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Relaciones de género en transformación

Estudios en diversos ámbitos sociales


Relaciones de género en transformación
Estudios en diversos ámbitos sociales
Graciela Vélez Bautista y Norma Baca
Coordinadoras

CENTRO DE INVESTIGACIÓN EN
ESTUDIOS DE GÉNERO Y EQUIDAD
Universidad Autónoma del Estado de México
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Centro de Investigación en
Ciencias Sociales y Humanidades
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales
Graciela Vélez Bautista ... [et.al.]; coordinado por Graciela Vélez Bautista y Norma
Baca Tavira.
1a ed. - Buenos Aires : Mnemosyne, 2011.
306 p. ; 16x23 cm. - (Investigación y tesis; 13)

ISBN 978-987-26116-8-2

1. Sociología. I. Vélez Bautista, Graciela II. Vélez Bautista, Graciela, coord.


III. Baca Tavira, Norma, coord.
CDD 301

Fecha de catalogación: 24/01/2011

Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales


1ª edición

© De esta edición, Editorial MNEMOSYNE, 2011


México 1470 PB 4 - (C1097ABD) Buenos Aires - Argentina
(5411) 4381 4270
info@mnemosyne.com.ar
www.mnemosyne.com.ar

Diseño de tapas: Osvaldo Ruiz


Diagramación: Hernán de Alba de Alba

ISBN 978-987-26116-8-2 - Fecha de publicación: Febrero de 2011


Queda hecho el depósito que establece la Ley 11723
LIBRO DE EDICIÓN ARGENTINA

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión


o la transformación de este libro en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrónico o
mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el permiso previo y escrito
del editor. Su infracción está penada por las leyes 11723 y 25.446.
ÍNDICE
Presentación 7
Graciela Vélez Bautista

Introducción 11
Norma Baca

PRIMERA PARTE
Política e institucionalidad. Prácticas y discursos
en organizaciones públicas 17

La institucionalización de las políticas con perpectiva


de género en la estructura político-administrativa
de los gobiernos municipales del estado de México 19
Gloria Jovita Guadarrama Sánchez

Elementos para analizar la agenda legislativa


desde una perspectiva de género (con aplicación
al Congreso del estado de Coahuila) 43
María del Rosario Varela Zuñiga y Gloria J. Guadarrama

La política educativa con perspectiva de género


en las IES: caso UAEMéx 63
Graciela Vélez Bautista y Norma Baca

Las candidatas del PRI en el estado de México: entre


la trayectoria política y la competencia electoral 79
Ramiro Medrano González

SEGUNDA PARTE
Diversidad e identidades de las relaciones de género 95

Todo cambia, también las mujeres: discurso


y práctica del feminismo/s 97
Mercedes Alcañiz

Migraciones internacionales, identidades


y relaciones de género. Exsoviéticos en la Argentina actual 117
Susana Masseroni
Contribución de la mujer otomí en la conservación
de su habitación y patrimonio cultural 141
Martha Rosas Vilchis

Percepciones sobre las relaciones de género y sobre


la violencia de género entre jóvenes universitarios 153
Norma Baca y Graciela Vélez Bautista

Bajo condena: mujer, culpa y autonomía 183


Velvet Romero García

Construcción de identidad colectiva de género


en mujeres zapatistas 203
José M. Aranda Sánchez

TERCERA PARTE
Cuidados, cuerpo y sexualidad 219

Cuerpo y sexualidad: territorio simbólico de representación


de mensajes de género en jóvenes universitarios 221
Martha Patricia Zarza Delgado

El trabajo y la construcción de lo femenino:


una visión desde lo travesti 245
Gabriela Peralta Quevedo

Autocuidado de la diabetes mellitus tipo 2:


263
una perspectiva de género
Patricia Cruz Bello e Ivonne Vizcarra Bordi

Las historias de vida y la subjetividad como método


de investigación rural con perpectiva de género. Caso
de tres proyectos: conflictos matlazincas, paisajes
mazahuas y diabetes de migrantes 285
Ivonne Vizcarra Bordi
PRESENTACIÓN

Graciela Vélez Bautista

7
8
El propósito fundamental de la obra Relaciones de género en transformación.
Estudios en diversos ámbitos sociales, es reconocer y difundir la investigación
con perspectiva de género en la Universidad Autónoma del Estado de México
(UAEMéx), considerando en dicho reconocimiento la participación de dos
Universidades externas: la Universidad Jaume I de Castellón, España y el Instituto
de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, Argentina;
instituciones con las que se ha constituido una red académica que involucra
distintas actividades entre ellas la publicación de resultados de investigación.
El Centro de Investigación en Estudios de Género y Equidad, a través del
Cuerpo Académico Género y Desigualdades agradece a la Secretaría de
Educación Pública1 el apoyo para la publicación de esta obra, pero sobre todo,
el interés por incorporar la perspectiva de género en las instituciones de
educación superior.
Los capítulos que conforman la obra que se presenta son el resultado del
Primer Coloquio de Investigación. La perspectiva de género en la UAEMéx,
cuyo propósito central ha sido reunir a estudiosos y estudiosas de distintas
problemáticas en todas las áreas del conocimiento de la Universidad
Autónoma del Estado de México que consideren la perspectiva de género
como eje de análisis de sus investigaciones. Tal acción, sin duda enriquece el
desarrollo de los proyectos en vigencia y estimula propuestas de investigación
con perspectiva de género, en diferentes Cuerpos Académicos y en proyectos
de tesis de grado y postgrado. Asimismo responde a una demanda social
que requiere información sobre la igualdad de oportunidades para mujeres
y hombres en los distintos ámbitos de desarrollo. Al mismo tiempo, propicia
el debate y la reflexión colectiva de la comunidad académica sobre una
temática que requiere del análisis profundo para generar conocimientos que
impacten el desarrollo social con equidad de género.

1
Proyecto de investigación SEP número 2009-2007-00-4105-P6: La construcción de la igualdad de
género en la UAEM: diagnóstico y acciones.

9
La obra está organizada en tres grandes temas que comprenden los distintos
capítulos con el fin de explicar las consabidas desigualdades entre los géneros, así
como para comprender sus causas y en muchos casos la propuesta modificatoria
que permitiría avanzar en la búsqueda de cambios desde la estructura del
sistema social hasta las actitudes, el lenguaje y las relaciones de poder entre los
géneros, para posibilitar el desarrollo equitativo de mujeres y hombres tanto en
sociedades latinoamericanas como iberoamericanas.
El Centro de Investigación en Estudios de Género y Equidad de la UAEMéx, ha
compilado esta obra, como acción afirmativa dentro de la política educativa con
perspectiva de género no sólo para beneficio de la comunidad científica, sino
en aras de difundir tanto a nivel nacional como internacional la emergencia de
encontrar nuevos caminos que faciliten el tránsito de sociedades desigualitarias
a sociedades más democráticas que propicien las condiciones para mejorar la
vida de las mujeres no como beneficio exclusivo para ellas, sino como avance en
la senda del desarrollo humano.

10
INTRODUCCIÓN

Norma Baca

11
12
El género, como categoría social, es una de las contribuciones teóricas más
significativas del feminismo contemporáneo. Como se sabe, lo femenino y lo
masculino se conforman a partir de una relación mutua, cultural e histórica.
Pero, la construcción de género no es simplemente algo que le sucede a mujeres
y hombres sino que el género es una construcción que hombres y mujeres
reproducimos dentro de las poderosas imposiciones del sistema sexo/género
vigente: el patriarcado.
Varones y mujeres coexisten en un mundo de relaciones donde lo masculino
y lo femenino están referidos recíprocamente. Pero ello no quiere decir que
las relaciones de género se presenten en lo institucional, en lo material y en lo
simbólico, de forma integrada y armoniosa, todo lo contrario, las relaciones de
género están marcadas por realidades específicas de asimetrías y desigualdades.
En ese sentido, el género, como categoría analítica ha favorecido las explicaciones
respecto de las desigualdades sociales entre varones y mujeres. La publicación del
presente libro, significa para nosotras abonar al fortalecimiento de los “estudios
de género” como el segmento de la producción de conocimientos que se han
ocupado de ese ámbito de la experiencia humana. El libro Relaciones de género
en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales incluye tres secciones
temáticas que en cierto modo asumen no sólo el panorama de cambios en las
relaciones de género sino también identifican determinadas características en el
contexto social que están apuntando a un proceso de nuevas formas en dichas
relaciones de género.
La primera parte: Política e institucionalidad. Prácticas y discursos en
organizaciones públicas, la integran cuatro capítulos. Gloria J. Guadarrama
Sánchez, explora la forma en que se ha institucionalizado la perspectiva de
género en las políticas públicas de los municipios del estado de México. En
su interesante trabajo, la investigadora de El Colegio Mexiquense, identifica
las capacidades y limitaciones de la organización administrativa municipal
mexiquense. En el mismo sentido, el capítulo “Elementos para analizar la agenda

13
legislativa desde una perspectiva de género”, María del Rosario Varela y Gloria
Guadarrama indagan sobre la representación política de las mujeres, para ello
analizan la construcción de la agenda de género a partir de la presencia de las
mujeres en el poder legislativo en el estado de Coahuila. El capítulo de Graciela
Vélez Bautista y de Norma Baca, analiza la relación democracia, género y ciencia
en el espacio educativo a partir de registros administrativos de la Universidad
Autónoma del Estado de México (UAEMéx). Este ejercicio permite identificar los
espacios feminizados y/o masculinizados en dicha institución y mostrar cómo
la trayectoria de investigación presenta desigualdades de género. El trabajo
de Ramiro Medrano González parte de cuestionarse sobre la importancia que
las trayectorias políticas de las mujeres pudieran tener en la definición de
candidaturas a cargos de elección popular y sobre cómo afecta la competencia
electoral en la construcción de candidaturas de mujeres, sobre la base de tales
cuestionamientos, el profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociales de la UAEMéx, explora cómo el Partido Revolucionario Institucional
(PRI) en el estado de México, durante el proceso electoral el año 2009, modificó
los criterios de selección de candidatos, especialmente en municipios con alta
competitividad electoral.
La segunda parte: Diversidad e identidades de las relaciones de género,
está integrada por seis capítulos. El trabajo de Mercedes Alcañiz, expone,
desde un punto de vista histórico, el proceso de formación del corpus
teórico de los estudios feministas y de género, asimismo la autora sintetiza
el proceso de acción de los movimientos feministas y recupera los principales
elementos político-jurídicos que contribuyeron a la inclusión de la equidad de
género en la agenda internacional de desarrollo. El sexto capítulo aborda el
tema de la movilidad espacial de la población y el proceso de cambios que
los sujetos y sus familias enfrentan, el texto que aquí nos presenta Susana
Masseroni se titula “Migraciones internacionales. Identidades y relaciones
de género. Exsoviéticos en la Argentina actual” y aborda la vinculación que
guarda la permanente construcción de la identidad con la construcción social
del orden de género, en nuevos contextos. La identidad de género es el tema
central del trabajo de Martha Rosas Vilchis, en este caso, la investigadora
de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UAEMéx, estudia a un grupo
étnico y nos presenta un análisis de los aspectos que hoy en día prevalecen
en la concepción de la arquitectura moderna de una población otomí y del
papel central que las mujeres de este pueblo tienen en la preservación de los
elementos identitarios del mismo. El texto que presentamos Norma Baca y
Graciela Vélez Bautista indaga en la reproducción y permanencia de patrones

14
particulares de dominación de lo masculino sobre lo femenino o en su caso,
en las transformaciones de las desiguales relaciones de género predominantes
en nuestras sociedades; en esta ocasión abordamos el tema a partir de las
percepciones que jóvenes universitarios tienen sobre las relaciones de género.
En la misma línea de investigación sobre las representaciones culturales y la
forma en que los individuos se apropian de ellas está el trabajo “Bajo condena:
mujer, culpa y autonomía” en el que Velvet Romero García plantea que la
culpa se inserta en la subjetividad de las mujeres debido al incumplimiento y/o
trasgresión de las normas sociales que se establecen especialmente para ellas.
La sección cierra con el capítulo “Construcción de identidad colectiva de género
en mujeres zapatistas” donde José María Aranda Sánchez, profesor-investigador
del Instituto de Estudios sobre la Universidad de la UAEMéx, da seguimiento
a la difícil trayectoria que mujeres que se han unido al Ejercito Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) han debido desarrollar en la construcción de una
identidad de género, el trabajo muestra que estas “mujeres indígenas han
logrado una representación definida y equitativa con respecto a los hombres y
en relación con el conjunto de las bases zapatistas”.
La tercera parte Cuidados, cuerpo y sexualidad, incluye el trabajo de Martha
Patricia Zarza Delgado, profesora de la Facultad de Arquitectura y Diseño de
la Universidad Autónoma del Estado de México, quien analiza cómo el cuerpo
y la sexualidad son medios simbólicos de especial relevancia para los jóvenes
universitarios en su necesidad de reafirmar o reforzar su identidad de género. Los
estudiantes que forman parte de este estudio pertenecen al nivel de pregrado
tanto de una universidad pública como de una privada. El siguiente capítulo “El
trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti” de Gabriela
Quevedo Peralta, describe la experiencia de vida de travestis en la ciudad de
Villahermosa Tabasco y el impacto que la transgresión de los roles y estereotipos
de género provoca en la situación laboral de los sujetos que adoptan una imagen
y conductas tradicionalmente relacionadas con lo femenino en nuestra cultura. El
trabajo “Autocuidado de la diabetes mellitus tipo 2: una perspectiva de género”
de Patricia Cruz Bello e Ivonne Vizcarra, da a conocer factores no clínicos que
pueden considerarse diferenciales de género para desarrollar la diabetes. El
último capítulo lo elabora Ivonne Vizcarra Bordi, profesora-Investigadora del
Instituto en Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del
Estado de México, el cual tiene como objetivo explorar cómo las historias de vida
con perspectiva de género, “pueden ser un instrumento útil en el transitar de la
multi e interdisciplina para estudiar la construcción social de la realidad basada
en la vida cotidiana de hombres y mujeres […]”.

15
Así cerramos este libro, habiendo querido mostrar, a través de los 14 trabajos
aquí incluídos, diversas problemáticas de distintos grupos sociales y en diferentes
contextos geográficos en las que la perspectiva de género es una herramienta de
análisis que nos permite identificar las diferencias entre hombres y mujeres para
establecer acciones tendientes a promover situaciones de equidad.

16
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

PRIMERA PARTE
Política e institucionalidad. Prácticas y discursos
en organizaciones públicas

17
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

18
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

La institucionalización de las políticas con perpectiva de género


en la estructura político-administrativa de los gobiernos
municipales del estado de México

Gloria Jovita Guadarrama Sánchez*

Introducción

Aún cuando en México se ha incrementado y extendido la investigación


académica sobre la condición de las mujeres, existen pocos estudios orientados
a explicar cómo se articula la perspectiva de género en las políticas públicas
municipales; entre ellos se pueden identificar: primero, los dirigidos a describir e
informar sobre la condición de las mujeres en aspectos demográficos, educación,
familiares, trabajo, participación política y salud reproductiva; segundo, los
orientados a examinar los efectos de las políticas públicas en términos de
indicadores de mejoramiento en la situación y posición de las mujeres en diversos
aspectos de la vida económica, política y social del país.1 Aquí se intenta poner la
mirada en las características asumidas por el proceso de institucionalización de
las políticas públicas con perspectiva de género, para examinar si los patrones
de su configuración han sido determinantes en las potencialidades y obstáculos
para su consolidación.
El análisis se centra en los organismos municipales de la mujer del estado de
México, como unidades político administrativas que institucionalizan en diversos
grados la perspectiva. La posición implica reconocer que las instituciones
se crean y se desarrollan siguiendo ciertas fases y que al seguir las etapas de
desarrollo de la institución, se pueden identificar diferentes niveles y formas de

1
El desarrollo de la investigación sobre temas asociados al género y sobre sus características
puede ser analizado con una multiplicidad de criterios; los rubros que aquí son mencionados
están orientados a distinguir la posición que las mujeres ocupan como agentes o beneficiarias
de la intervención del Estado en distintos periodos. La primera etapa en la que las condiciones
desiguales de las mujeres adquieren visibilidad en la esfera social y política que tiene lugar en
la década de los ochenta. La segunda etapa corresponde a la gradual inclusión de las mujeres
en las concepciones contemporáneas del desarrollo socioeconómico de los países, que inicia
en la década de los noventa y se concreta en la formulación de indicadores que consideran la
condición de la mujer como componente importante del desarrollo; los indicadores integran,
tanto la satisfacción de las necesidades básicas, como la igualdad de oportunidades y la formación
de capacidades como aspectos sustantivos del desarrollo. Es el caso de los Índices de Desarrollo
Humano establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), adoptados por más de
cien países desde 1990 (ONU, 1998: 179).
* Profesora-Investigadora de El Colegio Mexiquense, A. C.

19
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

institucionalización.2 En ese marco, como lo ha señalado Philip Selznick (1996:


271), el proceso es percibido como la emergencia de patrones de ordenamiento
estables y que se encuentran socialmente integrados. Es a partir de esas premisas
que se trata de estudiar el proceso de institucionalización de las políticas con
perspectiva de género; teniendo a la vista las capacidades y las limitaciones de
las estrategias gubernamentales.
La mirada vertida sobre estos procesos supone diferencias en el proceso de
institucionalización en dos aspectos: el de las reglas formales y en el de las reglas
informales; y considera que las acciones de institucionalización han logrado
avances en las reglas formales y encontrado obstáculos en el ámbito de las
reglas informales y las prácticas; diferencias que se traducen en concepciones
divergentes sobre los problemas y sobre las formas de atenderlos. Otro plano de
la reflexión considera a la perspectiva de género como un concepto moderno,
articulado y difundido de acuerdo a parámetros internacionales, que encuentra
resistencias en la visión tradicional de la mayoría de los gobiernos locales. Los
resultados de la exploración evidencian la constitución de ámbitos discrecionales
en los que los actores pueden elaborar interpretaciones particulares de la
perspectiva que derivan en reglas y prácticas contradictorias y aún opuestas a
los principios formales que orientan las acciones gubernamentales.

La agenda de gobierno y las mujeres

No obstante que en las sociedades existen numerosos problemas que afectan la


vida y el bienestar de los ciudadanos, no todos ellos logran obtener la atención
del gobierno y llegan a ser incorporados como asuntos de política pública. La
agenda de gobierno incorpora las cuestiones que la comunidad social y política
consideran deben ser objeto de la atención pública.3 En ese sentido, aún cuando
los reclamos de mayor bienestar para las mujeres y las demandas de igualdad
de derechos políticos y sociales han estado presentes en el panorama mexicano
desde la segunda mitad del siglo XX, tales demandas no habían sido planteadas
en términos de los mecanismos de exclusión, discriminación y desigualdad que
2
Las fases del proceso de institucionalización se establecen con criterios distintos. Tolbert y Sucker
(1986) consideran que la institucionalización implica pasar de la emergencia de nuevos arreglos
organizacionales impulsados por cambios o presiones en el entorno, que son habitualizados y
objetivizados modificando la estructura de la organización y se sedimentan en la medida que
los miembros de la organización se apropian de ellos, conformando patrones estables que dan
continuidad y supervivencia a la organización.
3
De acuerdo con Elder y Cobb (1996) existe una limitada capacidad del gobierno para atender
todos los asuntos que son demandados, por lo que las oportunidades a elegir están limitadas por
obligaciones previas y por un cúmulo de demandas contradictorias. Así, para que un asunto se
incorpore a la agenda, se requiere la convergencia apropiada de personas, problemas, soluciones
y oportunidades de elección; cada uno de esos elementos es potencialmente incierto.

20
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

articulan a la sociedad en razón de la diferenciación hombres-mujeres. No es


sino hasta principios de los años setenta que las condiciones desiguales de las
mujeres mexicanas principian a tener mayor visibilidad y a generar procesos de
movilización que reclaman y hacen alusión a formas históricas de discriminación
radicadas en las estructuras sociales; es entonces cuando se comienza a elaborar
una reflexión crítica sobre los problemas de género y sobre la necesidad de
generar cambios en las relaciones sociales, que advierte la importancia de que
el Estado se involucre en la atención de esos problemas .
Producto de esa combinación de elementos y de las corrientes que en el ámbito
internacional destacan la importancia de la participación de las mujeres en el
bienestar general de la población, hacia el comienzo de la década de los ochenta,
inician a observarse en el país diversas formas de organización y participación
colectiva de las mujeres que recogen diversas problemáticas, que impulsan la
realización de acciones específicas por parte del Estado y el reconocimiento de
las mujeres como objeto de atención de las políticas públicas.4
Al asumir alguna responsabilidad frente en la solución de los problemas que
afectaban a las mujeres, el Estado reconocía, implícitamente, que las condiciones
de desigualdad también podían ser atribuidas a las características del sistema
político; pero habría que esperar hasta los años noventa para dar el paso
hacia formas directas de intervención del gobierno, que asumieran el carácter
de ser políticas públicas destinadas, expresamente, a examinar y atender las
condiciones estructurales reproductoras de la desigualdad, en función de las
relaciones que se establecen entre hombres y mujeres; intervenciones que
fueron configurando los patrones para la institucionalización de una perspectiva
de género en la agenda de gobierno. La institucionalización gradual del género
en las estructuras del gobierno constituye entonces un proceso evolutivo
que conduce al reconocimiento que desde las características del gobierno y
la organización de la gestión pública, en lo concerniente a la condición de las
mujeres, es posible redoblar inequidades al asignar recursos, dar oportunidades,
reconocer capacidades y distribuir poderes (Espinosa, 2006: 45).5 El cambio
de posición significó que se transitara desde una perspectiva de las políticas
4
Gisela Espinosa Damián (2006) denomina a esta etapa “feminismo popular” y reseña numerosos
grupos, frentes, uniones, comisiones y comités que movilizan a las mujeres en eventos como el
“Primer Encuentro Nacional de Mujeres” (1980), el “Primer Encuentro de Mujeres Trabajadoras”
(1981) El Primer Encuentro de Mujeres del Frente Urbano Popular (1983), así como movimientos
de organizaciones vecinales, maestras, costureras, campesinas y maquiladoras, los cuales reflejan
las demandas y dejan ver las capacidades de movilización de las mujeres.
5
Espinosa (2006) identifica distintas vertientes articuladoras de los movimientos feministas
mexicanos que considera son parte de una construcción política y cultural dinámica, manifiestas
en aspiraciones y estrategias políticas diversas, que inciden en la generación de respuestas del
gobierno en términos de políticas públicas.

21
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

centradas en los problemas de las mujeres, hacia una visión centrada en los
problemas del género, en la que se privilegia examinar la situación y condición
de las mujeres en el panorama social en relación con las otras estructuras de la
sociedad que las condicionan y determinan.

La perspectiva de género en las políticas públicas

La secuencia trazada es útil para introducir otro de los aspectos importantes


en la visión de la intervención gubernamental, ya que la perspectiva de género
en las políticas públicas incorpora conceptos instrumentales que reflejan el
consenso de los países sobre la necesidad de encontrar una terminología común
que permitiera identificar las estrategias necesarias para reconocer y atender la
situación de inequidad de las mujeres en el mundo contemporáneo.6 Así, como
resultado de la Cuarta Conferencia Internacional Sobre la Mujer, celebrada en
Beijing en 1995, la perspectiva de género en las políticas públicas fue articulada
como “La integración sistemática de la igualdad entre géneros, en todos los
sistemas, estructuras, políticas programas y procesos del Estado”.7
La integración del género a la estructura y funciones del Estado en los
términos que marca el consenso internacional implican, a su vez, la adopción
de los conceptos de “transversalidad”, y/o de “transversalidad del género”. La
legislación mexicana para la “Igualdad entre Mujeres y Hombres” define a la
transversalidad como “el proceso que permite garantizar la incorporación de
la perspectiva de género con el objetivo de valorar las implicaciones que tiene
para las mujeres y los hombres cualquier acción que se programe, tratándose de

6
Inchaústegui y Ugalde (2006: 204) refieren que el concepto proviene de la Cuarta Conferencia
Internacional Sobre la Mujer realizada en Beijing en 1995; los términos son retomados en
diversos documentos y estudios sobre la mujer y el género; se puede afirmar que la definición es
compartida por los organismos y foros nacionales e internacionales que discuten y conceptúan las
intervenciones necesarias para atender los problemas de las mujeres.
De la conferencia derivó una plataforma de acción prescriptiva para los países que es seguida en
su cumplimiento por la Organización de las Naciones Unidas.
7
El consenso y compromiso de los países se expresó en los siguientes términos: “[...] Reconocemos
también que el crecimiento económico sostenido de base amplia en el contexto del desarrollo
sostenible es necesario para apoyar el desarrollo social y la justicia social. El éxito de la
plataforma de acción también requerirá una movilización adecuada de recursos a nivel nacional e
internacional y recursos nuevos y adicionales para países en desarrollo procedentes de todos los
mecanismos de financiación disponibles, incluidas las fuentes multilaterales, bilaterales y privadas
para el adelanto de la mujer; recursos financieros para fortalecer la capacidad de las instituciones
nacionales, regionales, subregionales e internacionales; el compromiso de lograr la igualdad de
derechos, igualdad de responsabilidades, así como la igualdad de participación de las mujeres
y los hombres en todos los órganos y procesos de determinación de políticas a nivel nacional,
regional e internacional; el establecimiento o fortalecimiento de mecanismos en todos los niveles
para rendir cuentas a las mujeres del mundo” (Declaración de la IV Conferencia Mundial sobre la
Mujer”, extracto).

22
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

legislación, políticas públicas, actividades administrativas, económicas y culturales


en las instituciones públicas y privadas”.8 En la visión de Teresa Inchaústegui y
Yamileth Ugalde (Ugalde: 204), la transversalidad es una estrategia de cambio
institucional que cruza de forma horizontal la estructura vertical o jerárquica
de una organización para incorporar el género a la corriente principal que guía
los fines de la organización gender mainstreaming.9 Esa concepción deja ver
que no son solamente los problemas y los hechos, los que marcan la agenda de
gobierno, sino su definición, que lleva a seleccionar ciertas realidades, valorarlas
y actuar sobre ellas. Desde esos ángulos, la perspectiva de género, tal como está
concebida en los marcos normativos del gobierno mexicano, estaría dirigida,
sustantivamente, a generar cambios estructurales en las formas de gobierno y
gestión pública. En otras palabras la forma de definir la perspectiva, precisa su
orientación y delimita su campo de acción.
La perspectiva de género es entendida entonces, para los propósitos de este
análisis, como un esfuerzo intencional del Estado mexicano para cambiar la
estructura y los procesos del sector público que obstaculizan la incorporación
de las mujeres al desarrollo y al ejercicio de sus derechos ciudadanos. Vista
así, la perspectiva articulada en la política pública no es solamente un conjunto
de ideas sobre el deber ser de la situación y la condición de las mujeres;
es fundamentalmente un conjunto de principios, normas, mecanismos,
instrumentos y programas, puestos en práctica para resolver los problemas
existentes y alcanzar las metas trazadas.
En las políticas sociales la perspectiva de género ha sido aceptada como
una dimensión de desigualdad o de presencia de formas de discriminación que
requieren ser resueltas; la solución a esos problemas se plantea en términos
de crear mecanismos de transformación; es decir, se asume que el gobierno y
la sociedad funcionarían y serían mejores si se cumplieran condiciones menos
negativas hacia las mujeres. En consecuencia, la perspectiva en las políticas
sociales enfatiza la necesidad de cambiar las dinámicas de reproducción social que
históricamente han sido desfavorables para las mujeres. La institucionalización
es, en ese sentido, un proceso que abre espacios en la estructura del Estado e
involucra la capacidad política para convocar la participación de actores políticos
y sociales a favor de esas causas (Ortiz, 2006: 183).
8
Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, 2 de diciembre de 2006.
9
La distinción entre los conceptos de perspectiva de género, transversalidad de género y corriente
principal de género gender mainstreaming, no es clara. En la literatura sobre el género son
términos que se utilizan indistintamente, Inchaústegui y Ugalde (2006: 204) refieren que algunos
autores consideran que transversalidad y gender mainstreaming no son conceptos equivalentes.
Para los propósitos de este análisis se considera que la perspectiva de género es un concepto más
amplio que incluye la noción de transversalidad.

23
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Políticas públicas y agenda de gobierno

Como se infiere de los planteamientos previos, en México, el reconocimiento


del género como asunto de importancia para el gobierno respondió, en buena
medida, a un conjunto de movimientos que se diseminó entre la comunidad
mundial; proceso que generaba réplicas traducidas en convenios y compromisos
que empujaron la adopción de una visión de género; comenzando a establecer
espacios y organismos en la administración pública, guiados por el principio
de buscar mecanismos que desde el gobierno promovieran el adelanto de las
mujeres. Algunos autores consideran el principio de la institucionalización del
género en el sistema político mexicano como parte de las transformaciones que
impulsó primero, la realización de la Primera Conferencia Internacional de la Mujer
efectuada en México en 1975 y después, por la “Convención sobre la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”, suscrita por México en
1979 y, principalmente, por la participación del país en la Cuarta Conferencia
Internacional sobre la Situación de la Mujer que tuvo lugar en Beijing en 1995.
De ese modo, la perspectiva de género pasó a ser adoptada por los partidos
políticos mexicanos, siendo enarbolada por los actores políticos y discutida en los
foros públicos; con lo que inició a ser incorporada como política pública y parte
de la agenda de gobierno. Este movimiento puede ser identificado como una
primera fase de institucionalización, correspondiente a la “externalización”, que
tiene lugar cuando las acciones en un contexto organizacional crean actitudes
y puntos de vista similares en otros contextos. Esa diseminación es identificada
como un proceso isomórfico de réplica de experiencias exitosas (Christensen,
2007).
Con ese impulso, en los años noventa, se procedió al establecimiento de
organismos, programas y mecanismos específicos que trabajaran para promover
el adelanto de las mujeres. Hacia la mitad de esa década comenzaron a surgir un
conjunto de dependencias públicas, secretarías, institutos, consejos u oficinas
de la mujer. Eso significó que las decisiones que dieron forma inicial al conjunto
institucional, denominado políticas públicas con perspectiva de género en México,
se apegara al modelo planteado por las recomendaciones internacionales y que
se convirtiera en parte de la estructura institucional que subsiste.10
10
La influencia de las situaciones de coyuntura en el desarrollo institucional es advertida
por Mahoney (2001: 139), su reflexión permite notar que una vez tomadas las decisiones por
los actores clave en situaciones de coyuntura, esas decisiones son imbuidas en instituciones y
estructuras que subsisten por largos periodos (Mahoney, 2001: 135). La interpretación también
encuentra referencias en las posiciones del institucionalismo histórico que consideran que las
nuevas instituciones se asientan sobre la base de los modelos ya existentes, siguiendo el patrón
path dependence, y que de inicio, la conformación histórica favorece los intereses de unos actores
sobre los intereses de otros, preestableciendo una distribución desigual del poder (Hall y Taylor,

24
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

A partir de esos acontecimientos, la capacidad del Estado mexicano para


promover la incorporación de la perspectiva de género a la agenda del gobierno
se concentró en la inclusión de las mujeres en programas especiales insertos en
las políticas generales de salud, educación y prevención de la violencia hacia las
mujeres; se identificaron entonces puntos clave de rezago y demandas sociales
que alcanzaron visibilidad en el entorno social y que incidieron en la formulación
de programas específicos de atención a la mujer y en la generación de reformas
legislativas que favorecieran el ejercicio de sus derechos. Esa forma de insertar
a las mujeres en los programas sociales ha sido asociada por algunos estudios
con el enfoque de política pública llamado “Mujeres en el Desarrollo”, que se
caracterizó por integrar a las mujeres de una manera funcional a las estrategias
de desarrollo ya establecidas (Inchaústegui, 2006: 204) y puede ser identificada
con una segunda fase en el proceso de institucionalización descrita como
“habituación” que vinculó las estrategias gubernamentales a esos objetivos,
alejándose parcialmente del modelo internacional que guiaba la incorporación
del género a las políticas públicas.

La agenda de género en los gobiernos municipales

Adicionalmente a las corrientes nacionales e internacionales que empujan la


adopción de políticas públicas con perspectiva de género; en el ámbito de los
gobiernos municipales, su integración a la agenda de gobierno puede considerarse
el resultado de un conjunto coyuntural de elementos entre los que destacan:
el incremento en la escolaridad de la población femenina, su incorporación al
mercado de trabajo y la exigencia de oportunidades de formación profesional y
de empleo; necesidades que se imponen de forma generalizada en el territorio
nacional aún cuando tienen variaciones de acuerdo a las características del
desarrollo en los distintos estados y regiones. Otro conjunto de factores
comprende los cambios demográficos marcados por la disminución en las tasas
de natalidad y la transformación de los ámbitos rurales en urbanos.
El surgimiento de dependencias públicas estatales y municipales como
organismos públicos que institucionalizan la perspectiva de género, bajo diversas
denominaciones, se extendió en el país a partir del año 2000. El propósito de
estas dependencias se expresó en un discurso que destacó la importancia de
difundir la cultura de equidad de género, erradicar la violencia, hacer valer los

1998). En una interpretación amplia, la noción path dependence captura la relevancia de las etapas
precedentes en los resultados posibles de una secuencia de eventos que ocurren con posterioridad
(Pierson, 2000). En el mismo sentido, los estudios realizados por Theda Skocpol (1999) sugieren
que cuando una institución está formándose o cuando una política da inicio, este hecho tendrá
consecuencias duraderas y determinantes sobre las políticas futuras (Skocpol, 1995).

25
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

derechos de las mujeres en todas las instancias de gobierno y de la vida en


sociedad, lograr una mayor participación política, mejorar las condiciones de
trabajo, lograr que las mujeres gozaran del derecho a asistir a la escuela; así
como ampliar sus oportunidades de acceso a los servicios de salud, vivienda;
igualmente, a la cultura.
En esas circunstancias, no hubo propiamente un diseño de programas
con perspectiva de género; las recién creadas dependencias asimilaron los
programas orientados al bienestar que tenían como beneficiarias a las mujeres.
Esa condición marcó de inicio que las prácticas, que comenzaron a adquirir
carácter prescriptivo y permanente, no fuesen aquellas que podían romper los
esquemas generadores de discriminación. Es decir, las prácticas que se fueron
institucionalizando como políticas públicas estaban distantes del modelo ideal
de género trazado conforme a los parámetros de la agenda internacional.
Como sucede en el caso de otros cambios institucionales en la administración
pública, en éstos prevaleció el carácter incremental y las escasas innovaciones
se enfrentaron a la resistencia cultural y al modelo histórico de atención a la
población femenina.
La integración a la administración pública de organismos municipales de
la mujer, asumida bajo las figuras de organismos públicos descentralizados,
desconcentrados o dependientes; implicó ventajas y desventajas: entre las
ventajas estuvo la presunción no cumplida, de que las dependencias fuesen
autónomas e independientes en la toma de decisiones; entre las desventajas
se contaron las dificultades para establecer una coordinación horizontal con
las metas y programas de otras dependencias gubernamentales. Es importante
señalar que el desarrollo de los organismos municipales en el país fue
notoriamente desigual; al momento de instrumentar las políticas con enfoque
de género la mayoría no contaban con los activos financieros y humanos que
pudieran apoyar la gestión pública, eso impidió el buen funcionamiento de las
dependencias. Actualmente, en muchos municipios falta todavía algún tipo de
organización responsable de esas estrategias.

Organismos municipales de la mujer en el estado de México

En el caso del estado de México, el 18 de diciembre del año 2000 se creó el


Instituto Mexiquense de la Mujer (IMEM), con el objetivo de “facilitar la
incorporación plena y activa de la mujer en los ámbitos económico, cultural,
político y recreativo de la entidad bajo una perspectiva institucional que diera
orden, estructura y permanencia a dicho fin”. La creación de esa dependencia
fue la plataforma y el modelo a partir del cual se establecerían posteriormente,

26
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

diversos organismos en el ámbito municipal. El IMEM inició sus actividades con


seis delegaciones regionales; en 2002 sumó otras seis, su objetivo era crear un
instituto de la mujer en cada municipio del estado de México.11
Apenas dos años después de su constitución, por decreto del Ejecutivo del
Estado, el IMEM fue sectorizado a la recién creada Secretaría de Desarrollo
Social. Con esa medida la equidad de género y los derechos de las mujeres,
fueron incorporados como parte del desarrollo social que promovía dicha
secretaría.12 En 2006 se emitió un decreto en donde se le atribuyó al IMEM una
nueva función, ejecutar la política estatal de apoyo a los adultos mayores. Con
esa nueva atribución el IMEM cambió su nombre por el de Consejo Estatal de
la Mujer y Bienestar Social (CEMYBS)13. El objetivo fue que una sola instancia
promoviera las funciones de apoyo a las mujeres y adultos mayores, con el fin
de proporcionarles prosperidad y una mejor calidad de vida. Al momento de
cambiar de IMEM a CEMYBS se destacó que en materia municipal se propusiera
a los ayuntamientos crear y hacer funcionar un Consejo municipal de la mujer y
bienestar social en cada municipio del estado.
En la secuencia de reconfiguración del Instituto, vemos que el objetivo de
establecer dependencias municipales de la mujer surge desde la creación del
IMEM como parte importante de la consolidación de las políticas. En ese sentido
las atribuciones que tuvo el IMEM en materia municipal fueron: 1. Fomentar ante
los poderes legislativo y judicial del estado y entre los municipios, la adopción
de los criterios establecidos en los planes y programas referentes a la mujer;
2. Proponer a los ayuntamientos del estado, el establecimiento de institutos
municipales de la mujer; 3. Asesorar y apoyar, a solicitud de los ayuntamientos,
la formulación e instrumentación de programas de la mujer. 14

La perspectiva de género en la organización municipal

El estudio de los organismos municipales de la mujer en el estado de México


toma en cuenta que en el contexto nacional existen aspectos vinculados a las
características propias de las entidades federativas y a las particularidades
11
Las delegaciones regionales se integran de la siguiente forma: Atlacomulco, Zumpango, Ecatepec,
Cuautitlán Izcalli, Naucalpan, Toluca, Texcoco, Valle de Bravo, Nezahualcóyotl, Amecameca, Ixtapan
de la Sal y Tejupilco, las que corresponden con el esquema de regionalización articulado por el
gobierno estatal para otras políticas públicas (Godínez, 2000).
12
Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de México, lunes 17 de junio del 2002,
No. 115.
13
Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de México, martes 24 de enero del
2006, No. 17.
14
Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de México, lunes 18 de diciembre del
2000, No. 118.

27
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

de los municipios, asociados a la configuración de sus estructuras político-


administrativas que determinan las formas asumidas por el proceso de
institucionalización. Igualmente, se toma en consideración que el enfoque
de género en las políticas públicas nacionales y, consecuentemente, en las
municipales, ha seguido tres líneas básicas de orientación:15 la reivindicación de
los derechos de las mujeres, el acceso a igualdad de oportunidades (bienestar),
la protección contra la violencia.
Nuestra exploración inicial sugiere que la incipiente institucionalización de la
perspectiva de género en los municipios, a través de un conjunto de dependencias
desarticuladas de las estructuras de gobierno y distantes del modelo normativo,
se constituyó en una limitación importante para la consolidación de políticas de
mayor amplitud y penetración.
En el mismo sentido advertimos que en la configuración actual, los vínculos
de los organismos municipales que articulan las políticas de género con el resto
de la estructura gubernamental municipal son de sensibilización y colaboración
voluntaria; no tienen carácter prescriptivo, tampoco instrumental, por lo que
no pueden integrar los esquemas de transversalidad o cruzamiento vertical y
horizontal que implica la adopción de la perspectiva; condiciones que limitan
las esperadas acciones de transformación. Esto determina que enfrenten
restricciones en sus capacidades para cambiar las estructuras sociales que
generan opresión, inequidad y discriminación.
Esa percepción se sustenta en el examen de las características de los
organismos municipales desde cuatros ángulos: 1) La coherencia y congruencia
de las formas constitutivas con el modelo prescriptivo de la perspectiva de
género; 2) Las capacidades o insuficiencias, estructurales para la instrumentación
de las políticas; 3) La brecha entre las reglas formales y las prácticas y 4) La
identificación de ámbitos de discrecionalidad para el diseño e instrumentación
de las políticas.

La diferencia entre formas constitutivas y organismos municipales

Como sabemos, los municipios mexiquenses presentan distintos niveles de


desarrollo económico-social. La heterogeneidad municipal se refleja en la forma,
dimensiones y capacidades de la organización político administrativa de los
gobiernos y en la infraestructura que sustenta la gestión pública. En el caso de los
organismos destinados a atender la condición de la mujer se pueden identificar
15
Desde una óptica dirigida a los temas que han sido objeto de políticas públicas se identifican
el ejercicio de derechos sexuales y reproductivos, el aborto, la protección contra la violencia
y el hostigamiento sexual, la ampliación de la protección social y la ampliación de espacios de
participación femenina en el ámbito político.

28
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

tres figuras: 1. Oficinas de la Mujer, 2. Consejos de la Mujer, 3. Institutos de


la Mujer. Esas formas organizacionales fueron identificadas como resultado
del análisis de una muestra de municipios mexiquenses.16 Como es obvio, las
formas constitutivas de los organismos municipales implican diferentes niveles
de inserción, de autonomía y de disponibilidad de recursos para la ejecución
de los programas; también distintos grados de centralización, desconcentración
o descentralización administrativa. Así, en el panorama municipal mexiquense
63 por ciento de los organismos tienen la figura de institutos; 16 por ciento
se presenta como consejos y; 21 por ciento son oficinas de diverso nivel y
dependencia jerárquica. Si por sus características se considera a la figura
constitutiva de instituto descentralizado con autonomía y patrimonio propio
como norma orientadora, se puede notar que prácticamente la mayoría de los
organismos constituidos, se conforman con patrones distintos a esa orientación.
Esto es resultado de una combinación de elementos entre los que se cuenta
la escasez de recursos de las administraciones, la información disponible, la
importancia que se otorga a los programas, la fuerza de los actores políticos que
impulsan una u otra de las figuras constitutivas; pero es indiscutible que una
buena parte de las debilidades o fortalezas de los organismos tiene que ver con
su figura constitutiva.
En estrecha relación con las formas constitutivas se encuentran los activos
financieros, humanos y materiales que apoyan la gestión pública; para el caso de
los municipios que examinamos, estos son identificados como capacidades de
infraestructura alta media y baja según cuentan con activos mínimos, aceptables
o suficientes para instrumentar las políticas. La información recopilada evidencia
que la mayoría de los organismos municipales tiene una estructura administrativa
inestable, susceptible de ser modificada con cada cambio de administración
municipal; una debilidad mayor deriva de la asignación de recursos para el
funcionamiento de las unidades administrativas, ya que una buena parte de
ellas carece de presupuestos consignados en la estructura financiera de los
ayuntamientos, por lo que dependen de la discrecionalidad de otras oficinas y
funcionarios para su operación. Si comparamos la situación de los organismos
de la mujer en una línea de capacidades estructurales alta, media o baja,
encontramos que la proporción de dependencias que no alcanzan los mínimos
aceptables es amplia. Ante esas condiciones, es conveniente traer a cuenta los

16
La muestra incluyó municipios con indicadores de rezago social muy bajo, bajo, medio, alto y
muy alto. Los municipios son: Coacalco de Berriozabal, Tlalnepantla de Baz, Atizapán de Zaragoza,
Naucalpan de Juárez, Toluca, Tultitlán, Ixtapaluca, Tecámac, Ecatepec de Morelos, Acolman,
Amecameca, Calimaya, Tenancingo, Otumba, Chiconcuac, Jocotitlán, Acambay, Sultepec y San
Felipe del Progreso.

29
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

presupuestos planteados por Cabin (1999), que nos advierten que para que
las organizaciones funcionen, las entidades deben ser relativamente durables,
presentar una cierta división de tareas y tener reglas de funcionamiento;
asimismo no se concibe la existencia de una organización sin el soporte de una
estructura de un cierto número de activos y un sistema de gestión y dirección.
Desde esos ángulos resulta claro que los organismos municipales de la mujer son
deficitarios. El déficit contribuye a que las acciones tengan un amplio margen de
discrecionalidad y sean ámbitos en los que se hace lo que es posible, o que las
acciones respondan a voluntades individuales e incluso ajenas a los marcos y
objetivos trazados por las políticas.
En el proceso de institucionalización se pueden notar, primero, los cambios
de rumbo en la política estatal en la materia; puesto que se constituyen como
institutos a seguir el modelo estatal del Instituto de la Mujer; después, al
cambiar ese organismo y ser sectorizado en desarrollo social, los organismos
municipales siguen el mismo camino y son sectorizados como institutos,
consejos u oficinas, en las direcciones de desarrollo social municipal. Es decir,
que la heterogeneidad en las figuras y también la relevancia de los organismos,
responde a los giros de la política y de la administración estatal en la materia,
que no han permitido que se ubiquen de manera definida en la estructura de los
gobiernos. En muchos casos los cambios han sido destructivos de los avances
alcanzados en la institucionalización de la perspectiva. En segundo lugar, se
advierte que esa diversidad no es intrascendente, puesto que en las formas
subyacen ventajas o desventajas para la autonomía y la suficiencia presupuestal
de los organismos. De ese modo, en el caso de los institutos, concebidos como
organismos descentralizados o desconcentrados, se encuentra una distorsión
entre el esquema original y las formas de su inserción actual en las estructuras
municipales.

Desarrollo social y organización administrativa

Si bien las formas de institucionalización evidencian, por sí mismas, niveles


diversos de consolidación de los organismos municipales; es necesario explorar
la relación entre los niveles generales del desarrollo municipal y la forma en
que se institucionalizan los organismos de la mujer; bajo el supuesto de que los
municipios más desarrollados tendrían una mejor consolidación de la perspectiva
de género (cuadro 1).

30

Cuadro 1. Resumen de indicadores
Tipos de organismos municipales de la mujer e indicadores de desarrollo municipal
IM IRS IDH IDG
Municipio Figura Dependencia
2005 2005 2005 2005
Consejo de la Dirección de -2.09787 -1.73468
Coacalco 0.9045 0.9006
Mujer Desarrollo Social (Muy bajo) (Muy bajo)
Dirección
Atizapán de Administración -1.79075 -1.50901
Municipal de la 0.8858 0.8814
Zaragoza Municipal (Muy bajo) (Muy bajo)
Mujer
Departamento
Dirección General -1.78496 -1.50019
Tlalnepantla de Apoyo a la 0.8854 0.8816
de Desarrollo Social (Muy bajo) (Muy bajo)
Mujer
Instituto de las
-1.68821 -1.37183
Naucalpan Mujeres N. D. 0.8754 0.8715

31
(Muy bajo) (Muy bajo)
Naucalpenses
Dirección de la
Dirección de 0.24845 0.38519
Acambay Mujer 0.7066 0.6946
Desarrollo Social (Alto) (Medio)
Acambayense
Instituto
San Felipe del Administración 0.60343 0.99549
Sanfelipense de 0.6633 0.6422
Progreso Municipal (Alto) (Medio)
la Mujer
Consejo
Administración 0.78680 0.90155
Sultepec Municipal de la 0.6528 0.6311
Municipal (Alto) (Alto)
Mujer
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

Fuente: muestra de municipio con base en datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo-México (PNUD);
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y Consejo Nacional de Población (CONAPO).
(IM) Índice de Marginación; (ISR) Índice de Rezago Social; (IDH) Índice de Desarrollo Humano; (IDG) Índice de Desarrollo
Relativo al Género.

Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Con relación a ese punto, el examen de la muestra de municipios revela


que si bien existen organismos con mayores capacidades administrativas en
los municipios más desarrollados, esas capacidades son independientes de la
figura de constitución elegida. Así municipios desarrollados como Tlalnepantla,
Atizapán y Coacalco conforman el organismo municipal como un departamento
administrativo, mientras que Ecatepec, Naucalpan y Toluca lo hacen como
institutos. Igualmente municipios débiles como Acambay, Calimaya o Amecameca
conforman organismos débiles independientemente de la figura constitutiva.17
Es decir, no hay relación entre las normas constitutivas que presupone una figura
determinada, con las prácticas y funciones reales de los organismos. La reflexión
sobre este punto sugiere que son decisiones discrecionales las que determinan
la organización y que privan las reglas informales en las formas constitutivas.

Gráfica 1. Brecha de género en la administración pública municipal

90%

80%

70%

60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
San Felipe del…
Atizapán de…
Tecámac

Acambay
Amecameca

Tenancingo
Otumba

Acolman
Toluca

Calimaya
Ecatepec

Sultepec
Chiconcuac

Coacalco
Jocotitlán
Tultitlán
Naucalpan

Tlalnepantla
Ixtapaluca

Mujeres Hombres

Fuente: Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), http://www.


inafed.gob.mx, 1 de octubre de 2009.

17
En el municipio de Acambay se coordinan los programas de la mujer y los asuntos indígenas, en
Amecameca la dependencia tiene a su cargo los programas sociales, en otros municipios atienden
los programas de cultura, turismo, etcetera.

32
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

Por lo que toca a la relación entre las formas constitutivas y la brecha de género
en la administración pública municipal, definida como “la proporción de mujeres
y hombres entre los miembros del Ayuntamiento (presidente municipal, síndicos
y regidores)”, los datos encontrados hasta el momento revelan que su mayor o
menor amplitud es independiente de las capacidades económicas y políticas de
los municipios, ya que municipios poderosos económica y políticamente, o con
mayores índices de desarrollo humano pueden presentar brechas muy amplias
de género.
Finalmente, la aproximación a una posible relación entre la forma de operar
y constituir los organismos municipales, con la filiación política de los gobiernos,
bajo el supuesto de identidad y subordinación con el partido gobernante en los
ámbitos federal y estatal, mostraría que una escasa asociación, hace perceptible
la poca importancia que se otorga a estas políticas, no obstante la relevancia
electoral de la población femenina.

Gráfica 2. Brecha de género (positiva-negativa) en la administración pública


municipal estado de México, 2009

Juchitepec 73% 27%

Tecámac 71% 29%

Nicolás Romero 57% 43%

Huixquilucan 57% 43%

Chalco 57% 43%

Zacualpan 18% 82%

Otzolotepec 18% 82%

Calimaya 18% 82%

Atlacomulco 18% 82%

Almoloya de Juárez 18% 82%

0% 20% 40% 60% 80% 100%


Mujeres Hombres

Fuente: Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), http://www.


inafed.gob.mx, 1 de octubre de 2009.

33
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Las reglas formales e informales

Entre los aspectos que marcan la institucionalización del género, uno de los más
significativos se encuentra en el peso que tienen las reglas formales e informales
para la orientación y la instrumentación de las políticas con perspectiva de
género. En ese rubro, la intervención de los gobiernos de las entidades federativas
como responsables de la protección de los derechos de las mujeres, así como la
obligación y competencia para el establecimiento de políticas con perspectiva de
género, se sustentan en la Ley para la igualdad entre mujeres y hombres.

La legislación señala que para ese efecto corresponde a las y los titulares de
los gobiernos estatales y del Distrito Federal:
… crear y fortalecer los mecanismos institucionales de promoción y procuración
de la igualdad entre mujeres y hombres, mediante las instancias administrativas
que, se ocupen del adelanto de las mujeres en los estados y el Distrito Federal
(Fracción II, Artículo 15).
En el caso de los gobiernos municipales la ley establece que corresponde a
los municipios
implementar la política municipal en materia de igualdad entre mujeres y
hombres, en concordancia con las políticas nacional y locales correspondientes;
coadyuvar con el gobierno federal y con el gobierno de la entidad federativa
correspondiente, en la consolidación de los programas en materia de igualdad entre
mujeres y hombres; proponer al poder ejecutivo de la entidad correspondiente,
sus necesidades presupuestarias para la ejecución de los programas de igualdad;
diseñar, formular y aplicar campañas de concientización, así como programas
de desarrollo de acuerdo a la región, en las materias que esta Ley le confiere, y
fomentar la participación social, política y ciudadana dirigida a lograr la igualdad
entre mujeres y hombres, tanto en las áreas urbanas como en las rurales (Artículo 16).
Con relación a este punto, el examen realizado muestra que no obstante
que para la conformación de sus dependencias, los municipios mexiquenses
siguieron las normas nacionales e internacionales difundidas en el año 2000,
suscribiendo los convenios respectivos, las prácticas siguieron los caminos
tradicionales que no permitían modificar las formas de atender los problemas
de la población femenina. A modo de ejemplo, observamos que en 2006, 110
ayuntamientos suscribieron con el organismo estatal convenios para desarrollar
programas; acontecimiento que marca un punto de convergencia distinto a los
establecidos anteriormente, porque involucró compromisos de acción pública
que fortalecieran la perspectiva en los ámbitos municipales; con ello se pensaba
que era factible que en el mediano plazo se afirmara el carácter prescriptivo de

34
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

las normas y políticas que apoyan la orientación de género.18 No obstante, la


intención inicial no llegó a concretarse pues para 2007, solamente 47 de los 125
ayuntamientos suscribieron los convenios para la operación de los programas;
esos datos apuntan a que, si no se suscriben los convenios, los gobiernos
municipales estarían desarrollando programas propios, o bien, a que éstos no
tendrían presencia en la agenda de gobierno.
Al margen del número de municipios que suscriben o no los convenios, es
notable la distancia entre lo que establecen los convenios y lo que se opera a
través de los programas municipales. Si se tiene en cuenta que el objetivo de la
política no es la suscripción del convenio y que éste es solamente un instrumento,
cabe la reflexión en el sentido de la formulación de los compromisos con una
mayor vinculación con las capacidades e intereses municipales.
En el mismo sentido que marca el desencuentro entre las reglas formales y las
informales, en noviembre de 2008 se publicó la “Ley de Acceso de las Mujeres
a una Vida Libre de Violencia del Estado de México”, los objetivos de dicha ley
fueron establecidos como:
Coordinar la política gubernamental de las dependencias e instituciones del
estado de México en coadyuvancia con los gobiernos municipales y los organismos
autónomos para garantizar a las mujeres, desde una perspectiva de género, el
acceso a una vida libre de violencia a través de acciones y medidas integrales de
prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia de género contra las
mujeres y las niñas […].
Durante 2008 los municipios mexiquenses suscribieron la “Carta compromiso
para la adhesión al Convenio de participación” de la LVI Legislatura del Estado
Libre y Soberano de México con el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) que tiene como objetivo la armonización legislativa en materia
de género.19 Otro indicador de la intención de fortalecer las políticas en el ámbito
estatal y municipal, siguiendo el modelo nacional, fue la suscripción de la “Carta

18
La suscripción de los convenios por los gobiernos municipales se informó el 7 de marzo de 2008,
en la ceremonia conmemorativa del “Día internacional de la mujer” promovida por el gobierno
del estado de México. Los datos se reportan en “Seguimiento de Convenios vigentes celebrados
por el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social”, Relación de integración de los Consejos
Municipales, Subdirección Operativa, del Valle de Toluca, 2007.
19
Durante la década de los noventa diversos países implementaron las llamadas cartas de servicios,
cartas ciudadanas o cartas compromiso como prácticas dirigidas a que la administración pública
brinde respuestas oportunas a las demandas ciudadanas en asuntos específicos. En México la
carta de servicios se adopta en 2003 bajo la denominación de Carta Compromiso al Ciudadano
(CCC), cuyos objetivos son: definir, medir y comunicar los estándares de servicio de cada trámite,
dotar a la ciudadanía de un instrumento de transparencia y fortalecer la confianza y la credibilidad
en la administración pública.

35
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

de adhesión al acuerdo nacional para la igualdad entre hombres y mujeres”.20


Sin embargo al aproximarse a la observancia de las normas encontramos que su
puesta en práctica reviste numerosos problemas.
Gráfica 3. Organismos municipales de la mujer y pluralidad política (2006-2009)

5%

Oficinas 12%
5%

0%
0%
Consejos
18%

24%

Institutos 18%
18%

0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25


PRD-PT PAN Alianza por México

Fuente: elaboración propia con datos del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), http://
www.ieem.org.mx, 29 de septiembre de 2009.

En la distancia entre las normas y las prácticas se observa que los municipios
pequeños carecen de programa, infraestructura y personal destinado
específicamente a instrumentar las políticas; el organismo no tiene una inserción
definida y clara en la estructura; quienes coordinan los programas tienen otros
encargos más importantes: son regidoras, directoras del DIF o cubren otras
funciones administrativas, en algunos de los municipios no se nombró en el
periodo 2007-2009, ninguna persona responsable del área.21 Eso significa que los
organismos y programas de las mujeres tengan, en muchos casos, una existencia
virtual, o que sus normas y programas sean realmente diferentes a lo que
20
Este acuerdo fue suscrito por el presidente de México Felipe Calderón Hinojosa el 8 de marzo de
2007 y tiene como propósito impulsar el cumplimiento de la legislación respectiva.
21
Es el caso, por ejemplo, de los municipios de Lerma, Ocoyoacac, Mexicaltzingo y Tenango del
Valle de la Delegación Regional de Toluca

36
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

contempla el gender mainstreaming; también que no se consideren relevantes,


independientemente de los compromisos suscritos y de lo que prescriban las
normas.

Diferencias entre la perspectiva moderna y la tradicional


en los programas públicos

En la intención de advertir las características de la inserción de la corriente


de modernización sobre el género en los programas municipales es necesario
partir de que entre los componentes recientes de la perspectiva se encuentran
contenidos algunos de los siguientes elementos:
• El elemento principal de la perspectiva de género es su énfasis en la igualdad
de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres: Esto implica que se
examinen las formas asumidas por las organizaciones públicas y sociales y
las relaciones que en ellas se involucran, considerando la medida en la que
son generadoras de condiciones de equidad.
• En función de la discriminación histórica hacia las mujeres, la perspectiva de
género acentúa la necesidad de promover mejores condiciones de bienestar
para la población femenina.
• La perspectiva de género percibe a la mujer dotada de capacidades para
cambiar su condición y posición, por lo que una de sus orientaciones
relevantes está dirigida al empoderamiento de las mujeres como agentes de
su propia transformación
• La etiqueta “perspectiva de género” se aplica también a procesos de
desarrollo resultado de iniciativas anteriores, generalmente destinadas a
atender problemas sociales y económicos de la población femenina.
• La perspectiva de género es percibida como un concepto de modernización
en las relaciones sociales y en las políticas públicas que incluye igualdad
entre hombres y mujeres.
• La perspectiva de género forma parte de nociones extendidas sobre la
gobernanza y el buen gobierno, por lo que se considera parte importante de
las acciones que sustentan la legitimidad del gobierno.
Si confrontamos los programas aplicados en los gobiernos municipales desde
la constitución de los organismos, podemos establecer algunas dimensiones
de aproximación o distanciamiento de las nociones básicas que incluye la
perspectiva moderna.
La forma en que se insertan organismos y programas tiene que ver con que
las acciones sigan el modelo tradicional, considerando a las mujeres como

37
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

beneficiarias o receptoras de prestaciones sociales. De ese modo, los programas


municipales a favor de la mujer consisten, principalmente, en estrategias
educativas de alfabetización y educación de adultos; información y capacitación
para la salud; capacitación para el trabajo, superación personal y valores
familiares. En el rubro de las políticas públicas orientadas hacia la erradicación y
combate de la violencia contra la mujer, se llevan a cabo programas de ayuda y
asesoría a mujeres víctimas de violencia; campañas contra la violencia; asesorías
jurídicas y psicológicas a las mujeres víctimas de la violencia familiar. Las
estrategias, además de dejar ver la importancia que tienen las decisiones sobre
cómo son definidos los problemas de género, marcan su orientación dirigida
a abatir rezagos sociales en la población; eso significa que son parte de otras
políticas públicas de educación, salud y trabajo focalizadas en los problemas de
las mujeres como sector de atención.
Con esos elementos, se infiere que son esas estrategias las que han entrado a
una fase de sedimentación y se advierte la brecha entre las normas y las prácticas
y entre el contenido moderno de la perspectiva y esa visión tradicional de los
programas. Adicionalmente, no se ha logrado imbuir en los agentes públicos una
visión más cercana a los paradigmas de género internacionales.
En las estrategias mencionadas es posible advertir las diferencias entre las
que se dirigen a transformar la condición de las mujeres, y aquellas orientadas
a resolver necesidades prácticas en función de la situación actual de las mujeres
(Tepichin, 2009: 137). Advertimos también el proceso de sedimentación en
el establecimiento de líneas programáticas, formas de coordinación y en la
consolidación de formas de gestión que involucran a los actores en los distintos
niveles de ejecución. Como lo evidencian los programas, las prácticas responden
a la visión tradicional de las mujeres como beneficiarias, que si bien extienden las
oportunidades de acceso a la salud o a la educación; no tienen, necesariamente,
incidencia en erradicar las causas de la inequidad y la discriminación.

El perfil de la institucionalización municipal

La mirada vertida sobre el desarrollo institucional de la perspectiva en los


municipios del estado de México, deja ver que la conformación de los organismos
fue un proceso en el que las dinámicas locales jugaron un papel relevante.
Además de los giros del modelo estatal, inciden en ellos patrones culturales que
reflejan el lugar y la forma en la que son definidos los problemas referentes a la
diferenciación de género.
La revisión de las formas constitutivas permite notar que prevalecen en la
organización leyes informales o tradicionales, con ausencia o independencia

38
La institucionalización de las políticas con perspectiva de género.../Guadarrama

de leyes y compromisos suscritos, condiciones que, o bien obstaculizan la


implantación de las políticas, o crean políticas paralelas que tienen poco que
ver con los problemas que se pretenden resolver. Se advierte asimismo que el
perfil de su constitución, como una suma de programas asociados a la condición
de la mujer, incidió en la configuración del tipo de acciones que actualmente
desarrollan.
En el perfil que se obtiene del análisis del proceso de institucionalización se
perciben, con mayor consolidación, las políticas destinadas a aliviar los efectos
negativos de la desigualdad en la condición actual de las mujeres, que aquellas
destinadas a modificar las causas que la generan. Del recuento de acciones
se infiere que estas estrategias han entrado a una fase de sedimentación, se
advierte no obstante la brecha entre las normas y las prácticas, ya que no se
ha logrado imbuir en los agentes públicos la internalización que permita aplicar
los principios de manera natural en su actuar cotidiano, por lo que una buena
parte de las intervenciones está dirigida al rubro de sensibilización. Es obvio que,
tanto las políticas orientadas a modificar la posición de las mujeres respecto a los
hombres, como aquellas que atenúan los efectos de esa desigualdad, contribuyen
en diversos grados al avance en el logro de mayor equidad; sin embargo, la
cuestión clave para el examen de la institucionalización de la perspectiva es,
como lo señala Inchaústegui (1999: 107), identificar cómo ingresa la categoría
mujer en los modelos de política22 para, en función de ello, conocer que es lo
que se sedimenta como nuevas prácticas.
Como resultado de esas dinámicas, el conjunto de elementos que se
combinan en la integración de un prototipo particular de “políticas públicas de
género” en los municipios, incorpora acciones que no inciden sustantivamente
en la transformación de las estructuras. Asimismo, la implantación del programa
modernizador sobre las bases de las políticas ya existentes ha encontrado
resistencias culturales que conducen a la prevalencia de principios, valores y
prácticas tradicionales, sobre las intenciones transformadoras de la perspectiva
(path dependence).23
No obstante que la constitución de organismos que instrumentan la
perspectiva de género en los municipios es muy reciente, (2000), por lo que
22
Inchaústegui (1999: 107) hace también referencia a la forma cómo se conceptualiza y articula el
ámbito doméstico en los modelos de política.
23
El concepto path dependence es utilizado por los institucionalistas; de modo general refiere a un
tipo específico de explicación que considera una serie de etapas secuenciales. El punto de partida
de esta formulación son las condiciones históricas antecedentes que definen el rango de opciones
disponibles para la conformación del patrón institucional, como punto clave o coyuntura crítica en
el cual una opción es seleccionada (Pierson, 2000).

39
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

se puede hablar de una institucionalización en ciernes; se aprecian dificultades


estructurales para que adopten y se inserten en los patrones modernos que
impulsan la transformación de las condiciones que obstaculizan el ejercicio
de los derechos para las mujeres, lo que haría necesario una revisión de su
inserción y modelo de funcionamiento en los esquemas de la administración
pública municipal. Particularmente, se observa que los organismos especiales de
atención a las mujeres adolecen de una identidad y una práctica especializada
que los vuelva indispensables, y únicos en la administración pública.
Los rasgos y patrones descritos en este estudio, no significan que la
incorporación gradual y desigual de la perspectiva de género a la agenda del
gobierno nacional, la de las entidades federativas y la de los municipios, no
hubiese reportado bondades, el hecho de que muchas personas trabajaran y se
interesaran en estos problemas representa en sí mismo un avance significativo
para las mujeres mexicanas. La cuestión central es saber si la perspectiva de
género tal como ha comenzado a institucionalizarse, ha podido cambiar las
estructuras, los roles y la orientación del sector público. En ese sentido la reflexión
realizada conduce a reconsiderar la forma de inserción de las dependencias
en el esquema formal de la administración municipal y a poner sobre la mesa
la necesidad de revisar de nueva cuenta el contenido y la orientación de las
políticas. México debe decidir el tránsito desde los programas de desarrollo
que incorporan o atienden a las mujeres, hacia la configuración de políticas que
puedan encaminar paulatinamente la transformación de las estructuras que
mantienen y reproducen su exclusión.

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42
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

Elementos para analizar la agenda legislativa desde una


perspectiva de género (con aplicación al Congreso
del estado de Coahuila)

María del Rosario Varela Zuñiga* y Gloria J. Guadarrama**

El posicionamiento de la problemática de género en la agenda legislativa

Actualmente la igualdad de género se ha incorporado a la agenda pública de


las sociedades democráticas. En este proceso ha sido importante la influencia
de los foros internacionales en los que se ha discutido la problemática en torno
a la condición de género de las mujeres (como la Conferencia de población y
desarrollo de El Cairo, Egipto en 1994; la IV Conferencia mundial de las mujeres
en Beijing, China, en 1995, entre otros). Esto ha dado lugar a una serie de
demandas y compromisos en las distintas esferas de los poderes constituidos,
en donde al poder legislativo le corresponde armonizar la legislación nacional y
local en materia de derechos humanos de las mujeres, de acuerdo a los criterios
establecidos en el derecho internacional. Con el propósito de dar cabida a esta
problemática, tanto en el Congreso de la Unión como en los congresos locales se
ha creado la Comisión de equidad y género como parte del sistema de comisiones
legislativas.
En el contexto de la alternancia política, la pluralidad de fuerzas ha
diversificado la representación política, lo que ha posibilitado la introducción de
nuevos temas a la agenda legislativa, algunos de ellos vinculados a los derechos
de las minorías. De acuerdo con Lipset (2002), este tipo de asuntos -issues
postmaterialistas- forman parte de los nuevos clivajes de las sociedades actuales
dentro de los que se incluyen cuestiones como el poder que da el uso de la
energía nuclear, la preocupación por el medio ambiente, la igualdad de estatus
para hombres y mujeres, una mayor democratización y una moralidad más
permisiva, particularmente la que afecta a la familia y las cuestiones sexuales.1
1
Lo anterior no quiere decir que dejen de tener importancia las rupturas surgidas en el contexto
posterior a la Revolución industrial y las revoluciones nacionalistas, como la clase social; el conflicto
iglesia-Estado, la lucha entre burguesía- terratenientes y la división capitalistas-trabajadores. Por
lo menos en lo que a la clase se refiere, ésta sigue siendo importante para aglutinar las actividades
de los partidos políticos institucionalizados en torno a este tipo de demandas. Ver la introducción
de Lipset a Karvonnen and Stein Kuhnle, Party, system and voter alignments, 2002. Revisited,
Routledge Taylor & Francis Group, London and New York.
* Profesora-Investigadora de la Universidad Autónoma de Coahuila.
** Profesora-Investigadora de El Colegio Mexiquense A. C.

43
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

En México, desde finales del siglo XX y hasta la actualidad se han venido


creando leyes relacionadas con aspectos que afectan la vida de las mujeres.
La Tabla 1 da cuenta de la legislación creada en el Congreso de la unión, la
Asamblea representativa del Distrito Federal y el Congreso del estado de
Coahuila, en materia de violencia familiar, derecho de las mujeres a una vida
libre de violencia, prevención de la discriminación, así como lo relacionado con
las cuotas de género en los procesos electorales, además de los mecanismos
institucionales de Adelanto para las Mujeres (tabla 1).

La agenda legislativa de género en relación con la presencia de las mujeres en


el ejercicio parlamentario

En el seguimiento que ha hecho la Organización de las Naciones Unidas (ONU)


acerca del cumplimiento de los compromisos contraídos por los gobiernos de los
estados miembros en materia de derechos humanos de las mujeres, se reconoce el
escaso avance que ha habido al respecto y se identifica como parte de los obstáculos
la baja cantidad de mujeres en las asambleas representativas (Inmujeres, 2008:
297). Conviene mencionar que en los congresos locales el promedio actual de
participación de las mujeres es aproximadamente del 20 por ciento, existiendo una
sobre representación masculina de 80 por ciento. En el Congreso de la unión, en la
LXI Legislatura, el porcentaje de participación de mujeres es de aproximadamente
23 por ciento, como resultado de la solicitud de licencia indefinida de las diputadas
titulares que dejaron su sitio a sus suplentes-hombres.2
La necesidad de la presencia de mujeres como condición —si bien no suficiente,
sí necesaria— para representar las demandas de género, ha sido identificada
desde distintas posiciones teóricas. Así, Phillips (1996), reconoce que si bien no
se puede esperar que cualquier mujer, sólo por el hecho de serlo, represente
los intereses, preocupaciones o experiencias de las mujeres, tampoco es posible
esperar que estas experiencias estén representadas en asambleas de las que las
mujeres estén prácticamente ausentes.
En relación al interés diferenciado de las legisladoras y legisladores, algunas
investigaciones indican que aunque en términos generales ,hombres y mujeres
dan importancia a los mismos temas, la perspectiva femenina sobre ellos difiere
de la masculina. Así, un estudio realizado en Gran Bretaña en 1996, demuestra
que en el tema económico, si bien ambos géneros daban prioridad a los temas
económicos, las mujeres mostraban mayor interés en aspectos como el trabajo
2
No todos los suplentes que se convirtieron en titulares fueron hombres. También hubo dos
mujeres. El Diputado Álvaro Vargas Sáenz, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), dejó
su lugar a su suplente (y madre) Cristina Sáenz Vargas. También Rafael Pacchiano, de este mismo
partido, dejó su lugar a Alejandra Lagunes, ambos relacionados con Televisa.

44
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

a tiempo parcial, salarios bajos y derechos de jubilación, en tanto los hombres


se mostraban más preocupados por el tema del desempleo (Lovendusky y Aza
Karam, 2005: 226).
Tabla 1. Legislación de género creada en el Congreso de la Unión, la Asamblea del Distrito Federal,
el Congreso de Coahuila y el Congreso del Estado de Durango
Congreso Año Cuerpo jurídico
Leyes de Violencia Familiar
Congreso de la Unión 1997 Ley Contra la Violencia Intrafamiliar
Asamblea del Distrito Federal 1996 Ley de Asistencia y Prevención de la Violencia Familiar
Ley de Asistencia y Atención para la Prevención de la
Congreso de Coahuila 1996
Violencia Intrafamiliar
Leyes de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia
Congreso de la Unión 2007 Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia
Asamblea del Distrito Federal 2008 Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
Congreso de Coahuila 2008 Ley de las Mujeres para una Vida sin Violencia
Leyes para prohibir la Discriminación
Congreso de la Unión 2003 Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.
Ley para Prevenir y Erradicar la Discriminación en el
Asamblea del Distrito Federal 2006
Distrito Federal
Congreso de Coahuila 2008 Ley Para Promover la Igualdad y Prevenir la Discriminación
Mecanismos Institucionales para el Adelanto de las Mujeres
Congreso de la Unión 2001 Ley del Instituto Nacional de las Mujeres
Asamblea del Distrito Federal 2002 Ley del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal
Congreso de Coahuila 2001 Ley que crea el Instituto Coahuilense de las Mujeres.
Acciones Especiales Temporales (cuota de género)
Congreso de la Unión 1996 Cuota de género en el COFIPE (como exhorto)
Código Electoral del Distrito Federal publicado el 5 de
Asamblea del Distrito Federal 1999
enero de 1999
Congreso de Coahuila 2002 Cuota de género en la LIPEC
2006 Cuota de género en el Código Electoral (obligatoria).
Leyes para la protección de las preferencias sexuales
Congreso de la Unión - Sin legislación en la materia
Asamblea del Distrito Federal 2006 Ley de Sociedad de Convivencia
Congreso de Coahuila 2007 Pacto Civil de Solidaridad
Fuente: elaboración propia con base en la revisión de la legislación estatal contenida en las páginas electrónicas de los
congresos de los estados en cuestión y de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

En México, los estudios que han abordado la agenda de género señalan


que las legisladoras mujeres han sido las agentes visibles en la introducción de
la problemática de género en la agenda legislativa, ya sea como parte de un
grupo parlamentario o a título personal. Así, Tapia (1996: 9), refiere que de las
propuestas de género aprobadas en la LI a la LVI Legislaturas en el congreso
federal, 90 por ciento fueron hechas por legisladoras. Teresita de Barbieri (2003),

45
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

al abordar el estudio de la LVII Legislatura federal también refiere el interés de


las mujeres por tratar en la agenda las cuestiones relativas a la problemática
de género. En su estudio sobre la Asamblea Legislativa del Distrito Federal,
Huerta y Magar (2006:428), encuentran que de las 15 propuestas en temas de
equidad y género planteadas a lo largo de ocho años, 13 fueron presentadas por
mujeres.3
Para Lovenduski y Azza Karam (2005: 216), la presencia, aunque sea de una
sola mujer, trastoca las fronteras de género, sin embargo, un cambio significativo
y a largo plazo será factible sólo en la medida que exista un número suficiente de
parlamentarias con la motivación para involucrarse en los temas de las mujeres,
es decir, para conformar una masa crítica. Esta cuestión refiere a una composición
de mujeres suficiente en las cámaras para influir en la opinión de los grupos que
deciden. En este sentido, las condiciones para que una minoría —en este caso,
las mujeres—, actúe en función de sus intereses, son posibles allí donde por lo
menos, 30 por ciento de los integrantes de las cámaras correspondan a mujeres.
De acuerdo con Drude Dahlerup (1998: 278; cen Lovenduski y Azza Karam, 2002:
216), la presencia de esta masa crítica se manifiesta en el desarrollo acelerado
de la representación femenina por medio de actos que mejoran su propia
situación y la de las mujeres en general —acciones que constituyen actos críticos
de empoderamiento.
Pero si bien las representantes mujeres han tenido un papel preponderante
en el ingreso de la problemática de género a la agenda legislativa, no se puede
derivar de ello un supuesto esencialista en el sentido de que por ser mujeres,
las diputadas deban hacer propuestas relacionadas con la problemática que
enfrentan las mujeres. En esta investigación se parte de considerar que en el actual
contexto, la presencia política de mujeres marca una diferencia significativa para
la definición de una agenda de género por el significado simbólico que conlleva
su presencia en el ejercicio legislativo, en la medida en que son consideradas
como representantes del género femenino (ya sea porque ellas se asuman así
o porque esa representatividad les sea adjudicada por otros). No obstante, no
es la cantidad y/o la presencia de mujeres solamente lo que posibilita que la
problemática de género ingrese a la agenda legislativa, existen otros factores
de tipo político e institucional que deben ser tomados en cuenta y que acotan
la acción de las y los legisladores. Así, el hecho de pertenecer a una particular

3
Conviene aclarar que los autores consideran como temas de equidad y género sólo los que fueron
turnados a la Comisión de Equidad y Género, lo que puede en un momento dado no expresar la
totalidad de las propuestas de género realizadas, ya que se deja fuera las que son turnadas a otras
comisiones (como la de la Comisión de la familia que sigue subsistiendo en algunos congresos
locales como en el de Durango).

46
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

fracción parlamentaria, o provenir de un grupo de poder específico y el presidir


determinadas comisiones legislativas, son elementos que terminan por definir
las posiciones e identidades políticas y organizacionales4 desde las que actúan las
y los legisladores, de manera concomitante a una posición identitaria de género,
lo que sitúa su acción más allá de la intención o voluntad individual.

La posición de género como lugar de intermediación de las propuestas


legislativas orientadas a modificar las relaciones entre hombres y mujeres

Para Kabber (1998:77), el género se considera un aspecto de todas las relaciones


de organización y comportamiento más claro y explícito en algunas instituciones
que en otras, pero siempre interactuando de manera específica para configurar
las identidades, las prácticas y las oportunidades de vida de diferentes grupos de
mujeres y hombres. Centrarse en las relaciones sociales y de género, extiende el
análisis de las mujeres —y los hombres— como categorías aislables, a relaciones
interconexas más amplias, a través de las que se sitúa a las mujeres como un
grupo subordinado en la división de recursos y responsabilidades, atributos y
capacidades, poder y privilegio.
El género es un aspecto de las relaciones sociales que se manifiesta en una
forma de desigualdad (sin ser la única) en la vida de mujeres y hombres. De
acuerdo a Kabeer (1998: 80), el género nunca está ausente, pero tampoco
está presente en forma pura, encontrándose entretejido más bien con otras
desigualdades sociales, como la clase y la raza. Por ello, se tiene que analizar a
través de un marco holístico a fin de entender las condiciones concretas de vida
para diferentes grupos de mujeres y hombres.
Aplicado este principio metodológico al espacio legislativo, se puede decir
que el género es una identidad que da a los representantes una posibilidad
diferenciada de percibir la problemática implícita en las relaciones de género. En
este sentido, el género se vuelve un lugar de intermediación de las propuestas
encaminadas a modificar la situación “normal” de vida en que se desenvuelven
las mujeres. Los siguientes apartados analizan situaciones específicas de cómo
la identidad de género y las identidades organizacionales influyen en la forma
en que las y los legisladores perciben la problemática de género y cómo la
representan.
4
Para Bhavnani and Phoenix (1994, en Knomo y Taylor Cox Jr, 1999:348) la identidad es un concepto
complejo, transitorio y multifacético. Los individuos no tienen una sola identidad sino múltiples, lo
que complejiza la identidad en las organizaciones. Así, las identidades se intersectan para crear una
amalgama de identidades. La distinción podría ser hecha, sin embargo, entre identidades basadas
en categorías sociales como raza, género, etnia y clase, e identidades basadas en categorías como
organización, función o propiedad. El estudio de una identidad necesariamente implica atender la
interacción con las otras identidades.

47
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Percepciones y representación política de la desigualdad de las mujeres en las


legisladoras y los legisladores

La posibilidad de crear marcos jurídicos que lleven al logro de la igualdad de


género atraviesa por el análisis de las condiciones específicas en las que se
legisla. En este conjunto de condiciones el género adquiere una dimensión
importante por el sello identitario que asigna a mujeres y hombres y a los
intereses y motivaciones que se adscriben desde esta identidad genérica para
legislar en relación a la problemática de género. Considérese al respecto la
manera diferenciada con la que las y los legisladores perciben la situación de
igualdad de las mujeres. Para ejemplificar este aspecto retomemos el Punto de
acuerdo que planteó al pleno la diputada Beatriz Granillo a nombre de su grupo
parlamentario: Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la LVI legislatura
del Congreso de Coahuila. Así, en el contexto del 50 aniversario del sufragio de
las mujeres y en la víspera del Día internacional de la mujer, la diputada solicitaba
entre otras cosas, que el Congreso de Coahuila declarara el año de 2003 como
el “Año de la mujer mexicana”.5 Esta solicitud enfrentó una actitud escéptica
pero condescendiente de parte de algunos diputados hombres. Así, el Diputado
Evaristo Lenin Pérez Rivera, del Partido Unidad Democrática de Coahuila (PUDC,
partido local) consideró innecesaria tal propuesta en la medida en que desde
su percepción no existía ninguna ley que como tal discriminara a las mujeres,
además que el tema sólo resaltaría —innecesariamente—, la iniquidad entre las
mujeres y los hombres:
La Fracción Parlamentaria de Unidad Democrática está de acuerdo en que este
Congreso plantee la necesidad de impulsar el Año de la mujer, pero yo, cuando
platicamos sobre estos temas, yo siempre digo, bueno, la mujer… hoy no
encontramos una norma jurídica que yo creo que discrimine a la mujer, y si la
habría me gustaría que me lo dijeran, yo creo que en Coahuila, sobre todo en
Coahuila, las mujeres han venido avanzando mucho. Hoy, en la pasada reforma
electoral se contempló una equidad (de) género para ellas y (…) la prueba de ello
es que una gran cantidad de mujeres participaron políticamente. 6 Las mujeres en
Coahuila han dejado de estar en la casa y han salido a trabajar, a ser el sustento

5
También solicitaba que se exhortara a los ayuntamientos para que adoptaran esta medida,
además de considerar que el Congreso emitiera un pronunciamiento de repudio a los asesinatos
de mujeres en Cd. Juárez, Chihuahua y exigir a las autoridades federales, estatales y municipales,
su inmediata intervención para el derecho de la mujer a la vida. Asimismo, recomendaba a los
institutos estatal y municipales de la mujer llevar a cabo una campaña estatal de divulgación y
orientación para la defensa de los derechos de la mujer
6
Se refiere a la introducción de la cuota de género en el proceso de reforma electoral de 2002
en el estado de Coahuila. La Legislatura LVI –en curso en ese momento- había sido electa bajo el
principio de la cuota de género y de hecho había alcanzado el mayor número de mujeres (siete) en
el Congreso de Coahuila, incremento que sin embargo no se sostuvo en la LVII Legislatura donde
el número de mujeres se redujo a tres.

48
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

familiar. (…) Cuando planteamos mucho la necesidad de la diferenciación entre


los derechos de la mujer y del hombre, yo creo que se genera la inequidad. De
todas formas nosotros estamos de acuerdo; convivimos (hombres y mujeres) en
nuestro partido, existe una gran cantidad de mujeres y en todas formas estamos
dispuestos a apoyarlas (Sesión del 4 de marzo de 2003. Diario de los Debates, LVI
Legislatura de Coahuila).
Para el Diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Tamez
Cuéllar, la fecha era sólo la ocasión para recodar a las mujeres que participaron
en un hecho ya pasado, dado que en el presente las mujeres gozaban de una
igualdad tanto formal como sustantiva:
Bueno, sí es muy importante destacar el hecho de hace 50 años, en cuando las
mujeres obtuvieron los derechos a participar políticamente y esto es algo muy
importante, ahí recuerdo una de las grandes mujeres que participaron en esta
lucha Doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón, que fue una mujer
brillante en su época, posteriormente fue embajadora de México en Bélgica… me
parece, y fue esa época tan difícil en que un grupo de mujeres lograron ese gran
triunfo, sí es muy importante destacarlas no solamente a ellas, sino a quienes
participaron en esa épica de mediados del siglo pasado, y bueno, definitivamente
también estoy muy en la línea de lo que menciona el Diputado Lenin (…) en el
sentido de que aquí (…) Coahuila se está viendo muy participativo en el aspecto
igualitario de la mujer en todos los aspectos, incluso en las cabalgatas.7 Aquí a la
mujer se le respeta en forma igualitaria, los derechos de la mujer son respetados,
tanto en la ley como en los hechos […] (Sesión del 4 de marzo de 2003. Diario de
los Debates, LVI Legislatura de Coahuila).
Como se puede advertir, existe una diferencia en la manera en que desde la
pertenencia al género se percibe la situación de las mujeres. En el caso de las
legisladoras, las fechas simbólicas de las lucha por los derechos de la población
femenina son ocasiones para hacer un balance de los logros e identificar los
temas pendientes de la agenda de género, en un ejercicio de la representación
simbólica y sustantiva, mientras que para los legisladores hombres son sólo
fechas conmemorativas.

La defensa del status quo en el ejercicio de la representación política de los


legisladores hombres

Con frecuencia la función representativa de los hombres se ve orientada por la


defensa del status quo masculino impreso en una legislación omisa de los derechos
humanos de las mujeres. Véase al respecto la forma en que en el Congreso de
7
El diputado se refiere a las cabalgatas organizadas por los gobernadores de los estados del norte,
principalmente de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, y al que también asiste el presidente de
la república en turno. En la última ocasión la esposa del presidente Vicente Fox, Martha Sahagún,
junto con otras mujeres se sumaron a un tramo de la cabalgata.

49
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

la unión se resolvió la propuesta de modificación al código civil y penal para el


Distrito Federal y en materia común, y para toda la república en materia federal,
así como a los códigos de procedimiento civil y de procedimiento penal para el
Distrito Federal, para introducir la penalización de la violación en el matrimonio
como parte de la violencia doméstica. En esa ocasión los diputados hombres de
los distintos partidos políticos ejercieron un veto masculino al momento de votar
en lo particular algunos artículos previamente reservados de la propuesta.8
Las votaciones (tabla 2) dan una perspectiva del fraccionamiento del consenso
inicialmente logrado, así, de 97.4 por ciento alcanzado en la votación en lo general
de la propuesta (violencia doméstica), se pasó a 73 por ciento en la votación en
lo particular, en la que se votaba el artículo 265 bis, que penalizaba la violación
en el matrimonio en los siguientes términos: “Si la víctima de violación fuera la
esposa o concubina, se impondrá una pena prevista en el artículo anterior. Este
delito se perseguirá por querella de la parte ofendida”. 9

Tabla 2. Votación diferenciada por sexo en lo relativo a la violencia


doméstica
1ª Lectura Votos % de
votación
A favor En contra Quórum favorable
Aprobada en lo general 340 0 382
2ª lectura
Aprobación de los artículos
reservados a excepción de los 374 8 382 97.4
artículos 265 y 265 bis
Aprobación artículo 265 364 18 382 95.2
Aprobación artículo 265 bis 254 90 344 73.8
H M H M H M H M
169* 85 89 1 258 86 65.5 99
*De acuerdo a las notas de Barbieri, 118 diputados hombres no llegaron a la sesión
y 38 se ausentaron.
Fuente: adaptado de los datos referidos por Barbieri, 2003.

El género en este caso, pareció intervenir matizando las creencias y preferencias


políticas de los actores, pues la variación se debió principalmente al cambio del
voto masculino ya que de las mujeres sólo una votó en contra —curiosamente,

8
Los artículos reservados en lo particular fueron el 233 ter. del Código civil; los artículos 266, 345
bis, 343 bis, 343 quater y 350 del Código penal; los artículo 265 y 265 bis, del código penal, este
último referido a la violación dentro del matrimonio. Ver Barbieri (2003:213).
9
Para una mejor comprensión del proceso legislativo de esta cuestión ver la investigación de
Barbieri (2003), de donde son retomados los datos.

50
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

del Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyas diputadas impulsaban la


propuesta.
Conviene mencionar como dato adicional, que aún cuando no se tiene el
voto desagregado por partido político, en las entrevistas que Barbieri (2003:
213), realizó a diputadas del PRD, éstas refirieron su asombro ante la negativa de
sus compañeros de partido, situación que no esperaban (su estrategia se basó
en solicitar previamente al presidente Ernesto Zedillo su firma, como una forma
de asegurar los votos de los diputados del PRI, dando por hecho el apoyo de sus
compañeros de partido).
En el ejercicio de su práctica legislativa, aquellos legisladores que retoman la
defensa del status quo han hecho una reapropiación del término “equidad de
género”, asignándole una connotación “neutral” que les permite hacer tabla rasa
de las diferencias en las condiciones de vida de mujeres y hombres. Un ejemplo
de esto se puede advertir en la manera en que se discutió en la LV Legislatura
del Congreso del estado de Coahuila, un punto de acuerdo propuesto por la
diputada Hilaria Corpus, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), para
incluir a las madres solteras dentro de los grupos sociales considerados como
beneficiarios para el descuento del pago del impuesto predial. El diputado Pérez
Valenzuela, del Partido Acción Nacional (PAN), percibió esta propuesta como
inequitativa de la condición de los padres solteros, y utilizó este argumento para
minimizar la propuesta de la diputada Hilaria Corpus:10
¿Por qué también no ponerle (a la propuesta) padres solteros?, si hablamos
de equidad y género y de la igualdad ¿Por qué no también le podemos poner,
este… (es interrumpido) es que también se habla de que (hay) madres solteras,
también hay padres solteros, o sea (…) ¿O cómo vamos a ponerle? si vamos a ver
la igualdad, pues vamos a ver esa igualdad.
La defensa del status quo que hacen los legisladores hombres a partir de
su identidad de género suele hacerse de una manera embozada como una
estrategia para evitar mostrarse contrarios a una cuestión cada vez más aceptada
socialmente —la igualdad de género. Lo anterior se puede advertir en el curso
seguido por la iniciativa para reformar el Código penal de Coahuila en materia
de estupro y violación en la LV Legislatura del Congreso de Coahuila, propuesta
por la diputada Norma Violeta Dávila Salinas, en representación del Grupo
parlamentario del PRI, e integrante de la Comisión de Equidad y Género. La
propuesta enfrentó el escepticismo del diputado Roberto Jiménez del PRD, quien
sin rechazarla totalmente, trató de desestimarla considerando estos problemas
más como producto del modelo económico que de las relaciones de género:
10
El punto de acuerdo fue rechazado. Ver sesión del 18 de diciembre de 2000. Diario de debates
de la LVI Legislatura del Congreso del estado de Coahuila.

51
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Con motivo del nuevo modelo económico neoliberal que nos aqueja del ‘82 (en
adelante), poco a poco algunas capas sociales, las que tienen mejor resuelta
su situación económica, algunos sectores, los que tienen mejores condiciones
para decidir y para influir a través de los medios en la sociedad, como los
empresarios, los comerciantes, los profesionistas, a partir de ahí esos sectores
han estado incidiendo en las legislaturas de los estados, en el Congreso de la
Unión, en el ente social en su conjunto, para que se priorice la sanción, para que
se priorice el cuidar a la víctima, para que se priorice la reparación del daño y no
la reforma del individuo en la sociedad (…). Si el modelo económico neoliberal
nos lleva al dominio de una capa de los que tienen todo sobre los demás, nos
tiene que llevar de la mano a cambiar nuestras leyes, a cambiar sobre todo las
leyes penales, y ahora todos adolecemos de penalitis, todos queremos meter
a la cárcel a todos, si alguien pinta una pared hay que meterlo a la cárcel, los
grafitis tiene que ir a la cárcel. ¿Por qué? porque lo dicen los concanacos y las
concaminas y las canacintras11 y bueno, hay que elevar la pena de todos los
delitos. Si hay un atentado de pudor, llevarlo de cuatro a ocho años; si hay un
equiparamiento a la violación, de ocho a 16; si hay violación, de 16 a 24; si
hay homicidio simple, de 24 a 32, si hay un homicidio calificado, de 32 a 40;
si hay secuestro, de 40 a 50; y si hay esto otro, la pena de muerte, ahí es a
donde quiere llegar (…) el modelo neoliberal…por eso, creo que debemos de
estar muy atentos a todas las iniciativas, estamos de acuerdo en que se castigue
esta clase de ilícitos, pero queremos destacar que ya están castigados y están
castigados severamente, si hay que castigar estos ilícitos más aún, hagámoslo,
pero siempre viendo en su conjunto la legislación penal y viendo en su conjunto
a la sociedad mexicana[…] (Sesión del 4 de junio de 2002, Diario de Debates LV
Legislatura).
Posterior a la intervención del diputado Jiménez12 fue notable la defensa que
hicieron las diputadas mujeres a la propuesta:
Intervención de la diputada Élida Bautista, del Partido Acción Nacional (PAN)
(quien fungía en ese momento como presidenta de la mesa directiva)
[…] la iniciativa de reforma al Código penal presentada por la diputada Violeta
Dávila Salinas nos parece llega en un momento oportuno en el que se contempla la
ampliación de las penas en aquellos delitos en contra de la libertad o la seguridad
sexual, principalmente tratándose de menores o incapaces[…].
Intervención de la diputada Hilaria Corpus, del PVEM:
…en primer lugar quiero decir que a mi fracción (PVEM) nos parece de lo más
importante la propuesta de reforma que se propone para el Código penal (…)

11
Alude a organizaciones empresariales como la Cámara Nacional de la Transformación, la Cámara
Nacional de Comercio, entre otras.
12
La oposición del diputado Jiménez a las propuestas de género de las diputadas fue sistemática
durante toda la legislatura, atendiendo más bien a criterios de identidad de género subyacentes a
su posición como partido de opositor (en este caso al PRI).

52
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

toda vez que desde la tribuna hemos estado impulsando iniciativas que eliminen
en nuestro marco legal toda forma de discriminación hacia las mujeres y hacia
los menores….
Intervención de la diputada Roxana Cuevas del PRI (Presidenta de la Comisión
de Equidad y Género):
…la violencia sexual (…) que mas daña la integridad física, psíquica y la libertad
sexual constituye una violación a los derechos humanos fundamentales, el
fenómeno de victimización de las menores y de los menores ha tenido una
exteriorización silente e inadvertida, a veces se oculta ante actitudes amenazantes
de los victimarios, que generalmente tienen con ellos línea de parentesco, de ahí
la importancia no solo de elevar la sanción que se propone en estas reformas,
sino lograr cambios de fondo en el Código penal y en el de Procedimientos
correspondientes…
Resalta que ningún diputado hombre del PRI hubiera intervenido a favor de la
iniciativa aún cuando ésta se había hecho a nombre de ese grupo parlamentario
(lo que pudo haber obedecido más a una estrategia de las mujeres para dar solidez
a la propuesta). En la tabla 3 se puede advertir el sentido de las intervenciones
de los representantes en relación a la identidad de partido y de género.
Tabla 3. Intervenciones a favor y en contra de la iniciativa para
reformar el código Penal de Coahuila en materia de estupro y violación
Identidades de género y partido
Ponente En contra A favor
Roxana Cuevas PRI
Violeta Dávila PRI Roberto Jiménez PRD Hilaria Corpus PVEM
Élida Bautista PAN
Resultado: fue turnada a las Comisiones Unidas de Gobernación y Puntos
Constitucionales y Justicia (presididas por hombres). No fue dictaminada.

Como puede advertirse, en el debate de la presentación de la iniciativa


prevaleció la posición de género, pues legisladoras de distinto partidos apoyaron
la iniciativa, mientras que sólo el Diputado del PRD explícitamente manifestó su
desacuerdo. La iniciativa, turnada a las Comisiones Unidas de Gobernación y
Puntos Constitucionales y la de Justicia, no fue dictaminada en la LV Legislatura.
Conviene decir que estas comisiones estaban integradas sólo por diputados
hombres y eran presididas por legisladores del PRI. La ausencia de mujeres
en las comisiones dictaminadoras pudo haberle restado impulso para que la
propuesta fuera discutida.

53
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Las estrategias de las legisladoras para impulsar una agenda de género


en un espacio con sobre-representación masculina
Acuerdos políticos para legislar con perspectiva de género

Las legisladoras no desempeñan su función legislativa de manera aislada, sino


en conjunto con otros individuos que igualmente son portadores de intereses
diversos. En este sentido ¿Qué acciones utilizan las mujeres para integrar los
intereses de género a la agenda legislativa? Uno de los recursos que las legisladoras
usan para inducir una legislación en torno a los derechos de las mujeres han sido
los “Acuerdos políticos para legislar con perspectiva de género”, planteados al
inicio de las legislaturas y con los que las mujeres tratan de comprometer al
resto de los representantes para legislar en este tipo de asuntos. Estos “Acuerdos
políticos” suelen ser aprobados por unanimidad, si bien en la práctica sólo
algunas (y algunos) legisladoras se ocupan de la Agenda legislativa de género.
No obstante, sirve como marco antecedente de acciones posteriores, véase por
ejemplo la apelación que hace al acuerdo político previo, la diputada Jeanne
Snydelaar del PRI, al presentar el proyecto de decreto de reforma de diversos
artículos de la Ley de asistencia social para el estado de Coahuila:
…el Pleno del Congreso mediante acuerdo del 7 de marzo del 2006, acordó por
unanimidad la necesidad de llevar a cabo estas acciones de reforma tendientes
a actualizar nuestro marco jurídico bajo esta óptica (la perspectiva de género),
exhortando a las dependencias del Poder Ejecutivo, con la concurrencia de la
Comisión de Equidad y Género, a realizar las acciones necesarias para revisar la
legislación susceptible de ser modificada bajo el enfoque señalado. En atención
a lo anterior, la representación del Ejecutivo y del Legislativo a través de la
Comisión de Equidad y Género inició estas tareas, siendo la Ley de Asistencia
Social la primera norma que es sometida a este proceso de armonización entre
su articulado con los principios de equidad y género contenidos en el Punto de
Acuerdo en mención [..] (Sesión del 13 de junio de 2006, Diario de debates LVII
Legislatura).

El recurso a las “voces autorizadas” (masculinas)

Otro recurso de las diputadas son las “voces autorizadas” representadas por
el presidente de la república, el Ejecutivo estatal, el presidente de la junta de
gobierno del congreso o alguna otra personalidad con jerarquía y presencia
política suficiente. Estas voces fungen como portavoces de las iniciativas de las
diputadas y como dispositivos de desarticulación del “veto masculino”.13 En el
13
Barbieri (2003) refiere cómo en la LVII Legislatura federal las diputadas recurrieron a la figura
presidencial para que introdujera la iniciativa que penalizaba la violación conyugal. En nuestra
investigación en el Congreso de Coahuila advertí situaciones en las que las diputadas ceden la

54
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

ejercicio de la representación sustantiva las legisladoras mujeres lo han utilizado


para enfrentar prácticas obstruccionistas que desde su posición de género, de
partido, o grupo político, manifiestan algunos diputados hombres a iniciativas
con orientación de género. En algunos casos sus estrategias son exitosas, en
otras no tanto. La estrategia de solicitar al ejecutivo que fuera quien introdujera
las propuestas de género —en su carácter de agente establecedor de la agenda—
fue políticamente viable durante el periodo presidencialista, donde había una
cohabitación entre el poder ejecutivo y el poder legislativo a través del partido
dominante —el PRI—, y donde una propuesta del ejecutivo era automáticamente
aprobada por la mayoría absoluta de la fracción de este partido. En la actualidad
esta estrategia difícilmente puede ser utilizada con el mismo éxito debido a la
pluralidad política del Congreso federal, sin embargo, en los congresos locales
dicha pluralidad no ha llegado a tal punto que propicie un cambio sustantivo en
la relación subyugante del poder legislativo al poder ejecutivo, por lo que esta
estrategia sigue siendo factible.

Los “intereses de género” en juego en el contexto de la multiplicidad


de identidades de los representantes políticos

De acuerdo a la literatura que ha abordado la construcción de la Agenda de género


en el Congreso federal, uno de los recursos más utilizados por las mujeres han
sido los acuerdos intrapartidistas. Sin embargo, éstos no siempre son factibles,
precisamente por las distintas posiciones identitarias que las legisladoras portan,
a saber: como mujeres, como integrantes de una fracción parlamentaria, como
integrantes de una comisión legislativa, entre otras identidades coyunturales.
La intermediación de intereses a través de las posiciones de partido, género
y comisión, son frecuentes en las interacciones en las que tiene lugar la agenda
de género. En este proceso las relaciones que se establecen entre las mujeres
no atienden necesariamente a intereses homogéneos. Téngase en cuenta, al
respecto, la manera en que se desarrolló el Punto de acuerdo planteado por
las diputadas de la LVI Legislatura, Latiffe Burciaga, Hilda Flores Escalera y
Martha Loera Arámbula (del Grupo Parlamentario del PRI e integrantes de la
Comisión de Equidad y Género), y el diputado Evaristo Lenin Arreola, del Grupo
Parlamentario del PUDC, para que la delegación de legisladores que participarían
en la reunión de la Conferencia legislativa fronteriza, llevaran la propuesta de
abrir un espacio para la discusión de una Agenda de género como parte de
los problemas relacionados con la frontera norte, y de manera específica, la

lectura de sus propuestas a los diputados hombres, preferentemente los coordinadores de los
grupos parlamentarios, o bien, solicitan la opinión de instancias facultadas en el tema.

55
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

propuesta de realizar en la ciudad de Saltillo la “Primera Reunión de Legisladoras


de la Frontera México-Estados Unidos”.
La Diputada Karla Samperio del PAN —que formaba parte de la delegación
de legisladores que irían a la Conferencia y que al parecer no había sido tomada
en cuenta—, no aceptó el Punto de Acuerdo en los términos establecidos.
Su estrategia se orientó a modificarlo para evitar que se discutiera sólo en
la Comisión de Equidad y Género —en la que ella no estaba—, e involucrar
a la Comisión de Asuntos Fronterizos —a la que estaba integrada. En sus
argumentos descalificó la representación sustantiva de género, así como la
necesidad de una reunión de legisladoras fronterizas, misma que consideró
como un acto de protagonismo de las diputadas integradas a la Comisión de
Equidad y Género:
…se que las mujeres tenemos otros sentidos, que somos más sensibles y que
es necesario aportar esta pieza del rompecabezas, pero creo que hombres y
mujeres nos complementamos, señoras (…) no desconozco los problemas
que tienen muchísimas mujeres en la región de la frontera norte de nuestro
país, lo que no creo es que solamente las mujeres podamos ser portadoras de
estos problemas, lo que creo es que los hombres (…) tienen la capacidad de
entender la problemática de las mujeres y que pueden ser voceros de (…) las
mujeres como lo son de muchos otros temas (…) creo que lo podemos hacer
en conjunto (…), sostengo mi propuesta, señor Presidente, que se turne a la
Comisión de Asuntos Fronterizos, se discuta en Comisiones Unidas, se redacte
un documento, y ya sea un hombre o una mujer al que le toque exponerlo en
la conferencia legislativa fronteriza, sea un pronunciamiento del Congreso del
estado y no de las mujeres (…). Que sea también en la Comisión de Asuntos
Fronterizos la resolución de si en dado caso se puede realizar esto (la Conferencia
de Legisladoras) quien haga la propuesta de quiénes integren esta conferencia
de legisladores, obviamente respetando el principio (de pluralidad), así como
se lucha por la equidad de género, pues luchar también por la representación
de todas las fuerzas políticas representadas en este Congreso (…) y pues nada
más comentar que si era una cuestión de género, incluye la parte masculina
y femenina, pues yo quisiera saber por qué quieren hacer una reunión de
legisladoras fronterizas (…) (Sesión del 9 de noviembre de 2004, Diario de
debates LVI Legislatura).
Conviene decir que la diputada Samperio presidía la Comisión de Fomento
Económico y estaba integrada a las comisiones de Asuntos Fronterizos y a la de
Hacienda, además de la de Derechos humanos. En este sentido, su participación
se estructuró desde su pertenencia a la Comisión de Asuntos fronterizos y desde
su pertenencia específica al grupo de legisladores que irían a la Conferencia
legislativa fronteriza. En este ejercicio, sin embargo haría explícita su oposición
a la representación sustantiva como un asunto exclusivo de las mujeres, además

56
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

de no considerar los temas referidos a la problemática de género como asuntos


trascendentales: 14
(…) mientras sigamos refugiándonos en este solo tema para protagonizar actos
y aparecer en medios,15 flaco favor les hacemos a las mujeres, formemos parte
de lo importante de este país, trabajemos en lo toral, en lo que trasciende,
legislemos aquí en Coahuila para erradicar los males que aún tenemos, y logremos
ir construyendo juntos, hombres y mujeres una sociedad más justa por una vida
mejor para todos… (Sesión del 9 de noviembre de 2004, Diario de Debates LVI
Legislatura).
Su propuesta de que el Punto de acuerdo pasara a comisiones unidas y no
solamente a la Comisión de Equidad y Género encontró eco en los diputados
Ramón Díaz Ávila del PT y el Diputado Gabriel Ramos del PAN (ubicados también
en la Comisión de asuntos fronterizos). El primero argumentó que la agenda a
construir no tendría que ser una agenda feminista ni de las mujeres, sino una
agenda de género que implicara a hombres y a mujeres.
Para defender la necesidad de una agenda de género fronteriza para las mujeres
-pero también para deslindarse del uso instrumental que la diputada Samperio
atribuía al tema, al parecer por las diputadas del PRI-, intervendría la diputada
Beatriz Granillo, del PRD. Dado que no estaba en ninguna de las comisiones en las
que se estaba proponiendo que se discutiera el asunto, consideró que la discusión
de la agenda de género binacional debería darse en el pleno del congreso con el
objeto de no verse excluida como mujer de tal asunto:
(…). Nos parece que en problemáticas propias de la región fronteriza como lo es la
situación de las mujeres en las maquilas, la violencia que se ha estado generando,
la impunidad a esta violencia, así como el desmembramiento o desintegración
de las familias por los efectos migratorios, en donde ha habido mujeres que se
han atrevido inclusive a mandar a los hijos de ilegales por cuenta separada o por
ruta separada, nos obliga a posicionar en este Pleno la necesidad de que se dé
una discusión mucho más profunda que lo que significa la Comisión de Equidad y
Género y Asuntos Fronterizos, esto porque la de la voz, que también es mujer no
participa en ninguna de las comisiones (…). Entonces, pido a este Pleno que demos
una discusión seria y precisa de lo que significa una agenda de género como una
acción afirmativa hacia las mujeres de nuestro país (…) le pido a las compañeras
mujeres de la legislatura, es la postura de la compañera diputada Mary Telma

14
De hecho, salvo la intervención referida, la diputada Samperio no tuvo participación en la agenda
de género, no planteó ninguna iniciativa al respecto y tampoco hizo algún pronunciamiento
(incluso, no estaba incorporada a la Comisión de Equidad y Género).
15
Desde su posición de partido, en esta parte, la diputada Samperio parece rechazar más un estilo
en la representación sustantiva de género que la misma representación de género. La intervención
de la diputada Granillo Vázquez también se encamina a cuestionar el estilo o formas de representar
las problemática de género.

57
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

(también del PRD) y mía, que no hay problema, que discutamos como mujeres
lo que tenemos que definir y si hay necesidad de elevar una serie de puntos a
la agenda binacional que tengan perspectiva de género, lo hagamos(…) (Sesión
del 9 de noviembre de 2004, Diario de Debates LVI Legislatura, del Congreso del
estado de Coahuila).
Como se puede advertir, las identidades organizacionales desde las que
las diputadas realizaron sus intervenciones fueron desde su posición como
representantes políticas, como militantes de un partido político, su pertenencia
a ciertas comisiones y desde su identidad de género, espacios todos ellos
autorizados que les permiten hablar desde su papel de representantes y de
manera paralela desde su condición de mujeres.
No obstante sobresale la autorización que la identidad de género les brinda
a las diputadas para intervenir en las cuestiones relativas a esta problemática
—aún cuando no estén incorporadas a la Comisión de Equidad y Género. Así,
en la intervención de la diputada Karla Samperio se advierte el propósito de
revertir una situación en la que estaba viéndose rebasada no tanto desde su
posición como miembro de un partido político —pues finalmente su partido,
el PAN, estaba representado en la Comisión de Equidad y Género a través de la
diputada María Eugenia Cázares, integrada a esta Comisión—, sino como única
integrante mujer de la Comisión de Asuntos Fronterizos , y como única partícipe
mujer en la delegación de legisladores a la Conferencia legislativa fronteriza.
Por ello reclamó estar incluida entre las personas que habrían de entregar la
resolución del Congreso:
(…) creo que los hombres miembros de la Comisión de Asuntos Fronterizos,
incluso su servidora, puede llevar estas propuestas que se discutan al interior
del Congreso en las comisiones unidas de equidad y género y asuntos fronterizos
(…), no entiendo por qué solamente las mujeres pueden ser portavoces de las
mujeres, eso es en lo que estoy en contra (Sesión del 9 de noviembre de 2004,
Diario de debates LVI Legislatura, del Congreso del estado de Coahuila).
Lo anterior lleva a preguntar ¿En qué circunstancias la identidad de género
se torna importante para cohesionar los intereses de las y los representantes
políticos? ¿En qué circunstancias tienen más peso las identidades organizacionales
u otro tipo de adhesión identitaria? Estas preguntas hacen necesario ubicar
en una lógica situacional las interacciones en las que se produce la agenda de
género, lo que conlleva ubicar las distintas posiciones que ocupan las mujeres y
los hombres en la estructura de los congresos, pues son esas posiciones desde
las que se realiza la actividad de la representación política y desde donde se
despliega determinada influencia en el proceso legislativo.

58
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

Conclusiones

En el actual contexto, la creación de una agenda legislativa de género ha venido


ganando terreno como parte de la función legislativa. Esta situación ha resaltado
la diferencia que hace al ejercicio de la representación política la presencia de
las mujeres, así como los costos que implica para la calidad de la democracia la
ausencia de éstas en el poder legislativo, donde finalmente se estructura y/o
valida el orden legal de las relaciones de género.
La información tratada en este artículo ha podido mostrar la importancia
que tiene la presencia de las mujeres en la Agenda de género en la medida
en que son ellas principalmente las que a través de una representación
política simbólica y sustantiva incorporan a la agenda legislativa las diversas
problemáticas asociadas a la condición de género de las mujeres. A través de
su representación, las legisladoras hacen presente a un grupo social que en
mayor o menor medida comparte una característica común: la subordinación de
género y la vulnerabilidad social. Algunos hombres incursionan también en este
tipo de representación, sin embargo, suelen dejar esta tarea a las legisladoras
mujeres y en no pocas ocasiones mantienen una actitud de defensa del status
quo masculino
En relación a la presencia y ubicación de las mujeres en la organización
legislativa —aún cuando no se profundizó en el tema por falta de espacio—,
se advirtió como limitante a la Agenda de género su escasa presencia en las
comisiones dictaminadoras, lo que influye en la posibilidad de que sus propuestas
sean o no dictaminadas. Así, al no estar las mujeres en las comisiones donde
se resuelven las iniciativas, no hay manera de defenderlas o de impulsar su
discusión a fin de que no se queden rezagadas en comisiones.
En cuanto a las formas por las cuales las mujeres realizan la representación
sustantiva, se puede decir que ésta tiene un carácter “situacional”, esto es,
depende de la ubicación que tengan las mujeres en la estructura del congreso.
Es esta misma ubicación situacional la que hace difícil concebir a los “Acuerdos
de género intrapartido” como la principal estrategia por la cual las mujeres
llevan a cabo la representación sustantiva pues la fracción parlamentaria a la
que pertenecen y las comisiones en las que se ubican pueden obstaculizar este
tipo de acuerdos. En este contexto la negociación política a partir de los recursos
que tengan las diputadas desde sus propias posiciones político-organizacionales
sustituye los acuerdos de género.
También se pudo advertir que la representación sustantiva es una opción
que no todas las legisladoras mujeres se muestran dispuestas a ejercer, o bien,
que ésta es ejercida con matices, debido a las posiciones específicas que las

59
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

mujeres ocupan. Entonces, el interés de género de las legisladoras está en parte


determinado por la posición que tienen la en la estructura político-organizativa
de los congresos. En este sentido,la identidad de género, como posición desde
la cual las mujeres estructuran su interés en la Agenda de género, no es un lugar
fijo, ya que dependiendo de las circunstancias, este interés puede ser trocado
por el interés de las otras posiciones en las que también se ubican las mujeres, lo
que implica que los intereses son mutables e institucionalmente construidos.
En este sentido, la obligación de armonizar la legislación nacional y local
a los criterios de derecho internacional se devela una tarea sujeta no sólo a
una determinada cantidad de mujeres en los congresos, sino también al juego
político-institucional en que ocurren los procesos legislativos.

Bibliografía

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60
Elementos para analizar la agenda legislativa desde una.../Varela y Guadarrama

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Género.

Documentos oficiales

Decretos expedidos en la LV Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.


Disponible en formato electrónico (CD).
Decretos expedidos en la LVI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.
Disponible en http: //www.congresocoahuila.gob.mx/modulos/transparencia/
articulo19/decretosLVI/decretos.htm.
Diario de los Debates de la LV Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.
Disponible en formato electrónico (CD).
Diario de los Debates de la LVI Legislatura del Congreso del Estado de Coahuila.
Disponible en http: //www.congresocoahuila.gob.mx/modulos/transparencia/
articulo19/diarioLVI/diario.htm.

Páginas electrónicas

Resoluciones aprobadas por la IV conferencia de Beijing. http://www.socialwatch.


org/es/documentos/Beijing.htm.
Asamblea Legislativa del Distrito Federal. http://www.asambleadf.gob.mx/.
Congreso del Estado de Coahuila: http://www.congresocoahuila.gob.mx/.

61
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

La política educativa con perspectiva


de género en las IES: caso UAEMéx

Graciela Vélez Bautista* y Norma Baca**

Introducción

La política educativa con perspectiva de género promovida por la Secretaría de


Educación Pública (SEP), en el caso de las Instituciones de Educación Superior
(IES) implica reflexionar sobre el vínculo entre género, ciencia y democracia,
como categorías de análisis, para explicar la desigualdad aún existente entre el
personal académico en diversos aspectos. En el caso de la Universidad Autónoma
del Estado de México (UAEMéx) se pone al descubierto la existencia de carreras
sexistas, así como desigualdad de oportunidades para las investigadoras respecto
a los investigadores.
Por otra parte, sólo parcialmente se cuenta con una estadística desagregada
por sexo. Al respecto, cabe destacar que en indicadores tales como líderes de
Cuerpos Académicos, Perfil PROMEP, proyectos de investigación, Programa
de Estímulos al Desempeño (PROED), Programa de Estímulo a la Investigación
(PROINV) se carece de este desagregado
El presente texto, hace referencia a un aspecto del proyecto titulado: La
construcción de la igualdad de género en la UAEMéx: diagnóstico y acciones1,
por lo que se restringe a dos aspectos: el primero que corresponde al sexismo
en las carreras universitarias y el segundo, al avance de las investigadoras en el
Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Para estudiar ambos casos se parte del
enlace entre democracia, género y ciencia.

Democracia, género y ciencia

Para mostrar cómo se relaciona la democracia, el género y la ciencia es necesario


recordar que la democracia de género busca la consistencia entre un enfoque de
género que incluya su determinación en términos comparativos y relacionales, y
la necesidad de integrar al conjunto social en el escenario operativo, donde cada
situación específica dictará la combinación.
1
Proyecto (2009), financiado por la SEP, Clave:2009-207-00-4105-P6.
* Coordinadora del Centro de Investigación en Estudios de Género y Equidad de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México.
** Investigadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad
Autónoma del Estado de México.
63
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Esta perspectiva requiere un cambio de paradigmas en las políticas de


género, habida cuenta de que uno de los mayores obstáculos para lograr avance
en cuanto a calidad sobre la participación de las mujeres en la esfera pública, ha
sido la escasa participación de los varones en el espacio doméstico y cuidados
familiares, lo cual da cuenta de la importancia de incluirlos en los cambios de
género que se requieren, es decir, hacer énfasis en las relaciones de género, en la
necesidad de establecer la co-responsabilidad de género. La inclusión progresiva
de los varones se dirige a la identidad masculina y las transformaciones que ésta
requiere. Por lo tanto, las políticas o estrategias deberán enfocarse tanto a las
mujeres como a los varones y a las relaciones de género.
La democracia de género es una estrategia para llegar a establecer o resumir
la co-responsabilidad entre mujeres y varones de su propio desarrollo y derechos
humanos.
Sin embargo, su aplicación depende del contexto. En efecto, para Meetzen
y Gomáriz (2000) la democracia de género cuando se aplica en cierto contexto
puede implicar un fuerte trabajo de empoderamiento de las mujeres, pero ello
no significa que pierda de vista, algunas trasformaciones estructurales o acciones
específicas dirigidas a la condición de los varones en cuanto al género.
Justamente, la democracia de género es una propuesta inclusiva que busca
equilibrar la participación de los géneros en el desarrollo, por lo tanto, en un
primer momento desmantela la desigualdad de oportunidades que en los
distintos espacios y tiempos se ha dado entre los géneros. Entre los espacios
más relevantes está el de la ciencia.
Respecto al enlace entre ciencia y democracia encontramos que en las
distintas épocas y en las diferentes sociedades han existido procesos de
marginalización de las mujeres del ámbito científico. Si reflexionamos sobre ello
desde la subjetividad2, se encuentra que por tradición la subjetividad femenina
ha sido objeto de restricciones, para explicarlo Bourdeau (2000), alude al habitus
o subjetividad socializada que se refiere al conjunto de relaciones históricas
depositadas en los cuerpos individuales en forma de esquemas mentales y
corporales de percepción, apreciación y acción. La cultura, el lenguaje, la crianza,
inculcan en las personas ciertas normas y valores profundamente tácitos, dados
por naturales. El habitus se convierte en un mecanismo de retransmisión no
consciente de las estructuras sociales que permean las subjetividades femeninas
y masculinas.
En este tenor, las mujeres por tradición fueron excluidas de la ciencia, habida
cuenta de que se consideraba a la actividad científica como un campo masculino

2
Ampliar información en Vélez (2008).

64
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

(Markus, 1999). Hoy, se está dando el caso contrario en muchas universitarias


que al recibir información y tener acceso a nuevos paradigmas sobre los géneros,
han revalorado sus perspectivas científicas (Wylie, 2001). Este cambio tiene que
ver con el proceso de mundialización, así como con el movimiento feminista que
ha fomentado especialmente en las dos últimas décadas la incorporación de las
mujeres a los estudios superiores, así como la selección de carreras distintas a
las asignadas por tradición conforme a un rol de género. Considerando que la
población femenina en educación superior y posgrado ha crecido de manera
notable en los últimos diez años, tanto en la UAEMéx como en la mayoría de
las universidades del mundo, resulta pertinente indagar hasta qué punto ese
aumento de población femenina se acompaña de la transformación de roles y
papeles de género referidos a las carreras universitarias.
Aunque sin duda, el constante aumento de mujeres en el ámbito científico es
un logro, aún no se puede dar cuenta del cambio hacia la igualdad puesto que las
mujeres, como es el caso de la UAEMéx, están haciendo escasas incursiones en
carreras relacionadas con la tecnología en los sectores de informática, ingeniería
y ciencias exactas.
Por otro lado, se encuentran sub-representadas en aquellos empleos que son
clave para la creación y el diseño de sistemas técnicos en la nueva economía
(Wajcman, 2006).
Asimismo hoy también podemos mostrar el vínculo entre masculinidad y
tecnología reflejado en distintas universidades y en la UAEMéx, por la menor
representación femenina en el personal académico de la facultad de ingeniería,
y el caso contrario en la facultad de enfermería, así lo muestran las gráficas 1 y 2.
Una de las explicaciones sobre el sexismo en las carreras profesionales es que
diversas sociedades siguen estableciendo la diferencia entre tareas masculinas y
femeninas, a pesar de la resignificación de las identidades de género que se vive
en la actualidad.
En este sentido, un elemento básico, definitorio de la personalidad es ser
hombre o ser mujer, y recordando que el sistema de género se ha construido bajo
un orden jerárquico, las mujeres han quedado en un segundo plano (Subirats,
1998: 27), puesto que los mandatos que la sociedad les ha confiado carecen
de reconocimiento social y valor económico, es decir, son labores socialmente
menospreciadas.
En este punto vale recordar que lo que tiene significado para cada quien es
decir, lo subjetivo tiene que ver con las estructuras psíquicas más profundas de
las cuales el género forma parte y retomando los conceptos de Bourdieu (2000)
sobre el habitus, se trata de una dominación inconsciente y simbólica impuesta
por el orden masculino, que se acata en gran parte sin conciencia de ello.

65
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Gráfica 1
Personal académico de la Facultad de Ingeniería, por sexo ,2008

30%

70%

%H %M

Fuente: elaboración propia con datos de la Dirección de Recursos Humanos


de la UAEM, Secretaría Administrativa (2008).

Gráfica 2
Personal Académico de la Facultad de Enfermería, por sexo, 2008

11%

89%

%H %M

Fuente: elaboración propia con datos de la Dirección de Recursos


Humanos de la UAEM, Secretaría Administrativa (2008).

66
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

Sin embargo, dadas las condiciones de preparación científica y acceso de


las mujeres a los ámbitos tradicionalmente masculinos, se está llevando a cabo
un proceso de re-configuración de la feminidad y la masculinidad que han
dejado de obedecer a los paradigmas anteriores, limitadores y estereotipados,
pese a ello y habida cuenta de que la construcción cultural, tiene como uno
de sus referentes más importantes la división simbólica del mundo en géneros;
masculino y femenino que no se reducen a diferenciar entre hombres y mujeres,
sino que clasifican todo el mundo en función de estos símbolos genéricos es
necesario insistir en re-configurar el sistema de valores femeninos y masculinos
en cada ámbito cultural, puesto que estos inciden en los procesos identitarios
y en la subjetividad. Uno de los símbolos clave es el lenguaje que carece de
neutralidad valorativa.
El lenguaje está surcado por relaciones de poder y su uso cotidiano refleja y
reproduce desigualdades. En este sentido se hizo hincapié en que expresiones
como ‘los derechos del hombre’, reflejan una codificación masculina del mundo
público, pasando por alto la particularidad de las mujeres, al subsumir a éstas bajo
el supuesto universal de lo masculino. Con ello se denuncia la falacia metonímica
de tomar una parte, los hombres, como representantes del todo, la humanidad
(Arditi, 2000: 45).
Por lo tanto, una de las acciones emergentes, no sólo en las universidades
sino en las instituciones públicas, es cambiar el lenguaje sexista por un lenguaje
incluyente. Puesto que el poder del lenguaje impacta la construcción de la
cultura y las subjetividades.
Aunque algunas instituciones de educación superior ya lo han realizado, en
México aún existen espacios educativos que no se explican las razones por las
que es necesario dejar atrás el lenguaje sexista. Es decir, la manifestación sexista
de carreras profesionales tiene el subyacente de la división sexual de trabajo y
la prevalencia de valores femeninos y masculinos en la educación institucional y
familiar. De suerte que se requieren cambios respecto a los significados opuestos
de lo masculino y lo femenino.

Género y SNI en la UAEMéx

Respecto a la ciencia, la presencia femenina simboliza la transformación de un


sector que ha tenido roles asignados con especificidad y otra manera de ver la
realidad. Es decir, cada vez más las mujeres universitarias se interesan por adquirir
conocimientos científicos a través de la obtención de grados superiores para
incursionar en la investigación, sin embargo, su carrera se ve obstaculizada por
factores de tipo formal e informal que subyacen en la estructura organizacional

67
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

y en las relaciones de género dentro de las instituciones, como Durán (1982)


lo manifiesta; las consecuencias de la división cultural por géneros que han
existido y siguen existiendo hasta nuestros días, también se manifiestan en el
ámbito científico. Un caso claro es el Sistema Nacional de Investigadores que en
México fue creado en 1984 con el objetivo de reconocer la actividad científica y
otorgar la distinción de Investigador Nacional. Se establece, la candidatura (C),
tres niveles, I, II, III, más el de Investigador Emérito.
En la Universidad Autónoma del Estado de México hasta 2010 se registran,
270 investigadores/as nacionales de los cuales 64 por ciento son hombres y 36
por ciento mujeres.

Gráfica 3. Participación por sexo, según nivel SNI 2008-2010, UAEM

100%
90%
80% 32% 35% 36%
70%
60%
50%
40%
30% 68% 65% 64%
20%
10%
0%
2008 2009 2010

%H %M

Fuente: Elaboración propia a partir de datos obtenidos en el Boletín Trimestral de Investigación


y Estudios Avanzados de la UAEM, núm. 45 y 47, así como en http://www.uaemex.mx/SIEA/
investiga/investiga.html

Sin duda esta minoría de mujeres en el SNI-UAEMéx, merece ser estudiada, en


cuanto a sus causas pero también en sus efectos. Es sabido que la investigación
es una actividad que solicita de vocación pero también de una intensa disciplina,
que requiere de tiempo de trabajo extra al asignado por las instituciones, es decir
implica que quien se dedica a ella otorgue mayor tiempo del suyo del que se
reserva al descanso, la diversión y la familia cuando se realizan otras actividades
no tan demandantes en una universidad.

68
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

Tal vez esta sea una de las causas fundamentales de la menor dedicación
de las mujeres a la investigación, en tanto que de ellas también se espera
dedicación de tiempo completo a su familia aún cuando no tengan hijos/as, ya
que los trabajos de cuidado son socialmente asignados a las mujeres.
Las gráficas 3 y 4 muestran el avance de investigadores/as, en los tres niveles
del SNI de 2008 a 2010, si comparamos el avance de las mujeres y de los hombres
en los tres niveles es posible notar cómo en el caso de los primeros el avance
es más rápido, por ejemplo en 2010 en el nivel I la frecuencia de los hombres
se mantiene en un ascenso continuo y rápido, en tanto el de las mujeres se da,
pero más lento.

Gráfica 4. Profesorado de la UAEM miembros del SNI por año, nivel y sexo

120

100

80
Frecuencia

60

40

20

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
Año

hombres nivel C mujeres nivel C hombres nivel I


mujeres nivel I hombres nivel II mujeres nivel II

Fuente: elaboración propia a partir de Boletín Trimestral de Investigación y Estudios Avanzados,


núm. 28, octubre-diciembre de 2004, núm. 31, julio -septiembre de 2005, núm. 39, julio
-septiembre de 2007, Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados de la UAEM y datos
obtenidos en http://www.uaemex.mx/SIEA/investiga/investiga.html.

También es significativo que las mujeres en el nivel de Candidatura al SNI,


ocupan 38 por ciento, en el nivel I ocupan 37 por ciento y en el nivel II sólo 19 por
ciento. Como puede notarse a mayor nivel menor cantidad de mujeres.
El comparativo para el nivel II de los años 2008, 2009 y 2010, indica que el
ascenso de las investigadoras es lento y no sigue la continuidad deseable sino
que de 2009 a 2010 disminuyó, además de que en ninguno de los niveles las
mujeres ocupan siquiera 50 por ciento.

69
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Gráfica 5
Participación en el SNI 2008-2010, por sexo, UAEM

100%
90% 18% 20% 19%
31% 34% 36% 36% 38% 37%
80%
70%
60%
50%
40% 82% 80% 81%
69% 66% 64% 64% 62% 63%
30%
20%
10%
0%
C I II C I II C I II

2008 2009 2010


%M %H

Fuente: elaboración propia a partir de Boletín Trimestral de Investigación y Estudios Avanzados


núm. 44, julio -septiembre de 2008, Boletín Trimestral de Investigación y Estudios Avanzados,
núm. 45, enero-marzo de 2009, Boletín trimestral de Investigación y Estudios Avanzados de la
UAEM, núm. 47, julio-septiembre de 2009, Secretaría de Investigación y Estudios Avanzados de
la UAEM y en http://www.uaemex.mx/SIEA/investiga/investiga.html; fecha de consulta 19 de
febrero de 2010.

Los datos anteriores sugieren que si bien ha habido considerables avances


para las mujeres en la ciencia, todavía es muy complejo alcanzar los niveles de
reconocimiento deseables para hablar de igualdad de género en la ciencia.
Algunos obstáculos que lo impiden, se manifiestan si lo analizamos desde la
perspectiva de género que deja ver la intervención de varios factores como el
ciclo vital, la etapa reproductiva en la que las mujeres se ocupan de criar y educar
hijos, en tanto los hombres pueden concentrarse en el trabajo remunerado, la
profesión y en este caso, la investigación. Otro aspecto es considerar que detrás
de una investigación destacada, hay muchos años de disciplina y dedicación,
esto es más difícil para las mujeres que para los hombres; en función de las
actividades domésticas y de maternaje consideradas propias para ellas.
Respecto a los factores de tipo formal, se presentan obstáculos de tipo
institucional, que surgen de valores arraigados en autoridades, evaluadores y

70
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

funcionarios que de manera encubierta marginan la presencia de las mujeres


en la ciencia.
Sin duda, la estructura organizacional permeada por el patriarcado representa
un obstáculo estructural determinante en la carrera laboral de las mujeres.
Especialmente cuando intentan ascender al lugar de toma de decisiones en
cualquier ámbito. En el caso de la investigación es posible manifestar que son
muy pocas aquellas investigadoras que son líderes de grupos o dirigen centros e
institutos de investigación.
Debido a lo anterior, encontramos que se carece de modelos para la
generación que viene. Hay pocas mujeres dedicadas a la ciencia que han sabido
resistir el impacto cultural de género que piensa a las mujeres como madres
antes que como individuas independientes y autónomas. Por otra parte la falta
de estímulos y motivación ante los problemas que se investigan en la ciencia, o
las posibles diferencias en el valor que dan hombres y mujeres a su profesión.
Al respecto, la información que presentan Blázquez y Flores (1989) revela
que los mecanismos de exclusión que existen hacia las mujeres se tienen que
reconocer para superarlos y evitarlos. Entre éstos se encuentra la exclusión
de los puestos de dirección dentro de la comunidad científica, así como la
discriminación jerárquica, que limita a mujeres capaces y brillantes a los rangos
invisibles o mal remunerados de asistentes, cuando en realidad ellas tienen la
responsabilidad y toman decisiones en los proyectos de investigación en que
intervienen.
Siguiendo los lineamientos de Vélez y Vizcarra (2008) se sugiere incidir
sobre las diferencias de género definidas culturalmente y que impactan las
subjetividades.
En este sentido, se destaca la importancia de reconfigurar los símbolos que
denigran la imagen de lo femenino sólo como belleza y servicio, revalorizando
sus capacidades racionales y físicas para diversas actividades entre ellas la
científica.
Por otra parte, la incorporación de las mujeres al trabajo asalariado, la
participación de algunos hombres en las actividades domésticas y familiares
y el control de la fertilidad han debilitado la simbólica tradicional femenina y
del mismo modo la masculina. Podemos notar cambios significativos en las
estructuras sociales, puesto que día con día se incorporan más mujeres a los
espacios jurídicos, políticos y científicos, así como a los espacios de toma de
decisiones.
En el caso de la ciencia, ya se ha iniciado la disolución de la relación destructiva
de poder entre los géneros y por consiguiente, se ha iniciado el proceso de
conciliación entre las mujeres y la ciencia.

71
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Sin embargo, sólo es el comienzo, puesto que todavía en muchas universidades


las mujeres académicas investigadoras están sub representadas, a pesar de que
hoy en día la población femenina en estas instituciones va en aumento y en
algunas es superior la cantidad de mujeres que de hombres.
En el caso de la UAEMéx se ha iniciado el proceso de desagregar por
sexo la población que la conforma. Hace falta hacer ese desagregado en sus
distintos organismos, si como en indicadores tales como líderes de Cuerpos
Académicos, indicadores del Programa de Estímulos al Desempeño (PROED),
Programa de Estímulo a la Investigación (PROINV) Perfil PROMEP, Comisiones
Dictaminadoras.
Después de mostrar las desigualdades entre investigadores e investigadoras,
el paso siguiente es reflexionar sobre la transformación de las mismas y sin duda
que la idea de democratizar la universidad desde el género, implica realizar una
serie de acciones afirmativas que equilibren el desarrollo de universitarias y
universitarios, no sólo en el ámbito de la investigación, sino en los que conforman
la institución. Dentro de esta postura es que se pueden ubicar las recientes
políticas con perspectiva de género para las Instituciones de educación superior,
que involucran a hombres y mujeres, porque el cambio en unas impacta en el
cambio en los otros, puesto que la relación entre ambos, es decir, las relaciones
de género deben ser más igualitarias. Por tanto, las estrategias a realizar deben
ser inclusivas, es decir, tal como lo expresa la democracia de género, acciones
afirmativas para las mujeres y un proceso de sensibilización hacia la población
masculina. De otra manera, parecería que la problemática sólo es de las mujeres
investigadoras, no es así, sino que la comunidad universitaria y e específico las
autoridades se encuentran involucradas en los procesos de cambio hacia la
igualdad de oportunidades.

Política educativa con perspectiva de género


Algunos Antecedentes

Para promover la igualdad entre mujeres y hombres se han generado instrumentos


internacionales reconocidos por México. En efecto, en las décadas recientes
el Estado mexicano ha asumido una serie de compromisos internacionales
tendientes a cerrar las brechas de desigualdad entre mujeres y hombres en
el ámbito educativo. A continuación se describen brevemente algunos de los
principales instrumentos jurídicos y políticos sobre esta temática.
Entre los instrumentos jurídicos internacionales destaca por su importancia,
la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra
la Mujer (CEDAW, siglas en ingles) aprobada en 1979 la cual establece en su
artículo 10 que:

72
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el
hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar, en condiciones
de igualdad entre hombres y mujeres (….)
La eliminación de todo concepto estereotipado de los papeles masculino y
femenino en todos los niveles y en todas las formas de enseñanza, mediante el
estímulo de la educación mixta y de otros tipos de educación que contribuyan
a lograr este objetivo y, en particular, mediante la modificación de los libros y
programas escolares y la adaptación de los métodos en enseñanza. Las mismas
oportunidades para la obtención de becas y otras subvenciones para cursar
estudios.
Las mismas oportunidades de acceso a los programas de educación
complementaria, incluidos los programas de alfabetización funcional y de adultos,
con miras en particular a reducir lo antes posible la diferencia de conocimientos
existentes entre el hombre y la mujer.
La reducción de la tasa de abandono femenino de los estudios y la organización
de programas para aquellas jóvenes y mujeres que hayan dejado los estudios.
Dentro de la normativa nacional se publicó la Ley para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres (Diario oficial de la Federación, 2006) que hace referencia a
la igualdad de oportunidades y se dirige en un amplio sentido a la educación.
En febrero de 2007, se publicó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia que respecto al ámbito educativo refiere:
Definir en las políticas educativas los principios de igualdad, equidad y no
discriminación entre mujeres y hombres, el respeto pleno a los derechos humanos
Federación (PEF) de 2008 para dar cumplimiento a la Ley General de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV).
Este programa está relacionado con la eliminación de las brechas de género
en la educación. En su segundo informe trimestral alude al contenido del Reporte
Global de Género 2007 (The Global Gender Gap Report 2007) del Foro Económico
Mundial (FEM) en el cual se exponen las brechas globales de género en 2007.
Según este reporte, México se encuentra en el puesto 93, de 128 países
evaluados; el país obtuvo una calificación de 0.644 puntos, en una escala
en donde uno es la igualdad absoluta entre mujeres y hombres y cero es la
desigualdad total. De acuerdo al reporte citado, México observó un deterioro
frente a la calificación del reporte 2006, al caer diez posiciones entre un año y
otro.
El eje central del Programa de Investigación con Enfoque de Género lo
constituye la atención a la problemática de la violencia hacia las mujeres, entre

73
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

cuyas causas se ubica la educación que consiente patrones de comportamiento


sexista y discriminatorios hacia las mujeres, los cuales se reproducen y transmiten
en el seno de las familias a las nuevas generaciones (de ahí su expresión
transgeneracional).
Estos patrones de comportamiento son reconocidos por este programa como
parte de los mecanismos sociales que contribuyen a fomentar la violencia en las
relaciones sociales entre mujeres y hombres. En su segundo informe trimestral
se señala la necesidad de reconstruir las normas y valores sociales en torno al
género; reconociendo a la educación como un proceso coeducativo, autocrítico
y autoreflexivo que puede contribuir a la deconstrucción de patrones de
comportamiento discriminatorios, como es la violencia hacia las mujeres.
Los estados partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la
discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el
hombre en la esfera de la educación y en particular para asegurar las condiciones
de igualdad entre hombres y mujeres (….)3
Respecto a la política nacional de igualdad se aprueba el Programa nacional
para la igualdad entre mujeres y hombres (PROIGUALDAD 2008-2012), el cual es
de aplicación obligatoria para toda la administración pública federal.
En el Artículo 34, fracción III establece que “las autoridades y organismos
públicos fomentarán la incorporación a la educación y formación de las personas
que en razón de su sexo están relegadas”. En su artículo 36, fracción II mandata
que las autoridades correspondientes “garantizarán que la educación en todos
sus niveles se realice en el marco de la igualdad entre mujeres y hombres y se cree
conciencia de la necesidad de eliminar toda forma de discriminación”; asimismo,
en el artículo 38, fracción VI se señala que las autoridades correspondientes
deberán “impulsar acciones que aseguren la igualdad de acceso de mujeres y de
hombres a la educación”.
Objetivo Estratégico 5: “Fortalecer las capacidades de las mujeres para
ampliar sus oportunidades y reducir la desigualdad de género”.
Estrategia 5.1: “Eliminar la desigualdad de género en todos los niveles y
modalidades del Sistema Educativo y disminuir la brecha educativa entre mujeres
y hombres.
Estrategia 5.2: “Eliminar los estereotipos sexistas y discriminatorios de los
libros de texto, métodos de enseñanza, materiales didácticos, prácticas educativas
y, profesionalizar al magisterio en perspectiva de de género y derechos humanos
de las mujeres”.
3
http://www.weforum.org/pdf/gendergap/report2007.pdf.
http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/dinero/economia/sueldo_por_genero,_aun_con_
brecha/156624 consultada el 28 de octubre de 2009.

74
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

Otro de los programas analizados es el Programa de Investigación con


Enfoque de Género, el cual se distingue por ser de reciente creación; a través de
los recursos aprobados en el anexo 9A del Decreto de Presupuesto de Egresos4.

Aspectos para promover la integración de la política educativa con


perspectiva de género

De acuerdo a la normatividad de la política con perspectiva de género es


imprescindible destacar que habida cuenta de los avances de las mujeres,
de sus posibles perspectivas más amplias, las instituciones y en especial las
universidades, se deben reestructurar, es decir, ajustar a la medida de la equidad
de género su política organizacional, para ser incluyentes y más democráticas.
Al respecto,
... se considera que la equidad de género es un mandato legal; a nivel normativo
existe una serie de leyes y reglamentos, en los ámbitos internacional y nacional,
que establecen la equidad de género como un compromiso que las instituciones
deben asumir (H. Congreso de la Unión, 2009).
Por ello, ha sido plenamente reconocido que los programas y centros de
estudios de género son indispensables porque posibilitan el reconocimiento
institucional de la reflexión sobre las relaciones de género y aseguran la
investigación, difusión y vinculación de los estudios de género con la comunidad,
universitaria, el sector, público y ocasionalmente el privado.
Ahora bien, en términos más precisos la incorporación de la perspectiva
de género posee tres ejes fundamentales: la investigación, la formación y la
institucionalización.
Respecto a la formación es pertinente hacer notar la necesidad de contar
con recursos humanos que profundicen en el conocimiento de los estudios de
género y que lo difundan a su vez para conformar un estudiantado capaz de
comprender el proceso democrático de lograr la igualdad en la diferencia.
La institucionalización, desde luego se refiere a considerar de manera
transversal la perspectiva de género en la política educativa hacia sus distintos
niveles así como a tomar las medidas pertinentes para dar a las mujeres
universitarias las mismas oportunidades de desarrollo que a los hombres
universitarios, lo cual implica mantener una agenda de género universitaria
que permanezca al tanto de aquellos ámbitos, eventos o situaciones donde las
mujeres son descalificadas o marginadas, como puede serlo el de los cargos

4
http://www.exonline.com.mx/diario/noticia/dinero/economia/sueldo_por_genero,_aun_con_
brecha/156624 consultada el 29 de septiembre de 2008.

75
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

directivos la toma de decisiones, así como la resignificación de las carreras con


perfil sexista.
Sin duda estas medidas o acciones afirmativas son indispensables para iniciar
el proceso de construcción de la igualdad de género en las universidades y en
este caso en la UAEMéx.

Reflexión final

El estudio nos permite afirmar que una de las bases de la democracia en las
universidades es la democracia académica que otorga las mismas oportunidades
de desarrollo a las mujeres y a los hombres. De tal manera que siguiendo el principio
de igualdad es necesario promover la desfeminización y desmasculinización de
actividades, roles y papeles sexistas. Sin duda, uno de los símbolos identitarios
de mayor peso es el lenguaje que desvaloriza lo femenino cuando lo subsume en
términos masculinos, dando por sentado que así debe ser.
Por ello, aun cuando parezca poco importante, una de las tareas pendientes
es implementar un lenguaje no sexista en todas las instituciones públicas,
especialmente las educativas.
Este cambio de lenguaje que simboliza la igualdad debe aplicarse a títulos
profesionales, Leyes, Reglamentos, documentos oficiales y sobre todo
recomendar a quienes imparten docencia tener el cuidado de nombrar a los
géneros con equidad.
Puesto que como lo señala Arditi (2000), el lenguaje está marcando relaciones
de poder, específicamente entre lo masculino y femenino. Por otro lado, el
uso cotidiano y sexista marca la desigualdad entre los educandos, así como en
cualquier persona que lo escuche.
Los datos anteriores sugieren que si bien, ha habido considerables avances
para las mujeres en la ciencia, todavía es muy complejo alcanzar los niveles de
reconocimiento deseables para hablar de equidad. Algunos obstáculos que lo
impiden, se manifiestan si lo analizamos desde el ángulo del género a través del
que se puede ver la intervención de varios factores como el ciclo vital, la etapa
reproductiva en la que las mujeres se ocupan de criar y educar hijos, en tanto los
hombres pueden concentrarse en la investigación o la profesión.
Otro aspecto es considerar que detrás de una investigación destacada,
hay muchos años de disciplina y dedicación, esto es más difícil para las
mujeres que para los hombres, en función de las actividades domésticas y de
maternidad consideradas propias de ellas. Sin duda la subrepresentación de
las investigadoras en los niveles más altos del SNI está relacionada con esta
condición.

76
La política educativa con perspectiva de género en las IES: caso UAEMéx/Vélez y Baca

Lo anterior indica que se carece de modelos para la generación que viene.


Hay pocas mujeres dedicadas a la ciencia que han sabido resistir el impacto
cultural de género que piensa a las mujeres como madres antes que como seres
independientes y autónomos. Por otra parte, la falta de estímulos y motivación
ante los problemas que se investigan en la ciencia, o las posibles diferencias en
el valor que dan hombres y mujeres a su profesión.
Finalmente, para aplicar la democracia de género en la academia es muy
recomendable realizar el esfuerzo de implementar la perspectiva de género
en las Universidades mediante acciones afirmativas no sólo para el género
femenino, sino también para el masculino, como es el caso de la sensibilización
hacia la igualdad. Este último es una tarea pendiente.

Bibliografía

Arditi, Benjamín (2000), “El reverso de la diferencia” en Arditi (comp.), El reverso


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Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

Las candidatas del PRI en el estado de México: entre


la trayectoria política y la competencia electoral

Ramiro Medrano González*

Introducción

La selección de candidatos es parte crucial del reclutamiento político y la forma


que adopte puede contribuir a determinar la ubicación del poder dentro de los
partidos (Langston, 2008). Camp (1996) recuerda que bajo la hegemonía del
Partido Revolucionario Institucional (PRI), los políticos que dirigían sus esfuerzos
a obtener las candidaturas a gobernador y senador, sus carreras tendían a
dirigirse hacia el nivel nacional para sumarse a las camarillas o grupos más o
menos consolidados en cargos públicos en el gobierno federal, no obstante que
la competencia suponía una identificación de ellos frente a la ciudadanía, la cual
debía desarrollarse estrictamente en el nivel estatal.
Este hecho junto con otras variables como el poder informal que derivaba
del presidente de la República, provocó que el PRI fuera un partido altamente
centralizado en la postulación de candidatos. La literatura especializada así lo
reconoció, por ejemplo, en su libro sobre Partidos y sistemas de partidos, Sartori
(1987) sostiene que el PRI había sido uno de los partidos más centralizados y
verticalmente organizados no sólo en México sino probablemente en el mundo,
lo que sin duda para el campo de la ciencia política justifica aún más conocer
cómo están ocurriendo esos procesos de cambio.
En condiciones de democracia, hemos explorado poco sobre las variables
que han modificado el proceso de selección de los candidatos o bien su relación
con las condiciones de competencia electoral donde el PRI sigue invirtiendo
más recursos para mantener su posición como partido con altas probabilidades
de ganar. También, sabemos poco sobre la forma en que los mayores niveles
de competencia electoral han transformado la organización interna de los
partidos y en consecuencia puede impactar en diferentes variables como
las formas de elección de los órganos de gobierno partidistas, los niveles de
participación efectiva de la militancia y el desempeño del partido en los ámbitos
de gobierno.

* Profesor-Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma


del Estado de México

79
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Algunos estudios (Panebianco, 1992; Katz y Mair, 1995) han enfocado sus
esfuerzos para examinar la organización interna como variable independiente,
es decir, conjeturar que las formas organizativas del partido pueden condicionar
fuertemente el proceso de selección de los candidatos, de tal manera que variables
como la trayectoria de los políticos o bien el procesos de democratización interna
se explican en parte por la vida interna del partido.
Ante estas posibilidades que se pueden traducir en líneas de investigación
sobre los partidos políticos y su proceso decisorio, en este trabajo exploramos
cómo ocurrió el proceso de selección de los candidatos a presidentes municipales
en el estado de México en la elección de julio de 2009. En particular seleccionamos
como unidad de observación a las candidatas mujeres dentro del PRI.
Debido que en general, las investigaciones inician con preguntas que se
ubican dentro del marco comunicativo de las comunidades académicas, nos
cuestionamos lo siguiente: ¿Importan las trayectorias políticas de las mujeres en
el proceso de selección de candidatos en el PRI del estado de México? ¿Cómo
afecta la competencia electoral en la definición de tales candidaturas? ¿Qué
explica el resultado? Estos cuestionamientos a su vez, expresan el interés del
investigador para dar sentido a sus esfuerzos exploratorios. Para responder a
tales preguntas diseñamos una base de datos que contiene información de los
candidatos del PRI en los 125 municipios que componen dicha entidad federativa
independientemente de si fueron ganadores o no en la contienda electoral; en
este caso nos interesó observar directamente los candidatos titulares y no los
suplentes. En términos prescriptivos, el Código electoral del estado de México
sugiere postular candidatos observando el porcentaje máximo (60 por ciento)
para un solo género. En la base de datos incluimos variables como edad, género,
escolaridad, partido en el gobierno 2006-2009, nivel de competencia electoral,
experiencia legislativa, cargos previos en los gobiernos municipal, estatal y
federal; todo ello en los últimos 15 años como consecuencia de la disponibilidad
de información.
De esta base de datos, seleccionamos las candidaturas de las 13 mujeres
candidatas a alcaldesas en un contexto donde el PRI presentó 125 planillas, es
decir, 10.4 por ciento de dichas candidaturas fueron para mujeres. De ellas, 10
ganaron la elección lo que representó 77 por ciento de éxito electoral, perdiendo
una elección en cada caso frente al Partido Acción Nacional (PAN), el Partido
de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT). En el caso de
los candidatos hombres priístas, de un total de 112 candidaturas, ganaron 87,
también 77 por ciento de éxito, perdiendo la elección en 25 casos, de los cuales
12 fueron frente al PAN, ocho contra el PRD, tres y dos frente al PT y Convergencia
respectivamente.

80
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

Considerando estas cifras, se hace necesario examinar cómo están ocurriendo


los procesos políticos internos en los partidos, los vaivenes para mejorar las
condiciones de igualdad de oportunidades en el acceso a la representación política
y su relación con el entorno. Este trabajo recupera la idea de que el control de
la política de reclutamiento es un ingrediente esencial de la democracia porque
quienes los poseen pueden modificar las estructuras sociales, las oportunidades
políticas, los procesos de toma de decisión y la política pública. Estudiar las
características que adoptan el reclutamiento y las candidaturas dentro de un
mismo partido es significativo ya que permite cuestionar la idea de que las élites
políticas son homogéneas.

Reclutamiento político y candidaturas

El tema de las candidaturas a cargos de elección popular ha sido uno de los temas
recurrentes en la ciencia política contemporánea. Camp (1996) recuerda que el
reclutamiento político alcanzó sólidas bases teóricas hasta la década de 1980, lo
que permitió contar con consistentes categorías para explicar los procesos que
distinguen a las élites de organizaciones políticas de masas o bien de otro tipo.
El acceso a los cargos políticos y de la autoridad son dos categorías básicas del
reclutamiento de las élites y son esenciales porque pueden proveer igualdad de
oportunidades para la adquisición de poder o bien pueden limitar severamente
esa posibilidad en varias formas. La igualdad política no consiste en tener igual
poder, sino en tener igual acceso a posiciones de poder. Sin embargo, como lo
sostiene Camp (1996) es necesario examinar las características que adoptan las
intraélites. Esta idea pone en entredicho el supuesto de que sólo las estructuras
institucionales influyen en los procesos de selección de los candidatos que
compiten por la representación política.
Una parte del reclutamiento de las élites pasa por la revisión acerca de la
definición de candidaturas. Sin embargo, cuando hacemos la revisión nos
preguntamos ¿A quién debemos referirnos primordialmente? ¿A los líderes
partidistas, a sus órganos de gobierno, a las reglas electorales, a las bases
sociales de quienes aspiran a tales candidaturas? En esta última dimensión,
efectivamente los partidos son aquellos que tienen en la mayoría de las
democracias latinoamericanas el monopolio de la postulación de candidatos a
cargos de elección popular.
Ese proceso de reclutamiento es importante pues no sólo es el vehículo
por el cual los individuos ingresan al proceso político, sino que les permite
cumplir sus metas o bien dejarlos fuera en el contexto de los objetivos de sus
respectivas organizaciones. Para ello, en cierto tipo de partidos predominan las

81
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

reglas formales pero en otros las informales. La respuesta no puede estar sólo
en identificar si aplica uno u otro caso, sino cómo cambian esos procesos y qué
significado tiene para los dirigentes partidistas, las militancias, los votantes y en
general para la democracia.
Desde la perspectiva temporal, como lo recuerda Camp (1996) al igual que
en la exploración de la socialización política, podemos estudiar el proceso
de reclutamiento en varias etapas. La distinción más importante es entre las
variables que facilitan el ingreso a una carrera política (reclutamiento inicial) y
las que favorecen el éxito en esa carrera (reclutamiento intermedio y final). En
esa lógica nos concentramos en la segunda, ya que todos aquellos que fueron
registrados ante el órgano electoral en calidad de candidatos, en general ya
habían desempeñado cargos en los ámbitos de gobierno, en el poder legislativo
o bien en su partido. Así, el reclutamiento de los candidatos a alcaldes puede ser
ubicado como reclutamiento intermedio.
En términos de características, también podemos identificar (Camp, 1996)
cuatro componentes esenciales para la formulación del reclutamiento político:
1) Los procesos que preseleccionan y canalizan (estructuras de preselección),
2) características que acentúan el potencial de un individuo para llegar a ser
político (variables de oportunidad), 3) individuos, instituciones y procesos
que determinan quienes son seleccionados (porteros del reclutamiento) y,
4) condiciones que afectan el ascenso de un individuo en el sistema político
(variables de promoción).
A partir de esa referencia, este trabajo de los candidatos a presidentes
municipales, particularmente en el caso de las candidatas priístas, se ubica
sobre todo en el cuarto componente, ya que son las variables de promoción las
que nos interesa explorar para saber cómo influyen. En particular suponemos
que son las variables “trayectoria política” y “competencia electoral” lo que nos
permite tener un nivel de comprensión aceptable y sostenible en esos procesos
políticos que viven los partidos políticos.
Una idea que predominó durante mucho tiempo en el caso del PRI fue que
los militantes que tenían aspiraciones de ser candidatos a cualquier cargo de
elección popular, sólo debían vincularse con un grupo en el poder para cumplir
sus propósitos; se necesitaba una actitud pragmática de esos políticos, dando
lealtad a la dirigencia del momento a fin de ascender en la escala política. Esa
idea parece que se ha modificado paulatinamente, pero no para ubicarse en el
polo opuesto, sino para incorporar nuevas variables que explican el éxito de esos
fines individuales en contextos organizacionales partidistas internos y externos.

82
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

El cambio organizativo de los partidos en las democracias

Katz y Mair (1995) han presentado una propuesta respecto del desarrollo de las
organizaciones partidistas en las democracias del siglo XX. A partir de la variable
“poder” han identificado tres caras de la organización partidista: a) el partido
como organización de afiliados, b) el partido como organización central y, c) el
partido en las instituciones públicas. En el primer caso se refiere a la capacidad
que tienen los militantes para incidir en las decisiones del partido ya sea con
relación a temas de la agenda interna o externa. En este tipo de organización,
las decisiones de los órganos de gobierno del partido tienen como referente sus
militantes ya que el origen del partido está relacionado directamente con el tipo
de bases sociales que le apoyan.
En el caso del partido como organización central, se refiere a la supremacía
que tienen los dirigentes formales del partido en el proceso decisorio. En este
caso, los líderes y los dirigentes formales tienden a ser los mismos aunque
históricamente no siempre ha sido así. Esta forma organizativa está representada
por los responsables o titulares de los órganos de gobierno partidista como las
juntas directivas, los consejos o asambleas, los comités nacionales o estatales.
Por su parte, en la tercera forma organizativa, el partido en las instituciones
públicas, se refiere a la capacidad o influencia de los gobernantes que orientan
o condicionan decisiones en el ámbito partidista. En este caso, nos referimos a
los gobernantes en los ámbitos nacional, estatal o municipal, así como los líderes
parlamentarios.
Cada una de esas tres formas organizativas coincide con uno de los modelos
de partidos experimentados históricamente. En general, la literatura reconoce
tres modelos de organización partidista: partido de élites, partido de masas y
partidos catch all (Michels, 2003; Duverger, 1998; Kirchheimer, 1966; Katz y Mair,
1995). Cada uno de ellos tiene vigencia y supremacía en momentos históricos
específicos.
Katz y Mair (1995) concluyen que existe un ascenso progresivo del partido de
las instituciones públicas y la hipotética “cartelización” de los partidos. Como sus
líderes son cada vez más autónomos de sus seguidores o militantes es inevitable
que sean reconocidos como muy lejanos de los intereses de la militancia.
Al privilegiar el partido en las instituciones, los partidos se han arriesgado a
ser vistos beneficiándose a sí mismos y, directa o indirectamente, empleando los
recursos del Estado para fortalecer sus propias posiciones en términos de subsidios,
recursos humanos, patronazgos, cargos en la administración pública, etcétera.
En muchos casos, el partido de los afiliados se ha debilitado, los partidos han
conseguido asegurarse su propia supervivencia como organizaciones invadiendo

83
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

en mayor o menor medida al Estado y al hacerlo, pueden estar abonando a


su propia crisis de legitimidad. Con el ascenso del partido en las instituciones
públicas, los partidos de las democracias contemporáneas deberán enfrentarse
ahora a la acusación de tener también más privilegios.

Competencia electoral: variable que explica algunos procesos políticos

Comúnmente se cree que el aumento de la competencia electoral en México


puede funcionar como variable independiente por lo que puede tener diferentes
impactos en otros procesos políticos1. Esta postura es respaldada por una fuerte
tradición teórica y es totalmente comprensible que los estudiosos piensen que,
efectivamente, incide en procesos específicos como la selección de candidatos
y en procesos más amplios como la equidad e igualdad de oportunidades de los
militantes de las organizaciones partidistas.
También el desarrollo organizativo de los partidos se encuentra
constantemente condicionado por los cambios electorales que siempre pueden
alterar la relación entre las distintas exigencias organizativas en forma diferente
a la prevista por el tipo de partido al que nos refiramos. Esto explica en parte por
qué no tenemos una “historia natural” válida para los partidos. En épocas no
competitivas electoralmente, en el caso del PRI, la selección de los candidatos
a presidentes municipales se negociaba conforme a ciertas reglas informales al
interior de la élite gobernante.
El dominio que ejercía el PRI en la arena electoral tuvo dos consecuencias:
primera, no había opción de salida para quienes no estuvieran contentos con su
fortuna dentro del partido; segunda, una nominación como candidato significaba
una victoria segura el día de las elecciones (Langston, 2008). El presidente de
la República y los gobernadores en funciones contaba con todos los incentivos
para controlar las nominaciones en el caso de las plazas seguras.
Pero ya instalados en la etapa de transición política, Langston (2008) dice que
en época de competencia electoral, los dirigentes del partido han tenido ante sí
tres opciones para manejar las nominaciones de los candidatos a diputados: 1)
no cambiar nada; 2) delegar la selección de candidatos a los comités distritales o
establecer elecciones primarias abiertas; y 3) redistribuir las nominaciones entre
los diferentes grupos del PRI.
1
Cleary (2003) ha publicado un importante artículo que parte del supuesto de que cuando hay
suficiente competencia, un gobierno cuyos titulares tienen motivos para cumplir el interés público
tendrá un mejor desempeño que otros políticos que carecen de ellos. La idea del autor es que el
desempeño del gobierno puede mejorar sometiendo a los que gobiernan a elecciones periódicas y
de preferencia en condiciones de alta competencia, haciendo que la continuación en el cargo esté
supeditada a la voluntad expresa de los votantes. Al final del trabajo, encuentra que la relación
es negativa y presenta dos variables más que pueden explicar el resultado: la conexión electoral
funciona con mecanismos de rendición de cuentas y segundo, la no reelección.

84
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

Los partidos políticos en México desempeñan una función muy importante


como elemento de identidad política, lo cual permite que los votantes deduzcan
el costo de tener que buscar información sobre un político relativamente
desconocido, votando a favor o en contra del partido que lo propone.

La evidencia empírica: la trayectoria política y la competencia electoral

No obstante que la unidad de observación en este trabajo son las 13 mujeres


candidatas a presidentas municipales, es conveniente referir el contexto en que
se presentan tales candidaturas. Para la jornada electoral de julio de 2009, el PRI
registró —sólo a nivel municipal— un total de 2104 candidatos para alcaldes,
síndicos y regidores en la doble modalidad que demanda el sistema electoral:
propietarios y suplentes. Esos 2014 candidatos configuraron las 125 planillas
que compitieron en igual número de municipios. En 50 por ciento de esas
candidaturas, esto es, las 1052 propietarias, 43 por ciento fueron representadas
por mujeres y el resto, 57 por ciento por hombres; en cambio de las 1052
candidaturas suplentes, las mujeres representaron 52 por ciento, mientras que
los hombres 48 por ciento.
Observamos que en el PRI las mujeres fueron mayoritariamente beneficiadas
con las candidaturas suplentes pero no así con las propietarias, lo que en parte
se puede explicar por la débil regla formal que establece el Código electoral en
el estado de México donde sólo a manera de sugerencia solicita a los partidos
promover la igualdad de oportunidades, según lo establece dicho Código en los
siguientes términos:
Los partidos políticos promoverán la igualdad de oportunidades y la paridad de
género en la vida política del Estado, a través de postulaciones a cargos de elección
popular en la Legislatura y en los ayuntamientos y procurarán en los términos del
presente ordenamiento que la postulación de candidatos no exceda de sesenta
por ciento de un mismo género (Artículo 145, párrafo quinto del Código electoral
del estado de México).
De esta manera en el Código electoral no hay prescripción específica para
que esa sugerencia se transforme en una obligación de los partidos, incluso
el tema se vuelve más grave en la medida que dicha sugerencia pierde efecto
si las candidaturas son producto de la selección de candidatos por la vía de la
consulta abierta a los militantes del partido.2 Allí el tema de la paridad de género

2
En la sugerencia del Código electoral en el sentido de no más del 60 por ciento de candidaturas
para un sólo género, no hay distinción entre modalidades, es decir, si se refiere a propietarias y/o
suplentes, lo cual deliberadamente otorga a las dirigencias de los partidos un amplio margen de
decisión discrecional y negociación donde el tema de la “paridad de género” en las candidaturas
propietarias es una de las primeras víctimas.

85
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

se pierde aún más ante los procedimientos específicos que adoptan los partidos
para configurar la representación política.
Hemos dicho que fueron 13 candidatas propietarias priístas a presidentas
municipales, las cuales representaron 10 por ciento de los 125 municipios, a
diferencia de las candidaturas suplentes donde fueron 30, representando 24 por
ciento. Esto nos remite al patrón que se repite, en general, las mujeres priístas
tienden a ocupar un mayor número de candidaturas suplentes pero no así en las
propietarias.3 Una idea central en este trabajo es que la trayectoria política de las
mujeres tiene un rol importante en ese proceso de construcción de candidaturas
porque los municipios donde se presentan tienden a guardar ciertas semejanzas
como el nivel de competencia electoral. Pero hay que precisar: no todas las
aspirantes que expresan públicamente sus deseos de competir llegan a obtener
la candidatura aunque tengan una trayectoria consistente y probada con los
objetivos de su partido. Pero en el caso de las 13 candidatas, se observa que
son políticas con experiencia, son profesionales y por lo tanto están lejos de la
improvisación.
Al hacer la revisión estadística encontramos que el promedio de edad de la
mujer priísta al ser nominada candidata fue 44 años; de las 13 candidatas la de
menor edad fue de 26 años y la de mayor edad de 68 años. Estos son datos,
aunque no distintos de los registrados en las candidaturas de hombres, si son un
referente para el actual estudio ya que para el candidato-hombre el promedio
de edad también fue de 44 años, pero el rango osciló entre 28 y 65 años. En
este caso la mujer candidata inicia con anterioridad sus aspiraciones políticas
pero también tarda más en obtener la nominación, es decir, en el caso de las
políticas priístas hay evidencia de que su trayectoria, desde el punto de vista de
la edad, contiene un rango más amplio que en los hombres. En el primer caso
dicho rango es de 42 años y en el hombre de 37 años.
Respecto de la escolaridad encontramos lo siguiente: en general, la mujer
priísta que obtiene la candidatura a presidenta municipal cuenta con mayores
niveles de estudios formales que los hombres. De las 13 candidaturas de
mujeres, 12 de ellas, esto es, 92 por ciento contaban con niveles de estudio
de licenciatura, el resto con estudios de nivel técnico de educación media
superior. En los hombres, en 75 casos, esto es, 67 por ciento registraron nivel
de licenciatura, el resto se distribuyó en educación secundaria, técnico medio
superior, bachillerato y posgrado. Las candidatas priístas no sólo construyen con
3
En la tradición de la sociología política, por ejemplo Robert Michels (1999) expresa su preocupación
en las formas en las cuales las instituciones colectivas subsumen y subordinan al individuo, es decir,
las formas en cómo los partidos y los sistemas de partidos están organizados y tienden a limitar la
construcción de alternativas. Nosotros lo aplicamos para el caso las mujeres en los partidos.

86
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

más tiempo su proceso de nominación, sino que su nivel de profesionalización


en la política está acompañado con el hecho de que cuenta con niveles de
educación formal de 17 años, es decir, del nivel básico a licenciatura como queda
expresado con las cifras de arriba.
Ahora, desde el punto de vista de las áreas del conocimiento4 donde se
ubican los estudios formales ¿qué características presentan? Atendiendo la
clasificación que utilizan las instituciones de educación superior en México,
tenemos que los estudios formales de las mujeres priístas en 53 por ciento
pertenecen a las “Ciencias sociales y administrativas”, 39 por ciento en “Artes,
educación y humanidades” y el resto en “Ciencias de la salud”. En cuanto al área
de conocimiento, las candidatas y los candidatos guardan semejanzas respecto
del área de procedencia mayoritaria, es decir, ya que en los candidatos también
50 por ciento de sus estudios se ubican en “Ciencias sociales y administrativas”,
el resto quedó disperso en las cinco áreas del conocimiento y sólo destacamos
que en “Artes, educación y humanidades” registró nueve por ciento, misma
área donde las mujeres candidatas registran una fuerte ubicación como se ha
mencionado.
Al momento en que fueron nominadas candidatas las 13 mujeres priístas
a presidentas municipales ¿Dónde se desempeñaban profesionalmente?5
¿Cuál era el tipo de empleo que desempeñaban? Los resultados tienen fuertes
semejanzas, entre candidatos como las candidatas, el “sector público” ocupó
el primer lugar con 69 por ciento y 61 por ciento, respectivamente. En el caso
de las mujeres, el segundo lugar lo ocupó “trabajadora independiente” con 23
por ciento; mientras que en los hombres fue en el “partido político” con 13 por
ciento. Este último rubro para las mujeres fue el tercer lugar con ocho por ciento,
mientras que para los hombres ese mismo lugar fue “trabajador independiente”
con 12 por ciento.
Esta información es considerada por el estudio como relevante ya que
la identificación de la actividad profesional es un fuerte referente para saber
cómo está configurada la trayectoria política reciente de los candidatos; en ese
sentido podemos suponer una tendencia: para los aspirantes priístas a alguna
4
La clasificación sobre las áreas de conocimiento que hemos utilizado en la base de datos ha sido
la diseñada por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior
(ANUIES), en particular por los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación
Superior (CIEES) quienes son áreas especializadas que derivan de la política del gobierno federal
y es utilizada por las universidades en México. Las seis áreas son las siguientes: a) Arquitectura,
diseño y urbanismo, b) Artes, educación y humanidades; c) Ciencias agropecuarias; d) Ciencias de
la salud; e) Ciencias sociales y administrativas y, f) Ingeniería y tecnológicas.
5
Para el caso de la clasificación del “tipo de empleo” de los candidatos, la base de datos registró las
siguientes posibilidades: a) En el partido político, b) Comerciante, c) Campesino, d) Sector privado,
e) Sector público, f) Empresario y/o emprendedor, y g) Trabajador independiente.

87
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

candidatura a cargo popular, el sector gubernamental es un espacio importante


no sólo porque es el medio para desempeñarse profesionalmente y satisfacer
ciertas necesidades básicas de la vida, sino porque el reclutamiento de los
candidatos también pasa por su desempeño en los ámbitos de gobierno. Trabajar
en el sector gubernamental, es un medio para vincularse con ciertos grupos de
poder consolidados localmente o en vías de consolidación. Esta expresión de
la trayectoria política se complementa con la trayectoria en el partido político
como a continuación se describe.
Respecto de los cargos partidistas que han ocupado en los últimos quince
años, de las 13 candidatas, 62 por ciento ha realizado trabajo partidista en
los ámbitos municipal y estatal, ya sea como integrante del comité ejecutivo
municipal o estatal o bien del consejo político en ambos ámbitos. En segundo
lugar se ubican los cargos sólo y estrictamente en el nivel municipal con 31
por ciento; ninguna registra actividades de partido en los órganos de gobierno
nacionales. En el caso de los hombres, el pasado partidista ha sido diferente; el
primer lugar se ubica las actividades sólo y estrictamente en el nivel municipal
con 52 por ciento; en cambio la combinación ámbitos municipal y estatal registra
actividad 32 por ciento; mientras que el resto queda disperso en los ámbitos
nacional.
Observamos que hay una fuerte tendencia a construir candidaturas a “nivel
del municipio”, sin embargo esta tendencia es ligeramente mayor en el caso
de las mujeres que los hombres. Contrasta el hecho de que son estos últimos
quienes más han desempeñado actividades partidistas en el ámbito federal, un
patrón que de acuerdo con Langston (2008) se presentó con mayor frecuencia
en épocas de baja competencia electoral donde el PRI mantenía la hegemonía
de la representación política en México. En la mayoría de los casos, hay evidencia
suficiente para considerar que la trayectoria política de las candidatas se ha
construido mayoritariamente en el ámbito local, lo que puede explicar en parte
el mayor éxito electoral, es decir, mayores probabilidades de ganar la elección.
Hemos referido que en general, los candidatos presentan amplia experiencia
en el sector público pero con relación a las experiencias en los ámbitos de
gobierno ya sea federal, estatal o municipal6, las candidatas priístas concentran
su experiencia en dos ámbitos: el municipal y estatal. En el caso de la experiencia
sólo en el “ámbito municipal” hay un registro de 23 por ciento, en cambio en el

6
Esta variable es diferente de la que tratamos al principio de este apartado (tipo de empleo)
ya que aquí no nos interesa saber el trabajo que desempeñan al momento de ser postulados
como candidatos, sino la experiencia profesional estrictamente en el ámbito de gobierno durante
los últimos quince años. Este referente temporal, está determinado por la disponibilidad de
información pública sobre las trayectorias políticas de los candidatos.

88
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

estatal es de 31 por ciento y otro porcentaje similar con experiencia en los dos
ámbitos referidos. En total 85 por ciento de las candidatas en algún momento
de su vida profesional se han desempeñado en los gobiernos locales. Ninguna
registra algún cargo en el gobierno federal en los últimos 15 años. Esto demuestra
la consistencia en la construcción de trayectorias políticas de las candidatas a
nivel de lo local.
En el caso de los candidatos hombres la historia es un poco diferente.
Para empezar, 23 por ciento no cuenta con experiencia directa en cargos
gubernamentales. Pero de los que si tienen esa trayectoria, 38 por ciento ha
desempeñado funciones en el ámbito municipal, 14 por ciento en algún gobierno
estatal, 12 por ciento en ambos gobiernos, estatal y municipal; mientras que
nueve por ciento ha desempeñado funciones en los tres ámbitos de gobierno.
¿Cuántos de los candidatos a alcaldes ya habían sido legisladores? ¿En cuál
nivel, estatal o federal? En el caso de las candidatas, 62 por ciento no han sido
diputadas local o federal; pero del resto (38 por ciento) que sí cuentan con esa
trayectoria, 22 por ciento lo ha sido sólo en el Congreso local, ocho por ciento ha
sido diputadas locales y federal y otro porcentaje semejante lo ha sido sólo en
la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En el caso de los candidatos
priístas, 86 por ciento no ha sido legislador; de ellos el nueve por ciento ha sido
representante en la Cámara de Diputados del estado de México, dos por ciento
diputado federal y el tres por ciento ha sido legislador en ambos casos, en el
local y federal.
Aunque los números no nos permiten hacer aseveraciones contundentes,
observamos que para ser candidata a la presidencia municipal, la mujer cuenta
con cierta trayectoria legislativa por lo menos en un tramo mayor que el
hombre; en el primer caso tres de cada 10 mujeres candidatas a alcaldesas ya
cuentan con esa experiencia; en los hombres, uno de cada 10. Esto refuerza la
idea de que detrás de la candidatura de la mujer hay un fuerte respaldo desde
el punto de vista de su trayectoria política. Este es un hecho que no se distingue
con claridad en el caso de aquellos que ya fueron presidentes municipales. En
este caso, sólo ocho por ciento de las 13 candidatas a presidentas municipales
priístas ya lo fueron, el resto, 92 por ciento no cuenta con esa experiencia en
su trayectoria política; en los candidatos priístas la historia no es totalmente
diferente, 13 por ciento ya fue alcalde por lo menos una vez, en tanto 87 por
ciento no lo ha sido.
Hasta aquí nos hemos referido a la trayectoria política de los candidatos y las
candidatas. Ahora nos referiremos al contexto electoral en que se presentaron
dichas candidaturas.

89
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

En términos de competencia electoral ¿Qué características guardan los


municipios donde participaron las candidatas priístas? De las 13 candidaturas
que representan, 69 por ciento de los casos compitieron electoralmente en un
municipio donde su partido, el PRI, no gobernaba durante el proceso electoral,
es decir, seis de cada 10 tenían el reto de promover la alternancia de partido en
el gobierno. De ellas, 54 por ciento, se presentaron a competir en municipios
gobernados por un alcalde panista, ocho por ciento en uno perredista y el
mismo porcentaje en un petista. Este hecho contrasta con lo que ocurrió con los
candidatos priístas, quienes 55 por ciento compitieron en municipios gobernados
por un partido diferente al PRI, es decir cuatro de cada 10 tenían ese reto de
promover la alternancia del partido en el gobierno. 37 por ciento lo hicieron en
municipios gobernados por un alcalde del PRD, 16 por ciento del PAN y tres por
ciento de Convergencia.
¿Cuál fue el resultado electoral atendiendo ese contexto de competencia? De
las 13 candidatas que son objeto de observación en este estudio, en 10 casos, es
decir, 77 por ciento fue una candidatura exitosa, esto es, obtuvieron la mayoría
de los votos. Perdieron tres elecciones, una con cada uno de los siguientes
partidos: PAN, PRD y PT. ¿Y en el caso de los candidatos? De las 112 candidaturas,
ganaron la elección 87, también representa un nivel de éxito de 77 por ciento;
sin embargo, perdieron 12 elecciones frente al PAN, ocho frente al PRD, tres y
dos frente al PT y Convergencia respectivamente.
Sin embargo, es necesario precisar más condiciones electorales en las que
se presentaron los triunfos y fracasos7. En el caso de las candidatas mujeres, en
siete municipios (54 por ciento) registraron un nivel de participación electoral
superior al 60 por ciento; en cinco de ellos (38 por ciento), la participación osciló
entre 50 y 59 por ciento; mientras que el resto, en uno (ocho por ciento), la
participación se ubicó entre 40 por ciento y 49 por ciento. En el caso de los
candidatos hombres, en 77 municipios (69 por ciento) la participación electoral
fue superior a 60 por ciento, en 22 (20 por ciento) osciló entre 50 por ciento y
59 por ciento y los 13 (ocho por ciento) restantes se ubicó entre 40 por ciento y
49 por ciento.
Otra inferencia del presente estudio es la siguiente: las candidatas priístas no
sólo fueron a competir en aquellos municipios cuyos gobiernos eran distintos a
su partido (seis de cada 10), sino que el nivel de participación electoral estaba
más cercano a la media estatal para dicha elección, la cual se ubicó en 52 por
7
Respecto de esta variable “nivel de participación electoral”, a fin de clasificar y procesar la
información que facilitará encontrar tendencias, construimos cinco rangos: 1) más de 70 por
ciento de participación electoral 2), Entre 60 y 69 por ciento 3), Entre 50 y 59 por ciento 4), Entre
40 y 49 por ciento y 5) menos de 39 por ciento.

90
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

ciento. Este hecho contrasta con la participación electoral de los candidatos


quienes compitieron en lugares donde la participación fue mucho mayor a la
media estatal.
Ahora desde el punto de vista de lo estrecho del resultado entre el primero
y segundo lugar, del nivel de competencia electoral en aquellos municipios
donde compitieron las candidatas priístas, 62 por ciento, es decir, en ocho de 13
municipios, el nivel de competencia electoral fue de un dígito, es decir, menos
de 10 por ciento. Al detallar ese resultado, en dos de ellos la diferencia fue entre
0.1 por ciento y 4.9 por ciento, el resto, en seis, se ubicó entre cinco por ciento y
9.9 por ciento. En los cinco municipios restantes, la diferencia entre el primero y
segundo lugar fue mayor a 10 por ciento.
En el caso de los candidatos priístas la historia fue diferente. En 50 municipios,
45 por ciento, la diferencia entre el primero y segundo lugar, fue menos de 10
por ciento. De ellos, en 24 la competencia se ubicó entre 0.1 y 4.9 por ciento;
el resto, 26, se ubicó entre cinco por ciento y 9.9 por ciento. El resto de los
municipios, en 62, la diferencia entre el primero y segundo lugar fue mayor a 10
por ciento de votos.

Conclusiones

La propuesta comprensiva de este trabajo consiste en estudiar la postulación de


las candidaturas y su relación con las trayectorias políticas de los militantes en
condiciones de alta competencia electoral. Al revisar los conceptos que nos han
permitido observar la selección de candidatos a presidentes municipales en los
13 casos donde la modalidad de “propietaria” estuvo representado por mujeres
priístas, podemos enunciar lo siguiente:
En el caso del PRI, delegar el control de las nominaciones a las dirigencias
locales ha significado limitadas ventajas para los propósitos de igualdad de
oportunidades en el acceso a los cargos de elección popular. La descentralización
de las decisiones a favor de los comités locales tiene la enorme ventaja de
reconocer la capacidad de decisión de actores subnacionales y por lo tanto
contribuir a la redistribución del poder; sin embargo, como lo hemos evidenciado
en este trabajo dicha descentralización del poder no ha representado reconocer
y ampliar las oportunidades de las mujeres en su lucha por ocupar cargos de
representación popular.
Pero la postulación de candidatos con base en trayectorias sólidas y alejadas de
la improvisación, tiende a fortalece la idea de que los candidatos serían mejores
frente al elector pues seleccionarían a aquellos con base en el reconocimiento y
trayectoria política individual probada y segundo, un candidato vinculado con su

91
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

partido a nivel municipal tendría mayor apoyo para el éxito electoral. Estos dos
supuestos se ven confirmados para el caso de 10 de 13 candidatas a presidentas
municipales que compitieron en julio de 2009 en el estado de México.
Con la evidencia empírica podemos cuestionar el supuesto de que “reforma
institucional” y “cambio político” están relacionados o tienden a significar lo
mismo; por el contrario, las reformas a las reglas electorales pueden retrazar
el cambio de condiciones de diversas maneras (Brunnson y Olsen, 1997). Lo
podemos observar al referir que no obstante la disposición normativa en
el Código electoral en el sentido de no postular más de 60 por ciento de las
candidaturas para un género, lo cierto es que ha sido una reforma que no ha
promovido cambio en las relaciones de igualdad y equidad para la definición de
candidaturas y por lo tanto para el acceso al poder.
Las reformas a las reglas formales buscan difundir y reforzar la idea de que en
los militantes puede ocurrir el cambio en la definición de las candidaturas. Si las
reformas son débiles y no existe una base de apoyo que dé sustento al poder de
los reformadores, puede obstruirse el proceso de cambio activando la resistencia
a aquellos que se oponen. Es más fácil combinar la reforma y el cambio en áreas
no controvertidas ya que la problemática no polariza; incluso está presente el
riesgo de que los intentos de reformas sencillamente contribuyan a preservar
su situación.
Si los partidos políticos han implementado una serie de reformas en materia de
selección de candidatos, es plausible sostener que los cambios en esos procesos
políticos se explican no sólo por las reformas institucionales, particularmente
de las reglas internas, sino por las trayectorias políticas que han construido las
mujeres priístas en la etapa de competencia electoral.
Pero también las organizaciones partidistas y sus dirigentes interesados en
promover cambios en la configuración de las candidaturas evitan evaluar los
efectos de una reforma legal específica. Los motivos parecen claros: hacerlo
supone cuestionar la idea de concentración, distribución y reproducción del
poder en los partidos políticos.
Incluso la evidencia nos permite cuestionar el supuesto generalizado en el
sentido de que el éxito de una reforma es un acto conciente de los dirigentes
apoyados en un cálculo racional y de control social, es decir, suponer que los
cambios en las organizaciones partidistas sólo son el resultado de las reformas
y de la toma deliberada de decisiones. Es impensable que una reforma en el
proceso de selección de candidatos sea sostenible sin una base de apoyo amplia
que involucra a los aspirantes de tales candidaturas.
Aunque tengamos expresiones de partidos institucionalizados, podemos
decir que en el caso del PRI como partido fuertemente institucionalizado —a

92
Las candidatas del PRI en el estado de México: entre la trayectoria política.../Medrano

diferencia del PRD un partido débilmente institucionalizado— no está exento


de cambios internos, aunque no necesariamente vía las reformas legales a los
Estatutos o la Ley electoral. La llegada de la institucionalización en los partidos
no pude ser un pretexto para postergar los cambios en las relaciones de poder
entre dirigentes y militantes, en particular en materia de equidad e igualdad de
oportunidades para competir por las candidaturas.
De acuerdo con la evidencia empírica, en materia de consolidación de las
trayectorias políticas a través del tiempo, las mujeres priístas han hecho su
tarea: profesionalizarse en el tema de cosa pública; queda pendiente saber la
respuesta de los dirigentes del partido y en general, de la élite política de los
partidos: acelerar o retrazar tal reconocimiento que implica la vigencia de los
derechos políticos de la militancia.
La literatura (Panebianco, 1988) también sostiene que las candidaturas son
un producto de las organizaciones partidistas en tiempo de procesos electorales.
Retomamos esa idea y agregamos que las candidaturas son ante todo “procesos”
y como tal impactan dentro y fuera de las organizaciones partidistas. Ahora,
si la construcción de las candidaturas se refiere como un “proceso” entonces,
se sostiene que no son decisiones estáticas sino en permanente movimiento
que da margen para introducir una serie de cambios a veces no exentos de
vicisitudes.
De esta manera, es necesario profundizar la manera en que las estructuras y
los procesos de la organización partidista cambian, incluso cuando los cambios
no son el resultado de las reformas a las reglas formales. Vale preguntarnos ¿qué
factores, además de las intenciones de los líderes partidistas reformadores,
afectan la existencia, la implementación y las consecuencias del cambio en
la construcción de candidaturas a cargos de elección popular? Aquí hemos
explorado dos variables: trayectoria y competencia; queda pendiente saber si
esos hechos forman parte de tendencias de largo alcance y logran mantenerse
en el largo tiempo o bien quedan interrumpidas por los factores organizacionales
internos que experimentan los partido políticos.

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Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

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94
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

SEGUNDA PARTE
Diversidad e identidades de las relaciones de género

95
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

96
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

Todo cambia, también las mujeres: discurso


y práctica del feminismo/s

Mercedes Alcañiz*

Introducción

Decía el filósofo griego Heráclito que Todo cambia1, y nosotras añadimos que
también las mujeres. Este cambio se ha producido fundamentalmente a partir
de la segunda mitad del siglo XX pero se venía gestando desde el siglo XVIII, en
el contexto de la Ilustración y de la Revolución Francesa. En este proceso de
cambio han intervenido diversos acontecimientos que han conducido a que la
situación de las mujeres se haya modificado.
El texto que sigue a continuación no relata los cambios acaecidos “en” las
mujeres, sino que lo pretendido es exponer, desde un punto de vista histórico,
los discursos elaborados por las mujeres, los cuales, acorde con el principio de
reflexividad social2, han tenido posteriormente un efecto en el cambio de las
mujeres; así como las prácticas o las acciones realizadas por los agentes sociales
participantes en la producción de dicho cambio, como son los movimientos
sociales y las élites políticas como creadoras de normativas.
Por ello, lo estructuramos según dos ejes considerados centrales en el
proceso histórico de consecución de la equidad entre mujeres y hombres, de
cambio de la situación en última instancia: en primer lugar, haremos referencia
al discurso, a las aportaciones teóricas que se han realizado desde que se inició
el planteamiento sobre las relaciones desiguales entre mujeres y hombres hasta
la actualidad, hecho que nos mostrará los diferentes puntos de vista planteados
así como el proceso de formación del corpus teórico de los estudios feministas
y de género; en segundo lugar, tendremos en cuenta las actuaciones realizadas
por el movimiento social feminista como acción en el proceso de lucha para

1
La cita textual fue proporcionada por Platón: “Dice en alguna parte Heráclito que todo fluye y
nada permanece y asemejándose a la corriente de un río, dice que no podrás entrar dos veces en
el mismo río” (Alcañiz, 2009).
2
Anthony Giddens (Giddens, 1994) habla de reflexividad como la característica de la modernidad
por la cual “la mayoría de los aspectos de la actividad social y de las relaciones materiales
con la naturaleza están sometidos a revisión continua a la luz de nuevas informaciones o
conocimientos”.
* Profesora-Investigadora de la Universidad Jaume I de Castellón, España.

97
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

conseguir la equidad y que han ido desde la exigencia a ejercer el derecho a


votar hasta el conocido lema de “Lo personal es político” planteado en la década
de 1960, así como a las normativas y a las políticas elaboradas por los organismos
internacionales y por los estados desde que la igualdad entre mujeres y hombres
se incluyó en la agenda política internacional como objetivo prioritario.

El discurso feminista. Repaso histórico y analítico

En este punto me referiré a las principales aportaciones teóricas feministas


desde sus inicios a la actualidad y que constituyen el corpus teórico del discurso
feminista, estructurándolo de acuerdo con los tres referentes que según mi
parecer caracterizan cada etapa: a saber, la igualdad, la diferencia y la identidad.

La reivindicación de la igualdad

Si hay una idea que, siguiendo a Sztompka (1995), se puede considerar una
fuerza histórica en los cambios sociales, es sin duda alguna la idea de igualdad.
Esta idea surgió con la Revolución Francesa y se constituyó en principio básico
de la nueva constitución revolucionaria, expresada en la Declaración de
Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) con la afirmación de “Todos los
hombres son iguales…..”; la idea de igualdad, esta vez universalizada, ha seguido
estando presente en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948
y en sucesivas normativas que han ido eliminando las desigualdades entre los
individuos y los colectivos.
Esta idea, de gran impacto social, produjo cambios importantes en la sociedad
con respecto de los cuales las mujeres no podían permanecer al margen. En
los inicios de la elaboración teórica feminista y de las reivindicaciones sociales
feministas, lo que se demandaba por parte de las mujeres era la igualdad con
respecto de los hombres -una igualdad civil y política- en referencia a tener los
mismos derechos que los hombres (Alcañiz, 2003), incluido el derecho de votar
en las elecciones políticas. En definitiva, las primeras reivindicaciones de las
mujeres se dirigían a conseguir una “igualdad legal”.
Más tarde, ya conseguida la igualdad civil y política, las mujeres, en la década
de 1960 se dieron cuenta de que no bastaba la igualdad legal sino que había
que ir más allá, hasta conseguir una igualdad real, un cambio en el sistema de
géneros y en las relaciones entre los hombres y las mujeres.

De la igualdad legal…….

Las primeras aportaciones teóricas feministas se enmarcaron en el liberalismo


político y social predominante en la época. Así, el feminismo liberal se basa en

98
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

la idea clásica de esta doctrina en referencia a que los individuos deberían ser
libres para desarrollar sus propios talentos y perseguir sus propios intereses.
Las feministas liberales aceptan la organización de la sociedad, si bien tratan de
conseguir los derechos y oportunidades para las mujeres. Apoyan la igualdad de
derechos y se oponen a los prejuicios y a la discriminación que obstaculizan las
aspiraciones de las mujeres.
En este contexto, las aportaciones teóricas feministas representadas
fundamentalmente por Mary Wollstencraft3 (1759-1797) y su conocida obra
“Vindicación de los derechos de la mujer” así como John Stuart Mill4, filósofo y
político inglés que solicitó por primera vez en el Parlamento inglés el derecho al
voto de las mujeres.
En la obra de Wollstonecraft se reivindica de forma explícita la igualdad entre
hombres y mujeres basada en la razón compartida por ambos sexos, criticando
abiertamente a Jean Jacques Rousseau por su misoginia en la educación de
Sofía (frente a la de Emilio) ya que es precisamente esta educación diferente
que reciben las niñas la que considera perjudicial para su futura participación en
la sociedad. No es, pues, el sexo lo que determina la inferioridad de las mujeres
sino la educación recibida por unos y otras. Esta autora cuestiona por primera
vez el orden establecido al plantear la desigualdad evidente entre hombres y
mujeres, de ahí su importancia en la contextualización del feminismo.
En el caso de Stuart Mill, aunque en su libro “Ensayos sobre la igualdad sexual”
(1869) hace referencia también al aspecto educativo como motivo esencial de
cambio de las mujeres5, incide por otra parte en la reivindicación del derecho al
voto como forma de participación plena de las mujeres en la sociedad siendo el
primer parlamentario inglés en plantearlo abiertamente.
El siglo XIX vio surgir, en el contexto de la naciente industrialización que
se estaba produciendo en el continente europeo, al movimiento obrero y a
los partidos políticos socialista y comunista, ambos con clara influencia de las
teorías marxistas y con repercusión evidente en la formación del denominado
feminismo socialista.
Las feministas socialistas6 consideran que las reformas defendidas por las
feministas liberales son exiguos, que no es suficiente con exigir la igualdad y

3
Realmente esta autora vivió en el siglo XVIII pero su influencia se dejó sentir en el siglo XIX.
4
Su mujer Harriet Taylor Mill colaboró con él de forma activa en la redacción de sus escritos pero
dada la invisibilidad de las mujeres en la época, el conocido fue él.
5
Refleja la influencia utilitarista de su padre al reclamar que la emancipación de las mujeres
supondría un incremento de la capacidad o competencia instrumental de la sociedad. El
apartamiento de las mujeres de la sociedad suponía, en definitiva, un desperdicio de talentos.
6
Las influencias fueron sobre todo de los saint-simonianos, los fourieristas y owenistas.

99
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

el derecho al voto y llaman la atención también sobre la esclavitud doméstica


de las mujeres así como la exigencia de la incorporación de todas las mujeres
al mercado laboral como una manera de independizarse de los hombres,
reclamando unas mejores condiciones de trabajo de las mujeres obreras.
Las principales representantes del feminismo socialista son: Flora Tristán
(1803-1844), figura iniciadora y gran luchadora en defensa de las mujeres
obreras; Clara Zetkin (1857-1933), considerada como una de las impulsoras de
la organización de mujeres a nivel internacional desde una perspectiva de clase
y Alejandra Kollontai (1872-1945), autora que articula de forma sistemática el
feminismo y el marxismo incidiendo en que la revolución política y económica
no es suficiente para producir cambios en la situación de las mujeres, hace falta,
además, una revolución de la vida cotidiana. Para conseguirlo se tiene que crear
“la mujer nueva”, que no depende del varón, que trabaje en el sistema productivo
y que la finalidad de su vida no sea el amor sino su “yo”, su individualidad.

…..A la exigencia de una igualdad real

En el contexto de cambio que se produjo en la década de los 60 del pasado


siglo, el feminismo volvió a resurgir con nuevas aportaciones teóricas y con
propuestas de nuevos conceptos que visibilizaban la situación de subordinación
de las mujeres, produciendo nuevos cambios en su situación.
Así, desde el feminismo liberal, Betty Friedan (1921-2006) en “La mística de la
feminidad” (1974) denunciaba la trampa en la que estaban metidas las mujeres
norteamericanas en el “dulce hogar de la posguerra”, ejerciendo exclusivamente
el rol de esposas y madres.
En su siguiente libro, “La segunda fase” (1983), con más mujeres incorporadas
al mercado laboral, pasa a denunciar la nueva desigualdad surgida al realizar
las mujeres dos tareas, doble jornada, la de “dentro” doméstica y la de “fuera”
productiva. Términos que todavía permanecen como herramientas explicativas
en los análisis sobre la situación de las mujeres y su desigual participación en la
vida pública.
Desde el feminismo socialista de la época denuncian la deficiencia de las
categorías marxistas a la hora de analizar la subordinación de las mujeres: las
categorías marxistas son ciegas al género, dicen. Heidi Hartmann (Amorós y de
Miguel, 2005) acuña la metáfora de “matrimonio desgraciado” entre marxismo
y feminismo. Reconocen la explotación capitalista pero, a la vez, denuncian otra
subordinación específica que experimentan las mujeres por el hecho de serlo
y acuñan nuevos conceptos como el de “Modo de producción doméstico”, el
cual consideran la base del patriarcado y que explican como la apropiación del

100
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

trabajo de las mujeres bien en el ámbito doméstico, el cual realizan de forma


gratuita, como en el laboral, en el cual se produce una segregación y una peor
remuneración debido a que su inserción en el mercado laboral se produce según
mecanismos patriarcales.
Por “Sistema de Producción Emocional” entienden el sistema por el cual
los hombres se apropian del producto del trabajo doméstico y también de las
capacidades emocionales que ellas dan en unas relaciones desigualitarias e
injustas (Amorós y de Miguel, 2005).
Junto con estas dos teorías, en línea con las del siglo anterior, surge en la
década de 1960 en Estados Unidos, el denominado feminismo radical, aportación
nueva en el discurso feminista, el cual considera que la lucha por la incorporación
a la vida pública, las demandas del sufragismo y la igualdad formal o legal, no
alteran la estructura de relaciones de poder entre hombres y mujeres.
Es por esto por lo que se denominan radicales, ya que su intención es la de
denunciar la situación de opresión en la que se encuentran las mujeres. Bajo
esta perspectiva, el análisis feminista pasa a estar centrado en el concepto de
“patriarcado”, entendido éste como el sistema de dominación masculina que
determina la subordinación de las mujeres, es decir, su objetivo es buscar la raíz
de la dominación. Junto al concepto de patriarcado, comienza a adquirir presencia
el concepto de “género”7 como construcción social, el análisis de la sexualidad, la
denuncia de la violencia patriarcal y de la sociedad del conocimiento dominada
totalmente por el androcentrismo en todos los ámbitos.
Entre las feministas radicales destacan Kate Millet (1934) y Shulamith
Firestone (1944). Sus aportaciones teóricas, expuestas en sus conocidos libros
“Política sexual” (1969) y “Dialéctica del sexo” (1970), no pueden separarse de
su participación en diversos movimientos sociales y políticos de la época y cuyas
reivindicaciones se relacionaban siempre con la situación de subordinación de la
mujer y abarcaban tanto la opresión en el matrimonio como la opresión sexual
a través de la prostitución, la pornografía, la falta de libertad para abortar, la
desigualdad de derechos reales y la violencia sexual.

El reconocimiento de la diferencia

Hacia los años setenta del pasado siglo, a la par que se publican los primeros
textos ubicados como posmodernos, denominados así porque cuestionaban
los principios iniciales de la modernidad, se produce una ruptura en el seno
del feminismo, el cual hasta ese momento había considerado el objetivo de la

7
Gayle Rubin fue la primera en introducir el término de género, como construcción cultural, para
diferenciarlo de sexo, como hecho biológico.

101
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

igualdad como central, al constituirse una postura teórica y política favorable


a la diferencia existente entre los géneros8. Las feministas que se incluyen en
esta corriente teórica denominada feminismo de la diferencia, dicen que el
género femenino está construido socialmente pero que además posee otras
características que establecen las diferencias con los varones, como son la
sexualidad y la reproducción.
La propuesta de la mujer como construcción social, fue utilizada por primera
vez por Simone de Beauvoir (1908-1986) en su conocida frase No se nace mujer
sino que se llega a serlo (2002). Esta afirmación contundente alega que la
mujer no es algo dado, por naturaleza, como se propugnaba en el patriarcado
tradicional, sino que es la cultura la que construye a la mujer.
El objetivo de las feministas de la diferencia, surgido en Francia en los años
setenta concretamente con la fundación del grupo “Psicoanálisis y política” (1973),
es visibilizar las diferencias entre hombres y mujeres, no ocultarlas sino que sean
reconocidas y aceptadas como tales, sin intentar ocultarlas, ni minimizarlas.
Ello está en relación con la impugnación de universalidad proclamada por los
posmodernos que no reconocen la existencia de una “naturaleza humana”
universal y común a todos los seres humanos por lo que reivindican lo particular
y lo diferente.
Las autoras más importantes de esta corriente del feminismo son las francesas
Annie Leclerc, Hélène Cixous y Luce Irigaray. Esta última es la más conocida,
con su obra Spéculum. Espéculo de la otra mujer, se refiere a que la diferencia
sexual es tributaria de la problemática de “lo mismo”: la mujer atrapada en esta
lógica especular sólo puede, o representarse como hombre castrado o inferior,
o explorar su silencio. Considera necesario crear un lenguaje propio en el que
las mujeres se reencuentren como sujetos con una genealogía propia y se geste
una diferente relación con el logos. En Yo, tú, nosotras (Irigaray, 1992) defiende
un derecho que valore las diferencias ya que los sujetos no son iguales ni
conviene que lo sean; por ello, reivindica un derecho a la igualdad que suponga
el reconocimiento de las diferencias.
Irigaray rechaza las herencias culturales de aquéllas teorías que han
constituido el bagaje genealógico del feminismo, las denominadas feministas de
la igualdad, defendiendo, por el contrario, las posiciones que apoyan una cultura
propia y específica para las mujeres9.
El feminismo de la diferencia se desarrolló también en Italia, vinculado a
la Librería de mujeres de Milán y con el grupo filosófico Diótima, nacido en la
Universidad de Verona en 1984. Sus raíces se sitúan en el Manifesto de Rivolta
8
El posmodernismo reivindica la diferencia frente a la universalidad.
9
Citemos como ejemplo a Carol Gilligan y su conocida obra In a different voice.

102
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

Femenile de 1970 y en el libro Escupamos sobre Hegel de Carla Longi. Reconocen


la influencia de Irigaray en su libro colectivo Il pensiero della differenza sessuale,
en el que subrayan sobre todo cómo la experiencia de las mujeres “hace mundo”
y lo da a luz cuando logra nombrar relaciones sociales sin recurrir a experiencias
masculinas.
Entre sus aportaciones conceptuales se sitúan (Amorós y de Miguel, 2005): el
affidamento como relación política privilegiada y vinculante entre dos mujeres.
A la mujer con quien establezco esta relación le reconozco autoridad femenina
y deposito en ella mi confianza. La genealogía hace referencia a la reivindicación
de la madre y de todas las mujeres ascendientes de la familia en oposición a la
figura del padre que ha sido quien ha borrado la genealogía madre-hijas10.
En la década de 1980, se constituye en Estados Unidos el feminismo cultural,
una deriva del feminismo radical expuesto en el punto anterior. Al igual que
este último, subraya la importancia de la sexualidad en la subordinación de las
mujeres. De ahí que se opongan radicalmente a la pornografía, a la imposición
de la heterosexualidad y denuncian las múltiples violaciones de los hombres
hacia las mujeres.
El término fue acuñado por Alice Echols la cual pretende ensalzar los
valores femeninos de dulzura, ternura y dedicación a los demás, denigrando los
denominados valores masculinos. Quiere establecer una especie de contracultura
femenina, proclamando que el enemigo es el hombre en sí.
El feminismo cultural cree en las esencias masculinas y femeninas,
considerando superior a la femenina y ensalzando la maternidad, oponiéndose
así al feminismo radical que consideraba que ésta era el signo de la opresión de
las mujeres.
Por las mismas fechas que los feminismos anteriores se constituye el
denominado ecofeminismo. Sus planteamientos están relacionados con la
preocupación por la salud, el pacifismo, el temor al conflicto nuclear y la
aparición del movimiento de liberación animal. Todos estos riesgos les llevan
a desconfiar de la ciencia y la tecnología como mecanismos de destrucción así
como a descubrir la relación entre el militarismo, la degradación ambiental y el
sexismo (Shiva y Mies, 1998).
Las ecofeministas invierten la identificación patriarcal entre Mujer y
Naturaleza para darle un nuevo significado. Revalorizan, como el feminismo
cultural, la cultura femenina, más próxima a la naturaleza y a la conservación
de la vida, oponiéndola a la cultura masculina obsesionada con el poder y la
destrucción y que nos ha conducido a guerras suicidas y al envenenamiento de
la tierra, el agua y el aire.
10
A esto hace referencia Luisa Muraro en El orden simbólico de la madre.

103
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Sus principales representantes son Vandana Shiva y Maria Mies autoras


muy implicadas en la defensa de la naturaleza y en contra del actual sistema de
desarrollo, el cual consideran destructivo.
En conclusión, las feministas de la diferencia van más allá de la emancipación,
de llegar a ser como los hombres. Para ellas esto es vivir una realidad parcial, la
del sexo masculino, excluyendo toda experiencia femenina; además, al entrar las
mujeres en el mundo cultural masculino, renuncian a su subjetividad femenina y
a las relaciones con sus iguales, lo que en definitiva es un empobrecimiento para
la cultura humana en general.
La “igualdad” abstracta de la modernidad da paso al reconocimiento de la
“diferencia” de la posmodernidad.

La resignificación de las identidades

Como hemos señalado en el punto anterior, la posmodernidad atacaba la


universalidad y reivindicaba la diferencia y lo particular. Así fue como las mujeres
se opusieron al imperialismo de lo masculino, exigiendo el reconocimiento de sus
diferencias, pero a continuación dentro de las “mujeres”, también se cuestionó
este concepto surgiendo demandas por parte de grupos de mujeres que no se
identificaban con el “ser mujer blanca, heterosexual y del norte”.
A la vez, el proceso de globalización expandido por el planeta y facilitado por
el acelerado desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación
(TIC), genera un intercambio continuo de informaciones, modos de vida,
opiniones desde el “centro” a la “periferia”11 pero al mismo tiempo produce
una respuesta defensiva de las comunidades que se sienten “atacadas” por esta
invasión mediática hegemónica.
A finales del siglo XX, el feminismo negro y el lesbiano se distanciaron
del feminismo existente. Realizan críticas al racismo y al etnocentrismo y al
feminismo blanco y heterosexual como totalizador e influyente en la concepción
de un feminismo universal. Se inicia así, el proceso de desidentificación con las
formulaciones predominantes del sujeto teórico del feminismo anterior, “la
mujer“. En este sentido, afirma Teresa de Lauretis (2000), que este sujeto ya no es
un sujeto unitario, siempre igual a sí mismo/a y dotado de una identidad estable;
es un sujeto múltiple, que ocupa posiciones diversas distribuidas a lo largo de
diversos ejes por lo que también sus identidades son múltiples y/o diversas.
Las teorías que más han contribuido a la resignificación de la identidad
unitaria considerada con anterioridad son el feminismo postcolonial y la teoría
Queer.
11
Tomo estos conceptos de Immanuel Wallerstein (2005) en su análisis de los sistemas-mundo.

104
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

El feminismo postcolonial está representado por Gayatri Chakravorty Spivak


y Chandra Talpade Mohanty; ambas autoras consideran que el feminismo
occidental, tal y como ha sido definido en Occidente, es una forma más de
imperialismo cultural. Critican a las teorías feministas que se refieren a la
opresión de las mujeres del Tercer Mundo por su concepción euroamericana
y porque consideran a tales mujeres monolíticamente, describiéndolas como
sexualmente reprimidas, atadas a tradiciones, sin educación ni cultura, en
contraste con la educada, moderna y autónoma feminista del Primer Mundo.
Spivak y Mohanty, de origen bengalí e hindú respectivamente, no creen en un
feminismo universalista y consideran que el feminismo occidental lo que hace es
homogeneizar a todas las mujeres del Tercer Mundo como si tuvieran las mismas
características, eliminando de esta manera las identidades de las mujeres en
cada cultura. Rechazan el término universalista de “mujer” por considerarlo
una categoría que no incluye las diferentes identidades y particularidades de las
mujeres en las distintas culturas.
El colonialismo imperante durante años en los países del Sur, pretendía
“colonizar” también a las mujeres, construirlas a imagen de las del Norte; frente
a este imperialismo con respecto a su identidad, las feministas del sur reivindican
una descolonización del feminismo (Suárez Navas et alii. 2008) proponiendo
para ello la deconstrucción de la etiqueta “mujer promedio del Tercer Mundo,
o mujer de color, o mujer de países en vías de desarrollo” ya que no implica un
contenido homogéneo sino una diversidad de situaciones así como un estudio
más detenido de las estructuras de poder de dichas sociedades para una mejor
comprensión de la “opresión” de las mujeres buscando de esta manera incorporar
el entrecruce de estrategias de dominación, así como el análisis de la forma en
que el poder implica las subjetividades de los sujetos involucrados. Finalmente,
el efecto colonizador (Suárez Navaz, 2008) se manifiesta en la cosificación de
esta mujer promedio, y se la valora principalmente como objeto de estructuras
de poder, como víctima del sistema patriarcal de sociedades no occidentales.
En definitiva, el feminismo postcolonial reivindica la descolonización del
efecto universalista del feminismo occidental y la recuperación, la resignificación,
de las identidades previas a la colonización.
Desde una perspectiva totalmente diferente, la denominada teoría Queer
nacida en los años noventa, influenciada por el posmodernismo, el feminismo
de la diferencia y los planteamientos del movimiento gay y lesbiano, afirma
que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas
es el resultado de una construcción social y por lo tanto, no existen papeles
esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas
socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales. Es decir,

105
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

esta teoría rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales


como “homosexual”, “heterosexual”, “hombre” o “mujer”, diciendo que éstas
esconden un número enorme de variaciones culturales, ninguna de las cuales es
más fundamental que las otras.
La mayor parte de los teóricos queer insisten en la auto-designación de la
identidad. Así cuando alguien se define como queer, es imposible deducir su
género.
Una de las obras clave de esta teoría es “Gender Trouble. Feminism and the
subversión of identity” (1999) de Judith Butler, obra que explica cómo el género
opera como una construcción reguladora que privilegia la heterosexualidad.
Butler replantea el género como una ficción cultural, un efecto performativo de
actos reiterativos, donde el género se define en cada acto.

Las acciones: el movimiento social feminista


y las normativas políticas internacionales

Nos referimos en este punto a los “agentes” intervinientes en el proceso de


cambio en las mujeres, refiriéndonos tanto a las acciones realizadas por las élites
políticas internacionales (Rocher, 1990) como a las realizadas por las bases de la
sociedad, los movimientos sociales, considerados por diversos autores como los
agentes principales de cambio en la sociedad moderna (Sztompka, 1995).
Son, pues, los movimientos sociales feministas y las actuaciones políticas
internacionales los que vamos a considerar como agentes de cambio de las
mujeres en sus demandas de conseguir igualdad y no discriminación con
respecto de los varones.
Comencemos en primer lugar por el movimiento social feminista, el cual
dividiremos en dos etapas: la denominada primera ola, surgida en el siglo XIX y
centrada fundamentalmente en la consecución del derecho al voto y la segunda
ola, que floreció junto con otros movimientos sociales, en la década de 1960.

El movimiento feminista de primera ola

La Revolución Francesa, pese a sus objetivos de igualdad, excluyó a las mujeres


de la ciudadanía y por tanto de la posibilidad de utilizar los cauces democráticos
para expresar sus reivindicaciones y sus demandas. El Código de Napoleón de
1804 ensalzaba la familia patriarcal y la dependencia de la mujer del marido,
adjudicándole a las casadas el estatus permanente de menores jurídicas (Fraisse
y Perrot, 1994).
En este contexto de exclusión de las mujeres de la vida pública y de su
dependencia con respecto del marido en la vida familiar, las mujeres toman
conciencia de su carencia de individualidad y de presencia en la sociedad.

106
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

Los primeros movimientos de mujeres en contra de esta situación de


dependencia y de marginación de las mujeres, tanto en la vida familiar como
en la pública, se produjeron en Estados Unidos. Este primer movimiento se
caracteriza por cimentar sus raíces en otros movimientos sociales que surgían
en esta época, como el movimiento abolicionista y el movimiento por la reforma
moral (Alcañiz, 2009).
En 1840 se celebró en Londres la Convención Antiesclavista Mundial y acudieron
a ella Lucretia Mott y Elizabeth Cady Staton en la delegación norteamericana. La
sorpresa fue que no les permitieron participar en la convención por ser mujeres.
Este rechazo les hizo ver que además de la opresión hacia las personas esclavas
y de color, existía también la opresión por razón de sexo por lo que decidieron
organizar un movimiento político reclamando la presencia de las mujeres en la
política y poniendo así en marcha la acción colectiva.
Consecuencia de ello fue la organización de la primera Convención sobre
los Derechos de la Mujer, que tuvo lugar en Seneca Falls, estado de Nueva
York, en 1848. En la convención se reunieron unas 300 personas lideradas por
Lucretia Mott y Elizabeth Cady Staton, constituyéndose en uno de los primeros
momentos en la historia del feminismo en que las mujeres se perciben a sí
mismas, colectivamente, como grupo social y demuestran una autoconciencia
de la subordinación como grupo.
En la convención se aprobó la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls (el
19 de julio de 1848). En el preámbulo dice lo siguiente:
La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y
usurpaciones por parte del hombre con respecto a la mujer, y cuyo objetivo
directo es el establecimiento de una tiranía absoluta sobre ella. Para
demostrar esto, someteremos los hechos a un mundo confiado. El hombre
nunca le ha permitido que ella disfrute del derecho inalienable del voto.
La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya elaboración no tiene voz.
Le ha negado derechos que se conceden a los hombres más ignorantes
e indignos, tanto indígenas como extranjeros. Habiéndola privado de
este primer derecho de todo ciudadano, el del sufragio, dejándola así sin
representación en las asambleas legislativas, la ha oprimido desde todos
los ángulos. Si está casada la ha dejado civilmente muerta ante la ley.
La ha despojado de todo derecho de propiedad, incluso sobre el jornal que ella
misma gana. Moralmente la ha convertido en un ser irresponsable, ya que puede
cometer toda clase de delitos con impunidad, con tal de que sean cometidos en
presencia de su marido.
La Declaración refleja la influencia de la Ilustración europea y su defensa de
los derechos universales, la huella del movimiento romántico y la Declaración
de Independencia norteamericana. Fueron 12 propuestas, once de ellas se

107
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

aprobaron por unanimidad y una, la que hace referencia al derecho al voto de


las mujeres, por una pequeña mayoría, el artículo decía así: “Que es deber de las
mujeres de este país asegurarse el sagrado derecho al voto”.
Con la Declaración de Seneca Falls se abrió un nuevo período tanto en el
discurso como en la estrategia política a seguir. Los movimientos de mujeres
comenzaron a organizarse.
En 1868 se fundó la National Woman Suffrage Association con el objetivo
de conseguir el voto. El movimiento sufragista era ya imparable. Se produjo
una radicalización a principios del siglo XX. En 1913, Alice Paul fundó una nueva
organización, la Unión del Congreso para el Sufragio Femenino. Pretendían
conseguir el voto a nivel federal y se constituyeron en Partido Político, el Partido
Nacional de la Mujer. Este grupo de mujeres eran pacifistas y se manifestaron en
contra de la participación de su país en la Gran Guerra (Alcañiz, 2009).
En 1918 el presidente Wilson anunció su apoyo al sufragio femenino y un día
más tarde la Cámara de Representantes aprobaba la 19ª enmienda por la que
se introducía el derecho de las mujeres a votar. Entró en vigor al año siguiente y
la primera vez que las mujeres norteamericanas participaron en unas elecciones
fue en 1920.
En el continente europeo, el movimiento sufragista está unido al programa
político liberal. En 1866 se presentó en el parlamento una petición firmada por
1499 mujeres exigiendo la reforma del sufragio. A raíz de su rechazo en 1867 se
creó la Sociedad Nacional pro Sufragio de la Mujer. Por tres veces, 1870, 1884 y
1897, se aprobó por mayoría el sufragio femenino en la Cámara de los Comunes
pero la oposición firme de los conservadores impidió su puesta en práctica.
El movimiento sufragista inglés incluía distintos grupos con tendencias más o
menos moderadas pero en 1897 se unieron todas las asociaciones sufragistas en
la Unión Nacional de Sociedades pro sufragio de la mujer al frente de la cual se
encontraba Millicent Garret Fawcett.
En 1905, al negar el Partido Liberal el derecho al voto a las mujeres, los
distintos grupos de mujeres se volvieron violentos e incluso llegaron a hacer
huelgas de hambre.
Finalmente, se concedió el voto en los últimos meses de la Primera Guerra
Mundial. En 1917, el entonces primer ministro Lloyd George, aprobó una ley que
concedía el voto a las mujeres mayores de 30 años. Hasta 1928 no se equiparó
la edad del voto de las mujeres con la de los hombres.
Desde entonces, el derecho al voto se ha ido incluyendo como derecho en la
gran mayoría de países europeos y americanos y posteriormente en el resto del
mundo. Los primeros países en conceder el derecho al voto a las mujeres fueron

108
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

precisamente los más alejados de Europa y Estados Unidos, nos referimos a


Nueva Zelanda y Australia.

El movimiento social feminista de segunda ola

La década de 1960 fue una época de grandes cambios y cuestionamientos del


orden establecido, las mujeres como grupo no podían sustraerse a su influencia.
Los objetivos perseguidos por el movimiento sufragista, como el derecho al voto
y la igualdad legal proclamada en la Declaración Universal de Derechos Humanos,
ya se habían conseguido pero la realidad social, política y económica en la que
vivían la gran parte de las mujeres no se había modificado en absoluto.
Al cuestionamiento y el descontento generalizado sobre el capitalismo,
la autoridad, las guerras y la falta de confianza en los gobiernos, entre otros,
se sumaban los nuevos temas planteados por las mujeres y lo que es más
importante, su propia auto-percepción.
La denominada segunda ola del feminismo surgió en Estados Unidos en donde
grupos de mujeres tomaron conciencia de su subordinación y llevaron a cabo
una reflexión interna que creó un espacio propio tanto en sus vidas cotidianas
como en las organizaciones políticas y en la elaboración teórica.
Las relaciones del movimiento feminista con el resto de movimientos sociales
de los años 1960 fueron complejas y no exentas de conflictos. En esta década
se constituyeron en Estados Unidos los dos movimientos más importantes que
iban a entrar en escena esos años: el Student Nonviolent Coordinating Commitee
(SNCC), comprometido con la lucha por los derechos de los negros, el Students
for a Democratic Society (SDS), implicado en los derechos sociales y en las
demostraciones contrarias a la guerra de Vietnam (Thébaud, 1994). Ambos
grupos formaban lo que se conoció como “el Movimiento” y en ellos participaban
mujeres, ya que estaban formados mayoritariamente por universitarios/as.
Sin embargo, el malestar se inició cuando las mismas mujeres de ambos
grupos se dieron cuenta de que después de las reuniones eran ellas quienes se
quedaban limpiando y arreglando los restos de las reuniones o cuando estas
mismas mujeres proponían temas de su interés en la discusión política, como
la sexualidad, el reparto de las tareas domésticas, la opresión, los compañeros
varones los aparcaban por no considerarlos de suficiente interés general.
“La cuestión de quién limpiaba la oficina” pasó a convertirse en una cuestión
política para las mujeres pero para los compañeros varones, los temas que
proponían las mujeres eran, o bien objeto de bromas, o bien no era objeto de
consideración teórica. El análisis de la opresión, en ese momento, se centraba
fundamentalmente en la clase social.

109
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Estos hechos condujeron a la escisión dentro del “movimiento” y en 1967,


se crea en Chicago el primer grupo de mujeres independientes, The Chicago
Women’s Liberation, y a él se unen otros como The New York Radical Women
(1967), las Redstockings (1969), Cell 16 (1968) o WITCH (1968), por citar a
algunas de las más representativas.
Entre ellas también había divergencias en los planeamientos ideológicos y
en las estrategias de actuación: radicales frente a moderadas, militancia única
frente a doble militancia, igualdad o liberación.
Este último término ganó progresivamente presencia y popularidad por lo
que a principios de los setenta, los distintos movimientos que fueron surgiendo
en una variedad amplia de países comenzaron a denominarse Movimiento de
Liberación o Women’s Lib.
Beltrán y Maquieira (2001) señalan que entre las propuestas realizadas por
este grupo se sitúa el famoso slogan de “lo personal es político”, con el cual
querían llamar la atención sobre los conflictos y problemas que las mujeres
afrontan en el ámbito privado así como los análisis realizados sobre la opresión,
ya comentados en el punto anterior referido a las aportaciones teóricas de las
feministas.
Al mismo tiempo, se constituyó en 1966 el National Organization of Women
(NOW) de corte menos radical pero que con el tiempo aglutinó a más mujeres,
llegándose a convertir en un verdadero grupo de presión en los Estados Unidos,
el cual todavía permanece y del cual fueron militantes las principales feministas
teóricas señaladas en el primer punto de este texto.

Las acciones: las normativas y las políticas

En el contexto revolucionario de finales del siglo XVIII, las mujeres aprovecharon


el momento para solicitar derechos para ellas mismas y conseguir así el objetivo
de la igualdad y de la participación política, pero los dirigentes en el poder no
parecían muy dispuestos a hacer concesiones a las mujeres: el sujeto individual,
el ciudadano, era exclusivamente masculino, las mujeres no tenían cabida en el
proceso revolucionario (Fraisse y Perrot, 1995).
La primera Declaración solicitando derechos e igualdad para las mujeres12,
escrita por Olimpe de Gouges en 1791, tuvo una respuesta violenta por parte de
las autoridades. Gouges fue guillotinada en 1793 por atreverse a cuestionar los
principios revolucionarios masculinos.
En el preámbulo de la Declaración se dice;
Las madres, hijas, hermanas, representantes de la nación, piden que se las
constituya en asamblea nacional. Por considerar que la ignorancia, el olvido
12
Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, texto dirigido a la Reina Mª Antonieta.

110
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de los males
públicos y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una
declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer
[...] En consecuencia, el sexo superior tanto en belleza como en coraje, en los
sufrimientos maternos, reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del
Ser Supremo, los Derechos siguientes de la Mujer y de la Ciudadana.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, muchos países concedieron finalmente
el voto a las mujeres si bien el acontecimiento más importante, y que cierra
esta primera etapa que se inició reivindicando la igualdad, fue la aprobación
por las recién creadas Naciones Unidas, de la Declaración Universal de Derechos
Humanos en 194813.
En este texto se consagra de forma explícita la igualdad en sentido amplio de
inclusión a todos los seres humanos, así como en lo que respecta a los sexos.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y,
dotados como están de dignidad y conciencia, deben comportarse fraternalmente
los unos con los otros (Art 1).
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, idioma, religión, opinión política
[...] (Art 2.1).
Esta Declaración modificó toda la legislación de los países que la ratificaron
al tener que aplicar este principio de igualdad en todo el ordenamiento jurídico
vigente, desde el Código Civil al laboral y penal.
La igualdad se incluyó como objetivo en la agenda política internacional,
creándose para este fin la Comisión para la Situación Social de la Mujer en 1946
que acometió dos tareas trascendentales para el cambio hacia la igualdad: la
organización de la primera Conferencia Mundial sobre las Mujeres y la redacción
de la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación hacia
las mujeres (1979).
Esta Convención constituye el documento nuclear en la promulgación de
la igualdad entre hombres y mujeres en el ámbito internacional, incluye en su
preámbulo.
Recordando que la discriminación contra las mujeres viola los principios de
la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana, que dificulta la
participación de la mujer en las mismas condiciones que el hombre, en la vida
política, social, económica y cultural de su país [...]
En el Artículo 5, se incluye por primera vez la responsabilidad de los Estados
para combatir esta discriminación mediante la modificación de los patrones
socio-culturales de conducta de hombres y mujeres.
13
Curiosamente, un siglo después de la Declaración de Sentimientos de Séneca Falls.

111
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

El lema de la primera conferencia, celebrada en Ciudad de México en 1975


fue Igualdad, desarrollo y paz (Hernández y Rodríguez, 1996). Las siguientes
conferencias se celebraron en Copenhague, en Nairobi y la última en Beijing
en 1995. Destacamos en especial esta última porque tuvo consecuencias muy
importantes tanto en la aportación de nuevos conceptos como en la propuesta
de un Plan de Acción que incluía las siguientes áreas críticas y los objetivos para
combatirlas:
1. La creciente carga de pobreza que afecta a las mujeres.
2. Desigualdad de acceso a la educación.
3. Desigualdad en materia de salud y servicios conexos.
4. La violencia contra las mujeres.
5. Las mujeres en los conflictos armados.
6. La desigualdad en el acceso y participación en las estructuras y las políticas
económicas.
7. Desigualdad en el ejercicio del poder y la toma de decisiones.
8. Insuficientes mecanismo para el adelanto de las mujeres.
9. Los derechos humanos de las mujeres.
10. Las mujeres en los medios de comunicación.
11. Las mujeres y el medio ambiente.
Además de estas propuestas, en la Conferencia se aceptaron conceptos,
que aunque estaban ya incorporados en la “academia”, se presionó para que se
utilizaran en ámbitos políticos y de decisión, nos referimos a los conceptos de
mainstreaming o perspectiva de género y al concepto de género como diferente
de sexo. Términos que, como ya sabemos, están incluidos en las normativas
sobre igualdad de la mayoría de los países así como de la Unión Europea.
Como hemos señalado en puntos anteriores, la idea de diferencia va
tomando presencia a partir de la década de 1970 y con ello la reivindicación del
reconocimiento de la diferencia entre hombres y mujeres así como la necesidad
de incluir este hecho en las normativas y declaraciones internacionales.
El reconocimiento de la existencia de unos derechos concretos para las
mujeres que deben ser protegidos se incluyó en la Conferencia sobre Derechos
Humanos de 1993. En el punto 18 se afirma que:
Los derechos humanos de las mujeres y de las niñas son parte inalienable, integrante
e indivisible de los derechos humanos universales. La plena participación, en
condiciones de igualdad, de la mujer en la vida política, civil, económica, social y
cultural y la erradicación de todas las formas de discriminación basadas en el sexo
son objetivos de la comunidad internacional.

112
Todo cambia, también las mujeres: discurso y práctica del feminismo/s/Alcañiz

Consecuencia de este reconocimiento es la aprobación de la Declaración sobre


la eliminación de la violencia contra la mujer ese mismo año. Esta declaración,
de gran trascendencia en la elaboración posterior de normativas estatales,
supone el reconocimiento de una violencia expresa contra las mujeres así como
los ámbitos en los que se lleva a cabo esta violencia: la familia, la comunidad y
el Estado.
Con la aprobación de esta Declaración, los distintos estados que la ratificaron
incorporaron en su agenda política el objetivo de conseguir la eliminación de la
violencia contra las mujeres aprobando leyes y políticas para conseguirlo.

Conclusiones

Si la igualdad fue el principio del movimiento feminista y el eje central que


articuló todo el discurso teórico en el siglo XIX, principio universalizado con
la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948
e incorporado a la agenda política internacional como valor universal; si la
diferencia fue la propuesta que reivindicaba las cuestiones particulares y
concretas que atañían a las mujeres como diferentes de ese sujeto universal
“hombre” proclamado en la Ilustración y asumido por la Revolución, en relación
con la sexualidad, la violencia, la reproducción y el cuidado, la identidad se ha
convertido en el espacio global en una lucha reivindicativa, pero en este caso no
en pos de la emancipación como valor central de la consecución de la igualdad
y el reconocimiento de la ciudadanía de las mujeres sino en una demanda de,
en muchos casos, permanencia de identidades de género anteriores o, como en
el caso de la teoría queer de negación de los planteamientos de género y sexo
como conceptos vinculados con naturaleza/cultura, muy al estilo de las ideas
ilustradas, y la proclamación de que el género, en última instancia, se elige.
Por otra parte, si el Estado estuvo en un principio ajeno a la demanda de
igualdad por parte de las mujeres, sordo ante las manifestaciones y peticiones de
cambio en su situación considerada como injusta y desigual, con posterioridad
a la creación de las Naciones Unidas y la aprobación de las distintas normativas
relacionadas con las mujeres, los estados incorporaron el principio de igualdad
y no discriminación en su agenda política implementando para ello políticas
apropiadas, entre las que se sitúan leyes concretas relacionadas con una mejora
en las condiciones de igualdad de las mujeres al ámbito público así como de
protección de sus diferencias, sin olvidar los planes de igualdad de oportunidades
y las distintas medidas de acción positiva.
Es así, pues, como hemos cambiado y estamos cambiando las mujeres.

113
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

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115
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.


Ex soviéticos en la Argentina actual*

Susana Masseroni**

Introducción

Las migraciones constituyen para los sujetos y las familias procesos de cambios
muy significativos, entre otros aquellos relacionados con la reconfiguración de las
identidades y las relaciones de género. Los cambios ocurren independientemente
de los motivos por los cuales se haya dejado el país de origen, aunque éstos, las
formas adquiridas por el traslado y las características de la sociedad receptora
afectan la integración al nuevo medio social, y todo esto tendrá, a su vez,
consecuencias sobre el proceso de reconstrucción identitaria. Como es de esperar
la posibilidad o imposibilidad de inclusión social vía el acceso al mercado laboral
cumple un papel esencial para sentirse integrado logrando cierto sentimiento de
conformidad con la nueva vida.
Los intercambios generados en nuevos espacios de relación, implican
negociaciones de significados y de valores que emergen tanto en el ámbito
público como privado, acompañando la reconfiguración de la identidad. Y si bien
primero este proceso de incorporación de ideas, valores y patrones culturales
de la sociedad receptora se va dando individualmente, todo el grupo se verá
afectado.
Las diferencias sexuales son significativas socialmente y van afectando las
concepciones y modos de interacción entre hombres y mujeres (Masseroni y
Trillo, 2008). Tan importante es ese significado adquirido que ayuda a diferenciar
conjuntos de funciones y roles para cada sexo, otorgando ciertas características
a las relaciones entre ellos, a la vez que condicionan el orden de género que se
respeta en cada sociedad. Así, las identidades como el género son construcciones
sociales dinámicas que se forman y reproducen en el ámbito simbólico de la
cultura. La perspectiva teórica de género en los estudios sobre migraciones ha
permitido incorporar nuevas dimensiones en la investigación, entre otras la
* Este artículo es producto del análisis de entrevistas realizadas a migrantes en el desarrollo de los
Proyectos UBACYT S 616; S031 y S085, que he dirigido desde 2001 a la fecha. Los nombres que se
mencionan no corresponden a los verdaderos de los entrevistados.
** Investigadora del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad de Buenos Aires.

117
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

atribución de poder en las relaciones sociales, principalmente, entre varones


y mujeres que migran, ya que los cambios vividos, alteran todas las esferas de
interacción, fundamentalmente la relacionada con la dinámica familiar.
A pesar de las vivencias heterogéneas de cada grupo o individuo migrante,
hay aspectos compartidos que acompañan las experiencias de traslado, uno es
la reconfiguración de la identidad y otro las transformaciones en las relaciones
familiares. Estudiar ambas cuestiones implica un desafío, que requiere analizar
el proceso de articulación del universo social de los migrantes. Porque si bien los
traslados responden, en primer término, a condicionamientos estructurales, son
también opciones individuales a las cuales los sujetos van otorgando significados.
En este sentido, uno de los aspectos a comprender es la sutil vinculación que
guarda la permanente construcción de la identidad con la construcción social del
orden de género, en nuevos contextos.
Desde la perspectiva del psicoanálisis Grimberg y Grimberg (1980) señalan
tres tipos de vínculos internos en los que la identidad se sostiene a lo largo de la
vida: espaciales, temporales y sociales1. En el caso específico de migrantes, dado
que durante los primeros tiempos en la sociedad de destino, estos vínculos se
debilitan, la identidad se ve amenazada. Lo mismo sucede con las estructuras
previas con que contaban y que junto a la herencia cultural aseguraban la
continuidad de la existencia (Giddens, 1991). En este sentido la distancia de
los códigos culturales, que los grupos manejan, respecto de los existentes en
la sociedad receptora, van a afectar las relaciones que van entablando, en el
ámbito público. También hay consecuencias en las relaciones familiares, entre
las parejas y con los hijos.2
Otros estudios han señalado ya que los procesos migratorios son probables
factores de cambio o fortalecimiento del orden y las relaciones de género,
(Morokvasic, 2007). Para abordar esos cambios es necesario pensar el proceso
de traslado en toda su complejidad, considerando que los inmigrantes son
sujetos con capacidad reflexiva, pero focalizando no sólo en los agentes sociales,
sino también en los grupos de pertenencia. La inserción en instituciones, como
hogares, familias ampliadas, redes sociales, asociaciones, son fundamentales

1
Estos vínculos comprenden: a) vínculo espacial: abarca la relación entre distintas partes del
self, incluyendo el self corporal, y permite el contraste “self” y el “no-self”. Además refiere a una
imagen corporal como fenómeno social; b) vínculo temporal: implica las relaciones entre distintas
partes del “self” en el tiempo, estableciendo una continuidad entre ellas y generando así, la base
del sentimiento de mismidad; c) vínculo social: refiere a la connotación social de la identidad y
está determinado por aspectos del self y de los objetos mediante mecanismos de identificación y
aprendizaje (Grinberg & Grinberg, 1980).
2
Si bien va a depender de cada individuo, se requiere un proceso largo para estabilizar la identidad
nuevamente.

118
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

para la comprensión de las experiencias y las interpretaciones que hacen sobre


ellas. El estudio de los movimientos de grupos humanos requiere incorporar una
mirada específica que contemple las significaciones sobre las diferencias sexuales
en el país de origen y en el de destino, tratando de descubrir los cambios en los
roles y en las evaluaciones que hacen los agentes.

La perspectiva micro social en el estudio de las migraciones internacionales

El estudio se ha encarado centrándose en los individuos inmersos en sus grupos


de pertenencia más cercanos, como las familias y amistades y la dinámica en las
relaciones. Este enfoque ha resultando apropiado para conocer las estrategias
usadas por los individuos y las familias en los traslados, qué cuestiones han
mediado en la decisión de emigrar, cuáles son los fundamentos de las decisiones
individuales, focalizando en las condiciones sociales en origen y los efectos de
la coyuntura económica, ecológica, política y social sobre cada familia. Se ha
explorado, también, con qué recursos ha contado cada uno de los migrantes,
sin han tenido apoyos de familiares o de amistades, asociaciones, etc. que como
las redes de migrantes facilitan los movimientos, la recepción de información
necesaria u otros tipos de ayuda.
Metodológicamente, el uso de una estrategia cualitativa que rescata al
migrante como agente social,3 con un diseño flexible (Maxwell, 1996) basado
en narrativas personales4 posibilitó, la reconstrucción de las experiencias
personales, indagando en los modos de integración social a partir de las propias
miradas de mujeres y hombres, integrantes de familias llegadas desde distintos
países de la ex Unión Soviética hacia Argentina entre 1994 y 2003 y que se han
instalado en distintas zonas del país.5 Se buscó reconstruir las experiencias de
los migrantes de la manera más cercana posible a como las fueron viviendo ellos
mismos. Los relatos, van denotando la resignificación cultural que acompaña el
proceso de incorporación social.
Existe acuerdo entre los investigadores en considerar a las familias como
ámbitos estructurados alrededor de relaciones intergeneracionales y de género,
dinámicas y muchas veces conflictivas. Explorar en los roles desempeñados y
los modos de relacionarse para comprender cómo y quienes han participado
en la decisión de emigrar, los motivos, el traslado y la incorporación en destino,
enmarcándolo en la necesidad de mejorar la calidad de vida.

3
Proyectos: UBACYT S 616; S 031 y S 085, con la dirección de Susana Masseroni.
4
El corpus de material que se analiza está compuesto por 77 entrevistas realizadas en los tres
proyectos, pero sólo se citan algunos casos como modelo de la dimensión considerada.
5
Capital Federal y/o Conurbano, Salta, Bariloche, General Roca, Cipolletti y Neuquén.

119
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

En las narrativas personales cumple un papel central el lenguaje a través


del cual se logra focalizar en los criterios con que fueron construyendo los
significados sobre los sucesos que fueron experimentando (Blumer, 1982). El
lenguaje va construyendo la realidad social y pone en evidencia el cambio vivido.
Los argumentos que los entrevistados han ido incorporando en sus testimonios
son sucesos lingüísticos situados culturalmente, por eso pueden entenderse
como revelaciones culturales (Järvinen, 2000). Por otro lado, las experiencias y
las historias personales se entrecruzan en la reconstrucción permanente de la
identidad, con historias de otros con los que han interactuado, dejando huellas,
negativas o positivas, según las situaciones por las que pase el migrante.

El enfoque de género en el estudio de las migraciones

La perspectiva teórica de género es fundamental para en el análisis de experiencias


migratorias, en grupos familiares o individualmente, ya que la dinámica familiar,
en cualquiera de estos casos sufre transformaciones. Actualmente la investigación
se inclina hacia el estudio de las relaciones entre mujeres y varones, cómo se van
afectando y cómo influenciaron en el traslado; cómo y qué se ha ido modificando
en la incorporación a la sociedad receptora. Qué aspectos de las relaciones se
cuestionan, cómo se afecta la identidad y las relaciones al interior de las parejas
y aún con los hijos. Dado que el cambio cultural y social obliga a reajustar formas
de vida, valores, ideas, sentimientos y emociones, conformando un conjunto
de elementos con efectos sobre la identidad cultural de género principalmente.
Esta nueva mirada trata de relacionar los procesos de traslado con el cambio en
las relaciones de poder entre varones y mujeres. Se comienza a observar tanto
las determinaciones materiales y simbólicas, como las prácticas constituyentes
de lo masculino y lo femenino en las distintas culturas y el papel que van
desempeñando en el proceso de integración en la sociedad receptora o cuando
se dan procesos de retorno.
Morokvasic (2007), ha mostrado que los procesos migratorios forzosamente
provocan cambios en las relaciones de género a través de modificaciones en
las familias. Aunque este cambio puede darse en dos sentidos opuestos:
ya sea que se afiance el tipo de relaciones existentes o que se modifiquen
sustancialmente. Lo único permanente es que siempre hombres y mujeres usan
“…el tradicional orden de género para sus propios fines…” ya sea para desafiarlo
y reconfigurarlo o para afianzarlo y perpetuarlo. El contexto de recepción abre
nuevas posibilidades a partir de nuevos y/o distintos trabajos y nuevas relaciones
sociales, para uno u otro sexo y para los distintos grupos de edades. Al generarse
nuevas modalidades de relaciones, frente a las nuevas realidades, se constituyen

120
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

las bases de replanteos de los códigos que se manejan. Por esto el análisis de
las experiencias de integración social de los migrantes lleva a considerar las
consecuencias que ha tenido el traslado, para las familias en general y para
los distintos miembros en particular. Por ejemplo el efecto sobre los vínculos
conyugales, sobre el reparto de poder en las relaciones dentro de las familias6,
el reparto de roles7 y las maneras de evaluar y enfrentar las condiciones que la
nueva sociedad les ofrece, las obligaciones y educación de los hijos, las nuevas
miradas sobre sí mismos y las relaciones de pareja, etcétera.
Explorar las características de las relaciones de género en grupos migratorios
ayuda a entender las decisiones que se tomaron y se toman en las familias, entre
ellas la de emigrar, cuándo y cómo se migra, a qué lugar, quiénes lo hacen, por
supuesto pensando también en los motivos y determinantes de la migración y el
efecto sobre las experiencias vividas por los individuos.8
Enmarcados en las relaciones familiares, los relatos expresan experiencias
vinculadas con la educación, el trabajo y las tareas del hogar permitiendo
contrastar diferencias culturales entre los grupos en torno a la organización
familiar, y explorar las disposiciones de género procedentes de su cultura de
origen, observando qué cosas están naturalizadas e inamovibles y cuáles otras
han comenzado a cuestionarse y cambiarse a partir de las nuevas experiencias.
La selección de sucesos recordados y las evaluaciones derivan de “cierta
perspectiva epistemológica que los migrantes traen consigo” (Bron, 2000:
10) más los elementos que van incorporando en destino. Relacionadas con el
orden de género las redes migratorias con otros connacionales ó a través de
los lazos de solidaridad de las familias, muestran que la decisión de emigrar es
producto de negociaciones en las familias. Producto de relaciones asimétricas y
no siempre armónicas. Si bien hay algunos reparos en considerar a los hogares
y las familias como “unidades de cooperación” en todos los contextos culturales
(Zontini, 2005).
Hay tensiones de orden psicológico ya que la identidad de los migrantes,
en un principio, se ve debilitada porque los cambios son muchos, y ponen en
6
Orlandina de Oliveira ha señalado que en el seno de las unidades domésticas y de las familias,
las relaciones entre géneros y generaciones que las conforman, conllevan aspectos materiales,
afectivos y simbólicos los que resultan profundamente afectados por los cambios que ocasiona el
traslado. Las migraciones pueden generar conflictos y solidaridades que involucradas en distintos
grados de cohesión de los lazos familiares dan lugar a una mayor o menor continuidad a estos
grupos.
7
Hay cierto acuerdo en que la familia es una “fábrica de género” porque asigna trabajo como las
tareas del hogar y el cuidado de los hijos, reproduciendo las diferencias de género.
8
Hondageneu-Sotelo (1994) sostiene que las relaciones patriarcales de género en las comunidades
y las familias son las que producen ciertos modelos migratorios y de asentamiento de acuerdo a
las oportunidades y los condicionamientos estructurales.

121
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

cuestionamiento sus bases, es decir el equilibrio entre los sentimientos de


individuación; de mismidad y de pertenencia, que funcionan simultáneamente
interactuando entre sí. Si no logran construir una trama social satisfactoria que
les permita una buena inserción pueden darse estados de desorganización y
ansiedad como resultado del doble esfuerzo por confundirse en los otros para
no sentirse distinto y el deseo de diferenciarse para seguir sintiéndose el mismo
(Grimberg y Grimberg, 1980). La necesidad de confundirse con los otros para ser
miembro de la sociedad les ha exigido la incorporación de nuevos códigos y es
particularmente visible entre los niños y adolescentes, provocando generalmente
cuestionamientos en los padres. Es de esperar que cuando las condiciones de
vida, en la sociedad receptora, son buenas la integración se verá facilitada y el
sentimiento de pertenencia se dará rápido. Al arribo de este flujo, Argentina
tenía serios problemas de desocupación9 lo que dificultó una pronta inserción
económica causando en general sentimientos de incertidumbre frente al futuro,
sobre todo entre los varones y mucha desilusión. Así, si bien Argentina representó
una posibilidad para establecerse para muchos, como para Less que esperaba
encontrar un buen trabajo rápidamente, resultó “…como una fantasía que no se
cumplió.” Le llevó varios años concretar ciertos logros e insertarse, radicándose
definitivamente con sus hijos a pesar de haberse separado en Argentina. A pesar del
sentimiento común de pérdida por la separación del país de origen, y de la ansiedad
generada por el cambio, las evaluaciones sobre las condiciones encontradas y las
actuales están muy permeadas por las características de las ciudades donde se
asentaron (Buenos Aires, Salta, Bariloche, Neuquén, General Roca y Cipolletti).

Antecedentes histórico-culturales: la misión de las mujeres


en el proyecto soviético

El gobierno surgido tras la Revolución de Octubre de 1917 calificó a la familia


como una institución burguesa, socavó la institución del matrimonio y prometió
la liberación de la mujer aboliendo todas las leyes que restringían sus derechos.
Para las feministas bolcheviques el Estado Soviético debía “…levantar las cargas
de la maternidad de los hombros de las mujeres y transferirlas al Estado […]
la familia, en su sentido burgués, va a desaparecer”10 (Hoffman, 2000: 1). Las
sucesivas constituciones soviéticas (1924, 1936 y 1977) dedicaron artículos
9
Las tasas de desocupación entre 1994 y 2000/2002 variaron de 14.8 por ciento a 21.5 por ciento,
respectivamente (INDEC).
10
Un aspecto central en la política de población que tuvo una gran importancia en la buscada
modernización de los roles femeninos hacia el mercado laboral fue la legalización del aborto hacia
1920. Si bien el decreto se fundamentaba en el crecimiento acuciante del número de abortos
ilegales y sus complicaciones, así como en el interés por la salud de mujeres, no fue reconocido
como un derecho de la mujer.

122
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

especiales a la igualdad de los sexos en todos los ámbitos de la vida. Pero los
resultados del proyecto, más que la liberación de la mujer de las cargas de la
familia, parecería haber buscado su utilización en la industria y simultáneamente
en la labor reproductiva. Las mujeres tenían igualdad legal, pero ésta se veía
afectada por la carga doméstica que nunca dejaron de sobrellevar.
Ya entre 1920 y 1930, diversas necesidades económicas y políticas hicieron
que el Estado soviético diera un vuelco en la política oficial hacia la conformación
familiar. En esos años se buscó la manera de aumentar la natalidad11, mostrando
los estrechos vínculos entre las políticas poblacionales y las necesidades del
gobierno (Hoffman, 2000). Se volvió a la consideración del modelo tradicional
de familia y a la noción esencial del “rol natural” de las mujeres como madres.
En la práctica los roles femeninos y masculinos en las familias permanecieron, lo
mismo que en el mundo público.
La familia se convirtió en un medio para aumentar la natalidad y fue también
necesaria para transmitir valores, como la aceptación de las normas impuestas
por el Estado. Hacia mediados del siglo XX ya no se temía que se inculcaran
valores conflictivos para la política del período, y se la considera un elemento
socializador en un modelo de sociedad no participativo. Como sostienen varios
investigadores (Fijes, 2009; Silverman, y Yanowitch, 2001), la sociedad “soviética”
estaba compuesta por una población conformista y apoyada en el concepto de
“movilización total” en la búsqueda del horizonte socialista. En este clima de
ideas, cada uno tenía un espacio y obligaciones, la vida soviética era sinónimo de
trabajo y disciplina. Hoy se recuerda que esta forma de organización generaba
sentimientos de orgullo por lo que se había alcanzado socialmente. Katy (rusa)
recuerda su niñez positivamente:
… digamos que de chica, yo me despertaba feliz, mirando en la ventana, el
Kremlin, que estaba a dos kilómetros, diciendo que yo vivo en capital federal del
país más poderoso de todo el mundo.
Lali reconstruye su experiencia adolescente con cierta añoranza, valorando
que “Era lindo crecer estando segura… sabiendo que puedo proyectar y se van
a cumplir mis sueños. Yo estaba orgullosa de vivir en el país que vivía.” En las
vivencias recordadas y narradas emergen sentimientos que pueden considerarse
expresiones de su cultura, y que le generan emociones que están en la base de
las evaluaciones sobre los sucesos recordados.
Los testimonios nos permiten ir reconstruyendo la vida cotidiana, como espacio
donde se produjeron y reprodujeron las “certezas básicas” que conformaban el
sentido compartido de orden social. El ambiente general en el que se construía
11
El gobierno soviético incluso dificultó el proceso de divorcio y prohibió el aborto, que se había
legalizado en 1920; volviéndose a un muy tradicional modelo de familia y una esencial noción del
“rol natural” de las mujeres como madres.
123
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

la identidad soviética incluía una misión importante que cumplir como conjunto,
es decir, el contexto social otorgaba las representaciones simbólicas que
colaboraban con el sentimiento de ser soviético. El proyecto general, como los
individuales se truncaron con la caída del régimen, provocando una crisis de
sentido personal y estados de enorme confusión,12 como revive Katy (rusa):
… mi generación todavía llegó a ser creyente del comunismo, de jovencitas.
Entonces la época cuando empezó Perestroika, ’85, ´86... yo tenía como diez
años... y a partir de esa época es como que te fueron sacando los ideales que
te metieron con tornillos en la cabeza (…). Y después empezaron a tirar en los
diarios, mierda a todos los políticos. Después me pude enterar por todas las cosas
que pasaban de verdad... antes, tus padres no podían hablar abiertamente,...
de Stalin y que se yo... Y nos empezamos a enterar que todos los muñequitos
que te dieron eran malos... y aun siendo tan nena en esa época... fue como un
“vaciamiento”... digamos, empecé a fumar, empecé a juntarme con los chicos por
la calle, digamos, fue como un... una adolescencia sin ideales...”
El cambio político, económico y social significó un primer quiebre identitario
profundo, cuyos efectos son más severos para las generaciones mayores, ya que
debieron luchar internamente con estructuras previas establecidas.
En el nivel micro, en el que se ha planteado la investigación, los migrantes
desarrollan sus vidas cotidianas, resolviendo problemas y reproduciendo, con
sus prácticas, el sistema social en que participan, creando los significados que
aplican en las interpretaciones de su mundo y su vida (Blumer, 1982). Los
recuerdos sobre la vida cotidiana durante el socialismo son homogéneos y
coherentes, principalmente la centralidad del trabajo, las sanciones13 impuestas
a quienes no lo hicieran y la responsabilidad. Como señala Sela, rusa 71 años:
“Por eso necesita siempre trabajar a donde mandaban, y si no trabajar…”. En
un país que puso el acento en la industrialización, este planteamiento incluía a
las mujeres, que participaban en el mundo del trabajo tanto como los varones,
salvo en las zonas rurales donde estaban dedicadas exclusivamente a las tareas
domésticas. Como dice Víctor sonriendo: “La mayoría de las cosas de la casa las
hacían las mujeres… nosotros los varones laburando14 en el campo, nada más.”
Aunque esta generalizada “salida” de las mujeres al mercado laboral no alteró la
tradicional división del trabajo en los hogares urbanos. Y aún hoy parece darse
una adscripción a los roles tradicionales de género en las tareas domésticas como
12
Giddens (1979) diría que la crisis provocó un quiebre de la seguridad ontológica desapareciendo
las certezas básicas que hacían posible una vida previsible.
13
Se menciona a la pena de reclusión para aquel o aquella que no trabajara.
14
Víctor, como otros migrantes han incorporado el idioma español y el “lunfardo” dialecto originado
en Buenos Aires, cuando las grandes oleadas migratorias de fines del siglo XIX y principios del XX,
cuando se mezclaban varias lenguas, derivado del italiano “laborare” significa trabajar.

124
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

el cuidado de los hijos, entendidos como roles maternales naturales, mientras


en las percepciones de los entrevistados el sostén económico del hogar sigue
correspondiendo al padre. En Ucrania:
[…] hombre tenía que hacer más plata que mujer, él es [Jefe de] familia. Él tenía
que ocuparse de construir la casa para pasar por lo menos su jubilación en su
casa, él se ocupaba de guardar plata, arreglar cosas que se rompieran en casa y
nada más. Mujer tenía que preparar comida, limpiar casa y cuidar los chicos.
Dina las entiende como tareas específicamente femeninas, además del
trabajo extradoméstico.
Sela, ubica su rol en lo doméstico, aunque ella es “… médica ginecóloga, pero
viste mi esposo no gustaba para yo trabajar siempre… necesita estar en casa,
para mujer… Yo no tenía problema porque mi esposo bastante dinero traía.” No
es el único caso entre las migrantes de más edad en que parecería que, de poder
elegir, la salida de las mujeres al mercado laboral sólo se justificaba cuando la
familia necesita su aporte económico.
Las medidas que se fueron adoptando para alcanzar la igualdad de los sexos
en todos los ámbitos no lo lograron, entre otras cuestiones, porque en la base
cultural de esos pueblos se entendía que el lugar de la mujer estaba en la casa.
Por eso la falta de cambios en la división sexual del trabajo en los hogares llevó
a las mujeres a enfrentar dobles jornadas laborales reales, fuera y dentro del
hogar. Además las conquistas femeninas, en el plano laboral, sólo existieron en
el plano legal15 porque en la práctica se daba un trato desigual que las colocaba
en una posición subordinada (Yanowitch, 1977)16. Varios autores (Hoffman,
2000; Silverman, y Yanowitch, 2001; Morokvasic, 2007) han señalado que la
incorporación de la mujer soviética en el mundo de la producción no respondió
al interés por la emancipación total femenina; ni a tácticas familiares para
lograr un mayor ingreso en el grupo doméstico, sino a las necesidades de un
proyecto político y económico en marcha. La propaganda soviética construyó el
orden género enfatizando tanto la contribución económica de la mujer, como la
contribución femenina cumpliendo su rol en la crianza de la próxima generación
en los valores socialistas. Se divulgaban imágenes de familias ideales que no
respondían a lo que sucedía realmente.17 Durante todo el período soviético, la
15
Las oportunidades laborales tampoco significaron igualdad económica para las mujeres, las que
eran relegadas a menores categorías y posiciones reducidas en salarios dentro de la industria
soviética. En muchas formas las medidas tomadas intensificaron la división sexual del trabajo y la
subordinación de la mujer (Hoffman 2000).
16
En este sentido como señala Marta Maffía (2007: 9) el feminismo sufrió una gran decepción “…
con la ceguera de género del marxismo y de la izquierda en general, que aún desde discursos muy
radicalizados han mantenido la división sexual del trabajo y los roles de género.”
17
No se mostraba ni la sobrecarga de trabajo que soportaban las mujeres, ni los problemas

125
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

reproducción fue vista como una cuestión social y de interés del Estado que
intervino para regularla, a la vez que se proveyó ayuda a las madres, costumbre
que se mantuvo hasta el inicio del derrumbe18 y que era económica y/o logística
en el caso de madres inexpertas. Lali (40 años) recuerda cuando ella tuvo su
primer hijo, en Ucrania
Habíamos distintos sectores, o sea, a cada sector le correspondía una enfermera
y entonces venía a instruir. Todos los días, o sea: a ver cómo está el colchoncito,
la almohada, no tiene que tener esto, o sea… la luz. Y venía, lo revisaba todos los
días, dejaba las notas... Y me instruía cuando tenía preguntas, todo... Sí, un mes.
Y después una vez por mes… Sí venía a revisar.
Pero como el Estado no pudo sustituir a 100 por ciento de las madres
trabajadoras en todas las ex repúblicas soviéticas, en el nivel de guarderías y
jardines, muchos niños quedaban fuera de los servicios colectivos19, trasladándose
el cuidado de los niños pequeños a las abuelas.
Esta circunstancia no significa que los roles femeninos no se hayan
modernizado bastante, ya que si bien los roles masculinos no se han modificado
sustancialmente, ellas se han posicionado cada vez más decisivamente en la
sociedades y al interior de las familias. La paradoja es que ni rechazaron el orden
de género tradicional ni lo aceptaron a ciegas. En este lento proceso la migración
aparentemente aporta dinamismo (Masseroni, 2007).

Proceso histórico y tiempo individual

Las políticas soviéticas de población y económicas, en todo el período se basaron


en el reclutamiento masivo de las mujeres en la fuerza de trabajo industrial. Se
contó siempre con su actividad fuera del hogar, y si bien hubo campañas para
recomponer la familia, oficialmente no se sugería que el lugar de la mujer estaba
solo en ella. El rol de la mujer dentro de la unidad doméstica siguió respondiendo
a patrones clásicos de división de las tareas domésticas que siempre fueron
responsabilidades femeninas, como recuerdan los migrantes “Las cosas de la
casa mamá y nosotros ayudábamos.” Dada la doble función como trabajadoras
y como responsables de la reproducción de la fuerza de trabajo allá.
[...] la mujer trabajaba mucho. Hay mucho tiempo a ella le ocupa las tareas
domésticas... allá se dice pobut […] Pobut... es cosas cotidianas, vida cotidiana...
le ocupa mucho tiempo. Que tiene que ir y estar en la cola del supermercado para
familiares causados por el alcoholismo, generalmente masculino.
18
Se controlaba la natalidad de modo de impedir que siguiera bajando. Desde 1936 el aborto se
aceptaba sólo en casos con fundamentos médicos.
19
La proporción de niños que no podían acceder a los servicios públicos variaba de acuerdo al
país.

126
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

comprar la comida... no hay mucha... en ese época no había mucha comida... casas
lindas... todos tenían cristales, cosas lindas que compraban, pero comida... era
un problema la comida... entonces...pero conseguían […] muchas tareas, mucho
esfuerzo para hacer cosas aparte tenía que trabajar...” dice Marga (ucraniana, 47
años).
Coincidiendo con los autores ya citados que sostienen que las jornadas de
trabajo de las mujeres eran muy extendidas y agotadoras. Aunque el Estado
trató de organizar toda la vida social y las mujeres contaron durante el período
con varias cuestiones cotidianas relacionadas con su rol materno solucionadas.20
Luego cuando la economía comienza a quebrarse, las mujeres fueron
descubriendo que “…las leyes especiales que protegían su capacidad de cumplir
con su papel familiar (…) en realidad debilitaron su capacidad de competir en
el nuevo mercado laboral.”21 Los cambios pensados por Gorbachov vuelven
a apoyarse en el cuestionamiento al rol femenino en la sociedad.22 Si bien es
probable que Gorbachov intentara justificar la necesidad que se avecinaba de
reducir el empleo, dadas las exigencias del plan de reformas, lo hace proponiendo
el debate acerca de las responsabilidades femeninas con la familia, planteándolo
como si fueran sólo de ellas y para hacer posible que las mujeres vuelvan a sus
roles y misiones específicamente femeninas convirtiéndolas nuevamente en la
variable de ajuste de la economía y el orden social, retomando la propaganda
oficial las desigualdades de género.
La nueva situación y la apertura de las fronteras, ofrece la posibilidad de
emigrar y una cantidad significativa de individuos se trasladan a países de Europa
Occidental a trabajar. El trabajo en otro país se ha convertido en un modo de vida
para familias enteras en los países del Este europeo. En muchos casos los traslados
han sido de familias completas, pero en otros han salido las mujeres solas, aún
a lugares tan distantes como Argentina. La responsabilidad del sostén familiar es
20
Por ejemplo vacaciones especiales por maternidad; jardines, escuelas y deportes para los hijos.
21
Entre 1990 y 1991 se dictaron varios decretos que favorecen a los padres que trabajaban.
Aparentemente esta rotación de la influencia estatal respondía también a las necesidades políticas
del momento.
22
Gorbachov (1987:117) “Durante nuestra difícil y heroica historia no atendimos los derechos y
necesidades específicos de las mujeres originados por su papel como madres y amas de casa ni
su indispensable función educativa de los hijos. Al comprometerse con la investigación científica,
realizar trabajos en la construcción, en la industria y en el sector de servicios y participar en
actividades creadoras, la mujer ya no tiene tiempo para realizar sus labores cotidianas en el hogar
—el trabajo doméstico, la crianza de los hijos y la creación de una buena atmósfera familiar. Hemos
descubierto que muchos de nuestros problemas —en el comportamiento de los niños y jóvenes,
en nuestra moral, cultura e incluso en la industria— son causados, en parte, por el debilitamiento
de los lazos familiares y por una actitud relajada hacia las responsabilidades familiares. Este ha
sido el resultado paradójico de nuestro deseo sincero y políticamente justificado de hacer a la
mujer igual al hombre en todo.”

127
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

tomado como un sacrificio que hacen por y para los hijos, poniendo así en “la
maternidad la llave del orden social” (Morokvasic, (2007: 41) y lo asumen como
su obligación como madres. Coexistiendo con criterio general de sostén asignado
a los hombres que a diferencia de las mujeres como dice Silvina (43 años, K.)
[...] Un hombre en la familia tiene que estar delante de todos, no digo que
tiene que mantener a toda la familia, pero tiene que estar primero, proteger a
su familia. (…) La mujer, la madre, la esposa tiene que hacer hogar, para tener
siempre la comida y tener ordenado.
Gina (44 años) criada en una típica y tradicional familia georgiana con un
padre muy severo, vino a Argentina sola con su nueva pareja y:
[...] Con una esperanza tremenda y por otro lado después de despedida un vacío
(…) que en avión no podía ni comer, ni hablar con gente sentada al lado mío,
tenía un choque, un vacío y así empecé aprender a vivir sin ellos. Y único que me
tranquilizaba es que soy mamá y papá para ellos y tenía que cambiar algo en sus
vidas y era un sacrificio, yo sabía que tenía que sacrificarme, yo pensaba que voy
a llorar, voy a sufrir, voy a extrañar pero por algo.23
Como emergentes de situaciones que hacen eclosión con la decisión migratoria
de las mujeres son frecuentes los divorcios 24, algunos previos al traslado y otros
pasado un tiempo en el país. Las separaciones antes de emigrar coinciden con el
sacrificio que están dispuestas a hacer por los hijos, como Marga25 que emigró
porque apenas...
[…] sobrevivíamos, por eso, no alcanzaba ni para comida, ni para pagar luz y gas…
por eso yo como tres meses aguantando eso y…(…) yo vine sola con mi hijo y
después mi marido dijo no para mi alcanza, la plata me alcanza y para a veces
comprarme oporto y comer fideos, y yo no pretendo más… y yo me quedo con
mi mamá…(…) lo que pasó también que su madre se quedó viuda y entonces
empezaron los problemas… pero no era decisivo… decisivo era que yo vi que
tengo una criatura y entonces quería empezar a buscar un país donde se pudiera
salir…
Las estrategias de vida actuales de muchos ex soviéticos remiten a las
dinámicas familiares con las que están ligadas. Cuando Morokvasic (2007),
analiza la incorporación de mujeres migrantes en algunos países europeos:
observa que el orden de género tradicional se sigue manteniendo, tanto en el
país de origen como en el de destino, poniendo en general sobre las espaldas
femeninas el bienestar de la familia. Esto pasa aún en casos donde es el padre
23
Hoy sus cuatro hijos y su madre están en Argentina con ella e instalados definitivamente.
24
Hay que tener en cuenta que en la gran mayoría de los países que pertenecía a la ex URSS el
divorcio era un trámite de procedimiento sencillo, sobre todo si es de acuerdo mutuo.
25
El deterioro de los salarios fue tal que su ex esposo médico pediatra ganaba 60 dólares al mes.

128
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

o el compañero sentimental el que asume las responsabilidades del hogar en


ausencia de su mujer, que ha emigrado. Son comunes las migraciones laborales
“de ida y vuelta”, haciéndose...
[…] convenios para vivir separados pero juntos y si bien esta situación fortalece
su autoestima y el concepto de sí mismas cuando la nueva madre post-socialista,
trabajadora superwoman regresa al hogar, todo tiene que ‘volver a la normalidad’
y por supuesto es ella quien tiene que hacerlo todo (Morokvasic, 2007: 3 9).
Aunque le ocupe sus vacaciones. Cuando las mujeres salen a trabajar en el
exterior, las abuelas se hacen cargo de los hijos mientras las madres no están,
constituyendo arreglos familiares basados en ayudas entre mujeres.
La situación social ha impulsado a la población de estos países a irse y
tratar de armar una vida mejor en otros lugares, marco en el que se instala el
ofrecimiento argentino de recibir este flujo implementando un tratamiento
migratorio especial que comenzó en 1993. Más allá de las posibilidades y trabas
existentes en los posibles países receptores, una serie de factores impulsaron
a familias y personas solas a dejar su lugar de residencia.26 Desde la necesidad
de buscar un porvenir mejor y mayor seguridad a “salvar” a los hijos varones
de ir a la guerra en Chechenia. La familia de Sela, emigró porque “…para mis
nietos es muy importante venir y vivir acá… allá guerra con Chechenia.” Escapar
de la contaminación radiactiva de Chernobyl es el motivo frecuente entre los
ucranianos. La crisis originada por la caída del sistema causó un deterioro enorme
en el nivel de vida, aumento de la corrupción y la violencia, y un trastocamiento
de los valores aprendidos, que para muchos volvió intolerable la vida cotidiana.
Por eso Dimitri y su esposa decidieron salir de Rusia
[...] ¡porque qué se yo! Digamos, cada sociedad tiene algo que se llama conciencia
colectiva. Con ideas, imágenes, opiniones y a esa conciencia colectiva se ajusta el
modo de actuar que está, digamos, en consonancia con esas ideas, opiniones…y
cuando uno siente que ese modo de actuar no le gusta, le repugna, le parece
odioso, no tiene otra opción que dejar esa ciudad. Porque si uno no actúa de esa
manera queda excluido de la sociedad.
Con setenta años viviendo en orden, Rusia se había convertido para Sela en
una anarquía
[…] allá, en ese momento todo cambiaba y la vida no había mejor… (…) porque
no había orden, todo no importa (…) porque cambiaba toda la vida de cada país y
por eso ¿qué hacer allá? (…) Porque la vida como acá no hay en otro país.
26
Alguna de las ex Repúblicas Soviéticas, si bien mayoritariamente han expulsado población:
Ucrania, Rusia Armenia, Georogia, Kazajstán. Los motivos que aparecen en los relatos justificando
la decisión migratoria varían de acuerdo al país de origen y se relacionan con los problemas
específicos en cada lugar.

129
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

A Argentina llegaron también mujeres solas no teniendo posibilidad de ida


y vuelta desde el país de origen, pero pensando en el retorno. Apoyadas por
redes de connacionales como Silvina a quien sus “… paisanos vinieron a vivir a
la Argentina, nos mandaron dos casetes y así conocí Argentina” estas mujeres
migraban con la misión de trabajar y enviar remesas a esposos y/o madres a
cargo de los hijos. A fines de 2001, con la crisis en Argentina, el cambio en la
paridad cambiaria quitó sentido a vivir a tanta distancia y no poder enviar dinero
para los hijos, por eso muchas retornaron o reemigraron.

Recomposición identitaria y relaciones familiares en el país de destino

Dados los motivos de expulsión de sus países y los que oficiaron como atracción
desde Argentina, este conjunto es un ejemplo de la necesidad de considerar
los contextos generales para comprender las experiencias narradas y las
evaluaciones que van haciendo,27 teniendo en cuenta la relación entre identidad
y origen cultural.
La base de la experiencia emocional de la identidad está en la capacidad del
individuo de sentirse el mismo en el tiempo y aún viviendo grandes cambios. Este
grupo experimentó dos cambios importantes, primero de organización social
y segundo el traslado. Sabemos que no todos los individuos tienen el mismo
nivel de tolerancia al cambio, y en muchos casos migrar es iniciar un proceso
traumático para la identidad, porque para incorporarse a una cultura diferente
es preciso entablar comunicaciones con otros que manejan otros códigos, en
otro idioma, y en el marco de relaciones también diferentes. Dependiendo en
gran medida, de la situación general en el país de recepción y de las modalidades
más o menos receptivas de la población nativa hacia los migrantes.
La ruptura de la relación con el grupo de origen más cercano suele provocar
sensación de extrañamiento, por la de pérdida de pertenencia a la que se suma
un sentimiento de inseguridad en medio de una cultura, un idioma y objetos
extraños. En este marco de posibilidades, los migrantes, tienen que luchar
internamente por su autopreservación y se aferran “…a elementos de su ambiente
nativo” (Grimberg y Grimberg, 1996: 127) como la música, objetos familiares
y recuerdos, por eso las relaciones con otros connacionales en asociaciones e
iglesias, en las cuales comparten cierto carácter esencial con los otros (Grimberg
y Grimberg, 1996: 128) de la misma cultura, cumplen un papel importante.
Para Bron, (2000) los migrantes del mismo origen comparten cierta perspectiva
epistemológica con la que orientan sus miradas, encaran la nueva vida.

27
Hay que recordar que este proceso de traslado responde a la implementación de un Programa
de Migración Selectiva por el Estado argentino, entre 1993 y 2002.

130
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

Si bien, al arribo de este nuevo flujo desde Europa del Este, en Buenos Aires
ya existían varias asociaciones que reunían a migrantes arribados a principios de
siglo XX, no se relacionaron con ellos en forma fluida. Los años de experiencia
socialista han grabado ideas, criterios, valores y costumbres diferentes. Este rol
de ámbito compartido sí lo han cumplido las iglesias, y muchos retomaron los
ritos religiosos que en origen no era bien vistos. El análisis de las experiencias
migratorias de personas provenientes de Europa del Este, remite a la forma de
vida soviética y al cambio que significó la crisis del socialismo real junto a la
reorganización del sistema social, que se tradujo en una pérdida del sentido
personal, provocando en los sujetos fuertes cuestionamientos internos.
[…] la situación en mi país se cambió y no para mejor, para peor para nosotros.
Por ejemplo, no pudimos aceptar muchas cosas que cambiaron, códigos morales,
situación económica, de moral y susto del futuro. Empezamos a buscar dónde
podemos salir para tener futuro bueno.
Irina, ucraniana. Al cambiar la forma de organización “Saltó todo lo que tenía
de negativo, que no se creían tanto porque todo se daba fácil, ¿me entendés?”
Por eso es necesario considerar la sumatoria de conflictos, primero la crisis de
sentido personal a la cual se agregan las consecuencias del traslado. El cambio
cultural y social obliga a realizar un reajuste en todos los aspectos: formas de
vida, valores, sentimientos. Todo esto afecta las relaciones sociales en general y
en la familia particularmente, ya sea que hayan migrado juntos o separados.
La situación Argentina, cuando arribaron era muy desfavorable
económicamente y si bien tenían expectativas de un recibimiento oficial
organizado que los encausara laboralmente, usando sus calificaciones, esto
no sucedió, por eso en los comienzos la cercanía con otros connacionales fue
un gran apoyo, Silvina recuerda contenta que “Con mis paisanos vinimos a un
barrio, Barrio La Boca, a un hotel que estaban todos, todos paisanos de Ucrania,
de Rusia, de Kazajstán…” Los migrantes necesitan sentirse perteneciendo a
lugares, objetos, y costumbres, que son familiares, para no sentirse excluidos y a
la deriva, hasta lograr armar una nueva trama social satisfactoria. Mientras tanto
buscan cierta continuidad con su pasado y para esto son útiles algunos objetos
afectivamente significativos, aunque por lo general hubo una pérdida masiva de
ellos, como señala Sela: “sólo ropa porque 20 kilos para una persona más, no.”
Uno de los mecanismos de identificación es el lenguaje, por eso el idioma es
tan fundamental, como recuerda Silvina “cuando llegamos hablamos muy poco,
no entendía nada…” y pueden producirse sentimientos de extrañamiento de la
propia persona, como le pasó a Lali “que sentía que estaba colgada en el aire…
que salí de un lado y nunca llegué a ningún otro ¿me entendés?” La situación

131
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

relatada remite a la idea de Bron (2000) de limbo cultural, como consecuencia


de experiencias desconocidas.
Poco a poco, los migrantes van tomando aquellos elementos de la cultura
nueva que necesitan para poder acomodarse a ella y a la sociedad, mientras
siguen manteniendo el núcleo duro de la cultura de origen. Si bien vemos algunas
diferencias de acuerdo a la procedencia étnica, hay elementos aceptados de la
sociedad receptora como las formas de relaciones de género, tanto en el ámbito
público como privado.

Nuevos valores, nuevas relaciones, nuevos roles

Un sujeto que vive siempre en la misma cultura no necesita cuestionarse


demasiado sobre los sucesos que vive a diario: éstos están aprendidos y
naturalizados (Schutz, 2003). Pero si esa situación cambia todos los miembros
de la familia comienzan un proceso de familiarización con la nueva cultura,
tiempo donde toda la vida cotidiana se ve conmovida, incluidas las relaciones
en su interior.
Como sabemos, en cada cultura, los códigos y el orden de género otorgan
significaciones compartidas a las relaciones interpersonales, las cosas y los
sucesos, influyendo en el desarrollo de las prácticas sociales. Los migrantes
comparan permanentemente sus experiencias actuales con la vida en el país
de origen, evaluando los cambios que experimentan. Entre los cambios más
advertidos por los miembros de este conjunto, están las nuevas miradas que han
ido incorporando acerca de las diferencias en las bases de la relación conyugal y
las crisis matrimoniales derivadas de los intentos femeninos por reconfigurarla.
En muchas ocasiones son consecuencia de situaciones de violencia hacia ellas,
acentuadas en destino por la inclinación a la bebida de la mayoría de los migrantes
varones. Si bien esta conducta ya existía, parece agravarse en los casos en que la
incorporación al mercado laboral se ha visto dificultada.28 Less reconoce que en
el país de origen, los hombres suelen tomar mucho alcohol “Son así… pero eso
viene de allá, acá nadie cambió, sólo que se resaltó.”
Las diferencias de género parecen afectar la dinámica de integración social,
asumiéndose distintas modalidades para encarar la incorporación laboral y
social. Las mujeres migrantes señalan discordancia entre sus actitudes hacia las
posibilidades existentes en el nuevo medio social y las de sus parejas. Less, por
ejemplo, llegó con su esposo y dice que después de un tiempo:

28
Este es un dato importante porque el período en que implementó en programa migratorio,
Argentina tenía las tasas de desocupación más altas que se recuerdan. Con el agregado de la
inexistencia de acuerdos previos que homologaran los títulos universitarios.

132
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

[…] nos separamos, nos separamos mal… (…) hace tres años… tenía lástima porque
llevábamos juntos y también cariño… (…) yo pensaba que es una depresión que…
porque no se insertó él en la sociedad, pero cada vez se ponía más pesado, más
pesado… pues tomaba, que es muchos hombres que terminaron así tomando…
y después ya, empezó a lastimar a la familia, entonces ya está (…) Ya no… No se
podía (…) Igual ya está, eso es problema de muchos hombres. Más fuerte son las
mujeres (…) que trataron de salir de esa situación sin huellas…pero hombres no
(…) que trataban ah… crecer digamos, en su profesión, buscar un trabajo cada
vez mejor. De cómo, no se encerraban que vos… Yo por ejemplo venía de allá,
una economista y tenía que tener una depresión porque tengo que trabajar en
cualquier trabajo ¡NO!. Aceptaba la realidad como es y trataba de salir adelante…
y ellos no. [Las mujeres] Son más fuertes, más… eh… como… más piensan… Yo no
digo que todos hombres se pusieron en depresión, pero mayoría sí. Algunos se
fueron, dejaron familias acá, muchos empezaron a beber y…. también las familias no
aguantaron, algunas se aguanta hasta ahora porque lamentablemente las mujeres
allá están como… sometidas (…) Aguantan más, no se animan a quedarse solas.
Y tras la idea de fortaleza femenina parecería estar la percepción de la mujer
como más realista, capaz de enfrentar adversidades para sacar a sus hijos y familia
adelante, asumiendo ellas toda la responsabilidad, mientras las dificultades de
los hombres para integrarse han provocado serias crisis familiares y situaciones
de violencia doméstica, desaliento en las mujeres, siendo motivo frecuente de
separaciones.
Se admiten patrones de conducta poco aceptables en los varones, como el
popularizado consumo de alcohol, calificado como una conducta típica masculina
a pesar de la propaganda oficial en Rusia, que como dice Sela, mostraba:
Esa típica familia también de años de propaganda soviética, lo que pasa es que
era así: la mayoría (…) los hombres se emborrachan…era una costumbre, una
costumbre no escrita (…) porque hombre era borracho, entonces aprenden a
chupar…parece que no se respeta la familia.
Esta modalidad parece haberse acentuado con la migración, aunque, lo que
se modifica en las mujeres no es sólo una manera de actuar en la vida cotidiana,
sino la percepción por parte de ellas sobre esas conductas y sus efectos sobre el
grupo familiar todo. Vale, rusa de 57 años, llegó a Argentina con su compañero,
acá se separó porque si bien él siempre había bebido mucho alcohol, cuando...
[...] vine acá, sí. Bueno... eh... gracias a Dios que... ah... que yo no fui casada con
él. Gracias a Dios. Bueno... yyyy... él después... tomar, vino... más, más. Después
grita. Bueno yo... esperanza de que eso terminó... el más, más, más... después
cuando golpea y golpea... ahí ya no... ya está.
Muchos estudios incluirían estos procesos dentro de uno mayor que
genéricamente definen como una revalorización de sí mismas que se da entre

133
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

las mujeres migrantes. Ellas interpretan estar más concientes de su posición


en la familia y haber comenzado a redefinir su vida, como resultado de la
incorporación de pautas culturales nuevas, tratando de integrarse al medio de
recepción. Las categorías con las que percibían el mundo y su cotidianeidad, son
revisadas a la luz de nuevas experiencias y los hechos del pasado y del presente
son integrados en sus historias pero reinterpretados.
En las familias de migrantes, hay conciencia de las modificaciones que
comenzaron a transitar y que van incorporando en el país receptor, y cómo las
relaciones de género se van replanteando, aunque aún tibiamente. Otro tanto
sucede en las relaciones entre padres e hijos, en el marco de los recuerdos sobre
las rígidas y distantes relaciones con los padres en el período soviético, excepto
en los casos de familias de zonas rurales. El nuevo contexto cultural actuaría
modificando estas pautas que se transmiten de padres a hijos, generando
frecuentemente sentimientos y juicios valorativos positivos sobre la vida en
la sociedad argentina. Hay cierta flexibilización en sus visiones acerca de las
relaciones afectivas, generalmente se menciona la calidez como característica
central de las familias en el país, así como se evalúa negativamente la escasa
rigidez de la educación. Es evidente un esfuerzo por incorporar este modelo
de relaciones familiares, subrayando que desean adquirir el hábito de dialogar,
especialmente con los hijos. La diferencia con la sociedad receptora, según Lali
es que:
[…] allá éramos cuatro, en la familia, y eran cuatro personas aparte. Nunca era un
vínculo que uno decía era una familia. Nunca nos sentábamos a comer juntos. Para
las fiestas, únicamente. Para las fiestas, para el cumpleaños…nos reuníamos… […]
No, es una tendencia común. Estábamos cada uno, dedicados a cada uno. No, no
hubo un vínculo muy fuerte, no sólo en mi familia, en general. Porque hablaba
con mis compañeras y sabía que vivían en la misma situación. Y es más, en ese
momento me parecía que era normal, o sea nací ahí, y lógico… Y acá descubrí que
hay mucha más calidez entre la gente, entre los miembros de la familia, cómo se
apoyan entre ellos… Y además sí, bueno, la comunicación por ejemplo. Yo nunca
tuve una comunicación con mis padres buena, ni con mi hermana… y me resultó
apasionante…
Con facilidad podemos pensar en las consecuencias de la organización
soviética, que exigía mucha disciplina y total dedicación al trabajo, transfiriendo
esta rigidez a las relaciones interpersonales de la vida familiar. Bis a bis, los
entrevistados, están desconformes con la excesiva flexibilidad de los vínculos
locales, con la escasa disciplina laboral y la también escasa responsabilidad con
los estudios, lo mismo que con la impuntualidad de los argentinos. A pesar de
entender como positivos los valores de la comunicación y la demostración de

134
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

afecto que ven en las relaciones familiares, la contraparte es la falta de autoridad


de los padres. Por ejemplo Marga se cuestiona mucho porque cree que:
[…] acá, yo creo que hay muchas equivocaciones, lo que pasa es que yo no puedo
poner mi hijo contra todos....no contra todos....no puedo...yo por ejemplo, veo
que así está mal pero no puedo...eh.... lo que quiero decir que acá lo que veo, la
mayoría lo que veo, los chicos son malcriados... no están preparados para la vida...
porque por ejemplo, dice una mamá...allá es costumbre que los chicos tienen
que, un poquito, trabajar...hacer algunas tareas...alguna obligación... En la casa,
no se… Y acá no. Acá yo veo algunos chicos ayudan en el mercado a los padres...
pero por ejemplo ayer en el supermercado...está la madre embarazada y la nena
de 18, 17. Entonces ella empieza a gritar...’mamaaá…no puedo encontrar’. Mamá
se va y busca...’¡ Ay para qué trajiste ese turrón! ¿Por qué no llevaste otro?’ […]
Claro. Y veo que lo va a cambiar....yo estaba atrás de ellas. Y veo que acá hay una
norma así. No me parece bien porque el chico tiene saber algo sobre la vida para
poder después defenderse. No para pegarle o para discriminarlo...Que pueda
aprender algunas cosas, algunas tareas desde chiquito, es más fácil, entonces,
se mueve mejor, después en la vida... Mi hijo... no puedo ponerle leyes de allá
porque acá se va a sentir discriminado.
Hay, sin embargo, una permanencia del núcleo central de su cultura que
aparece con fuerza, y que si bien puede ser motivo de conflicto también les
permite resolverlos, muchas veces apelando a los roles de género.
No, por eso allá disciplina un poco más que acá, viste, yo tengo tres nietos, y mi
nieto menor cuando tenía 14 años, comenzaba a fumar y no escucha a nadie de
su familia, y pensábamos… (…) porque él está loco y por eso mandamos con el
papá (…) a Kazajstán, Sela.
Los roles de género tradicionales siguen apareciendo también en el
reparto de las obligaciones cotidianas en el hogar, porque si bien se sostiene
que las mismas se distribuyen, está generalizada la idea de “colaboración” o
“ayuda”, quedando la responsabilidad final en manos femeninas, y cuando
los hijos e hijas son pequeñas en la madre, como pasaba en la sociedad de
origen que:
[…] mi mamá trabajaba. Eh como… una mujer quiere trabajar, debe trabajar.
Tampoco hay que encerrarse en la casa y ¿viste? Hacer todas las tareas. Igual te
digo, yo trabajo y hago todo en casa. O sea, y cocino, y lavo…” [El marido ayuda]
‘Poquito’. Pero no, sí, ayuda en otras cosas. A mí me gusta hacer todo yo, no
confío mucho en él…
Nadia, 32 años, Armenia. Tan aceptados culturalmente están los roles
femeninos y masculinos en las familias que la idea más frecuente es como dice
Boris una madre debe ser:

135
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

[…] organizadora, tiene que ser ayuda para el marido, estar a cargo de sus hijos,
no solamente... más que nada mantener la familia siempre…unida. Yo veo que mi
señora para mi hija es excelente, mi mamá para mí fue también. No sé, una madre
tiene que ser madre (...) yo tengo que trabajar, ella es la mujer de la casa, pero
nosotros trabajamos juntos, nosotros las cosas de las casa las hacemos juntos, si
hay que cocinar, cocino, lavar los platos.
Pero en la práctica sólo él trabaja fuera mientras su esposa se dedica de lleno
a las tareas del hogar. En el mismo sentido Silvana coloca a los hombres en un
lugar ajeno a las obligaciones domésticas:
Un hombre en la familia tiene que estar delante de todos, no digo que tiene que
mantener a toda la familia, no, pero tiene que estar primero, proteger a su familia.
(…) La mujer, la madre, la esposa, tiene que hacer hogar para tener siempre, que
se yo, la comida en casa, tener todo ordenado. (…) No sé, me hicieron así, mis
abuelos y mi madre.
Entre los atributos asignados al padre está la masculinidad, y los migrantes
varones lo entienden como una ventaja de sus connacionales respecto a los
argentinos. Para Sergio, ucraniano, de edad mediana
[…] la figura del padre, del hombre en general ser bien masculino, muestra fuerza,
sí. Ser el que pone firmeza y orden en el hogar, siempre fue así, acordarme de mi
padre así, bien masculino. Mucha diferencia con acá. El hombre como decirte…
más femenino. La mujer más liberal. En mi país ser más reservada para los
hijos, para que no les falte nada, acompañar al hombre, ayudarlo. (…)Sociedad
se diferente que allá, (acá) el hombre es diferente, para ser un buen hombre,
requisito ser como moda establece, sí, qué se yo, la moda muestra el cuidado la
imagen, como mujer también, allá no importaba eso, el rol del hombre era ser el
protector y autoridad del hogar, no ser tan parecido a mujer, usar ropa distinta,
pantalón ajustado para hombre ser imagen femenina, no de hombre…
Las primeras generaciones de migrantes siguen asignando a hombres y mujeres
ciertos rasgos distintivos que no podrán cambiar fácilmente. Aunque cuestionan
las relaciones que mantenían en su propia familia de origen. “Es un asco, cada
uno vive su vida eh. Los padres trabajan (…) las costumbres individualistas (…)
claro no había una comunicación estrecha.” Hay una permanente dualidad
de sentimientos, pero ingresar a otra cultura suele provocar replanteos de
experiencias anteriores. A Kati:
Acá me asombró cómo tratan a los hijos, como los miman, como les dicen cosas,
y todo el tiempo les dan a entender que los quieren, que los perdonan, y que
pueden hacer cualquier cosa, y que igual los aman...y hay cantidad de atención
y....yo no me acuerdo que un día mi papá me dio un beso....digamos, no es
para llorar....pero realmente me hice muchas preguntas en relación a mí y a mis
padres.

136
Migraciones internacionales, identidades y relaciones de género.../Masseroni

Se generan nuevos significados para sus vidas y simultáneamente nuevos


sentimientos, como le pasa a Lali:
[…] me encanta como, como están repartidos los papeles en mi familia. O sea son
fifty, fifty. […] Y me gusta, me gusta porque siempre, yo se siempre puedo contar
con el apoyo de mi marido, y es lindo, es lindo […] Yo creo que mi vieja nunca era
feliz. Igual que mi viejo, por algo le gusta el chupi (risas). En más, que se yo, esa
familia ucraniana por ejemplo, el tipo es un total alcohólico. Es un buen hombre,
que se yo, pero la mujer es así... que... que le gusta dominar, que “no, vos no
sabes nada, tenés que hacer esto, tenés que hacer lo otro, Lali.
En casos de parejas de distinto origen suelen darse desavenencias en los
criterios y formas usadas para educar a los hijos, apareciendo nuevamente la
centralidad de la educación en la formación de la personalidad y en la vida en
origen, acompañada por la disciplina, el deber y la exigencia. Recordemos que
finalmente el Estado soviético se basó en la familia como medio de transmisión
de la ideología que sostenía y que lo hizo por mucho tiempo. Como dice Fijes
(2009:41) “Durante tres cuartas partes del siglo, el sistema soviético ejerció
influencia sobre la esfera moral de la familia…” su impacto ha sido muy profundo
y las personas adoptaron la mentalidad soviética y éste sigue siendo el núcleo
de su personalidad.

Reflexiones finales

Las personas o familias que migran portan una cultura, códigos y proyectos
iniciados en el país de origen que en general no pudieron terminar, por eso y por
el gran cambio, al desarraigo hay que sumar tensiones y problemas de orden
psicológico, relacionados con la configuración de la identidad. Si bien no siempre
la migración desestabiliza la identidad, a veces es una forma de afianzarla como
resultado del contacto de los migrantes con nuevas experiencias significativas,
como parece estar sucediendo con muchas mujeres, las que suelen experimentar
una revalorización de sí mismas.
En el caso analizado, después de un tiempo en Argentina aparecen replanteos
sobre el tipo de relaciones conyugales, la sumisión femenina y la tolerancia
a grados de violencia familiar, que en origen eran comunes y culturalmente
soportados y las relaciones con los hijos. La violencia está relacionada con la
costumbre de beber de la mayoría de los varones. Entendemos que la experiencia
migratoria ha posibilitado la confrontación con experiencias diferentes tanto
en las relaciones fuera como dentro de las familias y que se puede aspirar a
un mayor confort psicológico, según palabras de un migrante. Se valora que en
la nueva sociedad los hombres no se emborrachan y las mujeres son menos

137
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

sumisas como en sus países de origen donde “la familia rusa o ucraniana por
ejemplo, el tipo es un total alcohólico. Es un buen hombre, que se yo, es así...
que... que le gusta dominar, que no, vos no sabes nada, tenés que hacer esto,
tenés que hacer lo otro.”

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139
Contribución de la mujer otomí en la conservación de su habitación y patrimonio cultural/Rosas

Contribución de la mujer otomí en la conservación


de su habitación y patrimonio cultural

Martha Rosas Vilchis*

Introducción

El tema de la cultura indígena en México, ha sido relevante para el desarrollo de


investigaciones antropológicas y sociológicas que miran por describir y recuperar
las tradiciones ancestrales de diversos grupos que aún existen en nuestro país.
Este trabajo surge de un ejercicio etnográfico realizado en la comunidad otomí
de Santa Ana Jilotzingo, perteneciente al municipio Otzolotepec, cuyo título La
vivienda otomí como elemento de identidad se centró en reconocer los valores
formales y funcionales que dieron origen a la vivienda indígena, y verificar
los aspectos que hoy en día prevalecen en la concepción de la arquitectura
moderna de una población ancestral, cuya identidad se ha visto influenciada por
arquetipos que rompen con el paisaje y la geografía natural.
Durante las visitas periódicas efectuadas a la zona de estudio, con el
propósito de obtener un acervo fotográfico y llevar a cabo el levantamiento de
información mediante encuestas y entrevistas a los pobladores, se comprobó
la participación de la mujer en diversos aspectos de la vida cotidiana, razón por
la cual surge la inquietud de brindar un homenaje a las mujeres otomíes, amas
de casa, bilingües, artesanas, costureras, sanadoras, campesinas, y cocineras,
cuyo trabajo y contribución parece invisible ante los ojos de su sociedad. Ser
mujer indígena otomí significa compartir una historia, un espacio físico-social,
vivencias y experiencias, así como un sistema simbólico que conforman su
cosmovisión particular. También significa compartir con mujeres de otras etnias
o grupos sociales los cánones establecidos por el orden patriarcal dominante, en
el cual, históricamente, las mujeres tienen una condición subordinada, pues los
hombres han detentado el poder (Molinar, 2005: 57).
Sin la intención de confrontar el papel del hombre y la mujer en la sociedad
otomí, este estudio, más bien permite dar a conocer la sensibilidad del género
femenino, su quehacer en la familia y su rol en la vida comunitaria que incluye
la preservación de la cultura. Algunos estudios de género se abrigan en teorías
históricas y sociales con el objetivo de crear un marco de equidad en el desarrollo
*Profesora de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de
México

141
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

de la sociedad; en este caso nuestra mirada apunta en dirección a destacar la


labor productiva de la mujer otomí, más que sistematizar lucha alguna por su
liberación.
Diversos eventos y horas de convivencia revelan que la tradición y
permanencia de las costumbres de una cultura quedan al amparo de la figura
femenina, ya que muchas de ellas son depositarias del compromiso nato y moral
por conservar el patrimonio cultural tangible e intangible heredado por años,
como es el lenguaje, la tradición herbolaria y gastronómica así como el uso del
vestido étnico (chincuete) de peculiar confección, por citar solo algunos. Sólo
bajo esa perspectiva es que este trabajo exhibe matices que lo encausan como un
estudio de género, por estar dedicado a la mujer indígena de Jilotzingo, es decir
un reconocimiento a quienes con su labor habitual, influyen en la conservación
de la tradición otomí.
El análisis se efectuó con un enfoque dialéctico para contextualizar la
recuperación de la cosmovisión y axiología otomí. La revisión de literatura,
permitió constatar que existe un vacio en cuanto al estudio de género étnico,
pero también hay que decir que existen trabajos etnográficos como el que
presentan Patricia Molinar y Martha Herrera, quienes hacen un estudio profundo
desde la perspectiva de la medicina social, a las artesanas de Temoaya, mujeres
otomíes cuya labor artística asalariada no impide ni las desliga de su quehacer
doméstico. Es importante apreciar que los estudios de género, no son exclusivos
de las ciencias sociales, su análisis puede ser revisado desde diversas disciplinas
y enfoques, lo significativo radica en construir un inventario identitario que
promueva e impulse la equidad.
En México, existen 6,011,202 personas que hablan alguna lengua indígena, de
las 62 que se reconoce existen en el territorio nacional. Dentro de esos grupos,
los otomíes suman 646 875 personas, distribuidas en diversos estados como
Puebla, Tlaxcala, Querétaro, Hidalgo, Michoacán, México e incluso Veracruz.
Respecto al estado de México las cifras obtenidas del Conteo de Población
y Vivienda (2005), indican un total de 312,319 personas de cinco años y más
hablantes de lengua indígena, de las cuales 182,899 corresponden a los pueblos
indígenas originarios del estado de México, mientras que 129,420 pertenecen
a personas indígenas de otras entidades de la República Mexicana, también es
importante señalar que del total de la población hablante de lengua indígena,
150,741 son hombres y 161,578 corresponden al sexo femenino.
Los otomíes del estado de México, habitan en catorce municipios, destacando
Toluca, Temoaya, Jiquipilco y Otzolotepec, este último con una población de
5,149 hablantes de otomí y cuyo origen se remonta hacia finales del siglo XI y

142
Contribución de la mujer otomí en la conservación de su habitación y patrimonio cultural/Rosas

principios del siglo XII. Los municipios en los que se concentra la población otomí
se caracterizan por ser expulsores de población (González, 2005: 87).
La movilidad física de los grupos otomíes es latente en la actualidad, como
lo deja ver un estudio realizado por El Colegio Mexiquense en el que se puede
advertir que municipios del Valle de México como Ecatepec, Naucalpan,
Netzahualcóyotl, Tlalnepantla, Chimalhuacán, Atizapán de Zaragoza, Tultitlan
y Nicolás Romero, cuentan con más de 1000 hablantes de otomí, estos datos
motivan las preguntas siguientes: ¿Prevalecen las tradiciones y las costumbres
de las familias otomíes una vez instalados en el contexto urbano? y ¿Existen
modificaciones en el patrimonio cultural de los otomíes en la actualidad?
Definitivamente estas interrogantes promueven el interés por indagar sobre
la tradición étnica en las comunidades de origen, por lo tanto este estudio
busca, en primera instancia, reconocer las costumbres de la comunidad otomí
de Santa Ana Jilotzingo así como identificar a los actores principales y su papel y
participación dentro de la tradición.

Tradición familiar otomí

Conviene realizar un inventario sobre las tradiciones otomíes que perduran


actualmente para dar cuenta de su permanencia en el tiempo. En los grupos
étnicos, destacan el sentido comunitario de expresión, vida comunitaria,
autoridad moral, pensamiento naturalista, sabiduría popular, solidaridad y
autonomía (Saladino, 2006: 180). Estos valores se ven reflejados en el quehacer
diario de su vida y en lo que respecta a su organización social.
Las circunstancias de la familia actual otomí han cambiado significativamente,
la familia nuclear formada por el padre, la madre y los hijos constituían la unidad
básica de las comunidades indígenas, correspondía a los padres transmitir las
costumbres y tradiciones a cada miembro de la familia, quienes de forma natural
participaban en las labores diarias, divididas del siguiente modo; incumbe a los
hombres cultivar sus terrenos, participar en las faenas comunitarias, reparar la
casa y cuidar del ganado, mientras que toca a la mujer la elaboración de los
alimentos, lavado de ropa, limpieza de la casa y crianza de animales domésticos.
La cosecha, limpieza y desgrane de maíz representaba una labor familiar, pero
era la mujer la partícipe más activa de este trabajo (Morales, 2003).
En la actualidad la familia está conformada como lo he señalado, pero cuando
se habla de la definición de actividades, éstas se han transformado desde
mediados del siglo XX, de tal suerte que el padre, en la mayoría de los casos ya
no se dedica al campo, sino que su actividad principal se ampara en el comercio,
esta situación ha justificado la migración de una mayoría considerable del

143
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

género masculino, dejando en manos de las amas de casa, actividades que en el


pasado solo el hombre efectuaba. Ante este panorama, actualmente la mujer se
ve obligada a combinar las labores del hogar con actividades complementarias
como recolección de plantas comestibles, elaboración de plumeros, escobetas,
banderas, adornos decorativos de temporada y almohadas, productos que
posteriormente algunos miembros de la familia comercializan en zonas
habitacionales de los centros urbanos principalmente.
Existe una situación particular en la estructura de la familia que no se puede
omitir, y es la que se refiere a los ajustes espaciales que sufre una casa habitación,
cuando el hijo varón decide unirse a su pareja y ésta es llevada a la casa de
los suegros. En ese sentido la nuera tendrá que participar de las actividades y
trabajos que la suegra disponga. La pareja permanecerá ahí hasta que el esposo
obtenga los recursos necesarios para fincar su propia casa, la cual se ubicará
en el terreno que los padres le asignen. Hoy en día es poco probable encontrar
familias nucleares, la familia extensa es una característica de esta región, en los
recorridos realizados durante la investigación, se pudo advertir sobre los modos
de organización social de parentesco donde con frecuencia conviven abuelos,
padres, hijos, esposos, y nietos en un solo núcleo habitacional.

Mujer y patrimonio cultural

El patrimonio cultural es la herencia recibida de los antepasados y que viene a


ser el testimonio de su existencia, de su visión de mundo, de sus formas de vida
y de su manera de ser, y es también el legado que se deja a las generaciones
futuras.
De no ser por la transmisión, todo lo aprendido por los individuos estaría
condenado a perderse. El hombre transfiere su cultura de padres a hijos, como
un proceso fundamental de permanencia y desarrollo; pero además como base
en la construcción de su identidad. Es en la conservación de la tradición que se da
el testimonio del apego a la cultura. La coherencia del grupo étnico se sustenta
en lo que denomina “mecanismos integrativos”. El más poderoso de esos
mecanismos es el que configura el proceso de endoculturación que internaliza,
desde muy temprana edad, las pautas sociales y culturales que dan al grupo su
genio particular y obliga a sus miembros a seguirlas sin preguntarse por qué lo
hacen. Simplemente las consideran buenas y a ellas se apegan (Aguirre, 1973:
136). La mujer en este sentido juega un papel relevante dentro de ese proceso,
ya que su permanencia en el hogar, ha garantizado el apego a la tradición y
costumbres bajo las que creció y se desarrolló.
Es característica de los pueblos indígenas contar con una cultura propia,
interpretada como el conjunto de modos de vida creados, aprendidos y

144
Contribución de la mujer otomí en la conservación de su habitación y patrimonio cultural/Rosas

transmitidos por una generación a otra, para los pueblos indígenas constituyen la
esencia de una sociedad con ritos funerarios, fiestas, arquitectura, ceremonias,
vestimenta, música, alimentos, creencias y relaciones familiares muy específicas,
en el que la mujer se convierte en promotora de las mismas.
La comunicación de estas comunidades se ampara en una lengua autóctona,
única de ese grupo social. Datos extraídos de los censos de población y vivienda
del INEGI revelan un descenso notable en el porcentaje de población hablante
de lengua indígena, pasando de 16.1 por ciento en 1895, a solo 7.6 por ciento en
el año 2005 (cuadro 1).

Cuadro 1. Porcentaje de la población hablante de lengua indígena,


1895 a 2005 en México
Año Porcentaje
1895 16.1
1900 15.3
1910 12.9
1921 13.7
1930 16
1940 14.8
1950 11.2
1960 10.4
1970 7.8
1980 9.0
1990 7.5
1995 6.8
2000 7.1
2005 7.6
Fuente: INEGI, Censo de Población y Vivienda 1895-2000

Los datos también revelan que el porcentaje mayor de hablantes de lengua


indígena en el estado de México, corresponden al sector femenino, con 51.8 por
ciento mientras que la población masculina alcanza 48.2 por ciento. En Santa
Ana Jilotzingo las cifras arrojan que sólo 21.5 por ciento es bilingüe, mientras
que más de 50 por ciento de la población se comunica por medio del idioma
español, esto nos indica que el interés por conservar su idioma va en descenso.
En lo que respecta al uso de indumentaria tradicional, debemos destacar
que en muchas mujeres otomíes, sobre todo en edad adulta sobresale el uso

145
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

del chincuete cuyo costo oscila entre los trescientos y setecientos pesos, esta
prenda, es una tela de lana obscura que cubre la parte inferior del cuerpo, para
sujetarla se usa una faja, denominada ceñidor, la cual es bordada por la propia
mujer. Complementa esta vestidura una blusa blanca o de color en tela satín
adornada con encaje, así como un rebozo. Los hombres se han caracterizado por
el uso de pantalón de poliéster, camisa de algodón y sombrero. Hoy en día los
adolescentes y niños emplean ropa convencional e incluso se puede apreciar la
influencia de modas o estereotipos urbanos.
La mujer otomí en general sabe sobre el aprovechamiento de plantas
medicinales, ese conocimiento lo han adquirido a través de sus antepasados,
su consumo es de carácter doméstico, sin embargo también se utilizan como
producto que les genera ganancia comercial, algunas de ellas son: el pericón,
endivias, zábila, árnica, hierba del golpe, capitaneja, santa maría, ruda, ajenjo,
hinojo, yerbabuena, epazote de perro, gordolobo, manzanilla, borraja, hierba
del cáncer, hierba de reuma, torojil, istafiate, trébol de aire, tabaquillo, jeramiel,
salvia, marrubio y sasal. Debemos hacer hincapié en que la cultura otomí ha
sabido sacar provecho de los productos que otorga la naturaleza al incorporarlos
no solo para su consumo y sanación, sino como elementos que recicla y
transforma para crear productos ornamentales y de uso común.
Otra aportación de este grupo es el temazcal, existen algunas referencias en
las culturas étnicas que describen esta forma del baño de vapor, como espacio
construido y empleado por algunos grupos indígenas de nuestro territorio
nacional. Debemos enfatizar el hecho de que su práctica y uso cotidiano aún
prevalece en nuestros días. Este bien patrimonial fue utilizado por la sociedad
otomí y nahua como medio curativo, higiénico y de carácter medicinal para
mujeres en etapa posparto y para algunos hombres que sufrían de malestares
asociados a enfriamientos.
El uso del temazcal en Santa Ana Jilotzingo, perdió vigencia hacia entrada la
segunda mitad del siglo veinte, de herencia ancestral su práctica se generó como
estimulante y alivio para las mujeres que daban a luz. Se dejaba un periodo de
tres a cuatro días después del parto para que la mujer se sometiera a esta terapia.
El ejercicio consistía en introducir a la mujer en un espacio de escasa área, ésta
se tenía que colocar en cuclillas o recostada sobre el piso, previamente cubierto
con un petate y algunas variedades de hierbas como jara, romero y eucalipto.
Previamente en el centro, o a un costado del temazcal se armaba un fogón de
leña en el que se apoyaba una parrilla sobre la que se depositaban tepalcates y
tejas principalmente, se daba tiempo a que estos artefactos ardieran al rojo vivo
para posteriormente incorporarles una infusión de plantas medicinales lo que
provocaba una intensa capa de vapor dentro del temazcal.

146
Contribución de la mujer otomí en la conservación de su habitación y patrimonio cultural/Rosas

La construcción del temazcal, consistía en cuatro muros de adobe de altura


cercana al metro y medio, en una de las fachadas se ubicaba una estrecha
abertura por la que ingresaban la paciente y una ayudante, dicha abertura era
cubierta por una cobija mientras durará la curación.
En ocasiones en el techo o en una de las paredes se podía apreciar un orificio
apenas de diez centímetros el cual tenía la función de chimenea para extraer un
poco del vapor que se generaba en el interior y crear condiciones de comodidad
a la paciente.
La idea de esta sauna era que la mujer eliminara toda las sustancias nocivas
de su organismo, depurara las vías respiratorias y el aparato digestivo —a decir
de las mujeres entrevistadas “para que no le entrara frió y no le hiciera daño la
comida”—, además de evitar la inflamación de su estructura corporal posterior
al parto. Las plantas empleadas para la infusión son: alcanfor, árnica, capulín,
eucalipto, jara, marrubio, mirto, pericón, pirul, hoja de roble (conocida como
aile), romero, ruda, santa maría, hierba del golpe, hierba del cáncer, endivia, pata
de león, hojas de durazno y hoja de manzana, tepozán, laurel, palma, estafiate
y ocote. La tradición también sugiere que el paciente beba una porción de esa
infusión después del baño, para evitar cólicos causados por enfriamiento.
En la actualidad, se continúa la práctica de bañar a la mujer después de un
evento como el que ya se señaló, la diferencia radica en que el objeto de apoyo
para bañar a la paciente puede ser una tina de plástico o lámina que se puede
colocar en cualquier habitación de la casa.

Mujer y vivienda

El rostro de la sociedad se genera a partir de los modos de producción de los bienes


materiales, como la artesanía y la vivienda. Es virtud de la capacidad humana
la creación de espacios definidos en función de su sensibilidad, de su apego a
ideologías, dogmas, valores y necesidades, pero además de las condicionantes
naturales que les envuelve. La vivienda en cualquier contexto social involucra
variables del orden utilitario, lógico, estético y social los cuales dan respuesta a
necesidades humanas, pero también es cierto que se deben incluir las relativas
a la identidad manifestadas en la parte emocional que los individuos confieren
al espacio, y en donde destacan las creencias y las costumbres, en una palabra
la expresión cultural. La disposición del espacio habitacional así como las
características formales y constructivas en la arquitectura son factores principales
que constituyen la identidad de las ciudades y de los pueblos; elementos como
el uso de recursos materiales y técnicas constructivas se hacen presentes en
cualquier asentamiento humano y por tanto la constitución de sus espacios

147
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

habitacionales o públicos denotan y aportan cualidades estéticas particulares


en cada sociedad.
Desde la óptica antropológica, el espacio tiende a resaltar el carácter
existencial, y un toque de la mujer otomí en esa concepción lo representa el
uso de espacios creados para que desarrolle parte de sus funciones como ama
de casa, como ejemplo el fogón, objeto cuya función está ligada a la mujer y
que además se convierte en un punto de reunión y convivencia familiar. Otro
ejemplo de la intervención de la mujer en la vivienda lo representa el interés
por incorporar a su entorno un complemento ornamental el cual consiste en
una variada colección de plantas multicolores ubicadas en el corredor de su
casa, el cual guarda significado especial, ya que es el primer elemento que da la
bienvenida y por tanto imagen y presentación estética a su bien patrimonial.
Con frecuencia, algunas familias católicas incorporan en su vivienda un altar,
el cual consiste en un espacio destinado a la fe y creencias religiosas, este lugar
contiene imágenes, veladoras y adornos florales, resguardados generalmente
por la ama de casa.

Mujer, trabajo artesanal y economía

Al igual que la mujer, los hijos contribuyen en la economía familiar, ya que en


determinadas épocas del año dedican gran parte de su tiempo a la venta de
banderas, adornos navideños y otros artículos artesanales que ellos mismos
manufacturan.
Las aves de corral que criaban las amas de casa eran aprovechadas no sólo como
alimento, sino que su plumaje permitía la elaboración de plumeros, artesanía
que hasta nuestros días perdura y que es una labor en la que la participación de
la mujer es trascendental, debido al trabajo paciente que éste requiere. En esta
labor suelen intervenir la madre y los hijos, mientras que corresponde al padre
salir a vender el producto a las ciudades.
En la actualidad las plumas son adquiridas en el rastro municipal, por un costo
de cincuenta pesos el kilo, esta cantidad es suficiente para producir un aproximado
de 40 plumeros los cuales comercializan por la cantidad de veinticinco pesos cada
uno. Una vez que se cuenta con la materia prima se procede a lavarla con jabón
y posteriormente se pintan con anilina de colores llamativos, a continuación se
tienden al sol y se debe esperar a que sequen para sujetarlas una a una, a un
palo de garambullo, aunque actualmente es más común el uso de otate, el cual
adquieren en los estados de Oaxaca o Guerrero. En promedio la familia elabora
30 plumeros por día. Cabe destacar que las mujeres reconocen que la venta de
este producto en el pasado era suficiente para vivir, hoy en día su demanda es

148
Contribución de la mujer otomí en la conservación de su habitación y patrimonio cultural/Rosas

baja debido entre otras situaciones a la aparición de artículos sintéticos similares


y de menor costo.
Es común que los indígenas aprovechen al máximo los recursos de origen
vegetal o animal, como el caso ya citado, otro ejemplo es que son recolectores
de plantas de ornato, las cuales deshidratan químicamente para que al final se
obtenga el producto que conocemos como naturaleza muerta, la cual tiene gran
demanda en las ciudades.
Cada año a partir del mes de agosto gran parte de la población se distribuye
en todo el territorio nacional para vender artículos con motivos patrios, mismos
que elaboran con varios meses de anticipación, destaca en ese sentido la
participación de la mujer otomí, quien es contratada como costurera y su trabajo
principal consiste en la manufactura de banderas y adornos varios.
Durante la época de invierno muchas familias de Jilotzingo aprovechan los
recursos que provee la naturaleza, de tal suerte que recolectan piñas, ramas
de árboles, perlilla y garambullo para transformarlas en figuras navideñas como
venados, campanas, coronas o diversos adornos de temporada, los cuales
les permitirán contar con un ingreso. Estas descripciones dejan ver el trabajo
familiar y colectivo que caracteriza a la población de Jilotzingo, formas de vida
que han creado costumbre y tradición.
Hasta aquí, sólo una parte de la contribución de la mujer en la conservación
del patrimonio cultural, desde la mirada de un profesional de la arquitectura.
Indudablemente este ejercicio en manos de estudiosos de la antropología y
la sociología o en trabajos multidisciplinarios, proporcionará un análisis más
detallado sobre cuestiones que no se han tocado aquí, como la religión, política
y la conformación de la autoridad, temas en el que la participación de la mujer
queda limitada en el territorio de Jilotzingo.

Conclusiones

Para que una cultura indígena no muera debe anclarse en la herencia de su


lenguaje, su cosmogonía y artefactos. La tradición sugiere en su definición,
creencias, saberes y modos de actuar que se transmiten y mantienen entre
generaciones, como hemos apreciado a lo largo de este estudio, las referencias
indican que la tradición se consolida con mayor fuerza en culturas étnicas pero,
además, es la mujer el eje principal donde prevalece y se conserva la cultura.
Las culturas indígenas en estos tiempos, representan para el discurso político,
un tema relevante de forma, pero no de fondo. Ya citábamos las características
que definen a los grupos étnicos por el hecho de compartir una cultura, una
lengua y un territorio, sin embargo hoy en día su conformación social se genera

149
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

a partir de los bienes de consumo que puede poseer, el desarraigo del lugar de
origen y el olvido de su idioma materno. Como medio que permita garantizar la
conservación del idioma otomí en el poblado de Santa Ana Jilotzingo, se sugiere
su incorporación, en los programas de educación básica y media básica. Además,
es necesario que los profesores participantes conozcan el idioma, así como las
tradiciones y costumbres del grupo, con el afán de llevar a cabo actividades que
promuevan la identidad.
Vivimos una época en la que se ha promulgado el derecho a la protección del
patrimonio cultural indígena, Jilotzingo lo representa, bien vale la pena poner
atención a su legado atávico, hallando los elementos que den continuidad y que
puedan ser rescatados hoy en día.
Queda de manifiesto que la forma de vida es pensada en virtud de las
actividades propias de una cultura híbrida, mezcla de tradición y posmodernidad
a la vez, donde es posible la presencia simultánea del fogón y el horno de micro-
ondas.

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151
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia


de género entre jóvenes universitarios

Norma Baca** y Graciela Vélez Bautista*

Introducción

Si bien, en lo general, los jóvenes muestran una opinión más liberal respecto de
los papeles que hombres y mujeres debemos cumplir en la sociedad, y aunque
es posible percibir algunos cambios menores respecto a las pautas tradicionales
de género, en su estructura paradigmática la juventud continúa con las lógicas
patriarcales referentes a la posición social de los géneros. La condición de las
mujeres respecto a los varones aún es desigual en tanto las características del
sistema patriarcal en las que ambos géneros han crecido y socializado —y de
las que se ha querido lograr que las nuevas generaciones tomen distancia para
acceder a relaciones de equidad— no son aún desterradas de nuestras realidades
sociales. En ese contexto, no hay duda que los procesos de identificación de
mujeres y de hombres se encuentran estrechamente relacionados con las
expectativas sociales y los procesos de aprendizaje construidos en torno de los
papeles asignados a cada género.
Las problemáticas asociadas con la juventud se han abordado frecuentemente
en relación con los estudios de la familia y de los procesos de socialización, de
los que destacan los distintos comportamientos y culturas sociales. Aunque el
concepto de juventud o de joven tiene una definición imprecisa, es frecuente
que se le asocie a una etapa intermedia en la vida de las personas (entre la niñez
y la vida adulta). Así, la juventud se suele tratar como una etapa de transición a la
que se otorga cierto grado de entidad propia en relación a momentos anteriores
o posteriores de la trayectoria vital de las personas. Es decir, que el referente de
juventud encierra siempre una dimensión de transitoriedad: la juventud “pasa”
(Carrasquer, 1997: 58-59).
Para poder indagar en las percepciones que jóvenes universitarios puedan
tener sobre las desigualdades de género es conveniente tener en cuenta
el carácter dinámico de las relaciones de género. Asimismo, es importante
* Coordinadora del Centro de Investigación en Estudios de Género y Equidad de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México.
** Investigadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad
Autónoma del Estado de México.

153
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

recordar que el origen de las desigualdades por razón de género tiene que
ver con la división sexual del trabajo y con el patriarcado, siendo la familia el
lugar privilegiado pero no el único donde se genera y se reproducen dichas
desigualdades. Además, se acepta la juventud como un periodo de aprendizaje
en el que se interiorizan y reelaboran los sistemas básicos de desigualdad
social, como un momento particular de confluencia de diversas estructuras de
desigualdad, siendo las de género las que aquí estamos enfatizando, pero no se
desconocen las condicionantes de clase social y de etnia, si fuera el caso.
En ese sentido, existen muchos grupos juveniles especiales, pero al menos
tres pudieran reunir características que los definen y diferencian: la juventud
que habita el espacio rural; los jóvenes adscritos a grupos sociales marginales
que habitan el espacio urbano-metropolitano; los estudiantes universitarios,
quienes son el único sector de la juventud socialmente reconocido a partir de
los años setenta. Aunque desde entonces, sus características esenciales han
variado, y la masificación y segmentación de las universidades han influido en el
cambio de imagen que la sociedad actual tiene de los universitarios.
El otro sector de la juventud con características muy definidas, pero también
muy afectado por penetrantes procesos de exclusión e incluso reclusión (en el
hogar, por ejemplo), son las mujeres jóvenes. Estas mujeres están afectadas por
la exclusión social en términos de su edad, de su género, de su clase y en su
caso de su pertenencia étnica. Así, las mujeres jóvenes parecen invisibles en los
movimientos juveniles y quedan “relegadas” en los de mujeres, sin embargo
cargan ya con tradiciones conservadoras en términos de sus roles en el hogar y en
la sociedad. Aunque desde la década de 1990, las jóvenes mujeres muestran una
clara tendencia a la integración social. Han ganado espacios de reconocimiento
al ir incrementando su participación en la educación y en el mercado laboral en
particular, aunque todavía en posiciones subordinadas y discriminatorias en la
mayoría de los casos (Rodríguez, 2001: 17).
Con este trabajo de indagación sobre las percepciones que jóvenes
universitarios tienen sobre las relaciones de género se espera abonar a
la explicación del papel de la cultura —en sus diversas expresiones— en la
reproducción y permanencia de patrones particulares de dominación de lo
masculino sobre lo femenino o en las transformaciones de las desiguales
relaciones de género predominantes en nuestras sociedades. Pues desde una
perspectiva sociocultural, se sostiene que las relaciones sociales construidas, así
como las percepciones que tenemos de éstas se forman en un amplio contexto
de factores sociales, culturales y políticos en donde la experiencia de la vida
cotidiana desempeña un papel importante. En particular, nos interesa explorar

154
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

en torno a cómo las y los estudiantes de licenciatura perciben los estereotipos


de género en su vida cotidiana.

Jóvenes universitarios

Las y los estudiantes universitarios participan de la centralidad del conocimiento,


y reconocen que actualmente éste es el motor de las transformaciones en curso
y herramienta básica de las sociedades para enfrentar sus desafíos. Asimismo,
están familiarizados con las tecnologías de la información, que hoy constituyen un
componente fundamental de los conocimientos sobre la “manera en que se hacen
las cosas”, pero la tecnología les significa el vehículo mediante el cual establecen gran
parte de su comunicación e interacción con su grupo y con otros grupos sociales.
En relación con lo anterior, en una época signada por la “institucionalización
del cambio”, la juventud y en particular los estudiantes universitarios, pasan a
constituir el segmento de la población cuya lógica de funcionamiento está en
sintonía con el ritmo de los tiempos. Es reconocido que los jóvenes tienden
a tener, en general, una menor aversión al cambio y suelen estar en mejores
condiciones de encarar los riesgos y las incertidumbres que implica, porque, a
diferencia de la situación predominante entre los adultos, sus hábitos y prácticas
aún no están enraizados en rígidas estructuras institucionales.
Pudiera decirse que los jóvenes actuales, y probablemente los del futuro, han
crecido en un contexto de permanente revisión y actualización de conocimientos
y prácticas por lo que, a diferencia de las generaciones adultas, no están anclados
a una masa de saberes y procedimientos. La situación social en la que ellos viven
su juventud y su condición de universitarios difiere en muchos aspectos a la de
hace tres décadas. No obstante, las bondades de su dinámico y flexible contexto,
los jóvenes llegan a vivir con mayor traumatismo o con una serie de tensiones y
paradojas su convivencia social.
Desde una perspectiva de género, el estudio de las relaciones de género en un
grupo determinado, permite tener en consideración diferencias y desigualdades
sociales que afectan la experiencia de vida de los jóvenes universitarios, en
este caso. Las relaciones de género estructuran muchas de las distinciones y
significaciones que se les atribuyen a los grupos sociales que interactúan en un
momento y contexto determinado. Asimismo, estas referencias se encuentran
omnipresentes en los procesos de socialización y por tanto, en los procesos de
construcción de identidad (Martínez, 1994).
Entendiendo la identidad no sólo como una experiencia individual, sino como
una construcción social que es mediatizada por un sistema económico, político
y cultural y que tiene su sentido y expresión en lo histórico-biográfico, es decir,

155
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

como el ámbito en el que se materializa la cultura a través de prácticas concretas.


En ese sentido, la identidad de género, implicaría —en tanto experiencia subjetiva
que matiza la experiencia social concreta— un referente propicio para indagar
cómo se materializan los paradigmas imperantes de lo masculino y lo femenino
en la vida cotidiana.

Relaciones de género en la comunidad universitaria

En México, el tema de la violencia hacia las mujeres en espacios universitarios,


recientemente ha empezado a estudiarse y son aún escasos los resultados
publicados1. En el caso de estudios internacionales sobre la materia, se pueden
diferenciar algunos hallazgos que “han comenzado a consolidarse en términos
de las variables asociadas a la producción de violencia” (Castro y Vázquez, 2008:
587). En tales investigaciones se ha planteado que la exposición a la violencia
en un contexto social específico parece tener consecuencias en la victimización
y perpetración de actos violentos en otros contextos. Por ejemplo, la violencia
sufrida en el ámbito familiar durante la infancia parece replicarse en la vida
adulta. Las evidencias de los estudios realizados muestran que los patrones
repetidos son resultado de complejos aprendizajes incorporados2 desde etapas
tempranas de la vida. También se señala el papel de la ideología patriarcal en e
establecimiento de relaciones de pareja donde se presenta la violencia, asimismo
se han mencionado diversos factores ideológicos relacionados con prejuicios de
género (Straus y Savage, 2005; Díaz-Aguado, 2006; en Castro y Vázquez, 2008).
Así, siguiendo la reflexión de Castro y Agoff (2008: 20) respecto a la
escasez de información sobre “[…] los esquemas de percepción, apreciación
y clasificación que los individuos usan al interpretar la violencia contra las
mujeres”, particularmente para el contexto mexicano; en este trabajo nos hemos
propuesto indagar sobre el carácter socialmente determinado de la violencia de
género contra las mujeres, así como el papel que ésta cumple en la reproducción
social del orden establecido, la indagación se hace en un grupo de estudiantes
de licenciatura de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).
1
De entre los estudios que han escrito sobre esta problemática sobresale el trabajo de Roberto
Castro y Verónica Vázquez (2008), en donde analizan las trayectorias sociales de mujeres
estudiantes de la Universidad Autónoma Chapingo para mostrar que la violencia que sufren las
estudiantes de esta universidad es expresión de una cultura machista y de domesticación de las
mujeres. Por otro lado, Carlos Fonseca y María Luisa Quintero (2008) desarrollaron un estudio
con estudiantes del área de psicología educativa de la licenciatura en Psicología de la Universidad
Autónoma del Estado de Hidalgo.
2
Castro y Vázquez (2008: 588) destacan en cursivas la palabra, advirtiendo al lector que hacerlo
tiene la intención de destacar el “significado particular, problematizado” que se le está dado a los
términos. Nosotras coincidimos en la importancia de destacar estas palabras en el sentido que los
autores lo hacen.

156
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Se parte de la noción de que el origen de la dominación masculina (Bourdieu,


2000) puede encontrarse en el conjunto de prácticas sociales que al mismo
tiempo que reproducen, legitiman la subordinación de las mujeres respecto a
los hombres. Estas prácticas tienen como base la arbitraria división sexual del
trabajo que se expresa en relaciones de dominación específicas, con derechos,
atropellos privilegios e injusticias que se perpetúan debido, principalmente, al
efecto de la violencia simbólica (Castro y Vázquez, 2008: 588-589).

Violencia de género

En nuestras sociedades occidentales la violencia ocupa un lugar no menor en la


construcción de las relaciones entre mujeres y hombres. La violencia constituye
un recurso más en la construcción de las desigualdades entre los géneros. Es
una forma de ejercicio del poder para mantener la dominación sexista. Tiene
un carácter estructural forjado a partir de la tolerancia social, lo que permite su
reproducción.
La estructura social efectivamente provee un marco de inequidad en la
distribución de poderes entre clases, entre razas y entre sexos y la desigualdad
es el más eficaz caldo de cultivo de la violencia. Aunque, como Marta Torres
(2004: 477) aclara: no toda desigualdad desemboca en violencia, pero lo que
sí es que “toda violencia se produce siempre en un marco de desigualdad. [Es
claro,] la violencia contra las mujeres continuará mientras subsista inequidad en
las relaciones entre los géneros”.
La violencia contra las mujeres es de diferente carácter y adquiere diferentes
manifestaciones en función de con quién se ejerce, es decir, con qué tipo de
mujer y en la circunstancia en que ocurre. Por ejemplo, está la violencia de la
restricción o control mediante lo económico, o la violencia de la imposición de
decisiones, del engaño, de la infidelidad, del abandono, la afectiva y la corporal
que implicaría desde gritos, maltratos, humillaciones, golpes, tortura e incluso la
muerte; estas acciones denotan actos de afirmación patriarcal sobre las mujeres,
que implican la cosificación de la mujer y la realización de la condición masculina,
en tanto se detenta el poder sobre las “cosas”, un extremo de este ejercicio
de poder es la violación o el abuso erótico porque en este acto se significa el
derecho de posesión y el uso de la mujer; pero como se ha dicho antes, existen
de hecho formas de violencia en las cuales la fuerza física no intervine.
La violencia de género, precisa Osborne (2009: 18) está definida por
cuatro referencias centrales: a) que es un fenómeno estructural; b) que es un
mecanismo de control; c) que representa un continuo (extremo de conductas que
se consideran normales); d) que existe una gran tolerancia hacia las conductas

157
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

violentas realizadas en contra de las mujeres. Es también importante mencionar


que la violencia contra las mujeres, tiene principalmente cuatro manifestaciones:
física, emocional, económica o sexual.
Pero, ¿la sociedad cómo asimila este tipo de abusos? En principio, en la
familia, es muy frecuente que ni la sociedad ni las víctimas lo conciban como
transgresión porque estas formas de abuso “se dan en el marco de la propiedad
privada del hombre sobre la mujer, en ella se disuelven, se aminoran, y encuentran
su legitimación [...] hay una relación política de dominio y de propiedad que
hacen que estos abusos sean válidos” (Lagarde, 1997: 281), las mujeres asumen
el contenido opresivo porque desde el punto de vista de los “valores ideológicos
dominantes” el hombre es su propietario, ella es su mujer, por lo que sus ideas,
reflexiones y deseos no tienen reconocimiento y para minimizarlos o anularlos se
realizan acciones violentas físicas y psicológicas expresadas de múltiples formas:
gritos, ridiculizaciones, humillaciones, golpes y castigos.
Siendo que la violencia contra las mujeres se reconoce como una expresión
de estructuras sociales basadas en la desigualdad fundamentada en la división
de roles entre hombres y mujeres y en el otorgamiento de un valor superior
a los considerados como masculinos (Castro, Riquer y Medina, 2006), lo
que tenemos, entonces, es que no obstante que la cultura tiene el papel de
reproducir, legitimar y dar sentido a la organización social, no genera violencia.
Veámoslo así: no hay duda que la educación tiene una función indispensable
para la transformación de los contextos de violencia en los que vivimos, a través
de ella la posibilidad de cambio se amplía, sobre todo cuando incluye contenidos
que fomenten “la democracia genérica” y los derechos humanos, no obstante
resulta insuficiente pues para la transformación de la condición de género en la
que están las mujeres es necesario modificar la sexualidad, el papel y la posición
de los géneros en las relaciones económicas, en las estructuras e instituciones
sociales; las mismas relaciones entre todos los ámbitos sociales deben ajustarse,
así como la participación social y política de las mujeres, las leyes y los procesos
judiciales (Jiménez, 2007).
En ese tenor, la violencia simbólica, en términos de Bourdieu (2000: 50)
“se manifiesta cuando los dominados aplican a las relaciones de dominación
categorías construidas, desde el punto de vista de los dominadores, haciéndolas
aparecer de ese modo como naturales”. En tal sentido, la violencia simbólica
instituye la manera más extrema y a la vez más sutil de dominación, ejercida sin
tener que recurrir a la coerción física abierta, por el contrario, hay colaboración
y convencimiento de los dominados porque estas referencias de dominante-
subordinada están incrustadas en el inconsciente.

158
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

A lo largo de diversos procesos de socialización, comenzando por el primario


en el seno de la familia, los individuos incorporan, es decir, somatizan, inscriben
en sus cuerpos, interiorizan las estructuras sociales que los constituyen y de
las que, a su vez, forman parte. Tal es el significado de la noción de habitus
(estructuras incorporadas) (Bourdieu, 1980, en Castro y Vázquez, 2008: 589).

Acercamiento al fenómeno

En los últimos tiempos la sociedad mexicana se ha visto sacudida por una cascada
de noticias que refieren al incremento de las manifestaciones de violencia en
nuestras comunidades. El espacio escolar, al igual que otros espacios sociales,
es escenario de episodios agresivos entre los miembros de su comunidad.
Esta situación debe entenderse a partir de la mayor fragmentación social y de
permanencia de las desigualdades sociales en nuestros contextos.
La investigación social sobre violencia de género en contra de las mujeres
en países como México se ha orientado, básicamente, sobre la línea de la
cuantificación estadística y de la correlación entre variables. El diseño de los
instrumentos utilizados en este tipo de investigaciones ha privilegiado el objetivo
de medir qué tanto las mujeres son violentadas y cuánto representa cada tipo de
violencia perpetrada hacia aquéllas. Además, la gran mayoría de los resultados
de investigación publicados sobre ese corte cuantitativo tiene una orientación
eminentemente epidemiológica, dejando de lado el análisis sociológico3.
En tanto los estudios con diseño metodológico cualitativo, privilegian el
análisis de significados que los sujetos atribuyen a sus experiencias; bajo esta
perspectiva los relatos o testimonios de actrices y actores relacionados en hechos
de violencia devienen en material de gran valor informativo para generar análisis
sociológico sobre la violencia de género en un contexto determinado.
El análisis cualitativo se centra en las particularidades de cada caso, pero
no renuncia a la búsqueda de regularidades (Glaser y Straus, 1967). El análisis
interpretativo nos ha permitido indagar en cómo los y las jóvenes universitarias de
la UAEMéx han sido colocadas en ruta de la lógica de la dominación masculina.
Lo que se presenta a continuación es probablemente el primer acercamiento
a las percepciones y prácticas que la comunidad estudiantil de pregrado de
la Universidad Autónoma del Estado de México tiene sobre las relaciones
de género; en ese sentido, para recabar la información que nos permitiera el
desarrollo del análisis, se utilizaron cuestionarios (sin fines estadísticos) y se
realizaron entrevistas en profundidad con los estudiantes; las dos técnicas de
3
El trabajo publicado de Roberto Castro, Florinda Riquer y María Eugenia Medina (2006) es una
excepción, en tanto desarrollan un interesante análisis de la Encuesta Nacional sobre Dinámica de
las Relaciones en los Hogares, 2003 (ENDIREH, INEGI).

159
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

investigación fueron desarrolladas entre octubre de 2009 y enero de 2010 y,


hombres y mujeres fueron convocados o invitados a participar del proceso.
El cuestionario fue de tipo estructurado, organizado en tres secciones:
Características sociodemográficas; percepción sobre las desigualdades de
género en la vida cotidiana; percepción sobre las desigualdades de género en
la vida cotidiana familiar y percepción sobre las desigualdades de género en
la vida cotidiana escolar. El cuestionario (con preguntas cerradas y abiertas) lo
respondieron 250 estudiantes de pre-grado4 (146 mujeres y 104 hombres).
De quienes respondieron el cuestionario, 73 por ciento residía en la ciudad de
Toluca5. En la realización del trabajo de campo nos dimos a la tarea de acercarnos
a los diversos planteles que la universidad tiene, por lo que pudimos recuperar la
“opinión” a través de las respuestas al citado cuestionario de jóvenes estudiantes
cuya residencia se encuentra en alguno de los municipios de la zona metropolitana
de Toluca (Almoloya de Juárez, Metepec, San Mateo Atenco, Zinacantepec), del
Valle de Toluca (Capulhuac, Ixtlahuaca, Santiago Tianguisteco, Tenango del Valle),
de la región sur del estado (Temascaltepec, San Simón de Guerrero, Tejupilco,
Amatepec y Tlatlaya), de la región norte del estado (Atlacomulco, Jocotitlán) y
del municipio de Texcoco, localizado en el Valle de México.
La Universidad Autónoma del Estado de México, cuenta con 21 Facultades,
10 Centros universitarios y dos Unidades académicas6 (Plan rector de desarrollo
institucional, 2009-2013). Los jóvenes que conforman la matricula de estudios
profesionales representan 65.3 por ciento del total de la matricula que atiende la
UAEMéx en el sistema dependiente7, por su parte, los estudiantes de bachillerato
y de estudios avanzados participan con 29.6 y 5.1 por ciento, respectivamente,
estas cifras para el ciclo escolar 2008-2009.
Los jóvenes que participaron con sus respuestas al cuestionario —que
pretendió captar su percepción respecto a las relaciones de género en la
comunidad universitaria— son estudiantes de 16 facultades, cinco centros
universitarios y, en conjunto, pertenecen a 34 licenciaturas diferentes
correspondientes a las diversas áreas de conocimiento, aunque casi una tercera
4
Los términos pre-grado, licenciatura y estudios profesionales son usados como sinónimos.
5
“La matricula universitaria representa 12.5 por ciento de la matricula total inscrita en la entidad
en estudios profesionales […]”. En tanto en Toluca, la matrícula de estudiantes de licenciatura
representa 56 por ciento del total de la matricula que la UAEMéx atiende en ese nivel académico
(Plan rector de desarrollo institucional, 2009-2013).
6
La UAEMéx, tiene presencia directa en 24 municipios, para la atención del nivel de estudios
profesionales, además de sus 21 Facultades ubicadas en Toluca; cuenta con 10 Centros
universitarios: Amecameca, Temascaltepec (incluye extensión académica Tejupilco), Tenancingo,
Valle de Chalco, Valle de México, Zumpango, Atlacomulco, Ecatepec, Teotihuacán y Texcoco; y con
dos Unidades académicas: Nezahualcóyotl y Tianguistenco.
7
El otro sistema es el incorporado.

160
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

parte de los entrevistados mediante cuestionario pertenecían al Área de Ciencias


Sociales. La participación involucró a estudiantes de diferentes semestres.
La estrategia que se siguió para la realización de entrevistas mediante
preguntas estructuradas y organizadas en un cuestionario fue visitar las
diferentes Facultades de nuestra universidad e ir solicitando a los estudiantes
transeúntes en las instalaciones de su escuela, respondieran el cuestionario. Así,
se fueron cubriendo las diferentes visitas a los espacios docentes universitarios,
al mismo tiempo nos trasladamos de Toluca a centros universitarios, localizados
en diferentes regiones del territorio mexiquense.
De entre las características sociodemográficas generales de quienes fueron
entrevistados mediante cuestionario estructurado, destaca que una tercera
parte de los respondientes tenían entre 17 y 19 años de edad, 50 por ciento
tenía entre 20 y 22 años; 14 por ciento tenía de 23 a 25 años, 1.8 por ciento
tenía entre de 26 a 28 años y el resto, 29 años y más. Además, 94 por ciento se
declaró como soltero; tres por ciento casado; dos por ciento en unión libre y
uno por ciento separado. El porcentaje de jóvenes que pertenecen a una familia
nuclear es considerablemente alto, pues en este caso 69 por ciento entró en esta
clasificación de familia; 17 por ciento dijo que su familia es del tipo ampliada y
cuatro por ciento mencionó pertenecer a otro tipo de familia, mientras que uno
de cada diez estudiantes mencionó que su familia la encabezaba una mujer.
Otro dato a destacar es que 89.3 por ciento de los estudiantes que participaron
con nosotras en responder al cuestionario escrito de entrevista, había nacido
en el estado de México. Más de la tercera parte (77 por ciento) mencionó que
profesa la religión católica, a ésta le sigue en presencia quienes se reconocieron
como Cristianos (4.1 por ciento), seguidos de los Bautistas y de los Testigos de
Jehová.
Por otro lado, las entrevistas con guía semiestructurada fueron realizadas a
17 varones y 28 mujeres. Para ello se invitó a las personas a participar en una
sesión de entrevista, informándoles de los objetivos de la misma y, por ende,
del tema de la conversación sobre el que nos interesaba conocer sus puntos
de vista y sus experiencias. Las entrevistas fueron gravadas y, posteriormente
fueron transformadas a texto para su codificación y análisis.
Los temas a explorar tanto en las entrevistas a responder de manera escrita
(a través de cuestionario) como en las entrevistas con guía semiestructurada
para seguir en conversación con el o la entrevistada, se mantienen en el interés
central de indagación de las relaciones de género y de la violencia de género en
el contexto estudiantil.

161
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Universitarios y relaciones de género. Explorando el binomio


Relaciones familiares y cambio generacional

El tipo de familia nuclear continúa siendo el principal en México, y en el caso de los


entrevistados también resulta así, aunque existen otras formas de organización
familiar como la de tipo extendida, la recompuesta o en la que sólo existe el padre
o la madre también tuvieron menciones. A este panorama podemos sumarle dos
referencias más; primero, que en más de 90 por ciento los jóvenes universitarios
son solteros; segundo que la gran mayoría no realiza trabajo pagado, es decir,
son estudiantes de tiempo completo; para el caso de los entrevistados mediante
cuestionario8, el dato es que sólo 23 por ciento trabajaba y estudiaba. De estos
últimos, la mayoría (52 por ciento) realizaba trabajo pagado en el comercio,
principalmente como empleados en establecimientos donde trabajan como
meseras, atendiendo un ciber café, en una franquicia de alimentos o como
vendedores, otros trabajan como comerciantes pero en un negocio familiar.
Más de una quinta parte de los que trabajan son asalariados como docentes
en bachillerato o secundaria, en hospital como asistente de enfermería, como
secretarias o capturistas. Mientras que los que se desempeñan en algún oficio
representaron 13 por ciento respecto al total de los que declararon trabajar y
estudiar, en este caso, los oficios que se mencionaron son: plomero, fotógrafo,
panadero, disc jockey o portero en algún residencial. Quienes realizan alguna
actividad económica relacionada con la licenciatura que están estudiando
pertenecen más bien a las áreas de la salud y de ingeniería en computación. Otras
menciones fueron estar empleados como obrero y como jornalero agrícola.
Al haber registrado que tres de cada cuatro estudiantes no realiza trabajo
pagado, pareciera que están dedicando su tiempo a actividades educativas, no
obstante, en la gran mayoría (87 por ciento) colabora en la realización de trabajo
doméstico en sus hogares, no se tiene referencia qué tipo de tareas realizan o
el número de horas destinadas a esas labores, pero sí se quiere destacar que la
mayoría de los jóvenes universitarios entrevistados tiene otras responsabilidades,
además de estudiar.
Pero, ¿cómo perciben estos jóvenes el ambiente familiar en el que viven?
Primero, es importante mencionar que aproximadamente 15 por ciento de los
estudiantes entrevistados reconoce el ambiente de su familia como muy bueno,
sin problemas; por diferencia, 85 por ciento identificó alguna causa de problema
familiar. Para estos últimos, las principales causas de problemas se muestran en
la siguiente tabla:
8
De ahora en adelante, al citar cifras de los estudiantes de la UAEMéx, la referencia es respecto a
los entrevistados a través de cuestionario.

162
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Sobresale la falta de comunicación en la familia. Si este motivo se interpreta


en relación con las otras menciones que se emitieron, quizá nos permita tener
un mejor entendimiento de lo que los estudiantes están diciendo. Por ejemplo,
mencionar la falta de convivencia y falta de tolerancia en el espacio familiar,
sugiere que los jóvenes no se sienten comprendidos por sus familiares, en
particular por sus padres pues mencionaron las referencias de diferentes edades
(léase conflicto generacional), autoritarismo, diferentes posturas ideológicas,
entre otras.
Los estudiantes también expresaron que sí son conscientes de algunos
problemas que tiene su familia, complicaciones como escasez de recursos
económicos, o conflictos emocionales entre sus miembros, pero, a decir de
los entrevistados, “con la familia no siempre puedes hablar de eso”, entonces
las amistades de la escuela son clave para comprenderles en sus pesares. Las
reuniones sociales con compañeros y amigos de la Facultad muchas veces
pueden ser espacios en los que se llega “a confesar algunas netas”, pero,

163
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

[…] sobre todo las mujeres nos platicamos de cómo nos sentimos…y en eso, con
las compañeras coincidíamos en que la mamá casi siempre tiende a reprochar,
por ejemplo dicen cosas como: “floja”, “no te apuras”, “no le echas ganas a la
escuela”, o sea, como que la mayoría siempre decía eso, y que “el dinero no
alcanza” y cosas así que aunque tú no quieras hacer mucho caso, si te presionan
y la verdad a veces no sabes qué decir” (mujer).
Al parecer, la sociabilización entre pares resulta necesaria no sólo para sentirse
comprendidos sino para afirmar la propia identidad en contraposición a la de los
demás, que para el caso del que hablamos, éstos pudieran ser los adultos, los
que son de otros tiempos, los padres, pero también el otro género, siguiendo las
palabras de Leticia “sobre todo las mujeres nos platicamos cómo nos sentimos”,
deja ver que percibe que hay diferencias de género en las comunicaciones que
se hacen, aún entre pares.
Las relaciones personales entre generaciones de padres e hijos con cierta
frecuencia resultan conflictivas, desde la percepción de los jóvenes, algunos
padres y madres “son muy cerrados” a las nuevas formas de convivencia entre
hombres y mujeres.
La percepción de falta de tolerancia de los “adultos” responsables del hogar
y de la familia, que en la gran mayoría de los casos esta figura son el padre
y la madre, con menor frecuencia en el hogar recaería por diversas causas,
la responsabilidad sólo en alguno de los padres. Para Mónica, su padre es
intolerante con ella pues
[…] a mí me gusta mucho jugar billar, entonces cuando empecé a jugar, yo bien
feliz, pero llegaba a mi casa y mi papá me decía: ¿por qué te fuiste a meter a ese
lugar? pero me lo decía muy alterado, según él porque en sus tiempos, la mujer
que entraba al villar era una cualquiera, pero yo digo: obviamente los tiempos
cambian (mujer)
Los tiempos cambian pero ciertas ideas prevalecen pues aunque el padre
vive los mismos tiempos que Mónica, la lectura que hace de las situaciones dista
mucho de la de ella.
Desde luego que la intensidad del conflicto —si es que existe— en la relación
padres-hijos es variable para cada caso, para Karla, la relación familiar le resulta
difícil, al respecto declaró “en mi caso familiar hay golpes y muchos reclamos de
mi mamá; ella siempre me está presionando, yo creo que quiere que me vaya”.
Pero la reflexión de Karla va más allá de reconocer que padece violencia
Mi mamá habla con muchas groserías y no quiero que a mi hija le haga lo mismo…
yo quiero que mi hija no me vea tan insegura, tan indecisa… Quiero trabajar
primero, para salirme de mi casa, irme con mi hija y darle a ella oportunidades
para que no sea tan débil, tan sumisa… mi mamá a pesar de todo también sufre,

164
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

creo que a ella la golpeaban mucho, así la educaron, yo creo que así era mi abuela
pero ¡no quiero ser así!
¿Te gustaría casarte?
A veces sí. Pero igual si no me caso pues no pasa nada, pero me gustaría que fuera
así de rito y todo, el vestido y esas cosas, estaría padre… o igual y puedo vivir con
alguien en unión libre…
¿Y tu mamá qué diría?
Yo creo que sí lo aceptaría porque ella se casó con mi papá y después ahora está
en unión libre con su pareja, yo digo que no le importaría tanto que yo viviera
así
¿Qué situación en la que te encontraras no aprobaría tu mamá?
Que volviera a salir embarazada, otra que ande con un casado (mujer).
Además, existe un señalamiento de desaprobación con ciertas conductas de
la abuela que Karla quiere evitar se repliquen en su hija, también reconoce en sí
misma que esta situación de abuso verbal y físico que recibe de su madre la hace
sentir débil y sumisa, sensación que rechaza. Hay también cierto convencimiento
de que habrá tolerancia hacia la forma en que decida vivir en pareja pero es clara
la idea de que su madre desaprueba una relación con un hombre casado.
Los sentimientos expresados por Karla entorno a la situación de violencia
física y psicológica en la que vive con su madre, contrastan con la ilusión de una
posible matrimonio religioso.
Pero, si como se dijo arriba “los tiempos cambian” y tres y de cada cuatro
entrevistados manifestaron que desde su punto de vista sí se había registrado
un cambio significativo en ser mujer u hombre respecto a la generación de sus
padres, entonces ¿cómo perciben actualmente los jóvenes las relaciones entre
hombres y mujeres?
De las menciones hechas, casi 62 por ciento uso términos que pudieran
considerarse como positivos para identificar a las actuales relaciones entre
hombres y mujeres y una tercera parte utilizó referentes que pudiéramos
identificar como negativos. En tal sentido pareciera que en lo general los
jóvenes perciben que las relaciones entre los sexos han mejorado con el
tiempo, atribuyéndoles referentes como equidad, libertad, enriquecedoras, no
discriminatorias. Ello tiene que ver con la imagen que las jóvenes tienen de las
generaciones anteriores, principalmente de las mujeres
[…] creo que antes, la mujer se callaba mucho ante cualquier tipo de abuso, se
callaba y ni siquiera lo comentaba con sus amigas y también se les hacía normal
llegar a una casa y ver una relación donde hubiera violencia, me acuerdo de mi

165
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

abuelita, la mamá de mi mamá, ella platicaba mucho que al vivir con su esposo,
él podía ordenarle lo que quisiera, y mientras tanto él salirse a la calle, ella
siempre estaba en la casa, todos los días de la semana pues cuidaba a sus hijos
todo el tiempo. La mujer debía ser abnegada, ese era el prototipo de mujer. Pero
la mentalidad ya cambió y ahora escuchamos “no te calles, esto es abuso”, no
sé, algo empezó a cambiar, y empezó a cambiar la forma de pensar de la gente
(mujer).

Al decir que ha cambiado la forma de pensar de la gente, en realidad


tenemos evidencias de que la forma de pensar que más ha cambiado es la de las
mujeres, y de algunas mujeres porque no hay duda que en nuestras sociedades
todavía prevalecen de manera significativa grupos y sectores sociales que siguen
considerando como vigente el prototipo de las mujeres abnegadas del que
Mónica habla.

166
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

167
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Si exploramos un poco en las cualidades que los estudiantes anotaron (en


respuesta abierta) como positivas según su género, se observa que las mujeres
hicieron menciones más variadas que los varones. Las mujeres identificaron
como cualidades de su género (cuando registran 100 por ciento): la vanidad
femenina, el poder de elegir, el poder de dar vida (tener hijos), la perseverancia,
no hacer trabajos que requieran de mucha fuerza física o la capacidad para
hacer varias cosas a la vez. Ellas también mencionaron cualidades como
independencia, lealtad, racionalidad y la fortaleza de las mujeres, ello llama la
atención porque deja ver la diversidad del pensamiento de las mujeres, a la vez,
que dos perfiles de lo que identificaría al género femenino desde el punto de
vista de las universitarias entrevistadas. Un perfil esbozado a partir de atributos
tradicionales y otro que le atribuye a la identidad de las mujeres, cualidades que
hasta hace apenas unos años sólo se adjudicaban a los varones.
Por su parte, las respuestas de los hombres (cuando registran 100 por
ciento) refieren a cualidades como poder brindar protección, rudeza, no ser
tan sentimentales, capacidad para proveer a una familia y que entre hombres
mantienen solidaridad de género, atributos claramente identificables con el
estereotipo tradicional del varón en México. Llaman la atención las menciones:
no tener embarazos y sufrir menos violencia, en el segundo caso pudiera
interpretarse como una mención “consciente” a partir de reconocer que en
nuestras sociedades la posición subordinada de las mujeres las ha hecho las
principales víctimas de la violencia de género.
Por otro lado, las menciones compartidas por hombres y mujeres refieren a
ejercer libertad y tener mayores oportunidades, en estas dos menciones más
hombres que mujeres están convencidos que son características de su género;
mientras que fortaleza, inteligencia y responsabilidad son atributos que más
mujeres que hombres consideran propio de su género.
No hay duda que se han registrado importantes cambios en las construcciones
de identidad de género, para algunas estudiantes las transformaciones han sido
tan considerables que mencionan como atributo central de las mujeres en la
actualidad ejercer su libertad, cualidad que comparen con los hombres, y no se
centran en definir a las mujeres a partir de la maternidad y otros rasgos en torno
al papel femenino en las familias.
Para Lucía
[…] Todavía la mujer está reprimida socialmente, ¿no?, limitada para hablar
o hacer, entonces en el momento que la mujer decidió hacer muchas cosas y
alzar la voz, entonces el hombre como que se queda atrás… no avanza pues, y
no es generalidad, hay hombres que sí han entendido los cambios pero son más
comunes los hombres que se quedan en su idea, ahora es así, ahora ellos se están
reprimiendo de unas cosas […] (mujer).

168
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

El planteamiento que esta joven hace resulta por demás interesante, pone en
la mesa la vigencia de la posición de género para el caso de las mujeres, al mismo
tiempo que se reconocen los cambios que socialmente se han registrado y que
han contribuido a redefinir las características que identifican a cada género; pero
sobre todo, este planteamiento estable la comparación entre los hombres y las
mujeres en su capacidad o disposición de adaptación al cambio social, desde su
punto de vista, los varones que “se han quedado con sus ideas” anquilosadas
respecto a lo que define a las mujeres, se están reprimiendo así mismos. En ese
sentido, una estudiante comentó:
[…] a lo mejor no todos pero si me ha tocado varias veces ver a hombres que se
intimidan mucho al ver una mujer más segura que ellos, más capaz de realizar
algo, que tiene mejor trabajo, que reclama sus derechos como persona o que
gana más dinero que él, ¡y hombres de diferentes edades eehhh!...con esas
mujeres muchos hombres suelen intimidarse, incluso pueden empezar a portarse
más posesivo […] (mujer).
Los condicionamientos sociales establecidos a partir de costumbres, han
ubicado posiciones sociales diferenciales para cada uno de los géneros, en
ese contexto, cuando el movimiento feminista comienza a cuestionar el orden
patriarcal, surgen de manera inmediata incomodidades o turbulencias que todo
cambio lleva consigo, las manifestaciones de esas resistencias son variadas, pero
dentro de la diversidad de manifestaciones de rechazo también se sobrepasan
límites y se entra al terreno de la violencia de género.
Pero hagamos un retorno necesario para entender en parte, por qué
atribuimos posiciones y papeles sociales diferentes a unos y otras, a la pregunta
básica de ¿por qué somos diferentes? Se obtuvieron las siguientes respuestas:
una tercera parte de los estudiantes de licenciatura consideran que las diferencias
entre mujeres y hombres son básicamente de tipo biológico, mientras que 16 por
ciento lo atribuye a cuestiones sociales, seis por ciento encuentra explicación
en el sistema sexo-género; 1.4 por ciento dijo que es cultural y 0.5 por ciento
mencionó que por educación, estas razones socioculturales en conjunto
significan aproximadamente una cuarta parte de los entrevistados, entonces lo
que tenemos grosso modo, es que prevalecen explicaciones de tipo biologicistas
a las explicaciones sociales. No obstante que supuestamente es una discusión
que, para el feminismo, se considera agotada desde por lo menos hace cuatro
décadas.
Sin embargo, cuando tocamos el tema de qué es lo que resultaba más negativo
en la relación entre hombres y mujeres en una generación anterior, claramente
se expresa la desigualdad de género en donde el machismo encabeza la

169
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

desaprobación. Pareciera existir la idea de que en materia de relaciones de género


la generación de los padres y más aún la de los abuelos estaban verdaderamente
mal en términos de equidad de género pues eran evidentes los abusos hacia
las mujeres, pero cuando se preguntó a los jóvenes por las diferencias entre
géneros en su generación las razones estuvieron inclinadas hacia el plano de
lo natural. Parecen más críticos con la situación de otra generación que con la
realidad que actualmente viven.
No perdamos de vista que el patriarcado es un sistema metaestable de
dominación (Amorós, 2005) ejercido por los individuos que, al mismo tiempo,
son moldeados por él. Para el feminismo, que el patriarcado sea metaestable
significa que
sus formas se van adaptando a los distintos tipos históricos de organización
económica y social, preservándose en mayor o menor medida […] su carácter
de sistema de ejercicio del poder y de distribución del reconocimiento entre los
pares (Puleo, 2005: 40).

Sociedades con violencia


Familia, amores y maltrato

Es posible pensar que la identificación de la familia como espacio de protección


para las personas podría deberse a dos factores que se presentan de forma
simultánea. Por un lado, se mantiene el discurso de la familia como el “nido de
los afectos” en contraposición al espacio racional e impersonal de lo público
(Saintout, 2007).
No obstante, en ocasiones las relaciones familiares son complicadas para la
juventud. En muchos casos la posición de los jóvenes en la organización de la
familia es vulnerable, y en otras ocasiones la identidad de personas, impregnada
de las formas y esencias de las relaciones familiares, se van construyendo con
elementos de violencia, la cual no siempre identificamos como inadecuada, tal
como lo es, pues está tan “inserta” en la cotidianidad que nos acostumbramos a
ejercerla y a padecerla.
La confianza en las madres parece superar a la confianza sentida hacia los
padres. Además, llama la atención que los hombres sean los que más desconfían
de su mamá y de su papá, podría decirse en este sentido que los hombres son
menos confiables y son más desconfiados. Las formas y el trato de la relación
que tienen los padres en el hogar resulta una referencia interesante en tanto
pudiera ser tomado como ejemplo directo para los niños y los jóvenes respecto
de las relaciones entre hombres y mujeres en la adultez.

170
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

Es frecuente que no abordemos nuestras diferencias a partir del diálogo, se


recurre por lo general a la anulación del otro mediante la indiferencia o en su caso
a la discusión en sus distintas intensidades y formas en que se puede presentar
una discusión familiar. En otros casos, se presenta el abandono del hogar por
parte de alguno de los padres. La mención de “porque me lo dicen” da sentido a
las otras menciones respecto a que los jóvenes, básicamente, son espectadores

171
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

en las discusiones de sus padres, leen e interpretan la situación pero es mínimo


el número de jóvenes que reciben información o una explicación por parte de su
papá o su mamá que contribuya a entender la crisis familiar.

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

La existencia de violencia en nuestras vidas no es una situación que se


reconozca fácilmente, en el caso de los jóvenes entrevistados, sólo uno de cada
cuatro consideró que en su familia hay violencia, estos jóvenes identifican varios
de los diferentes tipos de violencia que hay, 18.2 por ciento claramente identificó
una situación de violencia de género en su hogar; la violencia psicológica les
resulta más identificable, seguida de la violencia económica y de la violencia
física, en el caso de esta última que implica golpes, en por lo menos una de
cada diez familias de los estudiantes entrevistados existe actos de violencia que
incluyen agresiones físicas.
Sólo 16 por ciento de quienes respondieron el cuestionario dijo haber
presenciado algún abuso contra su madre. Tres de cada cuatro mujeres abusadas
tuvieron como principal agresor a su compañero sentimental, 15 por ciento de
los agresores son los familiares de la madre del estudiante. Con lo anterior se
tiene que 81 por ciento de los abusos cometidos ocurrió en el seno familiar.
En el marco del abuso a las mujeres del que estamos hablando, la principal
agresión fue de golpes, insultos y gritos de amenaza. Cuando el agresor era un

172
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

desconocido fue porque ocurrió en la vía pública siendo, presumiblemente, en


el marco de un robo.
A decir de los jóvenes, sólo una de cada cinco de estas madres de estudiantes

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para


Objetivo 4 Proyecto FE 09/2010.

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4 Proyecto
FE 09/2010.

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Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

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Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4


Proyecto FE 09/2010.

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Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4 Proyecto FE 09/2010.
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales
Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

que fueron abusadas, denunció, 79 por ciento lo dejó sin denuncia. La violencia
es una situación que se tiende a ocultar o a tolerar, por lo que las cifras de
violencia hacia las mujeres suelen estar subestimadas significativamente.
Por miedo las mujeres no denuncian a sus agresores, pero ¿miedo a qué?
Las otras menciones pueden contribuir a orientarnos respecto a lo que tendrían
miedo: a perder al hombre, a no ser apoyada por familiares y por las autoridades
para castigar suficientemente al agresor o a perder su condición económica o
quedar exhibidas ante los demás como mujer maltratada. Quizá el miedo es
a recibir más violencia, no obstante que estas mujeres saben que están en el
centro de un contexto de violencia y van a seguir abusando de ellas.
Asimismo, no saben sus derechos, mencionaron algunas personas, pero
para resolver el problema ¿es suficiente saber nuestros derechos para actuar?
La mayoría de las menciones, a esta pregunta abierta, refieren a la falta de
capacidades de las mujeres violentadas pero ¿qué hay de los agresores? ¿Por
qué lo hacen? ¿Cómo llegaron a ser hombres agresores? ¿Cómo se hicieron
mujeres abusadas?
A la pregunta ¿consideras que en tu familia hay violencia? Sólo 26 por ciento
respondió que sí; 16 por ciento ha presenciado abusos contra su madre donde

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo


para Objetivo 4 Proyecto FE 09/2010.

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Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4 Proyecto
FE 09/2010.

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Percepciones sobre las relaciones de género y sobre la violencia.../Baca y Vélez

Fuente: elaboración propia con base en trabajo de campo para Objetivo 4 Proyecto
FE 09/2010.

en 75 por ciento el agresor era el padre. Ahora, la pregunta ¿en algún momento
de tu vida has recibido golpes? 37.4 por ciento dijo que sí. En la niñez es cuando
la mayoría de las personas con las que nos entrevistamos recibieron golpes y
maltrato, en la adolescencia continúa la violencia física, y aún siendo mayores
de edad muchos estudiantes declararon que recientemente fueron golpeados,
mientras que cuatro por ciento dijeron que desde siempre han sido golpeados.
No hay duda que la mayor violencia se encuentra en casa, los hombres son
los principales golpeadores: el padre, el esposo, los hermanos, pero la madre
también participa activamente sobre todo en la violencia hacia los infantes. Para
las mujeres, la ola de violencia se da desde los padres, los hermanos, luego para
algunas, el novio y más tarde el marido. En el caso de los hombres, después
de los padres, recibe golpes de hermanos y sobre todo en riñas con amigos,
compañeros de escuela o con desconocidos.
La mayoría (60 por ciento) de quienes han sido agredidos físicamente
mencionaron que la razón fue que desobedecieron órdenes, sólo 10 por ciento
reconoció que la persona que lo golpeó lo hizo porque es violenta.
En la entrevista, le pedimos a los estudiantes que de una lista marcaran si
sabían que por lo menos una tía, hermana, amiga, compañera, vecina, abuela,
novia, prima, empleada, profesora había sido maltratada por un hombre, todas

179
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

las opciones fueron marcadas por todos. La violencia y la violencia de género es


más común de lo que queremos reconocer.

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182
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

Bajo condena: mujer, culpa y autonomía

Velvet Romero García*

Introducción

En los últimos años se ha incrementado de manera significativa el interés de


diversas disciplinas por estudiar los aspectos de la delincuencia, la criminalidad,
los sistemas de sanciones y la rehabilitación. Ante el número creciente de
personas que ingresan a instituciones penitenciarias el tema ha cobrado gran
relevancia; sin embargo, la mayor parte de las investigaciones en este campo
se han llevado a cabo con población masculina, sufriendo las mujeres un nuevo
proceso de discriminación y marginación al no ser consideradas como población
prioritaria.
Las primeras aproximaciones que se dieron a los estudios de las mujeres en
reclusión en México, buscaban principalmente responder a la interrogante de por
qué las mujeres delinquen, “antes de preguntarse acerca de las circunstancias
sociales en que lo hacen o las diferencias que podrían encontrarse en el trato
que reciben por parte de la justicia” (Azaola y Yacamán, 1996: 19) y peor aún, se
apelaba a explicaciones biologicistas o psicologicistas para explicar la criminalidad
femenina, lo cual no hacía más que reproducir y reactualizar los estereotipos de
género ya existentes.
Los estudios que intentan escuchar las voces de las mujeres desde su
subjetividad son de reciente creación, una forma de llegar a ella es mediante
la utilización de las historias de vida, que posibilitan la comprensión de las
representaciones culturales y la forma en que los individuos se apropian de
ellas. Para Díaz y González Rey (2005), la subjetividad se construye mediante la
interacción con los otros, su cualidad dinámica permite re-significar y re-crear las
experiencias cotidianas, las emociones y los procesos simbólicos provenientes
de la cultura.
Para el caso que nos ocupa, las mujeres han sido construidas —mediante
los procesos de socialización— con base en una serie de estereotipos que las
limitan en ciertos aspectos de su vida, Bedolla y Bustos (2000) mencionan
que la subjetividad femenina —mexicana— está constituida a partir de cuatro
* Profesora de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de
México.

183
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

elementos: la maternidad, el goce sexual, la seducción y la generosidad; cualquier


trasgresión real o percibida de estos patrones de comportamiento pueden dar
pauta a la aparición de la culpa.
La culpa es un concepto que se manifiesta en tres vertientes: el psicológico, el
religioso y el jurídico. El primero se refiere a la valoración cognitiva y afectiva que el
sujeto hace de sus acciones (Zabalegui, 1997), el religioso describe la percepción
de haber cometido un pecado, por realizar o no una acción (Condrau, 1968) y
el jurídico está relacionado con la trasgresión de una norma legal (Carranza y
Trujillo, 1997).
Instaurado en la subjetividad, el sentimiento de culpa puede ser un mecanismo
cultural que pretende controlar las acciones de las personas, limitando su
capacidad de autonomía y toma de decisiones; en este estudio, se parte de la
hipótesis de que la culpa se inserta en la subjetividad de las mujeres debido
al incumplimiento y/o trasgresión de las normas sociales que se establecen
especialmente para ellas.
Para la realización de este trabajo, se requirió la colaboración de ocho mujeres
recluidas en el penal de “Santiaguito”, Almoloya de Juárez, estado de México; a
través de sus historias de vida, se van entretejiendo sus propias experiencias
con la compleja red de estereotipos culturales designados para lo femenino, sus
narraciones permiten visualizar las maneras en que su subjetividad se ve influida
por el sentimiento antes descrito.
A pesar de que la experiencia del encierro es percibida como difícil y dolorosa,
también se presenta como una oportunidad de crecimiento personal; este nuevo
dato aporta otras posibilidades y da una perspectiva diferente a la reclusión:
el internamiento no anula la subjetividad, sino que ayuda a reconfigurarla de
maneras inesperadas.

Marco metodológico

El presente estudio está basado en una metodología de investigación cualitativa,


cuyo propósito consiste en “reconstruir la realidad, tal y como la observan
los actores de un sistema social previamente definido” (Baptista, Fernández y
Sampieri, 2003: 5). Este tipo de aproximaciones, no sólo supone la descripción de
la realidad social y sus actores, sino que implica una comprensión y aprehensión
de la misma.
Al utilizar el estudio descriptivo, se buscó “especificar las propiedades, las
características y los perfiles importantes de personas, grupos, comunidades
o cualquier otro fenómeno que se someta a análisis” (Danhke en Baptista,
Fernández y Sampieri, 2003: 117), lo cual permitió visualizar los acontecimientos

184
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

culpígenos dentro de la historia de vida de las mujeres y su relación con sus


decisiones posteriores, entre ellas la comisión del acto delictivo.
La muestra fue seleccionada mediante el diseño intencional no probabilístico.
Se utilizó un muestreo de casos extremos, el cual se “focaliza sobre aquellos
casos que son ricos en información a causa de que son inusuales o especiales en
alguna forma” (Baptista et al., 2003: 126). La muestra estuvo conformada por
mujeres de 35 años o más, que estuvieran recluidas en el Centro de Prevención
y Readaptación Social, “Santiaguito”, estado de México; sentenciadas por
cualquier delito del fuero común o federal sin importar el tiempo compurgado
y que profesaran la religión católica. En la siguiente tabla se muestran las
características de las mujeres participantes1 (véase tabla).

Tipo Tiempo
Participante Delito de delito Sentencia compurgado
Mónica Robo de infante Común 10 años 1 año
Privación ilegal
Elena Federal 50 años 6 años
de la libertad
Privación ilegal 32 años, 6
Aurora Federal 8 años
de la libertad meses
Privación ilegal de la
Ofelia libertad y asociación Federal 25 años 8 años
delictuosa
1 año,
Julia Fraude Común 4 años
4 meses
Violación a la Ley General
Estela Federal 10 años 4 años
de Población
Sofía Delitos contra la Salud Federal 10 años 5 años
Falsificación de
Amanda Común 4 años 11 meses
documentos

Se utilizó como fuente de recolección de datos las historias de vida, éstas son
una manera de recuperar la memoria y narrarla en los términos propios de las/
los actores sociales, ayuda a comprender cómo se organiza lo social desde la
subjetividad, permite explorar la multiplicidad de significados y elaboraciones
que las personas hacen respecto de sus experiencias.
Se utilizó como estrategia de interpretación, el análisis de discurso, éste
incorpora el uso del “contexto” en la descripción de textos escritos y orales, al
incluir este punto, se involucran también aspectos de la sociedad y la cultura,
1
Tanto los nombres de las participantes como los mencionados por ellas, fueron cambiados
intencionalmente para preservar su privacidad.

185
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

además confluyen variables como el “género, clase, etnia, edad, origen, posición
u otras formas de pertenencia grupal” (Silva, 2002: 1).

Marco teórico
Primera parte: la culpa

La culpa2 es un sentimiento complejo, configurado por valoraciones cognitivas, y


afectivas, resultado de la percepción subjetiva de haber trasgredido un sistema
de valores morales específico para cada cultura y está acompañado de ciertos
patrones de comportamiento que afectan las decisiones ulteriores de la persona
(Zabalegui, 1997).

Culpa psicológica

El ser humano no nace “moral”. La cultura —con todas sus Instituciones—


interviene en la creación de esa “conciencia moral” como la llama Zabalegui
(1997), se trata de un reflejo de las normas sociales que han sido introyectadas
previamente. Desde el punto de vista psicológico, “la culpa es fundamentalmente
una valoración, cognitiva y afectiva, de comportamientos, cuando éstos no están
de acuerdo con una determinada escala de valores morales” (Zabalegui, 1997:
125). Por lo tanto, la culpa sería una construcción social, que sirve a un orden
determinado y que intenta regular las conductas.
Este control social es informal y está diferenciado por género; las normas,
valores y estereotipos no son iguales para todos los sujetos. Las normas sociales
que han sido introyectadas por las mujeres pertenecientes a este estudio,
revelan una serie de estereotipos marcados para su género: desear ser madre,
anteponer los deseos de los otros a los propios, “resistir” la violencia generada
por su familia de origen y posteriormente por sus parejas, no quejarse y proteger;
cuando se trasgrede cualquiera de estas normas, las sanciones pueden generar
la “vivencia de la culpa” como Castilla del Pino (1979) la llama.
La culpa implica un juicio de valor —percepciones o pensamientos— sobre
las acciones realizadas, “el que una acción determinada se repute culpable, y nos
depare sentimientos de culpa, no depende intrínsecamente de la acción misma,
sino del valor que a ella conferimos” (Castilla del Pino, 1979: 46) y precisamente
este valor que se le confiere a determinada acción proviene de los otros3, de sus
reacciones tras haberse cometido la acción “culpable”.
2
Culpa proviene del antiguo alemán sculd o scult que significa “lo que uno debe o a lo que está
obligado, una obligación o una actividad a la que uno está vinculado” (Condrau, 1968: 117).
3
En el proceso de socialización, las normas y valores que en un inicio son externas, se van
interiorizando en la psique del sujeto, de tal manera que posteriormente, la persona presume
estas normas como propias y ya no necesita un agente “externo” para regir su conducta, sino que
las restricciones ya actúan desde el interior.

186
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

Las decisiones que se tomen mientras se encuentre presente el sentimiento


de culpa podrán no ser las más idóneas, esto debido al temor “ante la posibilidad
de que esta otra acción —que ahora forzosamente he de llevar a cabo- me haga
de nuevo culpable— y ‘más culpable’” (Castilla del Pino, 1979: 64-65). De este
modo, la persona se inserta en un círculo vicioso: se siente culpable, por lo tanto
no toma las decisiones adecuadas o simplemente evita tomarlas, para no volver
a equivocarse; sin embargo, esta respuesta trae consigo más sentimientos de
culpa, por no haber querido realizar la acción, o hacerla parcialmente.
Al parecer, algunos de los actos cometidos por estas mujeres estaban muy
relacionados con tratar de disminuir este sentimiento culpígeno, por ejemplo,
no imponer reglas a las/los hijos debido a la certeza de no haber sido buena
madre y para el tema que nos atañe: la percepción de que eran merecedoras
de tal castigo (la reclusión) por haber hecho “algo” indebido que no estaba
relacionado ni remotamente con su delito, por ejemplo, haberle causado un mal
a la pareja. La culpa entonces, puede estar presente al momento de cometer un
delito y mantenerse incluso después de su ejecución.

Culpa religiosa o teológica4

La religión aporta a la sociedad, las posiciones, roles y comportamientos


adecuados que deben mantener los sujetos. Desde las concepciones católicas
ningún ser humano se escapa del pecado5, es más, se nace con él, es hereditario.
Este pecado se elimina por medio del sacramento del bautismo; sin embargo,
tiene consecuencias permanentes para los seres humanos, su naturaleza maligna
sobrevive y por lo tanto, existe siempre la posibilidad de quebrantar las leyes
divinas y continuar pecando.
La religión es otro agente de socialización que refuerza lo aprendido en
la familia, utiliza íconos para transmitir sus enseñanzas, tenemos así mujeres
buenas como las santas o las vírgenes y otras malas como Lilith6 o Eva. El control
religioso que se ejerce para las mujeres está encaminado a generarle culpa si
falta a las dos dimensiones de la “vocación de la mujer” —como Juan Pablo II
(1988) las llama: la maternidad y la virginidad, y quizás se podría agregar una
tercera, la de esposa.
4
En este apartado se hablará de la concepción de culpa-pecado de la iglesia católica, esto debido
a que 92 por ciento de la población en México declara profesar esta religión.
5
“La culpa en sentido teológico es pecado” (Condrau, 1968: 115), se refiere a tener pensamientos,
expresarse por medio de la palabras, realizar o no actos; todos ellos cometidos por libre voluntad
y en plena conciencia de su carácter trasgresor.
6
Lilith era la primer esposa de Adán, Dios los creó a ambos del mismo barro y por lo tanto estaban
en igualdad de condiciones, cuenta el mito que un día Lilith se quejó de tener que “yacer” debajo
de Adán, como “no consiguió justicia ni Adán atendió su necesidad, de esa disputa provino la
primera ruptura matrimonial” (Robles, 2003: 26), ella lo abandonó y se casó con Sama el diablo

187
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

A diferencia de la culpabilidad jurídica, que tiene como polo opuesto el


castigo; la religiosa asume el perdón, como el medio por el cual se exime de
toda culpa al pecador(a), el perdón únicamente se logra cuando se reconoce la
culpabilidad: la contrición.
El sufrimiento es entonces un medio válido para reconocerse como pecador(a);
quizás por este motivo, la enfermedad, el encierro, la muerte y las adversidades,
pueden ser vistas por estas mujeres como consecuencia de haber cometido un
pecado: es un castigo; por lo tanto sufrir es un mal necesario para la toma de
conciencia y el posterior retorno al estado de gracia.

Culpa penal o jurídica

La culpa penal se refiere a:


[...] una reconvención dirigida al individuo por la inobservancia de la ley, mediante
una acción u omisión que implique una conducta contraria a las exigencias de la
norma, en virtud de haberse determinado un daño en contra de otro individuo
que no tenía el deber jurídico de soportarlo (Castellanos, s/d).
Dado que el carácter trasgresor está denotado por las normas sociales
que en última instancia proceden de preceptos morales, trazar la línea entre
la culpabilidad moral y la culpabilidad jurídico-penal resulta sumamente
complicado. Roxin (en Fernández, 1995: 70) menciona que la culpabilidad penal
“ya no se vincula con la inmoralidad de la conducta, sino con su dañosidad
social: es decir, con su incompatibilidad con las reglas de una próspera vida en
común”.
Finalmente es necesario aclarar que la culpabilidad penal puede estar
acompañada o no de culpabilidad psicológica y/o religiosa. La prisión per se no
sirve para inducir el sentimiento del culpa; una persona interna en una prisión,
puede ver su sentencia como una injusticia, ya que se es consciente de no haber
trasgredido la ley, pero sí puede ser que se sienta culpa por aspectos relacionados
con la privación de la libertad y el incumplimiento de su rol social.

Segunda parte: la construcción de la subjetividad

En lo subjetivo, confluyen de manera inseparable las representaciones


culturales, las emociones y los procesos simbólicos. El sujeto nunca se apropia
completamente de la imbricada red de experiencias y afectos movilizados que la
componen y que guían su organización consciente.
La subjetividad puede ser vista como un proceso en continua transformación,
nunca está completo, para Díaz y González Rey (2005), la subjetividad es dinámica
y relacional, es decir, se re-crea permanentemente, de tal manera que:

188
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

[...] aquellos sentidos subjetivos originalmente asociados a la personalidad, se


pueden corroer, desvirtuar, modificar, transformar en el proceso de producción
de nuevos sentidos subjetivos que se desarrolla en el curso de la acción del sujeto
(Díaz y González Rey, 2005: 375).
En definitiva siempre hay posibilidad de cambio, renovación y de-construcción
de nuevas representaciones.
Las experiencias cotidianas también se van integrando a la subjetividad, en
este sentido, es importante recalcar que la gran mayoría de las mujeres sufrieron
violencia sexual7, ya sea por familiares o personas cercanas a este núcleo
(hermanos, pareja, vecinos), o por desconocidos, esto es de gran relevancia
porque este tipo de violencia es la que más desestructura la personalidad. La
víctima no sólo es agredida corporalmente, sino que el sufrimiento se traduce
a la esfera psicológica; “mediante un proceso de acoso moral, o de maltrato
psicológico, un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro. El ensañamiento
puede conducir incluso a un verdadero asesinato psicológico” (Hirigoyen, 2004:
34), que puede perduran toda la vida.
Como ya se había estado insinuando, la subjetividad además, se construye a
partir de un sistema sexo-género, donde las representaciones colectivas sobre
la feminidad interactúan con las de masculinidad (Meler, 2002), al parecer, esta
culpa tiene su origen en un ancestral exigencia sexual por parte de “los varones
sobre las mujeres y el derecho de los varones a disfrutar de un igual acceso a las
mujeres” (Pateman, 1995: 10)8.
Al ingresar a la prisión, las personas atraviesan por una serie de ajustes que
las obligan a redefinir y transformar sus subjetividades. En este estudio, se cree
que en reclusión, las identidades no se disuelven, o anulan como Foucault (2004)
menciona, sino que se re-crean y re-construyen, se trata de un lugar donde “los
horizontes de la subjetividad femenina se amplían” (Makowski, 1996: 72), tal y
como se verá más adelante.

Tercera parte: género, reclusión y autonomía

La cultura funciona como un filtro a través del cual percibimos la vida, su


naturaleza simbólica entreteje un conocimiento tácito sin el cual no hay
7
La violencia sexual incluye la violación, el acoso, el abuso; incluye prácticas tales como “la
prostitución forzada y el comercio sexual, o la participación en prácticas sexuales con adultos que
se filman para elaborar mercancía pornográfica” (Torres, 2001: 33).
8
Para ampliar este tema, se puede remitir a los análisis hechos por Carole Pateman en su libro
“El Contrato Sexual”, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana o el de Rita Laura
Segato: “Las estructuras elementales de la violencia: ensayos sobre género entre la antropología,
el psicoanálisis y los derechos humanos”, publicado por la Universidad Nacional de Quilmes,
Argentina.

189
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

interacción social ordenada, el género es el elemento básico de la construcción


cultural y se moldea dentro de este sistema significante. El género no existe solo,
se intersecta con modalidades raciales de clase, etnia y sexual, sus límites se fijan
dentro de los términos de un discurso cultural hegemónico, en otras palabras, la
formación de sujetos se da dentro de un campo de poder y ha sido definido por
Lamas (2001: 97) como:
[...] el conjunto de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones
sociales que surgen entre los integrantes de un grupo humano en función de
una simbolización de la diferencia anatómica de hombres y mujeres. Por esta
clasificación cultural se definen no sólo la división del trabajo, las prácticas
rituales y el ejercicio del poder, sino que se atribuyen características exclusivas a
uno y otro sexo en materia de moral, psicología y afectividad.
Para Scott (en Lamas. 2001: 289), el género se construye a partir de los
símbolos compartidos por una cultura, que tienden a resaltar cualidades
deseables para lo femenino o lo masculino, las normas que dictan la forma de
interpretar dichos símbolos, las “instrucciones y organizaciones sociales de las
relaciones de género: el sistema de parentesco, la familia, el mercado de trabajo
segregado por sexos”.
A través de sus historias, las mujeres nos presentan un “deber ser” que tiene
que ver con su condición genérica: tienen que hacerse cargo casi por completo
de la crianza de sus hijas(os), ellas tienen que asumir ese rol independientemente
de las adversidades que se les presenten como la reclusión; son también las
encargadas de las labores domésticas que se suman a las actividades propias de
su trabajo formal fuera del hogar; ser sexualmente “pasivas” y sensibles ante las
necesidades de las/los demás.
Dado que la subjetividad no es estática, la reclusión no impide que ésta se
re-signifique, muy por el contrario, adopta formas inesperadas de manifestarse
y re-crearse, las mujeres que participaron en este estudio refieren experimentar
cambios drásticos y positivos en su subjetividad, la cárcel, aunque sea difícil
creerlo, fue el vehículo que facilitó estos nuevos significados.
Como cualquier otra conducta, la delincuencia también presenta una
dosis de decisión personal y que no sólo se ve involucrado el bagaje cultural
y las experiencias personales, se considera, que las opciones para elegir se
presentan de manera distinta para los hombres y las mujeres. Siendo ellos,
los que pueden elegir dentro de una gama más amplia de posibilidades. Los
modelos de comportamiento que les son impuestos a las mujeres son, en
general, más restrictivos, por lo tanto, sus posibilidades de elección se ven
más limitadas.

190
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

La autonomía se refiere a la capacidad de tomar decisiones por una(o) misma(o)


y conducir la conducta, significa ser responsable de las propias acciones e implica
la “capacidad de ser agente, de iniciar proyectos” (Sepúlveda, 2003: 35), lo que
representa un cierto control sobre la propia vida. La autonomía individual no
puede existir sin que el grupo social de referencia, permita un espacio para que
sus integrantes tomen sus propias decisiones, “para que alguien pueda saber
qué quiere en su vida y cómo lograrlo (…), entran en juego aquí condiciones de
posibilidad histórico-sociales de gran complejidad” (Fernández, en documento
de trabajo de la Cepal: 114).
De este modo, para que una persona pueda ser autónoma, necesita que la
sociedad permita —al menos en parte- que sus miembros tengan la posibilidad
de desarrollar sus potencialidades. Sin embargo, en este proceso se ha excluido
a las mujeres. Por siglos, los hombres han podido tomar decisiones sobre sí
mismos, sobre sus bienes e ingresos; y también se han tomado la libertad de
ejercer control sobre los recursos personales y materiales de las mujeres que
los rodean: esposas, hijas y hermanas. La limitación de la autonomía, no es más,
que una forma de ejercer violencia.
Debido a todas las experiencias de vida de estas mujeres, la culpa se ha
insertado como un elemento constitutivo de su subjetividad, ellas han tenido
que tomar decisiones a partir de este sentimiento, esto limita las opciones
que tienen para tomar una decisión, ya que las acciones que emprendan muy
probablemente estarán encaminadas a disminuir los sentimientos culpígenos,
como se verá en sus historias de vida, en un par de casos, las tres vertientes de
la culpa tuvieron tal relevancia sobre las mujeres, que influyeron en la comisión
de su delito.

Análisis de las Historias de vida


Infancia no es destino

La infancia es una etapa importante donde la subjetividad va tomando forma; sin


embargo, aunque esta época constituye una base para el futuro desarrollo del
sujeto, las experiencias que en él se experimentan no son del todo decidoras.
El maltrato físico y/o psicológico parece ser muy frecuente en la historia
temprana de estas mujeres, “mi papá me daba con un cable de luz, había veces
que eran tan fuertes los golpes que no podía ni dormir boca arriba por los bordos
que se me hacían en la espalda” (Mónica, 37 años).
Las mujeres cuyos hogares fueron violentos, tienden a desarrollar capacidades
distintas que no las ayudan a enfrentarse a los problemas de manera adecuada y
crecen con ideas equivocadas de sí mismas que pueden repercutir posteriormente

191
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

en la forma en que se relacionan con los otros, “yo no me sentía querida, por
eso pienso que cometí muchos errores, porque yo me acercaba a las personas
tratando de buscar un poco de cariño que me faltó con mis padres” (Aurora, 49
años).
La capacidad de autonomía de estas mujeres se ve limitada en ocasiones por
las experiencias tempranas que han tenido, no se atreven a decidir sobre su
propia vida por complejos o miedos; “mi abuelita fue muy dura, me educó con
muchos miedos, con traumas y complejos, siempre me decía: ‘tú eres tonta,
fea, tu nunca vas a poder hacer nada en la vida, tú no tienes capacidad’ (…), me
sentía como una basura, así me hizo sentir ella toda mi vida” (Aurora, 49 años).
El sentimiento de culpa psicológica se puede instaurar desde muy temprana
edad, debido a que las percepciones que se tienen de sí misma son incorrectas,
subjetividad que se crea a partir de la mirada del otro, que se da mediante la
interacción: “al recibir esos insultos y humillaciones, yo pensaba que eran verdad
lo que me decía y me sentía responsable” (Julia, 44 años).
En cuanto a la relación entre padre y madre, en la mitad de los casos, tenían
buena relación, “la relación entre mis papás era muy bonita, tenían mucha
comunicación, mucho amor conmigo, todo, todo marchaba muy bien, mi papá
nunca le pegó a mi mamá” (Ofelia, 50 años). El otro 50 por ciento observaron
violencia entre sus padres que repercutía en todos los miembros de la familia:
“mi papá era exageradamente celoso, de los que destruyen a cualquier familia,
mi mamá le aguantó mucho hasta que mis hermanos crecieron y ya no dejaron
que la golpeara y la echara a la calle” (Elena, 42 años).
Las madres o abuelas, maltratadoras o no, fueron las encargadas de la
crianza, y sobre ellas recayó la responsabilidad de educar y en muchas ocasiones,
de mantener a la familia; “mi abuelita tenía su puestecito de dulces eso nos
mantenía, en las noches vendía cena: tostadas, gorditas, tacos dorados y de ahí
nos manteníamos las tres” (Estela, 44 años).
Aquí hay algo interesante que recalcar; en los casos donde hubo maltrato
dentro de la familia, la madre o la abuela fueron percibidas como “malas
madres”; en cambio, el padre —existente pero ausente— no fue culpado por
haber dejado a la familia, al contrario, en ocasiones fue justificado por el “mal”
comportamiento de la madre, o por cualquier circunstancia de la vida: “mi papá
también nos pegaba, pero a todos, era más parejo; en cambio mi mamá sólo a
mi” (Mónica; 37 años).
Tres mujeres manifestaron que fueron objeto de maltrato que les provocó
una percepción errada de sí mismas, que pudo haber contribuido a una toma
de decisiones inadecuadas, tal y como lo expresa Aurora quien se acercaba

192
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

a la gente en busca de cariño. Por otro lado, es importante destacar que uno
de los estereotipos fundamentales de las mujeres es ser buena madre, la que
abandona física y/o psicológicamente no es considerada como tal, en cambio, un
padre que hace lo mismo, no es castigado de la misma manera, porque se asume
que dentro de las funciones de un padre, no está la crianza.

Violencia sexual

La violencia sexual no se limita al espacio doméstico, Torres (2001) menciona que


consiste en la violación, tocamientos (abuso) y actividades como la prostitución
forzada y comercio sexual; este tipo de violencia se acompaña también de
violencia física y psicológica, esta última manifestada a través de insultos o
comentarios hirientes alrededor de la sexualidad.
En la historia de dos mujeres se encontraron experiencias de abuso sexual
infantil; el primer caso, fue cometido por una persona de confianza, que vivía
cerca del entorno familiar; “de pequeña me violaron, un viejo que era vecino
de nosotros (…), tendría como siete años (…), abusaba de mi, el manoseo duró
varios meses, y me amenazó con que si yo le decía algo a mis papás, los iba a
matar” (Sofía, 47 años). Y el segundo caso fue incesto: “cuatro de mis hermanos
abusaron sexualmente de mi (…), ignoro si entre ellos sabían lo que me estaban
haciendo (Aurora, 49 años).
Es importante mencionar que el abuso que sufrieron estas mujeres puede
ser fuente de culpa, depende, claro, de cómo se viva la experiencia y sobre todo,
de la reacción de los adultos al enterarse, “me sentía culpable de lo que me
hacían mis hermanos, porque mi abuelita decía que yo era la culpable porque
los provocaba; ahora pienso, ¿yo en qué los provocaba si era una niña?” (Aurora,
49 años).
Cinco de las mujeres, sufrieron violencia sexual por parte de sus parejas y/u
otras personas:
[...] cuando cumplí 18, fui demostradora de perfumería en Liverpool, un hombre
mayor que era cliente, me invitó a la casa de un amigo (…), me tomé el refresco y
de repente empecé a sentirme muy mareada, me empezó a jalonear, me quitó la
ropa e hizo todo lo que quiso conmigo (Aurora, 49 años).
Por si fuera poco, de esta violación nació su primera hija. Elena también sufrió
una violación doble, en un asalto, su pareja lo presenció todo:
[...] me bajaron y me tiraron al suelo, me llovieron patadas, golpes y me empezó
a salir mucha sangre (…), me jalaron, me violaron los dos delante de él, yo gritaba
(…), yo estaba toda morada, ensangrentada, me sentía sucia (Elena, 42 años).

193
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

La culpa psicológica nuevamente se presenta, “decía que no era una verdadera


mujer porque no le sabía responder, y yo pensaba que tenía razón, que no servía
ni para retenerlo (…), me culpaba porque decía que lo que no tenía conmigo
lo buscaba con otra” (Mónica, 37 años). Y no solamente culpa en relación con
sus parejas sino también por las violaciones que sufrieron; Elena menciona que
aunque ella sabía que no había hecho mal, se sentía culpable por lo sucedido.
La violencia contra ellas no se reduce a sus relaciones cotidianas, la violencia
institucional (de tipo sexual) que se ejerció contra ellas es evidente: “cuando me
detuvieron los judiciales me golpearon hasta que se cansaron, uno de ellos trató
de violarme y otro más me estuvo manoseando y sentí repulsión” (Mónica, 37
años).
Lagarde (1997) menciona que las mujeres están socialmente construidas
para ser “seres violables”, pues dentro de su construcción social está latente
su irrefrenable sensualidad, que provoca como Eva, la “caída” de los hombres
haciéndoles perder toda razón9. A partir de estas representaciones, se ha creado
el mito aberrante de que las mujeres son las que provocan las agresiones
sexuales, dada su “irrefrenable sexualidad”; en algunas de las historias de estas
mujeres se puede notar que la sociedad las transforma en responsables de este
suceso.

¿Hasta que la muerte nos separe?

Violenta o no, todas las mujeres que participaron en este estudio, tuvieron su
primera relación de pareja muy jóvenes, las edades oscilan entre los 14 y los
20 años. Ya sea mediante robo o con consentimiento de los progenitores, en
general se puede decir que las razones de las relaciones tempranas de estas
mujeres son una manera de escaparse de la situación vivida dentro del hogar,
“yo quería salir de esa situación, pensaba que el matrimonio era otra cosa (…)
Ismael fue como mi tablita de salvación, no lo pensé dos veces cuando me dijo
que me fuera con él” (Elena, 42 años).
“Huir” del hogar buscando o esperando una mejor vida no siempre da ese
resultado, de las ocho mujeres entrevistadas, sólo una ha tenido un matrimonio
percibido como feliz, “duramos seis meses de novios, somos muy felices,
llevamos 35 años de casados, nunca me ha dado un pellizco, ni con el pétalo
de un rosa, nada, a mi nunca me ha faltado qué comer, qué vestir, un padre
muy responsable, muy obligado y yo no tengo nada qué sentir de él (Ofelia, 50
años).

9
Para ampliar este tema se puede consultar el interesante libro de Marcela Lagarde: Los cautiverios
de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, editado por la UNAM.

194
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

Los siete casos restantes, han sido uniones violentas, continuando en algunos
de ellos, con la violencia vivida dentro de los núcleos familiares primarios, “me
sentí muy mal, porque decía: ‘¡ay Dios mío, salí de mi casa, huyendo de esa
situación y en lugar de que mi situación cambiara, fue peor’ (…), me casé con mi
marido y con él se vuelve a repetir la historia” (Mónica, 37 años).
La violencia vivida desde su infancia y ahora con sus parejas les dio una
percepción inadecuada de sí mismas;
[...] yo me sentía responsable de los maltratos (…), yo creía que no servía para
nada, porque mi mamá también me decía lo mismo y mi marido me lo venía a
confirmar, si las dos personas opinaban igual, no se podían equivocar (Mónica,
37 años).
La violencia tiene como finalidad limitar la autonomía de las personas, donde
se busca dominar, el maltrato consigue desmoronar al otro, ya que su seguridad,
autoestima y toma de decisiones se ve afectada; además, genera sentimientos
diversos como el enojo y la tristeza, pero sobretodo: culpa.

Culpa por ser madre y culpa por no desear serlo

“Todas las madres son la bruja del cuento y el hada madrina” (Lagarde, 1992: 21),
son las que proveen los cuidados, las que cubren las necesidades de sus hijas(os),
pero, al mismo tiempo, son las que castigan y disciplinan. La madre entonces,
tendría que tener como cualidades el amor incondicional hacia los suyos, la
abnegación y el sufrimiento. No calzar con el estereotipo de buena madre genera
culpa: “me siento responsable de la actitud que tiene Brianda hacia mí, porque
no actué con madurez, mis problemas los hice suyos, y qué error tan grande (…),
algún día le dije: “perdóname te lo juro que estoy arrepentida” (Sofía, 47 años).
“Dios mío, qué puedo hacer para poder ser una buena madre (…) si a mis hijos
les pasaba algo sentía que yo tenía la culpa” (Mónica, 37 años).
Mónica introduce la dimensión religiosa a este sentimiento, la concepción
religiosa —católica—, determina que las mujeres son las que se encargarán
primordialmente de la crianza, dado que posee un “instinto” materno, que las
acerca a sus hijas(os) y las hace más sensibles a sus necesidades.
Aunque en realidad Armando es su hermano, Sofía se hizo cargo de sus
hermanas(os) como si fueran sus hijas(os), después de la muerte de sus
padres: “el que más sufrió conmigo fue Armando, yo le decía: “tú vas a estar
aquí encueradito, como perro, porque tu eres un perro”. Pobrecito porque le
zumbaba, lo humillaba, desquitaba en él mi frustración (…), yo no me puedo
perdonar muchas cosas que le hice” (Sofía, 47 años). Como dice, aún no se ha
podido perdonar por lo que hizo, y acudió al sacerdote para dejar de sentir esos

195
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

remordimientos: “una vez fui con el padre que viene aquí, y me dijo que si estaba
arrepentida que me perdonara, pero no he podido hacerlo” (Sofía, 47 años).
La confesión entonces, puede ser considerada como una vía para “redimir” las
culpas, y que tengan menor peso sobre la conciencia.
Si la maternidad es un valor sagrado dentro de la sociedad mexicana, el
aborto es lo contrario. No desear ser madre es motivo de culpa, sea cual sea
la razón para estas mujeres —excepto Julia— no es justificable el aborto. En
este tema más que en cualquier otro, se encontraron muchos componentes
religiosos, “me arrepentí, porque ella (su hija)10 no tenía la culpa, ‘perdóname,
porque no sabía lo que hacía’ —le pedí perdón a Dios por tanto renegar” (Elena,
42 años); dado que para la religión católica el aborto es un pecado, el sólo deseo
genera culpa, las mujeres-madres tienen que sacrificarse por el bienestar de sus
hijas(os), aunque las condiciones les sean adversas.
En estos testimonios se puede evidenciar cómo se entrecruza la culpa
psicológica con la religiosa, dado que la mujer según la iglesia católica tiene
dos “vocaciones”, la virginidad y la maternidad (Juan Pablo II, 1988), ambas son
fuente de valoración social y religiosa. El control religioso que se ejerce para
estas mujeres está encaminado a generarle culpa si falta a su vocación que se
insertara por supuesto, dentro de su subjetividad.

Bajo condena

A pesar de declararse inocentes, tres de estas cuatro mujeres, mencionan que


quizás hicieron o dejaron de hacer algo para que “cayeran” en la cárcel; “...creo
que mi falta de carácter, pudo haber provocado que yo cayera aquí, porque no
evité que Karla hiciera sus tonterías” (Aurora, 49 años).
Un aspecto a resaltar es que ellas mencionan que aunque no cometieron el
delito, muy probablemente sus “errores” del pasado las llevaron a ese lugar;
[...] lo que me pesa es haberle hecho tanto daño a Alfonso porque él si me trató
bien, pero yo tuve la culpa de no corresponderle, me siento culpable de todo el
daño que le hice (…), yo pensaba que era un castigo de Dios por haberme metido
con el hermano (Elena, 42 años).
Los efectos de la culpa sobre la autonomía de las mujeres pueden evidenciarse
de diferentes formas, el caso de Sofía tiene características importantes, porque
es el que mejor ilustra cómo la culpa percibida a lo largo de su historia de vida
se relaciona directamente con su delito. Ella se encuentra recluida por daños
contra salud, tiene 10 años de sentencia, “por querer pasar droga al penal donde
estaba mi hermano” (Sofía, 47 años). Su hermano se encuentra recluido en el
penal federal de máxima seguridad de La Palma, tiene 84 años de sentencia,
10
Las cursivas son de la autora.

196
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

ella menciona que él le pidió indirectamente la droga y como “me sentía


culpable por haber tratado mal a Armando cuando éramos pequeños, me sentía
comprometida a ayudarlo” (Sofía, 47 años).
Aquí se pueden notar un par de aspectos interesantes, la culpa jurídica es
asignada desde el exterior por haber cometido un delito, cuatro mujeres declaran
ser inocentes del cargo que se les imputa, sin embargo, tres se sienten culpables
(psicológicamente hablando) por acciones cometidas en el pasado y que muy
probablemente, Dios (culpa teológica) las haya castigado por ello.

Reconstruyendo subjetividades

Se difiere con Foucault (2004) en que las identidades dentro de estas instituciones
totales se anulan, por el contrario, la identidad y por ende, la subjetividad sufre
una serie de ajustes y transformaciones que permiten en primer lugar adaptarse
a la situación que se enfrenta y en un segundo momento, ampliar los horizontes
de su propia subjetividad femenina.
La experiencia carcelaria de las mujeres no es vista como inútil o carente de
sentido, muy por el contrario, ha sido vista como una oportunidad de cambio, de
transformación, de crecimiento personal;
[...] la cárcel me ha hecho cambiar para bien, ahora puedo decir no, ya me puedo
defender, lo que antes no podía, he descubierto que tengo personalidad, ya no
me siento fea como antes (…), he cambiado, ya me valoro, ya me puedo ver en
el espejo tranquila, me ha costando mucho trabajo, pero ya voy conociendo a
Aurora, ya sé cuáles son sus capacidades y sé que puedo salir adelante (Aurora
49 años).
Este proceso de cambio ha generado rupturas con la antigua imagen que
tenían de sí mismas; “empecé a sentir como encuentros entre dos Sofías, donde
una se rebelaba a la otra” (Sofía, 47 años).
La re-creación de las subjetividades para beneficio propio depende de cómo se
perciba el encierro, en los casos que aquí se presentan, no consideran el encierro
como una irremediable pérdida de tiempo, también se han dado cuenta que
pueden crecer como seres humanos a pesar de las circunstancias en las que se
encuentran; “aquí nos están preparando para ser mejores personas (…) qué lástima
haber llegado acá y ver el potencial tan grande que tenemos” (Julia, 44 años).
Las subjetividades no se anulan ni se destruyen, sino que se transforman; los
resultados obtenidos en esta investigación resultan sorprendentes en cuanto a la
forma en que precisamente estas subjetividades se re-significan; no se esperaba
que las mujeres lo percibieran como una oportunidad de crecimiento personal,
de re-construcción, para ellas es una oportunidad para conocerse y ser mejores;

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Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

la manera en que se le otorgó este sentido a la reclusión, muy probablemente esté


ligada a las concepciones religiosas de sufrimiento y sacrificio, según la tradición
judeo-cristiana, sufrir es un medio válido para reconocerse como pecador “se
mira como un resquicio de luz abierto por la paciencia que se expresa a través
del sufrimiento” (Ricoeur, 1982: 240).

Conclusiones

Las historias de vida de estas mujeres están matizadas por eventos culpígenos que
se insertan en su subjetividad. El sentimiento psicológico de culpabilidad puede
iniciarse desde temprana edad, su existencia dependerá del tipo de crianza que
los padres utilicen; aunque como bien se aclaró, las experiencias en la infancia
no son totalmente decidoras para el desarrollo futuro de una persona, aunque si
constituyen una base importante sobre la cual se tiene que partir.
La violencia física y/o psicológica sufrida en la infancia, tiene efectos negativos
sobre la autoestima de quien la sufre, envía mensajes erróneos sobre el “yo”,
se crece con miedos, con limitaciones en la autonomía, ya que la capacidad
de tomar decisiones se ve influida por las pocas posibilidades percibidas en sí
mismo y en el entorno; además, la violencia también puede generar culpa que
se inserta como parte de su subjetividad.
Las mujeres que participaron en este estudio iniciaron su vida en pareja a
temprana edad, entre los 14 y los 20 años, “fueron madres sin haber sido hijas”.
La gran mayoría optó por vivir en pareja como una forma de salir de su núcleo
familiar primario percibido como hostil con la esperanza de tener una vida mejor,
lo que no sucedió.
Si se va arrastrando baja autoestima desde la infancia, con los maltratos de
sus parejas se refuerzan la percepción de menor valía, y crea un clima propicio
para que aparezca el sentimiento de culpa, ésta puede emerger por creer que
se está haciendo algo incorrecto, o por dejar de hacer algo, en cualquier caso el
objeto de la culpa no es real, aunque así lo parezca; dado que la violencia tiene
como característica primordial doblegar la voluntad del agredido para dominarlo,
generar culpa se utiliza como una estrategia más para conseguir este propósito.
La culpa puede ser generada por eventos que pretenden desmoronar la
integridad del “yo” como la violencia sexual, ésta se encuentra presente en la
historia de vida de estas mujeres: desde la infancia, con sus propias parejas, por
desconocidos e incluso por las autoridades que debían protegerlas y la culpa
perenne se encuentra presente: sentimiento de culpa por ser violada, por no
reaccionar como la pareja desea, por no cumplir con los cánones del deber ser
en la intimidad.

198
Bajo condena: mujer, culpa y autonomía/Romero

La culpa como parte constitutiva del ser femenino que se incrusta en lo


subjetivo, tiene su origen en la percepción de haber trasgresión las normas sociales
asignadas para ellas: tanta culpa genera no desear ser madre como serlo: los
intentos de aborto e incluso la sola idea de interrumpir el embarazo es suficiente
para provocar este sentimiento; el maltrato, el abandono (antes y después de la
reclusión), o la desatención que dijeron haberle dado a sus propias(os) hijas(os)
es también fuente de culpa. La ruptura familiar que se supone está a cargo de
las mujeres dio pie para que psicológicamente se sintieran responsables de
ello, incluso existiendo la violencia por parte de sus parejas, ellas como buenas
esposas, tendrían que haber soportado todo tipo de maltratos, después de todo,
“el sacrificio es parte de una buena esposa”.
Por acción u omisión, estas mujeres se consideran merecedoras —en alguna
medida— del “castigo” social impuesto, su única queja es por las sentencias
tan altas (32 y 50 años), ¿a qué se debe este fenómeno? ¿sentirse responsable
sin serlo funciona como un mecanismo de defensa para evitar el dolor por un
encierro injusto?
Aunque en un principio la relación entre la culpa, la autonomía y el delito
no parezca muy clara, un análisis un poco más detallado podrá visualizar esta
correspondencia.
El tiempo en reclusión si bien es considerado como difícil y doloroso, de
ninguna manera es inútil, para ellas estar en la cárcel representa una oportunidad
de crecimiento personal, expresan haber sufrido cambios positivos en la manera
de percibirse a ellas mismas, y en la manera en la que hasta ahora se han
relacionado con los otros.
La culpa y la limitada capacidad para la toma de decisiones van de la mano,
independientemente si esté presente o no la comisión de un delito; la culpa
limita y empobrece la subjetividad de quien la padece y a pesar de esto, siempre
hay esperanza… tal y como Aurora lo dice:
Yo soy como el águila, el ave más vieja que existe. A la mitad de su vida, ella
tiene un proceso de transformación: se quita el pico y las plumas de las alas,
como para renovarse y vuelve otra vez. Como el águila me quité la inseguridad
y el miedo. Ya cambié y me agrada la persona que soy ahora, todavía me falta
mucho por cambiar, por caminar, por conocer. Ya no soy lo que era antes, ya no
me dejo pisotear, ya no me dejo humillar. Ahora puedo decir que me gusto como
soy (Aurora, 49 años).

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Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

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Torres, Marta (2001), La violencia en casa, México: Paidós.
Zabalegui, Luis (1997), ¿Por qué me culpabilizo tanto?, Bilbao: Editorial Descleé
de Brower.

201
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

Construcción de identidad colectiva de género


en mujeres zapatistas

José M. Aranda Sánchez*

Introducción

En el complejo proceso de construcción del movimiento social del Ejército


Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) el replanteamiento de la cuestión de las
mujeres surgió “naturalmente” consustancial en su fase formativa, tanto debido a
su importante presencia en las filas activistas, como porque el alzamiento contra
el estado de cosas incluyó una auto-reflexión de la difícil situación de las mujeres
indígenas en general y de las participantes de la sublevación en particular.
El “primer alzamiento de las mujeres zapatistas”, plasmado en la ley
revolucionaria que lo acompañó, sin embargo, no ha sido suficiente para revertir
el machismo y abusos de género, y aún en las Juntas de Buen Gobierno su
representación no es suficiente (Martínez, 2006).
El objetivo de este capítulo es seguir las huellas del paso que van marcando
miles de mujeres indígenas, en su mayoría jóvenes, que tomaron la radical
decisión de unirse a las fuerzas del EZLN y en ese difícil andar abriendo caminos,
construir una identidad de género que seguramente no habrían podido labrar en
las condiciones de sometimiento y cuasi esclavitud en que vivían.
Para seguir esa circulación de vidas y esfuerzos en su recorrido, se enfoca
la atención en tres acontecimientos: la construcción de identidad de género al
interior del zapatismo; después una pregunta que deja abierta la reflexión en
torno a un nuevo discurso de las mujeres que tomaron las armas para levantarse
y exigir otro mundo posible, y en tercer lugar la evidencia de que han podido
apropiarse de espacios públicos en los hechos y simbólicamente, donde aparece
su voz, sus demandas y la significación de sus acciones trascendentes.

De cómo se fue construyendo la identidad de género zapatista

Ya formalmente desde 1993, y una vez que se votó la guerra entre las comunidades,
las mujeres afirmaron que sí iban a ir a la guerra; pero que necesitan hacer sus
propias leyes. “Hagamos nuestras leyes”. Y se fueron a las comunidades.

* Profesor-Investigador del Instituto en Estudios sobre la Universidad de la Universidad Autónoma


del Estado de México.

203
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Con la construcción de la Ley Revolucionaria de Mujeres1 se logró afianzar


el proceso de incorporación de mujeres indígenas en la gestión política de
sus comunidades, producto de más de un año de deliberaciones colectivas,
plasmadas en ese documento histórico, a la vez que el primer marco normativo
de los derechos y aspiraciones del sujeto femenino indígena (Millán, 1996).
En diez artículos sustanciales, esta ley estableció las bases de la participación
femenina en el movimiento y resultó fundamental puesto que marcó los ejes
con base en los cuales quedó definida la posición de las mujeres en el proceso
alternativo para incidir en la historicidad del país, abarcando varios planos
articulados: el derecho a la participación política y a los cargos dentro de la
organización; el derecho a la participación y a los cargos dentro de la comunidad;
el derecho al trabajo, a la educación y a la salud, el derecho a la integridad física,
y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo (LRM, 1993).
Puede observarse que la Ley combina los planos en que las mujeres
demandan derechos civiles y económicos al estado, políticos y humanos a la
organización revolucionaria, con los puntos donde exige el derecho a decidir
sobre su sexualidad y maternidad, es decir, un plano eminentemente subjetivo-
comunitario, que las redefine como sujetos y que exige a la comunidad y al
estado un reconocimiento en los hechos (Millan, 1996).
Como resultado de un amplio proceso de consulta a las comunidades por
parte de una de las comandantas del movimiento (Susana), a través de la
reflexión se abordó el problema de la injusta condición de las mujeres indígenas,
lo que permitió la definición de un marco de significación2 dentro del cual
adquirían sentido las acciones de rebeldía, a la vez que la identidad de género3
se iba configurando en la conciencia de las dirigentes zapatistas y del conjunto
de mujeres participantes en las reflexiones colectivas. Así, el problema de
fondo se fue esclareciendo, la conciencia femenina se encontraba en proceso
de redefinición, donde uno de los niveles tiene que ver con las identidades
de género. Es decir, se asumió la deliberación acerca de la categoría de mujer
indígena, se tomó de frente el análisis de la alarmante pobreza que padecen la
mayoría de mujeres indígenas en el país con las graves consecuencias en cuanto
a desgaste físico y psíquico en sus cuerpos; pero lo más doloroso se refleja en
las elevadas tasas de mortalidad infantil, aún muy altas entre las comunidades
indígenas de México (Vrijea, 2000).
1
Ley Revolucionaria de Mujeres del EZLN, en Rovira (2007).
2
Constituido por aquellos argumentos que, desde la oposición, otorgan sentido a las acciones
colectivas. Ver Chihu (2006a).
3
Si bien el género sólo es uno de los componentes de la identidad, ésta es, sobre todo, el relato
que nos hacemos de nosotros mismos. La asunción de la identidad, tiene su efecto principal en el
ámbito público, del reconocimiento, y en los espacios de poder. Ver Vélez (2008: 63-66).

204
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

Esto último quedó asociado con dos procesos predominantes y estrechamente


relacionados: la feminización de la agricultura y la feminización de la pobreza,
con las agravantes del mayor rezago que presentan las comunidades indígenas
agrícolas. Y de la mayor importancia si tenemos en cuenta que el género
se construye en las comuniades indígenas directamente ligado a la familia-
campesina, lo que apunta a explicar por qué las mujeres, según su edad y
condición familiar, asumen importantes roles en la toma de decisiones familiares
y en la vida comunitaria ligada al trabajo cotidiano.
El otro de los factores determinantes en la construcción del género en las
comunidades indígenas es la identidad, considerando que ésta se despliega y
expresa al menos en tres formas y dimensiones: identidad de género, étnica e
indígena. Estas tres identidades se entrecruzan y en su compleja interrelación
contribuyen a la construcción de la identidad colectiva, donde el género se
considera el factor principal de la identidad, básicamente porque empieza
a construirse desde el principio de la vida de las personas y continúa siendo
determinante a través de los ciclos de la vida; además de que las nociones y
reglas de género van moldeando el desarrollo y desempeño sexuales (Rovira,
2007).
Por su parte la etnia, con su legado tradicional, implica la construcción de la
comunalidad, es decir, de un sentimiento y conciencia de pertenencia, así como
adscripción a una dinámica social propia, un sistema de instituciones y normas
de interacción —con los integrantes de la etnia y con la sociedad más amplia en
que se insertan— donde participan y se reproducen (Carlsen, 1999).
Haciendo una diferenciación entre identidad étnica y la identidad indígena,
es necesario considerar que esta última surgió con la colonización española.
Hasta hace algunos años se había construido en lo negativo, desde afuera, por
la sociedad racista y el Estado. Se ha utilizado como un término despectivo, que
denota inferioridad y una serie de rasgos indeseables que ubica a los indios en
la categoría de “los otros”. Sin embargo, la indianidad vista desde la perspectiva
de los pueblos originarios empieza a adquirir un sentido positivo a partir de los
movimientos de los setenta (Carlsen, 1999). Y desde el levantamiento zapatista
la identidad india se ha visto revalorada. Resignificada y va adquiriendo el
reconocimiento social que no aparecía.
Hay evidencias y testimonios de muchas mujeres indígenas, jóvenes la
mayoría, que han encontrado en el EZLN una alternativa real; aunque radical
y exigente, para tomar la palabra, abrirse al mundo, salir del anonimato, la
sumisión, exclusión, violencia de género y el sufrimiento sin salida, al costo, a
veces, de alejarse de la familia y de sus comunidades; pero ante la posibilidad

205
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

efectiva de trascender el umbral del no-ser para afirmarse en la rebeldía y la


entrega a la causa libertaria (Rovira, 2007).
Ahora bien, en los hechos sociales, las identidades pueden intercambiarse o
pueden llevar a combinaciones, debido a que no son únicas ni forman parte del
cuerpo. Nadie tiene una y sólo una identidad (Hobsbawn, 1996). No obstante, se
asume que una de las varias identidades es la que domina (o determina) nuestra
posición política, a fin de “apartar” las otras identidades cuando resulten en
cierta medida incompatibles con la principal. Sobre todo porque lo característico
es que con una identidad se “toma acción” en forma definida, principalmente
cuando se trata de derechos y aspiraciones de las mujeres indígenas que las
identidades étnica e indígena no logran hacer valer en esas condiciones.
De ahí que el análisis colectivo en los seminarios y talleres que llevaron
al cabo las mujeres indígenas en el proceso de construcción de la citada Ley
Revolucionaria de Mujeres del EZLN permitió clarificar la complejidad del
asunto. Así, a partir de la identificación de las peculiaridades de la situación de
las mujeres indígenas, fueron llegando a la conclusión de que las mujeres tienen
que hacer un esfuerzo para sustraerse de sus relaciones, de su “vivir para otros”,
a fin de identificarse4 con autonomía y como individuo5, vale decir, lograr el “ser
para sí”, más allá de la identidad ligada a los atributos y capacidades asignados
socialmente al género femenino, lo que resultó esencial para comprender la
identidad de una persona; sin embargo, entre las mujeres indígenas era evidente
que entre las mujeres indígenas la construcción de la identidad se encontraba
mucho más vinculada a la identidad del grupo: la identidad colectiva. Y como
la identidad es por definición cambiante (Mouffe, 1996), las mujeres zapatistas
impulsaron una redefinición de la identidad étnica, por lo que en esa dinámica
de diálogo y replanteamiento de su condición, y ante todo, en la voz de sus
dirigentes, las mujeres indígenas organizadas se plantaron a exigir un papel más
explícito y activo en la construcción y reconstrucción de la etnicidad y la cultura;
exigiendo ser protagonistas en los grandes cambios que se requieren, sobre
todo en el México profundo que está contraponiendo otro proyecto de país y de
convivencia social.
El otro factor imprescindible de tener en cuenta en la construcción de la
identidad de género en las comunidades indígenas, y que aparece abiertamente
planteado en los discursos y proclamas zapatistas se refiere a la primacía en la
lucha por la sobrevivencia, puesto que este hecho marca los límites y define las
4
Identificación que implica la sujeción del estatuto y la estructura del sujeto a la función del
significante y, más ampliamente, al Otro (Lacan, 2005).
5
Relativo a la individuación moderna, ligada al surgimiento, en el seno mismo de la vida cotidiana,
de una experiencia del otro como semejante, lo que supone un individuo (singular) en situación
de igualdad, autonomía y relativa independencia. Ver Legros (2005).

206
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

estrategias de las mujeres indígenas en la gran mayoría de las comunidades.


Por ello es que la construcción de la identidad de género responde no sólo a
cuestiones culturales, sino también a las necesidades de supervivencia de la
familia (Rovira, 2007). Finalmente, la extrema pobreza constituye un marco
determinante en la construcción de la identidad de género, a la vez que afirma la
divergencia entre la perspectiva del feminismo y la experiencia concreta y cruda
de las mujeres indígenas (Rovira, 2007).
Por ello, y aun considerando que es desde afuera donde provienen los
cambios más significativos para moldear la identidad social y colectiva, ésta sólo
puede concebirse y explicarse como:
[...] un estado subjetivo, generalizado y compartido por colectividades de actores
que pertenecen a una comunidad y se expresan en la solidaridad intersubjetiva
cotidiana, refrendando su pertenencia a ésta (Estrada, 1995: 86).
Y lo más importante es que la identidad se fue manifestando visiblemente en
los compromisos contraídos por las mujeres para movilizarse a partir de intereses
comunes en acciones colectivas (Javaloy, 2001), actualizando y re-confirmando
su identidad en proceso de re-construcción. De ahí que la identidad colectiva
aparece como resultante de interacciones y relaciones sociales históricas en
términos de experiencias colectivas diferentes a las de otros actores sociales.
Esto implica que la identidad colectiva se constituye por medio de relaciones
de poder conflictivas frente a otras identidades sociales. Puede verse como
un fondo de experiencias colectivas que las mujeres perciben subjetivamente,
donde se reconoce como “heredera” de éstas utilizándolas como vía para poder
interpretar contextos de acción colectiva y preparar su intervención en ellos
adecuadamente (Aranda, 1999).
Se comprende, entonces, que las crisis y episodios conflictivos han sido
momentos especiales en la re-evaluación y resignificación de las biografías
personales con la historia colectiva de las mujeres zapatistas (Rovira, 2007), en la
medida que se logró la identificación social, en la cual un “yo” se reconoce como
un “nosotros” y, a causa de éste, el primero modifica su identidad personal,
como proceso de constante realización que incluso puede fracasar (alienación).
Se trata de un proceso de autocomprensión a través de una “alteridad”, otros
actores colectivos, comunidades o grupos sociales, los cuales funcionan como
horizonte, medio y fin de sentido (Melucci, 1994).

Nuevo discurso de mujeres indígenas

Si bien el tema del discurso ha resultado relevante en el análisis de los mlovimientos


sociales, sobre todo porque transmite la verdad del movimiento y fija una serie

207
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

de significaciones y contenidos básicos que hablan de las particularidades de los


actores sociales que participan en él, no se ha considerado como un elemento
fundamental en la construcción de la identidad colectiva, y por lo general se
aborda como una de las expresiones culturales de las acciones colectivas (Javaloy,
2001; Laraña, 1999). No obstante, en este apartado se plantea y propone que
la elaboración de un discurso “propio” de las mujeres indígenas zapatistas,
dirigido tanto al gobierno federal como a la sociedad civil y a las mismas mujeres
indígenas constituye una acción (o más bien un continuo de acciones colectivas)
de la mayor importancia en la construcción de la identidad de género zapatista
en la medida que el discurso es la palabra del movimiento en acción, que exige
necesariamente una respuesta y la toma de posición ante los argumentos
planteados, y que abre un proceso de comunicación y negociación, no exento
de conflictividad, ya sea para el acuerdo o la contraposición, permitiendo entrar
al terreno simbólico de las relaciones, lo que posibilita avanzar en su proceso al
movimiento, a la vez que se convierte en evidencia de la presencia y participación
del mismo en el conflicto por el cambio y la dignidad indígena (Aranda, 1998).
Por ello, otro de los puntos centrales en el análisis de la construcción
de la identidad de género en las mujeres zapatistas se refiere a qué tanto la
elaboración, distribución y legitimación de un nuevo discurso abre la posibilidad
de plantear la alternativa de un nuevo orden del mismo, que confronte al del
amo (Lacan, 1992) que emana del estado y que sistemáticamente falla en lograr
algún lazo social debido a que no es la palabra de las mujeres indígenas sino
las pretenciones de un agente que está imposibilitado para decir la verdad de
éstas.
En efecto, la producción de un discurso alternativo al oficial en materia de
comunidades indígenas, sus intereses, potencialidades y limitaciones reviste la
mayor importancia en la medida que constituyen modos de expresarse que lleva a
quienes así se dirigen a adoptar determinadas actitudes ante ámbitos particulares
de la actividad sociocultural (Chihu, 2006a). Esos discursos, múltiples y diversos,
atraviesan y se funden, mediante un proceso de condensación, en textos, esto
es, en conjuntos sistematizados de signos limitados formalmente; organizados
como un todo, con aspiración de unidad y con una intención expresiva y una
determinada retórica (Lotman, 1996; De la Peña, 2004).
Pero lo que más interesa es descubrir la capacidad de acción, la praxis de
los discursos, lo que éstos logran, así como el contenido del que se forman
los mensajes, sobre todo en lo relativo a los espacios y conflictos sociales que
producen, así como a los vínculos que consiguen afianzar entre las mujeres
indígenas, principalmente las zapatistas. Se trata de encontrar el lugar de los

208
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

discursos en las relaciones y los conflictos sociales así como de su permanente


transformación (Lacan, 1992).
El contexto para comprender cómo se fue decantando y afinando el discurso
zapatista de género, fue lo que significó la insurrección de las palabras y las
muchas voces del zapatismo. Su primer rasgo distintivo fue, desde la Primera
Declaración de la Selva Lacandona, que se hacía una declaración de guerra y un
llamado a levantarse en nombre de los millones de explotados y excluidos del
país (EZLN, 1993).
La insurrección zapatista, expresada abiertamente desde el primer día de 1994,
a la par con el levantamiento armado, fue y sigue siendo una insubordinación
de las palabras y los discursos. Esto es, una rebelión contra el orden discursivo
imperante en el ámbito sociopolítico de México.
La toma del poder de la palabra por aquellos a quienes durante muchos años
les había sido negada la posibilidad de usarla para mostrarse ellos mismos como
sujetos ‘de palabra’ (De la Peña, 2004: 26).
De ahí que el zapatismo ha ido definiendo su voz junto a otras muchas voces,
creando un lenguaje propio y a la vez diferente ya que ha sabido conjugar la
multiplicidad de las voces (incluso discordantes) de distintos sectores y colectivos
en su mismo discurso. Así es como se ha tejido una enorme red, tejido viviente
que ha traspasado las fronteras y los tiempos, y que configura el entramado
de muchos textos. Se trata de una pluralidad discursiva que emerge desde
abajo (desde la base) y transversalmente, y que ha logrado, por medio de la
deliberación y el debate, llegar a los acuerdos y las acciones colectivas (Rovira,
2009).
Un enunciado inicial que sintetiza y a la vez abre cauce a la reflexión-acción es
el de “abrir los ojos”, ya que se da el tiempo para que sus voces sean escuchadas.
Para abrir los ojos y los corazones en un proceso colectivo en la construcción de
algo mejor para las futuras generaciones.
El conocimiento en la cultura indígena pasa por los ojos y va al corazón…todo lo
que existe bajo la tierra tiene corazón…para entender la realidad es necesario
‘abrir los ojos’…es el paso necesario para construir el futuro deseado (Vrijea,
2000: 41).
Asimismo, el proceso de “abrir los ojos” se encuentra estrechamente vinculado
con la organización y la comunicación entre las mujeres indígenas. Esto implica
que el cambio transita forzosamente por la organización, el interactuar, hablar
entre ellas y apoyarse mutuamente. Sólo organizadas pueden tomar decisiones
por sí mismas, perder el miedo y “hacer sentir fuertes nuestros corazones”. Es el
proceso de ruptura contra todo individualismo y posible indecisión para asumir

209
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

el compromiso de luchar contra la exclusión, la pobreza, el sometimiento y el no


futuro desde ahora.
Este primer punto es de la mayor importancia, toda vez que posiciona a
las mujeres indígenas como agente de un discurso que junto con las acciones
consecuentes impulsa la nueva identidad de género zapatista. Así, como fuente
de la palabra verdadera (en principio para las mujeres), enuncia tanto un deseo
y una necesidad, como un mensaje hacia las y los otros que estén dispuestos
a escuchar y atender ese llamado. Y lo que más interesa destacar es que ese
discurso ha venido creando lazos sociales, tanto al interior del movimiento social
como hacia el exterior, es decir, a las bases de apoyo, a las y los simpatizantes;
pero también al Gran Otro, vale decir, al Estado, a los detentadores del poder y
el dinero, para que se enteren, lo consideren y tengan en cuenta hacia dónde
caminan esas palabras y esas acciones (Gutiérrez, 2004).
Claro está que no se trata de plantear que al ser “palabra verdadera” quienes
las declaran estén exentas de faltas o tengan “la verdad”, más bien dirigen su voz
y sus sentimientos en el camino de construir un lazo desde la no completud y la
no satisfacción; pero orientado a custionar-se y a acompañarse en ese cambio de
ruta, que con el andar se fue volviendo irreversible, y que desde su estructura se
opone al discurso del amo, del poder y del saber como poder (Foucault, 1994).
Las partes centrales del nuevo discurso se orientan, por un lado, hacia la
comunidad indígena: no a la violencia y exclusión política de género; rechazo a
ser tratadas como objeto sexual y únicamente como esposas-madres. Basta de
maltratos; pero también exigencia para ser poseedoras de tierra; participación
política en igualdad de condiciones que los hombres; educación y trabajo como
derechos impostergables e inalienables (LRM, 1993).
En la medida que se fue construyendo no sólo como demanda sino cual palabra-
acción, el resultado tenía igualmente que surgir con su fuerza y contundencia,
cimbrando los cimientos ancestrales que postraban a las mujeres a la obediencia
y carencia de los derechos más elementales (Castellanos, 2007/1977). De ahí que
la identidad resignificada surgió como premisa y condición para la participación
de las mujeres en el movimiento rebelde, más que feminismo radical como una
autorrepresentación que al asumir el compromiso por el cambio significaba la
activación de nuevas relaciones entre las mujeres que se comunican, negocian
y deciden, sobre la base de medios emocionales que posibilitan el mutuo
reconocimiento entre ellas (Cadena, 1999).
Paralelamente, y sin desligarlas de las reivindicaciones comunitarias, las
mujeres indígenas participaron directamente en la construcción del discurso
entorno a las reivindicaciones hacia la comunidad nacional. Así, pudieron

210
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

hablar de la autonomía: como la libertad de decidir el tipo de gobierno y de


autoridades que quieren como pueblos indios, de decidir acerca de sus tierras,
lengua, educación; es la nueva relación de los pueblos indios con el Estado, ya
que ser autónomos no significa dejar de formar parte del país, ni separarse. En
sus palabras,
La autonomía para nosotras las mujeres implica el derecho de ser autónomas,
nosotras como mujeres, a capacitarnos, buscar los espacios y mecanismos para
ser escuchadas en las asambleas comunitarias y tener cargos. También implica
enfrentarnos el miedo que tenemos nosotras para atrevernos a tomar decisiones y
a participar, buscar independencia económica, tener independencia en la familia,
seguir informándonos porque el conocimiento nos da autonomía. “Queremos una
autonomía que tenga voz, rostro y conciencia de mujer y así podamos reconstruir
la mitad femenina de la comunidad, que ha sido olvidada (Vrijea, 2000: 45).
El nuevo discurso de las mujeres habla con mucho interés de la justicia,
y piden que ésta se imparta según los usos y costumbres, oponiéndose a las
costumbres que las afectan, es decir, que no todas las costumbres son buenas.
Y también piden asesoría jurídica y traductores, vale decir, acceso a las leyes
para conocer sus derechos. Este punto supone una verdadera insubordinación,
un giro de ciento ochenta grados a favor de la equidad de género. Esto moviliza
y trastoca las asimétricas relaciones hacia las mujeres. De ahí que el discurso
no podía quedarse únicamente en enunciados, sino generar inquietud, lazos de
solidaridad y alternativas de acción colectiva (Chihu, 2006b). Al final, la verdad
se tiene que construir a partir de las redes sociales, primero entre las mujeres y
en adelante con todos los compañeros de lucha (Rovira, 2009).
Educación y dinero para ir a estudiar; acceso al idioma para poder hablar
“castilla”, a fin de defenderse, sin por eso perder su lengua materna. Derecho a
la salud de manera gratuita; servicios básicos: agua, energía eléctrica, letrinas,
etc. En una palabra: mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de las
mujeres indígenas. Desarrollo-proyectos-trabajo, para tener planes de desarrollo,
fuentes de trabajo, para tener capacidad de decidir y administrar recursos.
Lugar especial tiene la preocupación y el interés de las mujeres acerca de la
religión; más no sólo para decidir libremente acerca de sus creencias, sino en la
perspectiva de ser tomadas en cuenta en la delicada función de guías espirituales
de sus comunidades, esto es, intervenir como religiosas a favor de sus pueblos
(Robles, 2000).
Cabe señalar, además, que la lucha por la autonomía no ha sido fácil para las
mujeres zapatistas, ya que la vulnerabilidad y la resistencia de éstas en medio de
la guerra de baja intensidad es una dimensión fundamental de la nueva identidad
de género que están construyendo.

211
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

La novedad del discurso zapatista radica en su eclecticismo, producto de dos


circunstancias principales: por una parte, su pluralidad ideológica de origen y, en
segundo lugar el contexto ideológico y el imperativo político de la movilización.
De ahí que el EZLN vivió un proceso de renovación ideológica en dos fases: una en
la clandestinidad, donde las comunidades indígenas le impregnaron su cultura,
y otra desde su aparición pública, donde el contacto con ciertos sectores de
la sociedad civil modificaron algunos de sus referentes. Ese lenguaje ecléctico,
nutrido básicamente por la cosmovisión de los indígenas mayas, se elabora a
partir de una diversidad de fuentes teóricas y mezcla categorías e ideas como
revolución, pueblo, trabajadores, campesinos, con sociedad civil, tolerancia,
pluralidad política, diversidad cultural, respeto a la diferencia y otras (De la Peña,
2004: 27-31).

Apropiación de espacios simbólicos de autorrepresentación

En el conjunto de comunicados e intervenciones de las comandantas del


EZLN, además de los contenidos explícitos donde se expresan las demandas y
llamamientos a participar y a movilizaciones de la sociedad civil (Testimonios,
1996: 279; Documentos, 1996), podemos advertir que paralelamente se presentó
la apropiación de espacios donde la voz y los intereses de las mujeres indígenas
son reivindicados a través de sus representantes, quienes se asumen en una
figura única cargada de significado, es decir, la figura de la dirigente rebelde que
expone a la comunidad y a la sociedad la posición del movimiento social del EZLN,
situándose en un lugar simbólico que se ha generado en el marco del alzamiento
armado, y donde las mujeres indígenas han logrado una representación definida
y equitativa con respecto a los hombres y en relación con el conjunto de las
bases zapatistas.
Asimismo, la autoproclamación como mujeres en rebeldía, cuestionando
además el monopolio simbólico de la violencia ejercido por más de 80 años
por el estado mexicano, incorpora un componente esencial a la construcción
de la identidad, puesto que las mujeres de los mandos superiores en su
función de liderazgo de la organización y de las comunidades, convocan a la
sociedad para luchar y cambiar el malestar social, apoderándose de todo el
significado profundo que tiene el hecho histórico de que sean justamente los
sujetos sociales con menos derechos y oportunidades reales de mejorar sus
condiciones de vida quienes están tomando acciones de ocupación territorial,
con el consiguiente surgimiento de una forma de poder popular, a la vez que
la organización comunitaria se entrelaza con el ejército rebelde (Uribe, 1998;
Rovira, 2007).

212
Construcción de identidad colectiva de género en mujeres zapatistas/Aranda

Y resulta que las referencias a formas de organización social distintas a las que
ha impuesto el capital y sus representantes, y donde las mujeres se han apropiado
con decisión, les da la posibilidad a las y los zapatistas de pensar en cómo
intervenir en la producción de la sociedad (Touraine, 1995), y de ahí el rechazo a
las formas actuales de organización social y socialidad. Sin duda es esta una de las
grandes aportaciones que provienen de la cultura ancestral de las comunidades
indígenas y es lo que les otorga la determinación de construir un mundo nuevo
“destruyendo” el mundo del capital (Ceceña, 1998; Soruco, 2009).
Por ello es que, bien mirada, la conversión de su personalidad desde la mujer
sumisa y callada, sometida, hasta la mujer sublevada, insumisa, orgullosa y
consciente de que se ha levantado desde el suelo para enfrentar la opresión
es un proceso psico-social que establece un antes y un después en sus vidas.
Al fijar así el horizonte al que busca llegar, y marcar una vía de acción colectiva
no carente de retos y dificultades; pero sí llena de momentos cruciales donde
se ponen a prueba todas las capacidades y potencialidades de su ser mujer
indígena, les permite proyectar hacia lo social un proceso de transformación
en que las subjetividades rebasan los límites de lo cotidiano y lo sabido para
emprender un viaje simbólico por senderos de lo desconocido, lo complejo e
inédito porque altera sensiblemente el estado de cosas, para arremeter hacia
una práctica de lo no pensado, pero posible.
Asimismo, otro de los procesos que contribuyeron a la construcción de la
identidad de género en las dirigentes y bases zapatistas ha sido la constante
construcción de un poder de desobediencia y creación de orientaciones que han
marcado la presencia rebelde de las mujeres, así como los derroteros de las
luchas que está siguiendo el movimiento del EZLN.
Este proceso impulsado por las mujeres zapatistas implica dos conjuntos de
acciones colectivas de la mayor importancia: de una parte el empoderamiento6 de
la insubordinación, o bien la insubordinación como forma de empoderamiento.
Así, la desobediencia civil7 aparece como un instrumento de intervención
adecuado a la lucha de resistencia indígena-popular, en vista de las evidentes
y drásticas limitaciones en los espacios de participación ciudadana, aplicando
la insubordinación como estrategia para desarrollar cierta capacidad de lucha
con base en la cual lograr a la vez un enfrentamiento real con las “fuerzas del
orden”; pero también simbólico en la medida que se trataba de situar el conflicto

6
Acciones de empoderamiento: formas expresivas, en términos de poderes democráticos,
necesarias para generar o incrementar su autonomía, que difieren del poder político y que giran
en torno a nuevos repertorios de acciones colectivas.
7
Estrategia de acción política para oponerse a la autoridad, buscando legitimidad social, y que
incluye espacios abiertos a formas de confrontación con el poder.

213
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

político entre las fuerzas del capital, representadas por el orden del Estado y los
millones de personas que padecen los estragos del neoliberalismo y en general
el régimen de dominación imperante. Es decir, que ante la desventaja frente al
poder del Estado y sus autoridades y funcionarios encargados de la legalidad, la
insubordinación civil funciona para condicionar el escenario de confrontación
y posibilitar su difusión pública. De ahí que la desobediencia civil se presente
como un acto o conjunto de acciones interrelacionadas que representan una
“violación” de una norma jurídica o de una prohibición u orden de la autoridad,
con pretensiones de legitimidad ante la sociedad (Aranda, 2008).
Por ello, la propuesta de las zapatistas es que las acciones de rebeldía generan
alternativas y a la vez diversas formas de poderes democráticos, señalando el
hecho de que el poder tiene que crearse, construirse, además de que se comparte.
Entonces, se trata de un proceso por medio del cual los sujetos desposeídos,
dependientes, interiorizados, discriminados, excluidos, marginados y oprimidos,
adquieren, desarrollan, acumulan y ejercen habilidades, formas de expresión,
destrezas y sabidurías de signo positivo necesarias para generar o incrementar
su autonomía y su independencia (Cazes, 1999).
En el curso de tales acciones, donde se practican poderes no opresivos de los
que carecían, se fueron creando sentidos cada vez más claros y definidos para la
lucha, quedando planteado el horizonte de la emancipación indígena y de género
como demanda y práctica fundamental del movimiento social, asumiendo que
precisamente uno de los aspectos constitutivos de la identidad colectiva es la
construcción del sentido que otorgue legitimidad y perspectiva a las acciones
conflictivas en marcha.
Y si bien la identidad puede “cambiarse” y re-asumirse, la autoafirmación
de género y zapatista implica una alteración profunda de las condiciones y
trayecto de vida que se contrapone tercamente a cualquier destino manifiesto
y, sobre todo, va tejiendo nuevos lazos y amplias redes que hacen posible decir
¡Basta!, desde la dificultad y la grandeza de ser mujer, indígena y rebelde en
pleno siglo XXI.

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217
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

TERCERA PARTE
Cuidados, cuerpo y sexualidad

219
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

220
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

Cuerpo y sexualidad: territorio simbólico


de representación de mensajes de género
en jóvenes universitarios

Martha Patricia Zarza Delgado*

Introducción

Los jóvenes mexicanos conforman un grupo de la población importante


numéricamente que se caracteriza por ser un sector heterogéneo con
características y necesidades diversas. Dentro de esta diversidad se encuentra
el grupo de los jóvenes universitarios quienes fueron objeto de estudio de
este trabajo de investigación. Específicamente aquellos jóvenes que cursan las
licenciaturas de Diseño Industrial, Diseño Gráfico y Arquitectura en la Universidad
Autónoma del Estado de México (UAEMéx) y en el Instituto Tecnológico de
Estudios Superior de Monterrey (ITESM), campus Toluca.
La interacción previa con los y las jóvenes de ambas instituciones generó dos
grandes premisas e interrogantes que motivaron el trabajo de investigación.
Por un lado la idea de que la juventud representa una fuerza social con altas
potencialidades para impulsar el cambio cultural, dio origen al supuesto de
que los jóvenes de hoy día y más específicamente los jóvenes universitarios,
mostrarían posturas un tanto “liberadas” de las ataduras culturales tradicionales
de la identidad de género. Específicamente el hecho de considerar a las
identidades sociales como complejos procesos relacionales que se conforman
en la interacción social, permitía pensar que ciertas características específicas de
los espacios académicos1 podrían reflejar o mostrar cambios en las identidades
colectivas de género y con esto reflejarían demandas, deseos y aspiraciones en
contraposición con las perspectivas dominantes y masificadas es decir, que en
estos jóvenes universitarios se rompería la inercia cotidiana institucionalizada de
lo masculino y lo femenino.
Sin embargo, por lo menos en este estudio, no se puede hacer tal aseveración
de manera uniforme, definitiva y tajante. Más bien parece existir un aparente
conflicto en la construcción de las identidades masculinas y femeninas entre
1
Como el número de población femenina en las universidades que, según estadísticas del 2007
de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES),
específicamente en el estado de México 53 por ciento de los estudiantes universitarios son
mujeres.
* Profesora-investigadora de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del
Estado de México.

221
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

los y las jóvenes universitarios, que proviene de diversos consumos y vivencias


culturales que les permiten tomar referencias tanto de los estereotipos
tradicionales de género como de modelos emergentes que aparentemente
muestran mayor conciencia respecto a la equidad de género. En este sentido,
tal como lo señala De Garay (2002), suponer que el simple hecho de la apertura
de la universidad a las mujeres es un rasgo liberador en sí mismo es una
exageración, puesto que la socialización que reciben en la educación superior
se encuentra orientada por la cultura de género dominante y probablemente
por esa misma razón encontramos que si bien las mujeres universitarias de este
estudio parecieran ser más conscientes de su posición, aún se muestran un tanto
tímidas o discretas a la hora de exteriorizarlo.
La segunda premisa que dio origen a este trabajo de investigación fue la
creencia de que existirían diferencias significativas en la percepción y reflejo de
las identidades de género entre estudiantes de una universidad pública y de
una universidad privada. De manera concreta, se presuponía que las variaciones
en las condiciones de vida que se les presentan a ambos grupos de jóvenes
universitarios, determinadas por el contexto sociocultural y económico que
experimentan, implicarían que los estudiantes del ITESM, en comparación con
los de la UAEMéx, mostrarían posturas menos apegadas a los estereotipos
tradicionales de género, debido a una mayor exposición a ideologías y estilos de
vida ajenos al contexto mexicano que tradicionalmente ha sido concebido como
mayoritariamente patriarcal. Sin embargo, los comentarios y comportamiento de
los y las jóvenes participantes fueron mostrando que tales discrepancias no eran
tan claras y evidentes. Aparentemente las verdaderas diferencias no provienen
de la institución académica de procedencia, sino más bien se dan a partir de
los diversos estilos juveniles que los propios participantes señalan y portan. Por
ejemplo, el estilo fresa refleja el origen social de quien lo lleva y lo emplea como
un medio simbólico a través del cual hace patente su estatus socioeconómico y
cultural y con ello se diferencia claramente de otros estilos o grupos juveniles sin
importar la procedencia educativa.
Por otro lado, dos de las dimensiones de género que adquieren especial
relevancia en la interiorización de una identidad masculina o femenina particular
en la juventud, son las del cuerpo y la sexualidad. Su importancia no sólo radica
en el aumento de las presiones sociales para conformarse a los roles masculinos
y femeninos tradicionales, sino también en los cambios puberales en donde se
introduce la sexualidad en el comportamiento y con ello, el inicio de relaciones
de pareja en donde los roles sexuales considerados propios a la condición de
hombre y mujer se diferencian claramente. De tal forma que tanto el cuerpo

222
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

como la sexualidad son medios simbólicos de especial relevancia para los y las
jóvenes universitarios en su necesidad de reafirmar o reforzar su identidad de
género. Pero además, su importancia como dimensiones de análisis surge de
su naturaleza social que, tal como lo señalan Le Breton (2007) y Lamas (1998),
pone en evidencia rasgos sociales que permiten comprender fenómenos
contemporáneos. Es decir que el cuerpo y la sexualidad son dos dimensiones
de análisis muy sensibles a la cultura, a las transformaciones sociales, a los
discursos y a las modas y por tal razón permiten percibir o identificar los cambios,
modificaciones o permanencias en las concepciones tradicionales de género
entre los y las jóvenes.
A partir de estas referencias generales, se plantea en este trabajo de
investigación reconocer la transmisión y el consumo de mensajes de género entre
la población juvenil universitaria del estado de México y más específicamente de
la ciudad de Toluca. El estudio se enfoca únicamente en aquellos mensajes que
corresponden a dos de las diversas dimensiones que conforman la identidad
de género de los jóvenes y que se refieren a la del cuerpo y la sexualidad.
Estas dimensiones de género se analizan a partir de lo que los propios jóvenes
expresan verbal y corporalmente, pero también a partir de la relación que tienen
con ciertos medios de consumo como las revistas y la música.
Así pues, el objetivo general de este trabajo de investigación se centra
en el estudio de los mensajes de género que envían y reciben los jóvenes
universitarios de la ciudad de Toluca y que se materializan en su comunicación
verbal y corporal. Específicamente los mensajes de género relacionados con el
cuerpo y la sexualidad.

Antecedentes generales

Hernández (2006) señala que la introducción del concepto de género en los


análisis sociales facilitó una nueva comprensión de la posición de las mujeres
en las diversas sociedades humanas, ya que supuso la idea de variabilidad toda
vez que ser hombre o mujer es un constructo cultural y por lo tanto varían sus
definiciones en cada cultura. Además, el concepto de género evidencia la gran
variedad de elementos que configuran la identidad del sujeto toda vez que el
género será experimentado y definido personalmente de acuerdo con otras
pertenencias como la etnia, la raza, la clase, la edad, entre otras.
La categoría de género es una herramienta que permite referirse a los
procesos de diferenciación, dominación y subordinación entre los hombres y
las mujeres, remitiéndose a la fuerza de lo social y buscando explicar la acción
humana como un producto de valores culturales, mediados por un amplio

223
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

espectro de instituciones económicas, sociales, políticas y religiosas que se


reflejan en la materialidad de las vidas humanas. Sin embargo, las normas del
género no siempre están claramente explicitadas; a menudo se expresan de
manera implícita a través de gestos, estilos de vestir y peinar, o bien a través de
los bienes que consumimos.
La categoría de género considera que es la simbolización cultural y no la
biología la que determina lo que es “propio” de cada sexo. Por lo tanto, es en la
sociedad donde se encuentran inscritos los valores de género que se perciben
a partir de lo simbólico en la materialidad de los individuos. Mientras el sexo
se refiere a una categoría biológica, masculino y femenino, determinada por la
presencia del cromosoma sexual XX en las mujeres y el cromosoma XY en los
hombres, el género se considera como el conjunto de conductas aprendidas que
la propia cultura asocia con el hecho de ser hombre o ser mujer. Tal como lo
definió hace ya varias décadas Simone de Beauvoir, las características humanas
consideradas como femeninas o masculinas son adquiridas por las mujeres y
hombres mediante un complejo proceso individual y social, en vez de derivarse
“naturalmente” de su sexo.
Bajo esta perspectiva, el género atribuye características femeninas y
masculinas a cada sexo, a sus actividades, conductas, y a las diversas esferas de
la vida, de tal manera que esta simbolización cultural de la diferencia anatómica
toma forma en un conjunto de prácticas, ideas, discursos y representaciones
sociales que dan atribuciones a la conducta objetiva y subjetiva de las personas
en función de su sexo.
Así pues, es claro que la categoría de género se nutre de una gran variedad de
medios culturales que reflejan el significado social de lo femenino y lo masculino,
el cual tiende a concebir a lo femenino en contraste con lo masculino, es decir
como sistemas binarios que oponen el hombre a la mujer, por lo general, no en
un plan de igualdad sino en un orden jerárquico.
Particularmente cuando se habla de la identidad de género, se entiende que
es al mismo tiempo privada y pública, pues es relativa a nuestra subjetividad y
toma su lugar en un mundo de significados sociales y relaciones de poder. Es
decir que las identidades genéricas no son hechos dictados por la naturaleza,
sino fenómenos históricos, políticos y culturales. Por tal razón, el proceso de
adquisición de la identidad de género se vuelve realmente complejo, pues en
ella intervienen de manera igualmente importante, la forma como los sujetos se
autoperciben, los lineamientos sociales y la reestructuración de estos dos a partir
de la propia vivencia. Bajo estas condiciones, el desarrollo personal, la apariencia
y el deseo entran frecuentemente en conflicto con los convencionalismos

224
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

sociales, los cambiantes valores culturales y los nuevos imperativos políticos y


morales en la adquisición de la identidad de género. Es decir que los contenidos
de la identidad femenina y masculina se transmiten y subjetivan a partir de
la socialización y es justamente uno de los factores que le atribuyen un cierto
carácter de rigidez a los modelos masculinos y femeninos (Hernández, 2006;
Weeks, 1998).
En esta diferenciación de hombres y mujeres, es difícil encontrar sociedades
donde la dominación masculina y la subordinación femenina no estén presentes
de una u otra forma, a pesar de que los códigos éticos y morales que circunscriben
estas relaciones tengan variantes mayores. A pesar de la diversidad en el mundo,
parecen existir unos límites muy rígidos para la libre elección de las identidades
genéricas y sexuales. De hecho, la singularidad del género consiste precisamente
en que los rasgos socialmente atribuidos a la diferencia entre un hombre y una
mujer, son extrañamente constantes y similares a lo largo de la historia, en las
distintas culturas y en sociedades distantes entre sí2. Se trata de estereotipos de
género que no son más que tipificaciones socioculturales que están sometidas
tanto a ajustes como a desajustes, pero que cumplen con una función de
ordenamiento y clasificación del universo simbólico heredado y en ello radica su
aparente permanencia e invariabilidad (Pech, Rizo y Romeu, 2007; Serret, 2004;
Weeks, 1998).
Estas diferencias genéricas tienen su origen en el ámbito de lo simbólico que es
el campo en donde el nivel de organización de la cultura construye los referentes
a los que habrán de remitirse todas las imágenes que las colectividades humanas
sancionan como parte de su propia realidad. En este sentido, las identidades
se constituyen en la acción social y se refrendan en el ámbito simbólico, cuya
permanencia dependerá del grado de auto y hetero apropiación. En este
ámbito de lo simbólico, es en donde se encuentra el origen de las dinámicas,
prácticamente transhistóricas, de interacción entre los seres humanos a partir
de lo que perciben como sus géneros o sus pertenencias inmutables a una cierta
naturaleza de masculinidad o feminidad (Serret, 2004; Valenzuela, 1992).
Bajo esta perspectiva, el estudio de la identidad de género en los jóvenes,
a partir del cuerpo y la sexualidad, permitirá explorar la pertenencia real y

2
Sin embargo, existen algunos estudios que demuestran diferencias significativas en las concepciones
de género entre culturas, como el de Mead (1935) en tres sociedades tribales en Nueva Guinea
en donde demostró que existía un patrón de desarrollo de los roles de género opuesto al de las
sociedades occidentales: los hombres eran pasivos, emocionalmente dependientes y socialmente
sensibles, mientras que las mujeres eran dominantes, independientes y asertivas. Los pigmeos Aka
en África son otro ejemplo de concepciones de género no tradicionales ya que son ellos los que
brindan cariño y contacto físico al niño, mientras las madres trabajan fuera y juegan el papel de
disciplinadoras de los mismos.

225
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

simbólica de determinados valores y prácticas, discursos e ideologías que hacen


al joven ser, actuar, sentirse y relacionarse desde una subjetividad masculina o
femenina particular.
El cuerpo, moldeado por el contexto social y cultural en el que se sumerge el
individuo, es ese vector semántico por medio del cual se construye la evidencia
de la relación con el mundo, de tal manera que las actividades perceptivas,
pero también la expresión de los sentimientos, las convenciones de los ritos
de interacción, gestuales y expresivos, la puesta en escena de la apariencia, los
juegos sutiles de la seducción, las técnicas corporales, el entrenamiento físico, la
relación con el sufrimiento y el dolor, en suma, la existencia misma del individuo
es, en primer término, corporal. Lo que el hombre pone en juego en el terreno
de lo físico se origina en un conjunto de sistemas simbólicos, es decir que del
cuerpo nacen y se propagan las significaciones que constituyen la base de la
existencia individual y colectiva, de tal manera que el proceso de socialización
de la experiencia corporal es una constante de la condición social del hombre
que tiene sus momentos más fuertes en ciertos períodos de su existencia,
especialmente en la infancia y en la juventud (Le Breton, 2007).
Bajo esta perspectiva, la organización genérica de la sociedad es una
construcción social basada en marcas corporales, ya que en el centro de la
organización genérica del mundo, como sistema de poder basado en el sexo, se
encuentra el cuerpo subjetivado. Es decir que en una cultura como la nuestra el
cuerpo se considera decisivo para asignar identidades. De tal forma que tanto la
masculinidad como la feminidad se asocian o emergen de los cuerpos, pues se
asume que es algo inherente al cuerpo o que expresa algo sobre su naturaleza.
Es así que se considera al cuerpo como portador de símbolos sociales en donde
concurren las nociones culturales y sobre el que recaen los límites que expresan
las instituciones sociales que han interpretado de manera dispar la anatomía de
hombres y mujeres (Jiménez,2003).
Por lo tanto, es a través de diferentes manifestaciones corporales que los
individuos expresan su pertenencia social y cultural, reflejan las imágenes
sociales sobre el cuerpo y las relaciones de poder, es decir que el cuerpo posee
una cantidad de potencialidades y representaciones simbólicas en diferentes
ordenamientos sociales y culturales. En palabras de Le Breton (2007), el cuerpo
se impone como el lugar predilecto del discurso social. Es a través del cuerpo
que se construye y representa el significado de la masculinidad o la feminidad
de tal forma que el cuerpo encarna un código con el que se producen mensajes
y se da acomodo al aparato perceptivo e interpretativo, empleando diversos
medios tales como el porte o estilo con que se presentan y actúan los agentes,
la gestualidad corporal, etcétera.

226
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

En este sentido, Muñiz (2002) señala que los gestos, las actitudes, los
comportamientos individuales son experiencias sociales, el fruto de aprendizaje
y de mimetismo voluntarios o inconscientes que si llegan a parecer naturales es
porque forman parte del bien común de una sociedad entera y de una cultura
que permiten su permanencia y reproducción y que evidentemente se derivan
de los modelos de educación y de los esquemas ideológicos que estructuran la
cultura y en los cuales se asientan los códigos y las normas de comportamiento.
Movimientos, gestos, expresiones verbales, tonos de voz, vestimenta y
actitudes en general han sido controlados desde diversos discursos sociales,
conformando fórmulas generales de dominación que adoptan mayor rigidez
cuando se trata de establecer una división genérica acorde con un orden social
para ubicar los papeles de los hombres y las mujeres.
El cuerpo además tiene una relación directa con la sexualidad, pues, según
lo afirman Vendrell (2004) y Rivas (1998), la sexualidad está sostenida en la
materialidad corporal, es decir, en la existencia de una capacidad física que
se manifiesta mediante prácticas, actividades y acciones en las que interviene
el cuerpo, pero también una serie de argumentaciones, discursos, premisas y
significaciones que connotan las acciones de los individuos, califican sus deseos,
orientan sus tendencias y restringen sus elecciones placenteras o amorosas.
Es decir que la sexualidad no se limita a un aspecto instintivo del ser humano,
más bien se le concibe como una “construcción social” que involucra nuestras
creencias, ideologías e imaginación, tanto como el cuerpo físico. La sexualidad
es fundamentalmente un objeto “cultural”, un producto de la cultura.
Bajo este modelo general de sexualidad, nuestros comportamientos,
identidades, creencias, definiciones y convenciones sexuales han sido moldeados
en medio de relaciones de poder en las cuales se ha desvalorado la sexualidad
femenina y se ha definido en función del hombre. Siendo que la sexualidad
está en la base del poder, tener una u otra definición genérica implica para los
seres humanos ocupar un lugar en el mundo y tener un destino más o menos
previsible de integración en la jerarquía social (Vendrell, 2004; Weeks, 1998;
Lagarde, 1990). En este sentido, el modelo de sexualidad general que domina
en las diferentes culturas del mundo es aquél en el que los hombres han sido los
agentes sexuales activos y las mujeres los agentes sexuales pasivos y sensibles
que despiertan a la vida sexual gracias al hombre.
Para los jóvenes, la sexualidad representa uno de los principales ejes
articuladores de su identidad, siendo la condición de género decisiva en su
construcción. Es precisamente en la juventud cuando la sexualidad, tanto en
mujeres como en varones, presenta importantes manifestaciones que se ven

227
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

influenciadas por el discurso ideológico que emana de las instituciones que


otorgan significación al cuerpo y a la sexualidad de los jóvenes. Desde la infancia,
los cuerpos femeninos son disciplinados para el embarazo y la maternidad
y disociados de la sexualidad como fuente de placer. Para muchas mujeres
jóvenes, la práctica de la sexualidad está acompañada de sentimientos de
temor, riesgo y sumisión e imbricada con la posibilidad de la procreación. En el
caso de los varones, la constitución de la identidad de género requiere probar
constantemente su condición de “verdaderos hombres” ante la amenaza de no
ser vistos como tales. Por lo cual, ser varón implica rechazar lo que no se debe
ser y diferenciarse constantemente de lo femenino, ya que la feminización y
la homosexualidad pasiva constituyen la frontera más allá de la cual el varón
pierde su condición masculina (Checa, 2003; Jiménez, 2003; Menkes y Suárez,
2004; Ehrenfeld, 2004; Amuchástegui, 1998).
Es importante señalar que las construcciones sociales de poder entre géneros
se han forjado, difundido y mantenido, en gran medida, gracias a una incitación
constante en la producción de discursos sobre el tema, que forman parte de un
creciente y complejo dispositivo de control sobre los individuos, especialmente
sobre los jóvenes, basado en la producción e imposición de identidades genéricas
que se promueven a través de diversos medios y que se arraigan en el mundo
de lo simbólico.
En este sentido, se puede aceptar que existe, tal como lo señalan Weeks
(1998), Cabrera (2004) y Moreno (2004) una cierta institucionalización de la
heterosexualidad. Es decir que al parecer sólo existen dos únicos lugares de
referencia desde los que se habla de relaciones de poder entre géneros. Bajo
esta perspectiva, Cabrera (2004) afirma que existirían dos tipos de personas con
identidades diferenciadas (aquello que se define como masculino y femenino)
exclusivas y excluyentes, concibiendo la identidad de género como una dicotomía,
de la que se derivan juicios de valor por considerar “desviado”3 todo aquello que
no se adapta a los roles esperados para unas y otros.
Cabrera afirma que no se puede negar la existencia de diversas formas de
ser hombre o mujer, que no necesariamente corresponden con las etiquetas
socialmente construidas de lo masculino y lo femenino. Sin embargo, tal como
lo señala Moreno (2004), la angustia ante una posible ambigüedad de identidad
de género, refleja una preocupación más amplia por conservar las categorías
simbólicas y la organización jerárquica del sistema social.
3
El término queer alude, en cierta forma, a esta aparente “desviación” al reclamar la inclusión de
identidades de género reconocidas como gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. El término
queer aún se considera ofensivo o despectivo por parte de la comunidad y para otros es un término
que sirve para describir una orientación sexual y/o identidad de género o expresión de género que
no se limita a la sociedad heteronormativa.

228
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

Moreno (2004) sostiene que se debe eliminar la visión tradicional de género,


fundamentada en la heterosexualidad, se debe incluso renunciar a la idea de que
existe un continuum cuyos extremos son los tipos masculino y femenino puros
y empezar a considerar que el género se conceptualiza mejor como puntos en
un espacio multidimensional, lo cual significa que se pueden encontrar distintos
niveles de masculinidad y feminidad.

Método

Para llevar a cabo esta investigación, se contempló como población de estudio


a aquellos jóvenes, hombres y mujeres, estudiantes universitarios, solteros, que
habitan en la ciudad de Toluca. Se estudiaron 12 casos de jóvenes universitarios
de 18 a 23 años de edad, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM), campus Toluca y de la Universidad Autónoma del Estado
de México (UAEMéx): tres mujeres y tres hombres de cada una de las dos
universidades. Todos los participantes pertenecen a las áreas de la Arquitectura
y el Diseño con la finalidad de seleccionar casos similares para que permitieran
describir o conocer en profundidad las percepciones que tienen estos jóvenes
sobre el tema de investigación. Se seleccionó a este grupo particular de jóvenes
universitarios porque son dos áreas de estudio que existen en ambas instituciones
y porque existía conocimiento e interacción previo con jóvenes de Arquitectura
y Diseño en ambas instituciones lo cual facilitaría la realización del trabajo de
campo. El estudio no pretende asegurar una representatividad estadística de los
casos analizados, sino más bien conocer a profundidad un número limitado de
casos.
El método de investigación empleado fue la etnografía que típicamente
implica el estudio de un grupo pequeño de sujetos en su propio ambiente o
contexto, procurando obtener un entendimiento preciso de sus circunstancias
por medio de descripciones detalladas y exhaustivas de los sujetos y lugares del
estudio, así como de interpretaciones de los significados de lo que se observa
y escucha. Para tal efecto, se llevaron a cabo entrevistas en profundidad que
permitieron conocer, en primera instancia, los mensajes que con sus propias
palabras expresan los y las jóvenes participantes sobre el tema específico del
cuerpo y la sexualidad. En segunda instancia se llevó a cabo la observación
participante que consistió en el involucramiento temporal en el mundo social
y simbólico de los observados, conociendo sus convenciones sociales, sus
costumbres, su uso del lenguaje y su comunicación no verbal.
Los sitios de observación elegidos fueron aquellos en donde los jóvenes
tienen la posibilidad de encontrarse e interactuar cara a cara con sus pares,

229
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

evidenciando a través de un conjunto de prácticas, más que de discursos, sus


valoraciones de género, así como el significado que le atribuyen a ciertos bienes
y productos culturales y la forma en que éstos conforman su identidad de
género. Dichos lugares fueron espacios de convivencia en la propia institución
educativa, espacios de reunión en las plazas públicas más populares entre los y
las jóvenes universitarios de la ciudad de Toluca y los antros a los que los jóvenes
entrevistados afirmaron asistir frecuentemente.
Además, por medio de la observación y las entrevistas se identificaron las
melodías, los video clips y las revistas más significativos para los y las jóvenes del
estudio, de los cuales se llevaron a cabo análisis de contenido sobre los mensajes
y valores de género que promueven4. Específicamente se analizaron aquellos
mensajes relacionados con la gestualidad y estética de los cuerpos femeninos
y masculinos, su vestimenta, su peinado y “decoración” (piercing, pulseras, etc.)
así como los mensajes que dichos medios transmiten sobre la sexualidad. Es
decir, se identificaron y analizaron las diferentes imágenes simbólicas que en la
sociedad funcionan como un lenguaje, tanto verbal como no verbal y a través de
las cuales expresan los significados culturales de género y permiten que los y las
jóvenes construyan sus identidades. De tal forma que además del lenguaje verbal
y escrito, fueron elementos de análisis las imágenes simbólicas de las melodías
y las revistas que consumen los y las jóvenes y por medio de los cuales se
pueden conocer los mensajes de género que reciben y que después reproducen,
intercambian y materializan en su forma de vestir, peinar, hablar, etcétera.
Así pues, a lo largo del proyecto se reflexiona sobre el cuerpo y la sexualidad en
los y las jóvenes universitarios, a partir de sus testimonios verbales y corporales
así como de sus consumos musicales y de revistas. En el análisis detallado
de dicha información se pueden identificar transformaciones, pero también
permanencia de valores de género tradicionales que en algunos casos ubican a
la mujer en una posición de desventaja con relación al hombre, pero en algunos
otros muestran una relación más equitativa con el varón, conformando con ello
un escenario diverso y complejo en donde se identifican una multiplicidad de
posturas y variantes que impiden unificar al grupo de los jóvenes universitarios
bajo una clasificación única y determinante en cuanto a los mensajes de género
que envían por la vía de lo verbal, lo corporal y sus consumos culturales. Con
base en lo anterior, en este documento se plantean tres rubros que permiten
visualizar con mayor claridad los hallazgos del estudio y que son los siguientes:
• El cuerpo simbólico como un reflejo de pluralidad de identidades juveniles
y de género.
4
Se analizaron letras de canciones y textos de revistas así como imágenes de videos musicales y
de revistas.

230
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

• La sexualidad de los jóvenes universitarios, un ámbito de oposiciones entre


lo femenino y lo masculino.
• La música y las revistas como vehículos de expresión y manifestación de los
ideales y valores de género juveniles.

El cuerpo simbólico como un reflejo de pluralidad de identidades juveniles


y de género

Si consideramos a la juventud como una etapa de vida en la cual los individuos


reconstruyen y reafirman una identidad personal, sabemos que alrededor de la
conformación de dicha identidad se generarán diversos elementos simbólicos
que permiten el reconocimiento de su individualidad, pero también su
pertenencia a un grupo juvenil particular y por supuesto su pertenencia a un
género específico5. En este sentido, la estética corporal, el vestido y el peinado,
así como los accesorios corporales y la gestualidad se convierten en elementos
simbólicos a través de los cuales los y las jóvenes universitarios de este estudio
conforman una identidad juvenil específica.
Dicha identidad juvenil surge de un amplio abanico de opciones creado por
los mismos jóvenes y dentro de los cuales predominan los fresas, los wannabés,
los pandrosos y los pachi-fashion6. A partir de estos estilos, los y las estudiantes
universitarios reflejan o simbolizan su condición de jóvenes, sus valoraciones de
género y también su condición de estudiantes, en este caso de Arquitectura y
Diseño. Siguiendo la lógica de De Garay (2002), la predominancia de estos estilos
juveniles representa que los jóvenes estudiantes se reúnen con una creencia
común y compartida vinculada con el propósito de aprender una profesión
particular, que aunada al código simbólico que se aprende en cada facultad,
implica la socialización en torno a determinados valores y creencias, conformando
con ello un sistema de referencias y evaluación de las conductas sociales que
origina la predominancia de ciertos estilos o representaciones corporales. Este
5
Según lo señala Montesinos (2002), la identidad de género se redefine en cada etapa cultural, es
decir que varía de acuerdo al momento histórico, pero además los individuos la van introyectando
poco a poco a lo largo de sus vidas, de tal manera que la conformación de la personalidad establece
un mínimo de etapas desde la infancia hasta la edad adulta.
6
Los y las jóvenes entrevistados reconocen diversos estilos juveniles que los diferencian tanto
por su estilo de vestimenta y peinado como por sus consumos culturales. En este documento en
particular se hacen referencias específicas a los estilos que los mismos jóvenes identifican como
los fresas, los pandrosos, los wannabés y los pachi-fashions. En términos generales, los fresas
se identifican como los más “fashion”, los que cuidan mucho su arreglo personal y usan ropa de
marcas prestigiadas. Los pandrosos se describen como los más “fachudos”, aquellos a los que no
importa mucho su apariencia y tienen un aspecto medio sucio. Los wannabes son los que sin tener
los medios para ser fresas quieren aparentar serlo y se dedican a imitarlos en su forma de hablar,
de actuar y tratando de vestir a la moda pero sin ropa de marca. Por su parte, los pachi-fashion,
son los que se quieren ver como padrosos pero usando ropa de marcas prestigiadas.

231
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

fenómeno permite la identificación tanto con un grupo juvenil específico como


con un grupo de universitarios de algún área particular del conocimiento y por
supuesto también la identificación con el género masculino o femenino.
El cuerpo adquiere especial importancia en la conformación de una
identidad juvenil, universitaria y de género específica, porque se convierte en
un medio simbólico por medio del cual los y las jóvenes reflejarán su lealtad o
rechazo a las normativas culturalmente dominantes. Esta adhesión o rechazo,
específicamente en lo relacionado a la identidad de género, aparentemente
varía dependiendo justamente del estilo juvenil de pertenencia, de tal forma
que se generan diferentes niveles de masculinidad y feminidad entre los y las
jóvenes universitarios a partir de la corporalidad.
Bajo esta perspectiva, tal como lo señalan Montesinos (2002) y Week (1998), la
juventud actual se debate en un contexto cultural donde los rasgos de lo femenino
y lo masculino se mezclan de tal forma que podemos encontrar la persistencia
de valores tradicionales en donde el varón ostenta claramente el poder7, pero
también situaciones en donde parece romperse con los esquemas tradicionales8
y en el medio de estos dos polos, una amplia gama de estilos de masculinidad
y feminidad “intermedia” que nos hace pensar que nos encontramos en un
punto en que las condiciones actuales darán origen a nuevos tiempos en que
la juventud abra las posibilidades de crear diferentes actitudes de los géneros,
que propicien una cultura más equilibrada y liberadora tanto de la mujer como
del hombre. Por lo menos así se percibe a través de la corporalidad de los y las
jóvenes universitarios.
En palabras de Montesinos (2002), lo interesante del caso no es reconocer
la excepción que confirma la regla, sino advertir el resquebrajamiento de una
cultura que ofrece una nueva estructura simbólica mediante la cual se aprecia la
emergencia de nuevas identidades genéricas, tanto masculinas como femeninas.
Sin embargo, en este contexto, se alcanza a advertir que la identidad masculina
ha evolucionado menos rápido que la femenina, así se aprecia por ejemplo en las
valoraciones corporales tan arraigadas que los hombres tienen de las mujeres y
que sin lugar a dudas las ubica en muchos casos como meros objetos decorativos,
reflejando con ello la permanencia de valoraciones tradicionales de lo masculino.
Por otro lado, algunos aspectos que evidencian una mayor evolución en las
identidades femeninas de las estudiantes universitarias se alcanza a percibir en

7
Por ejemplo la gestualidad de los varones universitarios se convierte en un medio de dominación
simbólica muy claro que se percibe a través de la manera de ocupar el espacio.
8
Por ejemplo, la transgresión verbal de las jóvenes al emplear “groserías” y hablar en un tono
elevado de voz, parece burlarse de la rigidez de los límites en que se sustenta la cultura de género
tradicional.

232
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

algunos rasgos del comportamiento tales como mostrar un mayor liderazgo en


grupo (ellas son las que deciden qué se va a hacer) y una forma de hablar hasta
cierto punto transgresora de los cánones tradicionalmente femeninos.
El hecho de que los varones universitarios muestren, en algunos aspectos,
una evolución aparentemente más lenta que en el caso de las mujeres,
probablemente se deba a que las resistencias de la cultura tradicional son más
severas con aquellos que transgreden el patrón de conducta masculina, de tal
forma que aquel varón que no se apegue a lo establecido por los géneros y las
preconcepciones sociales, se expone a ser marginado, excluido o estigmatizado
socialmente.
Sin duda alguna, la presentación del cuerpo y la gestualidad de los y las jóvenes
universitarios reflejan cambios sociales importantes pero no borran o eliminan de
manera definitiva al pasado y por tanto a las expresiones tradicionales de la cultura.
Aparentemente existen ciertos ámbitos y/o estilos juveniles autodefinidos que
se resisten más al cambio, de tal forma que se perciben valoraciones de género
que se muestran mucho más renuentes a las transformaciones. De los cuatro
estilos más marcados y generalizados, nombrados por los propios participantes
como los fresas, los pandrosos, los pachifashion y los wannabés, está el caso
específico de los y las fresas en el aspecto concreto del vestido y el peinado,
pero también existen otros estilos juveniles más cercanos a la “modernidad”
que aceptan y reconocen el significado cultural de las nuevas identidades
genéricas en la construcción de una nueva estructura simbólica que se evidencia
en su estilo de vestimenta y peinado y a través de la cual proyectan valores de
género más igualitarios, tal sería el caso de los y las jóvenes pandrosos. Este
fenómeno podría representar un cambio cultural que poco a poco puede irse
generalizando y sobre todo interiorizando en los jóvenes, ya que se advierte que
esta aparente ruptura de algunos valores de género tradicionales entre los y las
jóvenes universitarios es más evidente en la superficialidad de lo corporal —de
su estética y presentación— que en su comportamiento.
A grandes rasgos, se podría decir que a través de la representación corporal
de algunos de los y las jóvenes universitarios de este trabajo, se percibe una
cierta tendencia de configurar nuevos escenarios simbólicos que –al margen o en
la antinomia- se oponen al “deber ser” que deviene de la dimensión normativa o
institucional. Sin embargo, en pocos casos dicha tensión simbólica se manifiesta
explícitamente en los espacios sociales, más bien parece tratarse de una disputa
latente que está implícita en el surgimiento de nuevos lenguajes o formas de
representar discursivamente fenómenos que siempre han estado presentes
en las prácticas cotidianas. Aparentemente, ante la presencia de un mundo

233
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

en creciente reflexividad los y las jóvenes universitarios asumen gradualmente


una actitud crítica de su momento histórico, que se traduce poco a poco en la
apropiación y transformación de los significados que circulan en los espacios
sociales de su experiencia individual y paulatinamente en cambios significativos
y de fondo en las concepciones y valoraciones de género. Aunque todavía no se
trata de una realidad generalizada sino más bien de eventos aislados que dan
lugar a una pluralidad de posturas en las identidades de género.

La sexualidad de los jóvenes universitarios, un ámbito de oposiciones


entre lo femenino y lo masculino

Lamas (1998) afirma que la sexualidad está sujeta a una construcción social
que promueve una elaboración psíquica y cultural sobre los placeres de los
intercambios corporales, construida discursivamente, regulada y reglamentada
mediante prohibiciones y sanciones que le dan —literalmente— forma y
direccionalidad. En este sentido, se considera que los y las jóvenes universitarios
han asimilado o interiorizado en el ámbito de la sexualidad, fielmente y de manera
mucho más homogénea que en la presentación del cuerpo9 y la gestualidad,
muchas de las normas de género tradicionales que frecuentemente ubican a la
mujer en una posición de desventaja con relación al hombre.
Tal parece que las prescripciones culturales dominantes de la feminidad y la
masculinidad se visualizan más claramente entre los y las jóvenes universitarios
en un nivel un tanto inconsciente como lo es la gestualidad, o bien en los ámbitos
más privados o personales como el de la sexualidad, mientras que en el ámbito
de la presentación del cuerpo es en donde más diversidad de identidades de
género se perciben10. Es decir que cuando se aborda el tema de la sexualidad,
esta multiplicidad de posturas juveniles y de género se simplifican en una
identidad masculina o femenina única con relaciones desiguales entre el hombre
y la mujer. Si se pudiera visualizar este fenómeno a través de un esquema, éste
pudiera ser de la siguiente manera:
Esta aparente polaridad en el terreno de la sexualidad se evidencia, por
ejemplo, en la idea que tienen los varones universitarios de este estudio sobre
el hecho de que la hombría se demuestra en la capacidad de dar placer a las
mujeres —ellos dan placer y ellas son el objeto del placer—.

9
Entiéndase vestido, peinado y uso de accesorios.
10
Es decir diversos estilos de masculinidades y feminidades.

234
Esquema

 
 

235

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Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

En este sentido, el discurso juvenil connota una visión de la mujer que la ubica
como objeto sexual sobre el cual se tienen derechos incuestionables. Por ejemplo,
el varón adquiere derechos de exclusividad sobre la mujer no sólo cuando se
formaliza una relación de noviazgo y/o se han tenido relaciones sexuales, sino
incluso cuando se mantienen relaciones “sin compromisos” como pudieran ser
los frees11. En esta dualidad de posturas entre lo femenino y lo masculino, se
identifica una cierta cosificación de la mujer que la ubica en el extremo pasivo
y receptor y a ellos en el extremo activo y dominante. Según Amuchástegui
(1998), esta visión ha servido como base para un sistema generalizado en el
cual las mujeres no tienen derechos sobre sí mismas y sin embargo son objeto
del derecho de otros, especialmente de los hombres quienes, en cierta forma
controlan la sexualidad femenina. De alguna manera pareciera que se trata de
una de las estrategias principales para mantener el orden social dominante
que generalmente ubica al varón en una posición de supremacía con relación
a la mujer. Ellos y ellas en el terreno de la sexualidad evidencian las diferencias
opuestas de género de una manera más generalizable, a pesar de que en
otros aspectos del estudio se mostraba cierta igualdad o equidad de posturas
dependiendo del estilo juvenil. Es decir que bajo la mirada de la sexualidad,
pandrosos, fresas, wannabés y pachi-fashion son igualmente tradicionales.
En este contexto de diferenciación de géneros polarizado, el aspecto
específico del derecho a experimentar el goce sexual12 es el ejemplo más claro
de la permanencia de valores de género tradicionales entre los y las jóvenes
universitarios. A partir de las entrevistas y la observación participante se puede
afirmar que es justamente en el ámbito de la sexualidad en donde los y las jóvenes
tienden a naturalizar ciertas características o conductas propias de varones y
mujeres y ésta puede ser una de las razones por las cuales permanecen casi intactos
ciertos ideales y valores de lo femenino y lo masculino en este terreno. En este
sentido, todavía no se alcanza a percibir entre el grupo de jóvenes entrevistados
un síntoma de que las nuevas generaciones tienen una visión distinta sobre la
dualidad a la que hace referencia Medina (2000) entre las mujeres virtuosas y las
mujeres voluptuosas —en las primeras residen los atributos de la mujer madre,
cariñosa y motivo del amor y la segunda es depositaria del placer—. Reconocer
que en la misma mujer residen los atributos de ambos tipos de mujeres sería un
11
Según lo refieren los propios jóvenes del estudio, los frees son aquellas relaciones en las
que el contacto físico es igual al de un noviazgo pero sin algún tipo de compromiso explícito,
generalmente es con alguien conocido como pudiera ser un amigo o amiga y puede durar semanas
o incluso meses.
12
Ellos, los varones, tienen todo el derecho de experimentar el goce sexual sin ser catalogados de
manera negativa, mientras que aquella mujer que decide complacer su sensualidad corre el riesgo
de ser marginada o identificada como una mujer de reputación sexual dudosa.

236
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

síntoma de una cultura sexual más equitativa, sin embargo los jóvenes de este
estudio todavía no lo muestran así.
En este contexto de clara polarización entre lo femenino y lo masculino, que
en apariencia muestra que el varón ejerce un poder amplio sobre la mujer, de
alguna manera el mismo hombre se encuentra entrampado al tener que, en
palabras de Ferré (2002), confrontarse a sus semejantes para hacerse hombre y
demostrar su hombría. Es decir que la sexualidad entre los varones universitarios
se convierte en un espacio de confirmación de la masculinidad sumamente
importante que de no hacerlo de acuerdo a los parámetros culturales dominantes,
genera estigmas de exclusión social que pocos jóvenes parecen estar dispuestos
a asumir.
Bajo esta perspectiva, se identifica que es en el aspecto de la sexualidad donde
los y las jóvenes universitarios encuentran de manera más contundente dos
únicos lugares de referencia desde los que pueden conformar simbólicamente
su identidad de género, es decir como varones o mujeres. Desde esta lectura,
según Cabrera (2004), habría dos tipos de personas: hombres y mujeres con
identidades diferenciadas y excluyentes, que originan una clasificación de la que
se derivan juicios de valor por considerar “desviado” todo aquello que no se
adapta a los roles esperados para unas y otros. De tal forma que si la identidad
es tanto un acto de conciencia como de palabra que se construye a través de la
vida y por lo mismo no es sólo una actividad subjetiva, sino también una práctica
social que le permite al individuo encontrar su lugar dentro del entramado social,
se entiende la preocupación de los y las jóvenes universitarios de este estudio
por evidenciar en sus prácticas sexuales el lugar en el que se ubican dentro del
orden genérico establecido y dominante que les garantice, de alguna manera, su
integración y aceptación social.
En términos generales, si bien el ámbito de la sexualidad entre los y las
jóvenes universitarios es un espacio de conservación de las relaciones de
poder entre lo femenino y lo masculino, también existen algunos rasgos de
mutaciones de valores, de diferenciaciones en los códigos de reconocimiento e
identificación con lo femenino y lo masculino que podrían visualizar el eventual
desvanecimiento o deterioro de las imágenes de género tradicionales en el
terreno de la sexualidad, aunque se perciben a mucho más largo plazo que en lo
que pudiera ser la presentación del cuerpo, su estética y gestualidad. Algunos de
los aspectos que nos permiten pensar que así es, son el hecho de que las jóvenes
universitarias no únicamente tengan un mayor conocimiento y consciencia del
uso de anticonceptivos sino que en la realidad los empleen. De igual forma el
hecho de que en algunos casos sean ellas quienes propongan al varón tener

237
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

relaciones sexuales o tomen un rol más activo en el proceso de seducción, o bien


la existencia de jóvenes que se niegan a tener relaciones sexuales únicamente
por el hecho de que socialmente sea un medio casi indispensable para confirmar
su masculinidad, pudieran ser algunos elementos representativos de que
en un futuro podríamos pensar en la existencia de una cultura sexual más
equitativa, que acepte, sin perjuicio del prestigio social, una sexualidad humana
libre, diversa y cambiante. Lamas (1998) considera que en ciertos círculos se
empieza a reflexionar sobre un futuro más “polisexual”, sobre una sociedad de
“diferencias proliferantes”, una sociedad donde sólo existan “cuerpos y placeres”
y se reconozca una multiplicidad de identidades de las mujeres y los hombres.
Sin embargo, esta realidad, sobre todo en el ámbito de la sexualidad, todavía se
percibe lejana entre la gran mayoría de los y las jóvenes universitarios de este
estudio.

Música y revistas: vehículos de expresión y manifestación juvenil de ideales y


valores de género tradicionales

En los contenidos literarios y las imágenes empleadas tanto en la música como


en las revistas, los y las jóvenes universitarios de este estudio parecen encontrar
un vehículo de expresión y manifestación de ideales y valores específicos sobre
el cuerpo y la sexualidad. De tal forma que se trata de bienes de consumo que sin
lugar a dudas proveen a los universitarios de un acervo específico de significados
y valores de donde retoman elementos concretos que se integran a su bagaje
cultural.
El análisis de dichos consumos culturales entre los y las jóvenes universitarios,
refleja de manera muy evidente una cierta uniformidad en los contenidos e
imágenes de la corporalidad y la sexualidad femenina y masculina que, a grandes
rasgos transforma a las mujeres en objetos sexuales o románticos, en objetos
visuales, físicos, gratificantes y agradables; mientras que a los hombres los
transforma en individuos sexuales, violentos y fuertes, en verdaderos “héroes”.
Estos ideales de lo femenino y lo masculino que los y las jóvenes universitarios
encuentran en sus preferencias musicales y de revistas, se evidencian en gran
medida a través de los imaginarios corporales de mujeres y varones que, tal como
lo señala Muñiz (2002), se someten a una anatomía del detalle que les obliga
a cumplir las reglas estipuladas en diferentes códigos13 para la estructuración

13
Por ejemplo, los movimientos corporales, los gestos, las actitudes, la retórica del vestido que en
el caso particular de las mujeres se convierten en elementos atractivos y eróticos en la búsqueda
de la belleza estética y que muestra una diferencia sensible con la retórica de la vestimenta
masculina cuya búsqueda parece ser más bien la funcionalidad.

238
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

de un orden genérico diferenciado y jerarquizado, que supone un conjunto de


prescripciones del cuerpo y su proceder, convirtiéndolo en microespacio de
poder.
Si suponemos que los y las jóvenes universitarios emplean a las revistas y
la música como medios simbólicos de comunicación de sus valores de género,
existiría, en este sentido, un patrón corporal y sexual específico que ellos de
alguna manera están aprobando y aceptando y a través del cual definen las
actitudes que se pueden considerar como permitidas o prohibidas y que serían
el producto de lo que Muñiz (2002) llama “enculturar el cuerpo”, lo que a
grandes rasgos significa definir cómo moverse, cómo hablar, cómo mirar, cómo
actuar, específicamente cómo deben y cómo no deben mirar, hablar y actuar
las mujeres y los varones. Bajo estos códigos, que sin lugar a dudas en muchos
casos funcionan como leyes de la moral, se tipifica a los hombres y a las mujeres,
según su fidelidad a ellos, en individuos malos o buenos.
Es decir que la comunicación sobre los valores corporales y sexuales que se
muestran en las revistas y música preferidas de los y las jóvenes universitarios,
están muy lejos de mostrar o generar una confrontación o intercambio creativo
de imágenes literarias y visuales que permitan a los y las jóvenes tener a la mano
un repertorio cada vez mayor de mensajes sobre la corporalidad y la sexualidad,
que evidencie cambios importantes en las apariencias, los estereotipos y los
arquetipos de lo masculino y lo femenino.
Sin embargo, en los códigos de reconocimiento e identificación de algunas de
las comunidades simbólicas juveniles que existen en los espacios universitarios
estudiados, se aprecian algunos mensajes diferenciados que surgen de la
exposición que tienen estos jóvenes a una nueva cultura amorosa y sexual que
proviene, entre otras cosas, de música y revistas de un corte menos “comercial”
que el que consumen el resto de los jóvenes. Específicamente es el grupo de los
pandrosos el que, en algunos casos, consume un tipo de música más vanguardista
y menos comercial y revistas de tipo más cultural como medios eficaces para
reforzar su identidad juvenil y con ello una postura un tanto reflexiva y crítica
sobre los ideales y valoraciones de la corporalidad y la sexualidad femenina y
masculina, pero como diría Rodríguez (2006), la “exposición” que estos jóvenes
tienen a cierta información “nueva” en lo que respecta al cuerpo y la sexualidad,
no forzosamente produce en los sujetos una respuesta automática, uniforme
u homogénea, generando con ello mezclas de valores en un solo individuo,
conjuntando diversos significados que en ocasiones parecen coincidir y en otros
contradecir los modos de pensamiento “tradicionales”.

239
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Conclusiones

En términos generales, podemos decir que el estudio de la identidad de género


entre los y las jóvenes universitarios no nos permite hablar de permanencias ni
transformaciones definitivas y homogéneas. Aparentemente nos encontramos
en una etapa evolutiva de las consciencias de dichos jóvenes que, en algunos
grupos juveniles y en algunos ámbitos con mayor fuerza que en otros, permite
identificar que las cosas parecen ir cambiando de lo superficial a lo más profundo,
de lo consciente a lo inconsciente. Por tal razón los y las jóvenes universitarios del
estudio evidencian dichos cambios más claramente a partir de la apariencia de
sus cuerpos, pero sin duda alguna también se perciben ciertas transformaciones
en su corporalidad, en la manera de demostrar sus afectos, de relacionarse en
pareja, en la intimidad de su vida sexual e incluso en sus consumos culturales.
Los cambios14 que se perciben tienden a reflejar un cierto equilibrio entre
las polaridades masculina y femenina, generando en algunos casos identidades
más andróginas y “evolucionadas”. De tal forma que los cambios en la apariencia
corporal masculina en dirección a la femenina y de la femenina en dirección a la
masculina de identidades juveniles como los pandrosos son, en cierta medida,
una muestra de ello. Así también la forma de hablar de las fresas, que al emplear
un tono de voz elevado, casi a gritos y al manejar en su lenguaje cotidiano
diversas palabras altisonantes, parece orientarse hacia lo masculino y con ello
refleja, en cierta forma, una posibilidad clara de igualdad que seguramente irá
evolucionando y depurándose.
A grandes rasgos, el estudio de la corporalidad y de la sexualidad entre los
y las jóvenes universitarios a partir de los mensajes que envían a través de lo
que verbalizan, de su corporalidad, y de sus consumos culturales, manifiesta
que hasta cierto punto ellas son conscientes de su poder y de muchas de las
situaciones que las ubican en desventaja con relación al varón, sin embargo la
opinión que predomina en las entrevistadas, indica que todavía se muestran
muy tímidas a la hora de exteriorizarlo, probablemente por las implicaciones
sociales que ello les significaría.
Cada uno de los testimonios verbales y corporales de las y los jóvenes
universitarios del estudio, reflejan que en muchos casos existe el deseo de
superar las trampas y malentendidos en las identidades de género tradicionales
14
Si bien este trabajo de investigación explora las valoraciones de género en los y las jóvenes
universitarios en un solo momento en el tiempo, cuando se habla de cambios en las percepciones
de lo femenino y lo masculino, se establece la comparación de lo que se percibe en la actualidad
con el grupo de jóvenes que fueron objeto de estudio y lo que, en términos generales, se encontró
en la revisión teórica y documental sobre la existencia de valoraciones tradicionales de género en
distintos ámbitos sociales, tanto internacionales como nacionales.

240
Cuerpo y sexualidad: territorio de representación de mensajes de género en jóvenes.../Zarza

que se encuentran atrincheradas en valoraciones de lo masculino y lo femenino


opuestas y jerarquizadas a favor del hombre. Sin embargo todo cambio exige
que se den las condiciones para cambiar. Esto quiere decir que desde los diversos
espacios de socialización se debería establecer un nuevo contrato social entre
hombres y mujeres y no forzosamente, como dice Salomé (2006), para invertir
roles ilusorios, más bien al contrario, para suscitar nuevas complementariedades,
creadoras y positivas.
Aunque este proceso se visualiza a largo plazo, por lo menos queda evidencia
de que hemos entrado a una época de transición que poco a poco muestra la
agonía de una visión polarizada y jerarquizada del hombre y la mujer, en donde la
verdadera diferencia sea la de los individuos, no la de los géneros. Una momento
en que las definiciones de lo “natural”, lo “normal” y lo “correcto” dejen de
funcionar en aras de una conciencia cada vez más clara de que es inaceptable
la imposición de esa normatividad, no solamente en términos discursivos, sino
como pauta de la organización social, como régimen de la economía del cuerpo y
de las emociones, como la única opción legítima para todos los seres humanos.

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Contingentes”, en Decadencia y auge de las identidades, Tijuana: El Colegio de
la Frontera Norte.
Vendrell, Joan (2004), “La centralidad de la sexualidad en la era moderna”, en
Sexualidades diversas. Aproximaciones para su análisis, México: UNAM/PUEG.
Weeks, Jeffrey (1998), “La construcción de las identidades genéricas y sexuales.
La naturaleza problemática de las identidades”, en Sexualidades en México.
Algunas aproximaciones desde la perspectiva de las ciencias sociales, México: El
Colegio de México.

243
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

El trabajo y la construcción de lo femenino:


una visión desde lo travesti

Gabriela Peralta Quevedo*

Estudiar la diversidad sexual implica situarse frente a concepciones y


determinaciones que han guiado los debates sobre el ejercicio de la sexualidad en
la modernidad. Sin embargo, son muchas las personas que han podido desafiar
las normas tradicionales de género y no podrían haberlo hecho si éste no fuera
inestable y desafiable (Careaga y Cruz, 2004; Navarro, Stimpson, 1999).
El siguiente trabajo está basado en la investigación que describe la experiencia
de vida de travestis en Villahermosa Tabasco, asociada con la transgresión de
los roles y estereotipos de género, después de adoptar públicamente o no una
imagen y conductas tradicionalmente relacionadas con lo femenino en nuestra
cultura. También se abordó el impacto que todo esto provoca en su situación
laboral1.
Cabe aclarar que el panorama mostrado pretende alejarse de una postura
victimista donde se exhibe a las travestis como personas que no se pueden
defender o se aprovechan de su posición de vulnerabilidad para lograr algún
beneficio. Solo busca dar cuenta de una realidad, hasta ahora, poco explorada.
Por lo anterior esta investigación no pretendió ser representativa, sino solo un
primer acercamiento a las experiencias personales y laborales de personas que
se autonombran travestis2.
Con base en lo anterior, es necesario aclarar que el término travesti
tradicionalmente ha estado vinculado con la homosexualidad a tal grado que
con frecuencia son utilizados de manera indistinta considerando al travestismo
como una condición adherida a la homosexualidad. En este sentido, resulta
pertinente precisar las diferencias entre estos términos y su relación con otras
nociones por utilizarse a lo largo de este documento.
1
Investigación presentada con base a la tesis: Experiencias de vida y segregación laboral: Un
acercamiento al travestismo en Villahermosa, Tabasco, con la cual se obtuvo el título de Maestría
en Estudios de la Mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Xochimilco.
2
Es pertinente aclarar que si bien, podemos referirnos a nuestro grupo de estudio como “los
travestis” a lo largo de todo este trabajo hacemos referencia al término “las travestis”, pues los
entrevistados decidieron ser nombrados de esta manera a lo largo de la investigación.
* Profesora investigadora del Instituto Politécnico Nacional.

245
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

El primer rasgo distintivo entre los términos que definen la diversidad sexual
radica en la elección de pareja erótico-afectiva, es decir, en lo definido como
preferencia u opción sexual. Así, quienes establecen relaciones erótico-afectivas
con personas de su mismo sexo, son definidos “homosexuales”, mientras aquellas
que prefieren a las del sexo opuesto son denominadas “heterosexuales” y las
que establecen una relación, ya sea con una persona de su mismo sexo o con
una del sexo opuesto, son denominadas “bisexuales”.
Ahora bien, es pertinente dejar claro que existen preferencias vinculadas con
la expresión del cuerpo y del género, como el travestismo, la transexualidad y
el transgenerismo, pero estas no necesariamente coinciden con las relaciones
erótico-afectivas que establecen.
El travestismo se refiere a todas aquellas personas que eligen portar ropa,
accesorios y en general buscan tener una apariencia física similar a la esperada
socialmente para el sexo opuesto al que pertenecen. Incluso suelen adoptar
actitudes relacionadas regularmente con el género femenino, lo que no implica
que tengan una preferencia homosexual, además de que pueden optar o no por
hacerle modificaciones a su cuerpo.
La transexualidad es otro concepto utilizado para clasificar a todas aquellas
personas (hombres y mujeres) que se sienten inconformes con su sexo anatómico,
atrapadas en el cuerpo equivocado. La gama de transexuales va desde quienes
tienen ese sentimiento de inconformidad, pasando por la utilización de hormonas,
hasta llegar, algunas veces, a la operación de reasignación de sexo (que puede
resultar un largo proceso a veces económicamente inaccesible)3.
En cuanto al término transgénero, es relativamente nuevo y se utiliza como
un punto medio entre el travestismo y el transexualismo, pues a pesar de que
pueden existir cambios corporales (hormonización, operaciones) o de estilos de
vida (cotidianeidad como el género femenino), no se llega a la operación de
reasignación sexual. En consecuencia refiere a todas aquellas personas que se
salen o transcienden las normas establecidas para el género por la sociedad.
Dentro de este grupo se pueden encontrar a travestis, transexuales, intersexos,
y todas las personas que por algún motivo no están siguiendo las reglas
tradicionales impuestas por la cultura heterosexual (González, 2003).
Pese a las diferencias entre los conceptos antes mencionados, el punto
en común es que las personas que se asumen dentro de cualquiera de estas
categorías son consideradas “desviadas”, por no adjudicarse los patrones
socialmente esperados de acuerdo a su sexo.
En este sentido, fue conveniente preguntarse: ¿cómo influyen las opciones
laborales de las personas que se autodefinen como travestis, en la decisión de
3
Véase http://www.cipacdh.org/salud/sa17.php (acceso 8/10/2004).

246
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

adoptar públicamente una imagen y conductas tradicionalmente relacionadas


con lo femenino en nuestra cultura? ¿difieren las experiencias y los significados
de vida, en las/os travestis, según su situación laboral?
Al hablar de género o de sexo existe una tendencia generalizada a referirse
a hombres o a mujeres, lo femenino y lo masculino, tomando como base una
concepción dicotómica de la sociedad, situación que deja de lado cualquier otra
posibilidad de expresión fuera de lo denominado como “normal”, y que define a
los sujetos en la sociedad.
En este sentido, el uso de términos peyorativos como “vestidas”, “locas”,
“amanerados”, “maricas”, “puñales”, “putos”, “jotos”, etc., siguen siendo utilizados
para identificar y clasificar a todas estas “rarezas” que transgreden la “norma”,
suelen ser la forma más visible de la intolerancia social, también presente en los
discursos oficiales —médicos, psicológicos, religiosos, educativos— en los cuales
tradicionalmente han sido considerados como pervertidos o enfermos a quienes
hay que curar.
No obstante, en las últimas tres décadas el avance de las demandas feministas
y de los movimientos de diversidad sexual han favorecido la discusión pública y
académica en torno a la sexualidad y sus distintas orientaciones y expresiones,
lo que ha llevado a considerarla como un aspecto fundamental de las libertades
democráticas y a la diversidad sexual, como una condición de la democracia
en materia de vida sexual y amorosa (Ramírez, 2002). Estas condiciones han
impulsado el surgimiento de estudios académicos que buscan hacer visible la
diversidad desde un punto de vista incluyente, aunque todavía se mantienen
prejuicios que los encasillan en actividades estereotipadas.
Los estudios sobre diversidad sexual tienen una estrecha vinculación con los
planteamientos feministas articulados en el campo de los estudios de género,
sobre todo en su consideración del género como la construcción social de la
diferencia sexual, eje fundamental a través del cual los seres humanos se
identifican a sí mismos, piensan y organizan su actividad social (Hernández,
2001).
En este caso, el interés de trabajar con esta población se originó en algunas
situaciones que convergieron en el contexto social, personal y profesional.
Por un lado, se tuvo un primer acercamiento al tema en el año 2002, al estar
colaborando en la Coordinación de Atención a las Mujeres del Ayuntamiento del
Centro en Villahermosa4, a donde llegó la invitación del área de control venéreo
4
En esta coordinación el objetivo principal es brindar apoyo legal y psicológico sobre todo
a mujeres que han vivido situaciones de violencia. Asimismo se trata de proporcionar las
herramientas necesarias para que puedan lograr tener independencia económica a través de
proyectos productivos.

247
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

perteneciente a la Coordinación de Salud municipal5, para promover cursos de


crecimiento personal y atención psicológica para trabajadoras sexuales.
Sin embargo, no hubo la respuesta esperada por parte del grupo al que
originalmente iba dirigida la información, por lo cual éste se enfocó en las
travestis, quienes acudían una vez por semana a tramitar su permiso para poder
laborar como trabajadoras sexuales y habían mostrado un gran interés al ver que
“se les había tomado en cuenta”.
El interés mostrado en los talleres de autoestima y desarrollo humano, en
un principio no dirigido a ellas, permitió dar cuenta de la necesidad que tenían
de ser escuchadas sin etiquetas, pero sobre todo, de las condiciones y trato que
les daban los miembros de las instituciones gubernamentales encargadas de
responder a sus demandas laborales. Igualmente por medio de entrevistas se
rescato la experiencia de travestis dedicadas a actividades diferentes al trabajo
sexual, como las estilistas, revisando así, como la ocupación puede ser un factor
fundamental en sus vivencias.
No obstante, la formación profesional dentro del área de psicología permitió
identificar (en el discurso tradicional de esta disciplina) un esencialismo que
parte de considerar a las travestis como personas que “sufren” alteraciones de
la identidad.

Propuesta metodológica

Se utilizó una metodología de corte cualitativo, pues resultó útil para acercarse
y conocer la realidad desde el punto de vista de las travestis, a partir de la
interpretación de la experiencia vivida. Es decir, privilegiando la profundidad
sobre la extensión numérica de los fenómenos, la comprensión en lugar de la
descripción y, la ubicación dentro de un contexto en vez de la representatividad
estadística. En suma, se escogió este método porque permite la riqueza,
densidad y profundidad en el tratamiento del tema que construye su capacidad
de representar realidades culturales y subjetivas diversas (Szasz y Amuchástegui,
1996: 22).
Así, considerando el interés por recuperar las experiencias y los significados
de vida para las travestis de la ciudad de Villahermosa, se empleó la técnica de
entrevistas a profundidad. Este tipo de contacto permitió obtener las propias
“voces” de las entrevistadas. Se buscó encontrar lo importante y significativo
para las informantes, su importancia, perspectivas e interpretaciones, el modo
como ven, significan y experimentan su propio mundo (Ruiz, 1999).
5
La coordinación de salud municipal, en su área de control venéreo, tiene como objetivo regular a
las personas que se encuentran trabajando en una situación de “riesgo”, (sexo-servidoras, bailarinas
exóticas, meseras de cantinas y travestis) realizándoles una revisión médica semanalmente, para
posteriormente expedirles su permiso y así puedan seguir trabajando.

248
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

En este sentido, la investigación no buscó estandarizar ni generalizar datos,


sino simplemente construir una aproximación al problema profundizando en las
vivencias y los significados que a estas atribuyeron las entrevistadas.
El universo de estudio se seleccionó utilizando los siguientes criterios: siete
travestis, uno solo se traviste en ocasiones especiales y actualmente es estilista,
tres más también tienen su salón de belleza pero su travestismo es de tiempo
completo. De éstas, una se dedica al trabajo sexual ocasionalmente, además de
estar cursando una carrera universitaria. Las tres entrevistas restantes fueron
aplicadas a trabajadoras sexuales, aunque de estas solo una tiene ésta como
única ocupación; las otras dos la combinan trabajando como meseras en bares
o cantinas.
Se considera que se trata de una cantidad de casos que permitió visualizar
tanto la experiencia de vida de las travestis así como las actitudes sociales hacia
ellas o entre ellas (influenciadas por la situación laboral que desempeñan y si se
travisten o no de tiempo completo).
El análisis se realizó desde la perspectiva del construccionismo social. Esta
visión considera que la sexualidad, más que naturaleza, es cultura, pues a
diferencia de una visión esencialista en donde los cuerpos sexuados implican
un destino genérico, el construccionismo no niega los procesos fisiológicos ni el
papel de la biología en la actividad sexual, pero no los considera determinantes
del deseo ni de las prácticas. Desde el punto de vista de esta corriente son los
procesos sociales y culturales los que moldean, organizan y encauzan la biología
(Vendrell, 2001: 60; Weeks, 1998a: 182).
Por esto es importante considerar que la comprensión de las actitudes hacia el
cuerpo y la sexualidad deben partir de un contexto social específico, del estudio
de las variantes históricas y culturales que condicionan el surgimiento de ciertos
atributos importantes asignados a la sexualidad en un período particular. De allí
que siguiendo al construccionismo la preocupación principal radica en investigar
cómo los significados culturales surgen y cambian (Weeks, 1998 b).
Se consideró al construccionismo social como la teoría más adecuada para
responder a los intereses de la investigación, pues las travestis son un claro ejemplo
de cómo las ideas respecto a los “hombres” y a las “mujeres”, lo “masculino” y
lo “femenino”, el “cuerpo”, y las “identidades sexuales”, son fundamentalmente
construcciones sociales que continúan circulando en los discursos dominantes,
cuestionados y por qué no, transformados, pero que pueden seguir influyendo
en la forma como las travestis significan sus experiencias de vida.
Finalmente esta investigación, siguiendo a Donna Haraway (1995: 329)
pretende contribuir a la lucha por una doctrina y una práctica de la objetividad

249
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

que favorezca la contestación, la reconstrucción, la construcción apasionada,


las conexiones entrelazadas y trate de transformar, aunque sea un poco, los
sistemas del conocimiento y las maneras de mirar, en este caso a las travestis de
Villahermosa.

Imagen corporal y travestismo

El cuerpo es una marca que define la forma de estar en el mundo, y alrededor


de él se tejen estereotipos y expectativas sociales. En el caso de las travestis, es
a través del cuerpo que son juzgadas por la sociedad o incluso por ellas mismas.
El primer y más evidente indicio de nuestra existencia es nuestro cuerpo; en él
se producen múltiples y complejos procesos fisiológicos que nos permiten estar
presentes, movernos, pensar, percibir sensaciones y razonar. Pero también, es
centro receptor de experiencias, diferenciadas en función de los significados
que se otorgan a sus características en el contexto social en el cual vive y se
desarrolla.
No es lo mismo ser hombre o mujer, niño o niña, joven o anciano/a, tener
una marca corporal específica: que mostrar el cuerpo en sentido opuesto a lo
que la “norma señala”, pues esta característica define de manera importante
la forma como “los otros” nos perciben, cómo nos relacionamos y por ende
nuestras experiencias.
Podemos expresar mejor la naturaleza de la corporificación a partir de una
serie de paradojas. Experimentamos nuestro cuerpo como límite y como medio
que constriñe y restringe nuestros movimientos y deseos. Es decir, tenemos un
cuerpo pero también somos un cuerpo. En consecuencia, en él se constituye en
una presencia inmediata vivida, más que en un simple entorno extraño y objetivo.
Todo él consiste en un campo de fuerzas donde se escenifican las estrategias del
orden social; es también, inevitablemente, en una superficie de inscripción de
los códigos de la sociedad (Turner, 1990: 13; Baz, 1993; Cruz, 2004).
Esta paradoja puede asimismo expresarse en la noción de que, no obstante
de poseer un cuerpo, también se puede producir un cuerpo. Por lo tanto la
corporificación requiere constantes y continuas prácticas de trabajo corporal,
por medio de las cuales se mantiene y se le presenta de modo constante en
un marco social, donde el prestigio personal y el estatus giran de manera
fundamental alrededor de la presencia corporificada en un espacio social
significativo (Turner, 1990: 14). En consecuencia, la imagen corporal para las
travestis se vuelve fundamental para su presencia social y su prestigio individual,
pues de ella depende su estigmatización o el nivel de aceptación que puedan o
no alcanzar.

250
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

Si se traslada al campo de las ciencias sociales, las razones por las cuales
se ha regresado a trabajar sobre el cuerpo puede atribuirse a un cambio en
algunas posiciones teóricas formuladas por la necesidad de retornar a cierta
“materialidad” que el cuerpo brindaría como opción de estudio frente a una
producción sociológica saturada de abstracciones. A estos estudios se han
agregado las luchas feministas y, posteriormente, las de género, que cuestionan
las concepciones en torno a la mujer, centradas en la anatomía como destino
fundamentalmente reproductivo, movimientos relacionados también con los de
otros sujetos sociales, como las travestis.
De igual manera estos movimientos han contribuido a colocar en la mesa
de discusión las diferencias sexuales de los cuerpos y mostrar cómo el género
moldea y desarrolla significados en función de ellas: “El cuerpo es la primera
evidencia incontrovertible de las diferencias entre los individuos” y también
nuestro primer referente de ubicación en la sociedad, situación que las travestis
entrevistadas dejan muy clara al querer mostrar una imagen aceptable ante los
demás (Di Pardo, 2001: 172; Lamas, 1994: 7).
Así, el cuerpo y la imagen corporal constituyen un blanco del saber moderno,
pues se convierten en objetos de poder y de saber, cuando dentro de estos
saberes quiere incluirse un grupo de personas definidas como “diferentes”, por
tener quizá una discapacidad física, sensorial, psíquica o simplemente por no
corresponder a los estándares de expresión de género como las travestis, llegan
a convertirse muy fácilmente en grupos sociales regularmente invisibilizados
(Turner, 1990; Rubio, 2004).
Y es que “pensar” en el cuerpo entraña una serie de dificultades teórico-
metodológicas, implicadas en el hecho de ser y tener un cuerpo, más aún, en el
hecho de ser un cuerpo producido y subjetivado socialmente. En consecuencia,
algunas veces el destino de las/os “diferentes” es la segregación en territorios
distintos y hasta “apartados” regidos por la discriminación tanto social
como laboral: reciben un trato diferenciado y tienen una participación social
desventajosa (Di Pardo, 2001: 173; Rubio, 2004).
El enfrentamiento o el ostracismo aplicado a los diferentes, y en el caso de
esta investigación a las travestis, tiene que ver con un consenso asumido por
las mujeres: “que la belleza, lo sano o lo socialmente esperado, es lo bueno,
lo positivo, lo ideal, lo normal”. En este sentido muchas campañas publicitarias
que pretenden la integración de la diferencia, están teñidas de miedo, recelo,
rechazo y muchas veces burla hacia las personas no concordantes con la
“normalidad”. Dichas campañas pretenden promover la tolerancia ante ese otro
u otra que muestra actitudes, capacidades o culturas diferentes. Así la diferencia

251
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

siempre se ha identificado con el cuerpo: tanto para reducir al diferente, como


para sublimar esa diferencia. Se juzga entonces a las travestis por la expresión
corporal de su imagen pública más que por la calidad objetiva de su persona
(Rubio, 2004).
Al referirse al travestismo, la imagen corporal perfeccionada se convierte en
un objeto de contemplación que suscita admiración y/o deseo; al mismo tiempo
refleja una visión de la realidad donde el cuerpo es algo más que un azaroso
ensamblaje de formas, para convertirse en el símbolo o la metáfora mediante
la cual se entiende o expresa la propia identidad. La imagen corporal indicaría
cómo son o cómo quieren ser vistos (Pichardo, 2002).
Por consiguiente, cuando una persona decide llevar a cabo su cotidianidad como
travesti, primero buscaría un modelo con el cual identificarse. En el caso de los
varones por lo general sería la imagen femenina, posteriormente se ubicaría en la
mujer “decente” o “indecente”, pues esta será la manera como muestre su cuerpo
y al mismo tiempo la manera como será vista por los demás (Lagarde, 1993).
En definitiva para las travestis el cuerpo deviene en un elemento de exclusión
e inclusión pues la imagen que puedan o no mostrar se halla conformada en
buena medida por sus ambientes sociales y de clase. Además, al interior del
colectivo de travestis la discriminación se reproduce: por clase, edad y para el
caso que aquí interesa por ocupar ciertos espacios laborales (Pichardo, 2002).

Resultados: ser travesti en Villahermosa

Tabasco es uno de los 32 estados libres y soberanos, parte de los Estados Unidos
Mexicanos. Representa 1.3 por ciento de la superficie del país, está ubicado en
una cálida planicie del trópico húmedo, donde se entretejen las aguas marinas
del Golfo de México, gran cantidad de ríos y lagunas. Colinda al norte con el Golfo
de México y Campeche, al este con Campeche y la República de Guatemala, al
sur con Chiapas y al oeste con Veracruz (García Payró, 2000).
Villahermosa, cabecera municipal y capital del estado, cuenta con 1 765.96 km2
de superficie pertenecientes a la llanura costera. La población asciende 520 308
habitantes, de los cuales 252 955 son hombres y 267 353 mujeres (INEGI, 2000).
A partir de 1970 el desarrollo de la industria petrolera nacional generó un
impacto inesperado en la ciudad de Villahermosa que en unos cuantos años
empezó a verse rebasada por su desmesurada población que exigía más y
mejores servicios. Al finalizar esa década se inició la construcción del complejo
urbanístico Tabasco 2000, que marcaría el inicio de un nuevo rostro para la
capital tabasqueña6.
6
http://villahermosa.gob.mx .

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El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

A partir de entonces, Villahermosa ha logrado un desarrollo urbanístico


inusitado; los servicios con que cuenta la colocan a la vanguardia en la región
sureste del país de la que es puerta de entrada, y es una eficiente prestadora de
servicios.
A pesar de todo este desarrollo económico y a ser una de las regiones del país
con propuestas políticas más avanzadas7, la ciudad no se distingue por respetar
las diferencias, sobre todo en lo que se refiere a las preferencias sexuales de
cada persona. Como señala Vicky:
[…] tenemos una modernidad, una nueva tecnología, una nueva forma de ver la
vida, lo que nos está pasando, lo que está sucediendo en el mundo, no nada más
en Tabasco o en México, y todavía te vuelvo a repetir, no queremos abrir los ojos
ni podemos aceptar lo que vamos a ver pasar enfrente de nosotros […] somos
unas gentes muy estee, en pocas palabras estee, muy…. La palabra adecuada es
una mediocridad, sí, porque no queremos aceptar […] (Vicky, 36 años).
Asimismo, el municipio cuenta con un periódico oficial en el cual se publicó el
15 de diciembre de 2004 la Ley de bando de policía y gobierno del municipio de
Centro, Tabasco, que con el fin de “lograr el bienestar general de los habitantes
del municipio” se refiere, en su título tercero, a la seguridad pública y protección
civil. En su capítulo IV se habla sobre la moralidad pública, y se enumera en el
artículo 31: Son faltas contra la integridad moral de las personas y familiar las
siguientes8:
• IV. Invitar en público al comercio carnal.
• VI. Asumir o ejecutar en lugares públicos actitudes obscenas, indignas o en
contra de las buenas costumbres, así como actos inmorales en el interior de
vehículos, en parques, jardines, en las vías públicas o en cualquier otro lugar
considerado como público.
Actitudes obscenas, indignas, actos inmorales, comercio carnal… palabras
con un alto contenido moral y que denotan el grado en el cual el municipio
pretende controlar los cuerpos, las actividades y el acceso de las personas a
diferentes espacios, en donde se quiere ejercer un sistema de control y vigilancia
sobre los individuos, y en donde se quiere enmarcar al cuerpo dentro de
numerosas disciplinas que impone la sociedad para lograr un comportamiento
definido como “moralmente bueno” (Foucault, 1979 y 1998). Pues aunque
esta ley supuestamente está dirigida a toda la población de Villahermosa, las
7
A Tabasco se le confiere el honor de ser el primer estado donde las mujeres participan en
elecciones legislativas locales, en 1932 (Gil, 2004).
8
Aunque el artículo 31 cuenta con varios apartados, para los fines de esta investigación se utilizarán
sólo los mencionados.

253
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

travestis externan que a partir de su entrada en vigor la persecución en su


contra ha aumentado, siendo sujetas de extorsión y maltratos por parte de las
autoridades.
Con disposiciones como éstas, se puede constatar que en el municipio donde
se realizó la investigación, las personas son juzgadas por sus actos como dignas
o indignas, morales o inmorales, situación que coloca a las travestis en una
posición vulnerable y de desventaja con respecto al resto de la población. El
hecho de transgredir las “buenas costumbres” les representa una carga que las
vuelve más susceptibles a sufrir algún tipo de discriminación por el resto de la
sociedad.
Y es que las “buenas costumbres”, tanto para el ayuntamiento como para los
habitantes de Villahermosa, parecen estar relacionadas con la imagen de una
ciudad tradicionalista que sanciona todo lo referente al ámbito sexual incluyendo
ahí al sexo-servicio, actividad no reconocida como un trabajo y realizado por
algunas de nuestras entrevistadas.

Trabajo de mujeres = trabajo de travestis

La poca atención prestada a la construcción ideológica de la reproducción en


la sociedad de clases y a sus efectos sobre la definición de los papeles sociales
atribuidos a los sexos, ha invisibilizado a las travestis, pues al igual que las
mujeres, muchas veces ocupan puestos asociados a los estereotipos tradicionales
femeninos, menores, poco reconocidos y mal pagados. Sin embargo, según la
experiencia de cada persona, el significado asignado a su trabajo puede ser
diferente (Stolcke, 1982).
Por lo tanto, la explicación de que las jerarquías sexuales resultan de las
diferencias fisiológicas como tales es errónea. El problema radicaría en el uso
que de ellas se hace y el significado que adquieren (Stolcke, 1982).
Este puede ser el motivo por el cual cuando un hombre se ubica en el espacio
y se asemeja por su apariencia a lo tradicionalmente asignado a las mujeres,
existe la tendencia de reproducir los mismos papeles y estereotipos:
[…] para los travestis o las locas vestidos de mujer, las que se visten de mujer, no
tenemos opciones: o aprendes peluquería, o eres modista o eres sastre, o eres
diseñadora o decoradora o pintora de no sé qué cosa, es la única opción que
tienes, porque si una loca o vestida estudia una carrera, no le dan trabajo, en
ninguna parte le dan trabajo, por el simple hecho de ser gay, no te abren puertas
ni aquí ni en México. ¿Por qué te crees que la mayoría de locas vestidas de mujer,
trabajan de prostitutas? [...] (Luisa, 33 años).
Como se ha venido señalando, los discursos dominantes atraviesan todos los
ámbitos de nuestra vida, incluyendo el espacio laboral. Esta situación provoca

254
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

que algunos trabajos u ocupaciones sean valorados como buenos y dignos, y


otros totalmente descalificados, incluso por las mismas personas que los llevan
a cabo:
[…] cuando una gente es entregada a lo que sabe hacer y de lo que vive, es bonito,
por ejemplo cuando alguien te pregunta; ¿oye tú, qué haces? Ah mira, estoy en
tal lugar, tengo mi salón de belleza, soy estilista, hago lo mejor que puedo para
que tu luzcas guapísima y te veas muy bien. En ese instante cambia, o sea la
forma de pensar de una gente aunque te vean con una ropa, con un atuendo
femenino, por supuesto que cambia la forma de pensar, y dicen guaa o sea, ¿Y
nada más a eso te dedicas? Sí, por supuesto, a mi salón, a mi negocio […] (Vicky,
36 años).

…esto para mí es una bendición de Dios que me haya dado este don pues, ya no
lo hice porque me gustara sino fue porque al ver que no tenía yo otra opción, mis
amigos me echaron la mano y pues me incliné a esto, belleza, y ahora pues que
me pongo a pensar, me digo ‘qué bueno que aprendí esto’, o sea porque yo sin
esto no era nada… (Gerardo, 30 años).
Reconocimiento, ser alguien, no tener otras opciones laborales, son frases
que aun cuando no se expresan abiertamente, están presentes en varias de
las entrevistas. Sin embargo, por esta estigmatización en torno al trabajo
sexual, por ningún motivo se puede dejar en duda ante los/as demás, que
laborar como estilista es la ocupación más digna y respetable a la que se tiene
acceso.
En consecuencia, esta misma estigmatización provoca que las travestis
con otras ocupaciones como el trabajo sexual o meseras en cantinas sean
discriminadas y maltratadas por aquellas personas que llegan a solicitarles sus
servicios e incluso por ellas mismas:
[...] los clientes más que nada, no que digamos que me traten muy muy bien, sino
que me tratan regular, porque hay veces me empiezan a decir groserías, palabras
obscenas, y a mí nunca me ha gustado, cuando están más borrachos ya te ven
con mala cara y te dicen cosas que no es conveniente que te digan… (Yenni, 19
años).

Lo asqueo, hermana, no sabes cuánto lo asqueo, que me estén tocando hombre


tras hombre, pero lo hago para sobrevivir, y ahorro, ahora sí que de este asco de
vida yo ahorro mi dinero, lo ahorro porque la verdad, no pienso tardar en esta
cosa, más que esos de reglamento andan haciendo operativos, me asfixia, te lo
juro que me da odio. Me voy con los clientes pero con odio los atiendo, no ahora
sí que porque me encante, me encantaría tener un hombre pero mío nada más,
pero ahora sí que acostarse con todo mundo, ay no mana, es un asco de vida esto.
Pero sí se gana bien, pero de todas maneras (Pamela, 29 años).

255
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Estilistas vs. trabajadoras sexuales

Un aspecto que se identificaba claramente identificable a lo largo de las


entrevistas fue el hecho de que para lograr el reconocimiento por parte de los/
las demás, es común que surja una rivalidad y hasta discriminación entre ellas.
Es decir, la diferencia entre ser mujeres “decentes o indecentes” puede generar
una serie de comentarios o expresiones en donde la descalificación hacia las
travestis dedicadas al trabajo sexual ocupa un lugar importante:
[…] la prostitución no la tomé como hábito, la tomé como un negocio, como
un objetivo de obtener dinero, para hacerme lo que me tenía que hacer, yo
dije; ‘terminando de hacerme lo que me tenga que hacer me alejó’, porque
la prostitución en el medio de nosotros es denigrante. Cuando una persona
cae en ella es porque no aprende a hacer otra cosas, yo lo que no quería era
cometer el error de lo que hacen muchos jotitos modernos, aprenden a vestirse
de mujer, aprender a robar, aprenden a esto y no aprenden un oficio […] (Luisa,
33 años).
Como se puede observar, Luisa pone énfasis en que el trabajo sexual fue solo
un medio para poder realizarse las cirugías necesarias a fin de tener la imagen
deseada, pero a su vez juzga y descalifica a las travestis que solamente se dedican
al trabajo sexual.
Sin embargo, Byby, quien ocasionalmente acude al trabajo sexual para poder
solventar los gastos que en algunas ocasiones su estética no puede cubrir, aún
mantiene una relación con estas compañeras:
[…] ‘que mal andas’, les digo, ¿sabes qué? Cuando quieras vente conmigo a mi
salón, yo te enseño belleza o métete a estudiar corte y confección si no te gusta,
cuántas escuelas de gobierno hay, qué te importa tu sexo, mírame a mí les digo,
yo si quiero salgo de la estética, pero voy a la prostitución. Sé que voy a ganar,
pero si yo quiero me salgo de la prostitución, si yo estuviera en la prostitución
me salgo, pero sé que ya tengo un oficio y toda la vida voy a vivir de ese oficio,
aprende algo, porque nunca vas a ser bonita como te ves ahorita […] (Byby, 28
años).
Declaraciones como esta, demuestran que las travestis no están excentas de
ser discriminadas y segregadas por la idea que aún existe: a aquellas mujeres que
osan explorar el nivel erótico, se las sitúa en el lado negativo del “cosmos”, en el
mal, y son consideradas por su definición esencial erótica como malas mujeres,
las indecentes (Lagarde, 1993):
[…] te digo, eso es lo que ha echado a perder al ambiente gay, porque hay de gay
a gay, ellas su cóctel allá en el talón y nosotras aquí en nuestro trabajo. ¿Qué es
más decente? [...] (Gerardo, 30 años).

256
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

Desafortunadamente expresiones como esta, no contribuyen en nada al


reconocimiento social de las travestis, pues refuerzan las creencias populares y
estereotipos negativos que el resto de la población tiene sobre ellas.
Es importante resaltar que en ningún momento la investigación fue guiada
por juicios morales o de valor, más bien lo que se trato de rescatar es como estos
prejuicios morales influyen en la percepción que se tiene acerca de las travestis,
sobre todo en lo que se refiere a su actividad laboral.

El futuro

Antes de concluir, se presentan dos testimonios los cuales muestran que a


pesar de la situación vivida en Villahermosa, las travestis tienen expectativas
relacionadas con su ciudad:
[…] pues me gustaría cambiar, que todos me traten amablemente y cambiar de
mi cuerpo, ser la persona indicada, muy indicada de lo que la gente quiere, dejar
que desaparezca la discriminación y que se acepte todo, porque principalmente
es más preferible aceptar todo porque si se acepta un poco, no se siente a gusto
en las personas, el chiste es que se acepte todo, porque hay tanto: lesbianas,
homosexuales, travestis, bisexuales, transexuales, infinidades de cosas, y es
preferible que se acepte la mayoría, una condición que acepten todo, que se
cambie todo, es lo que yo quiero, de mi futuro es lo que pensaría yo […] (Yenni,
19 años).

¿Qué nos hace falta?, más que nada educación, conocimiento acerca de las
despectividades que uno tiene hacia la gente, nos falta aprender a no juzgar a los
demás, nos falta aprender a tener amor por el semejante, nos falta un chingo de
cosas que desafortunadamente no la vamos a lograr, quién sabe, si la lograremos
en algún futuro o no. Debemos aprender a respetar la vida de los demás, eso nos
falta por aprender, dejar vivir su vida a cada quien como quiera, con quien quiera
y hacer lo que quiera, siempre y cuando no lo haga para degradar a los demás, sin
dañar a nadie, eso necesitamos […] (Luisa, 33 años).
Estos fragmentos siguen dando muestra de que la búsqueda de aceptación
por parte de la sociedad debe de ajustarse a lo que ésta exige para estar
dentro de los límites ya establecidos desde mucho tiempo atrás. Sin embargo
también puede verse la falta de confianza en que estos cambios puedan llegar
a realizarse.

Reflexiones finales

Como se ha podido observar a lo largo de esta exposición los estereotipos,


la discriminación, la segregación entre muchas otras características, son
circunstancias que ofrecen un breve pero importante panorama acerca de la

257
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

situación que viven algunas travestis de la ciudad de Villahermosa y por qué no


decirlo, del resto del país.
En general se puede señalar que para las estilistas, mucha de sus experiencias
giran alrededor del trabajo, la manera como continuamente se están actualizando,
los planes con respecto a éste, y sobre todo el lugar que esta actividad laboral
les puede otorgar para ser reconocidas socialmente y marcar una diferencia de
aquellas que se encuentran dentro del trabajo sexual.
En lo referente a la imagen corporal, las estilistas pretenden mostrarse ante
los ojos de los demás, principalmente de sus clientas/es, con una imagen que
inspire respeto, a diferencia de aquellas dedicadas al trabajo sexual, las cuales
se muestran con imagen más “atrevida”, es decir el valor y el cuidado que le
otorgan a su cuerpo parece ser más exhaustivo, aunque llama la atención que
en el momento que tienen una pareja estable, su modo de vestir cambia a una
forma más “conservadora”.
Esto permite pensar que, al igual que a las “mujeres”, a las travestis se las
margina aun dentro de lo considerado femenino, en esferas menos reconocidas
y valoradas: se encuentran bajo el escrutinio y la mirada de otro, y tanto en su
imagen, formas de expresarse o presentarse ante la mirada de los demás, entre
otros aspectos, la mayoría de las veces buscan la aceptación y el respeto por
parte de una sociedad que las sigue viendo como “rarezas” a las que hay que
corregir.
Por otro lado, las trabajadoras sexuales, al menos quienes formaron parte de
esta investigación, buscarían seguir involucrándose en áreas relacionadas con
el estereotipo tradicional femenino, como una manera de acercarse al “camino
del bien” y “reivindicarse”, estudiando corte y confección o estilistas. Al parecer
tanto unas como otras tienen muy claro que el ser travestis les pone un límite
para acceder a los espacios laborales que para la mayoría de la población no
representaría mayor dificultad.
En general se podría afirmar que las actividades laborales que realizan,
cumplen un papel muy importante en sus vidas. Incluso aquellas dedicadas al
trabajo sexual expresan que en algún momento lo dejarán para dedicarse a otra
actividad como ser estilistas, a fin de lograr el reconocimiento y respeto por
parte de los demás. Para las estilistas diferenciarse de las trabajadoras sexuales
parecería un modo de adquirir valor y dar sentido a sus vidas. Si alguna vez lo
hicieron, fue solo como un medio para cumplir otros objetivos, pues ahora ellas
son unas “buenas mujeres”.
Ahora bien, creo que la investigación cumple con uno de sus principales
objetivos: visibilizar las situaciones de discriminación social y segregación

258
El trabajo y la construcción de lo femenino: una visión desde lo travesti/Peralta

laboral vivida por las travestis de Villahermosa, Tabasco, además de situarlas en


un espacio distinto al de las investigaciones precedentes. Es decir, lograr darles
el lugar que se merecen como personas y no solo como “rarezas” por estudiar,
alejándose también de las posturas victimistas, pues se consideró importante
mostrar y dar cuenta de la situación que al igual que otros grupos vulnerables
están viviendo.
Definitivamente se considera que la presente investigación, marcará el inicio
para una nueva serie de estudios en donde se puede seguir contribuyendo a
la reflexión y en consecuencia, a la búsqueda de cambios políticos y sociales,
para beneficio de las travestis y otros grupos minoritarios, a diferencia de otras
investigaciones centradas en aspectos relacionados con lo sexual, que si bien
son importantes, solo muestran una pequeña parte de la vida y el contexto de
las travestis.
Con esta nueva línea de investigación se pueden generar cambios acerca de
la manera de mirar a las travestis, para que posteriormente tal vez la sociedad
pueda valorar la capacidad que una persona tiene para realizar cualquier actividad
laboral, llámese estereotipada o no, dentro del campo de lo “femenino”, no
importando la manera como esta elija mostrarse ante los demás.
Este trabajo igualmente contribuye a volver visible la manera en que las
travestis se relacionan entre sí y develando pugnas internas existentes en el
grupo a partir del trabajo desempeñado por unas y otras. Tal situación puede
influir en el proyecto de integrar un colectivo cohesionado, pues al seguir en esta
ambivalencia de “decencia” e “indecencia”, resultará muy complicado de lograr.
Finalmente la intención de este trabajo fue generar una mirada novedosa
respecto al tema del travestismo que pueda ser leída por cualquier persona
interesada en el tema o por aquella que solo busque un texto que contribuya a
la equidad de derechos para todas las personas, a fin de convencerse y tener la
seguridad de que en este mundo cada quien es libre de elegir lo que quiere ser,
así como lograr tener un trabajo digno y bien remunerado.
Salir a la calle, realizar cualquier actividad cotidiana o de esparcimiento sin el
temor de ser vistas con esa mirada inquisitiva, que instituciones como la escuela,
la familia y la iglesia han promovido.
En conclusión llevar una vida en donde la elección de ser travestis, no sea el
factor principal para verse privadas de los derechos fundamentales de todo ser
humano/a. Es decir, una sociedad en donde el tipo de trabajo o preferencia que
tienes, no determine el tipo de persona que eres.

259
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

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262
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

Autocuidado de la diabetes mellitus tipo 2:


una perspectiva de género

Patricia Cruz Bello* e Ivonne Vizcarra Bordi**

Introducción

El incremento de las enfermedades crónicas degenerativas representa un


reto para el desarrollo mundial, en tanto que limita las capacidades humanas
de productividad (Organización Panamericana de la Salud, 2003:1; Fernández et
al., 2007:30; Cumbre de las Américas, 2001). La diabetes mellitus tipo 2 (DM2)
afecta a más de 194 millones de personas en el mundo y estimaciones de la
Organización Mundial de la Salud para el año 2025 alcanzará los 333 millones
(Alfaro et al., 2006: 152). Particularmente, este padecimiento en México llama
la atención por ser uno de los países con mayor incidencia a nivel mundial. De
hecho ocupa un lugar importante en las agendas de salud por ser considerado
un problema epidemiológico por sus tasas elevadas de mortalidad, morbilidad
y costos socioeconómicos que representa (Rodríguez et al., 2004: 383; Oller y
Agramante, 2002; Nietzsche, 1999). La población con DM2 fluctúa entre 6.5 y 10
millones, con una prevalencia nacional de 10.7 por ciento, es decir, una de cada
10 la padecen. De este total, entre 90 y 95 por ciento de los sujetos afectados
presentan DM2 y actualmente se registran casos en personas cada vez más
jóvenes e inclusive menores de 24 años (Estenoz et al., 2006).
El estado de México es la entidad más poblada del país con 14 000 495
habitantes (INEGI, 2006) con una esperanza de vida de 79.8 años, aunque existen
municipios con personas con un promedio de edad de 63.5 años. El estado
de México presenta un movimiento campo ciudad en el que la gente busca
mejores expectativas de vida y de infraestructura, acceso al empleo, educación
o servicios de salud; este crecimiento social provoca grandes transformaciones,
económicas, sociales y culturales que afectan la salud de la población. Las
enfermedades del rezago epidemiológico asociadas a la pobreza constituyen
las primeras causas de morbilidad y mortalidad y actualmente en una etapa de
transición epidemiológica se suman las enfermedades crónico-degenerativas,
donde la diabetes mellitus es la primera causa de muerte (ISEM, 2009).
* Profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México.
** Profesora-Investigadora del Instituto en Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad
Autónoma del Estado de México.

263
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Diversos estudios dan muestra de la importancia de que la DM2 es una


enfermedad de etiología multifactorial (Baechler et al., 2002:1 257; Valadez et al.,
1993: 464; González et al., 2006: 65), entre los que se encuentran la obesidad, la
vida sedentaria, el estrés, el tabaquismo, el género, ser hijo de padres diabéticos
o tener intolerancia a la glucosa entre otros factores de riesgo (Morales et al,
2007: 62; Oller y Agramante, 2002; González et al., 2004: 65; Duff y McFarlane,
2006: 232; Cuevas et al., 2006: 313). Sin embargo, pocos son los estudios que
consideran el género como factor de riesgo para desarrollar DM2.
En cada comunidad, las personas adoptan estilos de vida que ponen en peligro
su salud y la de sus familias (Castillo et al., 2006: 505); sus condiciones de vida y
la falta de acceso a la atención médica conforman un perfil epidemiológico en el
que se requiere diseñar e implementar políticas y programas de promoción a la
salud dirigidos a prevenir la DM2, reducir los costos asociados con el tratamiento
y disminuir la frecuencia de las complicaciones (Walker et al., 2003: 2543;
Watanabe et al., 2003: 3209).
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), propone la estrategia
denominada Conjunto de Acciones para la Reducción Multifactorial de las
Enfermedades No Transmisibles (CARMEN) para identificar factores de riesgo
personales y contextuales que eviten la aparición de la enfermedad. Por un lado,
porque al diferenciarlos se muestran las características de vulnerabilidad de las
personas, y por otro lado sobresalen los elementos que aumentan la probabilidad
de desarrollar DM2 (Organización Panamericana de la Salud, 2003:1). Esta
propuesta considera diseñar estrategias de atención que incluyan la profilaxis y el
tratamiento curativo (Organización Panamericana de la Salud, 2003: 1; Baechler
et al., 2002: 1257; Grupo de Trabajo de Diabetes de la SAMFyC, 2000; Sánchez,
2003: 4). Cabe señalar que cualquier estrategia puede fallar si no se consideran los
factores propios del enfermo (personales), es decir, la percepción de la persona
de los riesgos para adquirir y aceptar una enfermedad, así como los cuidados
que realiza cuando ya existe el padecimiento (Organización Panamericana de la
Salud, 2003: 1); además, de analizar factores del entorno social (contextuales).
La falta de información del contexto puede dirigir acciones deficientes en la
prestación de servicios de salud (Oller y Agramante, 2002; Samaniego y Álvarez,
2006: 63; Feal, 1998: 3; Figueredo de Armas et al., 2000: 80; Hernández et al.,
2004: 1; Martínez de Dávila et al., 2006).
El abordaje inter y transdisciplinario favorece identificar al paciente con DM2
e insistir en aspectos educativos de autocuidado sobre su enfermedad (Oller y
Agramante, 2002; Baechler et al., 2002: 1257; Sánchez, 2003: 4; Samaniego y
Ávarez, 2006: 63; Feal, 1998: 3; Figueredo de Armas et al., 2000: 80; Hernández

264
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

et al., 2004: 1; Martínez de Dávila et al., 2006; Acosta, 2001: 66). En este
proceso se incorpora a la familia por sus creencias y conocimientos como un
recurso para el mantenimiento de la salud (Valadez et al., 1993: 464; Arroyo et
al., 2005: 63).
Esta investigación tuvo como objetivo analizar factores de riesgo para
favorecer el autocuidado de personas con DM2 considerando sus características
personales y contextuales en comunidades del estado de México, México. El
propósito es contar con información confiable para mostrar la complejidad que
condiciona la probabilidad de desarrollar DM2.

Sujetos y métodos
Sujetos y muestra

Es un estudio de diseño transversal que se realizó de enero a octubre de 2008


en Centros de Salud de Toluca y Tonatico, comunidades del estado de México,
en México.
La muestra fue no probabilística por conveniencia, se conformó con 239
personas (124 residentes de Toluca y 115 de Tonatico) que asistieron a los
Centros de Salud de las localidades de estudio. Se seleccionaron las personas con
diagnóstico médico de DM2, mayores de 18 años, quienes aceptaron participar
y firmaron una carta de consentimiento informado. Para la recolección de la
información se acudió a los grupos de autoayuda en las localidades y a los
Técnicos en Atención Primaria de Salud (TAPS) quienes identificaron a los sujetos
de estudio. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Unidad de
Enseñanza, Investigación y Calidad del Instituto de Salud del Estado de México.

Mediciones

Para la recolección de información se aplicó el cuestionario “Factores contextuales


y conceptuales que influyen en la presencia de diabetes” adaptado para
población de México, el cual forma parte del Conceptual & Contextual Factors
that Influence Diabetes Outcomes Questionnaire (Valdés y Ranjjita, 2007). La
versión adaptada de este instrumento consta de 165 reactivos que se agrupan
en once escalas, las primeras cuatro corresponden a factores personales y se
integran por a) características demográficas que incluyen las variables de género,
edad, estado civil, nivel educativo y ocupación; b) características conductuales
como tabaquismo o consumo de alcohol, comportamiento nutricional y actividad
física; y c) características intermediarias como: antecedentes de salud, con
información respecto al inicio del padecimiento, diagnóstico de enfermedades
asociadas a la DM2 y antecedentes familiares. Las otras siete escalas identificaron

265
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

factores contextuales como conocimiento de la enfermedad que se midió a


través del instrumento The Diabetes Knowledge Questionnaire (DKQ) adaptado
del original de 60 reactivos diseñado por Villagómez (García et al., 2001: 16);
manejo y aceptación de la diabetes, calidad de vida que mide cinco dominios
conceptuales: 1) bienestar físico y material, 2) relaciones con otras personas, 3)
actividades sociales, comunitarias y cívicas, 4) desarrollo y satisfacción personal
y 5) recreación. Esta escala se tomó del instrumento The Quality of Life Scale
(QOLS), creado por Flanagan en 1970, y se adaptó para determinar el cuidado
de la salud cuando la persona tiene una enfermedad crónica (Burckhardt y
Anderson, 2003: 60). Asimismo, se integraron las escalas de creencias culturales,
la de apoyo social percibido y por último la de barreras sociales. El instrumento
se aplicó en los centros de salud de las comunidades de estudio y en otros casos
en el domicilio de la persona. En el aspecto bioético y acorde al artículo 17 de la
Ley General de Salud se considera una investigación sin riesgo.

Análisis estadístico

Para el análisis de los datos se utilizaron medidas de tendencia central (media,


desviación estándar y porcentaje), chi cuadrada para comparación de resultados
por zona y género. Se aceptaron diferencias estadísticamente significativas con
una p < 0.05. Dicho análisis se realizó con el apoyo del Statistical Package for the
Social Sciences (SPSS versión 15.0 para Windows).

Resultados

De un total de 239 personas que participaron en el estudio, 51.5 por ciento eran
de Toluca y de ellas 64.4 por ciento eran de género masculino, la media de edad
de los sujetos de estudio fue de 56.9 años (+12.18). 17.1 por ciento tenían entre
26 a 45 años y 57.1 por ciento entre 46 y 65 años. Respecto al estado civil, 72.3
por ciento tenían pareja; 30.5 por ciento no sabía leer, ni escribir y 50.6 por
ciento sólo tenía estudios de primaria; 55.9 por ciento eran amas de casa y 11.3
por ciento estaban desempleados.
El cuadro 1 describe las características de las personas que participaron en
la investigación. Se destaca que en Tonatico la proporción de mujeres es mayor,
dato que se relaciona al alto índice de migración masculina hacia Estados Unidos
en esa región. En Toluca 86.5 por ciento de los hombres participantes tenían
pareja y en Tonatico 33 por ciento de mujeres no la tenía; no obstante que las
ocupaciones son diversas, en Tonatico 74 por ciento de las mujeres eran amas
de casa y 31 por ciento de los hombres en Toluca estaban desempleados. Así
mismo, la mayor parte de la población que no sabe leer y escribir son las mujeres

266
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

de Tonatico (35 por ciento). Encontrándose con ello diferencias significativas al


comparar ambas zonas por género (p < 0.05) y ocupación (p < 0.00).

Cuadro 1. Características demográficas de las personas con diabetes mellitus


tipo 2 de comunidades del estado de México, México, 2008
Género
Total Femenino Masculino
Características n=239 (n=179) (n=60)
demográficas %
c
%
c
%
c
X
2 d
p
e

Comunidad
Toluca 51.5 48.0 64.4 5.84 0.05
Tonatico 48.5 52.0 35.6
a b
Edad (años) X (DE) 56.93 (12.18) 3.39
26 – 45 17.1 17.3 17.2
46 – 65 57.1 58.1 53.4
66 y más 25.8 24.6 29.4
Estado civil 11.69
Con pareja 72.3 67.0 86.5
Sin pareja 27.7 33.0 13.5
Nivel educativo 15.87
No sabe leer, ni escribir 30.5 35.0 16.9
Primaria 50.6 49.7 52.5
Secundaria 10.9 8.5 18.6
Preparatoria 3.3 2.3 6.8
Escuela técnica 2.9 2.3 5.1
Licenciatura 1.3 1.7 -
Ocupación 107.25 0.00
Empleado asalariado 9.7 6.8 19.0
Empleo propio 19.3 10.7 44.8
Desempleado 11.3 6.8 31.0
Ama de casa 55.9 74.0 1.7
Jubilado 2.1 1.1 5.2
Fuente: Base de datos.
a b c d 2
Media. Desviación Estándar. Porcentaje. Prueba de X .
e
Significancia estadística (p<0.05).

267
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Cuadro 2. Características conductuales de las personas con diabetes mellitus


tipo 2 de comunidades del estado de México, México, 2008
Género
Total Femenino Masculino
e
Características (n=239) (n=179) (n=60) p
a a a 2b
Conductuales % % % X
Tabaco 64.06 0.00
Nunca ha fumado 84.2 94.4 54.2
En ocasiones 9.2 2.8 28.8
Diario 5.4 1.1 16.9
Consumo de alcohol al mes
Ninguna 76.9 81.9 62.7
Una 16.4 13.6 23.7
Dos 2.1 1.1 5.1
3 a 5 veces 3.4 2.8 5.1
10 o más veces 1.3 .6 3.4
Fuente: Base de datos.
a b 2 c
Porcentaje. Prueba de X . Significancia estadística (p < 0.05).

El cuadro 2 muestra las diferencias estadísticas en antecedentes del consumo


de tabaco al mes, entre género y zonas; en el cuadro 3 se observa una media
de 8 años (+8.59) en el inicio del padecimiento; respecto al diagnóstico de
patologías asociadas a la enfermedad fue mayor en las mujeres, quienes
presentaron depresión, artritis, osteoporosis, problemas de riñón y espalda.
Por zona, en Tonatico hubo mayor presencia de enfermedades del corazón
(p < 0.00) y tensión arterial alta (p < 0.03). En antecedentes heredo-familiares
hubo diferencias significativas, en tensión arterial alta en madres (p < 0.01), de
cáncer en hermanos (p < 0.00) y de artritis en abuelos (p < 0.00).
El cuadro 4 muestra las diferencias por zona y género de los factores
contextuales que influyen en la enfermedad, en conocimientos los participantes
de Tonatico identifican la pérdida de la eficacia de la insulina en el cuerpo como
causa de la diabetes (p < 0.03), y los hombres mencionaron que el ejercicio
regular la incrementa (p < 0.02).
En el manejo de la enfermedad (cuadro 5), las mujeres de Toluca
manifestaron poco éxito en seguir su dieta para diabéticos (p < 0.04) aunque
pueden cuidarse como otra gente que no tiene la enfermedad (p < 0.02); en
Tonatico las mujeres expresaron sentir que la enfermedad controla su vida
(p < 0.03), y en ambas zonas las mujeres mencionaron comer más cuando se
sienten estresadas (p < 0.00).

268
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

Cuadro 3. Características intermediarias de las personas con diabetes mellitus


tipo 2 de comunidades del estado de México, México, 2008
Total Femenino Masculino
Características (n=239) (n=179) (n=60)
c c c 2d e
intermediarias % % % X p
a b
Inicio del padecimiento X (DE) 8.48 8.29 8.68
(8.59) (8.00) (9.20)
Diagnóstico de:
Colesterol alto 54.5 54.0 54.2
Cáncer de mama 4.8 6.3 -
Cáncer cérvico-uterino 4.4 5.7 -
Cáncer de próstata 1.4 - 3.4
Diabetes en el embarazo 8.8 11.0 -
Enfermedades del corazón 23.9 24.9 22.0
Tensión arterial alta 53.6 53.4 52.5
Depresión 18.3 21.3 10.2
Artritis 9.8 10.9 6.8
Osteoporosis 12.3 16.1 1.7
Problemas de riñón 17.4 20.1 8.5
Tiroides 2.1 2.9 -
Problemas de espalda 18.3 20.1 13.6
Problemas mentales 3.0 3.4 1.7 0.00
Familiares
Hermano
Cáncer 3.4 1.7 34.9 0.00
Madre
Tensión arterial alta 20.8 8.5 9.09 0.01
Abuelos
Artritis 3.4 1.7 29.2 0.00
Fuente: Base de datos
a
Media. b Desviación Estándar. c Porcentaje. d
Prueba de X2.
e
Significancia estadística (p < 0.05


Respecto a la calidad de vida (cuadro 6), en Tonatico mujeres y hombres
manifestaron sentirse satisfechos con adquirir conocimiento (p < 0.00) y
reconocer sus ventajas y limitaciones en el cuidado de la enfermedad (p < 0.05);
en los participantes de Toluca su satisfacción fue leer, escuchar música u observar
espectáculos (p < 0.02).

269
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Cuadro 4. Conocimientos por género sobre diabetes mellitus en comunidades del estado
de México, México, 2008
Conocimientos Toluca (n =124) Tonatico (n=115)
Femenino Masculino Femenino Masculino
2 c 2b c
(n=86) (n=38) X P (n=93) (n=22) X P
Sí NO Sí NO SI NO SI NO
%a %a %a %a %a %a %a %a
La causa habitual
de la diabetes es
la pérdida de la
77.5 22.5 91.6 8.4 7.01 0.03
eficacia de la
insulina en el
cuerpo.
La diabetes es
causada por una
falla en los
riñones para
29.5 70.5 55.5 44.5 4.73 .02
mantener el
azúcar fuera de la
orina.
El ejercicio regular
incrementa la
necesidad de
24.1 75.9 57.1 42.9 7.44 0.02
insulina u otros
medicamentos
para la diabetes.
Fuente: Base de datos.
a
Porcentaje. bPrueba de X2. c
Significancia estadística (p < 0.0).

 El cuadro 7 muestra la percepción de las personas en cuanto al apoyo social
recibido para el cuidado de la diabetes, se encontraron diferencias por zona,
en Tonatico los participantes pueden hablar de sus problemas con la familia (p
< 0.04), identificaron gente con la que comparten eventos sociales (p < 0.02),
manifestaron tener la sensación de ser necesitado por otras personas (p < 0.01)
y de enfrentar los retos que se les presentan en la vida (p < 0.00).
En las creencias culturales (cuadro 7) hubo diferencia por zona, en Toluca los
sujetos de estudio no estuvieron de acuerdo en que la diabetes es normal en los
afroamericanos con sobrepeso (p < 0.02) y coincidieron que el cocinar es parte
de su tradición (p < 0.00).

270
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

Cuadro 5. Manejo de la diabetes mellitus, según las personas de comunidades


del estado de México, México, 2008
Comunidad Toluca (n = 124)
Femenino (n = 86) Masculino (n = 38) X2b Pc
Género
Manejo Acuerdo Desacuerdo Acuerdo Desacuerdo
%a %a %a %a
He tenido poco éxito
siguiendo mi dieta para 42.7 26.6 12.90 17.7 4.07 0.04
diabéticos
Frecuentemente como
más de lo usual cuando 40.6 28.5 12.2 18.7 3.94 0.04
me siento estresado.
Siento como si la
diabetes controlara mi
vida.
Yo podría cuidarme tan
57.3 12.0 29.9 0.8 5.14 0.02
bien como otra gente.
Fuente: Base de datos.
a b 2 c
Porcentaje. Prueba de X . Significancia estad.

 Cuadro 5. Manejo de la diabetes mellitus, según las personas de comunidades del estado
de México, México, 2008
Comunidad Tonatico (n = 115)
Femenino ( n= 93) Masculino (n = 22) X2b pc
Género
Manejo Acuerdo Desacuerdo Acuerdo Desacuerdo
%a %a %a %a
He tenido poco éxito
siguiendo mi dieta para
diabéticos
Frecuentemente como
más de lo usual cuando 44.7 36.0 4.38 14.9 10.10 0.00
me siento estresado.
Siento como si la
diabetes controlara mi 42.4 37.7 5.3 14.1 6.82 0.03
vida.
Yo podría cuidarme tan
bien como otra gente.
Fuente: Base de datos.
a b 2 c
Porcentaje. Prueba de X . Significancia estad.

271
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Cuadro 6. Calidad de vida de las personas con diabetes mellitus de las comunidades
del estado de México, México, 2008
Comunidad Toluca (n = 124)
Femenino (n = 86) Masculino (n = 38) X2b Pc
Género
Calidad de vida Satisfecho Insatisfecho Satisfecho Insatisfecho
%a %a %a %a
Aprendizaje y
atención escolar,
adquirir
conocimiento
adicional.
Comprender que
tiene sus
conocimientos,
ventajas y
limitaciones
Leer, escuchar 61.4 9.6 28.9 0.0 4.96 0.02
música u
observar
espectáculos
Fuente: Base de datos.
a b 2 c
Porcentaje. Prueba de X . Significancia estadística (p<0.05)

 Cuadro 6. Calidad de vida de las personas con diabetes mellitus de las comunidades
del estado de México, México, 2008
Comunidad Tonatico (n = 115)
Femenino (n = 93) Masculino (n = 22) X2b pc
Género
Calidad de vida Satisfecho Insatisfecho Satisfecho Insatisfecho
%a %a %a %a
Aprendizaje y
atención escolar,
adquirir 63.2 14.2 19.3 3.0 31.24 0.00
conocimiento
adicional.
Comprender que
tiene sus
conocimientos, 68.9 10.6 20.3 0.0 15.00 0.05
ventajas y
limitaciones
Leer, escuchar
música u
observar
espectáculos
Fuente: Base de datos.
a b 2 c
Porcentaje. Prueba de X . Significancia estadística (p<0.05)


272
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

Cuadro 7. Apoyo social percibido y creencias culturales que perciben las personas con diabetes
mellitus de comunidades del estado de México
Toluca (n = 124)
Femenino (n = 86) Masculino (n = 38) X2b Pc
Acuerdo Desacuerdo Acuerdo Desacuerdo
Apoyo social percibido %a %a %a %a
Puedo hablar de mis
problemas con mi familia.
Tengo la oportunidad de
enfrentar los retos que se me
presentan en la vida.
Hay gente con la que comparto
eventos sociales y otras
actividades.
Tengo la sensación de ser
necesitado por otra persona.
Creencias culturales
La diabetes es normal en los
10.3 55.8 12.9 20.7 4.98 0.02
afro– americanos con sobrepeso.
Cocinar es parte de mi tradición. 64.6 8.8 17.6 8.8 6.85 0.00
a b 2 c
Fuente: Base de datos. Porcentaje. Prueba de X . Significancia estadística (p < 0.05).

Cuadro 7. Apoyo social percibido y creencias culturales que perciben las personas
con diabetes mellitus de comunidades del estado de México
Tonatico (n=115)
Femenino (n = 93) Masculino (n = 22) X2b Pc
Acuerdo Desacuerdo Acuerdo Desacuerdo
Apoyo social percibido %a %a %a %a
Puedo hablar de mis
70.0 10.2 15.8 3.7 6.25 0.04
problemas con mi familia.
Tengo la oportunidad de
72.5 6.8 17.6 2.9 9.32 0.00
enfrentar los retos que se
me presentan en la vida.
Hay gente con la que
67.9 12.2 17.9 1.8 7.53 0.02
comparto eventos
sociales y otras
actividades.
Tengo la sensación de ser
73.8 7.2 17.1 1.8 11.8 0.01
necesitado por otra
persona.
Creencias culturales
La diabetes es normal en
los afro– americanos con
sobrepeso.
Cocinar es parte de mi
tradición.
a b 2 c
Fuente: Base de datos. Porcentaje. Prueba de X . Significancia estadística (p < 0.05).

273
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Discusión

El ser humano tiene características personales y contextuales que influyen en su


estado de bienestar o de enfermedad (Brown et al., 2004: 63; López et al., 2003:
259; Barcellos, 2003: 307). Varios estudios han relacionado el género, la edad, el
estado civil, el nivel educativo y la ocupación de la persona con la presencia de
DM2 (González et al., 2004: 65; Brown et al., 2004: 63; Rivera et al., 2008: 91;
Rohlfs et al., 2000: 146; Wen et al., 2004: 423; Ishihara et al., 2003: 546; Jiang y
Hesser, 2006).
La diabetes mellitus tipo 2 es una enfermedad que se presenta en magnitud
similar en hombres y mujeres (Wild et al., 2004:1047), en la presente investigación
se encontraron diferencias entre género y DM2; en ambas zonas predominó el
género femenino. La herencia cultural e histórica que ha asumido la mujer
respecto al cuidado de su enfermedad y de la familia favorece que tenga mayor
disposición de cambiar sus estilos de vida, de acudir con mayor frecuencia para su
atención médica y de mostrar una mejor disposición para acceder a información y
capacitación respecto al cuidado de su enfermedad (López et al., 2003: 259; Palma,
2007: 1). Sin embargo, estos roles sociales influyen en su salud y suelen generarle
problemas crónicos, físicos y mentales, que se extienden a lo largo de toda la vida
sin producirle la muerte prematura, pero si limitaciones de larga duración. Las
mujeres tienen una esperanza de vida superior a la de los hombres, pero presentan
mayor morbilidad y menor calidad de vida (Rohlfs et al., 2000: 146).
La mayoría de los participantes fueron adultos maduros con un promedio de
edad de 57 años; en Tonatico la población tuvo un promedio de edad de 59 años,
y en Toluca de 54 años, en esta última se presentaron casos de DM2 en adultos
jóvenes de 26 a 45 años de edad, mientras que en Tonatico los casos aumentaron
en el grupo de adultos en plenitud. Los resultados coinciden con otro estudio en
el que la enfermedad predomina en hombres menores de 60 años y en mujeres
mayores de 60 años de edad. Las personas de mayor edad independientemente
de padecer una enfermedad crónica se perciben como más sanas que las de
menor edad (Salazar et al., 2007: 88), aunque la evolución de su enfermedad
le condicione tratamientos médicos prolongados. Por otra parte, la aparición
de la DM2 en edades tempranas favorece la aparición de complicaciones que
repercuten en la calidad de vida de las personas que la padecen, en ambas
situaciones la enfermedad impacta en el equilibrio emocional y económico de
las familias; se presentan consecuencias sociales por incapacidad laboral, baja
productividad y dependencia familiar.
En estado civil, en Toluca la mayoría de los hombres participantes tenían
pareja y en Tonatico una tercera parte de las mujeres no la tenía. La persona con

274
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

diabetes puede presentar falta de comunicación con su pareja, cambios físicos,


emocionales y sexuales, con un impacto emocional en su relación (De los Ríos
et al., 2004: 109). La relación entre el estado civil y la salud difiere en el género,
para los hombres la convivencia en pareja es un factor protector de la salud,
para la mujer significa un aumento en la carga de trabajo reproductivo, y puede
contribuir al deterioro de su salud (Rohlfs et al., 2000: 146).
La mayoría de las mujeres participantes de la zona rural no sabían leer, ni
escribir o sólo tenían estudios de primaria. Este limitado acceso a la información
reduce el acceso a las oportunidades de aprendizaje que se relacionan con el
cuidado que la persona tiene de su enfermedad (Pace et al., 2006); muestra de
esto, es que la persona acude en muy pocas ocasiones a los servicios de salud
para realizarse exámenes médicos de control, tiene una menor comprensión de
las pruebas que se le realizan, tiene bajo monitoreo de glucosa en sangre, no
realiza ejercicio, presenta problemas de tabaquismo (Brown et al., 2004: 63) y
tiene una falta de apego al tratamiento médico (De los Ríos et al., 2004: 109).
Esto es, entre menos años de escolaridad, mayor predisposición a desarrollar
complicaciones de la enfermedad (González et al., 2004: 65).
En ocupación, los participantes de la zona rural en su mayoría eran amas de
casa y en Toluca se registró mayor desempleo. Algunos estudios señalan que las
amas de casa tienen mayores posibilidades de acudir a grupos de autoayuda
para manejo y control de su enfermedad (Samaniego et al., 2006: 63; Jiang y
Hesser, 2006: 14). Las personas con DM2 que realizan actividades para mejorar
sus interacciones sociales o sostener su conducta terapéutica gozan de mejor
salud en comparación con quienes tienen una red social débil (Martínez y Torres,
2007: 226). Las personas desempleadas suelen tener una calidad de vida no
satisfactoria. Una de las posibles razones es que el tener trabajo incrementa
el acceso a los servicios de salud y la relación con nuevas redes sociales lo que
puede dar un significado a la vida diaria de la persona con DM2 (Jiang y Hesser,
2006: 14). El autodesarrollo se asocia con sentimientos de bienestar en los
adultos en plenitud, un empleo remunerado representa sentimientos de utilidad
hacia los demás y sentido de autoeficacia (Salazar et al., 2007: 88).
Los participantes tuvieron un promedio de inicio del padecimiento de
ocho años. Hay estudios que señalan que las personas con más de cinco años
con diagnóstico de DM2 tienen más información respecto al cuidado de su
enfermedad, posiblemente por tener asesoría individual o grupal durante los
años que han acudido para su tratamiento médico (López et al., 2003: 258),
aunque tienen más riesgo por el proceso gradual y progresivo de la evolución
degenerativa de la enfermedad (De los Ríos et al., 2004: 109). Otro estudio

275
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

menciona que la duración entre el inicio de la hiperglucemia y el diagnóstico de


la DM2, es de 9 a 12 años, lo que aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones
micro y macrovasculares (Pace et al., 2006). Las personas que tienen menos de
10 años con la DM2 estaban más afectadas que aquellas con más de 10 años con
el padecimiento (Mier et al., 2008: 154).
Aunado al tiempo del padecimiento, los estilos de vida de las personas
y la adopción de conductas también condicionan su estado de bienestar o
enfermedad, el tabaquismo es una adicción nociva que favorece la progresión
de las lesiones vasculares de la insuficiencia renal crónica (Quirantes et al.,
2000: 50), en la presente investigación se encontró diferencia entre zonas en el
consumo de alcohol y de tabaco. En el análisis por género, los hombres reportaron
mayor consumo de alcohol y tabaco; posiblemente por la influencia de estilos
de vida urbanos (Ishihara et al., 2003: 546; Jiang y Hesser, 2006); además que el
consumo de estas sustancias en los hombres tiene mayor aceptación social en
México (López et al., 2003: 259).
En antecedentes de salud, en ambas zonas, las mujeres tuvieron mayor
presencia de patologías asociadas a la enfermedad. A mayor edad de las personas
con DM2 se presentan enfermedades asociadas o complicaciones que causan un
mal pronóstico; algunas de estas personas pueden estar dispuestas a modificar
sus estilos de vida y seguir las indicaciones médicas para prolongar su vida
(López et al., 2003: 259). Las características de la comunidad también pueden
determinar el riesgo de mortalidad y las complicaciones relacionadas con el
padecimiento como enfermedad cardiovascular, retinopatía y en estadio final:
enfermedad renal y amputación (Brown et al., 2004: 63). Las complicaciones en
la enfermedad son el reflejo del estilo de vida de las personas con DM2 (Mier et
al., 2008: 154).
Los participantes de la zona urbana tuvieron más información respecto al
comportamiento nutricional para el cuidado de la diabetes mellitus y, por género
hubo diferencia en la limitación del uso de azúcar en la ingesta de alimentos.
Existen estudios que refieren que las mujeres tienen más información en aspectos
de nutrición y lo asocian con la consejería nutricional que reciben del personal
de salud debido a que asisten con mayor frecuencia a las unidades de atención
médica, además de que ellas preparan los alimentos lo cual les permite decidir
el menú con más facilidad que a los hombres (López et al., 2003 :259; Wen et
al., 2004: 423). Una dieta inadecuada es un problema común en el manejo
de la diabetes (Wen et al., 2004: 423; Wakimoto et al., 2006). Este aspecto es
una de las conductas más difíciles de modificar debido al patrón cultural de
alimentación de la población; de ahí la dificultad para el apego al tratamiento

276
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

dietético (Martínez de Dávila et al., 2006), y el problema se agrava si el resto de


la familia no come los mismos alimentos preparados para las personas enfermas
(Wen et al., 2004: 423; Glasgow y Gillete, 2001: 33).
Respecto a la actividad física, los participantes no la realizan de manera
planificada para favorecer su salud. Dicha actividad mejora el control de
la glucemia, ayuda a mantener el peso y reducir el riesgo de enfermedad
cardiovascular; además, tiende a mejorar la autoestima y tiene efectos benéficos
en la calidad de vida (Hunot et al., 2006: 14). La disminución de la actividad física
en zonas urbanas, entre otros factores, ha incrementado el riesgo de diabetes
(González et al., 2004: 65; Wild et al., 2004: 1047; Olaíz et al., 2007: 331); la baja
percepción del riesgo que tiene la persona enferma y su familia al tener una vida
sedentaria se debe a una falta de información y control. Una de las conductas
más difíciles de modificar es que la persona no realice alguna actividad física
(Eakin et al., 2007: 392), aunque esté asociada con la disminución del riesgo
de enfermedad cardiovascular y toda causa de muerte, con un efecto favorable
en la presión sanguínea, niveles de lípidos y lipoproteínas, control de peso y
distribución de la grasa corporal, así como de salud mental (Jiang y Hesser, 2006:
14; Bastidas et al., 2001: 49).
Los participantes de Tonatico tuvieron más información para el cuidado de
su enfermedad que los de Toluca. En el manejo de la enfermedad las mujeres
perciben a la diabetes como una patología que controla su vida, e identifican
poco éxito en seguir una dieta que favorezca su autocuidado debido a ingerir
más alimento cuando se sienten estresadas. La educación para el manejo de
la diabetes puede ser de gran beneficio para las personas, un conocimiento
insuficiente respecto a la enfermedad puede afectar su salud física (García et
al., 2001: 16; Brown et al., 2004: 63; Pace et al., 2006; Mier, et al., 2008: 154).
Aunque hay estudios que han demostrado que cuando las personas tienen un
buen nivel de conocimientos sobre la enfermedad, están motivadas a cuidar su
salud de manera permanente, hay otros que mencionan que el saber o conocer
no es suficiente para que las personas practiquen en los términos esperados
los comportamientos que disminuirán la probabilidad de que una enfermedad
como la DM2 aparezca (García et al, 2001:16; Rivera et al., 2008: 91).
En calidad de vida, en el estudio se encontraron diferencias por zona y género,
hay estudios que señalan que las personas con DM2 que acuden a los servicios
de salud tienen cuidado en su calidad de vida (Brown et al., 2004: 63); por el
contrario de quienes perciben alteraciones en el funcionamiento físico por el
desarrollo de complicaciones a largo plazo, por la presencia de síntomas que
interfieren con sus actividades diarias y por la disminución de su independencia;

277
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

en el funcionamiento psicológico porque no aceptan cuidados en un trastorno


crónico y pueden causarles depresión; y en el funcionamiento social se afectan
sus relaciones con sus redes de apoyo para el manejo efectivo de la enfermedad
(De los Ríos et al., 2004: 109; Polonsky, 2000: 36). Por tanto, los factores en
la calidad de vida que son importantes para los individuos con DM2 son las
relaciones familiares, contactos sociales, la salud en general, el estado funcional,
la vivienda y la disponibilidad económica (Salazar et al., 2007: 88).
Los participantes de Tonatico percibieron mayor apoyo social. Algunas
investigaciones señalan que la familia debe adoptar conductas saludables
y proporcionarle apoyo social a la persona con DM2 para el cuidado de la
enfermedad (Mier et al., 2008: 154). El individuo debe tener una interacción
muy estrecha con su familia, sus amigos y los servicios de salud para obtener
el apoyo necesario en su cuidado (Wen et al., 2004: 423; Pace et al., 2006;
Anderson et al., 2000: 739). Los niveles altos de apoyo social se asocian con
un mejor autocuidado, adherencia a la dieta indicada, programas de ejercicio y
mejor control de la glicemia (Brown et al, 2004:63). Informar, motivar, fortalecer
a la persona y familia favorece convivir con la condición crónica de enfermedad
(Pace et al., 2006).
Las normas, valores y actitudes de la persona pueden influir en las creencias
de salud, elección del tratamiento, en comportamientos y resultados de salud,
es decir, tienen un impacto profundo en la presencia de algún padecimiento. Las
creencias culturales que tenga la persona con respecto a su enfermedad pueden
modificarse acorde al lugar de residencia y género, pero deben considerarse
para realizar algún tipo de intervención (Brown et al., 2004: 63; Pace et al., 2006;
Rapley et al., 2003: 289).
Los hombres que participaron de Toluca percibieron mayores barreras
psicosociales e interpersonales que les impiden llevar un cuidado adecuado
de su enfermedad (Polonski, 2000: 36). Los adultos con DM2 que tienen a su
cuidado niños, o dependen de ellos otros adultos, pueden tener un limitado
acceso o baja calidad en su cuidado, o bien, adoptar conductas no saludables
para su enfermedad (Brown et al., 2004: 63). Los niveles elevados de autoeficacia
y apoyo social, facilitan el manejo de la diabetes mellitus. El desarrollo de
complicaciones, el estrés, la depresión y bajos niveles de apoyo social influyen
en el manejo del padecimiento (Polonski, 2000: 36). Aceptar la enfermedad
permite establecer una relación positiva entre la persona y su nueva situación, y
por el contrario una actitud de no aceptación tiene consecuencias sobre algunos
comportamientos en el autocuidado para un adecuado control de la diabetes
(Lorente, 2007: 94).

278
Autocuidado de la diabetes mellitus tipo2: una perspectiva de género/Cruz y Vizcarra

Conclusiones

En el presente estudio los factores de riesgo que se identificaron en Tonatico


fueron: el bajo nivel educativo; la ocupación, en su mayoría son amas de casa;
la deficiente información respecto al comportamiento nutricional; la falta de
actividad física, el conocimiento, las creencias culturales y el mínimo apoyo
social que percibe la persona para el cuidado de la enfermedad. La edad de
las personas es mayor en comunidad con movimiento migratorio y las mujeres
presentan mayor morbilidad.
En Toluca la DM2 se presenta cada día en personas más jóvenes; los individuos
tienen mayor conocimiento pero menor aceptación y manejo para el cuidado de
su padecimiento. En ocupación se identificó mayor desempleo, y por género los
hombres son quienes percibieron mayores barreras sociales para el cuidado de
la enfermedad.
Cabe mencionar que el mejor método para identificar los factores de riesgo
que tiene la persona con DM2 es la observación directa de las conductas de la
vida cotidiana, las acciones que asuma el individuo ante la enfermedad, permite
al equipo de salud en coordinación con otras disciplinas proponer estrategias
de intervención preventiva orientadas a modificar creencias, actitudes y
comportamientos para mejorar la salud individual, familiar y colectiva.
Finalmente se concluye que todos los factores estudiados, personales y
contextuales tienen diferentes niveles de significancia. Si bien, este estudio tiene
algunas limitaciones en profundizar sobre sus complejidades e interacciones
entre unos y otros factores, se abren nuevas perspectivas para considerar análisis
cualitativos que auxilien a comprender los fenómenos personales y sociales que
condicionan la probabilidad de desarrollar DM2.

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284
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación


rural con perpectiva de género. Caso de tres proyectos: conflictos
matlazincas, paisajes mazahuas y diabetes de migrantes*

Ivonne Vizcarra Bordi**

Introducción

La multi e interdisciplinaridad cada vez son más inevitables cuando se trata


de estudiar la complejidad de las realidades de sociedades dinámicas y/o en
movimiento, como lo son las sociedades rurales mexicanas, pues además de
que requieren análisis objetivos de la relación sociedad-entorno en sus diversas
dimensiones, surge la necesidad de interpelar a la interpretación subjetiva de los
diferentes eventos, condiciones, situaciones o fenómenos que se representan en
la vida cotidiana de cada uno de los(as) sujetos(as) que interactúan con ellos. Los
retos de la investigación se dificultan cuando las dimensiones relacionales entre
los(as) interactuantes resultan de los procesos de creación cotidiana de modos
de vida (a)culturalizados, globalizados e intrínsecamente ligados a ejercicios de
poder y contrapoder para llevar una vida satisfactoria y socialmente construida
como viable (Roy, 2002).
Esta capacidad de crear día a día un juego de largo plazo de vivir y sobrevivir con
cambios en los modos de vida y en los cuerpos, releva sin duda una inteligencia
individual y colectiva, la cual es indisociable de los combates y placeres humanos
de todos los días (De Carteau, 1990). De esta manera se van construyendo
experiencias de vida cotidianas individuales (por su especificidad) y sociales (por
los procesos en los cuales se adquieren o no las habilidades para relacionarse y
sobrevivir) (Heller, 1979). Dado que estas experiencias vivenciales ocurren para
y entre sujetos, la construcción de la realidad a partir de lo cotidiano no puede
estar sino dentro del dominio subjetivo. Es decir que la vida cotidiana al ser
esfera de realidad para un sujeto, ésta se convierte en significante, en sentido,
en percepción, en discurso, en gestos, en simbólica, es decir en subjetiva (Berger
y Lukman, 1968).

* Francisco Guízar Vázquez, Cristina Chávez Mejía, Roxana Valdés Ramos y Ranjita Misra son los
corresponsables de los proyectos de investigación.
** Profesora Investigadora del Instituto en Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad
Autónoma del Estado de México.

285
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Las Historias Vida (HV) de los y las sujetos tienen, sin embargo, significaciones
diferenciadas y no simplemente por la heterogeneidad de sus contenidos, sino
sobre todo por el posicionamiento jerárquico de los(as) individuos en diversos
contextos y niveles de las estructuras sociales, económicas y políticas en las
cuales se inscriben y se mueven (familiares, comunitarias, organizacionales,
institucionales etc.) (Méndez, 1992). En este sentido la perspectiva de género
se vuelve una herramienta útil para entender tanto las diferencias vivenciales
(subjetivas) en los procesos de cambio entre hombres y mujeres, así como
las relaciones de poder que se generan a partir de estos procesos (Gómez,
1993; Massoff, 1994; Szasz y Lerner, 1996). Las HV son el relato personal que
cuenta la historia familiar con hechos cronológicos y a menudo requiere ser
complementada y documentada por los(as) investigadores(as). Las HV son en
sí, el resultado acumulado de las múltiples redes de relaciones en los que, día
a día, los grupos humanos entran, salen y se vinculan por diversas necesidades
(Ferrarotti, 1991). Durante la recuperación de la memoria para reconstruir el
pasado familiar, las personas caen con frecuencia en relatos de vida que marcaron
alguna experiencia significativa en su trayectoria, de aquí que los relatos se
sustentan en la subjetividad individual, por lo que sugieren una reflexión de
lo social que profundice en el mundo de los valores, de las representaciones y
subjetividades. Según Ferrarotti (1991) basta con que el individuo que cuenta y
relata su vida pertenezca a la sociedad que se estudia para sintetizar lo social, lo
estructural y las múltiples mediaciones e interpretaciones que conlleva al análisis
del complejo y heterogéneo mundo de los sectores populares. Esta manera de
comprender la historia de vida nos permite descubrir lo cotidiano, las prácticas
de vida abandonadas o ignoradas por las miradas dominantes de las ciencias,
la historia de y desde los(as) sujetos que viven los procesos de cambio en sus
modos de vida.
El objetivo de este documento es explorar cómo las HV con perspectiva de
género, puede ser un instrumento útil en el transitar de la multi e interdisciplina
para estudiar la construcción social de la realidad basada en la vida cotidiana de
hombres y mujeres pertenecientes a familias rurales del estado de México.

Las historias de vida y la perspectiva de género

Incluir la perspectiva de género en diferentes estudios sociales en el medio


rural, nos invita a reflexionar y mirar a las mujeres en específico y la posición
de ellas con respecto a los hombres en profundidad en los espacios donde hay
desigualdades sociales. La mayoría de los estudios de género entran al terreno
de la construcción social como eje interpretativo de las realidades sociales en

286
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

las que se relacionan mujeres y hombres a través de la historia. Ciertamente la


interpretación resulta ser un campo que no se satura de verdad social, sino que se
somete permanentemente a valores y juicios subjetivos y resignificantes (Laclau
y Mouffé, 1985). De aquí que exista un consenso más o menos aceptado por las
diferentes corrientes teóricas feministas sobre el género como una construcción
histórico-social (Scott, 1996) en el que se rechaza la noción preconstituída sobre
“la opresión de las mujeres”, destacando la necesidad de anteponer el momento
histórico particular, las instituciones, prácticas y sistema de significados a partir
de los cuales la categoría de género es producida (Peña, 1998).
Las aproximaciones a la subjetividad según el género (femenino y masculino)
son por lo tanto un conjunto de prácticas interpretativas de las vivencias de
las personas. Para ilustrar lo anterior las historias orales o historias de vida son
frecuentemente utilizadas como método cualitativo para objetar la radicalidad
de la dicotomía que establece estereotipos rígidos en la identidad de género de
una persona.
De acuerdo a Van De Casteele y Voleman (1992) las interpretaciones del
pasado son en sí redimensionadoras de las subjetividades. Por un lado porque
en la memoria que se rescata de las experiencias vividas juegan lo imaginario, las
tradiciones y procesos colectivos de simbolización dan cuenta de necesidades,
frustraciones y deseos de las personas. Por otro lado, porque la memoria se
encuentra estructurada por los roles que desempeñan en su vida cotidiana y
en algunos casos no se corresponde con el estereotipo esperado según sus
atributos biológicos, varía de acuerdo con los itinerarios individuales y con
los sistemas de prestigio que dependen del medio social, el nivel de estudios,
la costumbre de abstraer y de manipular modelos, el compromiso político, la
clase, la etnia y la edad como elementos que interfieren en la restitución del
pasado y en las coordenadas que influyen en la identidad de género. Lo anterior
es particularmente importante cuando el ejercicio del poder se reproduce en
múltiples puntos de vista pero que al final de cuentas construye un discurso
constante a través del trayecto de la vida de las mujeres, en diferentes contextos
y espacios sociales (Haraway, 1993). El propósito de este ensayo es mostrar
cómo lo cotidiano es resignificado, permitiendo nuevas miradas con el objeto
final de desconstruir discursos y relaciones de discriminación prevalecientes en
la cultura hegemónica que penetra en la vida rural.
Por su parte para Haraway (1993) la dimensión temporal, puesta en juego
a través de la utilización de la técnica de historia oral, alude a una correlación
“presente-pasado” donde desde el presente se interroga al pasado y los nichos
temporales son abordados desde la conciencia de los propios sujetos de estudio.

287
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Resulta importante esclarecer esta dinámica para ubicarnos en el terreno desde


donde reconstruimos la historia, pues al acceder al pasado de mujeres y hombres
no descubrimos éste “tal como era” tal vez ni siquiera como fue vivido, sino que
significamos las experiencias pasadas con vista a dar sentido al presente y en el
mejor de los casos proyectarnos al futuro (Bertaux-Wiame, 1993).
Los y las interpelados(as) se convierten en sujetos del y de su conocimiento; los
ámbitos y relaciones de la realidad comúnmente invisibilizados y/o reproducidos
salen a la luz pública, a saber, mundo doméstico, sexualidad, relaciones
familiares, éxitos y fracasos personales, el mundo productivo, acercamientos y
experiencias con programas gubernamentales, entre otros. Las historia de vida
oral nos provee de fuentes de estos conocimientos cuyo origen remite al relato
de sujetos de estudio previamente elegidos y relevantes para la comprensión
de la realidad histórica en estudio (Benavides, 1984). Si bien esta técnica es
reconocida, especialmente al interior del campo de la historia social, para los
estudios rurales con perspectiva de género nos resulta clave para comprender
las diferentes realidades que viven los y las sujetos, en los mismos procesos y
sucesos históricos. Es decir, se trata de rescatar las vivencias e interpretaciones
de las mujeres y de los hombres indígenas y campesinos que no contaron con
el poder económico y político que les concediese el control del discurso escrito
para formar parte de la historia como sujetos sociales y no como objetos sin
protagonismos (Portelli, 1991; Thompson, 2003/4).
En este sentido, las HV van más allá de considerarse una técnica de recolección
de información, son una nueva perspectiva que da importancia no sólo a lo que
las y los sujetos consideran importante para sus vidas (Thompson, 2003/4), sino
como una vía para insertar a las y los sujetos en los procesos sociales a través
experiencias y comprensiones de movimiento (Gagnon, 1993). Ahora bien, la
dimensión temporal de las HV, apunta a una correlación “presente-pasado”
donde desde el presente se interroga al pasado y los nichos temporales son
abordados desde la conciencia de las y los propios sujetos de estudio. Tendemos
a colocar los estudios rurales en perspectivas diacrónicas, con poco movimiento
a través de la historia, pero resulta que la dinámica del recuento del pasado
desde el presente nos permite reconstruir la realidad rural, pues al acceder al
pasado de mujeres y hombres no descubrimos este “tal como era” tal vez ni
siquiera como fue vivido, sino qué significados traen las experiencias pasadas
con vista a dar sentido al presente y en el mejor de los casos proyectarse al
futuro (Bertaux-Wiame,1993).
Sin duda, la subjetividad del proceso de cambio en los modos de vida rural no
puede ser estudiada en términos cuantitativos. Su estudio implica necesariamente
un acercamiento cualitativo (Travers, 1995). De hecho, al mismo tiempo que se

288
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

ha observado un aumento en los estudios sobre conflictos rurales e indígenas en


torno a los recursos naturales, a la alimentación y a la salud en el mundo, se ha
incrementado el interés en torno a la aplicación de las metodologías cualitativas
e interpretativas (Mercado, 1996; Mercado y Robles, 1998; Castro, 2003).
Al estudiar la subjetividad de sujetos que pertenecen a una familia-hogar y a
una comunidad —sociedad, la perspectiva de género aparece como una condición
sino quanon para comprender las diferencias entre hombres y mujeres, y cómo
estas diferencias se convierten en desigualdades sociales, donde por lo general
las mujeres se someten a dominios ideológicos y prácticas sociales de sumisión,
discriminación, exclusión y explotación.
En efecto, gracias a los estudios de género, la familia tiene otra perspectiva
de análisis. Sus contribuciones empíricas muestran que la familia ya no se trata
de personas unidas por lazos de parentesco y afectivos con el fin de reproducir
la sociedad y satisfacer las necesidades de cada uno de sus miembros de forma
solidaria, armónica y cohesionada; sino que en su estructura variante (mono
o poligámica, hetero u homosexual, monoparental, extensa, disfuncional o
reconstruida) la producción compleja de relaciones sociales que se entretejen
en ella se basan en creencias estructuradas por las ideologías patriarcales y
dominantes, las que a su vez producen jerarquías y asimetrías. El posicionamiento
de cada miembro en estas jerarquías, depende del continuo juego del poder que
ejercen sus miembros entre sí. La distribución del poder, habitualmente se ejerce
de forma desigual, generando tensiones y conflictos en la vida cotidiana de los
(las) individuos. Todo ello se observa tanto en lo objetivo, al materializar los
derechos, obligaciones, permisiones, privaciones, acceso y control de los recursos
y medios de subsistencia, como en lo subjetivo, al percibir las experiencias de
vida injustas, inseguras, vulnerables y desiguales (Camarena, 2003).
Cierto que el análisis subjetivo con perspectiva de género (característico
de la investigación interpretativa-cualitativa) es aún parcial e incompleta en lo
referente a estos campos de estudio. Por un lado porque los(as) investigadores(as)
realizan actos de intromisión a la vida privada e íntima de los sujetos que viven
diferentes problemáticas, lo cual llama a interpelar a la ética de la ciencias la que
puede sancionar gran parte de la información que ponga en peligro a la dignidad
humana y el bienestar social de los-as sujetos que participan en los estudios. Por
otro lado, la interpretación no escapa de la inter-subjetividad, pues al fin y acabo,
los(as) investigadores(as) son a su vez sujetos construidos, según el género, cuyas
cargas subjetivas provienen de sus propias realidades y nada garantiza que exista
un sesgo en el procesos de la interpretación. Nos basamos en la perspectiva de
género como eje transversal de las interpretaciones simbólicas y subjetivas de las
experiencias de vida cotidiana de las personas entrevistadas. La intersubjetividad

289
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

que se imprime en el análisis, rescata así mismo las prácticas sociales y asume
que los sujetos que las realizan se relacionen entre sí, con otros sujetos y con
objetos que los rodean en función del significado que tienen para ellos (Berger
y Lukman, 1968).
Considerando estas limitantes del análisis cualitativo, las HV dejarán de ser
un método para convertirse en una perspectiva de análisis útil para interpretar
desde las experiencias de los(as) sujetos los procesos sociales diferenciales
que han dado lugar a las desigualdades sociales y de género en el medio rural.
Asimismo esta nueva forma de interpelar la realidad abre sin duda un espacio de
reflexión de las realidades complejas.

Los proyectos de investigación

A continuación se presentan de manera esquemática los tres proyectos de


investigación que emplearon las HV como uno de sus métodos de recolección de
datos. El cuadro 1, resume la estructura protocolar de cada proyecto, entre los
que destacan los objetivos, sus alcances multi e interdisciplinario y los métodos
empleados.
En esta sección sólo se presentan algunos resultados generales del análisis de
las HV de cada uno de los proyectos, recalcando las relaciones de género que en
cada caso se recrean.

Conflictos matlazincas

Este proyecto toma una perspectiva integral de la problemática del derecho,


acceso y gestión local de los recursos naturales, entendiendo a estos como el
conjunto de recursos que los agentes locales están posibilitados a explotar,
transformar y utilizar en actividades de tipo agropecuario: tierras para cultivo,
recursos madereros, recolección de plantas medicinales, agua, etcétera. Dentro
de esta propuesta multiperspectiva, la de género tiene especial realce por ser
transversal a todas las implicaciones que en la práctica dicha dimensión social
ejerce sobre los procesos de subsistencia familiar, democratización local y
sustento de los principios del derecho local.
Asumiendo que los retos que plantean la reducción de la pobreza y el
desarrollo sustentable en áreas rurales están relacionados con la problemática
de la tenencia de la tierra, consideramos fundamental estudiar el papel que
ha jugado el derecho consuetudinario de los matlatzincas en la regulación de
las actividades agropecuarias, forestales e hídricas que se han desarrollado en
el espacio de su competencia, asimismo indagamos sobre su vigencia como
institución efectiva en la administración local de los recursos.

290
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Cuadro 1. Estructura protocolar de los proyectos de investigación


Proyecto/ Conflictos Paisajes Diabetes de
Rubro Matlazincas Mazahuas Migrantes
Titulo El derecho Dinámica del Influence of Clinical and
consuetudinario paisaje Non-clinical Factors on
entre los campesino: Diabetes Outcomes: A
matlatzincas y tierras agrícolas, Bi-national Comparison of
sus relaciones biodiversidad, Mexicans and Mexican
con el acceso y cultura y Americans
la gestión de los relaciones
recursos sociales, el caso
naturales de los mazahuas
del E.M.
Responsables Francisco Guízar Cristina Chávez Ranjita Misra, Roxana
e Ivonne e Ivonne Valdés e Ivonne Vizcarra
Vizcarra Vizcarra
Financiamiento UAEM/Conacyt UAEM PIMSA/U.California/
CONACYT
Objetivos Analizar el Establecer las Analizar la influencia de
Generales derecho dinámicas de los los factores de riesgo
consuetudinario cambios en la clínicos y nos clínicos en el
de los parcela que manejo y cuidado de la
matlatzincas en conforman la diabetes mellitus 2 en
función de los construcción población mexicano-
procesos de social del americana y mexicana.
acceso y gestión paisaje
de los recursos campesino, en
naturales. tres
dimensiones:
ambiental,
cultural y social.

El pueblo matlatztinca ha sido una de las etnias de México que más han
padecido de la fragmentación y pérdida histórica de tradiciones y rasgos distintivos
culturales, como el lenguaje1. Ahora tan solo se concentran en el poblado de San
francisco Oxtotilpan, en el municipio mexiquense de Temascaltepec, un grupo
aproximado de 1,500 matlatzincas, y aunque la población está en continuo
movimiento migratorio, la población que habla es lengua no ha variado mucho
en los últimos años.

1
Según Korsbaek y González (1999) son originarias del estado de México cinco étnias: la Otomí, con
99,864 hablantes de lengua indígena mayores de cinco años; la Mazahua con 11,294; la Náhuatl
con 26,927; la Tlahuica con 642; y la Matlatzinca con tan solo 1,205 originarios.

291
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

Cuadro 1. Estructura protocolar de los proyectos de investigación


Proyecto/ Conflictos Paisajes Diabetes de
Rubro Matlazincas Mazahuas Migrantes
Objetivos Describir el Conocer la clasificación Determinar los
Específicos funcionamiento y de las local del suelo enfocado factores clínicos a
implicaciones sociales al entendimiento local y través de la
del derecho de género del suelo para bioquímica
consuetudinario la producción agrícola, sanguínea y análisis
matlatzinca. específicamente de maíz genético que
Mostrar las dinámicas y su diversidad. influyen en el
locales de la tenencia y Entender las relaciones manejo del la
el uso de la tierra: entre la conservación de Diabetes. Conocer
potencialidades la biodiversidad y el la construcción
productivas e cumplimiento de cargos social de la
implicaciones espaciales religiosos. diabetes en ambas
de desarrollo Identificar los cambios poblaciones
agropecuario y forestal, en las relaciones sociales (binacional) según
según el género. y de género a través del el género.
Sintetizar la vinculación uso y manejo de la Determinar la
de derecho local, uso y parcela en un contexto influencia de los
tenencia de la tierra y de transformaciones factores no clínicos
dinámica de clases sociales: migración, en el autocuidado
sociales entre los trabajo extra agrícola y de la Diabetes.
matlatzincas. educación.
Delinear las principales Conocer los
tendencias en cuanto a componentes dinámicos
la consolidación legal del (ambientales, culturales
derecho local y sociales) que influyan
matlatzinca y de las en la conservación o no
implicaciones que ello de la biodiversidad y la
atraería sobre las cultura.
dinámicas propias del
campo agropecuario y la
conservación y uso
sustentable de los
recursos naturales
locales.

Sin embargo, como lo han documentado diversos trabajos sobre la etnicidad,


la lengua no es un componente esencial para el fenómeno de la adscripción
e identificación étnica. Los agentes auto-identificados como miembros de un
grupo étnico pueden señalar sus referentes culturales en otras esferas de la vida
social, como el sistema de gobierno tradicional, el religioso de cargos, las fiestas
y los rituales, el sentido de pertenencia a una tierra o territorio, o el parentesco.

292
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Aproximadamente otro tanto (Korsbaek y Ávila 2002), la cual vive principalmente


en la zona urbana de la Ciudad de México. García (2002) reporta que actualmente
los niños ya no hablan cotidianamente la lengua matlatzinca, los jóvenes sólo lo
hacen en presencia de los viejos, y éstos últimos son los únicos que lo practican
en la vida diaria. Esta situación de abandono de la lengua vernácula se ocasiona
debido a la ausencia de educación bilingüe en las escuelas, las presiones socio-
culturales de la sociedad mestiza mayoritaria y la desvalorización de dicho
patrimonio cultural por parte de los padres de familia jóvenes.
San Francisco Oxtotilpan del municipio de Temascaltepec, se encuentra a una
altitud de 2,700 metros sobre el nivel del mar, y ocupa un espacio rodeado por
montes forrados de bosques de oyamel y mixtos de pino y encino, los cuales
son cada vez más amenazados. El asentamiento se encuentra junto al río Verde,
que forma parte de la región hidrológica del Pánuco, que a su vez conforma a la
cuenca del río Balsas.
La población practica una agricultura de subsistencia basada en el cultivo de
temporal combinado de maíz, frijol y calabaza, la cual se realiza en las zonas
de laderas; cuenta con una porción de tierra de regadío donde se cultiva haba,
chícharo y papa. También se produce pulque y se cuenta con criaderos de peces.
Se explota el recurso forestal y existe un aserradero dado en concesión a un
grupo empresarial, así como también administran un parque eco-turístico. De
estos cultivos y productos primarios se comercializan la papa, el chícharo, las
habas, los pescados y la madera. Sin embargo los beneficios de su usufructo
tienen una distribución diferencial entre ellos, pues su comercialización está
condicionada a los medios de transporte con que cuenten las familias (García,
2002), evidenciándose así una patente división de clases sociales.
Como en el resto del país, las actividades agropecuarias no han sido una
fuente de ingresos suficiente que logre sustentar a la población local, por lo
cual gran parte de la misma ha emigrado principalmente a la Ciudad de México,
pero también hacia Toluca y Valle de Bravo. Se emplean principalmente como
trabajadoras domésticas y en oficios diversos: hojalateros, pintores automotrices,
mecánicos, jardineros, personal de limpieza de ayuntamientos y comercios
(Korsbaek y Álvarez, 2002: 201-202).
Resulta relevante para la presente investigación el hecho de que se practiquen
las tres formas de tenencia de la tierra entre los matlatzincas: la propiedad
privada, la ejidal y la comunal. Y no solo eso, sino que hay una aparente confusión
en cuanto a titulaciones y derechos, pues existen individuos que gozan de
título de comunero, y a su vez son pequeños propietarios, o ejidatarios, que
también tienen pequeñas propiedades. Este tipo de relaciones de propiedad son
reguladas a través de las formas locales de gobierno.

293
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

En este punto también conviven distintas formas de gobierno: la representada


por los delegados municipales; la de los representantes agrarios (comisariados
comunales y ejidales) y las propias del sistema de cargos. Si bien la primera se
encarga de cuestiones de administración pública y control social, la segunda de
cuestiones agropecuarias y la tercera de la esfera religiosa, en la práctica dichas
funciones suelen traslaparse (Korsbaek y Álvarez, 2002: 201-202).
Las HV de cuatro hombres y cuatro mujeres constituyeron la parte
metodológica que más datos cualitativos reveló para comprobar la hipótesis
del trabajo: La primera fue observar cómo en la memoria colectiva aparece el
derecho local matlatzinca como regulador de la conflictividad asociada al acceso
y la gestión de los recursos naturales entre la sociedad y los diferentes niveles
de gobernabilidad, y entre los individuos (familia, género estatus). Las historias
reflejaron una práctica dialéctica de un derecho singular, mezclando en las
narrativas; nociones vernáculas y del Estado.
La segunda, dio campo abierto a las interpretaciones de la realidad según
el género. Ahí la subjetividad cobró relevancia en la construcción de las
desigualdades de género. Si bien la hipótesis sostenía que el reconocimiento
legal por parte del Estado a la autonomía local como un sistema de derecho
consuetudinario funcional contribuiría a una optimización en el manejo
sustentable de recursos naturales. Remarcar con testimonios de los y las sujetos
que parte de las condiciones de pobreza en la que viven se debe a la relaciones
de subordinación de su etnia al Estado, y dentro de ella, las mujeres corren las
mayores desventajas pues los mitos regulatorios matlazincas para que ellas
accedan a los recursos naturales, fueron reforzados por las mismas prácticas
regulatorias del Estado.
[…] para el terreno y si todavía a la persona no le toca el terreno, cómo te vas a
meter a trabajar si todavía no te dicen que lo vas a trabajar; así está mi mamá,
o sea, ella no le puede decir trabájalo porque como yo le decía “oiga jefa, o lo
podemos trabajar” y dice “¿no, pues qué pasó?” y entonces hasta que ellos digan
“te toca o nos vamos a la mitad”, ya es cuestión de ellos…” “…porque por decir si
tú te casas por ahí o cualquier otra…, y si hay un terreno que por ahí…, entonces
tú no te tienes que meter madamas porque si, porque ya eres familia de ellos
tampoco. Tiene que haber un permiso hasta donde te abarca a donde lo vas a
trabajar, entonces tú lo puedes reclamar a donde, por decir, te están quitando el
cacho o donde te hicieron daño vas a reclamar, porque tú lo estás trabajando. Y
así está mi mamá ahorita del terreno que de donde ella no está trabajando […]
(Martín Martínez H., 43 años).

[…] me fui colocar a mis hermanos y le digo: nos corrió, dice, lárguense y no te
quiero ver a ti, y ora mi hijo, el último, pues le digo, pues, vámonos pues, ya que

294
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

pues tú papá ya nos corrió, pues mejor vámonos, vamos a ver a mi hermano a
colocarnos ahí en su casa y hay después vinieron mis hijos vinieron a decir: hay
papá, pero cómo eres, yo le digo ultimadamente, pues ya me corrió pues ora
si pues ya para que voy, mejor me voy a seguir de mi hermano a ver donde me
va colocar como ya nos repartimos me iba decir dónde me iba a tocar de los
terrenos del difunto, mi mamá y ahí lo busqué con lo que sea con lo que sea y
con maderas y la madera para hacer una casita aunque sea una para uno aunque
sea y comenta la hija que la casa donde están el terreno del al lado lo pasó a
empeñar el difunto de su abuelo, de la hija, y mis tíos la sacaron. Ora donde sepa
puede trabajar y por decir ya a los quince días de trabajar ya le dicen que ya su
papá lo empeñó o anda empeñando el terreno y el único que rescataron es el de
aquí donde está la casa y ese terrenito es el único que rescataron… (Ernestina
Hernández, 106 años, con traducción de de su nieta Eugenia de 60 años).
Estos dos testimonios extraídos de las HV, muestran de manera representativa
las creencias basadas en las diferencias sexuales que regulan el acceso, uso y
manejo a los recursos para subsistir. Los conflictos entre los géneros surgen en la
misma división sexual del trabajo la cual se trasmite de generación en generación
a pesar de que las mujeres jóvenes tienen mayores oportunidades a desarrollarse
en otros ámbitos no doméstico o públicos (maestras, comerciantes, regidoras,
etc.).
En las HV se logra observar que el sistema de creencias (culturales, simbólicas,
materiales, religiosas) sobre el hombre como productor-proveedor y la mujer
como responsable de la crianza y el cuidado del hogar, constituyen la base del
derecho consuetudinario que regula y restringe a las mujeres en el acceso a
los recursos estratégicos para la subsistencia: Tierra, Agua y Bosque. Con la
ayuda de las HV, se logra reconstruir la memoria colectiva no sólo sobre las
transformaciones de los modos de vida, sino también de las relaciones entre
los género, entre los hogares y entre la comunidad, los recursos y el Estado,
abriendo de esta manera una arena social para el estudio de los conflictos.

Paisajes mazahuas

El paisaje campesino está en constante construcción. Factores socioeconómicos


internos y externos y las condiciones ambientales, influencian en la dinámica
del paisaje. Este proyecto de investigación se enfocó al estudio del efecto de la
migración masculina sobre la dimensión ambiental, cultural y social del paisaje
en lo relativo al manejo de la parcela, la diversidad de maíz y las relaciones
sociales y de género en una comunidad mazahua del estado de México: San
Pablo Tlachichipla del municipio de San Felipe del Progreso. El análisis del
manejo de la parcela permitió sin duda vincular las tres dimensiones del paisaje

295
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

para comprender como se maneja la parcela a partir de la toma de decisiones


según el género, para satisfacer compromisos familiares y comunitarios. Dada la
perspectiva multidisciplinaria de la investigación, el estudio nos permitió tener
un enfoque holístico del paisaje campesino, contribuyendo con ello al estudio de
su complejidad para la conservación de la diversidad biológica y de la cultura.
Entre sus objetivos generales se plantea conocer la clasificación local del
suelo enfocado al entendimiento local del suelo para la producción agrícola,
específicamente de maíz y su diversidad. La recolección de datos objetivos sobre
la agro-biodiversidad no sólo nos permite cuantificar y clasificar la información
obtenida, sino que a través de entrevistas a profundidad logramos indagar
sobre la relación entre clasificación local del suelo y el uso y desuso de éste y su
relación con la biodiversidad. Sin dejar fuera del análisis los factores externos
que influyen en el manejo de la milpa, como el alza de precios de insumos
(fertilizantes y herbicidas) que, sin duda, obligan a dejar de cultivar parte de
la superficie agrícola y causan el abandono de la tierra, la renta o dedicarla al
pastoreo; y si bien el cambio de uso de la tierra agrícola no se presenta en todos
los tipos de suelo, gracias a las entrevistas a profundidad se observa que los
campesinos cultivan su mejor suelo (el que ha sido mejorado por medio de la
aplicación de estiércol y pumicita) y destinan para otro uso o abandonan aquel
suelo que ellos consideran de baja calidad (que no ha sido mejorado y en el cual
el maíz no desarrolla adecuadamente).
[…] pues aquí nomás, echándole hartas ganas a la vida. Yo siempre le hago la
lucha, pues ya mis hijos que ni se van acordar de mí, ya a ellos no les gusta eso
lo de ser campesino, Y pues si tienen razón, pues aquí este campo es de tristeza,
sólo da pa’ comer poquito, y pues ellos ya tienen sus otras necesidades de dar pa’
la escuela de sus chamacos y que para su casa. Como que ya no les gusta trabajar
en el campo, pues dicen que es mucho pa’ poco…. Pero a mí me lo tocó vivir de
campesino, eso es lo único que sé, y así me voy a morir, y pues sí solo aquí y con
mi pedazo de parcela, pues mis hijos solo quieren la tierra pa´construir su casa… Y
pues aquí parece que sólo los viejos como yo le echamos las hartas ganas al maíz
[…] (Constantino Castro de 70 años).

[…] Mi vida aquí es muy tranquila, nomás me preocupo de tener bien mi casa y
que no le falta nada a mis hijos y a mi viejo y mi padre que ya es viudo, aunque
vive en su casa yo le echo la mano y le doy su vueltecita… Mi esposo trabaja
en Toluca con un primo en la Tlapalería y viene solo los domingos. Yo aquí me
encargo de los pollos, y de dos parcelitas de mi esposo, y la de mi papá también le
ayudo, pues mis hermanos están en los Estados Unidos y ya ni vienen desde que
se llevaron a sus familias... Y pues aquí como la vida es tranquila, me da tiempo
de ver mis flores que vendo en día de muertos y en la fiesta del pueblo… no pus si
me alcanza el tiempo cuando mi esposo no está, lo bueno es que yo nomás veo lo

296
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

de los jornales y vigilo que las cosas se hagan como que bien, o sea como deben
de ser […] (Florinda Flores, 45 años)
No obstante, las HV de cuatro campesinos y cuatro campesinas recopiladas
en el 2008, permitieron integrar al análisis otros elementos etno-culturales
mazahuas y de género, los cuales tienen un relación más estrecha en la dinámica
del paisaje y la conservación de la biodiversidad: siendo uno de esos elementos
el cumplimiento de cargos religiosos.
En efecto, el sistema de cargos estudiado es la mayordomía para la celebración
del Santo Patrón, en la cual participan las cuatro comunidades que conforman el
ejido de San Pablo Tlalchichilpa. El análisis de la relación entre la biodiversidad y
el cumplimiento de cargos religiosos se basa en el desempeño de obligaciones y
deberes de los mayordomos. Con base a la proposición que en el ritual religioso
la cultura material juega un papel determinante en la propia significación del
ritual, su transmisión a los participantes del ritual y como requisito para el ritual
sea llevado a cabo debidamente, se identifica la cultura material que tenga
relación con la biodiversidad local (oriunda e introducida). De esta manera
se identifica que es lo que los mayordomos usan en el cumplimiento de sus
obligaciones, por ejemplo la preparación de la comida ritual. La comida ritual
implica la conservación de maíces criollos y animales domésticos. Otro elemento
en los rituales religiosos son las plantas que pueden ser silvestres y cultivadas,
estas últimas son locales e introducidas.
Se observa un cambio en cuanto a la cultura material para los rituales.
Específicamente se observa un cambio en las ofrendas y adornos de imágenes
religiosas. Actualmente, la colecta de plantas con flores como ofrenda o como
adorno se presenta en raras ocasiones. Se prefieren plantas compradas en el
mercado local, las cuales son plantas comerciales como el gladiolo. Debido a
la aceptación del gladiolo como ofrenda se observa que en algunos solares la
gente ha introducido esta planta. Sin embargo, dado en ciertos casos, plantas
como ofrenda y como ornato, algunos mayordomos prefieren colectar plantas
silvestres en el ejido; ante esto, es necesario analizar en qué casos para ellos
es mejor el uso de plantas silvestres y en qué casos las plantas introducidas
son consideradas como las más apropiadas para los rituales. El estudio de la
relación entre los rituales y la cultura material necesaria para ellos, nos condujo
al análisis hasta qué punto y cómo la cultura y la biodiversidad se sostienen una
a otra, documentando la relación entre diversidad cultural y biológica.
Estos extractos narrativos de las HV son una muestra de los datos biográficos
que constituyen la percepción según el género y la generación de los cambios
del uso del suelo. Una de las problemáticas de las transformaciones del paisaje

297
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

rural es el abandono de tierras por falta de interés de continuar con las prácticas
agrícolas campesinas de las nuevas generaciones. Principalmente son los
hombres quienes salen en busca de mejores oportunidades para modificar los
modos de vida en beneficio de sus nuevas familias. La migración temporal, cíclica,
o permanente nacional e internacional, cada vez más se convierte en la opción
predilecta masculina. Sin embargo, muchas mujeres que se quedan al igual que
los ejidatarios y propietario más viejos, al cuidado de la tierra, prefieren continuar
con la promoción de la agricultura campesina como una forma de resguardo
que ofrece seguridad a los hogares, lo que a su vez sostiene a las mujeres en la
continuidad del desempeño de sus roles tradicionales y domésticos.
En tanto que los rituales y festejos religiosos arraigados al pueblo, el terreno
de la subjetividad no es adyacente al espacio simbólico, ya que el significado
que le da cada persona a la responsabilidad de cumplir con las festividades del
pueblo, varía según la edad y el género:
[…] fíjese, cuando era niña, con perdón suyo, ni calzones usábamos, así como
nos dormíamos nos levantábamos a veces solo nos quitábamos la falta porque
la usábamos pa’ cobijarnos del frío, hasta que mi mamá se fue a trabajar a
México nos empezó a mandar ropita usada que le daban sus patrones pero la
guardábamos para la fiesta del pueblo, porque ese día todo el pueblo estrenaba
algo… Si no teníamos nada entonces, nos íbamos con las señoras a echar la tortilla
desde antes del sol, y ya nos daban una ropita usada aunque sea pero teníamos
que estrenar… no pues ahora si es diferente, ya las muchachas son bien, y con
el dinero que les mandan sus esposo, esos que se fueron a trabajar al otro lado,
pues ya ni parecen de aquí [...] (Eudalia, 82 años).

[…] le dije al presidente quítale la subdelegación ya me cayó mal yo no quiero


ser subdelegado, no quiero que me mencione como el subdelegado de la Era
{…la comunidad…} deme la delegación, para que me diga el delegado de la era,
no subdelegado, como me siento mal, inferior, como si no fuera nativo de San
Pablo Tlachichipa. Ya fui mayordomo mayor y ahí fui muy bueno, entonces ya de
delegado un se puede levantar el pueblo. Pero el pueblo me dio patadas, me clavo
la espina que jamás pude aceptar, mejor tomé mi pico y pala y me puse a trabajar
y nunca puse peros, nunca di patadas nada, porque era mi anhelo que mi pueblo
se levantara, no quisieron, ahora que se chinguen, lo malo es que también me
fregaron, eso es lo que me duele no lo quería recibir porque ya cojeaba, pero me
pidieron tanto el favor, pero gracias a Dios, la gente vivió, tras Ávila, felíz porque
nadie, cobraba constancias todos tranquilos, no hubo nada malo, y si hablan mal
es porque de plano por sonsos (tontos) no les di lugar, no me alababan sino que
les di el ejemplo que sí se puede ser honrado cuando uno se propone […] (Pedro,
80 años).

298
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Diabetes de migrantes

El objetivo de este estudio fue explorar cómo la construcción social de la realidad


basada en la vida cotidiana de mexicanas migrantes con Diabetes Mellitus
2 (DM2) en dos contextos diferentes: residiendo en EUA y en el medio rural
mexicano, influye en la redefinición de los factores de riesgo socioculturales para
desarrollar esta enfermedad.
Para este estudio se consideró a la salud-enfermedad como un proceso que
tiene que ver con la vivencia de la persona que la padece, donde intervienen
especificidades de género, edad, clase e etnicidad. Sin duda la subjetividad
se inscribe en este proceso, y por lo que su estudio implica necesariamente
un acercamiento cualitativo (Travers, 1995). De hecho, la DM2 por ser una
enfermedad degenerativa sin cura, las personas que la padecen tienden a sufrir
stress y depresión, dándole significaciones a sus vidas diferentes a otras personas
con diferentes enfermedades tratables. De ahí, que al mismo tiempo que se
ha observado un aumento en los estudios de la diabetes en el mundo, se ha
incrementado el interés en torno a la aplicación de las metodologías cualitativas
e interpretativas (Mercado, 1996; Mercado y Robles 1998; Castro, 2003).
Al respecto, en México se ha instalado el Programa de Investigación Cualitativa
en Salud del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, de la Universidad
de Guadalajara, el cual refleja los esfuerzos por promover investigaciones
interdisciplinarias entre ciencias sociales y de la salud (Castro, 2003). Asimismo,
el Institute for Qualitative Methodology2 de la Universidad de Alberta, Canadá, es
uno de los centros pioneros en investigación cualitativa entre los que sobresalen
los temas que analizan las experiencias del padecimiento crónico en la vida
diaria.
El análisis subjetivo con perspectiva de género (característico de la
investigación interpretativa-cualitativa) es aún parcial e incompleta en lo
referente a las enfermedades tanto crónicas degenerativas como infecciosas
(tuberculosis; Sida/VIH, etc.) (Ravelo, 1995; Gender & Health Group, 1999),
principalmente porque se realizan actos de intromisión a la vida privada e íntima
de quienes la padecen, cuando ello sucede, tendemos a sancionar gran parte de
la información que ponga en peligro a la dignidad humana y el bienestar social
de quienes participan en los estudios. Por otro lado, la interpretación no escapa
de la inter-subjetividad, pues al fin y acabo, los(as) investigadores(as) son a su
vez sujetos construidos, según el género, cuyas cargas subjetivas provienen de
sus propias realidades y nada garantiza que exista un sesgo en el procesos de la
interpretación (véanse los estudios de Martínez, 1996, 1999). Considerando estas
2
(http://www.ualberta.ca/~iiqm).

299
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

limitantes del análisis cualitativo, el estudio recolectó una amplia información a


partir de las historias de vida de mujeres con DM2.
Se recopilaron seis historias de vida de mujeres de origen mexicano en dos
periodos: el primero fue en abril de 2008, donde tres mujeres entre 45 y 69
años de edad, en alguna etapa de su vida emigraron hacia EUA, pero que ahora
residen en su lugar de origen: Tonatico, estado de México. Cabe mencionar que
Tonatico se ubica al sur del estado y ocupa el mayor índice de migración hacia
EUA en la entidad (Camacho y Hernández, 2009). El segundo periodo se realizó
en junio de 2008 en College Station y Laredo Texas, ahí las historias de vida
fueron narradas por tres mujeres residentes en EUA con edades de entre 50 y 60
años. Laredo es una ciudad estadounidense fronteriza con la ciudad de Nuevo
Laredo del estado de Tamaulipas, México. Por ser una ciudad de paso, la mayor
parte de su población tiene arraigos mexicanos. En cambio en College Station se
ubica la Universidad de Texas A & M, si bien la población de origen mexicana es
importante, es casi invisible en la vida citadina universitaria.
Es importante aclarar que se realizaron igual número de HV para hombres que
para mujeres. Para este artículo sólo hemos considerado los relatos femeninos
por dos razones. La primera porque el propósito se centra en la construcción
social de la diabetes desde las mujeres con esa enfermedad. La segunda porque
cinco de las seis historias de vida de hombres se realizaron en Tonatico, todos
ellos eran mayor de 65 años de edad y adquirieron la DM2 después de los 60
años en México3. La única historia de vida que no corresponde a este patrón fue
la realizada en Texas, con un migrante de 48 años de edad.
[…] es lo único que sé hacer, pero ni eso me sirve aquí encerrada y ahora con mi
enfermedad de la Diabetes … No porque estoy aquí ( en Estados Unidos) no tengo
mis necesidades; yo sólo quiero tener mi propio dinero, así puedo mandarle algo
a mi mamá que está enferma, allá en Guanajuato… le digo a mi hija que ya trabaja
limpiando casas; consígueme aunque sea un día…, pero no tengo suerte, y debo
aprovechar ahora que no estoy tan enferma … Ya para cuando me ponga de a tiro
muy mal, pues me regreso a México, aquí como que si está bien la vida pero no la
enfermedad (Leticia López de 49 años).

Desde que me dijeron que tenía la Diabetes, no entendí lo malo que era, pues
no sé ni por qué me lo dio. Unos dicen que porque me fui a los Estados Unidos y
regresé regordo, y otros que porque me porté mal con la vida y es que antes me
gustaba el trago mucho. Mi vieja es la que me cuida bien, y ella viene a las platicas
aquí a la clínica de salud de Tonatico para que aprenda cómo sentirme bien…Ellas
es la segunda, pues yo soy viudo y pues como que así las cosas no van tan bien
¡verdad! (Fernando Fernández, 67 años)
3
Perfil epidemiológico establecido para toda la población sin importar la condición migrante o no
migrante, véase Rodríguez et al. 2004.

300
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Por lo general, en México son los hombres quienes toman la decisión de


emigrar hacia Estados Unidos y las mujeres quienes la siguen, por eso tal vez
se explica la razón porqué existe más prevalencia de diabetes y problemas de
salud relacionadas con ella como la obesidad y la hipertensión en la población
femenina que en la masculina. Pero como observamos en las HV, el simple hecho
de pertenecer a un género no es determinante para el desarrollo de la diabetes,
aunque si un condicionante en términos sociológicos debido a la intensidad del
fenómeno de la migración masculina internacional y las condiciones en que se
establecen las relaciones de género para reunificar a la familia. La especificación
de las HV muestran sin embargo, que la falta de autodeterminación para decir
emigrar o no, puede ser un elemento de mayor peso, que la de pertenecer a
un sexo. Ciertamente, insistimos que por lo general en México, las mujeres con
respecto a los hombres, son construidas socialmente con menor autoestima,
mayor limitaciones para ejercer sus libertades y derechos y poca o casi nula
autonomía y/o autodeterminación (Lamas, 1999; Vizcarra, 2005).

Consideraciones finales

Las Historias de Vida (HV) de hombres y mujeres relacionados en la cotidianidad


para subsistir, resultan ser un método apropiado para analizar cómo las
percepciones, prácticas, discursos, creencias, constituyen un factor clave
que afecta el acceso de las personas a los recursos naturales, así como el uso
productivo y de conservación y control de los mismos. Las distintas realidades de
los hombres y las mujeres se observan subjetivas a través de las narraciones que
cuentan sus propias experiencias de vida o historias de cada uno (a) de los y las
sujetos. Esto no sólo construye realidades diferentes (realidades subjetivas de
género), sino que éstas implican que frecuentemente tengan distintas prioridades
y se benefician en forma diferente del uso de los recursos naturales, del desarrollo
de la tecnología, de la gestión de recursos agroproductivos, del sistema de salud,
y del mismo proceso de salud-enfermedad en el que se inscriben en sus cuerpos,
entre otros recursos estratégicos como los derechos humanos y ciudadanos.
Sin embargo, muchas investigaciones cuantitativas o disciplinarias e incluso, la
mayoría de las iniciativas de desarrollo, no reconocen estas realidades subjetivas
de género, lo que resulta una realidad fragmentada y excluyente. En el efecto de
cascada, se reproducen las serias inequidades en la distribución de los beneficios
del uso de los recursos naturales, institucionales, económicos y productivos,
y sociales, los que a su vez influyen en la (in)sustentabilidad de la gestión de
los recursos (naturales, materiales, humanos, intelectuales, institucionales),
deteriorando las condiciones de vida de los hogares, mujeres y hombres.

301
Relaciones de género en transformación. Estudios en diversos ámbitos sociales

La perspectiva de género es una herramienta de investigación para detectar


estas y otras diferencias de género y para llamar la atención a las condiciones
necesarias para lograr una vida digna. Además el género como una categoría de
análisis, nos permite no sólo construirnos ontológica y epistemológicamente,
sino valorar la capacidad intelectual con la que pensamos las cosas atribuyendo
significados cargados de género. Las HV se convierten así en la herramienta clave
para analizar las diferencias en las realidades subjetivas de género. Por un lado,
las HV ayudan a proporcionar más que simples datos etnográficos o información
cualitativa, pues proporcionan elementos para comprender las relaciones de
poder y asimetrías entre las realidades para asegurar procesos de desarrollo
que conduzcan a una equidad de género, en la justa distribución de los recursos
estratégicos (incluyendo el poder) para mejorar la vida de mujeres y hombres.
Por otro lado, la HV con perspectiva de género, es un proceso de autoreflexión
que permite a los(as) sujetos que cuentan sus historias, reposicionarse en el
trayecto de sus vidas, pasando a un estado de conciencia social y así poder
modificar algunas prácticas sociales subjetivadas que limitan su desarrollo
personal y configuran las identidades de género en los diferentes espacios que
se relacionan en los modos de vida rural.
De lo anterior surgen nuevas interrogantes sobre la poca movilidad
que la ideología dominante permite replantear una reconstrucción social
de los géneros. ¿Por qué a pesar de de los cambios que se manifiestan
en el medio rural, los hombres siguen siendo considerados como los
productores-proveedores de la economía dentro y fuera del hogar?,
¿porqué los compromisos que se presenten al interior de su comunidad,
refuerzan la ideología que predomina en las estructuras que reproducen
la vida cotidiana? Estudiar relaciones sociales de producción en la vida cotidiana
del medio rural, va más allá de las prácticas, los factores, los medios, y las
pluriactividades humanas que se interconectan en diferentes dimensiones con
procesos más amplios y globalizados. Se trata de los significados que todo ello
tienen sobre la vida de las personas. Si bien tenemos que partir por entender
cómo la ideología materializa las “prácticas sociales, políticas y económicas”,
las que incluyen los hábitos, las costumbres, el modo de vida de los seres
humanos, éstas no podrán construir realidades apegada al deseo de los sujetos.
Las subjetividades de la realidad son también pragmáticas. Ahí se legitiman
las relaciones sociales de género, en términos de desigualdades, explotación,
exclusión y discriminación. Mientras para unas la vida rural es la autogeneradora
de injusticia, sufrimientos y tristezas; para otros es el medio de recoserse y
valorarse socialmente.

302
Las historias de vida y la subjetividad como método de investigación rural con.../Vizcarra

Las Historias de Vida nos acercaron junto con los y las sujetos que la contaron,
a significar las experiencias pasadas con vista a dar sentido al presente y en el
mejor de los casos proyectarnos al futuro.

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