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m

EL MU:&O VE:&DE

Ls días que siguieron, los tres avanzaron


como empujados por la presencia del enemigo
que los había pasado de largo. Sin embargo, no
habían visto más señales del enemigo ni de nin-
gún otro ser viviente.
Desde el encuentro, Runa había hablado po-
co, comido poco y pensado mucho. Intentaba
recordar todo lo que le había contado su madre
sobre el enemigo y descubría que era sumamen-
ó
te indefinido. Algo, en particular, la inquietaba.
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Ya habían acampado para pasar la noche y
Q)
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...
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.e Runa estaba sentada contra una roca. Tenía en


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e: la mano su signo de madera y lo miraba con
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atención. El niño gris estaba en cuclillas a su la-
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do, inclinándose para mirar, también, el objeto
o que ella tenía en la mano.
76 1 Laura No El nombre secreto 1 77

-¿Por qué el enemigo no volvió m ~ d .os verde brillante


as esct traños refl eJ •
que me encontraron a mí? Desde el año e al frente . unos ex , que una montaña se inter-
. en que . nía Parec1a
me adoptaron, no aparecieron más en D en la 1eJa . .
rarna su camino·
¿Qué hace esta runa conmigo? · p usiera en n sendero que 1os lle-
. ubieron por u
Runa suspiró. Por fin, s . Unos quinientos metros
t reno abierto.
La mantis púrpura revoloteó un momento so- vó a er , d 1 últimas rocas y cuch'll 1 as'
, 11' <letras e as
bre su mano y luego se posó en ella como si qui- mas a a, t - sino un muro.
se levantaba, no una mon ana,
siera ver qué miraban ellos con tanta atención. Runa se quedó sin aliento. ..
Runa ya se había acostumbrado al insecto -Esto no es obra de la naturaleza. ¿Por que
pero sintió con aprensión el contacto de los'
brilla así?
ganchos fuertes y filosos de sus patas y brazos. El niño parecía tan sorprendido como ella.
La mantis se alejó al vuelo: no le interesaba el El muro debía de tener unos treinta metros
objeto. de altura. Estaba sostenido por una estructura de
El niño miró a Runa y ella sintió que, a su gigantescas vigas de madera negra, que se ente-
manera especial y agreste de entender las cosas, rraban profundamente en el suelo. Pero la pared
él compartía sus dudas. estaba hecha de un material que Runa no había
viSto jamás. Era de un color verde profundo bri-
A la tarde siguiente, Runa volvió a encon- llante al sol, Y que parecía increíbleme nte ,liso.
trarse enfrentada a su destino. E Runa observó , .
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d1 que era translucido, ya que la luz
Llegaban al término de la falla que venían 3::
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e sol se traslucía desde el otro lado
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atravesando desde hacía tantos días. Las fisuras E
o
Después de aseg d .
e: da sospechas 1 urarse e que no se veía na-
ya no eran tan profundas y, cada tanto, se en-
¡¡¡

• ra- ~
1

ño caminara: hen _os alrededores, Runa y el ni-


contraban caminando encima de las gnetas Y 1 acia el mur
· duras, así que podían ver lo que 1os es peraba
Ja
soI? ando por encim d o con 1a mantis vo-
. La a e ellos.
, d. tingutr
ade1ante. Cuando esto ocurría, podian 15 Pared se levantaba del suelo con una le-
El nombre secreto / 79
78 / Laura No

ve inclinación. Runa apoyó sus manos en el . de la enorme pared. La


. d a los pies R
terial verde. Era muy liso, casi resbaloso drna- de h1e ra 1 ente sobre su cabeza. u-
, f Y uro . volaba a egrem
Tema una temperatura resca y así de · rnantts ,, 1 tranquilidad de ellos.
,, ' cerca compart1a a .. . ..
Runa veta ~~s rayos del ~~l traslucirse dentro d~ na no staba sola. Se levanto y miro
Al despertar, e
la pared sohda. El matenal se parecía al hielo alrededor con extrañeza. ..
que se veía cada tanto en los arroyos congelados La mantis apareció de repente y comenzo a
de las montañas. Hielo verde, pero sin frío ni hu- volar insistente~:nte ~elante ~e su. s. ojos. ?
medad, y en una cantidad imposible de medir. -¡Fuera! ¿N1no gns? ¿Que esta pasando.
-Hay que encontrar por dónde pasar. Los Runa la espantó suavemente con una mano
que hayan construido esto están tratando de es- y luego la siguió unas decenas de metros.
conder algo importante. Allí, desde la base del muro, se levantaba un
Estaba segura de eso. Si había un muro, en- camino de hiedra agarrado contra la superficie
tonces había algo del otro lado. El muro se ex- verde. Y ¿no era el niño gris esa silueta en la
tendía infinitamente a los costados y era muy parte alta de la pared? Por la postura, Runa se .
- alto, de modo que se enfrentaban a un proble- imaginaba perfectamente qué tipo de mirada le
ma serio. estaba dirigiendo.
Sin esperar. más, comenzó a trepar tomán-
Caminaron varias horas tratando de encon- dose de los troncos gruesos de la hiedra La
Ei manr 1b ·
trar un lugar por donde cruzar. Runa pensaba que ~ N is vo a a cerca de ella, como vigilándola.
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0
podía aparecer un modo de subir o pasar por de-
CII
V\ era necesario t · t
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alt . ' re1n a metros no era una
E ura temible para 11
bajo de la pared. Hasta podían hallar un portal. o
e: teando e a, que había crecido corre-
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1
por as montañas
Nada de eso había pasado y finalmente ha- 1

i Igualmente no .
bían acampado a los pies del muro. !o que encontró ~l lle estab~ preparada para lo
,, Mientras se dormía desesperanzada, Runa que sostener! gar arnba y el niño gris tuvo
·~ cantar para hacer crecer una rna ta
oyo al nino a.
80 / Laura No

Runa creía qu e ya
Afuera, pe ro se eq w
.
ha bí a visto el Mundo de
vo ca ba . Del otro lad O
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m ur o, se ve ía un a lla nu ra infinita de hierb a veder-l .EL OTEO LADO
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H
de. a 6 1a m an e on es de bosques po r tod os 1a-
po r kilómetros · unas
dos y algunos se ex te nd ía n
os o at , .
ra ve sa ba n la region
franjas de co lo r ar en
er an ríos, corrientes
Runa se dio cu en ta de qu e
color que ella ni si-
de agua de un ta m añ o y un
les. H as ta pudo ver y lo s so ni do s de l
quiera había so ña do posib L o s olores, los co lo re s
vastos sectores inundados. in es pe ra do s pa ra
otro lado er an to ta lm en te
llos parece una ad a en tr e la hi er ba
Al fondo, un a m as a de deste ella. Runa es ta ba ag az ap
ciudad lejana pe rd id a en tre
la neblina que la ma- se gu ra en el nu ev o
verde y se se nt ía m uy in
ña na levanta de los ríos. paisaje.
Ru na sin tió vé rti go , no de la altura , sino del
de sc en de r de l m ur o, se ha bí an en co nt ra -
Al
á de cualquier cosa , cu bi er to de pa st os
paisaje que es ta ba m ás all do en un claro m uy am pl io
nt ur a.
que hubiera po di do imagin
ar. que les llegaban ha st a la ci
m en zó a ba ja r rá pi da m en te pa ra dejar de ño gris y la m an tis pú rp ur a se m ov ía n
Co El ni
ad or a. ot ro , re co rr ie nd o la s
ver esa inmensidad ab ru m s a~egremente de un la do a
qu e cr ec ía n en tr e la
d~ferentes flores Y pl an ta s
~
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hierba. Runa ' e n ca mb'10, se se ntia , . de sp ro te gi da
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Y a merced de cu a1qu ie • r pe lig. ro . Er a la pr im er a
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vez que pisab a t er nt. or io en em ig o.


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~ -S e en ce rr ar on en su la do ' ni ño gris. El
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igo no ap ar ec10 .,
m as en D ra m a po rq ue hi
-
82 1 Laura No El nombre secreto 183

cieron el muro y se quedaron acá. Están cerca os de los seres grises que tenían
laban 1os rostr
de nosotros.
allí su hogar. f
Al niño gris le llevó un buen rato de cantos . ron que rodear el bosque. Runa ue
Tuvie ._
y silbidos convencerla de que se moviera. . d 1 frutas y las hojas que e 1n1no 1e se-
1untan o as .
-na1aba. Comieron exquisitos frutos roJos de to-
,..
Se encaminaron hacia el más cercano de los 1
d . s las formas y tamaños. Los anima es y paJa-
numerosos ríos que habían visto desde lo alto r~s que quedaban a la vista de ellos eran iguales
del muro. Avanzaban por pequeños tramos: la 0
similares a los que Runa había visto del otro
mantis se adelantaba a explorar y, si no se pre- lado del mundo. Lo mismo ocurría con la mayo-
sentaba nada, Runa y el niño la seguían. ría de las plantas.
Runa se obligaba a caminar, con la esperan- Una sola vez, cruzaron un sendero de hue-
za de ver el extraño río que tenían delante. Cada llas dejadas por un grupo de animales grandes y
tanto, podía vislumbrar el brillo de la ancha fran- corredores que ya no estaban a la vista.
ja de agua aleonada y su color la fascinaba. El río A medida que no encontraban señales del
la atraía, pero todo lo demás la inquietaba bas- enemigo, Runa caminó un poco más tranquila;
tante. El movimiento ondulante de la hierba, las al menos por el momento, no corrían peligro.
nubes rápidas que surcaban el cielo las bandadas Finalmente, llegaron a los cañaverales que
de pájaros que se elevaban desde ;sos ríos inve- bordeaban la orilla del río. Las cañas sobrepasa-
rosímiles, la ausencia de piedra y tierra por enci- ...ci~ ban a Runa en altura y estaban pobladas de de-
ma del ve rde, todo eso junto le producía una es-
u
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licadas hojas verde claro. El niño la ayudó a
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pecie de mareo. .o
E abrirse paso entre ellas, mientras la mantis vola-
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e:
Entre ellos Y el río se levantaba una zona de '¡¡j
1
ba_ más allá contra el cielo. Caminando por el
canaveral, fueron entrando en el agua fresca.
b~sques. Al llegar hasta ella, el niño gris se ne-
go ª entrar entre los árboles: desde las sombras 1o
Las cañas terminaron y Runa se encontró
frente a la P1en1·tud de1 no,
,. con el agua a la c1n-
.
1 1 os amenazadores y se per f'1-
se sentían los s'lb'd
84 Laura No
1
El nombre secreto ! 85
tura. El río era impresionantemente ancho . t· , que el corazó n comen zaba a gol-
Runa. La otra orilla, también cubierta por Parla ,., y sin 10 .
1os a- nas t nta fuerza, que su latido le retum-
tos cañaverales, estaba a una considerable di· t pearle con a
san- baba en los oídos.
da. El agua se veía plana, apenas recorrida Por . de enfren te había una person a.
En 1a on11a .
algunas ondas. El color era indescriptible, entre . ,., gris ni un tipo de ser desconocido:
No un n1no , .
marrón, rojo y dorado por los reflejos del sol. Ru- un hombre joven. y tenía el cabello y los OJOS
na hundió, incrédula, los dedos en la superficie tan oscuros como los de ella.
del agua aleonada. En las monta ñas, Runa solo Runa contuvo la respiración. No había duda
había conocido los arroyos angostos, transparen- _posible; estaba lejos, pero no tanto como para
tes y gélidos del deshielo. A pesar del color el no distinguir algunos detalles. Era un mucha cho
.
'
agua era limpia. Algunos islotes de plantas flotan- de unos veinte años, de hombr os ancho s y ros-
tes y juncos eran arrastrados por la corriente. tro serio. No la miraba; estaba ocupa do llenan-
La mantis apareció repent inamen te y se do de agua una cantimplora hecha de un mate-
acomodó en el hombro del niño. Runa levantó rial transparente y nunca visto por ella. Runa,
la vista hacia adelante. Algo se acerca ba por en- sin embargo, ni miró el extrañ o material, porque
tre los cañaverales de la orilla opuest a. Las ca- el joven desconocido absorbía su atenció n.
ñas se sacudían y golpeaban unas contra otras El cabello y los ojos.
produciendo un sonido musical. -Es como yo.
Runa, atemorizada, retrocedió un paso para 2 Runa jamás había visto ni espera do ver a al-
~
meterse de nuevo en el cañaveral y se agachó u
~ guien que tuviera su mismo color castañ o. No
<11

hasta dejar solo la cabeza fuera del agua. ¿Sería .o parecía cierto ni posible, pero el cabello largo,
E
o
un enemigo? Miró al niño gris, pero solo vio a
e: recogi·dO en tres largas
Üj
1
trenzas , y la barba rala
la mantis suspendida en el aire, delante de ella ~ del muchacho eran notori ament e oscuras. La
i emoción la embar gaba, sin
el niño era invisible a cualquier ojo. Luego, Ru- .xi . t·10. . que 1as respue s-
o
na observó la ribera contraria por entre las ca- tas que buscaba estaba n más cerca.
86 1 Laura _N o -- ~ El nombre secreto 1 °1

Runa se puso de pie y se asomó entre las ca-


ñas. Esperó a que. el muchacho mirara hac· ·
1a
ella. Fue entonces cuando ocurrió la -crecida.
El agua del río subió repentiname nte, como
si una ola hubiera venido trayendo una enorme
cantidad de agua con la corriente. El niño gris
la tomó del brazo c9n el tiempo justo para ayu-
darla, antes de que el agua alcanzara a cubrir-
la. Runa no sabía nadar, así que le había salva-
do la vida.
El niño gris la llevó hasta escapar de lazo-
na inundada, haciéndola sostenerse de las ca-
ñas que sobresalían por encima del agua, flo-
tando torpe y pesadamente hasta que hizo
pie. Los terrenos por los que habían camina-
do para llegar a la orilla estaban ahora com-
pletamente inundados.
Cuando por fin llegaron a una zona seca, es-
taban agotados y caía el Sol. Runa se echó pe- E
b
sadamente en la hierba. No había tenido tiem- ~
~
po de asustarse ni de temer por su vida. Había .0
E
o
e:
encontrado a una persona como ella y ahora la ¡¡¡
1

-3
había perdido. ..
. -Mañana habrá que ver cómo cruzar el no !
o

p~ra seguirlo, niño gris. Voy a encontrarlo.


88 1 Lau ra No

El niño gris le dirigió una versión can sad a de


su enigmática mirada verde y se acurrucó a su
lado. Se durmieron ahí mismo, sin que ninguno
de los dos pen sar a siquiera en buscar un lugar
tnás protegido.

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