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¿Cuánto afecta la contaminación ambiental a la salud de las personas?

Esa es la pregunta que ha intentado responder, desde hace más que de quince años,
la experta en salud pública Sandra Cortés, quien ahora lidera un importante
estudio mandatado por el Ministerio de Salud en Coronel, así como también otro
próximo en la región de Valparaíso.

Tres centrales termoeléctricas, un vertedero de cenizas, empresas pesqueras y un


cordón industrial, junto a un pasado de explotación del carbón. Este es el panorama
que presenta la comuna costera de Coronel, a 31 km al sur de Concepción en la
región del Biobío, lo que le ha valido que muchos la consideren como una “zona de
sacrificio”.

Un término que a la profesora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de


Medicina, Sandra Cortés, no le gusta. “Aquí viven personas que tienen historias,
trayectorias familiares, en estos lugares y cuando los llaman así, detrás viene la
discriminación y el estigma. El lugar que tú quisiste, en que fuiste feliz, donde
nacieron tus hijos, donde vivieron tus abuelos, termina siendo un lugar
contaminado, con un impacto en la calidad de vida y la salud mental de las
personas”, afirma.

Y es que la también investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable,


CEDEUS, lleva años estudiando en terreno la presencia de metales y las
enfermedades crónicas en localidades que han sido afectadas por la contaminación,
como Chañaral, Andacollo, Arica, Antofagasta y la Región Metropolitana. De hecho,
es quien conducirá dos estudios mandatados por el Ministerio de Salud, en Coronel,
y uno próximo en la zona de Quintero, Puchuncaví y Concón.

Coronel

El estudio en Coronel abarcará 1.260 personas adultas, quienes responderán una encuesta
demográfica, un cuestionario de salud para identificar algunos factores de riesgo, medición
de su función respiratoria, y una muestra de sangre y orina. “Vamos a tener una imagen
general de su estado de salud y si ésta se relaciona con factores ambientales", explica
Sandra Cortés, profesora del departamento de Salud Pública UC. (Fotografía: Equipo del
estudio en Coronel)
Ante las voces de alarma de la comunidad, el Ministerio de Salud realizó una
licitación para hacer un estudio de alcance poblacional en la comuna de Coronel y
que tiene una particularidad: es el primero con foco específicamente en la salud de
las personas.
“Es una especie de mini Encuesta Nacional de Salud, pero con un tamaño de
muestra que permite tener indicadores epidemiológicos con representatividad
comunal. Y eso es lo que lo hace tan valioso. En la encuesta nacional de salud
tenemos una muy buena imagen de las enfermedades crónicas en Chile, pero tiene
representatividad nacional y regional, lo que no permite visibilizar la situación a
nivel comunal. Este estudio va a permitir caracterizar en profundidad lo que
pasa en específico en la comuna de Coronel, tener representatividad a nivel de
población adulta, tanto en zonas expuestas a fuentes emisoras, como no
expuestas a estas”, explica la investigadora.

La otra gran diferencia es que en este estudio el equipo va a explorar en los niveles
de elementos químicos que para las personas son muy relevantes: el arsénico
inorgánico en orina y el plomo en la sangre.

“Y como vamos a tener una mirada completa de su estado de salud -porque vamos a
evaluar la función respiratoria, si hay alteraciones como diabetes, hipertensión, etc.-,
vamos a poder estimar si hay alguna relación o no entre la ocurrencia de este perfil
de salud y una reciente exposición a metales. Y si no la hubiera, vamos a poder
identificar efectivamente cuán distintos son respecto al resto de la región y de Chile,
porque usamos la misma metodología que se usa en la Encuesta Nacional de Salud”,
expresa Sandra Cortés.

En concreto, el estudio abarcará 1.260 personas adultas, quienes responderán una


encuesta demográfica, un cuestionario de salud para identificar algunos factores de
riesgo, medición de su función respiratoria, y una muestra de sangre y orina.

“Vamos a tener una imagen general de su estado de salud y si ésta se relaciona con
factores ambientales, es una foto del momento presente, la que podría eventualmente
cambiar si es que cambiaran las condiciones ambientales”, dice la profesora Cortés.

La comunidad

La calidad del aire es una de las principales preocupaciones de la comunidad de


Coronel. “Nosotros no vamos a medir los parámetros del aire, pero vamos a tener
varios parámetros de salud que se podrán relacionar mediante análisis estadísticos
con la calidad ambiental. También vamos a poder comparar lo que ocurre con las
prevalencias a nivel comunal, y ver cuán distintas son respecto al total de la región o
de otras regiones”, expresa la investigadora.

La primera interrogante, sin embargo, se relaciona con otra de las inquietudes de la


población: la presencia de arsénico y plomo en su cuerpo. “No sabemos si los vamos
a encontrar o no. Lo que si vamos a poder estimar, por ejemplo, es si las personas
que viven más cerca o más lejos del parque industrial, o en la ‘pluma’ que dejan las
fuentes fijas, puede afectarles o no los parámetros respiratorios o cualquier otro
parámetro de salud”, manifiesta.

- En la comunidad hay altas expectativas respecto del estudio…

“Una cosa que nosotros hemos explicado cuando hemos hablado con representantes
de la comunidad, es que no vamos a poder responder todas las preguntas. Pero las
que sí respondamos, vamos a hacerlo en base a metodología científica, validada y
con toda la autonomía que nos da el ir como universidad el hacer esta investigación.
Hay mucha desconfianza en las personas, ya que en estas comunidades se han
realizado varios otros estudios, pero esta es la primera vez que se va a usar una
metodología validada, estandarizada, comparable y por un ente autónomo, como lo
es la universidad. Eso lo valora mucho la gente, lo valora muchísimo".

"(...) No vamos a poder responder todas las preguntas. Pero las que sí respondamos,
vamos a hacerlo en base a metodología científica, validada y con toda la autonomía
que nos da el ir como universidad el hacer esta investigación" - Sandra Cortés,
académica Escuela de Medicina UC.

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Cambios

"Hay mucha desconfianza en las personas, ya que en estas comunidades se han realizado
varios otros estudios, pero esta es la primera vez que se va a usar una metodología validada,
estandarizada, comparable y por un ente autónomo, como lo es la universidad. Eso lo
valora mucho la gente, lo valora muchísimo", afirma Sandra Cortés. (Fotografía: Equipo
del estudio en Coronel)

“A mí me parece que esta es una muy buena oportunidad para empezar a desmitificar
efectivamente cuánto de los problemas de salud que nosotros vemos, pueden deberse
a estilos de vida, o bien a la historia residencial o a la historia ocupacional y otras
exposiciones recientes. Y eso ya es un tremendo avance que hasta ahora no se había
podido abordar en Chile”, dice entusiasmada Sandra Cortés.

“Claramente estamos en un escenario súper distinto a cuando yo partí, con el primer


estudio en Chañaral, hace ya 15 años. A nadie le importaban estos temas, era muy
difícil conseguir financiamiento y de hecho yo tuve un financiamiento del extranjero
para hacer mi tesis del doctorado. Me costó mucho tener la confianza de la
comunidad, porque ellos también se sentían defraudados por parte de las autoridades
en general. Las personas tienen una historia, han sido testigos de cómo las diversas
contaminaciones ambientales van cambiando su geografía, observan cambios
ecosistémicos: si hay más o menos aves, si hay peces pequeños, medianos o grandes,
o si los choritos se ponen verdes…

Mi experiencia en Chañaral muestra que cuando uno les presenta los resultados de
las investigaciones a las personas, y estos se relacionan con las percepciones que las
personas tienen o con los cambios que han observado en el paisaje, comprenden
fácilmente y son capaces entonces de poder decidir de mejor manera lo que ellos
pueden controlar. Y en lo que no, entran al juego las políticas públicas. En Coronel
espero que tengamos muchos más resultados beneficiosos, porque las personas hoy
también son distintas. Hay muchas más organizaciones, más información; aunque
también hay muchas más fake news, muchos mitos en algunos casos…”

"Me costó mucho tener la confianza de la comunidad, porque ellos también se


sentían defraudados por parte de las autoridades en general" - Sandra Cortés,
coordinadora de estudio Minsal en Coronel.

Mirada integral

Pese a que la pandemia ha puesto algunas dificultades, cuentan con empadronadores,


encuestadores y un equipo de enfermería desplegado en la zona, gracias a la
colaboración con CEDEUS y sus colaboradores vinculados a la Universidad de
Concepción. En cuatro meses, deberán reclutar a las personas mediante un muestreo
poblacional, realizar los estudios, y luego, tendrán hasta marzo para procesar toda la
información. Cada participante recibirá sus resultados individuales, mientras que las
autoridades sanitarias recibirán un informe consolidado, anonimizado, con los
indicadores epidemiológicos y una propuesta con recomendaciones sanitarias y
ambientales e indicaciones para nuevos estudios o aspectos que se puedan mejorar
ahora.

“Vamos a tener un año bastante intenso”, dice Sandra Cortés. Y sí que lo será.
Porque casi en paralelo estará dirigiendo un estudio muy similar en Quintero,
Puchuncaví y Concón, con una muestra de un tamaño muy parecido al de
Coronel. Allí se van a evaluar los mismos metales: arsénico y plomo, y también
van a hacer un perfil de salud completo a la población.

Pero más que el trabajo, las preocupaciones de la investigadora van por otro
lado. “Nos pena el no tener una política pública de salud ambiental”, dice.
“Tenemos un sistema de salud muy fuerte en la atención primaria, pero que depende
fuertemente de los municipios, y por otro lado tenemos las autoridades centrales y
regionales de salud. Siempre se utilizan los fondos públicos para abordar estas
problemáticas, pero los énfasis y las priorizaciones muchas veces se han tomado sin
la consideración ni la participación de las comunidades, y por eso ellos se sienten
como zonas de sacrificio y se reconocen discriminados. Y por otro lado está la
autoridad ambiental, que solo puede gestionar cuestiones meramente ambientales,
que tienen un instrumento ambiental, sin abordar la complejidad que existe en las
poblaciones humanas expuestas a contaminantes ambientales generados por fuentes
fijas y móviles.

El deterioro de la salud de las personas a causa del deterioro ambiental queda en


tierra de nadie. Necesitamos una política nacional de salud ambiental, donde se
pueda incorporar la problemática de los lugares contaminados, las temáticas
vinculadas por ejemplo al uso de sustancias químicas peligrosas -como son los
plaguicidas-, los productos químicos que están en los cosméticos que usamos;
puedes colocar las regulaciones más estrictas para el control de las emisiones de
compuestos de azufre por ejemplo, pero también educar a las comunidades y
fomentar la investigación. Desde una política de salud ambiental integral puedes
articular con las políticas de cambio climático, porque van completamente de la
mano.

También tenemos que pensar cómo va a ser la recuperación post Covid , porque
nuestros edificios ´inteligentes’, por ejemplo, no tienen capacidad de abrir ventanas
y pueden representar un riesgo tremendo para las personas. Tenemos muchos hilos
sueltos, porque no tenemos una política de salud ambiental que se haga cargo de esta
complejidad. Ese es un tema del que tenemos que hacernos cargo”, concluye.

"El deterioro de la salud de las personas a causa del deterioro ambiental queda en
tierra de nadie. Necesitamos una política nacional de salud ambiental, donde se
pueda incorporar la problemática de los lugares contaminados (...)" - Sandra
Cortés, profesora del Departamento de Salud Pública UC.

Por Nicole Saffie

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