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DE LA SALUD
Factores psicosociales asociados a la
hipertensión
Factores psicosociales asociados a la hipertensión
Hasta aquí hemos explorado cómo hay factores que no son biológicos pero que
influyen en el desarrollo de enfermedades, siendo estos, los factores psicosociales
que han sido asociados en la hipertensión; es importante señalar que las creencias
que uno tenga acerca de la enfermedad, el tratamiento y la recuperación son
determinantes importantes de la adaptación, y esta importancia también la tienen en
la recuperación de pacientes cardiacos.
HIPERTENSIÓN
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La hipertensión es, por varias razones, un
problema médico serio. De acuerdo con
estimaciones recientes, anualmente en la
región de las Américas ocurren 1.6 millones de
muertes por enfermedades cardiovasculares,
de las cuales alrededor de medio millón son
personas menores de 70 años, lo cual se
considera una muerte prematura y evitable. La
hipertensión afecta entre el 20 y 40% de la
población adulta y significa que alrededor de 250 millones de personas padecen de
presión alta.
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Incluso en los adultos sanos, la presión arterial
elevada parece poner en riesgo las funciones
cognitivas (Suhr, Stewart y France, 2004).
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Aunque muchas de estas investigaciones
enfocadas a los afectos negativos y a la
hipertensión han utilizado como sujetos a los
hombres, las investigaciones longitudinales
indican que el enojo y otros estados
emocionales negativos pueden estar
relacionados con modificaciones de la presión
arterial también en las mujeres (Markowitz et al,
1991).
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En las mujeres la hipertensión arterial se ha relacionado con excesivas
responsabilidades familiares, y entre las mujeres ejecutivas, el impacto combinado de
las grandes responsabilidades familiares y la tensión del trabajo se ha vinculado con
hipertensión arterial (Brisson et al., 1999). Actualmente, lo que se piensa es que la
hipertensión es el resultado de una alta reactividad al estrés, posiblemente de origen
genético, combinado con exposición a situaciones de mucho estrés (Al'Absi y
Wittmers, 2003; Schwartz, Meisenhelder, Ma y Reed, 2003).
Para estudiar los efectos que tiene el estrés sobre la hipertensión, se han adoptado
diversos métodos de investigación. En uno de estos métodos se lleva a las personas
al laboratorio, por lo general personas a las que ya se les ha diagnosticado
hipertensión o que tienen riesgo de padecerla, y se observan sus reacciones físicas y
mentales ante distintas situaciones estresantes, como por ejemplo la realización de
operaciones aritméticas complicadas.
Estos estudios de laboratorio en los que se pone a las personas ante estresores, como
luces brillantes, o en los que se las enfrentan a tareas estresantes, cómo sostener la
respiración por largo tiempo, muestran que, efectivamente, como respuesta hay un
incremento en la tensión arterial (Girdler et al., 1996).
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A partir de este método, un tercer tipo de investigación emplea el monitoreo
ambulatorio para examinar la relación que existe entre los factores del estilo de vida y
la tensión arterial en situaciones naturales, mientras la gente desarrolla su vida
cotidiana.
Estos tres tipos de estudios proporcionan evidencias que vinculan los aumentos de la
tensión arterial o el incremento en la variabilidad de la tensión arterial con
acontecimientos estresantes.
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Las personas con hipertensión limítrofe muestran un
patrón de respuesta similar, aunque también muestran
una exagerada respuesta cardiovascular ante el estrés
a edades muy tempranas (K. A. Matthews et al., 1993)
y una respuesta más fuerte de elevación de la tensión
arterial ante exámenes de laboratorio de la que
presentan las personas con tensión arterial normal
(Tuomisto, 1997).
Estos hallazgos también sugieren que los factores que habitualmente ayudan a las
personas a enfrentarse de manera adecuada a los acontecimientos estresantes
pueden funcionar adecuadamente en el caso de los hipertensos. Por ejemplo, las
personas que sienten que tienen control personal sobre los eventos estresantes
suelen mostrar menor actividad del sistema nervioso simpático. Sin embargo, la
disminución no parece darse en personas a las que se les ha diagnosticado
hipertensión. Los individuos con hipertensión crónica parecen ser sensibles al estrés
(Ljungdell, 1991).
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Factores psicosociales e hipertensión
El apoyo social es un recurso que sirve para combatir la mayoría de los problemas de
salud. Sin embargo, en el caso de personas con hipertensión, aquellas que tienen gran
hostilidad pueden poner en peligro el apoyo social que se les brinda.
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Así, la calidad de las relaciones personales influye en el apoyo social que tiene o no
efectos benéficos en la enfermedad cardiovascular (Uchino y Smith, 2002).
Los hipertensos que tienen una alta hostilidad, con frecuencia suelen alejar a las
personas que les podrían brindar apoyo. Investigaciones recientes indican que la
hostilidad puede estar relacionada con la hipertensión a través de sus efectos en la
interacción personal, es decir; aumentando los conflictos o las interacciones
desagradables en la vida diaria (Brondolo, Rieppi y Erickson, 2003).
Tratamiento de la hipertensión
Panorama general
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Bajar de peso es urgente en pacientes con exceso de peso, y el ejercicio se
recomienda para todos los pacientes con hipertensión.
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Algunos de los tratamientos con medicamentos tienen efectos positivos en la
reducción de la presión arterial, pero aumentan la actividad del sistema nervioso
simpático, aumentando más que reduciendo la posibilidad de una cardiopatía
coronaria. Las investigaciones indican que, en efecto, algunos medicamentos
favorecen la actividad del sistema nervioso simpático en lugar de reducir (Altman,
diciembre 2002).
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La evaluación de estos tratamientos muestra efectos positivos modestos (Davison y
Shapiro, 1997), aunque esto puede deberse a que los pacientes no practican estas
técnicas con la frecuencia que deberían (Hoelscher, Lichstein y Rosenthal, 1986), El
proporcionar a los pacientes una retroalimentación sobre lo escaso de su práctica
puede ayudar a mejorar el control de la presión arterial (Zuger, 1999).
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Como la obesidad interviene en el desarrollo de la
hipertensión, las intervenciones que promueven
el bajar de peso embargo, el tratamiento de la
obesidad es difícil en sí mismo, y de esta manera
para lograr una sostenida disminución de peso
puede ser mejor la combinación de dieta,
ejercicio y estrategias conductuales (Jeffrey,
1991).
El hecho de que el enojo se haya vinculado con la hipertensión implica que puede ser
de utilidad enseñar a las personas a manejar su enojo. En efecto, las investigaciones
indican que entrenar a las personas hipertensas, mediante técnicas como
representaciones de roles, a manejar situaciones de confrontación a través de
técnicas conductuales como el juego de roles puede ayudarles a adquirir mejores
habilidades para el manejo de esas situaciones disminuyendo así la reactividad de la
presión arterial (Davidson, MacGregor, Stuhr y Gidron, 1999; Larkin y Zayfert, 1996).
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Las intervenciones cognitivo-conductuales pueden reducir la cantidad de
medicamentos en el tratamiento de la hipertensión (D. Shapiro, Hui, Oakley, Pasic y
Jamner 1997). Para algunos hipertensos, los tratamientos con medicamentos tienen
riesgos, y pueden dañar, por ejemplo, su capacidad para manejar adecuadamente sus
responsabilidades en el trabajo.
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En Estados Unidos, las campañas nacionales para educar al público acerca de la
hipertensión han tenido cierto éxito para lograr que las personas sean diagnosticadas
(Horan y Roccella, 1988). La detección temprana de la hipertensión es importante
porque, como se ha visto, existen más tratamientos para los hipertensos leves o
limítrofes que para las personas con formas serias del padecimiento.
Además del diagnóstico médico, los programas de detección en el lugar de trabajo han
resultado útiles para identificar a las personas con hipertensión (Alderman y Lamport,
1988). Las intervenciones comunitarias permiten a las personas, cada vez con mayor
facilidad, medir sus cifras de tensión arterial acercándose a un módulo móvil, a sus
centros parroquiales o comunitarios, o incluso a la farmacia más cercana. La amplia
disponibilidad de estos programas de detección ha ayudado a la identificación
oportuna de personas con hipertensión.
Adherencia
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Como los pacientes hipertensos "se sienten bien", resulta difícil hacer que tomen sus
medicamentos con regularidad. Muchos de nosotros creemos que cuando estamos
"tensionados", tenemos estrés o estamos enojados, nuestra tensión arterial se eleva.
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