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Oración 02 de noviembre de 2023

Tiempo de Adviento

Buenos días… Dios es Amor, demos gracias al Señor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

En estos días hemos estado hablando sobre el Adviento, pero meditemos…


¿sabemos realmente lo que esto significa?

Adviento es tiempo de espera a la llegada de Jesús; de hecho, la palabra


‘adviento’ significa, precisamente, ‘llegada’. La experiencia nos dice que lo que
bien se espera, mejor se recibe.

Nuestra sociedad no está acostumbrada a esperar; somos de la cultura de lo


inmediato, que mucho resuelve en un ‘click’. El tik-tok de nuestra existencia no nos
deja espacio para adentrarnos en el silencio de lo que viene porque ya está… ya
pasó. La espera hace bien; lo inmediato no nos permite respirar porque no
dejamos espacio a lo que viene. El instante, a veces, mata el tiempo, y no nos
deja vivir. La espera del Adviento, tan necesaria para prepararse a la llegada de
Jesús, nos dispone a acogerlo ya, en medio de nuestra vida agitada y marcada
por el consumismo y el individualismo.

La invitación para este Adviento es preparar un pesebre en familia y, si se puede,


regalarlo a quienes no lo tienen. Será un espacio de contemplación. Hagamos que
el pesebre dé más luz que esos fríos arbolitos luminosos, que a muchas personas
le invita al consumo, dejándoles el corazón vacío y alejándoles de la paz del que
nace en Belén.

El Papa Francisco, nos alentaba a prepararlo en todos los lugares posibles porque
“la contemplación de la escena de la Navidad nos invita a ponernos
espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho ser
humano para encontrar a cada ser humano”

Adviento es espera orante, paciente, familiar y comunitaria. El pesebre puede


transformarse en un foco de encuentro, consuelo y disposición para unir nuestro
corazón a toda la familia humana, que prepara la llegada de Jesús en Belén, y que
desea seguir habitando en nuestro corazón también.

En este día reflexionemos en estas preguntas:

¿Qué actitudes ayudarán a que en nuestro interior haya espacio para que Dios
llegue a él, tal como Jesús lo hizo en Belén?

¿Qué acciones concretas puedo realizar a fin de que tres o más personas sean
beneficiadas por mis gestos de Navidad?
¿Qué dificultades identifico en mi corazón que no me permiten acercarme más a
mi familia y mis amigos?

¿Se me viene a la mente ‘alguien a quien debería expresarle más amor’,


especialmente en este tiempo?

OREMOS

Querido Señor, por favor, permíteme abrazar el Adviento de la manera que la


Iglesia quiere: como una forma de prepararnos para Tu llegada. Que todo lo que
haga -cada regalo que envíe, cada fiesta a la que asista, cada comida que
comparta- me recuerde que debo preparar un espacio en mi corazón para Ti.

Señor, envía tu Espíritu para que me guíe. Que el Espíritu Santo me ayude a
caminar más cerca de Ti y me levante cuando me sienta abatido y me guíe cuando
me sienta perdido. Puedo tropezar a veces, pero sé que mi camino final es
acercarme a Ti y construir Tu reino aquí en la tierra, un reino que el nacimiento, la
vida y la muerte de Jesús ayudaron a asegurar. Amén.

Rezamos:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros
tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan
de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de
Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo… Amen.

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