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Departamento de Pastoral
MONICIÓN DE ENTRADA:
Nos encontramos ya casi acabando el Adviento. Tiempo alegre, tiempo de esperanza, tiempo de
ilusión... Ya están las calles adornadas, ya están los escaparates llenos de cosas para la Navidad, todos
nosotros nos hemos ocupado de escribir la carta a los reyes y también, ¿por qué no? A Papá Noel,
nuestras madres están pensando los menús para los días de fiesta y nos han comprado ropa nueva,
pero... vamos a hacernos hoy una pregunta: ¿HEMOS PREPARADO NUESTRO CORAZÓN PARA
RECIBIR A JESÚS?
Vamos a pensar, vamos a llenarnos de gozo para poder llevar a este Dios Niño a los hombres, para
poder contagiar a todo el mundo la alegría de un Dios que nos ama tanto que viene a hacerse niño para
estar con nosotros y traernos la paz.
PETICIONES DE PERDÓN:
- Como pasó en la primera Navidad hoy hay muchos hombres que no abren la puerta a José y a
María. Somos como el posadero, no nos gustan las malas apariencias, nos fijamos en las
marcas y no atendemos a los pobres. Por todo eso te pedimos perdón y te pedimos, Jesús que
abras nuestros ojos para reconocerte en los pobres, en los débiles, en los marginados de este
mundo.
- Como pasó en la primera Navidad, hoy hay muchos hombres que tienen miedo de que Jesús les
prive de su poder. Somos como Herodes, estamos tan preocupados de nuestras propiedades,
de defender nuestros derechos, de exigir que nos respeten, que no somos capaces de
reconocer la alegría de la amistad y no sabemos compartir. Por todo eso te pedimos perdón y te
pedimos, Jesús, que abras nuestros ojos para que sepamos conocer la verdad.
- Como pasó en la primera Navidad, hoy hay muchos hombres que se dejan llevar de la pereza y
no son capaces de acercarse a Belén. Somos como ese pastor perezoso que no quiso
levantarse en la noche y se quedó sin la mayor alegría. Por eso te pedimos perdón y te pedimos,
Jesús, que abras nuestros ojos y aumentes nuestra voluntad para hacer no lo que nos apetece,
sino lo que Tú esperas de nosotros.
PETICIONES:
1) Por la Iglesia para que manifieste ante todo el mundo la esperanza y la alegría de Jesús que
viene a salvar a todos los hombres. ROGUEMOS AL SEÑOR.
2) Por los gobernantes, para que, procurando el bien común, defiendan los derechos de todos y
sobre todo de los más débiles. ROGUEMOS AL SEÑOR.
3) Por los que están angustiados o desesperados, para que encuentren junto a ellos una mano
amiga que los levante y sientan en sí mismos la liberación de Jesús. Para que nadie tenga que
llorar la soledad o el hambre en esta Navidad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
4) Por todos los países que sufren las guerras, el hambre o cualquier clase de injusticias, para que
la salvación del Señor llegue a ellos, les ilumine y conforte y a nosotros nos haga generosos y
entusiastas en la colaboración. ROGUEMOS AL SEÑOR.
5) Por todos nosotros, por el colegio, las religiosas, profesores, por todos los alumnos, para que
nuestras ilusiones y nuestros temores, nuestras alegrías y nuestras penas, todo lo nuestro,
encuentre sentido y consuelo junto a Jesús en la esperanza de un mundo mejor. ROGUEMOS
AL SEÑOR.
6) Para que la Iglesia nos conceda el gozo de ver pronto la beatificación de Madre Alberta.
ROGUEMOS AL SEÑOR
7) Por todos nuestros difuntos, para que el Señor los lleve junto a sí y podamos reunirnos un día de
nuevo para cantar las alabanzas de Dios por toda la eternidad. ROGUEMOS AL SEÑOR.
RITO DE LA PAZ:
Jesús, cuando Tú naciste en Belén, los ángeles cantaron “Paz a los hombres de buena voluntad” y
nosotros nos preguntamos cómo podemos celebrar la navidad si todavía hay guerras y hambre en
tantos lugares... por eso hoy vamos a hacer una celebración de la paz especial: nos vamos a coger de
las manos y vamos a guardar unos momentos de silencio, para orar y para reflexionar cómo podemos
construir a nuestro alrededor la paz que tanto necesitamos.
(Se cogen de las manos, se puede poner música de fondo, “Noche de paz”, por ejemplo)
Jesús, hoy me quiero unir a tu madre, la Virgen y esperarte con la ilusión que sin duda Ella tenía y
preparar con Ella tu llegada para que el día de Navidad llenes de Luz y alegría nuestros hogares y el
mundo sea un poco mejor de lo que ahora es.
Te pido todo esto con gran confianza porque sé que, desde que te hiciste hombre en la primera
Navidad, ya nada es igual en la tierra y porque estoy seguro de que el nuevo Reino que viniste a traer
será una realidad y podremos cantar para siempre un villancico que llene de gozo el corazón de todos
los hombres.