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LA GEOGRAFIA DEL PROCESO

DE FORMACION DE LA REGION
METROPOLITANA DE BUENOS AIRES

LONGHINI MANUELA
ALMIRANTE BROWN, BURZACO
INTRODUCCION

Este trabajo aborda el proceso histórico de formación de la Región


Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) desde una perspectiva geográfica. Se
distinguen cuatro áreas: el núcleo en la Ciudad de Buenos Aires, el área entre
el núcleo y la zona suburbana, la zona suburbana (Gran Buenos Aires), y la
periferia vinculada a la zona suburbana y la ciudad central. El objetivo es
caracterizar el proceso de formación territorial y destacar particularidades
urbanísticas, identificando políticas públicas determinantes. También analiza
la distribución de los sectores populares en la región. La RMBA abarca la
Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Gran Buenos Aires, con una
superficie de 13.943 km2 y una población total de 13.158.226 habitantes
según el censo de 2001, concentrando el 33% de la población nacional en
menos del 4% del territorio.
Físicamente, al Región Metropolitana está compuesta por la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Capital de la República Argentina y cuarenta
municipios.
La primera corona de Urbanización está integrada por los municipios de
Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, Morón, Hurlingham,
Ituzaingó, Tres de Febrero, San Martín, San Isidro y Vicente López. La segunda
Corona por Berazategui, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban
Echeverría, Ezeiza, La Matanza, Merlo, Moreno, San Miguel, José C. Paz,
Malvinas Argentinas, San Fernando, Tigre, y Tigre Insular. Y, finalmente, la
tercera corona comprende a Ensenada, Berisso, La Plata, Brandsen, San
Vicente, Cañuelas, Marcos Paz, General Las Heras, General Rodríguez, Luján,
Pilar, Escobar, Escobar Insular, Campana, Exaltación de la Cruz, Zárate, San
Fernando Insular, Campana Insular, Zárate Insular.
1. Sobre la región y el proceso de desarrollo urbano

En este trabajo, se destaca el criterio de definición territorial para las


relaciones regionales, propuesto por Kralich (1995), basado en los
movimientos diarios de la población para trabajar, estudiar u otras
actividades.
La región resultante abarca desde Zárate hasta La Plata y desde la
Reserva Ecológica de la Costanera Sur hasta Lobos. Se aborda la
formación de la ciudad conceptualmente, considerando lógicas
diferenciadas de actores: la privada busca ganancias a través de rentas
urbanas, la de necesidad guía a sectores de menores ingresos y la
pública se expresa en normativas y asignación de gasto público.
En el ámbito físico-material, el desarrollo urbano, siguiendo a Garay
(2005), involucra movimientos de extensión, consolidación y
densificación, con operaciones de agregación y sustracción que afectan
infraestructuras y dispositivos edilicios, así como el soporte material de
la urbanización.
En este texto, se aborda la geografía urbana metropolitana y su
dinámica de cambio, enfocándose en la transformación de la tierra no
urbanizada y el desarrollo material de la ciudad existente,
especialmente en fases de consolidación y densificación. Se destaca la
relocalización industrial en la tercera corona, generando "cementerios
industriales.
Además, se adopta la noción de Harvey (2007), que considera el
desarrollo urbano como la salida para el capital en crisis de
acumulación. Se argumenta que el proceso de urbanización implica
producción, desarrollo material y construcción, pero también
destrucción y sustracción de actividades.
La RMBA (Región Metropolitana de Buenos Aires), históricamente
central en la economía argentina, experimenta tres momentos de
desarrollo urbano, marcados por cambios en el modelo económico y
patrones de urbanización, incluyendo la metropolización y la expansión
de áreas urbanizadas en la tercera corona. El primero, hasta la crisis de
1930, está centrado en el modelo agroexportador, dando importancia a
la Ciudad de Buenos Aires y al Puerto de Buenos Aires. El segundo, que
va desde la consolidación de la primera y segunda corona del Gran
Buenos Aires hasta fines de la década de 1980, se divide en dos
subperíodos: de 1940 a 1960, con la industrialización impulsando la
suburbanización y desplazando a sectores de menores ingresos, y de
1970 a fines de los años noventa, relacionado con la crisis del estado
de bienestar y la instauración del Estado neoliberal. A partir de 1990,
se inicia un nuevo momento con la metropolización, incluyendo áreas
urbanizadas de la tercera corona y promoviendo la suburbanización
mediante desarrolladores inmobiliarios y sectores de altos ingresos,
que se trasladan a la periferia con nuevas formas residenciales como
barrios cerrados y clubes de campo. Estos cambios coinciden con el
rediseño de la red de autopistas metropolitanas y la expansión del
transporte privado.

2. La geografía de la formación de la RMBA: relaciones entre el


desarrollo urbano, las políticas públicas y la obra pública en el
territorio metropolitano
Históricamente, Buenos Aires ha ocupado un papel central en la
aglomeración. En 1869, la población de la ciudad, con 178,000
habitantes, representaba el 10% de la población nacional. El puerto de
Buenos Aires era el más activo del país, siendo la salida de la
producción agrícola ganadera hacia Europa y la puerta de entrada de
bienes importados, especialmente de Inglaterra. Geográficamente, el
área de influencia del puerto era limitada en 1870, con vías férreas de
732 km y prácticamente inexistentes caminos. El crecimiento de la
aglomeración se dirigía al norte y oeste a lo largo de los caminos
coloniales. La extensión de las vías férreas desde 1865 impactó en el
crecimiento de la ciudad, antes circunscrita al radio antiguo. En 1887,
se anexaron los poblados de Belgrano y Flores al norte y oeste de la
ciudad. Además, la ciudad se expandió hacia el sur, a lo largo del
Riachuelo, impulsada por el desarrollo del puerto del Riachuelo y la
instalación de mataderos y saladeros en el barrio de Barracas.
El ferrocarril juega un papel clave en el desarrollo de pueblos que, en el
siglo XX, se integrarán a la conurbación de Buenos Aires, como San
Isidro, Tigre, Moreno, Avellaneda (originalmente Barracas) y Quilmes.
La expansión de la ciudad y el crecimiento del ferrocarril contribuyen a
la dispersión residencial y la disminución de densidades. La
construcción de puentes sobre el Riachuelo facilita la conexión con los
partidos del sur. Simultáneamente, entre 1871 y 1887, Buenos Aires
experimenta un significativo crecimiento poblacional debido a la
llegada de inmigrantes europeos, que continúa hasta las primeras
décadas del siglo XX. En 1869, la ciudad tenía 178,000 habitantes, en
1887 llegó a 433,375, con el 52% siendo extranjero. Para 1914, la
población casi cuadriplicó la de 1887, alcanzando 1,575,814 habitantes,
marcando un crecimiento acelerado y una expansión sin precedentes
en las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX.
En el contexto de la fuerte inmigración hasta 1930, surge la dispersión
residencial y un aumento en la superficie de Buenos Aires. Entre 1904 y
1909, se inicia un proceso de suburbanización facilitado por la
electrificación del tranvía y la venta de lotes a plazos en nuevas áreas
urbanas. Este proceso se dirige hacia barrios que componían el radio
nuevo. Hacia 1914, estos barrios suburbanos dejan de ser periféricos,
convirtiéndose en el corazón de la urbanización. La dinámica del
mercado de tierras y la subdivisión de parcelas marcan la densificación
de la primera corona periférica. Las ideas higienistas influyen en la
intervención estatal en infraestructura y saneamiento.

A pesar de las intervenciones higienistas, la gran demanda habitacional


genera conventillos o inquilinatos. Antiguas casonas se transforman en
albergues colectivos para inmigrantes, siendo oportunidades de
negocio para el sector inmobiliario. La falta de viviendas suficientes
resulta en el auge de viviendas inicialmente concebidas como
temporales pero que se convierten en alojamientos permanentes.
Aunque los precios de los alquileres eran altos en comparación con los
ingresos de la población, ofrecían ventajas, como ubicación céntrica y
participación en redes comunitarias. Los conventillos e inquilinatos,
inicialmente habitados por obreros y artesanos, a menudo también
funcionaban como talleres. Frecuentemente representaban el primer
paso en la vivienda para inmigrantes europeos que luego lograban
acceder a una vivienda propia. Con el tiempo, estos lugares se
convirtieron en residencias para inmigrantes internos y de países
limítrofes, concentrándose en barrios como La Boca, Barracas, Parque
Patricios y el partido de Avellaneda.
A partir de 1930, el modelo agroexportador en Argentina llega a su fin,
dando paso a la sustitución de importaciones. En 1938, la actividad
industrial supera por primera vez a la agrícola, consolidando a Buenos
Aires como centro urbano y productivo. La ciudad también se afianza
como núcleo político, administrativo y financiero, atrayendo a los
sectores altos y medios que se establecen aprovechando la propiedad
horizontal. Este cambio refuerza la concentración poblacional. En la
década de 1930, la población se establece en el Sur de la Ciudad,
alineándose con las actividades industriales. En los años 40, los
residentes con mayor poder adquisitivo prefieren la zona Norte,
coincidiendo con el crecimiento de los municipios de Vicente López y
San Isidro.
Durante este período, las villas miserias emergen como un fenómeno
urbano significativo en la Ciudad de Buenos Aires y el primer cordón de
la aglomeración. Se trata de barrios con trazado irregular, viviendas
precarias, construidas a veces con material de descarte y carencias de
servicios. Estas villas se ubican en áreas centrales, como la Zona
Portuaria o Ferroviaria, y en el sector Sur próximo al Riachuelo.
Surgieron a fines de la década de 1930, inicialmente con casillas de
inmigrantes desocupados en Puerto Nuevo (Villa Esperanza), y en la
década de 1940, se formaron nuevos núcleos en municipios aledaños.
Inicialmente consideradas soluciones transitorias, se convirtieron en
asentamientos permanentes con el agotamiento del modelo sustitutivo
de importaciones y la crisis económica. La población de las villas creció
exponencialmente, a una tasa del 15% anual. En el área metropolitana,
se registraban 400 mil habitantes repartidos en 600 núcleos
habitacionales.
Además, Se pierde vigencia la ley de alquileres y se desmantelan los
mecanismos de subsidios para la compra de vivienda, suspendiéndose
el financiamiento público. A finales de la década de 1960, comienza la
construcción de grandes conjuntos residenciales, impulsada por la
creación del FONAVI en 1972. El nuevo Código de Edificación de la
Ciudad de Buenos Aires, también en 1972, limita el uso de terrenos
urbanos para edificación, imponiendo coeficientes mucho menores y
restringiendo el acceso a la vivienda urbana para la población de bajos
ingresos. Los conjuntos residenciales se destinan a sectores de ingresos
medios bajos con capacidad de pago, permitiendo así que la población
pobre pueda calificar para acceder a estas viviendas…

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