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Un esfigmomanómetro, esfingomanómetron. 1
o tensiómetro es un instrumento médico empleado para
la medición indirecta de la presión arterial, proporcionando,
por lo general, la medición en milímetros de mercurio
qTambién es conocido popularmente como tensiómetro
o baumanómetro, aunque su nombre correcto
es manómetro. Se compone de un sistema de brazalete
inflable, un manómetro y un estetoscopio para auscultar de
forma clara el intervalo de los sonidos de Korotkoff (sistólico
y diastólico). La toma de la presión arterial es una de las
técnicas que más se realiza a lo largo de la vida de una
persona, e igualmente resulta ser una de las técnicas de
atención primaria o especializada más habitualmente
empleadas, aportando al personal médico un dato
imprescindible para saber cómo una persona se encuentra
en relación a su supervivencia (generalmente asociado a su
función circulatoria),4cumpliendo una misión fundamental en
la medicina preventiva. También es el instrumento de
elección para realizar la prueba de torniquete.
1. La edad avanzada
La presión arterial tiende a aumentar con la edad. Si usted es
un hombre de más de 45 años o una mujer de más de 55,
corre más riesgo de tener presión arterial alta. Más de la mitad
de los estadounidenses mayores de 60 años tienen presión
arterial alta.
La hipertensión sistólica aislada es la forma más frecuente de
presión arterial alta en los adultos de edad avanzada.
Se presenta cuando solamente el número de la presión arterial
sistólica (el número de arriba) es alto.
Aproximadamente 2 de cada 3 personas de más de 60 años
con presión arterial alta tienen esta forma de la enfermedad.
La presión arterial alta no tiene que ser una parte normal del
envejecimiento.
Usted puede tomar medidas para mantener la presión arterial
en un valor normal.
2. La raza y el grupo étnico
La presión arterial alta puede afectar a cualquier persona.
Sin embargo, se presenta con más frecuencia en adultos afroamericanos
(personas de raza negra) que en adultos caucásicos (personas de raza blanca)
o en adultos hispanos.
Sin embargo, los estadounidenses de origen cubano tienen tasas más bajas de
muerte relacionada con presión arterial alta que los caucásicos.
3. El sobrepeso o la obesidad
Usted tiene más probabilidades de sufrir prehipertensión o presión arterial alta si
sufre de sobrepeso o de obesidad.
Los términos "sobrepeso" y "obesidad" se refieren a un peso corporal mayor del
que se considera saludable para una estatura determinada.
4. El sexo
Entre las personas adultas, las mujeres sufren menos presión arterial alta que
los hombres.
Sin embargo, las mujeres jóvenes y de edad madura (entre los 18 y los 59 años)
tienen más probabilidades que los hombres de darse cuenta de que tienen la
presión alta y de buscar tratamiento.
5. Los hábitos poco saludables
Ciertos hábitos poco saludables pueden elevar el riesgo de que una persona
sufra presión arterial alta. Entre ellos están:
Colesterol
El colesterol aparece claramente como factor de riesgo cardiovascular
en el estudio de Framingham y luego, en el estudio sueco de
Samuelson y col. (1987), en el que se siguió durante doce años a
pacientes hipertensos tratados, estudiando este factor a través de todo
el seguimiento. El análisis multivariado demostró que los valores
promedio de colesterol total a través del tiempo, constituían un factor
de riesgo evidente, junto a las cifras de presión arterial intraperíodo
de tratamiento. Los autores concluyeron que para obtener una
disminución importante de la morbilidad era necesaria la reducción
combinada de ambos factores y sospecharon la existencia de otros
factores de riego que era conveniente estudiar a futuro.
Dislipidemia
Es preciso considerar no sólo al colesterol total sino también a los
triglicéridos y a la fracción HDL-col. Al comienzo, los estudios sobre
lípidos en general fueron contradictorios, pero sabemos que los
hipertensos tienen mayores niveles de triglicéridos, colesterol total y
LDL-col, como también HDL-col disminuido. Se sabe que la
reducción de la presión arterial no mejora la dislipidemia en general,
como se ha descrito en la literatura. Pero al respecto, Goode y col.,
llevaron a cabo un metaanálisis que abarcó a cerca de 17.000
pacientes con el objeto de precisar si la reducción de presión arterial
iba en paralelo a la de los triglicéridos y el colesterol. Ellos
observaron pequeñas caídas de la presión arterial al reducir el
colesterol y plantearon como hipótesis que al tratar la dislipidemia se
podía reducir en algo la presión arterial. Pero esto no se ha
confirmado posteriormente. Actualmente están pendiente estudios a
largo plazo con estatinas con el objeto de establecer si existe alguna
interacción con los niveles de presión arterial.
Obesidad
A lo largo del tiempo, la obesidad ha sido considerada con un factor
de riesgo controvertido. Los primeros estudios que compararon
hipertensos delgado con hipertensos obesos no mostraron evidencias
de interacción entre estad dos variables. Sin embargo, los resultados
del Framingham Heart Study (1983) comprobaron claramente
que la obesidad era un predictor independiente de enfermedad
cardiovascular, lo que ha sido confirmado en estudios posteriores.
Cigarrillo
Gracias al clásico estudio de las enfermeras norteamericanas (Willet
y col, Female Nurse Trial, 1987), sabemos que el número de
cigarrillos fumados por día se asocia directamente con el riesgo de
enfermedad coronaria fatal y no fatal. Pero además, al comparar las
mujeres hipertensas de ese grupo con las hipertensas fumadoras, éstas
tenían 22% más de riesgo y lo mismo sucedía al comparar con las
hipertensas fumadoras diabéticas y con las hiperlipidémicas.
Intervenciones no farmacológicas
El tratamiento integral de la enfermedad hipertensiva incluye el
tratamiento no farmacológico, conjuntamente con el tratamiento con
fármacos. Estas medidas se basan en la importancia de los factores de
riesgo como favorecedores de la afección, y son básicamente la
restricción de sal y alcohol, la reducción del sobrepeso (obesidad) y
la mejoría de la capacidad física. ¿Qué sucede si asociamos ambas
terapias, farmacológica y no farmacológica? El mejor estudio al
respecto es el THOMS (1993) en el que las cuatro medidas ya
mencionadas se asociaron a placebo en un grupo, y a las distintas
familias de fármacos en los cinco grupos restantes.
Cifras de presión arterial
La magnitud de la elevación (o reducción) de las cifras de presión
arterial también constituye un factor de riesgo per se. Si se observan
los metaanálisis realizados por Collins y col, que incluyeron una
población de más de 60.000 hipertensos, se aprecia que en la medida
que la presión arterial diastólica sube 6 a 7 mmHg, el riesgo de
presentar un accidente vascular cerebral o un infarto miocárdico se va
duplicando progresivamente. Lo mismo ocurre con la presión
sistólica.
Diuréticos
Son fármacos de gran utilidad en el manejo de la hipertensión
arterial, de bajo costo, bien tolerados a dosis bajas y de probada
eficacia en la prevención de eventos cardiovasculares mayores. Los
tiazídicos como la hidroclorotiazida, se deben utilizar en dosis de 25
mg como máximo para evitar la aparición de efectos adversos
(intolerancia a la glucosa, hipokalemia, hiperuricemia, impotencia
sexual ). Están especialmente indicados en ancianos con hipertensión
sistólica aislada.
Los diuréticos de asa, como la furosemida, se deben emplear en los
hipertensos con insuficiencia renal.
Bloqueadores beta
Son fármacos seguros, de bajo costo, eficaces en monoterapia o en
combinación con diuréticos, antagonistas del calcio (dihidropiridinas)
y a bloqueadores. Están contraindicados en pacientes con limitación
crónica del flujo aéreo y son enfermedad vascular periférica.
Inhibidores de la ECA
Son seguros, efectivos, más baratos que en sus comienzos, son
especialmente útiles en la insuficiencia cardíaca y en la nefropatía
diabética con proteinuria. Su efecto adverso más frecuente es la
aparición de tos seca.
Antagonistas de angiotensina II
Son similares a los inhibidores de la ECA, pero no provovan tos seca.
Aún son de costo alto.
Bloqueadores alfa
Son seguros y efectivos, aunque no se ha probado todavía su efecto
sobre el riesgo cardiovascular. Se los utiliza preferentemente en
dislipidemias, intolerancia a la glucosa y en pacientes con hipertrofia
prostática benigna, por su efecto favorable sobre el músculo detrusor.
Su efecto adverso principal es la hipotensión postural.
Otros medicamentos
Existen numerosos fármacos de acción central como la clonidina,
reserpina, guanetidina y metildopa, y de acción periférica como la
hidralazina y el minoxidil, pero por sus reconocidos efectos adversos
son poco utilizados. Cabe destacar, sin embargo, que la metildopa y
la hidralazina son fármacos empleados ampliamente en la
hipertensión del embarazo.
La mayoría de las personas piensan que para estar sanos deben comer
mucho, otros dicen que sólo lo suficiente y un pequeño grupo, sólo lo
necesario. Pero lo cierto es que no sólo debemos comer, sino también
alimentarnos; y es ese el punto a donde quiero llegar.
**QUE ES LA DISLIPIDEMIA