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Signos Lingüísticos:
Componentes y características del signo lingüístico.
El texto como unidad comunicativa, sus características y tipología.
Estructuras Literarias:
El personaje y el Conflicto. Construcción de un personaje literario
Los Símbolos: poseen una relación arbitraria con la realidad que representan,
es decir se establecen a través de acuerdos con los hablantes.
Ejemplo: los semáforos, las palabras…
¿Qué es el signo lingüístico?
Asociación indisoluble de una idea o concepto (significado) con una
forma sonora o escrita (significante). Es un símbolo.
Contenido Significado
Expresión Significante
Carácter lineal
/Ojos/ + /mentirosos/
Características del signo lingüístico
Biplánico
Significado
En este caso es el conjunto de características
comunes a todos los árboles (hojas, tronco…) que
permite agruparlos como clase. /árbol/
El signo lingüístico
Significante /árbol/
En este caso =
/á/+/r/+/b/+/o/+/l/
Arbitrario
La relación entre significado y significante es un acuerdo
entre los hablantes. Por ello, cada lengua asocia un
significante distinto a un mismo significado.
perro dog
en castellano en inglés
cane
en italiano
Mutable e inmutable
miércoles
martes jueves
lunes
viernes domingo
sábado
El signo “lunes” adquiere valor porque tiene significado diferente a los
otros días de la semana.
El texto como unidad comunicativa,
sus características y tipología.
Elementos
El tema (general o especializado)
La intención comunicativa
El canal (oral, escrito, audiovisual)
La relación entre interlocutores
Coherencia
Propiedad textual que permite que un texto sea comprendido por su destinatario
como una unidad con sentido.
Características
Núcleo temático que se va desarrollando a lo largo del texto
Información necesaria + organizada siguiendo un esquema previo: idea principal +
ideas secundarias, organizació n en pá rrafos (→ resumen)
Estructura interna: las partes que lo integran están relacionadas entre sí
Coherencia
Características
Núcleo temático que se va desarrollando a lo largo del texto
Información necesaria + organizada siguiendo un esquema previo:
idea principal + ideas secundarias, organizació n en pá rrafos (→
resumen)
Estructura interna: las partes que lo integran están relacionadas
entre sí
La progresión temática
Progresión de tema constante:
se produce cuando el mismo tema se
repite a lo largo de un texto. Ejemplo:
Procedimientos
Léxicos
De repetición: reiteración léxica (exacta o parcial), palabras de un mismo
campo semántico o de un campo léxico, etc.
De sustitución: sinónimos y antónimos, hiperónimos e hipónimos, nombre
común/propio, paráfrasis explicativas, proformas léxicas…
Gramaticales
De repetición
De un elemento gramatical o de una misma función gramatical
De las voces narrativas y de las marcas que señalan a los interlocutores
De esquemas sintácticos (sintagmas, oraciones, tipos de oraciones)
Referencia anafórica: un elemento del texto se refiere a otro mencionado
anteriormente
Referencia catafórica: un elemento del texto se refiere a otro mencionado
posteriormente
Deíxis
Mecanismo lingüístico que señala el quién (deixis personal: pronombres
personales, posesivos y flexión verbal), el dónde (deixis espacial: demostrativos,
adverbios, algunos adjetivos y grupos preposicionales) y el cuándo (deixis
temporal: morfemas verbales, adverbios, algunos adjetivos, nombres de meses y
días de la semana, grupos preposicionales…) en el texto.
Elipsis
Omisión de palabras o expresiones redundantes (el sujeto, por ejemplo)
Las razones que puede dar un escritor para leer son, supongo, tan previsibles como las que podría
dar un compositor para escuchar música o un director de cine para ver películas. Quizá un profesor
dijera a sus alumnos que leyendo se aprenden infinidad de cosas, presentes y pasadas; que se ejercita
la imaginación; que se adquieren conocimientos que nos serán de gran utilidad en la vida y hasta que
uno se ayuda a sí mismo a triunfar. Todo eso es cierto, a mi parecer, pero nada de ello es exclusivo de
la literatura, de la novela, la poesía, los cuentos. Lo que sí nos da la literatura, y sólo ella, es, creo yo, la
posibilidad de ser también otros de los que somos, y de vivir las vidas que seguramente nunca
viviremos, y por lo tanto de descansar a ratos, de nosotros mismos, algo en verdad necesario y muy
satisfactorio. Y además, si no nos puede explicar los misterios de la existencia, por lo menos nos los
muestra y nos los cuenta. Y eso es ya muchísimo. Es casi algo ilimitado.
Adición
y, además, también, asimismo, encima, igualmente…
Contraste
pero, sin embargo, a pesar de, no obstante, ahora bien, aun así...
Causa/Consecuencia
luego, conque, entonces, por consiguiente, de ahí que…
Temporales
después, más adelante, entonces…
El texto expositivo
Según el tipo de destinatario al que van dirigidos, los textos expositivos pueden
ser divulgativos (dirigidos a un público general, sin conocimientos específicos
sobre el tema; aparecen en artículos de prensa, revistas divulgativas,
enciclopedias o libros de consulta) o especializados (destinados a personas que
ya poseen conocimientos sobre el tema, por lo que suelen emplear tecnicismos;
aparecen en revistas especializadas, o en manuales o publicaciones académicas
tanto científicas como humanísticas).
La estructura de un texto expositivo
Para redactar un texto expositivo conviene planificar la tarea y considerar una serie
de aspectos que abarcan tanto la preparación como la realización final del trabajo.
Si lo comparamos con una partida de ajedrez, sería el enfrentamiento del bando de las blancas
contra el bando de las negras. El escritor debe jugar alternativamente con los dos colores. Ahora
me toca mover un personaje “blanco”; a esa acción tendré que oponerle una contraria de un
personaje “negro”. No cabe adoptar una actitud ética estricta. Sabemos que tanto en la vida como
en la ficción no todo es lo que parece. En definitiva, el enfoque dependerá mucho de los
propósitos del autor respecto a su criatura. La partida completa sería la narración terminada.
El concepto del conflicto es aplicable a cualquier género narrativo, por supuesto. Da igual si se
trata de un detective que desea atrapar al culpable de un crimen o de un sacerdote que desea salir
por sí mismo de una crisis religiosa. Lo que debemos tener claro es que para armar nuestra trama
es imprescindible que dispongamos (primero mentalmente) de un conflicto narrativo claro,
concreto, preciso y coherente. Si este asunto no está claro desde el principio de nuestra
planificación previa navegaremos a la deriva, sin un objetivo preciso al que dirigirnos.
Conflicto narrativo: tipos
Vamos a ver primero los tipos de lucha (en un sentido amplio) que podemos afrontar
desde la narrativa de ficción. Siempre deben estar adecuados a nuestra historia.
Conflicto bélico
La figura prototípica del héroe nace en la literatura mundial al contar las hazañas del
mismo. El caso más claro es la Ilíada de Homero (Aquiles, Héctor, etc.). A veces el énfasis
se coloca en individuos concretos que personifican la lucha (por ejemplo, Napoleón
contra el zar de todas las Rusias). Una variante sería el conflicto armado entre un grupo
de individuos contra otro.
Conflicto histórico
Puede ser una variante del anterior si se basa en hechos bélicos. Sin embargo, el
conflicto narrativo también puede focalizarse en un contexto histórico determinado.
Será necesaria una gran documentación para no incurrir en anacronismos. Siempre es
un peligro que nuestros personajes piensen y sientan desde la actualidad y no en el
marco histórico y cultural que tenemos que prefijar de antemano.
Conflicto político
Si nos olvidamos un momento de la cruda lucha por el poder (que da mucho juego en
diversos géneros novelísticos), también el conflicto narrativo puede girar sobre las
concepciones del mundo de determinados personajes enfrentados a su entorno socio-
cultural.
Conflicto interior
Conflicto amoroso
Lo primero que hay que decir es que hay que huir de los clichés. Uno de ellos
consiste en el abuso de la descripción de situaciones cotidianas. No tiene mucho
sentido andar describiendo (en la era de la imagen) una casa o un camino, da
igual. Salvo que sean “personajes” también de la historia, que puede darse el caso
en ocasiones. Muchos escritores noveles hacen caso omiso de este fundamental
consejo y comienzan a escribir de esta manera:
Todos sabemos que hay multitud de actos cotidianos y también sabemos cómo se
hacen. No hace falta incluirlo en las narraciones. Salvo, claro está, que el acto sea
esencial precisamente para entender el conflicto narrativo subyacente.
Hay que determinar desde el principio la corriente principal (la fuerza, por
decirlo de otro modo) que recorre la espina dorsal de la narración. Esa
fuerza, que da sentido a la acción, a que ocurran acontecimientos que atrapan
la atención del lector, a que interactúen los personajes entre ellos… es el
conflicto narrativo.
Personajes planos
Un personaje plano es aquel que muestran muy pocos atributos de personalidad,
emociones, características, etc. Por lo general se destinan para los personajes
secundarios y figurantes. Existen y son igual de importantes, pero ocupan el
segundo lugar en la clasificación de personajes.
Personajes redondos
Contrarios a los personajes planos: tienen más atributos y su nivel de
complejidad se destina a los personajes principales. Una de las características
más resaltantes de esta categoría es que son contradictorios, están bien
matizados, y tienen una personalidad incluso imprevisible, hasta el punto de
acercarse siempre a sus propios límites.
• Hacemos mención de estas dos categorías por una razón importante: procura
que tus personajes principales sean redondos y que los secundarios sean planos.
Un principal que sea plano te coloca en el riesgo de que la obra entera sea
también plana, sin vida ni potencial de clímax, uniforme y poco diversa.
Fíjate en esta expresión: “Quiero escribir un libro sobre el amor”, aquí tienes que decidir el
género: ¿quieres escribir un libro de ficción o de no ficción? ¿sobre quién o quiénes?
Shakespeare respondió a esta pregunta de la siguiente manera: Romeo y Julieta.
Un dragón amigable y compañero fiel del héroe es uno personajes tipo que tienen las
novelas fantásticas. Un obrero cansado y con intenciones de cambiar su vida radicalmente
es el tipo de personajes de la realidad.
Los personajes surgen del genio fantasioso del autor, como Tolkien en El señor de los
anillos, de la realidad, caso de La madre de Gorki. También, de personajes reales o de
referencias históricas: novelas, relatos u obras de teatro que usan personajes que vivieron o
marcaron un hito en la humanidad: Napoleón, Ghandi, etc. No son biografías; son novelas
históricas en todo caso.
Para esto, no hay nada como leer novelas y analizar los personajes que aparecen en ellas.
Un método para creación de personajes
Quiero escribir una novela sobre una monja que se enamora de pronto de un
reconocido sacerdote. ¿Cuáles son los personajes principales? ¿Y los secundarios?
Algunos genios creativos escriben sus libros sin un trabajo de ingeniería previo. Otros
necesitan un plan, una arquitectura, un mapa, o información detallada de sus
personajes, como vimos en el artículo de tipos de escritor. Esto también depende de si
escribimos un cuento, una novela o una obra dramatúrgica. En todo caso, para llegar
seguros al proceso de redacción, podríamos realizar un par de actividades previas sólo
para nuestro uso exclusivo y complementario:
Todos estamos sujetos a cuatro aspectos que nos constituyen como persona.
Los personajes de ficción también, independientemente de que sean
fantásticos o personajes tomados de la realidad.
Aspectos corpóreos.
Aspectos sociales.
Aspectos psicológicos.
Aspectos morales.