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INT.J.PSYCHOL.RES. 2016; 9 (1): 98-112

Posibles biomarcadores en los

trastornos de la personalidad: actual
Estado y futuras investigaciones.
Potenciales Biomarcadores en Trastornos de
la Personalidad: estado actual y trabajo
futuro
Revisar
manuela valenciaay Jorge Mauricio Cuartas Ariasabdominales*

aInvestigador asociado, Grupo de Investigación Salud Comportamental y Organizacional, Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia.

BFacultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia.

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO

ABSTRACTO Historial del artículo:

Este artículo de revisión presenta las estrategias más adecuadas para examinar el Recibido: 15-09-2015
fenotipo de los trastornos de personalidad. En la actualidad existen numerosos estudios Revisado: 31-10-2015
neurobiológicos y moleculares que sugieren una predisposición genética a diferentes Aceptado: 01-12-2015
rasgos representativos de los trastornos de personalidad expresados. No obstante, no ha
sido posible replicar con precisión y éxito tales resultados debido a algunas dificultades Palabras clave:personalidad
relacionadas con la sensibilidad, especificidad y validez de los métodos de evaluación trastornos, ERP,
clínica, y el tamaño y tipo de la población elegida y los diseños experimentales utilizados biomarcadores, candidato
para la investigación. Desafortunadamente, los diagnósticos realizados en psiquiatría y genes
psicología tienen un sistema de clasificación basado en la prevalencia e intensidad de los
síntomas y no tienen en cuenta la etiología, la neurobiología, la epidemiología, la genética
y las respuestas a los medicamentos. Por otro lado,

RESUMEN
Este artículo de revisión presenta las estrategias más apropiadas para el estudio de
endofenotipos en los trastornos de personalidad. Actualmente existen muchos estudios
neurobiológicos y moleculares que sugieren una predisposición genética a diferentes rasgos Palabras clave:
característicos elevados en dichos trastornos. No obstante, la replicación exitosa de tales trastornos de
resultados no ha sido posible, debido a dificultades relacionadas con la sensibilidad, personalidad, ERP,
especificidad y validación de los métodos implementados en las evaluaciones clínicas; el biomarcadores, genes
tamaño y tipo de poblaciones elegidas, y los diseños experimentales implementados. candidatos.
Desafortunadamente, los diagnósticos hechos en psiquiatría y psicología cuentan con un
sistema de clasificación basado en la prevalencia y la intensidad de los síntomas, sin tener en
cuenta la etiología, neurobiología, epidemiología, genetica y la respuesta a los medicamentos.
Por otra parte, explicar la fenomenología de los trastornos de personalidad y como los genes
expresan el fenotipo, implica una revisión de la teoría del caos, direccionándola a la conexión
entre en neurodesarrollo, eventos estresantes significativos durante la infancia temprana y
modificaciones en el ADN asociados a eventos estocásticos que contribuyen al desarrollo de
conductas normales y anormales.
*Autor correspondiente:Jorge Mauricio Cuartas Arias, Facultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia. Dirección de correo
electrónico:mauricio.cuartas@usbmed.edu.co.

ISSN impreso 2011-2084 ISSN electrónico 2011-2079

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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
1. INTRODUCCIÓN
Aún no se han establecido los costos en términos de salud
pública para los trastornos de la personalidad en los países
en desarrollo. Sin embargo, sí sabemos que las conductas
provocadas por estos trastornos disminuyen la calidad de
vida y una pérdida importante de capital humano. Los
trastornos de personalidad son una condición de salud
mental grave responsable de la historia individual de arresto
criminal, violencia interpersonal y conductas suicidas.
Además, los trastornos de la personalidad se asocian con
morbilidad y mortalidad médica.Samuels, 2011).
2. PREVALENCIA DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Los trastornos de personalidad (TP) son descritos por la
Asociación Estadounidense de Psiquiatría y el Manual Estadístico
de los Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5) como “un
patrón duradero de experiencia interna y comportamiento que
se desvía marcadamente de las expectativas de la cultura del
individuo, es omnipresente e inflexible, tiene un inicio en la
adolescencia o en los primeros años de la edad adulta, es
estable a lo largo del tiempo y provoca angustia o deterioro”.
El DSM-5 identifica diez TP agrupados en tres grupos
basados en similitudes descriptivas. Ver tabla 1. Datos
presentados por la Encuesta Epidemiológica Nacional
sobre Alcohol y Condiciones Relacionadas (NESARC),
Tabla 1.Clasificación de los Trastornos de la Personalidad DSM V
Clústeres Características
Grupo A Extraño o excéntrico
Grupo B Dramático, emocional o errático
Clúster C Ansioso o temeroso
3. EL CONCEPTO DE BIOMARCADOR
Es importante tener en cuenta que un biomarcador es
solo un indicador de procesos biológicos, ya que no juega
un papel causal en el curso de una enfermedad y, por lo
tanto, puede ser similar a una señal biológica que apunta
hacia la presencia de un patología específica -
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
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REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
estimó que el 15% de los adultos norteamericanos cumplen los
criterios para un trastorno de personalidad. De acuerdo con el
DSM-5, la prevalencia para los trastornos del grupo A es del 5,7 %,
del grupo B, del 1,5 % para el grupo C, del 6,0 % y del 9,1 % para
cualquier trastorno de personalidad. (DSM-5, 2013). Vertabla 1.
La ocurrencia de trastorno de personalidad antisocial
(ASPD) a nivel mundial fluctúa entre 1 y 3% (Blanco et
al., 2010; Goldstein y subvención, 2009) un número
similar a la esquizofrenia o trastorno afectivo bipolar
escribe. Sin embargo, los estudios biomédicos son enormes (
Cuartas Arias et al., 2011) para los últimos en comparación
con ASPD; esto significa que el impacto negativo que
conlleva el TPA para los individuos y las sociedades aún no
ha sido suficientemente evaluado y esto constituye un
fenómeno nocivo en el desarrollo y la salud mental colectiva,
así como su alto costo cultural y social.
Las tasas de aparición varían según la cultura y el
contexto en el que se establezcan los patrones de
comportamiento característicos del TP. Por lo tanto, no
existe un consenso general a nivel mundial.
Generalmente la EP tiene un curso crónico, aunque se
evidencia una disminución de las conductas bizarras a
partir de los 40 años, lo que permite una importante
variación en la disminución y severidad de los síntomas
con el aumento de la edad (Boutwell y castor, 2008;
Huchzermeier et al., 2008).
Trastornos de personalidad
Paranoico
Esquizoide
esquizotípico
Antisocial
Límite
Histriónico
Narcisista
evitativo
Dependiente
Obsesivo compulsivo
por ejemplo, los niveles de melatonina como biomarcador
para la esquizofrenia (Carmeli, Knyazeva, Cuenod y Do, 2012;
Morera, Abreu-González, Henry y García-Hernández, 2009).
Según esto, lo habitual es que los biomarcadores sean
sustancias medibles –por ejemplo, macromoléculas como las
proteínas– que se utilizan para evaluar la presencia y el
riesgo de un determinado organismo orgánico.
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 REVISIÓN

IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA Biomarcadores en Trastornos de Personalidad

trastorno. Por lo tanto, una noción general sobre lo que
constituye un biomarcador es considerarlo como una
característica objetivamente medible que puede evaluar
condiciones normales y patológicas para que se utilice como
un indicador de la presencia y el grado en que un proceso
biológico está directamente relacionado con la clínica.
productos y síntomas de una enfermedad en particular (
Courtet, Gottesman, Jollant y Gould, 2011; DiLalla y
Gottesman, 1991). Es destacable destacar tres puntos que
Ritsner y Gottesman (2009)exponer para determinar la
eficacia de un biomarcador, a saber, 1) un biomarcador debe
representar un proceso fisiopatológico básico y detectar una
característica fundamental del trastorno; 2) un biomarcador
debe ser específico para una patología en contraste con
otras; y 3) un biomarcador no debe consistir en
sintomatología clínica (Bertelsen, 2011).
Además de la definición general que se ha dado de
biomarcador, cabe señalar que dependiendo del campo de
aplicación pueden existir varios tipos de biomarcadores (
Ritsner y Gottesman, 2009,pág. 6). Por lo tanto, de acuerdo
con el propósito de este artículo, clasificamos los
biomarcadores como se muestra enTabla 2.

Tabla 2.Clasificación de biomarcadores

Categorías Biomarcadores Autores

marcadores endocrinológicos para evaluar la vulnerabilidad a un
(Anthenelli, Maxwell, Geracioti y
trastorno específico. Por ejemplo: la hormona adrenocorticotropina
biomarcadores monales Hauger, 2001; Terburg, Morgan y
(ACTH), la relación testosterona-cortisol y el hipotálamo-hipófisis-
Van Hok, 2009).
eje suprarrenal (LHPA)

(Lobbestael, Arntz, Cima y

Se trata de potenciales cerebrales y cambios en las respuestas sensoriales Chakhssi, 2009; Meijer, Smulders,
y galvánicas. Por ejemplo, potenciales relacionados con eventos, Johnston y Merckelbach, 2007),
neurofisiológico
electroencefalografía, reactividad autonómica al estrés (sobresalto respuesta, anomalías cerebrales
biomarcadores
modulación refleja, reactividad de la conductancia de la piel, (imágenes por resonancia magnética), (
electromiografía, frecuencia cardíaca y reflejo pupilar Boccardi et al., 2011; Hecht, 2010;
Huebner et al., 2008)

(Carlson y tailandés, 2010; Fairchild y

al., 2009; Corredor et al., 2011), tiempo
Se trata de cambios en las funciones psicológicas superiores involucradas en de reacción (Blair et al., 2006), déficits en
neuropsicológico el procesamiento eficiente de la información. Por ejemplo, función el reconocimiento de afecto facial,
biomarcadores: ejecutiva, red de atención, desempeño psicomotor, decisión procesamiento emocional, procesos
haciendo de memoria de trabajo (Boccardi, et al.,
2011; Marsh y Blair, 2008; Prehn et al.
al., 2012).

3.1 Biomarcadores y endofenotipos efectos en la función neuronal, la fisiología y la neurocognición (

Cabe destacar la diferencia que existe entre los
biomarcadores y otro concepto cuya función es también, en
parte, dar cuenta de procesos biológicos: el endofenotipo.
Este término, también conocido como fenotipo intermedio,
fue tratado originalmente como un fenotipo interno que
podía ser utilizado como una variable clínica mucho más
rigurosa en el fenotipo estudiado, siendo así más confiable
para las búsquedas genéticas. Algunas de las características
más destacadas pertenecientes a los endofenotipos se
muestran en la tabla 3. Sin embargo, el componente más
importante de un endofenotipo que lo distingue de un
biomarcador es que pretende ser una variable intermediaria
en el curso causal de las patologías (Benjamín, Ebstein y
Belmaker, 2001, pág. 54) a través de la identificación de
polimorfismos genéticos que están asociados con
determinadas
Glen, 2010). Por lo tanto, es este papel causal lo que diferencia a
los endofenotipos de los biomarcadores, siendo estos últimos
solo indicadores de riesgo de los procesos biológicos, pero sin
desempeñar ningún papel causal.Ritsner & Gottesman, 2009,
pág.. 7) Habiendo realizado
esta distinción Entre endofenotipos y
biomarcadores es posible concluir que un biomarcador
simplemente apunta a la expresión fisiológica de condiciones
morfológicas, bioquímicas o moleculares particulares que están
estrechamente relacionadas con el estado de una enfermedad o
síndrome. Por lo tanto, un biomarcador candidato debe ser
sensible, específico, reversible y replicable en
farmacodinámica. Sin embargo, a pesar de que a
la expresión del biomarcador puede variar en intervalos de tiempo cortos
(desde horas hasta días), es evidente en el tiempo.

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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
3.1.1 Endofenotipos en la EP
El estudio de los endofenotipos proporciona evidencia para
identificar los genotipos base, los cuales están fuertemente
correlacionados con los rasgos de la EP. Además, estas bases
pueden proporcionar información sobre la susceptibilidad a
esos trastornos. Como se mencionó anteriormente, los
estudios diseñados con gemelos, familias y familias
adoptivas también sugieren que un componente genético
está involucrado no solo en la personalidad sino también en
la EP (Siever, 2005). Debido a la estabilidad de los rasgos en
PD, se facilitan los estudios basados en endofenotipos.
Estos rasgos y dimensiones interactivas se pueden formular
en el laboratorio para endofenotipos conductuales y
neurobiológicos, que brindan una comprensión cercana de
los genotipos subyacentes.Siever, 2005). Algunas de las
dimensiones clínicas estudiadas bajo el paradigma de los
endofenotipos son la impulsividad, la agresión, el
procesamiento de la información emocional, la atención, la
memoria de trabajo, entre otras. Además, las medidas
electrofisiológicas se pueden aplicar al diagnóstico,
prevención y tratamiento de la EP o diversas condiciones
clínicas (Kamarajan y Porjesz, 2015).
3.2 Biomarcadores y desarrollo en EP
Las complicaciones obstétricas pueden convertirse en
marcadores de vulnerabilidad en la expresión de rasgos
psicopáticos; esta condición podría originar daños
neurológicos y susceptibilidad al desarrollo de EP. Sobre
el tema, Allen y colaboradores evaluaron en 1998 algunos
factores asociados al embarazo y parto como las
relaciones familiares, la prematuridad y el consumo de
tabaco y observaron que las complicaciones obstétricas
estaban asociadas a la ocurrencia de conducta agitada,
impulsividad y actos antisociales. Algunas complicaciones
obstétricas se relacionaron con los trastornos
emocionales de la madre durante el embarazo; además,
la anoxia neonatal es un factor significativo de riesgo de
trastorno ASPD (Allen, Lewinsohn y Seeley, 1998;
Wermter et al., 2010). Raine y su grupo realizaron una
investigación longitudinal evaluando las relaciones entre
las complicaciones obstétricas y la posterior aparición de
psicopatología en una muestra de 4269 recién nacidos.
También se analizaron algunas de las variables como la
situación socioeconómica, las características mentales de
la madre, así como el rechazo de la madre (intento de
aborto, abandono del niño), mostrando que el rechazo de
la madre, se suma a algunos obstétricos. complicaciones
se asociaron significativamente a actos violentos en el
futuro (Raine, Brennan y Mednick, 1997). En otros
estudios problemas prenatales como preeclampsia,
prolapso del cordón umbilical y prolongación o
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
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REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
parto inducido, se han asociado con la ocurrencia de
conductas violentas entre los 6 y los 17 años (Allen, et
al., 1998; Bahmanyar, Montgomery, Weiss y Ekbom,
2008).
Por otro lado, el consumo y exposición a sustancias
tóxicas podría considerarse como un endofenotipo
potencial para el desarrollo de formas de conducta
agresivas e impulsivas, debido a que el feto se ve
afectado en su normal desarrollo si se consumen
sustancias psicoactivas durante el embarazo. Las
implicaciones del consumo de tabaco durante el
embarazo fueron analizadas por Fergunsson y
colaboradores en su investigación prospectiva durante 18
años con 1265 niños, en los que encontraron que el
consumo excesivo de tabaco se asocia con la aparición
de un mayor número de trastornos paidopsiquiátricos,
como el trastorno disocial y el consumo de alcohol (
Fergusson, Woodward y Horwood, 1998).
Estos hallazgos fueron respaldados por los de Brennan
quien encontró en un estudio retrospectivo de una
cohorte histórica de 4169 individuos que habían
cometido actos antisociales, una relación positiva entre la
cantidad de tabaco consumido y los actos violentos
durante la adolescencia y la edad adulta (Brennan
Pensilvania, 1999). El consumo de tabaco y el uso
materno de alcohol durante el embarazo podría tener
implicaciones en los circuitos noradrenérgicos,
serotoninérgicos y dopaminérgicos, los cuales influyen
negativamente en el cerebro y el desarrollo (Brookes et
al., 2006; Wermter, et al., 2010).
3.3 Biomarcadores en receptores y neurotransmisores para
la EP
Las Aminas Biogenéticas han sido un foco de investigación
en vista de su implicación en la presencia de conductas
violentas. En términos generales, la serotonina (5-HT) tiene
una acción inhibidora en el cerebro (Daw, Kakade y Dayan,
2002); la disfunción serotoninérgica se ha asociado
frecuentemente con comportamientos agresivos en
animales y seres humanos.
En primates, bajas concentraciones de 5-HIAA se han
relacionado con conductas reincidentes de agresión e
impulsividad.Dongju Seo, 2008; Fairbanks, Melega,
Jorgensen, Kaplan y McGuire, 2001; Mehlman et al., 1994) y
al control deficiente de los impulsos (Mehlman, et al., 1994).
Por el contrario, las bajas concentraciones de 5-HIAA se han
asociado repetidamente con la agresión a lo largo de la vida
en individuos con algún tipo de trastorno mental, ya sea
suicidio violento, impulsividad o actos homicidas
reincidentes.Dongju Seo, 2008; Moore, 2002).En
conformidad con estos recomendaciones, moore y
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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
Los colaboradores realizaron un metaanálisis que incluyó
20 estudios diferentes en los que se evidencia que los
niveles bajos de serotonina contribuyeron al
comportamiento impulsivo, que incluso se correlacionó
con algún tipo de delito. Diferentes estudios han
demostrado la asociación de la EP con una disminución
de la función del sistema serotoninérgico. La 5-HT es
quizás uno de los neurotransmisores más estudiados ya
que modula una serie de funciones biológicas y
psicológicas como la regulación endocrina, el estado de
ánimo, la libido, la regulación de la agresividad, etc.
Además, los receptores 5-HT se han asociado
repetidamente con la impulsividad y el comportamiento
agresivo en diferentes tipos de modelos animales, en el
que los investigadores han tratado de reconocer el tipo
de agresión que expresa Aunque las relaciones entre la
hipofunción de la serotonina y la conducta impulsiva han
sido consistentes con los aportes de las neurociencias
clínicas, aún existen pocos estudios que detallen esta
relación. Se ha sugerido que la hipofunción
serotoninérgica y su fuerte asociación con la conducta
impulsiva podría tener una base genética tal que la
deficiencia en la función serotoninérgica podría constituir
un biomarcador neuroquímico de la conducta impulsiva.
Seo Dongju, 2008). Otra molécula que ha resultado
interesante y que podría acabar como biomarcador en la
EP se refiere a los niveles plasmáticos de l-triptófano libre
de triptófano, aminoácido precursor de la 5-HT, que se
correlaciona con índices elevados en las escalas de
agresividad (Moller et al., 1996). Hasta el momento, el l-
triptófano libre y los aminoácidos competidores podrían
ser útiles como indicadores tempranos del desarrollo del
comportamiento impulsivo (Virkkunen et al., 2003).
Asimismo, la variación de MAO-A (monoaminooxidasa A),
se ha correlacionado con la reducción de la agresión en
ratones, probablemente como consecuencia del aumento
de los niveles de 5-HT (Nelson y Chiavegatto, 2001). Se
sabe que una reducción de la actividad de la MAO-A
plaquetaria se relaciona con la impulsividad y la EP y que
también se asocia con el 5-HAA en LCR, presentando así
una correlación inversa con índices en escalas que
buscan sensaciones e impulsividad (Schalling, Asberg,
Edman y Oreland, 1987). Además, estudios recientes han
replicado las interacciones gen x ambiente (G x E) que
involucran a la MAO-A, lo que indica que la actividad de la
variante genética de la MAO-A estaba más asociada a
rasgos del TP como la hostilidad y la impulsividad (
Fergusson, Boden, Horwood, Miller y Kennedy, 2011;
Philibert et al., 2011; Reti et al., 2011)
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
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REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
3.4 Biomarcadores de Expresión Emocional
Las implicaciones de la expresión facial fueron inicialmente
formuladas por Charles Darwin en 1872; Posteriormente,
muchas investigaciones han sugerido que las emociones
básicas en los seres humanos se pueden identificar a través
de las expresiones faciales y la activación cerebral (Panksep,
1992; Ortony Turner &, 1990). En cuanto a las personas con
EP, los estudios con PET han demostrado que un bajo nivel
de activación en el área prefrontal ventromedial podría
influir en un circuito cerebral que representa un
biomarcador en el que hay alteraciones en el seguimiento de
los sentimientos y emociones de uno mismo y de los demás.
Apoyando esto, se sugiere que en estos individuos la región
contralateral del hemisferio derecho está relacionada con su
falla en procesar la expresividad emocional lo que explica
por qué sus rostros parecen no estar alterados cuando
ocurren diferencias emocionales asimétricas.
Las asimetrías faciales son producidas por diversos
factores anatómicos, fisiológicos, neurológicos,
psicológicos, patológicos y socioculturales. Desde
neuropsicología se ha señalado que las expresiones
faciales corresponden a asimetrías en las funciones
cerebrales (Borod, Haywood y Koff, 1997). Así, es
destacable el hecho de que a partir de factores de
vulnerabilidad psicosocial se puedan derivar varios
biomarcadores relacionados con circuitos neuronales
(implicados en las asimetrías faciales) (Borod, et al., 1997).
En particular, la deprivación emocional que implica un
límite a las posibilidades de establecer relaciones entre
afecto y empatía -condición que se correlaciona con la
presencia de rasgos psicopáticos- podría conducir a un
mal funcionamiento emocional que se expresa a través
de configuraciones faciales controladas por ambos
hemisferios cerebrales (Birbaumer et al., 2005; Caspi et
al., 2002; Dolan y Fullam, 2006; Kosson, Kosson, Lorenz y
Newman, 2006; Marsh y Blair, 2008). Corroborando esto,
los análisis faciales muestran una reducción en la
activación del hemisferio cerebral derecho y la corteza
ventromedial prefrontal, y un déficit en la función de la
amígdala (que se asocia con el reconocimiento y la
percepción de la expresión del miedo y la tristeza).
4. BIOMARCADORES NEUROFSIOLÓGICOS PARA LA EP
La psicofisiología (electroencefalograma y potenciales
relacionados con eventos), la tomografía por emisión de
positrones (PET), la tomografía computarizada por emisión de
fotón único (SPECT) y la resonancia magnética nuclear (RMN),
todas ellas han permitido descifrar las áreas cerebrales
implicadas en la EP. Estos métodos ayudan a detectar la
activación de estructuras, en respuesta a cambios fisiológicos o
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 REVISIÓN

IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA Biomarcadores en Trastornos de Personalidad

tareas cognitivas y se ha reportado un déficit en la que han asociado la impulsividad con una reducción
reactividad emocional. Varios estudios han informado una del volumen de la sustancia gris prefrontal y con una
reducción de la amplitud de P3 en el trastorno bipolar y el disminución de la perfusión de la corteza temporal y
ASPD, además, este es un componente multideterminado del área ventrolateral a la derecha de la corteza
que indexa la atención y los procesos de memoria de trabajo prefrontal.
relacionados con la función ejecutiva. Estos datos respaldan Una disfunción neural y una anomalía microestructural de la
la potenciación deficiente del sobresalto y sugieren que los sustancia blanca en las regiones frontales inferiores se han
rasgos de ASPD están asociados con características asociado con la EP.Hopman, 2003; Narayan et al., 2007;
distintivas de procesamiento de información indexadas por Sundram et al., 2012). Mediante el uso del PET se ha podido
la amplitud de P3. (Anderson, Stanford, Wan y Young, 2011; asociar una disminución del líquido cerebral en el lado
Carlson y tailandés, 2010). En un estudio recienteSalón, M. et izquierdo de la corteza orbitofrontal, el lado derecho del área
al.(2015), realizó un estudio de asociación de genoma cingulada ventral y los polos temporales bilaterales, con
completo de endofenotipos electrofisiológicos para algunos comportamiento violento (Dougherty et al., 1999; Hopman,
TP, esquizofrenia y trastorno bipolar psicótico. Identificaron 2003). Con el uso de la SPECT se han encontrado patrones de
una región en el cromosoma 14 que estaba comportamiento característicos de algunos TP, ej; ASPD que
significativamente asociada con la activación sensorial. Pico se asocia con una hipoperfusión prefrontal y un aumento de
del polimorfismo de un solo nucleótido (SNP) (rs10132223, P líquido sanguíneo en la región frontal anteromedial y la zona
= 1,27 ×〖10〗 (-9)). En las puntuaciones de riesgo poligénico izquierda de la glándula basal en el sistema linfático (Amén,
Stubblefield, Carmicheal y Thisted, 1996). Asimismo, algunos
entre los componentes genéticos de los potenciales relacionados con
estudios informaron una asociación significativa con una
eventos (ERP) y los trastornos psicóticos y del estado de ánimo,
disminución en las regiones cerebrales temporales de
encontraron que los pacientes con una mayor carga de alelos de
materia gris, en particular en la circunvolución temporal
riesgo de esquizofrenia tenían respuestas gamma reducidas,
superior derecha, lo que respalda la hipótesis de que una
mientras que los pacientes con una mayor carga de alelos de riesgo
red frontotemporal alterada está críticamente involucrada
de trastorno bipolar tenían una amplitud P3 más pequeña.
en la patogenia de la EP general.Müller et al., 2008;
Para investigar de forma eficaz un biomarcador (relacionado
Soderstrom et al., 2002). A raíz de estos múltiples hallazgos
con el desequilibrio emocional en el trastorno de la
se ha planteado una hipótesis para explicar el bajo
personalidad) que indique la presencia de dispositivos
funcionamiento de algunos sistemas cerebrales en
emocionales estables o inestables para afrontar el estrés
psicopatología: parece que estos individuos, para compensar
situacional, se debe utilizar alguna otra medida fisiológica,
los déficits en el circuito linfático prefrontal, utilizan la
en concreto, una variable tan interesante como es la
corteza prefrontal dorsolateral, lo que explica los déficits en
evaluación electromiográfica (Herpertz et al., 2001; Lang,
el procesamiento emocional y la ejecución de tareas
Greenwald, Bradley y Hamm, 1993). La respuesta
cognitivas básicas. Hasta el momento, uno de los problemas
electrodérmica es un indicador de excitación emocional y de
centrales de los estudios de neuroimagen es la comorbilidad
las respuestas espontáneas de alerta presentes en el
y por tanto la identificación diferencial de las regiones
procesamiento de estímulos emocionales. La evaluación de
cerebrales afectadas. Específicamente para la EP, asociada
este endofenotipo ha evidenciado que es difícil responder
con el alcoholismo, la drogadicción, la EP en general podría
adecuadamente a los estímulos aversivos y equilibrar las
mostrar correlaciones significativas en las mismas regiones
características positivas y negativas de un estímulo en la EP.
de interés. Actualmente, los estudios de neuroimagen para
características cuantitativas que incluyen dimensiones
Sin duda, una de las áreas de la corteza cerebral más
clínicas y evolución diagnóstica no han tenido resultados
implicadas en la expresión irregular de la EP es la corteza
concluyentes para la etiopatología de estos trastornos. No
orbitofrontal; los daños en esta área implican cambios de
obstante, el uso de herramientas de neuroimagen y
comportamiento y mal funcionamiento neurocognitivo (
psicofisiología ayudan a configurar los subtipos diagnósticos
Stevens, Kaplan y Hesselbrock, 2003). Con el uso de
que mejor descifran la etiología del síndrome.
potenciales evocados se ha observado una disminución de la
amplitud de la onda P300 en los electrodos frontales de
individuos con altos índices de agresividad (Bauer y
Hesselbrock, 2001; Benning, Patrick y Iacono, 2005;
Kostandov, Tal'tse, Zakharova y Vazhnova, 1994; Patricio et
al., 2006). Una de las aproximaciones más consistentes para
los estudios de endofenotipos relacionados con la EP ha sido
el uso de herramientas de neuroimagen,

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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
5. BIOMARCADORES DE COMPORTAMIENTO RELACIONADOS
CON NEUROQUÍMICOS Y HORMONALES
VARIABLES EN DP
Inicialmente, el comportamiento impulsivo se ha asociado
con patologías endocrinas como el síndrome de Cushing, el
hiperandrogenismo, el hipertiroidismo, la hipoglucemia y el
síndrome premenstrual, pero estos hallazgos aún son
controvertidos. En este sentido, se ha sugerido que las
variaciones fisiológicas de género podrían ser el resultado de
una diferenciación prenatal en el área preóptica del
hipotálamo debido a un influjo de andrógenos. Así, se han
reportado varios circuitos moleculares en los que las
hormonas gonadales son responsables de las diferencias de
género, existiendo biomarcadores como la sexualidad, la
dominancia social, la desinhibición y la agresividad que se
relacionan con la testosterona en animales (Onyekwere y
Ramírez, 1994).
Indudablemente, la conducta agresiva involucra una
variedad compleja de interacciones entre varios sistemas
hormonales como el gonadal -con activaciones
independientes de andrógenos y estrógenos-, el
suprarrenal, hipotálamo-hipofisario e incluso la hormona
liberadora de hormona luteinizante (LHRH) -que estimula
la producción de hormonas sexuales tanto en hombres
como en mujeres (Ramírez y Delius; 1979. Ramírez &
Carrer, 1982). Por lo tanto, a partir de investigaciones
basadas en andrógenos, podrían surgir biomarcadores
específicos para los sistemas hormonales, lo que sería de
gran ayuda para predecir la EP como el ASPD. Por
ejemplo, la tendencia a la agresividad, las habilidades
visuoespaciales y la excitabilidad son características
conductuales en las que generalmente intervienen los
andrógenos; ocurre lo contrario con los estrógenos.
La principal tesis que sustenta la evaluación de
biomarcadores asociados a la testosterona proviene de la
observación de animales machos en la mayoría de las
especies. Así, se afirma que los altos niveles de testosterona
determinan el grado de agresión. Adicionalmente, a lo largo
del desarrollo puberal se observa un aumento hormonal
básicamente en los sistemas hipotálamogonadal e
hipotálamo-suprarrenal. Esta condición explica por qué
algunos rasgos de la EP en muchos adolescentes están
relacionados con una disminución de los esteroides
gonadales y un aumento de los estrógenos. Por lo tanto, es
posible sugerir que los andrógenos están involucrados con
biomarcadores relacionados con la agresividad. (Halpern,
Udry, Campbell y Suchindran, 1993;). Por otro lado, dos
mecanismos podrían explicar por qué la testosterona
desencadena respuestas agresivas: uno es la vía aferente
para los andrógenos que implica una relación sexual relativa
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
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REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
dimorfismo de los estrógenos con respecto a la
sensibilidad del tejido al que se dirigen. La otra es la vía
aferente de los estrógenos en la que se asocia un
dimorfismo sexual absoluto con la capacidad de
respuesta de los estrógenos para generar agresión.
En consecuencia, debido al efecto desencadenante de la
testosterona en la agresividad e impulsividad, se pueden sugerir
varios biomarcadores relacionados con el TP, aunque hasta el
momento los estudios sobre las variaciones de la testosterona
como factor desencadenante de la conducta agresiva o
impulsiva son polémicos, y existe una tendencia a descartar que
los niveles de agresividad e impulsividad estén modulados
específicamente por esta hormona.
Por otra parte, el Ácido 5-Hidroxindoleacético ( ), que es
un producto metabolizado de la degradación de la 5-HT,
se ha encontrado en concentraciones menores en el
líquido cefalorraquídeo (LCR) de pacientes con EP (
Constantino, Morris y Murphy, 1997). Los bajos niveles de
5-HIAA en LCR (especialmente en la corteza y el núcleo
del rafe) parecen constituir una señal molecular ligada a
la agresión, irritabilidad, hostilidad y actividad delictiva
que no se ven influenciadas por la ingestión de
medicamentos ni psicotrópicos (Soderstrom, Blennow,
Manhem y Forsman, 2001). Por lo tanto, sugiere que la
actividad de irritabilidad, hostilidad e impulsividad podría
representar biomarcadores en la EP siempre que estén
relacionados con niveles bajos de 5-HIAA en LCR.
Además, los biomarcadores derivados de la expresión de la
hormona suprarrenal podrían considerarse como indicadores de
desorden de personalidad. En este sentido, se ha propuesto
que las hormonas del eje hipofisico-suprarrenal -que
involucran la corteza suprarrenal- a traves de la
corticosterona (que estimula la secrecion de cortisol) y a
traves de las catecolaminas adrenalina, noradrenalina, se
asocian con la agresividad y la impulsividad de forma que
estas los rasgos podrían ser biomarcadores emergentes con
respecto a esos circuitos. Por otro lado, los glucocorticoides
pueden inhibir la hormona liberadora de tirotropina (TRH) y
la hormona estimulante de la tiroides (TSH), por lo que los
individuos con niveles más altos de TRH tienden a mostrar
marcadores característicos de EP y condiciones como
intentos de suicidio. y conductas violentas (Sher et al., 2005).
En general, la función principal del cortisol es regular el
estrés biológico. Específicamente, las personas que
presentan niveles bajos de cortisol muestran violencia
crónica, lo que está muy relacionado con la EP (Pajer,
Gardner, Rubin, Perel y Neal, 2001). Además, se ha
registrado que existe una correlación positiva entre la
excreción de adrenalina y algunos TP como el ASPD. Estos
varios biomarcadores podrían derivar de aquí. Además, se
ha demostrado que existe una estrecha correlación entre
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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
altos niveles de noradrenalina en mamíferos
depredadores y sus comportamientos agresivos e
impulsivos (Ramírez, & Andreu, 2006). Por el contrario, la
prolactina ha mostrado una respuesta menor a los
agonistas de la serotonina en personas con EP (Dolan,
Deakin, Roberts y Anderson, 2002), que constituyen
potenciales biomarcadores en psicopatología (Dolan,
Deakin, Roberts y Anderson, 2002).
6. BIOMARCADORES NEUROPSICOLÓGICOS Y
HERRAMIENTAS DE EVALUACIÓN
En la EP existen evidencias neuropsicológicas que sugieren
biomarcadores relacionados con un aumento del arousal
cortical que dificulta ciertas capacidades psicológicas
relacionadas con el pensamiento, en particular la
interpretación de eventos externos, de acuerdo con un
déficit de procesos mentales básicos, como la atención, la
concentración y la memoria. . Hasta el momento, el creciente
número de investigaciones ha sugerido que los déficits en
los procesos emocionales, patentes en los TP, podrían ser un
biomarcador relacionado con los trastornos de atención de
origen neuropsicológico (Caspi, et al., 2008; Dedo et al.,
2008; Herpertz et al., 2008; Malterer, Glass y Newman, 2008).
Además, los trastornos de atención relacionados con el
procesamiento de la información periférica y las deficiencias
en la función ejecutiva asociadas con la memoria de trabajo
pueden ser biomarcadores putativos con una estrecha
relación con la corteza prefrontal.Berman y Coccaro, 1998;
Coccaro, Kavoussi, Berman y Lish, 1998; Sadeh y Verona,
2008).
La evaluación de biomarcadores relacionados con la función
ejecutiva se refiere al análisis de componentes cognitivos complejos
involucrados en el procesamiento de la información del individuo.
Algunos componentes pueden incluir el comportamiento abstracto,
la ética, la planificación, la autorregulación, la capacidad de iniciar,
continuar y detener la planificación de secuencias complejas de
comportamiento y la regulación de los impulsos. Algunas de las
herramientas que ofrecen una buena sensibilidad y permiten la
ejecución de correlaciones neutras, ajustadas a
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
105
REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
psicopatía, son el test NEUROPSI (Ostrosky-Solís et al.,
2007) que evalúa en detalle los procesos de atención y
memoria (con 27 subtests) y permite obtener índices
independientes y globales de ambas funciones. También,
para medir las funciones frontales y ejecutivas,
Flores y Ostrosky-Solien desarrollaron en 2008 un
conjunto de instrumentos de diagnóstico que incluye 15 subpruebas
para monitorear el desempeño de tareas relacionadas con la
integridad orbital, dorsolateral y prefrontal de ambos hemisferios
cerebrales.
Todo esto demuestra que la evaluación de las funciones
ejecutivas es una herramienta fundamental para derivar
biomarcadores relacionados con variables cognitivas y
neurológicas para la EP. Así, varios investigadores han utilizado
pruebas alternativas que ayudan considerablemente a explicar
los correlatos neuronales que están involucrados en este
trastorno. Algunas de esas pruebas son la Prueba de
clasificación de tarjetas de Wisconsin (WCST) (Easton, Sacco,
Neavins, Wupperman y George, 2008; Eling, Derckx y Maes, 2008
) que evalúa la capacidad de abstracción y la flexibilidad
cognitiva (asociada a un sustrato dorsolateral) de tal forma que
explica la apatía, la irritabilidad y principalmente los déficits en la
planificación de tareas. Los déficits en la planificación han sido
un biomarcador controvertido ya que algunos estudios lo
involucran en la EP. La prueba go-no-go permite discriminar
Habilidades visoespaciales, asociadas con déficits orbitofrontales.
que se han observado en sujetos con EP y que
sugieren la incapacidad para inhibir las respuestas
impulsivas como posible biomarcador. Además, el Test
de Stroop ha mostrado alteraciones orbifrontales que
no se relacionan con deterioro de la corteza
dorsolateral ni con la corteza cingulada, confiriendo
así un biomarcador neuropsicológico de deterioro
cerebral en estos individuos (Blair et al., 2006;Hiatt,
Schmitt y Newman, 2004).
Con el fin de realizar una síntesis de lo hasta aquí
comentado, en la siguiente figura se pretende mostrar
la relación entre la EP y los diferentes tipos de
biomarcadores. VerFigura 1.
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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
Figura 1.Representación de la relación entre ASPD y biomarcadores.
7. CONCLUSIONES
El espectro de DP incorpora ciertos subtipos de rasgos, como
las características dicotómicas. Desafortunadamente, las
clasificaciones actuales que categorizan la EP carecen de un
correlato neurobiológico sólido para delinear o diferenciar
los subtipos. El uso de biomarcadores para delimitar los
trastornos de la personalidad es fundamental para explicar
la etiología de estos patrones de conducta así como para
identificar sus subtipos, lo que podría acabar teniendo un
impacto en los estudios de psicoterapia en TP.
Todavía no existe un biomarcador exclusivo para determinar la
expresión de la EP. Por lo tanto, es conveniente para trastornos
clínicos y genéticos complejos, como los conductuales, tener en
cuenta el uso de varios conjuntos de biomarcadores. Por ello, es
necesario incluir la evaluación de grupos de señales
neurobiológicas, fisiológicas y cognitivas que permitan discernir
un fenotipo específico. Además, cada circuito cerebral muestra
complejas constelaciones de comportamientos que interactúan
en la modulación de los trastornos. Hasta el momento, los
subtipos específicos dentro de la EP están relacionados con el
cíngulo orbitofrontal, dorsolateral y medial.
Valencia y Cuartas (2016) int.j.psychol.res. 9 (1)
106
REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
áreas Sin embargo, los estudios neurobiológicos aún no han
podido localizar una zona cerebral que explique los subtipos
de EP. Esta condición es el resultado de un desequilibrio
entre la estimulación y la inhibición de diferentes cerebros
zonas con respecto a un estímulo específico. Además, las
dificultades actuales para abordar la EP y sus subtipos que
constituyen dimensiones junto con la expresión diferencial
de otros síndromes comórbidos y sobre las que se
establecen importantes diferencias clínicas,
neuropsicológicas, neurofisiológicas, bioquímicas y
genéticas (por ejemplo, la edad relacionada con la gravedad
de los síntomas , el trastorno de conducta con o sin maltrato
infantil, etc.) (Evenden, 1999; Morgan y Lilienfeld, 2000;
Sevecke, Lehmkuhl y Krischer, 2008) sugieren la necesidad
de avanzar en la taxonomía de estos síndromes mediante el
uso de varios biomarcadores que ayuden a discriminar el
subtipo y establecer un correlato biológico diferencial. Una
aproximación exhaustiva al espectro de los TP debe incluir
biomarcadores que estén estrechamente correlacionados
con los subtipos impulsivos, los subtipos agresivos y las
características neurocognitivas asociadas a los patrones de
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IINTERNACIONALjNUESTRO DEPAGSSICOLOGICORBÚSQUEDA
conducta. Estos permiten distinguir los prototipos
conductuales y delinear los genes que actúan en la
expresión de estos patrones y en la interacción gen-
ambiente, los fenómenos epistáticos y el pleiotropismo,
como fenómenos moleculares que ejercen un efecto
potencialmente modulador del cuadro clínico.
Finalmente, esta revisión apunta al desarrollo de la
fenómica, concepto introducido recientemente por
Niculescu y Kelsoe en 2002(Sabb et al., 2008), basado en
la caracterización de los fenotipos como un fenómeno
completo (el fenotipo y su interacción entre genoma y
ambiente) que implica el reconocimiento de rasgos
críticos que delimitan el fenotipo clínico a través de
múltiples niveles de rasgos intermedios. De hecho, los
investigadores psiquiátricos se están centrando en los
rasgos neurobiológicos y genéticos relacionados con la
selección de fenotipos y endofenotipos y biomarcadores
clínicos específicos. Rasgos como la inhibición de
respuesta, los ERP, el procesamiento emocional en la EP
no son conceptos unitarios; más bien son una
construcción potencial en la evaluación de pruebas
específicas. La fiabilidad y validez de esta moda se puede
evaluar con diferentes métodos que permiten hacer
inferencias sobre la veracidad del modelo latente
(biomarcadores candidatos tanto, comprensión
Poroloendofenotipos putativos).
la fenómica también podría ayudar a elegir fenotipos clave para la
investigación psiquiátrica.
8. TRABAJO FUTURO
El estudio de endofenotipos y biomarcadores en la EP
proporcionará una fuerte evidencia empírica que ayudará
al desarrollo de nuevos elementos para mejorar las
psicoterapias enfocadas en alteraciones específicas de los
pacientes con estos trastornos. Los rasgos asociados a
deterioros psicobiológicos o cognitivos serán
comprendidos y reconocidos por el sistema de salud,
psiquiatría y familias.
La investigación futura incluirá técnicas electrofisiológicas
más nuevas y efectivas disponibles para la investigación
neurocognitiva, genética y clínica. Estas herramientas
ayudarán a descubrir nuevos genes asociados con estos
trastornos, nuevos tratamientos, así como para una amplia
gama de aplicaciones clínicas.(Kamarajan y Porjesz, 2015) Es
importante mencionar que el desarrollo de las técnicas de
neuroimagen se ha potenciado en los últimos años, pero su
implementación en la investigación de la EP representa un
tema reciente.
Finalmente, una variedad de nuevas y sofisticadas técnicas
estadísticas podrían permitir que la investigación sistemática
resalte aspectos longitudinales como el desarrollo cognitivo
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107
REVISIÓN
Biomarcadores en Trastornos de Personalidad
y el curso de estos trastornos bajo investigación (
Kamarajan y Porjesz, 2015).
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