la cosa: El locatario, al concluir el contrato, debe restituir al
locador la cosa en el estado en que la recibió, excepto los deterioros provenientes del mero
transcurso del tiempo y el uso regular.

58
También debe entregarle las constancias de los pagos que efectuó en razón de la relación
locativa y que resulten atinentes a la cosa o a los servicios que tenga.
La obligación de restitución a cargo del locatario es consecuencia directa e inevitable de la
extinción del contrato de locación.

Régimen de mejoras
ARTÍCULO 1211. Regla: El locatario puede realizar mejoras en la cosa locada, excepto que
esté prohibido en el contrato, alteren la substancia o forma de la cosa, o haya sido interpelado
a restituirla.
No tiene derecho a reclamar el pago de mejoras útiles y de mero lujo o suntuarias, pero, si
son mejoras necesarias, puede reclamar su valor al locador.
ARTÍCULO 1212. Violación al régimen de mejoras: La realización de mejoras prohibidas en
el artículo 1211 viola la obligación de conservar la cosa en el estado en que se recibió.
Esta vulneración será considerada como un incumplimiento a la obligación del locatario de
conservar la cosa en el estado en que la recibió (art. 1206 CC yC), habilitando al locador, si la
gravedad del incumplimiento lo justifica, a resolver el contrato (art. 1219, inc. b, CC yC).

Incumplimiento: art 1222

Cesión y sublocación
ARTÍCULO 1213. Cesión: El locatario sólo puede ceder su posición contractual en los
términos previstos en los artículos 1636 y siguientes. La cesión que no reúna tales requisitos
viola la prohibición de variar el destino de la cosa locada.
La prohibición contractual de ceder importa la de sublocar y viceversa.
Se considera cesión a la sublocación de toda la cosa.
La locación de cosas está sujeta, comúnmente, a dos fenómenos negociales que se
incorporan de manera trascendente, ya que no solamente modifican en cierta medida la
estructura original del acuerdo, sino que incorporan a personas que inicialmente no eran
partes ni interesados en el contrato y sus efectos. Son los casos de cesión y de sublocación
del contrato. En el primero, el locatario transmite su posición contractual a un tercero, que la
asume y que desplaza así al arrendatario original. Su fuente es contractual.
En el caso de la sublocación, el locatario, como sublocador, cede parcialmente el uso y goce
de la cosa a quien se incorpora en una relación contractual con este: sublocatario.
El sublocatario, como contraprestación, se obliga a abonarle al primero un precio. Así, el
contrato de locación original no sufre ningún cambio en cuanto a sus efectos y las partes que
originalmente lo celebraron, por lo que el tercero que se integra lo hace a partir de un nuevo
contrato, supeditado al esquema regulatorio del primero.
En el caso de la cesión, el CC yC habilita la posibilidad de que el locatario ceda su posición
contractual siempre y cuando lo haga dentro de los parámetros del art. 1636 CC yC. Por lo
tanto, la cesión estará permitida siempre y cuando el locador la consienta antes,
simultáneamente, o después de celebrada. La violación a esta disposición torna inoponible la
cesión al locador, y lo habilita a reclamar la resolución del contrato (art. 1219, inc. a, CC yC)
por incumplimiento en la obligación de mantener el destino de la cosa locada (art. 1205 CC

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yC), sin perjuicio de los derechos y acciones que se reconocen en la relación entre cedente y
cesionario (arts. 1637 CCyC y ss.).

“La deuda es la mercancía”. Galgano


Antes no se podía ceder. Hoy si
3ero Cedente cesionario.

Hoy tiene multiplicidad de hipó tesis:


> Cesió n de derechos tradicional. Arts. entre 1614 y 1631
> Cesió n de deudas. Arts. entre 1632 y 1635
> Cesió n de la posició n contractual. Art. 1214. Arts. 1636 a 1640
> Cesió n de derechos hereditarios. Arts. 2302 a 2309
> Cesió n de derechos intelectuales/licencias.

Funció n econó mica: cambio, garantía, financiamiento. Factoring: cuando autoriza a las entidades
financieras a otorgar anticipos sobre créditos provenientes de ventas, adquirirlos, asumir riesgos,
gestionar su cobro y prestar asistencia técnica y administrativa.

ARTÍCULO 1214. Sublocación: El locatario puede dar en sublocación parte de la cosa


locada, si no hay pacto en contrario. Para ello debe comunicar al locador, por medio
fehaciente, su intención de sublocar e indicarle el nombre y domicilio de la persona con quien
se propone contratar, y el destino que el sublocatario asignará a la cosa.
El locador sólo puede oponerse por medio fehaciente, dentro del plazo de diez días de
notificado. El silencio del locador importa su conformidad con la sublocación propuesta.
La sublocación contratada pese la oposición del locador, o con apartamiento de los términos
que se le comunicaron, viola la prohibición de variar el destino de la cosa locada.

ARTÍCULO 1215. Relaciones entre sublocador y sublocatario: Entre sublocador y


sublocatario rigen las normas previstas en el contrato respectivo y las de este Capítulo. Está
implícita la cláusula de usar y gozar de la cosa sin transgredir el contrato principal.

ARTÍCULO 1216. Acciones directas: Sin perjuicio de sus derechos respecto al locatario, el
locador tiene acción directa contra el sublocatario para cobrar el alquiler adeudado por el
locatario, en la medida de la deuda del sublocatario. También puede exigir de éste el
cumplimiento de las obligaciones que la sublocación le impone, inclusive el resarcimiento de
los daños causados por uso indebido de la cosa.
Recíprocamente, el sublocatario tiene acción directa contra el locador para obtener a su favor
el cumplimiento de las obligaciones asumidas en el contrato de locación.
La conclusión de la locación determina la cesación del subarriendo, excepto que se haya
producido por confusión.
El contrato de sublocación queda supeditado en su vigencia a la del contrato de locación
original, siempre. En consecuencia, la extinción de este último por cualquier motivo se
propagará a la sublocación. Así lo dispone este artículo en su última parte y constituye una

60
consecuencia inevitable derivada de la relación de subordinación que existe entre ambos
contratos.
Ahora bien, si el contrato de locación original se extingue por confusión en la persona del
locador y el locatario, es decir, si por alguna circunstancia jurídica, por ejemplo, el locatario
llegara a convertirse en dueño de la cosa, no hay argumento válido para pretender la extinción
del contrato de sublocación. Debe entenderse, al respecto, que en este último caso no
quedarían afectados los derechos del locador original, que habría quedado totalmente
desinteresado respecto de la relación locativa por la transmisión dominial de la cosa operada
a favor del locatario. Por lo tanto, el efecto de esta confusión consistirá en que el contrato de
locación original se extinga, y el contrato de sublocación permanezca vigente como contrato
de locación autónomo.

Extinción
ARTÍCULO 1217. Extinción de la locación: Son modos especiales de extinción de la
locación:
a) el cumplimiento del plazo convenido, o requerimiento previsto en el artículo 1218, según el
caso;
b) la resolución anticipada.
La extinción contractual en el caso de la locación supone el cese del derecho a usar y gozar
de la cosa por parte del locatario, y la obligación de restituir la cosa al locador, principalmente.
Este artículo enumera los casos que califica como especiales, que no son otros que los
modos normales de extinción del contrato.

ARTÍCULO 1218. Continuación de la locación concluida: Si vence el plazo convenido o el


plazo mínimo legal en ausencia de convención, y el locatario continúa en la tenencia de la
cosa, no hay tácita reconducción, sino la continuación de la locación en los mismos términos
contratados, hasta que cualquiera de las partes dé por concluido el contrato mediante
comunicación fehaciente.
La recepción de pagos durante la continuación de la locación no altera lo dispuesto en el
primer párrafo.
Es probable que en una relación locativa, alcanzado el plazo pactado, y sin manifestación
expresa, pacto de prórroga o renovación del contrato, el locatario continúe ejerciendo luego de
ese término la tenencia de la cosa arrendada. Es también usual que esa permanencia o
extensión temporal de la tenencia, más allá del plazo inicialmente pactado, cuente con la
anuencia o pasividad del locador. Sumado a ello, este último podría también seguir
percibiendo los cánones locativos de acuerdo a lo acordado en el contrato original. Es este el
cuadro de situación que regula el presente artículo y sus efectos.

ARTÍCULO 1219. Resolución imputable al locatario: El locador puede resolver el contrato:


a) por cambio de destino o uso irregular en los términos del artículo 1205;
b) por falta de conservación de la cosa locada, o su abandono sin dejar quien haga sus veces;
c) por falta de pago de la prestación dineraria convenida, durante dos períodos consecutivos.
Aun cuando el artículo no menciona específicamente el mecanismo o procedimiento para que
el locador obtenga la resolución, se aplican las normas generales relativas a esta modalidad
de extinción para los contratos para todos los casos en general (arts. 1083 CC Y y ss.), y un

61
procedimiento especial para los casos del art. 1219, inc. c, CC yC, cuando el destino de la
locación es habitacional (arts. 1222 y 1223 CC yC).

ARTÍCULO 1220. Resolución imputable al locador: El locatario puede resolver el contrato


si el locador incumple:
a) la obligación de conservar la cosa con aptitud para el uso y goce convenido;
b) la garantía de evicción o la de vicios redhibitorios.
Las obligaciones que asume el locador también encuentran su sanción ante el incumplimiento,
a partir del mecanismo resolutorio que se reconoce a favor del locatario.
Al igual de lo que se había señalado en el análisis del artículo anterior, la norma no incluye en
su texto el mecanismo operativo para que el locatario obtenga la resolución.
Por ello, deberán aplicarse las reglas generales para los contratos. Así, en el caso del art.
1220, inc. A, el procedimiento para alcanzar el efecto resolutorio es el que disponen los arts.
1083 CC yC y ss., y para el supuesto del art. 1220, inc. B, las disposiciones del art. 1049 CC
yC cuando se trate de incumplimiento en la garantía de evicción, y los arts. 1056, inc. A, y
1058 CC yC para los vicios ocultos.

ARTÍCULO 1221. Resolución anticipada: El contrato de locación puede ser resuelto


anticipadamente por el locatario:
a) si la cosa locada es un inmueble y han transcurrido seis meses de contrato, debiendo
notificar en forma fehaciente su decisión al locador. Si hace uso de la opción resolutoria en el
primer año de vigencia de la relación locativa, debe abonar al locador, en concepto de
indemnización, la suma equivalente a un mes y medio de alquiler al momento de desocupar el
inmueble y la de un mes si la opción se ejercita transcurrido dicho lapso;
b) en los casos del artículo 1199, debiendo abonar al locador el equivalente a dos meses de
alquiler.
Si bien las partes contratan motivadas por intereses que requieren de equivalencia en su
dimensión económica y jurídica, la ley no necesariamente reconoce en todos los casos los
mismos derechos, ya no por un tratamiento arbitrario y desigual, sino en respuesta a la
especialidad de los intereses involucrados. Es por ello que la norma habilita al locatario una
vía extraordinaria de resolución sin vinculación con ningún modo de incumplimiento, sino con
su voluntad expresada y jurídicamente relevante en términos unilaterales.
Esta norma es supletoria. Las partes pueden modificar mediante cláusula expresa los
alcances, requisitos y efectos de esta facultad, siempre y cuando el acuerdo no torne más
perjudicial para el locatario el ejercicio de la facultad o los efectos de ella.

Efectos de la extinción
ARTÍCULO 1222. Intimación de pago: Si el destino es habitacional, previamente a la
demanda de desalojo por falta de pago de alquileres, el locador debe intimar fehacientemente
al locatario el pago de la cantidad debida, otorgando para ello un plazo que nunca debe ser
inferior a diez días corridos contados a partir de la recepción de la intimación, consignando el
lugar de pago.
La intimación regulada tiene por finalidad la producción de dos efectos jurídicos excluyentes:
por un lado, al ser una intimación de pago, con los requisitos que la norma dispone, si se
verifica dentro del plazo estipulado, el efecto es paralizante de la pretensión resolutoria y del
desalojo. El contrato continuará su curso normal. En cambio, si cumplida la intimación y

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transcurrido el plazo el locatario no abona lo adeudado, quedará expedita para el locador la
acción de desalojo, considerándose así resuelto el contrato.

ARTÍCULO 1223. Desalojo: Al extinguirse la locación debe restituirse la tenencia de la cosa


locada.
El procedimiento previsto en este Código para la cláusula resolutoria implícita no se aplica a
la demanda de desalojo por las causas de los artículos 1217 y 1219, inciso c).
El plazo de ejecución de la sentencia de desalojo no puede ser menor a diez días.
La extinción del contrato, por cualquier evento, hace exigible la obligación del locatario de
restituir la tenencia de la cosa arrendada. Si esto no ocurre, el locador tendrá derecho a iniciar
la acción de desalojo, que tiene por finalidad que el juez, por imperio legal, ordene la
desocupación total del inmueble y su entrega al locador.

ARTÍCULO 1224. Facultades sobre las mejoras útiles o suntuarias: El locatario puede
retirar la mejora útil o suntuaria al concluir la locación; pero no puede hacerlo si acordó que
quede en beneficio de la cosa, si de la separación se sigue daño para ella, o separarla no le
ocasiona provecho alguno.
El locador puede adquirir la mejora hecha en violación a una prohibición contractual, pagando
el mayor valor que adquirió la cosa.

ARTÍCULO 1225. Caducidad de la fianza. Renovación: Las obligaciones del fiador cesan
automáticamente al vencimiento del plazo de la locación, excepto la que derive de la no
restitución en tiempo del inmueble locado.
Se exige el consentimiento expreso del fiador para obligarse en la renovación o prórroga
expresa o tácita, una vez vencido el plazo del contrato de locación.
Es nula toda disposición anticipada que extienda la fianza, sea simple, solidaria como
codeudor o principal pagador, del contrato de locación original.
El fiador, que se incorpora como tal en el marco de un contrato de locación para garantizar
personalmente el cumplimiento de las obligaciones asumidas por el locatario, cesa
automáticamente cuando el plazo locativo vence. Esta es la regla general.
No se extingue la fianza si la falta de restitución del inmueble en su debido tiempo es producto
del incumplimiento del locatario, si así se hubiera pactado. Es decir, la situación excepcional
se explica porque no se configura un caso de prórroga o anuencia del locador en la ocupación
del inmueble más allá de la vigencia original.
Si las partes del contrato de locación prorrogaran expresa o tácitamente la vigencia del
contrato, o lo renovaran, la norma indica que será necesario el consentimiento expreso del
fiador para que quede obligado por el nuevo periodo contractual. Vale resaltar que la
exigencia del carácter “expreso” debe interpretarse como “hecho por escrito”, aun en el
supuesto de que la prórroga sea tácita.

ARTÍCULO 1226. Facultad de retención: El ejercicio del derecho de retención por el


locatario lo faculta a percibir los frutos naturales que la cosa produzca. Si lo hace, al momento
de la percepción debe compensar ese valor con la suma que le es debida.
El marco de aplicación del artículo se ubica en las situaciones en las que, extinguido el
contrato en su vigencia, se le reconoce excepcionalmente al locatario la facultad para eximirse
temporalmente de la obligación de restituir la cosa, reteniéndola y con el derecho a percibir y

63
hacer suyos los frutos que ella produzca. Para ello, debe haberse verificado la existencia de
un crédito líquido y exigible a favor del arrendatario cuya suma el locador no hubiera
cancelado. En ese escenario, se habilita al locatario a imputar la percepción de esos frutos a
la deuda pendiente de ser cancelada por el locador.

Efectos:
 E/ partes: responsabilidad por evicció n. 1628
 Con relació n a terceros.

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UNIDAD VIII. CONTRATO DE OBRA Y CONTRATO DE SERVICIOS (contratos de cambio)
Disposiciones comunes a las obras y a los servicios
ARTÍCULO 1251. Definición: Hay contrato de obra o de servicios cuando una persona,
según el caso el contratista o el prestador de servicios, actuando independientemente, se
obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar una obra material o intelectual o a proveer
un servicio mediante una retribución.
El contrato es gratuito si las partes así lo pactan o cuando por las circunstancias del caso
puede presumirse la intención de beneficiar.

Partes
Contratista o prestador – comitente

Elementos tipificantes
a) La ejecución independiente o autónoma de una obra –material o intelectual-, o de un
servicio o actividad.
b) El pago, de una retribución.

Caracteres
Bilateral, oneroso o gratuito, no formal, nominado y de duración. Cuando se convienen
onerosos, se presentan como conmutativos, aunque nada impide que se pacte su
aleatoriedad.

Distinciones
Ha sido tema de discusión doctrinaria y judicial la diferenciación entre los contratos de obra,
servicios y trabajo. A estos efectos, el artículo 1252 explicita criterios legales.

ARTÍCULO 1252. Calificación del contrato: Si hay duda sobre la calificación del contrato, se
entiende que hay contrato de servicios cuando la obligación de hacer consiste en realizar
cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera que el contrato es de obra cuando
se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible de entrega.
Los servicios prestados en relación de dependencia se rigen por las normas del derecho
laboral.
Las disposiciones de este Capítulo se integran con las reglas específicas que resulten
aplicables a servicios u obras especialmente regulados.
La obra y los servicios solo pueden considerarse como tales, siempre que el contratista o
prestador actúen con independencia o autonomía. La dependencia constituye la nota
tipificante de la relación laboral, y debe ser económica, jurídica y técnica, lo que da cuenta del
carácter alimentario de la retribución, la necesidad de que la labor se encuentre sujeta a la
dirección del empleador, y ajustada a una metodología o sistema de prestación. Para tal
calificación, se juzga relevante la ley de contrato de trabajo. De este modo, el CCyC reconoce
el orden público que protege a los trabajadores.

La pauta de distinción que caracteriza al contrato de servicios no puede dejar de


correlacionarse con lo dispuesto en el art. 774 CCyC que, en materia de obligaciones de
hacer, define los supuestos de prestación de servicio.
Es así que la prestación de un servicio puede consistir en:

65
a) realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito;
b) procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia;
c) proporcionar al acreedor el resultado eficaz prometido.
En los “Fundamentos”, se indica que el servicio es un hacer con un valor específico y no un
dar. En tanto que, desde el punto de vista económico, el servicio es todo lo que brinda una
función intangible al adquirente, que no incluye un producto.
Se caracteriza al servicio como una actividad intangible que involucra una obligación de hacer
y, desde el punto de vista del receptor, dicha actividad se agota con el consumo inicial y
desaparece.

En los “Fundamentos”, se expone que la obra consiste en un trabajo determinado. Se indica


que en el contrato de obra se contrata la utilidad de la persona y no a la persona en cuanto es
útil, de allí que esta no resulte relevante y sea sustituible, salvo en los casos en los que el
contrato haya tenido el carácter intuitu personae (art. 1024 CCyC).
A diferencia del servicio que es intangible y desaparece al primer consumo, la obra debe
contar con la posibilidad de ser reproducida con independencia de su autor.

ARTÍCULO 1253. Medios utilizados: A falta de ajuste sobre el modo de hacer la obra, el
contratista o prestador de los servicios elige libremente los medios de ejecución del contrato.
Este artículo debe ser interpretado en forma armónica con lo dispuesto en el art. 1256, inc. a,
CCyC, que establece, entre las obligaciones del contratista o prestador de servicios, que
deberá ejecutar el contrato conforme a los conocimientos razonablemente requeridos al
tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica correspondiente a la actividad
desarrollada.
Es decir que la discrecionalidad técnica prevista en este artículo, y que configura la regla a
seguir a falta de instrucciones precisas por parte del comitente para la realización de la obra o
la prestación del servicio, encuentra su límite y marco en los conocimientos propios de cada
actividad en función del arte, la ciencia y la técnica.

ARTÍCULO 1254. Cooperación de terceros: El contratista o prestador de servicios puede


valerse de terceros para ejecutar el servicio, excepto que de lo estipulado o de la índole de la
obligación resulte que fue elegido por sus cualidades para realizarlo personalmente en todo o
en parte. En cualquier caso, conserva la dirección y la responsabilidad de la ejecución.
Esta cooperación podrá darse mediante la incorporación de dependientes, o a través de otros
contratistas o prestadores autónomos, en este último caso, mediante el mecanismo dela
subcontratación. “El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el subcontratante crea
a favor del subcontratado una nueva posición contractual derivada de la que aquél tiene en el
contrato principal.”
Surge con claridad del artículo que, aun cuando se hable de un nuevo contrato, este es
derivación de otro principal, del que resulta accesorio; por lo que el subcontrato subsiste y es
eficaz en tanto lo sea el contrato base. Se trata de una suerte de desprendimiento del contrato
base que no debe confundirse con la cesión de posición contractual regulada en los arts. 1636
a 1640 CCyC.
No podrá subcontratarse cuando se trate de una obligación intuitu personae, o se haya
prohibido por cláusula contractual.

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Efectos: obligaciones entre las partes del contrato principal y el accesorio
ARTÍCULO 1071. Acciones del subcontratado: El subcontratado dispone:
a) de las acciones emergentes del subcontrato, contra el subcontratante;
b) de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del contrato
principal, en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obligaciones de éste
respecto del subcontratante. Estas acciones directas se rigen por lo dispuesto en los artículos
736, 737 y 738.
ARTÍCULO 1072. Acciones de la parte que no ha celebrado el subcontrato: La parte que
no ha celebrado el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes
del contrato principal.
Dispone también de las que corresponden al subcontratante contra el subcontratado, y puede
ejercerlas en nombre e interés propio.

ARTÍCULO 1255. Precio: El precio se determina por el contrato, la ley, los usos o, en su
defecto, por decisión judicial.
Las leyes arancelarias no pueden cercenar la facultad de las partes de determinar el precio de
las obras o de los servicios. Cuando dicho precio debe ser establecido judicialmente sobre la
base de la aplicación de dichas leyes, su determinación debe adecuarse a la labor cumplida
por el prestador. Si la aplicación estricta de los aranceles locales conduce a una evidente e
injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida,
el juez puede fijar equitativamente la retribución.
Si la obra o el servicio se ha contratado por un precio global o por una unidad de medida,
ninguna de las partes puede pretender la modificación del precio total o de la unidad de
medida, respectivamente, con fundamento en que la obra, el servicio o la unidad exige menos
o más trabajo o que su costo es menor o mayor al previsto, excepto lo dispuesto en el artículo
1091.
El precio es la contraprestación a cargo del comitente que, por lo general, se encuentra
pactada en el contrato. En caso, que ello no ocurra, puede surgir de la ley, de los usos, o en
su defecto, ser determinado judicialmente.
En esta materia, en el segundo párrafo de la norma, se consagra el principio de libre
determinación del precio en cabeza de los contratantes, en tanto se establece que las leyes
arancelarias no pueden cercenar la facultad de las partes de determinar el precio de la obra o
de los servicios. Ello podría traer más de un inconveniente interpretativo, y así ha sido
expresado por la doctrina, en tanto en la mayoría de las actividades profesionales colegiadas
rigen normas arancelarias que establecen las pautas a fin de la determinación de los
aranceles.
El tercer párrafo de la norma regula la determinación del precio de dos modalidades distintas
de contratación que se incorporan al sistema civil en el art. 1262 CC yC referido a los
sistemas de contratación de obra.
Dichas modalidades de contratación de la obra o servicios son el sistema de retribución global
y el de unidad de medida y, para ambos casos, se acuerda la misma solución o regla general.
Las partes no podrán pretender la modificación del precio determinado (sea ya el total o el
establecido por ítem o unidad) con fundamento en que la obra, el servicio o la unidad exige
menos o más trabajo, o que su costo es menor o mayor al previsto.
La única excepción a la regla general señalada que la norma prevé es que se configure el
supuesto de imprevisión regulado en el art. 1091 CC yC, a cuyo comentario cabe remitirse.

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Efectos del contrato: obligaciones de las partes
ARTÍCULO 1256. Obligaciones del contratista y del prestador: El contratista o prestador
de servicios está obligado a:
a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones contractuales y a los conocimientos
razonablemente requeridos al tiempo de su realización por el arte, la ciencia y la técnica
correspondientes a la actividad desarrollada;
b) informar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumplimiento de la obligación
comprometida;
c) proveer los materiales adecuados que son necesarios para la ejecución de la obra o del
servicio, excepto que algo distinto se haya pactado o resulte de los usos;
d) usar diligentemente los materiales provistos por el comitente e informarle inmediatamente
en caso de que esos materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador
debiese conocer;
e) ejecutar la obra o el servicio en el tiempo convenido o, en su defecto, en el que
razonablemente corresponda según su índole.

ARTÍCULO 1257. Obligaciones del comitente: El comitente está obligado a:


a) pagar la retribución;
b) proporcionar al contratista o al prestador la colaboración necesaria, conforme a las
características de la obra o del servicio;
c) recibir la obra si fue ejecutada conforme a lo dispuesto en el artículo 1256.

ARTÍCULO 1258. Riesgos de la contratación: Si los bienes necesarios para la ejecución de


la obra o del servicio perecen por fuerza mayor, la pérdida la soporta la parte que debía
proveerlos.
En este artículo se aplica el principio general por el cual se entiende que las cosas se pierden
para su dueño.

Conclusión del contrato


Las normas de la teoría general del contrato admiten que el contrato de obras y servicios
pueda extinguirse por rescisión bilateral, o por declaración de una de las partes, lo que ocurre
en la rescisión unilateral y en la resolución, en especial por incumplimiento, por frustración del
fin del contrato, e imprevisión. Por lo demás, el CCyC consagra reglas comunes para ciertas
causales que pueden provocar la extinción de los contratos de obra y servicios.
ARTÍCULO 1259. Muerte del comitente: La muerte del comitente no extingue el contrato,
excepto que haga imposible o inútil la ejecución.
La regla que establece este artículo es que la muerte del comitente no extingue el contrato en
tanto este puede ser continuado por sus herederos si se encuentran interesados en su
conclusión; en tal caso, deberán cumplir con las obligaciones contempladas en el art. 1257
CC yC.
Se trata de dos supuestos diferentes:
a) La imposibilidad debe referirse a la prestación del servicio o la realización de la obra, lo
que podrá suceder en aquellos supuestos en los cuales las condiciones personales del
comitente resultaren, por las circunstancias, relevantes para ello.

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b) La inutilidad de la prestación, parece reenviar al instituto de la frustración del fin del
contrato, previsto en el art. 1091. Dicha situación ocurre cuando media una alteración
de carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de la celebración
del contrato, ajena a las partes y que supera el riego asumido por la parte que es
afectada.

ARTÍCULO 1260. Muerte del contratista o prestador: La muerte del contratista o prestador
extingue el contrato, excepto que el comitente acuerde continuarlo con los herederos de
aquél. En caso de extinción, el comitente debe pagar el costo de los materiales aprovechables
y el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido.
La regla que establece este artículo es que la muerte del contratista o prestador extingue el
contrato y ello es así por cuanto para la contratación se tuvieron en cuenta sus características
personales y, ante su muerte, no hay interés en proseguir su ejecución.
En caso de configurarse esta regla general, se opera la extinción del contrato y, en tal caso, el
comitente deberá abonar a los herederos del contratista o prestador:
a) el costo de los materiales aprovechables;
b) el valor de la parte realizada en proporción al precio total convenido.
En cuanto al acápite a, por “materiales aprovechables” deberá entenderse que son los
materiales ya comprados y que le van a servir al comitente para continuar su obra. Respecto
del apartado b, si se trata de la prestación de un servicio, el comitente deberá abonar los
honorarios que pudiere haberle correspondido al prestador fallecido por la parte del servicio
cumplido
En forma excepcional, se contempla la continuación del contrato para el caso de así haberlo
acordado el comitente con los herederos del prestador o contratista y esta situación solo
habrá de configurarse en el caso de que el contrato no haya sido celebrado, teniendo en
cuenta las particulares condiciones personales del prestador o contratista. Es decir, cuando el
contrato no haya sido celebrado como intuitu personae.
En el nuevo régimen, se establece claramente que es preciso el acuerdo entre el comitente y
los herederos del prestador o contratista quienes, previo a que esto ocurra, deberán
manifestar su voluntad de continuar con el contrato y decir si se encuentran en condiciones de
poder dar cumplimiento con la obligación contraída por el fallecido. En el supuesto de que
esto sea así, el comitente no podrá negarse infundadamente a continuar la obra o el servicio
con los herederos.

ARTÍCULO 1261. Desistimiento unilateral: El comitente puede desistir del contrato por su
sola voluntad, aunque la ejecución haya comenzado; pero debe indemnizar al prestador todos
los gastos y trabajos realizados y la utilidad que hubiera podido obtener. El juez puede reducir
equitativamente la utilidad si la aplicación estricta de la norma conduce a una notoria
injusticia.

CONTRATO DE OBRA
ARTÍCULO 1262. Sistemas de contratación: La obra puede ser contratada por ajuste
alzado, también denominado “retribución global”, por unidad de medida, por coste y costas o
por cualquier otro sistema convenido por las partes. La contratación puede hacerse con o sin
provisión de materiales por el comitente. Si se trata de inmuebles, la obra puede realizarse en
terreno del comitente o de un tercero. Si nada se convino ni surge de los usos, se presume,

69
excepto prueba en contrario, que la obra fue contratada por ajuste alzado y que es el
contratista quien provee los materiales.
ARTÍCULO 1263. Retribución: Si la obra se contrata por el sistema de ejecución a coste y
costas, la retribución se determina sobre el valor de los materiales, de la mano de obra y de
otros gastos directos o indirectos.

De conformidad con lo establecido por el art. 1262 CC yC, en principio, las partes pueden
acordar para la ejecución de la obra cualquier sistema de contratación, o bien alguno de los
sistemas previstos en este artículo, que deben ser considerados supletorios de la voluntad de
las partes.
Los sistemas de contratación precisan el modo en el que se van a relacionar el comitente con
el contratista en cuanto al presupuesto y al pago de la ejecución de la obra.
Los sistemas contemplados por el artículo en comentario son:
a) por ajuste alzado o por “retribución global”. Conforme este sistema, en el presupuesto se
establece el precio final de la obra que será invariable y el contratista —que debe realizar un
exhaustivo estudio de la obra— se compromete a realizarla por el precio total estipulado.
Este sistema es el más común de todos y obedece a la experiencia ordinaria según la cual se
entiende que es el contratista quien cuenta con formación y experiencia, lo que le permite
analizar la obra a ejecutar y calcular su precio teniendo en cuenta las posibles fluctuaciones
que pudieran presentarse en cuanto al valor de los materiales y de la mano de obra.
Dada la generalidad de esta modalidad de contratación, es que en el último párrafo del art.
1262 CCyC se presume que, a falta de convención entre las partes o cuando ello no surja de
los usos, la obra fue contratada por ajuste alzado. Esta presunción admite la producción de
prueba en contrario.
El contratista soporta una pluralidad de riesgos, en especial, las variaciones del precio, que le
impiden peticionar ajustes por ellos; los costos de la obra no suficientemente aclarados; y las
mayores cantidades de unidades construidas en el exceso. Por el contrario, el contratista no
asume el riesgo que deriva de la imprevisión.
Aunque el texto da cuenta de su especie más pura y rigurosa –el ajuste alzado absoluto-, la
libertad de contratación admite que pueda convenirse bajo el formato del ajuste alzado relativo
que comprende aquellos contratos en los que pueden presentarse variadas situaciones, tales
como, reconocer la facultad de introducir modificaciones durante la ejecución de la obra con la
consecuente variación del precio; el aumento o rebaja de este en caso de que las cantidades
ejecutadas sean respectivamente superiores o inferiores a las pactadas; o la admisión de
alteraciones de la retribución dentro de ciertos límites expresamente determinados.
b) por unidad de medida. Según este sistema, la obra se fracciona en ítems o etapas. Las
etapas se designan, se calculan y a cada una de ellas se les asigna un costo. La suma total
del costo de cada una de las etapas constituye el precio de la obra. También puede ocurrir,
bajo esta modalidad, que el precio sea fijado en función de los ítems ejecutados. Este sistema
de contratación debe complementarse con lo dispuesto por el art. 1266 CCyC, que establece
diferentes pautas para los casos en que se haya designado o no el número de piezas o la
medida total (que permite diferenciar dos sistemas: la unidad de medida simple o la unidad de
medida total o global).
c) por coste y costas. Retribución. En este sistema de contratación, se le asigna a la obra un
precio estimativo que solo servirá de referencia para apreciar la magnitud de la obra. De

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manera tal que el precio no resulta fijo y el contratista podrá reajustarlo de acuerdo a las
modificaciones que experimenten los valores de los materiales y de la mano de obra.
Conforme lo establece el art. 1263 CCyC, la retribución del contratista si la obra se contrata
por el sistema de ejecución a coste y costas, estará integrada por el valor de:
i) los materiales;
ii) la mano de obra;
iii) otros gastos directos e indirectos.
De manera tal que no se trata de una retribución determinada sino determinable, y comprende
dos rubros, el coste y las costas, que constituirán el precio final de la obra.
El coste está compuesto por los gastos directos e indirectos que puede ocasionar la ejecución
de la obra y que no integran la utilidad del empresario. En cambio, las costas son la utilidad
prevista por el contratista y están pactadas, generalmente, en una suma fija o en un
porcentaje.

ARTÍCULO 1264. Variaciones del proyecto convenido: Cualquiera sea el sistema de


contratación, el contratista no puede variar el proyecto ya aceptado sin autorización escrita del
comitente, excepto que las modificaciones sean necesarias para ejecutar la obra conforme a
las reglas del arte y no hubiesen podido ser previstas al momento de la contratación; la
necesidad de tales modificaciones debe ser comunicada inmediatamente al comitente con
indicación de su costo estimado. Si las variaciones implican un aumento superior a la quinta
parte del precio pactado, el comitente puede extinguirlo comunicando su decisión dentro del
plazo de diez días de haber conocido la necesidad de la modificación y su costo estimado.
El comitente puede introducir variantes al proyecto siempre que no impliquen cambiar
sustancialmente la naturaleza de la obra.
ARTÍCULO 1265. Diferencias de retribución surgidas de modificaciones autorizadas: A
falta de acuerdo, las diferencias de precio surgidas de las modificaciones autorizadas en este
Capítulo se fijan judicialmente.

ARTÍCULO 1266. Obra por pieza o medida: Si la obra fue pactada por pieza o medida sin
designación del número de piezas o de la medida total, el contrato puede ser extinguido por
cualquiera de los contratantes concluidas que sean las partes designadas como límite
mínimo, debiéndose las prestaciones correspondientes a la parte concluida.
Si se ha designado el número de piezas o la medida total, el contratista está obligado a
entregar la obra concluida y el comitente a pagar la retribución que resulte del total de las
unidades pactadas.
El artículo recepta con claridad la distinción conceptual sostenida por la doctrina entre el
contrato por unidad de medida simple y el stricto sensu o propiamente dicho.
Sistema por unidad de medida simple
En este sistema, se establece el precio por unidad pero no se indica la cantidad de unidades
que conforman el total de la obra. Bajo esta modalidad se establece que cualquiera de las
partes podrá resolver el contrato pagando las unidades trabajadas.
Así se establece, en el primer párrafo de este artículo, que el contrato puede ser extinguido
por cualquiera de los contratantes, una vez concluidas las partes designadas como límite
mínimo, debiéndose las prestaciones correspondientes a la parte terminada.
Sistema por unidad de medida propiamente dicho

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En este sistema, se establece la totalidad de unidades que integran la obra, es decir, se fija su
medida total, por lo que aquella deberá ser ejecutada en su totalidad. En este caso, resulta
obligación del contratista entregar la obra concluida y del comitente, pagar la retribución que
resulte del total de las unidades pactadas.
No se encuentra prevista ninguna posibilidad de extinguir el contrato dado que se ha pactado
finalizar la obra. La retribución total a pagar por el comitente, una vez concluida la obra, estará
integrada por la sumatoria de los precios acordados respecto de cada una de las unidades
pactadas.

ARTÍCULO 1267. Imposibilidad de ejecución de la prestación sin culpa: Si la ejecución


de una obra o su continuación se hace imposible por causa no imputable a ninguna de las
partes, el contrato se extingue. El contratista tiene derecho a obtener una compensación
equitativa por la tarea efectuada.
No debe mediar culpa de ninguna de las partes y la denominada “causa no imputable” deberá
implicar la ruptura cierta y concreta del nexo causal entre la actuación de la parte y el
incumplimiento.
No hay duda de que el precepto comprende los supuestos de imposibilidad material o física,
que, a su vez, puede ser objetiva o subjetiva, y también la imposibilidad jurídica, que es
aquella que surge del mismo ordenamiento legal.
Asimismo, debe ser insuperable, sobreviniente y definitiva. De manera tal de que si esta es
temporaria o transitoria, no dará lugar a la extinción del contrato sino a la prórroga de sus
efectos por el plazo equivalente al de la imposibilidad.

Destrucción o deterioro de la obra


ARTÍCULO 1268. Destrucción o deterioro de la obra por caso fortuito antes de la
entrega: La destrucción o el deterioro de una parte importante de la obra por caso fortuito
antes de haber sido recibida autoriza a cualquiera de las partes a dar por extinguido el
contrato, con los siguientes efectos:
a) si el contratista provee los materiales y la obra se realiza en inmueble del comitente, el
contratista tiene derecho a su valor y a una compensación equitativa por la tarea efectuada;
b) si la causa de la destrucción o del deterioro importante es la mala calidad o inadecuación
de los materiales, no se debe la remuneración pactada aunque el contratista haya advertido
oportunamente esa circunstancia al comitente;
c) si el comitente está en mora en la recepción al momento de la destrucción o del deterioro
de parte importante de la obra, debe la remuneración pactada.
Para que proceda el supuesto previsto en este artículo, deben darse los siguientes requisitos:
1) el deterioro o destrucción debe haber involucrado a la obra en su totalidad o a una parte
importante de ella;
2) debe constituir un caso fortuito;
3) debe ocurrir antes de la entrega y
4) la facultad para extinguir el contrato debe haber sido acordada por ambas partes.

ARTÍCULO 1269. Derecho a verificar: En todo momento, y siempre que no perjudique el


desarrollo de los trabajos, el comitente de una obra tiene derecho a verificar a su costa el
estado de avance, la calidad de los materiales utilizados y los trabajos efectuados.

72
ARTÍCULO 1270. Aceptación de la obra: La obra se considera aceptada cuando concurren
las circunstancias del artículo 747.
La aceptación es el acto jurídico unilateral no formal mediante el cual el comitente exterioriza,
de algún modo, su conformidad con la obra realizada por el contratista, y constituye el paso
previo a la recepción.
Habrá de considerarse aceptada la obra cuando concurren las circunstancias previstas en el
art. 747 CC yC, que regula la entrega de la cosa en materia de obligaciones de hacer.
El art. 747 CC yC, en primer término, establece que cualquiera de las partes tiene el derecho
de requerir la inspección de la cosa en el acto de su entrega.
Por su parte, y en cuanto a la recepción de la cosa por parte del comitente, establece que ello
hace presumir la inexistencia de vicios aparentes y la calidad adecuada de la cosa, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Código Civil y Comercial sobre la obligación de saneamiento —
arts. 1033 a 1043 CC yC—.
Si ocurre la recepción de la cosa, se presume la inexistencia de vicios aparentes —es decir,
de aquellos vicios que son de fácil comprobación— y que la cosa reviste una calidad
adecuada.
No obstante ello, se deja a salvo la obligación de saneamiento por parte de los obligados
enumerados en el art. 1033 CC yC, que son los siguientes:
a) el transmitente de bienes a título oneroso;
b) quien ha divido bienes con otros;
c) sus respectivos sucesores, si han efectuado la transferencia a título oneroso.
Los obligados son quienes deberán garantizar por vicios ocultos y por evicción (ver art. 1034
CC yC).
Los efectos derivados de la aceptación de la obra, de no mediar un plazo de gracia, están
contemplados en el art. 1272 CC yC siguiente, a cuyo comentario corresponde remitir.

ARTÍCULO 1271. Vicios o defectos y diferencias en la calidad: Las normas sobre vicios o
defectos se aplican a las diferencias en la calidad de la obra.
ARTÍCULO 1272. Plazos de garantía: Si se conviene o es de uso un plazo de garantía para
que el comitente verifique la obra o compruebe su funcionamiento, la recepción se considera
provisional y no hace presumir la aceptación.
Si se trata de vicios que no afectan la solidez ni hacen la obra impropia para su destino, no se
pactó un plazo de garantía ni es de uso otorgarlo, aceptada la obra, el contratista:
a) queda libre de responsabilidad por los vicios aparentes;
b) responde de los vicios o defectos no ostensibles al momento de la recepción, con la
extensión y en los plazos previstos para la garantía por vicios ocultos prevista en los
artículos 1054 y concordantes.

ARTÍCULO 1273. Obra en ruina o impropia para su destino: El constructor de una obra
realizada en inmueble destinada por su naturaleza a tener larga duración responde al
comitente y al adquirente de la obra por los daños que comprometen su solidez y por los que
la hacen impropia para su destino. El constructor sólo se libera si prueba la incidencia de una
causa ajena. No es causa ajena el vicio del suelo, aunque el terreno pertenezca al comitente
o a un tercero, ni el vicio de los materiales, aunque no sean provistos por el contratista.

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ARTÍCULO 1274. Extensión de la responsabilidad por obra en ruina o impropia para su
destino: La responsabilidad prevista en el artículo 1273 se extiende concurrentemente:
a) a toda persona que vende una obra que ella ha construido o ha hecho construir si hace de
esa actividad su profesión habitual;
b) a toda persona que, aunque actuando en calidad de mandatario del dueño de la obra,
cumple una misión semejante a la de un contratista;
c) según la causa del daño, al subcontratista, al proyectista, al director de la obra y a cualquier
otro profesional ligado al comitente por un contrato de obra de construcción referido a la obra
dañada o a cualquiera de sus partes.
En primer término, es preciso señalar que, como estaba previsto en el Código Civil, este
artículo se circunscribe a obras realizadas en inmuebles destinados, por su naturaleza, a tener
larga duración.
Es decir, que solo corresponde su aplicación para el supuesto de inmuebles, quedando en
consecuencia excluidas las cosas muebles y las obras destinadas a corta duración (ver art.
2564, inc. c, CC yC), salvo que ello haya sido previsto en alguna ley especial.
Del régimen normativo previsto en los arts. 1272 y 1273 CC yC, surge en forma clara que se
han distinguido los supuestos de ruina (daños que comprometan la solidez del inmueble y que
lo hagan impropio para su destino), de aquel propio de los defectos ocultos, respecto de los
cuales no se requiere que sean graves y por los que se responderá en orden a lo prescripto
para los vicios ocultos en el art. 1051 CC yC y ss.
En cuanto a quiénes resultan legitimados activos para reclamar en función de daños de tales
características, la norma indica al comitente y al adquirente, incorporando a este último en tal
carácter dado que en el régimen anterior no estaba expresamente previsto. Así, también se
encuentran legitimados activamente los sucesores universales y los singulares.
Respecto del legitimado pasivo, el art. 1273 CC yC solo hace mención del constructor de la
obra, al que deben incorporarse también como legitimados pasivos los indicados en el art.
1274 CC yC, El artículo indicado prescribe que todos estos sujetos responden en forma
concurrente y en cuanto a este tipo de obligaciones, cabe remitirse a lo prescripto en los arts.
850, 851 y 852 CC yC. Estos artículos, que integran la sección de “Obligaciones
concurrentes”, introducen esta nueva categoría obligacional que, aunque ya había sido
receptada por la doctrina y la jurisprudencia, no estaba incorporada en el régimen anterior.
El art. 850 CC yC define a las obligaciones concurrentes como aquellas en las que varios
deudores deben el mismo objeto en razón de causas diferentes. De conformidad con lo
establecido en el inc. a del art. 851 CC yC, el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno,
a varios o a todos los codeudores, simultánea o sucesivamente y el inc. b indica que el pago
realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros obligados concurrentes;
ello sin perjuicio del ejercicio de la acción de contribución en cabeza del deudor que paga la
deuda contra los otros obligados concurrentes (inc. h). Según la causa del daño, serán
responsables concurrentemente “el subcontratista, el proyectista, el director de la obra y
cualquier otro profesional ligado al comitente por un contrato de obra de construcción referido
a la obra dañada o a cualquiera de sus partes”, tal como lo prevé el inc. c del art. 1274 CC yC.
Es decir que, para eximirse de responsabilidad, los legitimados pasivos, deberán demostrar
que la causa del daño no les es atribuible

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ARTÍCULO 1275. Plazo de caducidad: Para que sea aplicable la responsabilidad prevista en
los artículos 1273 y 1274, el daño debe producirse dentro de los diez años de aceptada la
obra.

ARTÍCULO 1276. Nulidad de la cláusula de exclusión o limitación de la responsabilidad:


Toda cláusula que dispensa o limita la responsabilidad prevista para los daños que
comprometen la solidez de una obra realizada en inmueble destinada a larga duración o que
la hacen impropia para su destino, se tiene por no escrita.

ARTÍCULO 1277. Responsabilidades complementarias: El constructor, los subcontratistas


y los profesionales que intervienen en una construcción están obligados a observar las
normas administrativas y son responsables, incluso frente a terceros, de cualquier daño
producido por el incumplimiento de tales disposiciones.
La norma establece otro tipo de responsabilidad que no suprime ni enerva la principal sino
que la complementa en cabeza del constructor, los subcontratistas y los profesionales que
intervienen en una construcción. Señala que estos sujetos están obligados a observar las
normas administrativas, es decir, todas aquellas normas municipales o locales referidas a la
construcción (por ejemplo, códigos urbanos).
Por otra parte, en caso de incumplimiento de las disposiciones administrativas y de producirse
un daño en virtud de dicha omisión, cualquiera sea su tipo, serán responsables incluso frente
a terceros, siendo la obligación de cada uno de los sujetos de tipo concurrente, tal como
prescribe el art. 1274 CC yC.

CONTRATO DE SERVICIOS
ARTÍCULO 1278. Normas aplicables: Resultan aplicables a los servicios las normas de la
Sección 1ª de este Capítulo y las correspondientes a las obligaciones de hacer.

ARTÍCULO 1279. Servicios continuados: El contrato de servicios continuados puede


pactarse por tiempo determinado.
Si nada se ha estipulado, se entiende que lo ha sido por tiempo indeterminado.
Cualquiera de las partes puede poner fin al contrato de duración indeterminada; para ello
debe dar preaviso con razonable anticipación.

Los servicios pueden suponer para el receptor una actividad intangible, que se agote con el
consumo inicial; dicha fugacidad hace que, en tal caso, el negocio sea instantáneo. Sin
embargo, con frecuencia, la prestación es continua, o de ejecución continuada.
El contrato de servicios continuado puede convenirse por tiempo determinado o ser
indeterminado. Habiendo plazo contractual, las partes deben atenerse al plan prestacional
acordado, salvo pacto en contrario, que acepte la rescisión unilateral, dado que fuera de los
casos expresamente previstos de denuncia de contratos, la extinción parece inicialmente
acotada.
En el contrato de duración indeterminada, se reconoce legalmente la recisión unilateral,
aunque para ello debe dar preaviso con razonable anticipación.
Una situación particular se presenta en el contrato de servicio de consumo: Allí no puede
aceptarse de manera general la existencia de una pretensión rescisoria a favor del proveedor,
sino condicionada a la naturaleza del servicio. En tal sentido, existen fuertes restricciones en

75
algunos sectores de servicios, especialmente ligados al área educativa y de salud. A favor del
consumidor, se acepta expresamente su potestad rescisoria en los contratos a distancia, con
el propósito de obligar a las prestadoras a informar la recepción de la voluntad rescisoria
expresada por el consumidor.

En los “Fundamentos” elaborados por la Comisión Redactora del Anteproyecto se indicó la


innecesaridad de regular el contrato de servicios profesionales con un tipo especial.
Ello por cuanto la diversidad de actividades profesionales hacía difícil encuadrarlas en un solo
tipo especial y porque existía mejor adaptabilidad con las normas ya propuestas en el resto de
los textos.
La discrecionalidad técnica, la diferenciación con el contrato dependiente, los efectos de la
utilización de terceros y, el modo de determinar la obligación del profesional están
contempladas en las disposiciones generales de los contratos de obra y servicios (Sección 1a
del Capítulo 6) y en la parte especial de los servicios se formula una remisión a las
disposiciones que regulan las obligaciones de hacer, donde claramente se distinguen los
casos de mera actividad de los otros en los que se promete la eficacia. A ello se agrega que,
también en la parte general de contratos hay numerosas disposiciones propias de los
servicios profesionales.

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UNIDAD IX. TRANSPORTE, DERECHOS INTELECTUALES, ESPECTÁCULO PÚBLICO Y
RENTA VITALICIA.
(contratos de cambio)

Contrato de transporte
ARTÍCULO 1280. Definición: Hay contrato de transporte cuando una parte llamada
transportista o porteador se obliga a trasladar personas o cosas de un lugar a otro, y la otra,
llamada pasajero o cargador, se obliga a pagar un precio o flete.

ARTÍCULO 1281. Ámbito de aplicación: Excepto lo dispuesto en leyes especiales, las


reglas de este Capítulo se aplican cualquiera que sea el medio empleado para el transporte.
El transporte multimodal se rige por la ley especial.

ARTÍCULO 1282. Transporte gratuito: El transporte a título gratuito no está regido por las
reglas del presente Capítulo, excepto que sea efectuado por un transportista que ofrece sus
servicios al público en el curso de su actividad.
Para un correcto encuadre de los casos contemplados en la norma hay que diferenciar, en
primer lugar, el contrato de transporte gratuito del transporte benévolo: el primero es de
naturaleza contractual y el pasajero tiene derecho al servicio aunque no pague por él,
mientras que el segundo es extracontractual y se caracteriza por ser realizado de favor, de
cortesía o amistoso, sin que el viajero se encuentre obligado a efectuar retribución alguna por
el transporte realizado como liberalidad por el transportista.
De conformidad con lo expuesto, solo se regirá por las reglas de este capítulo el traslado
efectuado por un transportista que ofrece sus servicios al público en el curso de su actividad,
aun cuando sea gratuito.
Por lo tanto, no es necesario que el viajero tenga en su poder el boleto. La sola circunstancia
de encontrarse en el vehículo implica que el transportista prestó su consentimiento tácito para
que viaje, a menos que pruebe lo contrario, ya que habida cuenta de que el contrato de
transporte no es formal, para su validez no se requiere la existencia de un instrumento escrito.

ARTÍCULO 1283. Oferta al público: El transportista que ofrece sus servicios al público está
obligado a aceptar los pedidos compatibles con los medios ordinarios de que dispone,
excepto que exista un motivo serio de rechazo; y el pasajero o el cargador están obligados a
seguir las instrucciones dadas por el transportista conforme a la ley o los reglamentos.
Los transportes deben realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que haya varios
simultáneos, debe darse preferencia a los de mayor recorrido.
La obligatoriedad de la prestación del servicio encuentra su fundamento en la propia
naturaleza del contrato de transporte. Si bien se rige, básicamente, por el Derecho Privado, la
naturaleza híbrida que presenta está dada por la importante predeterminación de
reglamentaciones administrativas, aunque la impronta publicista se hace más evidente en el
transporte de personas. En éste, el objeto del contrato consiste en una prestación de servicio
público que debe ser cumplido en la forma prevista por la normativa que protege y garantiza
los derechos del usuario. En efecto, la valoración de la dignidad del pasajero como persona
humana, su seguridad, la posibilidad de encontrarse en estado de necesidad por ser la parte
más débil de la relación frente al eventual abuso de la posición dominante del operador,

77
requiere garantizar la prestación obligatoria, regular, continua, general e igualitaria del servicio
y, asimismo, de manera eficiente, segura y confiable.
Aun cuando para los empresarios del transporte, la actividad desarrollada sea meramente
comercial, ésta presenta los rasgos propios del servicio público además de una naturaleza
económico-social tendiente a dar satisfacción necesidades básicas y directas de la población.
Es por esa naturaleza y las características especiales del servicio, que se prevé la
obligatoriedad de la prestación.
Tal como la doctrina y la jurisprudencia lo habían percibido durante la vigencia del código
anterior, en el transporte de cosas y en el de personas existe una limitación de la libertad
contractual por razones de interés colectivo.
Finalmente, cabe apuntar que el serio motivo de rechazo de los pedidos de transporte que
tiene en cuenta el art. 1283 debe estar contemplado en la ley o en los reglamentos y constituir
un motivo grave, importante y de consideración.

ARTÍCULO 1284. Plazo: El transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo


pactado en el contrato o en los horarios establecidos y, en defecto de ambos, de acuerdo a
los usos del lugar en que debe iniciarse el transporte.
El plazo para realizar el servicio es un requisito esencial del contrato de transporte. El
incumplimiento del plazo es responsabilidad del transportador quien deberá reparar los daños
previsibles ocasionados como consecuencia mediata e inmediata de su obrar negligente

ARTÍCULO 1285. Pérdida total o parcial del flete por retraso: Producido el retraso en el
traslado de las cosas transportadas, si el transportista no prueba la causa ajena, pierde una
parte del flete proporcional al retraso, de modo tal que pierde el total si el tiempo insumido es
el doble del plazo en el que debió cumplirse. Lo dispuesto por este artículo no impide
reclamar los mayores daños causados por el atraso.

ARTÍCULO 1286. Responsabilidad del transportista: La responsabilidad del transportista


por daños a las personas transportadas está sujeta a lo dispuesto en los artículos 1757 y
siguientes.
Si el transporte es de cosas, el transportista se excusa probando la causa ajena. El vicio
propio de la cosa transportada es considerado causa ajena.

ARTÍCULO 1287. Transporte sucesivo o combinado: En los transportes sucesivos o


combinados a ejecutar por varios transportistas, cada uno de ellos responde por los daños
producidos durante su propio recorrido.
Pero si el transporte es asumido por varios transportistas en un único contrato, o no se puede
determinar dónde ocurre el daño, todos ellos responden solidariamente sin perjuicio de las
acciones de reintegro.
El transporte sucesivo es aquel en que varios transportistas asumen en un mismo contrato el
traslado, mientras que el transporte combinado es aquel en que se utiliza más de un modo de
transporte, independientes entre sí, y el traslado se instrumenta bajo una diversidad de
contratación.

Transporte de personas

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ARTÍCULO 1288. Comienzo y fin del transporte: El transporte de personas comprende,
además del traslado, las operaciones de embarco y desembarco.
El transporte de personas se inicia una vez que el pasajero llega al lugar de embarcos o
partidas y finaliza cuando haya terminado el desembarco. No es requisito indispensable el
pago del boleto porque la relación contractual nace con el consentimiento de las partes, por
ejemplo, al tomarse del pasamano para subir al colectivo o al ingresar a la terminal con el
propósito de realizar un traslado. El transportista y el pasajero deben cumplir con las
obligaciones previstas en los arts. 1289 y 1290 CC yC desde el comienzo hasta el fin del
transporte.

ARTÍCULO 1289. Obligaciones del transportista: Son obligaciones del transportista


respecto del pasajero:
a) proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el disponible reglamentariamente
habilitado;
b) trasladarlo al lugar convenido;
c) garantizar su seguridad;
d) llevar su equipaje.
Seguridad: se trata de una obligación que está presente en el derecho del consumo y en el
art. 42 de la Constitución Nacional, por el que la transportista debe extremar al máximo las
precauciones para evitar que los usuarios del transporte sean sometidos a situaciones de
riesgo, pues confían adecuadamente en que el transportista se ha ocupado razonablemente
de su seguridad.
La Corte Suprema ha enmarcado asimismo el contrato de transporte público de personas
dentro de la órbita de los derechos del consumidor, destacando que la seguridad debe ser
entendida como un valor que debe guiar la conducta del Estado así como a los organizadores
de actividades que, directa o indirectamente se vinculen con la vida o la salud de las
personas. La incorporación de este vocablo en el artículo 42 de la Constitución Nacional, es
una decisión valorativa que obliga a los prestadores de servicios públicos desempeñar
conductas encaminadas al cuidado de la vida y la salud de los habitantes. El Alto Tribunal
destacó puntualmente que los usuarios y consumidores son sujetos particularmente
vulnerables a los que el constituyente decidió proteger de modo especial, y por lo tanto no
corresponde exigirles la diligencia de quien celebra un contrato comercial.

ARTÍCULO 1290. Obligaciones del pasajero: El pasajero está obligado a:


a) pagar el precio pactado;
b) presentarse en el lugar y momentos convenidos para iniciar el viaje;
c) cumplir las disposiciones administrativas, observar los reglamentos establecidos por el
transportista para el mejor orden durante el viaje y obedecer las órdenes del porteador o de
sus representantes impartidas con la misma finalidad;
d) acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las medidas y peso reglamentarios.
En esta norma se establecen expresamente las obligaciones básicas del pasajero, sin
perjuicio de señalar que las partes pueden pactar otras obligaciones mientras no se encuentre
comprometido el orden público. La falta de cumplimiento de las obligaciones y las cargas
dispuestas pueden ocasionar la pérdida de derechos o beneficios al pasajero.
La percepción del precio del pasaje es el derecho principal del transportista y también un
elemento natural del contrato. En caso de que no exista precio, tal como lo vimos al analizar el

79
art. 1282, no se excluye la existencia del transporte si se trata de una actividad habitual de
quien lo ejecuta.

ARTÍCULO 1291. Extensión de la responsabilidad: Además de su responsabilidad por


incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución, el transportista responde por los
siniestros que afecten a la persona del pasajero y por la avería o pérdida de sus cosas.
La responsabilidad objetiva del transportista no es absoluta, por cuanto si bien el art. 1286 no
indica expresamente las causales de eximición de responsabilidad del transportista de
personas, como lo hace respecto del transportista de cosas (causa ajena o vicio propio de la
cosa transportada), se debe recurrir, pues, a los principios generales de la responsabilidad
establecidos en los arts. 1716 a 1736 —en especial, en los arts. 1722 y 1723—. Además,
corresponde tener en cuenta que el art. 1757 estatuye que no son eximentes de
responsabilidad la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de la
actividad riesgosa de que se trate, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
Como regla, el transportista no es responsable si el hecho del tercero que reúne los requisitos
de imprevisibilidad e inevitabilidad propias del "casus". Así, se declaró en un caso en que el
ómnibus se detuvo ocupando parte de la calzada debido a que la banquina no ofrecía
seguridad y el accidente se produjo por la culpa del chofer del camión embistente. También
se eximió de responsabilidad al transportista por las conductas temerarias de los pasajeros en
tanto se colocan en una situación tal que el daño inevitablemente debe producirse.
Dentro de la categoría de hechos de terceros por los que el transportista no debe responder,
se encuentran las tan comunes agresiones a los pasajeros, tema que ha sido analizado
largamente por la jurisprudencia poniendo de manifiesto un problema que no es nuevo y que
no parece tener perspectiva de solución.

ARTÍCULO 1292. Cláusulas limitativas de la responsabilidad: Las cláusulas que limitan la


responsabilidad del transportista de personas por muerte o daños corporales se tienen por no
escritas.
Con esta regla se ratifica el carácter imperativo de las normas que legislan el contrato de
transporte. Ante la desigualdad económica entre las partes, la norma brinda una solución legal
para evitar que el que se encuentra en mejores condiciones abuse en la relación contractual.
La relación existente en este contrato se encuentra prevista dentro de las relaciones de
consumo contenidas en el art. 1092 CC yC y ss. En las normas antes indicadas se protege al
más débil, es decir, al usuario o consumidor —que, en este caso, es el pasajero—, por ello la
existencia de cláusulas que resulten abusivas, como las que limitan la responsabilidad del
transportista por muerte o daños corporales y se tengan por no escritas, no serán
consideradas en la relación que une a las partes; son inválidas.

ARTÍCULO 1293. Responsabilidad por el equipaje: Las disposiciones relativas a la


responsabilidad del transportista de cosas por la pérdida o deterioro de las cosas
transportadas, se aplican a la pérdida o deterioro del equipaje que el pasajero lleva consigo,
con la salvedad de lo previsto en el artículo 1294.
La responsabilidad por pérdida o deterioro del equipaje que contempla el art. 1293, remite a
las disposiciones relativas a la responsabilidad del transportista por la pérdida o deterioro de
las cosas transportadas. Por lo tanto, el transportista se exime de responsabilidad probando la
causa ajena o el vicio propio de la cosa (art. 1286) y, también en caso de cosas de valor

80
extraordinario que el pasajero lleve consigo y cuyo valor no hubiere declarado (art. 1294).
Asimismo, el art. 1294, dispone que la transportista se exime por la pérdida del equipaje de
mano y de los demás efectos que hayan quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que
éste pruebe la culpa de aquél.

ARTÍCULO 1294. Cosas de valor: El transportista no responde por pérdida o daños sufridos
por objetos de valor extraordinario que el pasajero lleve consigo y no haya declarado antes
del viaje o al comienzo de éste.
Tampoco es responsable por la pérdida del equipaje de mano y de los demás efectos que
hayan quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que éste pruebe la culpa del
transportista.

ARTÍCULO 1295. Interrupción del transporte sucesivo: Sin perjuicio de la aplicación del
artículo 1287, primer párrafo, los daños originados por interrupción del viaje se deben
determinar en razón del trayecto total.
Transporte de cosas
ARTÍCULO 1296. Obligaciones del cargador: El cargador debe declarar el contenido de la
carga, identificar los bultos externamente, presentar la carga con embalaje adecuado, indicar
el destino y el destinatario, y entregar al transportista la documentación requerida para
realizarlo.
Si se requieren documentos especiales, el cargador debe entregarlos al porteador al mismo
tiempo que las cosas a transportar.
El cargador debe cumplir con sus obligaciones antes de que comience a ejecutarse el
contrato. El rol que cumple es de carácter fundamental y esto se debe a que es el encargado
de informar al transportista si las cosas que va a trasladar requieren de una atención especial
para que no se deterioren.

ARTÍCULO 1297. Responsabilidad del cargador: El cargador es responsable de los daños


que sufran el transportista, otros cargadores o terceros, que deriven de la omisión o la
inexactitud de las indicaciones o de la falta de entrega o de la irregularidad de la
documentación.
El art. 1296 CC yC determina que el cargador tiene la obligación de informar el contenido de
la carga y los cuidados especiales que esta requiere. La exigencia antes mencionada se
fundamenta, entre otras cosas, en que algunas mercaderías pueden causar daños si no son
correctamente manipuladas, por ejemplo los productos para fumigar, objetos explosivos,
combustible que requieren de condiciones de transporte específicas para proteger a quienes
pueden encontrarse al alcance de los mismos.
Por cualquier daño producido al transportista, cargadores o terceros por el incumplimiento de
las obligaciones que pesan sobre el cargador, este último será responsable.
La norma impone que si la falta de entrega de la documentación que requiere la mercadería
para ser trasladada o si la omisión de comunicar los conocimientos necesarios para
transportar la carga genera un daño, el responsable es el cargador.

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ARTÍCULO 1298. Carta de porte: El transportista tiene derecho a requerir del cargador que
suscriba un documento que contenga las indicaciones enunciadas en el artículo 1296 y las
estipulaciones convenidas para el transporte. Su emisión importa recibo de la carga.
La carta de porte es un documento probatorio del contrato de transporte cuya emisión no es
obligatoria, pero puede ser exigida por el transportista. En su contenido se debe detallar las
indicaciones previstas en el art. 1296 CC yC y su emisión es prueba de que el transportista
recibió la carga, de allí surge la importancia probatoria del documento.
La carta de porte puede ser emitida al portador, a la orden o ser nominativa. Quien sea el
legítimo portador del instrumento se encuentra habilitado a exigir al transportista la entrega de
la carga en las condiciones en que se indica en el documento, en la misma cantidad, calidad y
estado que fue expresado por el cargador al momento de emitir la carta de porte.

ARTÍCULO 1299. Segundo ejemplar: El cargador tiene derecho a exigir al porteador que
suscriba y le entregue copia de la carta de porte. Este documento se llama segundo ejemplar
de la carta de porte y puede ser nominativo, a la orden o al portador.
Si el transportista ha librado el segundo ejemplar de la carta de porte a la orden, los derechos
nacidos del contrato frente a aquél, son transmisibles por endoso.

ARTÍCULO 1300. Guía: Si no hay carta de porte, el cargador tiene derecho a exigir al
transportista que le entregue un recibo de carga, denominado guía, con el mismo contenido
de aquélla.
La guía es otro de los instrumentos probatorios del contrato de transporte de cosas y tiene el
mismo contenido y valor probatorio que la carta de porte.

ARTÍCULO 1301. Inoponibilidad: Las estipulaciones no contenidas en el segundo ejemplar


de la carta de porte o en la guía, no son oponibles a los terceros portadores de buena fe. Ese
documento debe ser entregado al transportista contra la entrega por éste de la carga
transportada.

ARTÍCULO 1302. Disposición de la carga: Si no se ha extendido el segundo ejemplar de la


carta de porte ni la guía, el cargador tiene la disposición de la carga y puede modificar las
instrucciones dadas al transportista, con obligación de reembolsar los gastos y resarcir los
daños derivados de ese cambio.

ARTÍCULO 1303. Portador del segundo ejemplar: Cuando el transportista ha librado


segundo ejemplar de la carta de porte o guía, sólo el portador legitimado de cualquiera de
dichos documentos tiene la disposición de la carga y puede impartir instrucciones al
transportista, las cuales se deben anotar en el instrumento y ser suscriptas por el
transportista.

ARTÍCULO 1304. Derechos del destinatario: Los derechos nacidos del contrato de
transporte corresponden al destinatario desde que las cosas llegan a destino, o desde que,
vencido el plazo del transporte, haya requerido la entrega al transportista. Sin embargo, el
destinatario no puede ejercer tales derechos sino contra el pago al transportista de sus
créditos derivados del transporte

82
El destinatario de la carga es el sujeto a quien va dirigida la mercancía y tiene el derecho de
exigir su entrega si se ha cumplido el plazo para la misma y en caso de demora puede exigir
una disminución en el precio del flete y reclamar la reparación por los daños o pérdida que
sufriera la carga durante el transporte.
Estos derechos nacen una vez que la carga ha llegado al lugar de destino indicado por las
partes, o si se ha cumplido el plazo estipulado y el destinatario ha requerido la entrega de la
mercancía, siempre que se haya abonado el precio pactado por las partes como
contraprestación del contrato de transporte de cosas que los vincula.

ARTÍCULO 1305. Puesta a disposición: El transportista debe poner la carga a disposición


del destinatario en el lugar, en el plazo y con las modalidades convenidas en el contrato o, en
su defecto, por los usos. Si el cargador ha librado una carta de porte, ésta debe ser exhibida y
entregada al porteador.
El tenedor del segundo ejemplar de la carta de porte o de la guía al portador o a la orden,
debe restituir el documento al transportista en el momento de la entrega de la carga.

ARTÍCULO 1306. Entrega: El transportista está obligado a entregar la carga en el mismo


estado en que la recibió, excepto causa ajena. Si la ha recibido sin reservas, se presume que
ella no tenía vicios aparentes y estaba bien acondicionada para el transporte.
El destinatario no está obligado a recibir cosas con daños que impidan el uso o consumo que
les son propios.
El transportista tiene la obligación de entregar al destinatario la carga en el estado en que se
encontraba al momento de hacerse cargo, esto es, quien transporta la mercadería debe tomar
los recaudos necesarios para que la misma no sufra daños ni alteraciones. Si al recibir la cosa
de parte del cargador no efectuó ninguna reserva, la norma establece que se entiende que fue
recibida sin vicios aparentes y que se encontraba en condiciones de ser debidamente
trasladada.
Aquí adquieren relevancia los documentos previstos en los arts. 1298 al 1300 CC yC, porque
allí el cargador debe cumplir con las obligaciones a su cargo previstas en el art. 1296 CC yC,
entre ellas, la de informar el contenido de la carga, su estado y si requiere de cuidados
especiales para su traslado.
El transportista podrá eximirse de responsabilidad por los daños sufridos por la carga
probando la culpa ajena. En caso de existir daños en las cosas, el destinatario tiene el
derecho a negarse a recibir la mercadería.

ARTÍCULO 1307. Impedimentos y retardo en la ejecución del transporte: Si el comienzo


o la continuación del transporte son impedidos o excesivamente retrasados por causa no
imputable al porteador, éste debe informar inmediatamente al cargador y pedirle
instrucciones. Está obligado a la custodia de la carga. Si las circunstancias imposibilitan el
pedido de instrucciones, el transportista puede depositar las cosas y, si están sujetas a rápido
deterioro o son perecederas, puede hacerlas vender para que no pierdan su valor.
Se establece que el porteador debe informarle sin demoras al cargador, y requerirle
indicaciones cuando advierte que por causas ajenas no podrá comenzar o continuar el
transporte y, en consecuencia, se ve imposibilitado de entregar la carga en el plazo
establecido.

83
De esta forma, se extiende la responsabilidad del porteador a la demora en la entrega de la
cosa. En virtud de las obligaciones emanadas de los arts. 1305 y 1306 CC yC, el transportista
es el encargado de custodiar la carga.
Ante la imposibilidad de comunicarse con el cargador a los fines de requerir las medidas que
debe adoptar, el transportista cuenta con dos opciones: depositar las cosas o si por la demora
pueden perder su valor, las puede vender.

ARTÍCULO 1308. Impedimentos para la entrega: Si el destinatario no puede ser encontrado


o se niega a recibir las cosas transportadas o demora su recepción, el porteador debe requerir
inmediatamente instrucciones al cargador y se aplican las soluciones previstas en el artículo
1307.

ARTÍCULO 1309. Responsabilidad del transportista frente al cargador: El porteador que


entregue las cosas al destinatario sin cobrar los créditos propios o los que el cargador le haya
encomendado cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir el depósito de la suma
convenida, es responsable frente al cargador por lo que le sea debido y no puede dirigirse
contra para el pago de sus propias acreencias. Mantiene su acción contra el destinatario.

ARTÍCULO 1310. Responsabilidad por culpa: Si se trata de cosas frágiles, mal


acondicionadas para el transporte, sujetas a fácil deterioro, de animales o de transportes
especiales, el transportista puede convenir que sólo responde si se prueba su culpa. Esta
convención no puede estar incluida en una cláusula general predispuesta.
El artículo dispone que pueda limitarse la responsabilidad del transportista para los supuestos
en que la carga que debe transportar requiera de medidas de cuidados especiales o pueda
estropearse con facilidad por tratarse de cosas frágiles o de animales, siempre que no sea
contrario al orden público. La norma exige que la cláusula deba estar determinada
específicamente en el contrato y no puede tratarse de una cláusula general predispuesta de
limitación de responsabilidad. En estos casos, el transportista solo responde si se prueba su
culpa.

ARTÍCULO 1311. Cálculo del daño: La indemnización por pérdida o avería de las cosas es
el valor de éstas o el de su menoscabo, en el tiempo y el lugar en que se entregaron o
debieron ser entregadas al destinatario.
Se establece el principio para la cuantificación del daño. Al considerar que el destinatario
recién puede disponer de la cosa al momento de la entrega, la norma determina que —en
caso de pérdida o daño de la mercadería y a los fines de una reparación del perjuicio
ocasionado— se tendrá en cuenta el valor en el lugar y tiempo que las partes pactaron para la
entrega.

ARTÍCULO 1312. Pérdida natural: En el transporte de cosas que, por su naturaleza, están
sujetas a disminución en el peso o en la medida durante el transporte, el transportista sólo
responde por las disminuciones que excedan la pérdida natural. También responde si el
cargador o el destinatario prueban que la disminución no ha ocurrido por la naturaleza de las
cosas o que, por las circunstancias del caso, no pudo alcanzar la magnitud comprobada.
Considerando la medida establecida de pérdida natural y lo dispuesto en el segundo párrafo
del artículo en comentario, se deberá probar en cada caso si la merma es considerada una

84
pérdida natural o si la disminución sufrida fue consecuencia del transporte y no por la
naturaleza de la cosa.

ARTÍCULO 1313. Limitación de la responsabilidad. Prohibición: Los que realizan


habitualmente servicios de transporte no pueden limitar las reglas de responsabilidad
precedentes, excepto en el caso del artículo 1310.
En el transporte de cosas también rige el principio de invalidez de las cláusulas limitativas de
la responsabilidad del transportista. Con esta regla se ratifica el carácter imperativo de las
normas que legislan el contrato de transporte.
La norma no permite ni las cláusulas exonerativas ni las limitativas de responsabilidad por
tratarse de reglas abusivas que permiten que el transportista no realice su servicio con todas
las diligencias, y cuidados necesarios para evitar ocasionar daños.

ARTÍCULO 1314. Comprobación de las cosas antes de la entrega: El destinatario tiene


derecho a hacer comprobar, a su costo, antes de la recepción de las cosas, su identidad y
estado. Si existen pérdidas o averías, el transportista debe reembolsar los gastos.
El porteador puede exigir al destinatario la apertura y el reconocimiento de la carga; y si éste
rehúsa u omite hacerlo, el porteador queda liberado de toda responsabilidad, excepto dolo.

ARTÍCULO 1315. Efectos de la recepción de las cosas transportadas: La recepción por el


destinatario de las cosas transportadas y el pago de lo debido al transportista extinguen las
acciones derivadas del contrato, excepto dolo. Sólo subsisten las acciones por pérdida parcial
o avería no reconocibles en el momento de la entrega, las cuales deben ser deducidas dentro
de los cinco días posteriores a la recepción.
Se determina el momento en que se extinguen las obligaciones del contrato y la subsistencia
de la responsabilidad del destinatario hasta el pago del precio de lo pactado.

ARTÍCULO 1316. Culpa del cargador o de un tercero: Si el transporte no pudo ser iniciado
o completado o la entrega no puede ser efectuada por el hecho del cargador, o de un portador
legitimado del segundo ejemplar de la carta de porte o de la guía, o del destinatario, el
transportista tiene derecho al precio o a una parte proporcional de éste, según sea el caso, y
al reembolso de los gastos adicionales en que haya incurrido.
Se introduce el derecho del transportista a reclamar por el perjuicio ocasionado por culpa del
cargador o de un tercero. En ese caso, podrá requerir el precio del flete —o una parte
proporcional de este—, y el reembolso de los gastos adicionales en que haya incurrido, si
prueba que su incumplimiento se debió a la culpa de los sujetos de la relación contractual
mencionado

ARTÍCULO 1317. Transporte con reexpedición de las cosas: Si el transportista se obliga a


entregar la carga a otro porteador y no acepta una carta de porte hasta un destino diferente al
de tal entrega, se presume que sus responsabilidades como transportista concluyen con ella,
sin otras obligaciones adicionales que la de emplear una razonable diligencia en la
contratación del transportista siguiente.
La obligación del transportista que hace entrega de la carga a otro porteador termina con
aquella diligencia y se traslada al nuevo acarreador. Cada transportista se obliga por el
trayecto cumplido.

85
ARTÍCULO 1318. Representación en el transporte sucesivo: Cada transportista sucesivo
tiene el derecho de hacer constar en la carta de porte, o en un documento separado, el
estado en que ha recibido las cosas transportadas. El último transportista representa a los
demás para el cobro de sus créditos y el ejercicio de sus derechos sobre las cargas
transportadas.
En cada trayecto el transportista que recibe la carga tiene el derecho de determinar en la carta
de porte o en un documento separado la mercadería que recibe y el estado en que se
encuentra, de esta forma, se puede determinar la responsabilidad de cada transportista. Es
que en los contratos sucesivos cada porteador se obliga por el trayecto cumplido.

Contratos sobre DERECHOS INTELECTUALES


Se ha definido bajo el concepto de “Propiedad Intelectual”, en un sentido amplio, “a la
disciplina jurídica que tiene por objeto la protección de bienes inmateriales de naturaleza
intelectual y de contenido inventivo y creativo, así como sus actividades afines o conexas.”24
Dentro de esta definición queda incluida la protección de la creación de objetos incorporales
de diferentes órdenes, industriales, comerciales, técnicos, artísticos, científicos y literarios
La propiedad intelectual, comprende los bienes inmateriales producto del intelecto, las
creaciones humanas, ya sean obras artísticas o literarias, desarrollos científicos, invenciones
e innovaciones tecnológicas, entre otras. Estos bienes pueden ser susceptibles de
apropiación por parte del hombre a partir de su “materialización”. Los derechos que se
generan en el titular serán absolutos y exclusivos, de modo que el uso o disfrute por parte de
terceros sin previa autorización resultará ilegal y susceptible de punición. Sin embargo la
propiedad exclusiva se ejercerá por el plazo de tiempo limitado y preestablecido en cada
legislación. Cumplido ese plazo los bienes protegidos por propiedad intelectual pasan a formar
parte del dominio público, con la finalidad que toda la comunidad pueda beneficiarse con el
uso, goce o disfrute de los mismos, sin necesidad de solicitar autorización previa.
Derechos morales y derechos patrimoniales Los derechos de autor están divididos en dos
grupos de derechos principales: el derecho moral y el derecho patrimonial de los autores, que
se encuentran íntimamente ligados. El aspecto moral o extrapatrimonial tiene que ver con los
derechos que se derivan de la propia creación y de la relación del autor con su obra y buscan
proteger especialmente su honor y su prestigio. Estos derechos son perpetuos, inalienables,
incesibles, inembargables e imprescriptibles.
El derecho moral, en principio, no caduca ni puede ser transmitido a otra persona. El derecho
patrimonial, en cambio, tiene una duración limitada y es transferible. La ley argentina fija,
como plazo genérico (aunque existen otros plazos según el tipo de obra) una duración del
derecho patrimonial que corresponde a los autores “durante su vida y a sus herederos o
derechohabientes hasta setenta años contados a partir del 1 de enero del año siguiente al de
la muerte de su autor” (artículo 4° de la ley 11.723).
Los derechos patrimoniales están referidos a los distintos modos en que el autor autoriza a
terceros a que exploten o usen su creación. Los principales derechos patrimoniales están
mencionados en el artículo 2 de la ley 11.723 y son: • Derecho de disposición. • Derecho de
publicación. • Derecho de reproducción. • Derecho de representación (o ejecución en el caso
de la música). • Derecho de adaptación. • Derecho de traducción. • Derecho de comunicación
pública. • Derecho de enajenación o venta.

86
La ley argentina exige que para que estos derechos pecuniarios puedan ser reclamados o
demandados, la obra debe estar debidamente registrada. Si bien la exigencia es cuestionable
y criticable, lo cierto es que se refuerza con esto la recomendación de registro antes
adelantada.

LEY 11.723 - REGIMEN LEGAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL


Artículo 1°. — A los efectos de la presente Ley, las obras científicas, literarias y artísticas
comprenden los escritos de toda naturaleza y extensión, entre ellos los programas de
computación fuente y objeto; las compilaciones de datos o de otros materiales; las obras
dramáticas, composiciones musicales, dramático-musicales; las cinematográficas,
coreográficas y pantomímicas; las obras de dibujo, pintura, escultura, arquitectura; modelos y
obras de arte o ciencia aplicadas al comercio o a la industria; los impresos, planos y mapas;
los plásticos, fotografías, grabados y fonogramas, en fin, toda producción científica, literaria,
artística o didáctica sea cual fuere el procedimiento de reproducción.
La protección del derecho de autor abarcará la expresión de ideas, procedimientos, métodos
de operación y conceptos matemáticos pero no esas ideas, procedimientos, métodos y
conceptos en sí.
Art. 2°. — El derecho de propiedad de una obra científica, literaria o artística, comprende para
su autor la facultad de disponer de ella, de publicarla, de ejecutarla, de representarla, y
exponerla en público, de enajenarla, de traducirla, de adaptarla o de autorizar su traducción y
de reproducirla en cualquier forma.
Art. 4°. — Son titulares del derecho de propiedad intelectual:
a) El autor de la obra;
b) Sus herederos o derechohabientes;
c) Los que con permiso del autor la traducen, refunden, adaptan, modifican o transportan
sobre la nueva obra intelectual resultante.
d) Las personas físicas o jurídicas cuyos dependientes contratados para elaborar un programa
de computación hubiesen producido un programa de computación en el desempeño de sus
funciones laborales, salvo estipulación en contrario.

Contratos sobre derechos intelectuales: Son los que tienen por objeto alguna de las
modalidades protegidas o protegibles por la inscripción en el Registro de la propiedad
industrial. En consecuencia, se habla de contratos de patentes, de contratos de marcas...
En términos generales, estos contratos son reconducibles a dos grandes modalidades:
los contratos en que se enajena el derecho de propiedad industrial, y los contratos en que sólo
se cede el uso de dicha propiedad. Los primeros son contratos de compraventa, y los
segundos se estructuran sobre el esquema del arrendamiento o cesión de uso. Entre los
primeros encontramos la transmisión de patentes, de marcas, etc.; entre los segundos, los
de licencia o cesión de uso de marcas, patentes, etc.

DE LA EDICION
Art. 37. — Habrá contrato de edición cuando el titular del derecho de propiedad sobre una
obra intelectual, se obliga a entregarla a un editor y éste a reproducirla, difundirla y venderla.
Este contrato se aplica cualquiera sea la forma o sistema de reproducción o publicación.
Art. 38. — El titular conserva su derecho de propiedad intelectual, salvo que lo renunciare por
el contrato de edición.

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Puede traducir, transformar, refundir, etcétera, su obra y defenderla contra los defraudadores
de su propiedad, aun contra el mismo editor.
Art. 39. — El editor sólo tiene los derechos vinculados a la impresión, difusión y venta, sin
poder alterar el texto y sólo podrá efectuar las correcciones de imprenta, si el autor se negare
o no pudiere hacerlo.
Art. 40. — En el contrato deberá constar el número de ediciones y el de ejemplares de cada
una de ellas, como también la retribución pecuniaria del autor o sus derechohabientes;
considerándose siempre oneroso el contrato, salvo prueba en contrario. Si las anteriores
condiciones no constaran se estará a los usos y costumbres del lugar del contrato.
Art. 41. — Si la obra pereciera en poder del editor antes de ser editada, éste deberá al autor o
a sus derechohabientes como indemnización la regalía o participación que les hubiera
correspondido en caso de edición. Si la obra pereciera en poder del autor o sus
derechohabientes, éstos deberán la suma que hubieran percibido a cuenta de regalía y la
indemnización de los daños y perjuicios causados.
Art. 42. — No habiendo plazo fijado para la entrega de la obra por el autor o sus
derechohabientes o para su publicación por el editor, el tribunal lo fijará equitativamente en
juicio sumario y bajo apercibimiento de la indemnización correspondiente.
Art. 43. — Si el contrato de edición tuviere plazo y al expirar éste el editor conservase
ejemplares de la obra no vendidos, el titular podrá comprarlos a precios de costo, más un 10
% de bonificación. Si no hace el titular uso de este derecho, el editor podrá continuar la venta
de dichos ejemplares en las condiciones del contrato fenecido.
Art. 44. — El contrato terminará cualquiera sea el plazo estipulado si las ediciones convenidas
se agotaran.
Caracteres
El contrato sobre derechos intelectuales tiene los siguientes caracteres:
1. Es bilateral, porque genera obligaciones recíprocas para ambas partes.
2. Es oneroso, existiendo presunción al respecto (art. 40, ley 11.723). Admite también la
gratuidad si el autor no cobra ningún precio y el editor actúa por un interés no económico, sino
de apoyo a las artes.
3. Es consensual, porque queda concluido por el mero acuerdo de voluntades.
4. Es comercial, porque el editor es un comerciante (art. 7°, Cód. Com.), siendo competente la
justicia comercial para dirimir cuestiones litigiosas.
Objeto
El contrato de edición tiene por objeto obras intelectuales susceptibles de reproducción: libros
artísticos, literarios o científicos, estampas, grabados, policromías, fotografías, grabaciones
fonográficas, copias cinematográficas, software, bases de datos, etcétera (art. 1°, ley 11.723).
De acuerdo con los principios generales (art. 953), el contrato debe tener un objeto lícito, no
prohibido ni contrario a las buenas costumbres.
Forma y prueba
La ley 11.723 dispone (art. 40) que en el contrato deberá constar el número de ediciones y el
de ejemplares de cada una de ellas, la retribución pecuniaria del autor o de sus
derechohabientes; considerándoselo oneroso, salvo prueba en contrario. Si las anteriores
condiciones no constaran, se estará a los usos y costumbres del lugar. La doctrina ha
interpretado esta disposición, en el sentido de que es una mera recomendación legal, cuyo
incumplimiento no produce efecto alguno, de modo que si no se celebrara por escrito sería
válido; si no se especificara el número de ediciones, debería entenderse que se refiere a una

88
sola; si no se establece el número de ejemplares, debe interpretarse que el editor está
autorizado "a tirar" los que crea convenientes, y en todo lo demás aplicándose los usos y
costumbres.
Efectos
El autor
A) Obligación de hacer la obra y de entregarla El autor se obliga a hacer la obra y a entregarla
en el plazo convenido (art. 37, ley 11.723). A falta de plazo, el tribunal lo fijará equitativamente
en juicio sumario y bajo apercibimiento de la indemnización correspondiente (art. 42, ley
11.723). El autor puede modificar aspectos de la obra, que el editor debe aceptar, porque es
una manifestación del derecho autoral. Si estos cambios inciden en el precio, autorizan a
modificarlo y si influyen en la obra de modo sustancial, de manera que se cambien sus
características relevantes, puede reformularse el contrato o bien peticionarse la resolución
porque hay un incumplimiento del pago en el aspecto relativo a la identidad: no se entregó la
obra acordada.
B) Deber de colaboración. El autor debe obrar de buena fe y, específicamente, no debe
entregar la misma obra a otro editor mientras no esté agotada la edición anterior, ni reproducir
el mismo tema en otra obra análoga. No se viola el deber de buena fe si la obra es
representada, o si hace citas sobre ella, o da conferencias sobre el mismo tema, o la traduce
o hace traducir (art. 38, ley 11.723) y con ello contrata una edición distinta, porque ésta va
dirigida a un público diferente y se presume que no habrá competencia con la primera.
C) Garantía de autenticidad y disfrute de la obra. El autor garantiza la autoría de la obra, ya
que cede los aspectos patrimoniales del derecho de autor. El autor garantiza también la
disponibilidad jurídica de la obra, como una garantía de evicción, propia del vendedor. Si el
editor se viere afectado, porque otra persona con mejor derecho le impide la impresión y venta
de la obra, puede obtener una indemnización por violación de esta garantía. Esta garantía
incluye la de defender al editor contra acusaciones de plagio o falsificación de terceros.
D) Acciones frente al incumplimiento. Si el autor no cumple con la entrega de la obra en el
plazo convenido queda constituido en mora, existiendo derecho del editor a exigir el
cumplimiento o la resolución. En el primer caso, encontramos una dificultad constituida por el
límite del cumplimiento compulsivo en las obligaciones de hacer. Por otra parte, la idea misma
de "terminación" de la obra es algo completamente subjetivo si se trata de una creación
artística, toda vez que sólo el autor puede decir cuándo la obra está concluida. La solución
para estos límites es la fijación de un plazo estimativo para la entrega y una indemnización
sustitutiva para el supuesto de incumplimiento
El editor
A) Obligación de pagar el precio. El editor debe pagar el precio de la obra pactado en el
contrato, o el que corresponda según los usos y costumbres si las partes no se hubieran
expedido al respecto, ya que se presume oneroso (art. 40, ley 11.723). El precio puede ser
una cantidad determinada o determinable a través de porcentaje sobre el precio de cada libro
vendido o sobre las utilidades líquidas.
B) Obligación de imprimir, distribuir y vender la obra Como titular de la explotación de la obra,
el editor tiene el derecho de imprimir, distribuir y vender la obra; como sujeto del contrato de
edición, está obligado a hacerlo. La edición debe respetar las condiciones pactadas en cuanto
a la presentación, encuadernación, calidad de papel, tipo de letra, formato. En ausencia de
una disposición contractual expresa, siendo un derecho de explotación del editor, puede
decidir al respecto, y se le reconoce un cierto margen de discrecionalidad, pero deberá

89
ajustarse a las costumbres y al ejercicio regular de este derecho. La impresión debe hacerse
en el plazo señalado y a falta de él, en el que los tribunales fijen en juicio sumario (art. 42, ley
11.723). El editor no puede excusar su responsabilidad aduciendo incumplimiento del
impresor, ya que celebró con este último un subcontrato inoponible al autor, pero podrá
demandar al impresor por el incumplimiento tempestivo. El editor se obliga a distribuir, ya sea
por. Un sistema propio o subcontratado, asumiendo los costos que ello implica, pues forman
parte de su obligación. Por esta razón, esos costos son deducibles del precio y no pueden
constituir un plus sobre el mismo, en el caso en que en el contrato de edición se hubiera'
pactado un precio de venta de la obra. El editor está obligado a poner toda la diligencia que
sea dable exigir de acuerdo con las costumbres y la buena fe para lograr una buena venta;
pero no garantiza el resultado específico, salvo que se hubiere pactado expresamente una
obligación en tal sentido.
C) Deber de colaboración El editor tiene un deber de colaboración, que constituye un
comportamiento cooperativo encaminado a la obtención de la finalidad del contrato y a la
preservación del derecho autoral, y que se revela en reglas específicas. Impresa la obra, el
editor debe devolver al autor los originales. Está obligado a registrar la obra (art. 61, ley
11.723) dentro del plazo de tres meses de publicada (art. 24, dec. del 3-5-34) bajo
apercibimiento de pagar una multa igual a diez veces el valor venal del ejemplar no
depositado (art. 61, ley 11.723). El depósito de la obra asegura el goce de los derechos del
autor y del editor (art. 62, ley 11.723).
Extinción
Las causas de extinción de este contrato son las siguientes: - Venta de las ediciones
convenidas (art. 44, ley 11.723): ello significa que el contrato ha sido cumplido y agotado en
sus efectos, con lo cual se extingue sin indemnización alguna, salvo, claro está, las
rendiciones de cuentas y pagos debidos.
- Pérdida de la obra: la pérdida de la obra causa la extinción del contrato, debiendo
indemnizarse al autor en caso de culpa.
- Resolución: si una de las partes incurre en un incumplimiento relevante de las obligaciones
del contrato, la parte cumplidora puede optar por la resolución, siguiendo en ello el
procedimiento que rige para los contratos en general.
- Vencimiento del plazo resolutorio: las partes pueden pactar un plazo resolutorio cuyo
vencimiento extingue el contrato. El contrato se extingue, cualquiera sea el plazo, si las
ediciones convenidas se agotaran (art. 44, ley 11.723), lo cual es lógico porque se cumplió el
contrato antes del plazo.
- Muerte o incapacidad de las partes: la calidad del autor es importante en este contrato y su
muerte o incapacidad, producida antes de concluir la obra prometida extingue al contrato, sin
derecho de indemnización alguna en favor del editor, pues se trata de un caso fortuito. Por
incapacidad debe entenderse no solamente la demencia, sino también toda incapacidad física
que inhabilite al autor para llevar a cabo su obra (enfermedad grave que le impida trabajar,
sordera de un músico, etc.). Si los herederos continúan la obra y el editor acepta, podrá
publicarse, pero se trata de un nuevo acuerdo. La muerte o incapacidad del autor luego de
entregada la obra, no extingue el contrato.
- Quiebra del editor, por aplicación de las reglas generales, la quiebra del editor permite al
autor pedir la resolución del contrato, pero el síndico, con autorización judicial, puede
oponerse a la resolución y requerir el cumplimiento, asumiendo las obligaciones propias del
editor. La quiebra produce la caducidad de los plazos y por ello debe reputarse vencido el que

90
el editor tenia para vender la edición pudiendo el autor pedir la entrega de los ejemplares
restantes (art. 43, ley 11.723). En cuanto a los ejemplares vendidos, el autor podrá pedir
rendición de cuentas y verificará su crédito por la suma que resulte adeudársele. - Supresión
de la obra: el autor tiene derecho de suprimir su obra, lo que extingue el contrato, pero con la
obligación de indemnizar al editor'". El autor conserva estas atribuciones aunque haya cedido
sus derechos intelectuales al editor, porque ellas integran el derecho moral del autor, que es
inalienable.

DE LA REPRESENTACION
Art. 45. — Hay contrato de representación cuando el autor o sus derechohabientes entregan a
un tercero o empresario y éste acepta, una obra teatral para su representación pública.
Art. 46. — Tratándose de obras inéditas que el tercero o empresario debe hacer representar
por primera vez, deberá dar recibo de ella al autor o sus derechohabientes y les manifestará
dentro de los treinta días de su presentación si es o no aceptada.
Toda obra aceptada debe ser representada dentro del año correspondiente a su presentación.
No siéndolo, el autor tiene derecho a exigir como indemnización una suma igual a la regalía
de autor correspondiente a veinte representaciones de una obra análoga.
Art. 47. — La aceptación de una obra no da derecho al aceptante a su reproducción o
representación por otra empresa, o en otra forma que la estipulada, no pudiendo hacer copias
fuera de las indispensables, ni venderlas, ni tocarlas sin permiso del autor.
Art. 48. — El empresario es responsable, de la destrucción total o parcial del original de la
obra y si por su negligencia ésta se perdiere, reprodujere o representare, sin autorización del
autor o sus derechohabientes, deberá indemnizar los daños y perjuicios causados.
Art. 49. — El autor de una obra inédita aceptada por un tercero, no puede, mientras éste no la
haya representado, hacerla representar por otro, salvo convención en contrario.
Art. 50. — A los efectos de esta Ley se consideran como representación o ejecución pública,
la transmisión radiotelefónica, exhibición cinematográfica, televisión o cualquier otro
procedimiento de reproducción mecánica de toda obra literaria o artística.
La ley se refiere a la representación teatral (art. 45) y a la transmisión radiotelefónica,
exhibición cinematográfica, televisión o cualquier otro procedimiento de reproducción
mecánica de toda obra literaria o artística (art. 50).
La estructura típica de este contrato requiere:
- La existencia de un derecho de autor sobre una obra reproducible.
- La transmisión del derecho de explotación parcial de esa obra.
- Una obligación a cargo del empresario de reproducir la obra mediante la representación
teatral, radial, cinematográfica, televisiva o por cualquier otro procedimiento similar.
– El pago de un precio, aunque excepcionalmente puede darse en forma gratuita.
Con unanimidad la doctrina señala que el contrato de representación guarda estrechas
analogías con el de edición, resultándole aplicable al primero lo dicho y estudiado sobre el
segundo. En efecto, la finalidad de ambos vínculos es similar, ya que constituyen modalidades
de explotación del derecho autoral, y difieren solamente en que en la edición hay impresión,
venta y distribución, mientras que en la representación, no hay ninguno de esos actos. Sin
embargo, la diferencia concierne más al tipo de obra que a la finalidad del contrato, porque es
obvio que la pieza teatral debe ser representada y no impresa, pero nada
Efectos

91
A) El autor: El autor mantiene todas las facultades que devienen del derecho autoral, y a las
que hicimos referencia. Con base en el contrato el autor puede exigir su cumplimiento, es
decir: hacer representar la obra, que se respete la versión original y su integridad, hacerle
reformas con los límites que hemos visto en el contrato de edición. Las obligaciones no
difieren de las examinadas en el contrato de edición. Debe entregar la obra y garantizar el
disfrute de la misma por parte del empresario, específicamente, en lo atinente a la autoría y la
disponibilidad. Tiene un deber de colaboración que se concreta en abstenciones: no hacer
representar la obra por otro en competencia, o reproducirla por sí mismo.
B) El empresario: La obligación del empresario es representar la obra respetando el derecho
autoral y, específicamente, la originalidad de la obra. Las partes pueden fijar un plazo dentro
del cual la obra se representará, o bien un día determinado. Si no hubiere fecha de estreno
convenida, deberá representarse dentro del plazo de 1 año a partir de la entrega de los
originales, bajo pena de indemnizar al autor con una suma equivalente a veinte
representaciones (art, 46, ley 11.723).La representación puede ser hecha una sola vez o
varias, o durante una temporada o varias, aspectos que se fijan en el contrato. Si no mediare
estipulación, debe entenderse que el empresario está obligado a mantener la obra en cartel
en tanto lo justifique económicamente la afluencia de público.
El empresario tiene un deber de colaboración que consiste en un comportamiento cooperativo
para el buen desarrollo del contrato. Específicamente debe facilitar al autor la intervención en
los ensayos, asistir a la representación, y en general, verificar la relación que tiene la obra con
la representación, todo lo cual puede generar algunos conflictos de competencias que deben
resolverse adjudicando a cada uno un espacio decisorio diferente: el ámbito de decisión del
empresario es el referente a la representación y el del autor es todo lo relacionado con el
respeto de la obra original.
El empresario debe pagar el precio convenido al autor o a sus derecho habientes. Si no se
hubiere pactado un monto, se estará a lo que surja de la costumbre; si la retribución consiste
en un porcentaje de los ingresos, el autor puede exigir rendición de cuentas.
El empresario es responsable por la destrucción parcial o total de la obra ocurrida por su culpa
o dolo, como también de que se reproduzca o represente sin autorización del autor (art. 48).
La regla es la misma que en el contrato de edición, eximiéndose el empresario si demuestra la
causa ajena, es decir, el caso fortuito. La entrega de la obra inédita que se hace representar
por primera vez requiere de un acto formal a cargo del empresario: debe expedir un recibo al
autor o sus derechohabientes y les manifestará dentro de los treinta días de su presentación
si es o no aceptada (art. 46). Éste es un modo de protección del derecho autoral, porque si la
obra es inédita, la entrega sin recibo puede generar riesgos ulteriores si se niega la autoría
original. Si el empresario no da recibo, el autor puede demostrar la entrega de los originales
por cualquier otro medio. Además de la finalidad protectoría y probatoria, el recibo tiene por
efecto producir el comienzo del plazo de treinta días para que el empresario manifieste si
acepta la obra. Durante el plazo y antes de la aceptación, el autor puede retractarse, toda vez
que resultan aplicables las reglas de la oferta no aceptada, que es retractable salvo que exista
una "declaración unilateral como fuente de obligaciones", que no se da en este supuesto.
Perfeccionado el contrato por la aceptación expresa, se definirán los demás elementos
específicos como la retribución, el tipo de representación, el plazo, el lugar, los artistas, la
publicidad. Si el perfeccionamiento es por la vía del silencio del empresario, el contrato deberá
ser integrado judicialmente recurriendo a las costumbres del lugar y de la profesión.
Extinción

92
Se aplican en este caso las reglas generales sobre la edición que hemos visto.

DE LA VENTA
Art. 51. — El autor o sus derechohabientes pueden enajenar o ceder total o parcialmente su
obra. Esta enajenación es válida sólo durante el término establecido por la Ley y confiere a su
adquirente el derecho a su aprovechamiento económico sin poder alterar su título, forma y
contenido.
Art. 52. — Aunque el autor enajenare la propiedad de su obra, conserva sobre ella el derecho
a exigir la fidelidad de su texto y título, en las impresiones, copias o reproducciones, como
asimismo la mención de su nombre o seudónimo como autor.
Art. 53. — La enajenación o cesión de una obra literaria, científica o musical, sea total o
parcial, debe inscribirse en el Registro Nacional de Propiedad Intelectual, sin cuyo requisito no
tendrá validez.
Art. 54. — La enajenación o cesión de una obra pictórica, escultórica, fotográfica o de artes
análogas, salvo pacto en contrario, no lleva implícito el derecho de reproducción que
permanece reservado al autor o sus derechohabientes.
Art. 55. — La enajenación de planos, croquis y trabajos semejantes, no da derecho al
adquirente sino para la ejecución de la obra tenida en vista, no pudiendo enajenarlos,
reproducirlos o servirse de ellos para otras obras.
Estos derechos quedan reservados a su autor, salvo pacto en contrario.
Art. 55 bis — La explotación de la propiedad intelectual sobre los programas de computación
incluirá entre otras formas los contratos de licencia para su uso o reproducción.
Cesión-venta de la obra
Spota"' dice: "Si debemos definir el contrato de enajenación en sentido propio, diremos que se
trata de una cesión de derechos intelectuales, parcial o total, a título oneroso o bien gratuito,
adquiriendo el cesionario un derecho patrimonial consistente en el aprovechamiento
económico parcial o total de la obra intelectual como si se tratare del autor o de su
causahabiente, implicando ello esa atribución patrimonial durante el lapso de ley que puede
invocar el cedente autor o el cedente causahabiente, excluyéndose de esa cesión el derecho
moral del autor porque es indisponible y resulta nulo y por ende de nulidad absoluta el pacto
sobre ese objeto prohibido".
La ley 11.723 regula este contrato en el artículo 51, facultando al autor a enajenar total o
parcialmente su obra. La transmisibilidad se refiere, como lo hemos señalado, al aspecto
patrimonial de la obra, conteniendo las limitaciones que la propia ley establece: sólo confiere a
su adquirente el derecho al aprovechamiento económico y se debe respetar el título, la forma
y el contenido (art. 51, ley 11.723), conservando el autor las facultades extrapatrimoniales,
como la acción para exigir la fidelidad del texto y del título en las impresiones, copias o
reproducciones, como asimismo la mención de su nombre o seudónimo como autor (art. 52,
ley 11.723).
Se trata de un contrato cuya finalidad es el cambio y referido a un derecho, por lo que debe
ser calificado como una cesión-venta.
La cesión puede ser total y, en tal caso, el autor cede su posición en los aspectos
patrimoniales, con todas las facultades que le corresponden en ese aspecto, señaladas en el
artículo 2° de la ley 11.723.
La cesión puede ser parcial, porque se transfieren algunos derechos sin incluir la totalidad,
siendo la hipótesis más frecuente, porque se cede la adaptación, la reproducción o alguna

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faceta particular. La ley establece un límite temporal a la cesión porque nadie puede ceder un
derecho mejor que el que tiene y, consecuentemente, el adquirente también debe respetar el
plazo máximo de vigencia del derecho autoral.

Contrato de ESPECTÁCULO PÚBLICO


Los espectáculos públicos son aquellos que se brindan con fines de diversión, entretenimiento
o distracción en lugares que posibilitan el acceso de una apreciable cantidad de público
espectador. Incluyen: eventos deportivos, el cine, el teatro, los bailes, las exposiciones o
muestras, entre otro. Son todos aquellos en los cuales existe la posibilidad de ingreso masivo
de público, aunque el mismo se encuentre limitado numéricamente a un máximo determinado
por la capacidad del espacio físico donde se desarrollará el evento.
Se denomina contrato de espectáculo público al celebrado entre el empresario organizador y
los espectadores, por el medio del cual aquel se compromete a brindar una obra intelectual de
acuerdo a las condiciones ofrecidas, y la otra parte, se obliga a pagar por ello un precio en
dinero.
Caracteres
Bilateral, oneroso, conmutativo, no formal, innominado (con tipicidad social).
Obligaciones de las partes
Del empresario organizador:
- Observar las reglamentaciones dispuestas por la Administración pública, con el fin de
garantizar las condiciones de seguridad necesarias para que el espectáculo se
desarrolle sin peligro para los asistentes (medidas de seguridad e higiene del local).
- Cumplir con la programación del modo en el que fue anunciada. En caso de que no se
realizara o hubiera una modificación en sus aspectos sustanciales, el espectador puede
resolver el contrato con derecho a la devolución del precio abonado por la entrada.
- Ejercer el deber de vigilancia y control de los espectadores, impidiendo el ingreso o
permanencia de aquellos que pudieran perturbar el orden y el normal desarrollo del
espectáculo, y controlando los desórdenes ocasionados por medio de la autoridad
policial o por sus propios empleados.
- Responder por los daños sufridos por el espectador y sus bienes.
Del espectador:
- Pagar el precio fijado para adquirir el derecho a la entrada y presenciar el espectáculo
- Observar un comportamiento apropiado con el fin de no ocasionar daños a los demás
asistentes a las instalaciones del lugar. Asimismo, debe conducirse de modo de no
obstaculizar el desarrollo del espectáculo.

Responsabilidad civil
El empresario está obligado a garantizar que, durante el desarrollo del evento, ningún daño
recaerá a la persona o, eventualmente, a los bienes de su contraparte, tanto durante como
después de concluido. De tal forma, pesa sobre el proveedor profesional una obligación
expresa de seguridad cuyo fundamento reside en el art. 5°LDC: “las cosas y servicios deben
ser suministrados en forma tal que, utilizados en condiciones previsibles y normales de uso,
no representen peligro alguno para la salud o integridad física de los consumidores o
usuarios”. Además, cuenta con sustento constitucional en el art. 42: “los consumidores y
usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de
su salud, seguridad (…)”

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La obligación de seguridad, con fundamento en la CN, fue invocada por la CSJN en el
encomiable caso “Mosca”. El fallo introdujo la temática de la protección al consumidor desde
una perspectiva original, al considerar “el derecho a la seguridad como abarcativo no solo de
los contratos, sino también de los actos unilaterales, como la oferta a sujetos indeterminados.
Es por ello que debe ser garantizada en el periodo precontractual y en las situaciones de
riesgo creadas por los comportamientos unilaterales, respecto de sujetos no contratantes.”
A su vez, el art. 40 LDC consagra expresamente la responsabilidad objetiva por daños al
consumidor resultante del riesgo o vicio de la prestación del servicio, de tal forma, el
proveedor solo puede liberarse si demuestra que la causa del daño le resulta ajena.
Con respecto a la extensión, no responde solo el profesional con el que contrató el
consumidor, sino que lo hacen, de manera solidaria, todos los que intervinieron en la cadena
de producción, comercialización y ejecución del servicio.
Con relación al ámbito temporal y espacial, interesa dilucidar qué sucede cuando el daño es
sufrido por quienes no están aún vinculados contractualmente con el empresario pero se
hallan en la etapa previa a su conclusión, e incluso después de finalizado el evento, se
encuentran en las inmediaciones del lugar en que se llevó a cabo. En materia de espectáculos
deportivos, se ha resuelto que el hecho de encontrarse la víctima en instalaciones del club no
es motivo para eximir a la empresa organizadora de responsabilidad, porque su deber de
indemnidad trasciende el espacio físico del estadio, y alcanza aún a quienes no estuviera
dentro cuando el hecho dañoso proviene de su interior. En ese sentido, se expidió la Corte en
el caso “Mosca”, al considerar que la obligación del empresario organizador alcanzaba a la
víctima que se encontraba en las zonas de influencia de la actividad aledañas al estadio.
La responsabilidad por daños y perjuicios es solidaria en virtud del art. 40 LDC. En relación a
los espectáculos deportivos, lo mismo dispone el art. 51 de la ley 23.184: “las entidades o
asociaciones participantes de un espectáculo deportivo, son solidariamente responsables de
los daños y perjuicios que se generen en los estadios”. Los decisorios judiciales, por hechos
sucedidos en partidos de futbol, coinciden en responsabilizar de forma solidaria tanto a la
asociación organizadora (AFA) como a las entidades participantes (clubes), con fundamento
en el riesgo de la actividad y en la obligación de seguridad.
Otro aspecto a considerar es cuando el espectador se ubica en un lugar riesgoso y resulta
dañado. La jurisprudencia ha resuelto que el organizador tiene que procurar los medios para
que el evento se desarrolle sin peligro para el público concurrente, aun previendo la
imprudencia o temeridad de éste que asiste, cuyo entusiasmo notorio por participar en estos
tipos de espectáculos le hace incurrir, en ciertas oportunidades, en riesgos que una adecuada
instalación preventiva, o un mayor control en las zonas prohibidas puede evitar. Tales
deficiencias organizativas y de seguridad hacen que el daño resulte atribuible al organizador.
La CSJN expuso en Cohen que la aceptación del riesgo no es por sí misma una causa de
exoneración si no demuestra una falta de la víctima, es decir, que esta ha asumido con su
participación un rol activo y exclusivo en la producción del siniestro.
En los eventos deportivos que presentan partidos de futbol, son comunes los hechos
atribuibles a las multitudes o a las “barras bravas”, en los cuales no resulta identificable el
autor material del daño a los asistentes, pero en cambio puede determinarse el grupo que lo
ha causado. El art. 1761 CCyC prevé el supuesto de daños producidos por autores anónimos:
“si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado responden
solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a
su producción”. Esta circunstancia no puede ser invocada como eximente de responsabilidad

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por el organizador, desde que no se trata de un acontecimiento extraordinario o imprevisible
ajeno a él. Por lo tanto, a la obligación solidaria de los integrantes del grupo se suma la de
igual naturaleza por parte del organizador.
En cuanto a los perjuicios sufridos por terceros con quienes el organizador no tiene
vinculación alguna (por ejemplo, un vecino del estadio), pesa sobre él un deber general de no
dañarlos. El fundamento de la responsabilidad es la actividad riesgosa, siempre que el evento
haya sido la causa o concausa del daño, pues sin él, de hecho no habría acaecido.

Situaciones específicas del ámbito deportivo


La empresa organizadora y los deportistas: Aquí es posible diferenciar dos situaciones. En la
primera, el deportista pertenece a una institución (por ejemplo, un club de fútbol) y el conjunto
de esos clubes están federados a otro que realiza el evento deportivo (por caso, la AFA
organiza el campeonato nacional). A su vez, estas relaciones pueden o no ser desarrolladas
bajo la forma empresarial para alcanzar beneficios económicos. Si está organizado de esta
manera, debe entenderse que el jugador tiene acción contra el club al cual pertenece y
también contra el organizador del espectáculo, ello en virtud de la obligación de seguridad que
asume el organizador respecto del jugador. En cambio, si el promotor no está organizado bajo
la forma empresarial, sino que se trata de organismos sin fines de lucro, no habrá acción del
deportista contra él. En la segunda, el deportista está ligado directamente con el ente
organizador de espectáculos, esta relación puede ser ocasional o permanente. También, en
estos casos, debe distinguirse según el deporte se practique por mera recreación o bajo
circunstancias profesionalizadas. En el primer caso, normalmente no habrá lugar a la
reparación; en cambio, en el deporte profesionalizado, habrá que analizar los vínculos
contractuales que unieron a las partes.
El deportista y la institución a la cual pertenece: El vínculo que une al deportista
profesionalizado con la institución a la cual pertenece es de índole laboral por lo cual se rige
por las normas de la relación de trabajo.
La situación difiere cuando se trata de deportistas ligados a ciertas instituciones sin
condiciones de profesionalidad. Se trata de participaciones voluntarias y gratuitas, aun cuando
se paguen ciertos gastos como pasajes, viáticos o comidas. La mayoría de la doctrina
sostiene que los daños deben ser soportados por el deportista como un riesgo propio de la
práctica.
El deportista y sus contrincantes: En torno a la responsabilidad civil del jugador que provoca
un daño a un rival, se sostiene que el deporte implica un cierto riesgo para quien lo practica,
que debe ser por él asumido. De tal modo, en tanto el deportista no realice una conducta
contraria a las reglas del juego, no habrá reparación por parte del contendiente. Estarán a
cargo del propio club al cual el jugador pertenece debido a que se trata de un infortunio
laboral, salvo que sea un deportista independiente. En cambio habrá responsabilidad si el
jugador arremete intencionalmente contra su adversario, con fundamento en la actitud dolosa,
especialmente si el árbitro había detenido el juego o a través de una acción que no es propia
del mismo.

Contrato oneroso de RENTA VITALICIA


ARTÍCULO 1599. Concepto: Contrato oneroso de renta vitalicia es aquel por el cual alguien,
a cambio de un capital o de otra prestación mensurable en dinero, se obliga a pagar una renta

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en forma periódica a otro, durante la vida de una o más personas humanas ya existentes,
designadas en el contrato.
Partes
Constituyente: Es quien se obliga a entregar un capital u otra prestación mensurable en
dinero, transmitiendo la propiedad de los mismos. Generalmente asume, a su vez, el rol de
beneficiario o acreedor de la renta.
Deudor de la renta: es quien recibe del constituyente el capital u otra prestación mensurable
en dinero, y se obliga a pagar una renta periódica y vitalicia también en dinero al beneficiario.
Beneficiario o acreedor: Es quien tiene el derecho subjetivo al pago de la renta, exigible
frente al deudor. Con frecuencia es el constituyente, sin embargo, podría darse un supuesto
en el cual el beneficiario o acreedor no suma simultáneamente la calidad de constituyente y
por ende, no será parte del contrato.
Cabeza de renta: Es el sujeto cuya vida se ha tomado en consideración para la duración del
contrato oneroso de renta vitalicia. Personas que pueden serlo: El constituyente, el deudor de
la renta, el beneficiario (si es diferente del constituyente), tercera o terceras personas.
Obligaciones de las partes:
 Es obligación del constituyente de la renta la entrega del capital, que puede consistir en
bienes muebles o inmuebles, o en dinero, cuyo dominio se transfiere al deudor de la
pensión. También es responsable, frente al deudor de la renta, del saneamiento por
evicción y vicios ocultos, deber propio de los contratos onerosos.
 El deudor de la renta asume la obligación principal de pagar la pensión fijada en los
términos convenidos. A su vez puede pactarse la obligación de otorgar garantías (tales
como fianza o hipoteca) para asegurar el pago de la pensión, pero esta no constituye
un elemento esencial del contrato oneroso de renta vitalicia ni siquiera supone un
efecto natural, sino que sólo surge de una cláusula accidental y por el solo acuerdo
expreso de las partes.
Elementos tipificantes
a) Entrega en propiedad de un capital o de otra prestación mensurable en dinero
b) Pago periódico de una renta vitalicia
Caracteres
Bilateral, oneroso, aleatorio, formal con forma impuesta relativa, nominado, de duración.
En cuanto a la onerosidad, se destaca que esta característica se configura porque la ventaja
de la parte que se obliga a entregar el capital, tiene como contrapartida la obligación de pagar
la renta de la otra parte, y viceversa. Cuando la ventaja se obtiene a título gratuito, es decir,
sin contrapartida, se configura la otra especie de renta vitalicia que contempla nuestra
legislación y que constituye una donación.
La aleatoriedad es uno de los signos distintivos más reveladores de este contrato, teniendo en
cuenta que la equivalencia exacta entre las prestaciones de los contratantes no está prevista
al momento de la celebración del acuerdo, pues la esperanza de ganancia o pérdida de cada
una de las partes depende de un acontecimiento futuro e incierto.
Por su parte, el artículo 1061 dispone que: ARTÍCULO 1601. Forma: El contrato oneroso de
renta vitalicia debe celebrarse en escritura pública. La forma impuesta por la ley para el
contrato oneroso de renta vitalicia no acarrea sanción fulminante en caso de incumplimiento.
La escritura pública es requerida para la celebración del contrato de renta vitalicia gratuita
como solemnidad absoluta. Concuerda con el art. 1600 CC yC que establece que se aplicarán
las reglas de la donación en caso de que la entrega del capital se realice a título gratuito.

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Así el art. 1552 CC yC habla de la forma de las donaciones, sean estas de cosas inmuebles,
cosas muebles registrables o donaciones de prestaciones periódicas o vitalicias, deberán
hacerse bajo la forma de escritura pública bajo pena de nulidad. Es una solemnidad absoluta.
Diferente solución se debe aplicar en el caso del contrato oneroso de renta vitalicia. Esto es
así porque la norma en comentario no contiene sanción de nulidad, razón por la que estamos
frente al caso previsto en el art. 1018 CC yC en el que se consagra la conversión del negocio
jurídico que no fuera otorgado con el instrumento previsto.

Comparación con figuras afines


 Con la donación: la distinción entre ellos es notoria en tanto la donación constituye una
liberalidad, mientras que la renta vitalicia es onerosa. No obstante, puede presentarse
una hipótesis en que la diferenciación es sutil, dada por la figura de la donación con
cargo. Se entiende que si la contraprestación por la donación es superior al producido
normal de la explotación o el valor del objeto del contrato, se trata de una renta vitalicia;
pero si es menor, hay más bien una donación con cargo, aunque las partes la hayan
calificado como renta vitalicia. La dificultad se presenta cuando la renta es
aproximadamente equivalente al valor del objeto de la donación. En ese supuesto, la
calificación del contrato exigirá una indagación de la voluntad de las partes.
 Con la obligación de pagar alimentos: El contrato oneroso de renta vitalicia genera la
obligación de pagar una renta que puede tener una finalidad alimentaria, y así se
asemejaría a la obligación de pagar alimentos. Sin embargo, la diferencia es clara, ya
que la última es una obligación de fuente legal.
 Con el seguro de vida: Las semejanzas entre estas figuras están dadas por la finalidad
de previsión y la calificación como aleatorios. La principal diferencia reside en que el
capital que entrega el constituyente del contrato oneroso de renta vitalicia es único y se
adquiere en propiedad por el deudor de la renta; mientras que, en el seguro de vida, el
asegurado, para tener derecho a la renta, paga una suma indeterminada que se abona
en cuotas periódicas hasta su muerte, fecha en la que nace el derecho a percibir la
renta a favor de su beneficiario.

ARTÍCULO 1600. Reglas subsidiarias: Si el contrato es a favor de tercero, respecto de éste


se rige en subsidio por las reglas de la donación, excepto que la prestación se haya
convenido en razón de otro negocio oneroso
.
ARTÍCULO 1602. Renta. Periodicidad del pago: La renta debe pagarse en dinero. Si se
prevé esta prestación en otros bienes que no son dinero, debe pagarse por su equivalente en
dinero al momento de cada pago.
El contrato debe establecer la periodicidad con que se pague la renta y el valor de cada cuota.
Si no se establece el valor de las cuotas, se considera que son de igual valor entre sí.
La renta se devenga por período vencido; sin embargo, se debe la parte proporcional por el
tiempo transcurrido desde el último vencimiento hasta el fallecimiento de la persona cuya vida
se toma en consideración para la duración del contrato.

ARTÍCULO 1603. Pluralidad de beneficiarios: La renta puede contratarse en beneficio de


una o más personas existentes al momento de celebrarse el contrato, y en forma sucesiva o
simultánea. Si se establece para que la perciban simultáneamente, a falta de previsión

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contractual, les corresponde por partes iguales sin derecho de acrecer. El derecho a la renta
es transmisible por actos entre vivos y por causa de muerte.
Cada una de las partes del contrato es susceptible de estar compuesta por una pluralidad de
personas. Es posible que haya uno o más constituyentes, uno o más beneficiarios y uno o
más cabeza de renta.
En el caso de la designación de varios beneficiarios, estos pueden serlo en forma sucesiva o
simultánea. Si el contrato no tiene previsión sobre la forma, se entiende que lo son en forma
simultánea.
Los beneficiarios simultáneos cobrarán la renta al mismo tiempo, y se dividirá entre ellos, por
partes iguales, la renta periódica si no se acordó la diferenciación de cuotas. En el caso de los
beneficiarios sucesivos, el segundo de ellos cobrará la renta cuando fallezca el primero, y así
sucesivamente con los restantes beneficiarios.
La norma dispone que en el caso de ser instituido más de un beneficiario en forma
simultánea, la renta será cobrada por partes iguales, sin derecho de acrecer, si el contrato no
prevé lo contrario. Esto es, que a medida que fallecieren los beneficiarios, se va cancelando la
parte de la renta correspondiente a cada uno de los fallecidos, por lo que el derecho de
acrecer deberá estar expresamente pactado.
El último párrafo de la norma faculta a los beneficiarios a disponer del derecho a la renta,
tanto por actos entre vivos (cesión), como así también mortis causa; es decir que el derecho a
la renta integrará el acervo sucesorio del beneficiario fallecido.

ARTÍCULO 1604. Acción del constituyente o sus herederos: El que entrega el capital, o
sus herederos, pueden demandar la resolución del contrato por falta de pago del deudor y la
restitución del capital.
En igual caso, si la renta es en beneficio de un tercero se aplica lo dispuesto en el artículo
1027.
La solución del art. 1604 CC yC es un efecto de los contratos bilaterales, tal es el pacto
comisorio. En los contratos bilaterales la cláusula resolutoria está implícita. En el caso del
contrato oneroso de renta vitalicia, el constituyente no debe emplazar al deudor de la renta,
bajo apercibimiento expreso de resolución del contrato, a que cumpla en un plazo no menor a
quince días, pues este artículo lo faculta para declarar unilateralmente la extinción del
contrato, entonces la resolución se produce de pleno derecho.
En el caso de que se haya estipulado que la renta se debe pagar a un tercero beneficiario, el
art. 1027 CC yC —que es al que remite la norma— establece que el que entregó el capital le
confiere al beneficiario los derechos o facultades resultantes de lo que ha convenido, por lo
que el mismo beneficiario tiene la facultad de demandar la resolución del contrato y la entrega
del capital al constituyente.

ARTÍCULO 1605. Acción del tercero beneficiario: El tercero beneficiario se constituye en


acreedor de la renta desde su aceptación y tiene acción directa contra el deudor para obtener
su pago. Se aplica en subsidio lo dispuesto en el artículo 1028.

ARTÍCULO 1606. Extinción de la renta: El derecho a la renta se extingue por el fallecimiento


de la persona cuya vida se toma en consideración para la duración del contrato, por cualquier
causa que sea. Si son varias las personas, por el fallecimiento de la última; hasta que ello
ocurre, la renta se devenga en su totalidad.

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Es nula la cláusula que autoriza a substituir dicha persona, o a incorporar otra al mismo
efecto.
La prueba del fallecimiento corresponde al deudor de la renta.

ARTÍCULO 1607. Resolución por falta de garantía: Si el deudor de la renta no otorga la


garantía a la que se obliga, o si la dada disminuye, quien entrega el capital o sus herederos
pueden demandar la resolución del contrato debiendo restituirse sólo el capital
El deudor de la renta puede obligarse a dar garantías del cumplimiento de su obligación.
Estas garantías pueden ser personales (fianza) o hipoteca (reales).
En el artículo bajo análisis, el deudor no está obligado a garantizar su obligación, pero se
configura la obligación de garantizar el pago de la renta en tanto es “la garantía a la que se
obliga”.
Esta es una obligación nacida de un pacto expreso, es decir, una norma introducida por las
partes en una cláusula del contrato. No es un elemento esencial del contrato. Para el
perfeccionamiento del contrato oneroso de renta vitalicia no es necesario dar garantía por el
pago de la renta.
En el caso de que el deudor no otorgara las garantías prometidas, o si las ha otorgado, estas
disminuyen por cualquier causa, el constituyente o sus herederos pueden demandar la
resolución del contrato y el deudor deberá restituir el capital.

ARTÍCULO 1608. Resolución por enfermedad coetánea a la celebración: Si la persona


cuya vida se toma en consideración para la duración del contrato no es el deudor, y dentro de
los treinta días de celebrado, fallece por propia mano o por una enfermedad que padecía al
momento del contrato, éste se resuelve de pleno derecho y deben restituirse las prestaciones.
La sanción prevista en el art. 1608 CC yC está supeditada a la ocurrencia de tres requisitos
para el caso de enfermedad: que la enfermedad exista al momento de la celebración, que la
muerte se haya producido a consecuencia de esa enfermedad y que ocurra dentro de los
treinta días siguientes a la celebración del contrato.
En el caso tanto de suicidio del cabeza de renta como de enfermedad que produce la muerte
dentro de los treinta días siguientes a la celebración del contrato, la resolución opera de pleno
derecho y las partes deben restituirse las prestaciones. Esto significa que el deudor de la
renta debe restituir el capital y el o los beneficiarios deben restituir al promitente la o las
cuotas de la renta pagada.

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UNIDAD X. CONTRATOS DE CAMBIO: MANDATO, CORRETAJE, COMISIÓN,
CONSIGNACIÓN, AGENCIA, CONCESIÓN PRIVADA, FRANQUICIA, FIDEICOMISO,
CONTRATOS ASOCIATIVOS.

CONTRATO DE MANDATO
ARTÍCULO 1319. Definición: Hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a realizar
uno o más actos jurídicos en interés de otra.
El mandato puede ser conferido y aceptado expresa o tácitamente. Si una persona sabe que
alguien está haciendo algo en su interés, y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que
ha conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación aun sin
mediar declaración expresa sobre ella.
De esta definición se desprende una gran diferencia respecto del art. 1869 CC —que es su
antecedente legislativo inmediato—, al no aludirse a la necesidad de otorgamiento de poder
como requisito de formación del contrato, eliminando de la definición legal la función
representativa por cuanto ésta no es de la esencia del mandato. La definición al referir al
“interés” alude tanto al acto gestionado mediante la representación, como al efectuado en
colaboración de otro. En síntesis, el mandato es un contrato basado en la gestión ya que lo
esencial es el encargo para la realización de actos jurídicos entre vivos. Como consecuencia
de ello, se requiere la colaboración de otro para ejecutar un acto, es decir, que se separa el
interés que el mandante tiene en el acto, de la ejecución que realiza el mandatario. Por ello, la
finalidad económico-social de este contrato radica justamente en la colaboración gestoria.
En este reordenamiento conceptual el CC yC regula —de modo independiente— un mandato
con representación o sin ella en artículos sucesivos (arts. 1320 y 1321).
En cuanto a sus caracteres, el contrato es consensual (ya que basta para su
perfeccionamiento el mero consentimiento de las partes), no formal, puede ser oneroso o
gratuito, y bilateral o unilateral según sea oneroso o gratuito (en el primer caso, nacerán
obligaciones recíprocas entre las partes: el mandatario deberá cumplir el encargo y el
mandante pagar la retribución; en el segundo caso, es decir, si se pactó la gratuidad, el
mandato será unilateral ya que solamente generará obligaciones para el mandatario)
Respecto del objeto, el nuevo ordenamiento, al igual que el CC, alude a actos jurídicos (art.
259 CC yC), de modo que no recae sobre actos materiales, los cuales se rigen por normas
especiales como el contrato de locación servicios, de obra, el contrato de trabajo, etc. Por lo
demás deben aplicarse, al análisis del objeto del contrato, las reglas generales para todos los
contratos (v. gr. art. 1003 CC yC y ss.)

Comparación con otros institutos


 Con el corretaje: El art. 1345 dispone que hay contrato de corretaje cuando una
persona, denominada corredor, se obliga ante otra, a mediar ne la negociación y
conclusión de uno o varios negocios, sin tener relación de dependencia o
representación con ninguna de las partes. El corredor intermedia y se limita a acercar a
las partes. A diferencia del mandato, en el corretaje no hay representación ya que no
se obra por cuenta y orden de otro, no se celebra el contrato a nombre de quien se
formula el contrato. En este sentido, se ha sostenido que el corretaje se distingue del
mandato en que el mandatario concluye actos jurídicos por cuenta del principal –
habitualmente también a su nombre-, mientras que el corredor solo prepara o coopera
en la realización.

101
 Con el contrato de consignación: El art. 1335 establece que hay contrato de
consignación cuando el mandato es sin representación para la venta de cosas
muebles. Se trata de un mandato con elementos tipificantes particulares, ya que no
debe existir representación, y el acto jurídico que se encarga es bien específico, pues
refiere a la venta
 de cosas muebles. Se puede afirmar que entre el contrato de mandato y el contrato de
consignación existe una relación de género a especie.
 Con la gestión de negocios: Tanto el gestor como el mandatario formalizan un negocio
ajeno. El mandato es un contrato, en cambio, la gestión de negocios es una fuente de
obligaciones no contractual en la cual una persona “asume oficiosamente” la gestión de
un negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin
estar autorizada ni obligada, legal o convencionalmente. En otras palabras, en la
gestión no existe el encargo que caracteriza al mandato.

ARTÍCULO 1320. Representación: Si el mandante confiere poder para ser representado, le


son aplicables las disposiciones de los artículos 362 y siguientes.
Aun cuando el mandato no confiera poder de representación, se aplican las disposiciones
citadas a las relaciones entre mandante y mandatario, en todo lo que no resulten modificadas
en este Capítulo.
En el mandato con representación las relaciones activas y pasivas nacen directamente entre
el tercero y el mandante. Se trata de dos negocios jurídicos que confluyen y dos son las
relaciones que coexisten: una es la interna entre mandante y mandatario, caracterizada por el
deber de cumplir el encargo conferido y aceptado y regulada por el contrato de mandato; la
otra es la externa entre mandante y tercero, caracterizada por el poder que permite la
actuación en nombre ajeno, regulada por el negocio unilateral de apoderamiento. Los actos o
hechos que el mandatario ejecuta dentro de los límites de su poder y a nombre del mandante,
así como las obligaciones que en consecuencia hubiere contraído, “son considerados como
hechos por este personalmente.
En lo referente a los actos jurídicos que pueden ser objeto de representación, la regla es que
puede actuarse por representante en todos los actos jurídicos patrimoniales y entre vivos. Sin
embargo, no es posible encomendar al representante la realización de actos que el
representado no puede celebrar por sí, así como tampoco encomendar la ejecución de
obligaciones intuitu personae.
Reglas de la representación
La representación es una figura por medio de la cual una persona (representante) ejecuta un
negocio jurídico en nombre de otro (representado) en forma tal que el negocio se considera
directamente celebrado por este y los derechos y obligaciones emergentes del acto celebrado
por el representante recaen en el representado. Se trata de una institución autónoma que
satisface la necesidad de colaboración entre los individuos en el seno de la sociedad.
ARTÍCULO 358. Principio. Fuentes: Los actos jurídicos entre vivos pueden ser celebrados
por medio de representante, excepto en los casos en que la ley exige que sean otorgados por
el titular del derecho.
La representación es voluntaria cuando resulta de un acto jurídico, es legal cuando resulta de
una regla de derecho, y es orgánica cuando resulta del estatuto de una persona jurídica.

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ARTÍCULO 359. Efectos: Los actos celebrados por el representante en nombre del
representado y en los límites de las facultades conferidas por la ley o por el acto de
apoderamiento, producen efecto directamente para el representado.
ARTÍCULO 360. Extensión: La representación alcanza a los actos objeto del apoderamiento,
a las facultades otorgadas por la ley y también a los actos necesarios para su ejecución.
ARTÍCULO 366. Actuación en ejercicio del poder: Cuando un representante actúa dentro
del marco de su poder, sus actos obligan directamente al representado y a los terceros. El
representante no queda obligado para con los terceros, excepto que haya garantizado de
algún modo el negocio. Si la voluntad de obrar en nombre de otro no aparece claramente, se
entiende que ha procedido en nombre propio.
El apoderamiento es un acto jurídico unilateral en virtud del cual el poderdante concede al
apoderado facultades para obrar en su nombre con eficacia representativa. En cuanto a su
naturaleza cabe afirmar que es un acto jurídico por ser un acto voluntario que persigue crear
una situación jurídica, al tiempo que es unilateral en tanto requiere la intervención de una sola
parte, el poderdante, sin que resulte necesaria la aceptación del apoderado.
ARTÍCULO 363. Forma: El apoderamiento debe ser otorgado en la forma prescripta para el
acto que el representante debe realizar.

ARTICULO 367.-Representación aparente. Cuando alguien ha obrado de manera de inducir


a un tercero a celebrar un acto jurídico, dejándolo creer razonablemente que negocia con su
representante, sin que haya representación expresa, se entiende que le ha otorgado
tácitamente poder suficiente.

A tal efecto se presume que:

a) quien de manera notoria tiene la administración de un establecimiento abierto al público es


apoderado para todos los actos propios de la gestión ordinaria de éste;

b) los dependientes que se desempeñan en el establecimiento están facultados para todos los
actos que ordinariamente corresponden a las funciones que realizan;

c) los dependientes encargados de entregar mercaderías fuera del establecimiento están


facultados a percibir su precio otorgando el pertinente recibo.

ARTÍCULO 1321. Mandato sin representación: Si el mandante no otorga poder de


representación, el mandatario actúa en nombre propio pero en interés del mandante, quien no
queda obligado directamente respecto del tercero, ni éste respecto del mandante. El
mandante puede subrogarse en las acciones que tiene el mandatario contra el tercero, e
igualmente el tercero en las acciones que pueda ejercer el mandatario contra el mandante.
Las relaciones activas y pasivas nacen entre mandatario y tercero, a diferencia de lo que
sucede en el mandato con representación en el cual las relaciones se dan de modo directo
entre mandante y tercero, siendo el mandatario un tercero en el negocio gestorio.
Aquí son dos las relaciones que coexisten: una interna, entre mandante y mandatario
(contrato de mandato); y otra externa, entre el mandatario y el tercero con el cual contrata.

103
El mandatario es, en principio, el único responsable frente al tercero por las obligaciones
asumidas en el contrato desde que actúa en nombre propio, pero en interés del mandante,
quien no queda obligado directamente respecto del tercero, ni este respecto de aquel.
Ahora bien, esta relación interna mandante-mandatario (contrato de mandato) que legitima la
actuación de este último y determina que no actúe en su propio interés sino en interés del
mandante, determina que el acto celebrado con los terceros no resulte totalmente indiferente
a aquel, encontrando su base jurídica en el art. 1321 in fine CC yC, que lo autoriza a ejercer la
acción subrogatoria (arts. 739 a 742 CC yC) respecto de las acciones que tenga el mandatario
contra el tercero y a este en las acciones que el mandatario posea contra el mandante.

ARTÍCULO 1322. Onerosidad: El mandato se presume oneroso. A falta de acuerdo sobre la


retribución, la remuneración es la que establecen las disposiciones legales o reglamentarias
aplicables, o el uso. A falta de ambos, debe ser determinada por el juez.

Capacidad de las partes


En relación con el mandante, se aplican las normas sobre incapacidad e inhabilidad para
contratar, y aquellas que regulan la temática en la parte general del CCyC. Esto significa que
el mandante debe ser capaz de ejercicio y hábil para contratar con relación al acto que
encarga al mandatario. Ello así, en tanto el art. 364 dispone que en la representación
voluntaria, el representado debe tener capacidad para otorgar el acto al momento del
apoderamiento.
Con relación al mandatario, el art 364 in fine dispone que para el representante es suficiente
el discernimiento. A su vez, el art 1323 dispone lo siguiente:
ARTÍCULO 1323. Capacidad: El mandato puede ser conferido a una persona incapaz, pero
ésta puede oponer la nulidad del contrato si es demandado por inejecución de las
obligaciones o por rendición de cuentas, excepto la acción de restitución de lo que se ha
convertido en provecho suyo.

Mandato expreso y tácito


La manifestación de voluntad de mandante y mandatario para alcanzar el consentimiento
puede resultar de comportamientos declarativos, si se manifiesta por medio de una
declaración expresa, es decir, por signos del lenguaje –verbalmente, por escrito o por signos
inequívocos-. En tal sentido, el art. 1219 comienza afirmando que el mandato puede ser
conferido y aceptado expresamente.
No obstante, el consentimiento puede obtenerse por comportamientos no declarativos o en
forma tácita, cuando resulta de hechos o actos que lo presupongan o que autoricen a
presumirlo. Así, el art 1319 dispone que si una persona sabe que alguien está haciendo algo
en su interés y no lo impide, pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente
mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación aun sin mediar declaración expresa
sobre ella. Se trata de un supuesto de silencio calificado que permite inferir la voluntad de
conferir el encargo. Así, del art. 1319 puede desprenderse el deber del mandante de
expedirse impidiendo el acto, si pudiera hacerlo, para restarle eficacia al silencio como
manifestación de voluntad.

Individualización del objeto del mandato. Poder general y especial, poder concebido en
términos generales.

104
Esta distinción tiene en cuenta el número de asuntos para los cuales el poderdante faculta al
apoderado. Así, el poder general se define como aquel que comprende todos los negocios del
principal o parte de ellos siempre que no se individualicen concretamente los actos en que el
apoderado podrá intervenir, de modo tal que será poder general el que limite la actuación del
apoderado por tipos de negocios.
En cambio, el poder especial es aquel que abarca solo uno o varios negocios del principal, de
modo tal que estos aparecen suficientemente individualizados.
El poder conferido en términos generales, comprende el supuesto de aquel poder en el que no
se han descripto en forma concreta las facultades que tiene el apoderado para el
cumplimiento del encargo, o bien, el supuesto en que se declara que el apoderado puede
realizar todo tipo de actos. Al respecto, el art. 375 contiene una regla hermenéutica de gran
utilidad: establece que el poder conferido en términos generales solo incluye los actos propios
de administración ordinaria y los necesarios para su ejecución.
El artículo 375, de manera no taxativa, enumera ciertos actos que requieren facultades
expresas. Son actos de disposición, que tienen la virtualidad de impactar en la integración del
patrimonio o bien actos de índole personal de gran trascendencia.
Son necesarias facultades expresas para:
a) peticionar el divorcio, la nulidad de matrimonio, la modificación, disolución o liquidación del
régimen patrimonial del matrimonio;
b) otorgar el asentimiento conyugal si el acto lo requiere, caso en el que deben identificarse
los bienes a que se refiere;
c) reconocer hijos, caso en el que debe individualizarse a la persona que se reconoce;
d) aceptar herencias;
e) constituir, modificar, transferir o extinguir derechos reales sobre inmuebles u otros bienes
registrables;
f) crear obligaciones por una declaración unilateral de voluntad;
g) reconocer o novar obligaciones anteriores al otorgamiento del poder;
h) hacer pagos que no sean los ordinarios de la administración;
i) renunciar, transar, someter a juicio arbitral derechos u obligaciones, sin perjuicio de las
reglas aplicables en materia de concursos y quiebras;
j) formar uniones transitorias de empresas, agrupamientos de colaboración empresaria,
sociedades, asociaciones, o fundaciones;
k) dar o tomar en locación inmuebles por más de tres años, o cobrar alquileres anticipados
por más de un año;
l) realizar donaciones, u otras liberalidades, excepto pequeñas gratificaciones habituales;
m) dar fianzas, comprometer servicios personales, recibir cosas en depósito si no se trata del
necesario, y dar o tomar dinero en préstamo, excepto cuando estos actos correspondan al
objeto para el que se otorgó un poder en términos generales.

ARTÍCULO 1324. Obligaciones del mandatario: El mandatario está obligado a:


a) cumplir los actos comprendidos en el mandato, conforme a las instrucciones dadas por el
mandante y a la naturaleza del negocio que constituye su objeto, con el cuidado que pondría
en los asuntos propios o, en su caso, el exigido por las reglas de su profesión, o por los usos
del lugar de ejecución;

105
b) dar aviso inmediato al mandante de cualquier circunstancia sobreviniente que
razonablemente aconseje apartarse de las instrucciones recibidas, requiriendo nuevas
instrucciones o ratificación de las anteriores, y adoptar las medidas indispensables y urgentes;
c) informar sin demora al mandante de todo conflicto de intereses y de toda otra circunstancia
que pueda motivar la modificación o la revocación del mandato;
d) mantener en reserva toda información que adquiera con motivo del mandato que, por su
naturaleza o circunstancias, no está destinada a ser divulgada;
e) dar aviso al mandante de todo valor que haya recibido en razón del mandato, y ponerlo a
disposición de aquél;
f) rendir cuenta de su gestión en las oportunidades convenidas o a la extinción del mandato;
g) entregar al mandante las ganancias derivadas del negocio, con los intereses moratorios, de
las sumas de dinero que haya utilizado en provecho propio;
h) informar en cualquier momento, a requerimiento del mandante, sobre la ejecución del
mandato;
i) exhibir al mandante toda la documentación relacionada con la gestión encomendada, y
entregarle la que corresponde según las circunstancias.
Si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o su modo de vivir,
acepta él regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las providencias
conservatorias urgentes que requiera el negocio que se le encomienda.
ARTÍCULO 1325. Conflicto de intereses: Si media conflicto de intereses entre el mandante
y el mandatario, éste debe posponer los suyos en la ejecución del mandato, o renunciar.
La obtención, en el desempeño del cargo, de un beneficio no autorizado por el mandante,
hace perder al mandatario su derecho a la retribución.
.
ARTÍCULO 1326. Mandato a varias personas: Si el mandato se confiere a varias personas
sin estipular expresamente la forma o el orden de su actuación, se entiende que pueden
desempeñarse conjunta o separadamente.
Ante un mandato plural y con el objeto de determinar los efectos y validez de los actos que
pueda haber ejecutado uno o varios mandatarios, deberán analizarse los términos en los
cuales ha sido otorgado.
Así puede que se haya otorgado para una actuación: i) conjunta: deben actuar todos
coordinados para que el acto tenga efectos jurídicos; ii) solidaria: cada uno puede actuar
válidamente por sí solo; iii) fraccionada: cada uno tiene una esfera de actividad exclusiva de
actuación; iv) sustitutiva o subordinada: cada uno tiene indicada su actuación en cierto orden
o subordinada a determinada situación. Si el contrato no ha sido otorgado con este nivel de
previsión se observará la regla general contenida en el artículo bajo comentario

ARTÍCULO 1327. Sustitución del mandato: El mandatario puede sustituir en otra persona la
ejecución del mandato y es responsable de la elección del sustituto, excepto cuando lo haga
por indicación del mandante. En caso de sustitución, el mandante tiene la acción directa
contra el sustituto prevista en los artículos 736 CCyC concordantes, pero no está obligado a
pagarle retribución si la sustitución no era necesaria.
El mandatario responde directamente por la actuación del sustituto cuando no fue autorizado
a sustituir, o cuando la sustitución era innecesaria para la ejecución del mandato.
La sustitución podrá configurarse como un submandato o bien, como una cesión de mandato,
según sean las características en las que se otorgue el acto. En el caso del submandato, se

106
aplican las reglas del subcontrato, donde el mandatario originario no queda desobligado y es
responsable de la elección del sustituto, salvo que haya actuado por indicación del mandante.
En el caso de haberse actuado por indicación este último, se produciría una cesión de la
posición contractual —por delegación perfecta— y el mandante podría ejercer la acción
directa contra el sustituto, prevista en el art. 736 CC y concs.
Finalmente, la norma indica que, de no haber resultado necesaria la sustitución, el mandante
no estará obligado a retribuir al sustituto. En este supuesto, el mandatario continúa
respondiendo de modo directo ante el mandante sin poder desobligarse del encargo, al igual
que frente a los supuestos en los cuales el mandatario haya carecido de autorización para
sustituir. En ambos supuestos, el mandatario responde de modo directo frente al mandante.

ARTÍCULO 1328. Obligaciones del mandante: El mandante está obligado a:


a) suministrar al mandatario los medios necesarios para la ejecución del mandato y
compensarle, en cualquier momento que le sea requerido, todo gasto razonable en que haya
incurrido para ese fin;
b) indemnizar al mandatario los daños que sufra como consecuencia de la ejecución del
mandato, no imputables al propio mandatario;
c) liberar al mandatario de las obligaciones asumidas con terceros, proveyéndole de los
medios necesarios para ello;
d) abonar al mandatario la retribución convenida. Si el mandato se extingue sin culpa del
mandatario, debe la parte de la retribución proporcionada al servicio cumplido; pero si el
mandatario ha recibido un adelanto mayor de lo que le corresponde, el mandante no puede
exigir su restitución.

ARTÍCULO 1329. Extinción del mandato


El mandato se extingue:
a) por el transcurso del plazo por el que fue otorgado, o por el cumplimiento de la condición
resolutoria pactada;
b) por la ejecución del negocio para el cual fue dado;
c) por la revocación del mandante;
d) por la renuncia del mandatario;
e) por la muerte o incapacidad del mandante o del mandatario.
El mandato al igual que todos los contratos se extingue por consecuencia natural del
cumplimiento o agotamiento de su objeto (inc. b), cumplimiento de la condición resolutoria (art.
343 CC yC y ss.) o del plazo por el cual fue previsto (inc. a).
Revocación: Son aplicables las normas generales a todos los contratos contenidas en los
arts. 1077 a 1080 CC yC, relativas a la extinción, efectos y eventual obligación de restitución
de los bienes por parte del mandatario al mandante. En cuanto a la forma, no determina un
modo específico, por lo que rige la libertad de formas; de modo que esta manifestación
unilateral de la voluntad podrá darse de modo expreso o tácito y surtirá efectos a futuro.
ARTÍCULO 1331. Revocación: La revocación sin justa causa del mandato otorgado por
tiempo o asunto determinado obliga al mandante a indemnizar los daños causados; si el
mandato fue dado por plazo indeterminado, el mandante debe dar aviso adecuado a las
circunstancias o, en su defecto, indemnizar los daños que cause su omisión.
Renuncia

107
Es la contrapartida de la revocación y se rige fundamentalmente por los arts. 944 y 946 CC yC
que regulan en el Libro III, Título I de las obligaciones en general —otros modos de extinción
— y contemplan expresamente los supuestos de renuncia. La renuncia es una manifestación
de la voluntad unilateral y recepticia que produce efectos que se proyectan hacia futuro.
En cuanto al tiempo en que puede darse la renuncia, si se trata de una renuncia con causa
suficiente podrá darse en cualquier momento. Por otra parte, si se trata de una situación
incausada, deberá tener en cuenta la posible aplicación del art. 1332 CC yC, que dispone las
consecuencias que acarrea la renuncia intempestiva. Independientemente de que se trate de
una renuncia con causa o no, el mandatario tiene el deber de no abandonar la gestión sin dar
un plazo razonable al mandante para su reemplazo.
ARTÍCULO 1332. Renuncia: La renuncia intempestiva y sin causa justificada del mandatario
obliga a indemnizar los daños que cause al mandante.
Muerte o incapacidad del mandante o del mandatario: Esta causal de extinción refuerza su
naturaleza intuitu personae.
ARTÍCULO 1333. Muerte o incapacidad del mandatario y del mandante: Producida la
muerte o incapacidad del mandatario, sus herederos, representantes o asistentes que tengan
conocimiento del mandato deben dar pronto aviso al mandante y tomar en interés de éste las
medidas que sean requeridas por las circunstancias.
Si se produce la muerte o incapacidad del mandante, el mandatario debe ejecutar los actos
de conservación si hay peligro en la demora, excepto instrucciones expresas en contrario de
los herederos o representantes.
Fallecimiento del mandatario: Ante este supuesto, la norma indica que los herederos,
representantes o asistentes que tengan conocimiento del mandato deben comunicar la
situación de inmediato al mandante y adoptar en interés de este las medidas pertinentes o
conservatorias para proteger los intereses del mandante bajo pena de incurrir en
responsabilidad civil. La obligación de comunicar de inmediato al mandante de la situación de
fallecimiento se basa en el perjuicio que el abandono de la gestión podría acarrear al
mandante.
Fallecimiento del mandante: Si, por el contrario, fuere el mandante quien fallece o se torna
incapaz, deberá el mandatario ejecutar los actos de conservación urgentes hasta tanto reciba
instrucciones expresas de los herederos o representantes de aquel. Si se entiende que la
actividad de gestión patrimonial se basa en criterios personales propios del dueño de tales
negocios, acaecido el fallecimiento de su titular y pasado el patrimonio a sus herederos, salvo
caso de extinción de pleno derecho, es razonable requerir de los herederos o representantes
instrucciones respecto de la continuidad o no en el ejercicio del mandato, y en su defecto,
instrucciones a seguir en caso de continuidad en él. Todo lo expuesto, sin perjuicio de lo
dispuesto en el supuesto normado en el art. 380, inc. b.
Si el mandatario se vuelve incapaz opera la extinción, pues estará impedido de actuar por sí
en la gestión del negocio del mandante.
Si el mandante deviene incapaz, se extingue el mandato porque su voluntad ha dejado de
existir. A partir de ese momento, el mandante tendrá representación legal perdiendo, de
acuerdo al grado de incapacidad que tenga, la posibilidad total o parcial de ejercicio de sus
derechos

ARTÍCULO 1330. Mandato irrevocable: El mandato puede convenirse expresamente como


irrevocable en los casos de los incisos b) y c) del artículo 380.

108
El mandato destinado a ejecutarse después de la muerte del mandante es nulo si no puede
valer como disposición de última voluntad.
Es válido otorgar un mandato con carácter de irrevocable, situación que puede ser dejada sin
efecto si mediara justa causa para imponer la extinción del contrato. Respecto al significado
de justa causa, podría ser cualquier supuesto que se encuadrara en el incumplimiento de las
obligaciones del mandatario (cfr. 1324 CC yC).
El artículo prevé el mandato destinado a ser ejecutado con posterioridad a la muerte del
mandante. El CC yC indica que esta previsión será nula si no se pudiera hacer valer como
disposición de última voluntad.
A efectos de su validez debe: a) haber sido otorgado mediante poder especial, para realizar
actos jurídicos específicos y determinados; b) manifestarse expresamente la voluntad de
subsistencia en caso de muerte del poderdante; c) puede tratarse de actos de administración
o de disposición; d) la única limitación que impone, en cuanto en interés de quien se otorga el
poder, es que no es válido si ha sido otorgado en el único interés del poderdante o
representado.

ARTÍCULO 1334. Rendición de cuentas: La rendición de cuentas por el mandatario debe


ser en las condiciones previstas en los artículos 858 y siguientes acompañadas de toda la
documentación relativa a su gestión. Excepto estipulación en contrario, las cuentas deben
rendirse en el domicilio del mandatario y los gastos que generan son a cargo del mandante.

CONTRATO DE CORRETAJE

El corredor es un sujeto que se especializa profesionalmente en la mediación entre la oferta y


la demanda de bienes y servicios. El corredor es la figura personal que cumple con esa
mediación.
El decreto 20266 corredores. Aspecto subjetivo, requisitos para ser corredor, para ejercer,
obligaciones, prohibiciones, deberes, etc.
El código civil y comercial lo trata desde el objeto. Disciplina al acto de corretaje como
contrato.

El corredor trabaja en la calle, para encontrar gente. En un club, en una cancha de golf, en
una cafetería, etc. Su capital es conocer gente. Cuanto más plata tenga esa gente que
conozco mejor.

•comitente: es la persona humana o jurídica que requiere la labor de intermediación con la


finalidad de concretar un negocio. El 1346 habla de derecho público (ejemplo estado) reglas
de derecho administrativo
•corredor: persona humana o jurídica que desarrolla la actividad de intermediación.
-Requisitos que debe tener el corredor: profesionalidad (exige matricula porque la actividad se
encuentra reglada como una profesión), indelegabilidad (inherentes a la persona y conllevan a
asegurar la competencia, imparcialidad y honorabilidad), imparcialidad (el corredor pertenece
ajeno a las partes, su función es de mediador, debe tener posición neutral. No pude tener
relación de dependencia, debe ejercer su función con autonomía. Presentación de las partes y
como el corredor ata su remuneración a la efectiva conclusión del negocio debe hacer todo lo

109
que este a su alcance para facilitar el perfeccionamiento del negocio), economía (soporta
riesgos obteniendo remuneración cuando se concerta el negocio)

ARTÍCULO 1345. Definición: Hay contrato de corretaje cuando una persona, denominada
corredor, se obliga ante otra, a mediar en la negociación y conclusión de uno o varios
negocios, sin tener relación de dependencia o representación con ninguna de las partes.
El corretaje es un contrato que se celebra entre un sujeto denominado corredor —que
desarrolla la tarea de intermediar entre la oferta y la demanda de cosas, bienes y servicios— y
otro sujeto, el comitente, que la encarga. El corredor se ocupa de acercar a las partes para
que ellas realicen directamente el negocio, es decir que su función es la de llevar a cabo todos
los actos conducentes para que aquel se concrete.

El artículo refiere a que el corredor se “obliga a mediar en la negociación y conclusión de uno


o varios negocios”. Su función no es la de perfeccionar el negocio, sino la de aproximar a las
partes para que ellas lo hagan.
La negociación puede referir a cosas muebles, inmuebles, fondos de comercio, servicios y
todo sobre lo que sea lícito negociar, en tanto la ley no establece limitación.
El corredor no tiene relación de dependencia o representación con ninguna de las partes.
La autonomía profesional del corredor, su imparcialidad y objetividad, se consagran en este
punto. El corredor tampoco puede tener relación de colaboración con ninguna de las partes
(art. 34, inc. a, de la ley 20.266). La excepción a la imposibilidad de representación la brinda el
art. 1349, inc. b, CCyC.
Desde que se eliminó el art. 36 de la ley 20.266 —que, en su inc. d, establecía la forma escrita
para este contrato—, el contrato de corretaje es bilateral, oneroso, consensual, típico,
aleatorio y no formal.

ARTÍCULO 1346. Conclusión del contrato de corretaje. Sujetos: El contrato de corretaje


se entiende concluido, si el corredor está habilitado para el ejercicio profesional del corretaje,
por su intervención en el negocio, sin protesta expresa hecha saber al corredor
contemporáneamente con el comienzo de su actuación o por la actuación de otro corredor por
el otro comitente.
Si el comitente es una persona de derecho público, el contrato de corretaje debe ajustarse a
las reglas de contratación pertinentes.
Pueden actuar como corredores personas humanas o jurídicas.
El artículo fija como requisito para la conclusión del contrato que el corredor esté habilitado
para el ejercicio profesional del corretaje. Para actuar como corredor es necesaria la
matriculación, conforme lo establecen el art. 33 de la ley 20.266 —que dispone que “quien
pretenda ejercer la actividad de corredor deberá inscribirse en la matrícula de la jurisdicción
correspondiente”— y el art. 77 de la ley 24.441 —que determina que “para la matriculación y
el desempeño del corredor no será exigible el hallarse domiciliado en el lugar donde se
pretende ejercer”—.
Para ser corredor, además de la matriculación, se requiere ser mayor de edad, no estar
comprendido dentro de alguna inhabilidad y poseer título universitario expedido o revalidado
en la República (art. 32 de la ley 20.266).
En caso de que el comitente sea una persona de derecho público —es decir, Estado nacional,
provincial, municipal o alguna entidad autárquica—, el corredor deberá ajustarse a las reglas

110
de contratación pertinentes. El CCyC se refiere a las normas aplicables a licitaciones, pliegos,
etc., que serán aplicables por sobre las del corretaje.

ARTÍCULO 1347. Obligaciones del corredor: El corredor debe:


a) asegurarse de la identidad de las personas que intervienen en los negocios en que media y
de su capacidad legal para contratar;
b) proponer los negocios con exactitud, precisión y claridad, absteniéndose de mencionar
supuestos inexactos que puedan inducir a error a las partes;
c) comunicar a las partes todas las circunstancias que sean de su conocimiento y que de
algún modo puedan influir en la conclusión o modalidades del negocio;
d) mantener confidencialidad de todo lo que concierne a negociaciones en las que interviene,
la que sólo debe ceder ante requerimiento judicial o de autoridad pública competente;
e) asistir, en las operaciones hechas con su intervención, a la firma de los instrumentos
conclusivos y a la entrega de los objetos o valores, si alguna de las partes lo requiere;
f) guardar muestras de los productos que se negocien con su intervención, mientras subsista
la posibilidad de controversia sobre la calidad de lo entregado.

ARTÍCULO 1348. Prohibición: Está prohibido al corredor:


a) adquirir por sí o por interpósita persona efectos cuya negociación le ha sido encargada;
b) tener cualquier clase de participación o interés en la negociación o en los bienes
comprendidos en ella.
El fundamento de este artículo es el de mantener la imparcialidad del corredor en su actuación
como intermediario, que se vería afectada si pudiese adquirir los bienes objeto de la
negociación o tuviese algún interés en aquella. El inc. b del artículo tiene una amplitud que
permite encuadrar diferentes supuestos donde medie conflicto de interés.

ARTÍCULO 1349. Garantía y representación: El corredor puede:


a) otorgar garantía por obligaciones de una o de ambas partes en la negociación en la que
actúen;
b) recibir de una parte el encargo de representarla en la ejecución del negocio.

ARTÍCULO 1350. Comisión: El corredor tiene derecho a la comisión estipulada si el negocio


se celebra como resultado de su intervención. Si no hay estipulación, tiene derecho a la de
uso en el lugar de celebración del contrato o, en su defecto, en el lugar en que principalmente
realiza su cometido. A falta de todas ellas, la fija el juez.

ARTÍCULO 1351. Intervención de uno o de varios corredores: Si sólo interviene un


corredor, todas las partes le deben comisión, excepto pacto en contrario o protesta de una de
las partes según el artículo 1346.
No existe solidaridad entre las partes respecto del corredor. Si interviene un corredor por cada
parte, cada uno de ellos sólo tiene derecho a cobrar comisión de su respectivo comitente.
El corretaje se presume oneroso para el caso de que el negocio se celebre como resultado de
la intervención del corredor. Si el corredor cumplió su labor eficazmente, los arts. 1350 y 1351
CC yC establecen las pautas a seguir a fin de determinar cuál será su paga.
Para que la comisión sea exigible, el corredor deberá estar matriculado, ya que en caso de no
estar inscripto no tendrá la posibilidad de reclamar ningún tipo de retribución (por aplicación

111
del art. 1346 CC yC). Asimismo, el artículo establece dos requisitos para que el corredor
perciba la comisión: que el contrato mediado se celebre y que esa celebración haya sido en
virtud de la actividad de aquél.
La comisión será la pactada. En caso de no haberse estipulado, el corredor tiene derecho a la
de uso en el lugar de celebración del contrato de corretaje o, en su defecto, a la del lugar en
que principalmente realiza su actividad. A falta de todas ellas, será fijada por el juez.
En caso de que intervenga un solo corredor, todas las partes deberán afrontar la comisión,
salvo que hayan pactado algo distinto o haya existido protesta de una de ellas conforme lo
previsto en el art. 1346 CC yC.
El CC yC establece la pauta de la no solidaridad de las partes respecto del pago de la
comisión, por lo que serán aplicables las pautas para las obligaciones simplemente
mancomunadas (art. 825 CC yC y concs.).
En caso de que intervenga un corredor por cada parte, cada uno podrá exigir retribución a su
comitente y no al del otro corredor.

ARTÍCULO 1352. Supuestos específicos de obligación de pagar la comisión: Concluido


el contrato, la comisión se debe aunque:
a) el contrato esté sometido a condición resolutoria y ésta no se cumpla;
b) el contrato no se cumpla, se resuelva, se rescinda o medie distracto;
c) el corredor no concluya el contrato, si inicia la negociación y el comitente encarga su
conclusión a un tercero, o lo concluye por sí en condiciones sustancialmente similares.

ARTÍCULO 1353. Supuestos específicos en los que la comisión no se debe: La comisión


no se debe si el contrato:
a) está sometido a condición suspensiva y ésta no se cumple;
b) se anula por ilicitud de su objeto, por incapacidad o falta de representación de cualquiera
de las partes, o por otra circunstancia que haya sido conocida por el corredor.

ARTÍCULO 1354. Gastos: El corredor no tiene derecho a reembolso de gastos, aun cuando
la operación encomendada no se concrete, excepto pacto en contrario.

ARTÍCULO 1355. Normas especiales: Las reglas de este Capítulo no obstan a la aplicación
de las disposiciones de leyes y reglamentos especiales.

CONTRATO DE CONSIGNACIÓN

112
ARTÍCULO 1335. Definición: Hay contrato de consignación cuando el mandato es sin
representación para la venta de cosas muebles. Se le aplican supletoriamente las
disposiciones del Capítulo 8 de este Título.
Esta figura contractual recibe, en la nueva regulación, la denominación de “contrato de
consignación”, eliminándose la referencia al contrato de comisión que, en el CCom., se
utilizaba como sinónimo
El art. 1319 CC yC establece que hay contrato de mandato cuando una parte se obliga a
realizar uno o más actos jurídicos en interés de la otra. El mandante no queda obligado
directamente respecto del tercero ni este respecto del mandante. El mandatario actuará en
representación del mandante solamente cuando expresamente se estipule (arts. 1319 y 1320
CC yC). En concordancia con este lineamiento, se define al contrato de consignación como
mandato sin representación para la venta de cosas muebles, pues no se verifica la distinción
clásica entre mandato y consignación, referida anteriormente. Tal como se entendía antes de
la reforma, el consignatario desarrolla la actividad en nombre propio y declara la voluntad
frente al tercero por sí mismo. El consignante no queda obligado frente a los terceros, ni estos
contraen obligaciones ni derechos directos a su favor o en su contra.
Para que se verifique el contrato de consignación, el artículo establece ciertos requisitos:
a) La existencia de un mandato, es decir, que una parte se obligue a realizar uno o más actos
jurídicos en interés de la otra (art. 1319 CCyC). Por ese motivo, el art. bajo análisis remite al
Capítulo 8 del Título IV.
En consecuencia, el contrato de consignación podrá ser conferido y aceptado expresa o
tácitamente. Resulta aplicable el art. 1319 CC yC, que establece que si una persona sabe que
alguien está haciendo algo en su interés y, pudiendo hacerlo, no lo impide, se entiende que ha
conferido tácitamente mandato. La ejecución del mandato implica su aceptación, aun sin que
medie declaración expresa sobre ella.
b) Que ese mandato sea otorgado sin representación, es decir, que el consignante no haya
otorgado poder para ser representado y que el consignatario actúe en nombre propio, pero en
interés del mandante.
c) Que el encargo del contrato sea una venta de cosas muebles.
ARTÍCULO 1336. Indivisibilidad: La consignación es indivisible. Aceptada en una parte se
considera aceptada en el todo, y dura mientras el negocio no esté completamente concluido.
El principio de la indivisibilidad de la consignación significa que, cuando la comisión, por ser
compleja, no constituye varias comisiones separadas, se la debe cumplir como un conjunto en
sus detalles y condiciones.
Esta norma se refiere a la aceptación y a la ejecución de la consignación. Una vez aceptada la
consignación, se presume que lo ha sido en el todo. El consignatario, por lo tanto, deberá
ejecutarla en forma íntegra.
Si se deja de cumplir la consignación sin justa causa, el consignatario incurre en
incumplimiento de sus obligaciones como tal, y deberá responder frente al comitente por su
inobservancia.

ARTÍCULO 1337. Efectos: El consignatario queda directamente obligado hacia las personas
con quienes contrata, sin que éstas tengan acción contra el consignante, ni éste contra
aquéllas.
Quien actúa asumiendo el carácter de consignatario queda directamente obligado con quien
contrata. No es relevante si es o no conocida la persona del consignante, ya que lo relevante

113
es que el consignatario realice la operación a su nombre y se constituya en responsable
directo del adquirente.
Aquí es aplicable el art. 1321 CC yC, por lo tanto, el consignante podrá subrogarse en las
acciones que tiene el consignatario contra el tercero e, igualmente, el tercero, en las acciones
que pueda ejercer el consignatario contra el mandante (arts. 739 a 742 CC yC).
Esto se debe a que la relación entre consignante y consignatario está dada por un contrato de
consignación que legitima la actuación de este y determina que no actúa frente a terceros en
su propio interés sino en el del consignante. Por lo tanto, el acto celebrado con los terceros no
resulta indiferente ni ajeno a sus intereses, pues el consignatario actúa a nombre propio por
cuenta ajena.

ARTÍCULO 1338. Obligaciones del consignatario: El consignatario debe ajustarse a las


instrucciones recibidas, y es responsable del daño que se siga al consignante por los
negocios en los que se haya apartado de esas instrucciones.
En caso de que el consignatario se aparte de las instrucciones recibidas o de la naturaleza del
negocio, afectará solamente a la relación entre aquel y el consignante. El contrato con el
tercero quedará intacto, conforme lo establecido en el art. 1337 CC yC.
El apartamiento de las instrucciones recibidas puede ser subsanado con la ratificación por
parte del consignante conforme las pautas establecidas en los arts. 369, 1320 y 1335 CC yC.
El CC yC reduce la cantidad de artículos referidos a las obligaciones a cargo del
consignatario.
Sin perjuicio de ello, muchas se desprenden de los artículos referidos al modo de ejecutar el
contrato —que se explicarán más adelante— y de la aplicación de las normas del mandato,
representación y disposiciones generales aplicables a los contratos.
En cuanto al deber de conservación, el art. 247 CCom. establecía que el comisionista
respondía por la buena conservación de los efectos —ya sea que le hubiesen sido
consignados, que los hubiese comprado o recibido en depósito, o que pretendiese remitirlos a
otro lugar—, salvo caso fortuito o de fuerza mayor, o si el deterioro proviniese de un vicio
inherente a la cosa.
En el art. 1324, última parte, CC yC —referido a las obligaciones del mandatario— se
establece que “si el negocio encargado al mandatario fuese de los que, por su oficio o su
modo de vivir, acepta él regularmente, aun cuando se excuse del encargo, debe tomar las
providencias conservatorias urgentes que requiera el negocio que se le encomienda”. Esta
disposición resulta aplicable en virtud de lo previsto en el art. 1335.

ARTÍCULO 1339. Plazos otorgados por el consignatario: El consignatario se presume


autorizado a otorgar los plazos de pago que sean de uso en la plaza.
Si otorga plazos contra las instrucciones del consignante, o por términos superiores a los de
uso, está directamente obligado al pago del precio o de su saldo en el momento en que
hubiera correspondido.
El CC yC presume, al igual que lo hacía la anterior normativa, que el consignante concedió al
consignatario la potestad de vender a plazos que sean de uso en el lugar donde se celebra el
contrato.
La presunción se desvirtúa si el consignante prohibió esa modalidad o si, habiéndola
permitido, fijó un límite temporal. La presunción también se desvirtúa si el consignatario se
excede en los plazos de pago que sean de uso en la plaza.

114
En caso de que el consignante haya impartido instrucciones o que los plazos otorgados por el
consignatario sean mayores que los de los usos del lugar, este queda obligado en forma
directa al pago del precio o de su saldo, en el momento en que corresponda.

ARTÍCULO 1340. Crédito otorgado por el consignatario: El consignatario es responsable


ante el consignante por el crédito otorgado a terceros sin la diligencia exigida por las
circunstancias.
El artículo refiere a los casos en los que el consignatario vende las cosas muebles a terceros
y les permite diferir el pago del precio. El consignatario está habilitado a otorgar crédito,
siempre y cuando esta modalidad no haya sido prohibida por el consignante.
El otorgamiento del crédito requiere de la diligencia del consignatario, quien va a tener que
considerar las circunstancias de tiempo, modo y lugar. En caso de que el consignatario no
cumpla con una prohibición impuesta por el consignante o no actúe diligentemente, será
responsable frente a aquel.

ARTÍCULO 1341. Prohibición: El consignatario no puede comprar ni vender para sí las


cosas comprendidas en la consignación.
La imposibilidad del consignatario de comprar y vender para sí las cosas objeto del contrato
de consignación tiene fundamento en la conveniencia de sustraerlo del conflicto que se
plantearía entre su deber —es decir, lograr el más alto precio posible— y su interés —adquirir
al más bajo precio—.
Tal como establecía el art. 262 CCom., el consignatario no podrá adquirir ni vender por
interpósita persona. En el CC yC esta regla surge de las generales para contratar, en tanto el
art. 1001 CC yC establece que los contratos cuya celebración está prohibida a determinados
sujetos tampoco pueden ser otorgados por interpósita persona.

ARTÍCULO 1342. Retribución del consignatario: Si la comisión no ha sido convenida, se


debe la que sea de uso en el lugar de cumplimiento de la consignación.

ARTÍCULO 1343. Comisión de garantía: Cuando, además de la retribución ordinaria, el


consignatario ha convenido otra llamada “de garantía”, corren por su cuenta los riesgos de la
cobranza y queda directamente obligado a pagar al consignante el precio en los plazos
convenidos.
Clases de comisión
Siguiendo la denominación que se le daba en el CCom., el CCyC mantiene dos clases de
comisión: la ordinaria o simple y la extraordinaria o de garantía.
La comisión simple u ordinaria es aquella a la que, regularmente, tiene derecho el
consignatario por la ejecución de la labor encomendada, y que el consignante debe abonar.
En caso de que no medie convenio expreso, ni surja de la intención real de los contratantes,
para fijar la comisión hay que atenerse a los usos, prácticas o costumbres del lugar de
ejecución del contrato.
Comisión extraordinaria o en garantía: Esta comisión se le debe al consignatario solo si se
pacta. El consignatario asume los riesgos del negocio y queda obligado, frente al consignante,
a pagar el precio en los plazos convenidos con el tercero. El consignante no asume ningún
riesgo por la solvencia del tercero contratante y el consignatario garantiza el resultado del
negocio celebrado. Eso es lo que justifica una comisión superior a la ordinaria.

115
ARTÍCULO 1344. Obligación de pagar el precio: Si el consignatario se obliga a pagar el
precio en caso de no restituir las cosas en un plazo determinado, el consignante no puede
disponer de ellas hasta que le sean restituidas.
Los acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas consignadas mientras no se
haya pagado su precio.
El CCyC regula, dentro del contrato de consignación, el caso en que el consignante entrega
una o varias cosas muebles al consignatario, quien se obliga a pagar el precio, salvo que
restituya las cosas en el término pactado. El consignante entrega al consignatario las cosas
muebles cuyo valor se estima en una cantidad cierta, obligándose el último a procurar su
venta dentro de un plazo estipulado. Si las devuelve al momento del vencimiento del plazo, no
deberá pagar el valor de las que no vendió.
Mientras esté pendiente el plazo pactado para la restitución de las cosas, el consignante no
puede disponer de ellas. Los acreedores del consignatario no pueden embargar las cosas
consignadas hasta tanto este no haya pagado su precio, pues la propiedad sigue siendo del
consignante.

Extinción unilateral incausada en los contratos por tiempo indeterminado

CONTRATO DE AGENCIA
ARTÍCULO 1479. Definición y forma: Hay contrato de agencia cuando una parte,
denominada agente, se obliga a promover negocios por cuenta de otra denominada
preponente o empresario, de manera estable, continuada e independiente, sin que medie
relación laboral alguna, mediante una retribución.
El agente es un intermediario independiente, no asume el riesgo de las operaciones ni
representa al preponente.
El contrato debe instrumentarse por escrito.
Aparece allí el promotor de negocios —denominado agente—; la actividad que se desarrolla
“por cuenta de otro” —denominado preponente o empresario—; la estabilidad; la inexistencia
de relación laboral; la retribución debida; la independencia; la inexistencia de representación y
la no asunción de riesgos por parte del agente, aunque la actividad la realiza con medios que
él mismo se debe procurar.
La norma enfatiza la exclusión de los supuestos de relación laboral, que no pueden
superponerse con este vínculo. Esto no quiere decir que el agente y el preponente no puedan
a su vez tener dos vínculos, uno de agencia y otro de dependencia, sin relación entre sí, ni
tampoco que tras un contrato de agencia se esconda un contrato de trabajo, en cuyo caso
estaríamos en el campo del fraude laboral.
En cuanto a la forma —es decir, en cuanto al conjunto de prescripciones de la ley respecto de
las solemnidades que deben observarse al tiempo de la formación del contrato—, cabe
señalar que, si se prevén, su inobservancia podría importar la pérdida de la acción para
intentar una reclamación, aunque en cada caso deberá analizarse la entidad de la omisión
frente a las características del caso dado para determinar sus consecuencias.
A diferencia de los contratos de concesión y de franquicia, se establece la forma escrita para
invocar su validez.
No se hace mención expresa de la consecuencia del incumplimiento de la formalidad, frente a
lo que cabe señalar que ya que la nulidad del contrato podría ser una solución inequitativa y

116
hasta un abuso de derecho cuando el agente es la parte más débil, no parece la mejor
solución dejar sin efecto el contrato por falta de instrumentación por escrito, recurriéndose a la
figura prevista en el art. 384 CC yC, que permite la conversión y con ello una solución más
razonable.
Cabe destacar también que, en esta línea de ideas, de judicializarse, el juez podría considerar
innecesaria aquella exigencia y tener como válido al contrato consensuado por la mera
ejecución, aplicándole la normativa prevista a este efecto.
A tenor de lo que surge de la definición, pueden distinguirse los siguientes caracteres:
a) bilateral, porque existen obligaciones para las partes que son recíprocas; es decir que, a la
obligación de promover negocios que le permitan al empresario vender su mercadería a
terceros —que es precisamente a lo que se obliga el agente (obligación de hacer) —, le
corresponde una retribución a cargo del preponente o empresario por el beneficio que le
apareje aquella gestión (obligación de dar);
b) formal, porque como ya se vio, se exige la forma escrita;
c) oneroso, porque las partes acuerdan en vista de una ventaja o utilidad recíproca;
d) mercantil, porque en función de su propia naturaleza, importa para las partes la realización
de actividad económica organizada;
e) nominado y típico, porque cuenta con una denominación receptada por el Código y se
prevé una regulación que le da sus propias características;
f) estable, porque de acuerdo a su propia definición, el vínculo es de continuidad y
potencialmente comprende la realización de una pluralidad de operaciones.

ARTÍCULO 1480. Exclusividad: El agente tiene derecho a la exclusividad en el ramo de los


negocios, en la zona geográfica, o respecto del grupo de personas, expresamente
determinados en el contrato.

ARTÍCULO 1481. Relación con varios empresarios: El agente puede contratar sus
servicios con varios empresarios. Sin embargo, no puede aceptar operaciones del mismo
ramo de negocios o en competencia con las de uno de sus preponentes, sin que éste lo
autorice expresamente.

La exclusividad debida por el empresario al agente


En razón de lo establecido en materia de exclusividad en el art. 1480 CC yC —que sigue al
art. 1362 del Proyecto de Código de 1998— pueden establecerse tres interpretaciones:
a) que en nuestro régimen la regla es la exclusividad y por ello debe consignarse
expresamente la naturaleza del negocio, la zona que abarca o el sector a quien debe ir
dirigido;
b) que en nuestro régimen la regla no es la exclusividad, salvo que en el contrato se consigne
expresamente la naturaleza del negocio, la zona geográfica o el sector destinatario;
c) que en nuestro régimen el agente tiene exclusividad siempre, como norma imperativa, pero
dentro de un ramo de negocios, una zona geográfica o un grupo de personas, lo cual debe
establecerse en el contrato.
Frente a la mayoría de las situaciones, ha de concluirse que resulta prácticamente imposible
pactar un contrato de agencia sin consignar el ramo de negocios, la zona geográfica o el
grupo de personas que comprende. De modo que, aclarada alguna de estas tres, la regla es
que exista exclusividad en favor del agente.

117
Sin perjuicio de ello, habida cuenta de que no existe norma que prohíba a las partes prescindir
de la modalidad referida, consideramos que puede pactarse la concurrencia o morigerarse sus
efectos.
En este orden de ideas, la jurisprudencia dictada con anterioridad a la entrada en vigencia del
CCyC había destacado que “el agente de zona, tiene reservado un territorio o circuito dentro
del cual cumple su actividad intermediadora, Sin embargo, a falta de cláusula expresa de
‘exclusividad’, puede el principal concertar negocios por sí o por terceros sin que el agente
tenga derecho a oponerse. En tal supuesto, el agente percibe su comisión no solo por los
negocios que concierta personalmente, sino también por los que, indirectamente, recabe la
clientela al principal dentro de su zona”.
Es decir, que la concurrencia no afectaría fatalmente el contrato, pero podría generar efectos
patrimoniales a favor de quien contractualmente tiene derechos establecidos por la norma
analizada. Desde esta óptica, cabe concluir que la exclusividad es una condición del contrato
de agencia impuesta por las formas de la actividad mercantil de que se trata, refiriéndose a
una zona, ramo o grupo de personas, y obedece al propósito de evitar la concurrencia.
La exclusividad debida por el agente al empresario
En el art. 1481 CCyC se regula la exclusividad pero desde la óptica opuesta, o sea, la que el
agente le debe al empresario.
De acuerdo con su texto, el agente puede contratar sus servicios con varios empresarios, pero
esa facultad no alcanza para permitirle que contrate operaciones del mismo ramo de negocios
o en competencia con las de uno de sus preponentes, salvo que exista autorización expresa
que lo permita, la que también debe ser prestada por los empresarios alcanzados por la
competencia.
La violación de esta previsión lo haría responsable por los daños y perjuicios que le pudiera
producir a quien, confiado en el agente, se ve perjudicado por ver menguado la posibilidad de
efectuar operaciones, será una cuestión de prueba determinar su valoración y alcance.

ARTÍCULO 1482. Garantía del agente: El agente no puede constituirse en garante de la


cobranza del comprador presentado al empresario, sino hasta el importe de la comisión que
se le puede haber adelantado o cobrado, en virtud de la operación concluida por el principal.
El agente es un intermediario independiente, consecuentemente, por regla general, no asume
ninguna responsabilidad patrimonial por el resultado de los negocios que con su intervención
se puedan gestar; ello es consecuencia de su actuación por cuenta ajena.
Esta característica es propia de la figura y la falta de previsión normativa no menguaría esta
conclusión.
Sin perjuicio de ello, con la inclusión del supuesto se busca limitar el riesgo que apareja la
eventual asunción de responsabilidad como garante de los negocios de otros.
El artículo contempla esta solución al establecer, como norma indisponible, el límite
convención de la garantía que se le puede exigir al agente, que no puede ser mayor al importe
de la comisión que se pudo haber adelantado o cobrado.
Ahora bien, la norma solo contempla la garantía vinculada con “la cobranza del comprador
presentado al empresario”, pero nada predica sobre la posibilidad de que se garanticen otras
obligaciones que el principal pudo haber asumido. Si se hubiese querido dar un alcance
mayor, el texto debió preverlo, mas, reiteramos, lo limitó a “la cobranza” y no a todas las
obligaciones que puede incluir un negocio. De cualquier manera, el pacto de garantía deberá
ser explícito por no derivar naturalmente del contrato, más allá de la limitación apuntada.

118
ARTÍCULO 1483. Obligaciones del agente: Son obligaciones del agente:
a) velar por los intereses del empresario y actuar de buena fe en el ejercicio de sus
actividades;
b) ocuparse con la diligencia de un buen hombre de negocios de la promoción y, en su caso,
de la conclusión de los actos u operaciones que le encomendaron;
c) cumplir su cometido de conformidad con las instrucciones recibidas del empresario y
transmitir a éste toda la información de la que disponga relativa a su gestión;
d) informar al empresario, sin retraso, de todos los negocios tratados o concluidos y, en
particular, lo relativo a la solvencia de los terceros con los que se proponen o se concluyen
operaciones;
e) recibir en nombre del empresario las reclamaciones de terceros sobre defectos o vicios de
calidad o cantidad de los bienes vendidos o de los servicios prestados como consecuencia de
las operaciones promovidas, aunque él no las haya concluido, y transmitírselas de inmediato;
f) asentar en su contabilidad en forma independiente los actos u operaciones relativos a cada
empresario por cuya cuenta actúe.

ARTÍCULO 1484. Obligaciones del empresario: Son obligaciones del empresario:


a) actuar de buena fe, y hacer todo aquello que le incumbe, teniendo en cuenta las
circunstancias del caso, para permitir al agente el ejercicio normal de su actividad;
b) poner a disposición del agente con suficiente antelación y en la cantidad apropiada,
muestras, catálogos, tarifas y demás elementos de que se disponga y sean necesarios para el
desarrollo de las actividades del agente;
c) pagar la remuneración pactada;
d) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días
hábiles de su conocimiento, la aceptación o rechazo de la propuesta que le haya sido
transmitida;
e) comunicar al agente, dentro del plazo de uso o, en su defecto, dentro de los quince días
hábiles de la recepción de la orden, la ejecución parcial o la falta de ejecución del negocio
propuesto.

ARTÍCULO 1485. Representación del agente: El agente no representa al empresario a los


fines de la conclusión y ejecución de los contratos en los que actúa, excepto para recibir las
reclamaciones de terceros previstas en el artículo 1483, inciso e). El agente debe tener poder
especial para cobrar los créditos resultantes de su gestión, pero en ningún caso puede
conceder quitas o esperas ni consentir acuerdos, desistimientos o avenimientos concursales,
sin facultades expresas, de carácter especial, en las que conste en forma específica el monto
de la quita o el plazo de la espera. Se prohíbe al agente desistir de la cobranza de un crédito
del empresario en forma total o parcial.

ARTÍCULO 1486. Remuneración: Si no hay un pacto expreso, la remuneración del agente


es una comisión variable según el volumen o el valor de los actos o contratos promovidos y,
en su caso, concluidos por el agente, conforme con los usos y prácticas del lugar de
actuación del agente.
ARTÍCULO 1487. Base para el cálculo: Cualquiera sea la forma de la retribución pactada, el
agente tiene derecho a percibirla por las operaciones concluidas con su intervención, durante

119
la vigencia del contrato de agencia y siempre que el precio sea cobrado por el empresario. En
las mismas condiciones también tiene derecho:
a) si existen operaciones concluidas con posterioridad a la finalización del contrato de
agencia;
b) si el contrato se concluye con un cliente que el agente presentara anteriormente para un
negocio análogo, siempre que no haya otro agente con derecho a remuneración;
c) si el agente tiene exclusividad para una zona geográfica o para un grupo determinado de
personas, cuando el contrato se concluye con una persona perteneciente a dicha zona o
grupo, aunque el agente no lo promueva, excepto pacto especial y expreso en contrario.
ARTÍCULO 1488. Devengamiento de la comisión: El derecho a la comisión surge al
momento de la conclusión del contrato con el tercero y del pago del precio al empresario. La
comisión debe ser liquidada al agente dentro de los veinte días hábiles contados a partir del
pago total o parcial del precio al empresario.
Cuando la actuación del agente se limita a la promoción del contrato, la orden transmitida al
empresario se presume aceptada, a los fines del derecho a percibir en el futuro la
remuneración, excepto rechazo o reserva formulada por éste en el término previsto en el
artículo 1484, inciso d).
ARTÍCULO 1489. Remuneración sujeta a ejecución del contrato: La cláusula que
subordina la percepción de la remuneración, en todo o en parte, a la ejecución del contrato,
es válida si ha sido expresamente pactada.

ARTÍCULO 1490. Gastos: Excepto pacto en contrario, el agente no tiene derecho al


reembolso de gastos que le origine el ejercicio de su actividad.
Parece evidente que la actividad o ramo de comercio consistente en promover contratos para
otro, como negocio propio del agente de comercio, importe para este la asunción de los
gastos que debe realizar en función de su actividad, mas nada impediría que con el
preponente se arribe a una solución distinta.
La ley resuelve una cuestión que, en ausencia de previsión, puede llevar a confusión y con
ello generar cuestiones conflictivas. Se vincula con quién debe hacerse cargo de los gastos en
que incurre el agente en función de la actividad que le es propia.
Si, como regla, los gastos los cubriera el empresario, la figura perdería nitidez e incluso podría
aproximarse peligrosamente a encubrir una relación laboral.

ARTÍCULO 1491. Plazo: Excepto pacto en contrario, se entiende que el contrato de agencia
se celebra por tiempo indeterminado. La continuación de la relación con posterioridad al
vencimiento de un contrato de agencia con plazo determinado, lo transforma en contrato por
tiempo indeterminado.
ARTÍCULO 1492. Preaviso: En los contratos de agencia por tiempo indeterminado,
cualquiera de las partes puede ponerle fin con un preaviso.
El plazo del preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato.
El final del plazo de preaviso debe coincidir con el final del mes calendario en el que aquél
opera.
Las disposiciones del presente artículo se aplican a los contratos de duración limitada
transformados en contratos de duración ilimitada, a cuyo fin en el cálculo del plazo de
preaviso debe computarse la duración limitada que le precede.

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Las partes pueden prever los plazos de preaviso superiores a los establecidos en este
artículo.
ARTÍCULO 1493. Omisión de preaviso: En los casos del artículo 1492, la omisión del
preaviso, otorga a la otra parte derecho a la indemnización por las ganancias dejadas de
percibir en el período.
ARTÍCULO 1494. Resolución. Otras causales: El contrato de agencia se resuelve por:
a) muerte o incapacidad del agente;
b) disolución de la persona jurídica que celebra el contrato, que no deriva de fusión o escisión;
c) quiebra firme de cualquiera de las partes;
d) vencimiento del plazo;
e) incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las partes, de forma de
poner razonablemente en duda la posibilidad o la intención del incumplidor de atender con
exactitud las obligaciones sucesivas;
f) disminución significativa del volumen de negocios del agente.
ARTÍCULO 1495. Manera en que opera la resolución: En los casos previstos en los incisos
a) a d) del artículo 1494, la resolución opera de pleno derecho, sin necesidad de preaviso ni
declaración de la otra parte, sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 1492 para el supuesto
de tiempo indeterminado.
En el caso del inciso e) del artículo 1494, cada parte puede resolver directamente el contrato.
En el caso del inciso f) del artículo 1494, se aplica el artículo 1492, excepto que el agente
disminuya su volumen de negocios durante dos ejercicios consecutivos, en cuyo caso el plazo
de preaviso no debe exceder de dos meses, cualesquiera haya sido la duración del contrato,
aun cuando el contrato sea de plazo determinado.
De acuerdo con lo expuesto, la determinación de la existencia de plazo cierto o no, es crucial
para luego decidir acerca de la necesidad de preavisar, pues el fenecimiento del plazo fijado,
en principio, no puede dar derecho a ninguna de las partes a pretender que se le avise que la
relación está por terminar: más bien eso es lo que normalmente debería ocurrir.
A tenor de lo regulado en el art. 1492 CC yC, en los contratos de agencia por tiempo
indeterminado, cualquiera de las partes puede ponerle fin con un preaviso. Se establece,
además, que el plazo del preaviso debe ser de un mes por cada año de vigencia del contrato.
Es decir que quien pretenda desvincularse sin alegar ningún motivo, puede hacerlo pero
deberá darle aviso a la otra parte de modo fehaciente para que pueda prever los efectos del
distracto, contando con el tiempo determinado por la ley
El art. 1492 CC yC contempla también: a) la aplicación de la solución dada para los contratos
por tiempo indeterminado a los contratos de duración limitada transformados en contratos de
duración ilimitada; y b) la posibilidad de prever convencionalmente plazos de preaviso
superiores a los establecidos en este artículo.
La omisión de preaviso otorga a la otra parte derecho a la indemnización por las ganancias
dejadas de percibir en el período. La previsión normativa busca dar una respuesta adecuada y
sin dudas a las consecuencias derivadas de un distracto intempestivo en el cual se omita el
debido preaviso, y determina de esa forma los efectos que produce: el pago de una
indemnización sustitutiva.
En la solución de la ley, más allá de las interpretaciones que ha de generar, la expresión
“ganancias dejadas de percibir en el período” deja en claro que se trata de ingresos netos, no
brutos, por lo que corresponderá a esos efectos ver el componente de la ganancia y deducir,

121
por ejemplo, los gastos e impuestos, entre otros. Para ello deberá atenderse a las ganancias
habidas en los períodos anteriores, pues es la única pauta objetiva con que se cuenta.
La doctrina ha considerado que resulta evidente que deben indemnizarse los gastos
realizados en beneficio del principal y fundamentalmente el derecho a la clientela regulado en
los arts. 1497 y 1498 CC yC.

ARTÍCULO 1496. Fusión o escisión: El contrato se resuelve si la persona jurídica que ha


celebrado el contrato se fusiona o se escinde y cualquiera de estas dos circunstancias causa
un detrimento sustancial en la posición del agente. Se deben las indemnizaciones del artículo
1497 y, en su caso, las del artículo 1493.
En la regulación de la norma, esta circunstancia no afecta al contrato de agencia, salvo que
cause un detrimento sustancial en la posición del agente. Habrá que determinar qué
circunstancia es de tal entidad para producir el extremo referido, y estará a cargo del agente
demostrarlo, en los términos del art. 377 CPCCN. Como se ve, la casuística es infinita y no
sujeta a clasificación.

ARTÍCULO 1497. Compensación por clientela: Extinguido el contrato, sea por tiempo
determinado o indeterminado, el agente que mediante su labor ha incrementado
significativamente el giro de las operaciones del empresario, tiene derecho a una
compensación si su actividad anterior puede continuar produciendo ventajas sustanciales a
éste.
En caso de muerte del agente ese derecho corresponde a sus herederos.
A falta de acuerdo, la compensación debe ser fijada judicialmente y no puede exceder del
importe equivalente a un año de remuneraciones, neto de gastos, promediándose el valor de
las percibidas por el agente durante los últimos cinco años, o durante todo el período de
duración del contrato, si éste es inferior.
Esta compensación no impide al agente, en su caso, reclamar por los daños derivados de la
ruptura por culpa del empresario.
ARTÍCULO 1498. Compensación por clientela. Excepciones: No hay derecho a
compensación si:
a) el empresario pone fin al contrato por incumplimiento del agente;
b) el agente pone fin al contrato, a menos que la terminación esté justificada por
incumplimiento del empresario; o por la edad, invalidez o enfermedad del agente, que no
permiten exigir razonablemente la continuidad de sus actividades. Esta facultad puede ser
ejercida por ambas partes.
Los requisitos para su ejercicio son dos: a) incremento significativo del giro de las operaciones
del empresario; b) posibilidad de producción continuada de ventajas sustanciales derivados de
aquella actividad. Adviértase que no se requiere efectivamente que las ventajas se produzcan,
sino que se atiende a la potencialidad en la producción, con independencia de su
materialización. A partir de la existencia de esta norma, las partes deberán acordar la
compensación. Esto sería lo deseable, más si no se puede arribar a esa solución predicada,
será el juez quien la fijará. Dicha compensación, fijada judicialmente, no podrá exceder del
importe equivalente a un año de remuneraciones, neto de gastos, promediándose el valor de
las percibidas por el agente durante los últimos cinco años o durante todo el período de
duración del contrato, si este es inferior.

122
La previsión normativa contenida no le impide al agente, en su caso, reclamar por los daños
derivados de la ruptura acaecida por culpa del empresario.

ARTÍCULO 1499. Cláusula de no competencia: Las partes pueden pactar cláusulas de no


competencia del agente para después de la finalización del contrato, si éste prevé la
exclusividad del agente en el ramo de negocios del empresario. Son válidas en tanto no
excedan de un año y se apliquen a un territorio o grupo de personas que resulten razonables,
habida cuenta de las circunstancias.
La prevista en la norma es una cláusula facultativa. De preverse, no pueden exceder de un
año y se aplicará sobre un territorio o el grupo de personas que resulte razonable.
La posibilidad de que el agente vea afectada sus posibilidades de emprender nuevos
negocios hace que esta cláusula sea de aplicación restrictiva, con más razón cuando un
agente puede adquirir una especialidad que torne dificultoso su actividad ulterior si es
obligado a no desarrollarla en determinadas condiciones. Deberán tenerse en cuenta
entonces, las particularidades del negocio a los efectos previstos en la norma referida.

ARTÍCULO 1500. Subagencia: El agente no puede, excepto consentimiento expreso del


empresario, instituir subagentes. Las relaciones entre agente y subagente son regidas por
este Capítulo. El agente responde solidariamente por la actuación del subagente, el que, sin
embargo, no tiene vínculo directo con el empresario.
La modalidad referida en el apartado anterior no es permitida en nuestro régimen salvo pacto
en contrario expreso. Se prevé la responsabilidad solidaria del agente por la actuación del
subagente, aunque este no tenga vinculación directa con el empresario. Es una forma de
evitar que se pretenda diluir la responsabilidad del agente por las obligaciones que le son
propias y también, frente a la naturaleza intuitu personae de conocer, definitivamente quién
realizará la actividad comprometida.

ARTÍCULO 1501. Casos excluidos: Las normas de este Capítulo no se aplican a los
agentes de bolsa o de mercados de valores, de futuros y opciones o derivados; a los
productores o agentes de seguros; a los agentes financieros, o cambiarios, a los agentes
marítimos o aeronáuticos y a los demás grupos regidos por leyes especiales en cuanto a las
operaciones que efectúen.

CONTRATO DE CONCESIÓN
ARTÍCULO 1502. Definición: Hay contrato de concesión cuando el concesionario, que actúa
en nombre y por cuenta propia frente a terceros, se obliga mediante una retribución a
disponer de su organización empresaria para comercializar mercaderías provistas por el
concedente, prestar los servicios y proveer los repuestos y accesorios según haya sido
convenido.
La definición que contiene la norma bajo análisis responde al tipo de concesión comercial,
pues está destinada a la comercialización de mercaderías provistas por el concedente, prestar
los servicios y proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.
Ha señalado la doctrina que la subordinación viene, además, impuesta por una necesidad
práctica dada porque un mismo producto no puede ser ofrecido en condiciones disímiles,
razón por la cual, y a efectos de posibilitar en las bocas de expendio esa uniformidad
imprescindible, concedente y concesionario se relacionan mediante un “contrato

123
reglamentario”, en general idéntico o muy parecido para todos los miembros de la red, que
permite a la concedente someterlos a su dirección.
Aunque el concesionario mantiene su independencia jurídica y patrimonial, actuando en
nombre y por cuenta propia frente a terceros, se incorpora a la estructura de la concedente,
subordinándosele en el aspecto económico y sometiéndose a sus directivas.
Entre sus características, debemos destacar que es un contrato: a) típico y nominado;
b) consensual; c) conmutativo; d) no formal; e) de ejecución continuada; f) de adhesión.
Otra nota típica se verifica en la desigualdad en el poder de negociación de las partes, puesta
de relieve en la existencia de cláusulas predispuestas en el ya referido contrato de adhesión
que responde a un esquema constante y estandarizado para regular las relaciones del
concedente con los concesionarios.
No obstante, ello no importa de suyo invalidez, sino solo necesidad de apreciar el contrato a la
luz de otros parámetros que, dejando a un lado la presunción de equilibrio inherente a los
contratos conmutativos, atiende a la necesidad de aventar un riesgo implícito en los contratos
de este tipo, en los que existe una parte dominante: el riesgo de que esta abuse de su
situación de privilegio

ARTÍCULO 1503. Exclusividad. Mercaderías: Excepto pacto en contrario:


a) la concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o zona de influencia
determinados. El concedente no puede autorizar otra concesión en el mismo territorio o zona
y el concesionario no puede, por sí o por interpósita persona, ejercer actos propios de la
concesión fuera de esos límites o actuar en actividades competitivas;
b) la concesión comprende todas las mercaderías fabricadas o provistas por el concedente,
incluso los nuevos modelos.
La regla general establecida en el artículo que se comenta es que, salvo que medie pacto en
contrario, la concesión es exclusiva para ambas partes en el territorio o zona de influencia
determinados.
Lo particular de la solución es que no solo el concesionario está alcanzado por esa limitación,
sino también el concedente deberá abstenerse de acordar con otros concesionarios la venta o
distribución de sus productos o servicios en la zona de influencia determinada.
En el art. 1503, inc. b, CC yC se alude a una circunstancia que si aparece en un segundo
plano que adquiere una particular relevancia como pauta de interpretación, pues alude al
alcance de la concesión en tanto comprende todas las mercaderías fabricadas o provistas por
el concedente.
Ha de entenderse que esta previsión importa para el concedente la asunción de la obligación
de suministrar lo pactado, en las mejores condiciones posibles, para asegurar al
concesionario concurrir al mercado competitivamente, quedando asegurado por la ley que esa
concurrencia no lo es solo vinculada a un aspecto parcial de la comercialización, como puede
ser, por ejemplo, la venta de unidades nuevas, sino también con el suministro de los
repuestos que se puedan necesitar para su reparación o con el soporte técnico necesario para
que esas reparaciones puedan llevarse a cabo adecuadamente a lo largo de toda la relación
comercial y mientras el contrato esté vigente.

ARTÍCULO 1504. Obligaciones del concedente: Son obligaciones del concedente:


a) proveer al concesionario de una cantidad mínima de mercaderías que le permita atender
adecuadamente las expectativas de venta en su territorio o zona, de acuerdo con las pautas

124
de pago, de financiación y garantías previstas en el contrato. El contrato puede prever la
determinación de objetivos de ventas, los que deben ser fijados y comunicados al
concesionario de acuerdo con lo convenido;
b) respetar el territorio o zona de influencia asignado en exclusividad al concesionario. Son
válidos los pactos que, no obstante la exclusividad, reserva para el concedente cierto tipo de
ventas directas o modalidades de ventas especiales;
c) proveer al concesionario la información técnica y, en su caso, los manuales y la
capacitación de personal necesarios para la explotación de la concesión;
d) proveer durante un período razonable, en su caso, repuestos para los productos
comercializados;
e) permitir el uso de marcas, enseñas comerciales y demás elementos distintivos, en la
medida necesaria para la explotación de la concesión y para la publicidad del concesionario
dentro de su territorio o zona de influencia.

ARTÍCULO 1505. Obligaciones del concesionario: Son obligaciones del concesionario:


a) comprar exclusivamente al concedente las mercaderías y, en su caso, los repuestos objeto
de la concesión, y mantener la existencia convenida de ellos o, en defecto de convenio, la
cantidad suficiente para asegurar la continuidad de los negocios y la atención del público
consumidor;
b) respetar los límites geográficos de actuación y abstenerse de comercializar mercaderías
fuera de ellos, directa o indirectamente por interpósita persona;
c) disponer de los locales y demás instalaciones y equipos que resulten necesarios para el
adecuado cumplimiento de su actividad;
d) prestar los servicios de preentrega y mantenimiento de las mercaderías, en caso de
haberlo así convenido;
e) adoptar el sistema de ventas, de publicidad y de contabilidad que fije el concedente;
f) capacitar a su personal de conformidad con las normas del concedente.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso a) de este artículo, el concesionario puede vender
mercaderías del mismo ramo que le hayan sido entregadas en parte de pago de las que
comercialice por causa de la concesión, así como financiar unas y otras y vender, exponer o
promocionar otras mercaderías o servicios que se autoricen por el contrato, aunque no sean
accesorios de las mercaderías objeto de la concesión ni estén destinados a ella.

ARTÍCULO 1506. Plazos: El plazo del contrato de concesión no puede ser inferior a cuatro
años. Pactado un plazo menor o si el tiempo es indeterminado, se entiende convenido por
cuatro años.
Excepcionalmente, si el concedente provee al concesionario el uso de las Instalaciones
principales suficientes para su desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos
años.
La continuación de la relación después de vencido el plazo determinado por el contrato o por
la ley, sin especificarse antes el nuevo plazo, lo transforma en contrato por tiempo
indeterminado.
En relación al primer supuesto, la norma establece un plazo mínimo de cuatro años, que es de
orden público, aplicable cuando las partes no han convenido plazo para el contrato (concesión
por tiempo indeterminado), lo cual impide ejercer la facultad rescisoria prevista en el art. 1508

125
CC yC, hasta que haya transcurrido aquel y cuando aquellas han acordado un lapso inferior a
cuatro años.
El aseguramiento de un plazo mínimo ha sido objeto de diversas posturas doctrinarias: por un
lado, la que entiende que el término es adecuado para permitir al concesionario amortizar las
inversiones que hubiera realizado para la ejecución del contrato y obtener la rentabilidad
estimada, en base a un análisis previo de la ecuación económica del contrato y sus
expectativas de ganancia, teniendo en cuenta el plazo mínimo impuesto por la norma. Por otro
lado, la que entiende que presumir que el plazo de cuatro años es suficiente para que el
concesionario amortice su inversión es una cuestión relativa, incierta e imprecisa, ya que
puede depender de diversas variables y factores (v. gr. vinculados a la modalidad,
periodicidad y volumen de las inversiones, iniciales o subsiguientes; a los márgenes de
ventas; condiciones de exclusividad; etc.) que resultan imposibles de sistematizar en una sola
y única pauta. La controversia siempre podrá ser valorada a la luz de los principios generales
de los contratos, en especial de lo establecido en los arts. 9°,
10, 961, 984 a 989, 1011 CC yC y conc.
b) como excepción, si el concedente provee al concesionario el uso de las instalaciones
principales suficientes para su desempeño, puede preverse un plazo menor, no inferior a dos
años.
El segundo supuesto prevé una reducción excepcional del plazo mínimo a dos años cuando el
concedente provea al concesionario el uso de las instalaciones principales suficientes para su
desempeño, presumiendo la norma que si el concedente suministró la infraestructura
necesaria requerida para la actividad de aquel, la inversión de este último sería menor, y por
ende, más rápidamente empezaría a generar rentabilidad.
En ese aspecto la doctrina ha señalado que la cuestión puede ser materia de controversia,
dado que puede suceder que el concesionario haya invertido en otros bienes, tangibles o
intangibles, tanto o más importantes que las instalaciones suministradas por el concedente,
por lo que será necesario examinar cada caso a la luz de lo establecido en los arts. 9°, 10,
961, 984 a 989, 1011 CC yC y conc., atendiendo al carácter excepcional de esta reducción del
plazo.
c) la continuación de la relación después de vencido el plazo determinado, sin especificarse
antes el nuevo plazo lo transforma en contrato por tiempo indeterminado.
El último supuesto recepta la doctrina judicial pacífica desarrollada a través de los años.
Sin embargo, se admite la posibilidad de que, antes del vencimiento del plazo determinado, se
fije otro aventando la solución expuesta en orden a su indeterminación.
Ahora bien, este supuesto no prevé la renovación sucesiva de plazos, lo que puede encubrir
una relación con plazo indeterminado y generar situaciones conflictivas. Se remite al lector a
lo expuesto al comentar el art. 1491 CC yC.

ARTÍCULO 1507. Retribución Gastos: El concesionario tiene derecho a una retribución, que
puede consistir en una comisión o un margen sobre el precio de las unidades vendidas por él
a terceros o adquiridas al concedente, o también en cantidades fijas u otras formas
convenidas con el concedente.
Los gastos de explotación están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para
atender los servicios de preentrega o de garantía gratuita a la clientela, en su caso, que
deben ser pagados por el concedente conforme a lo pactado.

126
En esta disposición, tratándose de un contrato oneroso, se establece el derecho del
concesionario a una retribución que puede consistir en una comisión, a un margen sobre el
precio de la unidad vendida, a cantidades fijas, a otras formas convenidas.
Trasunta la norma la posibilidad de que las partes fijen libremente el modo de retribución
previsto para el concesionario.
En la comisión la retribución está sujeta a que la venta se haga efectiva y corresponde a un
porcentaje del precio o valor previamente determinado por la actividad comprobada.
Tiende a incentivar el empeño del beneficiario, pues a mayor volumen de ventas
corresponderá una mayor retribución.
En el margen de venta, puede presumirse que el concesionario revendió la unidad, aunque
esta modalidad importa sus riesgos y no es la más difundida.
La retribución de cantidades fijas no es la más difundida porque parece prescindir del efectivo
desarrollo empresarial. La expresión puede incluir también una remuneración mixta, que
combine algunos de los mecanismos antes señalados.
En el último párrafo el artículo contempla a los gastos de explotación y señala que, como regla
general, están a cargo del concesionario, excepto los necesarios para atender los servicios de
pre-entrega o de garantía gratuita a la clientela, aunque esta solución, como la misma norma
lo refiere, estará sujeta a lo pactado.
El principio expuesto parece lógico, desde que el concesionario es un empresario que actúa
en nombre y por cuenta propia. La excepción también parece justificarse en aquella
uniformidad en la comercialización de los productos que lleva al concedente a imponer ciertos
estándares de confiabilidad que, lógicamente, parecen depender más de su incumbencia que
de la de los concesionarios.

ARTÍCULO 1508. Rescisión de contratos por tiempo indeterminado: Si el contrato de


concesión es por tiempo indeterminado:
a) son aplicables los artículos 1492 y 1493;
b) el concedente debe readquirir los productos y repuestos nuevos que el concesionario haya
adquirido conforme con las obligaciones pactadas en el contrato y que tenga en existencia al
fin del período de preaviso, a los precios ordinarios de venta a los concesionarios al tiempo
del pago.
Estos contratos le dan a las partes la posibilidad de ponerle fin unilateralmente. Solo deberán
preavisar de acuerdo con las normas de remisión o en su defecto indemnizar por las
ganancias dejadas de percibir.
De concluir intempestivamente, y tratándose de plazo determinado, se originará la obligación
de indemnizar los daños y perjuicios producidos, pues no estaría implícita aquella facultad
rescisoria. Esta facultad podrá en estos casos estar prevista convencionalmente e incluso
contemplar el distracto sin causa tabulando los efectos patrimoniales que se puedan derivar.

ARTÍCULO 1509. Resolución del contrato de concesión. Causales: Al contrato de


concesión se aplica el artículo 1494.

ARTÍCULO 1510. Subconcesionarios. Cesión del contrato: Excepto pacto en contrario, el


concesionario no puede designar subconcesionarios, agentes o intermediarios de venta, ni
cualquiera de las partes puede ceder el contrato.

127
Como regla general, está prohibida la subconcesión y la cesión del contrato. La excepción
está dada en la posibilidad de que convencionalmente las partes acuerden en contrario.
La duda que puede plantearse está dada en la posibilidad de que el concesionario establezca
una sucursal o puntos de venta. En estos casos, si no hay previsión en el contrato, no habría
inconvenientes, habida cuenta que se trata de la misma persona jurídica que puede actuar
para facilitar la comercialización de los productos.
Adviértase en la subconcesión se estarían delegando en un tercero, los derechos y las
obligaciones emergentes del contrato, lo que no resulta admisible sin la conformidad del
concedente.

ARTÍCULO 1511. Aplicación a otros contratos: Las normas de este Capítulo se aplican a:
a) los contratos por los que se conceda la venta o comercialización de software o de
procedimientos similares;
b) los contratos de distribución, en cuanto sean pertinentes.
Se considera que el software es el equipamiento lógico e intangible de un ordenador, es decir,
que abarca todas las aplicaciones informáticas como los procesadores de textos, las planillas
de cálculos, los editores de imágenes, etc.
Señalan Junyent Bas y Rodríguez Leguizamón, que se entiende que el contrato de concesión
es celebrado entre el concedente (autor o propietario del software) y el concesionario que se
representa por un tercero, quien se dedicará a la comercialización de dicho producto, a su
instalación en el ordenador del usuario, y capacitación de este último, en cuanto al manejo y
uso. Consideramos que, al referir la norma a procedimientos similares, pretende extender el
supuesto a otros programas y procedimientos informáticos incluso aún no inventados habida
cuenta las derivaciones que en este campo se pueden registrar en el futuro.
Contrato de distribución: La distribución comercial, como género que no fue nominado ni
tipificado puntualmente, puede ser concebida como el conjunto de actividades que permite al
productor llegar al consumidor y para ello cuenta con diversas vías que elegirá luego de
ponderar diversos factores.
El tráfico en masa de insumos y productos y la intensa competencia que se da para su
colocación en los mercados, ha llevado a los empresarios a perfeccionar los sistemas
tradicionales de distribución con el menor costo posible a cargo del principal y la mejor utilidad
para cada uno de los que conforman la cadena o red que llega hasta el consumidor final.
Este destinatario del producto debe ser conocido en sus modalidades, gustos y
requerimientos, los cuales varían según cual fuere la región donde habita; muchas veces
influyen factores geográficos y climáticos que benefician o dificultan la venta de las
mercaderías, las que deben ser confiadas a personas locales con ascendencia y conocimiento
de las colectividades del lugar donde ellos habitan, que en relación con el productor tendrán
más o menos autonomía en la realización de su función.
Es por ello que puede afirmarse que los contratos de agencia, concesión y franquicia, son
especies del mismo género que los aproxima en procura de cumplir aquella finalidad.
El reconocimiento consuetudinario de un contrato de distribución propiamente dicho, se nutre,
en realidad de las especies referidas, lo que justifica la remisión legal, “en cuanto sean
pertinentes” es decir, en cuanto lo que aquí se regula sirva para aplicar al innominado que
como genero cumple el fin específico.

CONTRATO DE FRANQUICIA

128
ARTÍCULO 1512. Concepto: Hay franquicia comercial cuando una parte, denominada
franquiciante, otorga a otra, llamada franquiciado, el derecho a utilizar un sistema probado,
destinado a comercializar determinados bienes o servicios bajo el nombre comercial,
emblema o la marca del franquiciante, quien provee un conjunto de conocimientos técnicos y
la prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o
indirecta del franquiciado.
El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas,
patentes, nombres comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo
franquicia; o, en su caso, tener derecho a su utilización y transmisión al franquiciado en los
términos del contrato.
El franquiciante no puede tener participación accionaria de control directo o indirecto en el
negocio del franquiciado.
ARTÍCULO 1513. Definiciones: A los fines de la interpretación del contrato se entiende que:
a) franquicia mayorista es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a una persona
física o jurídica un territorio o ámbito de actuación nacional o regional o provincial con derecho
de nombrar subfranquiciados, el uso de sus marcas y sistema de franquicias bajo
contraprestaciones específicas;
b) franquicia de desarrollo es aquella en virtud de la cual el franquiciante otorga a un
franquiciado denominado desarrollador el derecho a abrir múltiples negocios franquiciados
bajo el sistema, método y marca del franquiciante en una región o en el país durante un
término prolongado no menor a cinco años, y en el que todos los locales o negocios que se
abren dependen o están controlados, en caso de que se constituyan como sociedades, por el
desarrollador, sin que éste tenga el derecho de ceder su posición como tal o subfranquiciar,
sin el consentimiento del franquiciante;
c) sistema de negocios: es el conjunto de conocimientos prácticos y la experiencia acumulada
por el franquiciante, no patentado, que ha sido debidamente probado, secreto, sustancial y
transmisible. Es secreto cuando en su conjunto o la configuración de sus componentes no es
generalmente conocida o fácilmente accesible. Es sustancial cuando la información que
contiene es relevante para la venta o prestación de servicios y permite al franquiciado prestar
sus servicios o vender los productos conforme con el sistema de negocios. Es transmisible
cuando su descripción es suficiente para permitir al franquiciado desarrollar su negocio de
conformidad a las pautas creadas o desarrolladas por el franquiciante.
En cuanto al modo de remunerar a las partes, la primera aclaración que corresponde hacer en
cuanto al funcionamiento es que en la figura el que recauda el dinero del consumidor es el
franquiciado, de modo que es él quien le debe pagar al franquiciante.
En este contrato no opera ni la comisión ni el margen de reventa. La remuneración en la
franquicia es siempre del franquiciado al franquiciante y pueden puntualizarse dos formas
posibles, que en general aparecen juntas. La primera son las regalías, que se pagan como
contraprestación por el uso de las marcas, patentes, y sistemas, que son un sistema de
ingresos permanentes y periódicos. La segunda es el pago de un derecho de ingreso, que se
da solo en algunas franquicias, no en todas y que consiste en que el franquiciado paga al
franquiciante por el solo hecho de que le permita ingresar a la red. Este pago le sirve al
franquiciante para compensar el hecho de que algunos franquiciados serán entrenados, pero
luego fracasarán, con lo cual no se cobrarán las regalías posteriores suficientes para
compensar el costo de su entrenamiento. La prohibición al franquiciante de tener participación

129
accionaria de control, sea directa o indirecta, es para proteger a los franquiciados. El
franquiciante debe abstenerse de formar franquicias total o parcialmente propias.
En los incs. a y b del art. 1513 CC yC se alude a dos formatos de franquicias: la mayorista y la
de desarrollo. Ambos casos refieren a ámbitos generales que sirven para instalar franquicias,
que a su vez pueden asumir distintas modalidades que se pueden identificar en alguno de
estos grupos:
a) la de producto o industrial;
b) la de servicio;
c) la de llave en mano o negocio en funcionamiento, usualmente denominada “business
format franchising”.
En el resto, la descripción de la norma es suficientemente clara, solo cabe agregar que la
franquicia industrial queda fuera de todo el régimen que estamos analizando, inclusive de este
artículo, por mandato expreso del art. 1524 CC yC donde se establece que las reglas de la
franquicia le son aplicables solo en cuanto sean compatibles.
El inc. c, por su parte, describe qué es un sistema de negocios, o sea, el objeto de lo que
puede ser cedido por el franquiciante junto con las marcas, patentes, nombres comerciales y
emblemas. La descripción gira sobre cinco notas del sistema que, en ese sentido, debe ser
probado, secreto, sustancial y transmisible.

ARTÍCULO 1514. Obligaciones del franquiciante: Son obligaciones del franquiciante:


a) proporcionar, con antelación a la firma del contrato, información económica y financiera
sobre la evolución de dos años de unidades similares a la ofrecida en franquicia, que hayan
operado un tiempo suficiente, en el país o en el extranjero;
b) comunicar al franquiciado el conjunto de conocimientos técnicos, aun cuando no estén
patentados, derivados de la experiencia del franquiciante y comprobados por éste como aptos
para producir los efectos del sistema franquiciado;
c) entregar al franquiciado un manual de operaciones con las especificaciones útiles para
desarrollar la actividad prevista en el contrato;
d) proveer asistencia técnica para la mejor operatividad de la franquicia durante la vigencia
del contrato;
e) si la franquicia comprende la provisión de bienes o servicios a cargo del franquiciante o de
terceros designados por él, asegurar esa provisión en cantidades adecuadas y a precios
razonables, según usos y costumbres comerciales locales o internacionales;
f) defender y proteger el uso por el franquiciado, en las condiciones del contrato, de los
derechos referidos en el artículo 1512, sin perjuicio de que:
i) en las franquicias internacionales esa defensa está contractualmente a cargo del
franquiciado, a cuyo efecto debe ser especialmente apoderado sin perjuicio de la obligación
del franquiciante de poner a disposición del franquiciado, en tiempo propio, la documentación
y demás elementos necesarios para ese cometido;
ii) en cualquier caso, el franquiciado está facultado para intervenir como interesado
coadyuvante, en defensa de tales derechos, en las instancias administrativas o judiciales
correspondientes, por las vías admitidas por la ley procesal, y en la medida que ésta lo
permita.
El primer inciso es el único que hace referencia a una obligación precontractual, que es la de
otorgar información suficiente al franquiciado para que este pueda conocer las características
y éxito de las relaciones en la red a la que se pretende incorporar. De otro modo, no estaría

130
consintiendo adecuadamente su ingreso. Los demás incisos mencionan obligaciones que se
generan durante la ejecución del contrato.
Respecto del inc. b se trata de una obligación fundamental del franquiciante, que consiste no
solo en transmitir el know-how (mediante la concesión del uso de licencias industriales o
comerciales, art. 1515, inc. d, CC yC), sino además en poner a disposición del franquiciado un
sistema probado de negocios, integrado por cada uno de los elementos o bienes
considerados como esenciales, sean materiales o inmateriales, necesarios para que pueda
comenzar la explotación de la franquicia.
Lo dispuesto en el inc. c complementa la obligación establecida en el inc. b de la norma.
Los manuales se consideran incorporados al contrato y contienen el know-how y otros
derechos de propiedad intelectual, como así también informan al detalle la manera en que
deben utilizarse las marcas del franquiciador e implementarse el sistema de franquicia. El
franquiciado debe tener posibilidad de tomar conocimiento del manual y familiarizarse con su
contenido, preferentemente antes de la suscripción del contrato.
El inc. d refiere a una obligación propia de la etapa de ejecución, que consiste en proporcionar
consejo y asistencia en cuestiones administrativas, operacionales y técnicas durante toda la
relación contractual. Ello es así, dado que resulta esencial en este contrato la permanente
actualización de la franquicia a las necesidades del mercado, a los fines de mejorar u
optimizar su operatividad. La obligación de asistencia es una obligación típica de colaboración
(art. 1011 CC yC) y hace al interés del propio franquiciante, pues propende a la conservación
del valor de la franquicia y de su eficacia comercial o productiva, y a la consecución del
objetivo contractual.
Por su parte, la estipulación que establece el inc. he puede estar dada por la necesidad del
franquiciante de imponer una obligación de compra exclusiva en favor de determinados
productos o bien cuando quiera asegurarse cierta calidad en las mercaderías.
El inc. f determina que el franquiciante debe garantizar que las facultades de explotación de la
franquicia existen y le pertenecen al tiempo de la celebración y de la ejecución del contrato,
debiendo responder ante el franquiciado frente a la afectación del ejercicio pacífico de las
facultades de explotación de la franquicia que le impidan alcanzar la finalidad económica
perseguida por aquel al contratar, encontrándose facultado a resolver o rescindir el contrato
por ese motivo.
El franquiciante también está obligado a la defensa y protección de la franquicia en instancias
administrativas y judiciales frente a terceros. Si la franquicia es nacional, la defensa y
protección del derecho de uso del franquiciado se podrá hacer según lo que hubieran previsto
las partes al efecto, pudiendo pactarse que aquel deba solo denunciar o se lo autorice a la
defensa como mandatario del franquiciante dándole aviso.

ARTÍCULO 1515. Obligaciones del franquiciado: Son obligaciones mínimas del


franquiciado:
a) desarrollar efectivamente la actividad comprendida en la franquicia, cumplir las
especificaciones del manual de operaciones y las que el franquiciante le comunique en
cumplimiento de su deber de asistencia técnica;
b) proporcionar las informaciones que razonablemente requiera el franquiciante para el
conocimiento del desarrollo de la actividad y facilitar las inspecciones que se hayan pactado o
que sean adecuadas al objeto de la franquicia;

131
c) abstenerse de actos que puedan poner en riesgo la identificación o el prestigio del sistema
de franquicia que integra o de los derechos mencionados en el artículo 1512, segundo
párrafo, y cooperar, en su caso, en la protección de esos derechos;
d) mantener la confidencialidad de la información reservada que integra el conjunto de
conocimientos técnicos transmitidos y asegurar esa confidencialidad respecto de las
personas, dependientes o no, a las que deban comunicarse para el desarrollo de las
actividades. Esta obligación subsiste después de la expiración del contrato;
e) cumplir con las contraprestaciones comprometidas, entre las que pueden pactarse
contribuciones para el desarrollo del mercado o de las tecnologías vinculadas a la franquicia.
Este artículo refiere a algunas de las obligaciones del franquiciado que la misma norma
establece como mínimas, de modo que pueden existir otras que las partes establezcan
convencionalmente, sin mengua de aquellas que resulten indisponibles.
Se trata en todos los casos de obligaciones que operan durante la ejecución del contrato,
salvo la de confidencialidad, que existe desde la etapa precontractual y subsiste luego de
terminado el contrato.
El inc. b determina las informaciones que el franquiciado tiene la obligación de proporcionar.
Tales informaciones (v. gr., verificación de stock, contabilidad, etc.) importan el derecho del
franquiciante de controlar la actuación del franquiciado para mantener los niveles de calidad
de la red que integra, lo cual puede incluir información sensible. Ello, en tanto integre el
estatuto contractual (art. 331, párr. 3, CC yC y art. 18 CN) y esté sujeto al deber de
confidencialidad del franquiciante.
Las disposiciones del inc. c importan no realizar actos contrarios a la conservación del valor
competitivo de la marca, ni llevar adelante formas publicitarias inadecuadas. El franquiciado
también tiene el deber de cooperar en la protección de los derechos mencionados en el art.
1512 citado, que derivan del carácter de licenciatario de los derechos de propiedad industrial y
de usuario responsable de los derechos intelectuales y de autor inherentes al sistema
(software, manual de operaciones, etc.) incluidos en el contrato.
El inc. d determina que tanto el franquiciante como el franquiciado tienen el deber, fundado en
la buena fe, de guardar reserva acerca de las informaciones que recíprocamente hubieran
intercambiado a causa de las tratativas preliminares (art. 992 CC yC) y son responsables en
caso de infracción a tenor de las reglas de la responsabilidad precontractual y la normativa
específica que resulte Forma parte del objeto de este contrato la existencia del “know-how”, lo
cual depende directamente de la confidencialidad y es la base económica propia de este tipo
de contratación; por ello, esta obligación es exigible incluso en la etapa post-contractual, sin
límite temporal (ley 24.425; art. 39 del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio ADPIC o TRIPs; y “Guía para los
Acuerdos de Franquicia Principal Internacional” de Unidroit). En el aspecto post-contractual, la
obligación de confidencialidad —que emana de esta norma, concordante con el art. 1078, inc.
h, CC yC— no cesa con la terminación del contrato sino cuando la información hubiera
llegado a ser pública.
Además el inc. d establece la obligación de dar cumplimiento a las contraprestaciones
comprometidas, tales como el pago de regalías o royalties. Señala, asimismo, que entre tales
contraprestaciones pueden acordarse contribuciones tanto para el desarrollo del mercado
como para el de las tecnologías vinculadas a la franquicia u otras prestaciones de carácter
específico (por ejemplo, gastos publicitarios o seguros).

132
ARTÍCULO 1516. Plazo: Es aplicable el artículo 1506, primer párrafo. Sin embargo, un plazo
inferior puede ser pactado si se corresponde con situaciones especiales como ferias o
congresos, actividades desarrolladas dentro de predios o emprendimientos que tienen
prevista una duración inferior, o similares. Al vencimiento del plazo, el contrato se entiende
prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de un año, excepto expresa denuncia de una de
las partes antes de cada vencimiento con treinta días de antelación. A la segunda renovación,
se transforma en contrato por tiempo indeterminado.
El artículo en comentario establece como regla general un plazo mínimo de duración de
cuatro años conforme remisión al art. 1506 CC yC —que regula el plazo para los contratos de
concesión—, término al que le caben las mismas observaciones efectuadas al comentar dicho
artículo.
No obstante, circunstancias especiales admiten la convención de un plazo menor, siendo los
supuestos enunciados en la norma —ferias, congresos o actividades similares que tienen una
duración inferior— los únicos casos en que la autonomía de la voluntad de las partes podrá
limitar el alcance temporal reconocido para este tipo de contratos.
Fenecido el plazo, el contrato se entenderá prorrogado tácitamente por plazos sucesivos de
un año, salvo expresa denuncia de una de las partes con una antelación mínima de treinta
días antes de su vencimiento.
Recién a la segunda renovación tácita del acuerdo, aquel se transforma en contrato de tiempo
indeterminado.
Resulta claro que el plazo mínimo (cuatro años) y su transformación luego de la segunda
renovación en un contrato de plazo indeterminado, ha sido previsto en aras de proteger al
franquiciado, pauta que no puede ser dejada sin efecto frente a disposiciones de la otra parte.
Todo ello, claro está, sin perjuicio de la facultad de rescindirlo de común acuerdo con
posterioridad a su celebración.

ARTÍCULO 1517. Cláusulas de exclusividad: Las franquicias son exclusivas para ambas
partes. El franquiciante no puede autorizar otra unidad de franquicia en el mismo territorio,
excepto con el consentimiento del franquiciado. El franquiciado debe desempeñarse en los
locales indicados, dentro del territorio concedido o, en su defecto, en su zona de influencia, y
no puede operar por sí o por interpósita persona unidades de franquicia o actividades que
sean competitivas. Las partes pueden limitar o excluir la exclusividad.

ARTÍCULO 1518. Otras cláusulas: Excepto pacto en contrario:


a) el franquiciado no puede ceder su posición contractual ni los derechos que emergen del
contrato mientras está vigente, excepto los de contenido dinerario. Esta disposición no se
aplica en los contratos de franquicia mayorista destinados a que el franquiciado otorgue a su
vez subfranquicias, a esos efectos. En tales supuestos, debe contar con la autorización previa
del franquiciante para otorgar subfranquicias en las condiciones que pacten entre el
franquiciante y el franquiciado principal;
b) el franquiciante no puede comercializar directamente con los terceros, mercaderías o
servicios comprendidos en la franquicia dentro del territorio o zona de influencia del
franquiciado;
c) el derecho a la clientela corresponde al franquiciante. El franquiciado no puede mudar la
ubicación de sus locales de atención o fabricación.

133
ARTÍCULO 1519. Cláusulas nulas: No son válidas las cláusulas que prohíban al
franquiciado:
a) cuestionar justificadamente los derechos del franquiciante mencionado en el artículo 1512,
segundo párrafo;
b) adquirir mercaderías comprendidas en la franquicia de otros franquiciados dentro del país,
siempre que éstos respondan a las calidades y características contractuales;
c) reunirse o establecer vínculos no económicos con otros franquiciados.
El artículo en comentario establece reglas de carácter imperativo tendientes a la protección
del franquiciado, proclamando la nulidad de ciertas cláusulas que, en caso de incorporarse en
el contrato, carecerán de efectos entre las partes y terceros involucrados.
Resulta acertada la decisión del legislador de privar de todo efecto a aquellas cláusulas que,
si bien y prima facie aparecerían como resultado de la voluntad común, su aplicación en la
práctica puede resultar perjudicial para quien, en definitiva, reviste la condición de ser la parte
más débil de la contratación.
Es que en definitiva la concepción clásica de consentimiento que inspiró las codificaciones del
siglo XIX se diluye frente a la “aceptación” del contrato prediseñado y ofrecido por una de las
partes, y en el cual no hay más consenso que la aceptación o el rechazo (art. 984 CC yC).
Por lo general, en estos modelos de contratación el consentimiento de una de las partes se
limita a la aceptación de sus cláusulas, quedando excluida la negociación de los términos que
integran el acuerdo, en tanto es el predisponente o franquiciante quien toma a su cargo la
determinación del contrato.
No obstante ello, no implica sostener que los comerciantes, en tanto sujetos profesionales,
puedan ser considerados a los fines de la celebración de un contrato —ni siquiera
analógicamente— como una especie de consumidores en tanto se presume en ellos aptitud
suficiente para negociar y defender sus intereses.

ARTÍCULO 1520. Responsabilidad: Las partes del contrato son independientes, y no existe
relación laboral entre ellas. En consecuencia:
a) el franquiciante no responde por las obligaciones del franquiciado, excepto disposición
legal expresa en contrario;
b) los dependientes del franquiciado no tienen relación jurídica laboral con el franquiciante, sin
perjuicio de la aplicación de las normas sobre fraude laboral;
c) el franquiciante no responde ante el franquiciado por la rentabilidad del sistema otorgado
en franquicia.
El franquiciado debe indicar claramente su calidad de persona independiente en sus facturas,
contratos y demás documentos comerciales; esta obligación no debe interferir en la identidad
común de la red franquiciada, en particular en sus nombres o rótulos comunes y en la
presentación uniforme de sus locales, mercaderías o medios de transporte.
No existe relación laboral entre franquiciante y franquiciado, lo cual no requería ser aclarado
porque la franquicia es un vínculo comercial, salvo que se trate de un fraude laboral en el que
se haya intentado ocultar una verdadera relación de trabajo tras la apariencia de la franquicia.
También puede ser que un franquiciado sea a la vez dependiente del franquiciante,
superponiéndose las dos relaciones, que en ese caso son independientes entre sí.

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ARTÍCULO 1521. Responsabilidad por defectos en el sistema: El franquiciante responde
por los defectos de diseño del sistema, que causan daños probados al franquiciado, no
ocasionados por la negligencia grave o el dolo del franquiciado.
Si bien el art. 1520 CC yC establece las responsabilidades y obligaciones que le
corresponden a cada parte, aquí se establece específicamente la responsabilidad del
franquiciante frente al franquiciado cuando se produzca un daño probado como consecuencia
del defecto en el diseño del sistema.
Véase que, en principio, una de las principales características del contrato de franquicia es la
transmisión del know how del franquiciante al franquiciado, el cual ha sido caracterizado como
“el conocimiento técnico, procedimiento, conjunto de informaciones necesarias para la
producción industrial, que proceden de la experiencia en el proceso de producción y que su
autor desea guardar en secreto, sea para su uso personal, sea para transferirlo
confidencialmente a un tercero”.
De aquí podemos inferir la obligación del franquiciante al poner en manos del franquiciado la
posibilidad de distribuir un producto o servicio, o bien, en una forma más evolucionada, la de
que él mismo fabrique o produzca los productos que luego venderá a los consumidores,
derivando así la responsabilidad del primero en caso de que esa transferencia al franquiciado
sea de forma defectuosa.
En cuanto a la responsabilidad que le cabría el franquiciante respecto de un tercero, véase
que el CC yC no la contempla, pero tal circunstancia, a mi entender, queda resuelta con la
aplicación del art. 40 LDC que establece: “Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo
de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el
importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa
o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en
ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de
repetición que correspondan. Solo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la
causa del daño le ha sido ajena”.
De allí que si bien el art. 1521 CC yC hace hincapié en la responsabilidad que pudiere surgir
entre franquiciante y franquiciado, hay que considerar, aunque por un mero tecnicismo, que
dicho artículo comienza diciendo “responsabilidad por defectos en el sistema”, debiéndole
alcanzar al franquiciante la responsabilidad por el daño producido a un tercero, sin perjuicio de
la acción de repetición que le pudiere corresponder si el daño no le es imputable.

ARTÍCULO 1522. Extinción del contrato: La extinción del contrato de franquicia se rige por
las siguientes reglas:
a) el contrato se extingue por la muerte o incapacidad de cualquiera de las partes;
b) el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de su vigencia original,
pactado entre las partes. Se aplican los artículos 1084 y siguientes;
c) los contratos con un plazo menor de tres años justificado por razones especiales según el
artículo 1516, quedan extinguidos de pleno derecho al vencimiento del plazo;
d) cualquiera sea el plazo de vigencia del contrato, la parte que desea concluirlo a la
expiración del plazo original o de cualquiera de sus prórrogas, debe preavisar a la otra con
una anticipación no menor de un mes por cada año de duración, hasta un máximo de seis
meses, contados desde su inicio hasta el vencimiento del plazo pertinente. En los contratos
que se pactan por tiempo indeterminado, el preaviso debe darse de manera que la rescisión
se produzca, cuando menos, al cumplirse el tercer año desde su concertación. En ningún

135
caso se requiere invocación de justa causa. La falta de preaviso hace aplicable el artículo
1493.
La cláusula que impide la competencia del franquiciado con la comercialización de productos
o servicios propios o de terceros después de extinguido el contrato por cualquier causa, es
válida hasta el plazo máximo de un año y dentro de un territorio razonable habida cuenta de
las circunstancias.
El inc. b puntualiza que el contrato no puede ser extinguido sin justa causa dentro del plazo de
su vigencia original. Esto es una regla relativa porque las partes siempre pueden dar por
terminado el contrato aun dentro de su plazo de vigencia, mientras compensen el tiempo de
inejecución debidamente.
Al efecto, puede suceder que se lleve a cabo la rescisión del contrato, lo cual es
conceptualizado en doctrina como la ruptura del vínculo contractual por la mera voluntad de
una o de ambas partes del contrato, siendo indiferente que concurra o no, además, alguna
causa sobreviniente que sustente o justifique esa decisión. Esta solo opera para el futuro (ex
nunc), siendo consustancial a los “contratos de tracto sucesivos, de ejecución continuada o
periódicas” (art. 1011), esto es, a aquellas convenciones donde ambas partes tienen aún
prestaciones por cumplir, devengadas o a devengarse por el transcurso del tiempo.
El inc. c establece que los contratos con plazos menores a tres años, justificados en las
razones especiales del art. 1516 CC yC, se extinguen de pleno derecho al vencimiento del
plazo. Esas razones especiales son las ferias, congresos y actividades eventuales que ya
mencionamos. En cuanto a lo determinado por el inc. d respecto del deseo de concluir el
contrato, sea a plazo fijo o por tiempo indeterminado, requiere de un preaviso de un mes por
cada año de vigencia del contrato, hasta un máximo de seis meses.
Así, a diferencia de lo que vimos para la agencia, concesión y para las distribuciones en que
la regla es aplicable, en la franquicia el preaviso de un mes por año tiene un tope, el de seis
meses como máximo.
El anteúltimo párrafo del art. 1522 CC yC aclara que en los contratos por tiempo
indeterminado el preaviso debe otorgarse de modo que la rescisión se produzca, como
mínimo, al cumplirse el tercer año de concertado. O sea que, en esos casos, además de los
meses de preaviso o su indemnización sustitutiva, se deberá también compensar la ausencia
de ejecución por el hecho de que la vigencia contractual no alcanzó esos tres años.
El último párrafo del articulado incorpora una novedad, esto es que se podrá incorporar una
cláusula en la cual se podrá establecer como plazo máximo “un año” respecto de la
competencia del franquiciado con la comercialización de productos o servicios propios o de
terceros después de extinguido el contrato por cualquier causa, siempre dentro de un territorio
razonable habida cuenta las circunstancias.
Esta situación es considerada como responsabilidad post-contractual, que es la de no
concurrencia o no competencia, que implica la obligación del franquiciado de no asumir
negocios competitivos con el franquiciante, con posterioridad al cese de la relación
contractual.

ARTÍCULO 1523. Derecho de la competencia: El contrato de franquicia, por sí mismo, no


debe ser considerado un pacto que limite, restrinja o distorsione la competencia.

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ARTÍCULO 1524. Casos comprendidos: Las disposiciones de este Capítulo se aplican, en
cuanto sean compatibles, a las franquicias industriales y a las relaciones entre franquiciante y
franquiciado principal y entre éste y cada uno de sus subfranquiciados.
En principio, estas situaciones no están comprendidas directamente en el ordenamiento sino
solo si la situación presenta la suficiente analogía fáctica como para poder incluirse.
La franquicia industrial resulta aplicable a la producción de bienes, a diferencia de la
“comercial”, que se utiliza para distribución o prestación de servicios. La norma establece la
aplicación de las prescripciones de este Código a la franquicia de tipo industrial en lo que
resulte compatible teniendo en cuenta las características antes indicadas.
En lo que hace al régimen de la sub-franquicia —sin perjuicio de lo normado por los arts.
1518, inc. a, y 1636 CC yC— la relación entre el franquiciante mayorista y los
subfranquiciados también se rige por las normas de este Capítulo; ello, no obstante se le
puedan imponer vía contractual al sub-franquiciado algunas condiciones especiales.

CONTRATO DE FIDEICOMISO
ARTÍCULO 1666. Definición: Hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada
fiduciante, transmite o se compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona
denominada fiduciario, quien se obliga a ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario,
que se designa en el contrato, y a transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al
fideicomisario.
Este contrato se distingue por la transferencia —o por la obligación de efectuarla— de los
bienes que sean objeto de la prestación al fiduciario para que este los administre, de acuerdo
a las pautas establecidas por el fiduciante, a favor del beneficiario. Esta transferencia, si bien
se considera gratuita, tiene como base el interés en el cumplimiento del encargo al que se
obliga el fiduciario.
El fideicomiso tiene una estructura que le ha permitido adaptarse a diversas finalidades (como
garantía, inversión, ahorro, administración), lo que ha favorecido su utilización cada vez más
extendida. Aunque, por los mismos motivos, ha sido objeto de uso con fines fraudulentos,
como puede ser en perjuicio de los acreedores o para la evasión impositiva.
Esta flexibilidad ha sido aprovechada también para fideicomisos públicos, como el previsto por
las leyes 26.167, 25.798 y 25.908, de refinanciación hipotecaria, —cuya validez fue
confirmada por la CSJN—, como así también los normados por la ley 25.284, de salvataje de
entidades deportivas.
Caracteres
Nominado, bilateral, consensual, formal. Puede ser oneroso o gratuito, de ejecución diferida o
de tracto sucesivo o de duración. Atendiendo a la utilidad económico-social se trata de un
contrato de colaboración, el fin común que caracteriza a esos contratos se manifiesta con
claridad en el encargo que se formula al fiduciario.
Resulta evidente el carácter bilateral de este contrato, atento a la existencia de obligaciones
tanto en cabeza del fiduciante (la de entregar los bienes), como del fiduciario (la de ejercer la
propiedad en beneficio del beneficiario y entregar los bienes al finalizar el contrato, art. 966
CC yC). El denominado fideicomiso por acto unilateral, es decir, el que reúne en una sola
persona la calidad de fiduciante y fiduciario, no se corresponde con el tipo legal, de manera
que, aunque puede celebrarse por el principio de autonomía privada, es calificado como un
negocio jurídico unilateral atípico, y por tanto, no se logra de ese modo la separación
patrimonial que el tipo legal asegura.

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Si bien el contrato se presume oneroso porque el fiduciario tiene derecho a percibir
remuneración por la prestación de los servicios, puede pactarse como gratuito. Esa es la
pauta para caracterizarlo como oneroso. La onerosidad no se deriva de la transmisión
fiduciaria de los derechos al fiduciario, porque la transmisión del dominio no es gratuita ni
onerosa, es fiduciaria, es decir, es una transmisión a los fines del encargo.
En cuanto a la forma se pronuncia el siguiente artículo:
ARTÍCULO 1669. Forma: El contrato, que debe inscribirse en el Registro Público que
corresponda, puede celebrarse por instrumento público o privado, excepto cuando se refiere a
bienes cuya transmisión debe ser celebrada por instrumento público.
En este caso, cuando no se cumple dicha formalidad, el contrato vale como promesa de
otorgarlo. Si la incorporación de esta clase de bienes es posterior a la celebración del
contrato, es suficiente con el cumplimiento, en esa oportunidad, de las formalidades
necesarias para su transferencia, debiéndose transcribir en el acto respectivo el contrato de
fideicomiso.
Además de la registración de los bienes —que se impone a los que ostenten el carácter de
registrables—, la norma parece prever la registración de todos los contratos en un registro de
contratos de fideicomiso, donde deberían inscribirse todas las contrataciones de este tipo, aun
las que tengan como objeto únicamente bienes no registrables.
Esta registración, novedosa respecto de lo previsto en la ley 24.441, deberá cumplirse en el
“Registro Público que corresponda”, resultando evidente su finalidad protectoria respecto de
los derechos de terceros interesados que quieran contratar con el fideicomiso, dado que les
permitirá acceder a la documentación registrada públicamente y otorgar certeza a los límites
del contrato.
La publicidad que brinda dicha inscripción confiere mayor seguridad jurídica respecto de
terceros contratantes de buena fe, no solo en cuanto a las limitaciones en la actuación del
fiduciario, sino también al hacer pública la finalidad del fideicomiso, que será el principio rector
para interpretar su actuación diligente. Si bien esta registración no impedirá la actuación en
exceso de los límites por parte del fiduciario, se entiende que propenderán a reducir el riesgo
de que se lleve a cabo.
Objeto
ARTÍCULO 1670. Objeto: Pueden ser objeto del fideicomiso todos los bienes que se
encuentran en el comercio, incluso universalidades, pero no pueden serlo las herencias
futuras.
El fideicomiso, además de tener una amplia gama de finalidades posibles, posee una gran
amplitud en cuanto a los bienes que pueden ser objeto de la transferencia fiduciaria, por lo
que podrán incorporarse no solo bienes muebles o inmuebles, sino también créditos e incluso
universalidades.
Sin embargo, no todos los bienes incorporados al contrato estarán sujetos a un dominio
fiduciario, ya que este derecho real —que se origina con la operación— solo puede recaer
sobre cosas. Para los restantes bienes será de aplicación la figura de la cesión de créditos.
Cabe recordar que se entiende por universalidad a la pluralidad de bienes que puede ser
considerada como una unidad o como un todo; puede clasificarse en universalidades de
hecho y de derecho.
Con coherencia sistémica y además, por razones de moral y buenas costumbres, la norma
prohíbe el pacto sobre herencias futuras, tal como lo prevé el art. 1010 CC yC, ello es así
dado que tiende a evitar la especulación sobre la muerte del titular de los bienes.

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Comparación con otros contratos
 Con el mandato: Ambos están basados en la confianza, son contratos de colaboración
y en ambos hay encargo. En el cumplimiento del mismo el fiduciario tiene facultades y
obligaciones análogas a las del mandatario, tales el derecho a percibir una
contraprestación por sus servicios, la obligación de realizar el encargo y de rendir
cuentas. Sin embargo, existe una diferencia sustancial: el fiduciario no obra como
representante de los fiduciantes, sino como verdadero titular de los derechos
emergentes de su cargo y de la administración del patrimonio fideicomitido. El
fideicomiso, a diferencia del mandato, debe estar necesariamente sujeto a modalidad,
ya sea a plazo o condición. El derecho que le asiste al mandatario como regla señala
otra diferencia con el fideicomiso, en el que el fiduciario solo tiene esta facultad si fue
pactada o en caso de causa grave o imposibilidad material o jurídica de desempeño de
la función.
 Con el negocio fiduciario: tienen en común la transmisión del derecho del fiduciante al
fiduciario para la realización del encargo, pero la diferencia fundamental es que en el
fideicomiso fiduciario adquiere un dominio fiduciario, por tanto, tiene la titularidad de los
derechos, pero, a diferencia del negocio fiduciario, no es una titularidad plena.

ARTÍCULO 1667. Contenido: El contrato debe contener:


a) la individualización de los bienes objeto del contrato. En caso de no resultar posible tal
individualización a la fecha de la celebración del fideicomiso, debe constar la descripción de
los requisitos y características que deben reunir los bienes;
b) la determinación del modo en que otros bienes pueden ser incorporados al fideicomiso, en
su caso;
c) el plazo o condición a que se sujeta la propiedad fiduciaria;
d) la identificación del beneficiario, o la manera de determinarlo conforme con el artículo 1671;
e) el destino de los bienes a la finalización del fideicomiso, con indicación del fideicomisario a
quien deben transmitirse o la manera de determinarlo conforme con el artículo 1672;
f) los derechos y obligaciones del fiduciario y el modo de sustituirlo, si cesa.
El inc. c se refiere al plazo o condición a la que se sujeta la propiedad fiduciaria como parte
del contenido esencial. Su ausencia puede ser suplida judicialmente, de acuerdo al caso,
teniendo en cuenta la finalidad de las partes al constituir el fideicomiso, indagando cuál ha
sido su voluntad e integrando el contrato a partir de esta, en virtud del principio de
conservación que emana del art. 1066 CC yC.
Si bien el inc. f establece que deberán asentarse las obligaciones y derechos del fiduciario,
esta convención no resulta de carácter esencial, toda vez que la restante normativa funcionará
supletoriamente dando un marco a su actuación. Lo que resultará relevante, en caso de
omitirse estos derechos y obligaciones, será dejar claramente establecida la finalidad de la
operatoria, de vital importancia para entender los límites de la actuación de esta parte en la
administración, así como para interpretar su eficiencia en el marco de lo previsto por el art.
1674 CC yC.
Por otro lado, de acuerdo al art. 1679 CC yC, para el supuesto de no haberse designado un
fiduciario suplente ni determinado el modo de sustituir al titular, será el juez el que deberá
designarlo entre las entidades autorizadas conforme al art. 1690 CC yC.

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ARTÍCULO 1668. Plazo. Condición: El fideicomiso no puede durar más de treinta años
desde la celebración del contrato, excepto que el beneficiario sea una persona incapaz o con
capacidad restringida, caso en el que puede durar hasta el cese de la incapacidad o de la
restricción a su capacidad, o su muerte.
Si se pacta un plazo superior, se reduce al tiempo máximo previsto.
Cumplida la condición o pasados treinta años desde el contrato sin haberse cumplido, cesa el
fideicomiso y los bienes deben transmitirse por el fiduciario a quien se designa en el contrato.
A falta de estipulación deben transmitirse al fiduciante o a sus herederos.
El plazo o condición resulta un elemento esencial para el contrato, pues importa el límite
temporal del patrimonio fideicomitido y el nacimiento, una vez cumplido, del derecho del
fideicomisario para reclamar la entrega de los bienes.
Se trata de una norma de orden público, por lo que el plazo máximo de duración no puede ser
dejado de lado por las partes, salvo en los supuestos de excepción ya mencionados.
La nueva redacción deja en claro que para el caso de excederse el plazo máximo previsto, no
corresponde la nulidad del contrato, sino su adecuación al plazo antes referido.
También resulta procedente la incorporación de otras modalidades, como los plazos o
condiciones suspensivas, en cuyo caso el fideicomiso entrará en vigencia una vez vencido
dicho plazo u ocurrida la condición. Resulta evidente entonces, que el plazo máximo dispuesto
en este artículo solo empezará a correr a partir de ese momento.

Sujetos del contrato


En la definición legal del fideicomiso se mencionan cuatro sujetos: fiduciante, fiduciario,
beneficiario y fideicomisario. Las partes del contrato son solo la parte fiduciante y la fiduciaria.
Los otros sujetos, cuando no coinciden con fiduciante o fiduciario, no son partes de él, sino
terceros interesados.
En un fideicomiso puede ser que haya solo sus dos partes, fiduciante y fiduciaria. Que el
fiduciante sea a la vez beneficiario y destinatario final de los bienes del fideicomiso, es decir,
concluido el fideicomiso los bienes retornan a él. Puede suceder, en cambio, que haya otro
sujeto, el beneficiario, quien durante el plazo del fideicomiso recibe el beneficio y, a su
finalización, los bienes vuelven al fiduciante. Pero puede también pactarse que los bienes
sean transferidos a persona diferente, el fideicomisario. Habría entonces, fiduciante, fiduciario,
beneficiario y fideicomisario.

Fiduciante es la parte que se obliga a transferir derechos para que otros los ejerzan en su
propio nombre, disponiendo además, a favor de quien deben ser ejercidos y transferidos, una
vez concluido el fideicomiso. El fiduciante no puede ser fiduciario. No está admitido el
fideicomiso por acto unilateral, se prohibe la afectación unilateral de bienes mediante el
contrato de fideicomiso porque desnaturaliza la estructura del negocio que está construida en
base a un contrato, y sobre todo, porque es un instrumento que posibilita el fraude.
ARTÍCULO 1671. Beneficiario: El beneficiario puede ser una persona humana o jurídica, que
puede existir o no al tiempo del otorgamiento del contrato; en este último caso deben constar
los datos que permitan su individualización futura. Pueden ser beneficiarios el fiduciante, el
fiduciario o el fideicomisario.
Pueden designarse varios beneficiarios quienes, excepto disposición en contrario, se
benefician por igual; para el caso de no aceptación o renuncia de uno o más designados, o

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cuando uno u otros no llegan a existir, se puede establecer el derecho de acrecer de los
demás o, en su caso, designar beneficiarios sustitutos.
Si ningún beneficiario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, se entiende que el
beneficiario es el fideicomisario. Si también el fideicomisario renuncia o no acepta, o si no
llega a existir, el beneficiario debe ser el fiduciante.
El derecho del beneficiario, aunque no haya aceptado, puede transmitirse por actos entre
vivos o por causa de muerte, excepto disposición en contrario del fiduciante. Si la muerte
extingue el derecho del beneficiario designado, se aplican las reglas de los párrafos
precedentes.
Beneficiario es la persona o personas determinadas en el contrato, a quienes se transmite el
beneficio derivado del ejercicio del derecho. El beneficiario será la persona física o jurídica a
favor de quien deberá ejercerse la propiedad fiduciaria, con los límites dispuestos por el
fiduciante.
Los beneficios que habrá de percibir serán los frutos que devengue el patrimonio de
afectación. Puede también ser un bien en particular cuando el negocio jurídico tenga como
finalidad su construcción, como es el caso de los fideicomisos inmobiliarios.
En cuanto a la determinación del beneficiario o beneficiarios, hay varias cuestiones a tener en
cuenta. Por un lado, si los beneficiarios no existen al omento de la contratación, deben constar
los datos que permitan su individualización futura. Por otro lado, el fiduciante puede nombrar
uno o más beneficiarios, y en este caso, puede optar por establecer como se distribuye el
beneficio o no, y en este caso, supletoriamente, se distribuye por igual. Además, el fiduciario
puede pactar el derecho de acrecer o de designar beneficiarios sustitutos para el caso de no
aceptación o renuncia de uno o más designados, o cuando unos u otros no llegan a existir.
ARTÍCULO 1672. Fideicomisario: El fideicomisario es la persona a quien se transmite la
propiedad al concluir el fideicomiso. Puede ser el fiduciante, el beneficiario, o una persona
distinta de ellos. No puede ser fideicomisario el fiduciario.
Se aplican al fideicomisario los párrafos primero, segundo y tercero del artículo 1671.
Si ningún fideicomisario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, el fideicomisario es el
fiduciante.
El artículo prevé expresamente que este sujeto podrá coincidir con el beneficiario o con el
fiduciante, dejando atrás las posiciones que entendían que, como en el caso del beneficiario
que resultaba ser fiduciante, esa sustitución estaba reservada para el caso de vacancia o
renuncia. No puede ser fideicomisario el fiduciario, porque si lo fuera estaría administrando
sus propios bienes, lo cual desnaturaliza el contrato.
También se prevé la aplicación del régimen de sustituciones dispuesto por el art. 1671 CC yC,
en consecuencia, para el caso de que se hayan designado múltiples fideicomisarios, todos
recibirán los bienes por partes iguales, pudiendo establecerse el derecho a acrecer en caso
de renuncia o no aceptación de alguno de ellos.
Su derecho es personal y en consecuencia, susceptible de ser transmitido por actos entre
vivos salvo pacto en contrario; y se entiende que se encuentra subordinado al cumplimiento
de una modalidad suspensiva, sea un plazo o una condición. Vale decir, este derecho es
plenamente existente, pero no completamente eficaz, pues no será exigible hasta el
cumplimiento del plazo o la condición.
ARTÍCULO 1673. Fiduciario: El fiduciario puede ser cualquier persona humana o jurídica.
Sólo pueden ofrecerse al público para actuar como fiduciarios las entidades financieras
autorizadas a funcionar como tales, sujetas a las disposiciones de la ley respectiva y las

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personas jurídicas que autoriza el organismo de contralor de los mercados de valores, que
debe establecer los requisitos que deben cumplir.
El fiduciario puede ser beneficiario. En tal caso, debe evitar cualquier conflicto de intereses y
obrar privilegiando los de los restantes sujetos intervinientes en el contrato.
El fiduciario es la figura central del contrato y sobre quien recae toda la atención, ya que de su
actuación y obrar eficiente surgirá el provecho del negocio. Las obligaciones a su cargo
resultarán del contrato, y si bien actúa en nombre propio y por cuenta propia, lo hace en
beneficio de otra persona, el beneficiario.
El fiduciario será quien administrará el patrimonio fideicomitido en el marco de las pautas
previstas por el fiduciante, y se obligará a transmitirlo al fideicomisario al vencimiento del plazo
o el cumplimiento de la condición que determine la conclusión del fideicomiso. No es el
representante legal del fideicomiso, es el verdadero titular del patrimonio fideicomitido, aunque
un titular peculiar por su provisoriedad y su responsabilidad.
Esta persona o personas, físicas o jurídicas, serán los depositarios de la confianza a la que
remite el término “fideicomiso” y deberán regir su actuación como un “buen hombre de
negocios”, como se analiza en el artículo siguiente.
La norma determina que cualquier persona, física o jurídica, podrá ser fiduciario, fijando como
límite la oferta al público.
En consecuencia, para estar en condiciones de ofrecer los servicios de fiduciario al público en
general, será necesaria la autorización administrativa de los organismos de control de los
mercados de valores.
Cuadra destacar que la oferta, a la que alude la norma, no se refiere al ofrecimiento al público
en general de incorporarse como fiduciantes o beneficiarios de un fideicomiso en particular,
sino al ofrecimiento de la persona jurídica para actuar en su carácter de fiduciario.

Derechos y obligaciones del fiduciante


El fiduciante tiene derecho a exigir al fiduciario el cumplimiento del encargo y la rendición de
cuentas. También tiene derecho a extinguir (revocar dice el Código) el contrato siempre que
opere alguna de las causales legales o contractuales si se hubiera reservado esa facultad.
Tiene además, el derecho a solicitar judicialmente la remoción del fiduciario. Puede asimismo,
ejercer las acciones que a él le corresponden, en su carácter de titular de los bienes del
fideicomiso, si este no las ejerciere sin motivo suficiente y siempre que sea autorizado por el
juez. Al final del fideicomiso, goza del derecho, si fuera beneficiario o fideicomisario, a
reclamar la transferencia a su favor de los bienes fideicomitidos.
En cuanto a las obligaciones del fiduciante, la principal es transferir al fiduciario la titularidad
de los derechos que fuera prometida en el contrato, si en el acto mismo de la constitución no
hubieran sido transferidos. Debe reembolsar los gastos al fiduciario y, además, está obligado
a pagar al fiduciario la remuneración por sus servicios, salvo que hubiera pactado su
gratuidad.

Derechos y obligaciones del fiduciario


En cuanto a los derechos del fiduciario, puede solicitar que se le transmita la titularidad
fiduciaria de los bienes determinados en el contrato. Según en el art. 1684, si no se pacta lo
contrario, el fiduciario adquiere la propiedad fiduciaria de los frutos y productos de los bienes
fideicomitidos. También se halla legitimado para ejercer todas las acciones que correspondan

142
para la defensa de los bienes fideicomitidos, contra terceros como contra el fiduciante o el
beneficiario.
El fiduciario tiene derecho a percibir una remuneración por sus servicios y el reembolso de los
gastos que se irroguen en la administración y disposición del patrimonio fideicomitido.
También tiene derecho a disponer y gravar los bienes fideicomitidos cuando lo requieran los
fines del fideicomiso, sin que sea necesario el consentimiento del fiduciante, del beneficiario o
del fideicomisario.
ARTÍCULO 1688. Actos de disposición y gravámenes: El fiduciario puede disponer o
gravar los bienes fideicomitidos cuando lo requieran los fines del fideicomiso, sin que sea
necesario el consentimiento del fiduciante, del beneficiario o del fideicomisario.
El contrato puede prever limitaciones a estas facultades, incluso la prohibición de enajenar,
las que, en su caso, deben ser inscriptas en los registros correspondientes a cosas
registrables. Dichas limitaciones no son oponibles a terceros interesados de buena fe, sin
perjuicio de los derechos respecto del fiduciario.
Si se nombran varios fiduciarios, se configura un condominio en función de lo previsto en el
artículo 1674, los actos de disposición deben ser otorgados por todos conjuntamente, excepto
pacto en contrario, y ninguno de ellos puede ejercer la acción de partición mientras dure el
fideicomiso.
Quedan a salvo los actos de disposición realizados por el fiduciario de conformidad con lo
previsto en esta norma.
ARTÍCULO 1689. Acciones: El fiduciario está legitimado para ejercer todas las acciones que
correspondan para la defensa de los bienes fideicomitidos, contra terceros, el fiduciante, el
beneficiario o el fideicomisario.
El juez puede autorizar al fiduciante, al beneficiario o al fideicomisario, a ejercer acciones en
sustitución del fiduciario, cuando éste no lo haga sin motivo suficiente.

Respecto a las obligaciones:


ARTÍCULO 1674. Pauta de actuación. Solidaridad: El fiduciario debe cumplir las
obligaciones impuestas por la ley y por el contrato con la prudencia y diligencia del buen
hombre de negocios que actúa sobre la base de la confianza depositada en él.
En caso de designarse a más de un fiduciario para que actúen simultáneamente, sea en
forma conjunta o indistinta, su responsabilidad es solidaria por el cumplimiento de las
obligaciones resultantes del fideicomiso.
El hombre de negocios ha sido caracterizado como el comerciante experto, el administrador
que actúa con la preparación técnico-administrativa adecuada al particular negocio al que se
dedica la sociedad.
El fiduciario asume responsabilidad contractual frente al fiduciante, al beneficiario, y en su
caso, al fideicomisario. Cuando se le reclama incumplimiento de sus obligaciones, se le
reclama a título personal y responde con sus bienes. Frente a terceros, responde con los
bienes del fideicomiso. Los acreedores del fideicomiso no pueden atacar su patrimonio, que
permanece separado.
ARTÍCULO 1675. Rendición de cuentas: La rendición de cuentas puede ser solicitada por el
beneficiario, por el fiduciante o por el fideicomisario, en su caso, conforme a la ley y a las
previsiones contractuales; deben ser rendidas con una periodicidad no mayor a un año.
La obligación de rendir cuentas se encuentra en la mayoría de los contratos que, como el
fideicomiso, conllevan la gestión de bienes de o a favor de terceros. Esta obligación, periódica

143
e indispensable implica la información a las partes de las tareas realizadas en la
administración del patrimonio fideicomitido.
La rendición de cuentas deberá ser circunstanciada y documentada. Las operaciones llevadas
a cabo con los bienes que le fueran transmitidos deben estar claramente expuestas, así como
las ganancias resultantes de los negocios realizados y el avance respecto de la finalidad para
la que fuera constituido el fideicomiso. La rendición puede efectuarse de cualquier manera,
siempre que contenga el detalle de las operaciones relevantes efectuadas respecto del
patrimonio de afectación (cfr. art. 858 CC yC y ss.).
La rendición de cuentas deberá ser aprobada por las partes en forma expresa o tácita, o en su
defecto, podrán impugnarla por la vía judicial.
ARTÍCULO 1676. Dispensas prohibidas: El contrato no puede dispensar al fiduciario de la
obligación de rendir cuentas, ni de la culpa o dolo en que puedan incurrir él o sus
dependientes, ni de la prohibición de adquirir para sí los bienes fideicomitidos.
ARTÍCULO 1677. Reembolso de gastos. Retribución: Excepto estipulación en contrario, el
fiduciario tiene derecho al reembolso de los gastos y a una retribución, ambos a cargo de
quien o quienes se estipula en el contrato. Si la retribución no se fija en el contrato, la debe
fijar el juez teniendo en consideración la índole de la encomienda, la importancia de los
deberes a cumplir, la eficacia de la gestión cumplida y las demás circunstancias en que actúa
el fiduciario.
El fiduciario está obligado a contratar un seguro en los términos del art. 1685:
ARTÍCULO 1685. Patrimonio separado. Seguro: Los bienes fideicomitidos constituyen un
patrimonio separado del patrimonio del fiduciario, del fiduciante, del beneficiario y del
fideicomisario. Sin perjuicio de su responsabilidad, el fiduciario tiene la obligación de contratar
un seguro contra la responsabilidad civil que cubra los daños causados por las cosas objeto
del fideicomiso. Los riesgos y montos por los que debe contratar el seguro son los que
establezca la reglamentación y, en defecto de ésta, los que sean razonables. El fiduciario es
responsable en los términos de los artículos 1757 y concordantes cuando no haya contratado
seguro o cuando éste resulte irrazonable en la cobertura de riesgos o montos.
El fiduciario tiene además la obligación de transmitir los bienes a quien corresponda, una vez
finalizado el fideicomiso, destino que debe estar indicado en el contrato. Pero también está
obligado a transferir los bienes cuando, sin que se extinga el contrato, el cesa en su cargo. En
todos los casos, esa obligación lleva implícita la de cooperar con el otorgamiento de todos los
actos e inscripciones que fueran menester.

ARTÍCULO 1678. Cese del fiduciario: El fiduciario cesa por:


a) remoción judicial por incumplimiento de sus obligaciones o por hallarse imposibilitado
material o jurídicamente para el desempeño de su función, a instancia del fiduciante; o a
pedido del beneficiario o del fideicomisario, con citación del fiduciante;
b) incapacidad, inhabilitación y capacidad restringida judicialmente declaradas, y muerte, si es
una persona humana;
c) disolución, si es una persona jurídica; esta causal no se aplica en casos de fusión o
absorción, sin perjuicio de la aplicación del inciso a), en su caso;
d) quiebra o liquidación;
e) renuncia, si en el contrato se la autoriza expresamente, o en caso de causa grave o
imposibilidad material o jurídica de desempeño de la función; la renuncia tiene efecto después
de la transferencia del patrimonio objeto del fideicomiso al fiduciario sustituto.

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El cese del fiduciario implica la culminación de su administración respecto del patrimonio de
afectación por alguna de las causales previstas en el contrato o en la ley, y su remplazo por el
sustituto bajo el régimen previsto en el art. 1679. Ello no afecta la continuidad del fideicomiso,
el que seguirá vigente hasta cumplirse el plazo o condición resolutoria.
La remoción por incumplimiento no requiere, de por sí, que la inejecución parcial o total de
alguna de las obligaciones haya causado un daño. Esto último será la base para reclamar la
indemnización respectiva en caso de corresponder. Pero aun cuando no existiera ese daño, el
incumplimiento puede acarrear la remoción a través de un procedimiento judicial.
Con relación a la entidad del incumplimiento, se entiende que cualquiera sea la obligación que
no haya sido cumplida íntegramente podrá ser causa de remoción. Empero, la inejecución de
una obligación de escasa importancia no conllevará necesariamente esa consecuencia
cuando las obligaciones principales y la gestión llevada a cabo por el fiduciario hayan
conducido eficazmente a dar cumplimiento con la finalidad del fideicomiso.

ARTÍCULO 1679. Sustitución del fiduciario: Producida una causa de cese del fiduciario, lo
reemplaza el sustituto indicado en el contrato o el designado de acuerdo al procedimiento
previsto por él. Si no lo hay o no acepta, el juez debe designar como fiduciario a una de las
entidades autorizadas de acuerdo a lo previsto en el artículo 1690.
En caso de muerte del fiduciario, los interesados pueden prescindir de la intervención judicial,
otorgando los actos necesarios para la transferencia de bienes.
En los restantes casos de los incisos b), c) y d) del artículo 1678, cualquier interesado puede
solicitar al juez la comprobación del acaecimiento de la causal y la indicación del sustituto o el
procedimiento para su designación, conforme con el contrato o la ley, por el procedimiento
más breve previsto por la ley procesal local. En todos los supuestos del artículo 1678 el juez
puede, a pedido del fiduciante, del beneficiario, del fideicomisario o de un acreedor del
patrimonio separado, designar un fiduciario judicial provisorio o dictar medidas de protección
del patrimonio, si hay peligro en la demora.
Si la designación del nuevo fiduciario se realiza con intervención judicial, debe ser oído el
fiduciante.
Los bienes fideicomitidos deben ser transmitidos al nuevo fiduciario. Si son registrables es
forma suficiente del título el instrumento judicial, notarial o privado autenticado, en los que
conste la designación del nuevo fiduciario. La toma de razón también puede ser rogada por el
nuevo fiduciario.
Si el fiduciario cesa en su cargo, como regla general, lo reemplaza el sustituto indicado en el
contrato o el designado de acuerdo al procedimiento previsto por él. Al momento de redactar
un contrato de fideicomiso, es imprescindible que el fiduciante considere esta cuestión, porque
su omisión significa la intervención judicial en el negocio.

Derechos del beneficiario y fideicomisario


El derecho del beneficiario es un derecho patrimonial y temporario, pues dura tanto como el
fideicomiso. La muerte del beneficiario extingue sus derechos, y entonces pasará a los otros
beneficiarios, si se hubiera pactado el derecho de acrecer o a quien corresponde, según lo
establece el art. 1671. Es decir, no se transmite a sus herederos, a no ser que haya clausula
expresa que lo autorice.
El artículo 1681 acuerda al beneficiario y al fideicomisario el derecho de reclamar, en la
medida de su interés, por el debido cumplimiento del contrato y la revocación de los actos

145
realizados por el fiduciario en fraude de sus intereses, sin perjuicio de los derechos de los
terceros interesados de buena fe.
Por lo general, el beneficiario reviste ese carácter, y por tanto, no tiene obligaciones a su
cargo respecto al fideicomiso, pero puede tenerlas. El artículo 1687 establece que el
beneficiario puede haber sido obligado por pacto expreso a efectuar aportes al fondo fiduciario
si este cayera en insolvencia.

ARTÍCULO 1681. Aceptación del beneficiario y del fideicomisario. Fraude: Para recibir
las prestaciones del fideicomiso, el beneficiario y el fideicomisario deben aceptar su calidad
de tales.
La aceptación se presume cuando intervienen en el contrato de fideicomiso, cuando realizan
actos que inequívocamente la suponen o son titulares de certificados de participación o de
títulos de deuda en los fideicomisos financieros. No mediando aceptación en los términos
indicados, el fiduciario puede requerirla mediante acto auténtico fijando a tal fin un plazo
prudencial. No producida la aceptación, debe solicitar al juez que la requiera sin otra
substanciación, fijando a tal fin el modo de notificación al interesado que resulte más
adecuado.
El beneficiario y el fideicomisario pueden, en la medida de su interés, reclamar por el debido
cumplimiento del contrato y la revocación de los actos realizados por el fiduciario en fraude de
sus intereses, sin perjuicio de los derechos de los terceros interesados de buena fe.
El contrato de fideicomiso se perfecciona con la manifestación de la voluntad del fiduciante y
del fiduciario; la aceptación de los beneficiarios y fideicomisarios no resulta necesaria para su
perfeccionamiento, pues aun cuando no llegaran a aceptar, se pondría en movimiento el
proceso de sustitución previsto por los arts. 1671 y 1672 CC yC.

El patrimonio fideicomitido. Efectos respecto a los bienes


Debe tenerse en claro que no tiene personalidad jurídica y no es sujeto de derecho. No es un
ente distinto, representado por el fiduciario, sino que este es el propietario de dichos bienes.
Quien tiene personalidad es su titular.
La doctrina argentina ha discutido acerca de la naturaleza del dominio cuya titularidad
adquiere el fiduciario. Ahora, el Código en los artículos 1701 a 1707, lo regula de manera
particular. Ha triunfado el criterio según el cual se trata de una especie diferente al dominio.
ARTÍCULO 1682. Propiedad fiduciaria: Sobre los bienes fideicomitidos se constituye una
propiedad fiduciaria, regida por las disposiciones de este Capítulo y por las que correspondan
a la naturaleza de los bienes.
En primer lugar, corresponde distinguir dominio fiduciario de propiedad fiduciaria. El primero
es un derecho real, que implica un dominio imperfecto sobre una cosa, careciendo del
carácter de perpetuidad propio del dominio pleno. El fiduciario tiene un dominio pleno, con los
límites previstos en el contrato en términos temporales y en cuanto a sus facultades.
La propiedad fiduciaria, en cambio, refiere al derecho patrimonial con los límites temporales
que prevé el contrato, que adquiere el fiduciario en relación a determinados bienes, recibidos
con una finalidad determinada. Es más abarcadora, ya que se extiende a las cosas recibidas y
también a otros bienes, como créditos o derechos sobre los que no podría constituirse un
derecho real por no ser cosas.

146
ARTÍCULO 1683. Efectos frente a terceros: El carácter fiduciario de la propiedad tiene
efectos frente a terceros desde el momento en que se cumplen los requisitos exigidos de
acuerdo con la naturaleza de los bienes respectivos.
En su actuación como representante del fideicomiso, el fiduciario deberá contraer obligaciones
con terceros interesados. A fin de que la transmisión fiduciaria tenga efectos respecto a estos,
deberá cumplir con los requisitos previstos por la ley de acuerdo a la naturaleza de los bienes
trasferidos.
La propiedad fiduciaria será oponible frente a terceros a partir del registro del acto de hacerlos
públicos. Los actos cuya publicidad no haya sido cumplida, serán igualmente existentes y
válidos entre las partes, mas inoponibles frente a los terceros ajenos.
Esto se extiende también a terceros contratantes con el fiduciante respecto de bienes que
integran el fideicomiso, ya que hasta no haberse publicitado la transferencia fiduciaria, esta les
resulta inoponible, por lo que hasta dicho momento podrían atacar esos bienes.
El registro de la propiedad fiduciaria no es siempre el requisito de publicidad requerido.
En otros casos puede incluir notificaciones, como el caso de la cesión de créditos.
ARTÍCULO 1684. Registración. Bienes incorporados: Si se trata de bienes registrables, los
registros correspondientes deben tomar razón de la calidad fiduciaria de la propiedad a
nombre del fiduciario.
Excepto estipulación en contrario del contrato, el fiduciario adquiere la propiedad fiduciaria de
los frutos y productos de los bienes fideicomitidos y de los bienes que adquiera con esos
frutos y productos o por subrogación real respecto de todos esos bienes, debiéndose dejar
constancia de ello en el título para la adquisición y en los registros pertinentes.
Sin perjuicio que la registración pueda efectuarla el fiduciante, el fiduciario tiene la obligación
de colaborar en el trámite, a fin de poner a su nombre los bienes transmitidos.
En algunos casos, la toma de razón tendrá efectos declarativos, y en otros constitutivos.
Estos registros cumplen una importante función al otorgar seguridad jurídica a los terceros, al
hacer públicos los límites del fideicomiso, no pudiendo alegar aquellos su desconocimiento.
Más allá que lo que deba inscribirse sea la propiedad fiduciaria, para un mejor ejercicio de los
derechos de terceros, se entiende que la inscripción deberá comprender el plazo o la
condición previstos en el contrato así como las cláusulas que puedan llegar a afectarlos —la
cláusula de revocación, o los supuestos particulares de extinción que surjan del contrato—.
También deberán inscribirse las disposiciones que importen limitaciones a disponer o gravar
los bienes, si existieren.
El fiduciario, como titular del dominio, aunque imperfecto, es el único y verdadero dueño de
las cosas, y en consecuencia tiene el derecho a la percepción de los frutos, sean naturales o
civiles, así como también de los productos, toda vez que su derecho real tiene únicamente las
limitaciones temporales y las previstas en la manda contractual.
Por otra parte, resulta evidente que, ante la enajenación de bienes, o de los frutos de aquellos
que sean parte del patrimonio de afectación, y la utilización del dinero obtenido para la
adquisición de otros bienes, estos ingresan a aquel patrimonio fiduciario, y no confundiéndose
con el propio.
La excepción prevista por este artículo no debe entenderse en el sentido de dar derecho al
fiduciario a incorporar los frutos, productos o los bienes que se adquieran a su patrimonio
personal, ni al del beneficiario, sino que, en caso de que el fiduciario quiera destinar los frutos
o productos a la compra de otros bienes, debe estar legitimado para ello por el contrato, a fin
de incorporarlos por vía de subrogación real.

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ARTÍCULO 1685. Patrimonio separado. Seguro: Los bienes fideicomitidos constituyen un
patrimonio separado del patrimonio del fiduciario, del fiduciante, del beneficiario y del
fideicomisario.
Sin perjuicio de su responsabilidad, el fiduciario tiene la obligación de contratar un seguro
contra la responsabilidad civil que cubra los daños causados por las cosas objeto del
fideicomiso. Los riesgos y montos por los que debe contratar el seguro son los que establezca
la reglamentación y, en defecto de ésta, los que sean razonables. El fiduciario es responsable
en los términos de los artículos 1757 y concordantes cuando no haya contratado seguro o
cuando éste resulte irrazonable en la cobertura de riesgos o montos.
Los patrimonios de afectación son creados por las partes en normas de alcance particular
regulando su duración, los bienes que serán incorporados, las facultades de quien habrá de
administrarlo y sus limitaciones. Este patrimonio de afectación resulta una excepción a la regla
general por la cual cada persona no tiene más que un patrimonio.
ARTÍCULO 1686. Acción por acreedores: Los bienes fideicomitidos quedan exentos de la
acción singular o colectiva de los acreedores del fiduciario. Tampoco pueden agredir los
bienes fideicomitidos los acreedores del fiduciante, quedando a salvo las acciones por fraude
y de ineficacia concursal. Los acreedores del beneficiario y del fideicomisario pueden
subrogarse en los derechos de su deudor.
El fideicomiso es nada más que un contrato, vale decir, no tiene personería jurídica propia, sin
perjuicio del patrimonio separado que se crea como consecuencia de aquel. Por ende, resulta
claro que el deudor de las obligaciones es el fiduciario, ya que el sujeto pasivo deberá ser
siempre una persona humana o jurídica, a pesar de que responda únicamente con los bienes
del patrimonio de afectación. Por eso, en caso de demanda judicial, deberá ser demandado
en su persona y en carácter de fiduciario.
El fideicomiso, por su capacidad de aislar bienes de titularidad del fiduciante, con la
posibilidad de que no ingresen nuevos bienes a su patrimonio en contraprestación, puede
frustrar la expectativa de cobro de los acreedores de aquel toda vez que se vería disminuida
su prenda común, por lo menos hasta tanto se cumpla el plazo o condición previstos en el
contrato.
Como se dijo, los acreedores del fiduciante no tienen acción contra los bienes fideicomitidos,
con excepción de los derechos en los que puedan subrogarse en caso que el fiduciante sea
también beneficiario.
Sin perjuicio de ello, si la afectación de los bienes se efectúa maliciosamente, con el único fin
de reducir el patrimonio que podrían atacar los acreedores del fiduciante, nos encontraremos
dentro de un supuesto de fraude, tal como lo prevé en el Libro Primero, Parte
General, Título IV, Capítulo 6, Sección 3ª, que trae como consecuencia la inoponibilidad del
acto celebrado —en este caso el contrato de fideicomiso— en perjuicio de los accionantes,
hasta el importe de sus respectivos créditos.
Para que esa acción sea viable, deberán encontrarse acreditados los presupuestos previstos
por el art. 339 CC yC, vale decir, que el crédito sea anterior al fideicomiso, o que este se haya
efectuado con miras a defraudar futuros acreedores, que la transferencia fiduciaria haya
causado o agravado la insolvencia del fiduciante, y que quien contrató con el deudor a título
oneroso haya conocido que el acto agravó o causó la insolvencia.
La norma agrega a la acción de fraude, ya prevista en el art. 15 de la ley 24.441, la acción de
ineficacia concursal, que podrá ser ejercida a fin de hacer inoponibles a los acreedores los
efectos del fideicomiso.

148
En consecuencia, el fideicomiso podrá ser declarado inoponible respecto de los acreedores
cuando resulte perjudicial para ellos, haya sido suscripto por el fiduciante, luego fallido,
durante el período de sospecha, y siempre que quien fuera su cocontratante tuviera
conocimiento de la cesación de pagos de aquel. De acuerdo a lo dispuesto por la ley
concursal, el tercero, para repeler esta acción deberá demostrar que el acto no causó perjuicio
al patrimonio del fallido.
ARTÍCULO 1687. Deudas. Liquidación: Los bienes del fiduciario no responden por las
obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso, las que sólo son satisfechas con los
bienes fideicomitidos. Tampoco responden por esas obligaciones el fiduciante, el beneficiario
ni el fideicomisario, excepto compromiso expreso de éstos.
Lo dispuesto en este artículo no impide la responsabilidad del fiduciario por aplicación de los
principios generales, si así corresponde.
La insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a esas obligaciones, no da lugar a la
declaración de su quiebra. En tal supuesto y a falta de otros recursos provistos por el
fiduciante o el beneficiario según previsiones contractuales, procede su liquidación, la que
está a cargo del juez competente, quien debe fijar el procedimiento sobre la base de las
normas previstas para concursos y quiebras, en lo que sea pertinente.

ARTÍCULO 1701. Dominio fiduciario. Definición: Dominio fiduciario es el que se adquiere


con razón de un fideicomiso constituido por contrato o por testamento, y está sometido a
durar solamente hasta la extinción del fideicomiso, para el efecto de entregar la cosa a quien
corresponda según el contrato, el testamento o la ley.
El dominio, como los restantes derechos reales, se adquiere con título y modos suficientes.
El art. 1892 CC yC describe los presupuestos del título y la tradición o inscripción registral
como modos. Es claro que se trata de un derecho real sobre cosa propia (art. 1888 CC yC),
pudiendo como todos ellos recaer sobre cosas registrables o no registrables (art. 1890 CC
yC).
Se denomina “imperfecto” al dominio que está sometido a una condición o plazo resolutorio
pues, precisamente, tales modalidades afectan la continuidad del ejercicio del derecho.
A la perpetuidad, definida en el art. 1942 CC yC, por el contrario, se la establece señalando:
“No tiene límite en el tiempo y subsiste con independencia de su ejercicio” y “No se extingue
aunque el dueño no ejerza sus facultades, o las ejerza otro, excepto que este adquiera el
dominio por prescripción adquisitiva”. Ello no hace más que reiterar conceptos ya abordados
por la legislación anterior.
El dominio —perfecto o imperfecto— supone la titularidad individual del derecho de propiedad.
Cuando pertenece en común a varias personas y corresponde a cada por una parte indivisa,
nos encontramos ante un “condominio” (art. 1983 CC yC).
Una característica común a la especie de dominio imperfecto revocable es la que este dominio
está sujeto a la condición resolutoria o plazo al que se halla sujeto, con la finalidad de
transmitirla al fideicomisario. Este último —que puede ser una persona humana o jurídica, o
varias— puede no estar individualizado e incluso no existir, aunque deben estar incorporados
en el contrato los datos para su individualización futura. En caso de ser varios, recibirán por
igual los objetos que lo integren, y pudiéndose pactar el derecho de acrecer o la designación
de beneficiarios sustitutos. Como acontece en el dominio revocable, esta hipótesis de dominio
imperfecto tiene un plazo máximo de 30 años, excepto que el beneficiario fuera incapaz o un
sujeto de capacidad restringida, en cuyo caso puede durar hasta que ella cese.

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Cabe volver sobre el objeto del contrato de fideicomiso para subrayar que en él pueden tener
cabida, no solo el derecho real de dominio, sino también derechos personales. En todos los
casos, en el instrumento deben volcarse todos los elementos suficientes para su
individualización, lo que es igual a admitir que el objeto puede ser futuro; de ahí las pautas en
tal sentido
ARTÍCULO 1702. Normas aplicables: Son aplicables al dominio fiduciario las normas que
rigen los derechos reales en general y, en particular, el dominio, previstas en los Títulos I y III
del Libro Cuarto de este Código.
ARTÍCULO 1704. Facultades: El titular del dominio fiduciario tiene las facultades del dueño
perfecto, en tanto los actos jurídicos que realiza se ajusten al fin del fideicomiso y a las
disposiciones contractuales pactadas.
ARTÍCULO 1705. Irretroactividad: La extinción del dominio fiduciario no tiene efecto
retroactivo respecto de los actos realizados por el fiduciario, excepto que no se ajusten a los
fines del fideicomiso y a las disposiciones contractuales pactadas, y que el tercer adquirente
carezca de buena fe y título oneroso.
ARTÍCULO 1706. Readquisición del dominio perfecto: Producida la extinción del
fideicomiso, el fiduciario de una cosa queda inmediatamente constituido en poseedor a
nombre del dueño perfecto. Si la cosa es registrable y el modo suficiente consiste en la
inscripción constitutiva, se requiere inscribir la readquisición; si la inscripción no es
constitutiva, se requiere a efecto de su oponibilidad.
ARTÍCULO 1707. Efectos: Cuando la extinción no es retroactiva son oponibles al dueño
perfecto todos los actos realizados por el titular del dominio fiduciario. Si la extinción es
retroactiva el dueño perfecto readquiere el dominio libre de todos los actos jurídicos
realizados.

En cuanto a la insuficiencia y liquidación del patrimonio fideicomitido, encontramos una


solución en el art. 1687: “La insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a esas
obligaciones, no da lugar a la declaración de su quiebra. En tal supuesto y a falta de otros
recursos provistos por el fiduciante o el beneficiario según previsiones contractuales, procede
su liquidación, la que está a cargo del juez competente, quien debe fijar el procedimiento
sobre la base de las normas previstas para concursos y quiebras, en lo que sea pertinente.”
De esta manera, la norma admite que el “salvataje” del fideicomiso pueda hacerse por los
medios que se hayan pactado en el contrato, por ejemplo, la venta de bienes, el aporte de los
sujetos que participan en el contrato o algún otro procedimiento.
No superada la crisis, ante la insuficiencia del patrimonio y, también ante la carencia de norma
contractual que indique como recomponerlo, se procede a su liquidación, a cargo del juez
competente. El patrimonio fideicomitido no quiebra, se liquida mediante el procedimiento que
fije el juez.

Extinción del contrato


La cesación del fiduciario en su cargo por alguna de las causales previstas, no implica la
extinción del fideicomiso, este perdura, y el fiduciario es reemplazado según el mecanismo
convencional o legal. Por el contrario, la extinción del fideicomiso implica la liquidación de los
negocios y la extinción de la separación patrimonial.
ARTÍCULO 1697. Causales: El fideicomiso se extingue por:

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a) el cumplimiento del plazo o la condición a que se ha sometido, o el vencimiento del plazo
máximo legal;
b) la revocación del fiduciante, si se ha reservado expresamente esa facultad; la revocación
no tiene efecto retroactivo; la revocación es ineficaz en los fideicomisos financieros después
de haberse iniciado la oferta pública de los certificados de participación o de los títulos de
deuda;
c) cualquier otra causal prevista en el contrato.
ARTÍCULO 1698. Efectos: Producida la extinción del fideicomiso, el fiduciario está obligado a
entregar los bienes fideicomitidos al fideicomisario o a sus sucesores, a otorgar los
instrumentos y a contribuir a las inscripciones registrales que correspondan.
La extinción del fideicomiso genera efectos respecto de los sujetos del contrato o testamento,
así como también en relación a terceros ajenos a él. Cabe destacar que el hecho extintivo,
sea el vencimiento de plazo, cumplimiento de la condición, revocación o cualquier otro, no
exime automáticamente de responsabilidad al fiduciario, sobre quien recaerá la obligación de
entrega de los bienes, así como también el deber de colaboración a fin de dar cumplimiento
con los requisitos registrales de acuerdo a la especie de bienes de que se trate. Además,
deberá mantenerse en su gestión hasta que se haga la entrega efectiva de los bienes, de ser
necesario para evitar perjuicios a las partes.
Para el caso de fallecimiento del fideicomisario, los bienes deberán ser entregados a su
sucesor, excepto que se haya designado un suplente, en cuyo caso será este último quien
reciba los bienes. De acuerdo a lo que prevé el último párrafo del art. 1672 CC yC, si ningún
fideicomisario acepta, todos renuncian o no llegan a existir, los bienes deberán ser
transmitidos al fiduciante.
Internamente, la extinción hace nacer el derecho del fideicomisario de exigir la entrega de los
bienes integrantes del patrimonio de afectación. Estos bienes, pueden no ser los mismos que
originalmente fueron transmitidos, pues aquellos, de no existir cláusulas que limiten su
disposición, podrán haber sido remplazados por otros en el marco de la gestión del
fideicomiso.
Cesa también la propiedad fiduciaria que estuviera a su cargo en virtud que el fideicomisario
recibe el dominio o propiedad plena de los bienes, sin limitaciones temporales o contractuales.
En relación a los terceros, la extinción surtirá efectos a partir de la inscripción en los registros
correspondientes para el caso de bienes registrables, y con la entrega o las distintas
formalidades requeridas dependiendo su naturaleza, en los restantes.

Clases de fideicomiso
ARTÍCULO 1680. Fideicomiso en garantía: Si el fideicomiso se constituye con fines de
garantía, el fiduciario puede aplicar las sumas de dinero que ingresen al patrimonio, incluso
por cobro judicial o extrajudicial de los créditos o derechos fideicomitidos, al pago de los
créditos garantizados. Respecto de otros bienes, para ser aplicados a la garantía el fiduciario
puede disponer de ellos según lo dispuesto en el contrato y, en defecto de convención, en
forma privada o judicial, asegurando un mecanismo que procure obtener el mayor valor
posible de los bienes.
El Código regula ahora este fideicomiso que fue de empleo frecuente aunque no tenía
regulación legal y era discutido. Se trata de una garantía que no puede caracterizarse como
real ni personal, es una tercera categoría.

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Habrá fideicomiso en garantía cuando una parte con causa en una deuda anterior o
contemporánea, transmita la propiedad fiduciaria de uno o varios bienes a un tercero o a su
acreedor, con la finalidad de garantizar el cumplimiento de su obligación con este, quien
detentará el rol de beneficiario en el contrato.
En la práctica, el fideicomiso de garantía se constituye, en principio, con dos variantes
diferentes: la primera, donde el fiduciante, deudor de la obligación principal que se pretende
garantizar, transfiere los bienes en propiedad fiduciaria a favor del acreedor, quien es a su vez
fiduciario y procederá a la ejecución de la garantía en caso de incumplimiento del deudor,
cobrándose su crédito directamente sin intervención judicial ni de terceros.
La segunda, donde el fiduciario contrata como tal y hasta el límite del patrimonio de afectación
con el acreedor, como garante del deudor, de acuerdo a lo pactado con este.
El primero ejercerá la administración de la propiedad fiduciaria de acuerdo a las pautas de
actuación previstas por el deudor, quien reviste el carácter de fiduciante, en beneficio del
acreedor, para abonarle su acreencia, debiendo entregar el remanente de los bienes, si
existiera, al fideicomisario. En caso de cumplimiento de la obligación principal por el deudor, el
fiduciante deberá reintegrar la totalidad de los bienes del patrimonio afectado a la garantía.
Cuando la finalidad del contrato sea la de garantizar obligaciones asumidas por el fiduciante, o
hayan sido afianzadas por este, la norma otorga al fiduciario la potestad de destinar las sumas
que ingresen al patrimonio, sea por cobro judicial o extrajudicial, de los derechos o créditos
incorporados en el patrimonio de afectación, al pago de los créditos garantizados.

Fideicomiso financiero
ARTÍCULO 1690. Definición: Fideicomiso financiero es el contrato de fideicomiso sujeto a
las reglas precedentes, en el cual el fiduciario es una entidad financiera o una sociedad
especialmente autorizada por el organismo de contralor de los mercados de valores para
actuar como fiduciario financiero, y beneficiarios son los titulares de los títulos valores
garantizados con los bienes transmitidos.
El fideicomiso financiero es diferente al ordinario, por un lado, pueden ser fiduciarios solo las
personas que se mencionan en la noción transcripta, y por otro, los beneficiarios no reciben
otra cosa que no sean los títulos valores que deben emitirse, garantizados con los bienes que
el fiduciario ha recibido. Además, está regido por un estricto orden público, a diferencia del
ordinario, cuya regulación es prevalentemente supletoria.

Fideicomiso testamentario
ARTÍCULO 1699. Reglas aplicables: El fideicomiso también puede constituirse por
testamento, el que debe contener, al menos, las enunciaciones requeridas por el artículo
1667.
Se aplican los artículos 2448 y 2493 y las normas de este Capítulo; las referidas al contrato
de fideicomiso deben entenderse relativas al testamento.
En caso de que el fiduciario designado no acepte su designación se aplica lo dispuesto en el
1679.
El plazo máximo previsto en el artículo 1668 se computa a partir de la muerte del fiduciante.
El fideicomiso testamentario es aquel instrumento que permite designar un fiduciario para que,
al momento de la muerte del originante, administre una porción del haber relicto, a favor de
uno o varios terceros. El fideicomiso puede comprender toda la herencia, una parte indivisa o
bienes determinados.

152
ARTÍCULO 1700. Nulidad: Es nulo el fideicomiso constituido con el fin de que el fiduciario
esté obligado a mantener o administrar el patrimonio fideicomitido para ser transmitido
únicamente a su muerte a otro fiduciario de existencia actual o futura.
Definida como la institución por la cual se impone un segundo heredero al heredero instituido,
quien tiene la carga de la conservación de los bienes, los que pasarán al sustituido al
momento de la muerte del primero, la sustitución fideicomisaria ha sido considerada un
obstáculo para el normal desenvolvimiento de los bienes.
Por otra parte, no podría admitirse que a través del fideicomiso, en los términos en que se
encuentra regulado en el ordenamiento, pueda configurarse una sustitución fideicomisaria, ya
que de acuerdo a lo previsto por el art. 1678 CC yC, la muerte del fiduciario no extingue el
fideicomiso, sino que será continuado por el fiduciario sustituto.

Fideicomiso administrativo
Se corresponde con la noción general que aporta el Código. Es empleado con enorme
frecuencia, sobre todo en la industria de la construcción, y en los emprendimientos
inmobiliarios.
Por lo general, en la práctica opera del siguiente modo. Se convoca a varias personas,
inversoras, los fiduciantes, que aportan capital, muebles, inmuebles, inclusive derechos, para
constituir el patrimonio fiduciario que se transfiere al fiduciario, quien se obliga a administrarlo,
llevar adelante el emprendimiento que se pacte, al concluir el plazo o la condición pactada, se
obliga a transferir a cada uno de los inversores lo que se hubiera pactado.
Así estructurado, puede organizarse de modo de que los fiduciantes sean todos beneficiarios.
Puede suceder también, que una parte de las unidades correspondan a los fiduciantes
inversores, y otra, se ponga a la venta.
En la mayoría de los casos, el consumidor, adquirente de una unidad, no es un inversos que
tiene por finalidad obtener un lucro del emprendimiento, sino una persona que pretende
comprar un inmueble.

Fideicomiso deportivo
Es una especie de fideicomiso de administración con control judicial, cuya finalidad exclusiva
es el salvataje de las instituciones deportivas en crisis, a fin de sanear su pasivo mediante una
administración profesional. Se trata de administrar con profesionalidad el patrimonio de la
persona jurídica que se transfiere al órgano fiduciario, a fin de satisfacer las acreencias de los
acreedores.
Resuelta la constitución del fideicomiso, se reemplazan los órganos sociales del gobierno,
administración y representación por un órgano fiduciario constituido por tres profesionales:
abogado, contador y experto en administración deportiva, que actúan en forma conjunta y son
controlados judicialmente.
El plazo de este fideicomiso especial es de tres años, renovables por resolución judicial, hasta
el máximo de doce años.

Fideicomiso público
Puede ser caracterizado como el contrato administrativo, celebrado dentro de un proceso
especial que se inicia a partir de una ley o decreto que establece los objetivos y
características del fideicomiso, determina condiciones y términos a que se sujetara la

153
contratación correspondiente y regula su constitución, incremento de capital, modificación,
organización, funcionamiento y extinción.
La constitución de fondos fiduciarios debe tener por finalidad satisfacer intereses públicos.
Generalmente, participa el Estado como fiduciante y como fiduciario.

Certificados de participación y títulos de deuda


ARTÍCULO 1693. Emisión y caracteres. Certificados globales: Sin perjuicio de la
posibilidad de emisión de títulos valores atípicos, en los términos del artículo 1820, los
certificados de participación son emitidos por el fiduciario. Los títulos representativos de
deuda garantizados por los bienes fideicomitidos pueden ser emitidos por el fiduciario o por
terceros. Los certificados de participación y los títulos representativos de deuda pueden ser al
portador, nominativos endosables o nominativos no endosables, cartulares o escriturales,
según lo permita la legislación pertinente. Los certificados deben ser emitidos sobre la base
de un prospecto en el que consten las condiciones de la emisión, las enunciaciones
necesarias para identificar el fideicomiso al que pertenecen, y la descripción de los derechos
que confieren.
Pueden emitirse certificados globales de los certificados de participación y de los títulos de
deuda, para su inscripción en regímenes de depósito colectivo. A tal fin se consideran
definitivos, negociables y divisibles.
ARTÍCULO 1694. Clases. Series: Pueden emitirse diversas clases de certificados de
participación o títulos representativos de deuda, con derechos diferentes. Dentro de cada
clase se deben otorgar los mismos derechos. La emisión puede dividirse en series.
Los títulos representativos de deuda dan a sus titulares el derecho a reclamar por vía
ejecutiva.
Los títulos representativos de deuda que se encontraran garantizados por los bienes
integrantes del patrimonio de afectación pueden ser emitidos por el fiduciario o por terceros, y
a fin de informar claramente a los tenedores de títulos de las circunstancias de su emisión,
deberán contener la denominación y firma del representante del emisor o del fiduciario, la
identificación del fideicomiso, el monto de la deuda emitida, la clase y número de serie y el
plazo de vigencia.
Sin perjuicio de ello, deberá aclararse que los bienes del fiduciario no responden por las
obligaciones del fideicomiso.
Los certificados de participación están intrínsecamente relacionados con la evolución del
patrimonio fideicomitido y pueden ser únicamente emitidos por el fiduciario, pues es el titular
de los bienes. Al hacerlo deberá enunciar los mismos contenidos que en el caso de los títulos
representativos de deuda, informando también los derechos que se les confieren a los
titulares.
En estos casos, el acreedor de los créditos que se transmitan —si ha conservado la gestión
del cobro—, o quien se haya dispuesto en el contrato, percibirá las sumas producidas por
esas acreencias y las transferirá a los titulares de los títulos, pudiendo descontar previamente
de los gastos de administración si así estuviera previsto.
Los tenedores de los títulos asumirán el riesgo de la administración del patrimonio de
afectación compuesto por los créditos, así como, para el caso de no existir garantías
colaterales, su imposibilidad de cobro. Cabe resaltar que, como el acreedor primigenio se ha
desprendido de la titularidad de los créditos, estos ya no figurarán en sus balances, como así
tampoco aparecerán como pasivo los certificados emitidos.

154
CONTRATOS ASOCIATIVOS
ARTÍCULO 1442. Normas aplicables: Las disposiciones de este Capítulo se aplican a todo
contrato de colaboración, de organización o participativo, con comunidad de fin, que no sea
sociedad.
A estos contratos no se les aplican las normas sobre la sociedad, no son, ni por medio de
ellos se constituyen, personas jurídicas, sociedades ni sujetos de derecho.
A las comuniones de derechos reales y a la indivisión hereditaria no se les aplican las
disposiciones sobre contratos asociativos ni las de la sociedad. Los contratos asociativos
resultan, en su origen, acuerdos de tipo contractual colectivo y de organización.
Se separan de los contratos de cambio o bilaterales —creados, generalmente, a partir de una
relación bilateral— para erigirse en una categoría nueva. Nacen, en efecto, con vocación de
pluralidad de partes: los contrayentes se obligan a realizar prestaciones y a colaborar con la
obtención de una finalidad común, más sin dejar de lado su propia actividad.
Pese a que son varios los institutos susceptibles de ser incluidos dentro de las formas
asociativas, el CC yC adopta cuatro:
a) los negocios en participación;
b) las agrupaciones de colaboración;
c) las uniones transitorias; y
d) los consorcios de cooperación
Naturaleza jurídica del vínculo: En la sociedad se forman patrimonios separados, a
diferencia de lo que acontece en los contratos asociativos. En estos últimos, no hay sujetos de
derecho, personas jurídicas o sociedades —tal como señala la norma en comentario—, sino
riesgo de obtener ganancias o pérdidas, lo que no resulta común sino individual a cada
partícipe.

Para comprender la estructura y el alcance de la regulación de los contratos asociativos que


adopta el CC yC, basta con remitirse a los “Fundamentos” del Anteproyecto respectivo.
En efecto, allí se indica “En los usos y prácticas es muy habitual que se celebren vínculos de
colaboración asociativa que no constituyen sociedad. Su tutela jurídica es más evidente aun
cuando se piensa en fortalecer la colaboración para alcanzar economías de escala entre
pequeñas y medianas empresas, o para hacer compras o ventas en común, o desarrollos de
investigación, o abordar grandes obras sin necesidad de asociarse. Sin embargo, hay una
persistencia del modelo societario que hace que, con demasiada frecuencia, se los confunda y
se los termine calificando como sociedad, con los perjuicios que ello genera. La conjunción
entre la presunción de existencia de sociedad, personalidad jurídica y tipicidad legal, en el
contexto económico actual, se muestra insuficiente y agrietado. Las actividades en común,
informales, transitorias, quedan encorsetadas en la hermeticidad conceptual de este modelo
de ‘sociedad persona jurídica-típica’. La colaboración asociativa, como la societaria, presenta
comunidad de fines, de modo que las partes actúan en un plano de coordinación y
compartiendo el interés, lo que la diferencia claramente de la colaboración basada en la
gestión. A diferencia de la sociedad, se trata de una integración parcial y no total, no
existiendo disolución de la individualidad, ni creación de una persona jurídica. El contrato
asociativo es un vínculo de colaboración, plurilateral o de participación, con comunidad de
fines, que no es sociedad (…) En este proyecto se ha adoptado esta tesis, ampliamente
compartida en la doctrina argentina, regulando los vínculos asociativos, estableciendo

155
precisiones a fin de distinguirlos del modelo societario. Por un lado, se proponen normas
generales para todos los contratos asociativos y se incluye dentro del Código Civil el
tratamiento del negocio en participación, las agrupaciones de colaboración y las uniones
transitorias. Por el otro, no existe regulación de la sociedad en el Código Civil.”

Los contratos asociativos son, en principio, no formales, pues la ley no les impone una forma
expresa. De allí que las partes pueden otorgarlos bajo las formalidades que estimen
convenientes, en el marco de la libertad de contratación.
Ello, no obstante se exige la forma escrita para las agrupaciones de colaboración, uniones
transitorias y consorcios de cooperación.

ARTÍCULO 1445. Actuación en nombre común o de las partes: Cuando una parte trate
con un tercero en nombre de todas las partes o de la organización común establecida en el
contrato asociativo, las otras partes no devienen acreedores o deudores respecto del tercero
sino de conformidad con las disposiciones sobre representación, lo dispuesto en el contrato, o
las normas de las Secciones siguientes de este Capítulo.

ARTÍCULO 1446. Libertad de contenidos: Además de poder optar por los tipos que se
regulan en las Secciones siguientes de este Capítulo, las partes tienen libertad para
configurar estos contratos con otros contenidos.

ARTÍCULO 1447. Efectos entre partes: Aunque la inscripción esté prevista en las Secciones
siguientes de este Capítulo, los contratos no inscriptos producen efectos entre las partes.
Es regla en nuestro derecho que la falta de inscripción de un negocio en los registros
pertinentes, cuando ello es legalmente exigido, solo impide oponer el acto frente a terceros,
mas no obsta a que produzca efectos entre las partes intervinientes. Tal es el principio que
sienta el art. 1447 CC yC.

Especies
Negocio en participación
ARTÍCULO 1448. Definición: El negocio en participación tiene por objeto la realización de
una o más operaciones determinadas a cumplirse mediante aportaciones comunes y a
nombre personal del gestor. No tiene denominación, no está sometido a requisitos de forma,
ni se inscribe en el Registro Público.
De acuerdo con la norma en comentario, el negocio en participación conserva el elemento
característico de la transitoriedad del objeto, referido a la determinación de una o más
operaciones a realizarse, y a cuyo término la relación se extingue.
Al igual que la sociedad accidental, debe carecer de denominación que identifique al
agrupamiento frente a terceros.
Se mantiene, también, la aportación común para constituir el fondo operativo. Esos bienes
deben colocarse a nombre personal del gestor,
ARTÍCULO 1449. Gestor. Actuación y responsabilidad: Los terceros adquieren derechos y
asumen obligaciones sólo respecto del gestor. La responsabilidad de éste es ilimitada. Si
actúa más de un gestor son solidariamente responsables.

156
ARTÍCULO 1450. Partícipe: Partícipe es la parte del negocio que no actúa frente a los
terceros. No tiene acción contra éstos ni éstos contra aquél, en tanto no se exteriorice la
apariencia de una actuación común.
ARTÍCULO 1452. Limitación de las pérdidas: Las pérdidas que afecten al partícipe no
pueden superar el valor de su aporte.
Agrupaciones de colaboración
ARTÍCULO 1453. Definición: Hay contrato de agrupación de colaboración cuando las partes
establecen una organización común con la finalidad de facilitar o desarrollar determinadas
fases de la actividad de sus miembros o de perfeccionar o incrementar el resultado de tales
actividades.
ARTÍCULO 1454. Ausencia de finalidad lucrativa: La agrupación, en cuanto tal, no puede
perseguir fines de lucro. Las ventajas económicas que genere su actividad deben recaer
directamente en el patrimonio de las partes agrupadas o consorciadas.
La agrupación no puede ejercer funciones de dirección sobre la actividad de sus miembros.
ARTÍCULO 1455. Contrato. Forma y contenido: El contrato debe otorgarse por instrumento
público o privado con firma certificada notarialmente e inscribirse en el Registro Público que
corresponda.
Una copia certificada con los datos de su correspondiente inscripción debe ser remitida por el
Registro al organismo de aplicación del régimen de defensa de la competencia.
ARTÍCULO 1457. Dirección y administración: La dirección y administración debe estar a
cargo de una o más personas humanas designadas en el contrato, o posteriormente por
resolución de los participantes. Son aplicables las reglas del mandato.
En caso de ser varios los administradores, si nada se dice en el contrato pueden actuar
indistintamente.
ARTÍCULO 1459. Obligaciones. Solidaridad: Los participantes responden ilimitada y
solidariamente respecto de terceros por las obligaciones que sus representantes asuman en
nombre de la agrupación. La acción queda expedita después de haberse interpelado
infructuosamente al administrador de la agrupación. El demandado por cumplimiento de la
obligación tiene derecho a oponer las defensas personales y las comunes que correspondan
a la agrupación.
El participante representado responde solidariamente con el fondo común operativo por las
obligaciones que los representantes hayan asumido en representación de un participante,
haciéndolo saber al tercero al tiempo de obligarse.

Uniones transitorias
ARTÍCULO 1463. Definición: Hay contrato de unión transitoria cuando las partes se reúnen
para el desarrollo o ejecución de obras, servicios o suministros concretos, dentro o fuera de la
República. Pueden desarrollar o ejecutar las obras y servicios complementarios y accesorios
al objeto principal.
Las uniones transitorias se forman para la ejecución de una obra, servicio o suministro
determinado, que las partes intervinientes no podrían realizar por sí solas.
Como su nombre lo indica, la transitoriedad es una nota típica en estas uniones: su duración
en el tiempo se limita al necesario para desarrollar el proyecto común. Otra característica de
este negocio está dado por la especificidad del objeto para el cual se constituye —que es una
obra, servicio o suministro concreto—.

157
ARTÍCULO 1464. Contrato. Forma y contenido: El contrato se debe otorgar por instrumento
público o privado con firma certificada notarialmente
ARTÍCULO 1465. Representante: El representante tiene los poderes suficientes de todos y
cada uno de los miembros para ejercer los derechos y contraer las obligaciones que hacen al
desarrollo o ejecución de la obra, servicio o suministro; la designación del representante no es
revocable sin causa, excepto decisión unánime de los participantes. Mediando justa causa, la
revocación puede ser decidida por el voto de la mayoría absoluta.
ARTÍCULO 1466. Inscripción registral: El contrato y la designación del representante deben
ser inscriptos en el Registro Público que corresponda.
ARTÍCULO 1467. Obligaciones. No solidaridad: Excepto disposición en contrario del
contrato, no se presume la solidaridad de los miembros por los actos y operaciones que
realicen en la unión transitoria, ni por las obligaciones contraídas frente a los terceros.
En lo que concierne a las obligaciones de los miembros por los actos y operaciones que
realicen en el marco interno del contrato, así como frente a terceros, en las uniones
transitorias se sienta el principio de simple mancomunación, salvo disposición contractual en
contrario. Ello atiende fundamentalmente al carácter transitorio de la relación. Así, mientras en
las agrupaciones de colaboración se sienta el principio de la responsabilidad solidaria e
ilimitada de los partícipes (art. 1459 CC yC), la regla es inversa en las uniones transitorias.

Consorcios de cooperación
ARTÍCULO 1470. Definición: Hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes
establecen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o concretar
operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros a fin de mejorar o
acrecentar sus resultados.
Los consorcios tienen naturaleza contractual, por lo que no son personas jurídicas, ni
sociedades, ni sujetos de derecho.
Tienen un objeto semejante, en parte, a las agrupaciones de colaboración, pero a diferencia
de ellas pueden perseguir fines de lucro o resultados económicos, tal como surge de la
terminología utilizada por el art. 1470, última parte, CC yC.
ARTÍCULO 1471. Exclusión de función de dirección o control:
El consorcio de cooperación no puede ejercer funciones de dirección o control sobre la
actividad de sus miembros.
ARTÍCULO 1472. Participación en los resultados: Los resultados que genera la actividad
desarrollada por el consorcio de cooperación se distribuyen entre sus miembros en la
proporción que fija el contrato y, en su defecto, por partes iguales.
ARTÍCULO 1477. Responsabilidad de los participantes: El contrato puede establecer la
proporción en que cada miembro responde por las obligaciones asumidas en nombre del
consorcio. En caso de silencio todos los miembros son solidariamente responsables.

158
UNIDAD XI. DONACIÓN Y COMODATO (CONTRATOS QUE IMPLICAN LIBERALIDADES)

ARTÍCULO 1542. Concepto: Hay donación cuando una parte se obliga a transferir
gratuitamente una cosa a otra, y ésta lo acepta.
De la definición legal se desprenden los elementos tipificantes de este contrato:
a) La obligación de transferir la propiedad de una cosa. Para que el contrato se constituya
en una donación, se debe transferir el dominio y no el mero uso y goce de la cosa. Por
su parte, el objeto mediato de este contrato no puede recaer sobre cualquier bien
susceptible de valor económico, sino solo sobre bienes materiales, es decir, cosas.
Esta exigencia distingue a la donación del contrato de cesión de derechos gratuita,
cuyo objeto mediato lo constituyen los bienes inmateriales.
b) La transferencia gratuita. La gratuidad hace a la esencia de este contrato.
Caracteres
a) Consensual, porque queda concluido con el consentimiento de las partes.
b) Nominado o típico, regulado en los arts. 1542 a 1573.
c) Unilateral, pues solo obliga al donante sin que el donatario quede obligado. Al respecto
cabe aclarar que las donaciones con cargo no pierden su carácter por ser tales, ya que
el cargo es una obligación accesoria que no se halla inescindiblemente unida con la
obligación del donante de transferir la propiedad de la cosa.
d) Es un contrato esencialmente gratuito, ya que asegura al donatario una ventaja
independiente de toda prestación a su cargo. Existen donaciones con tinte oneroso, en
el caso de las donaciones mutuas, las donaciones remuneratorias y las donaciones con
cargo. En estos casos, se consideran como actos a título oneroso.
e) Es un contrato formal solemne o no formal, según el objeto mediato del contrato. En el
caso de las donaciones de inmuebles, de muebles registrables y de prestaciones
periódicas o vitalicias, es formal solemne, deben ser hechas en escritura pública bajo
sanción de nulidad. En cambio, cuando se trata de bienes muebles no registrables y
títulos al portador el contrato es no formal.
f) Es de ejecución instantánea, de tracto sucesivo o de duración, dependiendo del objeto
mediato del contrato de donación que se realice. Si se trata de donación de cosas
muebles, inmuebles, o Titulos al portador, el contrato es susceptible de ser cumplido en
un solo y único acto, por ende, es de ejecución instantánea. En cambio, si se trata de
donación de prestaciones periódicas o vitalicias, es de tracto sucesivo o de duración.

ARTÍCULO 1543. Aplicación subsidiaria: Las normas de este Capítulo se aplican


subsidiariamente a los demás actos jurídicos a título gratuito.
Este artículo, basado en la idea de la gratuidad, dispone la aplicación subsidiaria de sus
efectos regulados para los demás actos jurídicos a título gratuito. Quizás en este punto sea
importante resaltar la distinción sobre dos conceptos que se interrelacionan y complementan
en este contrato, pero que no necesariamente se identifican: la liberalidad y la gratuidad. Por
un lado, la liberalidad se ajusta al campo en el que se verifica el ánimo del donante. Este
persigue un beneficio para el donatario sin interesarle que, como destinatario, despliegue a su
vez ninguna prestación o ventaja para el donante ni para terceros. Es el ánimo de beneficiar
por el ánimo mismo, con desprendimiento patrimonial. Por el otro, la gratuidad se refiere a la
noción de desplazamiento o atribución patrimonial, independientemente del ánimo subjetivo
del donante. Es un plano netamente objetivo de análisis y se verifica exclusivamente por la

159
existencia de ventaja patrimonial para el destinatario, sin sacrificio patrimonial de este,
vinculado con el mismo acto.
Con ese sentido de gratuidad, el art. 1543 CC yC incorpora esta regla de remisión, sustentada
en el concepto señalado, por lo que el elemento determinante para la remisión será la
gratuidad del acto, más allá de que exista animo de beneficiar o liberalidad del otorgante.
De esta manera, las reglas de la donación serán aplicables a contratos esencialmente
gratuitos, como el comodato, pero también regirán a contratos que pueden ser pactados por
las partes como gratuitos, como ocurre con el contrato de obra y servicio, el mandato, el
depósito, el mutuo, la fianza y la cesión de derechos.
Por su parte, también podrán aplicarse, cuando fuere necesario para integrar lagunas
normativas, a otros actos que no son contratos, como por ejemplo, las donaciones hechas en
las convenciones matrimoniales, o los actos jurídicos unilaterales, como por ejemplo, las
disposiciones testamentarias o las renuncias de derechos.

ARTÍCULO 1544. Actos mixtos: Los actos mixtos, en parte onerosos y en parte gratuitos, se
rigen en cuanto a su forma por las disposiciones de este Capítulo; en cuanto a su contenido,
por éstas en la parte gratuita y por las correspondientes a la naturaleza aparente del acto en
la parte onerosa.

Elementos esenciales generales.


Capacidad de las partes
ARTÍCULO 1548. Capacidad para donar: Pueden donar solamente las personas que tienen
plena capacidad de disponer de sus bienes. Las personas menores emancipadas pueden
hacerlo con la limitación del inciso b) del artículo 28.
Para donar, es necesario contar con la capacidad para disponer de los propios bienes; a la
vez que, esa disposición debe ser plena y no quedar a resguardo ni límites propios de la
condición específica del donante, en cuanto al especial discernimiento que se requiere para
ejercer un acto de liberalidad trascendente en el plano patrimonial.
Por lo tanto, no bastará la capacidad genérica para contratar, sino la específica para la
disposición plena de los bienes; lo cual resulta, a su vez, coherente con el objeto y la finalidad
del acto que involucra.
Se distingue además, en la última parte del artículo, que los menores emancipados están
habilitados para hacer donaciones, aunque tengan el impedimento para los casos en los
cuales los bienes hayan sido adquiridos a título gratuito. El art. 28 CC yC mencionado
constituye, de por sí, una regla clara que impide considerar la plena disposición para donar a
los emancipados que hayan recibido los bienes a título gratuito.
ARTÍCULO 1549. Capacidad para aceptar donaciones: Para aceptar donaciones se
requiere ser capaz. Si la donación es a una persona incapaz, la aceptación debe ser hecha
por su representante legal; si la donación del tercero o del representante es con cargo, se
requiere autorización judicial.
La connotación patrimonial, que consiste en aceptar donaciones, no constituye un riesgo para
la pérdida o disminución patrimonial del aceptante. Con la aceptación, él se beneficia
patrimonialmente, sin que quede comprometido a una contraprestación u obligación que torne
oneroso el acto, en principio. Es por eso que la exigencia regulatoria cede en este marco de
legalidad, disponiendo como regla la mera capacidad del aceptante, sin ningún otro requisito
específico.

160
Ahora bien, establecida la regla de capacidad genérica para aceptar donaciones, la norme
distingue que, cuando el donatario sea incapaz, la aceptación deberá ser efectuada por medio
de su representante. Se trata, lógicamente, de incapaces de hecho o de ejercicio (art. 24 CC
yC). Nuevamente, aquí la solución es coherente con el régimen general sobre capacidad y la
actuación de representantes, según estos sean personas por nacer, menores, o personas con
incapacidad declarada.
Por último, podría ocurrir que la donación ofrecida al incapaz, contuviera un cargo a cumplir
por este. Esa circunstancia torna parcialmente oneroso el acto. Por lo tanto, no bastará ya con
la aceptación del representante, debido a que la aceptación implica, no solamente un
incremento patrimonial para el donatario, sino que también conlleva el cumplimiento de una
obligación accesoria de contenido patrimonial, a cargo del donatario. Esta relación de
onerosidad exige que se extremen los recaudos para que no queden afectados
desfavorablemente los intereses del donatario. Es por ello que el artículo exige que, además
de la actuación del representante, deba contar con la debida autorización judicial, para
garantizar así, un análisis adecuado sobre la conveniencia del negocio a favor del donatario.
ARTÍCULO 1550. Tutores y curadores: Los tutores y curadores no pueden recibir
donaciones de quienes han estado bajo su tutela o curatela antes de la rendición de cuentas y
pago de cualquier suma que hayan quedado adeudándoles.

ARTÍCULO 1551. Objeto: La donación no puede tener por objeto la totalidad del patrimonio
del donante, ni una alícuota de él, ni cosas determinadas de las que no tenga el dominio al
tiempo de contratar. Si comprende cosas que forman todo el patrimonio del donante o una
parte sustancial de éste, sólo es válida si el donante se reserva su usufructo, o si cuenta con
otros medios suficientes para su subsistencia.
La regla genérica impide la posibilidad de donar las cosas que conforman todo el patrimonio
del donante o una parte sustancial. La excepción que habilite la donación será aquella en la
que el donante se reserve el usufructo o acredite que cuenta con medios suficientes para su
subsistencia. El espíritu de la norma pretende desalentar o impedir que el donante, a partir de
la donación de las cosas que componen su patrimonio, acabe en una situación de indigencia,
al no contar así con bienes suficientes para su subsistencia. Podría entenderse indirectamente
como una regla de resguardo de la garantía al crédito de eventuales acreedores del donante.
El incumplimiento de esta norma acarrea la nulidad absoluta de la donación que hubiera
violado la disposición normativa.
Como el patrimonio constituye un atributo de la personalidad integrado por bienes tanto
materiales como inmateriales, y solo pueden ser objeto mediato de la donación las cosas –
bienes materiales-, habrá de entenderse que se hace referencia a la donación de todas las
cosas que integran el patrimonio del donante.
Con respecto a la prohibición de donar las cosas determinadas de las que el donante no tenga
el dominio al tiempo de contratar, incluye tanto las cosas ajenas como las cosas futuras.
Con referencia al objeto INMEDIATO del contrato de donación –como operación jurídica
considerada- encontramos el art. 1546:
ARTÍCULO 1546. Donación bajo condición: Están prohibidas las donaciones hechas bajo la
condición suspensiva de producir efectos a partir del fallecimiento del donante.
Se trata de una prohibición que se justifica, porque admitir lo contrario conspiraría con la
naturaleza contractual de la donación. Si los efectos de la donación están condicionados al

161
acaecimiento de la muerte del donante, esta será nula por tratarse de una donación de objeto
prohibido.

ARTÍCULO 1552. Forma: Deben ser hechas en escritura pública, bajo pena de nulidad, las
donaciones de cosas inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de prestaciones
periódicas o vitalicias.
ARTÍCULO 1553. Donaciones al Estado: Las donaciones al Estado pueden ser acreditadas
con las actuaciones administrativas. (Las donaciones que son destinadas al Estado en
cualquiera de sus estamentos (nacional, provincial o municipal) quedan exceptuadas de la
exigencia de la escritura pública.)
ARTÍCULO 1554. Donación manual: Las donaciones de cosas muebles no registrables y de
títulos al portador deben hacerse por la tradición del objeto donado.
Según una posición doctrinaria, las donaciones manuales son una modalidad más de las que
versan sobre cosas muebles, que se celebran y cumplen instantáneamente mediante la
entrega de la cosa donada, pero que nada impide que pueda celebrarse por escrito, para ser
acreditado el contrato, con prescindencia de la entrega de la cosa para que el contrato quede
perfeccionado. Dicho de otro modo y, según esta última posición doctrinaria, la norma es
necesaria para validar esta modalidad de donación que se configura sin ninguna otra forma
probatoria que la propia entrega de la cosa. Esta interpretación resulta coherente con la
presunción de dominio por la posesión de la cosa mueble a favor de quien la invoque y
detente (arts. 1909 y 1911 CC yC).
Debe entenderse, en consecuencia, que la simplificación de la normativa, experimentada en la
técnica legislativa del artículo analizado, presume la interpretación de esta segunda parte de
la doctrina, que encuentra a las donaciones manuales como aquellas que se perfeccionan por
la entrega de la cosa donada pero que, no por ello, impide entender que se celebre sin
necesidad de esa entrega si el donatario puede acreditar —por escrito— la existencia del
contrato. Es la conclusión que además, armoniza con la eliminación de los contratos reales,
como categoría específica en este Código Civil y Comercial.

Consentimiento
En la donación, como en los restantes contratos, los elementos del consentimiento son la
oferta y la aceptación, sin embargo, de la regulación de este contrato surgen algunas
especificidades que resulta necesario analizar.
Con relación a la aceptación, ARTÍCULO 1545. Aceptación: La aceptación puede ser
expresa o tácita, pero es de interpretación restrictiva y está sujeta a las reglas establecidas
respecto a la forma de las donaciones. Debe producirse en vida del donante y del donatario.
De esta manera se establecen dos limitaciones: La primera, referida a las donaciones
formales, en cuyo caso, la aceptación debe ser expresa e instrumentada en escritura pública.
La segunda, al establecer que la aceptación tácita debe ser interpretada en forma restrictiva.
Al exigirse que la aceptación debe hacerse mientras vivan donante y donatario, se entiende
que la oferta de donación caduca por la muerte de cualquiera de las partes, acaecida antes de
la recepción de la aceptación.
Con respecto a la oferta, prevé la posibilidad de que la oferta de la donación esté dirigida a
destinatarios múltiples. Así,

162
ARTÍCULO 1547. Oferta conjunta: Si la donación es hecha a varias personas
solidariamente, la aceptación de uno o algunos de los donatarios se aplica a la donación
entera.
Si la aceptación de unos se hace imposible por su muerte, o por revocación del donante
respecto de ellos, la donación entera se debe aplicar a los que la aceptaron.
En el supuesto regulado, la solidaridad de la oferta provoca que, aceptada la donación por al
menos uno de los donatarios, el contrato se perfecciona en un todo respecto de su objeto. se
afirma que la aceptación de uno solo de los donatarios perfecciona el contrato de donación, y
las posteriores aceptaciones de cada uno de los restantes donatarios los ligarían con ese
mismo objeto en la proporción correspondiente.
La disposición legal no quiere decir que la aceptación por uno de ellos beneficie a todos los
demás, sino solamente que la aceptación de uno o algunos de los donatarios se aplica a la
donación entera, pero exclusivamente en su provecho personal. El donatario o los donatarios
que no hayan aceptado la donación, pueden después hacerlo, y los donatarios solidarios que
la hayan aceptado no podrían negarle su parte en la cosa donada.

Efectos del contrato de donación


Obligaciones del donante:
La obligación nuclear del donante consiste en transferir el dominio de la cosa donada.
ARTÍCULO 1555. Entrega: El donante debe entregar la cosa desde que ha sido constituido
en mora. En caso de incumplimiento o mora, sólo responde por dolo.
Puede ocurrir que la entrega de la cosa se produzca en el mismo acto de celebración de la
donación, o que el cumplimiento de dicha obligación quede diferido a un momento ulterior. En
este último caso, será menester determinar si existe un plazo fijado por las partes a los fines
de la entrega de la cosa donada, en cuyo caso, la mora será automática. Si el plazo es tácito,
será necesaria la constitución en mora, o si no hay plazo por encontrarse indeterminado,
deberá ser fijado judicialmente.
La responsabilidad por incumplimiento se limita a los casos de dolo, que en el ámbito
obligacional significa no cumplir, pudiéndolo hacer. Al constituir la donación una liberalidad,
resulta acertada la atenuación de la responsabilidad del donante, ya que no se puede tratar
con la misma rigurosidad al autor de un acto gratuito que al de un acto oneroso.
Obligación de saneamiento: Constituye un efecto natural de los contratos onerosos. En
consecuencia, como regla, esta obligación no existe en el contrato de donación pura. Sin
embargo, se establecen algunas excepciones.
ARTÍCULO 1556. Garantía por evicción: El donante sólo responde por evicción en los
siguientes casos:
a) si expresamente ha asumido esa obligación;
b) si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que la cosa donada no era
suya e ignorándolo el donatario;
c) si la evicción se produce por causa del donante;
d) si las donaciones son mutuas, remuneratorias o con cargo.
ARTÍCULO 1557. Alcance de la garantía: La responsabilidad por la evicción obliga al
donante a indemnizar al donatario los gastos en que éste ha incurrido por causa de la
donación. Si ésta es mutua, remuneratoria o con cargo, el donante debe reembolsarle
además el valor de la cosa por él recibida, lo gastado en el cumplimiento del cargo, o retribuir
los servicios recibidos, respectivamente.

163
Si la evicción proviene de un hecho posterior a la donación imputable al donante, éste debe
indemnizar al donatario los daños ocasionados.
Cuando la evicción es parcial, el resarcimiento se reduce proporcionalmente.
a) Si la donación se ha hecho de mala fe, sabiendo el donante que la cosa donada no era
suya e ignorándolo el donatario, el donante responde por evicción. En tal caso, debe
reembolsar al donatario todos los gastos en que ha incurrido por causa de la donación
(escribano, impuestos, mejoras). No debe el valor de la cosa como ocurre con la
evicción en los contratos onerosos.
b) Si la evicción se produce por causa del donante, se trata de las turbaciones de hecho
causadas por el transmitente. Así, el donante es responsable de todo acto por el cual
perturbe el goce de la cosa por parte del donatario.
c) En el caso del inciso d) del art. 1556, se justifica la responsabilidad por evicción ya que
son donaciones con cierto matiz de onerosidad. En consecuencia, el donante responde
por evicción en la medida del cargo o de la remuneración. De esta manera debe
reembolsar, además de los gastos, el valor de la cosa, lo gastado en el cumplimiento
del cargo o retribuir los servicios recibidos.
d) Si la evicción se produce por un hecho posterior imputable al donante, este no solo
debe restituir los gastos, y lo correspondiente en caso de donaciones onerosas, sino
que también deberá responder por los daños sufridos por el donatario.
ARTÍCULO 1558. Vicios ocultos: El donante sólo responde por los vicios ocultos de la cosa
donada si hubo dolo de su parte, caso en el cual debe reparar al donatario los daños
ocasionados.
La regla que incorpora este artículo encuentra su fundamento en la mala fe del donante.
Ella se configura por el conocimiento que el donante tenía de los vicios ocultos que la cosa
donada contenía y los daños que, eventualmente, podía producir como causa de ellos; y aun
así, ocultando esa información al donatario, celebró igualmente el contrato y transmitió la
propiedad de la cosa a este último. Por lo tanto, el reproche y la responsabilidad no están
configurados en el menor valor de la cosa donada, ya que en principio, el donatario no tuvo
que afrontar ningún sacrificio patrimonial para acceder a ella. Por el contrario, esta
responsabilidad alcanza a los daños que eventualmente la cosa viciada hubiera provocado en
la esfera patrimonial y personal del donatario. De allí que la norma limite la reparación a ese
ámbito.

Obligación del donatario: prestar alimentos


La donación es un contrato unilateral que solo causa obligaciones para el donante y no para el
donatario. Este último, no tiene obligaciones relacionadas correspectivamente con las del
donante, porque ello sería propio de la onerosidad y no de la gratuidad. Por ello, en principio,
el donatario no contrae obligación alguna, pero ella puede nacer en virtud de acontecimientos
posteriores o derivar de cláusulas del contrato o de la clase de donación.
En las donaciones puras, el donatario tiene la obligación potencial, accesoria y residual
establecida en el artículo 1559:
ARTÍCULO 1559. Obligación de alimentos: Excepto que la donación sea onerosa, el
donatario debe prestar alimentos al donante que no tenga medios de subsistencia. Puede
liberarse de esa obligación restituyendo las cosas donadas o su valor si las ha enajenado.

164
El incumplimiento de esta obligación otorga acción al donante para exigir su cumplimiento,
como así también constituye una causal de ingratitud del donatario que habilita a la
revocación de la donación por parte del donante.

Efectos respecto a terceros:


Respecto a los acreedores del donante: Los contratos gratuitos carecen de la protección que
el ordenamiento jurídico le confiere a los contratos onerosos. Así, todo acreedor podría
solicitar la declaración de inoponibilidad de la donación celebrada por su deudor en fraude de
sus derechos.
Específicamente, con relación a los actos a título gratuito, son requisitos de procedencia de la
acción declarativa de inoponibilidad: a) que el crédito sea de causa anterior a la donación,
excepto que el deudor haya actuado con el propósito de defraudar a futuros acreedores, y b)
que la donación haya causado o agravado la insolvencia del deudor (donante).
Si el donatario hubiere transmitido la cosa donada a título gratuito, la acción de inoponibilidad
también procede contra el subadquirente.
El donatario o el subadquirente de la cosa donada que celebraron la donación de mala fe,
responden solidariamente con él por los daños causados al acreedor que ejerció la acción. En
cambio, si celebraron la donación de buena fe solo responden en la medida del
enriquecimiento.
En otro orden, pueden que se celebren donaciones ocultas, o disfrazadas. Estas donaciones
quedan encubiertas por un contrato oneroso aparente. Es el fenómeno de la simulación. De
este modo, la simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de un acto bajo la
apariencia de otro. De esta manera la donación oculta queda a merced de la acción de
inoponibilidad.
Efectos con relación a los terceros adquirentes de la cosa donada: revocación y reversión.
Estos efectos retroactivos respecto de los subadquirentes, conducen a que se queden sin
valor las enajenaciones y derechos reales de todo tipo constituidos, siempre que tratándose
de cosas registrables constara el cargo o la condición resolutoria en el instrumento de
donación o que tratándose de cosas muebles no registrables, el subadquirente fuera de mala
fe, lo que se traduce en que conociera la existencia del cargo o la condición.
Efectos respecto a los herederos del donante: las donaciones inoficiosas. Los herederos del
donante pueden verse perjudicados cuando al abrir la sucesión, la donación puede ser
considerada inoficiosa por exceder el valor que el donante podía disponer en forma gratuita.
Como consecuencia que la calificación de la donación como inoficiosa recién puede realizarse
al momento del fallecimiento del donante, es que, esta temática, tiene en el derecho
hereditario su sede natural. Es por esto que solo hay una norma en este capítulo:
ARTÍCULO 1565. Donaciones inoficiosas: Se considera inoficiosa la donación cuyo valor
excede la parte disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los
preceptos de este
Código sobre la porción legítima.
Cuando el valor de las donaciones supera el margen disponible del donante y afecta la
porción legitima, pueden nacer las acciones de reducción y de colación, tendientes a
garantizar la intangibilidad de esta última e impugnar la donación oficiosa.

Clases de donación
Donaciones mutuas:

165
Para que se hable de donaciones mutuas, deben cumplirse dos recaudos:
a) Que haya una pluralidad de donaciones, en el sentido de dos o más atribuciones
queridas como donaciones
b) Que intermedie entre dichas donaciones una reciprocidad. Esta reciprocidad supone
que una parte done a la otra y ésta a aquella, como así también, que esas donaciones
queden vinculadas en un régimen de dependencia bilateral.
ARTÍCULO 1560. Donaciones mutuas: En las donaciones mutuas, la nulidad de una de
ellas afecta a la otra, pero la ingratitud o el incumplimiento de los cargos sólo perjudican al
donatario culpable.
La norma es aclaratoria y totalmente coherente. Es así que, si alguna de las donaciones
hubiera incorporado un cargo, su incumplimiento puede provocar la revocación de la donación
respectiva, sin que pueda por ello hacerse efectiva esa revocación respecto de la otra
donación. La justificación de esta regla se encuentra en la necesidad de evitar que el
incumplidor, sea por que haya llegado a esa situación voluntariamente o no, termine siendo
indirectamente beneficiado con un posible efecto revocatorio de la donación en la que el
incumplidor fue donante.
De ese modo, se desalienta la práctica abusiva o maliciosa que produciría una solución
inversa a la regulada por la norma.

ARTÍCULO 1561. Donaciones remuneratorias: Son donaciones remuneratorias las


realizadas en recompensa de servicios prestados al donante por el donatario, apreciables en
dinero y por los cuales el segundo podría exigir judicialmente el pago. La donación se juzga
gratuita si no consta en el instrumento lo que se tiene en mira remunerar.
La donación, sin perder el ánimo de liberalidad que la conforma, puede perseguir —
paralelamente— como finalidad, cancelar una deuda apreciable en dinero que el donante
mantenga con el donatario, por servicios que él le brindó a aquel y por los cuales podría exigir
judicialmente, su pago. Por ello, el carácter remuneratorio otorgado al acto importará la
cancelación de ese crédito pendiente.
El carácter remuneratorio no se presume ni se puede probar por otros medios que no sea su
carácter expreso en el instrumento en el que consta la donación.
La relación así generada entre la donación como liberalidad y el efecto cancelatorio del crédito
implica reconocer el carácter oneroso del acto, aun parcialmente o hasta la entidad del crédito
que se cancele.

ARTÍCULO 1562. Donaciones con cargos: En las donaciones se pueden imponer cargos a
favor del donante o de un tercero, sean ellos relativos al empleo o al destino de la cosa
donada, o que consistan en una o más prestaciones.
Si el cargo se ha estipulado en favor de un tercero, éste, el donante y sus herederos pueden
demandar su ejecución; pero sólo el donante y sus herederos pueden revocar la donación por
inejecución del cargo.
Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en caso de revocarse el
contrato tiene derecho para reclamar del donante o, en su caso, de sus herederos, el
cumplimiento del cargo, sin perjuicio de sus derechos contra el donatario.
El cargo se encuentra regulado como una modalidad de los actos jurídicos y constituye una
obligación accesoria impuesta al adquirente de un derecho. No impide los efectos del acto,
excepto que su cumplimiento se haya previsto como condición suspensiva, ni los resuelve,

166
excepto que su cumplimiento se haya estipulado como condición resolutoria. En caso de
duda, se entiende que tal condición no existe.
Cuando el tercero beneficiario acepta el cargo, adquiere irrevocablemente el derecho que le
fuera designado (art. 1027 CC yC). Por eso, el tercer párrafo del artículo refiere que, una vez
aceptado el cargo por el beneficiario, la revocación de la donación no hace cesar su derecho,
y este tendrá la facultad de reclamar el cumplimiento del cargo al donante o eventualmente a
sus herederos. No obstante, si así fuera, estos podrán eventualmente repetir contra el
donatario.
ARTÍCULO 1563. Responsabilidad del donatario por los cargos: El donatario sólo
responde por el cumplimiento de los cargos con la cosa donada, y hasta su valor si la ha
enajenado o ha perecido por hecho suyo.
Queda liberado si la cosa ha perecido sin su culpa.
Puede también sustraerse a esa responsabilidad restituyendo la cosa donada, o su valor si
ello es imposible.

ARTÍCULO 1564. Alcance de la onerosidad: Las donaciones remuneratorias o con cargo se


consideran como actos a título oneroso en la medida en que se limiten a una equitativa
retribución de los servicios recibidos o en que exista equivalencia de valores entre la cosa
donada y los cargos impuestos. Por el excedente se les aplican las normas de las
donaciones.
El artículo consagra la posibilidad de que un contrato pueda ser, en parte gratuito y, en parte
oneroso. En ese orden de ideas, la onerosidad queda establecida en la medida en que se
limite a una equitativa retribución de los servicios recibidos —refiriéndose a las donaciones
remuneratorias— o en que exista equivalencia de valores entre la cosa donada y los cargos
impuestos.
Por consiguiente, el valor en exceso a esta relación equitativa, indicará la proporción de
gratuidad que conserva el acto. De modo tal que, para que la donación con atribución onerosa
tenga efecto, requerirá siempre que la cosa donada tenga un valor igual o superior al valor de
los servicios que se pretenden cancelar o al cargo que se ha impuesto; ya que, si el valor del
objeto donado fuera inferior a estos límites, no podría calificarse al acto como donación.

Vicisitudes extintivas sobrevinientes de la donación


Reversión: significa la restitución de una cosa al estado que tenia o la devolución de ella a la
persona que la poseía primero.
Se trata de un efecto accidental del contrato de donación, es decir, que no tiene vigencia,
salvo que las partes lo hayan incorporado a través de un pacto.
ARTÍCULO 1566. Pacto de reversión: En la donación se puede convenir la reversión de las
cosas donadas, sujetando el contrato a la condición resolutoria de que el donatario, o el
donatario, su cónyuge y sus descendientes, o el donatario sin hijos, fallezcan antes que el
donante.
Esta cláusula debe ser expresa y sólo puede estipularse en favor del donante.
Si se la incluye en favor de él y de sus herederos o de terceros, sólo vale respecto de aquél.
Si la reversión se ha pactado para el caso de muerte del donatario sin hijos, la existencia de
éstos en el momento del deceso de su padre extingue el derecho del donante, que no renace
aunque éste les sobreviva.

167
ARTÍCULO 1567. Efectos: Cumplida la condición prevista para la reversión, el donante
puede exigir la restitución de las cosas transferidas conforme a las reglas del dominio
revocable.
Efectos de la reversión:
a) Pendiente el cumplimiento de la condición: El donatario se encuentra en la condición de
propietario. Sus acreedores podrán embargar y ejecutar los bienes donados, sin
perjuicio de los efecto que luego tendrá sobre el dominio al cumplimiento de la
condición. El donante, por su parte, está autorizado para ejercer las medidas
conservatorias necesarias para la protección de su derecho eventual.
b) Condición resolutoria cumplida: Los efectos de la reversión se producen ipso iure y el
art. 1567 dispone que el donante puede exigir la restitución de las cosas transferidas
conforme a las reglas del dominio revocable.
Cuando se trata de cosas registrables los efectos del cumplimiento de la condición son
retroactivos no solo entre partes, sino respecto de terceros, salvo que lo contrario surja del
título de la donación o de una disposición de la ley. Esta disposición se justifica plenamente en
razón de que los sucesivos adquirentes no podrán alegar buena fe, si del texto del contrato
registrado pudieron conocer la existencia de la condición a la que estaba sometido.
En cambio, si no se trata de cosas registrables la revocación del dominio no los afecta salvo
que sean adquirentes de mala fe, es decir, que conocieran la condicionalidad de la donación.

Al ser un derecho patrimonial establecido en interés del donante, es renunciable.


ARTÍCULO 1568. Renuncia: La conformidad del donante para la enajenación de las cosas
donadas importa la renuncia del derecho de reversión. Pero la conformidad para que se los
grave con derechos reales sólo beneficia a los titulares de estos derechos.
La renuncia al pacto de reversión puede efectuarse en forma expresa por el donante e
inclusive tácitamente si se dan las situaciones previstas en el art. 1568.
a) Renuncia tácita por la conformidad del donante para la enajenación de las cosas
donadas: el donatario es libre de enajenar la cosa donada sin necesidad de
conformidad del donante, ya que ella ha quedado incorporada a su patrimonio. Sin
embargo, es difícil que alguien quiera adquirirla ya que cargaría con las consecuencias
de la reversión si esta llegara a tener lugar. Por ello, si el donante presta conformidad a
la enajenación sin efectuar ningún tipo de reserva se entiende que ha renunciado
tácitamente a su derecho de reversión en forma absoluta y total.
b) Renuncia tácita por la conformidad del donante para que se grave la cosa donada con
derechos reales: si presta consentimiento para que se produzca el desmembramiento
del dominio, por ejemplo, usufructo, uso o habitación, se mantiene el derecho de
reversión sobre la nuda propiedad o sobre la propiedad afectada. Si presta conformidad
para que se constituyan derechos reales de garantía, solo implica la renuncia al
derecho de reversión con efectos únicamente respecto del acreedor hipotecario
prendario o acreedor de la anticresis según el caso.

Revocación
Diferencias con la reversión: la reversión siempre tiene fuente convencional, la revocación
tiene fuente legal. Las causales de revocación son actos imputables a la voluntad del
donatario, en cambio, las causales de reversión constituyen meros hechos.

168
ARTÍCULO 1569. Revocación: La donación aceptada sólo puede ser revocada por
inejecución de los cargos, por ingratitud del donatario, y, en caso de habérselo estipulado
expresamente, por supernacencia de hijos del donante.
Si la donación es onerosa, el donante debe reembolsar el valor de los cargos satisfechos o de
los servicios prestados por el donatario.

ARTÍCULO 1570. Incumplimiento de los cargos: La donación puede ser revocada por
incumplimiento de los cargos.
La revocación no perjudica a los terceros en cuyo beneficio se establecen los cargos.
Los terceros a quienes el donatario transmite bienes gravados con cargos sólo deben
restituirlos al donante, al revocarse la donación, si son de mala fe; pero pueden impedir los
efectos de la revocación ofreciendo ejecutar las obligaciones impuestas al donatario si las
prestaciones que constituyen los cargos no deben ser ejecutadas precisa y personalmente
por aquél. El donatario que enajena los bienes donados, o imposibilita su devolución por su
culpa, debe resarcir al donante el valor de las cosas donadas al tiempo de promoverse la
acción de revocación, con sus intereses.

ARTÍCULO 1571. Ingratitud: Las donaciones pueden ser revocadas por ingratitud del
donatario en los siguientes casos:
a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante, su cónyuge o conviviente, sus
ascendientes o descendientes;
b) si injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su honor;
c) si las priva injustamente de bienes que integran su patrimonio;
d) si rehúsa alimentos al donante.
En todos los supuestos enunciados, basta la prueba de que al donatario le es imputable el
hecho lesivo, sin necesidad de condena penal.

ARTÍCULO 1572. Negación de alimentos: La revocación de la donación por negación de la


prestación de alimentos sólo puede tener lugar cuando el donante no puede obtenerlos de las
personas obligadas por las relaciones de familia.

ARTÍCULO 1573. Legitimación activa: La revocación de la donación por ingratitud sólo


puede ser demandada por el donante contra el donatario, y no por los herederos de aquél ni
contra los herederos de éste. Fallecido el donante que promueve la demanda, la acción
puede ser continuada por sus herederos; y fallecido el demandado, puede también ser
continuada contra sus herederos.

Revocación por supernacencia de hijos del donante: Es una causa establecida por la ley
pero que para tener vigencia debe ser incluida en el contrato. Se justifica porque el que tiene
hijos puede hacer donaciones pero las hace conscientemente, sabiendo que los tiene. En
cambio, el que hace una donación antes de tener hijos, puede haberla hecho pensando que
no los tendría.

CONTRATO DE COMODATO

169
ARTÍCULO 1533. Concepto: Hay comodato si una parte se obliga a entregar a otra una cosa
no fungible, mueble o inmueble, para que se sirva gratuitamente de ella y restituya la misma
cosa recibida.
De la definición legal del contrato de comodato (también llamado préstamo de uso) surgen
que sus elementos esenciales particulares son:
a) obligación de entregar una cosa mueble o inmueble no fungible;
b) gratuidad. El uso de la cosa recibido en comodato no tiene contraprestación por parte del
comodatario (art. 967 CCyC);
c) transferencia al comodatario del uso de la cosa; y
d) obligación de restituir el mismo bien recibido.
Caracteres
Consensual, bilateral, gratuito, nominado, no formal, intuitu personae (intransferible) y de
ejecución continuada.
Bilateral: ya que el comodante está obligado a entregar la cosa para posibilitar su uso durante
un tiempo determinado, y el comodatario se compromete a usarla conforme al destino
convenido y a restituirla al producirse la extinción del contrato.
Gratuito: procura una ventaja al comodatario sin que realice sacrificio económico alguno como
contrapartida.
Objeto
Recae sobre cosa no fungible, mueble o inmueble. Excepción:
ARTÍCULO 1534. Préstamo de cosas fungibles: El préstamo de cosas fungibles sólo se
rige por las normas del comodato si el comodatario se obliga a restituir las mismas cosas
recibidas.

ARTÍCULO 1535. Prohibiciones: No pueden celebrar contrato de comodato:


a) los tutores, curadores y apoyos, respecto de los bienes de las personas incapaces o con
capacidad restringida, bajo su representación;
b) los administradores de bienes ajenos, públicos o privados, respecto de los confiados a su
gestión, excepto que tengan facultades expresas para ello.
La norma bajo análisis establece diversos supuestos de incapacidad de derecho respecto del
comodato.
Respecto de la legitimación activa y pasiva en el contrato, el comodante debe ser titular de un
derecho real o personal que otorgue la tenencia. No obstante, también puede dar en
comodato el mero poseedor que no sea titular de derecho real alguno, por ejemplo, el que
está usucapiendo el dominio.
En orden a la capacidad, solo es requerible para administrar los bienes propios.
En primer término, la norma señala que no pueden celebrar el contrato de comodato los
tutores, curadores y apoyos, respecto de los bienes de las personas incapaces o con
capacidad restringida bajo su representación.
Se trata de los supuestos de niños y adolescentes bajo la tutela; de personas mayores de
trece años que padezcan una adicción o una alteración mental permanente o prolongada, de
suficiente gravedad, en las que el ejercicio de su plena capacidad puede resultar un daño a su
persona o a sus bienes; en el caso de los apoyos y de personas que se encuentran
absolutamente imposibilitadas de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por
cualquier modo, medio o formato adecuado; en el caso de los curadores, de conformidad con
el art. 32 CC yC. Por lo tanto, aquellos no podrán ser comodatarios de los bienes, ni celebrar

170
el contrato de comodato en representación de sus pupilos o asistidos o interviniendo en
dichas decisiones, en el caso de los apoyos.
Se trata de un supuesto de incapacidad de derecho absoluta, por lo que tampoco puede
suplirse con la autorización judicial.
En segundo término, se menciona también que no pueden celebrar el contrato de comodato
los administradores de bienes ajenos, públicos o privados, respecto de los confiados a su
gestión, excepto que tengan facultades expresas para ello.
En este caso, se refiere a un supuesto de incapacidad relativa, ya que se suple con las
facultades expresas del representado al representante, en los supuestos de representación
voluntaria, como el mandato y otras figuras similares.

Efectos. Derechos y obligaciones de las partes.


ARTÍCULO 1536. Obligaciones del comodatario: Son obligaciones del comodatario:
a) usar la cosa conforme al destino convenido. A falta de convención puede darle el destino
que tenía al tiempo del contrato, el que se da a cosas análogas en el lugar donde la cosa se
encuentra, o el que corresponde a su naturaleza;
b) pagar los gastos ordinarios de la cosa y los realizados para servirse de ella;
c) conservar la cosa con prudencia y diligencia;
d) responder por la pérdida o deterioro de la cosa, incluso causados por caso fortuito, excepto
que pruebe que habrían ocurrido igualmente si la cosa hubiera estado en poder del
comodante;
e) restituir la misma cosa con sus frutos y accesorios en el tiempo y lugar convenidos. A falta
de convención, debe hacerlo cuando se satisface la finalidad para la cual se presta la cosa. Si
la duración del contrato no está pactada ni surge de su finalidad, el comodante puede
reclamar la restitución en cualquier momento.
Si hay varios comodatarios, responden solidariamente.

ARTÍCULO 1537. Cosa hurtada o perdida: El comodatario no puede negarse a restituir la


cosa alegando que ella no pertenece al comodante, excepto que se trate de una cosa perdida
por el dueño o hurtada a éste. Si el comodatario sabe que la cosa que se le ha entregado es
hurtada o perdida, debe denunciarlo al dueño para que éste la reclame judicialmente en un
plazo razonable. El comodatario es responsable de los daños que cause al dueño en caso de
omitir la denuncia o si, pese a hacerla, restituye la cosa al comodante. El dueño no puede
pretender del comodatario la devolución de la cosa sin consentimiento del comodante o sin
resolución del juez.
En el supuesto de que el comodatario sepa que la cosa que se le ha entregado es hurtada o
perdida, debe denunciarlo al dueño para que este la reclame judicialmente en un plazo
razonable.
La suspensión de la restitución de la cosa implica una conducta activa del comodatario:
comunicar fehacientemente al titular dominial de la cosa hurtada o perdida de la situación, a
efectos de que este pueda reclamar en sede judicial en un término razonable. A efectos de
merituar la razonabilidad del planteo, habrá que analizar las particularidades del caso y, de
conformidad con ella, la conducta del obligado. A tal efecto, el comodatario deberá consignar
judicialmente la cosa (por ejemplo, en caso de un inmueble o automotor, depositando las
llaves).

171
ARTÍCULO 1538. Gastos: El comodatario no puede solicitar el reembolso de los gastos
ordinarios realizados para servirse de la cosa; tampoco puede retenerla por lo que le deba el
comodante, aunque sea en razón de gastos extraordinarios de conservación.

ARTÍCULO 1539. Restitución anticipada: El comodante puede exigir la restitución de la


cosa antes del vencimiento del plazo:
a) si la necesita en razón de una circunstancia imprevista y urgente; o
b) si el comodatario la usa para un destino distinto al pactado, aunque no la deteriore.

ARTÍCULO 1540. Obligaciones del comodante: Son obligaciones del comodante:


a) entregar la cosa en el tiempo y lugar convenidos;
b) permitir el uso de la cosa durante el tiempo convenido;
c) responder por los daños causados por los vicios de la cosa que oculta al comodatario;
d) reembolsar los gastos de conservación extraordinarios que el comodatario hace, si éste los
notifica previamente o si son urgentes.

ARTÍCULO 1541. Extinción del comodato: El comodato se extingue:


a) por destrucción de la cosa. No hay subrogación real, ni el comodante tiene obligación de
prestar una cosa semejante;
b) por vencimiento del plazo, se haya usado o no la cosa prestada;
c) por voluntad unilateral del comodatario;
d) por muerte del comodatario, excepto que se estipule lo contrario o que el comodato no
haya sido celebrado exclusivamente en consideración a su persona.
Resulta evidente que, con motivo de la desaparición o destrucción de la cosa dada en
comodato, este concluye por falta de objeto. La norma aclara que no hay subrogación real y
que el comodante no tiene obligación de prestar una cosa semejante al comodatario.
En este caso, asimismo, el comodatario deberá responder por los daños y perjuicios, incluso
si la cosa se hubiese destruido por caso fortuito, excepto que pruebe que habría ocurrido
igualmente si la cosa hubiera estado en poder del comodante, todo ello en virtud del
incumplimiento previsto en el art. 1536 CC yC que, en su inc. c, establece la obligación del
comodante de conservar la cosa con prudencia y diligencia y, en su inc. d, la de responder por
la pérdida o deterioro de la cosa.
El comodato también concluye por voluntad del comodante en los supuestos en que el Código
lo autoriza a reclamar la devolución anticipada. Así, de conformidad con el art. 1539 CC yC,
podrá requerir la restitución de la cosa antes del vencimiento del plazo, si la necesita en razón
de una circunstancia imprevista y urgente o si el comodatario la usara para un destino distinto
al pactado, aunque no la deteriore.
En el supuesto en que no se hubiese pactado plazo, llamado también “comodato precario”
(contrario al “comodato a plazo determinado), cuando se satisface la finalidad para la cual se
presta la cosa; y si la duración del contrato no está pactada ni surge de su finalidad, el
comodante puede reclamar la restitución en cualquier momento, de conformidad con el art.
1536, inc. e, CC yC.
Cabe hacer la aclaración de que la norma en estudio se refiere a la voluntad del “comodatario”
y no la del “comodante”.

172
La causal de la muerte puede hacerse extensiva a la ausencia con presunción de fallecimiento
del comodatario. La muerte del comodatario no produce una extinción ipso iure del contrato,
sino que solo da derecho al comodante a reclamar la restitución y, en su consecuencia, será
este quien determine la extinción del comodato solicitando la restitución de la cosa.
En estos casos el justificativo es el carácter intuitu personae del comodato, en el que él se da
gratuitamente teniendo en cuenta las condiciones personales del comodatario. Por
consiguiente, no tiene por qué extenderse a los herederos del comodatario, que pueden ser
personas extrañas al mismo conocimiento del comodante.
Sin embargo, la muerte del comodatario no extinguirá el contrato en los casos en que se
hubiese pactado en contrario expresamente, o cuando el comodato no haya sido celebrado
exclusivamente en consideración a su persona.
En estos casos, el comodato subsistirá y la cosa podrá ser utilizada por los sucesores
universales del comodatario, como continuadores de este. Al respecto, cabe destacar lo
dispuesto, para el caso de locación, en los arts. 444, 526 y 1190 CC yC.

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UNIDAD XII. FIANZA, PRENDA COMÚN Y PRENDA CON REGISRTO (CONTRATOS DE
GARANTÍA)

CONTRATO DE FIANZA
ARTÍCULO 1574. Concepto: Hay contrato de fianza cuando una persona se obliga
accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento.
Si la deuda afianzada es de entregar cosa cierta, de hacer que sólo puede ser cumplida
personalmente por el deudor, o de no hacer, el fiador sólo queda obligado a satisfacer los
daños que resulten de la inejecución.
Cuando se celebra un contrato una de las partes puede asegurar el cumplimiento de las
obligaciones de la otra mediante el otorgamiento de una garantía.
Las garantías pueden ser reales o personales. En las reales se afecta una cosa al
cumplimiento de la obligación; en las personales se afecta todo el patrimonio del fiador. El
contrato de fianza es una garantía personal.
El contrato de fianza constituye un instrumento simple y eficaz para el desenvolvimiento del
tráfico negocial, siendo que puede insertarse en el contrato como una cláusula más del
mismo, al contrario de las garantías reales que suponen la rigidez de la forma, la publicidad y
la onerosidad para su constitución.
El contrato de fianza constituye una garantía personal, por el cual el fiador se obliga a
satisfacer la obligación contraída por el deudor, en el caso de que este no lo hiciera en el
tiempo y modo convenidos con el acreedor.
La gran diferencia entre la garantía personal que ofrece la fianza con las garantías reales, es
que en este caso el fiador responde con todo su patrimonio, siendo que en las garantías
reales solamente queda afectado a la garantía un solo bien registrable.
Es cierto que en la garantía real el acreedor conoce de antemano el valor de esa garantía y
por ese motivo la acepta, siendo que en la fianza el acreedor desconoce el valor del
patrimonio del fiador, pudiendo, por caso, ser el mismo inferior al valor de la deuda afianzada.
Este contrato tiene la función económica de facilitar el crédito, pues el acreedor puede prever
la eventual insolvencia del deudor mediante la fianza.
La fianza es un contrato accesorio que, como tal, sufre las vicisitudes del contrato principal al
cual está subordinado. Por esto, el contrato de fianza se celebra entre el acreedor y el fiador,
no es parte del contrato de fianza el deudor del contrato principal.
La subsidiariedad y la accesoriedad constituyen elementos tipificantes del contrato de fianza,
sin los cuales no podría predicarse la existencia de esta garantía. La subsidiariedad supone
que el fiador sólo debe cumplir su obligación si el deudor principal no cumple o ejecuta
defectuosamente la suya. La accesoriedad se explica en el contexto de la conexidad que
gobierna al contrato y a la relación de fianza.
Caracteres
A) Unilateral, en tato el art. 1574 sólo describe la obligación nuclear asumida por el fiador,
aunque no se descarta la existencia de eventual bilateralidad, lo que guarda relación con su
posible onerosidad.
Incoloro o neutro, debido a que la gratuidad u onerosidad no ha sido regulada por el CCyC
dejando a las partes libertad para actuar, como tampoco sucedía en el sistema derogado. La

174
gratuidad supone que el acreedor no asuma en el contrato prestación o sacrificio alguno,
siendo recipiendario de una liberalidad. La situación no cambia, cuando el deudor asume una
prestación para con el fiador, ya que el primero es ajeno con el contrato de fianza. La fianza si
es onerosa cuando el acreedor asume una prestación para con el fiador. Algunos autores
creen ver allí un contrato de seguro, y otros juzgan que se trataría de un contr5ato atípico.
B) Formal con forma impuesta sin sanción de nulidad. Aunque el art. 1579 solo señala que “la
fianza debe convenirse por escrito”, la necesaria protección de la persona del fiador ha llevado
a la doctrina a encasillarlo en dicho ámbito, a fin de imponer la solemnidad para su plena
eficacia, de modo que mientras no se cumpla con la forma no puede ejecutarse la garantía.
C) Nominado, en cuanto tiene regulación legal.
D) De disposición, al exceder la administración ordinaria del patrimonio del fiador.
E) De duración, por resultar el tiempo jurídicamente relevante.
F) De garantía.
Diferenciación de algunas figuras
El contrato de fianza debe ser diferenciado de algunas figuras contiguas, con las cuales no se
confunde, entre las que se destacan las siguientes:
 Cartas de recomendación o patrocinio: Modernamente, en el ámbito mercantil se
considera que las cartas de recomendación constituyen un género que comprende a
las cartas de patrocinio; por ello, las regula de modo conjunto, o que no significa que se
confundan, toda vez que las primeras se limitan a expresar manifestaciones
concernientes a la solvencia o probidad del recomendado, en tanto que las segundas
pueden brindar información relevante e incluso asumir determinadas obligaciones de
hacer, lo que incidirá a la hora de precisar su efectos. El artículo 1581 afirma que no
obligan a su otorgante, quedando excluidas del ámbito de las garantías, al no
prometerse un resultado específico. Sin embargo, deberán resarcirse los daños
derivados de la información suministrada con mala fe o negligencia. No existirá
responsabilidad frente a un obrar de buena fe, o a un comportamiento diligente del
emisor, o cuando el daño no presente nexo adecuado de causalidad al no guardar
relación con la recomendación o patrocinio conferido.
ARTÍCULO 1581. Cartas de recomendación o patrocinio: Las cartas denominadas de
recomendación, patrocinio o de otra manera, por las que se asegure la solvencia, probidad u
otro hecho relativo a quien procura créditos o una contratación, no obligan a su otorgante,
excepto que hayan sido dadas de mala fe o con negligencia, supuesto en que debe
indemnizar los daños sufridos por aquel que da crédito o contrata confiando en tales
manifestaciones.
 Compromiso de mantener una determinada situación de hecho o derecho (art. 1582):
Se trata de una figura novedosa, que obliga al que promete, a responder por los daños
causados que se derivan de no haberla preservado; por ejemplo, quien ofrece
mantener en su patrimonio un bien determinado en el contexto de una obligación
asumida. La confianza suscitada en el acreedor, hace que los daños que se deriven del
cambio patrimonial sean reparables. Pese a ello, la diferencia con la fianza es
ostensible, toda vez que la responsabilidad del fiador es más amplia, en cuanto alcanza
a toda la obligación garantizada, y no solo a la deriva del cambio de situación.
ARTÍCULO 1582. Compromiso de mantener una determinada situación: El compromiso
de mantener o generar una determinada situación de hecho o de derecho no es considerado
fianza, pero su incumplimiento genera responsabilidad del obligado.

175
 Seguro de caución: La estrecha relación entre la fianza y el seguro de caución ha
llevado a algunos autores a identificar ambos negocios; así, Villegas opina que el
seguro de caución no es más que una fianza solidaria o una fianza con cláusula de
principal pagador. Aunque desde una perspectiva amplia el tipo contractual de la fianza
puede permitir la aplicación de algunas de sus reglas y principios a otras figuras
próximas, las diferencias son apreciables: Si como usualmente ocurre, el seguro de
caución es celebrado por el posible deudor –en su calidad de tomador- con la
aseguradora a fin de garantizar al posible acreedor, resulta difícil asimilar ambas
figuras, toda vez que el contrato de fianza se perfecciona entre el acreedor y el fiador
siendo el deudor un tercero interesado. Si quien contrata el seguro de caución resulta
el propio acreedor a fin de cubrir –total o parcialmente- el riesgo de incumplimiento, la
proximidad estructural es más evidente; de todas maneras, los esquemas contractuales
de referencia a los que las partes recurren para satisfacer sus intereses –seguro o
fianza- son de por si suficientemente asimétricos para reconocer el distingo.
 Garantía de cumplimiento a primera demanda o primer requerimiento: ésta da cuenta
de una seguridad autónoma, que excluye –a priori- al garante la posibilidad de oponer
excepciones sustentadas en el contrato base, y abstracta, en tanto la causa resulta
irrelevante para la producción de sus propios efectos. Por ello, el art. 1810 solo admite
que “en caso de fraude o abuso manifiestos del beneficiario que surjan de prueba
instrumental u otra de fácil y rápido examen, el garante o el ordenante puede requerir
que el juez fije una caución adecuada que el beneficiario debe satisfacer antes del
cobro”. El distingo con la fianza es apreciable, en tanto ésta se construye como
garantía de una obligación emergente de un negocio principal, lo que da cuenta de su
dependencia y de su causa final.

ARTÍCULO 1575. Extensión de las obligaciones del fiador: La prestación a cargo del
fiador debe ser equivalente a la del deudor principal, o menor que ella, y no puede sujetarse a
estipulaciones que la hagan más onerosa.
La inobservancia de la regla precedente no invalida la fianza, pero autoriza su reducción a los
límites de la obligación principal. El fiador puede constituir garantías en seguridad de su
fianza.
Tal como se comentara en el artículo anterior, la fianza es un contrato accesorio y
subordinado al contrato principal que le da origen.
En virtud de esa accesoriedad, el fiador solamente se obliga a satisfacer la prestación debida
por el deudor o a una menor que ella, pues —en el caso de que la obligación del fiador fuese
más onerosa que la del deudor principal—, estaría desnaturalizada la fianza, convirtiéndose
en una obligación principal. Es un límite cuantitativo del carácter accesorio del contrato de
fianza.
El artículo en comentario, alude a la posibilidad de que el fiador se obligue, mediante una
fianza parcial, a garantizar solamente una parte de la obligación asumida por el deudor en el
contrato principal. Así el fiador se obliga por menos, y en caso de incumplimiento queda
obligado hasta el monto afianzado o al porcentaje de deuda asumida según sea el caso.
Apoyado en el principio de conservación de los actos jurídicos, el legislador dispone que en el
caso de inobservancia del límite dispuesto para la fianza, esta no quedara inválida, sino
reducida a la prestación asumida por el deudor principal.

176
El art. 1575 CC yC también considera la posibilidad de que el fiador constituya, a su vez,
garantías en cumplimiento de su obligación de afianzar al deudor principal. Estas garantías
pueden ser reales (hipotecas o prendas de bienes propios del fiador) o personales accesorias
a la obligación del fiador, otorgadas por terceros (subfianza).
En el caso de las garantías reales, el fiador otorga un privilegio al acreedor del deudor
afianzado respecto de cualquier otro acreedor propio. Hay que considerar que el fiador ya
respondía con el bien otorgado como garantía real porque el mismo forma parte de su
patrimonio. Tampoco hay que perder de vista que el fiador responde solamente por el monto
de la obligación asumida por el deudor en el contrato principal.

ARTÍCULO 1576. Incapacidad del deudor: El fiador no puede excusar su responsabilidad


en la incapacidad del deudor.
Podría entenderse que, al ser el contrato de fianza accesorio, si la obligación principal no se
constituyó válidamente, por estar afectada por una causa de nulidad, la fianza habrá de
extinguirse. Sin embargo el artículo consagra una excepción, que resulta muy cuestionada por
la doctrina. En el derecho comparado se ha impugnado que pueda calificarse a este negocio
como una verdadera fianza, dado que el supuesto garante está asumiendo una obligación
principal y autónoma.

ARTÍCULO 1577. Obligaciones que pueden ser afianzadas: Puede ser afianzada toda
obligación actual o futura, incluso la de otro fiador.

ARTÍCULO 1580. Extensión de la fianza: Excepto pacto en contrario, la fianza comprende


los accesorios de la obligación principal y los gastos que razonablemente demande su cobro,
incluidas las costas judiciales.
Si la obligación afianzada es de dar dinero, los accesorios de la obligación son los intereses
moratorios en caso de mora del deudor según lo prescripto por el art. 768 CC yC.
El art. 1580 CC yC aclara definitivamente que los gastos en los que incurre el acreedor para el
cobro de su crédito también integran la fianza, excepto pacto en contrario. Por lo que el
afianzamiento de dichos gastos se presume iuris et de iure. El tema en cuestión había
suscitado numerosos pronunciamientos judiciales con dispar solución.
Esta norma concuerda con el art. 1575 CC yC en el que se estable que el alcance de la
obligación del fiador debe ser equivalente a la del deudor. Entonces, si el deudor tiene la
obligación de pagar el capital con intereses moratorios en caso de mora, más punitorios y
compensatorios en el caso de haber sido previstos en el contrato principal, es lógico que el
fiador también esté obligado a esas prestaciones en caso de no haber estipulado lo contrario.
Respecto al afianzamiento de los gastos que razonablemente demande su cobro, incluidas las
costas judiciales, interpretamos que estos gastos son accesorios de la obligación principal,
pues el acreedor no está obligado a recibir pago parcial y la integridad de su crédito queda
completa con el cobro de esos gastos.
En cuanto a la “razonabilidad” de los gastos demandados para obtener el cobro creemos que
respecto a las costas judiciales no hay controversia posible, pues están aprobadas en la
liquidación aprobada por el juez, quien también regula los honorarios de los profesionales
intervinientes. En el caso de los gastos extrajudiciales, estos comprenderán las cartas
documentos para intimar al pago, los gastos de mediación, como así también los honorarios
de los profesionales intervinientes en este proceso.

177
La fianza constituida por acto unilateral
El contrato de fianza se diferencia de la “fianza” constituida mediante un acto jurídico
unilateral.
En su seno se ubican las fianzas legales y judiciales. El propio Código enuncia casos en
donde exige a los jueces y árbitros requerir caución suficiente para disponer determinada
medida, como también lo hacen los códigos de procedimientos, que también aluden a la
“caución” como categoría que comprende a diferentes especies de garantía dentro de la cual
se sitúa a la fianza o caución real.
A ellos también se añaden otros supuestos de fianzas requeridas por otras normas.

Clases de fianza
Existen múltiples criterios que permiten reconocer distintas especies o clases de fianza. Así:
a) De acuerdo a su fuente, puede resultar de un contrato, o emerger de un acto jurídico
unilateral.
b) Por los niveles de autonomía o vulnerabilidad del fiador, puede ser paritaria, por
adhesión, o de consumo.
c) Por el objeto, puede estar encaminada a garantizar un negocio determinado, o una
pluralidad de negocios determinados o indeterminados, presentes o futuros (art. 1577).
d) Por el grado de responsabilidad asumida por el garante, la fianza será simple, solidaria
o del principal pagador.
Fianza paritaria, por adhesión y de consumo:
Puede ser otorgada luego de una negociación de sus términos, que se evidencia en el
conocimiento por parte del fiador de los riesgos contractuales que asume, siendo allí una
típica expresión de los contratos paritarios.
Frecuentemente, se formaliza bajo el esquema de predisposición-adhesión, con escasos
niveles de transparencia, lo cual se refleja en la insuficiente información con la que cuenta el
fiador al momento de la celebración del contrato, e incluso, en la fase de ejecución del mismo.
Cuando la relación garantizada es de consumo, la protección no se detiene en el deudor
principal, y puede extenderse al fiador sobre la base de los siguientes argumentos:
a) La accesoriedad de la garantía supone proyectar, del negocio principal al subordinado,
la naturaleza de consumo del primero, lo que resulta lógico en el contexto de la relación
de consumo.
b) El principio de igualdad consagrado en el art. 16 CN impide que se distinga a los fines
de la tutela entre el negocio de consumo y el negocio de garantía, más aun cuando el
fiador se obliga gratuitamente, lo que hace que sea injusto tratarlo más gravosamente
que al consumidor beneficiado por esa libertad.

Fianza especial y fianza general:


La fianza especial refiere a un objeto determinado, que puede ser actual o futuro (art. 1577).
Por el contrario, la fianza general u ómnibus puede comprender obligaciones actuales o
futuras, incluso indeterminadas. Se caracteriza por contar con una mejor delimitación del
riesgo asumido por el fiador, lo que exige un régimen particular. Por ende, el Código impone
ciertas exigencias y efectos propios para esta:
ARTÍCULO 1578. Fianza general: Es válida la fianza general que comprenda obligaciones
actuales o futuras, incluso indeterminadas; en todos los casos debe precisarse el monto

178
máximo al cual se obliga el fiador. Esta fianza no se extiende a las nuevas obligaciones
contraídas por el afianzado después de los cinco años de otorgada.
La fianza indeterminada en el tiempo puede ser retractada, caso en el cual no se aplica a las
obligaciones contraídas por el afianzado después que la retractación sea notificada al
acreedor.
- Impone un monto máximo como recaudo de validez
- Habilita su retractación cuando es de plazo indeterminado. Importa la recepción de una
causal de revocación, que opera desde que es notificada al acreedor, a fin de dejar a
salvo los derechos ya nacidos a favor del co-contratante y de los terceros.
- Dispone su caducidad transcurridos cinco años desde que fuera otorgada, y por tanto,
no se extiende a las nuevas obligaciones contraídas por el afianzado luego de ese
término. De manera concordante, se extingue si se constituye en garantía de
obligaciones futuras y estas no han nacido.

Fianza simple, solidaria y principal pagador:


A fin de favorecer el despliegue de la autonomía de la voluntad, el CCyC mantiene diferente
subtipos bajo los cuales el fiador puede asumir su responsabilidad. De este modo, la fianza
simple, la fianza solidaria y el principal pagador constituyen las variantes a las que se puede
recurrir para moldear la garantía.
La fianza simple, poco frecuente en la vida negocial habida cuenta que los acreedores
imponen las formas más exigentes a la hora de concertar esta garantía, se encuentra signada
fuertemente por los rasgos de accesoriedad y subsidiariedad. Este último supone que el fiador
solo debe cumplir su obligación si el deudor principal no cumple o ejecuta defectuosamente la
suya. Su principal manifestación la constituye el beneficio de exclusión.
Este actúa como un efecto similar a la suspensión del contrato que impide efectivizar la
responsabilidad del fiador, si el acreedor no ejecuta los bienes libres del deudor. Usualmente,
deberá oponerse al contestar la demanda. La defensa presupone la mora del deudor
afianzado, ya que si ello no fuera así, ni siquiera estaría comprometida la responsabilidad del
obligado.
ARTÍCULO 1583. Beneficio de excusión: El acreedor sólo puede dirigirse contra el fiador
una vez que haya excutido los bienes del deudor. Si los bienes excutidos sólo alcanzan para
un pago parcial, el acreedor sólo puede demandar al fiador por el saldo.
ARTÍCULO 1584. Excepciones al beneficio de excusión: El fiador no puede invocar el
beneficio de excusión si:
a) el deudor principal se ha presentado en concurso preventivo o ha sido declarada su
quiebra;
b) el deudor principal no puede ser demandado judicialmente en el territorio nacional o carece
de bienes en la República;
c) la fianza es judicial;
d) el fiador ha renunciado al beneficio.
ARTÍCULO 1585. Beneficio de excusión en caso de coobligados: El fiador de un
codeudor solidario puede exigir la excusión de los bienes de los demás codeudores.
El que afianza a un fiador goza del beneficio de excusión respecto de éste y del deudor
principal.

179
ARTÍCULO 1586. Subsistencia del plazo: No puede ser exigido el pago al fiador antes del
vencimiento del plazo otorgado al deudor principal, aun cuando éste se haya presentado en
concurso preventivo o haya sido declarada su quiebra, excepto pacto en contrario.
ARTÍCULO 1589. Beneficio de división: Si hay más de un fiador, cada uno responde por la
cuota a que se ha obligado.
Si nada se ha estipulado, responden por partes iguales. El beneficio de división es
renunciable.

ARTÍCULO 1590. Fianza solidaria: La responsabilidad del fiador es solidaria con la del
deudor cuando así se convenga expresamente o cuando el fiador renuncia al beneficio de
excusión.
A la fianza solidaria le son aplicables las reglas de la fianza simple referidas a sujetos, objeto,
causa y efectos, con excepción de los beneficios de excusión y división. La pérdida del
beneficio proviene aquí de la autonomía privada, en cambio, en otros casos, el legislador
consagra ese efecto a fin de resguardar el crédito del acreedor o por valorar que la exclusión
resulta inconveniente o impracticable atento a las circunstancias fácticas y jurídicas que
rodean a la garantía (art. 1584).
El vínculo entre el fiador solidario y el acreedor no deja de estar gobernado por los principios
de accesoriedad y subsidiariedad. El primero supone expandir la extinción de la obligación
principal a la fianza solidaria, en tanto que el segundo importa reconocer que el acreedor debe
interpelar al deudor principal antes de dirigirse contra el fiador solidario. La solidaridad a la
cual el fiador puede someterse, no le quita a la fianza su carácter de obligación accesoria y no
lo hace deudor directo de la obligación principal.

ARTÍCULO 1591. Principal pagador: Quien se obliga como principal pagador, aunque sea
con la denominación de fiador, es considerado deudor solidario y su obligación se rige por las
disposiciones aplicables a las obligaciones solidarias.
Si el fiador se ha obligado como principal pagador asume la deuda como propia y su
obligación deja ya de ser accesoria.
La diferencia entre fiador solidario y principal pagador, es que el primero está sujeto a la
regulación del contrato de fianza solidaria. En el caso de principal pagador, la relación jurídica
entre el acreedor y el fiador es idéntica a la que el acreedor tiene con el deudor principal, es
decir el principal pagador es codeudor solidario, no reviste el carácter de fiador aunque ese
haya sido su propósito al contratar.
El principal pagador no tiene el derecho de embargar los bienes del deudor según lo
prescripto por el art. 1594 CC yC, pues no reviste el carácter de fiador.

La relación de fianza
Efectos entre acreedor y fiador
Las normas que el código dispensa a los efectos entre fiador y acreedor (arts. 1583 y ss.) se
encuentran fuertemente condicionadas por las distintas especies bajo las cuales el fiador
puede asumir la garantía (fianza simple, fianza solidaria y principal pagador).
Defensas que puede esgrimir el fiador: En la fianza simple el fiador puede valerse de los
beneficios de división –si hubiera pluralidad de fiadores- y de exclusión, que no son propias de
la fianza solidaria. Con respecto a las acciones del principal pagador, se remite a las
disposiciones aplicables a las obligaciones solidarias.

180
ARTÍCULO 1587. Defensas: El fiador puede oponer todas las excepciones y defensas
propias y las que correspondan al deudor principal, aun cuando éste las haya renunciado.
El régimen resulta de la accesoriedad que caracteriza a la fianza, en donde la dependencia
por conexidad constituye una nota sobresaliente. Ello explica que el fiador pueda oponer
además de sus defensas personales o propias, esto es, las que surgen del contrato de fianza,
las defensas que competen al deudor afianzado en el marco del negocio principal.
Alcances de la cosa juzgada en el juicio sustanciado entre acreedor y deudor:
ARTÍCULO 1588. Efectos de la sentencia: No es oponible al fiador la sentencia relativa a la
validez o exigibilidad de la deuda principal dictada en juicio al que no haya sido
oportunamente citado a intervenir.
El derecho constitucional de defensa en juicio constituye suficiente fundamento de esta
solución.
Supuestos:
A) El fiador puede ser demandado junto con el deudor, o ser citado como tercero, en
dichos procesos, debe oponer todas las excepciones con las que cuente, ya que de lo
contrario, en el primer caso, la sentencia tendrá respecto de él los efectos de la cosa
juzgada, y en el segundo supuesto, no podrá oponer en una posterior las que omitió
oponer.
B) Si el acreedor dirige la acción contra el deudor afianzado, el fiador cuenta con el
derecho de intervenir en el juicio en calidad de litisconsorte, por lo cual la sentencia que
se dicte le aprovechará o perjudicará como al deudor principal. No ejerciendo este
derecho, la sentencia pronunciada en el pleito dirigido contra el deudor principal no
privará al fiador de oponer las excepciones que pudieran corresponderle, pues dicha
sentencia no tendrá autoridad de cosa juzgada respecto del fiador.

Efectos entre fiador y deudor


A) Anteriores al pago de la deuda afianzada.
El art. 1594 admite diferentes supuestos que habilitan el otorgamiento de seguridades o
pretensiones cautelares, que de esgrimirse judicialmente, podrán encauzarse como acción
preventiva.
ARTÍCULO 1594. Derechos del fiador: El fiador tiene derecho a obtener el embargo de los
bienes del deudor u otras garantías suficientes si:
a) le es demandado judicialmente el pago;
b) vencida la obligación, el deudor no la cumple;
c) el deudor se ha obligado a liberarlo en un tiempo determinado y no lo hace;
d) han transcurrido cinco años desde el otorgamiento de la fianza, excepto que la obligación
afianzada tenga un plazo más extenso;
e) el deudor asume riesgos distintos a los propios del giro de sus negocios, disipa sus bienes
o los da en seguridad de otras operaciones;
f) el deudor pretende ausentarse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la
deuda afianzada.
En los dos primeros supuestos del art. 1594 se da el caso del incumplimiento del deudor.
El inc. c alude a una relación jurídica entre el fiador y el deudor, que es independiente del
cumplimiento de la obligación del deudor con el acreedor en el plazo establecido en el
contrato principal.

181
El siguiente inc. d hace referencia al plazo legal otorgado en el art. 1578 CC yC en el contrato
de fianza general, establecido a favor del fiador.
El inc. e se refiere al caso de que el deudor principal agrave el riesgo asumido por el fiador,
menguando su patrimonio o asumiendo riesgos que lo pondrían en peligro de mengua o
extinción.
El inc. f menciona el supuesto de que el deudor realice una maniobra para eludir el pago de su
deuda, tal como sería el ausentarse del país sin dejar bienes suficientes para el pago de la
deuda afianzada.
En todos los supuestos enumerados anteriormente, el procedente la medida cautelar que
faculta al fiador a solicitar el embargo de los bienes del deudor, a modo de poner a resguardo
su derecho a repetir el pago contra el deudor y que ese derecho no se torne ilusorio.
c) Posteriores al pago de la deuda afianzada:
Aquí encontramos la subrogación en los derechos del acreedor, que habilita al reembolso de
lo pagado por el fiador, adicionando los intereses y los daños y perjuicios que haya sufrido
como consecuencia de la fianza. Se trata de la única vía de regreso según la cual la
subrogación es un mero complemento de la acción de reembolso reconocida al fiador.
ARTÍCULO 1592. Subrogación: El fiador que cumple con su prestación queda subrogado en
los derechos del acreedor y puede exigir el reembolso de lo que ha pagado, con sus intereses
desde el día del pago y los daños que haya sufrido como consecuencia de la fianza.
Comprende todos los derechos, privilegios y garantías que tenía el acreedor al tiempo de
constitución de la fianza.
La acción de repetición se encuentra sujeta a la carga de dar aviso al deudor principal.
Aunque el fiador se encuentre legitimado para pagar la obligación garantizada vencida que
fuere la misma, ello no impide que deba informar tal voluntad al deudor, a fin de evitar los
perjuicios que pudieran resultar de tal omisión. ARTÍCULO 1593. Aviso. Defensas: El fiador
debe dar aviso al deudor principal del pago que ha hecho.
El deudor puede oponer al fiador que paga sin su consentimiento todas las defensas que
tenía contra el acreedor; y si el deudor ha pagado al acreedor antes de tener conocimiento del
pago hecho por el fiador, éste sólo puede repetir contra el acreedor.

Efectos entre cofiadores:


ARTÍCULO 1595. Subrogación: El cofiador que cumple la obligación accesoria en exceso de
la parte que le corresponde, queda subrogado en los derechos del acreedor contra los otros
cofiadores.
Si uno de ellos resulta insolvente, la pérdida es soportada por todos los cofiadores, incluso el
que realiza el pago.
Resulta necesario diferenciar el supuesto en el cual el negocio se garantiza mediante una
pluralidad de fianzas independientes de aquel otro en donde es posible reconocer un vínculo
entre los garantes. La distinción es importante, por cuanto, en el primer caso, cada fiador
responderá como garante único y su obligación no quedará condicionada por las vicisitudes
de las otras garantías. Para que se configure una confianza deben concurrir los siguientes
requisitos: a) asunción conjunta de la fianza por todos los cofiadores; b) existencia de un
negocio constitutivo o de varios negocios interdependientes.
Como regla general, los cofiadores asumen el carácter de codeudores mancomunados, por lo
cual, cada uno responde por la parte de la deuda a la que se ha obligado. Si nada se hubiese
convenido, la deuda se entenderá dividida por partes iguales. Frente al pago total realizado

182
por el cofiador cabe la subrogación en todos los derechos, acciones, privilegios y garantías del
acreedor contra los demás fiadores, para cobrar a cada uno la parte que le corresponde. Por
ello puede cobrar los intereses correspondientes desde que efectuó el pago.

Extinción del contrato de fianza


En la doctrina existe consenso en cuanto a que la fianza puede extinguirse por vía directa, lo
que incide exclusivamente sobre la obligación accesoria, o por vía de consecuencia,
afectando la obligación principal, y por derivación necesaria la garantía.

Extinción por vía de consecuencia:


A resultas del principio de accesoriedad, la extinción de la obligación principal produce como
lógica consecuencia la extinción de la fianza, al no subsistir la causa de su existencia.
Supuestos:
- Pago
- ARTÍCULO 1597. Novación: La fianza se extingue por la novación de la obligación
principal aunque el acreedor haga reserva de conservar sus derechos contra el fiador.
La fianza no se extingue por la novación producida por el acuerdo preventivo
homologado del deudor, aun cuando no se haya hecho reserva de las acciones o
derechos contra el fiador.
- Prescripción.
- Confusión entre las personas del acreedor y el fiador, que aunque extingue la fianza
deja subsistente la obligación principal.
- Transacción entre acreedor y deudor extingue la fianza.
- Nulidad
- ARTÍCULO 1598. Evicción: La evicción de lo que el acreedor ha recibido en pago del
deudor, no hace renacer la fianza. La norma indica una causa de extinción de la fianza
por vía de consecuencia. Es el caso de la aceptación del acreedor de recibir bienes en
pago de su crédito. En este caso la extinción es definitiva y la fianza no puede renacer
en el supuesto de evicción de los bienes recibidos.

Extinción por vía principal:


El Código pondera ciertas conductas o situaciones a los efectos de admitir la extinción de la
fianza:
ARTÍCULO 1596. Causales de extinción: La fianza se extingue por las siguientes causales
especiales:
a) si por hecho del acreedor no puede hacerse efectiva la subrogación del fiador en las
garantías reales o privilegios que accedían al crédito al tiempo de la constitución de la fianza;
b) si se prorroga el plazo para el cumplimiento de la obligación garantizada, sin
consentimiento del fiador;
c) si transcurren cinco años desde el otorgamiento de la fianza general en garantía de
obligaciones futuras y éstas no han nacido;
d) si el acreedor no inicia acción judicial contra el deudor dentro de los sesenta días de
requerido por el fiador o deja perimir la instancia.
Se da por sentado la extinción directa que se produce, por alguno de los modos de liberación
establecidos para las obligaciones en general. En todos estos casos el fiador queda liberado.

183
En la renuncia o remisión hecha por el acreedor al fiador, el fiador queda liberado quedando
intacta la obligación del deudor principal, igual que con la imposibilidad de pago por el fiador y
con la confusión entre las personas del fiador y deudor.
El primer supuesto (inc. a) de las causales especiales de extinción de la fianza se refiere a la
negligencia del acreedor en la preservación de las garantías y privilegios que accedían al
crédito al momento de la constitución de la fianza. Se da por supuesto que el fiador tuvo en
mira esas garantías y privilegios para afianzar al deudor, ya que en caso de que la fianza se
efectivizara, el fiador podría recuperar lo pagado subrogándose en los derechos del acreedor.
La norma sanciona al acreedor negligente o de mala fe, extinguiendo la fianza.
En el inc. b se contempla la hipótesis en la que el acreedor y el deudor prorroguen el plazo
para el cumplimiento de la obligación garantizada, sin poner en conocimiento al fiador, por lo
que este no puede dar su consentimiento, y sigue en la creencia de que el afianzamiento tiene
el plazo convenido inicialmente.
El inc. c remite al plazo máximo para la fianza general, acotando en el tiempo la
responsabilidad del fiador.
Por último, el inc. d sanciona al acreedor que fuera intimado por el fiador a iniciar la acción de
cobro contra el deudor, y no lo hiciera en el plazo de sesenta días a partir de la interpelación.
El retardo del acreedor en iniciar el reclamo con el consiguiente peligro de que el deudor se
insolvente perjudica al fiador, por lo que la ley lo sanciona extinguiendo la fianza.

PRENDA
ARTÍCULO 2219. Concepto: La prenda es el derecho real de garantía sobre cosas muebles
no registrables o créditos instrumentados. Se constituye por el dueño o la totalidad de los
copropietarios, por contrato formalizado en instrumento público o privado y tradición al
acreedor prendario o a un tercero designado por las partes.
Esta prenda se rige por las disposiciones contenidas en el presente Capítulo.
El contrato de prenda consiste en que una parte (el deudor) entrega una cosa mueble a la otra
parte (el acreedor), con la finalidad de obtener una garantía y seguridad de un crédito, de tal
manera que le otorga la posesión pignoraticia y con ello la facultad de retener la cosa
empeñada y, en su caso, realizarla y pagarse preferentemente con el producto de dicha
realización, si el deudor no cumple la obligación garantizada.
La cosa entregada no pasa a ser propiedad del acreedor, sino que su derecho es mucho más
limitado en cuanto que sólo es posesorio en garantía, sin que pueda el acreedor apropiarse
sin más de la cosa pignorada (prohibición del pacto comisorio).
Con la perfección del contrato de prenda nace, y se constituye, un derecho real de crédito
sobre la cosa mueble entregada, por el cual el beneficiario puede vender la cosa para
satisfacer su crédito sin importar el propietario de la misma (dado que el propietario, desde la
constitución de la prenda hasta su ejecución puede haberla vendido).
Como medida de protección frente a terceros, la regulación de la prenda establece que el bien
mueble objeto de la garantía pase a estar en posesión del acreedor. De esta forma, el deudor
no puede venderlo a otro que desconociese la existencia de la carga, ni gravarlo en garantía
de otros débitos, que hagan inviable su valor de realización. Para los casos de prenda sin
desplazamiento son necesarios otros requisitos como la inscripción registral.
Clases de prenda
El Código menciona dos clases de prenda:
a) la prenda común, con desplazamiento, posesoria o sin registro, regulada en el Código; y

184
b) la prenda con registro, sin desplazamiento (de la posesión) o no posesoria, aludida en el
art. 2220 CCyC. Esta última es regida por la legislación especial (decreto-ley
15.348/1946, ratificado por la ley 12.962 y modificado por el decreto-ley 6810/1963, t. o.
decreto 897/1995).
La prenda común es un derecho real que recae sobre una cosa no registrable (art. 1890 CC
yC), por lo que su publicidad no se logra a través de un sistema registral sino por medio de la
posesión (art. 1893 CC yC). Es decir, el instrumento constitutivo de la prenda (contrato de
prenda o convención prendaria), es decir, su título (art. 1892 CC yC), no se inscribe en ningún
registro público, sin perjuicio de que puede otorgarse directamente en un registro público
como ocurre si se documenta por escritura pública (art. 299 CC yC). Si la prenda no se
documenta por escritura, o sea, si se constituye por instrumento privado, este debe tener
fecha cierta (art. 317 CC yC).
La prenda común presenta la desventaja de “inmovilizar” el objeto gravado, que debe salir de
la esfera de acción del propietario. Ello es así por imperativo legal y hace a la estructura de
este derecho, cuya función de garantía se frustraría si la cosa quedara en poder del
propietario, dado que este podría, por ejemplo, degradarla y perjudicar así el interés del
acreedor. El constituyente mantiene la propiedad del objeto gravado, pero no puede usarlo ni
disponer materialmente del mismo. En cambio, la prenda con registro evita la “paralización”
del bien y permite afectarlo a una garantía especial manteniéndolo en el ámbito de acción del
constituyente y en su circuito productivo. La prenda puede tener por objeto toda clase de
cosas muebles no registrables, sean o no consumibles o fungibles. Es preciso que la cosa
esté en el comercio (art. 234 CC yC), ya que —de lo contrario— no puede ser vendida o
adjudicada en la ejecución prendaria, que se determine (art. 2188 CC yC) y que exista
actualmente (para que pueda verificarse el desplazamiento). Cualquiera de las partes
contratantes tiene derecho a determinar el estado de conservación del objeto de la prenda. La
falta de determinación del estado hace presumir que está en buen estado.
La prenda no puede recaer sobre cosas muebles que sean inmuebles por accesión (art. 226
CC yC) o que estén excluidas de la garantía de los acreedores (art. 744 CC yC); por lo tanto,
no pueden prendarse las ropas y muebles de uso indispensable del propietario, de su
cónyuge o conviviente, y de sus hijos, ni los instrumentos necesarios para el ejercicio personal
de la profesión, arte u oficio. Ninguno de los cónyuges o integrantes de la unión convivencial
puede, sin el asentimiento del otro, celebrar contrato de prenda respecto de muebles
indispensables de la vivienda familiar, ni respecto de los objetos destinados al uso personal
del otro cónyuge o conviviente o al ejercicio de su trabajo o profesión, aunque sean de
propiedad del constituyente.
No pueden gravarse con prenda los créditos que no estén instrumentados. La prenda de
créditos es tratada con más detalle en los comentarios a los arts. 2232 a 2237 CC yC.
No pueden gravarse con prenda común las cosas muebles registrables (que sí son
susceptibles de ser gravadas con prenda sin desplazamiento y con anticresis), pero sí los
créditos que resulten de contratos que sean registrables en virtud de lo establecido por las
leyes nacionales o provinciales (por ejemplo, prenda de un crédito por mutuo hipotecario, caso
en el que lo registrable no es ni el mutuo ni el crédito ni la prenda, sino la hipoteca).
La prenda de cosas fungibles (por ejemplo, dinero) es calificada por la doctrina como “prenda
irregular” por analogía con el depósito irregular (art. 1367 CC yC). En este caso, la entrega de
la cosa al acreedor lo convierte en propietario y, por lo tanto, no hay derecho de prenda
porque esta no puede recaer sobre una cosa propia del acreedor. Es decir, en la prenda

185
irregular, hay transmisión dominial con la obligación del acreedor de devolver al constituyente
otro tanto de la misma especie y calidad, si el deudor cumple el principal garantizado. La
prenda es regular si las cosas fungibles se entregan en saco o sobre cerrado cuya apertura se
vedó al acreedor.
El contrato de prenda, causa remota de este derecho real, necesario —pero, por sí mismo,
insuficiente— para que el derecho de prenda nazca, presenta los siguientes caracteres:
a) innominado (art. 970 CCyC);
b) formal solemne relativo (arts. 285 y 2219 CCyC). El Código le impone la forma escrita, sea
instrumento privado o escritura pública;
c) bilateral. Las partes se obligan recíprocamente; una, a entregar y la otra, a conservar y
restituir.
Las partes del contrato de prenda son el constituyente y el denominado “acreedor prendario”.
Tal manera de llamar a este último, si bien tiene un profundo arraigo, no implica que el crédito
exista o deba existir al momento de constituirse la prenda; el titular de la prenda puede no ser
aún acreedor, en el sentido que el crédito puede nacer con posterioridad a la constitución de
la garantía (art. 2189, párr. 2, CC yC). Por otra parte, el constituyente de la prenda puede no
ser el deudor del crédito garantizado, en cuyo caso se lo denomina “tercero constituyente”.
Para que el tercero dé la garantía, no se requiere asentimiento del deudor; se trata de un
contrato que se celebra exclusivamente entre el acreedor y el propietario.
La legitimación para la constitución de la prenda corresponde al dueño y, en caso de
comunidad (condominio, comunidad hereditaria), a la totalidad de los copropietarios de la
cosa. No es posible, por lo tanto, constituir prenda sobre la cosa por una parte indivisa.
La necesidad de hacer tradición para que la prenda común se configure no es absoluta. La
idea subyacente es que el propietario quede desplazado del poderío fáctico sobre el bien
gravado, como contraposición a la figura de la prenda con registro. El desplazamiento debe
implicar que el propietario pierda contacto directo con la cosa, es decir, que esta salga de su
ámbito de acción, cualquiera sea la forma del desplazamiento (arts. 1922 a 1925 CC yC).
Por lo tanto, la tradición puede ser suplida por la traditio brevi manu (conforme arts. 1892,
párr. 3, y 1923 CC yC). La necesidad de desplazamiento del poderío fáctico impide que la
prenda se configure vía constituto posesorio.

ARTÍCULO 2221. Posesión: Los derechos provenientes de la prenda sólo subsisten mientras
el bien afectado se encuentra en poder del acreedor o del tercero designado. Se reputa que el
acreedor o el tercero continúan en posesión de la prenda cuando media pérdida o sustracción
de ella o hubiera sido entregada a otro con obligación de devolverla.
Si el acreedor pierde la posesión de la cosa, puede recuperarla de quien la tiene en su poder,
sin exceptuar al propio constituyente de la prenda.

ARTÍCULO 2222. Oponibilidad: La prenda no es oponible a terceros si no consta por


instrumento público o privado de fecha cierta, cualquiera sea la cuantía del crédito. El
instrumento debe mencionar el importe del crédito y contener la designación detallada de los
objetos empeñados, su calidad, peso, medida, descripción de los documentos y títulos, y
demás datos que sirven para individualizarlos.

Obligaciones del deudor.


 Obligación de entregar la cosa gravada con la prenda al Acreedor prendario.

186
 El deudor está obligado a conservar la cosa dada en prenda sin transmisión de
posesión, correrán a cuenta del deudor los gastos necesarios para la debida
conservación.
 Si la cosa dada en prenda se pierde o deteriora en exceso del límite que al efecto
estipulen los contratos existe la obligación de indemnizar los perjuicios ocasionales con
la tenencia de la prenda al Acreedor o a un tercero y que sean imputables a culpa del
deudor.
Derechos del deudor:
 Tiene el derecho de ser pagado de su deuda con el precio de la cosa, con la
preferencia que establece el artículo.
 Tiene el derecho de recobrar la prenda de cualquier detentador, sin exceptuar al mismo
deudor;
 El derecho de ser indemnizado de los gastos necesarios y útiles que hiciere para
conservar la cosa e, a no ser que use de ella por convenio;
 El de exigir del deudor otra prenda o el pago de la deuda aun antes del plazo
convenido, si la cosa se pierde o se deteriora sin su culpa.
Obligaciones del Acreedor:
 Obligación de guarda y conservación de la cosa: El acreedor prendario en tanto que se
hace tenedor de la cosa debe procurar la guarda y conservación de la misma, pero a
expensas del deudor, quien está obligado a su vez a pagar los gastos necesarios para
este efecto.
 Obligación de no usar la cosa gravada con prenda: El acreedor prendario no tiene
derecho a usar la cosa pignorada.
 Obligación de restitución de la prenda: Una vez pagada la obligación principal en su
totalidad el Acreedor prendario está obligado a restituir la cosa. Sin embargo tiene
derecho de retención sobre la misma en caso que el deudor no cumpla con su
obligación de pagar los gastos de conservación de la cosa y los perjuicios que se
hubieran ocasionado, imputables a su culpa, con la tenencia de la cosa.
Derechos del Acreedor.
 Derecho de conservar la cosa dada en prenda. No está obligado a la restitución de la
cosa sino hasta la verificación del pago íntegro de la obligación garantizada, con sus
accesorios, frutos etc.
 Derecho de retención del bien pignorado, en el entendido que una vez pagada la deuda
en su integridad, el acreedor puede retener la cosa si sufrió perjuicios con ella, o
incurrió en gastos de mantenimiento, porque es un contrato bilateral imperfecto.
 Derecho de persecución y reivindicación de la tenencia material del bien mueble.
 Derecho de inspección de la cosa gravada con prenda sin tenencia. Este derecho es
correlativo a la obligación del deudor de permitir la inspección de la prenda.

ARTÍCULO 2220. Prenda con registro: Asimismo, puede constituirse prenda con registro
para asegurar el pago de una suma de dinero, o el cumplimiento de cualquier clase de
obligaciones a las que los contrayentes le atribuyen, a los efectos de la garantía prendaria, un
valor consistente en una suma de dinero, sobre bienes que deben quedar en poder del
deudor o del tercero que los haya prendado en seguridad de una deuda ajena. Esta prenda se
rige por la legislación especial.

187
LEY DE PRENDA CON REGISTRO DECRETO-LEY Nº 15.348/46, ratificado por la Ley Nº
12.962 y sus modificatorias (t.o. Decreto Nº 897/95)
CAPITULO I Artículo 1º.- Las prendas con registro pueden constituirse para asegurar el pago
de una suma de dinero o el cumplimiento de cualquier clase de obligaciones, a las que los
contrayentes le atribuyen, a los efectos de la garantía prendaria, un valor consistente en una
suma de dinero.
Artículo 2º.- Los bienes sobre los cuales recaiga la prenda con registro quedarán en poder del
deudor o del tercero que los haya prendado en seguridad de una deuda ajena.
Artículo 3º.- Los bienes afectados a la prenda garantizan al acreedor, con privilegio especial
sobre ellos, el importe de la obligación asegurada, intereses y gastos en los términos del
contrato y de las disposiciones del presente. El privilegio de la prenda se extiende, salvo
convención en contrario, a todos los frutos, productos, rentas e importe de la indemnización
concedida o debida en caso de siniestro, pérdida o deterioro de los bienes prendados.
Artículo 4º.- El contrato produce efectos entre las partes desde su celebración y con respecto
a terceros, desde su inscripción en la forma establecida en el presente.
Artículo 5º.- La prenda con registro podrá constituirse a favor de cualquier persona física o
jurídica, tenga o no domicilio en el país.
Artículo 6º.- Los contratos de prenda que establece el presente se formalizarán en documento
privado, extendiéndose en los formularios respectivos que gratuitamente facilitarán las
Oficinas del Registro de Prenda, cuyo texto será fijado en la reglamentación que dicte el
PODER EJECUTIVO NACIONAL.
Artículo 7º.- Durante la vigencia de un contrato prendario, el dueño de los bienes no puede
constituir, bajo pena de nulidad, otra prenda sobre éstos, salvo que los que autorice por
escrito el acreedor.
Artículo 8º.- El dueño de los bienes prendados puede industrializarlos o continuar con ellos el
proceso de su utilización económica; los nuevos productos quedan sujetos a la misma prenda.
En el contrato de prenda puede estipularse que los bienes se conservarán en el estado en
que se encuentren, sin industrializarlos, ni transformarlos.
Artículo 9º.- El dueño de los bienes prendados no puede enajenarlos, pudiendo hacerlo
solamente en el caso que el adquirente se haga cargo de la deuda garantizada, continuando
en vigor la prenda bajo las mismas condiciones en que se constituyó, inclusive en cuanto a la
responsabilidad del enajenante. La transferencia se anotará en el Registro y se notificará al
acreedor mediante telegrama colacionado.
Clases
PRENDA FIJA Artículo 10.- Pueden prendarse todos los bienes muebles o semovientes y los
frutos o productos aunque estén pendientes o se encuentren en pie. Las cosas inmuebles por
su destino, incorporadas a una finca hipotecada, sólo pueden prendarse con la conformidad
del acreedor hipotecario.
PRENDA FLOTANTE Artículo 14.- Sobre mercaderías y materias primas en general,
pertenecientes a un establecimiento comercial o industrial, puede constituirse prenda flotante,
para asegurar el pago de obligaciones. Este tipo de prenda afecta las cosas originariamente
prendadas y las que resulten de su transformación, tanto como las que se adquieran para
reemplazarlas; y no restringe la disponibilidad de todas ellas, a los efectos de la garantía.
Circulación del título

188
Artículo 24.- El contrato prendario inscripto es transmisible por endoso y el endoso también
debe ser suscripto en el Registro para producir efectos contra terceros. El régimen sobre
endosos del Código de Comercio regirá la forma y efectos del endoso de que trata este
artículo; pero la falta de protesto no hará caducar la responsabilidad de los endosantes
siempre que, en el término de TREINTA (30) días, contados desde el vencimiento de la
obligación prendaria, el tenedor inicie su acción notificándola a los endosantes.
Pagarés prendarios
Cuando el deudor suscriba simultáneamente con el contrato prendario pagarés a favor del
mismo acreedor y por el mismo contrato, para que faciliten la negociabilidad del crédito,
deberán estos documentos ser presentados junto con el contrato de prenda ante la oficina
inscriptora, la que deberá relacionarlos dejando constancia, al dorso de ellos, del número y
fecha de inscripción que corresponda al contrato prendario.
Registración
Art. 17. – La inscripción de los contratos prendarios se hará en el Registro de Prenda, el que
funcionará en las oficinas nacionales, provinciales o municipales que determine el Poder
Ejecutivo nacional y con arreglo a la reglamentación que el mismo fijará. Los trámites ante el
Registro de Prenda quedan sujetos al arancel que fije el Poder Ejecutivo nacional.
Art. 18. – El Registro de Prenda expedirá certificados y proporcionará informaciones a
requerimiento judicial, de establecimientos bancarios, de escribanos públicos con registro y de
quien compruebe un interés ante el encargado del mismo.
Art. 19. – Para que produzca efecto contra terceros desde el momento de celebrarse el
contrato, la inscripción debe solicitarse dentro de las veinticuatro (24) horas. Pasado ese
término, producirá ese efecto desde que el contrato se presente al Registro. El certificado que
sobre determinados bienes no aparece inscripto en ningún contrato prendario, tendrá eficacia
legal hasta veinticuatro (24) horas de expedido; al solicitarse este certificado se mencionarán
las especificaciones establecidas en los arts. 11 inc. d) y 15, inc. d).
Ejecución judicial
Artículo 26.- El certificado de prenda da acción ejecutiva para cobrar el crédito, intereses,
gastos y costas. La acción ejecutiva y la venta de los bienes se tramitarán por procedimiento
sumarísimo, verbal y actuado. No se requiere protesto previo ni reconocimiento de la firma del
certificado ni de las convenciones anexas. Artículo 27.- Están obligados solidariamente al
pago, el deudor prendario y los endosantes del certificado. Artículo 28.- La acción prendaria
compete al juez de Comercio del lugar convenido para pagar el crédito, o del lugar en que
según el contrato se encontraban o se encuentran situados los bienes, o del lugar del
domicilio del deudor, a opción del ejecutante.
Artículo 29.- Presentada la demanda con el certificado, se despachará mandamiento de
embargo y ejecución como en el juicio ejecutivo; el embargo se notificará al encargado del
registro y a las oficinas que perciban patentes o ejerciten control sobre los bienes prendados.
La intimación de pago no es diligencia esencial. En el mismo decreto en que se dicten las
medidas anteriores, se citará de remate al deudor, notificándole que si no opone excepción
legítima en el término de TRES (3) días perentorios, se llevará adelante la ejecución y se
ordenará la venta de la prenda.
Artículo 30.- Las únicas excepciones admisibles son las siguientes: 1) Incompetencia de
jurisdicción; 2) Falta de personería en el demandante, en el demandado o en su
representante; 3) Renuncia del crédito o del privilegio prendario por parte del acreedor; 4)
Pago; 5) Caducidad de la inscripción; 6) Nulidad del contrato de prenda

189
UNIDAD XIII. CONTRATOS BANCARIOS Y DE FINANCIAMIENTO. DEPÓSITO BANCARIO
La actual Ley 21.526 de Entidades Financieras, identifica a la actividad bancaria como el
conjunto de operaciones y relaciones jurídicas que se constituyen, transforman o extinguen en
el mercado monetario, sujetas a los términos y condiciones convenidas entre las partes y a los
que dispone la autoridad de aplicación de la ley que las regula. Esas operaciones a las que
alude la norma son, desde el punto de vista jurídico, contratos. Y, si bien el objeto principal de
la actividad bancaria se vincula con operaciones monetarias, hoy las entidades financieras
realizan una diversidad de negocios que exceden ese territorio originario del mercado en el
que actuaban y es así que habitualmente celebran contratos como los de tarjeta de crédito,
leasing o fideicomiso.
Dada la incidencia que hoy tiene la actividad bancaria en operaciones cotidianas de las
personas, destinadas a cubrir necesidades de los grupos familiares o sociales y de los
consumidores en general, las categorías, conceptos y tipos contractuales propios de aquella
se han visto atravesados por las normas protectorias del derecho del consumo, lo que ha sido
claramente recogido en este Código. Tal como en el mercado existe una segmentación entre
la producción y el consumo, la subclasificación de los contratos bancarios distingue entre
contratos de cartera comercial y de cartera de consumo.
El capítulo dedicado a los contratos bancarios se presenta como un subsistema normativo
dentro del CC yC; con una parte general, regulación específica de los supuestos en los que
los contratos celebrados corresponden a relaciones de consumo y, finalmente, con la
tipificación de diversos contratos:
1) depósito bancario;
2) cuenta corriente bancaria;
3) préstamo y descuento bancario;
4) apertura de crédito;
5) servicio de caja de seguridad; y
6) custodia de títulos.
Sistematiza, así, una teoría general del contrato bancario, coherente con las categorías
generales del CC yC, en el que se admite la distinción entre los contratos de consumo y los
que no lo son.
No puede dudarse que las normas del CCyC expresan la voluntad inequívoca del codificador
de concebir a los “contratos bancarios” como un tipo general, que contiene a un conjunto de
subtipos, cuyo elemento esencial particular o tipificante reposa en la prestación de un servicio
profesional a cargo de una entidad financiera o de otras entidades asimiladas por el Banco
Central de la República Argentina. Hoy, por imperio del artículo 2° de la ley de entidades
financieras, quedan expresamente comprendidos los bancos comerciales, de inversión e
hipotecarios; las compañías financieras; las sociedades de ahorro y préstamo para la vivienda
u otros inmuebles; y las cajas de crédito.

Transparencia de las condiciones contractuales


El primer parágrafo de la sección dedicada a las disposiciones generales de los contratos
bancarios se titula “Transparencia de las condiciones contractuales”, lo que pone en claro cuál
es la finalidad perseguida con esta regulación, que abarca aspectos relativos a la publicidad, a
la forma, al contenido, a la información periódica que debe entregarse al cliente y a la
rescisión contractual. La transparencia de las condiciones contractuales es un principio de

190
actuación necesario para evitar errores, pues permite que los clientes bancarios conozcan las
características y condiciones contractuales ofertadas por los distintos operadores del
mercado, para poder así ejercer en la mayor medida posible su libertad contractual.
ARTÍCULO 1378. Aplicación: Las disposiciones relativas a los contratos bancarios previstas
en este Capítulo se aplican a los celebrados con las entidades comprendidas en la normativa
sobre entidades financieras, y con las personas y entidades públicas y privadas no
comprendidas expresamente en esa legislación cuando el Banco Central de la República
Argentina disponga que dicha normativa les es aplicable.
El artículo define el ámbito de aplicación de las normas que integran la regulación de los
contratos bancarios, que alcanza a los celebrados con las entidades comprendidas en la
normativa sobre entidades financieras y también los concluidos con las personas y entidades
públicas y privadas a las que el BCRA disponga la aplicación de esa legislación, aunque no se
encuentren expresamente comprendidas en ella. El criterio empleado para definir el alcance
de la normativa es, pues, subjetivo.
ARTÍCULO 1379. Publicidad: La publicidad, la propuesta y la documentación contractual
deben indicar con precisión y en forma destacada si la operación corresponde a la cartera de
consumo o a la cartera comercial, de acuerdo a la clasificación que realiza el Banco Central
de la República Argentina. Esa calificación no prevalece sobre la que surge del contrato, ni de
la decisión judicial, conforme a las normas de este Código.
Los bancos deben informar en sus anuncios, en forma clara, la tasa de interés, gastos,
comisiones y demás condiciones económicas de las operaciones y servicios ofrecidos.
Los futuros clientes de una entidad bancaria suelen entrar en contacto con ella por medio de
la publicidad que realiza de sus productos financieros. Una tasa de interés más conveniente o
mayores facilidades para la obtención de crédito, suelen ser factores que conducen a que las
personas opten por una determinada entidad en lugar de otra. Pero la publicidad puede diferir
de los términos finalmente escritos en los formularios de adhesión empleados para el
perfeccionamiento de las operaciones contratadas y de allí la necesidad de exigir claridad y de
conferir a esa publicidad fuerza integradora de los términos del contrato.
La norma toma una clasificación de las operaciones bancarias establecida por el BCRA por
vía de las comunicaciones “A” 2729 y “A” 2950, al tiempo de la creación de la “central de
deudores del sistema financiero”, por la que se efectúa una distinción entre las de cartera
comercial y las de cartera de consumo. Cabe entender que las primeras responden a una
estructura negocial paritaria, cuya finalidad es cubrir necesidades propias del giro comercial;
mientras que las segundas están destinadas a poner a disposición de los clientes, personas
humanas o jurídicas, sumas de dinero destinadas a su consumo personal o del grupo familiar
o social que integran, por lo que comprenden los préstamos destinados a la adquisición de
bienes de consumo personal, familiar, profesional, financiación de tarjetas de crédito,
compras, construcción o refacción de vivienda propia, entre otras. En principio, será comercial
todo lo que no sea calificado como de consumo y vivienda. Pero el BCRA efectúa también una
calificación que atiende a los montos comprendidos en la operación, por lo que puede que se
identifique como comercial una operación de consumo que supere el monto que
periódicamente se fija a los efectos de tal discriminación; aunque ello no es razonable, pues lo
relevante es la naturaleza sustancial del destino de las sumas comprendidas en el negocio
jurídico.
Dada la diferencia de régimen de uno y otro tipo de operaciones, se exige que la publicidad
que efectúe una entidad financiera, la propuesta que formule en concreto a una persona

191
determinada y la documentación que se emplee para la celebración de un contrato, indiquen
en forma precisa y destacada a cuál de las carteras corresponde la operación. No obstante,
se mantiene el criterio general de estar a lo que efectivamente sea la relación sustantiva entre
los contratantes, por lo que el encuadre de la operación que haga el banco no prevalece sobre
la realidad del contrato o lo que se disponga en sede judicial al respecto. Este aspecto es de
especial importancia dado que, para el caso de sujetar la entidad proveedora una operación
de consumo a las pautas de las operaciones comerciales, ello no obstará a que se apliquen
las reglas generales, de la Ley de Defensa del Consumidor, y especiales, del parágrafo
segundo de este capítulo, soslayando la calificación bancaria.

ARTÍCULO 1380. Forma: Los contratos deben instrumentarse por escrito, conforme a los
medios regulados por este Código. El cliente tiene derecho a que se le entregue un ejemplar.
La forma escrita puede satisfacerse por cualquiera de los medios previstos en el CCyC, lo que
incluye a los soportes digitales.
La entrega de un ejemplar al cliente tiene por finalidad asegurar que quien contrata con una
entidad financiera pueda tener a mano el contenido de las estipulaciones contractuales, para
consultarlo, estudiarlo y, eventualmente, formular reclamos o ejercer sus derechos, lo que es
de gran importancia en este tipo de relaciones jurídicas habitualmente establecidas por medio
de contratos por adhesión a cláusulas predispuestas no siempre fáciles de comprender por las
personas que necesitan de los servicios de las entidades que las elaboran.
ARTÍCULO 1381. Contenido: El contrato debe especificar la tasa de interés y cualquier
precio, gasto, comisión y otras condiciones económicas a cargo del cliente. Si no determina la
tasa de interés, es aplicable la nominal mínima y máxima, respectivamente, para las
operaciones activas y pasivas promedio del sistema, publicadas por el Banco Central de la
República Argentina a la fecha del desembolso o de la imposición.
Las cláusulas de remisión a los usos para la determinación de las tasas de interés y de otros
precios y condiciones contractuales se tienen por no escritas.
A fin de delimitar el objeto del contrato y propender a la transparencia, el CCyC fija ciertos
contenidos mínimos.
Los contratos bancarios se formulan habitualmente por el procedimiento de adhesión a
cláusulas predispuestas (arts. 984 a 989 CC yC), por lo que la decisión sobre el sistema de
cálculo de intereses y las tasas a aplicar suele estar del lado de la entidad financiera.
Pero, para los casos en los que no se hubiera determinado la tasa de interés a aplicar, en el
artículo se establece una regla supletoria, de integración del contenido contractual (art. 964
CC yC), según la cual deberá computarse la tasa nominal mínima y máxima, respectivamente,
para las operaciones activas y pasivas promedio del sistema, publicadas por el BCRA a la
fecha del desembolso o de la imposición.
La norma reafirma el rol de dicha entidad como ordenadora y direccionadora de la actividad
financiera del mercado.
El artículo exige que en el contrato se especifique la tasa de interés, convenida o determinada
por vía supletoria, según los casos, y cualquier precio, gasto o comisión y otras condiciones
económicas a cargo del cliente.
Los contratos bancarios son de carácter oneroso y para que el cliente pueda evaluar
adecuadamente la onerosidad de la operación es necesario que se le provea toda la
información relevante, que incluye las distintas variables de erogaciones a su cargo. Es que,
como ya se señaló en el comentario al art. 1379 CC yC, comparando las propuestas

192
efectuadas por distintas entidades financieras autorizadas a operar en el mercado, una
persona puede encontrarse con que una de ellas requiere el pago de una tasa de interés
menor por operaciones activas, sin advertir que esa contratación puede resultar más onerosa
en razón de los mayores gastos o comisiones previstos en el contrato. Es por ello que, en
consonancia con los requerimientos de transparencia, evidentes en todo este tramo del
Código, se exige la publicidad de todos los factores de incidencia relevante en la composición
del costo final de la operación para quien contrata con una entidad financiera.
Las pautas para la determinación deben ser suficientemente precisas como para que las
partes, en especial el cliente, puedan establecer cuál es la tasa que corresponde aplicar a
cada tramo de la relación jurídica establecida y a ello apunta la invalidación de las cláusulas
de remisión a los usos para la determinación de las tasas y otros precios y condiciones, las
que se tienen por no escritas, según se establece en la regla imperativa, de orden público,
enunciada en el segundo párrafo de este artículo.

ARTÍCULO 1382. Información periódica: El banco debe comunicar en forma clara, escrita o
por medios electrónicos previamente aceptados por el cliente, al menos una vez al año, el
desenvolvimiento de las operaciones correspondientes a contratos de plazo indeterminado o
de plazo mayor a un año. Transcurridos sesenta días contados a partir de la recepción de la
comunicación, la falta de oposición escrita por parte del cliente se entiende como aceptación
de las operaciones informadas, sin perjuicio de las acciones previstas en los contratos de
consumo.
Igual regla se aplica a la finalización de todo contrato que prevea plazos para el cumplimiento.
En los contratos en los que el plazo es indeterminado o mayor a un año, el banco tiene el
deber de mantener informados a sus clientes sobre las imputaciones de las operaciones
realizadas. Debe para ello enviarles comunicaciones por escrito en papel o por medios
electrónicos —correo electrónicos o mensajes a teléfonos celulares, en tanto esta última
opción haya sido aceptada por el cliente—, con razonable posibilidad de evaluación sobre sus
alcances —su imposición puede configurar cláusula abusiva—, en las que se detallen las
operaciones realizadas y cómo han sido ellas consideradas por la entidad financiera en
cuanto a su imputación.
Ese resumen informativo debe ser remitido al cliente en forma periódica, según los plazos
estipulados en el contrato, que —en ningún caso— pueden superar el de un año.
En la parte final del artículo se dice que el régimen de información y control de ella por el
cliente establecido en la norma se aplica también a “la finalización de todo contrato que
prevea plazos para el cumplimiento”, que son los que tienen por término el de un plazo inferior
a un año, pues los superiores a ese lapso fueron ya mencionados en la parte inicial del
artículo.
Tras la recepción de la comunicación por el cliente (el de la recepción es el criterio
predominante para la determinación del momento en que los actos comienzan a producir
efectos en materia contractual), este cuenta con sesenta días para formular oposición escrita
con relación a las operaciones informadas. Si nada dice, el silencio tiene el valor jurídico de
aceptación, pues se trata de un caso en el que hay obligación legal de manifestarse en caso
de discrepancia (arts. 263, 1065, inc. 2, y 1067 CC yC).
Es claro que tal oposición resulta presupuesto básico para la posterior revisión de la
imputación por el banco y también para, en caso de persistir este en la atribución originaria, el
inicio de acciones administrativas o judiciales del cliente contra la entidad financiera, según si

193
las normas de defensa del consumidor son aplicables a la relación jurídica de la que se trate,
entre las que se encuentra la ley 26.993 que estableció el Sistema de Resolución de
Conflictos en las Relaciones de Consumo.
La oposición deberá ser remitida a la entidad financiera por los canales establecidos en el
contrato y, si no, por los que faciliten de mejor modo la formulación de objeciones por parte
del cliente, a quien debe darse constancia de la recepción del planteo formulado.
No pueden exigirse fórmulas sacramentales ni recaudos formales que de algún modo
dificulten al impugnante su planteo. Durante el lapso de evaluación de los cuestionamientos,
la entidad financiera no debe dificultar las operaciones realizadas por el cliente, lo que guarda
lógica sistémica con lo dispuesto en el Capítulo X de la Ley 25.065 de Tarjetas de Crédito.

ARTÍCULO 1383. Rescisión: El cliente tiene derecho, en cualquier momento, a rescindir un


contrato por tiempo indeterminado sin penalidad ni gastos, excepto los devengados antes del
ejercicio de este derecho.
Los contratos por tiempo indeterminado son excepcionales en la actividad bancaria y
prácticamente se reducen a los supuestos de cuenta corriente y de apertura de crédito.
En el artículo se establece el derecho del cliente de rescindir esos vínculos negociales sin
costo alguno o penalidad derivados de tal circunstancia. El enunciado de la norma permite
concluir que solo es el cliente quien cuenta con tal posibilidad legal de rescisión unilateral del
vínculo contractual, no así la entidad financiera; la que sí podrá resolver el contrato por
incumplimiento de las obligaciones a cargo del cliente.
La rescisión opera de pleno derecho desde la comunicación a la entidad financiera (art. 1078,
inc. f, CC yC), la que tendrá posibilidad de oponerse a la extinción del vínculo en tanto el
cliente no pague las sumas que pueda adeudar por conceptos devengados con anterioridad a
la recepción por la entidad financiera de la manifestación de voluntad rescisoria (art. 1078, inc.
c, CC yC). Nada obsta, sin embargo, a que el banco proceda a cerrar la cuenta y a exigir el
pago al deudor por separado (art. 1078, inc. h, y 1080 CC yC).
Si son varios los cotitulares de una cuenta, todos ellos deberán formular una declaración de
voluntad en similar sentido (art. 1078, inc. a, CC yC).

Contratos bancarios con consumidores y usuarios


ARTÍCULO 1384. Aplicación: Las disposiciones relativas a los contratos de consumo son
aplicables a los contratos bancarios de conformidad con lo dispuesto en el artículo 1093.
De acuerdo a lo establecido en este artículo, las disposiciones relativas a los contratos de
consumo, regulados en el Título III del Libro Tercero de este Código (arts. 1092 a 1122 CC
yC) se aplican a los contratos bancarios cuando ellos sean celebrados por un consumidor o
usuario final, con la finalidad de adquirir, usar o gozar bienes o servicios para su uso privado,
familiar o social, según lo dispone el art. 1093 CC yC, al que remite la norma.
En razón de ello, no puede sostenerse que todos los contratos bancarios deban recibir el
tratamiento de los contratos de consumo, pues no es tal el celebrado por una empresa para
obtener crédito para la compra de insumos destinados a la producción o para el pago de
obligaciones inherentes a su giro comercial habitual y sí lo es el correspondiente al préstamo
obtenido por un integrante de un grupo familiar para la compra o refacción de su vivienda.
Un gran número de contratos bancarios celebrados a diario en la plaza argentina son, por lo
expuesto, contratos de consumo.

194
Caben dentro de su ámbito:
a) Las operaciones “activas”, esto es, los préstamos de dinero con fines de consumo, con
o sin destino específico. Se trata de negocios realizados por una entidad financiera o
asimilable, con la finalidad de financiar una relación de consumo. Se encuadran aquí
los préstamos bancarios y/o los mutuos, con o sin garantía hipotecaria o prendaria.
Algunas de ellas se canalizan a través de otras figuras especiales, como el leasing
financiero, o la tarjeta de crédito, cuya regulación debe integrarse con las normas aquí
consideradas, en tanto se aplica siempre la más favorable al consumidor.
b) Las operaciones “pasivas”, esto es, depósitos de dinero a interés, cualquiera fuera su
modalidad.
c) Las operaciones “neutras”, por cuanto constituyen negocios que implican la prestación
de servicios directos por parte de la entidad financiera –v.gr. el uso de la sala de firmas
o la contratación de una caja de seguridad bancaria-, entre otros, o por vía indirecta a
través de contratos conexos.

A través de los siguientes artículos se refuerza el deber de información, delineándose cada


vez más hacia un deber de consejo.

ARTÍCULO 1385. Publicidad: Los anuncios del banco deben contener en forma clara,
concisa y con un ejemplo representativo, información sobre las operaciones que se proponen.
En particular deben especificar:
a) los montos mínimos y máximos de las operaciones individualmente consideradas;
b) la tasa de interés y si es fija o variable;
c) las tarifas por gastos y comisiones, con indicación de los supuestos y la periodicidad de su
aplicación;
d) el costo financiero total en las operaciones de crédito;
e) la existencia de eventuales servicios accesorios para el otorgamiento del crédito o la
aceptación de la inversión y los costos relativos a tales servicios;
f) la duración propuesta del contrato.
El CC yC adopta criterios de transparencia para las operaciones bancarias, exigencia que se
incrementa en el caso de los contratos bancarios de consumo en razón de la presunción de
desventaja en la que se encuentran los consumidores frente a la entidad financiera.
Lo dispuesto en este artículo en materia de publicidad apunta a asegurar un conjunto de datos
relevantes que hacen al mínimo razonable adecuado para que el consumidor —que, sin
perjuicio de la destreza especial que pueda verificarse en algún caso concreto, debe ser
pensado, según un estándar medio, como una persona inexperta en cuestiones financieras—
cuente con la información necesaria para discernir y decidir entre diversas alternativas
negociales formuladas por distintas entidades que publiciten sus productos financieros en
plaza.
La norma atiende a los anuncios que las entidades financieras realizan al público general y a
la carga informativa ya establecida en el art. 1379 CC yC para los contratos paritarios, agrega
determinadas exigencias específicas, claramente destinadas a agregar claridad a la
información suministrada a personas que, cabe presumir, carecen de formación específica
para la comprensión de las complejidades que pueden darse en una propuesta de negocio
financiero.

195
Por ello, para asegurar tal claridad y comprensión y que la información sea adecuada al nivel
de formación y asimilación conceptual de la franja más amplia de población posible, se
impone a los bancos que incorporen a su difusión un ejemplo representativo de su propuesta;
por ejemplo, en el caso de un préstamo, deberá indicarse, según un monto dado, la suma a
pagar por cada cuota, junto con los restantes parámetros requeridos en los distintos incisos de
la norma.

ARTÍCULO 1386. Forma: El contrato debe ser redactado por escrito en instrumentos que
permitan al consumidor:
a) obtener una copia;
b) conservar la información que le sea entregada por el banco;
c) acceder a la información por un período de tiempo adecuado a la naturaleza del contrato;
d) reproducir la información archivada.
Entendemos que, de acuerdo a lo establecido en este artículo, el contrato puede ser
redactado en escritura pública o en instrumento privado, según las particularidades de su
objeto, y la regulación a la que él alude en sus disposiciones, ser facilitada al consumidor en
un disco o una unidad de memoria, o por medio de un vínculo informático, que le permita
copiar su contenido y reproducirlo cuando le plazca o lo necesite.
Naturalmente, la misma forma observada para la celebración del contrato deberá ser
empleada para sus modificaciones, salvo que ellas se refieran a estipulaciones accesorias o
secundarias o que exista disposición legal que dispense de ello (art. 1016 CC yC), cuestión
relevante cuando se trata de contratos celebrados en escritura pública.

ARTÍCULO 1389. Información en contratos de crédito: Son nulos los contratos de crédito
que no contienen información relativa al tipo y partes del contrato, el importe total del
financiamiento, el costo financiero total y las condiciones de desembolso y reembolso.
La centralidad de la información como elemento vertebral para la construcción de relaciones
jurídicas en materia de contratos bancarios, a la que hemos hecho constante alusión en los
comentarios a los distintos artículos de este capítulo, queda en evidencia en esta norma al
disponer la nulidad de los contratos que no proporcionen al cliente los datos mínimos en él
exigidos.
La sanción de nulidad prevista para el caso de inobservancia permite establecer que la norma
es de orden público, indisponible para las partes, las que no pueden soslayar su aplicación,
elaborando normas de autonomía que la contradigan (art. 963 CC yC).

ARTÍCULO 1387. Obligaciones precontractuales: Antes de vincular contractualmente al


consumidor, el banco debe proveer información suficiente para que el cliente pueda
confrontar las distintas ofertas de crédito existentes en el sistema, publicadas por el Banco
Central de la República Argentina.
Si el banco rechaza una solicitud de crédito por la información negativa registrada en una
base de datos, debe informar al consumidor en forma inmediata y gratuita el resultado de la
consulta y la fuente de donde la obtuvo.
La provisión de información clara y con ejemplos representativos posibilita, a quienes están
evaluando contratar la solicitud de un crédito, ejercer adecuadamente su autonomía al tiempo
de decidir si contratan o no y en qué términos, ello dentro del acotado marco de ejercicio de la
libertad contractual que determinan los contratos por adhesión a cláusulas predispuestas.

196
Deber de informar sobre causas de negativa de un crédito
Cuando una persona formula una propuesta de contratación de un crédito ofrecido por un
banco —cabe recordar que, por tratarse de contratos establecidos a partir de ofertas dirigidas
a personas indeterminadas, se considera que la entidad financiera realiza una invitación a
ofertar y es el futuro cliente quien concreta una oferta finalmente aceptada o no por el banco
(art. 973 CC yC)—, el banco realiza una evaluación de la solvencia y posibilidades de pago
del interesado, para lo que a menudo consulta bases de datos públicas, como la del BCRA, o
privadas, de empresas que comercializan la provisión de datos para evaluación de riesgo
crediticio. La norma establece que, si en razón de alguna de esas informaciones, la entidad
financiera decide rechazar la solicitud de crédito, debe poner tal circunstancia en conocimiento
del pretendiente, en forma inmediata, sin costo alguno, haciéndole saber el contenido de la
información considerada e identificando a la fuente de la que obtuvo ese dato.
La imposición legal se establece en razón del derecho a la información de todo titular de datos
personales, para facilitarle el acceso y así posibilitar que, de resultar alguno de los datos
considerados erróneo o inexacto, el afectado pueda ejercer las acciones destinadas a obtener
la rectificación, actualización o supresión de los datos, de acuerdo a lo previsto en el art. 16 de
la Ley 25.326 de Protección de los Datos Personales.

ARTÍCULO 1388. Contenido: Sin perjuicio de las condiciones establecidas para los contratos
bancarios en general, ninguna suma puede ser exigida al consumidor si no se encuentra
expresamente prevista en el contrato.
En ningún caso pueden cargarse comisiones o costos por servicios no prestados
efectivamente.
Las cláusulas relativas a costos a cargo del consumidor que no están incluidas o que están
incluidas incorrectamente en el costo financiero total publicitado o incorporado al documento
contractual, se tienen por no escritas.
La norma se vincula con lo establecido en el art. 1381 CC yC y está destinada a evitar que los
errores o abusos operativos en los que pueden incurrir las entidades financieras en su gestión
masiva de operaciones, perjudiquen al consumidor, para lo que asigna a toda disposición por
la que se cobren sumas no convenidas, cualquiera sea el concepto, el tratamiento propio de
las cláusula abusivas, teniéndola por no escrita. Dos son las prohibiciones que establece este
artículo. La primera de ellas consiste en que en la relación entre la entidad financiera y el
cliente no pueden exigirse a este obligaciones que no tengan fuente contractual. La segunda
en que, aunque existan en el contrato estipulaciones que prevean determinadas obligaciones
de pago de comisiones o cargos, ellas no pueden hacerse efectivas en la cuenta del cliente
consumidor si no corresponden a servicios efectivamente prestados por el banco.
Por otra parte, según los lineamientos de ineficacia previstos en este Código para las
cláusulas abusivas (arts. 988 y 1117 CC yC), se tienen por no escritas las cláusulas
contractuales relativas a costos a cargo del consumidor que no se hayan visto reflejados o
que lo hayan sido incorrectamente, en el contrato o en la publicación del costo financiero total,
según lo requerido en los arts. 1385, inc. d, y 1389 CC yC.

¿QUÉ ES KNOW YOUR CUSTOMER (KYC)?


KYC (Know Your Customer) define los controles y procedimientos de supervisión de las
entidades para asegurar tanto la identificación de sus clientes como la naturaleza de sus
fondos, con el objetivo de evitar relaciones comerciales con personas o entidades que puedan

197
estar cometiendo delitos de blanqueo de capitales, financiación del terrorismo y otros
negocios delictivos.
Estas regulaciones a las que están sometidas las entidades financieras les exige una doble
identificación de sus clientes en el momento de solicitar una apertura de cuenta:
 Identificación formal: que puede subsanarse con la aportación de documentos de
identidad.
 Identificación real: en la que la entidad debe asegurarse de qué personas y empresas
están detrás de esa solicitud de operación bancaria, para lo que solicitarán documentos
adicionales como nóminas, declaraciones de impuestos, escrituras, contratos (para
comprobar la naturaleza del negocio), etc. Este proceso de identificación real conlleva
por parte de las entidades el cotejo de documentos para asegurar que la
información declarada es veraz.
Para completar el cuadro de la información requerida en los procesos KYC, esta información
debe mantenerse tanto en la adquisición del cliente, como durante todo el tiempo que la
relación comercial entre el cliente y la entidad siga vigente. Con ello, las entidades también
deben asegurarse de disponer de documentos vigentes o solicitar los nuevos cuando
estos hayan expirado.

El sobreendeudamiento de los consumidores se puede definir, en un sentido restringido, como


la incapacidad del consumidor de pagar todas sus deudas íntegramente y a tiempo, de
manera crónica, es decir, en diversos períodos consecutivos y contra su voluntad.1 En otras
palabras, hay consumidores cuyo ingreso disponible tras haber incurrido en los gastos diarios,
como los de subsistencia, es insuficiente para afrontar las deudas que han contraído. Este
hecho que escapa a la voluntad de los consumidores, toma un aspecto dinámico al
acumularse una deuda que incrementa en el largo plazo y genera sobreendeudamiento. El
sobreendeudamiento es una problemática social y económica que expone a los consumidores
a una situación de vulnerabilidad producto de la naturaleza de la sociedad de consumo y del
funcionamiento mercado crediticio.
El sobreendeudamiento puede ser pasivo o activo. Es pasivo cuando la renta de los
consumidores de por sí es insuficiente para hacer frente a las deudas que contraen debido a
una situación completamente desligada del crédito. En cambio, el sobreendeudamiento activo
se da cuando el consumidor obtiene créditos sin medir si puede hacer frente a ellos o no, lo
que suele darse en casos como los de las tarjetas de crédito. En este tipo de
sobreendeudamiento se suele recurrir a la contratación de préstamos múltiples a los fines de
cancelar préstamos previamente contratados.

Contratos celebrados en bolsa o mercado de comercio


ARTÍCULO 1429. Normas aplicables: Los contratos celebrados en una bolsa o mercado de
comercio, de valores o de productos, en tanto éstos sean autorizados y operen bajo contralor
estatal, se rigen por las normas dictadas por sus autoridades y aprobadas por el organismo
de control. Estas normas pueden prever la liquidación del contrato por diferencia; regular las
operaciones y contratos derivados; fijar garantías, márgenes y otras seguridades; establecer
la determinación diaria o periódica de las posiciones de las partes y su liquidación ante
eventos como el concurso, la quiebra o la muerte de una de ellas, la compensación y el
establecimiento de un saldo neto de las operaciones entre las mismas partes y los demás
aspectos necesarios para su operatividad.

198
Este artículo se encarga de conceptualizar y caracterizar a los contratos celebrados en las
bolsas o mercados de comercio o de valores, permitiendo establecer la tipicidad y ámbito de
competencia de un contrato antes no regulado en ningún código de fondo.
El art. 1429 CC yC establece que el conjunto de hechos y actos jurídicos que surgen de la
operación bancaria, con el fin de obtener un resultado económico, se regirán por las normas
dictadas por sus autoridades y aprobadas por el organismo de contralor.
La regulación legal de las operaciones realizadas en bolsas, mercados de comercio o de
valores se encuentra establecida bajo la hoy unificada Ley de Mercados de Capitales
(LMC). Esta ley tiene por objeto la regulación de los sujetos y valores negociables
comprendidos dentro del mercado de capitales, bajo la reglamentación y el control de la
Comisión Nacional de Valores (CNV).
Las operaciones que se realizan en bolsas o mercados usualmente se conciertan a través de
agentes, también supervisados y autorizados por la CNV, que llevan a cabo actividades de
negociación, colocación, distribución, corretaje, liquidación y compensación, custodia y
depósito colectivo de valores negociables. Cuando la negociación se realiza bajo el régimen
de oferta pública, los mercados deben garantizar ciertos principios, tales como el de
protección del inversor, equidad, eficiencia, transparencia, no fragmentación y reducción del
riesgo sistémico.
La LMC obliga a los mercados a constituir o contar en su ámbito con un tribunal arbitral
permanente, al que estarán sometidas en forma obligatoria las entidades cuyos valores
negociables se negocien dentro de su ámbito, en sus relaciones con los accionistas e
inversores. Según dispone el art. 46 de la ley, quedan comprendidas en la jurisdicción arbitral
todas las acciones derivadas de la ley de sociedades comerciales, incluso las demandas de
impugnación de resoluciones de los órganos sociales y las acciones de responsabilidad contra
sus integrantes o contra otros accionistas, así como las acciones de nulidad de cláusulas de
los estatutos o reglamentos. Este arbitraje es obligatorio para la sociedad cotizante, pero los
reglamentos deberán dejar a salvo el derecho de los accionistas e inversores para optar por
acudir a los tribunales judiciales competentes.
La norma, en conclusión, reconoce la especificidad de los contratos celebrados en bolsas o
mercados y las reglas particulares a las cuales están sometidos, dado el ámbito en que se
conciertan, personas intervinientes, bienes sobre los que recae, y formalidades propias de la
actividad.

DEPÓSITO BANCARIO
ARTÍCULO 1390. Depósito en dinero: Hay depósito de dinero cuando el depositante
transfiere la propiedad al banco depositario, quien tiene la obligación de restituirlo en la
moneda de la misma especie, a simple requerimiento del depositante, o al vencimiento del
término o del preaviso convencionalmente previsto.
Este tipo de depósito se distingue del depósito irregular (art. 1367 CC yC), que se presume
oneroso, y es el depositante quien debe la remuneración y, si se pacta la gratuidad, debe
reembolsar al depositario los gastos razonables en los que este incurra para la custodia y
restitución (art. 1357 CC yC), mientras que en el depósito bancario la remuneración la debe el
depositario.
Se distingue también del mutuo (art. 1525 CC yC) en que en el depósito el plazo está fijado a
favor del depositante, mientras que en el mutuo lo está a favor del mutuario.

199
La regulación aquí establecida queda fuera del ámbito de aplicación del art. 765 CC yC, por el
que, si en una obligación de dar dinero se estipuló una moneda que no sea de curso legal en
la República, ella debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede
liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal; pues en el depósito bancario
subsiste la obligación de restituir en la moneda de la misma especie depositada (art. 766 CC
yC).
La restitución de las sumas depositadas por el cliente es la obligación nuclear de todo
depósito. La misma debe hacerse “a simple requerimiento del depositante” o “al vencimiento
del término o del preaviso convencionalmente previsto”, lo que diferencia las modalidades de
“depósito a la vista” y de “depósito a plazo”.
El banco obtiene uno de sus ingresos básicos del producto económico: el “spread”, vale decir,
la diferencia entre la tasa pasiva que paga a los depositantes y la activa que cobra a quienes
solicitan dinero en préstamo. Los préstamos son otorgados por medio del disponible de la
entidad, constituido, básicamente, por los depósitos efectuados. De tal modo, el dinero que
ingresa por depósitos vuelve a salir de la entidad financiera por vía de los préstamos que
otorga; tal circunstancia determina que el banco no cuente con
la posibilidad de restituir a sus depositantes la totalidad de las sumas por ellos entregadas,
pues ha puesto parte de ese dinero a disposición de terceros.
A ese margen “no prestable” se lo denomina “encaje bancario”. Cuanto más alto es el encaje,
mayor será el nivel de la tasa de interés y viceversa, porque rige en la materia la ley de la
oferta y la demanda y si un aumento de ese nivel de indisponibilidad reduce la cantidad de
dinero disponible en plaza, aumenta el precio del bien, lo que se expresa en una suba de
tasas. El BCRA puede fijar dicho efectivo mínimo, de acuerdo con lo dispuesto por su Carta
Orgánica.

ARTÍCULO 1391. Depósito a la vista: El depósito a la vista debe estar representado en un


documento material o electrónico que refleje fielmente los movimientos y el saldo de la cuenta
del cliente.
El banco puede dejar sin efecto la constancia por él realizada que no corresponda a esa
cuenta.
Si el depósito está a nombre de dos o más personas, cualquiera de ellas puede disponerlo,
aun en caso de muerte de una, excepto que se haya convenido lo contrario.
La dinámica prevista para las operaciones de depósito a la vista, en las que el cliente bancario
tiene derecho a la entrega de las sumas depositadas en su cuenta, a su solo requerimiento,
exige que la entidad financiera proporcione información clara y asequible sobre los
movimientos habidos, a fin de que el depositante pueda saber en todo momento con cuánto
dinero cuenta a su disposición.
El artículo exige que ello esté representado en un documento material o electrónico que refleje
fielmente los movimientos y el saldo de la cuenta del cliente; lo que hoy mayoritariamente se
concreta por vía de la posibilidad de consulta de movimientos y saldos en cajeros automáticos
(terminales ATM) y en la disponibilidad de consulta vía Internet.
Cuando un depósito es efectuado por más de una persona, pueden establecerse distintas
modalidades:
a) que su disponibilidad sea a la orden recíproca de ellos, lo que permite que cada uno de los
cotitulares retire todo o parte de los fondos depositados;

200
b) a la orden conjunta o colectiva, supuesto en el que para el retiro se requerirá la
intervención de todos los constituyentes; o
c) a nombre de una persona y orden de otra, quien podrá efectuar los retiros, sin intervención
necesaria del titular.

ARTÍCULO 1392. Depósito a plazo: El depósito a plazo otorga al depositante el derecho a


una remuneración si no retira la suma depositada antes del término o del preaviso
convenidos.
El banco debe extender un certificado transferible por endoso, excepto que se haya pactado
lo contrario, en cuyo caso la transmisión sólo puede realizarse a través del contrato de cesión
de derechos.
Los depósitos a plazo fijo constituyen una forma de inversión, de obtención de renta de un
capital que se decide inmovilizar por un lapso acordado con la entidad financiera, que
retribuirá al ahorrista con el pago de intereses, generalmente más elevados cuanto mayor sea
el plazo previsto para el reembolso. Por ello se dice que el depósito a plazo o a término tiene
una finalidad lucrativa.
El artículo se refiere a los conocidos en plaza como “depósitos a plazo fijo”, en los que el
depositante goza del derecho a una remuneración si mantiene el dinero depositado en el
banco por un determinado lapso; que puede prolongarse en el tiempo, de convenir las partes
la sujeción de la operación al sistema de renovación automática, en el que se realiza una
nueva imposición, adicionando la entidad bancaria al capital los intereses devengados en el
período transcurrido —capitalización—, los que ya quedarán consolidados en el patrimonio del
cliente quien, si requiere la restitución antes de la conclusión de un nuevo período o del
preaviso convenidos, perderá solo los accesorios devengados en el último.
En nuestra plaza, el plazo mínimo de un depósito de este tipo es de treinta días para los
depósitos a tasa de interés fija, y de ciento veinte y ciento ochenta días o más, para los de
tasa de interés variable; en el último caso, suele pactarse el pago periódico de intereses.
Los depósitos a plazo fijo no retirados ni renovados a su vencimiento son transferidos a
cuentas a la vista denominadas saldos inmovilizados, cuyos titulares pueden retirar la suma
del capital y los intereses oportunamente devengados hasta que se produjo el vencimiento del
plazo, generalmente con deducción de las comisiones bancarias aplicadas por el
mantenimiento de los fondos sin movimiento, ello en tanto hubiera sido debidamente
informado al cliente y conste en el contrato (arts. 1381 o 1385 CC yC).

CUENTA CORRIENTE BANCARIA


ARTÍCULO 1393. Definición: La cuenta corriente bancaria es el contrato por el cual el banco
se compromete a inscribir diariamente, y por su orden, los créditos y débitos, de modo de
mantener un saldo actualizado y en disponibilidad del cuentacorrentista y, en su caso, a
prestar un servicio de caja.
Se trata de un contrato que constituye un acuerdo marco que establece el ámbito en el que
confluirán distintas operaciones, servicios y relaciones jurídicas generadas entre la entidad
financiera y un cliente determinado. Se lo emplea para canalizar acreditaciones, anticipos,
préstamos y otras operaciones de diversa naturaleza; permite utilizar servicios de cheque,
descuentos, transferencias, compras de títulos, etc. No existe casi operación bancaria
relevante que no pueda vincularse con una cuenta corriente bancaria.

201
Las partes de este contrato son un banco —no pueden serlo otras entidades financieras, en
razón de lo establecido en la Ley de Entidades Financieras—, como organizador y prestador
del servicio, y el cuentacorrentista o titular de la cuenta, que puede ser una persona humana,
jurídica o una unión transitoria de empresas.

ARTÍCULO 1394. Otros servicios: El banco debe prestar los demás servicios relacionados
con la cuenta que resulten de la convención, de las reglamentaciones, o de los usos y
prácticas.
La posibilidad de vincular en el contrato a la cuenta con otros servicios surge del art. 1394 CC
yC, que establece que tal circunstancia puede darse también por los usos y prácticas o por
determinación reglamentaria.
Lo habitual es que se proporcione el servicio de caja al que se refiere el art. 1393 CC yC y el
servicio de cheques contemplado en el art. 1397 CC yC, pero es de práctica que los bancos
posibiliten a sus clientes que, además de ello, realicen otras operaciones con imputación
contable a la cuenta corriente, como el pago de servicios, cuotas de préstamos, primas de
seguro, etc.
El Código exige que la inscripción de los asientos correspondientes a créditos y a débitos se
realice con periodicidad diaria; pero en la práctica ella tiene lugar ante cada movimiento, lo
que se encuentra facilitado por el empleo de sistemas informáticos que, además, permiten el
acceso permanente del cliente a la información sobre el estado de la cuenta, como se
contempla en el art. 1396 CC yC.

ARTÍCULO 1395. Créditos y débitos: Con sujeción a los pactos, los usos y la
reglamentación:
a) se acreditan en la cuenta los depósitos y remesas de dinero, el producto de la cobranza de
títulos valores y los créditos otorgados por el banco para que el cuentacorrentista disponga de
ellos;
b) se debitan de la cuenta los retiros que haga el cuentacorrentista, los pagos o remesas que
haga el banco por instrucciones de aquél, las comisiones, gastos e impuestos relativos a la
cuenta y los cargos contra el cuentacorrentista que resulten de otros negocios que pueda
tener con el banco. Los débitos pueden realizarse en descubierto.
Los débitos, que pueden realizarse en descubierto (art. 1395, inc. b, última parte, CC yC), se
producen por las siguientes causas: a) retiros de dinero hechos por el cuentacorrentista;
b) pago de cheques; c) transferencias ordenadas por el titular de la cuenta; d) extracciones
efectuadas a través de cajeros automáticos o compras con tarjetas de débito;
e) comisiones y gastos por servicios prestados por la entidad vinculados al funcionamiento;
f) cobro de impuestos vinculados con operaciones realizadas por medio de la cuenta;
g) operaciones propias de la entidad (pago de préstamos, alquiler de cajas de seguridad, etc.)
y h) servicios de cobranza por cuenta de terceros, concertados directamente con el banco o a
través de dichos terceros (débitos automáticos o directos) para el pago de impuestos, tasas,
contribuciones y aportes.
Los créditos se producen por las siguientes causas: a) depósitos por ventanilla o en cajeros
automáticos, en efectivo o por medio de cheques; b) transferencias bancarias hacia la cuenta
corriente; c) cobro de títulos valores; d) créditos otorgados por el banco para que el titular de
la cuenta disponga de ellos y e) otros conceptos por los que el banco reembolse sumas de

202
dinero al cuentacorrentista en razón de operaciones realizadas, generalmente a partir de
acuerdos celebrados por la entidad financiera con proveedores de bienes y servicios.

ARTÍCULO 1396. Instrumentación: Los créditos y débitos pueden efectuarse y las cuentas
pueden ser llevadas por medios mecánicos, electrónicos, de computación u otros en las
condiciones que establezca la reglamentación, la que debe determinar también la posibilidad
de conexiones de redes en tiempo real y otras que sean pertinentes de acuerdo con los
medios técnicos disponibles, en orden a la celeridad y seguridad de las transacciones.
El adecuado asiento de los distintos movimientos vinculados con una cuenta corriente
bancaria hace a su adecuado funcionamiento pero, especialmente, al interés del cliente y es
por ello que los medios empleados por las entidades bancarias para su registro deben ser
aprobados por la autoridad de superintendencia en el área, la que debe velar porque se trate
de medios confiables en el registro y seguros en cuanto a la preservación de los datos
ingresados.
El lenguaje empleado denota que se ha procurado adoptar un enunciado genérico, apto para
abarcar a los distintos componentes que habitualmente se encuentran en el soporte material
de un sistema informático (hardware, habitualmente integrado por elementos eléctricos,
electrónicos, electromecánicos y mecánicos). Pero, además, se ha establecido claramente la
posibilidad de facilitar conexiones de redes en tiempo real y otras que puedan establecerse
“con los medios técnicos disponibles”, presentes o futuros, en tanto aseguren dos principios
relativos a las transacciones:
1) el de celeridad, por el que deben emplearse los medios más rápidos disponibles para la
comunicación y concreción de ellas y
2) el de seguridad, por el que, entre los medios más rápidos disponibles, la entidad bancaria
debe emplear el que asegure una comunicación segura, eficaz, libre de filtraciones, pérdidas
de datos o intromisiones.

ARTÍCULO 1397. Servicio de cheques: Si el contrato incluye el servicio de cheques, el


banco debe entregar al cuentacorrentista, a su solicitud, los formularios correspondientes.
La cuenta corriente bancaria puede contar con el servicio de cheques. En caso de estipularse,
el titular de la cuenta podrá emplear el cheque como medio de pago. A fin de posibilitar ello,
por lo establecido en este artículo, el banco debe entregar al cuentacorrentista, a su pedido,
los formularios correspondientes; solicitud que deberá ser reiterada cada vez que se agote la
chequera puesta a disposición del cliente.
Si se ha estipulado el servicio de pago de cheques, el banco debe pagar los que el cliente
libre contra la cuenta, hasta el monto del dinero depositado o hasta el tope estipulado, en caso
de haber celebrado las partes un acuerdo de giro en descubierto.

ARTÍCULO 1398. Intereses: El saldo deudor de la cuenta corriente genera intereses, que se
capitalizan trimestralmente, excepto que lo contrario resulte de la reglamentación, de la
convención o de los usos. Las partes pueden convenir que el saldo acreedor de la cuenta
corriente genere intereses capitalizables en los períodos y a la tasa que libremente pacten.
En este artículo se prevé el régimen de aplicación de intereses por operaciones admitidas “en
descubierto” en la operación de la cuenta corriente bancaria. Tal modalidad de funcionamiento
de la cuenta se da habitualmente cuando las partes acuerdan que el banco efectuará pagos
por cuenta del titular, aun cuando no existieran fondos depositados suficientes para

203
satisfacerlos; ello facilita notoriamente la dinámica de las operaciones del cuentacorrentista y
constituye una forma de crédito que la entidad financiera le otorga para que pueda moverse
en el mercado con cierto margen, aun cuando no cuente en un determinado momento con la
liquidez suficiente. El artículo estipula que el saldo deudor que se genere, cuando el banco
pague deudas del cuentacorrentista por montos que exceden las sumas que proveen la
cuenta, devengará intereses, los que se capitalizarán trimestralmente en caso de no ser
cancelada la suma adeudada. El plazo de capitalización podrá variar según lo que surja de los
usos de plaza o de la reglamentación. La tasa a aplicar es la prevista para operaciones en
descubierto y suele ser de las más altas fijadas en el sistema financiero.

ARTÍCULO 1399. Solidaridad: En las cuentas a nombre de dos o más personas los titulares
son solidariamente responsables frente al banco por los saldos que arrojen.

ARTÍCULO 1400. Propiedad de los fondos: Excepto prueba en contrario, se presume que la
propiedad de los fondos existentes en la cuenta abierta, conjunta o indistintamente, a nombre
de más de una persona pertenece a los titulares por partes iguales.
Es claro que los cotitulares pueden tener convenida una distribución distinta o surgir ella de la
naturaleza de la actividad que realizan y de los aportes por cada uno efectuados
—cuestión que resultará inoponible al banco, frente al que tendrán responsabilidad solidaria
en razón de lo establecido en el art. 1399 CC yC—, discusión que podrá tener especial interés
para el ejercicio, entre ellos, de la acción de repetición por contribución, prevista en el art. 840
CC yC. Pero la norma también tiene importancia de cara a eventuales planteos de terceros,
acreedores de alguno de los cotitulares, que pretendan trabar una medida cautelar sobre un
monto mayor al que la norma presume que corresponde a cada cuentacorrentista, la que solo
podrán lograr de presentarle al juez pruebas de una distribución distinta a la prevista en la ley.

ARTÍCULO 1401. Reglas subsidiarias: Las reglas del mandato son aplicables a los
encargos encomendados por el cuentacorrentista al banco. Si la operación debe realizarse en
todo o en parte en una plaza en la que no existe casa del banco, él puede encomendarla a
otro banco o a su corresponsal. El banco se exime del daño causado si la entidad a la que
encomienda la tarea que lo causa es elegida por el cuentacorrentista.

ARTÍCULO 1402. Créditos o valores contra terceros: Los créditos o títulos valores
recibidos al cobro por el banco se asientan en la cuenta una vez hechos efectivos. Si el banco
lo asienta antes en la cuenta, puede excluir de la cuenta su valor mientras no haya percibido
efectivamente el cobro.
Así ocurrirá, por ejemplo, en el caso de depósito de un cheque de pago diferido, cuyo monto
recién deberá ser computado en la cuenta del titular una vez que se haya efectivizado el pago.
En caso de incurrir el banco en el error de asentarlo con anterioridad, en tanto no se haya
efectivizado el cobro, podrá rectificar esa equivocación unilateralmente, sin dar intervención al
cuentacorrentista.
ARTÍCULO 1403. Resúmenes: Excepto que resulten plazos distintos de las
reglamentaciones, de la convención o de los usos:
a) el banco debe remitir al cuentacorrentista dentro de los ocho días de finalizado cada mes,
un extracto de los movimientos de cuenta y los saldos que resultan de cada crédito y débito;

204
b) el resumen se presume aceptado si el cuentacorrentista no lo observa dentro de los diez
días de su recepción o alega no haberlo recibido, pero deja transcurrir treinta días desde el
vencimiento del plazo en que el banco debe enviarlo, sin reclamarlo.
Las comunicaciones previstas en este artículo deben efectuarse en la forma que disponga la
reglamentación, que puede considerar la utilización de medios mecánicos, electrónicos, de
computación u otros.
El cuentacorrentista tiene derecho a cuestionar la información contenida en ese resumen de
operaciones, para lo que contará con un plazo de diez días, computado a partir del de la
recepción que, en razón de lo establecido en el art. 6°, debe ser excluido del cómputo.
Como se trata de un supuesto en el que existe obligación legal de expedirse dentro de un
plazo determinado, el silencio guardado por el cuentacorrentista conlleva su asentimiento
respecto de las determinaciones de las que da cuenta el resumen remitido (arts. 263, 1065,
inc. 2, y 1067 CC yC).
El titular de la cuenta puede alegar no haber recibido el extracto de los movimientos y los
saldos; planteo que puede ser eficaz si formula sus objeciones ante el banco dentro de los
treinta días siguientes a la fecha en la que el banco debía haberlo enviado. Es de interés del
cuentacorrentista que se le proporcione información adecuada sobre los movimientos y el
estado de la cuenta, y es por ello que no debe observar una actitud pasiva y, ante un período
anómalo de silencio de parte de la entidad bancaria, debe actuar con diligencia y procurar que
se le entregue la información necesaria para un adecuado control de los movimientos. Es por
ello que, si deja transcurrir ese lapso de treinta días desde la fecha en la que previsiblemente
el envío debía serle efectuado, corresponde considerar operada su conformidad con los
asientos y saldos establecidos por la entidad financiera. Claro está que, en caso de tratarse
de una cuenta de la cartera de contratos de consumo y de verificarse una duda consistente, la
cuestión debe resolverse a favor del consumidor (art. 1094 CC yC).

ARTÍCULO 1404. Cierre de cuenta: La cuenta corriente se cierra:


a) por decisión unilateral de cualquiera de las partes, previo aviso con una anticipación de
diez días, excepto pacto en contrario;
b) por quiebra, muerte o incapacidad del cuentacorrentista;
c) por revocación de la autorización para funcionar, quiebra o liquidación del banco;
d) por las demás causales que surjan de la reglamentación o de la convención.
El detalle de las causales que pueden motivar el cierre de la cuenta, incluidos los dispuestos
por decisión judicial u otros motivos legales, así como los requisitos que cada una de las
partes deben observar en esa ocasión, deben figurar en el contrato de apertura de la cuenta y
toda modificación de esas condiciones debe ser notificada en forma fehaciente al
cuentacorrentista.

ARTÍCULO 1405. Compensación de saldos: Cuando el banco cierre más de una cuenta de
un mismo titular, debe compensar sus saldos hasta su concurrencia, aunque sean
expresados en distintas monedas.
A fin de evitar que ante una situación que puede acarrear el cierre de diversas cuentas de un
mismo titular, como puede ser, por ejemplo, su quiebra o muerte, se puedan determinar
saldos deudores en una de ellas —con las consecuencias que de ello se pueden derivar para
el titular o su sucesión—, se prevé la compensación de saldos, de modo tal de cancelar total o
parcialmente las cuentas en las que el titular resulte deudor por medio de las sumas

205
existentes en las que aparezca como acreedor. Ello no obsta —claro está— a que, pese a la
aplicación de ese mecanismo, subsista un saldo deudor.
Se trata de un supuesto de compensación legal.

ARTÍCULO 1406. Ejecución de saldo: Producido el cierre de una cuenta, e informado el


cuentacorrentista, si el banco está autorizado a operar en la República puede emitir un título
con eficacia ejecutiva. El documento debe ser firmado por dos personas, apoderadas del
banco mediante escritura pública, en el que se debe indicar:
a) el día de cierre de la cuenta;
b) el saldo a dicha fecha;
c) el medio por el que ambas circunstancias fueron comunicadas al cuentacorrentista.
El banco es responsable por el perjuicio causado por la emisión o utilización indebida de
dicho título.
En este artículo se establecen los recaudos que el banco debe observar para que, en caso de
haberse determinado la existencia de un saldo deudor del titular de la cuenta corriente, al
cierre de esta, pueda llevar adelante su ejecución.
En primer término, surge de la norma que la entidad financiera debe informar al
cuentacorrentista (o los cuentacorrentistas, en caso de pluralidad de titulares) acerca de la
existencia de tal saldo deudor; quedando así habilitada la posibilidad de este de formular
impugnaciones con relación a los asientos y a su resultado (art. 1403 CC yC). Una vez
cumplido dicho procedimiento, de subsistir la determinación del saldo adeudado por quien fue
titular de la cuenta, si el banco está autorizado a operar en la República, puede emitir un título
con eficacia ejecutiva —certificación de saldo deudor de cuenta corriente bancaria—, el que
debe estar firmado por dos apoderados del banco con poder otorgado mediante escritura
pública. Ese documento debe indicar:
a) el día de cierre de la cuenta;
b) el saldo verificado a dicha fecha y
c) el medio por el que ambas circunstancias, cierre y determinación del saldo deudor, fueron
comunicadas al cuentacorrentista. El cumplimiento de tales requisitos hace a la habilidad del
título.
Dadas las implicancias que para la situación del deudor —o la de deudores solidarios (art.
1399 CC yC) — tiene un proceso como el ejecutivo, en el que las defensas se encuentran
limitadas y no pueden efectuarse planteos vinculados con la causa de la obligación, el Código
responsabiliza al banco por el perjuicio causado por la emisión o utilización indebida de ese
título ejecutivo.

ARTÍCULO 1407. Garantías: El saldo deudor de la cuenta corriente puede ser garantizado
con hipoteca, prenda, fianza o cualquier otra clase de garantía.

Otros contratos bancarios


El CC yC regula los contratos bancarios correspondientes a operaciones activas en los
parágrafos 3 y 4 de este capítulo; el primero dedicado al préstamo y el descuento bancario y
el segundo a la apertura de crédito.
ARTÍCULO 1408. Préstamo bancario: El préstamo bancario es el contrato por el cual el
banco se compromete a entregar una suma de dinero obligándose el prestatario a su

206
devolución y al pago de los intereses en la moneda de la misma especie, conforme con lo
pactado.
El contrato se perfecciona con el consentimiento de las partes, a través del mismo el banco se
obliga a entregar una suma de dinero. El contrato debe efectivizarse dentro del plazo
convenido o dentro del determinado por los usos y costumbres de plaza, y el cliente, por su
parte debe comprometerse a su devolución más los intereses convenidos, en el tiempo y en la
especie de moneda estipulados.
Es habitual que, con relación a sus líneas de crédito, los bancos hagan oferta dirigida a
personas indeterminadas, lo que constituye una invitación para que los interesados concreten
propuestas negociales, excepto que de los términos empleados por la entidad financiera o de
las circunstancias de su emisión resulte la intención de contratar del oferente, en cuyo caso,
se la entiende emitida por el tiempo y en las condiciones admitidas por los usos (art. 973 CC
yC).
Una vez comprometida la entrega del dinero por el banco, este solo puede negarse a cumplir
con esa prestación si la situación económica del cliente ha cambiado, haciendo incierta la
restitución (arts. 1032 y 1526 CC yC). De no verificarse tal situación, ante la negativa a
concretar la entrega, el cliente puede intimar el cumplimiento o la resolución, en ambos casos
con más daños y perjuicios.

ARTÍCULO 1409. Descuento bancario: El contrato de descuento bancario obliga al titular de


un crédito contra terceros a cederlo a un banco, y a éste a anticiparle el importe del crédito,
en la moneda de la misma especie, conforme con lo pactado.
El banco tiene derecho a la restitución de las sumas anticipadas, aunque el descuento tenga
lugar mediante endoso de letras de cambio, pagarés o cheques y haya ejercido contra el
tercero los derechos y acciones derivados del título.
Es común que las empresas reciban de sus clientes documentos con fecha de vencimiento
futura, por los que se instrumenta la financiación que otorgan a sus clientes. Ellos pueden ser
retenidos por el acreedor hasta la fecha establecida para el pago, o bien ser descontados
anticipadamente en un banco, con lo que el empresario obtiene liquidez por la transformación
del título en dinero. El cliente bancario que efectúa el descuento queda ligado a la suerte de la
operación y responde por el efectivo pago de los documentos descontados.
La secuencia lógica del contrato opera a partir de la cesión pro solvendo del crédito que da
fundamento al pago del anticipo.
Se trata de una operación de crédito con acumulación de, al menos, dos deudores —el
descontado y el tercero—, a los que se pueden agregar endosantes, si el título circuló, o
aceptantes de las letras.
Según se establece en el art. 1409, párr. 2, CC yC, el banco goza del derecho a la restitución
de las sumas que anticipó al cliente, aunque el descuento se efectúe por medio del endoso de
letras de cambio, pagarés o cheques, y haya ejercido contra el tercero los derechos y
acciones derivados del título. De tal modo, aunque el banco haya iniciado los procesos
ejecutivos derivados de los títulos, conserva el derecho a la percepción del anticipo, lo que
otorga una garantía adicional para la entidad financiera.
El cliente bancario (descontado) solo queda liberado cuando satisface el crédito o lo hace el
deudor cedido.

Apertura de crédito

207
ARTÍCULO 1410. Definición: En la apertura de crédito, el banco se obliga, a cambio de una
remuneración en la moneda de la misma especie de la obligación principal, conforme con lo
pactado, a mantener a disposición de otra persona un crédito de dinero, dentro del límite
acordado y por un tiempo fijo o indeterminado; si no se expresa la duración de la
disponibilidad, se considera de plazo indeterminado.
ARTÍCULO 1411. Disponibilidad: La utilización del crédito hasta el límite acordado extingue
la obligación del banco, excepto que se pacte que los reembolsos efectuados por el
acreditado sean disponibles durante la vigencia del contrato o hasta el preaviso de
vencimiento.
Se trata de un contrato en el que se otorga crédito al cliente, poniendo a su disponibilidad una
suma de dinero convenida para ser utilizada dentro de un plazo determinado o en un período
fluyente, de vencimiento indeterminado. La finalidad del contrato se centra en que el cliente
pueda contar con esa disponibilidad de dinero. La apertura de crédito es una operación de
ejecución continuada.
Como contrato es definitivo y goza de autonomía, sin perjuicio de su eventual conexión causal
con otros negocios o su empleo operativo en combinación con otros contratos, aún entre las
mismas partes. En la negociación que conduce a la formación del consentimiento de este
contrato se establecen la tasa de interés, las comisiones que deberá pagar el cliente —entre
las que se encuentra la comisión de apertura—, y las garantías que el banco exige como
cobertura de la operación
Las obligaciones de las partes pueden establecerse por un plazo determinado. En caso de no
fijarse uno, se considera que la duración de la disponibilidad es de plazo indeterminado (art.
1410, última parte, CC yC).
El cliente podrá emplear el crédito puesto a su disposición en uno o en varios actos. La suma
puesta a disposición del cliente se encuentra determinada, pero la que efectivamente
empleará es determinable.
La disponibilidad puede ser simple, en cuyo caso, con el empleo de los fondos, se agota la
disponibilidad para el cliente, cesando la obligación del banco, aun cuando no se hubiera aún
alcanzado el término del plazo estipulado. Pero las partes pueden pactar que, de efectuar el
cliente reembolsos durante el plazo de ejecución del contrato, la disponibilidad se restablezca
para su aprovechamiento hasta el vencimiento del plazo, de encontrarse este estipulado, o
hasta el preaviso de vencimiento cuando el lapso es indeterminado.

ARTÍCULO 1412. Carácter de la disponibilidad: La disponibilidad no puede ser invocada


por terceros, no es embargable, ni puede ser utilizada para compensar cualquier otra
obligación del acreditado.
No se la trata como un derecho de crédito del acreditado, incorporado a su patrimonio desde
la celebración del contrato, sino como un derecho a contar con la disponibilidad de la suma
acordada, que le será facilitada por el banco en tanto su utilización sea demandada por el
cliente. Existe, pero no puede ser tenida en consideración por los acreedores del cliente como
un elemento que puedan objetivizar en sus acciones de cobro. De igual modo, tampoco puede
ser tenida en consideración por ellos al evaluar la situación patrimonial y la solvencia del
acreditado, examen en el que deberán prescindir de la disponibilidad.

208
UNIDAD XIV. MUTUO, CUENTA CORRIENTE, FACTORAJE, UNDERWRITING, LEASING,
AHORRO PARA FINES DETERMINADOS, TARJETA DE CRÉDITO (Contratos bancarios y
de financiamiento)

CONTRATO DE MUTUO
ARTÍCULO 1525. Concepto: Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a
entregar al mutuario en propiedad, una determinada cantidad de cosas fungibles, y éste se
obliga a devolver igual cantidad de cosas de la misma calidad y especie.
El mutuo es una de las especies de préstamo, quizás la más tradicional. Ingresa en la amplia
clasificación de contratos de financiamiento en virtud de la función de crédito a la que obedece
su estructura, en tanto facilita la puesta a disposición de una cantidad de cosas en propiedad,
con aplazamiento de su devolución.
La nueva definición gana en precisión técnica a la empleada por el Código Velezano, en
cuanto alude a la transferencia en propiedad de las cosas, la facultad de consumirlas resulta
inherente a la calidad de dueño. Tampoco refiere ya a que la cosa debe ser consumible o
fungible; basta que reúna este último carácter, único relevante habida cuenta que la obligación
asumida por el mutuario no es otra que restituir igual cantidad, especie y calidad de cosas que
la recibida.
Elementos esenciales particulares
De conformidad con la conceptualización del artículo bajo análisis, los elementos esenciales
particulares del mutuo son:
a) obligación de entregar una determinada cantidad de cosas fungibles;
b) transferencia en propiedad de las cosas objeto del contrato. De esta manera, al transferirse
el dominio de dichas cosas, se posibilita su consumo o agotamiento, razón por la cual el
contrato solo puede recaer sobre cosas fungibles de propiedad del mutuante;
c) plazo para la restitución. Dicho plazo puede ser determinado o indeterminado, poniendo de
relieve la función creditoria del tipo contractual; y
d) obligación de restituir el tantumdem, es decir, igual cantidad de cosas de la misma especie
y calidad.
Caracteres
a) bilateral, ya que ambas partes se obligan recíprocamente, de conformidad con el art. 966
CCyC;
b) oneroso por regla, aunque puede pactarse como gratuito, como se verá en el comentario al
art. 1527.
c) conmutativo, de conformidad con el art. 968 CCyC, ya que las ventajas para todos los
contratantes son ciertas al momento de su celebración, aunque excepcionalmente puede ser
oneroso en alguno de los supuestos del art. 1531 CCyC;
d) no formal. El Código Civil y Comercial no prescribe solemnidad alguna para su validez;
e) consensual, ya que del mero acuerdo consentido por las partes, correspondiente a la
formación de un mutuo, nace el contrato. Se aparta así de la tradición romana seguida por el
Código Civil de Vélez Sarsfield en su art. 2240 CC;
f) nominado;
g) de ejecución diferida. La obligación del mutuario de restituir igual cantidad y calidad de
cosas difiere para un momento posterior a la celebración del contrato. Este espacio de tiempo
es inherente a la función económica del negocio, que consiste en colocar bienes a disposición

209
de quien no los posee en la actualidad para que pueda aprovecharse de ellos, careciendo de
sentido si debieran restituirse las cosas inmediatamente de recibidas;
h) de crédito o financiación;
i) que puede configurarse, tanto como paritario o discrecional, como de adhesión, en
conformidad con el art. 984 CCyC;
j) que puede configurarse como un contrato entre empresas como de consumo, en
conformidad con los arts. 1092 y 1093 CCyC y los arts. 1°, 2° y 3° de la Ley 24.240 de
Defensa del Consumidor.
Objeto
De la propia definición legal surge que del contrato de mutuo solo pueden recaer como objeto,
las cosas fungibles. Cabe recordar que el art. 232 CC yC dispone que son cosas fungibles
aquellas en que todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma especie, y
pueden sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad.

Obligaciones del mutuario:


1. Pago de los intereses
En virtud de la onerosidad del contrato, el régimen vigente impone al mutuario la obligación de
pagar intereses según el artículo 1527.
ARTÍCULO 1527. Onerosidad: El mutuo es oneroso, excepto pacto en contrario.
Si el mutuo es en dinero, el mutuario debe los intereses compensatorios, que se deben pagar
en la misma moneda prestada. Si el mutuo es de otro tipo de cosas fungibles, los intereses
son liquidados en dinero, tomando en consideración el precio de la cantidad de cosas
prestadas en el lugar en que debe efectuarse el pago de los accesorios, el día del comienzo
del período, excepto pacto en contrario.
Los intereses se deben por trimestre vencido, o con cada amortización total o parcial de lo
prestado que ocurra antes de un trimestre, excepto estipulación distinta.
Si se ha pactado la gratuidad del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario
voluntariamente son irrepetibles.
El recibo de intereses por un período, sin condición ni reserva, hace presumir el pago de los
anteriores.
La regla general en materia de mutuo es su onerosidad. Es decir, si se tratase de un mutuo
dinerario, ese capital entregado devengará intereses que el mutuario deberá pagar al
mutuante como contraprestación por la suma de dinero recibida. En el caso de mutuo de
cosas fungibles, el mutuo devengará intereses en relación al precio del capital recibido.
Excepcionalmente, el mutuo podrá ser pactado como gratuito, en cuyo caso el mutuario solo
deberá entregar al mutuante igual especie y cantidad de las cosas recibidas.
Los intereses son aumentos que las deudas pecuniarias devengan en forma paulatina durante
un tiempo dado como precio por el uso de la cosa o suma de dinero por el mutuario.
La medida del interés lo da la tasa. Es un porcentaje de unidades por cada cien unidades de
capital, expresado por un tiempo determinado.
La modalidad de determinación puede ser fija o variable, la forma de pago puede ser por
adelantado, vencida, periódica o no; y el sistema de amortización francés, alemán o
americano; y la tasa activa o pasiva.
Las partes pueden pactar libremente la periodicidad en que devengarán los intereses. Si nada
han pactado, los intereses se deben por trimestre vencido, o con cada amortización total o
parcial de lo prestado que ocurra antes de un trimestre.

210
Por último, el artículo bajo análisis dispone que la extensión del recibo de pago de intereses
por un período por parte del mutuante o prestamista, sin condición o reserva, hace presumir el
pago de los intereses anteriores. Dicha presunción tiene el carácter de presunción iure et de
iure.
2. Restituir igual cantidad de cosas, de la misma especie y calidad
La obligación de restituir que grava al mutuario surge de la definición legal que proporciona el
art. 1525. En doctrina, se dice que la restitución es del tantundem, es decir, igual cantidad de
cosas de la misma especie y calidad, pues no se devuelven las mismas cosas recibidas sino
su equivalente.
ARTÍCULO 1528. Plazo y lugar de restitución: Si nada se ha estipulado acerca del plazo y
lugar para la restitución de lo prestado, el mutuario debe restituirlo dentro de los diez días de
requerirlo el mutuante, excepto lo que surja de los usos, y en el lugar establecido en el
artículo 874.
Las partes, al fijar las condiciones del contrato, determinarán el plazo de restitución del capital.
De conformidad con la modalidad que revista el mutuo, este podrá restituirse en un único
pago o en diferentes pagos parciales, de manera conjunta o no con los intereses, si hubiesen
sido pactados.
De conformidad con el art. 351 CC yC, el plazo se presume, salvo estipulación en contrario,
establecido en beneficio del obligado a cumplir, esto es, el mutuario. Por consiguiente, queda
expedita la posibilidad de restituir antes del vencimiento del término pactado.
Para el supuesto en que no se hubiese estipulado cláusula relativa al plazo de restitución del
capital recibido, el mutuario debe restituirlo dentro de los diez días de requerirlo el mutuante.
Esta previsión tendrá excepción en los usos que pactase un plazo diferente.
También las partes, en virtud del principio de autonomía de la voluntad, podrán pactar el lugar
de restitución del capital prestado.
Ante la ausencia de previsiones al respecto, la norma sub examine hace una remisión expresa
al lugar establecido en el art. 874 CC yC. Cabe recordar que el referido artículo establece que,
si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de
la obligación y que, si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el
domicilio actual o en el anterior; igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago
sea el domicilio del acreedor.
La norma también establece que esta regla no se aplica a las obligaciones de dar cosa cierta.
En este caso, el lugar de pago es donde la cosa habitualmente se encuentra. Esta previsión
podría resultar aplicable para el mutuo de ciertas cosas fungibles.
ARTÍCULO 1529. Incumplimiento del mutuario: La falta de pago de los intereses o de
cualquier amortización de capital da derecho al mutuante a resolver el contrato y a exigir la
devolución de la totalidad de lo prestado, más sus intereses hasta la efectiva restitución.
Si el mutuo es gratuito, después del incumplimiento, se deben intereses moratorios. Si el
mutuo es oneroso a falta de convención sobre intereses moratorios, rige lo dispuesto para las
obligaciones de dar sumas de dinero.
Si el mutuario cumple debidamente con sus obligaciones contractuales, el contrato de mutuo
llegará a su fin a través de la llamada “extinción normal”. Ahora bien, cuando en el transcurso
del contrato se produzca un incumplimiento del mutuario, devendrá la posibilidad de la
extinción a partir de la resolución.
El artículo bajo análisis regula la materia del incumplimiento de dos obligaciones principales
del mutuario: el pago de los intereses o de cualquier amortización de capital.

211
Se trata de un supuesto particular de la cláusula resolutoria implícita, regulada en el
art. 1087 CC yC y concs.
Ante estos supuestos, el mutuante podrá exigir la devolución de la totalidad del capital
prestado. Caducan, por tanto, todos los plazos y periodicidades que se hubiesen pactado
en el contrato. Se producirá, entonces, la resolución del contrato.
Asimismo, el mutuante tendrá derecho a reclamar también los intereses correspondientes,
compensatorios y/o punitorios, hasta la efectiva restitución, de conformidad con las
previsiones del contrato.

Obligaciones del mutuante:


1. Entregar la cantidad de cosas fungibles de la calidad y especie convenida, en el plazo
pactado o cuando el mutuario lo requiera.
ARTÍCULO 1526. Obligación del mutuante: El mutuante puede no entregar la cantidad
prometida si, con posterioridad al contrato, un cambio en la situación del mutuario hace
incierta la restitución.
Excepto este supuesto, si el mutuante no entrega la cantidad prometida en el plazo pactado o,
en su defecto, ante el simple requerimiento, el mutuario puede exigir el cumplimiento o la
resolución del contrato.
La solución legal constituye una aplicación concreta de la suspensión preventiva del contrato
prevista en el art. 1032. Por tal motivo, el cambio en la situación del mutuario a la que se
refiere aquella disposición, y que habilitaría al mutuante a resistir la entrega, debe
interpretarse sistemáticamente en armonía con las reglas aplicables a la tutela preventiva.
Esto significará que ese cambio en la situación del mutuario afecte gravemente su “aptitud
para cumplir” o su “solvencia”, poniendo en riesgo la restitución, de modo que no se limita solo
a cambios en su situación financiera. Por aplicación de los mismos principios, si el mutuario
otorga garantías que aseguren la restitución, la suspensión deberá cesar.
Salvo suspensión justificada, el incumplimiento de la obligación de entregar la cantidad de
cosas prometidas, en el plazo pactado o ante el requerimiento del mutuario, faculta a este a
exigir la ejecución forzada, o bien, a resolver el contrato.
2. Obligación de saneamiento
En razón de que el contrato de mutuo transmite la propiedad de las cosas al mutuario pesa
sobre el mutuante la obligación de saneamiento, de conformidad con las reglas generales que
la rigen, en tanto comprende a las garantías por evicción y vicios ocultos.
ARTÍCULO 1530. Mala calidad o vicio de la cosa: Si la cantidad prestada no es dinero, el
mutuante responde por los daños causados por la mala calidad o el vicio de la cosa prestada;
si el mutuo es gratuito, responde sólo si conoce la mala calidad o el vicio y no advierte al
mutuario.
La disposición debe interpretarse en el sentido que, tratándose de un mutuo oneroso relativo a
cosas que no son dinero la acción de reparación de daños procede siempre, es decir, que no
estaría alcanzada por las excepciones del art. 1040, de modo que le da un tratamiento más
agravado. Sin perjuicio de ello, podrá el mutuario ejercer las otras acciones que se autorizan
en caso de vicios ocultos (art. 1039).
En el supuesto que el mutuo sea gratuito, únicamente podrá ser responsabilizado por los
daños causados por el vicio de la cosa prestada si tuvo conocimiento del vicio o mala calidad
y no la informó al mutuario.

212
ARTÍCULO 1531. Aplicación de las reglas de este Capítulo: Las reglas de este Capítulo se
aplican aunque el contrato de mutuo tenga cláusulas que establezcan que:
a) la tasa de interés consiste en una parte o un porcentaje de las utilidades de un negocio o
actividad, o se calcula a una tasa variable de acuerdo con ellos;
b) el mutuante tiene derecho a percibir intereses o a recuperar su capital sólo de las utilidades
o ingresos resultantes de un negocio o actividad, sin derecho a cobrarse de otros bienes del
mutuario;
c) el mutuario debe dar a los fondos un destino determinado.
Flexibilidad del tipo legal del contrato de mutuo
Esta disposición tiene la finalidad de otorgar plasticidad al tipo legal, a fin de atrapar en la
figura distintas situaciones que suelen presentarse en la práctica de los negocios. El artículo
deja en claro que, en el régimen vigente, las modalidades que asuma la retribución no
desnaturalizan el mutuo, por lo tanto, no empece a la subsunción en este tipo legal.
Una de las posibilidades que prevé el artículo sub examine es que la contraprestación por el
préstamo de dinero consista en una parte o un porcentaje de las utilidades de un negocio o
actividad, o se calcula a una tasa variable de acuerdo con ellos. Aquí, como anticipamos
anteriormente, se somete la onerosidad del negocio a un alea, esto es, las eventuales
ganancias de un negocio o actividad y el quantum de esas ganancias.
Esta modalidad permite al sujeto que aporta el capital, a no estar vinculado directamente con
el negocio o actividad emprendido, desarrollado, ampliado o reestructurado, pero atando su
rentabilidad a la productividad del negocio al cual se van a aplicar las sumas de dinero
entregadas.
En estos casos, en virtud del principio de buena fe y los correspondientes mandatos de
transparencia y cooperación, propios de un negocio en colaboración, necesariamente se
deberá prever la posibilidad del mutuante de poder acceder a la información y rendiciones de
cuentas correspondientes del negocio o actividad en cuestión.
En el contrato de mutuo también puede pactarse que el mutuante limite su derecho a percibir
intereses o a recuperar su capital solo de las utilidades o ingresos resultantes de un negocio o
actividad, sin derecho a cobrarse otros bienes del mutuario. Se trata de otro supuesto de
negocio en colaboración, y en el que el mutuo se perfila también como un contrato aleatorio.
En el contrato de mutuo se puede establecer que el mutuario debe dar a los fondos un destino
determinado. El destino de los fondos puede ser en beneficio del mutuario, del mutuante, de
un tercero, o de beneficio múltiple.
Se trata de un supuesto particular de cargo o modo, toda vez que el destinar los fondos a una
finalidad determinada implique una obligación accesoria que se impone al adquirente de un
derecho, en este caso, el mutuario. El destino debe estar debidamente individualizado. A él no
podrán destinarse los fondos de manera expresa e indubitable, constituyéndose como una
obligación que el mutuario debe cumplir. Caso contrario, se lo tomará como un mero deber
moral, o un consejo, ruegos u otro tipo de exhortaciones, que no producen consecuencias
jurídicas.

ARTÍCULO 1532. Normas supletorias: Se aplican al mutuo las disposiciones relativas a las
obligaciones de dar sumas de dinero o de género, según sea el caso.

Contrato de CUENTA CORRIENTE

213
ARTÍCULO 1430. Definición: Cuenta corriente es el contrato por el cual dos partes se
comprometen a inscribir en una cuenta las remesas recíprocas que se efectúen y se obligan a
no exigir ni disponer de los créditos resultantes de ellas hasta el final de un período, a cuyo
vencimiento se compensan, haciéndose exigible y disponible el saldo que resulte.
La cuenta corriente es un contrato en virtud del cual las partes (denominadas
“corresponsales”, “correntistas” o “cuentacorrentistas”) convienen que los créditos y deudas
que arrojen las operaciones que efectúen en determinado lapso pierdan su individualidad y se
fundan en dos masas contrapuestas para liquidarse en la fecha convenida, compensándose
hasta la concurrencia de la menor, a fin de obtener, si resultan desiguales, un saldo, deudor
para una y acreedor para la otra. Importa, pues, una concesión recíproca de crédito.
Las partes intervinientes en la cuenta corriente se llaman corresponsales, correntistas o
cuentacorrentistas: por un lado, está quien envía las mercaderías o valores y, por el otro, está
quien las recibe. Las transferencias o partidas de dinero u otros valores se llaman
“remesas”, término contable que alude a la anotación/asiento del crédito resultante de la
operación, siempre que sea susceptible de ingresar en la cuenta corriente, conforme las
pautas del art. 1431 CC yC.
No se trata de un mero sistema de contabilidad, dado que esa operatoria es característica
también de otras cuentas, como la simple o de gestión, la apertura de crédito en cuenta
corriente y el depósito en cuenta corriente. Es un contrato en donde dos sujetos —vinculados,
generalmente, por un tráfico continuado o asiduo— se ponen de acuerdo para compensar sus
créditos, que son el producto del conjunto de operaciones recíprocas, y al final, determinar el
saldo para saber cuál de ellos resulta deudor y cuál acreedor.
De ello resulta que no se agota en una sola actividad, como en la mayoría de los contratos,
sino que requiere el acuerdo contractual previo, en el que debe existir el ánimo
compensatorio, más un conjunto de operaciones que determinarán un saldo y su cancelación.
El acuerdo contractual puede ser expreso o tácito, pero necesariamente debe incluir
operaciones recíprocas entre los cuentacorrentistas, vale decir, la realización de diversas
remesas debitadas regularmente al receptor, quien las acredita al primero y viceversa.
Función económica del contrato
La cuenta corriente puede resultar una herramienta idónea para los empresarios y
contratantes en general, dado que en virtud del principio de indivisibilidad que la caracteriza,
el crédito otorgado a través de esta forma de contratación permite obtener costos
sensiblemente más bajos que los que se deberían afrontar si se recurre a los bancos o a
compañías financieras.
La doctrina ha señalado como ventajas, las siguientes:
a) permite la multiplicación de los capitales al facilitar el uso de los pertenecientes a la otra
parte, dado que la obligación de abonar las deudas provenientes de las mutuas operaciones
realizadas se efectúa al final de un período determinado;
b) produce el aumento de la productividad de los capitales, dado que las partidas devengan
intereses;
c) simplifica la actividad de ambas partes, dado que evita tanto el envío constante de facturas
y documentos como los movimientos de dinero, reduciendo riesgos y gastos.
Clasificación del contrato
Al contrato de cuenta corriente se lo puede clasificar como:
a) Consensual (art. 957 CCyC): se perfecciona con el simple consentimiento de las partes.

214
Vale recordar que el CCyC eliminó la categoría de contratos reales, con la cual se
caracterizaba a esta figura.
b) Conmutativo (art. 968 CCyC): cada contratante busca y obtiene una ventaja a cambio de
una prestación equivalente. El hecho de no saber quién resultará acreedor al cerrarse la
cuenta no envuelve un alea. No hay ganancias que dependan de un acontecimiento incierto,
sino que, de las remesas que voluntariamente se hayan hecho, resultará quién es deudor.
Empero, en este tipo de contratos de larga duración, debe interpretarse la conmutatividad
mediante un concepto relacional y dinámico que permita revisar si se mantiene la reciprocidad
en las prestaciones.
c) Bilateral o sinalagmático (art. 966 CCyC), pues impone obligaciones recíprocas a las dos
partes.
d) Oneroso (art. 967 CCyC), ya que tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes
gravándose uno en beneficio de otro. Además, prevé la compensación de los valores
incorporados a la cuenta al final del período y la producción de intereses, tal como lo
establece el art. 1433 CCyC.
e) De ejecución sucesiva o continuada: es un contrato de duración, que se desarrolla
mediante una serie de asientos que tienen lugar en forma sucesiva durante un determinado
lapso.
f) Normativo: establece, entre los cuentacorrentistas, un mecanismo general o modo de
regular sus operaciones futuras y eventuales, debiendo integrarse, en caso de silencio,
conforme el art. 964 CCyC.
g) Nominado, dado que se encuentra regulado —conforme la clasificación que resulta del art.
970 CCyC—.
h) No formal (art. 969 CCyC), ya que está sometido a ninguna formalidad. Los asientos en los
libros sirven para comprobar la existencia de las remesas, pero no para la demostración del
contrato —que puede acreditarse por cualquier medio de prueba (art. 1019 CCyC) —.
i) “Intuitu personae”, pues tiene por fundamento la mutua confianza que las partes se
dispensan para concertar el contrato (art. 1024 CCyC). Por ello, el art. 1441 CCyC establece
como causa de extinción de aquel, la muerte o incapacidad de cualquiera de los contratantes.
j) De larga duración (art. 1011 CCyC), ya que, tratándose de un contrato que puede ser de
plazo indeterminado (art. 1432, inc. b, CCyC), resulta esencial el deber de actuación
cooperativa, respetando la reciprocidad de las obligaciones asumidas en el contrato (art. 961
CCyC). También será relevante el plazo de preaviso en el cual se ejerza la facultad de
rescisión unilateral por parte de los contratantes (arts. 10 y 988 CCyC).

ARTÍCULO 1431. Contenido: Todos los créditos entre las partes resultantes de títulos
valores o de relaciones contractuales posteriores al contrato se comprenden en la cuenta
corriente, excepto estipulación en contrario. No pueden incorporarse a una cuenta corriente
los créditos no compensables ni los ilíquidos o litigiosos.
La cuenta corriente está integrada, salvo pacto en contrario, por todos los créditos resultantes
de títulos valores y relaciones contractuales posteriores al contrato, en tanto se trate de
créditos compensables —vale decir, que no sean ilíquidos ni litigiosos—. A estos créditos se
los denomina “remesas”, las cuales pierden su individualidad al ingresar a la cuenta y, por
ende, resultan inexigibles hasta el final del período, momento en el cual se determinará,
mediante compensación, el saldo resultante y cuál de las partes resulta deudora y cuál,
acreedora.

215
Concepto de remesa
El estudio del contenido del contrato de cuenta corriente conlleva a la definición del concepto
de “remesa”. Se denomina así a toda operación o negocio jurídico entre los cuentacorrentistas
que determina el nacimiento de un crédito para uno de ellos contra el otro. El concepto no se
circunscribe a la entrega material de la cosa, sino que se refiere a cualquier operación de la
que derive una situación de crédito para alguno de los cuentacorrentistas. No es el asiento en
la cuenta corriente lo que hace nacer el crédito, sino el efecto de esa negociación anterior. Las
remesas son facultativas, dado que se efectúan por las partes a su arbitrio, no pudiendo un
contratante obligar al otro a que las haga. Vale decir, no hay obligación de realizar
operaciones sino de asentar en la cuenta los créditos derivados de ellas. Por ello, si bien la
remesa implica la ejecución del contrato celebrado, no constituye un requisito indispensable
para su perfeccionamiento.
El efecto fundamental de la cuenta corriente es la inexigibilidad de los créditos recíprocos
hasta la conclusión del período, momento a partir del cual se sabrá quién es deudor o
acreedor, autorizando la ley, a partir de tal oportunidad, a la ejecución del saldo. Por ello, el
cuentacorrentista, al realizar la remesa, pierde el derecho a exigir su contravalor mientras el
contrato de cuenta corriente se encuentre vigente —vale decir, renuncia a hacer valer el
crédito nacido a su favor—. Las remesas sucesivas incluidas en la cuenta quedan sujetas a la
compensación al final del período y, en ese lapso, dejan de ser exigibles y disponibles
aisladamente. Esa unidad e indivisibilidad deriva de la concesión del crédito recíproco.
Cada crédito asentado en la cuenta corriente se mantiene con todos sus atributos
individuales, solo afectado por un estado de inexigibilidad inmediata, y solo podrá demandarse
el saldo que resulte al final del período, una vez compensados aquellos.

ARTÍCULO 1432. Plazos: Excepto convención o uso en contrario, se entiende que:


a) los períodos son trimestrales, computándose el primero desde la fecha de celebración del
contrato;
b) el contrato no tiene plazo determinado. En este caso cualquiera de las partes puede
rescindirlo otorgando un preaviso no menor a diez días a la otra por medio fehaciente, a cuyo
vencimiento se produce el cierre, la compensación y el saldo de la cuenta; pero éste no puede
exigirse antes de la fecha en que debe finalizar el período que se encuentra en curso al
emitirse el preaviso;
c) si el contrato tiene plazo determinado, se renueva por tácita reconducción. Cualquiera de
las partes puede avisar con anticipación de diez días al vencimiento, su decisión de no
continuarlo o el ejercicio del derecho que se indica en el inciso b), parte final, de este artículo,
después del vencimiento del plazo original del contrato;
d) si el contrato continúa o se renueva después de un cierre, el saldo de la remesa anterior es
considerado la primera remesa del nuevo período, excepto que lo contrario resulte de una
expresa manifestación de la parte que lleva la cuenta contenida en la comunicación del
resumen y saldo del período, o de la otra, dentro del plazo del artículo 1438, primer párrafo.
Este artículo regula los plazos del contrato de cuenta corriente, estableciendo —salvo pacto o
uso en contrario— el momento en que se realiza la compensación y se determina el saldo,
según tenga o no plazo determinado. Además, tal como sucede en los contratos de larga
duración (art. 1011 CC yC), establece la forma de rescindir el contrato mediante un preaviso
de diez días, como así también la posibilidad de renovarlo en los mismos términos (tácita
reconducción) y de trasladar el saldo resultante como primer remesa al período siguiente.

216
El inc. a establece que los períodos de cierre parciales son trimestrales y que se computará el
primero desde la fecha de celebración del contrato. No se debe confundir la extinción del
contrato de cuenta corriente con los cierres parciales que se efectúan periódicamente,
previstos en este inciso. Su finalidad es simplificar las operaciones y precisar el estado de la
cuenta en un momento dado. El saldo obtenido en ese lapso pasará como primera partida del
nuevo período, salvo manifestación en contrario (inc. d).
El inc. b dispone que, si el contrato es de plazo tácito —no tiene pactado plazo—, cualquiera
de los cuentacorrentistas, por decisión unilateral, puede rescindir el contrato otorgando un
preaviso no menor a diez días por medio fehaciente, efectuado antes de la fecha de cierre del
período que se encuentre en curso (art. 1078 CC yC). En tal caso, a los diez días, se
producirá el cierre de la cuenta, la compensación y la determinación del saldo.
En el inc. c se prevé el supuesto de tácita reconducción del contrato con plazo determinado, y
la posibilidad de cualquiera de los cuentacorrentistas de rescindirlo —con un preaviso de diez
días antes de su vencimiento o, de no continuarlo, en la forma establecida en la parte final del
inc. b—.
Por último, el inc. d establece que, si el contrato continúa o se renueva después del cierre, el
saldo de la remesa anterior se incorpora como primera remesa del nuevo período, salvo que
el que reciba el resumen de cuenta ejerza dentro del plazo de diez días la facultad prevista en
el art. 1438, párr. 1, CC yC; o que, en el mismo lapso, el que lo envíe manifieste su voluntad
de no continuar o no renovar el contrato.

ARTÍCULO 1433. Intereses, comisiones y gastos: Excepto pacto en contrario, se entiende


que:
a) las remesas devengan intereses a la tasa pactada o, en su defecto, a la tasa de uso y a
falta de ésta a la tasa legal;
b) el saldo se considera capital productivo de intereses, aplicándose la tasa según el inciso a);
c) las partes pueden convenir la capitalización de intereses en plazos inferiores al de un
período;
d) se incluyen en la cuenta, como remesas, las comisiones y gastos vinculados a las
operaciones inscriptas.
La generación de intereses es una de las características de este contrato y, dado el carácter
oneroso de las partidas que integran la cuenta, no se admite que los capitales queden
improductivos.
Según el tipo de acuerdo celebrado entre las partes, puede darse una triple producción de
intereses: la primera, a partir del asiento de la remesa; la segunda, con cada balance parcial;
y la tercera, a partir de la determinación del saldo definitivo.
En principio, entonces, el inc. a determina que la tasa de interés queda librada a las partes,
las que pueden establecer distintos porcentuales en función de la naturaleza de las
operaciones, o convenir que solo corran después de determinado lapso de incluida la partida
en la cuenta, o durante determinado plazo. También pueden pactar diversa medida de los
intereses para cada uno de los cuentacorrentistas o que ciertas remesas no devenguen
intereses. En el inc. a, el artículo establece que, en su defecto, la tasa será la usual y, a falta
de esta, la legal.
En cuanto al punto de partida del cómputo, nada dice el articulado, pero la doctrina ha
entendido que los intereses corren automáticamente, desde que los créditos quedan incluidos

217
en la cuenta corriente —vale decir, desde que sean exigibles si no mediara esta—, y sin
perjuicio de su eventual anotación material en la cuenta, en caso de existir.
El inc. b establece que el saldo se considera capital productivo de intereses, calculados a la
tasa conforme el inc. a, tal como lo disponía el anterior art. 785 CCom. Hay que distinguir
entre los intereses del saldo, aquí contemplados, de los intereses que produzcan los valores
incorporados como remesas a la cuenta corriente —previstos en el inc. a—, pues los primeros
no integran el saldo de la cuenta, toda vez que es este quien los produce, considerado como
capital. En el segundo caso, por el contrario, los intereses integran el saldo, formando parte
del mismo como capital.
El inc. c permite a las partes convenir la capitalización de intereses en plazos inferiores al de
un período, a diferencia de lo que disponía el art. 788 CCom., que solo lo autorizaba por
períodos no menores a tres meses.
Por último, el inc. d determina que se encuentran incluidos en la cuenta, como remesas, las
comisiones y gastos vinculados a las operaciones registradas, tal como lo establecía el art.
788 CCom. Se trata de las comisiones y gastos de las operaciones celebradas entre los
cuentacorrentistas, de las cuales emanan los créditos que alimentan la cuenta corriente.
Dichos ítems integran el concepto de remesa como sinónimo de cualquier crédito que se
incorpore a la cuenta corriente.
Las comisiones, dice el artículo, se deben vincular a las operaciones inscriptas, por lo que no
pueden cobrarse por el simple hecho de que un crédito haya sido incluido en la cuenta
corriente. La doctrina ha señalado que no resultaría procedente cobrar una comisión en una
compraventa —ya que, por la inclusión de ese crédito, el cuentacorrentista percibirá intereses
—, ni tampoco cuando el saldo definitivo pasa a una nueva cuenta; pero sí en el caso de
operaciones que, por su propia naturaleza, devengan ese tipo de gasto (v. gr., consignaciones
y casos en lo que el cuentacorrentista actúa como comisionista).
Atento su inclusión en calidad de remesas, las comisiones y gastos devengan, a su vez,
intereses, en la misma forma que las demás partidas incorporadas a la cuenta.

ARTÍCULO 1434. Garantías de créditos incorporados: Las garantías reales o personales


de cada crédito incorporado se trasladan al saldo de cuenta, en tanto el garante haya
prestado su previa aceptación.

ARTÍCULO 1435. Cláusula “salvo encaje”: Excepto convención en contrario, la inclusión de


un crédito contra un tercero en la cuenta corriente, se entiende efectuada con la cláusula
“salvo encaje”.
Si el crédito no es satisfecho a su vencimiento, o antes al hacerse exigible contra cualquier
obligado, el que recibe la remesa puede, a su elección, ejercer por sí la acción para el cobro o
eliminar la partida de la cuenta, con reintegro de los derechos e instrumentos a la otra parte.
Puede eliminarse la partida de la cuenta aun después de haber ejercido las acciones contra el
deudor, en la medida en que el crédito y sus accesorios permanecen impagos.
La eliminación de la partida de la cuenta o su contra asiento no puede efectuarse si el
cuentacorrentista receptor ha perjudicado el crédito o el título valor remitido.
La cláusula “salvo encaje” —llamada también “salvo ingreso en caja” o “salvo buen cobro”—
es una cláusula imperativa cuando las remesas consisten en valores o papeles de comercio,
en especial títulos de crédito, que opera siempre, salvo convención en contrario.

218
El artículo no distingue qué tipo de créditos contra terceros abarca, por lo que resultan
incluidos no solo los papeles de crédito, sino también mercaderías u otros negocios.
La cláusula significa que si el crédito no puede ser cobrado a su vencimiento, quien lo recibió
podrá asentar el contra-asiento correspondiente, restando de la cuenta el valor que no ha
ingresado con los gastos de protesto y demás erogaciones que debió realizar en cumplimiento
del encargo encomendado. Además, debe restituir el título al remitente. Constituye una
excepción al principio de la irrevocabilidad de los asientos en cuenta corriente. La remesa no
es, en este caso, firme y definitiva, sino revocable; es un derecho creditorio sujeto al efectivo
cobro.
El artículo prevé la posibilidad de que el receptor tome para sí los riesgos del cobro,
accionando en caso negativo contra el remitente y demás obligados al pago, tratando de
hacerlo efectivo judicial o extrajudicialmente, por cualquiera de las vías que la ley otorga.
Esta opción no hace perder al receptor el derecho de eliminar la partida de la cuenta
efectuando el contra-asiento, si no puede obtener el pago y siempre que no se hayan
perjudicado los derechos cambiarios del remitente.

ARTÍCULO 1436. Embargo: El embargo del saldo eventual de la cuenta por un acreedor de
uno de los cuentacorrentistas, impide al otro aplicar nuevas remesas que perjudiquen el
derecho del embargante, desde que ha sido notificado de la medida. No se consideran
nuevas remesas las que resulten de derechos ya existentes al momento del embargo, aun
cuando no se hayan anotado efectivamente en las cuentas de las partes.
El cuentacorrentista notificado debe hacer saber al otro el embargo por medio fehaciente y
queda facultado para rescindir el contrato
La indivisibilidad es una característica inherente a la cuenta corriente y, si no surge esa
modalidad contable, no resulta tipificado el contrato. Ahora bien, existen excepciones a este
principio; una de ellas, vinculada a la traba de las medidas cautelares por parte de terceros.
Una vez trabado el embargo sobre el crédito que uno de los cuentacorrentistas pueda tener a
su favor en la cuenta, ese crédito no puede ser disminuido ni afectado por las operaciones
que las partes efectúen con posterioridad a la anotación de la medida cautelar
En el régimen actual se brinda más garantías al embargante, dado que —si bien no se le
permite trabar el embargo sobre las partidas consideradas aisladamente—, se autoriza a
afectar el saldo que arroje el balance de la cuenta en el momento de su notificación a la
contraparte, el cual constituirá un crédito exigible para el cuentacorrentista a cuyo favor
resulta, y un bien de existencia real y efectiva para aquel.
Por ello, cuando el acreedor de uno de los cuentacorrentistas obtiene el embargo de las
sumas que corresponden a su deudor como saldo de la cuenta corriente, las partidas
deudoras pertenecientes a nuevas operaciones, a partir de la notificación del embargo al otro
cuentacorrentista, no pueden (con relación a aquel) ser incluidas en la cuenta.
Este último tendrá derecho a dar por terminado el contrato una vez que notifique a la
contraparte, por medio fehaciente, acerca del embargo trabado. Empero, si bien no se pueden
incorporar las operaciones iniciadas después de la notificación de la medida, que importen
disminuir el saldo de la cuenta en contra del embargante, la norma establece que no se
consideran operaciones nuevas las que resulten de los derechos del otro cuentacorrentista ya
existentes en el momento del embargo, aun cuando todavía no se hubieran hecho las
anotaciones respectivas en la cuenta.

219
ARTÍCULO 1437. Ineficacia: La inclusión de un crédito en una cuenta corriente no impide el
ejercicio de las acciones o de las excepciones que tiendan a la ineficacia del acto del que
deriva. Declarada la ineficacia, el crédito debe eliminarse de la cuenta.
Tal como se expresó al analizar el art. 1431 CC yC, el crédito incorporado a la cuenta
corriente se desvincula de la operación que le dio origen para quedar afectado al régimen de
aquella en forma irrevocable, y este principio tiene su excepción en el supuesto del art. 1435
CC yC y cuando se está ante un crédito nulo, previsto en la norma en estudio.
La norma permite, como excepción a los principios que rigen el contrato de cuenta corriente
(indivisibilidad, irrevocabilidad, etc.), y junto con la disponibilidad y exigibilidad del saldo por la
vía ejecutiva (art. 1440 CC yC), mantener la autonomía de ciertos créditos ingresados a la
cuenta, mediante la posibilidad de invocar a través de una pretensión o defensa la ineficacia
del negocio causal que les dio origen —supuesto en el cual, una vez declarada la nulidad, la
partida debe ser eliminada de la cuenta—.

ARTÍCULO 1438. Resúmenes de cuenta. Aprobación: Los resúmenes de cuenta que una
parte reciba de la otra se presumen aceptados si no los observa dentro del plazo de diez días
de la recepción o del que resulte de la convención o de los usos.
Las observaciones se resuelven por el procedimiento más breve que prevea la ley local.
En la cuenta corriente suelen elaborarse resúmenes de cuenta en los cuales se asientan los
créditos y deudas incorporados a ella, y el saldo resultante de la compensación al cierre de un
período dado. La norma establece el método de aprobación de los resúmenes y la posibilidad
de cuestionar las partidas y cálculos efectuados por el procedimiento más breve que prevea la
ley local.

ARTÍCULO 1439. Garantías: El saldo de la cuenta corriente puede ser garantizado con
hipoteca, prenda, fianza o cualquier otra garantía.

ARTÍCULO 1440. Cobro ejecutivo del saldo: El cobro del saldo de la cuenta corriente
puede demandarse por vía ejecutiva, la que queda expedita en cualquiera de los siguientes
casos:
a) si el resumen de cuenta en el que consta el saldo está suscripto con firma del deudor
certificada por escribano o judicialmente reconocida. El reconocimiento se debe ajustar a las
normas procesales locales y puede ser obtenido en forma ficta;
b) si el resumen está acompañado de un saldo certificado por contador público y notificado
mediante acto notarial en el domicilio contractual, fijándose la sede del registro del escribano
para la recepción de observaciones en el plazo del artículo 1438. En este caso, el título
ejecutivo queda configurado por el certificado notarial que acompaña el acta de notificación, la
certificación de contador y la constancia del escribano de no haberse recibido observaciones
en tiempo.
El saldo resultante de la compensación de las remesas en un determinado período (arts.
1432, inc. a, y 1438 CC yC), en tanto no se hubiere convenido remitir las sumas a un nuevo
período (art. 1432, inc. d, CC yC), como así también la conclusión del contrato en los términos
del art. 1432, incs. b y c, CC yC, permite al acreedor reclamar el pago del saldo mediante el
proceso ejecutivo, de conformidad con las normas procesales que rigen la preparación de la
vía ejecutiva y las reglas especiales establecidas en este artículo.

220
El inc. a prevé el supuesto de que el resumen de cuenta esté suscripto por el deudor. En tal
caso, se requerirá su firma certificada o que esta se encuentre reconocida (art. 314 CC yC)
mediante el trámite previsto en las leyes procesales locales.
El inc. b, en cambio, supone una previa intimación notarial al deudor para que, dentro del
plazo establecido en el art. 1438 CC yC, se expida respecto del resumen de cuenta, fijando
como lugar para realizar las observaciones la sede del registro del escribano. El título
ejecutivo se integrará, entonces, con la notificación por acta notarial, la certificación del
contador y la constancia del escribano, de no haber recibido las observaciones en tiempo
hábil.
La norma no impide reclamar, por la vía ejecutiva, otros casos, fuera de los indicados en los
dos incisos, sino que solamente establece los requisitos para tener por preparada la vía
ejecutiva en esos dos supuestos.

ARTÍCULO 1441. Extinción del contrato: Son medios especiales de extinción del contrato
de cuenta corriente:
a) la quiebra, la muerte o la incapacidad de cualquiera de las partes;
b) el vencimiento del plazo o la rescisión, según lo dispuesto en el artículo 1432;
c) en el caso previsto en el artículo 1436;
d) de pleno derecho, pasados dos períodos completos o el lapso de un año, el que fuere
menor, sin que las partes hubieren efectuado ninguna remesa con aplicación al contrato,
excepto pacto en contrario;
e) por las demás causales previstas en el contrato o en leyes particulares.

Contrato de FACTORAJE
ARTÍCULO 1421. Definición: Hay contrato de factoraje cuando una de las partes,
denominada factor, se obliga a adquirir por un precio en dinero determinado o determinable
los créditos originados en el giro comercial de la otra, denominada factoreado, pudiendo
otorgar anticipo sobre tales créditos asumiendo o no los riesgos.
ARTÍCULO 1422. Otros servicios: La adquisición puede ser complementada con servicios
de administración y gestión de cobranza, asistencia técnica, comercial o administrativa
respecto de los créditos cedidos.
ARTÍCULO 1423. Créditos que puede ceder el factoreado: Son válidas las cesiones globales
de parte o todos los créditos del factoreado, tanto los existentes como los futuros, siempre
que estos últimos sean determinables.
Objeto
El contrato puede comprender la cesión de la totalidad de los créditos generados por el
factoreado o un conjunto de ellos. Si se limitara a un único crédito no se trataría de un
factoraje, sino de una cesión de derechos, regida según lo dispuesto en los arts. 1614 a 1631
CC yC.
Es de la esencia del factoraje la globalidad de la cesión —que ella incluya la totalidad de
créditos correspondientes a determinadas líneas de actividad del factoreado o a todas sus
operaciones—, pues ella tiene que ver con la dispersión del riesgo asumido por el factoreado,
la que le posibilita adelantar fondos al factor.
La cesión puede referirse a créditos ya determinados, devengados, exigibles o pendientes de
vencimiento, presentes o futuros, determinables según alguna pauta objetiva establecida en el
contrato. La globalidad de la cesión determina la diferencia sustantiva entre este contrato y el

221
de cesión de derechos, que opera con relación a algún negocio en particular; mientras que lo
que se cede, en este caso, es el derecho al cobro de la prestación debida al factoreado por
terceros, por operaciones entre ellos realizadas y ejecutadas por el factoreado, un proveedor
de bienes o de servicios.
Puede, por esta vía, establecerse un vínculo de plazo indeterminado entre factor y factoreado,
al que resultará de aplicación lo previsto en el art. 1011 CC yC.
Cuando el factoraje no incluye la financiación del factoreado por vía del adelanto de fondos
por el factor, la doctrina lo llama factoraje “a la vista”, cuando sí incorpora ese factor
financiero, se lo denomina factoraje “con financiación”.
La operación suele prever también la inclusión de aforos y de garantías, en los términos
establecidos en el art. 1426 CC yC, así como el acuerdo sobre la prestación de servicios
complementarios de administración y de gestión de cobranza, asistencia técnica, comercial o
administrativa, relacionados con tareas de análisis y operación de los créditos cedidos (art.
1422 CC yC).

Obligaciones de las partes


Obligaciones del factor
Como obligación básica, el factor se compromete a adquirir globalmente, por un precio en
dinero —determinado o determinable, generalmente expresado como una comisión— los
créditos originados en el giro comercial del factoreado.
Si el factoraje incluye la previsión de financiación, el factor deberá otorgar anticipos sobre
tales créditos, contemplando las garantías o aforos, estipulados según lo previsto en el art.
1426 CC yC, lo que aumenta la rotación del capital operativo del factoreado, quien así puede
conceder mayores plazos a sus clientes sin tener que aguardar el vencimiento de sus
acreencias para contar nuevamente con liquidez para sustentar sus operaciones.
También se puede convenir la asunción de los riesgos derivados de la posible falta de pago
de los créditos, y la provisión de otros servicios, como los de evaluación de operaciones y
asesoramiento, por lo que las obligaciones a cargo del factor dependerán de la configuración
específica de cada vínculo contractual.
Obligaciones del factoreado
La principales obligaciones del factoreado son las de ceder al factor, globalmente, los créditos
contra terceros generados por una parte o por la totalidad de sus operaciones, y la de pagar
las sumas acordadas por las distintas prestaciones que ejecute el factor en razón de lo
convenido entre las partes, que puede incluir servicios de administración y gestión de
cobranza, así como asistencia técnica, comercial o administrativa respecto de las operaciones
desarrolladas por el factoreado. Por su posición, el factor puede advertir cuáles son las líneas
de trabajo en las que existe un mayor porcentaje de mora o de créditos impagos, cuáles
requerirían de otro sistema de financiación o aun si alguna línea de trabajo del factoreado
debiera ser suprimida por las pérdidas que genera, o incrementada por no haber alcanzado
todavía el punto de equilibrio.

ARTÍCULO 1424. Contrato. Elementos que debe incluir: El contrato debe incluir la relación
de los derechos de crédito que se transmiten, la identificación del factor y factoreado y los
datos necesarios para identificar los documentos representativos de los derechos de crédito,
sus importes y sus fechas de emisión y vencimiento o los elementos que permitan su
identificación cuando el factoraje es determinable.

222
ARTÍCULO 1425. Efecto del contrato: El documento contractual es título suficiente de
transmisión de los derechos cedidos.
Contrato como título suficiente para la transmisión
De acuerdo a lo establecido en el art. 1425 CC yC, el instrumento del contrato es título
suficiente para la transmisión de los derechos cedidos; ello teniendo en consideración que en
él se encuentran individualizados los créditos o establecidos los mecanismos para ello, de
acuerdo a lo pautado en el art. 1424 CC yC.
La celebración del contrato tiene eficacia entre las partes, pero su oponibilidad requiere de la
notificación al deudor cedido, en los términos del art. 1428 CC yC.

ARTÍCULO 1426. Garantía y aforos: Las garantías reales y personales y la retención


anticipada de un porcentaje del crédito cedido para garantizar su incobrabilidad o aforo son
válidos y subsisten hasta la extinción de las obligaciones del factoreado.
Toda cesión de derechos de crédito entraña un riesgo de incobrabilidad que tiene otra
dimensión cuando se trata de una operación global, que comprende un conjunto de
operaciones negociales.
Por lo establecido en el art. 1426 CC yC, las partes en el contrato de factoraje pueden
convenir diversas garantías para reducir los riesgos de incobrabilidad asumidos por el
factoreado en la operación, lo que, lógicamente, habrá de incidir en el costo que ella tendrá
para el factoreado, pues una reducción del riesgo suele evitar comisiones desmedidas.
De tal modo, la norma prevé, expresamente, tres tipos de mecanismos:
1) garantías reales, que permiten asegurar cualquier crédito, puro y simple, a plazo,
condicional o eventual, el que debe individualizarse adecuadamente por medio de sus
sujetos, objeto y causa (art. 2187 CCyC), quedando cumplido el requisito de la especialidad
con la expresión del monto máximo del gravámen (art. 2189 CCyC);
2) garantías personales, las que por vía del contrato de fianza puede garantizar toda
obligación actual o futura, incluso la de otro fiador (art. 1577 CCyC); y
3) aforo, que es el porcentaje deducido del valor nominal de cada crédito, que el factor retiene
cuando adelanta el pago al factoreado, con la finalidad de cubrir el riesgo de incobrabilidad.
Habitualmente, la financiación otorgada por el factor comprende un porcentaje importante de
las facturas globalmente cedidas en el contrato; pero un 10% o 20% de las operaciones se
constituyen en garantía para cubrir el riesgo de incobrabilidad.

ARTÍCULO 1427. Imposibilidad del cobro del derecho de crédito cedido: Cuando el cobro
del derecho de crédito cedido no sea posible por una razón que tenga su causa en el acto
jurídico que le dio origen, el factoreado responde por la pérdida de valor de los derechos del
crédito cedido, aun cuando el factoraje se haya celebrado sin garantía o recurso.
El artículo regula una garantía de saneamiento con relación a la eventual ineficacia del
derecho del crédito cedido, lo que es lógico en una operación a título oneroso de las
características de la involucrada en un contrato de factoraje. Se trata de una garantía relativa
a la existencia y la legitimidad del crédito cedido, propia de los actos a título oneroso, que —
por su carácter de norma supletoria— puede ser soslayada por acuerdo de partes.

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ARTÍCULO 1428. Notificación al deudor cedido: La transmisión de los derechos del crédito
cedido debe ser notificada al deudor cedido por cualquier medio que evidencie
razonablemente la recepción por parte de éste.
La notificación al deudor cedido es necesaria, entre otras cuestiones, por una razón básica,
como es que es preciso que aquel sepa dónde debe realizar el o los pagos que adeude al
factoreado.
Es también relevante a los efectos de la oponibilidad de la operación de factoraje.
De acuerdo a lo establecido en este artículo, no se impone un mecanismo en particular para la
notificación al deudor cedido. Impera el principio de efectividad y, por eso ella debe ser
efectuada por cualquier vía que posibilite la recepción de parte del deudor, la que se tiene por
operada cuando el destinatario la conoció o debió conocerla, sea ella verbal, opere por la
recepción en su domicilio de un instrumento o se produzca por otro modo útil (art. 983 CC yC).

Contrato de UNDERWRITING

Contrato de LEASING
ARTÍCULO 1227. Concepto: En el contrato de leasing el dador conviene transferir al tomador
la tenencia de un bien cierto y determinado para su uso y goce, contra el pago de un canon y
le confiere una opción de compra por un precio.
El leasing es un verdadero método de financiación sumamente ventajoso para las empresas,
—en especial para las pequeñas y medianas organizaciones—. Permite adquirir activos fijos
(bienes que la empresa necesita) sin compromiso de capital inicial (por falta de liquidez o uso
alternativo del capital con mayor beneficio). De esta manera, el empresario puede aplicar los
recursos que hubiera destinado a la adquisición de equipos y maquinarias, para el desarrollo
de otras actividades; lo que permite, no solo la diversificación, sino el uso racional de los
fondos líquidos de la empresa.
Este contrato permite la sustitución y renovación de equipos, maquinarias, instalaciones y
programas. Es el medio más apto y económico para adaptar la estructura de la empresa a las
innovaciones derivadas del avance tecnológico; constituye una interesante herramienta de
fomento de la inversión productiva, por lo que contribuye al desarrollo general de la economía.
El leasing es un contrato nominado, consensual, bilateral, oneroso, conmutativo, formal, de
duración, de empresa o de consumo (art. 1092 CC yC y ss.), que puede ser, incluso,
celebrado por adhesión (art. 984 CC yC y ss.). Es un contrato de naturaleza propia y
autónoma que no puede asimilarse a ningún contrato tradicional.

ARTÍCULO 1228. Objeto. Pueden ser objeto del contrato cosas muebles e inmuebles,
marcas, patentes o modelos industriales y software, de propiedad del dador o sobre los que el
dador tenga la facultad de dar en leasing.

ARTÍCULO 1229. Canon: El monto y la periodicidad de cada canon se determina


convencionalmente.
El canon es el importe periódico que el tomador debe abonar al dador como contraprestación
por el uso y goce de la cosa, durante el plazo de utilización del bien. Es una suma de dinero
pactada por las partes. Constituye un elemento tipificante del contrato, ya que al ser oneroso
necesariamente tiene un precio.

224
ARTÍCULO 1230. Precio de ejercicio de la opción: El precio de ejercicio de la opción de
compra debe estar fijado en el contrato o ser determinable según procedimientos o pautas
pactadas.
El artículo hace referencia al valor residual, que es el importe que debe pagar el tomador para
el caso de ejercer la opción de compra, otro elemento tipificante del contrato.
Se otorga a las partes una gran libertad y autonomía para fijar esta opción de compra. Sin
embargo, además de ser cierto y determinado, el precio debe ser razonable, existiendo una
relación entre el precio por el uso del bien y el precio por la compra.
La falta de determinación de la opción de compra hace nulo el contrato, al igual que si se lo
deja al arbitrio exclusivo de una de las partes.

ARTÍCULO 1231. Modalidades en la elección del bien: El bien objeto del contrato puede:
a) comprarse por el dador a persona indicada por el tomador;
b) comprarse por el dador según especificaciones del tomador o según catálogos, folletos o
descripciones identificadas por éste;
c) comprarse por el dador, quien sustituye al tomador, al efecto, en un contrato de
compraventa que éste haya celebrado;
d) ser de propiedad del dador con anterioridad a su vinculación contractual con el tomador;
e) adquirirse por el dador al tomador por el mismo contrato o habérselo adquirido con
anterioridad;
f) estar a disposición jurídica del dador por título que le permita constituir Leasing sobre él.

ARTÍCULO 1232. Responsabilidades, acciones y garantías en la adquisición del bien:


En los casos de los incisos a), b) y c) del artículo 1231, el dador cumple el contrato
adquiriendo los bienes indicados por el tomador. El tomador puede reclamar del vendedor, sin
necesidad de cesión, todos los derechos que emergen del contrato de compraventa. El dador
puede liberarse convencionalmente de las responsabilidades de entrega y de la obligación de
saneamiento.
En los casos del inciso d) del artículo 1231, así como en aquellos casos en que el dador es
fabricante, importador, vendedor o constructor del bien dado en leasing, el dador no puede
liberarse de la obligación de entrega y de la obligación de saneamiento.
En los casos del inciso e) del mismo artículo, el dador no responde por la obligación de
entrega ni por garantía de saneamiento, excepto pacto en contrario.
En los casos del inciso f) se deben aplicar las reglas de los párrafos anteriores de este
artículo, según corresponda a la situación concreta.

 El leasing financiero
El primer párrafo de la norma está referido al leasing financiero (art. 1231, incs. a, b y c, CC
yC) modalidad en la cual una sociedad financiera, o cuyo objeto societario sea el leasing,
adquiere bienes de un fabricante o proveedor —previamente elegidos por el tomador—, con la
finalidad de celebrar un contrato de leasing. De este modo, siguiendo a Lorenzetti, hay un
contrato de compraventa o suministro, celebrado por el fabricante o comerciante con el dador
(que es quien financia el negocio), sobre el bien indicado por el tomador, y luego un leasing
entre la entidad financiera y el tomador.
En este supuesto la norma parecería señalar que el dador cumple el contrato adquiriendo los
bienes previamente elegidos por el tomador, pero esta obligación, en el contexto general del

225
contrato de leasing, debe completarse con la puesta a disposición de los bienes al tomador.
Una vez que ello ocurre, el tomador puede reclamar todos los derechos que emergen del
contrato de compraventa, teniendo para ello una verdadera acción directa (art. 736 CC yC), no
una mera acción subrogatoria El dador, quien —como señalamos— interviene en el contrato
en su carácter de intermediario financiero, puede liberarse convencionalmente de las
responsabilidades de entrega y de la obligación de saneamiento (evicción y vicios
redhibitorios). Estas cláusulas de eximición de la responsabilidad deben interpretarse con
criterio restrictivo y serán difícilmente compatibles, si el tomador fuera un consumidor (Libro III,
Título III, art. 1092 CC yC y ss.).
 Leasing operativo
En el párr. 2, la norma regula la modalidad de leasing operativo (art. 1231, inc. d, CC yC), sin
intermediación financiera, y generalmente para la adquisición de bienes con un alto valor
económico destinados al equipamiento de la empresa. En este caso, el dador es fabricante,
importador, vendedor o constructor del bien dado en leasing, por lo cual resulta razonable que
se le impida liberarse de las obligaciones de entrega y saneamiento, resultando nula toda
cláusula de exoneración en contrario.
 Retroleasing
En el párr. 3, el art. 1232 CC yC se refiere a la modalidad de retro o retroleasing o leaseback
(art. 1231, inc. e, CC yC). Es un contrato por el cual el empresario vende un bien mueble o
inmueble de su propiedad al dador del leasing, que paga el precio correspondiente y, a su
vez, en forma simultánea, cede el uso y goce del bien adquirido al vendedor, quien se obliga a
pagar los cánones durante un período de tiempo, con la posibilidad de readquirir el bien (su
propiedad) al vencimiento del contrato, mediante el pago de un precio establecido. En esta
modalidad el dador no responde por las obligaciones de entrega y saneamiento, salvo pacto
expreso en contrario.
 Subleasing
El último párrafo regula la responsabilidad en la modalidad de subleasing (art. 1231, inc. f, CC
yC) señalando que deben aplicarse las reglas de los párrafos anteriores, según corresponda a
un caso de leasing financiero, operativo o retroleasing. El subleasing es un contrato, según
Lavalle Cobo, en el cual el tomador originario se convierte, a su vez, en dador. Se debe tener
en cuenta su carácter restrictivo y su debida armonización con los arts. 1238 y 1242 CC yC.

ARTÍCULO 1233. Servicios y accesorios: Pueden incluirse en el contrato los servicios y


accesorios necesarios para el diseño, la instalación, puesta en marcha y puesta a disposición
de los bienes dados en leasing, y su precio integrar el cálculo del canon.

ARTÍCULO 1234. Forma e inscripción: El leasing debe instrumentarse en escritura pública


si tiene como objeto inmuebles, buques o aeronaves. En los demás casos puede celebrarse
por instrumento público o privado.
A los efectos de su oponibilidad frente a terceros, el contrato debe inscribirse en el registro
que corresponda según la naturaleza de la cosa que constituye su objeto. La inscripción en el
registro puede efectuarse a partir de la celebración del contrato de leasing, y con
prescindencia de la fecha en que corresponda hacer entrega de la cosa objeto de la
prestación comprometida.
Para que produzca efectos contra terceros desde la entrega del bien objeto del leasing, la
inscripción debe solicitarse dentro de los cinco días hábiles posteriores. Pasado ese término,

226
produce ese efecto desde que el contrato se presente para su registración. Si se trata de
cosas muebles no registrables o de un software, deben inscribirse en el Registro de Créditos
Prendarios del lugar donde la cosa se encuentre o, en su caso, donde ésta o el software se
deba poner a disposición del tomador. En el caso de inmuebles, la inscripción se mantiene
por el plazo de veinte años; en los demás bienes se mantiene por diez años. En ambos casos
puede renovarse antes de su vencimiento, por rogación del dador u orden judicial.

ARTÍCULO 1237. Oponibilidad. Subrogación: El contrato debidamente inscrito es oponible


a los acreedores de las partes.
Los acreedores del tomador pueden subrogarse en los derechos de éste para ejercer la
opción de compra.
El contrato de leasing debe inscribirse por ante el Registro correspondiente para resultar
oponible a los acreedores de las partes (a terceros). La inscripción registral genera la
publicidad necesaria y suficiente para resultar el contrato oponible a terceros, pudiendo
incluso, ser invocado por las propias partes ante los acreedores de la otra. La norma otorga a
los acreedores del tomador la posibilidad de subrogarse en los derechos de este para ejercer
la opción de compra, pagando el valor residual que se haya estipulado en el contrato, en el
supuesto en que el tomador no lo haga, sin perjuicio del carácter facultativo que tiene esta
opción de compra.

ARTÍCULO 1244. Cancelación de la inscripción. Supuestos: La inscripción del leasing


sobre cosas muebles no registrables y software se cancela:
a) por orden judicial, dictada en un proceso en el que el dador tuvo oportunidad de tomar la
debida participación;
b) a petición del dador o su cesionario.

ARTÍCULO 1245. Cancelación a pedido del tomador: El tomador puede solicitar la


cancelación de la inscripción del leasing sobre cosas muebles no registrables y software si
acredita:
a) el cumplimiento de los recaudos previstos en el contrato inscrito para ejercer la opción de
compra;
b) el depósito del monto total de los cánones que restaban pagar y del precio de ejercicio de
la opción, con sus accesorios, en su caso;
c) la interpelación fehaciente al dador, por un plazo no inferior a quince días hábiles,
ofreciéndole los pagos y solicitándole la cancelación de la inscripción;
d) el cumplimiento de las demás obligaciones contractuales exigibles a su cargo.

ARTÍCULO 1246. Procedimiento de cancelación: Solicitada la cancelación, el encargado


del registro debe notificar al dador, en el domicilio constituido en el contrato, por carta
certificada:
a) si el notificado manifiesta conformidad, se cancela la inscripción;
b) si el dador no formula observaciones dentro de los quince días hábiles desde la
notificación, y el encargado estima que el depósito se ajusta a lo previsto en el contrato,
procede a la cancelación y notifica al dador y al tomador;
c) si el dador formula observaciones o el encargado estima insuficiente el depósito, lo
comunica al tomador, quien tiene expeditas las acciones pertinentes.

227
ARTÍCULO 1236. Traslado de los bienes: El tomador no puede sustraer los bienes muebles
del lugar en que deben encontrarse de acuerdo a lo estipulado en el contrato inscrito. Sólo
puede trasladarlos con la conformidad expresa del dador, otorgada en el contrato o por acto
escrito posterior, y después de haberse inscrito el traslado y la conformidad del dador en los
registros correspondientes.
Se aplican las normas pertinentes de la Ley de Prenda con Registro al respecto.
La norma establece como regla la prohibición de traslado de los bienes muebles que han sido
objeto del leasing del lugar en que se encuentren, conforme lo estipulado en el contrato
inscripto. El tomador posee el uso y goce del bien objeto del leasing dentro de los límites
fijados en el contrato, siendo el lugar de radicación o su ubicación fundamental para el dador,
en virtud del carácter de garantía de su crédito que tienen los bienes.

ARTÍCULO 1238. Uso y goce del bien: El tomador puede usar y gozar del bien objeto del
leasing conforme a su destino, pero no puede venderlo, gravarlo ni disponer de él. Los gastos
ordinarios y extraordinarios de conservación y uso, incluyendo seguros, impuestos y tasas,
que recaigan sobre los bienes y las sanciones ocasionadas por su uso, son a cargo del
tomador, excepto convención en contrario.
El tomador puede arrendar el bien objeto del leasing, excepto pacto en contrario.
En ningún caso el locatario o arrendatario puede pretender derechos sobre el bien que
impidan o limiten en modo alguno los derechos del dador.
Este derecho personal constituye la causa fin del contrato. Además de las obligaciones
propias del contrato, el tomador tiene ciertas prohibiciones en materia de disposición del bien.
Así, se le impide vender, gravar o disponer del bien. Si lo hiciera, debe responder por los
daños y perjuicios. De acuerdo con Lorenzetti, el dador podrá iniciar acción reivindicatoria
contra el tercero, solicitando el secuestro de la cosa.
El tomador debe mantener el bien en buen estado de uso y conservación. Por ello debe
abonar los gastos ordinarios y extraordinarios de conservación, incluyendo seguros,
impuestos y tasas que pesen sobre el bien, así como las sanciones ocasionadas por su uso,
excepto convención en contrario de las partes.
Como consecuencia de este deber, el tomador tiene la obligación de facilitar al dador la
inspección del bien, ya que él mantiene la propiedad y, en función de ella, tiene derecho a
controlar si el tomador está usando el bien conforme su destino.
El tomador tiene legitimación para arrendar el bien objeto del contrato, excepto pacto en
contrario. Este precepto resulta razonable en virtud del derecho personal de uso y goce,
pudiendo percibir los frutos del arrendamiento, industriales, naturales o civiles. Sin embargo,
el locatario o arrendatario no puede pretender derechos sobre el bien que impidan o limiten en
modo alguno los derechos del dador.
ARTÍCULO 1239. Acción reivindicatoria: La venta o gravamen consentido por el tomador es
inoponible al dador. El dador tiene acción reivindicatoria sobre la cosa mueble que se
encuentre en poder de cualquier tercero, pudiendo hacer aplicación directa de lo dispuesto en
el artículo 1249 inciso a), sin perjuicio de la responsabilidad del tomador.

ARTÍCULO 1240. Opción de compra. Ejercicio: La opción de compra puede ejercerse por
el tomador una vez que haya pagado tres cuartas partes del canon total estipulado, o antes si
así lo convinieron las partes.

228
La opción de compra es un elemento esencial del contrato de leasing. Consiste en la facultad
unilateral del tomador de adquirir la cosa o bien. El dador no puede oponerse a su ejercicio ya
que prestó su consentimiento al celebrar el contrato.

ARTÍCULO 1241. Prórroga del contrato: El contrato puede prever su prórroga a opción del
tomador y las condiciones de su ejercicio.

ARTÍCULO 1243. Responsabilidad objetiva: La responsabilidad objetiva emergente del


artículo 1757 recae exclusivamente sobre el tomador o guardián de las cosas dadas en
leasing.

ARTÍCULO 1250. Normas supletorias: En todo lo no previsto por el presente Capítulo, al


contrato de leasing se le aplican subsidiariamente las reglas del contrato de locación, en
cuanto sean compatibles, mientras el tomador no ha pagado la totalidad del canon y ejercido
la opción, con pago de su precio. No son aplicables al leasing las disposiciones relativas a
plazos mínimos y máximos de la locación de cosas ni las excluidas convencionalmente. Se le
aplican subsidiariamente las normas del contrato de compraventa para la determinación del
precio de ejercicio de la opción de compra y para los actos posteriores a su ejercicio y pago.

Extinción del contrato de leasing


ARTÍCULO 1248. Incumplimiento y ejecución en caso de inmuebles: Cuando el objeto del
leasing es una cosa inmueble, el incumplimiento de la obligación del tomador de pagar el
canon produce los siguientes efectos:
a) si el tomador ha pagado menos de un cuarto del monto del canon total convenido, la mora
es automática y el dador puede demandar judicialmente el desalojo. Se debe dar vista por
cinco días al tomador, quien puede probar documentalmente el pago de los períodos que se
le reclaman o paralizar el trámite, por única vez, mediante el pago de lo adeudado, con más
sus intereses y costas. Caso contrario, el juez debe disponer el lanzamiento sin más trámite;
b) si el tomador ha pagado un cuarto o más pero menos de tres cuartas partes del canon
convenido, la mora es automática; el dador debe intimarlo al pago del o de los períodos
adeudados con más sus intereses y el tomador dispone por única vez de un plazo no menor
de sesenta días, contados a partir de la recepción de la notificación, para el pago del o de los
períodos adeudados con más sus intereses. Pasado ese plazo sin que el pago se verifique, el
dador puede demandar el desalojo, de lo que se debe dar vista por cinco días al tomador.
Dentro de ese plazo, el tomador puede demostrar el pago de lo reclamado, o paralizar el
procedimiento mediante el pago de lo adeudado con más sus intereses y costas, si antes no
hubiese recurrido a este procedimiento. Si, según el contrato, el tomador puede hacer
ejercicio de la opción de compra, en el mismo plazo puede pagar, además, el precio de
ejercicio de esa opción, con sus accesorios contractuales y legales. En caso contrario, el juez
debe disponer el lanzamiento sin más trámite;
c) Si el incumplimiento se produce después de haber pagado las tres cuartas partes del
canon, la mora es automática; el dador debe intimarlo al pago y el tomador tiene la opción de
pagar lo adeudado más sus intereses dentro de los noventa días, contados a partir de la
recepción de la notificación si antes no hubiera recurrido a ese procedimiento, o el precio de
ejercicio de la opción de compra que resulte de la aplicación del contrato, a la fecha de la
mora, con sus intereses.

229
Pasado ese plazo sin que el pago se verifique, el dador puede demandar el desalojo, de lo
que debe darse vista al tomador por cinco días, quien sólo puede paralizarlo ejerciendo
alguna de las opciones previstas en este inciso, agregándole las costas del proceso;
d) producido el desalojo, el dador puede reclamar el pago de los períodos de canon
adeudados hasta el momento del lanzamiento, con más sus intereses y costas, por la vía
ejecutiva. El dador puede también reclamar los daños y perjuicios que resulten del deterioro
anormal de la cosa imputable al tomador por dolo, culpa o negligencia por la vía procesal
pertinente.

ARTÍCULO 1249. Secuestro y ejecución en caso de muebles: Cuando el objeto de leasing


es una cosa mueble, ante la mora del tomador en el pago del canon, el dador puede:
a) obtener el inmediato secuestro del bien, con la sola presentación del contrato inscrito, y la
prueba de haber interpelado al tomador por un plazo no menor de cinco días para la
regularización. Producido el secuestro, queda resuelto el contrato. El dador puede promover
ejecución por el cobro del canon que se haya devengado ordinariamente hasta el período
íntegro en que se produjo el secuestro, la cláusula penal pactada en el contrato y sus
intereses; todo ello sin perjuicio de la acción del dador por los daños y perjuicios, y la acción
del tomador si correspondieran; o
b) accionar por vía ejecutiva por el cobro del canon no pagado, incluyendo la totalidad del
canon pendiente; si así se hubiera convenido, con la sola presentación del contrato inscripto y
sus accesorios. En este caso, sólo procede el secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario
del leasing sin haberse pagado el canon íntegro y el precio de la opción de compra, o cuando
se demuestre sumariamente el peligro en la conservación del bien, debiendo el dador otorgar
caución suficiente. En el juicio ejecutivo previsto en ambos incisos, puede incluirse la
ejecución contra los fiadores o garantes del tomador. El domicilio constituido es el fijado en el
contrato.

Contrato de AHORRO PARA FINES DETERMINADOS


Se trata de un complejo sistema destinado a captar ahorro de la población con el fin de
autofinanciar a los ahorristas la adquisición de bienes determinados.
El sistema, que está fuertemente intervenido por el Estado, se integra con la participación de
varios sujetos: el grupo, que es el conjunto de suscriptores o adherentes al plan, la
administradora de los fondos del grupo, los adherentes o suscriptores y los proveedores de
los bienes que se adjudicarán. Se organiza a fin de conformar grupos cerrados de adherentes
o suscriptores que participan del plan de ahorro, cuyo número debe ser igual al doble de los
meses consecutivos que dura dicho plan. A todos ellos se les cobra una cuota mensual, igual
para todos, equivalente a un porcentaje del valor del o de los bienes que se adjudicarán. Las
cuotas integran el fondo común de los ahorristas que es administrado por la sociedad
administradora, mandataria del grupo que se obliga a entregar a cada uno de los suscriptores
al cumplirse las condiciones pactadas en el contrato, una cosa determinada o el préstamo del
total de capital.
Régimen legal
El sistema de capitalización y ahorro argentino fue diseñado por el decreto 142277/43, aún
vigente, para la captación del ahorro del público con fuerte control. Es la estructura de base
que se empleó para diseñar el ahorro para fines determinados.

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La Inspección General de Justicia de la Nación es el órgano de control y regulación del
sistema. Las atribuciones se encuentran en el art. 9 de su ley orgánica 22.315, según el cual
puede: a) otorgar y cancelar autorización para sus operaciones; b) controlar
permanentemente su funcionamiento, fiscalizar su actividad, su disolución y su liquidación; c)
aprobar planes y bases técnicas, autorizar y supervisar la colocación de los fondos de ahorro;
d) conformar y reglamentar la publicidad inherente; e) exigir la presentación de informes o
estados contables especiales o suplementarios; f) reglamentar el funcionamiento de la
actividad; g) aplicar las sanciones que fije la legislación y h) conformar y registrar los
reglamentos que no sean de simple organización interna.
Las sociedades comerciales que decidan operar en el mercado del ahorro y capitalización
deben estar inscriptas ante la autoridad registral pertinente. Recién después, pueden
presentarse a solicitar autorización para funcionar ante la Inspección General de Justicia.
Con miras a la protección del ahorrista, existe una importante intervención en la autonomía
privada de quienes participan del sector. Esa protección se complementa con la inclusión de
los contratos en el régimen de protección y defensa del consumidor.
En el ordenamiento normativo argentino, el contrato de ahorro para fines determinados es
aquel que se perfecciona entre la administradora, en su carácter de mandataria del grupo, y el
suscriptor, por el cual la primera se obliga a la formación de un grupo cerrado y el suscriptor al
pago de una cuota mensual, igual para todos los miembros del grupo, durante un periodo
determinado de tiempo, con miras a que por sorteo o licitación se le adjudique en propiedad
un bien adquirido con el fondo común o un capital determinado igual para todos los del grupo.
El sistema de ahorro se integra con otros contratos que han sido considerados como contratos
conexos, como ser, los contratos que celebra la administradora con la proveedora de los
bienes a adjudicar y con la empresa aseguradora de los bienes adjudicados.
Caracteres
Puede decirse que es nominado, dado que cuenta con una copiosa regulación mediante
normas administrativas, aunque prestigiosa doctrina sostiene que es un contrato atípico.
Tiene, además, gran tipicidad social, pero no ha sido regulado por ley especial, ni fue
introducido en el CCyC.
Ha sido caracterizado como contrato bilateral y oneroso en las XI Jornadas Nacionales de
Derecho Civil, en razón de que se le adjudica la categoría de contrato de cambio y no de
colaboración, como debería ser, según su verdadera naturaleza jurídica.
Desde el punto de vista de las solemnidades que deben observarse al momento de la
celebración, se trata de un contrato formal con forma impuesta sin sanción de nulidad, pues
debe celebrarse por instrumento escrito, según surge implícitamente de las normas
administrativas que lo regulan.
Es un contrato de tracto sucesivo, dado que las prestaciones a cargo del ahorrista se cumplen
en numerosos periodos sucesivos.
Es también conmutativo, porque las partes saben, desde el momento de la celebración, cuál
será la medida de sus ventajas y sacrificios. Si bien es cierto que existe alguna aleatoriedad
ya que no se conoce cuando favorecerá la suerte del sorteo del bien a cada ahorrista.
Desde el punto de vista de la función económico social, se clasifica por lo general como
contrato de cambio, aunque debería ser un contrato de colaboración.
Existe una importante contradicción con la propia naturaleza jurídica del negocio, que muestra
con evidencia que su objeto teórico es la constitución de un grupo de personas que se
asocian con un fin común: adquirir uno o dos bienes por mes y sortearlos entre todos ellos,

231
para lo cual aportan una cuota proporcional mensual que le permite al grupo adquirir esos
bienes. Las sentencias de nuestros tribunales han reconocido en ocasiones que el sistema
debe ser interpretado como un sistema asociativo. Desde la puesta en vigencia del CCyC,
puede ser subsumido en las agrupaciones de colaboración.
Relaciones jurídicas entre los sujetos del sistema
Entre el suscriptor y la administradora: El sistema está organizado en torno a una sociedad
anónima administradora, que tiene como primera obligación integrar el grupo de suscriptores.
Debe efectuar todas las notificaciones previstas en el contrato y en las normas, realizar los
sorteos de adjudicación, controlar el cumplimiento de las obligaciones de los suscriptores,
respetar los plazos de entrega de los bienes adjudicados, responsabilizándose por la entrega.
En algunos contratos se pacta la responsabilidad contractual de la administradora por
incumplimiento con las obligaciones del grupo. Se conviene que el suscriptor puede resolver
el contrato por ese incumplimiento, aplicando las reglas de la facultad comisoria. También es
frecuente que la sociedad se reserve el derecho de transferir a terceras personas los
contratos de los renunciantes o rescindidos.
En cuanto al suscriptor, su principal obligación es integrar las cuotas mensuales de ahorro
comprometidas, con más los gastos de administración y, después de adjudicado, pagar las
cuotas del crédito que el grupo le ha otorgado. Tiene la obligación de recibir el bien
adjudicado, asegurarlo y ofrecer garantías reales y personales. La mora en el cumplimiento de
los pagos, lo priva del derecho a participar de los sorteos e, inclusive, la falta de pago de dos
o tres cuotas, según se convenga, puede implicar la resolución del contrato, en cuyo caso, se
le reintegra el capital en el plazo pactado, con indemnización para el fondo del grupo. En
algunos contratos se prevé la posibilidad de purgar la mora y continuar participando de los
sorteos. Si la mora se produce cuando el suscriptor ha sido adjudicado, el contrato se
resuelve y se remata el bien.
Al suscriptor le asiste el derecho a participar de los sorteos y las licitaciones. Tiene derecho a
ceder su posición contractual con el consentimiento de la administradora. Tiene también
derecho a recibir el bien adjudicado en el plazo pactado, a participar de las asambleas del
grupo o de las consultas, a renunciar al grupo y recibir los fondos ya integrados.
Entre los miembros del grupo: El grupo es integrado por la administradora con todos los
suscriptores que adhieran a un plan para la adjudicación del mismo bien y de igual número de
cuotas. El grupo solo existe formalmente porque las administradoras no se comportan como
mandatarias, sino como dueñas del negocio.
Sucede con cierta frecuencia que se generaliza la falta de pago de las cuotas de los
suscriptores, de modo que el grupo cae en mora. Se puede suspender por un mes los sorteos
y adjudicaciones y, si la mora no se recupera, la administradora debe consultar con todos los
integrantes del grupo, que podrán optar entre varias posibilidades: pagar las cuotas ne mora,
convenir una prorroga en el plazo del vencimiento del plan, disponer la fusión o
reagrupamiento con otros grupos en mora o la suspensión definitiva de las adjudicaciones.
Entre la administradora y las terminales o importadoras: Las administradoras deben
celebrar con el fabricante, la terminal o el representante exclusivo en el país, en nombre del
grupo, el contrato de provisión de bienes.

Extinción del contrato


Se extingue por el cumplimiento de la finalidad, por rescisión, por resolución por
incumplimiento, por renuncia del suscriptor y por su muerte.

232
En caso de renuncia, rescisión del contrato o resolución por incumplimiento, los fondos
depositados por el suscriptor sufren una deducción, entre el 2% y el 4%, en concepto de
penalidad destinada al fondo de multas que tiene el grupo. La administradora debe poner a
disposición del suscriptor los fondos y notificarlo.
La muerte del suscriptor también extingue el contrato, porque las cuotas impagas y el resto de
lo adeudado por el fallecido son canceladas por el seguro de vida colectivo que debe contratar
la administradora para todos los suscriptores.

Extinción del grupo


1) Puede extinguirse cuando vence el plazo convenido para los contratos que integran un
grupo, es decir, que, como consecuencia natural, se extingue el conjunto de
suscriptores porque se extinguieron todos los contratos, ya sea por cumplimiento, por
resolución o rescisión.
2) También se extingue en la fecha de la última adjudicación que se practique cuando
media la suspensión definitiva de las adjudicaciones, por decisión del grupo, fundada
en la imposibilidad de su continuación, como consecuencia de los incumplimientos de
los suscriptores.

TARJETA DE CRÉDITO
Es un contrato por el cual una empresa bancaria o una persona jurídica autorizada, concede
una apertura de crédito, de tipo rotatorio, con una cuantía determinada, a favor de su cliente
que puede ser una persona natural o jurídica, para que utilizando una tarjeta plástica singular,
pueda adquirir bienes o servicios de las empresas o establecimientos afiliados, cuyos
consumos serán cancelados al contado (a la vista) o a cierto plazo convenido.
La ley 25.065 establece que el perfeccionamiento del contrato de tarjeta de crédito no se
produce sino hasta que se haya firmado el instrumento que contiene el contrato, se emitan las
respectivas tarjetas y el titular las reciba de conformidad. El iter negocial se mantiene, es
decir, la remisión de la solicitud que haga el agente emisor al potencial cliente es sólo una
invitación a ofertar. La oferta que emite el cliente al llenar y remitir la solicitud no es vinculante
hasta tanto no sea aceptada y por ende no genera responsabilidad contractual alguna. La
entidad emisora puede rechazar la oferta del potencial cliente sin que ello implique un
supuesto de responsabilidad contractual.
La forma exigida para el perfeccionamiento del contrato de tarjeta de crédito es solemne
absoluta y las características del mismo son: tipicidad, bilateralidad, onerosidad,
conmutatividad y formalidad.
Es un contrato de crédito, real, de duración y sujeto a condiciones generales de contratación.
El funcionamiento de las tarjetas de crédito se conforma sobre la base de dos contratos
creándose una suerte de relación trilateral. Existen dos contratos básicos: el que celebra la
emisora con los propietarios de los negocios y el que se celebra entre la dadora y la persona a
quien se le entrega la tarjeta de crédito. Entre negocio adherido y titular de la tarjeta, la
vinculación es res inter alios acta respecto del emisor.
Es posible distinguir tres clases de instituciones que las emiten.
Entre éstas podemos citar: empresas comerciales; entidades especializadas; bancos
comerciales-entidades financieras.
En virtud del contrato que se celebra entre el emisor y el futuro beneficiario del crédito, se le
otorga a éste la respectiva tarjeta para hacer uso del mismo. La empresa exigirá previamente

233
que el beneficiario acredite sus datos personales y que cuente con una solvencia suficiente
para afrontar los gastos futuros.
La entidad emisora contrata con un número crecido de comerciantes a los fines de que éstos
acepten convencionalmente la utilización del crédito concedido al usuario.
El objeto del contrato es otorgar un crédito al comprador para facilitarle la obtención de bienes
y servicios.
Hay dos tipos de comisiones: la que abona el establecimiento afiliado a la entidad emisora y la
que abona el cliente a esa entidad Pese a que algunos autores lo asimilan a otros institutos,
se está en presencia de una especie de contrato de crédito.

LEY 26.065
ARTICULO 1° — Se entiende por sistema de Tarjeta de Crédito al conjunto complejo y
sistematizado de contratos individuales cuya finalidad es:
a) Posibilitar al usuario efectuar operaciones de compra o locación de bienes o servicios u
obras, obtener préstamos y anticipos de dinero del sistema, en los comercios e instituciones
adheridos.
b) Diferir para el titular responsable el pago o las devoluciones a fecha pactada o financiarlo
conforme alguna de las modalidades establecidas en el contrato.
c) Abonar a los proveedores de bienes o servicios los consumos del usuario en los términos
pactados.
ARTICULO 2° — A los fines de la presente ley se entenderá por:
a) Emisor: Es la entidad financiera, comercial o bancaria que emita Tarjetas de Crédito, o que
haga efectivo el pago.
b) Titular de Tarjeta de Crédito: Aquel que está habilitado para el uso de la Tarjeta de Crédito
y quien se hace responsable de todos los cargos y consumos realizados personalmente o por
los autorizados por el mismo.
c) Usuario, titular adicional, o beneficiario de extensiones: Aquel que está autorizado por el
titular para realizar operaciones con Tarjeta de Crédito, a quien el emisor le entrega un
instrumento de idénticas características que al titular.
d) Tarjeta de Compra: Aquella que las instituciones comerciales entregan a sus clientes para
realizar compras exclusivas en su establecimiento o sucursales.
e) Tarjeta de Débito: Aquella que las instituciones bancarias entregan a sus clientes para que
al efectuar compras o locaciones, los importes de las mismas sean debitados directamente de
una cuenta de ahorro o corriente bancaria del titular.
f) Proveedor o Comercio Adherido: Aquel que en virtud del contrato celebrado con el emisor,
proporciona bienes, obras o servicios al usuario aceptando percibir el importe mediante el
sistema de Tarjeta de Crédito.
RTICULO 4° — Denominación. Se denomina genéricamente Tarjeta de Crédito al instrumento
material de identificación del usuario, que puede ser magnético o de cualquier otra tecnología,
emergente de una relación contractual previa entre el titular y el emisor.
ARTICULO 6° — Contenido del contrato de emisión de Tarjeta de Crédito. El contrato de
emisión de Tarjeta de Crédito debe contener los siguientes requisitos:
a) Plazo de vigencia especificando comienzo y cese de la relación (plazo de vigencia de la
tarjeta).
b) Plazo para el pago de las obligaciones por parte del titular.
c) Porcentual de montos mínimos de pago conforme a las operaciones efectuadas.

234
d) Montos máximos de compras o locaciones, obras o retiros de dinero mensuales
autorizados.
e) Tasas de intereses compensatorios o financieros.
f) Tasa de intereses punitorios.
g) Fecha de cierre contable de operaciones.
h) Tipo y monto de cargos administrativos o de permanencia en el sistema (discriminados por
tipo, emisión, renovación, envío y confección de resúmenes, cargos por tarjetas adicionales
para usuarios autorizados, costos de financiación desde la fecha de cada operación, o desde
el vencimiento del resumen mensual actual o desde el cierre contable de las operaciones
hasta la fecha de vencimiento del resumen mensual actual, hasta el vencimiento del pago del
resumen mensual, consultas de estado de cuenta, entre otros).
i) Procedimiento y responsabilidades en caso de pérdida o sustracción de tarjetas.
j) Importes o tasas por seguros de vida o por cobertura de consumos en caso de pérdida o
sustracción de tarjetas.
k) Firma del titular y de personal apoderado de la empresa emisora. Si el instrumento fuese
generado por medios electrónicos, el requisito de la firma quedará satisfecho si se utiliza
cualquier método que asegure indubitablemente la exteriorización de la voluntad de las partes
y la integridad del instrumento.
l) Las comisiones fijas o variables que se cobren al titular por el retiro de dinero en efectivo.
m) Consecuencias de la mora.
n) Una declaración en el sentido que los cargos en que se haya incurrido con motivo del uso
de la Tarjeta de Crédito son debidos y deben ser abonados contra recepción de un resumen
periódico correspondiente a dicha tarjeta.
h) Causales de suspensión, resolución y/o anulación del contrato de Tarjeta de Crédito.
ARTICULO 8° — Perfeccionamiento de la relación contractual. El contrato de Tarjeta de
Crédito entre el emisor y el titular queda perfeccionado sólo cuando se firma el mismo, se
emitan las respectivas tarjetas y el titular las reciba de conformidad.
El emisor deberá entregar tantas copias del contrato como partes intervengan en el mismo.
ARTICULO 9° — Solicitud. La solicitud de la emisión de la Tarjeta de Crédito, de sus
adicionales y la firma del codeudor o fiador no generan responsabilidad alguna para el
solicitante, ni perfeccionan la relación contractual.
ARTICULO 11. — Conclusión o resolución de la relación contractual. Concluye la relación
contractual cuando:
a) No se opera la recepción de las Tarjetas de Crédito renovadas por parte del titular.
b) El titular comunica su voluntad en cualquier momento por medio fehaciente.
ARTICULO 12. — Conclusión parcial de la relación contractual o cancelación de extensiones
a adherentes u otros usuarios autorizados. La conclusión puede ser parcial respecto de los
adicionales, extensiones o autorizados por el titular, comunicada por este último por medio
fehaciente.
De las relaciones entre emisor y proveedor
ARTICULO 32. — Deber de información. El emisor, sin cargo alguno, deberá suministrar a los
proveedores:
a) Todos los materiales e instrumentos de identificación y publicaciones informativas sobre los
usuarios del sistema.
b) El régimen sobre pérdidas o sustracciones a los cuales están sujetos en garantía de sus
derechos.

235
c) Las cancelaciones de tarjetas por sustracción, pérdida, voluntarias o por resolución
contractual.
ARTICULO 33. — Aviso a los proveedores. El emisor deberá informar inmediatamente a los
proveedores sobre las cancelaciones de Tarjetas de Crédito antes de su vencimiento sin
importar la causa.
La falta de información no perjudicará al proveedor.
ARTICULO 34. — Las transgresiones a la regulación vigente serán inoponibles al proveedor,
si el emisor hubiera cobrado del titular los importes cuestionados.
ARTICULO 35. — Terminales electrónicas. Los emisores instrumentarán terminales
electrónicas de consulta para los proveedores que no podrán excluir equipos de conexión de
comunicaciones o programas informáticos no provistos por aquellos, salvo incompatibilidad
técnica o razones de seguridad, debidamente demostradas ante la autoridad de aplicación
para garantizar las operaciones y un correcto sistema de recaudación impositiva.
ARTICULO 36. — Pagos diferidos. El pago con valores diferidos por parte de los emisores a
los proveedores, con cheques u otros valores que posterguen realmente el pago efectivo,
devengaran un interés igual al compensatorio o por financiación cobrados a los titulares por
cada día de demora en la efectiva cancelación o acreditación del pago al proveedor.
ARTICULO 37. — El proveedor está obligado a:
a) Aceptar las tarjetas de crédito que cumplan con las disposiciones de esta ley.
b) Verificar siempre la identidad del portador de la tarjeta de crédito que se le presente.
c) No efectuar diferencias de precio entre operaciones al contado y con tarjeta.
d) Solicitar autorización en todos los casos.
Del contrato entre el emisor y el proveedor
ARTICULO 38. — El contrato tipo entre el emisor y el proveedor deberá ser aprobado por la
autoridad de aplicación y contendrá como mínimo:
a) Plazo de vigencia.
b) Topes máximos por operación de la tarjeta de que se trate.
c) Determinación del tipo y monto de las comisiones, intereses y cargos administrativos de
cualquier tipo.
d) Obligaciones que surgen de la presente ley.
e) Plazo y requisitos para la presentación de las liquidaciones.
f) Tipo de comprobantes a presentar de las operaciones realizadas.
g) Obligación del proveedor de consulta previa sobre la vigencia de la tarjeta.
Además deberán existir tantos ejemplares como partes contratantes haya y de un mismo
tenor.

ARTICULO 43. — Controversias entre el titular y el proveedor. El emisor es ajeno a las


controversias entre el titular y el proveedor derivadas de la ejecución de las prestaciones
convenidas salvo que el emisor promoviera los productos o al proveedor pues garantiza con
ello la calidad del producto o del servicio.
ARTICULO 44. — Incumplimiento del proveedor. El incumplimiento de cualquiera de las
obligaciones del proveedor con el titular, dará derecho al emisor a resolver su vinculación
contractual con el proveedor.
ARTICULO 45. — Incumplimiento del emisor con el proveedor. El titular que hubiera abonado
sus cargos al emisor queda liberado frente al proveedor de pagar la mercadería o servicio aun
cuando el emisor no abonará al proveedor.

236
ARTICULO 46. — Cláusulas de exoneración de responsabilidad. Carecerán de efecto las
cláusulas que impliquen exoneración de responsabilidad de cualquiera de las partes que
intervengan directa o indirectamente en la relación contractual.
De los resúmenes
ARTICULO 22. — Resumen mensual de operaciones. El emisor deberá confeccionar y enviar
mensualmente un resumen detallado de las operaciones realizadas por el titular o sus
autorizados.
ARTICULO 25. — Tiempo de recepción. El resumen deberá ser recibido por el titular con una
anticipación mínima de cinco (5) días anteriores al vencimiento de su obligación de pago,
independientemente de lo pactado en el respectivo contrato de Tarjeta de Crédito.
En el supuesto de la no recepción del resumen, el titular dispondrá de un canal de
comunicación telefónico proporcionado por el emisor durante las veinticuatro (24) horas del
día que le permitirá obtener el saldo de la cuenta y el pago mínimo que podrá realizar.
La copia del resumen de cuenta se encontrará a disposición del titular en la sucursal emisora
de la tarjeta
Del cuestionamiento o impugnación de la liquidación o resumen por el titular
ARTICULO 26. — Personería. El titular puede cuestionar la liquidación dentro de los treinta
(30) días de recibida, detallando claramente el error atribuido y aportando todo dato que sirva
para esclarecerlo por nota simple girada al emisor.
ARTICULO 27. — Recepción de impugnaciones. El emisor debe acusar recibo de la
impugnación dentro de los siete (7) días de recibida y, dentro de los quince (15) días
siguientes, deberá corregir el error si lo hubiere o explicar claramente la exactitud de la
liquidación, aportando copia de los comprobantes o fundamentos que avalen la situación. El
plazo de corrección se ampliará a sesenta (60) días en las operaciones realizadas en el
exterior.
ARTICULO 28. — Consecuencias de la impugnación. Mientras dure el procedimiento de
impugnación, el emisor:
a) No podrá impedir ni dificultar de ninguna manera el uso de la Tarjeta de Crédito o de sus
adicionales mientras no se supere el límite de compra.
b) Podrá exigir el pago del mínimo pactado por los rubros no cuestionados de la liquidación
La Ley 25.065 crea un título ejecutivo nuevo para permitir el cobro por vía ejecutiva de deudas
provenientes del uso tarjetas de crédito. Se asigna a dicha norma el carácter de orden público.
El resumen tiene la doble finalidad de poner en conocimiento del usuario (o recordarle) cuales
fueron las operaciones celebradas para su control y eventual impugnación a la vez que
determina la deuda cierta y líquida que el usuario debe abonar en caso de conformidad
expresa o tácita con el mismo.
Entidades emisoras y usuarios deben asumir un rol activo, las primeras remitiendo el resumen
y los segundos consultando telefónicamente o compareciendo a retirar el resumen en caso de
no haberlo recibido. Esta última es una obligación inexcusable del usuario en virtud del deber
de buena fe, lealtad y cooperación implícito en el sistema al que adhirió; la posibilidad que le
otorga la ley de impugnar dicha liquidación y la obligación de pagar lo que haya consumido.
El plazo para impugnar el resumen es un plazo de caducidad. Una vez extinguido el derecho
de impugnar la liquidación, la deuda se torna cierta y líquida y si no es abonada al vencimiento
deviene vencida y exigible al usuario moroso.
El emisor cuenta a su favor con un título ejecutivo incompleto y debe preparar la vía ejecutiva
de conformidad con el artículo 39 de la norma en análisis. Para ello debe pedir el

237
reconocimiento judicial del contrato de emisión de tarjeta de crédito instrumentado en legal
forma y del resumen de cuenta y acompañará declaraciones juradas acerca de la inexistencia
de denuncia fundada y válida de sustracción o extravío de la tarjeta como de
cuestionamientos efectuados a tenor de lo prescripto por la ley.
Dada la importancia que revisten las condiciones extrínsecas y formales de los títulos
ejecutivos la entidad emisora debe extremar los recaudos al momento de confeccionar el
contrato de emisión, confección y envío de los resúmenes de cuenta, etc.
La cuestión relativa a si la impugnación deducida por el deudor es o no fundada a juicio del
emisor resulta materia ajena al juicio ejecutivo y debe ventilarse en un juicio ordinario
posterior.
El plazo de prescripción previsto para la acción ejecutiva es de un año.

Operaciones en moneda extranjera


ARTICULO 31. — Cuando las operaciones del titular o sus autorizados se operen en moneda
extranjera, el titular podrá cancelar sus saldos en la moneda extranjera o en la de curso legal
en el territorio de la República al valor al tiempo del efectivo pago del resumen sin que el
emisor pueda efectuar cargo alguno más que el que realiza por la diferencia de cotización el
Banco Central de la República Argentina.

UNIDAD XV. DEPÓSITO, CAJA DE SEGURIDAD, CUSTODIA DE TÍTULOS, WARRANTS


(contratos de custodia)

Depósito
ARTÍCULO 1356. Definición: Hay contrato de depósito cuando una parte se obliga a recibir
de otra una cosa con la obligación de custodiarla y restituirla con sus frutos.
La función social y económica del contrato de depósito es la custodia de las cosas
depositadas.
La guarda y custodia de las cosas depositadas es la obligación principal del depositario, a
diferencia de otros contratos en los que la custodia es una obligación secundaria, como por
ejemplo, la locación de cosas o el mandato.
El contrato de depósito es un contrato de confianza, independientemente de su carácter
oneroso. La obligación de custodia es intransferible y debe cumplirla el depositario
personalmente.
La definición expresada en el art. 1356 CC yC delinea el depósito regular voluntario que es
tomado como base para la regulación de este contrato.
Elementos tipificantes
a) La obligación de guarda que constituye un hacer a cargo del depositario mediante el
cual se materializa aquella finalidad.
b) La obligación de restitución a cargo del depositario quien debe devolver la cosa con sus
frutos.
Caracteres

238
a) Oneroso, porque ambos partes asumen sacrificios y ventajas recíprocas. El depositario
asume el sacrificio equivalente a la actividad de custodia, y recibe como
contraprestación, una remuneración.
b) Bilateral, porque ambas partes quedan obligadas y estas obligaciones tienen
reciprocidad e interdependencia.
c) No formal, porque las partes pueden celebrarlo bajo cualquier solemnidad, dado que la
ley no requiere la observancia de formalidad.
d) De duración, debido a que la actividad que involucra la custodia requiere del elemento
temporal para su ejecución. Desde ese punto de vista, el depósito es un contrato de
larga duración, porque sus efectos deben cumplirse mediante una prestación
temporalmente dilatada.
e) De confianza, en razón de que la persona del depositario resulta relevante para el
depositante, quien confía en la actividad que aquel desempeña en el cuidado de las
cosas objeto de la custodia.
f) De custodia, en razón de que se entrega una cosa ajena para su guarda o
conservación resultando la obligación de guarda nuclear al contrato. Esta obligación, en
su acepción más simple, implica conservar una cosa en el mismo estado físico que fue
entregada.
g) Nominado
Diferencias con contratos afines
 Con el depósito bancario: Con relación a la naturaleza del sujeto que integra la parte
depositaria, ya que en este caso se trata de una entidad financiera (banco) que actúa
en la esfera de su profesionalidad; con relación al objeto de la guarda, dado que solo el
dinero resulta ser lo custodiado por el banco.
 Con el contrato de caja de seguridad bancario: En cuanto a: el sujeto que integra la
parte depositaria, en este caso se trata de una entidad financiera; el objeto de la
guarda, que siempre es desconocido para el banco que presta el servicio y pone a
disposición del usuario un cofre o caja de seguridad sin que exista constancia de la
entrega, ni de conocimiento por parte de banco de lo que le es entregado; la forma
impuesta por la ley; la legitimidad de las cláusulas de limitación de responsabilidad del
banco, siempre que el usuario sea debidamente informado y la limitación no importe
desnaturalización de las obligaciones de aquel. Este coto en la responsabilidad,
excepcionalmente es eficaz en el depósito de hoteles, respecto de los efectos del
viajero de valor superior al que ordinariamente llevan los pasajeros.
 Con el contrato de garaje: el usuario se encuentra autorizado a ubicar su vehículo en
algunas plantas de un edificio destinado para ello, mediante el pago de un canon,
generalmente mensual, con derecho a ubicar el vehículo en un lugar determinado, o
indeterminado. Las diferencias con este contrato se manifiestan en: a) las obligaciones
que nacen de ellos, dado que sus prestaciones además de involucrar la actividad de
guarda, comprenden la transferencia del uso de un espacio para estacionamiento del
automóvil, y en ocasiones, el contrato incluye servicios auxiliares, tales como el lavado
y la limpieza del coche; b) el objeto de la guarda, que en este contrato sólo recae sobre
cosa mueble registrable.
 Con el contrato de mutuo. La necesidad de su deslinde es necesaria frente al depósito
irregular, no obstante, la remisión expresa del segundo párrafo del art. 1367. Las
diferencias entre ellos se advierten en: a) el interés que realiza cada contrato, ya que el

239
depósito realza el interés del depositante, y el mutuo se celebra en interés del mutuario;
b) ambos contratos, por regla, son onerosos, sin embargo, la retribución en el depósito
la paga el depositante que entrega la cosa, en cambio, en el mutuo el interés
compensatorio lo paga el mutuario, que recibe la cosa; y c) la función típica es de
crédito o financiamiento, y el plazo, por regla, se respeta.
 Con el comodato. Aquí también es necesaria su delimitación conceptual con el depósito
irregular, en razón de que ambos contratos facultan el uso de la cosa entregada. Por
ello es necesario distinguirlos a partir de: a) el interés realizado en cada uno de ellos,
ya que el comodato preserva el interés del comodatario; b) la naturaleza gratuita del
comodato; y c) la finalidad típica es el uso aunque derivan obligaciones de cuidado y
conservación a cargo del comodatario.
 Con el contrato de servicios y con el contrato de mandato. La necesidad de su
delimitación con estos contratos surge debido a que todos ellos se presumen onerosos
e involucran una prestación de actividad a cargo de una de sus partes. La diferencia
sustancial entre ellos radica en que, la obligación de guarda es nuclear en el depósito,
en cambio, en el contrato de servicios y en el mandato, aparece como anexa a otra
principal, tal como ocurre, si envío documentación a un abogado o representante para
que haga valerla en juicio o para que la entregue a mi acreedor, o si encargo a alguien
que reciba una cosa de mi deudor.
Distintas especies de depósito
 Depósito regular e irregular
El paradigma del que parte el CCyC es el depósito regular. Ello no empece a la tipificación y
consagración especiales concernientes al contrato de depósito irregular.
ARTÍCULO 1367. Efectos: Si se entrega una cantidad de cosas fungibles, que no se
encuentra en saco cerrado, se transmite el dominio de las cosas aunque el depositante no
haya autorizado su uso o lo haya prohibido. El depositario debe restituir la misma calidad y
cantidad.
Si se entrega una cantidad de cosas fungibles, y el depositario tiene la facultad de servirse de
ellas, se aplican las reglas del mutuo.
El art. 1367 CC yC define y regula el supuesto de depósito irregular, siendo su principal
característica que la cosa depositada puedan ser fungibles o consumibles, que no se
encuentran individualizadas (en saco cerrado), contrariamente al depósito regular en el que la
cosa depositada debe ser cierta.
El depósito irregular transfiere la propiedad de la cosa depositada al depositario. Para el
depositante es irrelevante lo que el depositario haga con el dinero o las cosas fungibles que le
entregó, aun cuando no haya autorizado y aun prohibido su uso. En tanto el depositario del
depósito irregular tiene la propiedad de las cosas depositadas, tiene también su uso.
Respecto a la obligación de guarda, se ejerce sobre el valor de lo recibido, abstrayéndose de
su materialidad. Lo que importa es que al término señalado se le entregue al depositante una
suma equivalente o una cantidad, especie y calidad igual de cosas fungibles. Esta es la única
obligación que la ley impone al depositario irregular.
Sobre el derecho concedido al depositario sobre las cosas entregadas, éste adquiere el
dominio y no la mera tenencia de las cosas fungibles no individualizadas, aun cuando no se le
haya concedido su uso.

240
Acerca de la concesión del uso de las cosas objeto de custodia, el dominio también se
transmite al depositario, cuando se concede el uso de cantidad de cosas fungibles no
individualizadas, más aun cuando ellas son consumibles.
Con relación a la obligación de restituir, es una obligación de género que recae sobre cosas
solo determinadas por su especie o cantidad, por lo tanto, en el deposito irregular la
restitución es por sustitución o por equivalente de lo recibido en guarda.
Afectarán al depositario los aumentos y disminuciones que sobrevengan en el valor de la cosa
depositada.
Si el depositante entrega la cosa en saco o caja cerrada que la contenga, sin entregar la llave,
el depósito ya no es irregular, pues dicho envase cerrado con su contenido conforma una
cosa cierta e individualizable, por lo que el depósito es regular y se aplicarán las normas
correspondientes a esta modalidad.
 Depósito voluntario y necesario
ARTÍCULO 1368. Definición: Es depósito necesario aquel en que el depositante no puede
elegir la persona del depositario por un acontecimiento que lo somete a una necesidad
imperiosa, y el de los efectos introducidos en los hoteles por los viajeros.
La diferencia entre depósito voluntario y depósito necesario consiste en el menor grado de
libertad del depositante en elegir al depositario. Esta restricción a la libertad contractual se da
cuando el depósito es consecuencia de una situación urgente de necesidad como, por
ejemplo, la ocurrencia de una catástrofe ambiental, inundación, incendio, terremoto, naufragio,
entre otros.
La situación urgente de necesidad antes mencionada acota la libertad del depositante al no
poder elegir libremente al depositario, pero esta circunstancia no le quita el carácter
convencional al depósito. También es considerado depósito necesario el de los efectos
introducidos en los hoteles por los viajeros.

ARTÍCULO 1369. Depósito en hoteles: El depósito en los hoteles tiene lugar por la
introducción en ellos de los efectos de los viajeros, aunque no los entreguen expresamente al
hotelero o sus dependientes y aunque aquéllos tengan las llaves de las habitaciones donde
se hallen tales efectos.
El viajero inevitablemente tiene que dejar sus pertenencias en el mismo lugar donde se
hospeda. Se considera a esta circunstancia un depósito necesario porque no tiene alternativa
de elección y está obligado a confiar en el personal del hotel que eligió para hospedarse,
teniendo en cuenta las comodidades del establecimiento y el precio.
La norma dispone que el contrato de depósito necesario se perfecciona en el momento en el
que el viajero introduce en el hotel sus efectos personales, aunque no se los haya entregado
expresamente al hotelero o a sus empleados y aunque lleve consigo la llave de la habitación.
Esto es así porque el viajero no se reserva la custodia de sus efectos personales y porque el
hotelero tiene acceso a la habitación siempre. No es necesario que la entrega de los efectos
personales del viajero se realice dentro del ámbito del establecimiento, el contrato se verifica
desde el momento en el que el huésped entrega sus cosas al empleado del hotel que lo
espera en el aeropuerto, en la terminal de ferrocarril, en la parada de taxis, en la acera del
hotel, etc., y las introduce el mismo empleado u otro distinto al hotel. En estos casos ya opera
la transferencia de la guarda.
ARTÍCULO 1370. Responsabilidad: El hotelero responde al viajero por los daños y pérdidas
sufridos en:

241
a) los efectos introducidos en el hotel;
b) el vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares adecuados puestos
a disposición del viajero por el hotelero.
Son responsables todos los que proporcionan alojamiento en forma profesional, esto es:
pensiones, posadas, albergues, etc. Además, se incluyen en la norma los hospitales,
sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y playas de
estacionamiento, y otros establecimientos similares que prestan sus servicios a título oneroso.
La responsabilidad del hotelero es objetiva, nace con el daño causado a las cosas que
integran las pertenencias del viajero introducidas en el establecimiento.
ARTÍCULO 1371. Eximentes de responsabilidad: El hotelero no responde si los daños o
pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza mayor ajena a la actividad hotelera.
Tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros.
El hotelero responde, ante todo, por sus propios hechos y los de sus dependientes, responde
también por los hechos de terceros, sea otro viajero, un proveedor o cualquier persona
extraña, pues el hecho no se hubiera producido si el hotelero hubiese cumplido cabalmente
con su deber de seguridad y vigilancia.
ARTÍCULO 1372. Cosas de valor: El viajero que lleve consigo efectos de valor superior al
que ordinariamente llevan los pasajeros debe hacerlo saber al hotelero y guardarlos en las
cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en el establecimiento.
En este caso, la responsabilidad del hotelero se limita al valor declarado de los efectos
depositados.
Cuando se trata de objetos de gran valor —tales como joyas, títulos de créditos, sumas de
dinero importantes, etc. — el viajero debe hacer saber al posadero que los tiene en su poder y
debe también guardarlos en cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en el hotel
y declarar el valor de los efectos depositados; de no proceder así, el hotelero no responde por
su pérdida.
ARTÍCULO 1373. Negativa a recibir: Si los efectos de los pasajeros son excesivamente
valiosos en relación con la importancia del establecimiento, o su guarda causa molestias
extraordinarias, los hoteleros pueden negarse a recibirlos.
En el contrato de depósito necesario, el hotelero depositario asume una responsabilidad
objetiva que puede resultar muy gravosa para su negocio.
El art. 1373 CC yC le confiere al hotelero la facultad de negarse a recibir los objetos
excesivamente valiosos con relación a la importancia o categoría de su establecimiento. Si la
condición para que el hotelero pueda usar la opción es la relación directa entre el valor de los
efectos del pasajero y la importancia de su establecimiento, se podría inferir que la norma
excluye a los propietarios de hoteles de cinco o más estrellas pues no hay establecimientos
hoteleros más importantes que los así calificados, por lo que no habría efectos personales de
los pasajeros excesivamente valiosos para el estándar de esos hoteles.
Respecto de los efectos personales de los pasajeros cuya guarda causa molestias
extraordinarias, podemos mencionar que muchos establecimientos hoteleros se niegan a
recibir las mascotas de los pasajeros porque esos animales pueden causar molestias a los
demás huéspedes del hotel y al propio hotelero, que es quien recibirá las quejas por las
molestias ocasionadas.
ARTÍCULO 1374. Cláusulas que reducen la responsabilidad: Excepto lo dispuesto en los
artículos 1372 y 1373, toda cláusula que excluya o limite la responsabilidad del hotelero se
tiene por no escrita.

242
Las cláusulas pactadas por las partes que excluyen o limitan la responsabilidad se tienen por
no escritas siempre. No solamente en este contrato. Esta limitación a la autonomía de la
voluntad de las partes es de orden público.
ARTÍCULO 1375. Establecimientos y locales asimilables: Las normas de esta Sección se
aplican a los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y
playas de estacionamiento y otros establecimientos similares que prestan sus servicios a
título oneroso.
La eximente prevista en la última frase del artículo 1371 no rige para los garajes, lugares y
playas de estacionamiento que prestan sus servicios a título oneroso.

 Depósito en casas de depósito


ARTÍCULO 1376. Responsabilidad: Los propietarios de casas de depósito son responsables
de la conservación de las cosas allí depositadas, excepto que prueben que la pérdida, la
disminución o la avería ha derivado de la naturaleza de dichas cosas, de vicio propio de ellas
o de los de su embalaje, o de caso fortuito externo a su actividad.
La tasación de los daños se hace por peritos arbitradores
Al igual que un depositario que no explote comercialmente la actividad, los empresarios que
hacen del depósito su profesión son responsables de la conservación e integridad de las
cosas confiadas, excepto que las pérdidas, disminuciones o averías provengan de la
naturaleza de los efectos confiados, de su vicio, de defectos de embalaje o de caso fortuito
ajeno a la actividad, situaciones cuya prueba la ley pone en cabeza del empresario, por lo que
el factor de atribución es objetivo.
En vistas a establecer el valor de reposición de los efectos afectados por los daños
provenientes de las causas expresadas, se dirime la controversia por expertos arbitradores,
facilitándose, así, la rapidez de la solución de la disputa sobre la cuantía de los daños.
ARTÍCULO 1377. Deberes: Los propietarios mencionados en el artículo 1376 deben:
a) dar recibo por las cosas que les son entregadas para su custodia, en el que se describa su
naturaleza, calidad, peso, cantidad o medida;
b) permitir la inspección de las cosas recibidas en depósito al depositante y a quien éste
indique.

Efectos del contrato de depósito


ARTÍCULO 1357. Presunción de onerosidad: El depósito se presume oneroso. Si se pacta
la gratuidad, no se debe remuneración, pero el depositante debe reembolsar al depositario los
gastos razonables en que incurra para la custodia y restitución.

ARTÍCULO 1358. Obligación del depositario: El depositario debe poner en la guarda de la


cosa la diligencia que usa para sus cosas o la que corresponda a su profesión. No puede usar
las cosas y debe restituirlas, con sus frutos, cuando le sea requerido.
La obligación principal del depositario es custodiar la cosa depositada. Siendo el contrato de
depósito un contrato de confianza, la obligación de custodia no puede ser transmitida y debe
cumplirla el depositario personalmente.
Cuando la cosa depositada sufra algún desmedro, se pierda o perezca por culpa del
depositario, este responderá ante el depositante por los daños y perjuicios sufridos por el
incumplimiento de su obligación de custodia.

243
En el caso del depósito oneroso, el depositario es quien hace del depósito su profesión. Por lo
tanto, la responsabilidad deberá ser valorada según los parámetros del art. 1725 CC yC.
Solamente en el caso de que el contrato de depósito se haya pactado gratuito, la
responsabilidad del depositario se evaluará según los parámetros establecidos en el art. 1724
CC yC.
La prohibición de usar las cosas depositadas opera en el depósito regular, no así en el
irregular.
ARTÍCULO 1359. Plazo: Si se conviene un plazo, se presume que lo es en favor del
depositante. Pero si el depósito es gratuito, el depositario puede exigir del depositante, en
todo tiempo, que reciba la cosa depositada.
La norma establece la presunción, que puede ser desvirtuada por pacto en contrario, que si se
convino un plazo, este lo es a favor del depositante; esto significa que el depositante puede
pedir la restitución de la cosa en cualquier tiempo, aún si no ha vencido el plazo del contrato.
Es el depositario quien debe respetar el plazo convenido. Cabe señalar que este primer
párrafo de la norma es aplicable al depósito oneroso.
En el caso del depósito pactado gratuito, se invierte la solución y se faculta al depositario a
pedirle al depositante que reciba la cosa depositada en todo tiempo, aunque se haya
convenido un plazo. Esta disposición tiene su fundamento en la liberalidad que supone la
gratuidad.
ARTÍCULO 1360. Depósito oneroso: Si el depósito es oneroso, el depositante debe pagar la
remuneración establecida para todo el plazo del contrato, excepto pacto en contrario.
Si para la conservación de la cosa es necesario hacer gastos extraordinarios, el depositario
debe dar aviso inmediato al depositante, y realizar los gastos razonables causados por actos
que no puedan demorarse. Estos gastos y los de restitución son por cuenta del depositante.
El primer párrafo del art. 1360 CC yC complementa el artículo anterior en el sentido de que, si
bien el plazo convenido se presume a favor del depositante, el depositario tiene derecho a
percibir la remuneración acordada por todo el plazo, independientemente de si el depositante
decidiera retirar antes del vencimiento la cosa depositada. Primando la autonomía de la
voluntad, la norma faculta a las partes a pactar en contrario.
En el segundo párrafo, la norma se refiere a los gastos extraordinarios para la conservación
de la cosa tales como refrigeración, ventilación del ambiente, entre otros. Es de suponer que
los gastos necesarios, tales como estanterías, están incluidos en la remuneración pactada.
El obligado al pago de los gastos extraordinarios es el depositante, sin embargo el depositario
tiene la obligación de dar aviso inmediato al depositante si hay peligro de que la cosa pueda
sufrir algún daño para que este autorice el gasto o lo sufrague directamente.
Independientemente de la decisión del depositante, el depositario cumple con su obligación
dando aviso de la novedad, pero si omite avisar, responderá por los daños causados por su
omisión.
Si el peligro de daño a la cosa depositada es inminente, el depositario debe tomar las medidas
y realizar los gastos necesarios para evitar ese daño. Si no lo hiciere, responderá por su
incumplimiento. Estos gastos son por cuenta del depositante.
ARTÍCULO 1361. Lugar de restitución: La cosa depositada debe ser restituida en el lugar
en que debía ser custodiada.
ARTÍCULO 1362. Modalidad de la custodia: Si se convino un modo específico de efectuar
la custodia y circunstancias sobrevinientes exigen modificarlo, el depositario puede hacerlo,
dando aviso inmediato al depositante.

244
ARTÍCULO 1363. Persona a quien debe restituirse la cosa: La restitución debe hacerse al
depositante o a quien éste indique. Si la cosa se deposita también en interés de un tercero, el
depositario no puede restituirla sin su consentimiento.
El depositario tiene la obligación de restituir la cosa y se libera al entregarla a la persona
legitimada para recibirla; en caso de realizar la entrega a otro, deberá responder por los daños
ocasionados al depositante por su incumplimiento.
El primer legitimado es el mismo depositante. Asimismo, el depositante pudo haber indicado a
otro para recibir la cosa depositada, es a este otro a quien el depositario deberá restituir la
cosa depositada.
La norma contempla el supuesto en el que la cosa haya sido depositada también en interés de
un tercero. En este caso, para que el depositario restituya la cosa depositada al depositario o
a quién este indique, es necesario que el tercero preste su consentimiento.
ARTÍCULO 1364. Pérdida de la cosa: Si la cosa depositada perece sin culpa del depositario,
la pérdida debe ser soportada por el depositante.
Para la interpretación de este artículo es necesario distinguir entre depósito regular y depósito
irregular. Así, mientras el primero es aquel en el que la cosa depositada es una cosa cierta,
por lo que el depositario debe restituir la misma cosa que recibió más sus frutos, el segundo
se caracteriza por ser aquel en el cual la cosa depositada tiene la calidad de ser fungible, por
lo que el depositario debe restituir una cosa del mismo género.
Solamente las cosas sujetas a un contrato de depósito regular pueden perderse.
Si la cosa se pierde sin culpa del depositario, la pérdida será soportada por el depositante, es
decir, su dueño. En cambio, si la cosa se pierde por negligencia del depositario, este deberá
indemnizar los daños ocasionados por su culpa.
Distinta es la solución si el depósito es irregular, siendo la cosa depositada fungible, siempre
puede ser reemplazada por otra de la misma especie. Tengamos en cuenta que en esta clase
de depósito, el depositante transfiere la propiedad de la cosa al depositario, motivo por el cual
la pérdida también es soportada por el dueño de la cosa que, en este caso es el depositario.
ARTÍCULO 1365. Prueba del dominio: El depositario no puede exigir que el depositante
pruebe ser dueño de la cosa depositada.
El depositante puede no ser el propietario de la cosa depositada, ya que es posible que fuese
el tenedor o el poseedor de la cosa, por lo que el art. 1365 CC yC prohíbe al depositario exigir
al depositante la prueba de que es el dueño de la cosa depositada.
El derecho a recibir la cosa depositada nace del contrato de depósito, no de la calidad de
dueño.
ARTÍCULO 1366. Herederos: Los herederos del depositario que de buena fe hayan
enajenado la cosa depositada sólo están obligados a restituir al depositante el precio
percibido. Si éste no ha sido pagado, deben cederle el correspondiente crédito.
En el caso de fallecimiento del depositario, aplicando las normas que regulan la transmisión
mortis causa, los herederos deben cumplir la obligación de restituir la cosa depositada al
depositante. El artículo 1366 consagra una excepción a esas normas, pues prevé el supuesto
de que los herederos del depositario, ignorando que la cosa que se hallaba en poder del
depositario no le pertenecía —sino que este la tenía en calidad de depositario para su guarda
y custodia—, la hubieran enajenado.
En tal caso, en tanto haya actuado de buena fe —la que, en este supuesto, consiste en la
ignorancia acerca de la real titularidad de la cosa—, el heredero puede liberarse restituyendo

245
al depositante el precio recibido por la cosa, que puede diferir del de mercado, sin tener que
responder por daños y perjuicios.
En sentido contrario, el heredero que vendió bienes ajenos que sabía que habían sido
entregados en depósito a su causante, debe responder por los daños y perjuicios que con ello
hubiera generado al depositante.

CAJA DE SEGURIDAD
La finalidad del contrato de servicio de caja de seguridad es la de proporcionar al cliente
bancario un espacio seguro que le permita alojar allí valores con tranquilidad. La tranquilidad
del cliente es finalidad de este contrato, y es por ello que una de las obligaciones nucleares
del banco en este contrato es la de actuar con idoneidad en la custodia de los locales, aun
cuando de la violación de ella no se derive pérdida o sustracción de las cosas depositadas por
quien reclama por aquella obligación incumplida, pues el CC yC no lo exige.
El Código no define el contrato de servicio de caja de seguridad, sino que lo configura a partir
de la obligación de responder del proveedor profesional; generalmente una entidad bancaria
sometida a las reglas establecidas en la materia por la autoridad de superintendencia, en
procura de la seguridad de los bienes depositados.
ARTÍCULO 1413. Obligaciones a cargo de las partes: El prestador de una caja de
seguridad responde frente al usuario por la idoneidad de la custodia de los locales, la
integridad de las cajas y el contenido de ellas, conforme con lo pactado y las expectativas
creadas en el usuario.
No responde por caso fortuito externo a su actividad, ni por vicio propio de las cosas
guardadas.
Si bien en el artículo se mencionan básicamente las obligaciones a cargo del proveedor del
servicio, es claro que el cliente deberá la contraprestación estipulada por el uso de la caja y
deberá someterse a las condiciones de uso razonablemente establecidas por el proveedor,
quien debe adoptar medidas que le permitan controlar el ingreso de personas autorizadas, a
fin de poder cumplir con los deberes de seguridad a su cargo.
Por otra parte, es claro, pues así se desprende del contenido del artículo, que aun cuando ello
no se estipule en el contrato, el cliente no puede depositar cosas viciosas, entre las que
corresponde incluir no solo a las que puedan generar la destrucción del contenido de la caja
de seguridad por él contratada, sino generar daños a terceros, como podría ser el caso de
depositarse en la caja material biológico que pueda desprender un factor patógeno que afecte
a quienes ingresen al sector.

ARTÍCULO 1414. Límites: La cláusula que exime de responsabilidad al prestador se tiene


por no escrita.
Es válida la cláusula de limitación de la responsabilidad del prestador hasta un monto máximo
sólo si el usuario es debidamente informado y el límite no importa una desnaturalización de
las obligaciones del prestador.
No obstante, dado el secreto de lo guardado por el cliente en la caja y toda vez que el
proveedor debe responder por el contenido de ella (art. 1413 CC yC), según lo que el
depositante pruebe (art. 1415 CC yC), es admisible que el prestador acuerde con el cliente un
tope de responsabilidad. Ello requiere el consentimiento expreso del usuario, quien debe ser
especialmente informado al respecto —lo que la entidad deberá acreditar—. Pero dicho límite

246
no se tendrá por convenido si, por su entidad, su bajo monto, importa una desnaturalización
de las obligaciones del prestador.
Como estos contratos suelen prolongarse en el tiempo, puede que cambios en el valor de la
moneda determinen la disminución de la entidad del tope fijado, en cuyo caso, de devenir este
irrazonable, debe tenérselo por no escrito, ello por protección de la buena fe confianza
depositada por el cliente, según lo ya expuesto con relación a la privación de causa del
contrato y por aplicación de la regla que impone interpretar las cláusulas en contra del
predisponente en los contratos formados por adhesión a cláusulas predispuestas (arts. 987 y
988 CC yC), y a favor del consumidor en los contratos de consumo (art. 1094).

ARTÍCULO 1415. Prueba de contenido: La prueba del contenido de la caja de seguridad


puede hacerse por cualquier medio.
El secreto habitual en materia de cosas depositadas en una caja de seguridad determina que
la posibilidad de acreditar su contenido se encuentre en manos del depositante. Pero se trata
de una prueba que a menudo no resulta sencilla, por lo que el CC yC dispone la amplitud de
medios.

ARTÍCULO 1416. Pluralidad de usuarios: Si los usuarios son dos o más personas,
cualquiera de ellas, indistintamente, tiene derecho a acceder a la caja.

ARTÍCULO 1417. Retiro de los efectos: Vencido el plazo o resuelto el contrato por falta de
pago o por cualquier otra causa convencionalmente prevista, el prestador debe dar a la otra
parte aviso fehaciente del vencimiento operado, con el apercibimiento de proceder, pasados
treinta días del aviso, a la apertura forzada de la caja ante escribano público. En su caso, el
prestador debe notificar al usuario la realización de la apertura forzada de la caja poniendo a
su disposición su contenido, previo pago de lo adeudado, por el plazo de tres meses; vencido
dicho plazo y no habiéndose presentado el usuario, puede cobrar el precio impago de los
fondos hallados en la caja. En su defecto puede proceder a la venta de los efectos necesarios
para cubrir lo adeudado en la forma prevista por el artículo 2229, dando aviso al usuario. El
producido de la venta se aplica al pago de lo adeudado. Los bienes remanentes deben ser
consignados judicialmente por alguna de las vías previstas en este Código.

CUSTODIA DE TÍTULOS
ARTÍCULO 1418. Obligaciones a cargo de las partes: El banco que asume a cambio de
una remuneración la custodia de títulos en administración debe proceder a su guarda,
gestionar el cobro de los intereses o los dividendos y los reembolsos del capital por cuenta del
depositante y, en general, proveer la tutela de los derechos inherentes a los títulos.
El CC yC no proporciona una definición de este contrato; pero la custodia de títulos se define
a partir de las obligaciones de ambas partes. Si ella es simple, el banco se compromete, a
cambio del pago de una remuneración, a ejercer la custodia de esos bienes —opción para la
que suele ser solución más práctica el depósito por el servicio de caja de seguridad—. Si se
trata de custodia de títulos en administración, el banco —a cambio de una remuneración—
asume la custodia de títulos en administración y debe proceder a la guarda, pero también a
gestionar el cobro de los intereses o los dividendos y los reembolsos del capital por cuenta del
depositante y a proveer la tutela de los derechos derivados de los títulos. En caso de silencio

247
del depositante, se entiende que los títulos fueron depositados bajo el régimen de
administración.
El ámbito de aplicación del contrato es reducido porque las emisiones de acciones y
obligaciones negociables, así como de bonos públicos o privados u otros valores negociables,
se efectúan mediante inscripciones en los registros de la sociedad emisora y no en títulos
impresos. La previsión normativa queda prácticamente reservada para acciones de pequeñas
sociedades o algunos bonos de renta.
El depósito de títulos valores en un banco es un típico contrato bancario por el cual un cliente
entrega al banco títulos valores y la entidad financiera se obliga a devolverlos; pero también
puede obligarse a cobrar su renta y realizar los demás actos necesarios para la mejor
protección de los derechos del cliente, como puede ser la asistencia a asambleas, la
obtención de títulos correspondientes a nuevas emisiones, etc.
De acuerdo a lo establecido en el artículo en comentario, en el contrato de custodia de títulos
en administración, el banco se compromete a ejercer la obligación medular de custodia, de
guarda activa de los títulos depositados por un cliente, pero a ello se agrega la obligación de
realizar todos los actos que este habría llevado a cabo para la explotación de sus rentas, de
conservarlos en su poder. Así, el banco deberá gestionar el cobro de intereses, dividendos o
rembolsos de capital por cuenta del depositante.
En principio, se trata de un depósito regular, por lo que el banco no puede utilizar los valores
depositados para su propio uso, salvo que las partes convengan la modalidad prevista en el
art. 1420 CC yC.

ARTÍCULO 1419. Omisión de instrucciones: La omisión de instrucciones del depositante no


libera al banco del ejercicio de los derechos emergentes de los títulos.
Como se ha señalado en el comentario al artículo anterior, el depósito de títulos valores puede
tener una modalidad simple, limitada a la custodia de los bienes entregados en depósito, o
bien puede ser pactado en administración, supuesto en el que el banco debe realizar diversas
actividades de aprovechamiento patrimonial de los derechos derivados del título, por cuenta
del cliente. En este artículo se establece a esta última como la modalidad a ejecutar por el
banco en caso de ausencia de instrucciones del cliente.
En tal caso, el banco deberá evaluar cuáles son las actividades que, de acuerdo a la
naturaleza del título del que se trate, debe desplegar para la maximización de los intereses del
cliente con relación al valor depositado.

ARTÍCULO 1420. Disposición. Autorización otorgada al banco: En el depósito de títulos


valores es válida la autorización otorgada al banco para disponer de ellos, obligándose a
entregar otros del mismo género, calidad y cantidad, cuando se hubiese convenido en forma
expresa y las características de los títulos lo permita. Si la restitución resulta de cumplimiento
imposible, el banco debe cancelar la obligación con el pago de una suma de dinero
equivalente al valor de los títulos al momento en que debe hacerse la devolución.
El contrato de custodia de títulos tiene una forma básica, en la que su configuración es la de
un depósito regular, por el que el banco debe adoptar medidas de custodia o administración
con relación a los títulos entregados por el cliente; pero también es posible que las partes
acuerden un régimen más cercano al de un depósito irregular, en caso de no mediar
disposición de los títulos, o al del mutuo, si ella tiene lugar.

248
WARRANTS
Comprende: Operaciones de crédito mobiliario de: frutos, productos agrícolas, ganaderos,
forestales, mineros o de manufacturas nacionales, depositados en almacenes fiscales o de
terceros.
El warrant es un título de crédito emitido contra la entrega de mercaderías en un almacén
general, por lo que es necesaria para dicha emisión la existencia previa de un contrato de
depósito. CAIVANO distingue dos conceptos de warrant: en sentido amplio, es el documento
emitido por el depositario que consta de un certificado de depósito, que actúa como título
representativo de la propiedad de la mercadería, y un talón; en sentido estricto, el warrant es
este último anexo al certificado, que otorga un derecho de crédito sobra las mercaderías.
Ambas partes pueden ser transferidas por endoso.
En base a las disposiciones de la ley 9643, el warrant puede ser encuadrado jurídicamente
como un título de crédito. La legislación vigente se ha amparado en los principios de celeridad
y seguridad propios de esta clase de documentos para facilitar y lograr una mayor eficacia en
la circulación de los derechos personales.
Para el normal funcionamiento de la mecánica negocial del warrant es necesario efectuar
previamente el depósito de los bienes que serán afectados la garantía prendaria.
Para que una empresa de almacenes generales pueda emitir certificados de depósito y sus
respectivos warrants, es necesario que estas cuenten con autorización del Poder Ejecutivo y
el cumplimiento de determinados recaudos como la mención del capital, condiciones de
seguridad, sistema de almacenaje, tarifas, etc.
Está absolutamente prohibido a las empresas de depósito a que se refiere la Ley, efectuar
operaciones de compra-venta de frutos o productos de la misma naturaleza que aquellos a
que se refieren los Certificados de Depósito y Warrants que se emitan.
Realizado el contrato de depósito con la warrantera, los depositarios asegurarán contra
incendio y por cuenta de los depositantes, si éstos no lo hubiesen hecho, las mercaderías
recibidas, con sujeción a las condiciones y en la forma que determine el decreto
reglamentario, el que, a la vez, especificará las constancias relativas al seguro, que habrán de
inscribirse o agregarse al certificado de depósito y al warrant (art. 5, LW).
Contra la entrega de los frutos o productos depositados, la administración del respectivo
almacén expedirá a la orden del depositante un certificado de depósito y warrant referente a
aquellos, a los cuáles ya nos referimos en puntos anteriores. El artículo 6° prescribe que
la warrantera deberá expresar en estos documentos la fecha de expedición, el nombre y
domicilio del depositante, la designación del almacén y la firma del administrador, la clase de
producto, su cantidad, peso, clase y número de envases, calidad y estado del mismo, su valor
aproximado y toda otra indicación que sirva para individualizarlo con arreglo a las prácticas
establecidas en el comercio de los productos respectivos, el monto del seguro, nombre y
domicilio del asegurador, el tiempo por el cual se efectúa el depósito y el monto del
almacenaje; todo ello en formularios de tipo uniforme que el Poder Ejecutivo reglamentará,
dejando consignadas las mismas circunstancias en los talonarios y en los libros rubricados
especiales que deberá llevar, a fin de registrar diariamente y por orden todas las operaciones
en que intervenga.
Condiciones de emisión
La ley de warrants impone una serie de condiciones al depositante, y eventualmente al
depositario, para que sea posible la emisión del certificado de depósito y su warrant, a la par
de las reglamentaciones que dicte el Poder Ejecutivo. Ellas son:

249
a) Que dichos efectos estén asegurados, ya sea directamente por el dueño o por intermedio
de las empresas emisoras.
b) Que el valor de las mercaderías y frutos depositados no sea inferior a 500 (quinientos)
pesos moneda nacional.
c) Que los mismos estén libres de todo gravamen o embargo judicial notificado al
administrador del depósito.
La ley instrumenta una potestad para el depositante, otorgándole el derecho a pedir que el
depósito se consigne por bultos o lotes separados, y que por cada lote se le den nuevos
certificados con los warrants respectivos, en substitución del certificado y warrant anterior, que
será anulado, no pudiendo ser cada uno de valor menor de 500 (quinientos) pesos nacionales
(art. 14, LW).
Mecanismo de transmisión. Título a la orden. Endoso
Como ya dijimos, el warrant reúne los recaudos propios de los títulos de crédito, y por lo tanto
puede ser transmitido por un mecanismo diferente a la cesión ordinaria de créditos. El artículo
8° consigna que el warrant será siempre nominativo, por lo que podrá ser transmitido por
endoso, que se extenderá al dorso del respectivo documento. El primer endoso del certificado
debe ser registrado en los libros de la empresa emisora dentro del término de 6 (seis) días.
Los endosos subsiguientes, cuyo registro no es obligatorio, podrán hacerse en blanco o a
continuación del primero.
El endoso tiene efectos distintos según se trate del mecanismo transmitido: tratándose del
certificado de depósito, es la transmisión de la propiedad de las cosas a que se refiere, con
los gravámenes que tuvieren en caso de existir warrant negociado; y, tratándose del warrant,
de los derechos creditorios del mismo (art. 9, LW).
Los requisitos del endoso son la fecha, nombre, domicilio y firma del endosante y endosatario,
cantidad prestada, fecha del vencimiento y lugar convenido para el pago.
Al ser el documento un título de crédito, todos los firmantes del mismo son solidariamente
responsables (art. 10, LW).
Plazo. Renovación
Sin perjuicio de su renovación total o parcial, el warrant sólo produce efectos a los fines de su
negociación, durante los 6 (seis) meses siguientes a la fecha de su emisión (art. 26, LW)
Operatoria de crédito. Ejecución extrajudicial
El carácter de instrumento de financiación del warrant se hace evidente en su operatoria. Al
principio del presente trabajo expusimos diversas modalidades de aumento de capital. Ahora
veremos el funcionamiento del warrant como garantía prendaria.
Una vez emitido el certificado de depósito con su respectivo warrant, el titular de la
mercadería y frutos depositados se encuentra en condiciones de solicitar un préstamo (mutuo
comercial) a una entidad financiera autorizada para llevar a cabo operaciones con este tipo de
títulos de crédito con su tasa de interés establecida y todos los demás elementos tipificantes
de este tipo de contrato comercial.
El solicitante del préstamo otorga el talón del certificado de depósito, es decir, el warrant, al
mutuante, mediante su endoso con todas las condiciones requeridas por la ley.
Normalmente, la institución financiera acuerda con su cliente la restitución del capital y el
interés en cuotas periódicas durante un plazo determinado. Tomando estos parámetros como
presupuestos, la obligación puede tomar dos caminos: se desarrolla sin problemas cuando el
deudor realiza el pago en tiempo y forma del crédito, razón por la cual el acreedor le devuelve
el warrant que confiere el derecho pignoraticio sobre las mercaderías; o, caso contrario, el

250
deudor incurre en el incumplimiento de la obligación. En esta última situación, el acreedor ve
perjudicado su interés económico en que se le restituya el dinero prestado más su respectivo
precio (interés), por lo que para satisfacerlo debe proceder a la ejecución del título que tiene
en su poder. Y es aquí donde se hace evidente una de las ventajas más significativas del
warrant y su mecánica -junto a la facilidad y seguridad de circulación del mismo-, que evita los
gastos y el tiempo perdido en un juicio ejecutivo ante abarrotados juzgados que no pueden
cumplir sus tareas eficazmente. Nos referimos a la ejecución extrajudicial.
El procedimiento es muy sencillo: El acreedor del warrant deberá pedir, dentro de 10 (diez)
días de la fecha de su vencimiento, la venta en público remate de la mercadería afectada al
mismo; cuando no hubiere endoso, podrá usar de este derecho dentro del mismo término. El
pedido de venta se hará ante el administrador del depósito, quien, una vez comprobada la
autenticidad del warrant, por su conformidad con las constancias del registro, ordenará el
remate por intermedio de los Mercados de Cereales o Bolsas de Comercio donde existan; y
donde no los hubiere, por martilleros especiales designados por orden de nombramiento,
dentro de una nómina que anualmente formarán los Tribunales Superiores de Comercio de la
jurisdicción respectiva. Esta resolución será comunicada al deudor y a los endosantes; cuyos
domicilios consten en el registro, por carta certificada con recibo de retorno. La comunicación
se hará dentro del segundo día, si los interesados estuviesen domiciliados en el lugar del
depósito, y por el segundo correo si tuviesen el domicilio en otro punto.
El remate tendrá lugar en la plaza comercial donde estuviese situado el depósito, y, en su
defecto, en una de las más inmediatas, y se anunciará, durante 10 (diez) días a lo menos, en
2 (dos) periódicos del lugar donde debe efectuarse el remate o de la plaza comercial más
próxima, debiendo especificarse en los avisos los productos materia de la venta, la fecha de la
constitución y primera negociación del warrant y el nombre de su dueño primitivo (art. 17,
LW).
El producido del remate será distribuido por el administrador del depósito respectivo, siempre
que no mediare oposición dentro del tercer día. En caso contrario, lo depositará a la orden del
juez correspondiente, para su distribución dentro del orden de preferencias establecido por la
ley. El sobrante, si lo hubiere, quedará a disposición del dueño del certificado de depósito
respectivo. Por el saldo que resultare (saldo insoluto), el acreedor del warrant tendrá acción
ejecutiva contra los endosantes del mismo, siempre que se hubiese solicitado la venta de las
mercaderías afectadas al mismo en los plazos con anterioridad establecidos y que la
enajenación de aquellos se hubiere realizado, ajustándose a los procedimientos prescriptos
por el artículo 17 (art. 20, LW).

UNIDAD XVI. CONTRATO DE SEGURO, MEDICINA PREPAGA, RENTA VITALICIA


PREVISIONAL (CONTRATOS DE PREVISIÓN)

SEGUROS
En los contratos de seguros existe una libertad contractual de las partes; no obstante la
experiencia ha demostrado una intervención del Estado para asegurar la ejecución del
contrato, tratando de amparar a la parte más débil.
Esta intervención del Estado, se materializa a través de la actividad de la Superintendencia de
Seguros de la Nación. Su objetivo es controlar y fiscalizar la organización, funcionamiento,
solvencia y liquidación de las sociedades de seguros, a los efectos de que el contrato se
ejecute de acuerdo a lo convenido. A tal fin su responsabilidad es extracontractual; surge

251
como consecuencia de sus obligaciones legales que consisten en facultades exclusivas y
excluyentes de control sobre los aseguradores tendientes a verificar la solvencia patrimonial
de éstas, su capacidad técnica y determinación del marco dentro del cual las partes reglarán
sus derechos.
La ley 20.091 otorga a la Superintendencia, facultades de prevención, control y sanción, para
evitar que las aseguradoras caigan en estado de insolvencia, y permitir la conclusión del
contrato. De caer en dicho estado, aquélla deberá responder subsidiariamente ocupando el
lugar de la aseguradora.
La omisión de dichas obligaciones genera la responsabilidad del Estado por incumplimiento
del poder de policía delegado a la Superintendencia. Esta responsabilidad es objetiva; se
basa en la falta de servicio. El daño consiste en la reversión del riesgo al asegurado, quien
debe solventarlo. La reparación del daño debe ser integral, es decir por lo que la aseguradora
debía resarcir conforme lo establecido en el contrato. A los fines del cumplimiento subsidiario
del contrato por la Superintendencia, surge como elemento eficaz, la creación de un fondo de
garantía.

Los elementos materiales son el riesgo, la prima y el interés asegurado.


El riesgo del seguro es fundamental en un contrato de seguro. Es la probabilidad de que,
aleatoriamente, ocurra un evento o un hecho dañino que provoque una modificación en el
patrimonio del asegurado. Este riesgo debe tener una serie de características básicas:
– Debe ser futuro y posible.
– Fortuito, es decir, causal, que no esté previsto.
– Que sea concreto y lícito.
– Que sea incierto. No se conoce si va a ocurrir (como un incendio por ejemplo) y, en caso de
que vaya a ocurrir (el fallecimiento de una persona), no se conozca la fecha en que va a tener
lugar.
– No puede depender de la voluntad de la persona asegurada.
– Que suponga una consecuencia económica desfavorable para el asegurado.
La prima no es otra cosa que el importe que el tomador está obligado a pagar para obtener la
cobertura del riesgo. Es el importe que la compañía aseguradora ha calculado para poder
asumir la cobertura del riesgo establecido en el contrato.
El interés asegurado es el interés que tiene el tomador en que el siniestro no se produzca, y
si se produce emplear todos los recursos a su alcance en aminorar sus consecuencias. En el
caso de no existir interés asegurado, el seguro podría ser objeto de un enriquecimiento
injusto, sería como asegurar la vida de un desconocido y que por su fallecimiento nos
indemnizaran a nosotros, cuando realmente nuestro patrimonio no ha sufrido ningún perjuicio
por ello.

Sólo pueden realizar operaciones de seguros:


A) Las sociedades anónimas, cooperativas y de seguros mutuos;
B) Las sucursales o agencias de sociedades extranjeras de los tipos indicados en el inciso
anterior;
C) Los organismos y entes oficiales o mixtos, nacionales, provinciales o municipales.

Agentes de seguros

252
Son los que difunden al público las ventajas del aseguramiento y actúan como intermediarios
en la contratación se seguros.
Para obtener contratos, las aseguradoras: recurren a agentes o productores de seguro,
dependientes o no de las mismas.
Se encargan de: buscar clientes, aconsejar, celebrar contratos.

Ley N º 22.400
Régimen de los productores asesores de seguros
Ámbito de aplicación
Artículo 1 - La actividad de intermediación promoviendo la concertación de contratos de
seguros, asesorando a asegurados y asegurables se regirá en todo el territorio de la
República Argentina por la presente ley.
Definiciones
Art. 2 - La actividad de intermediación podrá ejercerse según las siguientes modalidades de
actuación:
Productor asesor directo: persona física que realiza las tareas indicadas en el artículo 1 y las
complementarias previstas en la presente ley.
Productor asesor organizador: persona física que se dedica a instruir, dirigir o asesorar a los
productores asesores directos que forman parte de una organización. Deber componerse
como mínimo de cuatro (4) productores asesores directos, uno de los cuales podrá ser el
organizador cuando actúe en tal carácter.
Registro de Productores Asesores de Seguros.
Creación del registro. Autoridad de aplicación:
Art. 3 - Créase un registro de productores asesores de seguros el que estar a cargo de la
Superintendencia de Seguros de la Nación, que será la autoridad de aplicación de la presente
ley.

CONTRATO DE SEGURO – LEY 17.418


Definición
Artículo 1. Hay contrato de seguro cuando el asegurador se obliga, mediante una prima o
cotización, a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto.
Objeto
Art. 2. El contrato de seguro puede tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés
asegurable, salvo prohibición expresa de la ley.
Inexistencia de riesgo
Art. 3. El contrato de seguro es nulo si al tiempo de su celebración el siniestro se hubiera
producido o desaparecido la posibilidad de que se produjera.
Si se acuerda que comprende un período anterior a su celebración, el contrato es nulo sólo si
al tiempo de su conclusión el asegurador conocía la imposibilidad de que ocurriese el siniestro
o el tomador conocía que se había producido.
Naturaleza
Art. 4. El contrato de seguro es consensual; los derechos y obligaciones recíprocos del
asegurador y asegurado, empiezan desde que se ha celebrado la convención, aun antes de
emitirse la póliza.
Propuesta

253
La propuesta del contrato de seguro, cualquiera sea su forma, no obliga al asegurado ni al
asegurador. La propuesta puede supeditarse al previo conocimiento de las condiciones
generales.
Propuesta de Prórroga
La propuesta de prórroga del contrato se considera aceptada por el asegurador si no la
rechaza dentro de los quince días de su recepción. Esta disposición no se aplica a los seguros
de personas.
Reticencia: Concepto
Art. 5. Toda declaración falsa o toda reticencia de circunstancias conocidas por el asegurado,
aun hechas de buena fe, que a juicio de peritos hubiese impedido el contrato o modificado sus
condiciones si el asegurador hubiese sido cerciorado del verdadero estado del riesgo, hace
nulo el contrato.
Plazo para Impugnar
El asegurador debe impugnar el contrato dentro de los tres meses de haber conocido la
reticencia o falsedad.
Falta de dolo
Art. 6. Cuando la reticencia no dolosa es alegada en el plazo del artículo 5°, el asegurador, a
su exclusivo juicio, puede anular el contrato restituyendo la prima percibida con deducción de
los gastos, o reajustarla con la conformidad del asegurado al verdadero estado del riesgo. En
los seguros de vida el reajuste puede ser impuesto al asegurador cuando la nulidad fuere
perjudicial para el asegurado, si el contrato fuere reajustable a juicio de peritos y se hubiera
celebrado de acuerdo a la práctica comercial del asegurador.
Si el contrato incluye varias personas o intereses, se aplica el artículo 45.
Reajuste del seguro de vida después del siniestro
Art. 7. En los seguros de vida cuando el asegurado fuese de buena fe y la reticencia se
alegase en el plazo del artículo 5°, después de ocurrido el siniestro, la prestación debida se
reducir si el contrato fuese reajustable conforme al artículo 6.
Dolo o mala fe
Art. 8. Si la reticencia fuese dolosa o de mala fe, el asegurador tiene derecho a las primas de
los períodos transcurridos y del período en cuyo transcurso invoque la reticencia o falsa
declaración.
Siniestro en el plazo para impugnar
Art. 9. En todos los casos, si el siniestro ocurre durante el plazo para impugnar, el asegurador
no adeuda prestación alguna, salvo el valor de rescate que corresponda en los seguros de
vida.
Celebración por presentación
Art. 10. Cuando el contrato se celebre con un representante del asegurado, para juzgar la
reticencia se tomarán en cuenta el conocimiento y la conducta del representado y del
representante, salvo cuando este actúe en la celebración del contrato simultáneamente en
representación del asegurado y del asegurador.
Celebración por cuenta ajena
En el seguro por cuenta ajena se aplicarán los mismos principios respecto del tercero
asegurado y del tomador.
Prueba del contrato
Art. 11. El contrato de seguro sólo puede probarse por escrito; sin embargo, todos los demás
medios de prueba serán admitidos, si hay principio de prueba por escrito.

254
Póliza
El asegurador entregará al tomador una póliza debidamente firmada, con redacción clara y
fácilmente legible. La póliza deberá contener los nombres y domicilios de las partes; el interés
la persona asegurada; los riesgos asumidos; el momento desde el cual éstos se asumen y el
plazo; la prima o cotización; la suma asegurada; y las condiciones generales del contrato.
Podrán incluirse en la póliza condiciones particulares. Cuando el seguro se contratase
simultáneamente con varios aseguradores podrá emitirse una sola póliza.
Diferencias entre propuesta y póliza
Art. 12. Cuando el texto de la póliza difiera del contenido de la propuesta, la diferencia se
considerará aprobada por el tomador si no reclama dentro de un mes de haber recibido la
póliza.
Esta aceptación se presume sólo cuando el asegurador advierte al tomador sobre este
derecho por cláusula inserta en forma destacada en el anverso de la póliza.
La impugnación no afecta la eficacia del contrato en lo restante, sin perjuicio del derecho del
tomador de rescindir el contrato a ese momento.
Póliza a la orden y al portador. Régimen
Art. 13. La transferencia de las pólizas a la orden o al portador importa transmitir los derechos
contra el asegurador; sin embargo pueden oponerse al tenedor las mismas defensas que
podrían hacerse valer contra el asegurado referentes al contrato de seguro, salvo la falta de
pago de la prima si su deuda no resulta de la póliza.
Liberación del asegurado
El asegurador se libera si cumple sus prestaciones respecto del endosatario o del portador de
la póliza.
Robo, pérdida o destrucción de la póliza
En caso de robo, pérdida o destrucción de la póliza a la orden o al portador puede acordarse
su reemplazo por prestación de garantía suficiente.
Seguros de personas
En los seguros de personas la póliza debe ser nominativa.
Plazo
Período de seguro
Art. 17. Se presume que el período de seguro es de un año salvo que por la naturaleza del
riesgo la prima se calcule por tiempo distinto.
Comienzo y fin de la cobertura
Art. 18. La responsabilidad del asegurador comienza a las doce horas del día en el que se
inicia la cobertura y termina a las doce horas del último día del plazo establecido, salvo pacto
en contrario
Cláusula de rescisión
No obstante el plazo estipulado, y con excepción de los seguros de vida, podrá convenirse
que cualquiera de las partes tendrá derecho a rescindir el contrato sin expresar causa. Si el
asegurador ejerce la facultad de rescindir, deber dar un preaviso no menor de quince días y
reembolsará la prima proporcional por el plazo no corrido. Si el asegurado opta por la
rescisión, el asegurador tendrá derecho a la prima devengada por el tiempo transcurrido,
según las tarifas de corto plazo.
Prórroga tácita
Art. 19. La prórroga tácita prevista en el contrato, sólo es eficaz por el término máximo de un
período de seguro, salvo en los seguros flotantes.

255
Por plazo indeterminado
Cuando el contrato se celebre por tiempo indeterminado, cualquiera de las partes puede
rescindirlo de acuerdo al artículo 18. Es lícita la renuncia de este derecho de rescisión por un
plazo determinado, que no exceda de cinco años. Las disposiciones de este párrafo no se
aplican al seguro de vida.
Liquidación o cesión de cartera: Rescisión
Art. 20. La liquidación voluntaria de la empresa aseguradora y la cesión de cartera aprobada
por la autoridad de contralor, no autorizan la rescisión del contrato.
Derechos del tomador
Art. 23. Cuando se encuentre en posesión de la póliza, el tomador puede disponer a nombre
propio de los derechos que resultan del contrato.
Puede igualmente cobrar la indemnización pero el asegurador tiene el derecho de exigir que
el tomador acredite previamente el consentimiento del asegurado, a menos que el tomador
demuestre que contrató por mandato de aquél o en razón de una obligación legal.
Derechos del asegurado
Art. 24. Los derechos que derivan del contrato corresponden al asegurado si posee la póliza.
En su defecto no puede disponer de esos derechos ni hacerlos valer judicialmente sin el
consentimiento del tomador.
Retención de póliza por el tomador
Art. 25. El tomador no está obligado a entregar la póliza al asegurado, ni al síndico ni al
liquidador del concurso o quiebra de aquél antes de que se le haya abonado cuanto le
corresponda en razón del contrato. Puede cobrarse, con prelación al asegurado o sus
acreedores sobre el importe debido o pagado por el asegurador.
Reticencia o conocimiento del asegurado
Art. 26. Para la aplicación del artículo 10, no se podrá alegar que el contrato se celebró sin
conocimiento del asegurado, si al tiempo de concertarlo no se hizo saber al asegurador que
se actuaba por cuenta de tercero.
Prima
Obligado al pago
Art. 27. El tomador es el obligado al pago de la prima.
En el seguro por cuenta ajena, el asegurador tiene el derecho a exigir el pago de la prima al
asegurado, si el tomador ha caído en insolvencia.
Compensación
El asegurador tiene derecho a compensar sus créditos contra el tomador en razón del
contrato, con la indemnización debida al asegurado o la prestación debida al beneficiario.
Pago por tercero
Art. 28. Salvo oposición del asegurado, el asegurador no puede rehusar el pago de la prima
ofrecido por tercero, con la limitación del artículo 134.
Lugar de pago
Art. 29. La prima se pagará en el domicilio del asegurador o en el lugar convenido por las
partes.
El lugar de pago se juzgará cambiado por una práctica distinta, establecida sin mora del
tomador; no obstante, el asegurador podrá dejarla sin efecto comunicando al tomador que en
lo sucesivo pague en el lugar convenido.
Exigibilidad de la prima

256
Art. 30. La prima es debida desde la celebración del contrato, pero no es exigible sino contra
entrega de la póliza, salvo que se haya emitido un certificado o instrumento provisorio de
cobertura.
En caso de duda, las primas sucesivas se deben al comenzar cada período de seguro.
Crédito tácito
La entrega de la póliza sin la percepción de la prima hace presumir la concesión de crédito
para su pago.
Mora en el pago de la prima efectos
Art. 31. Si el pago de la primera prima o de la prima única no se efectuara oportunamente, el
asegurador no ser responsable por el siniestro ocurrido antes del pago.
En el supuesto del párrafo tercero del artículo 30, en defecto de convenio entre partes, el
asegurador podrá rescindir el contrato con un plazo de denuncia de un mes. La rescisión no
se producirá si la prima es pagada antes del vencimiento del plazo de denuncia.
El asegurador no será responsable por el siniestro ocurrido durante el plazo de denuncia,
después de dos días de notificada la opción de rescindir.
Derecho del asegurador
Art. 32. Cuando la rescisión se produzca por mora en el pago de la prima, el asegurador
tendrá derecho al cobro de la prima única o a la prima del período en curso.
Pago de la prima ajustada por reticencia
Art. 33. En los casos de reticencia en que corresponda el reajuste por esta ley, la diferencia se
pagará dentro del mes de comunicada al asegurado.
Reajuste por disminución del riesgo
Art. 34. Cuando el asegurado ha denunciado erróneamente un riesgo más grave, tiene
derecho a la rectificación de la prima por los períodos posteriores a la denuncia del error, de
acuerdo a la tarifa aplicable al tiempo de la celebración del contrato.
Cuando el riesgo ha disminuido, el asegurado tiene derecho al reajuste de la prima por los
períodos posteriores, de acuerdo a la tarifa aplicable al tiempo de la denuncia de la
disminución.
Reajuste de la prima por agravación del riesgo
Art. 35. Cuando existiera agravación del riesgo y el asegurador optase por no rescindir el
contrato o la rescisión fuese improcedente, corresponderá el reajuste de la prima de acuerdo
al nuevo estado del riesgo desde la denuncia, según la tarifa aplicable en este momento.
Caducidad
Caducidad convencional
Art. 36. Cuando por esta ley no se ha determinado el efecto del incumplimiento de una carga u
obligación impuesta al asegurado, las partes pueden convenir la caducidad de los derechos
del asegurado si el incumplimiento obedece a su culpa o negligencia, de acuerdo al siguiente
régimen:
Cargas y obligaciones anteriores al siniestro
a) Si la carga u obligación debe cumplirse antes del siniestro, el asegurador deberá alegar la
caducidad dentro del mes de conocido el incumplimiento.
Cuando el siniestro ocurre antes de que el asegurador alegue la caducidad, sólo se deberá la
prestación si el incumplimiento no influyó en el acaecimiento del siniestro o en la extensión de
la obligación del asegurador;
Cargas y obligaciones posteriores al siniestro

257
b) Si la carga u obligación debe ejecutarse después del siniestro, el asegurador se libera por
el incumplimiento si el mismo influyó en la extensión de la obligación asumida.
Efecto de la prima
En caso de caducidad corresponde al asegurador la prima por el período en curso al tiempo
en que conoció el incumplimiento de la obligación o carga.
Agravación del riesgo
Agravación del riesgo. Concepto y rescisión
Art. 37. Toda agravación del riesgo asumido que, si hubiese existido al tiempo de la
celebración, a juicio de peritos hubiera impedido el contrato o modificado sus condiciones, es
causa especial de rescisión del mismo.
Denuncia
Art. 38. El tomador debe denunciar al asegurador las agravaciones causadas por un hecho
suyo, antes de que se produzcan; y las debidas a un hecho ajeno, inmediatamente después
de conocerlas.
Efectos: Provocado por el tomador
Art. 39. Cuando la agravación se deba a un hecho del tomador, la cobertura queda
suspendida. El asegurador, en el término de siete días, deberá notificar su decisión de
rescindir.
Efectos: Por hecho ajeno al tomador
Art. 40. Cuando la agravación resulte de un hecho ajeno al tomador o si éste debió permitirlo o
provocarlo por razones ajenas a su voluntad, el asegurador deberá notificarle su decisión de
rescindir dentro del término de un mes y con un preaviso de siete días. Se aplicará el artículo
39 si el riesgo no se hubiera asumido según las prácticas comerciales del asegurador.
Efectos en caso de siniestro
Si el tomador omite denunciar la agravación, el asegurador no está obligado a su prestación si
el siniestro se produce durante la subsistencia de la agravación del riesgo, excepto que:
a. El tomador incurra en la omisión o demora sin culpa o negligencia;
b. El asegurador conozca la agravación al tiempo en que debía hacérsele la denuncia.
Efectos de la rescisión
Art. 41. La rescisión del contrato da derecho al asegurador:
a) Si la agravación del riesgo le fue comunicada oportunamente, a percibir la prima
proporcional al tiempo transcurrido;
b) Si no le fue comunicada oportunamente, a percibir la prima por el período de seguro en
curso.
Extinción del derecho a rescindir
Art. 42. El derecho a rescindir se extingue si no se ejerce en los plazos previstos, o si la
agravación ha desaparecido.
Agravación excusada
Art. 43. Las disposiciones sobre agravación del riesgo no se aplican en los supuestos en que
se provoque para precaver el siniestro o atenuar sus consecuencias o por un deber de
humanidad generalmente aceptado.
Agravación entre la propuesta y la aceptación
Art. 44. Las disposiciones de esta sección son también aplicables a la agravación producida
entre la presentación y la aceptación de la propuesta de seguro que no fuere conocida por el
asegurador al tiempo de su aceptación.
Pluralidad de intereses o personas

258
Art. 45. Cuando el contrato comprende pluralidad de intereses o de personas y la agravación
sólo afecta parte de ellos, el asegurador puede rescindir todo el contrato si no lo hubiese
celebrado en las mismas condiciones respecto de los intereses o personas no afectados.
Si el asegurador ejercita su derecho de rescindir el contrato respecto de una parte de los
intereses, el tomador puede rescindirlo en lo restante con aplicación del artículo 41, en cuanto
a la prima.
La misma regla es aplicable cuando el asegurador se libera por esta causa.
Denuncia del siniestro
Denuncia
Art. 46. El tomador, o derechohabiente en su caso, comunicará al asegurador el acaecimiento
del siniestro dentro de los tres días de conocerlo. El asegurador no podrá alegar el retardo o
la omisión si interviene en el mismo plazo en las operaciones de salvamento o de
comprobación del siniestro o del daño.
Informaciones
Además, el asegurado está obligado a suministrar al asegurador, a su pedido, la información
necesaria para verificar el siniestro o la extensión de la prestación a su cargo y a permitirle las
indagaciones necesarias a tal fin.
Documentos. Exigencias prohibidas
El asegurador puede requerir prueba instrumental en cuanto sea razonable que la suministre
el asegurado. No es válido convenir la limitación de los medios de prueba, ni supeditar la
prestación del asegurador a un reconocimiento, transacción o sentencia pasada en autoridad
de cosa juzgada, sin perjuicio de la aplicación de las disposiciones legales sobre cuestiones
prejudiciales.
Facultad del asegurador
El asegurador puede examinar las actuaciones administrativas o judiciales motivadas o
relacionadas con la investigación del siniestro, o constituirse en parte civil en la causa
criminal.
Mora. sanción
Art. 47. El asegurado pierde el derecho a ser indemnizado, en el supuesto de incumplimiento
de la carga prevista en el párrafo 1º del artículo 46, salvo que acredite caso fortuito, fuerza
mayor o imposibilidad de hecho sin culpa o negligencia.
Incumplimiento malicioso del artículo 46, párrafo 2º
Art. 48. El asegurado pierde el derecho a ser indemnizado si deja de cumplir maliciosamente
las cargas previstas en el párrafo 2º del artículo 46, o exagera fraudulentamente los daños o
emplea pruebas falsas para acreditar los daños.
Vencimiento de la obligación del asegurador
Época del pago
Art. 49. En los seguros de daños patrimoniales, el crédito del asegurado se pagará dentro de
los quince días de fijado el monto de la indemnización o de la aceptación de la indemnización
ofrecida, una vez vencido el plazo del artículo 56.
En los seguros de personas el pago se hará dentro de los quince días de notificado el
siniestro, o de acompañada, si procediera, la información complementaria del artículo 46,
párrafos segundo y tercero.
Mora
Art. 50. Es nulo el convenio que exonere al asegurador de la responsabilidad por su mora.
Pago a cuenta

259
Art. 51. Cuando el asegurador estimó el daño y reconoció el derecho del asegurado o de su
derechohabiente, éste puede reclamar un pago a cuenta si el procedimiento para establecer la
prestación debida no se hallase terminado un mes después de notificado el siniestro. El pago
a cuenta no ser inferior a la mitad de la prestación reconocida u ofrecida por el asegurador.
Suspensión del término
Cuando la demora obedezca a omisión del asegurado, el término se suspende hasta que éste
cumpla las cargas impuestas por la ley o el contrato.
Seguro de accidentes personales
En el seguro de accidentes personales, si para el supuesto de incapacidad temporaria se
convino el pago de una renta, el asegurado tiene derecho a un pago a cuenta luego de
transcurrido un mes.
Mora del asegurador
El asegurador incurre en mora por el mero vencimiento de los plazos.
Rescisión por siniestro parcial
Época
Art. 52. Cuando el siniestro sólo causa un daño parcial, ambas partes pueden rescindir
unilateralmente el contrato hasta el momento del pago de la indemnización.
Por el asegurador
Si el asegurador opta por rescindir, su responsabilidad cesará quince días después de haber
notificado su decisión al asegurado, y reembolsar la prima por el tiempo no transcurrido del
período en curso en proporción al remanente de la suma asegurada.
Por el asegurado
Si el asegurado opta por la rescisión, el asegurador conservará el derecho a la prima por el
período en curso, y reembolsar la percibida por los períodos futuros.
No rescisión: Efectos
Cuando el contrato no se rescinde el asegurador sólo responderá en el futuro por el
remanente de la suma asegurada, salvo estipulación en contrario.
Intervención de auxiliares en la celebración del contrato
Auxiliares: Facultades
Art. 53. El productor o agente de seguro, cualquiera sea su vinculación con el asegurador,
autorizado por éste para la mediación, sólo está facultado con respecto a las operaciones en
las cuales interviene, para:
a) Recibir propuestas de celebración y modificación de contratos de seguro;
b) Entregar los instrumentos emitidos por el asegurador, referentes a contratos o sus
prórrogas;
c) Aceptar el pago de la prima si se halla en posesión de un recibo del asegurador. La firma
puede ser facsimilar.
Agente Institorio. Zona asignada
Art. 54. Cuando el asegurador designa un representante o agente con facultades para actuar
en su nombre se aplican las reglas del mandato. La facultad para celebrar seguros autoriza
también para pactar modificaciones o prórrogas, para recibir notificaciones y formular
declaraciones de rescisión, salvo limitación expresa. Si el representante o agente de seguro
es designado para un determinado distrito o zona, sus facultades se limitan a negocios o
actos jurídicos que se refieran a contratos de seguro respecto de cosas que se hallen en el
distrito o zona, o con las personas que tienen allí su residencia habitual.
Conocimiento equivalente

260
Art. 55. En los casos del artículo anterior el conocimiento del representante o agente equivale
al del asegurador con referencia a los seguros que está autorizado a celebrar.
Determinación de la indemnización. Juicio Pericial
Reconocimiento del derecho. Plazo. Silencio
Art. 56. El asegurador debe pronunciarse acerca del derecho del asegurado dentro de los
treinta días de recibida la información complementaria prevista en los párrafos 2º y 3º del
artículo 46. La omisión de pronunciarse importa aceptación.
Juicio arbitral. Juicio de perito
Art. 57. Son nulas las cláusulas compromisorias incluidas en la póliza. La valuación del daño
puede someterse a juicio de peritos.
Prescripción
Término
Art. 58. Las acciones fundadas en el contrato de seguro prescriben en el plazo de un año,
computado desde que la correspondiente obligación es exigible.
Prima pagadera en cuotas
Cuando la prima debe pagarse en cuotas, la prescripción para su cobro se computa a partir
del vencimiento de la última cuota. En el caso del último párrafo del artículo 30, se computa
desde que el asegurador intima el pago.
Interrupción
Los actos del procedimiento establecido por la ley o el contrato para la liquidación del daño
interrumpe la prescripción para el cobro de la prima y de la indemnización.
Beneficiario
En el seguro de vida, el plazo de prescripción para el beneficiario se computa desde que
conoce la existencia del beneficio, pero en ningún caso excederá de tres años desde el
siniestro.
Abreviación
Art. 59. El plazo de la prescripción no puede ser abreviado. Tampoco es válido fijar plazo para
interponer acción judicial.

SEGUROS TIPIFICADOS LEGALMENTE


 Seguro de daños patrimoniales
 Seguro de la agricultura
 Seguro de animales
 Seguro de responsabilidad civil
 Seguro de transporte
 Seguro de personas: sobre la vida, accidentes personales
 Seguro marítimo
 Seguro aeronáutico

Seguro de responsabilidad civil


Alcances
Art. 109. El asegurador se obliga a mantener indemne al asegurado por cuanto deba a un
tercero en razón de la responsabilidad prevista en el contrato, a consecuencia de un hecho
acaecido en el plazo convenido.
Costas: Causa civil
Art. 110. La garantía del asegurador comprende:

261
a) El pago de los gastos y costas judiciales y extrajudiciales para resistir la pretensión del
tercero. Cuando el asegurador deposite en pago la suma asegurada y el importe de los gastos
y costas devengados hasta ese momento, dejando al asegurado la dirección exclusiva de la
causa, se liberará de los gastos y costas que se devenguen posteriormente;
Costas: Causa penal
b) El pago de las costas de la defensa en el proceso penal cuando el asegurador asuma esa
defensa.
Art. 111. El pago de los gastos y costas se debe en la medida que fueron necesarios.
Regla proporcional
Si el asegurado debe soportar una parte del daño, el asegurador reembolsará los gastos y
costas en la misma proporción.
Instrucciones u órdenes del asegurador
Si se devengaron en causa civil mantenida por decisión manifiestamente injustificada del
asegurador, este debe pagarlos íntegramente.
Rechazo
Las disposiciones de los artículos 110 y del presente se aplican aun cuando la pretensión del
tercero sea rechazada.
Penas
Art. 112. La indemnización debida por el asegurador no incluye las penas aplicadas por
autoridad judicial o administrativa.
Responsabilidad personal directivo
Art. 113. El seguro de responsabilidad por el ejercicio de una industria o comercio, comprende
la responsabilidad de las personas con funciones de dirección.
Dolo o culpa grave
Art. 114. El asegurado no tiene derecho a ser indemnizado cuando provoque dolosamente o
por culpa grave el hecho del que nace su responsabilidad.
Denuncia
Art. 115. El asegurado debe denunciar el hecho del que nace su eventual responsabilidad en
el término de tres días de producido, si es conocido por él o debía conocerlo; o desde la
reclamación del tercero, si antes no lo conocía. Dará noticia inmediata al asegurador cuando
el tercero haga valer judicialmente su derecho.
Cumplimiento de la sentencia
Art. 116. El asegurador cumplirá la condenación judicial en la parte a su cargo en los términos
procesales.
Reconocimiento de responsabilidad
El asegurado no puede reconocer su responsabilidad ni celebrar transacción sin anuencia del
asegurador. Cuando esos actos se celebren con intervención del asegurador, éste entregará
los fondos que correspondan según el contrato en término útil para el cumplimiento diligente
de las obligaciones asumidas.
Reconocimiento judicial de hechos
El asegurador no se libera cuando el asegurado, en la interrogación judicial, reconozca
hechos de los que derive su responsabilidad.
Contralor de actuaciones
Art. 117. El asegurador puede examinar las actuaciones administrativas 0 judiciales motivadas
o relacionadas con la investigación del siniestro y constituirse en parte civil en la causa
criminal.

262
Privilegio del damnificado
Art. 118. El crédito del damnificado tiene privilegio sobre la suma asegurada y sus accesorios,
con preferencia sobre el asegurado y cualquier acreedor de éste, aun en caso de quiebra o de
concurso civil.
Citación del asegurador
El damnificado puede citar en garantía al asegurador hasta que se reciba la causa a prueba.
En tal caso debe interponer la demanda ante el juez del lugar del hecho o del domicilio del
asegurador.
Cosa juzgada
La sentencia que se dicte hará cosa juzgada respecto del asegurador y será ejecutable
contra él en la medida del seguro. En este juicio o en la ejecución de la sentencia el
asegurador no podrá oponer las defensas nacidas después del siniestro.
También el asegurado puede citar en garantía al asegurador en el mismo plazo y con
idénticos efectos.
Pluralidad de damnificados
Art. 119. Si existe pluralidad de damnificados, la indemnización debida por el asegurador se
distribuirá a prorrata. Cuando se promuevan dos o más acciones, se acumularan los diversos
procesos para ser resueltos por el juez que previno.
Seguro colectivo
Art. 120. Cuando se trata de un seguro colectivo de personas y el contratante toma a su
exclusivo cargo el pago de la prima, se puede convenir que el seguro cubre en primer término
su responsabilidad civil respecto de los integrantes del grupo y que el saldo corresponde al
beneficiario designado.

Seguro sobre la vida


Vida asegurable
Art. 128. El seguro se puede celebrar sobre la vida del contratante o de un tercero.
Menores mayores de dieciocho años
Los menores de edad mayores de 18 años tienen capacidad para contratar un seguro sobre
su propia vida sólo si designan beneficiarios a sus ascendientes, descendientes cónyuge o
hermanos, que se hallen a su cargo.
Consentimiento del tercero. Interdictos y menores de catorce años
Si cubre el caso de muerte, se requerir el consentimiento por escrito del tercero o de su
representante legal si fuera incapaz. Es prohibido el seguro para el caso de muerte de los
interdictos y de los menores de 14 años.
Conocimiento y conducta del tercero
Art. 129. En el seguro de vida de un tercero se tomará en cuenta el conocimiento y la
conducta del contratante y del tercero.
Incontestabilidad
Art. 130. Transcurridos tres años desde la celebración del contrato, el asegurador no puede
invocar la reticencia, excepto cuando fuere dolosa.
Denuncia inexacta de la edad
Art. 131. La denuncia inexacta de la edad sólo autoriza la rescisión por el asegurador, cuando
la verdadera edad exceda los límites establecidos en su práctica comercial para asumir el
riesgo.
Edad mayor

263
Cuando la edad real sea mayor, el capital asegurado se reducirá conforme con aquélla y la
prima pagada.
Edad menor
Cuando la edad real sea menor que la denunciada, el asegurador restituirá la reserva
matemática constituida con el excedente de prima pagada y reajustará las primas futuras.
Agravación del riesgo
Art. 132. Sólo se debe denunciar la agravación del riesgo que obedezca a motivos
específicamente previstos en el contrato.
Cambio de profesión
Art. 133. Los cambios de profesión o de actividad del asegurado autorizan la rescisión cuando
agravan el riesgo de modo tal que de existir a la celebración, el asegurador no habría
concluido el contrato.
Si de haber existido ese cambio al tiempo de la celebración el asegurador hubiera concluido el
contrato por una prima mayor, la suma asegurada se reducirá en proporción a la prima
pagada.
Rescisión
Art. 134. El asegurado puede rescindir el contrato sin limitación alguna después del primer
período de seguro. El contrato se juzgará rescindido si no se paga la prima en los términos
convenidos.
Pago por tercero
El tercero beneficiario a título oneroso, se halla facultado para pagar la prima.
Suicidio
Art. 135. El suicidio voluntario de la persona cuya vida se asegura, libera al asegurador, salvo
que el contrato haya estado en vigor ininterrumpidamente por tres años.
Muerte del tercero por el contratante
Art. 136. En el seguro sobre la vida de un tercero, el asegurador se libera si la muerte ha sido
deliberadamente provocada por un acto ilícito del contratante.
Muerte del asegurado por el beneficiario
Pierde todo derecho el beneficiario que provoca deliberadamente la muerte del asegurado con
un acto ilícito.
Empresa criminal. Pena de muerte
Art. 137. El asegurador se libera si la persona cuya vida se asegura, la pierde en empresa
criminal o por aplicación legítima de la pena de muerte.
Art. 138. Transcurridos tres años desde la celebración del contrato y hallándose el asegurado
al día en el pago de las primas, podrá en cualquier momento exigir, de acuerdo con los
planes técnicos aprobados por la autoridad de contralor que se insertarán en la póliza:
Seguro saldado
a. La conversión del seguro en otro saldado por una suma reducida o de plazo menor;
Rescate
b. La rescisión, con el pago de una suma determinada.
Conversión
Art. 139. Cuando en el caso del artículo precedente el asegurado interrumpa el pago de las
primas sin manifestar opción entre las soluciones consignadas dentro de un mes de
interpelado por el asegurador, el contrato se convertirá automáticamente en un seguro
saldado por una suma reducida.
Rescisión y liberación del asegurador

264
Art. 140. Cuando el asegurador se libera por cualquier causa después de transcurridos tres
años, se aplica lo dispuesto en el artículo 9.
Préstamo
Art. 141. Cuando el asegurado se halla al día en el pago de las primas tiene derecho a un
préstamo después de transcurridos tres años desde la celebración del contrato; su monto
resultará de la póliza. Se calculará según la reserva correspondiente al contrato, de acuerdo a
los planes técnicos del asegurador aprobados por la autoridad de contralor.
Préstamo automático
Se puede pactar que el préstamo se acordará automáticamente para el pago de las primas no
abonadas en término.
Rehabilitación
Art. 142. No obstante la reducción prevista en los artículos 138 y 139, el asegurado puede, en
cualquier momento, restituir el contrato a sus términos originarios con el pago de las primas
correspondientes al plazo en el que rigió la reducción, con sus intereses al tipo aprobado por
la autoridad de contralor de acuerdo a la naturaleza técnica del plan y en las condiciones que
determine.
En beneficio de tercero
Art. 143. Se puede pactar que el capital o renta a pagarse en caso de muerte, se abone a un
tercero sobreviviente, determinado o determinable al momento del evento.
Adquisición del derecho propio
El tercero adquiere un derecho propio a] tiempo de producirse el evento. Cuando su
designación sea a título oneroso, podrá fijarse un momento anterior.
Excepto el caso en que la designación sea a título oneroso, el contratante puede revocarla
libremente aun cuando se haya hecho en el contrato.
Colación o reducción de primas
Art. 144. Los herederos legítimos del asegurado tienen derecho a la colación o reducción por
el monto de las primas pagadas.
Designación sin fijación de cuota parte
Art. 145. Designadas varias personas sin indicación de cuota parte, se entiende que el
beneficio es por partes iguales.
Designación de hijos
Cuando se designe a los hijos se entiende los concebidos y los sobrevivientes al tiempo de
ocurrido el evento previsto.
Designación de herederos
Cuando se designe a los herederos, se entiende a los que por ley suceden al contratante, si
no hubiere otorgado testamento; si lo hubiere otorgado, se tendrá por designados a los
herederos instituidos. Si no se fija cuota parte, el beneficio se distribuir conforme a las cuotas
hereditarias.
No designación o caducidad de esta
Cuando el contratante no designe beneficiario o por cualquier causa la designación se haga
ineficaz o quede sin efecto, se entiende que designó a los herederos.
Forma de designación
Art. 146. La designación de beneficiario se hará por escrito sin formalidad determinada aun
cuando la póliza indique o exija una forma especial. Es válida aunque se notifique al
asegurador después del evento previsto.
Quiebra o concurso civil del asegurado

265
Art. 147. La quiebra o el concurso civil del asegurado no afecta al contrato de seguro. Los
acreedores sólo pueden hacer valer sus acciones sobre el crédito por rescate ejercido por el
fallido o concursado o sobre el capital que deba percibir si se produjo el evento previsto
Ámbito de aplicación
Art. 148. Las disposiciones de este capítulo se aplican al contrato de seguro para el caso de
muerte, de supervivencia, mixto, u otros vinculados con la vida humana en cuanto sean
compatibles por su naturaleza.

MEDICINA PREPAGA
Entre los contratos que cumplen una función económica de previsión puede ubicarse al
contrato de medicina prepaga, pues desde la perspectiva del afiliado del sistema, se trata de
contratos que se orientan a prevenir eventuales riesgos relativos a la afectación de la salud.
El contrato de medicina prepaga es aquel por el cual una de las partes (empresa) se obliga
frente a la otra (asociado) a prestar asistencia médica cuando lo requiera, por sí o por medio
de terceros, a cambio del pago de una contraprestación periódica y anticipada, en dinero.
Los elementos que definen los contornos de esta vinculación son por un lado, la obligación de
prestación de asistencia médica y, por el otro, el pago del precio a cargo del afiliado.
Caracteres
Consensual
 Bilateral
 Oneroso
 Innominado: pues si bien la ley 26.682 regula algunos aspectos contractuales de la
figura, ello no supone una regulación integral del régimen de derechos y obligaciones
de las partes
 Aleatorio: en tanto, al momento de contratar, las partes desconocen la entidad de las
ventajas y pérdidas que se derivarán del mismo durante su ejecución.
 De larga duración
 Con finalidad de previsión: en tanto los afiliados, al celebrar el contrato con las
entidades prestadoras de servicios médicos, persiguen la preservación de la salud
frente a los riesgos de sufrir enfermedades.

Las partes del contrato


Las empresas de medicina privada
ARTICULO 2º — Definición. A los efectos de la presente ley se consideran Empresas de
Medicina Prepaga a toda persona física o jurídica, cualquiera sea el tipo, figura jurídica y
denominación que adopten cuyo objeto consista en brindar prestaciones de prevención,
protección, tratamiento y rehabilitación de la salud humana a los usuarios, a través de una
modalidad de asociación voluntaria mediante sistemas pagos de adhesión, ya sea en
efectores propios o a través de terceros vinculados o contratados al efecto, sea por
contratación individual o corporativa.
La otra parte de este contrato es el asociado, quien puede ser calificado como consumidor, en
tanto la contratación se dirige a acceder a la prestación de un servicio como destinatario final
en beneficio propio y/o de su grupo familiar o social.
En el mismo sentido, la ley también contempla la situación de aquellos usuarios que acceden
a la cobertura por medio de la “contratación grupal o corporativa”, es decir, siendo
beneficiarios de un servicio contratado por sus empleadores.

266
Régimen normativo aplicable
En primer lugar, debe tenerse presente que el plexo normativo aplicable a este contrato
conforma un sistema tutelar de la salud y las personas, que tiene base constitucional y
convencional constitucional.
Luego concurre a su integración la Ley 26.682, y, tratándose de un vínculo contractual de
consumo, se sujeta al régimen protectorio que surge de la ley 24.240 y del Título III, Libro
Tercero del CCyC, entre otras leyes que complementan el sistema.

Las obligaciones de las partes


A cargo de la empresa: Brindar adecuada asistencia médica. Si bien la ley establece un
contenido mínimo, las empresas pueden ofrecer planes de cobertura específica o parcial en
determinados supuestos.
Los contratos no pueden incluir períodos de carencia o espera para todas aquellas
prestaciones que se encuentren incluidas en el Programa Médico Obligatorio, es decir, no se
prohibe la práctica de manera absoluta sino que limita su actuación.
Adecuación a los avances científicos y tecnológicos: La empresa, para cumplir con su
obligación, debe utilizar la tecnología y los conocimientos técnicos vigentes al momento de
realizar la prestación y no la existente al momento de la celebración.
Por último, pesan sobre la empresa de medicina prepaga algunos deberes de conducta
derivados del principio de buena fe, tales como el deber se seguridad que pesa sobre la
empresa en virtud de los hechos de sus médicos y el deber de atención de urgencias, entre
otros. En este sentido, el artículo 26 inc. a de la ley 26682 reza: “los usuarios tienen derecho,
en caso de duda, a recibir las prestaciones de emergencia, correspondiendo en forma
posterior resolver si se encuentran cubiertas por el plan contratado”.
A cargo del asociado: La obligación nuclear que asume el asociado o adherente a su cargo es
la de pagar el precio en el tiempo y forma estipulados. El conjunto de los recursos que la
empresa obtiene con el pago de las cuotas le permite financiar el sistema.
También asume deberes de conducta tales como el deber de información –cuya principal
aplicación se produce al momento de acceder al sistema en relación con las enfermedades
preexistentes-, el deber de prestar colaboración para la ejecución del contrato, entre otros.
Extinción del contrato
Se habilita al afiliado a rescindir el contrato en cualquier momento, a condición de preavisar
fehacientemente a la empresa con treinta días de antelación. En cambio, la empresa carece
de la facultad de rescindir de manera unilateral e incausada el contrato.
La empresa puede rescindir ante el incumplimiento del afiliado de las obligaciones a su cargo.
Así se contempla la resolución por falta de pago o por haber incurrido en reticencia, falseando
la declaración jurada.
Por otra parte, el art. 15, en caso de que el contrato de medicina prepaga fuera conexo a un
vínculo laboral, ante la cesación de ese vínculo, se impone a la empresa la obligación de
continuar con el contrato si el afiliado lo decide.
ARTICULO 13. — Fallecimiento del Titular. El fallecimiento del titular no implica la caducidad
de los derechos de su grupo familiar integrantes del contrato.

RENTA VITALICIA PREVISIONAL

267
La Renta Vitalicia Provisional es un contrato de seguro de Retiro que establece la Ley 24.241
como una de las modalidades de pago para el cobro de los beneficios previsionales, para los
afiliados y beneficiarios al régimen de capitalización y es de carácter irrevocable.
Sobre la base de sus características, decimos que habrá renta vitalicia previsional cuando un
afiliado al régimen de capitalización del sistema integrado de jubilaciones y pensiones se
obliga a gestionar ante a su A.F.J.P. la entrega del todo o una parte del fondo que acumulara
a una compañía de seguro de retiro, la cual asume como contraprestación el pago de una
renta mensual y vitalicia en favor del contribuyente o de sus derechohabientes a partir de la
tradición del saldo de la cuenta de capitalización del afiliado.
Es un contrato bilateral, consensual, típico, no formal, aleatorio y de ejecución inmediata y de
tracto sucesivo.
El deudor de la renta sólo puede ser una compañía de seguros con un objeto social
circunscripto a este tipo de operaciones y podrá resultar acreedor de la renta toda persona
física mayor de 18 años que habiendo optado por el régimen previsional basado en la
capitalización individual, al tiempo de su retiro, ya sea por haber cumplido con los requisitos
para obtener la jubilación ordinaria o por haberse incapacitado.
El objeto inmediato del control es la operación jurídica por la cual se reconoce una renta
periódica y vitalicia a cambio de la entrega de un capital, en tanto que su objeto mediato está
representado por las prestaciones de hacer y de dar que pesan sobre los contratantes.
La obligación principal a cargo del constituyente consiste en gestionar la entrega de los fondos
capitalizado en su cuenta individual, debiendo notificar a su AFJP la celebración del contrato
de renta vitalicia previsional indicando la compañía de seguro de retiro a la cual aquélla
deberá efectuar el traspaso. La Cía. de Seguro de retiro está obligada a pagar la renta
Artículo 101. — La renta vitalicia previsional es aquella modalidad de jubilación o retiro
definitivo por invalidez que contrata un afiliado con una compañía de seguros de retiro, de
acuerdo con las siguientes pautas:
a) El contrato será suscripto en forma directa por el afiliado con la compañía de seguros de
retiro de su elección, conforme a los procedimientos que establezcan las normas
reglamentarias. Una vez notificada la administradora por el afiliado y la correspondiente
compañía, quedará obligada a traspasar a ésta los fondos de la cuenta de capitalización
individual del afiliado que correspondan, siendo obligación de la administradora el control de
los requisitos establecidos en el inciso c);
b) A partir de la celebración del contrato de renta vitalicia previsional la compañía de seguros
de retiro será única responsable y estará obligada al pago de la prestación correspondiente al
beneficiario desde el momento en que suscriba el contrato y hasta su fallecimiento, y a partir
de éste al pago de las eventuales pensiones por fallecimiento de los derechohabientes del
causante al momento en que se suscribió el contrato. El haber de las pensiones se fijará en
función de los porcentajes establecidos en el artículo 98, los que se aplicarán sobre el haber
de la prestación del causante;
c) Para el cálculo del importe de la prestación a ser percibida bajo la modalidad de renta
vitalicia previsional, deberá considerarse el total del saldo de la cuenta de capitalización del
afiliado, salvo que éste opte por contratar una prestación no inferior al setenta por ciento
(70%) de la respectiva base jubilatoria ni al importe equivalente a tres (3) veces la máxima
prestación básica universal. En tal circunstancia el afiliado, una vez pagada la prima
correspondiente, podrá disponer libremente del saldo excedente que quedare en la cuenta de

268
capitalización el que no podrá exceder en quinientas (500) veces el importe de la máxima
prestación básica universal, en el mes de cálculo;
d) Se entenderá por base jubilatoria el valor representativo del promedio mensual de las
remuneraciones y/o rentas imponibles declaradas en los cinco (5) años anteriores al mes en
que un afiliado opte por la prestación correspondiente.

UNIDAD XVII. CONTRATOS AGRARIOS


Contrato agrario
El contrato agrario se puede definir como “la relación jurídica convencional que consiste en el
acuerdo de voluntad común, destinado a seguir los derechos y obligaciones de los sujetos
intervinientes en la actividad agraria, con relación a cosas o servicios agrarios”.
Parte importante de la doctrina mencionan que la causa del contrato agrario es la empresa,
así cuando ésta es agraria la forma contractual va a tener esta calificación, y en consecuencia
se le aplicarán las normas y principios del Derecho agrario, y no de otra materia; sin embargo
por tener todo el sistema, incluida la disciplina agraria un fuerte raigambre en el Derecho
romano, muchas veces se ha de ubicar el contrato en el Derecho Civil, en cuanto a la
estructura contractual se refiere, aplicándosele, sobre todo respecto de la función, los
lineamientos, principios y características de lo agrario.

CONTRATO DE ARRENDAMIENTO
La ley 13246 ART 2: “Habrá arrendamiento rural cuando una de las partes se obligue a
conceder el uso y goce de un predio, ubicado fuera de la planta urbana de las ciudades o
pueblos, con destino a la explotación agropecuaria en cualquiera de sus especializaciones y
la otra a pagar por ese uso y goce un precio en dinero"
El contrato se tipifica cuando se dan los siguientes elementos a saber:
1. Que se trate de cesión del uso y goce de un predio rustico
2. Que el mismo esté destinado a la explotación agropecuaria.
Caracteres: Además de CONSENSUALES (se perfecciona con el solo consentimiento de las
partes intervinientes) y BILATERALES, (surgen obligaciones para ambas partes) tiene los
caracteres de:
1. ONEROSO: Existe equivalencia entre las prestaciones, propio de la naturaleza económica
de la cual se impregna.
2. DE TRACTO SUCESIVO: Su ejecución se prolonga en el tiempo. Característica propia de
los contratos agrarios, en general.
3. CONMUTATIVO: Las prestaciones se hallan determinadas para las partes al momento de
la celebración del contrato. 4. FORMAL: Establece forma determinada, se exige como prueba
y no como solemnidad.
5. INTUITO PERSONAE: Si bien este carácter no se presenta con la intensidad de la locación
en general y más bien se podría decir que lo intuito es en relación a la profesión agropecuaria
(art. 7) que a la persona.
Plazos mínimos: La ley 13.246, en su redacción original establece un plazo mínimo legal 3
años.
FORMA DE LOS CONTRATOS:
La ley en el art. 40 establece "Los contratos a que se refiere la presente ley deberán
redactarse por escrito. Si se hubiese omitido tal formalidad, y se pudiese probar su existencia
de acuerdo con las disposiciones generales, se lo considerará encuadrado en los preceptos

269
de esta ley y amparados por todos los beneficios que ella acuerda. Cualquiera de las partes
podrá emplazar a la otra a que le otorgue contrato escrito. El contrato podrá ser inscripto por
cualquiera de las partes en los registros inmobiliarios a cuyo efecto bastará que el instrumento
tenga sus firmas certificadas por escribano, juez de paz u otro oficial público competente"
La ley impone la forma escrita ad-probation. Por ello en caso de omitirse no afecta la validez
del contrato si se pudiere probar su existencia.
Las disposiciones generales que se refiere el art. no son otras que las del Código Civil,
referentes a la prueba de los contratos. Debe admitirse la prueba en forma amplia, incluso por
testigos, criterio que compartimos dice Brebbia.
Sin perjuicio de esto, la jurisprudencia se inclina a dar mayor peso a medios probatorios que
constituyan principio de prueba por escrito.
A manera de ejemplos de medios útiles de la prueba de la existencia de la locación:
1) la posesión del predio en forma pacífica y con consentimiento del dueño y sin intenciones
de suplantado en tal calidad.
2) La intimación fehaciente de una de las partes de que se otorgue contrato escrito.
3) Recibos de pago firmados por el dueño del predio.
Obligaciones de las partes art. 18: Las múltiples reformas han dejado subsistentes las
siguientes obligaciones:
a) Del PROPIETARIO:
1. Entregar el predio
2. Contribuir al combate de plagas y malezas en un 50% en caso de que el predio haya sido
entregado en tal situación.
3. Percibir el precio.
4. Construir una escuela cuando haya más de 25 familias y no haya a menos de 10 Km del
centro del inmueble que cuente como mínimo un aula para cada 30 alumnos, vivienda
adecuada para maestro e instalación para el suministro de agua potable.
b) Del ARRENDATARIO
1. Recibir el campo
2. Dar el destino convenido
3. Mantener el predio libre de plagas y malezas si los ocupó así.
4. Aportar el 50% para su lucha si estas existieran al ser arrendado
5. Pagar el precio
6. Conservar los edificios y las mejoras
7. Devolver el campo al finalizar el contrato.
Orden de prelación en la aplicación de las normas, Art. 41:
a). Las disposiciones de la ley
b). Los convenios de las partes
C. Las normas del Código Civil, en especial las relativas a la Locación
d). Los usos y costumbres locales.
Causales de extinción del contrato:
a). El abandono injustificado
b). La falta de pago da derecho al arrendador a exigir el desalojo
C. Mutuo disenso
d). Confusión (en una misma persona el carácter de propietario y arrendatario)
e). Vencimiento del plazo

270
f). Resolución del contrato por incumplimiento de obligaciones. Ej.- no combatir malezas y
plagas.
g). Muerte del arrendatario (salvo la opción a los parientes).

CONTRATO DE APARCERIA
La regulación en la ley 13.246 del contrato de Aparcería, llena una sentida necesidad de
nuestra legislación al tratar en forma separada, dándole así por primera vez autonomía. En
nuestro País está más difundida la utilización del contrato de arrendamiento que el de la
aparcería.
DEFINICIÓN:
El art. 21 nos dice “Habrá aparcería cuando una de las partes se obligue a entregar a la otra,
ANIMALES O UN PREDIO RURAL con o sin plantaciones, sembrados, animales, enseres o
elementos de trabajo, para la explotación agropecuaria en cualquiera de sus
especializaciones, con el OBJETO DE REPARTIRSE LOS FRUTOS.”
“Los contratos de MEDIERIA, se regirán por las normas relativas a las aparcerías…”
Se denomina Aparcero dador o simplemente dador a la parte que entrega los animales o el
predio rural. A la parte obligada a realizar la explotación ganadera o agrícola se lo denomina
Aparcero tomador o simplemente aparcero.
Tal como expresa la ley es carácter distintivo de la APARCERÍA, la partición proporcional de
los frutos, es decir en el porcentaje establecido o convenido.
CARACTERES:
1. Es CONSENSUAL: se perfecciona con el consentimiento d las partes.
2. Es BILATERAL: surgen obligaciones para ambas partes
3. Es ONEROSO: Equivalencia entre las prestaciones
4. Es DE TRACTO SUCESIVO: Se prolonga en el tiempo
5. Es FORMAL
6. Es INTUITE PERSONAE: Más acentuado que en el arrendamiento.
7. Es de ESTRUCTURA ASOSIATIVA
8. Es ALEATORIO: Ello es así en razón de que las ventajas o pérdidas para ambos
contratantes dependen en gran parte de acontecimientos inciertos. (El alea propia de la
actividad agraria) posición sostenida por la mayoría (Pigreti- Brebbia) en cambio Pérez Llana
sostiene que es conmutativo. (Las prestaciones se hallan determinadas para las partes al
momento de la aceleración del contrato
9. OBLIGACIONES DE LAS PARTES:
El art. 22: establece que son aplicables a la aparcería en las que se concede el uso y goce del
predio los preceptos de los artículos: 4-8-15-17-18.
En el art 18, veíamos que el arrendatario, tenía la obligación de mantener el predio libre de
plagas y malezas si lo ocupo en esas condiciones y contribuir con el 50% de los gastos que
demande la lucha contra las mismas, si estas existieran al ser arrendado el campo. Entonces
tenemos que por aplicación del art.22 el aparcero tiene las obligaciones del art. 18
OBLIGACIONES DEL APARCERO DERIVADAS DEL ART. 23:
1. Realizar personalmente la explotación, siéndole prohibido ceder, arrendar o dar en
aparcería.
2. Darle a las cosas comprendidas en el contrato el destino convenido. Conservar los edificios,
mejoras, enseres y elementos de trabajos, que deberá restituir al hacer entrega del predio en

271
las mismas condiciones en que recibiera, salvo los deterioros ocasionados por el uso y la
acción del tiempo
4. Hacer saber al dador la fecha en que se comenzara la percepción de los frutos y
separación de los productos a dividir, salvo estipulación o usos en contrario, noticia que
deberá hacerlo con 10 días de antelación mínima. 5. Poner en forma inmediata en
conocimiento del dador cualquier usurpación o novedad dañosa a su derecho, así como
cualquier acción relativa a la propiedad, uso y goce de las cosas.
OBLIGACIONES DEL DADOR DERIVADAS DEL ART. 23:
1. Garantizar el uso y goce de las cosas dadas en aparcería y responder por los vicios o
defectos graves de la misma.
2. Llevar anotaciones con las formalidades y en los casos que la reglamentación determine.
La omisión o alteración de las mismas constituirán una presunción en su contra (anotaciones
de aportes, nóminas de maquinarias, formas de distribución de los frutos y aquellos
distribuidos y pendientes).
Por aplicación del art.22, que nos remite al art.18, las obligaciones para el dador que derivan
son:
1. Contribuir con el 50% de los gastos que demanden la lucha contra las plagas y malezas si
el predio las tuviera al contratar.
2. Proporcionar a la autoridad escolar, el local para el funcionamiento de una escuela…
APARCERIA PROPIAMENTE DICHA O AGRICOLA (la esencia es la entrega del predio)
Puede ser para una explotación:
1. Agrícola
2. Mixta
3. Pecuaria También llamado COLONATO PARCIARIO
Es el contrato por el cual una de las partes se obliga a ceder a la otra un predio rural con o sin
plantaciones, sembrados, animales, enseres o elementos de trabajo para la explotación
agropecuaria en cualquier de sus especialidades con el objeto de repartirse los frutos.
Distribución de los frutos, las partes podrán convenir libremente el porcentaje en la
distribución de los frutos. Ninguna de las partes podrá disponer de los frutos sin haberse
realizado antes la distribución de los mismos, salvo autorización expresa de la otra, art.30.
Esto quiere decir que las partes podrán convenir el porcentaje de distribución siempre que se
mantenga una razonable proporcionalidad con lo aportado. En caso que nada se haya
dispuesto, se debe estar a lo aportado por cada uno y en especial a como se han soportados
los gastos.
DIFERENCIA CON LA APARCERIA PECUARIA:
En la Pecuaria, no se entrega un predio, sino solamente animales y por lo tanto en la agrícola
impera el principio de orden público económico mientras que en la pecuaria domina el
principio de la autonomía de la voluntad de las partes. Con respecto al plazo en la aparcería
agrícola propiamente dicha, es LEGAL, tres años el mínimo
En la pecuaria, queda librado a la autonomía de la voluntad
DERECHO ESPECÍFICO DEL APARCERO TOMADOR: Art.33:
El aparcero tendrá derecho para destinar sin cargo una parte del predio para el asiento de sus
vivienda, pastoreo y huerta, en las proporciones que determinen la reglamentación.
Según la reglamentación puede oscilar entre ½ y 1 ½ Ha. por animal yegüarizos de trabajo y
hasta 1 Ha. para vivienda y huerta, lo que allí se produce no debe compartir con el dador. Art.
27.

272
Muerte o incapacidad física del aparcero:
El contrato concluye con la muerte, incapacidad o imposibilidad física del aparcero. Tal
artículo consagra la causal especial de extinción de la aparcería, a las que hay que agregar
las ya expresadas para los arrendamientos.
La diferente solución para el caso de muerte se entiende dado el carácter asociativo e intuito
personae del contrato que es más marcado que en el arrendamiento La segunda parte del art.
27 faculta al tomador a resolver o continuar el contrato en caso de muerte del dador o
enajenación del predio. Art 28 Prescripción: Toda acción emergente del contrato de aparcería
prescribirá a los 5 años, configurándose aquí una hipótesis más corta que la del código civil,
establecida en 10 años.
PASTAJE O PASTURAJE
Este contrato no obstante su frecuente uso en nuestro ambiente rural, no tiene regulación
legal específica, es innominado.
Se lo llama también pensión de animales.
Podemos decir que el contrato de pastaje en virtud del cual una de las partes recibe en su
campo animales ajenos, los cuales se alimentan mediante los pastos del inmueble,
percibiendo una retribución de tanto por cabeza y por día, mes o año.
Pero sin conceder el uso y goce del predio. El terreno o predio no es objeto de la convención
el objeto de la convención es el producto hierba.
Por último siendo un tipo contractual no regulado por Ley, campea aquí el principio de la
autonomía de la voluntad de las partes. Si nada estableciera, se rigen por los usos y.
costumbres del lugar. Es un contrato de suministro en origen.
El dueño del campo no está obligado a la custodia si nada se dice en el instrumento
Se mantiene el principio del derecho común de la responsabilidad por la cosa propia, ya que
en ningún momento se entrega la guarda al tenedor del fundo, el cual solo asume la
obligación de poner a disposición los pastos, salvo que las partes convinieran los contrario.

CONTRATO DE MAQUILA
En Argentina, el contrato de maquila es un contrato agroindustrial, de colaboración, y está
regulado por la ley 25.113, sancionada en el año 1999, definiéndola como el acuerdo
voluntario por el cual un productor agropecuario se obliga a dar al procesador o industrial
cierta cantidad de materia prima, que puede consistir en cualquier producto agropecuario,
como carne, leche, madera, granos, etcétera, con la sola excepción del vino que se rige por
leyes especiales, obteniendo el derecho de participar en los productos resultantes en las
proporciones que se convengan. El que tiene a su cargo la elaboración de la materia prima se
denomina maquilero, que se convierte en depositario de las manufacturas de propiedad del
productor que entregó las materias primas, debiendo identificarlas, y ponerlas a disposición de
sus titulares.
Esta figura posibilita la colaboración empresarial entre un productor primario (productor) que
entrega materia prima y uno industrial (empresario) que se compromete a elaborar, conservar
y mantener en depósito la materia prima dada. A cambio el empresario pagará al productor
una porción del producto manufacturado o su equivalente en dinero, todo ello enmarcado en
una estructura de gran flexibilidad respetuosa de la voluntad de las partes. El objeto del
contrato de maquila es la “transformación en un producto final” de la materia prima, sea
agrícola o ganadera. Con ello, se manifiestan ilimitados los procesos de industrialización que
se pueden pactar. Se trata de un contrato formal, atento que la ley exige que sea realizado por

273
escrito, debiendo contener los nombres y domicilios de las partes, cantidad de materia prima
contratada, lugar de procesamiento y de depósito de los productos industrializados del
productor primario, sus facultades de control, fecha y lugar de entrega del producto elaborado,
lugar de celebración y firma de las partes, bajo pena de privarlo de los beneficios impositivos y
de la posibilidad de recuperar los bienes ante la quiebra del elaborador.
DERECHOS Y OBLIGACIONES
El productor primario tiene la obligación de suministrar al industrial la materia prima para que
éste proceda a la elaboración del producto final, en las condiciones orgánicas apropiadas para
ser industrializadas según la naturaleza del producto. Otra obligación del productor primario es
la de “maquilar”, es decir pagar la elaboración mediante la aceptación de la retención en pago
(como era tradicional) o distribución del producto obtenido conforme lo pactado. En cuanto a
sus derechos, el productor tiene la propiedad sobre la materia prima y luego sobre la porción
de producto final que le corresponde en función de lo pactado. Asimismo, el productor tiene
facultades de fiscalización en cuanto a las calidades, cantidades de lo entregado al final del
contrato, las condiciones de procesamiento y rendimiento de materia prima. Fijar estas
facultades en el contrato hace a la tipificación de contrato como de maquila, para que tenga
los beneficios previstos en la ley. El procesador o industrial puede ser también una persona
física o jurídica que se caracteriza por tener la capacidad técnica para transformar la materia
prima en un bien elaborado agregándole valor. Su obligación principal es la transmutación de
la materia prima que el productor le suministra, en un producto final que debe ser de igual
calidad que los productos que retiene para sí. Otra obligación es que el empresario
industrializador adquiere la calidad de depositario de los productos finales del productor
primario, debiendo identificarlos adecuadamente y tenerlos a disposición de sus dueños.
También tiene la obligación de aceptar y colaborar con el control que pretenda hacer el
productor primario sobre el procesamiento y depósito de sus productos. Una vez más, es
bueno recordarles a nuestros lectores que el productor, cuando recurre a un letrado para la
redacción de un contrato creado dentro del marco legal, no incurre en un gasto; todo lo
contrario, es una inversión que equivale a la tranquilidad de que el cocontratante cumplirá con
lo que se obliga, ya sea de manera voluntaria o judicial, y además que el Código Civil ordena
que los contratos que superan los $ 10 mil no pueden probarse con testigos.

CONTRATOS ACCIDENTALES POR COSECHA


El art. 39 de la ley 13246 establece que quedan excluidos de sus disposiciones: los contratos
en que por su carácter accidental se convenga la realización de hasta dos cosechas como
máximo, lo que puede ser a razón de una por año o bien dentro del mismo año agrícola,
cuando fuere posible realizar estas dos cosechas sobre la misma superficie en cuyo caso el
contrato no puede exceder el plazo necesario para levantar la cosecha del último cultivo.
La elección de una u otra alternativa está supeditada al ciclo evolutivo de las diferentes
especies que se pretenden cultivar.
Estos contratos accidentales por cosecha no han sido especialmente nominados y su única
regulación específica resulta de ese texto, su ubicación dentro del contexto general del
estatuto y de las normas respectivas de la reglamentación.
Domingo A Viale postula a este contrato como “una de las excepciones a la regla que
establece la aplicación de la ley 13246 y sólo subsidiariamente el Código Civil como marco
regulatorio de los contratos de arrendamiento y aparcería”.

274
Dicho autor expresa que en ellos se aplican, las disposiciones del artículo 39, y una vez
cumplidos los requisitos allí establecidos, se logra la exclusión del régimen de la ley pasando
a regir las normas del Código Civil, conforme al art. 51 del Decreto Reglamentario 8330/63.
El art. 39 está ubicado dentro de las disposiciones comunes a los arrendamientos y
aparcerías y sólo puede tener por destino la agricultura. Este contrato existe cuando una de
las partes se obliga a entregar a la otra un predio rural o fracción del campo con el objeto de
que efectúe allí un cultivo agrícola (objeto del contrato o prestación consistente en el uso y
goce del predio) y le pague una suma de dinero o le otorgue participación en los frutos o
utilidades al efectuar la correspondiente cosecha. La contraprestación que recibe el dador
puede consistir en un precio cierto en dinero o un tanto por ciento en los frutos, y también en
cualquier otra modalidad, incluso las prohibidas para los arrendamientos o aparcerías, lo que
proviene de la circunstancia de estar excluidos estos contratos de sus disposiciones.
Características Son contratos no formales, desde que no se requiere la forma escrita, atento a
que el art. 40 exige este requisito para los contratos a los que se aplica la presente ley
(postura expuesta por Viale, en contrario otros autores requieren su confección por escrito.)
La calificación y homologación deben ser efectuadas a pedido de parte por el tribunal que
tenga a su cargo el fuero rural donde esté situado el inmueble. El apartado cuarto del art. 39
les atribuye la calidad de optativas, siendo además derogado el apartado tercero que exigía la
inscripción de estos convenios. Actualmente, las partes pueden, si lo desean, inscribir su
contrato en el Registro de la Propiedad correspondiente con relación al campo en cuestión. El
contrato por cosecha aparece así como uno de los supuestos de contratos accidentales
regulados en el artículo referido, que permite dar el campo a un contratista para que realice la
actividad agrícola señalada y luego lo devuelva al titular sin más trámite. El plazo es un
elemento de gran relevancia instituido imperativamente por la ley de orden público. El mismo
está determinado por la realización de una cosecha, por lo que es conveniente especificar
cuidadosamente el tiempo de ingreso de las maquinarias y la fecha de la desocupación total y
restitución a su dueño, debiendo prever el supuesto de lluvias excesivas o inundaciones,
determinándose al respecto un plazo máximo o extraordinario, pero cierto, que determine con
precisión el momento de devolución del predio. En caso de controversia el juez que intervenga
en la causa podrá tipificarlo como “arrendamiento o aparcería” según la forma de pago,
prorrogándose el plazo a 3 años y por lo tanto encuadrado en el ámbito de la ley 13246. La
modalidad más conocida en este tipo de contratos es la “siembra a porcentaje” y se utiliza en
los pool de siembra. El desenvolvimiento de esta relación contractual implica que el
propietario o tenedor de la tierra cede el uso y goce de la misma a la otra parte, por lo que la
tenencia del predio o fracción afectada a él pasa al contratista o chacarero, ya que así lo exige
la índole propia de la labor agrícola, con la consiguiente instalación de casillas o equipos,
fumigaciones, acceso de rodados y transportes propios de las necesidades de la agricultura.
El contratista o chacarero tiene a su cargo la guarda de las maquinarias y de los equipos de
su propiedad, o su cuidado, en el lugar donde se efectúa el cultivo. Además, siendo su
obligación principal dar a cambio una contraprestación en dinero o participación en los frutos
al efectuarse la cosecha, ésta es variable según el aporte de semillas y agroquímicos.
Constituyendo los contratos accidentales por cosecha y pastoreo una excepción al régimen
orgánico general de la ley especial, son de interpretación restrictiva y no pueden extenderse
más allá de las estrictas previsiones de su regulación (determinados cultivos y pastoreo a
breve término). Se ha resuelto que no es posible celebrar contratos accidentales mixtos, o
sea, de pastoreo y simultáneamente accidental por cosecha.

275
UNIDAD XVIII. CONTRATOS DE JUEGO Y APUESTA, CONTRATO DE TURISMO
(CONTRATOS DE ESPARCIMIENTO)

Contratos de JUEGO Y APUESTA


ARTÍCULO 1609. Concepto: Hay contrato de juego si dos o más partes compiten en una
actividad de destreza física o intelectual, aunque sea sólo parcialmente, obligándose a pagar
un bien mensurable en dinero a la que gane.
En principio, vale decir que el juego en sí es una actividad lúdica, recreativa y competitiva en
la cual existen reglas, sometida al riesgo que depende del azar y las partes se someten a un
hecho incierto en el que la finalidad es la de ganar o perder. En otras palabras “para que
exista juego se requiere que el resultado dependa de un evento aleatorio, que puede ser de
diversos grados: el sorteo, la habilidad física, la inteligencia”.
Desde esa óptica, y desde el punto de vista del derecho civil, la regulación del contrato de
juego se origina a partir la producción de consecuencias jurídicas, como lo es la creación de la
obligación de pagar a quien resulte ser el ganador. El fin es el compromiso de pago, que está
totalmente vinculado a los resultados de la relación bilateral establecida desde el punto de
vista del juego en cuanto a su resultado aleatorio o azaroso.
En ese sentido, se consideran tres aspectos fundamentales del juego según lo establecido en
el artículo en cuestión: la competencia entre dos o más partes, que esa competencia sea de
destreza física o intelectual y por último, como ya se dijo, la obligación a pagar un bien
mensurable en dinero a la parte ganadora.
Caracteres del contrato
Se puede decir que el contrato de juego presenta los siguientes caracteres: es consensual,
bilateral, típico, nominado, oneroso, aleatorio, tiene finalidad recreativa, intuito personae, y no
requiere de formalidad.
Es oneroso porque el objeto de este contrato debe ser una transacción jurídica, si o si de
contenido patrimonial, aunque su finalidad sea recreativa. Se ha sostenido y se sostiene,
atento a la definición de la nueva norma, que no se admite que el contrato de juego pueda ser
de carácter gratuito, ya que no se consideraría un contrato típico.
Las partes en el contrato
Se requiere como mínimo dos partes o más que participen en el juego, ya que no es
excluyente la posibilidad de que sean más los que participen en una actividad de destreza,
tanto física como intelectual. Sin embargo existe una divergencia doctrinaria en la que para un
sector pueden intervenir más partes —sosteniendo su carácter de plurilateral— y para otro
sector de la doctrina, no. Cabe la aclaración, que cuando se habla de plurilateral no se
entiende al mismo como forma asociativa, sino en el sentido de pluralidad de partes
intervinientes en el juego.

ARTÍCULO 1610. Facultades del juez: El juez puede reducir la deuda directamente
originada en el juego si resulta extraordinaria respecto a la fortuna del deudor.

ARTÍCULO 1611. Juego y apuesta de puro azar: No hay acción para exigir el cumplimiento
de la prestación prometida en un juego de puro azar, esté o no prohibido por la autoridad
local.

276
Si no está prohibido, lo pagado es irrepetible. Sin embargo, es repetible el pago hecho por
persona incapaz, o con capacidad restringida, o inhabilitada.
En los contratos de juegos de azar, la ganancia o la perdida dependen de un acontecimiento
incierto, en cuyo resultado influye, exclusiva o mayoritariamente, la suerte. Los juegos de azar
constituyen el género que comprende tanto las apuestas como los sorteos.
El CCyC no brinda una noción legal del contrato de apuesta como contrato autónomo y omite
una regulación expresa del mismo.
Por lo tanto, el artículo comentado no dispone a qué reglas debe someterse el contrato de
apuesta pero lo equipara con los juegos de puro azar, a los que hace referencia la norma
comentada, a los cuales la norma priva de cualquier tipo de acción judicial para este tipo de
juegos en los que dependen completamente de la aleatoriedad, es decir, de la suerte o puro
azar.

Tipos de juegos
La doctrina ha diferenciado las clases de juego según el grado de protección que le provee el
ordenamiento jurídico.
a) Juegos tutelados. Se trata de aquellos en los que el Estado autoriza expresamente y
generan obligaciones, con la posibilidad de, como ya se dijo, reclamar judicialmente las
deudas contraídas a causa de estos juegos.
b) Juegos permitidos o tolerados. Son aquellos que el Estado no ha permitido expresamente
pero tampoco ha prohibido. Estos generan obligaciones naturales, las cuales no dan la
posibilidad de reclamo judicial, lo pagado es irrepetible, tal como lo prevé la norma comentada
en su segunda parte.
c) Juegos prohibidos. Son aquellos que están expresamente prohibidos por el Estado.
Por cierto, no dan origen a ningún tipo de obligación ni civil ni natural. Y, tal como dice la
norma comentada, tampoco dan lugar a acción para exigir el cumplimiento de la prestación
prometida por motivo de un juego de puro azar, los cuales por decreto-ley 6618/1957 se
encuentran expresamente prohibidos.
En el CCyC, en principio, los únicos tutelados y que, por ende, confieren acción de
cumplimiento al ganador, son los juegos de habilidad. Esa acción la ejercerá quien resulte
vencedor en el contrato de juego, para reclamar el cumplimiento compulsivo al vencido, pues
convino que en caso de perder le pagaría al otro contratante una suma de dinero o cualquier
otro bien.

ARTÍCULO 1612. Oferta pública: Las apuestas y sorteos ofrecidos al público confieren
acción para su cumplimiento.
El oferente es responsable frente al apostador o participante. La publicidad debe individualizar
al oferente. Si no lo hace, quien la efectúa es responsable.
Los juegos de azar ofrecidos al público constituyen una de las excepciones a la regla que
niega acciones judiciales de cumplimiento a quienes resulten ganadores. De tal forma, la
norma prevé la existencia de juegos de azar tutelados.
Se distinguen dos sujetos: oferente y apostador. En virtud de la naturaleza del juego y de la
oferta se aplica la Ley de Defensa del Consumidor (arts. 7° y 8°) sobre condiciones de la
oferta y la venta y respecto del apostador es quien interviene aceptando el contrato de
apuesta.

277
Entre las condiciones previstas por este artículo se prevé la responsabilidad del oferente
frente al apostador y la obligación de individualizarlo en la publicidad. Ante un incumplimiento
se responsabiliza al que efectúa la publicidad en forma solidaria en función de las normativas
de consumo.
En las deudas nacidas de los juegos de azar organizados por el Estado o concesionarios de
una autorización estatal, las partes tienen acción recíproca para el cobro de sus créditos, ya
que sería escandaloso que el Estado se negara a pagar el premio, beneficiándose de mala fe.

ARTÍCULO 1613. Juegos y apuestas regulados por el Estado: Los juegos, apuestas y
sorteos reglamentados por el Estado Nacional, provincial, o municipios, están excluidos de
este Capítulo y regidos por las normas que los autorizan.
Este tipo de juegos, que constituyen la otra excepción a la improcedencia de las acciones,
tienen plena eficacia legal, en cuanto son organizados, o concedida su explotación por el
Estado.
La norma establece un régimen distinto para los juegos, apuestas y sorteos reglamentados
por el Estado, en cualquiera de sus formas, los que se rigen por normas específicas y no por
las de este código.
La disposición es clara en cuanto a que en los casos de juegos, apuestas y sorteos
organizados por el Estado o reglamentados por este, rigen las normas específicas dispuestas
para ello; lo que no excluye la aplicación analógica de las disposiciones de este Código para
la integración de la regulación en todo lo que ella hubiera podido omitir.
El Estado no puede ser indiferente a este tipo de juegos y dejarlo en mano de particulares, por
lo que corresponde su intervención reguladora para que los beneficios económicos de la
explotación de esa actividad ingresen a las arcas del Estado como una forma de recaudación
con el fin de destinarlo a la dinamización de la economía.
Además, la regulación estatal es necesaria porque debe asegurarse el funcionamiento
transparente y el desarrollo regular del juego, en el marco de sus potestades como custodio
de la seguridad pública, la moralidad, las buenas costumbres y la protección de la minoridad.

Contrato de TURISMO
El viaje turístico se ha transformado en un servicio complejo que incluye: transporte por vía
terrestre, aérea, naval, alquiler de automóviles, hotelería, restaurantes, excursiones, y muchos
otros aspectos que complementan las diversas propuestas. Muchas de ellas incluyen también
el financiamiento a través de tarjetas de crédito o préstamos dinerarios.
La configuración actual de la relación jurídica presenta al viajero frente a una organización
impenetrable y en gran medida anónima. El turista contrata con la agencia de su confianza, y
ésta con el mayorista de la región; ellos se vinculan con la compañía aérea, con los hoteles,
con los operadores mayoristas y minoristas de turismo del lugar que se visita; estos últimos a
su vez contratan con otras agencias para hacer una visita a la ciudad, o a un museo, o una
excursión determinada.
También hay que considerar que puede existir un contrato de alquiler de esquíes, de buceo,
de paseo en barco, de transporte en aerosilla, y una multiplicidad de vínculos con sujetos que
el turista desconoce por completo. La parte oferente actúa en forma de redes de contratos
conexos, celebrados por personas jurídicas distintas, con objetos disímiles, pero vinculados
por una operación económica.

278
El turismo como relación de consumo En la actualidad el turismo es regulado como una
relación de consumo en la que se debe proteger a la parte débil que es el consumidor o
usuario, frente al poderío creciente de las redes de prestadores^. Esta calificación motiva la
regulación de temas relevantes como la publicidad, las cláusulas vejatorias, la responsabilidad
por servicios.

La relación jurídica entre el turista y la organización prestadora


El contrato de organización de viaje 1. Concepto El contrato de organización de viaje es el que
vincula al prestador directo y al turista, y es un concepto que ha sufrido enormes mutaciones,
conforme a los cambios que hemos señalado en la primera parte. El clásico depósito
necesario se transformó en "hospedaje", para comprender otros servicios distintos del mero
depósito y alojamiento, y a posteriori se ensanchó el contenido para abarcar el período del
viaje anterior y posterior a la estadía, lo que condujo progresivamente a la noción de
"organización del viaje" o directamente "contrato de viaje", como se lo estudia actualmente.
Antes de definirlo, recordemos que este concepto también se ha dilatado temporalmente para
abarcar el "viaje combinado", y subjetivamente, para aprehender la red de prestadores.
Conforme con la Convención Internacional relativa al contrato de viaje, de Bruselas (art. 1.2):
"es aquel por el cual una parte que es la organizadora, se obliga en su propio nombre,
mediante un precio global, a prestar un conjunto de servicios combinados de transporte,
alojamientos independientes del transporte u otros servicios u operaciones similares entre
transportistas”
El sujeto "es la persona que organiza de forma no ocasional viajes combinados y los vende u
ofrece a la venta, directamente o por medio de un detallista.
La obligación del organizador es alcanzar un resultado que consiste en una obra técnica, cual
es el viaje, y por lo tanto no puede eximirse del incumplimiento señalando que puso todos los
medios y no logró alcanzarlo; sólo se exime demostrando la fractura del nexo causal.
- La obra prometida es un viaje que tiene como característica la organización de todos los
factores necesarios para alcanzarlo, lo que es consecuencia de la traslación del poder
decisorio. No puede invocar como eximente la desorganización o las fallas en ese sentido.
Elementos del Contrato
- La obligación de prestar servicios de transporte, alojamiento y otros servicios anexos: de
esta manera, el contrato se diferencia claramente de los vínculos individuales a que cada uno
de esos servicios da lugar; no se trata de un contrato de transporte, ni de hotelería, ni de la
contratación de un guía, sino de todos ellos en forma conjunta.
- Que esos servicios estén coordinados en relación a un viaje, que constituye la causa del
contrato: éste es el elemento decisivo que caracteriza al vínculo, que no se trata de la
contratación segmentada de servicios para hacer un viaje. Ello es consecuencia de la
traslación del poder de elección desde el viajero al prestador.
- Que se pague un precio global: el precio global no quiere decir que no se sepa cuánto se
paga por hotelería, por transporte, por comidas, sino que se los contrata unificadamente.
Caracteres
En cuanto a los caracteres generales puede decirse que es consensual, porque se
perfecciona con el solo consentimiento de las partes; bilateral porque causa obligaciones
reciprocas para ambas partes; conmutativo porque se conocen las ventajas que el mismo
proporciona. Es atípico en el Derecho argentino, pero con un alto grado de tipicidad social, en
virtud de que las costumbres consolidadas son fuente de derecho. Es un contrato de consumo

279
cuando el viaje es contratado para el uso del consumidor, su grupo familiar o social (art. 1°,
ley 24.240)

Legislación aplicable
En el Derecho argentino resultan aplicables a este contrato, en forma directa o indirecta para
comprender su extensión, las siguientes normas:
- Ley Nacional de Turismo 14.574/70, texto ordenado por decreto 1912/87 (B. O. del 14-7-88).
- Ley 18.829/70, decreto reglamentario 2182/72, regula la actuación del agente de viajes.
- Ley 19.918/70 que recibe en el Derecho interno la Convención Internacional, Bruselas, 1970.
- Ley 18.820/70 y decreto reglamentario 1818/76 régimen de hoteles.
- Ordenanzas municipales de las distintas regiones.
El contrato internacional de viaje está regulado por la Convención Internacional de Contrato
de Viajes de 1970, ratificada por ley 19.918.
La Convención se aplica "sin perjuicio de las legislaciones especiales que establezcan
disposiciones más favorables a cierta categoría de viajeros" (art. 2-2).

Partes
El sujeto prestador del contrato debe ser una persona jurídica o física autorizada al efecto, lo
que se define según la extensión de los servicios prometidos: transporte, hotelería, etcétera.
En relación al turista puede contratarse en forma individual o grupal.
En este último caso presenta particularidades, porque puede ocurrir que el grupo contrate por
intermedio de un sujeto que los represente, o un tercero, como ocurre con las compañías que
otorgan viajes a su personal, o bien que el grupo sea formado para una excursión específica.
En este último caso cada uno contrata individualmente, salvo que se le notifique
expresamente que la obligación del organizador está sujeta a la condición suspensiva de que
el grupo sea completado.
El grupo necesita de un guía, y es una obligación del organizador el proveerlo, porque de ese
modo se evitan los problemas de coordinación.

El objeto del contrato es una operación jurídica que consiste en el intercambio de un conjunto
de prestaciones, consideradas globalmente en relación a un viaje, contra el pago de un precio
en dinero.
El precio es un elemento esencial del contrato y su ausencia determina su nulidad.
El fin perseguido por el viajero es el disfrute del viaje. En ocasiones particulares puede
consistir en la asistencia a un congreso, a una reunión de negocios, un período de vacaciones
o cualquier otra razón particular que motive el contrato.
El viaje en general es la finalidad objetiva del negocio; los demás, son motivos, que sólo
alcanzan la entidad de causa si son comunicados al otro contratante, o de algún modo han
sido parte de las bases del negocio.
El incumplimiento del contrato puede frustrar la obtención de la finalidad general, o de la
causa fin particular, lo que debe ser indemnizado

Obligaciones
- Operador turístico:
. Contrae una obligación compleja según la oferta realizada y aceptada por la otra parte, y que
puede incluir: transporte, alojamiento hotelero y otros servicios adicionales. . En algunos

280
casos, el operador se hace cargo de la financiación, del seguro médico, de la asistencia legal,
del otorgamiento de la posibilidad de practicar ciertos deportes, la realización de una
excursión, la asistencia a espectáculos, el alquiler de un vehículo, lo que puede ser asumido
como obligación directa o a nombre de terceros.
. Debe organizar todas las prestaciones que promete.
. Deber de información y de consejo
. Prohibición de cláusulas abusivas conforme a la 24240 (no se permite mandato)
Incumplimiento: es el que conduce a la frustración de la obtención de las ventajas
perseguidas, de modo que necesariamente debe afectar el viaje contratado, impidiéndolo o
dificultándolo ostensiblemente.
La mayoría de las situaciones conflictivas surgen frente a incumplimientos parciales, en los
que el viaje se realiza, pero con dificultades que impiden su goce pleno
- Viajero:
- Pago del precio y en las condiciones establecidas. Si media incumplimiento surge el derecho
de resolución para el prestador.
- Informar adecuadamente al prestador sobre todo cuanto le sea requerido en relación al viaje.
- Colaborar respetando las reglamentaciones vigentes.
- El viajero tiene cargas, cuyo incumplimiento no es coercible, pero acarrean la pérdida de un
beneficio (ej.: presentarse en los horarios fijados para el traslado; reconfirmar los vuelos, dejar
los hoteles a horario).

Responsabilidad del organizador y del agente de viajes


El prestador que celebra un contrato de organización de viaje responde por la falta de
organización, que constituye un incumplimiento de la obligación nuclear del convenio
celebrado. Se ha señalado que:
"si la empresa organizadora de un tour no tiene un agente suyo en cada destino para apoyar y
auxiliar al turista que ha comprado un viaje y no una serie discontinua de servicios, sin
coordinación, incumple sus funciones de 'organización' que es lo único que ofrece;
consecuentemente, no es excusable que los servicios prometidos por la empresa
organizadora del tour queden sin prestar por la simple razón de que no aparezca quién debe
hacerlo, ya que ello pone en evidencia las faltas de la organización"'. Esa misma línea
jurisprudencial libera a la agencia porque la considera intermediaria y no prestadora directa
Un problema especial lo constituye la falta de organización de viajes combinados. En estos
casos corresponde distinguir:
a) La responsabilidad contractual del transportista, que existe en todo caso y contra el cual el
turista puede reclamar el incumplimiento del horario, o el resarcimiento de los daños sufridos;
b) la responsabilidad del organizador del viaje, para cuya existencia el turista debe probar
claramente la existencia de un contrato mediante el cual se obligó a la organización.
Otro problema lo constituye la falta de organización de viajes contratados por agencias. Si
éstas actúan como intermediarias en la contratación de pasajes, no son responsables por los
incumplimientos de los transportadores, sino por el hecho propio. Su incumplimiento imputable
consiste en la omisión de comunicar al transportador las reservas que requiere el turista, y es
responsable si no lo hace.

Las excursiones realizadas por el viajero suelen presentar algunos riesgos, entre los cuales
está la ocurrencia de accidentes de tránsito.

281
Frente a ello el viajero tiene acción contractual contra:
a) El organizador de la excursión que no necesariamente es el organizador del viajen
b) el organizador del viaje que responde contractualmente por el hecho de la empresa que
subcontrató para la realización del viaje;
c) una acción contractual contra el transportador, en el supuesto en que fuera un sujeto
distinto de los anteriores;
d) una acción extracontractual contra el titular registral del vehículo y contra el conductor.
El robo es una circunstancia ajena que exime de responsabilidad al organizador y al agente.
No obstante hay situaciones en que no exime porque el organizador asume la custodia de los
efectos del viajero, y en este caso se aplican las normas del depósito necesario, siendo
responsable por un caso fortuito agravado, conforme lo analizado al estudiar el contrato de
depósito.

Extinción
El contrato se extingue por el cumplimiento que agota sus efectos, por la muerte o
incapacidad del viajero y por las causas habituales en este tipo de vínculo.
Imposibilidad de cumplimiento: En estos contratos es costumbre la cláusula que exime al
prestador de toda responsabilidad frente a la imposibilidad de cumplimiento sobreviniente,
enumerándose una serie de causas. Sobre ello corresponde señalar que la obligación se
extingue cuando la prestación se toma física o legalmente imposible sin culpa del deudor, por
lo cual, la cláusula es en general lícita.
Rescisión unilateral incausada: La rescisión unilateral incausada del contrato, decidida por el
organizador antes de la partida del viaje, obliga a indemnizar. Es lógico que si se deja sin
efecto el viaje, se le restituya al viajero el precio pagado. Además corresponde el pago de una
indemnización por la frustración del viaje

UNIDAD XIX. TRANSACCIÓN, ARBITRAJE. CONTRATOS CON FINALIDAD


DECLARATIVA O EXTINTIVA
TRANSACCIÓN
ARTÍCULO 1641. Concepto: La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar
un litigio, o ponerle fin, haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o
litigiosas.

CONTRATO DE ARBITRAJE
ARTÍCULO 1649. Definición: Hay contrato de arbitraje cuando las partes deciden someter a la
decisión de uno o más árbitros todas o algunas de las controversias que hayan surgido o
puedan surgir entre ellas respecto de una determinada relación jurídica, contractual o no
contractual, de derecho privado en la que no se encuentre comprometido el orden público
Naturaleza y efectos del acuerdo arbitral
Al tratarse de un acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su
consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas (arg.
art. 957 CC yC) no cabe duda que el acuerdo arbitral constituye un verdadero contrato.
Con todo, este contrato tiene un propósito específico, consistente en sustraer ciertos litigios de
la jurisdicción ordinaria, sometiéndose a una justicia privada. El acuerdo arbitral implica
entonces la obligación de las partes de resolver sus conflictos por vía arbitral, obligándose al
mismo tiempo a no deducir respecto de las mismas acciones judiciales.

282
Desde el punto de vista de su efectiva instrumentación, si bien el Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación (CPCCN) contiene disposiciones sobre la posibilidad de someter
cuestiones a arbitraje, sobre ejecución de laudos extranjeros, y sobre el tratamiento de los
distintos tipos de procedimientos arbitrales, la regulación del acuerdo arbitral es deficiente. El
CPCCN prevé un “doble juego de acuerdos” como pasos necesarios para poner en
funcionamiento el arbitraje. (90) Así, el CPCCN establece la necesidad de celebrar un
“compromiso arbitral”, con posterioridad al surgimiento del conflicto. Es decir que, más allá de
la existencia de una cláusula compromisoria, esta no era suficiente por sí, pues en el CPCCN
es exigencia legal que las partes suscribían el compromiso arbitral, formalizado una vez
surgido el conflicto, por escritura pública o instrumento privado, o por acta extendida ante el
juez de la causa o ante aquel a quien hubiese correspondido su conocimiento. Bajo este
esquema, la cláusula compromisoria no es suficiente, siendo necesario que las partes firmen
el compromiso arbitral en el cual, además de ratificar el sometimiento a arbitraje, precisen
concretamente las materias que serían decididas por los árbitros. O, ante la falta de acuerdo
para formalizar el compromiso, su contenido es definido a través de una sentencia judicial (art.
742 CPCCN).
La nueva regulación de fondo procura promover la seguridad jurídica de las transacciones
comerciales como consecuencia de la dinámica comercial actual, y brindar herramientas útiles
y soluciones contemporáneas a los operadores del mercado.

ARTÍCULO 1650. Forma: El acuerdo de arbitraje debe ser escrito y puede constar en una
cláusula compromisoria incluida en un contrato o en un acuerdo independiente o en un
estatuto o reglamento.
La referencia hecha en un contrato a un documento que contiene una cláusula compromisoria
constituye contrato de arbitraje siempre que el contrato conste por escrito y la referencia
implique que esa cláusula forma parte del contrato.
Como se ha mencionado, uno de los avances más importantes de la reforma es el
reconocimiento de la autosuficiencia de la cláusula arbitral y el tratamiento equivalente que se
hace entre la cláusula arbitral (contenida en el contrato) y el compromiso arbitral (producida la
controversia). Este artículo vuelve a reafirmar que una cláusula arbitral contenida en un
contrato constituye, por sí sola, sin necesidad de ulterior ratificación o complementación, un
contrato de arbitraje. Asimismo, siguiendo la tendencia prevaleciente a nivel internacional, la
norma solo exige que el acuerdo arbitral conste por escrito, sin requisitos adicionales de
forma, y prevé la posibilidad de que el acuerdo arbitral sea incorporado a un contrato por la
referencia que en él se haga a otro documento que lo contemple.

ARTÍCULO 1652. Clases de arbitraje: Pueden someterse a la decisión de arbitradores o


amigables componedores, las cuestiones que pueden ser objeto del juicio de árbitros. Si nada
se estipula en el convenio arbitral acerca de si el arbitraje es de derecho o de amigables
componedores, o si no se autoriza expresamente a los árbitros a decidir la controversia según
equidad, se debe entender que es de derecho.
En el estudio del arbitraje encontramos la distinción entre las dos clases tradicionales de
arbitraje: de derecho o de equidad. Estas categorías apuntan a definir el modo de actuación
de los árbitros y la naturaleza de la decisión.

283
ARTÍCULO 1651. Controversias excluidas: Quedan excluidas del contrato de arbitraje las
siguientes materias:
a) las que se refieren al estado civil o la capacidad de las personas;
b) las cuestiones de familia;
c) las vinculadas a derechos de usuarios y consumidores;
d) los contratos por adhesión cualquiera sea su objeto;
e) las derivadas de relaciones laborales.
Las disposiciones de este Código relativas al contrato de arbitraje no son aplicables a las
controversias en que sean parte los Estados nacional o local.

La eliminación del compromiso arbitral


Como surge del texto de la norma, la sola existencia de un acuerdo o convenio arbitral entre
las partes es suficiente para producir efectos. La mayoría de los instrumentos internacionales
han abandonado el requisito del compromiso arbitral, reconociéndose la autosuficiencia del
acuerdo arbitral, así este consista en una cláusula contenida en un contrato que contemple el
arbitraje para resolver controversias futuras. En conclusión, un único acuerdo es válido y
eficaz para producir la totalidad de sus efectos aunque no sea complementado o precisado
por otro con posterioridad al surgimiento de la controversia.
La figura del “compromiso arbitral”, en suma, desaparece como categoría propia.
Asimismo, se deja de lado la diferenciación en cuanto al esquema de conflictos presentes o
futuros, determinando que el sometimiento de arbitraje puede darse para “todas o algunas
controversias que hayan surgido o puedan surgir” de una relación jurídica determinada.
Podemos concluir, entonces, que el acuerdo arbitral consistente en una cláusula contractual
prevista para controversias futuras es suficiente para poner en funcionamiento el arbitraje. El
“contrato de arbitraje” comprende en su concepto a las dos modalidades clásicas a través de
las cuales se pactaba el arbitraje (“cláusula compromisoria” y “compromiso arbitral”) sorteando
de esa manera los inconvenientes que generaba la exigencia legal de celebrar el segundo: ya
no es necesario que las partes vuelvan a acordar una vez surgido el conflicto, ni tampoco
recurrir al Poder Judicial para lograr su instrumentación en caso de falta de acuerdo.

ARTÍCULO 1658. Cláusulas facultativas: Se puede convenir:


a) la sede del arbitraje;
b) el idioma en que se ha de desarrollar el procedimiento;
c) el procedimiento al que se han de ajustar los árbitros en sus actuaciones.
A falta de acuerdo, el tribunal arbitral puede dirigir el arbitraje del modo que considere
apropiado;
d) el plazo en que los árbitros deben pronunciar el laudo. Si no se ha pactado el plazo, rige el
que establezca el reglamento de la entidad administradora del arbitraje, y en su defecto el que
establezca el derecho de la sede;
e) la confidencialidad del arbitraje;
f) el modo en que se deben distribuir o soportar los costos del arbitraje.

ARTÍCULO 1659. Designación de los árbitros: El tribunal arbitral debe estar compuesto por
uno o más árbitros en número impar.
Si nada se estipula, los árbitros deben ser tres. Las partes pueden acordar libremente el
procedimiento para el nombramiento del árbitro o los árbitros.

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A falta de tal acuerdo:
a) en el arbitraje con tres árbitros, cada parte nombra un árbitro y los dos árbitros así
designados nombran al tercero. Si una parte no nombra al árbitro dentro de los treinta días de
recibido el requerimiento de la otra parte para que lo haga, o si los dos árbitros no consiguen
ponerse de acuerdo sobre el tercer árbitro dentro de los treinta días contados desde su
nombramiento, la designación debe ser hecha, a petición de una delas partes, por la entidad
administradora del arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial;
b) en el arbitraje con árbitro único, si las partes no consiguen ponerse de acuerdo sobre la
designación del árbitro, éste debe ser nombrado, a petición de cualquiera de las partes, por la
entidad administradora del arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial.
Cuando la controversia implica más de dos partes y éstas no pueden llegar a un acuerdo
sobre la forma de constitución del tribunal arbitral, la entidad administradora del arbitraje, o en
su defecto, el tribunal judicial debe designar al árbitro o los árbitros.

ARTÍCULO 1660. Calidades de los árbitros: Puede actuar como árbitro cualquier persona
con plena capacidad civil. Las partes pueden estipular que los árbitros reúnan determinadas
condiciones de nacionalidad, profesión o experiencia.

ARTÍCULO 1661. Nulidad: Es nula la cláusula que confiere a una parte una situación
privilegiada en cuanto a la designación de los árbitros.

ARTÍCULO 1663. Recusación de los árbitros: Los árbitros pueden ser recusados por las
mismas razones que los jueces de acuerdo al derecho de la sede del arbitraje. La recusación
es resuelta por la entidad administradora del arbitraje o, en su defecto, por el tribunal judicial.
Las partes pueden convenir que la recusación sea resuelta por los otros árbitros.

ARTÍCULO 1664. Retribución de los árbitros: Las partes y los árbitros pueden pactar los
honorarios de éstos o el modo de determinarlos. Si no lo hicieran, la regulación se hace por el
tribunal judicial de acuerdo a las reglas locales aplicables a la actividad extrajudicial de los
abogados.

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