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Revista de Investigación Psiquiátrica 46 (2012) 353e359

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Revista de investigación psiquiátrica

página de inicio de la revista: www.elsevier.com/locate/psychires

Rasgos de personalidad comórbidos en la esquizofrenia: prevalencia y

características clínicas
Elizabeth A. Moore a,b,*, Melissa J. Green a,b , Vaughan J. Carr a,b
a
Unidad de Investigación para la Epidemiología de la Esquizofrenia, Facultad de Psiquiatría, Universidad de Nueva Gales del Sur, Australiab
Instituto de Investigación de Esquizofrenia, Darlinghurst, NSW 2010, Australia

información del artículo resumen

Historial del artículo: La evidencia acumulada sugiere altas tasas de trastorno de la personalidad (TP) en la esquizofrenia (Sz) y, como tal, las implicaciones del
Recibido el 16 de agosto de 2011 TP en este contexto comienzan a estudiarse más a fondo. Examinamos los correlatos clínicos, cognitivos y experienciales (es decir, la
Recibido en forma revisada
adversidad infantil informada) de los rasgos de personalidad aberrantes en la esquizofrenia y los controles sanos (HC) medidos por el
14 noviembre 2011
Cuestionario internacional de examen de trastornos de la personalidad (IPDEQ). Los participantes fueron 549 personas con esquizofrenia o
Aceptado el 17 de noviembre de 2011
trastorno esquizoafectivo y 572 adultos sanos reclutados en el Australian Schizophrenia Research Bank (ASRB). Los participantes con
esquizofrenia fueron significativamente más propensos que los controles sanos a dar positivo para el trastorno de personalidad en todos los
Palabras clave:
subtipos de la CIE-10, y hubo una superposición sustancial entre los grupos, con un w33% de los participantes Sz dando positivo en los 3
Esquizofrenia
grupos de trastornos de personalidad. Entre los grupos Sz y HC, las características de personalidad del grupo B se asociaron
Desorden de personalidad
significativamente con un aumento de los comportamientos suicidas, un menor rendimiento cognitivo y la experiencia de la adversidad
Trastorno de personalidad del grupo B
adversidad infantil
infantil. Además, las características de personalidad del Grupo C se asociaron con calificaciones generales más altas de embotamiento
afectivo en la esquizofrenia, y las características de personalidad del Grupo A se asociaron con la "pérdida" de la infancia solo en los
participantes de HC. Los efectos acumulativos de la detección positiva de más de un trastorno de personalidad en Sz se asociaron con una
mayor probabilidad de comportamiento suicida, una edad más temprana de inicio de Sz y un funcionamiento cognitivo más deficiente. Los
resultados sugieren que la coexistencia anormal de rasgos de personalidad en los grupos del DSM-IV es evidente en una proporción
significativa de individuos con esquizofrenia, y que estos rasgos de personalidad tienen un impacto significativo en las características clínicas
y cognitivas de Sz.

2011 Elsevier Ltd. Todos los derechos reservados.

1. Introducción
La influencia del trastorno de la personalidad (TP) en las
características clínicas y cognitivas de la psicosis ha recibido escasa
atención empírica hasta la fecha, habiendo estado plagada de debates
de larga data sobre la capacidad de identificar con precisión el TP en el
contexto de la psicosis (Newton-Howes et al. ., 2008). Sin embargo,
ahora hay evidencia acumulada de altas tasas de TP en la esquizofrenia
(Sz), similar en prevalencia a la encontrada en otros trastornos
psiquiátricos graves como el trastorno bipolar y la adicción (es decir,
40-60%; Newton-Howes et al., 2008) . En comparación, entre el 6 % y
el 13 % de la población general cumple los criterios diagnósticos de EP
de por vida (Huang et al., 2009; Paris, 2010). Aunque una revisión sistemáticatrastornos
* Autor correspondiente. UNSW Research Unit for Schizophrenia Epidemiology, Level 4, O'Brien Centre, St
Vincent's Hospital, 394-404 Victoria Street, Darlinghurst, NSW 2010, Australia. Tel.: þ61 02 8382 1424; fax: þ61 02
8382 1401.
Dirección de correo electrónico: elizabeth_moore@agd.nsw.gov.au (EA Moore).
una prevalencia general de la EP del 39,5 % en Sz, existe una variación
considerable entre los estudios (4,5-100 %) que probablemente refleje
diferencias metodológicas en la elección de la herramienta de
diagnóstico o las tendencias de diagnóstico en el país de estudio
(Newton-Howes et al., 2008 ). Además, la evidencia epidemiológica
reciente del Reino Unido sugiere que la prevalencia de la EP y la
psicosis comórbidas puede extenderse hasta el 60 % (Newton-Howes
et al., 2008; McMillan et al., 2009). Además, Mc Millan et al. (2009)
encontraron que las personas con Sz u otra enfermedad/episodio
psicótico tenían tres veces más probabilidades de sufrir al menos un TP
que las personas sin enfermedad psicótica, después de controlar una
variedad de trastornos sociodemográficos y otros del Eje I (es decir,
reciente informó
del estado de ánimo, ansiedad y uso de sustancias) (McMillan
et al., 2009). Esto sugiere que el impacto de la EP en las características
clínicas y cognitivas de Sz merece una atención empírica explícita.
Hay alguna evidencia que sugiere que las personas con trastornos
comórbidos del Eje I y II tienen peores resultados (Newton Howes et
al., 2006). Esto se ha revelado en el contexto de tasas consistentemente
altas de comorbilidad entre la DP y el Eje I.

0022-3956/$ e ver el asunto anterior 2011 Elsevier Ltd. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/
j.jpsychires.2011.11.012
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354 EA Moore et al. / Revista de Investigación Psiquiátrica 46 (2012) 353e359
( Oldham et al., 1995; McGlashan et al., 2000; Lenzenweger et al., 2007; Huang et al.,
2009), y algunos estudios observaron una relación dosis-respuesta entre el número de
trastornos del Eje I y la presencia de cualquier TP (Lenzenweger et al., 2007; Huang et
al., 2009). Las personas con Sz u otra enfermedad psicótica también suelen mostrar
altos niveles de comorbilidad en los grupos de TP, de modo que una gran proporción
cumple los criterios de TP en más de un grupo (Lindstrom et al., 2000; Simonsen et al.,
2008). Esto sugiere el potencial de un efecto acumulativo de rasgos de personalidad
aberrantes en Sz y, al mismo tiempo, que una combinación de factores de personalidad
anormales es la norma y no la excepción entre las personas con Sz.
Si bien se ha sugerido que los TP se pueden agrupar en tres grupos (A, B y C)
según las similitudes en los criterios de diagnóstico (American Psychiatric Association,
2000), ha habido mucho debate sobre si esta estructura sigue siendo válida (Kruger y
Eaton , 2010). Se ha argumentado que un modelo de rasgos dimensionales es más
apropiado y debería considerarse en la revisión actual del DSM (Kruger y Eaton, 2010).
Los TP del grupo A a menudo se denominan "extraños y excéntricos" y, en la CIE-10,
comprenden TP paranoicos y esquizoides. Los TP del grupo A se caracterizan por una
desconfianza generalizada, desconfianza, falta de relaciones interpersonales y presencia
de desapego emocional (afecto aplanado) (Organización Mundial de la Salud, 1993;
Asociación Estadounidense de Psiquiatría, 2000).
Los TP del grupo B a menudo se denominan "dramáticos-emocionales" y en la CIE-10
comprenden TP disociales, emocionalmente inestables (tipos límite e impulsivos) e
histriónicos. Los TP del grupo B se caracterizan por una despreocupación insensible por
los demás, propensión a arrebatos de ira, esfuerzos excesivos para evitar el abandono,
sentimientos crónicos de vacío y alteraciones en la imagen propia (Organización Mundial
de la Salud, 1993; Asociación Americana de Psiquiatría, 2000).
Los TP del grupo C reflejan un temperamento “ansioso-temeroso”, y en la CIE 10
comprenden TP anancásticos, ansiosos (evitativos) y dependientes.
Los TP del grupo C se caracterizan por la preocupación por los detalles/listas/reglas,
miedo a la desaprobación/crítica o rechazo, sentimientos de impotencia cuando están
solos y necesidad de una cantidad excesiva de consejos o tranquilidad en la toma de
decisiones cotidiana (Organización Mundial de la Salud, 1993; Asociación Americana de
Psiquiatría, 2000).
Encuestas de población a gran escala de varios países estiman la prevalencia de los
grupos de TP A (3%e6%), B (1%e2%) y C (2%e6%)
(Lenzenweger et al., 2007; Huang et al., 2009).
Los TP del grupo B han recibido la mayor atención de investigación en Sz, con un
enfoque distinto en el TP antisocial y el TP límite (emocionalmente inestable). La
evidencia limitada sugiere que entre un cuarto y un tercio de las personas con
esquizofrenia tienen un TP comórbido del grupo B de por vida, que es notablemente alto
en comparación con la población general (1,5%) (Lindstrom et al., 2000; Lysaker et al.,
2004; Wickett et al., 2006; Lenzenweger et al., 2007; Huang et al., 2009). Además, la
esquizofrenia con el TP comórbido del grupo B se asocia con más abuso de sustancias,
delincuencia, déficits neurocognitivos más graves, alucinaciones auditivas, funcionamiento
global deficiente, tasas más altas de recaídas e informes de maltrato infantil (Lysaker et
al., 2004; Bahorik y Eack , 2010; Kingdon et al., 2010). Si bien estos estudios resaltan
las implicaciones de la enfermedad de Parkinson comórbida en Sz, cada estudio
generalmente se ha centrado en solo una enfermedad de Parkinson o grupo, y solo se
mide un rango limitado de características clínicas y cognitivas. Además, debido a la falta
de datos prospectivos, no está claro si el trastorno de personalidad comórbido en la
esquizofrenia conduce a peores resultados e impacta negativamente en el tratamiento
(Newton-Howes et al., 2007).
A la luz de estos problemas, el presente estudio adoptó un enfoque continuo de las
características aberrantes de la personalidad en Sz, con el objetivo de examinar los
correlatos clínicos, cognitivos, experienciales (es decir, la adversidad infantil informada)
y demográficos de las características aberrantes de la personalidad en Sz, en relación
con personas sanas. control S. Hicimos la hipótesis de que las personas con Sz
respaldarían rasgos de personalidad más aberrantes
correspondientes a una serie de categorías de TP en comparación con los controles
sanos, y que los pacientes Sz que arrojan resultados positivos para una serie de
categorías de TP mostrarían perfiles clínicos y cognitivos más graves en comparación
con otros participantes Sz que respaldan rasgos de personalidad aberrantes en menos
categorías. Además, se planteó la hipótesis de que las dimensiones de las características
anormales de la personalidad (es decir, según los grupos) estarían asociadas con
distintas características clínicas, cognitivas y experienciales (adversidad infantil) de Sz.
En particular, planteamos la hipótesis de que las características de personalidad del
grupo B se asociarían con tasas más altas de comportamiento suicida a lo largo de la
vida, abuso de drogas a lo largo de la vida, trauma infantil y déficits neurocognitivos más
graves, funcionamiento global y síntomas positivos (especialmente alucinaciones
auditivas), a la luz de experiencias previas. (Lysaker et al., 2004; Bahorik y Eack, 2010;
Kingdon et al., 2010) . Además, planteamos la hipótesis de que las características de
personalidad del Grupo A en la esquizofrenia estarían asociadas con un aumento de los
síntomas negativos y las deficiencias neurocognitivas, con un curso de la enfermedad
más crónico y en deterioro. Dada la literatura limitada sobre individuos con esquizofrenia
y TP del grupo C, no se propusieron hipótesis para este grupo, por lo que se tomó un
enfoque exploratorio de estos datos.
2. Materiales y método
2.1. Procedimiento
Los datos se recopilaron de los participantes reclutados por el Australian
Schizophrenia Research Bank (ASRB) (Loughland et al., 2010). La ASRB recluta
participantes de cinco estados/territorios australianos (es decir, Nueva Gales del Sur,
Territorio de la Capital Australiana, Queensland, Victoria, Australia Occidental) y recopila
datos clínicos, neurocognitivos, genéticos y de imágenes cerebrales de personas con Sz
y controles sanos (Kingdon et al. al., 2010). Todos los participantes Sz tenían un
diagnóstico confirmado de esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo según los criterios
diagnósticos de la CIE-10 sobre la base de una entrevista diagnóstica estructurada
(Castle et al., 2006). Se excluyeron los PS con antecedentes personales o familiares de
psicosis o trastorno bipolar 1. Para obtener información más detallada sobre los criterios
de exclusión, el marco de muestreo y los procedimientos de consentimiento, consulte
Loughland et al. (2010).
2.2. Evaluaciones clínicas y cognitivas
La entrevista estructurada incluyó preguntas sociodemográficas, así como preguntas
relacionadas con el historial médico (físico y psiquiátrico) del participante y su familia. Se
usó la prueba Wechsler de lectura para adultos (WTAR) (Wechsler, 2001) como medida
del coeficiente intelectual, el coeficiente intelectual premórbido en casos de esquizofrenia,
y la escala abreviada de inteligencia de Wechsler (WASI) (Wechsler, 1999) se usó para
evaluar el nivel intelectual actual . marcha. Se administró la Batería Repetible para la
Evaluación del Estado Neuropsicológico (RBANS) (Randolph, 1998) para medir la
memoria inmediata y tardía, la atención, el aprendizaje y el lenguaje. Además, el
funcionamiento ejecutivo se evaluó mediante la prueba de asociación de palabras orales
controladas (COWAT) (Spreen y Benton, 1969), y la memoria de trabajo se evaluó
mediante la subprueba de secuenciación de numeración de letras (LNS) de WASI-III
(Wechsler, 1997). .
Se utilizó la escala Global Assessment of Functioning (GAF) (American Psychiatric
Association, 2000) para evaluar el funcionamiento general. Se crearon dos puntajes de
discapacidad consistentes con Loughland et al. (2004): una puntuación de discapacidad
personal (rango 0e8) que evalúa las actividades domésticas, el autocuidado, el
desempeño ocupacional, los intereses y la socialización en general, y una puntuación
de discapacidad social (rango 0e6) que evalúa las relaciones íntimas, el deterioro de las
relaciones y el retraimiento social. Los participantes con esquizofrenia completaron la
Entrevista diagnóstica para la psicosis (DIP) (Castle et al., 2006), una entrevista clínica
estructurada que proporciona tanto el DSM-IV como la CIE
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10 diagnósticos de psicosis y trastornos por uso de sustancias (actuales y 2.3. Aprobaciones

de por vida), así como la Escala para la Evaluación de los
Síntomas (SANS) (Andreasen, 1982). Una medida dimensional de
los síntomas positivos se crearon utilizando los elementos de alucinaciones y delirios del
DIP (elementos DIP 49e53 y 58e64 inclusive). En
Además, se utilizaron varios elementos del DIP para crear
una medida dimensional de la depresión (DIP ítems 20e39 inclusive).
Se administraron dos cuestionarios de autoinforme a todos los participantes: el
Cuestionario de Adversidad en la Infancia (Rosenman y
Rodgers, 2004) y el Cuestionario Internacional de Examen de Trastornos de la
Personalidad (IPDEQ) (Loranger et al., 1997). El IPDEQ fue
publicado como suplemento del Trastorno internacional de la personalidad
Examen para su uso como instrumento de detección tanto para el DSM-IV como para el
CIE-10 (Loranger et al., 1997). Se utilizó la versión de 59 ítems de la CIE-10
aquí. Los participantes indican si cada afirmación suele ser
“verdadero” o “falso” de ellos durante los últimos cinco años. Respaldo de
3 o más ítems en cualquier dimensión o rasgo de personalidad sugieren
la probable presencia de un TP en esa dimensión, aunque una válida
el diagnóstico de EP no puede asignarse únicamente sobre esta base. El IPDEQ
evalúa nueve dimensiones del TP de la CIE-10: paranoide, esquizoide, disocial,
impulsivo, límite, histriónico, anancástico, ansioso y dependiente. Se ha demostrado que
las puntuaciones grupales agregadas de IPDEQ
mostrar mejores propiedades psicométricas que las puntuaciones individuales de PD
cuando se usa en la población general (Lewin et al., 2005), y la
Se ha establecido la utilidad del IPDEQ como cribador de TP ansiosos en una muestra
de tratamiento clínico (Slade et al., 1998). Finalmente,
19 ítems del Cuestionario de Adversidad Infantil, junto con
dos elementos del DIP (evaluación de la pérdida de los padres y el divorcio de los padres)
durante la infancia de los encuestados) se utilizaron para crear siete
subtipos de adversidad infantil (Tabla 1). El cuestionario
aplicado a las adversidades experimentadas sólo en relación con los padres.
Se otorgó la aprobación para acceder a los datos anonimizados de ASRB
del comité de acceso de la ASRB. Aprobación de ética de investigación para usar
los datos anonimizados de ASRB fueron otorgados por la Universidad de
Panel Asesor de Ética de Investigación Humana de Nueva Gales del Sur (Social/
Salud) (referencia: 9_10_036).
2.4. análisis estadístico
Todos los análisis estadísticos se realizaron con PASW versión 18
(SPSS Inc., 2009). Se investigaron las diferencias entre los grupos
utilizando pruebas t, análisis de chi-cuadrado o ANOVA. Análisis multivariados
se realizaron para determinar las características asociadas con la EP
puntajes de conglomerados, usando regresiones lineales o logísticas (con cada modelo
controlando por género debido a las diferencias de grupo). una interacción
Se creó un término para los análisis multivariados para examinar las diferencias entre Sz
y HC. Debido al número de estadísticas
comparaciones realizadas, todos los valores de significación se establecieron en p < 0,01.
3. Resultados
3.1. Características de la muestra
Los participantes Sz eran significativamente más jóvenes y más propensos a ser
hombres que los participantes de HC. Como era de esperar, el grupo Sz tenía menos
logros educativos, tenían más probabilidades de haber estado desempleados en el año
anterior a la entrevista, tenían GAF significativamente más bajo
puntajes, así como puntajes de CI más bajos tanto en WTAR como en WASI,
en comparación con los controles (Tabla 1). La magnitud de la diferencia de edad.
era pequeño y, por lo tanto, no se tuvo en cuenta en posteriores

tabla 1
Características de la muestra de participantes con esquizofrenia (Sz) y controles sanos (HC).

Tamaño (n = 549) HC (n ¼ 572) Comparación

Sociodemografía
Género masculino) 67.1 44.6 c2 1 ¼ 59,29 O 2,54
(95% IC 2.00e3.23)**
Edad (media, DE) 39.5 41.8 t1106 ¼ 3,16*
Años de educación (media, DE) 13,0 15,1 t1135 ¼ 11,65**
% Desempleado (último año) 45,4 4,7 c2 1 ¼ 249,23 O 16,67
(IC 95% 10,99e25,64)**

Funcionamiento clínico
Evaluación Global del Funcionamiento (GAF) (media, SD) 53,1 83,5 t963 ¼ 42,55**
WTAR (CI premórbido) (media, DE) 97,8 105,7 t1033 ¼ 10,04**
WASI (CI e puntuación total equivalente) (media, DE) 102,9 116,4 t1041 ¼ 17,51 **

adversidad infantil
Abuso físico (% cualquiera) 27.4 13.7 2,69 (1,89e3,82)**
(Un padre abusó físicamente de mí; recibí demasiado castigo físico)
Desventaja financiera (% cualquiera) 25.3 16.7 1,87 (1,33e2,61)**
(Crecí en la pobreza o en dificultades financieras)
Abuso sexual (% cualquiera) 7.7 1.3 8.46 (3.46e20.70)**
(Fui abusado sexualmente por uno de mis padres)
Abuso emocional 44.8 22.4 3,53 (2,60e4,81)**
(Fui abusado verbalmente por uno de mis padres; sufrí humillaciones, burlas,
intimidación o crueldad mental por parte de un padre; fui testigo físico
o abuso sexual de otros en mi familia)
Negligencia emocional (% cualquiera) 56.1 26,8 3,68 (2,75e4,92)**
(Mis padres no hicieron lo mejor por mí; no tuve una infancia feliz;
Yo estaba descuidado; No tuve una educación normal; sin figura paterna o padre
(o sin figura materna o madre) no fue cariñoso conmigo)
Pérdida (% cualquiera) 41.4 32.4 1.45 (1.13e1.86) *
(padre muerto durante la infancia; padres divorciados durante la infancia)
Disfunción familiar (% cualquiera) 90.4 71.7 4,26 (2,88e6,30)**
(la madre o el padre sufrieron problemas nerviosos o emocionales o depresión;
la madre o el padre tuvieron problemas con la bebida o el consumo de drogas; conflicto o tensión
en el hogar mientras crecía; Tuve una educación estrictamente autoritaria o reglamentada)

* p < 0,01.
** p < 0,001.
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Tabla 2
Prevalencia de "posible EP" entre participantes con esquizofrenia (Sz) y controles sanos (HC).

Grupo: % Presente con original Comparación % Presente con Comparación Dimensional Comparación
corte (3 o >) O (95% IC) umbral más altoa puntuación (media, SD)

escala de DP S HC S HC S HC
(n = 549) (n = 572) (n = 549) (n = 572) (n = 549) (n = 572)
Grupo A: 73.1 35.2 5,00 (3,86e6,47)** 53,5 1,56 17.4 5,45 (4,12e7,19)** 5,73 (3,3) 3,21 (2,2) t923 ¼ 14,72**
Paranoico 48.4 18.1 (1,43e1,70)** 34,2 1,53 6.5 7,44 (5,08e10,90)** 2,6 (1,8) 1,5 (1,2) t921 ¼ 11,56**
Esquizoide 62.2 25,8 (1,14e1,65)** 43,6 3,49 12.5 5,39 (3,97e7,31)** 3,2 (2,0) 1,7 (1,5) t970 ¼ 13,25**
Grupo B: 55.5 26.3 (2,71e4,51)** 45,4 1,57 11.2 6,63 (4,83e9,09)** 6,31 (4,1) 3,07 (2,9) t950 ¼ 15,01**
Hostil 25,2 13,5 (1,41e1,74)** 10,1 1,55 2,4 4,61 (2,49e8,56)** 1,5 (1,4) 0,7 (1,1) t1031 ¼ 10,59**
Impulsivo 22,2 6,6 (1,39e1,73)** 9,2 2,38 2,9 3,35 (1,88e5,96)** 1,4 (1,4) 0,7 (1,0) t973 ¼ 9,30**
Límite 25,4 4,0 (2,07e2,72)** 10,5 1,49 1,3 9,02 (4,07e19,98)** 1,6 (1,4) 0,5 (0,86) t892 ¼ 15,61**
Histriónico 28,4 10,5 (1,34e1,66)** 11,6 3,68 4,4 2,88 (1,77e4,69)** 1,7 (1,3) 1,1 (1,1) t1050 ¼ 8,36**
Grupo C: 72,3 41,6 (2,85e4,74)** 57,9 1,12 18,8 5,95 (4,52e7,84)** 7,71 (4,7) 3,71 (3,2) t941 ¼ 16,20**
Anancástico 55,2 35,7 (1,05e1,20)** 35,6 1,87 20,8 2,10 (1,60e2,76) ** 2,8 (1,9) 2,0 (1,8) t1080 ¼ 6,74 **
Ansioso 55,0 12.3 (1,71e2,04)** 38,5 1,93 5.8 10,16 (6,83e15,11)** 2,8 (2,0) 0,9 (1,3) t903 ¼ 18,40**
Dependiente 41,1 9,3 (1,74e2,15)** 25,0 3,31 2,6 12,72 (7,23e22,40)** 2,2 (1,7) 0,8 (1,0) t875 ¼ 15,29**
cualquier PD 83,2 59,9 (2,49e4,40)** 65,2 18,9 8,01 (6,06e10,59)** 19,8 (10,8)b 10,0 (6,7)b t891 ¼ 17,83**

1 grupo de DP solamente 11,6 25,8 19,1 22,6 N/A N/A N/A

Dos grupos de DP 25,4 Tres 25,0 c2 3df ¼ 217,05** 20,6 7,4 c2 3df ¼ 247,82**
grupos de DP 46,2 9,1 32,2 3,3

* p < 0,01.
** p < 0,001.
a
Punto de corte de 4 o más para cada PD individual; 6 de 16 (Grupo A), 7 de 23 (Grupo B), 7 de 20 (Grupo C) y 16 de 59 (en general cualquier DP).
b Utiliza la puntuación dimensional total de PD.

análisis de datos, pero la diferencia de género fue de suficiente magnitud para incluir esta
variable como una covariable en todos los análisis posteriores.
análisis
3.2. Prevalencia de rasgos de personalidad anormales en esquizofrenia y
controles saludables
Como se muestra en la Tabla 2, los participantes Sz fueron significativamente más
probabilidades de dar positivo para todos los subtipos de PD usando el original
corte recomendado por Loranger et al. (1997) en el diseño de la
IPDEQ (respaldar 3 o más rasgos), o los umbrales más altos recomendados por otros
investigadores que utilizan el IPDEQ (respaldar 4 o más
más rasgos) (Slade et al., 1998; Lewin et al., 2005). Usando el más alto
umbrales, las personas con Sz tenían más de 8 veces más probabilidades de
resultado positivo para cualquier PD (es decir, puntuación de 16 de 59), más de 5 veces
más probabilidades de dar positivo para el grupo A (es decir, 6 de 16), más de 6
veces más probabilidades de dar positivo para el grupo B (es decir, 7 de 23),
y casi 6 veces más probabilidades de dar positivo para el grupo C (es decir,
7 de 20) PD. También se detectó una superposición sustancial entre los clústeres.
notado, con los participantes Sz significativamente más propensos a evaluar
positivo en los tres grupos en comparación con los controles (32% en comparación
al 3% usando los umbrales más altos).
3.3. Factores asociados con rasgos de personalidad aberrantes
Una serie de características clínicas y cognitivas evaluadas en
tanto los participantes de Sz como los de HC fueron examinados con respecto al grupo de PD
puntajes, como se muestra en la Tabla 3.

Tabla 3
Características clínicas y resultados cognitivos asociados con cada gravedad de las puntuaciones en cada grupo de TP.

Puntuación del grupo A Puntuación del grupo B Puntuación del grupo C

Adversidad infantila
Abuso físico No significativo Efecto principal (B ¼ 1,81, SE ¼ 0,48)** Insignificante
Abuso emocional No significativo Efecto principal (B ¼ 1,05, SE ¼ 0,41)* Insignificante
Descuido emocional No significativo Efecto principal (B ¼ 0,96, SE ¼ 0,38)* Insignificante
Pérdida Solo controles Efecto principal (B ¼ 1,60, SE ¼ 3,22)** Insignificante
(B = 1,22, SE = 0,19) **

Características clínicasb
Intento de suicidio (de por vida) Insignificante Efecto principal (B ¼ 0,20, SE ¼ 0,08)* Insignificante
Resultados cognitivosc
RBANS Insignificante Efecto principal (B ¼ 0,61, SE ¼ 0,24)* Insignificante

Características evaluadas solo entre los participantes con esquizofreniad

Edad de inicio Sz Insignificante B ¼ 0,46, SE ¼ 0,11** B ¼ Insignificante
Ideación suicida (de por vida) Insignificante 0,09, SE ¼ 0,04* O 1,09 (1,02e1,17) Insignificante
SANS afectan Insignificante Insignificante B ¼ 0,07, SE ¼ 0,02 **

* p < 0,01.
** p < 0,001.
a
Subtipos de adversidad infantil no asociados significativamente con ninguna de las dimensiones del grupo de TP: abuso sexual, desventaja financiera y disfunción familiar.
b
Características clínicas no asociadas significativamente con ninguna de las dimensiones del grupo de TP: discapacidad personal, discapacidad social, evaluación global del funcionamiento, vida
abuso/dependencia de alcohol, abuso/dependencia de cannabis de por vida, abuso/depresión de otras drogas de por vida, desempleo del último año.
C
Resultados cognitivos no asociados significativamente con ninguna de las dimensiones del grupo de TP: WTAR, WASI, LNS, COWAT.
d
Características específicas de la esquizofrenia no asociadas significativamente con ninguna de las dimensiones del grupo de TP: modo de aparición de la enfermedad (gradual o aguda), curso de la enfermedad
(crónica frente a episódica), subescalas SANS (alogia, abulia, asocialidad), alucinaciones, puntuación de síntomas, puntuación de síntomas delirantes, puntuación total de síntomas positivos, síntoma de depresión
puntuación, funcionamiento laboral premórbido y funcionamiento social premórbido.
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3.3.1. Las características clínicas y cognitivas y el número de grupos de
personalidad en pacientes con esquizofrenia Sz que alcanzaron los umbrales
para más de un grupo de TP informaron significativamente más ideas suicidas e
intentos de suicidio que aquellos pacientes que no alcanzaron los umbrales de detección
para ningún grupo de personalidad. Además, los pacientes Sz que alcanzaban los
umbrales para los tres grupos de personalidad presentaban un deterioro más significativo
en la función cognitiva (puntuación total de RBANS) que los que tenían resultados
positivos para un solo grupo de personalidad. Finalmente, la edad de inicio fue más baja
para aquellos pacientes Sz que alcanzaron el umbral para tres grupos de personalidad,
en comparación con aquellos que alcanzaron el umbral para ninguno (Tabla 4).
3.3.2. Características clínicas y cognitivas asociadas con distintos grupos de
personalidad En términos de características clínicas, el único hallazgo significativo fue
un efecto principal para los intentos de suicidio a lo largo de la vida en asociación
con puntajes más altos del grupo B, tanto en los casos de Sz como en los de HC (Tabla
3). No se encontraron asociaciones entre las puntuaciones del grupo A y el deterioro del
rendimiento cognitivo en ninguna de las medidas de la función cognitiva. Sin embargo,
los individuos con puntajes más altos del grupo B se desempeñaron significativamente
peor en las medidas cognitivas evaluadas por el RBANS, sin diferencias en el patrón de
asociación para los participantes Sz y HC (Tabla 3). No hubo efectos significativos para
el CI u otras medidas cognitivas (es decir, WTAR, WASI, COWAT y LNS). Para explorar
más a fondo la relación entre la cognición y los rasgos del TP, las cinco subescalas de
RBANS se evaluaron por separado. Los individuos con puntajes más altos de PD del
grupo B tenían significativamente más probabilidades de mostrar solo puntajes de
lenguaje RBANS más bajos (B = 0.655; SE = 0.21; p = 0.002), sin que se observara
diferencia en este patrón para los participantes Sz y HC. No hubo asociaciones
significativas con el grupo C
puntuaciones.
3.3.3. Características específicas de los participantes con esquizofrenia solamente
Se evaluaron varias características clínicas solo en Sz, incluido el inicio y el curso
de la enfermedad, y las puntuaciones de los síntomas. Las puntuaciones más altas del
Grupo B se asociaron con una edad significativamente más baja de
aparición de Sz y niveles más altos de ideación suicida a lo largo de la vida (Tabla 3).
Contrariamente a nuestras hipótesis, no hubo relaciones significativas entre las
puntuaciones del grupo B y el abuso de sustancias, la gravedad de los síntomas positivos
(delirios y alucinaciones) y el funcionamiento global medido por la escala GAF; tampoco
las puntuaciones del grupo A se asociaron con un aumento de los síntomas negativos o
el curso crónico de la enfermedad.
Entre los participantes Sz, las puntuaciones más altas del grupo C se asociaron
significativamente con puntuaciones más altas de la subescala de afecto embotado
SANS (Tabla 3). Para investigar esto más a fondo, cada una de las 7 subescalas de
afecto de SANS se examinó con respecto a las puntuaciones del grupo de TP: las
puntuaciones más altas del grupo C se asociaron con puntuaciones de afecto más altas
de SANS para la expresión facial invariable (B ¼ 0,09; SE ¼ 0,02; p < 0,000), disminución
del movimiento espontáneo (B ¼ 0,04; SE ¼ 0,02; p ¼ 0,003), escasez de gestos
expresivos (B ¼ 0,05; SE ¼ 0,02; p ¼ 0,01) y falta de inflexión vocal (B ¼ 0,07; SE ¼
0,02; p < 0,000) subescalas.
3.3.4. Adversidad infantil La
prevalencia de cada subtipo de adversidad infantil se presenta en la Tabla 1. En
relación con HC, los participantes Sz tenían significativamente más probabilidades de
experimentar cada tipo de adversidad infantil. Ninguno de los subtipos de adversidad
infantil se asoció significativamente con puntajes más altos en la escala del grupo C, ya
sea para los participantes Sz o los controles. La pérdida (muerte de los padres o divorcio)
fue el único subtipo de adversidad infantil que se encontró asociado con puntajes más
altos en la escala del grupo A, pero fue estadísticamente significativo solo para los
controles (Tabla 3). Por el contrario, se encontró que varios subtipos de adversidad
infantil estaban asociados con las puntuaciones del grupo B tanto para Sz como para
controles (es decir, todos fueron estadísticamente significativos solo como efectos
principales); estos fueron pérdida, negligencia emocional, abuso emocional y abuso
físico (Tabla 3). No se encontraron relaciones con las puntuaciones del grupo B para la
desventaja financiera, el abuso sexual o la disfunción familiar. Después de controlar por
género, solo el abuso físico siguió siendo significativamente predictivo de puntajes más
altos del grupo B para los participantes Sz y HC (B = 1.60; SE = 0.58; p = 0.006).
4. Discusión
Este estudio examinó los correlatos clínicos, cognitivos y experienciales (es decir, la

Tabla 4 adversidad infantil) de grupos de rasgos de personalidad anormales en una gran muestra
Características clínicas asociadas a la ocurrencia de más de un cluster de personalidad en la esquizofrenia. de pacientes Sz y adultos sanos. Utilizando criterios más estrictos que los recomendados
en el manual para el uso del evaluador IPDEQ para TP, confirmamos nuestra primera

Número Puntuación hipótesis de que los participantes Sz tenían significativamente más probabilidades que
Comparación
de clústeres media o proporción los controles sanos de dar positivo para cualquier PD ICD-10 (65% vs. 19 %), así como
de DP para cada grupo de TP (A: 54 % frente a 17 %; B: 45 % frente a 11 %; C: 58 % frente a
Puntuación 0 81,5 F (3, 530) = 3,04, p = 0,03 diferencia 19 %). De acuerdo con investigaciones previas, la superposición sustancial entre los
RBANS (media) 1 83,3 post-hoc 1 y 3 (p = 0,02) grupos fue significativamente más probable entre los individuos con Sz en comparación
2 81,3
con los controles sanos, con más del 50 % de los casos de Sz que cumplían los criterios
3 78.4
para más de un grupo de EP y el 32 % de los Sz (en relación con solo el 3 % de los
suicidio de por vida 0 20,1 c2 3 ¼ 14,1; p < 0,01 casos de Sz). controles) que respaldan los elementos por encima de los criterios de
intento (% sí) 1 37,0 umbral para los tres grupos de TP (Lindstrom et al., 2000; Simonsen et al., 2008). En
2 31,8 análisis posteriores en Sz, el respaldo por encima del criterio de umbral para los tres
3 38,4
grupos de TP se relacionó significativamente con una edad de inicio más temprana y un
peor funcionamiento cognitivo en relación con los pacientes Sz con rasgos aberrantes
Edad de inicio (media) 0 1 25,0 F (3, 532) = 3,80, p = 0,01 diferencia
22,9 en menos grupos de TP, mientras que aquellos que dieron positivo para uno o más
post-hoc 0 y 3 (p = 0,02)
2 24.3 grupos El grupo de TP informó una mayor probabilidad de comportamiento suicida en
3 22.7 relación con aquellos que alcanzaron los umbrales para los grupos sin PD.

suicida de por vida 0 55.4 c2 3 ¼ 13,4; p < 0,01

El aumento de la prevalencia de rasgos de personalidad anormales en Sz revelado aquí
ideación (% sí) 1 74,3
2 68,5
sugiere que la presencia de TP comórbido puede ser más alta de lo estimado previamente
3 71,9 a través de un metanálisis (40%) (Newton Howes et al., 2008), aunque solo un poco
más alta que la prevalencia informada en la mayor encuesta epidemiológica nacional de
Efecto SANS 0 1.5 Insignificante personas con esquizofrenia u otra enfermedad/episodio psicótico (60 %)
(puntuación media) 1 1.6
2 1.6
(McMillan et al., 2009). Sin embargo, observamos que el uso actual del filtro IPDEQ
3 1.6
puede inflar las estimaciones de PD, sin el alcance
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358 EA Moore et al. / Revista de Investigación Psiquiátrica 46 (2012) 353e359
aplicar criterios diagnósticos estrictos para la clasificación de los TP basados en entrevistas
clínicas estructuradas.
En confirmación parcial de nuestro segundo conjunto de hipótesis, las características
de personalidad del grupo B se asociaron significativamente con mayores intentos de
suicidio, menor rendimiento cognitivo y la experiencia de la adversidad infantil reflejada en
abuso físico y emocional, negligencia emocional y/o pérdida; en particular, estas asociaciones
se revelaron como efectos principales tanto en Sz como en participantes sanos, sin efectos
diferenciales para casos y controles.
Sin embargo, el aumento de la ideación suicida y la edad de inicio más temprana se
asociaron con las puntuaciones del grupo B solo en los casos de Sz. Contrariamente a
nuestras hipótesis, no encontramos asociación entre las puntuaciones del grupo B y el uso
indebido de drogas, el funcionamiento reducido o los síntomas positivos. No se confirmó
ninguna de las asociaciones predichas con las puntuaciones del grupo A propuestas en
nuestro tercer conjunto de hipótesis. En nuestros análisis exploratorios de las características
de personalidad del grupo C, encontramos una asociación con calificaciones generales más
altas de embotamiento afectivo en la esquizofrenia.
Nuestros hallazgos de un aumento de los intentos de suicidio en asociación con las
características de personalidad comórbidas del grupo B tanto en Sz como en HC son
consistentes con la evidencia previa de comportamiento suicida en el TP límite (Gunderson
y Ridolfi, 2001). De hecho, las amenazas o gestos suicidas recurrentes son una característica
diagnóstica central del TLP (American Psychiatric Association, 2000). Los intentos de suicidio
a lo largo de la vida ocurren en el 60%-70% de los casos diagnosticados, siendo comunes
los múltiples intentos a lo largo de la vida (Gunderson y Ridolfi, 2001). Además, la presente
asociación entre las características de personalidad del Grupo B y la función cognitiva
reducida son consistentes con un metanálisis de los déficits neuropsicológicos asociados
con el TLP en comparación con controles sanos (Ruocco, 2005).
Otros hallazgos presentados aquí están menos establecidos en Sz, como la asociación
significativa entre las características de personalidad del grupo B y una edad más temprana
de inicio: estudios previos han documentado una edad más temprana de inicio de otros
trastornos psiquiátricos (es decir, dependencia del alcohol, trastorno bipolar y depresión
mayor) en asociación con TLP comórbido (Bellino et al., 2005; Dom et al., 2006; Goldberg y
Garno, 2009), pero ningún estudio ha examinado explícitamente la aparición de Sz en el
contexto de la EP. El posible papel de los rasgos de personalidad que reflejan la
desregulación de las emociones en la precipitación del inicio temprano de la psicosis en
individuos vulnerables merece una investigación sistemática. Además, la asociación actual
entre el afecto embotado y los rasgos superiores del grupo C es consistente con hallazgos
previos en los que los síntomas negativos se asociaron con la ansiedad (Penn et al., 1994),
y el hallazgo de que el afecto plano en la esquizofrenia se asocia con síntomas normales . o
incluso mayor emotividad (Kring et al., 1993).
Finalmente, las asociaciones entre la adversidad infantil (es decir, pérdida, negligencia
emocional, abuso emocional y abuso físico) y las características de personalidad del grupo
B tanto en Sz como en adultos sanos son consistentes con muchas investigaciones previas:
los TP del grupo B están asociados con una historia de abuso físico, negligencia emocional
y pérdida de los padres (muerte de los padres o separación/divorcio) (Laporte y Guttman,
1996; Lobbestael et al., 2010). Además, la pérdida de los padres en la infancia (ya sea la
muerte de los padres o el divorcio) se ha asociado con una mayor paranoia de rasgos
(Laporte y Guttman, 1996).
La asociación entre la pérdida de la infancia y las características de personalidad del Grupo
A se limitó solo a los participantes de control; esto quizás no sea sorprendente dado que Sz
podría decirse que tiene mucho en común con las características de los subtipos de TP
paranoide y esquizoide. Además, varios estudios han documentado tasas elevadas de
maltrato infantil (típicamente abuso sexual o físico) entre personas con psicosis (Morgan y
Fisher, 2007).
Sin embargo, nuestros hallazgos sobre la adversidad en la niñez no son consistentes
con una asociación previamente reportada entre el abuso sexual infantil y Sz y TLP
comórbidos (Lysaker et al., 2004; Kingdon et al., 2010). Esta falta de consistencia puede
deberse a que la muestra es más pequeña.
tamaño utilizado por Lysaker et al. (2004). Alternativamente, es posible que el presente
estudio no haya podido identificar una proporción sustancial de individuos que pueden haber
experimentado abuso sexual en la niñez perpetrado por una figura no paterna, dada la
definición limitada utilizada para evaluar el abuso sexual en la niñez (es decir, solo se hizo
una pregunta específicamente). sobre el abuso sexual por parte de uno de los padres). Por
lo tanto, los estudios futuros deberían examinar experiencias más amplias de abuso.
Además, observamos que la evaluación de las características anormales de la personalidad
en el estudio actual estuvo limitada por el uso de un filtro para diagnósticos potenciales de
TP según la CIE-10; es probable que esto tenga estimaciones infladas de la prevalencia de
la EP en Sz en este estudio y también puede estar limitado por la confianza en las
calificaciones de autoinforme (dependiendo de la percepción adecuada del participante).
Finalmente, la superposición sustancial en los grupos de personalidad informados entre
individuos con Sz impidió la asignación categórica de pacientes Sz a grupos mutuamente
excluyentes que pueden ser más válidos para evaluar el impacto de las características de
personalidad que ocurren concomitantemente con Sz.
En resumen, el presente estudio sugiere que los rasgos de TP ocurren en una alta
proporción de individuos con Sz en relación con HC, y pueden tener un impacto significativo
en las características clínicas y el deterioro cognitivo en Sz. Nuestros hallazgos sugieren
que los efectos de los rasgos de personalidad aberrantes en más de un grupo de TP pueden
acumularse en Sz y asociarse con peores resultados clínicos (es decir, menor edad de inicio,
funcionamiento cognitivo reducido y mayor prevalencia de comportamiento suicida). La
importancia de estos hallazgos es notable dada la falta de datos prospectivos más sólidos
(Newton-Howes et al., 2007).
También es posible que las diferencias significativas considerables entre los casos de Sz en
comparación con los de HC en las medidas del funcionamiento actual (p. ej., desempleo,
GAF, discapacidad física y social) puedan haber explicado cualquier falta de diferencia
cuando se agregaron los rasgos de TP al modelo. Además, nuestros hallazgos de mayor
tendencia al suicidio, mala cognición y antecedentes de trauma infantil en asociación con las
características de personalidad del Grupo B parecen aplicarse igualmente a los casos Sz y
HC, y son consistentes con los efectos documentados del trauma psicológico severo. Los
hallazgos sugieren, lo que es más importante, que el impacto de los rasgos de personalidad
anormales en Sz debe considerarse en relación con el comportamiento suicida potencial.
Los estudios longitudinales del desarrollo de la psicosis desde la primera infancia, utilizando
medidas integrales de los trastornos del Eje II, serían útiles para determinar las relaciones
temporales entre los rasgos de personalidad relacionados con el trauma y la aparición de
características clínicas y cognitivas de los trastornos psicóticos.
Papel de la fuente de financiación
El financiamiento para este estudio fue proporcionado por NSW Health, el Consejo
Nacional de Investigación Médica y de Salud de Australia, la Fundación Pratt, Ramsay
Health Care, la Fundación Benéfica Viertel y el Instituto de Investigación de Esquizofrenia.
Estas agencias de financiamiento no tuvieron más papel en el diseño del estudio; en la
recopilación, análisis e interpretación de datos; en la redacción del informe; y en la decisión
de enviar el artículo para su publicación.
Colaboradores
Todos los autores contribuyeron al diseño del estudio y redactaron la propuesta. El autor
Moore realizó la búsqueda bibliográfica, el análisis estadístico y escribió el primer borrador
del manuscrito.
El autor Green y Carr contribuyeron a la interpretación de los resultados y a los borradores
posteriores del manuscrito. Todos los autores contribuyeron y aprobaron el manuscrito final.
Conflicto de intereses
Todos los autores declaran no tener conflicto de intereses.
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Agradecimientos
Este estudio se realizó con el apoyo del Instituto de Investigación
de la Esquizofrenia utilizando fondos de infraestructura de NSW Health
y el Banco Australiano de Investigación de la Esquizofrenia (ASRB),
que cuenta con el apoyo del Consejo Nacional de Investigación Médica
y de Salud de Australia, la Fundación Pratt, Ramsay Health Care , la
Fundación Benéfica Viertel y el Instituto de Investigación de la
Esquizofrenia. MJG cuenta con el apoyo del Consejo de Investigación
de Australia (FT0991511).
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