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UNIDAD 5: El acto Administrativo

LEY I – N.º 89 (Antes Ley 2970)

ARTÍCULO 19.- Entiéndese por acto administrativo toda declaración unilateral efectuada
en ejercicio de la función administrativa, que produce efectos jurídicos individuales en forma
directa. El silencio es tan solo una conducta inexpresiva administrativa que no produce por sí
efecto jurídico alguno. Sólo cuando el orden normativo expresamente lo disponga,
transcurrido cierto plazo, el silencio valdrá como acto administrativo denegatorio de la
petición.

ARTÍCULO 20.- El acto administrativo, deberá satisfacer todos los requisitos que se
establecen en esta Ley y producirse con arreglo a las normas que regulan el procedimiento
administrativo.

Análisis del concepto

a) El acto administrativo es una declaración: Los actos administrativos son producto de


un proceso intelectivo y traducen siempre una “declaración”, que se exterioriza, por
medio del lenguaje hablado, o escrito, y de signos convencionales, como, por ej.: el
gesto del agente de tránsito al levantar el brazo para detener un vehículo o las
señales usuales del tránsito. Esta declaración puede tener distintos contenidos, a
saber:
i) Típicas declaraciones de voluntad, de volición, dirigidas a un fin, a un deseo o
querer de la Administración;
ii) De cognición, cuando la Administración toma conocimiento y certifica hechos
o actos que tienen relevancia jurídica, otorgándoles autenticidad;
iii) De juicio u opinión, cuando valora y emite juicio sobre alguna stuación estado,
acto o hecho.
b) Unilateral: El acto administrativo es unilateral en su formación u origen porque surge
de una sola y única voluntad: la estatal o la pública no estatal, en su caso; aunque
haya concurrido como causa de formación del acto la voluntad del particular
administrado (petición, solicitud, asentimiento). La voluntad concurrente o
coadyuvante del particular administrado no interviene en la integración del acto, sólo
es presupuesto básico o causa de su formación. Asimismo, las circunstancias de que
la voluntad administrativa se forme mediante la intervención de dos o más órganos
administrativos, no obsta a la unilateralidad del acto, el cual se denomina en este
caso “acto complejo”.
c) Realizada en ejercicio de la función administrativa: Se caracteriza al acto
administrativo como resultado del ejercicio de la función administrativa, sin interesar
qué órgano la ejerce. El acto puede emanar de cualquier órgano estatal que actúe en
ejercicio de la función administrativa (ejecutivo, legislativo y judicial) e incluso de
entes públicos no estatales y personas privadas que la ejerzan. Ahora bien, a título
de ejemplo, respecto de actos de “entes públicos no estatales”, podemos mencionar
como administrativos los actos de las corporaciones profesionales, los de los
concesionarios de servicios públicos que comprueban una contravención o que
certifican la deuda del usuario por la utilización del servicio; los diplomas académicos
expedidos por universidades privadas cuando gozan de la misma validez que
ostentan los otorgados por los respectivos institutos estatales, etc.
d) Que produce efectos jurídicos: La principal característica que tipifica al acto
administrativo es la producción de efectos jurídicos, esto es, una consecuencia con
fuerza jurídica vinculante dada por el ordenamiento jurídico. Ahora bien, a efectos de
diferenciar al acto administrativo de otras formas de exteriorización del accionar de la
administración, igualmente productoras de efectos jurídicos, resulta imprescindible
tipificar sus efectos.
e) Individuales: Los efectos jurídicos del acto administrativo son individuales, subjetivos
o concretos. Sin embargo, parte de los autores aceptan no sólo la existencia de actos
administrativos con efectos individuales, sino también de actos con efectos generales
o abstractos, entendiendo por tales a los reglamentos. Éste es, en última instancia, el
criterio adoptado por la LNPA, al referirse a los reglamentos como a “actos
administrativos de alcance general”; sin embargo, no es ésta la postura que
comparten otros autores. Los reglamentos tienen un régimen jurídico propio e
independiente del aplicable a los actos administrativos.
f) En forma directa o inmediata: Por efectos jurídicos directos se entiende aquellos que
surgen del acto mismo, sin que estén supeditados al dictado de un acto posterior,
quedando comprendidos aquellos actos que producen por sí mismos un efecto
jurídico aunque ese efecto no sea inmediato en el tiempo. Resulta conveniente
agregar que esos efectos jurídicos directos, son directos respecto de terceros,
entendiendo por tales a todos los administrados y también a los agentes públicos en
aquellos actos que afecten directamente sus derechos, ya que existen numerosos
actos propios de la actividad interna administrativa que producen efectos jurídicos
directos y que no son técnicamente actos administrativos. Se excluyen, de esta
forma, del concepto de acto administrativo a aquellos actos que son producto tanto
de relaciones interorgánicas como de la actividad interadministrativa

Diferencias con otras formas jurídicas administrativas

El acto administrativo es un acto jurídico (art. 259 CCCN).- Hay una relación de género (el
acto jurídico) a especie (el acto administrativo).
Con el hecho administrativo: Las leyes de procedimiento administrativo definen al hecho
administrativo como toda actividad material traducida en operaciones técnicas o actuaciones
físicas, ejecutadas en ejercicio de la función administrativa, productora de efectos jurídicos
directos o indirectos. En efecto, los hechos administrativos constituyen comportamientos
materiales y operaciones que implican el ejercicio de una actividad física por parte de los
órganos administrativos, mientras que los actos administrativos son producto de una labor
intelectiva que se traduce siempre en una declaración.

El hecho administrativo puede ser ejecución de un acto administrativo, pero también puede
haber hecho sin acto o acto no susceptible de ejecución, así:

a) Ordenar la demolición de un edificio que amenaza ruina es un acto, y demoler el


edificio en ejecución de esa decisión es un hecho.
b) También es un hecho demoler ese edificio sin previa declaración, es decir, sin haber
decidido previamente hacerlo mediante un acto administrativo.
c) Por otro lado, en las declaraciones de cognición, por ejemplo, no hay posibilidad de
ejecución.

En ocasiones resulta dificultoso distinguir entre acto y hecho administrativo, ya que el hecho
puede ser también en alguna medida expresión de voluntad administrativa. Así, la decisión
de un agente de policía de detener a una persona, se exterioriza tanto si el agente le
comunica a la persona que está detenido, como si directamente toma a la persona del brazo
y la lleva a la comisaría.

Con el contrato administrativo: Los contratos administrativos tienen un régimen jurídico


específico, quedando, por tanto, excluidos del concepto de acto administrativo. En los
contratos la declaración es bilateral o de voluntad común, mientras que en los actos
administrativos la declaración tiene que ser unilateral.

La bilateralidad contractual debe ser simultánea en su formación y en sus consecuencias; de


lo contrario el acto siempre tendrá algo de unilateral y ser, por tanto, acto administrativo. Así,
son actos administrativos: los unilaterales en su formación y en sus efectos; unilaterales en
su formación y de efectos bilaterales; y unilaterales que requieren de una voluntad
“concurrente o coadyuvante” y de efectos bilaterales.
Algunas leyes de procedimiento provinciales han incluido un concepto de contrato
administrativo en su texto, definiéndolo como toda declaración bilateral o de voluntad común,
productora de efectos jurídicos, entre dos personas, de las cuales, una al menos, está en
ejercicio de la función administrativa.

Con el reglamento administrativo: Algunos autores, así como algunas leyes de


procedimiento, incluyen en el concepto de acto administrativo no sólo aquellos actos que
producen efectos jurídicos individuales, sino también generales o abstractos, entendiendo
por éstos a los reglamentos.

Así, se habla de actos administrativos de alcance individual o de alcance general, teniendo


en cuenta que ambos son administrativos en su sustancia. Sin embargo, el reglamento, al
regular por anticipado y en forma abstracta un indeterminado número de casos, tiene un
régimen jurídico distinto que el acto administrativo, en lo que respecta a protección
jurisdiccional, régimen de publicidad, procedencia jerárquica, extinción e irretroactividad,
entre otros aspectos.

Este régimen jurídico diferenciado lleva a sostener a otros autores, que el reglamento no es
acto administrativo y que resulta más conveniente limitar la noción de acto administrativo a
los actos de alcance individual, reservando para los actos de alcance general la
denominación de reglamentos administrativos.

Con los simples actos de la Administración: La diferencia esencial entre un acto


administrativo y un simple acto de la Administración radica en la inmediatez o mediatez de
sus efectos. Cuando los efectos jurídicos del acto se agotan dentro de la propia
Administración, sin proyectar sus efectos hacia el exterior, estamos en presencia de un
simple acto de la Administración.

Estos actos (dictámenes, pericias, informes, proyectos, etc.), son preparatorios de la


voluntad administrativa y consisten normalmente en informes u opiniones técnico-jurídicas
que no extinguen o modifican una relación de derecho con efecto respecto de terceros.
Carecen, en consecuencia, de la inmediatez que caracteriza los efectos del acto
administrativo.
ARTÍCULO 44.- Cuando la autoridad administrativa hubiere dejado vencer los plazos fijados
por la presente Ley o leyes especiales o en caso de no existir éstos, si hubiere transcurrido
un plazo que excediere de lo razonable sin emitir el dictamen o resolución de mero trámite o
de fondo correspondiente, el administrado podrá solicitar pronto despacho para que se
produzca la medida pendiente.

Transcurrido quince (15) días sin que haya pronunciamiento expreso de la administración el
administrado podrá:

a) solicitar judicialmente se libre orden de pronto despacho;


b) considerar el silencio de la administración como negativa, quedando expedito el
procedimiento recursivo administrativo en la forma prevista en esta Ley.

ARTÍCULO 45.- En el supuesto que el administrado opte por el procedimiento establecido en


el inciso a) del artículo anterior, presentará el pertinente petitorio ante el Juez competente,
quien se expedirá sobre su procedencia, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, y si
lo estimare pertinente requerirá a la autoridad administrativa interviniente que, en el plazo
que le fije, informe sobre las causas de la demora que se invoca. La decisión del Juez será
inapelable. Contestado el requerimiento o vencido el plazo sin que lo hubiera evacuado, se
resolverá lo pertinente acerca de la mora, librando la orden si correspondiere para que la
autoridad administrativa responsable despache las actuaciones en el plazo prudencial que
se le establezca según la naturaleza y complejidad del dictamen o trámites pendientes. Será
Juez competente el de Primera Instancia con jurisdicción en materia Civil y Comercial.

ARTÍCULO 46.- La desobediencia a la orden de pronto despacho emitida por el Juez en que
incurrieren los funcionarios y empleados de la administración, será puesta en conocimiento
de la autoridad superior correspondiente a los mismos, a los efectos de la sanción
disciplinaria que proceda, todo sin perjuicio de que el juez interviniente comunique el
incumplimiento a la justicia penal y el administrado se considere en la situación prevista en
el inciso b) del Artículo 44 del presente Título.
Elementos del acto administrativo

Concepto y clases: La determinación de los elementos del acto administrativo cobra especial
importancia respecto de su validez. Se puede definir a los elementos del acto administrativo
como aquellos presupuestos que deben concurrir ontológicamente para tipificar un acto
realizado en ejercicio de la función administrativa, como acto administrativo.

Estos elementos pueden ser: de legitimidad, relacionados con el cumplimiento de normas


positivas referidas al acto; y de mérito, referidos al cumplimiento oportuno y conveniente de
los fines del acto. Por lo cual, para que el acto administrativo sea legal, no sólo debe ser
legítimo sino también oportuno y conveniente. Por otro lado, dentro de los elementos de
legitimidad, los hay que se refieren a la existencia misma del acto (elementos esenciales) y
los relativos a su eficacia (elementos accidentales)

Elementos accidentales: Los elementos accidentales, eventuales o accesorios son


aquellos que tienden a completar o condicionar el acto administrativo y cuyo defecto, en
principio, sólo genera la invalidación de la respectiva cláusula, y no del acto; siempre que
aquélla pueda ser separada sin afectar la esencia administrativo, no a su validez, y
determinan el cuándo y el cómo de la producción de sus efectos. Sirven para ampliar o
restringir el contenido del acto. Los elementos accidentales son: plazo, modo y condición.

- Plazo.

Es el momento en que comienza el acto a producir efectos jurídicos, o bien el momento en


que deja de hacerlo. En algunas circunstancias el plazo puede operar como un requisito
esencial del objeto.

- La condición:
Cláusula por la cual se subordina el nacimiento o extinción de los efectos del acto
administrativo a la verificación de un hecho futuro e incierto. La condición no debe ser ni
imposible ni ilícita. Puede ser:

a) Suspensiva: cuando el nacimiento del acto depende de que la condición se produzca. Los
efectos surgen a partir de que se cumple la condición. Algunos autores consideran que la
condición suspensiva no puede aplicarse porque en el Derecho Administrativo el acto tiene
que emitirse de acuerdo a una situación actual y no futura.

b) Resolutoria: cuando la extinción del acto depende de que la condición se produzca. Los
efectos (que surgieron con el inicio del acto) se dejan de cumplir cuando se cumple la
condición.

- El modo:

Es una carga u obligación que se impone al particular, en favor de quien se concede el acto,
que la Administración puede discrecionalmente incluir o no en su beneficio. Cabe destacar
que aun en el supuesto de que la carga no se hubiera cumplido, el acto principal no deja por
ello de producir sus efectos.

Elementos esenciales: Los elementos esenciales son aquellos cuya inexistencia,


incumplimiento o irregular cumplimiento provoca la invalidación del acto administrativo; es
decir, los relativos a su existencia y validez.

1) Competencia;
2) Causa;
3) Objeto;
4) Procedimiento;
5) Motivación;
6) Finalidad;
7) Forma.

ARTÍCULO 21.- Son requisitos esenciales del acto administrativo los siguientes:

a) El acto administrativo debe emanar de órgano competente según el ordenamiento


jurídico, que ejerza aquellas atribuciones conferidas en razón del territorio, tiempo,
materia y grado. El agente emisor debe haber sido regularmente designado y estar
en funciones al tiempo de dictarse;
b) deberá sustentarse en los hechos y antecedentes que le sirvan de causa y en el
derecho aplicable;
c) el objeto, respecto del cual el acto versa debe ser cierto, claro, preciso y posible
física y jurídicamente;
d) La voluntad de producir el acto administrativo debe ser libre y conscientemente
emitida, sin que medie violencia física o moral. No se admite el acto simulado a
ningún efecto. La voluntad del órgano administrativo no debe ser inducida a error, ni
él puede obrar con dolo;
e) Antes de su emisión deben cumplirse los procedimientos esenciales y sustanciales
previstos y los que resulten implícitos del ordenamiento jurídico. Sin perjuicio de lo
que establezcan otras normas especiales, considérase también esencial el dictamen
jurídico de los asesores permanentes del órgano cuando el acto pudiera afectar
derechos subjetivos e intereses legítimos;
f) Habrá de cumplirse con la finalidad que resulte de las normas que otorgan las
facultades pertinentes del órgano emisor, sin poder perseguir encubiertamente otros
fines, públicos o privados, distintos de los que justifican el acto, su causa y objeto.
Competencia

ARTÍCULO 4.- La competencia de los órganos administrativos será la que resulte en forma
expresa o razonablemente implícita, según los casos de la Constitución Provincial, de las
leyes y de los reglamentos dictados en su consecuencia. Es irrenunciable e improrrogable,
debiendo ser ejercida directa y exclusivamente por el órgano que la tiene atribuida como
propia salvo casos contemplados expresamente en leyes especiales.

ARTÍCULO 5.- La demora o negligencia en el ejercicio de la competencia o su falta de


ejercicio cuando el mismo correspondiere, constituye falta reprimible según su gravedad,
según el procedimiento y con las sanciones previstas en normas pertinentes, sin perjuicio de
la responsabilidad civil, penal o política en que pudiera incurrir el agente o funcionario.

ARTÍCULO 6.- La incompetencia podrá ser declarada en cualquier estado o grado del
procedimiento, de oficio o a pedido de parte.

Concepto. Es la atribución funcional (aptitud legal) que se le da a un órgano o autoridad para


crear actos administrativos. Es el conjunto de funciones y facultades atribuidas a un órgano,
el cual es representado por un funcionario que debe tener dicha competencia. Entonces:
Subjetivamente: es la aptitud para actuar. Objetivamente: es el conjunto de funciones que
ejerce un órgano.

Es el conjunto de atribuciones, determinadas por el ordenamiento jurídico positivo, que un


órgano puede y debe ejercer legítimamente; también se la define como el grado de aptitud
que la norma confiere a un órgano administrativo para el ejercicio de sus funciones.

La competencia es para los órganos lo que la capacidad es para las personas físicas. Sin
embargo, siendo la capacidad la regla en materia civil, no lo es en materia administrativa. En
efecto, los órganos administrativos sólo tienen competencia para lo que la ley se las ha
otorgado; por lo cual, en materia administrativa, la regla general es la incompetencia y la
excepción la competencia.

Sin embargo, algunos autores sostienen que, por aplicación del “principio de especialidad”, y
dentro de sus límites, la competencia es la regla, y fuera de ello, la competencia es
excepción.

Caracteres

1) Expresa o razonablemente implícita: La competencia debe emanar del ordenamiento


jurídico positivo. No se requiere de competencia legal expresa, pues tal principio contradice
la aplicación de principios no legales de derecho administrativo que amplían la competencia
de los órganos, más allá de lo fijado por las leyes. También se dice que la competencia
abarca todo lo expresamente atribuido al órgano, más lo implícito en lo expreso.

2) Indelegable o improrrogable: Al hallarse establecida en interés público y al surgir de una


norma estatal, la competencia no puede ser pactada, convenida o extendida por acuerdo
entre los administrados, o entre ellos y la Administración, salvo legítimos casos de
sustitución, delegación o avocación.

3) Irrenunciable: Es indeclinable, su ejercicio constituye una obligación de la autoridad o del


órgano correspondiente.

4) Corresponde al órgano institución: La competencia corresponde al cargo, y no al sujeto


que la porta, por el cual no puede disponer de ella, limitándose en su ejercicio a los términos
que la norma respectiva establezca.
Clasificación: El acto administrativo debe emanar de órgano competente según el
ordenamiento jurídico, que ejerza las atribuciones conferidas en razón de la materia,
territorio, tiempo y grado.

1) En razón de la materia: Es la actividad o tarea que legítimamente puede ejercer un


órgano. Este criterio de clasificación es objetivo, puesto que lo que se tiene en cuenta es la
naturaleza, los aspectos cualitativos de la cuestión.

2) En razón del territorio: Comprende el ámbito espacial o geográfico en el cual se ejerce


legítimamente la competencia. Se vincula a las divisiones o circunscripciones administrativas
del territorio del Estado, de tal manera que, por ejemplo, un agente de policía de la provincia
de Córdoba sería incompetente (en razón del territorio) para labrar un acta de infracción de
tránsito en la provincia de San Luis. A esta competencia se la suele llamar horizontal, en
contraposición a la del grado, que sería vertical.

3) En razón del tiempo: Comprende el espacio temporal de ejercicio de la competencia. Por


regla general la competencia es permanente, ya que el órgano puede ejercer en cualquier
tiempo las atribuciones que le son propias. Sin embargo, en ciertos supuestos sólo puede
ejercérsela en un lapso determinado, en cuyo caso se dice que es temporaria; o encontrarse
una competencia que, en cuanto a su duración, sea puramente accidental o fugaz.

4) En razón del grado: En la estructura de la Administración existe un orden jerárquico


vertical y las atribuciones o competencias están repartidas en función de ese orden. El grado
es la posición que ocupa el órgano dentro de la pirámide jerárquica, estando el inferior en
grado subordinado al superior; por lo cual, si la competencia debe ser ejercida directa y
exclusivamente por quien la tiene atribuida como propia, el órgano inferior no puede tomar la
decisión que corresponde al superior, ni viceversa, salvo legítimo caso de delegación,
avocación o sustitución.

Transferencia de competencias: En ciertas ocasiones la competencia puede ser ejercida


por un órgano distinto de aquel que la tiene atribuida originariamente como propia. Éstos son
los llamados casos de transferencia de competencia, a saber:

1) Delegación: Es un instituto de naturaleza excepcional por el cual un órgano transfiere a


otro el ejercicio de la competencia que le fue atribuida constitucional, legal o
reglamentariamente.

Esta transferencia normalmente se opera en favor de un órgano de inferior jerarquía, pero


nada impide que se opere en favor de alguno de igual rango. Se requiere una norma
expresa que autorice la delegación, que a su vez debe ser expresa y enunciar en forma
clara y concreta las atribuciones que ella comprende.

El delegado es responsable por el ejercicio de la competencia delegada frente al ente


público y a los administrados. El delegante puede, en cualquier tiempo, revocar total o
parcialmente la delegación, debiendo disponer expresamente en el mismo acto si reasume
el ejercicio de las atribuciones delegadas o las transfiere a otro órgano.

Se ha denominado “delegación transestructural” a aquella en que la Administración Pública


transfiere a los particulares ciertos y determinados cometidos propios de ella. En este caso,
la actividad del particular está regida por el derecho público, ya que participa de la
naturaleza jurídica de la actividad delegada. El nombre del instituto se debe a que la
delegación la efectúa la Administración Pública, a particulares, fuera de las estructuras
administrativas.
2) Avocación: El órgano superior asume el ejercicio de competencias que son propias de un
órgano inferior jerárquico, avocándose al conocimiento y decisión de cualquier cuestión
concreta. La avocación produce efectos desde su notificación. Sin embargo, la avocación
sólo procede cuando la competencia del inferior ha sido asignada en mérito a una idoneidad
específica; cuando hubo desconcentración y cuando se trate de un recurso planteado ante el
inferior.

3) Sustitución: No hay reemplazo de un órgano por otro, sino que se sustituyen personas
físicas dentro de él.

4) Subrogación: Es una especie del género sustitución que se produce en caso de


excusación o recusación. La competencia se transfiere del órgano excusado o recusado al
subrogante previsto por el ordenamiento jurídico. De no haber sido previsto, lo decide el
superior jerárquico del órgano subrogado.

5) Suplencia: En caso de ausencias temporales o definitivas de un funcionario, ellas deben


ser cubiertas por el suplente previsto por el ordenamiento jurídico. Si la norma no lo ha
previsto, debe asumir la competencia el superior jerárquico inmediato o agente público que
éste designe. La suplencia es a todo efecto legal y el suplente ejerce plenamente las
competencias del órgano que suple.

DE LOS CONFLICTOS DE COMPETENCIA

ARTÍCULO 7.- Los conflictos de competencia serán resueltos:

a) por el Ministro respectivo si se plantearan entre órganos dependientes del mismo


Ministerio;
b) por el Gobernador, si fueren interministeriales, o entre órganos centralizados y
organismos descentralizados o entes autárquicos, de éstos entre sí.

ARTÍCULO 8.- En los conflictos de competencia deberán observarse las siguientes reglas:

a) declarada la incompetencia conforme lo dispuesto en el Artículo 6, se remitirán las


actuaciones a quien se estime competente, y si este órgano la rehusare, deberá
someterlas a la autoridad habilitada para resolver el conflicto;
b) cuando dos (2) órganos se encuentren entendiendo el mismo asunto, cualquiera de
ellos, de oficio o a petición de parte, requerirá de inhibición al otro; si éste mantiene
su competencia, elevará sin más trámite las actuaciones a quien deba resolver;
c) la decisión de los conflictos de competencia se tomarán sin otra substanciación;
d) resuelto el conflicto las actuaciones serán remitidas a quien deba proseguir el
procedimiento.

ARTÍCULO 9.- El plazo para remitir el expediente a quien deba resolver un conflicto de
competencia es de tres (3) días y debe ser resuelto en definitiva dentro de los diez (10) días
de recibido.

Concepto: Los conflictos de competencia surgen cuando se desconoce a un órgano


administrativo, sea por un particular o por otro órgano, la facultad de intervenir en un
procedimiento; o cuando dos o más órganos declaran carecer de dicha facultad. Si dos o
más órganos se consideran competentes se dice que existe un conflicto positivo, si ninguno
se considera competente se habla de un conflicto negativo.

La cuestión de competencia no se promueve, sino que se provoca por vía de declinatoria, se


da cuando el interesado se presenta ante el órgano que interviene y le pide que declare su
incompetencia; o de inhibitoria, que se da cuando el particular se dirige al órgano que
considera competente y le pide que declare su competencia y remita oficio inhibitorio al
órgano que está conociendo la cuestión para que se abstenga de seguir interviniendo.

OBJETO.- Es el contenido del acto y según Cassagne es lo que el acto certifica, decide y
opina a través de la declaración pertinente. Es la resolución que toma la administración para
un caso concreto, el contenido del acto, lo que decide en el acto basándose en su causa y
motivo.

El objeto es el contenido, el acto, aquello sobre lo cual el acto decide, certifica u opina. El
objeto comprende: el contenido natural, que necesariamente forma parte del acto y sirve
para individualizarlo, y el contenido implícito, que está determinado expresamente por el
derecho objetivo, sin necesidad que se establezca en forma expresa en el acto. También
puede comprender un contenido eventual o accidental en forma de condición, término y
modo, y que hace al cuándo y al cómo de la producción de sus efectos jurídicos.

Requisitos del objeto:

- debe ser cierto y determinado (o susceptible de determinación).


- debe ser física y jurídicamente posible, es decir, que el objeto exista, que pueda
llevarse a cabo. (Ej: no se cumple este requisito si la cosa desapareció o se destruyó
completamente o si se nombra como agente público a una persona que ya murió o si
se aplica una sanción disciplinaria a quien no es funcionario público). La posibilidad
jurídica significa que el objeto sea lícito, es decir, que no esté prohibido por la ley.
- debe resolver todas las peticiones formuladas (se pueden introducir nuevas siempre
que no afecte derechos adquiridos).
- debe existir el derecho constitucional al debido proceso.

Causa: La causa son los antecedentes o razones de hecho y de derecho que justifican la
emisión del acto administrativo. Si el acto administrativo es el ejercicio de una potestad, sólo
puede dictarse en función del presupuesto de hecho tipificado por la norma.

Sin embargo, puede ocurrir que exista una situación más compleja o ambigua que requiera
de la utilización de otros conceptos de valor o experiencia. En este orden de ideas, la causa
no se relaciona con el propósito o intención de quien emitió el acto (finalidad), ni con la razón
por la cual la autoridad se decide a dictar el acto (motivación).

La comprobación de la causa consiste, en síntesis, en la constatación de un hecho supuesto


de hecho, que en cuanto proviene directamente de la norma atributiva de la potestad es
siempre un elemento reglado del acto. Cuando la atribución es reglada, puede coincidir el
motivo con la causa.

Voluntad: El concepto de voluntad en el acto administrativo es más amplio que en el


derecho privado. Comprende la voluntad psíquica de los sujetos (órganos-individuos) que
actúan; pero también abarca el procedimiento de preparación y emisión de la declaración del
acto.

Por ello, se dice que la voluntad del acto administrativo está compuesta por la voluntad
subjetiva del funcionario y la voluntad objetiva del legislador. Los vicios de la voluntad
pueden aparecer tanto en la declaración (formal), en el proceso de producción (objetivo),
como la voluntad intelectual (subjetivo).

Requisitos

1) En el origen de la voluntad
a) Cumplimiento de trámites sustanciales: El acto debe provenir de un
funcionario de iure, es decir, de un agente regularmente designado y en
funciones al tiempo de dictarlo, y no de un funcionario de hecho o de un
usurpador. El funcionario de hecho es el que ocupa el cargo o ejerce la
competencia como consecuencia de una investidura irregular desde el origen
o que era regular y sobreviene irregular. El usurpador, en cambio, ocupa el
cargo sin ninguna investidura, aun irregular o caduca. En el funcionario de
hecho hay una apariencia de legitimidad que no tiene el usurpador.
2) En la preparación de la voluntad o previos a la emisión
a) Cumplimiento de trámites sustanciales: el orden normativo establece, expresa
o implícitamente, una serie de trámites, formalidades y procedimientos que
deben cumplirse antes de emitir la voluntad administrativa.
3) En la emisión de la voluntad
a) Autorización: Cuando el orden normativo exige la autorización de otro órgano
para el dictado de un acto, aquélla debe ser previa y no puede otorgarse
después de haber sido emitido el acto. Es un modo de control preventivo que
precede a la emanación del acto, por el cual se consiente que el acto
propuesto sea emitido.
b) Aprobación: Es otra forma de control preventivo que precede a la ejecución.
Los actos sujetos por el orden normativo a aprobación de otro órgano, no
podrán ejecutarse mientras ésta no haya sido otorgada.
c) Acto simple emanado del órgano colegiado: El órgano colegiado es aquel que
se integra con más de una persona y su voluntad emana de ese solo órgano,
aunque portado por varios individuos. Además de los requisitos comunes
exigidos para a emisión de la voluntad, estos actos requieren de otros
específicos previstos por las normas, relativos a: sesión (en cuanto reunión
formal), quórum (número legal para que el órgano pueda considerarse
reunido), deliberación (oportunidad de los miembros para hablar) y mayorías
preestablecidas normativamente para la adopción de decisiones.
d) Acto complejo: Es el que se forma por el concurso de voluntades de distintos
órganos, a diferencia de los actos simples que emanan de un solo órgano,
sea éste individual o colegiado. Las voluntades se funden en un mismo fin, a
diferencia de lo que ocurre en la aprobación, donde la ley exige la
intervención consecutiva de dos voluntades que tienen distintas orientaciones
y finalidades.
4) en la voluntad psíquica de los agentes
a) Finalidad: La finalidad es el bien jurídico perseguido por el dictado del acto; es
el ¿para qué?; el resultado previsto legalmente como el correspondiente al
tipo del acto dictado. Los agentes públicos deben actuar cumpliendo el fin de
la norma que otorga las atribuciones pertinentes, sin poder perseguir
encubiertamente con la emisión del acto otros fines, públicos o privados,
distintos de los que justifican su emisión, su causa y objeto. Por ello, todo
acto administrativo particular tiene una finalidad propia, correlativa a su objeto
o contenido. Cuando el agente actúa con una finalidad distinta de la
perseguida por la ley incurre en desviación de poder. El agente no está
autorizado para usar del poder de la ley sino con la finalidad prevista por ella.
b) Razonabilidad: La arbitrariedad, antítesis de la razonabilidad, puede
predicarse tanto del objeto del acto (cuando él es absurdo, desproporcionado
o contradictorio), como de la voluntad psíquica del agente. En este último
caso, se configura cuando el agente prescinde de la sujeción a la ley o a la
prueba, o razona falsamente, con lo cual el acto se funda en su sola voluntad,
capricho o veleidad personal. Si el funcionario, al emitir el acto, no se atiene a
los hechos acreditados, se funda en pruebas inexistentes, prescinde de toda
fundamentación normativa, etc., actúa arbitrariamente.
c) Ausencia de error, dolo, violencia y simulación: La voluntad administrativa
debe ser lícita y conscientemente emitida, sin que medie error, dolo, violencia
física o moral o simulación. El error se configura cuando el agente dicta un
acto distinto que el que tenía voluntad de dictar y debe ser esencial, es decir,
la voluntad de la administración debe resultar excluida. En cuanto al dolo y a
la violencia se aplican por analogía los principios del derecho privado. El dolo
puede ser funcionario o mediar connivencia dolosa entre éste y el
administrado, como resultado de un soborno o cohecho La violencia se puede
ejercer sobre el administrado o sobre el funcionario. Y finalmente, la
simulación aparece generalmente en la práctica para desvirtuar y obviar
alguna norma legal.

Forma:

ARTÍCULO 22.- El acto administrativo se manifestará expresamente y por escrito,


conteniendo lugar y fecha de su emisión, mención del órgano o entidad de quien emana,
expresión clara y precisa del contenido de la voluntad administrativa e individualización y
firma del funcionario interviniente.

ARTÍCULO 23.- Excepcionalmente en el acto administrativo se podrá prescindir de la forma


escrita cuando:

a) mediare urgencia o imposibilidad de hecho; en estos casos, la constancia del acto se


efectuará a la brevedad posible;
b) se trate de actos cuyos efectos se hayan agotado y respecto de los cuales la
registración no tenga razonable justificación;
c) se trate de órdenes de servicio que se refieran a cuestiones ordinarias y de rutina;
d) la voluntad pública se exteriorice por medio de señales o signos, cuando la misma se
ajuste a la naturaleza del acto y a las normas en vigencia.

Concepto: La forma es el modo como se instrumenta y se da a conocer la voluntad


administrativa. Es decir, el modo de exteriorización de la voluntad administrativa. La forma
constituye un elemento de certeza del acto y al mismo tiempo una garantía para los
particulares.

Hay formas de instrumentación (cómo se instrumenta, se constata o documenta la voluntad)


y formas de publicidad (cómo se da a conocer al público a las personas que el acto afecta).
La falta de motivación no sólo implica vicio de forma, sino también y esencialmente de
arbitrariedad. En el caso de motivación insuficiente (genérica o vaga) se debe acudir, para
interpretar el acto, a las actuaciones anteriores, ya que se las debe considerar en su
totalidad, y no aisladamente, dado que son partes integrantes de un procedimiento y, por
tanto, interdependientes y conexas entre sí. La motivación debe ser concomitante al acto,
aunque en algunos casos puede ser previa al mismo o excepcionalmente ulterior, siempre
que sea suficientemente razonada y desarrollada

Formas de publicidad: ARTÍCULO 34.- El acto administrativo regular debe cumplirse, y su


cumplimiento es exigible a partir de la notificación regularmente efectuada.

La notificación es la forma propia de dar a publicidad un acto administrativo particular,


mientras que la publicación lo es de los reglamentos.

La notificación debe ser realizada por cualquier medio de certeza de la fecha de recepción
del instrumento en que se recibió la notificación, a saber:

a) Cédula;
b) Acceso directo del interesado al expediente, dejando constancia de ello;
c) Préstamo del expediente;
d) Recepción de copias;
e) Presentación espontánea del interesado de la que resulta estar en conocimiento
fehaciente del acto respectivo;
f) Telegrama con aviso de entrega o carta-documento;
g) Edictos;
h) Oficio impuesto como certificado expreso con aviso de recepción;
i) Medios que indique la autoridad postal, a través de sus permisionarios;

CARACTERES DEL ACTO ADMINISTRATIVO: Los caracteres son las notas o cualidades
del acto administrativo que surgen del derecho positivo. Los caracteres más importantes del
acto administrativo son: la presunción de legitimidad y la ejecutoriedad.

El principal fundamento de este carácter es la necesidad de cumplir con la finalidad de la


actividad administrativa, que es la satisfacción del interés público y colectivo de la sociedad,
y que responde a la exorbitancia propia del derecho administrativo y las correspondientes
prerrogativas otorgadas al estado, que se encuentra en una situación de superioridad
respecto de los particulares.
La principal consecuencia de la presunción de legitimidad es que los jueces no pueden
declarar de oficio la nulidad del acto, así como también que la invalidez deberá ser alegado y
probado por los particulares.

La ley I n 89, artículo 33, expresamente realiza una recepción de dicho carácter al disponer
que todo acto administrativo regular se presume legítimo mientras no se declare la nulidad
por autoridad competente y agrega en el artículo siguiente que todo acto que sea regular
debe ser cumplido y se puede exigir desde que se hubiera realizado correctamente la
notificación del mismo.

ARTÍCULO 33.- El acto administrativo regular se presume legítimo mientras su nulidad no


haya sido declarada por autoridad competente.

Efectos de la presunción de legitimidad

a) La legitimidad no necesita declaración: El Estado no necesita declarar que su


actividad es legítima; tiene a su favor la prueba por mandato de ley.
b) Igualación provisional de los actos válidos y anulables: Tanto los actos válidos como
los anulables se igualan provisionalmente al presumirlos legítimos, contándolos
últimos con una vigencia precaria mientras no se declare su ilegitimidad.
c) Necesidad de alegar la ilegitimidad: Para desvirtuar la presunción es necesario
pedirla, sea ante la administración o ante la justicia. El administrado debe pedir la
declaración y mientras tanto comportarse como si el acto fuera válido, aunque en
verdad no lo sea.
d) Necesidad de probar la ilegitimidad: La prueba puede resultar necesaria cuando la
ilegitimidad del acto dependa de situaciones de hecho que éste ha desconocido; en
cambio, si la ilegitimidad surge de la mera confrontación con el orden jurídico
positivo, parece infundado que ello deba de alguna manera probarse, en cuyo caso
la ilegitimidad sólo se alega y argumenta; probándola, si acaso, en sentido
lógico-jurídico, pero no fáctico.
e) Carácter “iuris tantum” de la presunción: Es una presunción legal provisional,
transitoria, calificada como presunción iuris tantum, que puede ser desvirtuada
demostrando que el acto controvierte el orden jurídico. Es un juicio hipotético que se
puede invertir acreditando que el acto tiene ilegitimidad.
f) Exigibilidad del acto ilegítimo: El acto administrativo que se presume legítimo
aparece como un acto obligatorio, cuyos efectos vinculan antiguamente a
particulares y a la propia Administración

Ejecutividad

ARTÍCULO 35.- Los actos administrativos tienen la eficacia obligatoria propia de su


ejecutividad y acuerdan la posibilidad de una acción directa y coactiva como medio de
asegurar su cumplimiento. Producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en
ellos se disponga otra cosa. La eficacia quedará demorada cuando así lo exija el contenido
del acto o se encuentre supeditada a su notificación, publicación o aprobación superior.
La ejecutoriedad significa que la administración por sí sola puede disponer la realización o
cumplimiento del acto, sin intervención judicial. El ordenamiento jurídico, en ciertos casos
faculta, en forma expresa o razonablemente implícita, a la Administración para el uso directo
de su propia coerción, sin necesidad de tener que recurrir a la justicia.

Carácter: Un sector de la doctrina considera que la ejecutoriedad no constituye un carácter


permanente o propio del acto administrativo, sino excepcional; dado que, al darse en
aquellos casos en que el ordenamiento jurídico le otorga a la Administración en forma
expresa o razonablemente implícita, ella no puede suponerse a priori y su existencia debe
ser demostrada en el caso concreto. Otro sector, en cambio, lo considera esencial de la
actividad administrativa, consustancial a ella, advirtiendo que en aquellos actos en que no se
manifiesta, está, sin embargo, potencialmente presente.

Fundamento: La diversidad de opiniones que existen respecto de este punto. No obstante,


se puede hablar de un fundamento político, y que reposa, en última instancia, en el poder
del Estado y en el mantenimiento de la legalidad objetiva que corresponde a la autoridad con
función administrativa; y de un fundamento jurídico que reposa en la ejecutividad del acto
administrativo, la que a su vez deviene de reconocerlo como presuntivamente legítimo.

Presupuestos: Para que un acto administrativo sea ejecutorio deben cumplirse ciertas
condiciones o presupuestos:

a) Que el acto se presuma legítimo y consecuentemente goce de ejecutividad;


b) Que haya sido notificado, dado que para hablar de ejecutoriedad es necesario que el
destinatario del acto resista su cumplimiento y, para que esta hipótesis se configure,
aquél debe tener conocimiento legal del acto;
c) Que su ejecución sea posible física y jurídicamente, debe tratarse de actos que
impongan deberes positivos o negativos a particulares

Suspensión o interrupción de la ejecución del acto administrativo

El ejercicio del poder debe ir necesariamente ligado a un adecuado sistema de garantías.


Por ello, frente a la prerrogativa o privilegio que tiene la Administración para obtener el
cumplimiento del acto por sus propios medios o ejecutarlo por sí, aparece como
contrapartida la garantía otorgada al administrado de la suspensión de la ejecución del acto
administrativo.
ARTÍCULO 36.- La interposición de recursos administrativos no suspende la ejecución del
acto impugnado. Excepcionalmente la Administración Pública podrá ordenar la suspensión
del acto recurrido, sin perjuicio de los recursos deducidos, en los siguientes casos:

a) por razones de interés público;


b) en prevención de perjuicios irreparables a la Administración Pública o a los
administrados.

Clases de suspensión

1) Administrativa: Es la Administración quien de oficio o a petición de parte procede,


mediante resolución fundada, a suspender la ejecución del acto cuando se den las causales
previstas por el ordenamiento jurídico.

2) Judicial: En este caso, es el órgano judicial quien, frente a la solicitud de revisión de una
decisión impugnada, decide la suspensión de su ejecución cuando se configuran los
supuestos que exige la aplicación de una medida de no innovar.

3) Legislativa: Dentro de la potestad legislativa, puede el legislador disponer la suspensión


de la ejecución de decisiones administrativas, ya sea otorgar en forma genérica “efectos
suspensivos al recurso”, o para situaciones especiales.

Estabilidad o irrevocabilidad

En una primera aproximación podemos decir que la estabilidad implica que el sujeto que
ejerce función administrativa no puede ni debe, bajo ciertas circunstancias, extinguir por sí
mismo ciertos actos por él emitidos; lo que no impide que el acto pueda ser impugnado y
eventualmente anulado en sede judicial. Las distintas normas de procedimiento
administrativo provinciales, manifiestan esencialmente, si bien con diferencias de redacción,
que el acto administrativo regular que crea, reconoce o declara un derecho subjetivo no
puede ser revocado en sede administrativa una vez que ha sido notificado al interesado,
salvo situaciones de excepción que ellas mismas especifican.

La estabilidad es una creación jurisprudencial de la Corte Suprema, como una derivación


lógica de la doctrina de los derechos adquiridos, forjada a partir del caso “Carmen de
Cantón”, de 1936.

ARTÍCULO 32.- La autoridad administrativa podrá antes de la publicación o notificación del


acto revocarlo o modificarlo, sin responsabilidad alguna para la administración.

Excepciones a la revocabilidad del acto nulo: ARTÍCULO 28.- El acto administrativo


regular, del que hubieren nacido derechos subjetivos a favor de los administrados, no puede
ser revocado, modificado o sustituido en sede administrativa una vez notificado.
Sin embargo, podrá ser revocado, modificado o sustituido de oficio en sede administrativa si
el derecho se hubiere otorgado expresa y válidamente a título precario. También podrá ser
revocado, modificado o sustituido por razones de oportunidad, mérito o conveniencia
indemnizando los prejuicios que causare a los administrados.

Impugnavilidad.- Aunque el acto tiene ejecutoriedad la administración puede suspender


dicha ejecución si afecta al interés público, o causa un grave perjuicio al administrado, o que
el acto tiene una nulidad absoluta.

Si se le reconoce al acto administrativo presunción de legitimidad, exigibilidad e incluso


ejecutoriedad en algunos casos, esas potestades deben ir acompañadas de los medios para
que el individuo pueda cuestionar eficazmente la validez o el mérito del acto que lo
perjudica. La impugnabilidad integra la garantía del debido proceso que consagra el art. 18
CN, la posibilidad de defensa frente a actos que lesionan la persona o los derechos del
administrado.

La impugnación puede ser administrativa, por medio de los recursos, reclamaciones y


denuncias que prevén y regulan las leyes de procedimiento administrativo; o judicial, por las
acciones y recursos propios del proceso administrativo. A su vez, respecto del alcance de la
revisión, la impugnabilidad administrativa procede tanto por razones de legitimidad,
comprendiendo no sólo el control del ejercicio de las facultades regladas, sino también de
los límites de las facultades discrecionales.

Condición de instrumento público: Hay quienes sostienen que, como consecuencia de la


presunción de legitimidad del acto administrativo, el instrumento probatorio de los actos
administrativos es un instrumento público. La instrumentalidad pública del acto certifica su
otorgamiento, pero no implica la legitimidad del contenido del acto. Para otros autores, en
cambio, no existe relación entre presunción de legitimidad del acto e instrumentalidad
pública de él, instrumentalidad que a su vez es muy discutible.

Modificación del acto administrativo: Los actos administrativos anulables y en algunos


procedimientos administrativos provinciales los actos con vicio leve o muy leve, son
susceptibles de modificación, la que puede ser realizada de oficio, o por petición o
impugnación del interesado. La modificación tiene efectos retroactivos y se considera que el
acto modificado ha carecido de vicios, pudiéndose proceder por distintos medios según el
vicio o irregularidad de que se trate.

Convalidación o saneamiento: La autoridad se halla frente a un acto anulable puede optar


por sanear el vicio, dando validez plena al acto; o extinguirlo, manteniendo la anterior validez
por habilitación y dejándolo sin ninguna validez para el futuro. Si opta por sanear el vicio, la
subsanación del defecto que portaba el acto y su correlativa validez es lo que se designa
generalmente en doctrina con el nombre de saneamiento, convalidación o
perfeccionamiento.

ARTÍCULO 28.- El acto administrativo regular, del que hubieren nacido derechos subjetivos
a favor de los administrados, no puede ser revocado, modificado o sustituido en sede
administrativa una vez notificado. Sin embargo, podrá ser revocado, modificado o sustituido
de oficio en sede administrativa si el derecho se hubiere otorgado expresa y válidamente a
título precario. También podrá ser revocado, modificado o sustituido por razones de
oportunidad, mérito o conveniencia indemnizando los prejuicios que causare a los
administrados.

ARTÍCULO 29.- El acto administrativo anulable puede ser saneado mediante:


a) ratificación por el órgano superior, cuando el acto hubiere sido emitido con
incompetencia en razón de grado;
b) confirmación por el órgano que dictó el acto subsanando el vicio que lo afecte.

Los efectos del saneamiento se retrotraerá a la fecha de emisión del acto objeto de
ratificación o confirmación

Ratificación: Es la confirmación por el superior de un acto viciado porque el órgano que lo


dictó era incompetente en razón del grado, siempre que sean admisibles en tal caso la
avocación y la delegación. Sólo es admisible si la incompetencia no es muy grave y torna
sólo anulable al acto.

Ejemplo: un prosecretario dicta un acto que le corresponde al Ministro, entonces éste lo


hace suyo a través de un escrito donde ratifica dicho acto como que lo dictó él. Si la
avocación no es procedente el acto sería competencia exclusiva del órgano inferior y si no
procede la delegación, la competencia es exclusiva del superior (como los casos en donde
se da la competencia por una idoneidad especial).

Confirmación: en este caso el mismo órgano que dictó el acto con algún vicio, se encarga
de subsanarlo. Tanto la ratificación como la confirmación tienen efectos retroactivos y deben
ser respetadas las formas originales del acto viciado.

Comparación entre saneamiento, ratificación y confirmación: El saneamiento es la


corrección de un defecto del acto, mientras que la confirmación implica la renuncia a oponer
un vicio, que de todos modos sigue existiendo, y la ratificación es la aceptación por la
autoridad competente de un acto dictado por otra en su nombre, pero que se excedió en su
competencia.

La ratificación es siempre de otro órgano; en cambio, el saneamiento puede provenir de otro


órgano o del mismo autor del acto. En el saneamiento hay una supresión del vicio, mientras
que en la ratificación no se corrige el vicio sino que se crean condiciones para que él no sea
ya oponible.

La conversión el acto administrativo: ARTÍCULO 30.- Si los elementos válidos de un acto


administrativo nulo permitieren integrar otro que fuere válido, podrá efectuarse su conversión
en éste consintiendo el administrado. La conversión tendrá efectos a partir del momento que
se perfeccione el nuevo acto

Este modo de modificación consiste en el dictado de un nuevo acto administrativo por medio
del cual se declara la voluntad de aprovechar los elementos válidos que contenía el acto
viciado, integrándose en otro acto distinto y extinguiendo los elementos y cláusulas
afectadas de invalidez. Tiene efectos irretroactivos.

La doctrina recuerda como ejemplo de conversión la designación de funcionario que debía


ser hecho por concurso público, sin cumplirse tal requisito. En ese caso, la designación no
es válida como nombramiento de funcionario regular, pero puede convertirse en una
designación como funcionario interino, en cuyo caso adquiere validez

Extinción del acto administrativo

La extinción es la eliminación o supresión de los efectos juridicos del acto administrativo.


Para algunos autores (tal como, Marienhoff), hay que diferenciar entre la extinción (algo que
surge luego del acto) y la cesación de efectos (algo normal que surge antes del acto
acordado previamente).
La extinción es, en síntesis, la eliminación o supresión de los efectos jurídicos del acto
administrativo, por causas normales o anormales, sea que requiera o no la emisión de un
nuevo acto, sea que se trate de actos válidos o inválidos.

Extinción natural: el acto se consume, agotándose integralmente sus efectos; “muere” en


forma natural. Hay autores que han hablado, incluso, de “extinción fisiológica del acto
administrativo, por desgaste natural de sus energías. Esta forma natural de extinción se
opera cuando se cumple el objeto del acto.

Extinción provocada

1) Por hechos: Estos hechos pueden haberse previsto al tiempo de la emisión del acto
administrativo; como ocurre con la extinción por cumplimiento del plazo extintivo (hecho
futuro y cierto) o de una condición resolutoria (hecho futuro e incierto); o pueden ser
imprevistos (imposibilidad de hecho sobreviniente), es decir, no queridos al momento de
emisión del acto.

Tanto la extinción natural como la provocada por hechos presentan el mismo régimen
jurídico:

a) La extinción opera de pleno derecho, sin necesidad de pronunciamiento;


b) Los efectos de extinción operan para el futuro.

2) Por acto posterior: El acto administrativo se extingue mediante una declaración de


voluntad, y no de pleno derecho. Hay extinción de un acto administrativo por otro acto, que
puede provenir de los particulares o de la misma Administración.

a) Renuncia: El particular o administrado manifiesta expresamente su voluntad de no


utilizar los derechos que el acto administrativo le acuerda y lo notifica a la autoridad; declina
un acto antes aceptado.

Sólo se puede renunciar a aquellos actos otorgados en beneficio o interés privado del
administrado creándose derechos. Los actos que crean obligaciones no son renunciables;
salvo que el objeto principal del acto sea el otorgamiento de un derecho, en cuyo caso
aunque impusiera también una obligación sería viable una renuncia total; o que el acto
otorgue derechos e impone obligaciones en igual medida, hipótesis en que se renunciarán
sólo los derechos.

Prácticamente, la renuncia tiene aplicación en todos aquellos actos que para dictarse
requieren el consentimiento del interesado, quien puede retirar ese consentimiento luego de
haberlo otorgado. La renuncia extingue por sí sola el acto o derecho una vez notificada
expresamente, sin necesidad de aceptación por parte de la autoridad administrativa, y sus
efectos se producen para el futuro. Sin embargo, en ciertos supuestos se requiere que la
renuncia sea aceptada o consentida por la autoridad administrativa.

b) Rechazo: en este caso, el particular manifiesta expresamente su voluntad de no


aceptar los derechos que el acto le acuerda. No se aceptan los beneficios de un acto. El
rechazo procede en los mismos casos y en la misma forma que la renuncia, con la única
diferencia de que sus efectos son retroactivos. Prácticamente, la posibilidad de rechazo
surge cuando la Administración dicta un acto de los que requieren consentimiento del
particular, sin haberlo pedido u obtenido previamente.

c) Revocación: En sentido amplio, la revocación es el acto administrativo por el cual


un órgano, en ejercicio de la función administrativa, deja sin efecto o extingue otro acto
administrativo precedente para satisfacer actuales exigencias de interés público (razones de
oportunidad) o para restablecer el imperio de la legalidad (razones de legitimidad). Se utiliza
el término “revocación” para referirse a la extinción del acto en sede administrativa, dejando
reservado el vocablo “anulación” para la extinción del acto ilegítimo dispuesta en sede
judicial. Ahora bien, la revocación puede proceder:

- Revocación por ilegitimidad: Se revoca en sede administrativa un acto viciado con


el objeto de restablecer la legalidad o legitimidad agraviada. Esta ilegitimidad puede ser
originaria, es decir, cuando el acto ha nacido viciado; o sobreviniente, cuando un acto nació
cálido y se torna inválido, ya sea por un cambio en el ordenamiento jurídico o por el
acaecimiento de un hecho que hace desaparecer un presupuesto jurídico del acto. En este
último caso hay un hecho sobreviniente que torna el acto contrario a derecho, pero ello no
importa la imposibilidad de la producción de sus efectos; por lo que se hace necesaria su
revocación.

No se debe confundir entre la “imposibilidad por hecho sobreviniente”, que provoca una
imposibilidad en la producción de los efectos, con la “ilegitimidad por hecho sobreviniente”,
donde el acto si bien deja de ser válido sigue produciendo sus efectos, razón por la cual
requiere su revocación. En cuanto a los efectos que la revocación produce, se debe estar a
lo expuesto respecto de los efectos de la declaración de nulidad o anulabilidad del acto.

- Revocación por oportunidad: El administrador es quien juzga la oportunidad, mérito


o conveniencia del acto administrativo, en atención a los fines públicos que persigue (juicio
de valor). En ocasiones, puede advertir que un acto administrativo es o resulta inconveniente
al interés público y es necesario extinguirlo, pero se encuentra con un límite: la estabilidad
del acto administrativo. El acto administrativo regular que crea, reconoce o declara un
derecho subjetivo una vez que ha sido notificado al interesado no puede ser revocado en
sede administrativa. ¿Significa esto que la Administración no puede por razones de
oportunidad revocar un acto estable? No, siempre y cuando se cumplan ciertos recaudos:

a) Debe haber una norma legal expresa que califique de utilidad o interés
público el derecho que el acto crea, reconoce o declara;
b) El administrado tiene derecho a una indemnización.

Este es el único medio de extinción visto hasta el momento que da derecho a indemnización.
El derecho que surge del acto administrativo integra el patrimonio y goza, por tanto, de la
garantía de la inviolabilidad de la propiedad, que consagra el art. 17 CN. Esta garantía da
fundamento al derecho del administrado de ser resarcido. Por otro lado, es posible encontrar
ciertos derechos que expresamente se les otorga a título precario y que en principio son
revocables en cualquier momento sin indemnización. Esto no significa que la revocación
pueda ser intempestiva o arbitraria, sino que debe ser fundada y otorgar al administrado un
plazo prudencial para el cumplimiento del acto de revocación.

Ahora bien, si la revocación por oportunidad se funda en una valoración de actos precarios
distinta de las circunstancias que dieron origen al acto, o en circunstancias existentes al
momento de dictarse el acto desconocidas por la Administración por su culpa, sin
ocultamiento del interesado; o hay una valoración distinta del interés público afectado,
corresponde indemnizar al particular perjudicado, exclusivamente por el daño emergente.

Finalmente, y a modo de síntesis, en la metodología de la LNPA se encuentran dos


supuestos de irrevocabilidad del acto administrativo que constituyen la regla; y dos
supuestos de revocabilidad que constituyen la excepción. En los casos de irrevocabilidad
administrativa que prevé la ley, tanto de actos regulares como irregulares, la extinción del
acto sólo puede operarse en sede judicial, mediante las acciones de anulación y lesividad.
En el supuesto de un acto regular, afectado de anulabilidad, por tener vicios y éstos ser
conocidos por el interesado, la competencia para ser revocado, modificado o sustituido de
oficio en sede administrativa es facultativa, a diferencia de los actos nulos, en que la
competencia revocatoria es imperativa.

d) Caducidad: Es un modo de extinción del acto administrativo en razón del


incumplimiento por el interesado de las obligaciones que aquél le impone. Es una sanción
administrativa que supone que el acto que se extingue concedía fundamentalmente un
derecho, creando al mismo tiempo algunos deberes; y es el incumplimiento de alguno de
éstos lo que lleva a la extinción del acto. El incumplimiento de estas obligaciones puede
provocar la caducidad de la autorización. Son requisitos para su procedencia:

1) El incumplimiento doloso o culposo de las obligaciones a cargo del


administrado;
2) La constitución en mora del incumplidor como recaudo previo indispensable
para que la mora adquiera relevancia jurídica, u sin el cual la sanción de
caducidad no puede aplicarse.
3) Plazo vencido, la ley dispone el otorgamiento de un plazo suplementario
razonable para que éste cumpla con la obligación; tanto el plazo principal
como el suplementario tienen que haber nacido y estar vencido. La
declaración de caducidad produce efectos para el futuro.
ARTÍCULO 31.- Previa constitución en mora, la administración podrá declarar
unilateralmente la caducidad de un acto administrativo cuando el interesado no cumpliere las
condiciones fijadas en el mismo.

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