0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
9 vistas7 páginas
Este documento describe el proceso histórico de formación de la Región Metropolitana de Buenos Aires desde una perspectiva geográfica. Se divide el proceso en tres períodos marcados por cambios económicos y patrones de urbanización. El primero hasta 1930 estuvo centrado en el modelo agroexportador. El segundo desde 1940 hasta fines de los 80 vio la industrialización y suburbanización. El tercero desde 1990 incluyó la metropolización y expansión a la tercera corona. El documento analiza cómo las políticas públicas y la infraestruct
Este documento describe el proceso histórico de formación de la Región Metropolitana de Buenos Aires desde una perspectiva geográfica. Se divide el proceso en tres períodos marcados por cambios económicos y patrones de urbanización. El primero hasta 1930 estuvo centrado en el modelo agroexportador. El segundo desde 1940 hasta fines de los 80 vio la industrialización y suburbanización. El tercero desde 1990 incluyó la metropolización y expansión a la tercera corona. El documento analiza cómo las políticas públicas y la infraestruct
Este documento describe el proceso histórico de formación de la Región Metropolitana de Buenos Aires desde una perspectiva geográfica. Se divide el proceso en tres períodos marcados por cambios económicos y patrones de urbanización. El primero hasta 1930 estuvo centrado en el modelo agroexportador. El segundo desde 1940 hasta fines de los 80 vio la industrialización y suburbanización. El tercero desde 1990 incluyó la metropolización y expansión a la tercera corona. El documento analiza cómo las políticas públicas y la infraestruct
Este trabajo aborda el proceso histórico de formación de la Región
Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) desde una perspectiva geográfica. Se distinguen cuatro áreas: el núcleo en la Ciudad de Buenos Aires, el área entre el núcleo y la zona suburbana, la zona suburbana (Gran Buenos Aires), y la periferia vinculada a la zona suburbana y la ciudad central. El objetivo es caracterizar el proceso de formación territorial y destacar particularidades urbanísticas, identificando políticas públicas determinantes. También analiza la distribución de los sectores populares en la región. La RMBA abarca la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del Gran Buenos Aires, con una superficie de 13.943 km2 y una población total de 13.158.226 habitantes según el censo de 2001, concentrando el 33% de la población nacional en menos del 4% del territorio. Físicamente, al Región Metropolitana está compuesta por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital de la República Argentina y cuarenta municipios. La primera corona de Urbanización está integrada por los municipios de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, Morón, Hurlingham, Ituzaingó, Tres de Febrero, San Martín, San Isidro y Vicente López. La segunda Corona por Berazategui, Florencio Varela, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, La Matanza, Merlo, Moreno, San Miguel, José C. Paz, Malvinas Argentinas, San Fernando, Tigre, y Tigre Insular. Y, finalmente, la tercera corona comprende a Ensenada, Berisso, La Plata, Brandsen, San Vicente, Cañuelas, Marcos Paz, General Las Heras, General Rodríguez, Luján, Pilar, Escobar, Escobar Insular, Campana, Exaltación de la Cruz, Zárate, San Fernando Insular, Campana Insular, Zárate Insular. 1. Sobre la región y el proceso de desarrollo urbano
En este trabajo, se destaca el criterio de definición territorial para las
relaciones regionales, propuesto por Kralich (1995), basado en los movimientos diarios de la población para trabajar, estudiar u otras actividades. La región resultante abarca desde Zárate hasta La Plata y desde la Reserva Ecológica de la Costanera Sur hasta Lobos. Se aborda la formación de la ciudad conceptualmente, considerando lógicas diferenciadas de actores: la privada busca ganancias a través de rentas urbanas, la de necesidad guía a sectores de menores ingresos y la pública se expresa en normativas y asignación de gasto público. En el ámbito físico-material, el desarrollo urbano, siguiendo a Garay (2005), involucra movimientos de extensión, consolidación y densificación, con operaciones de agregación y sustracción que afectan infraestructuras y dispositivos edilicios, así como el soporte material de la urbanización. En este texto, se aborda la geografía urbana metropolitana y su dinámica de cambio, enfocándose en la transformación de la tierra no urbanizada y el desarrollo material de la ciudad existente, especialmente en fases de consolidación y densificación. Se destaca la relocalización industrial en la tercera corona, generando "cementerios industriales. Además, se adopta la noción de Harvey (2007), que considera el desarrollo urbano como la salida para el capital en crisis de acumulación. Se argumenta que el proceso de urbanización implica producción, desarrollo material y construcción, pero también destrucción y sustracción de actividades. La RMBA (Región Metropolitana de Buenos Aires), históricamente central en la economía argentina, experimenta tres momentos de desarrollo urbano, marcados por cambios en el modelo económico y patrones de urbanización, incluyendo la metropolización y la expansión de áreas urbanizadas en la tercera corona. El primero, hasta la crisis de 1930, está centrado en el modelo agroexportador, dando importancia a la Ciudad de Buenos Aires y al Puerto de Buenos Aires. El segundo, que va desde la consolidación de la primera y segunda corona del Gran Buenos Aires hasta fines de la década de 1980, se divide en dos subperíodos: de 1940 a 1960, con la industrialización impulsando la suburbanización y desplazando a sectores de menores ingresos, y de 1970 a fines de los años noventa, relacionado con la crisis del estado de bienestar y la instauración del Estado neoliberal. A partir de 1990, se inicia un nuevo momento con la metropolización, incluyendo áreas urbanizadas de la tercera corona y promoviendo la suburbanización mediante desarrolladores inmobiliarios y sectores de altos ingresos, que se trasladan a la periferia con nuevas formas residenciales como barrios cerrados y clubes de campo. Estos cambios coinciden con el rediseño de la red de autopistas metropolitanas y la expansión del transporte privado.
2. La geografía de la formación de la RMBA: relaciones entre el
desarrollo urbano, las políticas públicas y la obra pública en el territorio metropolitano Históricamente, Buenos Aires ha ocupado un papel central en la aglomeración. En 1869, la población de la ciudad, con 178,000 habitantes, representaba el 10% de la población nacional. El puerto de Buenos Aires era el más activo del país, siendo la salida de la producción agrícola ganadera hacia Europa y la puerta de entrada de bienes importados, especialmente de Inglaterra. Geográficamente, el área de influencia del puerto era limitada en 1870, con vías férreas de 732 km y prácticamente inexistentes caminos. El crecimiento de la aglomeración se dirigía al norte y oeste a lo largo de los caminos coloniales. La extensión de las vías férreas desde 1865 impactó en el crecimiento de la ciudad, antes circunscrita al radio antiguo. En 1887, se anexaron los poblados de Belgrano y Flores al norte y oeste de la ciudad. Además, la ciudad se expandió hacia el sur, a lo largo del Riachuelo, impulsada por el desarrollo del puerto del Riachuelo y la instalación de mataderos y saladeros en el barrio de Barracas. El ferrocarril juega un papel clave en el desarrollo de pueblos que, en el siglo XX, se integrarán a la conurbación de Buenos Aires, como San Isidro, Tigre, Moreno, Avellaneda (originalmente Barracas) y Quilmes. La expansión de la ciudad y el crecimiento del ferrocarril contribuyen a la dispersión residencial y la disminución de densidades. La construcción de puentes sobre el Riachuelo facilita la conexión con los partidos del sur. Simultáneamente, entre 1871 y 1887, Buenos Aires experimenta un significativo crecimiento poblacional debido a la llegada de inmigrantes europeos, que continúa hasta las primeras décadas del siglo XX. En 1869, la ciudad tenía 178,000 habitantes, en 1887 llegó a 433,375, con el 52% siendo extranjero. Para 1914, la población casi cuadriplicó la de 1887, alcanzando 1,575,814 habitantes, marcando un crecimiento acelerado y una expansión sin precedentes en las dos últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. En el contexto de la fuerte inmigración hasta 1930, surge la dispersión residencial y un aumento en la superficie de Buenos Aires. Entre 1904 y 1909, se inicia un proceso de suburbanización facilitado por la electrificación del tranvía y la venta de lotes a plazos en nuevas áreas urbanas. Este proceso se dirige hacia barrios que componían el radio nuevo. Hacia 1914, estos barrios suburbanos dejan de ser periféricos, convirtiéndose en el corazón de la urbanización. La dinámica del mercado de tierras y la subdivisión de parcelas marcan la densificación de la primera corona periférica. Las ideas higienistas influyen en la intervención estatal en infraestructura y saneamiento.
A pesar de las intervenciones higienistas, la gran demanda habitacional
genera conventillos o inquilinatos. Antiguas casonas se transforman en albergues colectivos para inmigrantes, siendo oportunidades de negocio para el sector inmobiliario. La falta de viviendas suficientes resulta en el auge de viviendas inicialmente concebidas como temporales pero que se convierten en alojamientos permanentes. Aunque los precios de los alquileres eran altos en comparación con los ingresos de la población, ofrecían ventajas, como ubicación céntrica y participación en redes comunitarias. Los conventillos e inquilinatos, inicialmente habitados por obreros y artesanos, a menudo también funcionaban como talleres. Frecuentemente representaban el primer paso en la vivienda para inmigrantes europeos que luego lograban acceder a una vivienda propia. Con el tiempo, estos lugares se convirtieron en residencias para inmigrantes internos y de países limítrofes, concentrándose en barrios como La Boca, Barracas, Parque Patricios y el partido de Avellaneda. A partir de 1930, el modelo agroexportador en Argentina llega a su fin, dando paso a la sustitución de importaciones. En 1938, la actividad industrial supera por primera vez a la agrícola, consolidando a Buenos Aires como centro urbano y productivo. La ciudad también se afianza como núcleo político, administrativo y financiero, atrayendo a los sectores altos y medios que se establecen aprovechando la propiedad horizontal. Este cambio refuerza la concentración poblacional. En la década de 1930, la población se establece en el Sur de la Ciudad, alineándose con las actividades industriales. En los años 40, los residentes con mayor poder adquisitivo prefieren la zona Norte, coincidiendo con el crecimiento de los municipios de Vicente López y San Isidro. Durante este período, las villas miserias emergen como un fenómeno urbano significativo en la Ciudad de Buenos Aires y el primer cordón de la aglomeración. Se trata de barrios con trazado irregular, viviendas precarias, construidas a veces con material de descarte y carencias de servicios. Estas villas se ubican en áreas centrales, como la Zona Portuaria o Ferroviaria, y en el sector Sur próximo al Riachuelo. Surgieron a fines de la década de 1930, inicialmente con casillas de inmigrantes desocupados en Puerto Nuevo (Villa Esperanza), y en la década de 1940, se formaron nuevos núcleos en municipios aledaños. Inicialmente consideradas soluciones transitorias, se convirtieron en asentamientos permanentes con el agotamiento del modelo sustitutivo de importaciones y la crisis económica. La población de las villas creció exponencialmente, a una tasa del 15% anual. En el área metropolitana, se registraban 400 mil habitantes repartidos en 600 núcleos habitacionales. Además, Se pierde vigencia la ley de alquileres y se desmantelan los mecanismos de subsidios para la compra de vivienda, suspendiéndose el financiamiento público. A finales de la década de 1960, comienza la construcción de grandes conjuntos residenciales, impulsada por la creación del FONAVI en 1972. El nuevo Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires, también en 1972, limita el uso de terrenos urbanos para edificación, imponiendo coeficientes mucho menores y restringiendo el acceso a la vivienda urbana para la población de bajos ingresos. Los conjuntos residenciales se destinan a sectores de ingresos medios bajos con capacidad de pago, permitiendo así que la población pobre pueda calificar para acceder a estas viviendas…