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La autora
HISTORIA DE MEXICO I
PRIMERA UNIDAD
El estudio de la historia
.
SEGUNDA UNIDAD
Antecedentes de la ídentíclac1 nacional
.
T3RCERA UNIDAD
Epoca colonía1
.
CUARTA UNIDAD
Formación del estado mexicano
.
QUINTA UNIDAD
El Porfiriato
EDITORIAL CÁTEDRA
MEXICO
HISTORIA DE MEXICO 1
Cátedra Editores.
PRIMERA UNIDAD
El estudio de la historia-
SEGUNDA UN!DAD
2.4 Desar rollo científico y técnico alcanzado por los pueblos prehispánicos
TERCERA UNIDAD
Epoca Cotonial
CUARTA UNIDAD
QL_JNTA UNIDAD
EI porfiriato
5.1 México y el imperialismo mundial. camcterístieas generales
52 E! porfiriato
5.2.1 Aspectos políticas ascgnso y permanencia en el poder (reformas
constitucionales.
cacicazgós y alianzas)
Aspectos económicos: inversión de capital extranjero y naciona] y sus efectos
sociales
(haciendas. latifundios ;; tiendas de rayal
5.2.2 El positivismo como ideoIogía del sistema
5.2.3 Movimiento de oposición y crisis del proyecto1ibeml
Cultura mexica
Piedra del Sol
Periodo histórico
1325-1521 d.n.e
Ciudad de México
… Esz'aáo de México
Teotihuacán, Estado de México
Primera Unidad
El estudio ¿e la historia
Primera Unidad
El estudio de la historia
* La historia —que es la ciencia que nºs ocupa uti]iza1os Pasos del métoc10
cieniífico, ¿¡ excepción de uno. Para trabajar en 21 campo de la historia se
necesita invesiigar; 1anzar una hipótesis de trabajo; observar105 £enómenos ()
110c1105 pasados c1e manera inchrecta; comprobar recurriendo a. varias
fuentes; rea[ízar una teoría ¿el 15 1u'stozia y (1e50ubrir las leyes r:1e1 ¿evenir
histórica. Lo único que no pueden hacer los 11istoria&ores es experimentar,
Porque el objeto ¿a. su interés no es palpable y no es presente; es algo
irrepetib1e y único, 10 que- no elimina la posibilic1.ac1 de que haya constantes en
los procesos 13ístóricoy Por la. ímpesí1)ili¿ad ¿e experimentar, se ha preten
clic10 negar a la 11istori.a su carácter cíenti£ico, o al menos se ha inferic10 que la
historia y las demás ciencias sociales son ¿e una jemrqnía menor que en las
ciencias naturales. Pero las personas que piensan así no comprenden que, si el
objeto :la estuclio es dís'c'm—
to, el méto¿o puecle variar ser HiErente al que utilizan 5 ciencias natura es. La
historia es una ciencia distinta a ésLas, es especial en cuanto que su objeto (le
estudio es 91 1101an en el pasado; por ello su método presenta Variantes con
respecto al métoclo genera] ¿& las ciencias natural es.
Conviene hacer notar que es pm£e1i1ale que la 1315. taria sea escrita por
individuos que no séan contem Pnráné05 (1131 hecho. pues un contempºránea
está 11— ga¿o a ese 11ec1m por e1ementoa afectivos )» prejui— cios que
pueden afectar su análisis. El…) pertenecer 2113 misma época (191 11ec110
histórica que se es'fuc1ia permite a1 11istodador realizar un análisis más o1zie-
1iva e imparcial. 10 cual redunda en un esluc1¡ó ¿e me$or ca1íd3¿. Además.
e111istoúadoz no contempo— ráneo c'1e1 suceso tiene una Visión más -amp1ia
c1e1 mismo y una mayor riqueza documenta1.
La historia comu ciencia 1msca una visión autén< tica ¿e hechos pasados que se
1151115… en relación con el presente )? pcm1o tanto co¡n nuestra vi¿a. La nana
— cíón histórica es uná expresión ¿el pasado humano que se ac1&cua ¿ 1a.5
exigencias Víta1es <1e1 presenta.
Conviene hacer notar que tanto e1 objeto cumo 105 métodos de conocimiento de
161 historia c1an & ésta un carácter especía1, suí-gencrís, que 13 (1istín» gue
4:10 135 c1.emás ciencias; pero no quita firmeza y sn1í(1€z ¡¿ 105 conocimientos
emanac105 1:19 la ciencia 11¡stórica. La 1:u'storía es necesaria y enriquecet10ra
116 1a 11uman1(1a1, ta1 como 10 son 13 química, 1ª biología, 1a Psíco1ogía, 15
economía, 13 socio1ogía y, en J¡Ein, toc1as 1as ciencias.
Las 1eyes históricas son c1istíntas a 135 1cycs na— tura1es y no pue(1en prever
cºn exactitud 10 que su— cederá en e11£uturo, pues 13 com1ucta (11€ 105 110m
— bres es en ocasiones inexp1íca111e y son precisamente 1us 110m11res el
objeto de estudio (16 1a historia.
Primera Unic13c1
La psicología es 121 ciencia que estuc11a 105 13116 menos psíquicos, en cuanto
se 11a11cn presentes en La. conciencia [21.61 indivic1uo, en cuanto se manifies-
ten en su comportamiento y en cuanto se desarro— 11en en e1 inconsciente;
1na131am10 (1c pue1)105 0 naciones, es 13. síntesis c1.e sus caracteres
mora1es o espíri%uales. A 15. 1uisl.oría 1c interesa, en un momento c15c10,
auxilim:se (15- 1a psico1ogía para conu—
cer1as motivaciones que mueven a un rcvo1ucionarío, a un 110m1;re c1e
estac10, a. una comunlc1ad, (: a un imperio. Por ejemplo, resu113 interesante
sa1aer que Hit1er era paranoico _v esquizofrénico, y que poseía una
persona1h1zu1 avása113c10m que 11evó a1 puc1u1o 1emán & ic1enfí£ic¿xse
con 131 nazismo, a justificar e1 ex1erminín 513 105 jut1íos, & 5ustener1a í(1ea
¡“18 su—perioridat1 ¿e 13 raza aria )! a tomar 1as armas para
destruir e1 po¿er económico (13 105 países competi— c1ores en 1a carrera
imperia1íska.
Estos son 5610 a1gun05 ejemp1os ¿& cómo 1a 111 tnria. y 135 (1emás ciencias
soc1a1ea se apºyan mutuamente, aunque cat13 una. tenga su propio o11jeto (19
estu(1io.
Toc1as 1as ciencias tienen 11istoria; muchas historias su 112… escrito 5013re
1515 Ciencias yariicu13ms: 1115t0- ría (13 135 matemáticas, historia de La física,
11istnria (19 1a astronomía; y, ¿n forma genérica, eminentes 110n113res (19
ciencia 115… escrito sobre 13 13jstoria de 1ª ciencia. —Borís Hessen, T1:10mas
S. Ku1a n, George Basa113, 1013.11 D… Bema1, entre oLros—. Tam1>ién es
usua1 í.1ustrar1051i1nros ¿e cienciag naturales con 13io— gra£íaa c1e
cientí1icos destacados: Copérnico o Ga1i.1w Ga111ei en astronomía, Newton 0
María Curie en £ísí- ca, Lavoisier o Mende1é'iev en química, siempre
re1acionac105 con su entorno socja1y cu1tuta1, y cam r¡—.Llación al momento
histórico que 185 tocó Vivir.
Hay 1105 Lipos c1& 11ístoría ¿& 151 ciencia; 1d interna, que se ocupa [16 1a
sustancia de 151 ciencia, es 11ecix, (19 13 ciencia como conocimiento, y 1a
externa, que se av0ca & 1a activic1;1c1 (218 105 científicos como grupo 50—cia1
en 1'e1ación con La ecºnomía y 1a pv1ítíca. La 1:|i5> Loría ¿e 13 ciencia es un
rico c1epósitu (.1€1L1BBE y méto— c1os o1víc1ados, a1gunos 1:11? 105 cua1€s
quizá puc1rían L1i» s]par1()s (11.1emas cien h'11cos contemporáneos. Los 1115
— Lorinc1c)res [recueutemeute se nutren C1b' z1&tus Ie1acíu— nados con 1as
ciencias naturales. Pongamos a1g'unvs ejen1p1os:
' En 10 que se re1:iezc ¿ 1a química, 1a 1115Loria senutre con e1 re1ato c1e 105
c1escu13rimientm que han permitic10 prevenir o com1aah'r1as cn1€rmec1& (185
y evitar 1a muerte. Así, Por ejemp10, es enriquecedor sn1]er que 61 químico Luis
Pasteur
Primera Unic1ac1
La geograf1'a es 1:¡ ciencia que t:stuc1ia Las (1151tas partes c1e 13 tierra, 1a
vit1n .1t1jma1 y vegeta1 (¡un en 011.15 se r1csarro11ay1as conn1icicmes pn1íti-
¿aa y económicas que- actúan en cm1a una. Así- …15nw, c1escri17e sus
características 1151ca51' cur(1i11erñs, ríus, desiertos, p1nnicies, selvas, c1imas,
mares, océanos. La 1aistnria requiere c1u esta ciuna cia para cxp1lcar c1
desarm110 (14: 1.15— civi1izaclu-nes en su respchivn entorno geográfica Ln
Cu1tum egipcia, por ejemp10, se c1csarro116 en ¡31 L1E3- siurto; su
110reuimieíltn se (1C1316 en1mena met1i— 115 a 13 existencia (115 un gran río,
c1 Ni1u, que permitió 0111cne1' (18 1a agricu11uta excc1anes re— su11ados, 10
que (110 1ug'ar .] una acfívir1m1 cumcr- cia1 próspem: esla ín1taush'uc1ura
económica c1é1:3r—minó una superesh11ctum cu1fura1 mu)r avanza- c1a que
a.1iarcó 1.'U(105 105 campos (10121 activic1ac1 11umana: atLe, ciencia y
1ecno1o;ía.
Con eslns eicmp1os pon1emos ¿amos una 151% (19 que, …11 contar1a 1xisl.nria
con aportaciones c1e1as piencias natura1es, se 1orta1ece ;! sc proyecia 11¡u;ía
campos t11versns (1:31 cunucimienlo univers'a1; & su vez, 1515 Ciencias
natura1es teci1aen 116 1a 11¡stntía un apoyo enriquecedor.
OLra c1e estas diferencias es el Llempu que 11evan t&nicnc1cn e1 carácter C1€
ciencias. 1.3.5 ciencias 1115&ó—ico-sncia1és s(:n ióveues, apenas & 1ina105
c1e1 sig1o X1X empezaron ¿ L¡Eí1ízar 01 métºdo cienLí1íco. En cam11io 1as
ciencias natura1es ya tenían 81 carácter 511: ciencias desde 21 515510 XV11 y
1a física y 1a astm—nomía. aún antes, en e1sig1oXV1. Por e1.101ng CÍEI16 cias
natura1es —1aio1ogía, química, Ífsícn, astrona-
mía— pusieran e1 moc1e1o ¡19 10 que es una cíe-nula.
Así, 1n_—= cientí1icos socia1es expusieron que sí su cam? po (19 eshl(1io era
L11-¿1inlo 5.1 ("16 13.5 ciencias natle—195, G1 métoc10 pam csLudim-10
¿1c13ía ser c1£stinLo a1
métoc10 uicn1í1'ico experimenta1. POr tanto, ¡31 fue toc1o es utro [actor que
r1í£ercncia a 1% ciencias 1115— tóríc0—sncía1es [1E 1as ciem—:ias natuta1us.
Una (111etencia más es 21 1enguaíe que se uli11'za Pm:n 1.1111m- c1e Las
ciencias natura1es y 131 que se emp1ea para 11a131ar (14: 1515 ciencias
1ústór1cn—sncia1es.
Los cientí1icos (19 1a. nafumJeza usan un 1enguaie me» ¡ws 111:Cta[10 pam
más c1aro, en can'11uic1us cienlíÍicos sncia1es usan un 1enguaje más 1iterariu y
en OCH- siun05 menus c1am. E11u sc c1e1tw ¿ que1us 1enóme—nos que
describen s¿m c1e distinta c1a.=c. ¿ u es ig'ua1Exp1icar e1 origen z1c 1.15
especies que C1CSEI'11J1J'C1 esa?
110110 de 1a sucicc1ae1 azteca.
Las c11[erencias príncipa1es entre a…m1m'ns grupns c1e ciencias son, pues, sus
respectivos 0135e105 ¿: us—Lut1i0, ¿31 tiempo que 119 mm tenienc10 e1
carácter de
ciencias, e1 métm10, e1 reconocimiento c1e su im<
Doctrina creaf1a por Augusto Comte y continuada pur John Stuart M111, Spencer,
Ta'me y otros. Se inicia. y desarro113. en 111 primera. mitad (191 siglo XIX y
11351:a 1:ina1&s (191 mismo su ingujo es muy gra n(1e. Para 631, 10 único rea1
son 105 11ec1105. No at1míte más conocimiento que e113a5a110 en 1a
experiencia. Comte, e1 1unc1ax10r c1e1 positivismo, expone su famosa ley de las
tres estados, según 13 cual 61 L1€sarro11o 11ís'córíco (15: 1a 1… manic1.at1
113 19111110 tras 155% o estados sucesivos: e1 teo1ógico, e1 meta£ísíco y +11
positivo.
En (¿1 estado teo1ógico, 105 fenómenos sun atri1mít1os por 105 seres 1umanos
& causas so1arenatu—ra1es, 21 1a vo1untac1 persona1 [19105 c1íoses; es e1 es
— tadío o esta(10 11€ 13 teucracia y 31 poc1er po1ítico se 1)asa en 61 derecho
(11Vi.nc.
En ese esta£10 metafísico, 105 1enómenos sun infer— pret¿u1.os (:… fuerzas o
causas a1astmc— 1as, in¿epenc11en1&s c1e1os o13ietos m1smos ; es 121
estac110 o estac10 11€ 10. crítica raciona1 y 133551 (¿1 poz1er po1ítico en
principios mciona1es o qn 1a 11amam1a vo1unta.c1 (1e1 pue1310, y
natura1mente, Lienc1& & 1a anarquía.
En 81 estac10 positi 4" , se prescínc1€ (12 toc1a. ex- p1icax:íón fr'ascen ente 116
105 fenómenos y se trata só1o r:19 ínVestigar1as re1aciones y conexiones de
éstos por mC(1io (15: 1a observación y (16 1a experimenta- ción; En vez de
13u5car causas o esenCias, se esta131e— cen 1eyes 11e105 1enómenos, es
c1eci.r, 1as Condicio— nes en que se producen.
Es£e méto(10, según Augusto Comte, es e1 que 113 creac10 1a ciencia
mm19ma, e…1 conocimiento positivo, y c1e1ue ser ap1ícm10 1:am1aién & 105
fenómenos socía1es y po1íLicns que van con1ormanc10 1a. 131510ria.
Para Comte, e1 descubrimiento c1e 1as 1eyes es» tátíca's (on1en) y c11námicas
(progreso) c1e 1a socie-dad, 11ace posi1j1e 13 reforma c1e ésta y1a iniciación
L1€1€513(10 positivo, en e1cua1, e1 poc1&r po1ítico pasa a manos ¿16 105
científicos o sa1aíos [poc1€r espíri- 1ua1) y c1€ 105 inc1ustría1es (poc13r
materia1).
Esta organización, que supera 1:0c105 105 em'cmss y antagonismos (16: 105
estac105 anteriores, t1estíerra e1 egoísmo y permite ¡31 [13533510110 natura.1
c1e 1a socíe(1m1
sobre1a1sa_sez1&1 a11mísmv, su1ema es: “c1 amor como principio, e1 orden
como 1:>a5e, e1 progreso c0mo 1'm".
Historicismo
La. primera 505qu0 que c1 Derec1m, como e11en— guaje, es una expresión (191
genio macinna1, Una crea? ción co1ec*tiva, espontánea y casi inconscien[e, (1e1
"espíril.u pupu1ar", que no puec1e ser cnmprem11c1a & interpretac1a más que
históricamente.
Primera Unil13c1
E1 tercero a£irmó que 135 cons.Lituciones po1ítí— cas 115 105 Estados y 105
propios Estm1c>s son algo tra¿íciona1, proe1ucto de un 1ento c135arr0110
11151:ó— rico, de una 1arga gestación histórica y por 10 tanto no se inventan ni
se establecen por un grupo (16 pensadores o doctrinarins.
Marx, con 1.1 cu1a1mración c1e Fec1ericn Engé1a—. E] marxismo es tecla. una
concepción t1e1 munc10, que asigna a 105 obreros, como c1ase socia1,-1a
misión 1115—
tórica ine1uc111n1e c1¿ crear 1a sociedac1-sin c1asa sucia— 165, 1a sociec1an1
socía1ísta, y que jush';1:ica esla 'u1ea científicamenke, por1o cua1 rec 1139. e].
nom1are 11e socialismo cíantí£ca :) socialismo proletario. Constituye. pues, no
5610 una teoría revo1ucionaría 11€ 13. víc13 socía1 y 1111- mana, sino tam1)íén
una estrategia (1e1 movimiento 01Jreto tendiente & derrocar e1 Estaz10 Burgués
y to— mar ¡91 poder. Su 1unn1muento 111056£ic0 es e1 materia— 1ismo
dia1éctico, y 13 317111361611 de éste & 1a Historia:
Primera etapa. Socicc1m1 rímitiva, que comienza con 1.1 aparición (1e1
110m13re:£(11$furgíiénc105e (1G 105 auj- ma1es por su capacidad para
[a13r1car y emp1ear in 5Lru< mentos (19 1ra13ajo. En 61 proceso ¿191 tra1aaio
se con- 1orma e1 110m13re y aparece 1a comunic13c1 primitiva como primera
organización c1e1. 110m13rc en sociedac1.
En este periodo e1 110m11r'e pasa c1e1 emp1eo (115 ºbjetos natum1es (piedras
y pa105 ) 3 La creación r1e 105 mx1í—mentarios instrumentos (16 'p_toc1uccíón
(113c1uas, cu- c113'1105, anzue1os, etc.) Asimismo, pasa 11013 eLap-a (19 1a
reco1eccíón c1e £mtos y 1a caza, a 13 agricu11'um y 1ª ganadería, esto es, 1.1
siem1zra <1e semí1135 y 151 (1011165- ficación c1e aníma1es, apareciem10 155
prim'eras re1a- ciones c19 pxoc1uccíón. Las características 11€ 13 socie- (1a.(1
prímiLíva son: 121 propiet1a£1 cbmun&1 c1e 105 me— dias (19 proc1ucción y
1as ze1acíon.es c1e co1a1wración amistosa eutre1os 110m11rºs.
Tercera etapa. Socie(13(1 1euc131, época en que e1110m— 11re empieza &
emp1ear1a energía 1:jc1ráu1ica y 21 aire, en ayuc13 (19 su 1uerza. muscu1ar,
uti111mt10 mo1ínos
c1e agua y 4:18 viento, 1Jarcos ¿& ve1a, etc. La artesanía sigue (1e5atm11á…
105e, se crean nuevos instrumen— Los, nuevos mecanismos y se petfeccíonan
105 anti— guos. Es particu1armenle nota171e e1 progreso en 1ª prot1ucción
Lexii1, apareciendo (31 tomo (113 11.i1ar, e1 telar c1e cintas, 1a máquina
tmcet1ma y otras innºva— ciones técnicas. La 13356 (18 115 re1aciones
económicas es 13 propíec1m1 1euc1a1 so13re 105 men1¡os c1.e pro(1ucción
(5013113 13 tierra principa1mente) y1a casí pro— piec1m1 5013re e1
tra1aajac10r (campesino siervo). 151 se— ñor feuc13.1 exigía tra13ajo intenso
a1os siervos, uti1£v zan(1c> eu muc11as ocasiones 13 £uerza para u131ígar—
105; podía ínC1uso cumprax1os y vender1os, mas ya no 1e pertenecían sus
víc1as.
Cuarta etapa. Sm:iec1at1 caFita1ista, que viene & reemp1azar1os viejos mo1c1&s
e a socíe(1ac1 1eut131, y que se caracteriza esencia1menke por 13 gran in—
(1ushja mecánica. A1 La11er c1e1 artesano y a 121 ma—n u1ac1—ura sucec10n
gran(1es 1á13rícas, 16 exp1ofaCión (15 Las minas se rea1íza ¿( gran csca1a y
nace (21 (:o— mercio 1ntercon&nenta1 sobre 135 1Jases (1e1 1113eraf 1ismo.
Las 1uerzas proc1uchas c1e1 capíta1ismo se caracterizan por 31 sometimiento
(16 155 fuerzas c1e 1a natura1eza, e1 emp1eu de La máquina, 1a ap1ícación c1e
13 química a 13 1nc1uslria y a 13 agricu1tura,
1a navegación de vapor, a] 1errocarti1, c1 tc1égm1o e1éckríco, 1a at1aplacíón
para e1cu11ivo (1e contíneutes enteres, 1a apertura (1e rías & 1a navegación (se
c1¡;e (¿ue po1u1acíonea enLeras surgieron por sus nos como si sa1íeran (1e1a
Lierra). E1capita1ismn, en1m= a11aores c1e su existencia, 1nizo en 5610 ¿os
sig1os (en cuanto a1 desarro110 (1G 135 £uerzas prºductivas) muc110 más que
tm1as 1a5 épocas precedentes de 1ª 11umanic1m1. La 13358 1161 capita1ismu
es 13 propie— (1ac1 privac1a (1e1a 1aurguesía sobre 105 mec1105 de pro-
(11.1cción1 que (:1esp1azó gradua1mente pero de mo(10an1ec1ina1a1e a 13
propiet1&c1 1cuc151.
Historiog'xa£fa
Bs 61 arte (1e escribir 13 Historia, pero a1a vez es 13 1aístoria (1e 1.1 Historia,
(153 1'a Historia escrita, 415 1ª ue se inició en Grecia con Herodoto. E1 013jetiva
(1.9 13 hístoríogra£ia es (1351…— 10 111'stónico, esto es, e1concepto que ea(13
grupo humano 11'a teni(10 (161'a Histeria y que varía (1e época en época y, em
ocasiones, (1e generación en generación. De a111que revista. interés seguir ta1
procésn vivo, dístin€uiem10…eu cac1a peáoc1.o 13; relaciones que e11wm1n'e
t'u'vo cºn su Pasado. 5610 así es posí1)1e captar e1 seni:i£10 pro1unc10 (19 13
Historia y su vigencia pretérita y actua1, 110y quizá más Pres'eane que nunca.
La historíogra£ía prehispánica, pór ejemp1o, se (mire ¿a fuentes 11i5f:ótica.s
escritas en su mayoría en (raste11ano, pero hay otras, Bastante numerosaé, en
1enguas inc1ígenas, principa1mente en ná1mat1. Varias c1& 1as o1aras
1nistó,tícas basadas en 1a trzu1icíón
'm<1ígena ¿erivarón sus ¿atve (1e có¿ices pictóricos, como1a Hisforia (1e105
mexicanas persas pinturas y 1a Leyenda (le las sales, que data de mediados c191
sig1o XVI. No Es 90511319, pot1c) tanke, tratar mu<01135 de estas 1uentes
escritas sin 11acez referencia a 1as pictóricas, que son en 51105 cóc110es.
Una re1ad16u exhaustiva c1e 105 autores, sus 013135 y e1 contenido (16 é's'tas
en forma sintetizada, constituiría un interesante ensayo historiográfico para ilustrar
y enriquecer e1 conocimiento (La 155 diversas etápás por1as que ha qlraveaac10
1a comunidad naciona en su (1evenir 1ústórico. Por eso decimos que1a
11isLeúogra1ía es 13 1uistoría (1G 13 Hisºcmja.
Como 'mc11ca este inciso, an1es C18 a1'mr(1&r e1 cursº de Historia (¡a México I,
hemos (16 va10mr1a importancia ¿(3 1a 1aist()ria para L1e'spué5 conocer e1
(1esarro110 ¿& 1a socie(13(1 mexicana y -comprem1er 1nsprocesos económico-
socía1, po1ítieo y cu1tura1 por 105 que (110115 SUCiGC1EIC1 1Ja pasado
11a515. 11egar ¿¡ 1ª época que nos toca vivir.
Para amar a 121 patria 11em05 c1e conocer ¡mestras micas, nuestro pasado
común, nuestro origen.
nos muestra 91 11ec1.(0 evic1enua ¿e' q-'ae 'el ¿m110 ¿& 1515 más g10tiosas
naciones Haga ¡¡un mgment_o (1_ecu1—minación, tras (11 c'ua1 su só<fíedár1
empiíuaa (1.&50m»
ponerse y a presentar un re1ajamiento moral qug 115v3 ¿( ¿icha socícc1&(1 a su
autoc1estruceión. Este que 1e aconteció (¡ Roma1o pec1ríamos re1acfionar gen
10 que está pasando en Estac105 Un1(105, que en su ¿esarr0110 11egaron ¿( 1a
cúspi(1c (151 pu(1erí0 eco_nóníiéc y que.
(13:10 su sistema capita115ta, están inmersos en una serie de contradicciones
dentro (13 sus propias fronteras y en sus re1acíoues con otros pue1)1cs, p01:10
que empiezan ¿ pmsenbarse signos de re13jámíento m'ora1y (19 deterioro socía1
que se (11eron en la. misma Roma.
La 1uístnria no (13 501uc10nes, pero hace ver (213tas 1as situaciones por 1as'
que 112… atrayesado 105pue131us. Así, cuanc10 nos preguntamºs cómo 1-ue
posi131e que (31 régirhen ínstaura(1& por Por1-irio Díaz se résque1najara
sienc1c» a1 parecer tan só1i(10, triun- 1au(10 (¿1 movimiento mar1erista que en
un princifpio parecía insigní£icante, hemos (1e recurrir .1 La historia para que esta
ciencia ¡ws exp11que 135 con— trac1¡cciones socia]es (1e1 por£irismn y las
causa; (15 su estrepitosa caída…
A1 preguntamos quiénes somos y de (16n'c1e veni< mºs, nos ¿amos cuenta ¿ce
que 1a ciencia 1aistótic_a es una. memoria cuyo G1Jjetivo es responu1er ¡( estas
interrogantes. Pm eíemp1o, ¿por qué tenemos concjencía (13 ser mexicanos? La
respuesta es que mw
c1u)s 110m1)tes, en gu an1ne1o (12 formar una nación, sacri11camn sus vit1as
tmtan(10 (15 lograr que 1a re
La historia tiene injerencia en tuc1a5 135 ramas (:1e1 sa1zer humano. Así, 1a.
economía no sería comprensible 51 no supiéramos cómo 'Que su (1e5atro110
1njstórico; 131 1110501151, (31 c1erec1m, 1a5 matemáticas, 13 851651 y
cua1quiera otra ciencia (: (:115c1p11r13 tienen una 11istoria que nos permite
entender1as. La 11istoría 1es (1a £orma a 135 (11511n1a5 ramas (1e1c0n0—
cimiento, en tanto que exp1íca su (1csarro11o tempora1 y espacia1, aunque no se
íntroc1uce para exp1ícar cómo 1uncíona ca(1a ciencia porque esto no en tra
(1entro (19 sus o1)jetívos… '
1..a. 111510ria investiga e1 paga(10 y (111unc1e su conocimiento pata que así
p0(1am05 comprender (31presenta y via1um1yrar e1 1ulum.
La historia es inapottante en virtuc1 C1€1 pape1 que juega para que 91 110111th
a1cance su 1í1ueración:
1105 muestra cómo e1 propio 1101n13re, en su ca1i(1a(1 (1e ser co1ecl.ivn, 113
1uc11at1o en contra (131 113r'n131'e, e1 mie(10, 1a miseria, 15 exp1otación, 1a
tiranía, 1ª ignorancia y 91 fanatismo; nos enseña (1115165 115111 síc10 5u5
(131!i1i(13(135 y virtu(1€s; nos apoz-1a un uú4 mu1o de experiencias y nos
seña1a e1 camino para que ap.rovec11cam(>5 ta1es experiencias en nuestrb
13eneficin, para que procuremog repeh'.r 105 aciertos (19 15.5 sucíe(1a(155
pasac1as y no vºlvamos a cometer 105 mismos errores. La 11i5£0ria es 13. suma
(:1e 105 511115105 índiví(1ua1es y co1ectiv05 por ser, por cum-
p1ir, por 1ograr 10r10 10 que ca¡1a 110m1n'e Lienc (1e humano; en fin, por
a1€anzar 1a p1ena 1i1aeración.
La historia 113 su1ri(1ca una pr01u n(1a trans£orma— (ión c1es(1e aque1105
primeras te1atos considerados mi105, como La narración 1wí1w1im so1n:c el
origen ¿(31 mundo y 1a creación (191 1nom1are. Después se Pasó a 105
113151105 que, sin carecer (19 (313111631105 fanlásticos, poseían sin embargo
1Jases ciertas en 5uce-sos que rea1—
n1ente 11a1jían acontecido, como 1515 narraciones contenic1¿s en La Ilíada y La
Odisea, ¿(2 Homero.
Después c1e este gran avance 1ograc10 cn1a antígñec1ac1 c1ásiea gracias
¿( Heroc1010, viene una época de estancamiento y retroceso. Durante 13
EC1E1(1 M6(1ia 151 historia es crónica, re1acíón de 105 11ec1ms históricos por
orr:1en crono1ógica, (121.110 de 105 éxitos tanto de in(11yí(1uos como c1e
paisas; existe una unión entre 10 (11Vino y 10 Lerrena1, se proporcionan 135
fec1ms anotando "antes de Cristo" () “(1espués 4:19 Cristo“, 13 épºca está 11e11a
(13 re1igiosí(1ac1 y Por e110 1a 01JI'B cum13re (1e15 E(1a(1 Media es La
Ciuc1ac1 (11: Dias, (1(: San Agustín.
Primera Unidad
' Es int1'1recto, eu virtuc1 "(16 que105 fenómenos 11is— tón'cos no son ca. 5 a
simple Vista, sino que se conocen y estudian ¿ través (12 135 fuentes, es de— cir,
nn hay una relación directa con la historia.
' Tiene estrecha relación con todos 105 conºcimientos científicºs y con todas las
disciplimu,
(13(10 que no hay ningún conocimiento ni ninguna ¿íscip1ina que carezca de
historia.
Conviene hacer notar que el objeto de estuche de la historia & (31 hombre en
sociedac1 en épocaspasarlas. Es importante señalar que 13 exclusión 0181
período humano en el que no existían ¿ocumentos es un error, puesto que
elhom1are c1eja vestigios que pueden servir para reconstruir su proceso histórico.
Ahora 13ien, ¿umnte 513105 31 ºbjeto (:la estu(1'm ¿e la historia 11313ía 5i(10 el
análisis ¿e1130m13re'en socie4 (1.3(1 en el pásalo, pero entent14'ém105e
hombre como in¿iví11uo, c1e1 cual emanaban —como por gracia c1ívina— las'
transfnnnaciones, 105 gran(1es cambios, 91mejoramiento (1e 1a sociec13c1, Por
ej'emplo, se habla— 13a (1e1ulío César, C1eopatra, Nerón, Ca1ígula, Gengis
Khan, Carlo Magno () Napoleón, por nombrar 5610 algunos, dealigados-tot1cxs
e1105 c191a comunidad. Asi, (1ecían en aque11¿s historias que'Alejax-(c1ro
Magno conquistó 13 India, que Felipe ¿& España lloró cuan< (10 se hun(1ió su 1-
10ta o que Fec1eúco II triunfó en la Guerra de 105 Siete Años. Vale la pena
preguntar— nos si ellos 50105 realizaron todo es'co. Reºexíonan— (10, nos
(1amos cuenta (le que e110s mostraron capa— cic13c1c1e accióny (1íeron cauce
a un suceso, pero que sin la colectivida¿ que 103 secundó no habrían hecho
nada, ni para bien ni para mal. De ahí resu1ta que el objeto (15 estudio de la
historia &s el pasado ("12 155
comuni<1a(1es, ¿e 105 grupos socials y ¿e aque11ns hombres que lograron
destacar, pero to&3 …— (1i(10 en una interrelación, es decir, en una "relación
mutua entre e1 110m13re (:an u:ul¡vi&¡dy el Lom%:ecomo C019C&Vi¿3¿.
El estur1¡o (1e la historia nuestra era) y Tucí(1ides (4sÓO—395 antes (19 nues-
tra era) son 105 primeros 11istoria¿ores, )( desde entonces 91 objeto principal (19
13 historia es 91
110m13re en 91 pasado y ¿esde 91 punto (19 vista (:19 su vi(1a social. Entonces
u.an primera (191íni- ción (19 historia. sería: ciencia social que estudia 31 hombre,
como ente colectivo, durante 91 pasado. Sin embargo, ¿10 estúc1ia sólo como
colectivida¿ o tam1wien como in(1iú¿uo? En am1335 situaciones, pues en 13
historia hay por una parte hombres que (1951acan inc1ivíc1ua1mente y por otra
parte está 1a co1ectiví¿ac1 que juega un pape1 esencia] en 91 desarrol10 (19
105 sucesos.
' La 111'sí0ria abarca todas las manifestaciones que se (15… en una sociec1ac1:
cu1turales, políticas, económicas, sociales, científicas, educativas, gastronómicas
y muchas más.
El estuc1¡o (19 la historia en la escue1a primaria sirvió para captar nuestro valioso
pasac10; 105 maestros se encargaron (19 presentar ante las mentes infanti195 las
gestas heroicas, las luchas constantes por lograr una nación libre, y se
preocuparon por incu193r en 105 niños 91 amor a la patria.. LOs 11_é- roes 59
195 presentaron inmaculados y como mártí4
res ¿ispuestos 91 sacrificio para ¿ar & 105 mexicanos una Patria digna. '
En 121 etapa. (19 9¿ucación me¿ia (secunc1mria y 1ra (:11¡11eraLo) 19. historia
empieza a. mostrar que 1.1 patria no 13 hicieron Hidalgo, Mou91os o]uárez 50105,
sino que 11u110 mucha gente que también tra11aió en pro (19 91151; ya no se
trata solamente (19 ver 105 atributos y aciertos (19 105 11éroes, sino también sus
defectos y sus errores, pam comprenc1er 91 desarrollo histórico (19 México;
asimismo, se seña1a que la historia (19139
ser exp1ícac1a 1Jajo un sistema 16gíeo: antecedentes, ¿esan'o110 y
consecuencias (19 los procesos sociales (191pasado En este níve1 59
reafirman1os conocimientos 11ísfórí905 y, a través (191 conocimiento (191
pasac10, se toma conciencia (191 presente y (19 las responsabilida (195 propias
como agentes (191 cambio social.
Cuanc10 59 Haga a.1 bachillerato, 91 sentimiento (19 patriotist ya forma parte (19
nuestra personali- c1¿(1. A '1:0(105 aqu91105 alumnos en quienes 91 estu- Áio
(19 la historia ha genera¿u patziotismo ¿95:19 la escue1a primaria, ahora que se
encuentran en 91 m'veI
mec1io superior (1i911c; 95tu<1i0 105 hará conscientes y actuanies, pudiendo en
un futuro pxóxífn_o —como ciuda(13.nbs— 11egar a (1959mpeñar un pape1"-
i_mporlante dentro (19 la s'ocíe(1ac1 con plena concíéncia (191 actuar cotidiano.
En 91 bachillerato ¿esaparece gran Parte (19 10 mítica que tenían los héroes y
105 procesos (19 nuestra historia, pudiendo vérsele & ésta como un ¿evean:
complejo pero coherente y comprensible.
A1aora 131651, 13 11ístoria guarda te1aclóu con 135 demás materias, pero
_principa1mente con 135 de carácter socia1, que se imparten a m've1
1mc11í119rat0.
La historia cocipera & que mú1iip1es materias" que se cursan en este níve1
o£rezcan un marco razonable en su presentación, en cuanto 511 eSpacio y al tiem
— po. Por ejemplo, en dónde y en qué época. Nacieron como ciencias la bio1ogía,
la química, 1a £isica, la.
astronomía, o bien la economía, 19 socio1ogía, la psicología, etc. La 1uístoría (19
1a5 Ciencias y la historia. de 105 personajes importantes que han Egura- (10 en
ellas es un recurso necesari,ó en la engañanza.
Los 1113105 (19 texto usanc11c1ms recursos, (¿¡Las como 7 j y … (145 Sócrates
enñifn& Cadeeu goci_plngíaoc1e ( ( saña… A…. las ¿encías p'ai3 sleisiiun' Wear
exíalim¿ás c'omo
ua …… ili¡Íl¡á*—'ºfl£1 añá1ísis temático ou… (la nula una ¿9 ellas.
La) …) las ¿miis _cias socialgs guar¿an asimdiá … pues su-o1aiéto 1:19 studio és
91 mis». ¿Bambú ej:'t áócíeclad. Í.'z relación que se 5&Hmamáqm¿am—Aá.
hhi.=tonia nos£puede
mmpguler sinó ' piica' (m atu(1ío (19109 procesºs económicos, pues gran 99:12
(1910 que realiza el hom-lme está gn r_915(:_ión (111_gcfa con 105 factores
económicos; al mi9moitíempo, 13' 9conómía no se pu9(19 compre mia: si no
implica un estuc1io histórico (19 9505 mismas Procesos.—E1análisis (151
liberalismo económico y (191 pró£ebcíonismo económico en México, en La
primera mitad. (191 siglo XIX, son importantes
tanto para 91 95tuc1ioso (19 la 111510tia cama para 91 estudioso (19 La
economía…
El derecho, por su parte, tiene una historia que expone cómo se 1ueron
conformando 1as 1eyes en1as diversas cu1turas y quiénes impulsaan este
¿esarro— 110; 31 mismo tiempo, para comprender 1a actuación (19 los
110m1)195 en 195 socieda¿es pasa¿as, es necesa— ria conocer la organiza4ión
íurí(1ica 1Jai0 13 cual se regían. Las 1u(:1135 obreras de Cananea )( Río B1anco
son importantes tanto paga el stu¿¡oso (1913 11istn—
ria como para e1estu¿íoso (121 ¿m&o laboral La1115tmiaposeeuna … " ÍÍ '7__
qu9kdacarác— ter (719 ciencia; 1¿( 11105053 ac¡4¡:a el 5náei9t científico (19 13
historia; 91 problema ¿9 ¡a oljelíú1a1 9 imparcía.1i(1a(1 (191 conºcimiento … sua
temg£ilosó1-icos. A1 misma Hempa. 13f&sníhliu&una pr011m(15 :e1aczión con 13
1155a:'=m hdn, pm 5(¿ wtu¿io,se remiL9 & 1asmg…%úlás que se
desarrollaron ]as ¿…esduºaañfims Así, e1 95tm1io (191 poátjji—la' …, ('1'1'1ianie
91 Por£ítiata, % … 7 ' ' algo 50mlí[anb£. Fú.h £" "—
c1ian 31 110r¡¡1:n=7 , 'Í' ' '
Segunda Uní¿acl
Cultura mixteca
Pectoral de oro con fechas
Periodo posclásico
Aciualmente para su estudio se encuentra (livi(Í_i(13 en: &) A1tiplano Contra]: los
valles de México,Toluca, Mote]os, Puebla, Tlaxcala 9 Hidalgo; 13) La Mixteca, (:)
El valle ¿9 Oaxaca y Tehuantepec; (11) La costa ¿el Gol£o: la. Huasteca y
Veracruz; a) El área Maya: Yucatán, Quintana Roo, Honduras, etc., y €) El
occíclente de México: Guerrero. Michoacán, Colima, Nayarit y Jalisco.
Las características generales de Mesoamérica son: economía basada en la
agricultura, sus principales Productos alimenticios fueron: maíz, frion y Chile,
sistema agrícola (le roza. o mílpa,2 usaron utensilios comº la coa o bastón
plantador, cultivaron &] cacao y la C11ÍB; construcción ("Ie Basamentos esca
onados para templos (pirámides), canchas ¿e juego ¿e pelota; escritura
jeroglí£ica, sistema numa¿e barras y puntºs y su sistema calendárico ¿e cómputo
¿el tiempo, solar de 18 meses ¿e 20 (lías catla uno, más 5 ¿ias Hama¿os
nemontemi (inútiles), y ritual de 13 meses ¿e 20 ¿ías.
2.2.1. Pzecláaioo
zas, £rijol, Chile y jitomate. Los instrumentos que usaban eran fa]3ricaáos con
rocas ígneas como la dioríta o piedra de lava volcánica, el Basalto y la 013
sidiana, y rocas metamór£ícas como el mármol, la pizarra y 1a serpentína. En su
cerámica utilizaron (los técnicas: e] modelado a mano y el molclea¿o (utilizando
moldes). Hay cerámica ritual como braseros y
figuritas; cerámica de uso culinario como ollas, cazuelas, carnales y platos, y es
policromada (varios co1ores): rojo, amarillo, Manco, ca£é y negro. Su religión era
politeísta (varios choses), pero el principal era Tláloc, deida(l ¿el agua, a quien se
reÍacionaba con la agricultura. Su organización social J¡"ue cle una teocracia
monopolísta, es decir, el sacerdote supremo centrahzaba todos los conocimientos
y tenía. En sus manos el control político, económico y social; después estaban los
artesanos, escultores, comerciantes y agricultores. Teotihuacan es la ciu¿a¿ más
grande c1e Mesoamérica y su Pirámide del Sol es también la mayor de
Mesoamérica. Su aportación en la arquitectura £ue el talud y el tala1€ro.
Los mayas. Ocuparon una vasta región que abarcó parte ¿e Chiapas y los
actuales estados ¿e Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en México; el
¿epartamenfzo de Petén y las tierras aclyacentes, en Guatemala, así como la
región occidental de Belice y parte ¿e Honduras. La economía estuvo l) a sada en
la agricultura ¿el maíz. En la arquitectura son características las estelas mayas,
acompañaáas por el techado en JEmma de Bóveda de piedras saledizas… En sus
pinturas murales y en su cerámica usaron un pigmento azul Brillante con tono ¿e
turquesa (azul maya). En la guerra utilizaron níclos ¿e avispas que eran lanzaclos
al enemigo como auténticas Bombas. Construyeron una red ¿e caminos, entre los
que ¿estaca el ¿e Col)á & Chichén Itzá que mide 100 12m cle largo. En las
estructuras ceremoniales el techamíento más usario Jfue el ¿e la bóveda de arco
£also, en que las dos ramas ascendentes se acercan progresivamente hasta que
el espacio medial puede salvarse por las pie¿ras. Al final del período Clásico ha
evolucionado el uso de] concreto só1íclo. que es una mixtura de cal, sascal7
( sustituto de Ia arena) y peclacería ¿e piedra caliza. La escritura jeroglífiea
aparece bellamente graba¿a en las estelas de piedra,
en 105 altares y en los anillos (le los juegos ¿le pelota. Los glifos son compuestos:
se agregan varios afijos, el pre1£ijo va ¿el 1ac10 izquierdo y ¡31 su£ijo & la
Áerecha; el e1emento más importante es la cabeza del Pez Xoc, que está
relacionado con el agua y que es un signo principal. Los textos jeroglíficos se
re£ieren en su mayoría al transcurso ¿el tiempo y a temas relacionaclos con
asuntos astronómicos. Esta escritura se utilizó también en los libros o códices, en
los que se empleaban ambas caras de la hoja y que, una vez terminaflos, se
doblaban como ]3iom Los. Los cóclíces abordan diversos temas: el Dresde, por
ejemp1o, la astronomía y la adivinación; el Tro- Cartesíano, la a¿ivinación y las
ceremonias relacionadas con los oficios y ritua1es ¿& importancia general; el
París se ocupa de las ceremonias y pro£ecias conectadas con los finales de una
secuencia cle: tunes y katunes (registro del tiempo). Para terminar, ¿iremos que
las principales cíucla¿es mayas son Chichén Itzá, Tikal, Palenque, Uxmal y
Copán.
2.2.3. Posclásico
Segunda Unitla¿
.
en el actual esta¿o ¿e H'ulalgo; hab1&han el nahua. pinos, yse 4… -…_» ,
Quetzalcóatl era el título ¿e sus reyes sacerdotes. * Su quinto soberano, llamado
Quetzalcóatl, Jfue e e-
gído en 977; con él se inició el esplen¿or Ele Tula. Después ¿le la partida del
sacerdote se acabó la vida pacífica y comenzó el tiempo cle las guerras y 105
sacri£lcios humanos. La inclinación guerrera y el culto a la serpiente emp1uma¿a
están presentes en teclas las manifestaciones artísticas de los toltecas. Emigraron
a la Península de Yucatány Quetzalcóatl fue entonces conociclo con el nombre de
Kukulcán; ahí construyeron ciuda¿es amuralla¿as como Mayapán e introdujeron a
la región maya el arco y la Hecha. La cerámica. cºnoci como de omanientación ¿e
mazapán, sólo se extendió hasta el Valle de México, en cambio la cerámica ¿&
plumbate se exten¿i6 a tocla Mesoamérica: la. pared ¿e [as vasijas es delga¿a y
¿um, con brillo metálico parecido a un viclriatlº, & color gris-azul o ¿e color
naranja, que se por la graduación c1e] calor ¿urante el hameaflº- Los mixtecos.
Esta cultura se localizaenla… .en la costa de Oaxaca, y en una porción & 7 — 7
__ ¿e Guerrero. La socieclad mixteca esh¡tl' ' por señores y principales 0 nobles, ..
= v - cultores, macelzuales 0 labradores y n'; ? esclavos; estos últimos
emn :e¿ucitlo$ad ' por haber cometiclo delitos o por ¿aulas. a J,_ . prisioneros ¿&
guerra; parte de ellos enn … al sacri£ícío. El cultivo del maíz y las labora Bedi—
165 fueron los rasgos principales de la eco… mixteca. Su producción textil era
abun¿antg: mantas, huipíles, maxilat/ o taparralaos y (1th preulás' ¿e vestir;
utilizaban la grana o cochinilla p'aía el teji¿o ¿e las telas y eran expertos en
cestería. Tam.]:cién (tenían un comercio bien organizado: en Pu& y Coixtlahuaca,
por ejempio, se celebrabangmmis ferias. En la guerra empleaban Veneno en la.
Punta cle la Hecha, así como el hacha con hoja ¿e colma. En Mesoamérica este
instrumento es una innovación ¿& mixtecos y tarascos, ¿a<lo que las demás
civilíñ— ciones empleaban una piedra filosa. En la Mixteca Alta las principales
regiones eran Coíxtlahuaca,
Tilantongo, Tlaxiaco y Tult'epec; en la Mixteca Baia eran Chila, Piazt'la y
Petla1c'mgo.
Tenochtitlan, que comenzó con casi na¿13, poco a poco fue convirtiéndose en una
¿e las_principa1es ciut1ac1es, junto con Texcoco y T1acopan; las tres
ínte<graban 1a a1ianza para guerrear y cobrar tributo a los pueblos conquistaclos,
10 cual no desecha la posibilidad
de que cada una por su parte 1)uscase sus propias conquistas y sus propios
tri13utarios.
Cultiva1aan distintas c1ases (le maguey para obtener aguamie1, que fermentado
se convierte en pulque y cocido adquiere una consistencia espesa de miel. El
corazón, el tallo (quíote) y 1515 pencas, asados Bajo tierra, dan un a1imentu
¿ulce, el mezcal. La fibra cle1
maguey, el íczt/i , tenía un importante valor pan 1ª corr1e1ería. y textiles, en
regiones £rías ¿ende no se pot1ía cultivar a1goc16n. Los quiotes y pencas
servían para la construcción (1e chozas y las espinas como agujas. De1 nopal se
usaban como ver(1uras las pencas tiernas y las tunas como £ruta. Ac1emás, en
e1 nopa1 crece 1a cochíní11a que daba un colorante c19
Seguncla Unidad
Las técnicas (1e cu1tivo eran diversas y ac13pta- (13.5 a 105 (1istintos ambientes:
La roza, en 135 regiones boscosas, selva tropica1 y montes fríos [le las sierras; e1
cultivo permanente, en 105 llanas o en las terrazas (1e las laderas, y 135
c11inampas, en las ciénagas y orillas de 105 1ag05. En la Cuenca de México es
don¿e se 1oca1izó 1a mayor extensión ¿e cuk:i— vo en c11ínampas, la más
intensiva ¿e todas las &&:— nicas mesoamerícanas. Estas consisten en al“- de
cultivo obteni<105 de terrenos pantanosº&.
que se a1)ren acequias extrayendo 10 que 9 : » la, quedando suficiente altura
sobre el niwl &! :… : :* T para estar en seco y permitir el cultivo. la … c1ac1 (1e1
subsue1o o el riego a manº hacen ptsák4: _ cu1tivo constante aun en temporada
(la seas. S_i,, ' ' £erti1i<1ac1 se conso1ic13 plantando árboles en sus lux…—
c1es, los ahuejotes, cuyas raíces a£irman el 511210— j ¿_ Otra actividad
importante era la caza, ya fm:a c1e aves, como patos y co<10rnices, :) de
conejos , venados. Las plumas (16: aves se usaban en toatlm ,: para adornar telas
y cestos; muy valiosas enn las & - quetzal traídas (1e Guatemala y Chiapas. El
pelo & conejo (tochomíte) se usaba en tejidos. La piel ¡le venado era la más
abundante y usual, 13 ¿e Hgm se utí1íza1>a en atavíos ¿& 1ujo. Ac1emás tenían
an'm1 ' domésticos como el guajolote y el perro, usailos como a1imento. También
era. importante el cui¿aclo delas abejas en las zonas cálic1as, así como 1a
explotación ¿e la cochini113. Por ú1timo, practicaban 13 pesca en los ríos y en las
lagunas (16: 151 Cuenca c1e México. A tot10 este ¿esarrollo corresponc1ía cierto
avance tecnológico, y si comparamos éste con 105 logros alcanzac105 en el Viejo
Mundo, observaremos que los mexicas no conocieron1adomesticaciónde grandes
cua¿rúpedos como el caballo y 13. vaca, tampoco la
por ejemp1o en ciertos lugares ¿ende la gente común era x1e origen otomí y 1a
no1>1eza cle origen náhuatl o nahuatiza¿a (esto ímp1ica1yala supremacía de
ciertos grupos étnicos, y no por el hecho ¡le ser de tal o cual grupo, sino porque
eran 105 que habían alcanza¿o
más poderío económico y po1ítico).
Todo in<1ivic1uo en esta sociedac1 pertenecía a un estamento y tenía las
ob1igaciones propias cle1 mismo, al igual que los :1erechos y 1a posi17i1íc1ae1
de moví1i¿a<1 socia1 r1entro del mismo o ca.m1:iándose de él.
Podía asignar tierras a otros miembros, por ejemplo a 105 guerreros c1istinguidos.
Era generalmente no1)1e 41e nacimiento, miembro ¿e una clase o fecea/Íí,
ac1emás c1isponía de tierras patrimoniales aparte de 135 que poseía como rey.
Go1>emalaa de por vida y a
su muerte le sucedía un pariente: hijo, hermano, primo 0 sobrino.
El segundo rango era 91 (1e teuct/i (tecuht/í, en plural teteuctín oteteculztín). Este
cargo se otorgaba por decisión t1e1 rey; por ejemplo en Tenochtitlan, después de
la derrota ¿e Azcapotzalco, e1 rey Itzcoat1 creó varios títu105 ¿e teuct/í que
distribuyó entre 105 miembros <1e su linaje. Dentro c1e este rango se encontraba
e1cíhuacoat/. "Los rangos iban desde la. posición de ci11uacaat1, muy cerca de
Moctezuma en la cima cle la jerarquía, hasta numerosas posiciones subordinadas
en 105 pueblos".3 El teuct/í era jefe de una casa señorial (tecca/Íí), c10tat1a con
tierras y gente de1 común Hama 3 / Gi1nson, Charles, Los aztmas baja e]daminío
españa]. 1519—1810, " Méxicn, Siglo XXI, 1980. 5a. al., 532 pp. (América
Nuestra, 15), p. 157.
cla tecca/¡eque (gente (le 13. casa señorial), que renc1ía sus tri1mtos y servicios
al teuct/i en vez de dar1os ¿irectamente 3.1 t/atoam'. Un teuctÍí estaba a cargo
c1e la administración de esta gente y además ocupaba puestos dentro (1813
organización po1ítica bajo el poder ¿el supremo rey. Estos cargos se transmitían
por herencia, siguiendo reglas semejantes a la sucesión en la rea1eza, pero era
necesaria la sanción (191 rey.
El tercer grac10 en el estrato superior era el de noble o pí”i (en plural pipí]tín),
1iteta1mente quiere c1ecír “hijo", y se entien11e este uso como 61 ¿e infante (:
hijodalgo en caste11ano, porque era el rango de todos 105 hijos de un teuct/i o
t/atoani . De este modo ¡aípí/tín era un término general para todo el estrato
superior, puesto que reyes y señores eran también
no1a es de nacimiento; también se usaba para 105 que aún no a1canzaban el
rango c1e rey o señor.
Los no171es por su parte tenían la obligación de prestar sus servicios a sus
señores o al rey. Se les empleaba. en los puestos in£eríores de 13 organización
civil o militar, y 105 más distinguiáos y más cercanos Parientes c1e un señor
lograban subir hasta 31- canzar e1 título (1e teuct/i . Entre 105 pípí/tín había
di£erentes, rangos según sus pac1res: e1 hijo de un rey recibía el nombre c1e
t/atocapíllí, “hijo del rey"; e] de un señor, tecpi//í, "1'1ijo de señor”; se distinguía
tam1Jíén el11íjo legítimo (113 una mujer ¿a rango, 11ama(10 t/azapi/Íi, “hijo
precioso", y el c1e una concubina, 1la-mado ca/pampíÍ/í, ”hijo c1e casa".
Los n0171es poclían ascender mediante méritos mí1itares, e1n0131e náhuatl era
cuaulapí/Íi , "hijo de águila" o no1>le águila.
Una casa señoria1 era un linaje encabezac10 por e1£euctli, sucesor 119 je£es
anteriores ; incluía a todos los descendientes de un señor (16 esa casa. Así, ser
n0131e suponía ser Áescendíente de una casa u otra, ¿e la cua1 se obtenía
rango, bienes y estatus político.
Segunda Uniclarl
Aunque los miembros del calpu”í tenían derecho a obtener parcelas para el uso
familiar, no todos logra13an igual canti¿ac1 c1e tierra, y 105 que no tenían en
suficiente extensión o ca1ic1ac1, & veces la rentalmn, de otros miembros ¿el
calpu/Íí o c1e gentes (1é otros ca]pulíís mayor (10tac105 de tierra. Estos
entregaban su tributo al rey o tÍatoaní ; grupos de ellos, barrios () JEra.cciones,
esta1aan asignaclos a los señores o teteuctin y reci13ían el nombre ¿e tecca”equa
(gente 11e1 tecca/Íí).
Además había una diferenciación basac1a en las distintas ocupaciones; 105
mercac1eres y los artesanos pagaban tributo en 105 productos de su o£icio ()
daban servicios especializados, y estaban organizados por grupos (1e tri1)utarios
aparte (1e la generalic1m1 ¿e os labradores.
Cac1a barrio o ca/puÍ/i tenía sus dioses propios y templos, así funcionaba como
unit1al1 para el culto y organización cle cu1tos genera1es.
Había tierras del rey, "tierras reales" (t/atocamí/Íí) ; c1e105 señores, "las casas
señoriales" (tecca/Íi) o tierras ¿el palacio (tecpant/a/Ji); ¿€: 105 11013165 (pí/Ía/Íí);
de 105 macehuales, eran las “tierras c1e1 pue131o" (a/tepet/a/Íí), y cada 1Darrio
en particular tenía sus tierras “tierras del Barrio" (ca/pu/Ía/Íí). También había tierras
para 13 guerra (mi]chímaÍ/i), literalmente "rode1a c1e sementeras", y “tierras ¿€
105 temp1os" (teapant/a/Íí). A su vez 11a1)ía1as tierras (16 los pí/ÍaÍ/í, que como
no1)1es tenían clerec1uo por e1 puesto que desempeñaban.
Además (16 que 11a17ía artesanos que trabajaban en sus hogares y 105 que
trabajaban en palacio, 113- 13ía cuadrillas <1e artesanos bajo un man¿ón, quien
recluta1)a a canteros y carpinteros para trabajar en las obras públicas; algunos (19
estos tenían c1ioses y patronos propios; estas cuac1rí1las se organizaban 4
Ammteca. Oficial artífice de p1umu. Etimología: wnantecatí, oficial de artes. Se
1[amal)an así porque el lugar más renom1:raclo
en esta inc1ustn'a era Amanda, lugar (le manantiales. Ca.1?rera, Luis, Diccionmía
Je Áziequismos, Mexico, Ec1ícionee Oasis , 1974.
Segum13 Unic1a<1
Por otra parte, ¡31 impacto c1e1a conquís£a en Mesoamérica tiene tam1aién su
exp1ícaéión c1esc1e e1 punto de vista mitológico o re1ígioso. Para
comprencler1o es imporkante retroce¿1er 11asta e1 origen de 1a leyen(1a, en
Tula, cuanc10 e1 sacerdote 1íc1er Ce Acatí Topi1tzin Quetzalcoat1 huyó
expu1sac10 por sus enemigos po1íticos y se perdió en el mar por 91 oriente,
1131)íen€10 anunciac1o 13. pro£ecía de que por ese mismo rum1m habrían 419
11egar 110m1:>res Blancas y bar1'>ac105. Tales características corresponl1ían
a1 moc191o físico ¿6 105 españoles, por 10 que en un principio 105
inz1í9enas1os consic1eraron como ¿ioses enviados por Quetzalcoat1 y en
ta1virtut1 no presentaron resistencia. Es 11asta e1 momento en que se dieron
cuenta de su coc1icia cuanc10 e1 impacto que prot1ujn e1 encuentro (16 esas
C105 cu1turas se manifestó <1e una manera violenta y sangrienta.
Segunda Uníc13t1
se refiere, pues en cuanto a recursos 105 españoles cont31)3n con 105 atle1antos
1!é1icos más importantes de ese tiempo, tales como el cañón, 13 pólvora y en
general 139 armas de fuego, que £ueron 13 cli£erencía cletermínante para.
inclinar 3 su £3vor los triunfos en las batallas.
Ante los [raíles que vinieron a estas tierras a evange1izar, 135 comuním13¿es
indígenas manifestaron cierta sumisión, naciendo para e1105 un nuevo sentido
re1igioso, mezc1a ¿e 10 03161100 y 10 prehispánico. Esta actitu<1 tranquila 13
manifestaron ante fray Barto10mé c1e 13.8 Casas, en 135 prom'ncias ¿el sur de
Chiapas y en Guatemala; ante Vasco de Quiroga en Michoacán; ante fray
Bernar¿ino (13 Sahagún, y ante otros lErai1es que c13133n un trato más humano
a. los indígenas y que se mostraban respetuosos c1e sus costumbres y su £orma
c1e vida.
2.4.1. Biología
En el tiempo ¿e ' v cimiento c1e los maya, mixteca, ¡. centraba en plena capaces
de <1ife ;.… 1ógicamente tan * -—< - . ¿ tinguieron hasta …
E1 conocimiento era también ¿wa ; z - <1e1 Casti110 £uerog palacios reales ¡lg
tensas ¿e aves y— n .-I (105; 31 re£erirse ¡ _ llamado "el p... México". En - : zuma
contaba .… cas y enormes '» aves del bosque; _ do por 300 —
En1os ciones ¿e = : ca1)ulatiº pal; _ otros, c::)1-;——í.= "" aaron diversos -menos
cm… ; .
Perfeccian lizar una _ sectas en- ¡a“ colorantes. ', guaiº
Antecedentes de 13 identir13c1 nacion31
europea se benefició en gran mec1ic13 con 135 plantas curativas c1e América.
2.4.3. Química
2.4.4. Astronomía
Segum13 Unic13c1
H ::poc11do conc1uír que estas civilizaciones 11egaron a Los calen estrucconocer
13 duración (131 año síc1era1 con igual o turaáosaparti; 360, mayor precisión que
105 europeos y orient31e5, me— 364 y 365 c1ías-. 20, 61 ¡1i3nte 13 observación
y 13 anotación cuic13d053 ¿e número 260 y ' - sinó13 posición c1i3ri3 (1:21 501,
13 Luna, Venus y 31gu- dico c1e Venus nas estrel135 como 135 Siete
Ca13rí1135, conocidas
también como 135 P1éy3cles.
Uno ¿e 18 meses, de 20 (1í35 cada mes, más 5 c1í35 aciagos o nemantemi, 3105
que C3(13 cuatro años añac1í3n uno más—. Otro (13 11'est3s móviles ¿e 20
caracteres, uno por c3¡13 (1ios: “¿ecí3n —5eg'ún cuenta 1-ray Bernan1ino <1e
Sahagún— que cada uno ¡113 esos caracteres rein3113 13 días, 105 cuales
juntos son 260 c1ías".
Y ¡51 último c31ent13rio, que era mucho más 13rgo, est3133 1ormado por cuatro
grupos ¿e 13 años, 105 que juntos 1130í3n 52 años, 3 cuyo término se
ce1e1>ra1;313 ¡fiesta del Fuego Nuevo o 1131 Nuevo 501.
2.4.5. Matemáticas
En Mesoamérica 11u1)o grupos l1e nivel cu1tur31 alto: 105 mayas en el este,
o1mec35 y toton3cas en 13 costa c131 Golfo, mixtecas y zapotecas en 13
vertiente r1e1 Pací£íco, t3r35c305 en e1interior13custre y n311u35 en 31
A1típ1ano.
1.3 precisión1ogr3da por 105 mayas en sus cá1cu105 astronómicos —t31 como
nos 113 11eg3c10 3 través (131 Códice DresJe— es not3131e. Asignaron 31 año
50131: una duración de 365.2420 <1í35. Asimismo, desarro11aron un sistema de
numeración vigesim31 con notación posicion31 y e1 en1p1eo del cero; el cero en
13 numero1ogí3 maya signi£íc3 principio y fm; también fue uti1iz3c10 por los
mexicas y por 05 cu111u35 ¡13 Texcoco; en 105 có¿ices se representa de co1or
rojo, en Palenque e1 g1í£o signi1ica 303133miento, terminación, y guarda un
v31or posicion31. Ca1>e 113cer notar que hay Clos formas c1e1 sistema
vigesím31 ¿e numeración: 13 uti1ízac13 en 105 cálcu1os (1e 13
vida diaria y 13 ca1endáric3.
Para recoger el agua (15 11uvía, 105 mayas fueron expertos en represas y
cisternas; t3m13ién destacan sus o13r35 de irrigación y (13 drenaje, y
establecieron mú1tip1es re(135 (13 comunicación 3 partir (13 13 ciu(13(1 (1e
Co1aá, en e1 noreste (1e Yucatán: 5610 e] camino que 1133 & C11íc1xen Itzá
media 100 12m de 1argo y 5 m (13 ancho, y tenía una base (13 piec1r3 cubierta
por una capa (13 guijarros c31cáreos sumamente gruesa. A1 construirse en 1963
13 carretera (1e Carti11o Puerto 3 V3113c1011(1, quec16 31 ¿escubierto este
ímpresionante camino maya. '
Ahora bien, como el V311e (1e Anahuac est3133 situado en 13 parte más baja (1e
13 cuenca y rodeado(13 montañas que ímpe(1í3n 13 531i(13 c1e las aguas, en
tiempo (19 11uvi35 501í3 (1e51>or(13rse e] 13g0 y también 53 (1e51>or(131)3n
105 ríos. Entonces 105 po1313(10re5 construyeron (1ique5 en 105 1ug3res
(10n(13 más inun— (13cíones se registraban: T1acop3n (Tacuba), No- noa1co,
Chapultepec,_Tepeyac y Coyoacán. Pero aun así, 13 cíuc13c1 (1e Tenochtit1an
padeció una tremem13 inunáacíón en 14:49, (1ut3nte e1 rein3(10 (1e
Moctezum31111uicamjna, quinto emper3(10r azteca… Las pn'ncip3135 avenidas
que contribuyeron 31 desastre vinieron (1e1 norte, por 51 río Cu3u11titlan.
Entonces N 3-za11u31coyot1, señor (1e Texcoco, contribuyó con el proyecto y 13
dirección (13 un gran (11que (1e 16 12m (13 13rgo, que se construyó con piedra,
133rr0 y estacas (15 madera, que iba desde Atzacoalco 1135t3 Izt3p31apa y que
(1ívic1í3 3113go en (105 partes: 13 más grande, 31e5te, tomó e1nom13re ¿e
Lago (13 Texcoco; 3 13 menor, que r0(1e3133 3 Teuochtit13n, se 1e 113mó Lago
(13 México. Veinte m.i.1 110m.13res participaron en esta gran obra, que además
tuvo 13 virtuc1 (1e separar 135 aguas 5313(135 de 135 (1u1ces, convirtiénclose
e1 poniente (1e1 valle en un paraíso de agua c1u1ce donc1e 1131)í3 especias
mú1tip1es (1e peces y 3ni(1313311 135 aves acuáticas. Ya sin pe1igro (13
ínun¿3cíones, se construyeron chinamp35 3 to<10 10 largo de 105 c3n31e5,
constituyendo verdaderos jardines £10t3ntes (1e Home y hortalizas que
313gr3133n 105 1'J3n'i05 y contribuían 31 £10recimiento económico (13 13
región. Entre 105 (105 13505 11311í3 compuertas que formaban parte (1e1 (1i—
que, se abrían o se cerraban para controlar e1 paso (1e1 agu3 y evitar que
crecier3n 105 nive1e5 31re(13(1ot (le 13 ciw13c1 1:13 Tenochtit13n. En 31 sur
también se constru— yeron 105 (11ques (1e T1311u30 y Mexicaltzingo, que—
(13n(10 (1ivi(11(10 e1 13go de 353 región en (105: 51 de
C113100 y el (1e Xochimilco. De manera que, antes (13 ¿estruir13, 105
españo1es tuvieron oportuni(13(1 (13 conocer un3 gr3m1iosa metrópoli en 13 que
podían 013— servarse 105 más insó1ítos 3v3nce5 ¿e 13 ingeniería.
2.4.7. A1g1útechzr3
Entre 1200 antes (13 nuestra era y 200 (13 nuestra era 103 antiguos mexicanos
se organizan 133jo regímenes teocráticos, es (13Cír, tienen un gobierno ejerci(10
por la casta sacerc10t31, que se consi(13r3 representante (1313 divini(13(1.
En1as 31(1333 se construyen 103 primeros centrºs ceremonia1es en T13pacoy3,
Cuicuilc_o, 31 área 01111333. y La Venta. La motivación ze1igiosa origina 105
basamentos, 1as construcciones pir3míc131es, 135 superposiciones (13
estructuras y 135 p13t31ormas, comunes 3135 (1iversas regiones; 10 que varía
(13 una región 3 otra son 135 hadas y recubrimientos, 13 co1ocación (13 135
piedras y 31 moda (13 13131231135.
133 pírámi ' 7 3 motivos re1igiosos, pero 30 in3(103 con taciones (13 carácter
astronómico y geoméuim. La ¿3comción 3r3 (1íferente en 03:13 e¿i£icio, wgímla
¿ei— (13(1 313 cu31 £uer3 (13<1i03(10. La £orma pirami¿ál se origina en 13
necesic1'ad (13 elevar y aislar el templo, tanto por motivos re1ígiosos como para
preservado (13133 ínuru133'mnes y evitar que entmr3n 105 anima— 135. La
ascensión sue 3 ser (1111c'11 en virtud (1313 Vert'1031í(13(1 (31 per31t3 (13 105
escalones 33 muy alto y 13 11u3113 angosta). De me(1i3(105 y 111133 (13 este
períoclo proce¿en 31 primer horizonte (13 Teotihuacan y los
(105 primeros (13 Monte Albán.
En Michoacán los tarascos levantaron las yácatas cle Tzintzuntzan, que eran
monumentos ¿& basamentos rectangular y circular combinadas, construidos por
capas alternadas ¿e lajas y revestimiento, y que estaban ¿ispuestos en cuerpos
píramitlales, con pasillos estrechos entre unos y otros ; sobre la parte superior de
las yácatas había a&oratorios con techo ¿epalma.
Tenochtitlan era la capital del imperio mexica, fue £un¿aáa en 1325 y, en sólo dos
siglos, alcanzó un increíble esplendor; estaba ubicada en el Lago de México y
comunicada con Texcoco, Iztapalapa, Popotla, Chapultepec y Xochimilco, por
medio de canales y calzadas; la grandeza de Tenochtitlan se veía reHeja¿a en su
urbanización y su arquitectura.
Segunda Unidaul
¿imensiones son variables: de 105 que están completos, algunos son cortos y
otros muy largos, pues van de 3 a 14: metros de longituc1, aunque 105 hay
también £ragmenta¿oe de sólo un metro; e1 ancho tampoco fue uniforme.
Lºs códices aztecas y mayas están pinta&os sobre tiras de papel fa]:rica¿o con1a
corteza ¿e &iversos árboles, principalmente áe1amat/ o amate; los mixtecos y los
poblanos—tlaxcaltecas lo hicieron sobre tiras de piel de ciervo, curti¿as y
cubiertas con estuco blanco
y puliclo, sobre cuya superficie se plasmaron 105 glifos pictográ£icos,
ideográ£ícog y J£onétícos.
Utilizaban los metales para hacer coas, hachas, azaclas para cavar La tierra,
alfileres, puntas cle lanza y de Hecha, azue135 (herramientas de carpintería),
cince1es, punzones, anzuelos, soportes, pinzas, redes ¿e alambre, agujas,
Bastones, mangos de abanico, estatuiHas, máscaras, cascos, monedas, espejos,
vasijas, pipas, boquillas y punterías ¿e cerbatanas, arcos, broches, penachos,
escuáos, dia&emas, cinturones, suelas ¿¿ santialias y una gram variedad (le joyas
y ornamentos.
Con las manos trabajaban el barro para mo¿e- lar objetos de uso ¿oméstico,
religioso y ceremonial: Jfiguras con forma humana, animal o vegetal; cazuelas,
ollas, platos, jarros, molcajetes, ¿iferentes tipos de vasijas y una gran varieda¿ ¿e
malacates (útiles para hilar).
Una ¿9 las más importantes conquistas técnicas ¿e 105 pueblos prehispánicos fue
la manufactura cle hilos y teji¿os. Utilizaban la fibra del algoclón, del henequén y
clel maguey.
Para el teñido se usaba la cochinilla ¿e grana, que daba el color rojo ; La semiHa
¿el achiote, para el color anaranjaclo; las hojas de xoc]1ipal]i y ¿e zacatlaxca1]i,
para el amari—
110 y e] ocre; la planta Hamacla xiuclzquílif] para el azul añil; el negro se obtenía
con polvo mineral conocido como t1a]ilzixac; el ver¿e, mezclanclo el amarillo con
el azul; el púrpura, con un carac01illo de la región huave, y el blanco, calcinando el
sulfato ¿e cal. Solían mezclar los pigmentos con aceite de chía 0 con jugo (le
tzacut1í para darles consistencia..
Con las telas confeccionaban prendas ¿e abrigo () de vestir como mantas, faldas
que daban vue1ta al cuerpo, quechquémeles, mazt]atlo taparrabos, túnicas ¿e
manga corta, enaguas, huipi1es y Jfajas.
También hacían vesti¿os ¿e pieles, adornados con oro, plata y piedras preciosas.
D91 árbol ¿el amate utilizaban las fibras de la corteza para hacer el papel.
También se podía producir papel con £íbras ¿e maguey. Era muy resistente y se
empleaba en las pictografías y en objetos ceremonia? les como penachos cónicos,
trajes para las £estividades religiosas, estandartes, insignias y brazaletes.
Las p1umas de quetzal, garza, colibrí, loro y otras aves propias ¿e las diversas
regiones mesoamericanas, servían para confeccionar lujosas capas, coronas,
escudos utilizados en las ceremonias, trajes y abanicos para Ias £estivídacles.
Las técnicas de or£ebrería y joyería alcanzaron gran relieve, sobre todo entre 105
míxtecas (le Oaxaca y los tecpanecas (le Azcapotzalco Los £unc1íclores utilizaban
hornos pequeños de forma cilíndrica, crisoles y moldes c1e arcilla para trabajar el
oro con la técnica ¿e la “cera perc1ida", llamada así porque la parte interior de los
m01cles se cubría con una delga
aa capa de cera antes de vaciar el oro £undiclo y. una vez endurecido el metal, se
sacaba la J£ígura del ¡no]— (1e; la. cera había serví¿0 para evitar que el oro líqui-
do se ¡negara a] molcle de arcilla; ¿espués de ser utilizada, esa cera ¿esaparecía
o se perdía por efecto del calor. Actualmente, en las antiguas zonas mineras, los
campesinos suelen encontrar pequeños trozos ¿e oro aclhericlos a minúsculas
porciones de cera, o sea que ésta no se percha en su totalidad. Había ac1emás
otras técnicas para trabajar el oro: después de fundirlo y antes ¿e que se en£riara
totalmente, las martilla¿ores lo a&e1gazaban, luego labralnan Ia chapa ¿e oro de
moc10 que resultaran Jfiguras en hueco o en relieve (técnica del repujaclo o
grabado). Lºs mesoamerícanos aprovecharon 13 ¿uctiji¿ad del oro para hacer
hermosas joyas ¿e filigrana, conocieron la soldadura y también el doraclo en
ma¿era.
3.2 Encuentro ¿e dos mundos y sus transformaciones cu1turales & la. llegada de
los españoles
De esta forma, una vez más, el tránsito ¿e los tiemp05 medievales a las etapas de
la Modemiclacl aparece como el resultado (la un constante y dinámico proceso clc
crecimiento. Así, si e1 Renacimiento no fue la negación (le] Meclíoevo, sino su
más lógica
y legítima superación, el capitalismo no aparece como una espontaneidad
negativa respecto'al pasa¿o, sino como el resultado —maduro y poderoso— de un
proceso de crecimiento me¿ieval".' Ahora pasaremos a examinar cómo
£gncíonaba la Edad Media.
El esc1avo ¿el antiguo Imperio Romano, por ejemplo, era propiedad que po¿ía ser
vendic]a o compra a, onde quiera y en cualquier tiempo, pero el siervo cle la Edad
Me¿ia no po¿ía ser vendiclo y tenía la posesión de tierra en una parte del feudo,
por mal que se le tratase; el siervo, en fín, poseía £amilia, un hogar y el uso de
algunas tierras.
No había leyes como las existentes actualmente para gobernar, en cacla feudo
poclían regir ¿iversas costumbresl La costumbre ¿el feudo signi£icalaa 10 que ]as
leyes aproka¿as para el gobierno ¿e un país o ciu»
Tercera Unida£l
En muc as ocasiones el señor era simple anemiatario de otro señor (le más
jerarquía, que en ocasiones era un con¿e, quien a su turno la había recibido de un
duque, éste ¿el rey y a veces este rey ¿e otro rey.
E1dinero que los señores £eutlales tenían no poclía seguir trabajando, en primer
lugar porque el interés era castigado por la Iglesia como usura2 y a¿emás porque
no se necesitaba mucho dinero para compm, pues el alimento y 135 ropas
proveríían ¿el propio feudo.
Además el señor agregó a su serví¿umbre los siervos que eran buenºs artesanos,
para que hicieran cuanto él necesitase. Por eso la altlea feu<lal prácti— camente
se abastecía sola, esto es, producía toxic en relación a los requerimientos ¿e la
misma.
Más tarde las cmza¿as le dieron un gran impulso al comercio. Decenas cle miles
(le europeos cruzaron el continente por tierra y por mar para arrebatar1e a los
musulmanes la Tierra Santa. Como necesitaban abastecimiento & to¿o lo largo de
la ruta, 1es acompañaban comerciantes, quienes les proveían de lo necesario
durante el viaje; a su vez obtenían provecho ¿& 105 lugares visitarlos, pues
conseguían nuevas mercancías. Así, los cruza.&os regresaron ¿& Oriente con un
apetito voraz por las ropas, las comit1as lujosas y extrañas. A¿emás, sumémosle
a esto el gran aumento ¿e población en el siglo X, muchas (le estas nuevas
generaciones eran gente sin tierras y vieron en las cruzaclas una oportunic1a&
paré mejorar su posición.
zaron a ubicarse £uera ¿e1as muraHas clel burgo; poco a poco se fueron
reuniendo más comerciantes en los alredeclores y el faulmrg o "fuera ¿el ]3urgo"
se hizo más importante que el propio burgo.
Los campesinos empezaron a abandonar las alcleas feudales, para trasla¿arse &
las poblaciones más activas; entonces las ciudades se presentaron como una
alternativa ofrecida ante la situación feudal.
Con esta forma (la organización gremial también cambió la industn'a, pues antes
ésta se desarrollaba en la casa clel campesino y todos los familiares participaban
con el propósito ¿e satisfacer sólo las necesidades ¿el hogar. A su vez el señor
tenía siervos que realiza—
ban esta labor, pero la ín&ustria no abastecía un merca.c10, sino las exigencias
del señor.
En cambio, con el auge del ¿inem y el crecimiento ¿e Ias ciuclades, los artesanos
tuvieron la oportuní¿ad de abandonar la agricultura y ganarse la vida con su oficio;
así se crearon los primeros talleres, ¿on¿e existían apren¿ices y jornaleros. Los
primeros eran jóvenes que aprendían el oficio, mediante un convenio entre el
muchacho y sus padres con el artesano. A cambio ¿e un pequeño ¿erecho y la
promesa de ser trabajador obediente, el
artesano se comprometía a clar albergue y alojamiento al joven mientras durase el
aprendizaje. Después el joven podía poner su propio taller y, si no contaba con
dinero para ponedo, se convertía en jomalero; trabajaba para el mismo patrón por
un salario, o laíen 13usa empleo con otro.
En el siglo X no había países tal y como los conocemos hoy. "Los escolares de1
siglo X no encontraban en sus libros dibujos o grabados de los navíos ¿e su país
hundien¿o & los cle un país enemigo".3 Hasta el siglo XV surgen las naciones,
leyes nacionales, 1en— guas nacion31es e iglesias nacionales. Las gentes
empezaron & considerarse a sí mismas c1e España, de Inglaterra o (le Francia, y
empezaron a sentir que debían lealtad, no a su señor £eudal, sino a su rey.
“Los pasos por 105 que la autoríáa<l central llegó a ejercer el poder nacional
fueron lentos e irregulares.
No fue como una escalera, con un esca1ón encima de otro y siempre en una
dirección definí¿a; fue como un camino malo con muchos vericuetos y retrocesos.
No se tarcló un año, mi (105, ni cincuenta, ni cien. Se tardó siglos, pero al fin la
autoridad central se impuso".4 Los señores se £ueron ¿ebilitanáo Poco a poco,
perdieron sus posesiones en tierras y en siervos, en muc 05 casos se
exterminaron entre sí.
E] rey fue un inerte aliado ¿e las ciudades contra los señores. A cambio ¿e la
protección que brindaba a los comerciantes, estos Ie proporcionaban préstamos,
lo que le traía ventajas como disponer ¿e un ejército a su servicio, cosa de La que
no disfrutaban los señores £eu¿ales; esto, a la vez, Lenefícíaha & 105
comerciantes, pues 105 so]datlos de] rey los protegían ¿e saltea¿ores y otros
peligros. Tenemos por ejemplo una 1ey_aproka¿a en Francia en 1439, en la que
el rey prohibía & toclos los capitanes y hombres de guerra ¿etener a
comerciantes, tra]3aja¿ores, ganado, calva1105 0 bestias de carga en el campo;
no ¿e]3ían causarle trastornos a los carruajes, artículos y mercancías que llevaran
y no les mantenclrían ]3ajo rescaíe; los debían dejar trabajar, ir y venir en paz, sin
peclirles nada, ni molestarlos o perturbarlos. Así, el Esta clo Nacional quedó por
encima (le la antigua organización feudal, consolidándose un pacto entre la
rea1eza y la naciente burguesía. El campesino, e1 artesano y el comerciante
acog'ieron con entusiasmo ]a formación ¿e un gobierno central bastante poderoso.
Tercera Unidad
poder comerciar con ellas en Europa, por ejemplo el Oro y la plata, tan
importantes en ese momento, que les sirvieron para comprar manufacturas a los
países industrializados.
En efecto, España se dedicó a extraer el oro y la plata de América, mientras otros
países como Ingla- terra y Francia se industrializaban. Entonces Espa- ña tenía
que comprar los artículos manufacturados que necesitaba y que ella misma no
producía. Los metales preciosos que le llegaban de sus dominios de ultramar iban
a parar a manos de los países industria- lizados como precio de las mercancías
adquiridas, o bien como botín arrebatado por los corsarios en alta mar. El
resultado fue que España se descapitalizó y empezó a decaer económicamente, al
mismo tiempo que las naciones industriales se enriquecían. El caso de España
nos demuestra que la base de la riqueza de los hombres y de los pueblos no es la
cantidad de metales preciosos que posean, sino el trabajo y la industriosidad.
España continúo viviendo en el pasado medie- val, lo que provocó que junto con
sus colonias que- dara al margen de muchos adelantos que transfor- maron a
otros países en potencias industriales y comer- ciales, propiciando así el
imperialismo moderno, consistente por principio en la penetración de las potencias
industriales en los países de menor desa- rrollo, en los que encuentran mercado
seguro para sus productos manufacturados.
3.2 Encuentro de dos mundos y sus transformaciones culturales
a la llegada de los españoles 3.2.1. El sistema colonial español en América
La conquista española en América fue una verdade- ra cruzada con un doble
propósito: el de los misio- neros, ganar almas para su iglesia; el de los soldados,
ganar un inmenso botín. De acuerdo con las bulas dadas por el Papa Alejandro VI
en 1493, la Corona española tenía el deber de convertir a los naturales de
América a la fe cristiana y protegerlos con leyes justas. Pero esto sólo lo
atendieron algunos misio- neros; otros consideraban que si los indios se opo- nían
a la predicación del Evangelio, podían ser lesí- ltimamente reducidos por la fuerza
de las armas, y los conquistadores, que habían venido a estas tierras arriesgando
en la empresa sus vidas y fortunas, con-
sideraban que tenían derecho a despojar a los indios de sus tierras ya convertirlos
en siervos.
Según la política oficial del Imperio, la Indias eran reinos de la Corona de Castilla,
distintos de los reinos de España y administrados por un Consejo Real pro- pio.
Los indios eran súbditos directos de la Corona, no de españoles individualmente
considerados, Eran hombres libres, su tierra y bienes les pertenecían, y sus jefes
debían ser confirmados en el cargo y empleados como funcionarios menores.
Dependían de los tribu- nales de justicia españoles, pero sus leyes debían ser
respetadas, excepto cuando eran evidentemente con- trarias a las leyes españolas
de Indias. El trabajo era permitido porque se le consideraba indispensable, pero
conforme al sistema de encomienda o repartimiento, con cuotas de salario
oficiales.
Sin embargo, las disposiciones que prescribían esta política eran obstruidas de
plano por los intere- ses aviesos de los descendientes de los conquistado- res.
Éstos habían formado una sociedad desordena- da que cada vez exigía más
encomiendas y que, al serle concedidas, las convertía en instrumento de ex-
plotación de los indios.
Las leyes dictadas por la Corona fueron letra muer- ta. El rey estaba demasiado
lejos de sus dominios ame- ricanos, tan sólo concedidos por una ineficaz bula
papal, para tener auténtica injerencia en los asuntos de estos territorios. Los
colonos presionaron constantemente para lograr más concesiones y sobre todo
para conver- tir en perpetuas sus encomiendas.
Los primeros Órganos de gobierno fueron los cabildos, oligarquías locales que
tenían grandes po- deres y privilegios.
Los regidores, que mal podrían llamarse insti- tuciones representativas, puesto
que sólo represen- taban los intereses de los colonos, eran tan irres- ponsables
como poderosos. En el siglo XVI fue- ron provocando la decadencia de los
cabildos.
Las 10 audiencias —que hoy llamaríamos tribu- nales de apelación— que fueron
establecidas en las Indias durante el siglo XVI, constituyeron la única rama del
servicio colonial en que podía confiar real. mente la Corona. Los jueces de las
audiencias escu- chaban las quejas de los indios y, por otro lado, ase- soraban a
los virreyes O gobernadores en los asuntos de carácter administrativo e
informaban a la Corona sobre su conducta.
Como todas las decisiones debían tomarse en España, surgieron múltiples
problemas de carácter
51
52
Tercera Unidad
—
burocrático. La legislación era muy avanzada, pero ineficaz en vista de la lejanía
de los dominios pe- ninsulares de ultramar.
Los repartos de tierra, que en la época colonial se realizaron a favor de los
conquistadores y sus des- cendientes, llevaban consigo la institución de la en-
comienda, esto es, la adscripción de los grupos indí- genas que trabajaban la
tierra, con la obligación del encomendero de adoctrinarlos ya cambio de ello ser-
virse de su esfuerzo personal; sólo que el adoctrina- miento se redujo, no a la
enseñanza de la ética cris- tiana, sino a la enseñanza de los deberes del esclavo
para con el amo.
Las Leyes de Indias significaron un noble inten- to de la Corona por proteger a los
indios en cuanto a jornada de labor, pago y aun medidas de previsión social; pero
tales leyes nunca fueron acatadas por los encomenderos, ni por las autoridades
representati- vas del rey, quienes tomaban los ordenamientos con un sentido de
“obedézcanse, pero no se cumplan”.
La minería constituyó la más importante fuente de riqueza para el rey de España y
el principal objeti- vo de los conquistadores. El oro y la plata que ocul- taban las
entrañas de América habían de arrancarse a fuerza, con las uñas de indios y
negros, que en vez de jornal percibían azotes y un miserable alimento.
Los privilegios eran para los gremios mineros de españoles, la Iglesia no
intervenía en los negocios de minas y aquéllos sólo debían pagar el “quinto real” a
la Corona. De 1690 a 1803 la producción minera ascendió a la increíble suma de
mil trescientos cin- cuenta y tres y medio millones de pesos sólo en la Nueva
España. Las principales ciudades surgieron al pie de los centros mineros y por lo
tanto en forma dispersa. En México fueron emporios mineros Oa- xaca, Taxco,
Pachuca, Guanajuato y Zacatecas. En América del Sur fueron famosos el centro
minero de Potosí (en la actual Bolivia), los de la Nueva Gra- nada y los del
virreinato del Perú.
El oro y la plata que salieron de la Nueva Espa- ña, de la Nueva Granada y del
Perú durante los siglos XVI, XVII y XVIII, influyeron poderosa- mente en la vida
económica de Europa. Como la doctrina mercantilista imperante en el Viejo Con-
tinente consideraba que el poder de las naciones, como el de los individuos, debía
medirse por el di- nero, varios países procuraron por diversos medios allegarse los
metales preciosos enviados a España desde sus dominios de ultramar.
3.2.2 Influencia cultural de Europa en la Nueva España
Difusión de las nuevas ideas en América
En Europa, durante la Edad Media, la tendencia filosófica generalmente aceptada
fue la escolástica, que afirmaba que la verdad sólo es cognoscible por revelación
divina. El máximo exponente de dicha teoría fue Tomás de Aquino. Pero en contra
de la escolástica surgió en el Renacimiento una nueva concepción del mundo y de
la vida, de carácter cien- tífico, basada en la observación directa de los fenó-
menos naturales. Renato Descartes, el padre de la filo- sofia moderna, es quien
vino a sentar las bases del racio- nalismo al considerar que no es científico tener
ideas preconcebidas sobre la realidad, sino que es menes- ter dudar de ellas
como punto de partida para llegar a la Verdad.
El hombre del Renacimiento hizo una filosofia práctica, fundada en la razón y en la
experiencia sen- sible, con lo cual no sólo adquirió una visión cientí- fica del
mundo, sino que conquistó para sí la con- fianza en su propia razón.
A principios del siglo XVIII la filosofía escolásti- ca entra en un periodo de franca
decadencia en Eu- ropa, dejando el camino abierto a la filosofia carte- siana, que
se posesiona felizmente de los principales centros académicos. Incluso llega a
España, en don- de circula primero combinada con el aristotelismo y después con
el movimiento de la Ilustración, que in- fluyó vigorosamente en selectas mentes
españolas desde la segunda mitad del siglo XVIII.
Los filósofos de la época de las luces son resuel- tos optimistas, tienen la
convicción y el orgullo de ha- ber salido de las tinieblas de una larga noche, de
eman- ciparse de todos los prejuicios tradicionales y de toda tutela dogmatica, de
inaugurar una nueva época de la humanidad, que podría fijarse conscientemente
su porvenir. Contraría a la especulación metafísica, la Ilustración o lluminismo
preconizó el método em- pírico y el estudio científico de la naturaleza para
conocerla, dominarla y ponerla al servicio de la hu- manidad.
La nueva filosofía fue asimilada en América en dos formas: a través de una
rebeldía abierta contra la escolástica, o mediante una suave conciliación entre
“la escuela y las ideas modernas. Así, el venezolano
A. de Valverde, el peruano Eusebio Llano Zapata y el mexicano José Mociño,
entre otros, combatieron
Época colonial
duramente a la fliosofia escolástica, que para el se- gundo, por ejemplo, no era
sino “una sarta de abs- tracciones y disputas bien inútiles”. Otros pensado- res
prefirieron la transacción y el tono conciliatorio; el mexicano Benito Díaz de
Gamarra recogió y co- ordinó en su obra Elementa recentioris philosophiae ideas
de la doctrina tradicional y de la nueva. Este tipo de eclecticismo tuvo en América
muchos discí- pulos: José Elias del Carmen, catedrático en Cóxdo- ba; Valentín
Gómez, profesor en el colegio de Bue- nos Aires; el cubano José Agustín
Caballero y mu- chos otros prestigiados pedagogos.
Sin embargo, con el tiempo fue predominando la nueva filosofía. A finales del siglo
XVIII, en la Universidad de Caracas, se enseñaba criteriología, biología y
psicología cartesianas. En México, Agustín de Castro difundió las teorías de
Bacon, Descartes, Leibnitz y Newton. El cartesianismo había abierto
definitivamente la puerta a todas las nuevas e in- quietantes doctrinas científicas, y
naturalmente tam- bién al enciclopedismo francés, que preconizaba el liberalismo
y que muy pronto ganó terreno en el cam- po social, económico y político.
El liberalismo económico fue semilla fecunda en América, pero el árbol que más
arraigó, porque de sus frutos estaba más necesitado el Nuevo Mun- do, fue el del
liberalismo político. En efecto, nues- tros países estaban cansados de la
dependencia en que por tres largos siglos habían permanecido con respecto a
Europa.
Al éxito del liberalismo político habría de contri- buir el manifiesto adelanto de
nuestra sociedad, sO- bre todo de la clase media, “No sois ya los mismos de antes
—decía el poeta Manuel José Quintana— encorvados bajo el yugo, mirados con
indiferencia, vejados por la codicia, destruidos por la ignorancia”. En efecto, los
pensadores americanos hablaban y escribían acerca de los fines del Estado, de
los dere- chos del hombre, de la libertad de creencias y sobre todo de la
necesidad de independencia política, co- mún a todos los pueblos de América.
3.2.3. Educación y cultura en la Nueva España
Educación La necesidad de evangelizar trajo como consecuen- cia natural la
necesidad de enseñar. Por eso, junto a los templos católicos o en el mismo
edificio, na- cieron las primeras escuelas. Toda la educación de
Nueva España estuvo en manos del clero y su fin principal fue producir buenos
católicos.
La preocupación por la instrucción y castella- nización del indígena corrió paralela
a la acción evangelizadora de los doce primeros franciscanos.
Así, una de las primeras preocupaciones de los misioneros fue la de buscar el
método más apropiado para desarrollar su labor educativa. La adopción de
prácticas pedagógicas en uso durante la gentilidad, un agudo conocimiento del
espíritu indio y la valiosa co- Operación de las comunidades de nativos, facilitaron
la creación de los primeros núcleos de instrucción.
El desconocimiento por parte de los frailes de la lengua de los naturales del país,
fue la causa de que en los primeros años se emplearan métodos educativos
pictográficos; es decir, la doctrina, oraciones y prime- ras letras se introdujeron en
el alma indígena por medio de figuras. El método mostró ser efectivo y útil para la
enseñanza de la lengua española a los nativos.
La facilidad mostrada por los indios —hijos de caci- ques y principales en el
aprendizaje, animó a la aper- tura de nuevos centros docentes, siendo ésta la
primera etapa de la historia de la enseñanza en México.
Así fue como fray Pedro de Gante y fray Juan de Tectos fundaron en 1523 la
primera escuela, que agru- pó en un principio a los hijos de las familias conside-
radas principales en la región. Una vez que el indíge- na demostró tener
suficientes aptitudes para aprender cualquier profesión, se dio paso a la creación
de cole- gios de enseñanza superior indígena; entre los más sobresalientes
tenemos el de Santiago Tlatelolco.
Se puede decir que existían dos tipos de escuelas o colegios: colegios para indios
y mestizos, y cole- gios para criollos y peninsulares. Los colegios que inicialmente
se establecieron en la Nueva España para la educación de los indios, tuvieron su
sede en los conventos o monasterios. Entre ellos cabe desta- car la escuela de
San José de los Naturales, fundada por Gante; las escuelas anexas a los
hospitales, fun- dadas por Vasco de Quiroga, y el colegio de Santa Cruz de
Tlatelolco. Para los mestizos se abrieron en México sólo dos colegios: el de San
Juan de Letrán, para varones, y el de la Caridad, para niñas. La ins- trucción
elemental para los criollos se impartió en escuelas tanto de las órdenes religiosas
como de maes- tros laicos. La superior estuvo en manos de los agus- tinos, que
fundaron en la capital el célebre colegio de San Pablo, y de los jesuitas, que
crearon el de
San Pedro y San Pablo.
53 Tercera Unidad
e—
El avance intelectual logrado en la Nueva Espa- ña condujo a la creación de la
Real y Pontificia Universidad de México, digno coronamiento de la labor educativa
llevada a cabo por los primitivos cen- tros de instrucción misional y por los colegios
de enseñanza superior; la Universidad fue fundada por cédula real de Carlos 1 el
25 de enero de 1553, con cinco facultades: la de Artes, la de Teología, la de
Cánones, la de Leyes y la de Medicina, y tuvo los mismos privilegios que la
Universidad de Salamanca.
Cultura La literatura de la Nueva España siguió en general los lineamientos
trazados por la Madre Patria, sien- do Terrazas, Balbuena y Juan Ruiz de Alarcón,
en poe- sía, y Cervantes de Salazar, en prosa, nuestros ba- luartes de los siglos
XVI y XVII. El teatro misional, de gran trascendencia social, habría de dar la pince-
lada de originalidad en el cuadro literario de la épo- ca. En el campo de la historia
destacan por su im- portancia Bernal Diaz del Castillo, Cervantes de Sa- lazar,
Sahagún, Motolinia, Torquemada, Muñoz Ca- margo, Ixtlixóchitl, Tezozómoc y
Clavijero. Sigúenza y Sor Juana Inés de la Cruz habrían de ser las mayo- res
luminarias de nuestra literatura en el siglo XVII.
La imprenta llegó a México en 1539 gracias a los buenos oficios de Zumárraga,
siendo determi- nante su introducción para la difusión de la cultura
y la relativa popularización del conocimiento. El periodismo no pudo dar sus frutos
sino hasta el siglo XVIII, pues bien sabían la iglesia y el gobierno colo- nial que un
periódico sería una magnífica arma, en manos de hombres limpios, para ir
preparando poco a poco las conciencias de los mexicanos en un anhe- lo común
de independencia y libertad.
En las artes plásticas, durante la época colonial, pueden observarse varias
influencias: la de los estilos imperantes en la metrópoli, la adaptación al medio
geográfico y el gusto indígena, que deja impresa su huella principalmente en la
ornamentación. El tono severo del estilo herreriano produce dos magníficos
ejemplares: la catedral de México y sobre todo la de Puebla. El plateresco,
caracterizado por sus compli- cados adornos y su semejanza con las labores de
los artífices de la plata —metal que tanto abundaba en América—, deja su huella
en la iglesia del convento de San Agustín (hoy Biblioteca Nacional), en el palacio
del marqués de Moncada (hoy conocido como
Palacio de Iturbide); en la casa del conde del Valle 54
—S
de Orizaba (llamada Casa de los Azulejos), y en otras obras de intenso sabor
hispano e indudables influen- cias ornamentales indígenas. Durante los siglos XVII
y XVIII se desarrollan sucesivamente dos formas artís- ticas: la barroca y la
churrigueresca. El estilo barro- co se caracteriza por la profusión de adornos en
que predomina la línea curva y el dinamismo en las for- mas, dando todo ello la
sensación de movimiento. Son ejemplos de arte barroco: el santuario de Ocotlán,
en las cercanías de Tlaxcala, y la fachada de la iglesia del antiguo convento de
Tepotzotlán. El estilo chu- rrigueresco es una variante del arte barroco y se ca-
racteriza por una rica ornamentación, en que se in- filtra indudablemente el espíritu
indígena; el ejem- plo más ilustrativo es la capilla del Rosario de la igle- sia de
Tonantzintla, esculpida por los naturales.
3.2.4. Corrientes imperantes del pensamiento europeo: Humanismo, Reforma y
Contrarreforma
La estructura económica de la Edad Media se refle- jaba en la forma místico
religiosa de pensar, en que los personajes capitales de la escena del mundo eran
Dios y el alma; pero ya a mediados del siglo XIV el protagonista es el hombre, el
conjunto humano. Ahora el estudio del hombre consistía no sólo en el estudio de
su alma, sino en su naturaleza corpórea, músculos, inteligencia, belleza física y
virtudes so- ciales. No se negaba la existencia del alma, sino que ésta era la
reguladora del cuerpo, el cual desempeña- ba la función de actuar.
Los eruditos resucitaron a los grandes autores de la antigiiedad clásica: Cicerón,
Tito Livio, Séneca, etc. Todos estos destellos de tomar en cuenta al hom- bre
como tal y resucitar a la literatura antigua, se comprenden bajo el nombre de
humanismo, consi- derado éste como el preludio del Renacimiento. Su programa
inicial era, ante todo, estudio de los anti- guos, interés por su cultura y respetuosa
admiración por ella. Los hombres llamados en Italia umanisti simbolizan la
ausencia de toda preocupación por la vida de ultratumba y la placentera
inclinación por todo lo humano. Dante, Petrarca y Boccaccio, los tres grandes
poetas de los últimos siglos de la Edad Media, son considerados al mismo tiempo
como los más importantes autores del humanismo; esa vehe- mente aspiración de
los humanistas hacia una res- tauración del poderío y la belleza de la antigúedad,
Época colonial
G——
no era extraña a Dante, que recordaba a sus compa- triotas su pequeña ciudad
como modelo de aquella grandeza. Citemos como ejemplo de este gusto por la
antigitedad un diálogo de Petrarca (autor italiano que vivió durante 1304-1374) con
Homero; he aquí la carta que escribió a Homero al recibir una traduc- ción de la
llfada en latín:
No tuve la fortuna de aprender el griego y la traducción latina que de vuestros
poemas hi- cieron los romanos se ha perdido, por negli- gencia de sus sucesores
[...] Para comunicarme con vos he tenido que esperar más tiempo del que
Penélope esperó a Ulises. Casi había perdi- do ya toda la esperanza.*
Dentro de todos estos cambios tenemos la Re- forma y la Contrarreforma; el
Renacimiento fue la transformación intelectual de la Edad Moderna, la Reforma
fue la revolución de los espíritus y concien- cias en el orden religioso, producida en
el siglo XVI Las causas de esta revolución religiosa fueron, entre otras, la situación
de muchas iglesias católicas en las que sus prelados se conducían como señores
feuda- les, vacíos del espíritu evangélico y dominados por lo mundano; la codicia
de no pocos eclesiásticos, que traficaban con las cosas sagradas ¡el espíritu de
críti- ca de todo principio y doctrina, propio de muchos humanistas, y la
interpretación personal y privada de los textos bíblicos, todo esto propagado por la
imprenta. La primera fase de la Reforma está repre- sentada por Erasmo de
Rotterdam y Lutero; la se- gunda fase es la radicalización y fijación de la teolo- gía
protestante con Calvino, Zwinglio y Knox. Eras- mo se consagró a la labor
fiscalizadora, sus escritos tomaron el tono de burla, pero sin dejar de proponer una
corrección; fue acusado de hereje por denunciar los desórdenes de la Iglesia y
después de su muerte sus obras fueron incluidas en los libros prohibidos. Lutero,
fraile agustino, enseñaba teología en la Uni- versidad de Wittenberg, lo cual no
tiene nada de es- pectacular, pero sí sus famosas 95 tesis en las que se
proclamaba contra la venta de indulgencias acostum- brada por los papas. En
1517 Lutero fijó en la igle- sia de Wittenberg un escrito con 95 tesis donde ex-
AA
5 Pijoan, op. cit., pp. 20-21.
4
ponía su pensamiento sobre las indulgencias. Una de ellas expresaba:
La jerarquía, en cuanto responde a un intento de “gobernar” la Iglesia, no tiene por
qué exis- tir, todos los cristianos son llamados a refor- mar la Iglesia.
De esta manera criticaba severamente la autori- dad del Papa; más tarde se
discutieron las tesis en que Lutero rechazaba abiertamente la autoridad del Papa y
Roma contestó con la bula Exsurge Domine, donde se condenaba a todos los que
tuvieran escritos del fraile, En 1521 se le citó a Worms para que se retractara de
sus escritos, pero no lo hizo, Varios días duró la discusión con Lutero y, cuando
iba a expirar su salvoconducto, abandonó la ciudad de Worms; de regreso a
Wittenberg, el elector de Sajonia lo ocultó en el castillo de Wartburgo donde
después de despojarse de sus hábitos se dedicó a la traducción de la Biblia al
idioma popular. Con la libertad que daba la doctrina de Lutero, muchos religiosos
abandonaron los conventos. Rápidamente cundieron las doctrinas luteranas por
las naciones europeas. En Suiza apa- reció Zwinglio, quien coincidía en lo
fundamental con Lutero, pero era aún más radical. Apareció tam- bién en Suiza
Calvino, cuyo centro de acción fue Ginebra, donde instituyó una severa vigilancia
mo-
ral sobre los habitantes de la población. En Escocia
el representante del protestantismo fue Juan Knox.
El movimiento de Reforma fue no solamente una réplica contra los vicios del clero,
sino una teoría política tendiente a lograr la separación de la Iglesia y el Estado.
Para oponerse a la Reforma, la Iglesia católica em- prendió a su vez un
movimiento renovador, la Con- trarreforma, cuyo objetivo era evitar que la gente
se sumara a la nueva Iglesia encabezada por Lutero. La Contrarreforma estuvo
dirigida por los jesuitas, quienes lucharon por sostener la autoridad del Papa e
instituyeron la Inquisición para castigar duramen- te a quienes se Opusieran a las
ideas católicas.
Así, mientras los creyentes de la nueva Iglesia fundada por Lutero extendieron su
fe a la América del Norte (colonizada por Inglaterra), España en- vió a sus
predicadores o misioneros al resto de Amé- rica, y también mandó al Tribunal de
la Inquisi- ción, a fin de reprimir cualquier idea anticatólica que pudiera surgir en
las tierras conquistadas.
55
yA A
Tercera Unidad
56
2Q—
La Inquisición :
Tribunal constituido para perseguir y corregir los actos contra la fe católica
mediante una bula del Papa, se daba facultad al rey español para enviar hombres
de probada ortodoxia a Nueva España con e fin de vigilar y castigar la herejía,
llegándose a establecer un duro régimen que desencadenó una cruenta per-
secución.
La Inquisición llegó a Nueva España en 1526, con la Orden de Santo Domingo, a
cuyos miembros por tradición correspondía el ejercicio de tal función inquisitorial.
La Inquisición disfrazaba sus intenciones po- niendo al frente la defensa de la
religión católica, pero en el fondo tenía un carácter de orden econó- mico pues a
aquel que “se encontraba culpable” se le desposeía de parte O de todos sus
bienes depen- diendo de la gravedad del caso, los cuales pasaban a formar parte
de la riqueza del Santo Oficio.
3.3 Organización social, económica, política y territorial de la Colonia
3.3.1. Organización social
Grupos étnicos Después de la conquista, se estableció en nuestro país un régimen
de castas sociales perfectamente diferenciadas.
Tres fueron los elementos originarios en la demografía colonial: a) Blancos; b)
Indígenas, y c) Negros. Asimismo, tres fueron los grupos deriva- dos o productos
de la mezcla:
a) Euromestizos: criollos y mestizos prepon- derantemente blancos.
b) Afromestizos: población mulata prepon-
derantemente negra.
Indomestizos: mestizos preponderan-
a—
temente indígenas.
Clases sociales a) Blancos. La organización dela sociedad novohispana obedeció
a criterios de vieja tradición de la Península Ibérica, su régimen era de libertad de
movimiento y de contratación. Los españoles europeos O gachupines constituían
un grupo privilegiado desde todos los pun- tos de vista, en sus manos estaba la
dirección del go- bierno y de la iglesia, el gran comercio y las más im-
—e
portantes negociaciones agrícolas y mineras. El espa- ñol, sólo por serlo, se
consideraba como un ser supe- rior y como las autoridades civiles y eclesiásticas y
los ricos eran españoles, el recién llegado e España en- contraba grandes
facilidades para prosperar.
Entre el grupo blanco había una gran iferencia, los nacidos en Europa, esto es, los
peninsulares, des- preciaban a los blancos nacidos en América, a quie- nes
llamaban “criollos”.
Los criollos, dentro del núcleo de la raza blanca, formaban un grupo muy
delineado y generalmente eran de ingenio más vivo y elicado que sus padres, más
instruidos, amantes delos placeres, e la ostentación y del lujo, derrochaban
fácilmente su patrimonio.
Los criollos se quejaban de la preferencia que se daba en los empleos a los
peninsulares; por lo gene- ral eran dueños de haciendas o ranchos de mediana
importancia, comerciantes en pequeño, abogados, clérigos y militares. Todos le
huían al trabajo mate- rial, porque ese tipo de actividades no estaba de acuer- do
con el lustre y el linaje de su nacimiento; por tanto solamente les quedaba como
medio de vida los empleos.
De aquí se formó un sentimiento de aversión ha- cía los peninsulares, una
rivalidad constante, que motivó las rebeliones de algunos criollos, como la de
Martín Cortés, la de don Guillén de Lampart y la Conjuración de los Machetes, en
1779, que con- tribuyó a preparar la Revolución de Independencia iniciada por el
Ayuntamiento de México en 1808 y continuada por la conspiración de Querétaro
en 1810 con Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y otros
criollos a la cabeza.
b) Indigenas. Si nos atenemos a la legislación, tal como aparece en las
recopilaciones de leyes, los in- dios se equiparaban a los españoles en su
régimen personal. Eran vasallos libres y podían contraer ma- trimonio con la
gente de origen español; sin embar- go la sujeción a un régimen especial de
protección les quitaba libertad de movimiento, pues les obligaba a vivir en
pueblos. La verdad es que esta condición de vasallos libres, pero sujetos a un
régimen de pro- tección, les hizo padecer todas las cargas de trabajo y tributo
de las que escapaban los mestizos y castas con mayor facilidad. La actividad
económica a la que se dedicaban era por lo general la agricultura, y mu- chas
veces eran mano de obra utilizada en la mine- ría; algunos aprendían un oficio
y de ello vivían, otros
Época colonial
se dedicaban al comercio en pequeño y a la ganade- ría de ganado menor.
c) Negros. Los negros vinieron a América en calidad de esclavos, ya fuera
legalmente o de contrabando; se les ponían dos marcas con hierro candente,
una en el pecho y otra en el brazo. Sus amos tenían so- bre ellos el derecho
de vida y muerte, carecían de personalidad jurídica y no podían desempeñar
nin- gún cargo o empleo público; carecían de toda clase de garantías y, para
evitar sublevaciones, se les so- metía a leyes muy crueles; no se les permitía
tener Casa propia, ni podían usar armas, so pena de perder una mano; no
podían tener un oficio y ejercerlo para su beneficio.
d) Las castas. Los grupos raciales antes menciona- dos (blancos, indios y
negros) no se conservaron pu- ros, la mezcla de ellos provocó la formación de
una nueva población dividida en castas.
Entre otras castas las más importantes eran: la de los mestizos, provenientes de la
mezcla de sangre española e india; la de los mulatos, mezcla española y africana,
y la de los zambos, nacidos de sangre ne- gra e india. Con el tiempo se
multiplicaron estas combi- naciones de las tres sangres, a las que se aplicaron
nombres tan curiosos y extravagantes como los de pardos, chinos, lobos,
cambujos, tercerones, moris- Cos, salta pa trás, iíbaros, etcétera.
A pesar del menosprecio con que se tuvo a las Castas, fueron ellas, sobre todo los
mestizos, la parte más útil de la población, ya que se dedicaban a toda clase de
trabajos, lo mismo les daba ser artesanos que simples criados de confianza en las
haciendas.
La evangelización
La evangelización de Nueva España se inició casi en forma simultánea con la
conquista militar; los pri- meros clérigos que intentaron la evangelización fue- ron
Juan Díaz y Bartolomé de Olmedo. Al iniciar los frailes su tarea de evangelización
y reprimir por la fuerza las antiguas religiones de los naturales, op- taron éstos por
esconder a sus dioses y salvarlos de la sistemática destrucción a que eran
sometidos, ocul- tándolos en montes y lugares apartados de caminos y
poblaciones, donde practicaban sus antiguas cere- monias como lo hacían antes
de la conquista.
Todos aquellos que en secreto continuaban en su antigua fe, aparentaban en las
ciudades haber acep-
tado el cristianismo, engañando o intentando enga- ñar a los misioneros. Sin
embargo, pronto hubo de- nuncias de estas secretas ceremonias. En los frailes se
produjo la indignación y se tuvo el convencimien- to de que sería imposible atraer
a aquellos pueblos hacia la fe que ellos predicaban, si los viejos ídolos
continuaban sin ser destruidos; debe pensarse que, para los frailes, el ídolo no era
otra cosa que la perso- nificación del demonio y que en él no era posible ver ni lo
estético como obra de arte ni su importancia como testimonio histórico; para ellos
se trataba del demonio y como tal había que destruirlo.
Esta obra de destrucción se inició con la llegada de Hernán Cortés, quien en su
furor hubo de ser contenido en ocasiones por el propio padre Olmedo. La
evangelización se inició en forma con la llegada de los primeros doce franciscanos
en 1524, quienes no sólo destruyeron las esculturas, sino también los templos
donde se veneraban.
Pronto comprendieron los frailes que sería difícil convencer a los naturales de que
su palabra era la de la verdadera religión; por ello fue que, sin abandonar a los
adultos, se preocuparon con singular interés por los niños, los cuales no tenían
aún plena con- ciencia de la religión de sus padres.
Los cronistas refieren que los indios adquirieron la costumbre de enterrar ídolos al
pie de las cruces e imágenes cristianas que se levantaron por toda la Nueva
España; de esta manera los indígenas simula- ban adorar la cruz cuando, en
realidad, las ofrendas y los sacrificios que frente a ella se hacían iban dirigidos a
sus dioses. En la solución del problema participaron activamente los niños, que se
enteraban en sus hoga- res O entre sus amigos de los escondrijos y después lo
relataban a los frailes. Un ejemplo del papel que des- empeñaron los niños en el
proceso de evangelización sería lo sucedido en Tlaxcala, donde un sacerdote in-
dio del dios Ometochtli deidad del pulque se vistió como el dios y salió a la calle,
mostrándose al uso de los tiempos anteriores a la conquista; descubierto por un
numeroso grupo de niños que se educaban en el convento de San Erancisco, le
preguntaron “qué era aquello”, a lo que les respondió: “Nuestro dios Ome- tochtli”;
los niños, educados ya por los frailes, le dije- ron: “No es dios, sino diablo que os
miente y enga- ña”, produciéndose acto seguido, en inevitable enfren- tamiento,
amenazas del sacerdote de Ometochtli y burlas de los niños, quienes terminaron
arrojándole piedras hasta darle muerte; para ellos, como para los
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Tercera Unidad
O
franciscanos, aquello fue la muerte del demonio y el triunfo de la fe católica.
Otro problema con el que se enfrentaron los reli- g1OsOs, fue cuando pidieron a
los señores principales indígenas que les dieran a sus hijos para educarlos en el
convento; en respuesta los señores indígenas, en un afán de rechazo a la fe
católica, escondían a sus hijos y enviaban en su lugar a otros que no lo eran.
3.3.2. Organización económica
Política económica y comercio
La política económica seguida por España en la Colonia se caracterizó por
obstaculizar el progreso lógico en todos sus aspectos: estableció el régimen de
propiedad privada de la tierra e impulsó el latifundismo en sus formas laica y
eclesiástica; im- plantó un sistema de prohibiciones con respecto a ciertos cultivos;
favoreció el monopolio, la alcabala y el estanco como medios de impedir el libre
comer- cio; protegió a la industria metropolitana evitando la creación de una
industria colonial, y monopolizó el tráfico del comercio con el extranjero.
Relaciones sociales de producción En la primera etapa del régimen colonial, las
rela- ciones sociales de producción estaban representa- das por el trabajo
indígena esclavo y los servicios personales de indios encomendados, siendo esta
la base de trabajo de la economía novohispana.
1) Encomienda. Institución establecida por la Coro- na, por la cual los españoles
encomenderos se com- prometían a cristianizar y proteger a los indígenas
que a ellos se encomendaran, a cambio de tributos y servicios de estos
últimos en las tierras y minas pro- piedad de aquéllos. Teóricamente, pues, la
encomien- da estaba inspirada en fines de protección, defensa y
cristianización del indígena; pero en la realidad era sólo un medio de
explotación inhumana del trabajo de los indios por parte de los
encomenderos.
El establecimiento de la encomienda obedeció a varios factores:
a) La abundancia de mano de obra entre la so- ciedad indígena vencida.
b) La falta de capitales y créditos para grandes empresas de tipo productivo
pagando jornales.
e
2) Repartimiento o cuatequil. Consistía en la facultad que tenían los alcaldes
mayores de sacar de los pue- blos de indios la gente necesaria para el trabajo
de las minas y cultivo de los campos, durante determinado tiempo, por lo cual
recibían un reducido salario.
3) Peonaje o trabajo a jornal. Indios de encomienda y repartimiento fueron
convirtiéndose en jornale- ros asalariados, adscritos al trabajo por anticipos,
deudas hereditarias y pago de tributos.
4) Esclavitud. Sistema de explotación en que el indi- viduo carecía de
personalidad jurídica, no siendo dueño de su propia fuerza de trabajo y en el
que era considerado como “cosa” o animal. Al iniciarse la co- lonización en
México, el indígena era sometido a semejante sistema, encubierto por la
encomienda, aunque existieron de hecho esclavos indios conside- rados
como tales, provenientes en su mayoría de las tribus del norte, conocidos
como chichimecas y que eran sobre todo prisioneros de guerra; es decir, todo
aquel indígena que se sublevara en contra de las dis- posiciones de la
Corona, corría el peligro de ser con- vertido en esclavo. Y lo malo en realidad
era que las disposiciones de la Corona eran siempre mal inter- pretadas por
los descendientes de los conquistado- res, quienes en vez de proteger al
indígena aducían cualquier pretexto para someterlo a la esclavitud. A pesar
de todos los esfuerzos realizados y disposicio- nes dictadas por los reyes de
España para tratar de evitar que se esclavizara al indio, no pidieron im-
pedirlo. Una de las disposiciones, por ejemplo, fue la de permitir más
libremente el tráfico de esclavos negros traídos de África, que en cierta
medida constituye- ron la fuerza de trabajo más importante de los cen- tros
mineros y azucareros de la Nueva España.
Medios y formas de producción. Agricultura, ganadería, industria y minería
Tenencia de la tierra. ? - Principal medio de producción La propiedad agraria en la
Nueva España se puede
clasificar en tres grupos:
1) Propiedad privada de los españoles
a) Caballerías. Medidas de tierra que se les asignaban en merced a los soldados
de caballería; equivalían a
42 hectáreas y fracción.
Época colonial
0
b) Peonías. Porciones de tierra que se les entrega- ban en merced a todos los
soldados de infantería; tenían una dimensión de ocho hectáreas y fracción.
c) Suerte de tierras. Solares dedicados a la labranza, que se entregaban a los
colonos. Sus medidas eran de 10 hectáreas y fracción.
d) Confirmaciones de tierra. Para regularizar las tie- rras que carecían de título, o
las que eran otorgadas ilegalmente, existía un procedimiento llamado con-
firmación mediante el cual se lesitimaba a sus po- seedores. Generalmente
este proceso se dio con las tierras del norte, donde los colonos llegaban a
esta- blecerse sobre determinado terreno haciéndolo suyo sin tener ningún
título.
e) Capitulaciones. Para fomentar la colonización de la Nueva España, los
monarcas ordenaron que se fueran fundando pueblos, ciudades y villas. Es
decir, fueron las capitulaciones tierras que se repartían a aquellos que se
comprometían a colonizar un determinado pueblo.
2) Propiedad de los pueblos indios o indígenas
a) Fundo legal. Carlos 1 ordenó que los indios no vivieran disgregados por las
sierras sin recibir los be- neficios de la civilización europea y de la religión
católica, por lo que se les otorgaron unos terrenos que se denominaron fundo
legal, en donde se cons- tituyó la población. Eran terrenos de propiedad co-
munal indígena que medían 600 varas a la redonda a partir de la iglesia.
b) Los propios. Eran tierras que pertenecían a pue- blos y el producto que de
ellas se obtenía se desti- naba a cubrir los gastos públicos. Normalmente se
arrendaban a aquellos que lo solicitaran.
c) Tierras de repartimiento. Eran tierras comunales de disfrute individual que se
entregaban a los habi- tantes del pueblo para que las cultivaran. Estas tie-
rras se daban en usufructo a los pobladores con la obligación de trabajarlas
siempre.
3) Propiedad eclesiástica
Las capellanías.. Propiedad eclesiástica que consis- tía en una finca en favor de
una capilla, que una persona otorgaba para que se celebran un determi- nado
número de misas a favor de su alma.
Formas de producción
Agricultura (europea-indígena)
Durante el siglo XVI, la Corona propició con orde- nanzas y licencias la
introducción de los cultivos europeos en Nueva España. El trigo fue la especie que
primero se propagó en las fértiles tierras del cen- tro, en el Valle de Atlixco y
Puebla. Con la expan- sión hacia el norte se aprovecharon las tierras del Bajío,
donde los agricultores construyeron gran can- tidad de represas para aprovechar
el agua almacena- da en la estación de lluvias. El surgimiento de estas zonas de
cultivo fue lento en apariencia, pero a fina- les del siglo XVI encontramos
importantes centros de producción triguera que abastecían a los reales mineros
del norte.
Otro cultivo comercial fue la caña de azúcar, pro- pagado desde el siglo XVI y
favorecido por muchas medidas de la Corona concernientes a la protección de los
dueños de campos cañeros, molinos, ingenios y trapiches en que se elaboraban el
azúcar y las melazas, que, empleadas luego en la destilación de aguardientes, se
vendían en las ciudades y en los rea- les mineros. La protección de esta industria
por par- te de las autoridades se explica por lo costoso que resultaba la empresa.
Requería grandes inversiones, tierras irrisadas y mano de obra abundante y
perma- nente, tanto en los campos como en los ingenios, molinos, etc., bienes que
se protegieron a fin de que no pudieran embargarse por deudas de sus dueños.
El trabajo en los campos de caña y en los inge- nios fue uno de los más duros, por
lo que finalmente se prohibió que los indios lo hicieran, pues al princi- pio se
obligaba a los de tierras altas a bajar a las más cálidas donde se encontraban los
cultivos de la caña y muchos morían de calor y de fatiga. Entonces se dieron
facilidades a los dueños de ingenios para com- prar y.conservar esclavos negros,
que resistían mejor el ¿lima y la intensidad de los trabajos.
“La vid y el olivo se introdujeron en Nueva Espa- ña en el siglo XVI, pero hacia
mediados del XVII se prohibió su cultivo para así proteger las industrias y
exportaciones de la Península Ibérica.
"A causa de la política proteccionista española otros cultivos sufrieron la misma
suerte que los anterio- res: la morera para la cría del gusano de seda fue
favorecida en un principio, teniendo gran auge du- rante el siglo XVI; sin embargo,
pronto se vio alec- tada por la competencia de las sedas chinas que lle-
59
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Tercera Unidad
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G—
gaban por Filipinas y cuyo comercio importaba pro- teger especialmente, por lo
cual las autoridades deci- dieron prohibir su cultivo, así como la industria de la
seda.
La agricultura indígena subsistió al lado de todos estos nuevos productos. El maíz
se conservó como alimento básico en todas las regiones y se incorporó ala dieta
de la población blanca y mestiza, que apren- dió a utilizar la caña y las hojas como
pastura para e ganado. El frijol y el chile se introdujeron también en la
alimentación diaria de toda la sociedad.
El maguey se siguió cultivando para la obten- ción del pulque, al igual que en los
tiempos prehis- pánicos. Su utilidad era máxima: sus hojas se apro- vechaban
para obtener fibras y hacer cuerdas, y, una vez secas, como combustibles o para
techar jacales y chozas de indios.
Ganadería
Tuvo una rápida y asombrosa expansión en la Nue- va España, pues los animales
traídos por los españo- les aprovecharon inmensas extensiones de pastos vír-
genes y pronto abundaron en las regiones densamente pobladas, a tal grado que
constituyeron un problema para la agricultura indígena, pues invadían y des- truían
las sementeras de los pueblos.
El primer animal que trajeron los conquistadores fue el caballo. Al principio hubo
que pagarlo a precio de oro a quienes lo traían de las Antillas, pero con el tiempo
las manadas abundaron en Nueva España y su precio bajó considerablemente.
La utilidad del caballo fue máxima en aquel tiem- po en que había pocos caminos
carreteros, era prác- ticamente el único medio de transporte y de carga.
Las comunicaciones abiertas por los españoles y la minería favorecieron la cría
del ganado mular, a tal grado que en los siglos XVI y XVII se trataría de moderar
con órdenes y disposiciones, pues los criado- res de ganado descuidaron la
reproducción de caballos y yeguas para dedicarse a la de mulas. En los reales
mineros se usaba la tracción animal a falta de corrien- tes de agua para mover los
batanes de los molinos de metal, y con el sistema de beneficio de patio, se utili-
zaron las mulas para apisonar los trozos de mineral, lo que obligaba a un
constante cambio de los anima- les que se destrozaban los cascos. Todo esto
contribu- yó a que el precio de la mula fuera elevadísimo.
El cerdo fue introducido también por los con- quistadores; su abundancia hizo que
se menospre-
ciara la cría, pues bajó mucho el precio de la carne, no resultando buen negocio.
El ganado vacuno fue el que más rápidamente se extendería, pues aproxi-
madamente en quince meses los ganados se duplica- ban; esto se reflejó de
inmediato en los bajisimos precios que la carne alcanzó. Esta increíble repro-
ducción reportó graves consecuencias para la agri- cultura indígena, ya que antes
de mediados del siglo XVI los ganados habían desbordado las zonas de pastos
vírgenes e invadido las tierras de comunida- des indígenas. El virrey Mendoza
dictó innumera- -* bles mandamientos para proteger a los indígenas fren- te a los
ganaderos.
La política de los virreyes fue conceder merce- des de estancias para ganado
mayor en las zonas áridas del norte, donde no había problemas con los pueblos
indios dada la baja densidad de población en ellos.
Del ganado mayor se exportaba la piel y el sebo, que fueron, después de los
metales preciosos, los principales artículos de exportación que Nueva Es- paña
enviaría a la Península Ibérica. La crianza del ganado mayor fue, pues, una de las
principales ac- tividades en todo el territorio del virreinato y que caracterizó la vida
de aquella época.
El ganado menor, principalmente el lanar, fue introducido en grandes cantidades
entre 1530 y 1540. El virrey Mendoza favoreció con diversas medidas la
introducción de merinos y, a diferencia de lo que ocurrió con el ganado mayor, se
procuró que los indígenas tuvieran grandes rebaños de bo- rregos y carneros.
Industria » De hecho se puede decir que casi no existió una in- dustria como tal en
la Nueva España, y la única que existió se dio en dos formas o modos de
producción: el obraje y los talleres artesanales o gremios.
El obraje no pudo desarrollarse, entre otras cau- sas por el carácter de la
economía, que impedía la producción de manufacturas destinadas a consumirse
en lugares alejados de los centros de producción. Asimismo debido a la política
proteccionista del go- bierno español en favor de los gremios, quienes cons-
tituyeron los más tenaces enemigos del progreso de la técnica industrial.
Los gremios eran agrupaciones de maestros ar- tesanos en talleres, donde ellos
eran los dueños de los medios de producción.
Época colonial
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0O-—
El gremio fue el más implacable enemigo del pro- greso industrial y técnico de la
Colonia. Importada de España, la organización gremial constituyó un monopolio de
la producción en beneficio de los maes- tros, propietarios de los talleres
artesanales. Disfru- taban de numerosos privilegios y, protegidos por la autoridad
civil, destruyeron toda iniciativa personal por el mejoramiento de los instrumentos
de trabajo y, en consecuencia, frenaron el desenvolvimiento de la técnica
industrial. Entre los privilegios con que contaban podemos enumerar los
siguientes: fijaban jornadas de trabajo, salarios de los obreros y precios de las
mercancías, color, tamaño y calidad de los productos, y el más importante de
todos ellos era el de establecer los instrumentos que debian emplear- se;
asimismo prohibían severamente el anuncio co- mercial, así como la inversión de
las utilidades en el acrecentamiento de la producción del taller. En re- sumen, la
producción artesanal fue reglamentada dentro de un sistema anticapitalista que
impedía tanto el libre comercio de las manufacturas como la intro- ducción de
métodos más eficaces y menos costosos.
El acceso a la maestría constituyó también un verdadero y odioso privilegio,
reservado tan sólo a los que demostraban su limpieza de sangre y ser cris- tianos
viejos, en síntesis ser hidalgos. Sólo los indí- genas podían practicar libremente
cualquier oficio, pero sin poder llegar a ser maestros.
Dentro del gremio había veedores, maestros, ofj- ciales y aprendices; los primeros
eran generalmente maestros que asumían funciones de dirección y exa- minaban
a los aspirantes a maestros.
Cada gremio tenía un santo patrón y estaba su- bordinado, en lo religioso, a la
autoridad eclesiástica.
Minería
La minería tuvo diversa y gran influencia en la época colonial, tanto en la
distribución de la población como en la agricultura y ganadería, el comercio y los
trans- portes, en las ventas de la Corona, en el desarrollo de la economía y aun en
la propaganda religiosa. Se sabe que en 1532 se descubrieron las primeras minas,
sur- siendo así el primer gran distrito minero colonial cons- tituido por las minas de
Taxco, Zacualpan, Sultepec, Zumpango del Río, Espíritu Santo y Tlalpujahua.
Posteriormente, a mediados del siglo XVI, surgieron el segundo y el tercer distrito
minero, constituido el segundo por los reales del Monte, de Pachuca y de
Atotonilco, y el tercero por Zacatecas y Guanajuato.
La minería colonial proporcionó enormes y cons- tantes recursos para los gastos
diversos y multipli- cados de la Corona española.
Fue ésta la actividad económica más importan- te de la Colonia, debido a que el
concepto de rique- za de la época se basaba en la cantidad de metales preciosos
que poseyeran tanto los pueblos como los individuos.
La minería fue la principal riqueza de la tierra ante los ojos de las autoridades, ya
que por aquellos años el real erario necesitaba cantidades cada vez mayores de
metal precioso para hacer frente a los gastos de las guerras europeas y pagar las
crecidas sumas por los intereses de los préstamos a los ban- queros. En el siglo
XVI Nueva España fue el princi- pal productor de plata de los dominios españoles,
pero desde finales de siglo fue superada por Perú, cuyas ricas minas iban en
ascenso tanto por la rique- za de sus vetas como por los minerales de aquel rei-
no, que no tuvieron escasez de azogue, principal obs- táculo para la minería
novohispana. Las provisiones de azogue, tan indispensable para el beneficio de
los metales, eran insuficientes para las necesidades de la minería de Nueva
España. Monopolio de la Corona desde 1552, provenía de las minas españolas de
Almadén y de las austríacas de Indra.
Sus envíos eran irregulares y dificiles, por la pi- ratería y conflictos o guerras de
España con las na- ciones europeas, y sobre las irregularidades estaba siempre la
escasez.
La distribución del azogue se hacía a través de las autoridades; el virrey nombraba
funcionarios para que se hiciera equitativamente, pero las prefe- rencias, sobornos
y componendas con los acauda- lados mineros ocasionaban la ruina de otros
menos favorecidos.
La escasez de mano de obra representaba otra limitación para la minería. Los
dueños de minas te- nían derecho al servicio personal de los indios, aun- que
también contrataban trabajadores libres, a quie- nes estimulaban comprándoles el
mineral que saca- ban al terminar la jornada de trabajo. Las epidemias que
diezmaban a la población indígena afectaron di- rectamente a las minas, por falta
de gente que las trabajara; las autoridades procuraron favorecer a los mineros
dándoles facilidades para la compra de es- clavos Negros, pero éstos no se
adaptaron bien al cli- ma frío de las montañas en que se encontraba el metal y
resultaban excesivamente caros.
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Tercera Unidad
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Un problema bastante grave fue el error que co- metieron la mayoría de los
dueños de las minas, pues los capitales producidos no se dedicaban al incre-
mento y mejoramiento de la mina, sino a la adquisi- ción de haciendas y palacios o
a la construcción de iglesias, siendo éste el principal problema por el cual no se
desarrollaba la minería debidamente.
El gremio de la minería fue altamente favorecido por las disposiciones legislativas
del gobierno espa- ñol, pues los mineros disfrutaban siempre de nume- rOSOS
privilegios. Así, por ejemplo, se dictó para la minería una legislación especial ¡en
1777 se estable- ció el importante Cuerpo de la Minería de Nueva España, tribunal
especial para los mineros; se fundó también una especie de Banco de Avío; se
dictaron ordenanzas especiales para la minería; se fundó el Real Seminario
Metálico o Colegio de Minas por men- cionar algunos.
3.3.3. Organización política
Instituciones políticas y administrativas El primer gobierno novohispano fue de
hecho el de Hernán Cortés, quien ejerció un poder absoluto, os- tentando los
cargos de gobernador y Capitán general de los territorios conquistados, siendo a
la vez un jefe militar, gubernativo y judicial.
Posteriormente, en 1528, la Corona española de- cidió nombrar o establecer un
sistema de gobierno en todos los territorios conquistados; estableció pues la
primera Audiencia Gobernadora, conformada por un presidente y cuatro oidores;
dicho sistema no resultó funcional en las dos ocasiones que lo intentaron.
Una vez obtenidos sendos fracasos, se estableció el sistema del virreinato,
constituido fundamentalmen- te por un virrey, quien era el astro mayor en el go-
bierno central de Nueva España. Sus atribuciones eran amplias, todas las que el
rey había delegado en él como su representante personal: gobernador, máxi- ma
autoridad militar como capitán general, presi- dente de los acuerdos de la Real
Audiencia de Méxi- co y vicepatrono de la iglesia. Los virreyes tenían frente a ellos
a la Real Audiencia de México, máxi- mo tribunal del reino.
A partir de 1535, en que se instauró el virreinato, el sobierno estuvo integrado por
los siguientes órga-
nos constitutivos:
a) Central-peninsular.Representado por el rey, sus secretarios y el Consejo de
Indias.
b) Central-novohispano. Constituido por el vi-
rrey y la Audiencia Real.
e) Provincial y distrital, Integrado por los go- bernadores de reinos y provincias, y
los corregidores y alcaldes mayores.
f) Local. Representado por los cabildos y sus
oficiales.
Los reinos y provincias en que se dividía el virreinato estaban regidos por
funcionarios llamados goberna- dores, que tenían dentro de su jurisdicción las mis-
mas facultades que el virrey.
Consejo de Indias
El Consejo de Indias nació en 1519 como parte del Consejo de Castilla; pero en
1525, ante la abundan- cia de problemas que planteaba el gobierno de los do-
minios del Nuevo Mundo, se constituyó como una especie de consejo autónomo,
encabezado por un pre- sidente, bajo el cual estaban los consejales o conseje-
ros, los fiscales, los abogados y. otros funcionarios, como un cosmógralo y un
cronista, encargados de reunir y organizar la información geográfica e históri- ca
que se consideraba indispensable para la buena ad- ministración de los reinos y
provincias de ultramar.
Reunía las más amplias facultades el Consejo de Indias, lesislaba de diversas
maneras, ordenando lo que se debía hacer en casos concretos, o dictando
ordenanzas y disposiciones generales para aplicarse en todos los dominios
indianos.
Recopilaba en códigos legales disposiciones de diversos tiempos para darles una
estructura lógica e integrar cuerpos de leyes.
En la administración propiamente dicha, el Con- sejo disponía sobre la Real
Hacienda. Otorgaba l;- cencias para diversas actividades económicas y rati- ficaba
los nombramientos de autoridades distritales y militares que hacía el virrey en
Nueva España.
Era el máximo tribunal, ante él se podía acudir por vía de apelación cuando había
inconformidad con las decisiones de la Real Audiencia de México u otras
audiencias de las Indias; conocía las quejas con- tra las autoridades centrales en
todos los dominios
Época colonial
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de ultramar, y su labor era en su mayor parte juris- diccional.
Teóricamente el Consejo era un cuerpo consulti- vo que auxiliaba al rey, pues a
éste correspondía de- cidir y autorizar; pero la realidad era otra, ya que los
funcionarios fueron ordenando las cosas hasta el punto de elaborar una legislación
y ciertas maneras de decidir y sentenciar que se impusieron al monar- ca como
límites insalvables.
República de indios y de españoles
El cuarto virrey de la Nueva España, Martín Enríquez de Almanza, pudo conformar
en el cuadro escueto de las instrucciones que dejó en 1580 a su sucesor, una
descripción de lo que era y de lo que debía ser la sociedad en la que había
gobernado des- de 1567. Hablaba de dos Repúblicas que había que gobernar: la
de indios y la de españoles; la primera, de gente miserable y desvalida frente a los
abusos y exigencias de los españoles; la segunda, dada a la murmuración, a las
pretensiones de riqueza O poder y complicada por las demandas que hacían los
des- cendientes de conquistadores y por la rivalidad entre los nacidos en esta
tierra y los peninsulares.
Así fue como a finales del siglo XVI y principios del XVII se obligó a los indios a
que abandonaran los parajes en que vivían y se agruparan en pueblos. En 1582
se invitó al virrey Lorenzo Suárez de Mendoza a que viera cómo. los indios se
congrega- ban voluntariamente para tributar y recibir la doc- trina cristiana, pero
los naturales se resistieron.
En 1591 don Luis de Velasco (hijo) trató de ha- cerlo por la fuerza, pues así se le
había ordenado, pero abandonó luego la empresa debido a las resistencias que
presentaban los afectados y las injusticias a que daba lugar, ya que españoles y
criollos trataron de adue- ñarse de las tierras que dejaron los indios.
No obstante, con el tiempo los indios tuvieron que ceder ante el reiterado empleo
de la fuerza por parte de los españoles.
La república de españoles, en cambio, contó con magníficas condiciones de vida,
distribuyéndose con libertad sobre el territorio, formando “ciudades, vi- llas y
lugares de españoles” que se desarrollaron du- rante el siglo XVII tanto en el
centro como en el norte de Nueva España.
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División política de la Nueva España Hasta antes de 1777 la Nueva España
estuvo divi- dida en los siguientes reinos y provincias:
1) Reino de México, que comprendía las pro- vincias de México, Tlaxcala,
Puebla, Ante- quera (Oaxaca) y Valladolid (Michoacán).
2) Reino de Nueva Galicia, que incluía las provincias de Jalisco, Zacatecas y
Colima
3) Nuevo Reino de León.
4) Gobernación de Nueva Vizcaya, que com- prendía Durango y Chihuahua.
5) Gobernación de Yucatán, compuesta de las provincias de Mérida, Tabasco y
Campeche.
6) Provincia de Texas o Nueva Filipinas.
7) Provincia de Coahuila o Nueva Extremadura.
8) Provincia de Sonora y Sinaloa o Nueva Navarra.
9) Provincia de Nuevo México de Santa Fe.
10) Provincia de las dos Califomias.
11) Provincia de Nayarit o Nuevo Reino de Toledo.
12) Colonia del Nuevo Santander (T. amaulipas).
Los reinos y provincias estaban administrados por un funcionario español llamado
gobernador, quien se encargaba exclusivamente de los asuntos econó- micos y
militares, ya que el poder político se hallaba centralizado en el virrey y la Audiencia
Real.
Dentro de cada reino o provincia había numero- sas poblaciones. Las abundantes
en indios y mesti- zos formaron alcaldías mayores al mando de un al- calde mayor;
los centros que tuvieron población es- pañola integraron los corregimientos,
administrado cada uno por un corregidor. Auxiliaban a los alcal- des mayores y a
los corregidores otros funcionarios, como los tenientes de alcalde y los
subdelegados.
Con Carlos III, llegado al trono español a media- dos del siglo XVIII, se
introdujeron las reformas más importantes en la Organización política y económica
de la Nueva España. El acto más relevante de esta política reformista, en el orden
político y territorial, está representado por el establecimiento de las in- tendencias.
Con éstas, el gobierno español se propu- so formar el aparato estatal, mejorar la
administra- ción de las rentas reales y la Organización y funcio- namiento de la
hacienda pública e impulsar la eco- nomía, la cultura, etcétera.
En 1786 el visitador Gálvez y el entonces vi- rrey de Nueva España, Croix,
enviaron al monarca
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Tercera Unidad
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un plan de reforma proponiendo el establecimiento de las intendencias, a efecto
de instaurar la justicia y el orden en el territorio novohispano. Así, el 4 de
diciembre de 1786 era promulgada la Ordenanza de Intendentes, dirigida
principalmente a unificar y ordenar para mejorar y sanear la administración.
Quedó así dividida la Nueva España en doce in- tendencias a cuyas
circunscripciones se les llamó pro- vincias y se les dio el nombre de la ciudad que
fuere su capital: Arizpe, Durango, Antequera, Guadalajara, Mérida, México,
Puebla, San Luis Potosí, Guana- juato, Valladolid, Veracruz y Zacatecas. Además
ha- bía cuatro sobiernos que dependían directamente del virrey: Nueva California,
Nuevo México, Tlaxcala y Vieja California.
3.4. Contradicciones internas agudizadas por las reformass borbónicas
La guerra de los Siete Años entre Francia y Gran Bretaña (1756-1763), produjo
fuerte conmoción también en la monarquía española, aliada de Fran- cia. Para
firmar la paz, el rey francés, que había ini- ciado la guerra, tuvo que ceder Canadá
y la mitad de la Luisiana a Gran Bretaña, y el español, como su aliado, la provincia
de la Florida, con el fuerte de San Agustín, y Panzacola. Otras posesiones
españo- las estuvieron amenazadas de correr la misma suerte.
Por todo ello, después de la paz de Versalles, Car- los III y sus ministros se
propusieron dedicarse de lleno a regenerar la monarquía y combatir el debilita-
miento que desde años atrás iba consumiendo al im- perio. El remedio sería
introducir cambios y refor- mas administrativas, había urgencia de obtener re-
sultados inmediatos; por tanto, era necesario poner en movimiento las fuerzas
productivas del imperio.
Para elaborar la nueva política, los españoles to- maron de aquí y de alla. Algunas
reformas consistie- ron en rescatar del deterioro en que habían caído muchas
disposiciones del pujante siglo XVI y adecuarlas a las circunstancias del momento;
otras, las más novedosas, se copiaron de la administración francesa, donde
habían sido probadas con éxito.
En los proyectos de renovación y reforma de la monarquía, figuraron
prominentemente las apor- taciones que debían hacer al bien general los leja- nos
reinos americanos; puesto que pertenecían a la Corona, debían contribuir a su
lucimiento y respe- to ante los rivales europeos.
En la política de Carlos 1] se distinguen varios objetivos fundamentales que
podrían resumirse así: en lo económico, ampliación del comercio, liberándolo de la
antigua reglamentación que lo mantenía sujeto a un O giro, e incremento de la
producción, del consumo y de la navegación; y en lo fiscal, centralización de las
rentas, régimen de pro- tección a las industrias nacionales y reparto más equi-
tativo de las cargas fiscales. Toda esta política en general, tendía a un solo fin: el
mejor aprovecha- miento de los dominios americanos mediante el de- sarrollo de
su riqueza y de su población.
El gobierno colonial siempre fue difícil, la dis- tancia que había entre los
novohispanos y el rey daba ocasión a que se enfriara el entusiasmo por cumplir
con diligencia las órdenes de la Corona y facilitaba acomodos y adaptaciones que
en la metrópoli eran considerados abusos y desviaciones de los fines per-
seguidos. Por mucho que se esforzaran virreyes y funcionarios, la realidad era
difícil de describir, ha- bía que enviar muchos informes para que en la me- trópoli
supieran cabalmente lo que pasaba en el virreinato.
Fue característica de los sobiernos oO monarcas borbones que en las
disposiciones elaboradas en la metrópoli para las colonias se procediera con
orden y método, razonando cuidadosamente cada precep- to, cada mandamiento.
Pero hay que advertir que, entusiasmados elaborando planes y proyectos razo-
nados en todos sus detalles, se olvidaron de la reali- dad, pues no pensaron en
que Nueva España estaba muy lejos, que allá había una sociedad criolla, rica,
pero subordinada a los peninsulares, lo cual iba re- sultando cada día más
enojoso; muchos indios, que ya no eran vistos como personas, sino como mano
de obra barata; castas que nadie sabía cómo definir o gobernar, en fin, una
naturaleza desconocida, que invitaba a la “salvaje libertad”. ¿Cómo iban a hacer
entender los funcionarios peninsulares a los de la Colonia que todo lo que
mandaban era por la gran- deza de España? Ante la resistencia que los súbditos
peninsulares ponían para cumplir las “benéficas dis- posiciones” que les dictaba
“su vigilante celo” y “su paternal amor”, Carlos HI decía que sus súbditos eran
como niños, que lloran cuando los bañan ¿se dejarían convencer los españoles-
americanos de que debían dejarse bañar?
Así, por un lado la enorme distancia que separa- ba a España de sus dominios de
ultramar y por otro
Época colonial
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lado las contradicciones de la sociedad colonial, esto es, los antagonismos
profundos de orden económi- co, político y social, habrían de sumarse para consti-
tuir el generador de la lucha de Independencia.
Características económicas
de las reformas borbónicas De los años en que se aplicaron las reformas
borbónicas (1750-1808), los de más intensa activi- dad fueron entre:1765 y 1786,
que produjeron efec- tos impresionantes, siendo la Nueva España —gra- cias a
tales reformas— la colonia más opulenta del imperio español y la que mayor
ingreso aportaba ala metrópoli. El crecimiento de la economía novohis- pana fue
espectacular. Por sectores, tenemos las si- guientes características:
La producción de moneda acuñada, que a prin- cipios del siglo XVIII raras veces
pasó de 4 millo- nes de pesos por año, para 1804 y 1805 llegó a ser de 27
millones anuales.
Por lo que se refiere al comercio exterior, si entre 1728 y 1729 sólo entraron a
Veracruz 222 barcos, entre 1784 y 1785 atracaron en el puerto 1142 de diversos
países del mundo. A partir de 1792, en su mayoría eran norteamericanos.
En relación al monopolio del tabaco, que una vez que se impuso en 1760 casi no
aportaba nada, en 1772 produjo 7 825 000 pesos y en 1798 la producción fue de 8
251 574, de los cuales cerca de 4 millones se iban libres a España.
El impuesto por concepto de alcabala que era de un total de 1 488 690 pesos en
1775 se incrementó a 2.360 282 y a casi tres millones a finales de siglo. El
impuesto para el producto del pulque pasó en los mismos años de 468 888 pesos
a 814 755. El tribu- to de parte de los indios, que en la década de 1760- 1769 era
de un promedio anual de 546 000 pesos, aumentó a 995 813 en 17709.
El crecimiento económico se notó también en la agricultura, pues el valor de lo
producido pasó de un promedio anual de 13 394 147 pesos en la década de 1770-
1779, a 18 354071 pesos en 1780-1789.
Con esto se puede decir que las reformas idea- das por los Borbones alcanzaron
su cometido:
Por un lado aumentaron la aportación económi- ca de la colonia a la metrópoli y,
por otro, hicieron a la colonia aún más dependiente de la metrópoli.
Circunstancias sociales e ideológicas
que propiciaron las reformas borbónicas Las reformas que a partir de mediados
del siglo XVII empezaron a implantar los Borbones en todo el im- perio español,
intentaban remodelar tanto la situa- ción de la península como sus relaciones con
las co- lonias. Estos dos propósitos respondían a una nueva concepción del
Estado, el cual consideraba como principal tarea reabsorber todos los atributos del
po- der que había delegado en grupos y corporaciones, para asumir la dirección
política, administrativa y económica del reino. Los principios básicos de esta nueva
política se identificaban en el despotismo fran- cés: centralismo, unificación y
poder personal de los reyes. La política que decidieron aplicar los Borbones en las
Indias buscaba propósitos incluso más am- plios: reforma del aparato
administrativo de sobier- no, recuperación de los poderes delegados a las cor-
poraciones y reformas económicas, pero sobre todo mayor participación de la
Colonia en el finan- ciamiento de la metrópoli.
Para cómprender mejor tanto la importancia de estas reformas como la oposición
que suscitaron al intento de su aplicación, se deben recordar las carac- terísticas
más importantes del sobierno creado por los Habsburgo y continuado por los
Borbones en forma mucho más intensa. Los principios rectores del orden político
español en los siglos XVI y XVII, se inspiraron en la doctrina de Santo Tomás, sólo
que hombres como Francisco Suárez (1548-1617) la pudieron interpretar en
función de la realidad es- pañola de su liempo.
Dos principios condensan esa doctrina:
Uno que se refiere a que la sociedad y el orden político que la envuelve están
regidos por preceptos o leyes naturales externas e independientes de la / voluntad
humana.
Otro que se refiere a que las desigualdades inhe- rentes a esta sociedad
jerarquizada suponen que cada persona acepta la situación que le corresponde en
ella y el cumplimiento de las obligaciones correlati- vas a esa situación. El
sobernante y juez supremo de la sociedad es el monarca, en quien lescansa la
sobe- ranía de la colectividad.
Tales principios de la política española gober- naron la conducta y los conflictos
políticos de la sociedad colonial.
El principio de que toda sociedad -independien- temente de su organización y
religión— está soberna-
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<=
Tercera U nidad
Q0—
da por leyes naturales, permitió la incorporación de los indios y de su forma de
gobierno dentro del impe- rio español. La aceptación de que la ley natural es justa,
superior y externa a la acción del hombre, su- puso la participación subordinada
de los individuos en la vida pública y política, así como una restricción de sus
responsabilidades ciudadanas y sociales.
Para concluir, entregar al monarca todo el poder y todas las decisiones sobre
cualquier asunto, sin ins- tituciones ni organismos con poder autónomo que lo
equilibraran, amparó el desarrollo del absolutis- mo, centralismo y paternalismo
que tanto afectaron a la sociedad novohispana en su conjunto.
Principales reformas
y sus repercusiones Las reformas borbónicas tuvieron un sentido polí- tico final:
suprimir una forma de gobierno e impo- ner otra.
El encargado de promover tales reformas en
América fue el malagueño José de Gálvez, visitador
de Nueva España de 1765 a 1771 y poco más tarde ministro de las Indias (1776-
1787).
Xx De acuerdo con la idea de que no podían existir poderes corporativos O
privados que rivalizaran con los del soberano, ni privilegios que atentaran contra el
interés supremo del Estado, una de las primeras tareas de los Borbones fue
recuperar las atribuciones que los Habsburgos habían delegado en Cuerpos y
grupos.
En Nueva España la corporación más poderosa era la Iglesia, tanto por su fuerza
moral como por su riqueza y las funciones políticas que desempeñaba.
Los Borbones intentaron reducir la fuerza del clero regular, también poderoso,
prohibiendo la fundación de nuevos conventos en América (1717); después no se
permitió a novicios, por espacio de
iez años, su ingreso en conventos (1734).
La Compañía de Jesús fue expulsada de los do- minios americanos, en 1,
mantener la independencia de la Iglesia frente al Estado. Se expulsaron cerca de
400 jesuitas.
, por su intención de
Después de esta manifestación política de los Borbones en Nueva España, le
siguió una serie de ataques contra la jurisdicción y la inmunidad perso- nal que
tenía el clero, como corporación favorecida con fueros y privilegios.
Otro golpe serio a la Iglesia fue la Real Cédula
sobre Enajenación de Bienes Raíces y cobro de Ca-
-e
pitales de Capellanías y Obras Pías para la consoli- dación de Vales Reales,
decretada en diciembre de 1804, la cual tenía como meta minar la base econó-
mica de la Iglesia, ya que mandaba recoger como préstamo el capital que se
sacara de la venta de los bienes raíces de la Iglesia, así como el capital circu-
lante que ésta poseía O administraba en las colonias (capital líquido que era
aproximadamente de 45 mi- llones de pesos).
Así, junto con la Iglesia, de hecho toda la clase propietaria y empresarial de Nueva
España, más los trabajadores vinculados a sus actividades, resul- taron
directamente afectados por la cédula de 1504.
La Real Cédula suscitó un descontento general y muchos de los grupos afectados
se atrevieron —me- diante numerosas representaciones dirigidas al mo- narca— a
exponer lo desacertado de este decreto, ha- ciendo una crítica de la política de la
metrópoli; aún así, la Real Cédula se aplicó desde el 6 de septiembre de 1805
hasta el 14 de febrero de 1809.
El ataque borbón al poder y los privilegios de los retenedores patrimoniales
constituidos en corpora- ciones, no se limitó tan sólo a la Iglesia, sino que incluyó
a la corporación más importante después de la Iglesia: el Consulado de
Comensiantes dela Ci dad de México, e cual perdió su inmenso poder monopólico
como consecuencia de las llamadas Le- yes sobre Libertad de Comercio y la
creación de otros consulados en Veracruz (1795), Guadalajara (1795) y Puebla
(1821); también su participación política fue decayendo, ya que desde 1754 se le
retiró la con- cesión de administrar las alcabalas (impuestos para las mercancías
circulantes en Nueva España) de la Ciudad de México, y poco más tarde la Real
Orde- nanza de Intendentes (1786) suprimió a los alcaldes mayores, que eran sus
principales colaboradores.
A Los Borbones fortalecieron la minería, lo cual es comprensible, ya que el objeto
central de sus reformas era hacer más dependiente a la Colonia y extraer de ella
más beneficios, asegurando una corriente conti- nua de plata de Nueva España
hacia la metrópoli En consecuencia, dieron a los mineros privilegios que a otros
les quitaban. En la misma situación de privilegio estaba el ejército, institución
cercada por los Borbones, con sus propios fueros, tribunales y jurisdicción. Otra
institución ercada por los Habsburgo, a la cual se le atacó, fue el virrey; lo
consideraban un peligro latente porque mantenía en provincias aleja-
das bastante poder. Los ataques se encaminaron tan-
Época colonial
bién a la audiencia (máxima instancia de poder, con el virrey al frente),
considerándola poco capaz políti- ca y administrativamente, debido a tantos
asuntos que concentraba. Así pues, la Real Audiencia empe- nó a perder fuerza y
poder.
Los Borbones impusieron el llamado sistema de
PR intendencias (dividieron a la Nueva España en regio-
nes), retomado de Francia e imperante ya en España.
Otra de las reformas administrativas que más relevancia tuvieron fue la de los
alcaldes mayores, máxima autóridad de una población abundante en indios y
mestizos. Gálvez pidió su abolición, adu- ciendo que como eran los funcionarios
que estaban más en contacto con los indios, eran los que más los explotaban.
Acompañado a esto, se empezó una política de marginación que afectaba sobre
todo a los criollosY
A pesar de las inconsistencias para la ejecución de las Reformas Borbónicas,
éstas lograron modifi- car el antiguo sistema y desestructuraron la compo- sición
de los grupos de poder tradicionales. El pro- fundo desequilibrio que estas
medidas crearon en el sistema se puede apreciar en el reacomodo que estos
grupos tuvieron que hacer a partir de entonces, el Cual condujo a la división de la
antes unida élite tra- dicional. Pero por otra parte, el atacar al sector su- perior
(virrey y Real Audiencia) e inferior (alcaldes mayores), sin ni siquiera intentar
elaborar los cua- dros medios que más falta hacían, hizo que los Borbones
perdieran gran fuerza.
3.5. Supervivencias y aportaciones de las épocas prehispánica y colonial
3.5.1. Supervivencias mesoamericanas en la época actual
Nosotros somos, como raza, un pueblo mestizo, mezcla de lo español y lo
indígena; pero esta mezcla no solamente se da en el aspecto biológico, también
se puede observar en nuestro modo de vida, siendo ambos factores el reflejo de
esa mezcla que como resultado dio una nueva raza o, en otras palabras, el
sincretismo de ambas. Somos un pueblo con histo- ria y debemos sentimos
orgullosos de nuestro pasa- do. Nuestra sangre y nuestras costumbres son mitad
españolas y mitad indígenas.
El lenguaje es una de las costumbres más impor- tantes, puesto que es el vehículo
de comunicación y
esta es la base de la comprensión humana. Nuestro idioma es el que fue impuesto
por la conquista, el español, pero en ciertos lugares del país aún se con- servan
las lenguas que nuestros antiguos mexicanos emplearon para comunicarse; en el
Altiplano Cen- tral tenemos la lengua náhuatl, empleada entre los indígenas
actuales como algo cotidiano; en Oaxaca encontramos la lengua zapoteca; en el
occidente, la taras- ca; en el sureste, la lengua maya, con sus variantes
lingitísticas. Es admirable que estas comunidades indí- genas conserven sus
lenguas propias y, además de hablar su lengua Originaria, hablan también el
caste- llano; es decir, son bilingites.
Tal vez lo único en común entre los indígenas y españoles en su encuentro, es
que ambos tenían arrai- gada muy hondamente la religión; para ambos ésta era el
eje de toda su acción. Muchas costumbres re- lisiosas de nuestra época son
reflejo de lo católico v lo pagano, pues tienen su origen en nuestra mitad española
y en nuestra mitad indígena. En Veracruz, por ejemplo, encontramos casamientos
pagano-ca- tólicos; la boda se realiza en la iglesia católica de acuer- do con sus
normas, pero la festividad y las danzas que dicha boda incluye son típicamente
prehispánicas. La ofrenda a los muertos es otro ejemplo de práctica cató- lica y
pagana, pues aunque la ceremonia religiosa es católica, la ofrenda es pagana; los
antiguos mexica- nos creían que los muertos salían de la vida terrenal y pasaban a
otra muy similar, por lo que se les acom- pañaba en su viaje al otro mundo de
alimentos, flo- res de cempazúchitl y objetos personales que consti- tuían la
ofrenda.
Otra costumbre muy arraigada en nuestro pue- blo, de origen prehispánico, es la
cultura alimenti- cia. Es verdad que comemos pan de trigo, a la ma- nera europea;
es verdad que tomamos leche y co- memos carne de bovinos, que trajeron los
españo- les a América; pero más arraigada está la costum- bre del maíz
(convertido en tortillas, atole o pozole), la costumbre del frijol y la de los vegetales
como la calabaza, el chayote, el jitomate, el miltomate, el huauhzontli y hierbas
como el epazote; semillas como el huauhtli o alegría y la chía; raíces como el
camote, el guacamote O mandioca dulce y la jícama; frutos como el aguacate, la
chirimoya, el mamey, distintos tipos de zapotes, el capulín, el jocote o jobo, el
tejocote, la guayaba y el nanche, el cacao y la vainilla están íntimamente
relacionados; para ha- cer vasijas para los alimentos aún se utiliza el ba-
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Tercera U nidad
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G—
rro, como en la época prehispánica, y los frutos del guaje y del jícaro.
La chinampa fue creada por los habitantes del Valle de México para el cultivo del
maíz, frijol, ca- labaza y hortalizas; puede decirse que ésta era su principal técnica
agrícola. Las chinampas eran is- lotes flotantes de tierra y lodo sobre un tejido de
varas de carrizos. Se construyeron en lo que fue la gran laguna donde se
establecieron los mexicas, culhuas, texcocanos y otros pueblos de la región.
Actualmente sobreviven algunas chinampas en Xochimilco, donde sus habitantes
cultivan hortali- zas, legumbres y flores para su supervivencia.
La artesanía fue una actividad común a todos los pueblos de Mesoamérica,
aunque tenía sus caracte- rísticas propias en cada cultura en cuanto a formas,
colores y acabados. Los mesoamericanos modelaban las piezas con sus propias
manos o utilizaban el molde, yen ambos casos el horno para la producción de
cerámica. Hoy en día no solamente encontramos variados ejemplos en el Museo
Nacional de Antro- pología e Historia, sino que en México se siguen pro- duciendo
objetos que nos pueden ilustrar sobre la forma como los artesanos prehispánicos
elaboraban su producción. Así, por ejemplo, podemos visitar las Pirámides de
Teotihuacan, en cuyos alrededores los artesanos trabajan el barro manualmente y
después introducen los objetos a un horno construido de ado- be (mezcla de lodo
y paja), utilizando la técnica del vidriado en la producción de jarros, ollas y
cazuelas.
En los telares prehispánicos la producción era manual; para hacer las telas se
utilizaba tanto el al. sodón como la fibra del maguey. Actualmente, en Milpa Alta,
se usa esta fibra y se trabaja en telares antiguos para producir camisas y otras
prendas. En Oaxaca también se conserva la tradición textil mesoamericana en la
elaboración de diferentes tipos de vestimenta, entre los que destaca el huipil que
usan las mujeres y que es una camisa de algodón sin man- gas, descostada y
ancha, general mente bordada y que llega hasta las caderas; asimismo, se
conserva la tra- dición del teñido de la tela utilizando grana O cochi- nilla de nopal.
Y en los mercados de artesanías de la Ciudad de México podemos apreciar el
trabajo de las mujeres indígenas que producen prendas de tejido multicolor en
telares de tipo prehispánico.
Los mesoamericanos descollaron con particular lucimiento en la clasificación de
las plantas y en la determinación de sus propiedades curativas; logra-
ron diferenciar familias de gran semejanza mor- fológica y cultivaron ricos jardines
botánicos; en medicina alcanzaron importantes avances, ya que a pesar del
contenido místico-religioso que impregna- ba a esta rama del saber científico,
habían reunido un buen número de datos producto de la observa- ción y la
experimentación. La básqueda de concep- tos generales con base en este cúmulo
factual puede considerarse ya como una actitud típicamente cien- tífica. Su
vocabulario médico es reflejo de sus avan- ces, ya que es rico en términos
concernientes no sólo a la morfología externa del hombre sino también a la
interna, lo que pone de manifiesto sus conocimien- tos anatómicos. También
habían alcanzado impor- tantes adelantos en cirugía y en odontología. Su far-
macoterapia era rica en multitud de sustancias de com- posición simple O
compleja y de estimulantes para aliviar el dolor, todo de origen vegetal. En el
Herba- rio de la Cruz-Badiano fue determinante la colabora- ción de los indígenas;
se trata del primer texto de far- macología en México, escrito en náhuatl; el libro
estudia los remedios vegetales para diversas enfer- medades, clasifica los
síntomas de éstas y las agrupa en cuadros clínicos específicos que facilitan la
iden- tificación del padecimiento. Actualmente los medi- camentos prehispánicos
son utilizados en diversas comunidades y suelen ser eficientes en el tratamien- to
de varias afecciones; incluso es común que en los poblados indígenas actúen
conjuntamente el médi- co universitario y el chamán o médico-brujo, ya que la
terapia utilizada por uno y por otro suelen com- plementarse con buenos
resultados. En la Ciudad de México podemos visitar el Mercado de Sonora, por el
rumbo de La Merced, y conseguir folletos donde aparecen remedios para
diferentes enfermedades; también se vende en ese lugar una gran variedad de
hierbas curativas. Y en nuestra propia casa es común que la abuela use los
cabellos de elote hervidos en agua para aliviar y aun curar su padecimiento del ri-
ñón, o que utilice la hoja de hierbabuena como té para el dolor de estómago.
En la fabricación de papel los antiguos mexicanos utilizaban las fibras de la
corteza del ámatl o árbol de amate. Si mañana visitamos alguno de nuestros mer-
cados de artesanías, podremos adquirir a muy bajo precio un hermoso .uadro
ricamente pintado en pa- pel de amate.
Y así podríamos seswir mencionando costum-
bres arraigadas en el México actual que tienen su
Época colonial
Origen en los pueblos prehispánicos. Las aportacio- nes de Mesoamérica fueron
múltiples y, para re- cordarlas, podemos leer el inciso en que se habla
someramente del desarrollo científico y técnico al- canzado por los pueblos
prehispánicos.
3 5.2. Aportaciones de la época colonial (desarrollo científico y tecnológico)
Biología
El desarrollo de la ciencia había alcanzado altos ni- veles en Mesoamérica cuando
la Conquista interrum- pió de manera brusca y violenta esos avances, des-
truyendo mucho de lo producido por los indígenas. Durante la época colonial hubo
que luchar con los obstáculos derivados del régimen establecido y con las
limitaciones científicas de España. No obstante, hubo notables esfuerzos que se
reflejaron en algunos hechos importantes:
1) La llegada del impresor Juan Pablos, en 1539, y el establecimiento del primer
ta- ller de imprenta en México, gracias a lo cual se pudo publicar el primer
libro de biología, cuyo título es muy sugestivo: Los problemas y secretos
maravillosos de las In- dias, de Juan Cárdenas, que aborda temas botánicos y
zoológicos.
2) Lafundación de la Real y Pontificia Uni- versidad de México en 1553.
3) La expedición de Francisco Hernández en 1570, quien se dedicó al estudio de
la flora y la fauna de Nueva España.
4) Lautilización del microscopio por primera vez en Nueva España en 1692, año
en que Carlos de Sigiienza y Góngora hizo sus observaciones sobre el
chiahuiztli, terrible plaga que atacó el trigo en nuestro país.
5) La fundación en 1772 de El Mercurio, Volante, periódico científico editado por
el biólogo mexicano José Ignacio Barto- lache, quien se distinguió también en
medi- cina y matemáticas.
6) El arribo de la Real Expedición Botáni- ca en 1787 y la fundación del Jardín
Bo- tánico.
7) La iniciación de la enseñanza de la botá- nica en 1788 por el ilustre maestro
Vi- cente de Cervantes.
8) Elestablecimiento del Real Seminario de Minería en 1792.
9) Las aportaciones sobre botánica y zoolo- gía de José Antonio Alzate (1733-
1799), a quien se considera el padre de la ciencia
mexicana.
Medicina Fray Bernardino de Sahagún recogió una parte de los conocimientos de
los antiguos mexicanos, pero otra parte se perdió al interrumpirse las prácticas
médicas de los indígenas y la transmisión oral de dichos conocimientos.
El cristianismo español, contrario a las ideas cien- tíficas, aportó a la medicina la fe
y una concepción medieval religiosa del mundo y de la enfermedad. Así se decía
que el “mal de ojo” era provocado por un maleficio, que las epidemias se debían a
un casti- go divino, que San Basilio curaba las afecciones del pulmón y la
garganta, que Santa Apolonia quitaba el dolor de muelas, que San Erasmo era el
encarga- do de atender las enfermedades estomacales; a San- ta Triduana se
encomendaban los enfermos de los ojos y a San Vito le solicitaban ayuda los que
pade- cían temblor crónico (conocido actualmente como síndrome del mal de
Parkinson). Las reliquias ben- ditas eran famosas por sus “propiedades curativas”.
Los vómitos del embarazo se atendían con una asti- lla de hueso de San Ignacio
de Loyola aplicada sobre el abdomen de la paciente. Á los enfermos mentales se
les exorcizaba, pues se suponía que estaban poseí- dos por el “espíritu maligno”.
En fin, el oscurantismo medieval invadió la Nueva España, acabando con gran
parte de los avances médicos de la época prehispánica.
Sin embargo, es digno de reconocimiento el es- fuerzo realizado en la
construcción de hospitales. Hernán Cortés fundó el Hospital de Jesús, destinado al
cuidado de los españoles, atendido por religiosos que buscaban más la salvación
del alma que la cura- ción del cuerpo. Después se estableció el Hospital de San
Lázaro, para los españoles leprosos. Alo largo del siglo XVI se abrió buen nimero
de establecimien- tos de beneficencia, entre los que pueden mencio- narse la casa
de cuna de Santa Fe de Tacubaya, pro- movida por Vasco de Quiroga; el Hospital
Real de los Naturales, destinado a los indios, que funcionó como centro de
enseñanza médica y quirúrgica, esta-
blecido en la Ciudad de México por fray Pedro de
69 70
Tercera Unidad
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Gante; el Hospital de San Hipólito, que fue el pri- mer manicomio de América,
creado por fray Ber- nardino Álvarez, quien fundó también hospitales en Oaxtepec,
Puebla, Jalapa, Perote, San Juan de Ulúa y Acapulco. En todos los lugares a
donde se extendió la Orden de los Franciscanos, se abrió un convento, dentro de
él una escuela y asu lado un hospital. En la primera mitad del siglo XVII continó el
entusias- mo por construir hospitales; después se fue apagando hasta casi
desaparecer.
Y a pesar de que los conquistadores se empeñaron en destruir la medicina
indígena, hubo hombres de ciencia que rescataron conocimientos de gran impot-
tancia y los transmitieron a través de sus obras. Tal es el caso de los españoles
Nicolás Monardes, que escri- bió la Historia medicinal de las Indias Occidentales;
Agustín Farfán, que publicó el Tratado breve de medi- cina indígena, y Juan
Cárdenas, que es famoso por su libro intitulado Los problemas y secretos
maravillosos de las Indias. Estos trabajos tuvieron mucha trascen- dencia y
revelan el gran impacto de la medicina indí-
.gena en la española. A ellos hay que agregar el Códice
o Manuscrito de la Cruz-Badiano, cuyo original se en- cuentra en la Biblioteca del
Vaticano; su autor fue el indio xochimilca Martín de la Cruz, médico egresado del
Colegio de Tlatelolco; lo escribió en náhuatl y la obra fue traducida al latín por
Juan Badiano, otro indígena de Xochimilco y maestro de latín en el pro- pio
Colegio de Tlatelolco. La obra se llama Libelo de medicina herbaria indígena, se
terminó en 1552 y es el escrito más antiguo sobre medicina en todo el Conti- nente
Americano. Es una muestra de la sorprendente farmacología azteca; en ella se
describen 251 plantas medicinales; las figuras de los árboles, plantas y flores son
miniaturas de estilo indígena y vivo colorido. Muchas de esas especies vegetales
son aprovechadas actualmente por la industria químico-farmacéutica, como por
ejemplo el rizoma del barbasco que se utili- za para la fabricación de
anticonceptivos. Este códice es un ejemplo vivo de la racionalidad indígena, en
com- paración con la medicina española, ya que esta última aportó una
concepción más religiosa que científica de la salud y la enfermedad. Hoy día hay
una traducción del códice comentada y publicada por investigadores ingleses, lo
que constituye una prueba del interés que ha despertado esta obra del siglo XVI
entre los cientí- ficos modernos. En nuestro país la mejor edición es la del Instituto
Mexicano del Seguro Social, versión en español, con estudios y comentarios.
En cuanto a la enseñanza de la medicina en la época colonial, el Colegio de
Tlatelolco fue el pri- mer lugar en donde se impartió esa disciplina cien- tífica a los
indígenas. En este colegio fray Bernar- dino de Sahagún, ayudado por ocho
médicos in- dios, compiló la información sobre medicina abori- gen. De este
colegio salieron los primeros médicos mexicanos, La Real y Pontificia Universidad
de México, establecida en 1553, no incluyó en un prin- cipio los estudios de
medicina; fue 22 años después cuando se creó la cátedra de Prima de medicina,
en la que se estudiaba anatomía y fisiología; 20 años más tarde se estableció la
cátedra de Vísperas de medicina, equivalente al estudio de la medicina clí- nica;
en 1620 se agregó la cátedra de Cirugía. La enseñanza de la medicina en México,
que fue eficaz hasta finales del siglo XVII, decayó en el siglo XVIII. En 1768 se
creó la Escuela Real de Cirugía, con un plan de estudios de cuatro años que
comprendía las clases de anatomía, cirugía y clínica quirúrgica; e Hospital Real de
los Naturales funcionó como cen- tro de enseñanza adscrito a la Escuela Real de
Ciru- gía; pero los resultados fueron un verdadero fraca- so, pues en esta escuela
no se exigían los estudios de bachillerato y los requisitos de ingreso eran frecuen-
temente burlados, pues se inscribían peluqueros y gente que apenas sabía leer y
escribir.
A principios del siglo XIX hubo un aconteci- miento muy importante desde el punto
de vista de la medicina social: la campaña de vacunación con- tra la viruela,
emprendida por el doctor Francisco Xavier Balmis.
Química
La llegada de los españoles a nuestro país trajo consi- go un sinnúmero de
cambios e innovaciones; entre ellos estuvo el desarrollo de la química, sobre todo
en lo relacionado con la obtención de metales preciosos.
Por testimonios históricos se reacción química que se obtuvo en México fue en
1522, cuando Francisco Montalvo logró fabricar pólvora a partir del azufre extraído
del cráter del Popocatépetl.
Posteriormente se introdujeron industrias, siendo una de las más importantes la
explotación de la sosa, la cual tuvo gran auge debido a la abundancia de dicho
material en varias regiones de la meseta de México.
Así también fueron instaladas otras industrias como la de los ácidos clorhídrico y
sulfúrico, el clo- ro y el cloruro de calcio.
que la primera
Época colonial
—O
Pero se puede decir que la más importante con- tribución fue en la rama de la
metalurgia. El interés que despertaban en los conquistadores metales como el oro
y la plata, los llevaron a estudiar la forma de separar dichos metales de otros
minerales. Es así que la primera industria metalúrgica que se creó en el país fue la
que instauró Bartolomé de Medina en Pachuca en el año de 1555, la cual
contribuyó con un importante descubrimiento al lograr por medio de
amalgamación, utilizando el azogue o mercurio, recuperar la plata que al extraerse
de las minas venía mezclada con otros metales; este sistema resultaba más
sencillo y barato que la técnica por medio de fundición. Muchas veces había que
separar el oro de la plata ya beneficiada, para lo cual se empleaba el ácido nítrico
obtenido por destilación de una mezcla de caparrosa y salitre. Para la destilación
se utiliza- ban aparatos de vidrio, pues la técnica para la fabri- cación del vidrio era
bien conocida por los españoles y llegó a ser una de las principales industrias
estable- cidas en Nueva España desde el siglo XVI.
Otra aportación de importancia durante la Co- lonia fue debida al científico Fausto
de Elhuyar, del Real Cuerpo de Minería, que descubrió un elemento químico
llamado hoy tungsteno, conocido entonces como wolframio, por lo que su símbolo
sigue siendo W. Cabe señalar que Elhuyar fue el primer profesor de química en
México.
El Real Seminario de Minería fue la primera es- cuela científica y técnica de
mineralogía establecida en el Nuevo Mundo. Se fundó en 1792, siendo vi- rrey de
la Nueva España el conde de Revillagigedo. Fausto de Elhuyar fue nombrado
director de tan importante establecimiento. A él se debe la instala- ción de los
primeros laboratorios científicos moder- nos de México, que se ubicaron en este
plantel edu- cativo para la realización de trabajos de investiga- ción científica
experimental en las ramas de la quí- mica, Íísica y mineralogía.
Andrés Manuel del Río, químico y mineralogista, realizó sus trabajos de
investigación en los laboratorios del Real Seminario de Minería. En 1801 observó
en una muestra de plomo pardo procedente de Zimapán, en el actual estado de
Hidalgo, una nueva sustancia metálica a la que llamó eritronio; esta sustancia es
el elemento 23, actualmente conocido como vanadio. Andrés del Río fue miembro
correspondiente de la Aca- demia de Ciencias de París, de la Sociedad
Werneriana de Edimburgo y de la Real Academia de Madrid.
Astronomía
En el siglo XVII fue muy importante en el Nuevo Mundo la figura de Carlos de
Sigitenza y Góngora, quien destacó en diversas disciplinas científicas, es-
pecialmente en matemáticas, fisica y astronomía. Su Libra astronómica es la
primera obra escrita en México con base en la observación y experimentación, ca-
racterísticas de la ciencia moderna. Sostuvo la teo- ría heliocéntrica de Copérnico;
estudió los eclipses y los cometas, y estableció la correspondencia entre los
calendarios indígenas y el calendario europeo. Sus cálculos sobre la posición del
cometa de 1680 con- tribuyeron a cimentar la naciente mecánica celeste. En ese
tiempo fue famosa la polémica que sostuvo con el misionero español Eusebio
Francisco Kino, pues este último consideraba los cometas como por- tadores de
maleficios, en tanto que Sigiienza y Gón- gora mantuvo una posición objetiva y
científica. Sus observaciones fueron ampliamente difundidas en Europa y
elogiadas por los directores del Observato- rio de Greenwich y del Observatorio de
París; el rey de Francia, Luis XIV, lo invitó a continuar sus in- vestigaciones en
aquel país, pero Sigitenza prefirió permanecer en México; el rey de España,
Carlos Il, lo nombró cosmólogo real la Universidad de México y profesor de
matemáticas y, como los científicos son a la vez valiosos y modestos, él prefirió
hacerse cargo de la cátedra en lugar de aceptar los altos pues- tos que se le
ofrecían en Europa. Fue profesor de matemáticas hasta su muerte.
En el siglo XVIII [isuraron en el campo de la astronomía científicos como Joaquín
Velázquez de León, quien hizo observaciones sobre el paso de Ve- nus frente al
disco solar en 1769; a propósito de este acontecimiento celeste, llegaron
expediciones de Erancia y España y se instalaron cerca de La Paz, Baja
California, para observar el mismo fenómeno, no obstante lo cual, los gobiernos de
ambos países solicitaron a Velázquez de León sus conclusiones, por considerarlo
un astrónomo notable. Humboldt lo calificó como el geómetra más señalado de
Nueva España. Como dato curioso, Velázquez de León fa- bricaba sus propios
instrumentos astronómicos.
También corresponde al siglo XVIII Antonio de León y Gama, quien estudió
mecánica celeste, astro- nomía y física en las obras de Newton, Lalande y
Bernoulli; calculó con precisión la latitud de la Ciu- dad de México e hizo
interesantes observaciones so- bre los eclipses, los satélites de Júpiter y las
causas de
71
12
Tercera Unidad
las mareas. A propósito del eclipse total de sol de 1771, Lalande le escribió para
expresarle su admiración por haber calculado el eclipse con toda exactitud.
En el propio siglo XVIII destaca José Antonio
Alzate en diversas ramas de la ciencia: astronomía,
zoología, botánica, filosofía, historia y literatura cien-
tífica. Sus observaciones sobre los eclipses le valie- ron el nombramiento de socio
correspondiente de la Academia de Ciencias de París. Entre sus múltiples
actividades científicas pueden señalarse las siguien- tes: fijó la longitud de la
Ciudad de México, hizo im- portantes estudios físicos en el Iztaccíhuatl, realizó
notables experimentos sobre electricidad, coleccionó instrumentos de física y
astronomía, estableció en su propia casa un observatorio astronómico y divul- só
los avances científicos de Europa a través de di- versas publicaciones periódicas.
Ingeniería
Convertir las veredas indígenas en caminos de he- rradura fue una de las primeras
preocupaciones de los conquistadores. Así, Hernán Cortés mandó cons- truir el
que iba de México a Veracruz, el de Tampico y el de occidente. Cuando se
descubrieron las minas de Guanajuato y Zacatecas, se abrieron las rutas hacia el
norte. La de Acapulco data de mediados del siglo XVI y fue muy importante porque
de este puerto dependía el comercio con Filipinas. Los caminos se fueron
ampliando en virtud del interés que pusieron en ello los comerciantes y mineros.
La fabricación de carretas se convirtió en una industria próspera. Los ingenieros
militares colaboraron en la construc- ción de caminos y de fortalezas como la de
San Juan de Ulúa, el fuerte de San Diego en Acapulco, las defensas de Veracruz
y la muralla de Campeche.
A mediados del siglo XVI el virrey Luis de Velasco mandó construir el dique de
San Lázaro para evitar inundaciones en la Ciudad de México. Más tarde se
emprendieron otras obras para desviar los caudales de los ríos que
desembocaban en el lago y aumenta- ban el nivel de éste causando desbordes.
La obra más importante fue realizada a principios del siglo XVI por Enrico
Martínez, consistente en llevar las aguas del río de Cuauhtitlán y de la laguna de
Zumpango al río de Tula por medio de un tajo y un túnel; el túnel no resistió la
fuerza de las aguas y tuvo que convenirse en un corte a cielo abierto.
En cuanto a la enseñanza de la ingeniería, Ma-
nuel Tolsá hizo a finales del siglo XVII el proyec-
to del palacio que albergaría al mismo tiempo a la escuela de ingenieros y al Real
Tribunal de la Mi- nería. Varios ingenieros egresados de esta escuela colaboraron
en la causa de la Independencia. A raíz de la toma de Guanajuato por el cura
Hidalgo, en 1810, Vicente Valencia fue nombrado jefe de in- genieros de las
fuerzas insurgentes, pero más tarde
murió en campaña.
Arquitectura En México, a lo largo del siglo XVI, los españoles construyeron
fortalezas en los puertos para defen- derlos del ataque de los piratas; las torres de
vigi- lancia solían ser de estilo mudéjar, dada la influen- cia árabe en la Península
Ibérica.
La arquitectura religiosa comprendía no sólo tem- plos, sino también conventos,
hospitales y escuelas. Los conventos constaban de tres elementos: atrio, iglesia y
monasterio. El atrio es una aportación mexi- cana; la iglesia solía ser de una o
varias naves, a veces con bóveda gótica, y la nave era decorada con pintu- ras
murales; el monasterio era casi siempre de dos plantas, construido alrededor de
un patio y en medio del patio una fuente bordeada de árboles ; había tam- bién
una huerta donde se cultivaban hortalizas y fru- tales, y se criaban animales
domésticos. Los agusti- nos levantaron los edificios más suntuosos. Acolman es
una muestra notable por su hermosa portada plateresca y su claustro de estilo
renacentista. A menudo las portadas de las iglesias eran una inter- pretación
indígena del plateresco, como ocurrió con la de Cuitzeo, en Michoacán. Ucareo,
en esa misma zona, es el primer edificio prefabricado que se cons- truyó en
México; sucedió que el virrey, al enterarse de las enormes dimensiones de la obra,
ordenó que se suspendiera, pero el prior y arquitecto Juan de Utreta siguió
trabajando en el monte, luego pidió permiso de hacer el convento en breve plazo
y, obte- nida la autorización, armó las piezas de cantera y madera que ya tenía
preparadas e hizo el monasterio tan grande como lo había planeado
originalmente.
Durante el siglo XVI la arquitectura monástica siguió lineamientos góticos,
platerescos, mudéjares y renacentistas, aunque la mano de obra indígena solía
interpretar con audacia y espontaneidad los pla- nos y diseños de los arquitectos
europeos, agregando además el esplendor de la orfebrería prehispánica.
Las ciudades fundadas por españoles se caracte- rizaron por tener una plaza
central con su fuente,
Época colonial
e-
sus bancas y su mercado, y alrededor de la plaza los espacios para la iglesia, las
casas reales y las resi- dencias de los fundadores. Las calles se extendie- ron
hacia los cuatro puntos cardinales.
Las casas de los principales fueron grandes y sun- tuosas, con un patio central y
apariencia de fortale- zas, en las que abundaba la piedra tallada; destacan las
casas de Cortés en Coyoacán, Cuernavaca y Oaxaca.
En los edificios de sobierno se añadieron porta- les, locales comerciales, reloj
público y hasta un faro en los lugares costeros. Hubo edificios destinados
especialmente a la beneficencia ya la enseñanza. La Real y Pontificia Universidad
de México ocupó pri- mero un edificio ubicado en la esquina de las calles de
Seminario y Moneda de la Ciudad de México; después se mudó a un edificio
propio en la plaza del Volador, donde hoy está la Suprema Corte de Justi- cia de la
Nación; era de estilo plateresco, con porta- da encuadrada por columnas y
rematada por un es- cudo real.
En materia de arquitectura hidráulica se perfec- cionó el acueducto de
Chapultepec, que terminaba en la fuente del Salto del Agua y que sirvió a la
Ciudad de México durante todo el virreinato. Tam- bién se perfeccionó el de
Churubusco, pero más tar- de cayó en desuso. Fuera de la capital el más impor-
tante es el de Cempoala a Otumba, construido en- tre 1553 y 1570.
En el siglo XVI empezaron a edificarse las cate- drales de Puebla, México,
Oaxaca, Michoacán, Chia- pas, Guadalajara y Yucatán. La de México se empe- zó
a construir en 1573, conforme a los planos de Claudio de Arciniega, y trabajaron
en ella los más connotados arquitectos del virreinato; fue termina- da por José
Damián Ortiz de Castro a finales del siglo XVIII y Manuel Tolsá a principios del
XIX. Concebida en estilo renacentista, tiene elementos herrerianos, góticos,
barrocos y neoclásicos.
En el siglo XVII se abandonaron las formas renacentistas y se adoptó de lleno el
barroco. Los españoles se habían enriquecido y gustaban ahora del lujo, la
complicación en las formas, el retorci- miento y la exuberancia; el barroco
representa una nueva vitalidad artística, en la que intervienen con libertad la luz, el
color y la combinación de la ar- quitectura con la escultura y la pintura. De estilo
barroco son, por ejemplo, el Sagrario Metropolita- no de la catedral de México, el
convento de Santia-
—.
go Tlatelolco, el de Churubusco y el Templo de La Profesa, en la Ciudad de
México.
Más tarde vendría el estilo churrigueresco, que alteró toda proporción y a menudo
parecía atentar contra las leyes de la estabilidad. La piedra se trabajó como si
fuera madera, imitando esculturas, repisas, cortinajes, cordones y borlas; las
portadas siguieron la misma técnica que los altares de madera dorada. Las
muestras más relevantes de este estilo son los templos de Santa Prisca y San
Sebastián, en Taxco; el santuario de Ocotlán, en Tlaxcala, y la iglesia del
Seminario de San Martín, en Tepotzotlán. El altar de los Reyes de la catedral de
México es también un vivo ejemplo de este estilo.
El siglo XVIII se caracteriza por numerosas cons- trucciones de carácter civil,
como el Palacio de los Virreyes, con sus patios, sus corredores y su aire de
solemnidad; el Ayuntamiento de México, la Real Aduana de México y el edificio
que ocupó la Inquisi- ción, entre otros.
Las casas de las personas importantes buscaron significar riqueza y nobleza, con
sus escudos de ar- mas, sus almenas, sus torrecillas, su gran patio, su fuente, sus
espaciosos salones y su capilla. En la Ciu- dad de México sobresalen la casa del
conde de San- tiago de Calimaya, la casa del marqués de Moncada (Palacio de
Iturbide) y la Casa de los Mascarones. Los marcos de puertas y ventanas se
trabajaban en piedra; las fachadas se revestían de tezontle en México y de
azulejos y ladrillos en Puebla.
Después vendría el renacimiento del clasicismo. La Real Academia de las Bellas
Artes fue construida al estilo de la antigitedad clásica. José Damián Ortiz de
Castro fue el autor del proyecto neoclásico de las torres de la catedral de México.
El arquitecto y escul- tor Manuel Tolsá hizo para el propio edificio el cubo del reloj,
las estatuas, la cúpula y las balaustradas. El propio Tolsá diseñó y construyó el
Palacio de Mine- ría, que es el edificio civil más significativo de la épo- ca. Otros
edificios neoclásicos son el Hospicio Caba- ñas, en Guadalajara, y la Alhóndiga de
Granaditas, en Guanajuato. El neoclásico desplazó al barroco, destruyó los
retablos dorados, evitó los adornos super- fluos y significó una transición hacia la
modernidad.
Matemáticas Juan Díez escribió un Sumario compendioso de las cuentas de plata
y oro que son necesarias a los merca- deres y todo género de tratantes, con
algunas reglas
13
Q—
tocantes a la aritmética, impreso por Juan Pablos en 1556, en el que el autor usó
métodos alsebraicos y abordé la solución de ecuaciones cuadráticas.
Otra destacada figura fue Juan de Porres Osorio, quien dentro de las matemáticas
teóricas redactó las Nuevas proposiciones geométricas, ideando nue- vos
métodos para dividir la circunferencia, así como para la construcción aproximada
del polígono de 36 lados, con error de 0.001.
Desde el tercer decenio del siglo XVII se hace sentir una corriente renovadora de
los estudios ma- temáticos. Así, ponen de manifiesto el desarrollo mate- mático en
la Nueva España los textos escritos para fines prácticos como el Arte menor de
aritmética (1623), de Pedro de Paz, primer libro destinado ex- clusivamente a la
aritmética que se publicó en el Nuevo Mundo, y el Arte menor de aritmética y
modo deformar campos (1649), de Atanasio Reatón.
En 1637 se abrió la cátedra de matemáticas en la Real y Pontificia Universidad de
México y su pri- mer profesor fue Diego Rodríguez, quien enseñó logaritmos,
trigonometría esférica y cronometría, al igual que su sucesor Carlos de Sigienza y
Góngora. La materia demostró ser de gran utilidad para que los médicos
cronometraran el tiempo de aplicación de los medicamentos a los enfermos y
midieran la duración de las crisis de los pacientes en estado deli- cado; también
fue muy útil a los agrimensores para levantar planos cartográficos, ya los
astrónomos para calcular matemáticamente el movimiento de los cuer- pos
celestes.
José Ignacio Bartolache, profesor sustituto de la cátedra de matemáticas, escribió
en 1769 las Lecciones matemáticas, donde disertó sobre el mé- todo matemático
cartesiano.
En la misma época Diego de Guadalajara redac- tó sus Lecciones de
matemáticas, cuyo texto se per- dió. Esta obra fue destinada por el autor a sus
alum- nos de matemáticas de la Real Academia de San Carlos, con el objeto de
que los agrimensores levan- taran con exactitud sus planos topográficos y que los
arquitectos, pintores y escultores realizaran sus obras con buenas proporciones
perspectivas.
En 1793, en el Real Colegio de Minería, empe- zó a enseñarse el cálculo
diferencial e integral a fin de que los egresados pudieran realizar con preci- sión
sus cálculos en la minería para perforar túne- les, abrir lumbreras, implementar
sistemas de ven- tilación de las minas, establecer métodos para el
Tercera Unidad
2
desagiie de los socavones y perfeccionar las técnicas de amalgamación de los
metales.
. La imprenta En 1539 llegó a la Ciudad de México el impresor Juan Pablos y, a
instancias del obispo fray Juan de Zumárraga y del virrey Antonio de Mendoza, el
pro- pietario del taller tipográfico de Sevilla, Juan Cromberger, mandó instalar un
taller de imprenta para que Pablos emprendiese la tarea de elaborar los primeros
trabajos tipográficos en la Nueva España.
En ese mismo año se publicó la obra del propio Zumárraga sobre la enseñanza de
la doctrina cristia- na a los naturales, siendo éste el primer impreso mexi- cano y
Juan Pablos el primer impresor de América.
El taller fue ubicado en la Casa de las Campanas, en la esquina que actualmente
forman las calles de Moneda y Licenciado Verdad, frente al exarzobispado.
Casi todos los trabajos impresos en la casa de Juan Pablos fueron de tipo
religioso, salvo algunas excepciones como la Relación del espantable terre- moto
que agora nuevamente ha acontecido en la ciu- dad de Guatemala, publicado en
1541.
En el taller de Juan Pablos trabajaban un tira- dor, un componedor y un fundidor
de letras. En sus impresiones usó tipos góticos y, en menor grado, romanos.
Practicó sus tareas tipográficas hasta 1560, año en que falleció. Pero un año antes
de la muerte de Pablos, Antonio de Espinosa, antiguo dependiente suyo, abrió su
propio taller en el número 2 de la calle de San Agustín, actualmente República de
Uruguay, frente al convento de San Agustín.
Espinosa importó de España prensas, caracteres y demás implementos
tipográficos. Solía usar un escu- do especial en sus ediciones. Hermoso por su
gran escudo en la portada es el Túmulo imperial de la gran ciudad de México, de
Francisco Cervantes de Salazar, impreso en 1560. Espinosa usó una gran
variedad de tipos góticos y también romanos, que él mismo cortó y fundió.
Pedro Ocharte, quien casó con la hija de Juan Pablos, imprimía en el taller que
fuera de su sue- gro. Uno de los más importantes libros que publicó fue el Tratado
breve de anatomía y cirugía, escrito por el médico Agustín Farfán.
Pedro Balli, librero, se convirtió en impresor en 1574 e inició sus trabajos con
tipos, viñetas y gra- bados que adquirió de Espinosa y de Ocharte. Sus
ediciones comprendieron varios libros de lenguas
Época colonial
O ——
indígenas. Dos de las obras más importantes que publicó fueron un diccionario de
la lengua tarasca, escrito por fray Juan Bautista Lagunas, y la Rela- ción de las
exequias del rey Felipe 17 (1600).
En 1577 Antonio Ricardo ingresó como impre- sor al taller de los jesuitas del
Colegio de San Pedro y San Pablo, publicando obras de carácter religioso. Por un
corto tiempo se asoció con Ocharte y juntos imprimieron el Vocabulario en lengua
zapoteca, del dominico Juan de Córdoba, en 1578. Después se se- pararon y en
1580 Antonio Ricardo partió para el Perú, donde inició el arte tipográfico con una
obra
religiosa en lengua quechua, que salió a la luz en 1583.
El hijo de Pedro Ocharte, llamado Melchor, tuvo su imprenta en el Colegio de la
Santa Cruz, en Tlate- lolco, y las obras que editó fueron de carácter religioso.
Enrico Martínez, ingeniero que planeó y dirigió las obras del desagiñe del Valle de
México, fue tam- bién tipógrafo. Publicó varios libros, pero quizá el más importante
fue uno que él mismo escribió: Repertorio de los tiempos e historia natural de esta
Nueva España (1606).
l papel que se utilizó en el siglo XVI era grueso y de buena calidad; se imprimía
con tipo gótico o romano; muchos libros se adornaban con grabados y viñetas de
madera; la encuadernación se hacía ge- neralmente en pergamino, pero algunos
libros se encuadernaban en piel, con broches de hierro y una fajilla de latón para
unir ambas pastas.
En el siglo XVII se editaron obras piadosas, l;- bros de gramática en lenguas
indígenas, textos cien- tíficos y piezas literarias.
Fueron impresores de gran calidad Melchor Ocharte, el bachiller Blanco de
Alcázar y el hijo de Enrico Martínez, llamado Juan; pero aun más distin- suida fue
la familia Calderón Benavides, en cuyas pu- blicaciones predominan los tipos de
letra romana. Fundador de esta estirpe de tipógrafos fue Bernardo Calderón, quien
trabajó su imprenta de 1631a 1641, año en que murió; su viuda Paula de
Benavides, su hijo Antonio de Benavides y su hija María, viuda del impresor Juan
Rivera, no sólo conservaron el taller, sino que lo acreditaron, obteniendo múltiples
concesio- nes del sobierno virreinal. A esta familia se debe la impresión, por
primera vez en Nueva España, de las Gacetas, hojas volantes que contenían
noticias de in- torés general y que empezaron a publicarse en 1671. Una de las
gacetas más importantes fue El Mercurio Volante, de Carlos de Sigitenza y
Góngora.
-D
En el siglo XVII fue muy abundante la produc- ción tipográfica. Siguió
sobresaliendo la de carácter religioso, pero también se publicaron libros de medi-
cina y derecho, y algo inusitado, libros de oratoria, que constituyeron una válvula
de escape para los crio- llos liberales, inconformes con el régimen opresor
establecido por los peninsulares, y que por lo tanto vieron en la edición de libros
una forma idónea de externar sus ideas, de Opinar, de decir y de juzgar.
Hubo excelentes tipógrafos, sobresaliendo José Bernardo de Hogal y su familia.
De sus prensas salieron los dos tomos de la Descripción general de los reinos y
provincias de Nueva España (1746), obra muy importante, pues es el primer censo
catastral y demográfico levantado en México. José Antonio de Hogal, hijo de José
Bernardo, obtuvo en 1781 el privilegio de imprimir los billetes de la Lotería.
Los jesuitas tenían su propia imprenta en el Cole- gio de San Ildefonso, de donde
salieron grandes obras pedagógicas. Fue también muy importante la imprenta del
doctor Juan José Eguiara y Eguren. La obra más notable que imprimió fue la
Biblioteca mexicana (1760), de la cual fue autor y director tipográfico.
Otra familia de impresores fue la de apellidos Zúñiga y Ontiveros. En 1785
editaron los Estatu- tos de la Real Academia de San Carlos. También pu- blicaron
obras religiosas, libros políticos y la mayo- ría de las tesis de los graduados en la
Real y Pontificia Universidad de México. Los Zúñiga y Ontiveros fue- ron los más
conocidos y mejores tipógralos del álti- mo cuarto del siglo XVII y principios del
XIX.
En el siglo XVIII las gacetas dejaron de ser senci- llas hojas volantes y se
convirtieron en verdaderos pe- riódicos, aunque conservaron el nombre de
gacetas. Las más importantes fueron las del científico José Antonio Alzate: Gaceta
de literatu ra, Diario literario de México, Asuntos varios sobre ciencias y artes y
Obser- vaciones sobre Fisica, historia natural y artes útiles.
Tecnología industrial
La política económica del Estado español consistió en apropiarse de las materias
primas del Nuevo Mun- do, particularmente los metales preciosos; convertir las
colonias en mercados consumidores de produc- tos elaborados en la metrópoli, e
impedir que se crea- ran algunas industrias que pudieran hacer compe- tencia a
las peninsulares.
Sin embargo, hay que reconocer que en Nueva
España se establecieron nuevas industrias no com-
Formación del Estaclo Mexicano
dignos compañeros. De Prieto pue¿e ¿ecirse que toda su vida fue un nacionalista
pasionado.
Francisco Zarco, digno periodista que siempre ¿e£endió con la pluma sus ideales,
fue al mismo tiempo práctico y preciso en sus conclusiones, virtud que le valió
para que Juárez 10 eligiera su consejero político. Logró que el Congreso
inc01porara la libertati de prensa en la Constitución ¿e 1857.
Después ¿el triunfo de 16. Revolución de Ayutla, encabezada por Juan Álvarez
contra 13 dictaáura santanista _v en cuya secuela se forjó la brillante generación
¿& la Reforma, fue instalado en la capital ¿e la República el Congreso
Constituyente, en cuyo seno ¿estaca la brillante Labor (le los áiputaclos likerales,
que se ve coronada con la promulgación ¿e la Constitución c¡e 5 cle febrero de
1857, que tiene la vírtu¿ (le volver ¿11 país al cauce de 1a 1egaliclaá.
Se creó entonces la Junta Nacional Legislativa, que clio al país las Bases
Orgánicas que tuvieron carácter ¿e constitucionales. Pero la situación continuó
síenclo caótica. Santa Anna, envanecido por el po¿er, nunca respetó el or¿en
legal y su actituc1 propició £recuentes rebeliones que terminaron por acerlo
renunciar & su alto cargo y akanáo“nar la República.
Sube entonces a la presí¿encia José Joaquín Herrera, que tiene que enfrentarse
al problema de la pretensión ¿e independencia de Texas y a los con Híctos
internos ocasionados por pugnas políticas entre los generales del ejército.
Herrera sale ¿& la presidencia y llega a ella Mariano Paredes Arri]laga, en cuyo
período se inicia la guerra contra Esta¿os Unidos por el asunto cle Texas. El
gobierno quiso reorganizarse, pero cometió el error de simpatízar con un
movimiento de tendencias monárquicas, lo que levantó una oleada (le clamores
que peclían el restablecimiento del federalismo y —c05a curiosa— también el
regreso (le Santa Anna.
Cuarta Unidad
(los en Texas, que tomaron como pretexto el cambio (le £orma ¿& gobierno que
instauró el centralismo.
La. población ¿& Texas estaba integra¿a en su mayor parte por colonos cle origen
norteamericano & quienes se había otorga¿o la concesión de establecerse en ese
territorio; lógicamente aquellos pobladores —por ser extranjeros? no tenían
¿erecko & insurreccionarse, así £uese por la violación (le] pacto federal, pero Es—
Latlos Uni¿os había puesto en marcha una conjura internacional para
an'ebatarnos Texas y avívaron la
pretensión independentista de sus habitantes, colaboran&o con armas y
municiones y hasta con mercanarios que engrosaron las Jfilas de la rebelión.
En aquel año ¿e 1836 había sido el propio Santa Anna quien encabezara al
eiércíto mexicano en su marcha hacia Texas para combatir la insurrección.
A pesar ¿e la larga y penosa travesía, que ¿uró casi tot10 el mes cle Jfebrero,
fueron cayendo en manos ('la Santa Anna los principales baluartes y pueblos de
105 rebe1des; San Antonio, E1AJamo, El Re£ugio y otros, 10 cual obligó a las
tropas texanas & irse replegan¿o hasta1a frontera con Estados Unidos, ¿onde
recibieron tecla clase de refuerzos. A principios de abril Santa Anna, que seguía
avanzando hacia el norte y se encontraba a la sazón en las márgenes del río San
Jacinto, supo que el general Samuel Houston se hallaba a poca distancia ¿e allí,
preparán¿ose para roclear el río. Santa Anna se dispuso & impe(lirlo y las fuerzas
enemigas, &ándose cuenta de ello, se re£ugiaron en el bosque. El general
mexicano con£íalaa en que el enemigo no tomaría la iniciativa y resolvió dejar el
ataque para el día síguienta Esta circunstancia £ue aprovechada por Houston,
quien atacó sorpresivamente. Todos nuestros solda¿os se dispersaron y en la
huída Santa Anna fue hecho prisionero. Esta fue para 105 mexicanos la peor
consecuencia (le la denota cle San Jacinto, pero no pºr el descalabro en sí ni por
la captura misma, sino
debido al comportamiento que obse1vó en consecuencia el general Santa Anna,
quien prefirió traicionar a La patria para salvar su vicla. Como jefe del Ejército,
or¿enó ¿11 general Filíso1a que abandonara el territorio texano, y como
presiclente de La República, firmó con el gobierno de Texas el Tratado de
Velasco, por el cual reconocía la. indepenc1encia cle ese territorio y se
comprometía a hacer que cesasen las hostili¿ades y que las tropas mexicanas
evacuasen el estado texano. No imporka que más tarc1e hubiese alegado la
nulic1ac1 ¿e aque1 reconocimiento y que la guerra continuase ; el hecho es que
en los momentos en que hubiera si¿o factible someter a 105 que alegaban
clerech05 que sólo correspondían a los mexicanos, les permitió consoliclar sus
posiciones tanto mí1itares como jurídicas, a] punto ¿e que ya nunCa se consiguió
reíncorporar aque1 territorio a la soberanía ¿e México.
Santa Anna se enfrentó & Zacarías Taylor, que comantlal1a en el norte cle la
República a las tropas estaclounidenses. El 22 de febrero de 1847, después de
una penosa marcha, el ejército mexicano tornó posiciones frente al invasor en un
punto Hamado La. Angostura, cerca de Saltillo. Para entonces las tropas
norteamericanas ya tenían en su poder San Francisco en California, parte ¿e
Nuevo México, Paso del Norte y Chihuahua, Matamoros,
Monterrey y Tampico.
La batalla de La. Angostura £ue cruenta y la imperícia ¿& Santa Anna increíble,
mas el valor y la decisión ¿e las tropas mexicanas estuvieron a punto de forzar la
victoria. Pero otra vez Santa Anna cu]3rió de vergúenza nuestra historia y tomó en
dolorosa derrota 10 que pu¿o ser una victoria ¿e enorme importancia, sobre toclo
en el aspecto moral: sin justificacipón.
México está dispuesto & percler Texas, pero señala como límite el río Nueces.
Puede permitir a Norteamérica un puerto en San Francisco, pero no el tránsito por
Tehuantepec. A¿emás no acepta la pérdida de Nuevo México ni de Cali£ornia.
Manuel (10 la Peña y Peña, por su parte, nom17ra a los representantes de México
para concertar los tratados cle paz con Estados Unidos
Así, en conLra. de lo que el pueblo quiere, por medio de] Trataclo de Guadalupe
Hí¿algo, Texas —con límite hasta el río Bravo—, 1 nuevo México y Alta California
pasan a poder de Estados Unidos, y Nléxíco recibe 15 millones de pesos como
pago por el despojo territorial más vergonzoso de la historia de Norteamérica.
SanLa Anna había renunciado Esta vez al mando presidencial, pero más tarde,
con la caída clel presiclente Mariano Arista, se entroníza (le nuevo la dictadura,
hasta que la Rcvo1ucíón ¿e Ayutla cle1ro» Ca en 1854 a "Su Alteza Serenísima" y
¿a principio una nueva época para México: la Reforma Liberal, encabezada por el
Benemérito de la Patria don Benito Juárez.
Cuarta Unidan1
territorio naciona1 y ¿e 13 rapiña más vergonzosa r1e to<13 la historia del vecino
país ¿el norte. Para 5015!— par ese robo, Estados Uní¿os pagó, en abonos
anuales y con un enganche de tres millones c1e pesos, más ¿e dos millones de
kilómetr05 cua<1rados ¿& nuestro territorio. E1 tota1 (1e1 pago sería apenas (19
quince mj110nes (1e pesos. Las regiones "cec1íc1as" en contra de nuestra
vo1untaz1 comprenz1ían California, Nuevo México y Texas, "pero ni estos
nombres, ni 105 (105 mi1lones y mez1io de 1ے16metros, clan una ic1ea exacta
de La magnitud del robo cometido. Este se ve más claro comparando 13. actual
c1ívísión política (1e Estaáos Unidos con el territorio usurpac10: todo Texas, con
más de seiscientos ochenta y 00110 mi1 1—2i16metros, parte de 0121a110ma,
pazºce (1e Kansas, más de la mitad ¿& Coloraclo, buena parte (1e XVyoming y en
su totalix1ac1 los estados ¿se Utah, Nevada, California, Arizona y Nuevo México
Todo e110 por quince millones de pesos en abonos fáci1es”. (Manuel López
Ga110, Economía y política en ¡a Historia de México).
4.2.2. Las agresiones (le] imperialismo francés a México: la guena de los pasteles
De 1215 tres potencias, la más pe1ígrosa era Francia, cuyo emperador Napo1eón
111 quería apoderarse Formación (191 Esta(10 Mexicano (19 nuestro 5ue1o
patrio. Su am17icíón, ya (19 por sí (195m9(11(13, (19 expansión territoria1, 1ue
a1entac1a por 105 conservadores mexicanos, que indígná¿os por 91 triun£o (19
105 1i1)era195, se 1anzaron & Europa a. 1')uscar un príncipe que quisiera venir a
sentar un in1perio en México. Dicho príncipe resu1taría ser Maximi1iano (19
Habsburgo, 110m13re (19 poco carácter que se dejó seducir por 105
conservac10res y por Napo1eón 111, quien 19 prometió protección económica y
mi11tar, & cam1)io (19 que 91 se o1:>1igara a pagar hasta 91 ú1timo centavo (19
1a (191.1(1a mexicana.
Disolución de la Triple Alianza
E1 genera1 Prim, representante (19 España, se (110 cuen£a muy pronto (19 10
equivocado (19 sus consideraciones y tam1aíén (19 1.315 verr1¿¿eras
intenciones (19 Francia, ¡(1 551391“ que 11ega1aan a Veracruz nuevos recursos
franceses, pese a 1515 protestas (19 México en vista (19151 vío1acíón por parte
(19 Francia (19 105 cornpromisos contraídos. La representación íng1esa también
se (110 cuenta (19 135 am1vicíones (19 Napo1cón 111. Entonces, (19 común
acu9rc10, España 91ng1atcrra se ¿es1ígaron (19 1a Trip1e A11anza,
so1ucionaron sus pro1n1emas 1nec11ant9 arreg1os con Manue1 Do1)1a(10 y se
retiraron (191 país.
Francia quec16 so1a, resu91ta ¿( rea1ízar sus propósitos, para 10 cua1 conta13a
con un numeroso y discíp1inado ejército y con 13 ayuc1a (19 105 monarquístas y
conservac1mes mexicanos: Fé1ix Zu1oaga, Leonan10 Márquez, 91 sacerdote
Francisco Javier Miranda, 91 genera1 A1monte, Arrangoíz y otros.
La lucha contza &] ejército £ancés A19ganc10 a1gunos supuestos agravios (191
go1>ierno
mexicano, 91 ¡919 (19 1515 fuerzas francesas, con(19 (19 Lorencez, inició en
a13n'1 (19 1862 La marcha (195(19 Córc101aa 11acia 91 centro (191 país,
vio1an<10 105 Tratac105 (19151 So1ec1ac1, en que se 11a13ía firmac10 91
compromiso (19 a1>anc10nar 1as p1azas tempora1mente ocupac1as en 91
interior, En las cumbres (19 Acu1tzíngo tuvo Lorencez su primer com13ate con
1as tropas mexicanas coman(1ac1as por 91 genera1 Añeaga, quien 10 o1:1igó &
frenar 91 avance; pero en un segundo intento 1ogró romper 91 cerco y avanzó
11acía 1a ciudac1 (19 Pue1a1a.
Las so1ucíones que 13 Junta (19 Nota1u1es tomó so1)re 1a forma (19 gobierno
fueron:
Una vez esta1>1ecít10, nom1nró como regente (191 imperio a su esposa Car1ota
y como 1ugarteniente suyo a1 genera1Á1monte, 1ormó un gobierno compuesto
9xc1usivamente por conservadores y entregó 91 man(10 (191 ejército imperia1 &
105 genera1es Miramón y Mejía.
Juárez y Maxímí1íano
Ante 1a intervención extranjera, Juárez se impuso 1ª (1919nsa (19 1a soberanía
nacíona1 y (191 sistema repu131icano. En ningún momento 99(1'16 ante 1as
invitaciones (19 Maximi1iano, sino que se man1uvo firme a pesar (19 La
superioridad (19 105 ejércitos £ranceses.
1V1ás tar(19 1ue juzgac10 por 91 go1aícmo (19 ]uárez, conJE()(me a 1a 1931
que 10 consic19ra1xa enemigo (19 19 nación, y 1119 1usí1ac10 91 19 (19 junio
(19 186? en 91 Cerro (19195 Campanas junto con 105 trai(10res Míramón y Mejía.
Integración nacional
La 1Júsqu9¿a (19 nuestra nacíona1ídat1 1u9 una empresa c111íci1 para Juárez y
105 i1ustres 1í1nera1es que ag1utínó & su a1r9(19(10r. Su método para crear 1ª
conciencia nacíona1 en México, consistió en no ce(19r nunca ante 105 r9it9rac105
ataques (19 105 conservac10res, que intentaron destruir 1a chú131ica y entregar
nuestra soberanía ¿( un p0(19r extraño para satis1acer sus mezquinos intereses;
asimismo, consistió en no 99(191' jamás ante1as exigencias injustas (19 13.5
potencias extranjeras, especía1mente (19 Francia, que 91 intervenir en México
por1a. 1u9rza (19 195 armas cometió uno (19 105 más grandes errores (19 su
historia.
Con 13 (1919nsa (191 principio (19 so1)eranía naciona1, 1a figura (19 Juárez se
acrecentó ¿entro y 1ueza (191 país. Los po1íticos 1i139ra1es más ca1í£íca(105
(191 Viejo y (191 Nuevo 1V1un(10, como Víctor Hugo, Caste1ar, Sarmiento y
muchos más, 19 escribieron con ac1miración; a1 119131ar (19 91 10 11ama1aan
”151 110111- 13r9 (19 nuestro sig1o"; países como Argentina y Perú 10
proc1amaron representativo (19 19. naciona1i<19c1 1atinoam9ricana, y
Co1om1jia 1anzó 91 J£amoso decreto que 10 (19c13ra1>a “Benemérito (19 1215
Américas".
Ante 91 u1traje (191 ¿ese1n1aarco (19 1215 tropas francesas en nuestro su91o
patrio, 91 pu9171o (19 México reaccionó con indignación y vio1encia
respa1c13náo en toc10 momento 1a actitud (199íc1ic13 y 1írm9 (191
presí(19nte ]uár9z. E1 go1aierno (19 1a Repú1a1ica por ningún motivo esta13a
(1ispuesto a. permitir que, ante 19 superioric1ac1 (19 195 Jfuerzas invasoras, 105
mexica
Napoleón 111
Francia tuvo que sufrir 195 consecuencias (19 1191)9r 91egír10 a Napo1eón "91
pequeño" para go139rnar1a, pac19€íenc10 19 (101>19 11umi11ación (19 su
fracaso en México y (19 19 intervención prusíano—gjerman9.
Ya vimos que por 10 escaso (191 ejército mexicano, so1ía ac10pt9rse 91 sistema
(19 guerri11as para c19t9n9r 91 avance 1-rancés. En dicí9m1ar9 (19 18643 91
coron91
Cuarta Uni(19(1
Antonio R059195, go1)9rna(10r (1.91 95t9<19 (19 Sin9109, se pone 91 frente (19
5610 264 501(19C105 y envía una avanza(19 dirigic19 por 91 sargento Juan A.
Hemánc192 p9r9 1oca1iz9r 91 enemigo. La av9nzac19 (19 12059195 sorpren(19
9 105 1r9nceses, y (195pués (19 un ataque repentino que causó mu91195 1>9j95
91 extranjero, 119- ga 91 [11191310 (19 San Pe(1ro seguido por 195 tropas
enemigas (191 comandante 1'rancés Gazie119. Hay un enfrentamiento muy
fuerte, pero 105 franceses son sorprendic105 por 91 resto (19 105 501(19(105 (19
R059195, que atacan por 105 j¿19n905 y 19 retaguardia.
Esta es 19 19mosa 1)919119 (19 San Pe(1ro, g9n9(19 91 22 (19 (11- cíem1)r9
(19 1864 por unos cuantos so1(19(105 mexicanos 91 1)ien equipac10 ejército
1rancés.
Después (19 trem9m195 1u91195 que México p9(19- ció por más (19 cinco años,
105 triunfos (19 nuestros héroes 111919ron rea1i(19(1 91 1egítímo (19590 (191
presí(19nte Juárez (19 mantener incó1ume 19 50139r9ní9 (191 país. El 22 (19
enero (19 1867, Napo1eón 111 retiró sus tropas y 91J9n(10nó 9 Maximi1iano,
ante 19 in¿í- 19199919. y 19 1311119 (191 pue1>1o (19 México. 131 19 (19 junio
(19 1867, Maximi1iano 1119 fusí19(10 en 91 Cerro (19195 Campanas,
9ump1iénc1059 así 19 pena a que fuera 90nc19n9c10 cinco años atrás y que 99
ap1ícarí9 9 cuantos atentaran contra 19 im19p9m19nci9 y 19 59-
guríc19c1 nacion91cs.
Benito Juárez pertenecía 9 esa generación (19 1i1)9r9- 195 que 95t9139n
r991izan(10 19 transformación 1)ásíca nacional. Cuando Zu109g9r19rrocó
mec119nte un 901139 (19 9519(19 91 presidente Comon1ort 9 111195 ¿9 1857 y
pren(1ió 19 m99119 (19 19 guerra civi1, 9n9913929m10 9 105 conservac10res
que aún no 59 resigna1)9n ¿( per(191' sus prívi19gios, Juárez, ya 110m1are
max1uro y con firmes principios po1ítícos 1í1>9r9195, reunió en torno suyo 9 105
110m1)r95 que 11913ían (1919n(1h10 siempre 9505 principios y en p19n9
1u9119 cíví1 promu1gó 195 Leyes (19 Reforma (1859) en su 991i(19(1 c19
presic19n— te (19 19 Repú1)1ica (puesto que 19 corresponc1ió ocupar (19
acuerdo con 19 Constitución, por 119139r 5i(10 presie19nte (19 19 Suprema Corte
(191u5ticia durante 91 m9n(1919 (191 presi(19nte Comon1ort). Dichas 19y95
fueron 9xp9c1ic195 por Juárez en Veracruz, a (10n(19 1191)í9 tr9519c19910 5u
ga1>inete para preservar1o ¡191919— que (19 105 reaccionarios, que sostenían
91 impostor Zu1oaga.
En seguida 59 11999 una (91991611 (19 195 Leyes (19 Reforma en orden
crono1ógíco, 95p9ranc10 599 útí1 para propiciar 5u aná1i5i5 y comentariºs en 91
591611 (19 91959, a fin (19 c19j9r en 91 91umno un concepto 91919 (19 19
919vac19 significación que estas 19y95 tuvieron para México:
Art. 30 "1191119 perfecta independencia entre 105 negocios (191 Estado y 105
negocios puramente ec1esiásticos. E1 Go1u'emo 59 1imi
tará 9 proteger con su 9utoríc19(1 e1 cu1to pú111íco (16 19 re1igión cató1ica, así
como 01
¿e cua1quier9 otra”.
CELSEIC OS .
Y e131 de julio de 1859, Juárez Promulga la1ey por virtud de la cual CESA LA
Todos 105 lugares que sirven actualmente para dar sepultura, aun las ]:>óvezlas
¿e las iglesias catedrales y ¿e los monasterios ¿e señoras, quedan bajo 1a
inmediata inspección ¿a la autori¿aá civil, sin el conocimiento ¿e cuyos
funcionarios respectivos no se po&rá hacer ninguna inhumación. Se renueva la
prohibición de enterrar cac1áveres ¿entro de los templos". Juárez continúa
incesantemente clictan¿o leyes para la cimentación 1e- gítima clel naciente
Estado Mexicano.
Cuando la guerra cle tres años terminó con e1 triun£o rotundo ¿e los liberales en
la batalla de Calpu1a1pan, gracias a la atinacla acción del general Jesús González
Ortega, Juárez entró tríun£ante a Ia capíta1dela República el 31 ¿e enero ¿&
1861, y en marzo siguiente fue proclamado Presidente Constitucíonal.
El 2 (19 febrero ¡la 1861, dieta la LEY DE IMPRENTA, en la que se establece que
es inviolab]e la 1ílaertaá cle escribir y publicar escritos sobre cualquier materia, y
que ninguna autori¿acl pueáe coartar la libertarl ¿e imprenta, que no tiene más
límites que el respeto a la vi¿a privada, a la moral ya la paz pública.
Este acto no puede considerarse arbitrario, como tratan cle Presentado los
reaccionarios, ya que se theta en p1ena Intervención Francesa y es muy grave la
situación económica por la que atraviesa la República.
El Gobierno tuvo que emplear todos los medios posibles para repeler al ejército
extranjero, invasor ¿el territorio nacional, así como para atender a las exigencias
¿e la aclministración, y proporcionar, asimismº, alojamiento a las víctimas ¿e las
luchas, & 105 ]isiatlos y a las JEamiliew incligentes cle los que morían por la
Patria.
Para concluir ¿iremos, como dijo una vez el patriota Ezequiel Montes:
Tras la ardua 1ucl1a sostenida ¿urante cinco años por la Nación Mexicana contra
la intervención [rancesa, contra el imperio ¿e Maximiliano y contra los
conservadores que en torio momento £avorecieron la invasión extranjera, por fin la
Repúlalica fue restaurada gracias al patrocinio y la. firmeza ¿e Benito Juárez y sus
insignes colaboradores, en el orden político, y en el orden militar por obra ¿el valor
patriótico y la perseverancia de los generales Zaragoza, González Ortega, Portirío
Díaz, Mariano Escobedo y muchos más; juntos, en los ramos de su respectiva
competencia, salvaron la ¿igniáaá ng1ciona1 y lograron la unificación política clel
pueHo mexicano.
Ruptura del grupo liberal: Plan de la Noria ' Plan de Tuxtepec ' Reelección
Je ]uárez
Cuarta Uni(13<1
Sebastián Ler<10 (1e Tejac1a y £ormando parte (191 gabinete quec1aron José
Ma. 1g1esías, Ignacio Mejía, Blas Ba1cárce1 y Antonio Martínez (19 Castro,
Durante su gestión, Juárez 11120 Varias re£ormas: expic1ió e1 Cóc1ígo Civil y e1
(16 Procedimientos Civiles, expic1ió una importantísima Ley Sºbre Instrucción
Pú131ica y mejoró e1]uício [18 Amparo.
Plan de la Noria
E1 1i13era1ismo se 1131>ía conso1ít1ac10; en ac1e1ante 1ª 1uc11a por ¿31
po<1er se ¿alía entre los propios 1i1jera1es.
En su calic1ac1 r1e presic1ente interino, Lcr<10 ¿íctó c1esc1e luego, 531 27 (19
julio de 1872, una Ley de Amnistía, es ¿ecir, c1e perdón, para que hubiese paz en
631 país. Acto segui<10, 91 Congreso convocó a e1eccíones.
Las elecciones ¡1ier0n e1tríun£o al propio Sebastián Lada ¡10 Teja(1a, quien
desde el momento en que tomó posesión como Presidente Constituciona1 de 16.
Repú1)1 ica, se1ijó1a tarea ¿& continuar 1a o1ara c1e Juárez.
Durante su gobierno, 1515 Leyes de Reforma pasaron & £ormar parte de 151
Constitución y se 11evó ac1elante e1 programa educativo trazado por Benito
Juárez. La <1e£ensa que Lerc10 hizo (La las Leyes de Re1orma 10 granjearon
continuos ataques por parte ¿e 105 conscrvac10res y lo mismo ocurrió a1 tratar
c1e 11evar ade1ante e1 programa ec1ucatívo 1aico emanado 11€ 151 Reforma
Lí1oera1 emprendida por ]uárez.
Su gobierno 1-ue de tipo civi1ísta, a1 igua1 que el c1e Juárez; siempre trató de
evitar que la (1ixección ¿e la política c1el país estuviera en manos de mi1itares,
10 cua1 originó resentimientos por parte c1e este sector.
Plan de Tuxtepec
Porfirio Díaz, con su prestigio militar, era e1 centro c1e 105 an116105 y
resentimientos (191 e1emento militar exc1uido por Lerc10 de la dirección política
(1e1 país. Su ascendiente y entereza 10 11a11ían transformat10 en cauc1i11o
po1ítíco y sus partidarios no esta1aan dispuestos a permitir nuevamente que se
18 exc1uyera en 135 próximas elecciones.
E1 resu1tac10 c1e este descontento por parte c1e 105 porfiristas sería el P1an
E1e Tuxtepec, en 631 que se Formación del Estado Mexicano
Antecedentes
Una vez 1og'rac1a la Independencia c1e México, 105 grupºs dominantes vivieron
1)ajo e1 miec10 ¿€ Ver una revue1ta popu1ar como 13 enca13ezat1a por Migue1
Hi¿a1go y José María 1V orelos. Las ¿iferentes fac> ciones en 1uc11a por
o1atener 105 principales mandos
4191 gobierno, establecieron como regla :1e1 juego cerrar toc10 acceso o
participación a las masas popu1ares en los asuntos del gobierno. Muy pronto se
c1istinguieron (105 proyectos po1íticos: uno de corte 1i11era1, que ¿ec1uce ¿&
1a teoría (1e1 1íbera1ismo económico las premisas 11mc1amenta1es para definir
la política económica (19 México, y otro ¿e corte conservador, que persiste en 1a
<1e1ensa c1e1a. raícla herencia co1onía1 aristocrática, centra1ista y
mantenec10ra de 105 privilegios corporativos y jerárquicos.
Conviene tener presente e1 surgimiento c1e un sector económico que con el
tiempo se va & desarro11ar a partir de las reformas 1i1aera1es. A1 respecto,
conviene recordar las medidas ac10ptadas por 105 (1i-versos go1aiernos
encabezac1os por Va1€ntín Gómez Farías, considerado como e1 precursor [le la
Reforma Liberal; Juan Á1varez, quien £avorece la Ley Juárez, que suprime 105
fueros c1e 1a 1g1esía y el ejército; Ignacio Comonfort, quien en 1856 instrumenta
la Ley Lerc10, que consig'na 1a (1esamortización de 105 1Jienes ec1esíásticos, y
Juárez, quien expíc1e en Veracruz, en plena 1uc11a de Reforma, las 1eyes
¿irigic1¿s contra e1 c1ero que pretenden ¿estruir su poc1er económico
nacionalizan(10 sus bienes y 11acíénc10105 pasar 31 ¿ominio ¿& la Nación.
Todas estas medidas coac1yuvan a1 10rtalecimiento ¿e una burguesía minera,
agraria, comercial y 1-ínancíera que, vo1cada 31 mercac10 ínternacíona1, se
conso1idará bajo 61 régimen porfirista, sienc10 antecec1ente t1e c1ic11a
consolidación la po1ítíca económica seguida ¿urante las ¿(1—ministraciones de
Juárez y Lerc10 de Tejada (1867— 1876), quienes se preocuparon por vigi1ar el
efectivo cumplimiento (1e 1as re10rmas liberales en materia económica, social,
po1ítíca y cu1tura1.
Redistzíbuícíón de la fianza
Cuarta Uníz1m1
En 105 períodos de go1>iemo c1e Juárez y Lerc10 c1e Teiat1a, el número c1e
garitas disminuyó notablemente. Muchísimas mercancías estuvieron exentas (1e1
pago (19 a1ca1ja1as, como 1515 canastas, cucharas c1e madera, escobas,
a1gor16n, carbón de pief1ra, ta1>aco, naipes, etc., y fina1rnente el sistema de
a1ca1)a1as fue suprimido en su tota1ic1ac1 durante la administración de Porfirio
Díaz.
Industzialización