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Las instituciones fundamentales del derecho de familia han estado siempre reguladas en el Código
Civil.
Principales reformas:
Existen muchas clases de familia o de vida familiar entre las cuales podemos mencionar la familia
monoparental, la familia biparental, la familia anaparental, la familia heterosexual, la familia
homosexual, la familia por afinidad, la familia nuclear, la familia matrimonial, la familia
extramatrimonial, familia unida, familia desunida, familia recompuesta también denominada
familia ensamblada, la familia de origen, la familia extendida, la familia de adopción.
Las diferentes clases de familia pueden ser clasificadas según:
Orientación sexual de sus miembros: en este sentido la familia puede ser dividida en
familia homosexual y heterosexual. La diferencia fundamental entre ambas es que en las
segundas sus miembros pueden en principio concebir entre sí, mientras que las segundas
quienes la conforman no pueden entre sí dar origen a un hijo sin auxilio de una tercera
persona.
El origen del vínculo en la pareja: teniendo en cuenta este aspecto, las familias puede ser
diferenciadas en familia matrimonial y familia extramatrimonial (uniones convivenciales).
La diferencia entre ambas radica que en la primera el cónyuge tiene derechos sucesorios,
mientras que en la segunda el conviviente carece de ellos.
El origen del vínculo entre sus miembros:conforme a este criterio, la familia puede ser
separadas en familia personal y familia por afinidad, la primera es la derivada del
parentesco de sangre o de técnicas de fecundación, la segunda del parentesco por
afinidad que surge del casamiento. La diferencia más importante entre ambas radica en
que la primera genera derechos sucesorios mientras que la familia por afinidad no otorga
derecho sucesorio alguno.
El origen de la relación filial: en este aspecto se puede dividir la familia en: familia de
origen o familia adoptiva. La primera es aquella donde el niño nace, mientras que la
segunda es la que surge del vínculo jurídico de la adopción, la diferencia fundamental
entre ambas familias están dados por el alcance del derecho sucesorio entre sus
miembros, art. 2342 del CCyCN y el derecho de alimentos.
La cantidad de padres que conviven con el niño: de acuerdo a este criterio las familias
pueden ser clasificadas en familia monoparental y familia biparental. La diferencia entre
ambas es que en la primera los niños conviven con un solo progenitor y en la segunda lo
hacen con ambos en forma conjunta.
El número de uniones entre sus miembros: en este aspecto podemos diferenciar la familia
que proviene de primeras uniones a la familia que deriva de segundas uniones. Esta última
surge cuando alguno de sus miembros o ambos han tenido un matrimonio o una unión
convivencial anterior en la cual han nacido hijos. A esta familia se la conoce como familia
ensamblada o familia recompuesta. La diferencia principal de ésta con la familia de unión
única, radica en que las responsabilidades y los derechos derivados de la responsabilidad
parental frente a los hijos por afinidad son menores que los derechos y deberes derivados
de la responsabilidad parental de los hijos comunes.
El número de miembros: en base a este criterio podemos dividir la familia en familia nuclear,
anaparental y familia extendida, la primera es la compuesta por la pareja y sus hijos, en la
segunda no hay padres y en la tercera la componen todos los miembros que se encuentran
unidos por lazos parentales. Las diferencias entre ambas son sustanciales pero la principal es
que la familia nuclear recibe más protección y reconocimiento que la familia extendida. Cabe
señalar que en la familia anaparental no existen progenitores convivientes, como por ejemplo,
la familia de hermanos.
3) Regulación de las uniones convivenciales.
En el art. 509 se la define como la "unión basada en relaciones afectivas de carácter singular,
pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto de
vida común, sean del mismo o de diferente sexo". La doctrina anterior al nuevo código había de
definido a este tipo de uniones haciendo hincapié en la “comunidad de vida” o “vida marital”, la
definición del art. 509, en cambio, introduce el concepto de "relaciones afectivas" que resulta más
amplio y puede referirse a situaciones que no coinciden con la vida en pareja.
La unión es singular ya que no se podrá tener más de una, ni tampoco podrá estarse unido en
matrimonio y en unión convivencial al mismo tiempo. La singularidad implica que la totalidad de
los elementos que constituyen la unión convivencial debe darse solamente entre los dos sujetos.
Debe ser pública y notoria, es decir, deben comportarse socialmente como una pareja. La unión
de pareja, para que sea convivencial, debe tener "fama", es decir reconocimiento público o
demostración externa de su existencia; ello desecha las uniones clandestinas u ocultas.
El art. 510 establece un plazo mínimo de dos años para el reconocimiento de determinados
efectos. La estabilidad es necesaria para poder desterrar todas aquellas uniones efímeras o
pasajeras, donde no existen los vínculos de solidaridad y ayuda mutua, vínculos que son, en
definitiva, los que justifican las consecuencias económicas y jurídicas que genera este tipo de
unión.
En principio la unión convivencial no genera estado civil, ni parentesco por afinidad. La única
deferencia que tiene el conviviente con el cónyuge es que no genera parentesco por afinidad,
salvo en lo que se refiere al hijo afín.
El art. 510 dispone que, para que se les reconozcan efectos jurídicos a las uniones convivenciales
se requiere que:
Se prevé la inscripción de las uniones. Así lo establece el art. 511 al decir que “la existencia de la
unión convivencial, su extinción y los pactos que los integrantes de la pareja hayan celebrado, se
inscriben en el registro que corresponda a la jurisdicción local, sólo a los fines probatorios”. En el
artículo siguiente (512) se establece la creación de un registro especial de uniones convivenciales.
Desde la entrada en vigencia del CCyCN los convivientes están obligados a prestarse asistencia
(art. 519), a contribuir a las cargas del hogar (art. 520), a responder por las deudas domésticas
frente a terceros (art. 521).
En caso de no estar inscriptos, los convivientes o ex convivientes que pretenden ejercer los
derechos derivados del instituto, deberán probar su existencia por cualquier medio de prueba. La
inscripción debe ser solicitada por ambos convivientes, eso cierra la posibilidad de inscripción
unilateral una vez finalizada la unión. En principio la inscripción es al solo efecto probatorio porque
existen derechos derivados de la unión que exigen la inscripción para su ejercicio, así en la
protección de la vivienda familiar prevista en los arts. 250 y 522, CCyCN. Además, en cuanto a los
efectos de la unión hacia terceros el art. 517 establece la obligatoriedad de la inscripción.
El art. 515 establece el principio de igualdad entre los conyugues, estableciendo el límite a los
pactos. En este sentido hay que entender que siendo el régimen primario de orden público no se
puede excluir totalmente a uno de los cónyuges de la contribución de las cargas del hogar. La
norma permite pactar acerca del destino de la vivienda común en caso de ruptura de la unión
También puede pactarse el modo de participar o compartir los bienes producidos durante la
unión. Además de estos aspectos que la norma enumera puede pactarse cualquier otro punto
relativo a la convivencia, tanto patrimonial como extrapatrimonial. Los límites serán que los pactos
no pueden tener cláusulas o condiciones que violenten la igualdad de los convivientes, ni tampoco
condiciones prohibidas (art. 344). De acuerdo a lo dispuesto en el art. 516, no existe límite alguno
para la modificación o rescisión de los pactos de convivencia. Esto significa que en cualquier
momento los convivientes podrán cambiar el pacto o dejarlo sin efecto, en este último caso aun
cuando la convivencia continúe.
Para que los pactos de convivencia tengan efectos con relación a terceros, deben ser inscriptos
tanto en el Registro de uniones convivenciales como en cada Registro local que corresponda a los
bienes (art. 517).
A falta de pacto cada uno de los convivientes tiene la libre administración y disposición de los
bienes adquiridos durante la unión (art. 518). El art. 520 dispone: “los convivientes tiene la
obligación de contribuir a los gastos domésticos de conformidad con lo dispuesto en el art. 455”.
La norma hace una remisión expresa al deber de contribución entre cónyuges. Así los convivientes
deberán contribuir a su propio sostenimiento, el del hogar y el de los hijos comunes, de acuerdo a
sus ingresos. Por gastos del hogar debe entenderse lo indispensable para la subsistencia de los
habitantes de la vivienda. Ambos convivientes deben contribuir a las necesidades del hogar, de los
hijos comunes y de los hijos del otro cónyuge que conviven con ambos.
El art. 521 establece que “los convivientes son solidariamente responsables por las deudas que
uno de ellos hubiera contraído con terceros de conformidad al art. 461”. Esta norma es
indisponible para las partes encontrándose prohibido todo pacto en contrario (art. 513). Las
cláusulas que contradigan este principio se tendrán por no escritas. De acuerdo al art. 461 serán
las contraídas para solventar las necesidades ordinarias del hogar, o el sostenimiento y la
educación de los hijos comunes y los menores o incapaces hijos de cualquiera de los convivientes
siempre que convivan en el hogar convivencial. Por necesidades ordinarias del hogar debe
entenderse, entre otras, a las necesidades médicas del grupo familiar, adquisición de bienes
muebles para el hogar, vestimenta para todos los integrantes, gastos de vacaciones familiares y
educación.
El art. 522 del CCyCN establece: “Protección de la vivienda familiar. Si la unión convivencial ha sido
inscripta, ninguno de los convivientes puede, sin el asentimiento del otro, disponer de los
derechos sobre la vivienda familiar, ni de los muebles indispensables de ésta, ni transportarlos
fuera de la vivienda. El juez puede autorizar la disposición del bien si es prescindible y el interés
familiar no resulta comprometido. Si no media esa autorización, el que no ha dado su
asentimiento puede demandar la nulidad del acto dentro del plazo de caducidad de seis meses de
haberlo conocido, y siempre que continuase la convivencia. La vivienda familiar no puede ser
ejecutada por deudas contraídas después de la inscripción de la unión convivencial, excepto que
hayan sido contraídas por ambos convivientes o por uno de ellos con el asentimiento del otro.”. El
art. 522 del CCyCN es una norma de orden público que no puede ser dejada sin efecto por la
voluntad de las partes. De su redacción surge una doble protección: a) entre convivientes; y b)
frente a terceros.
El art. 524 otorga al conviviente que sufre un desequilibrio manifiesto que signifique un
empeoramiento de su situación económica con causa adecuada en la convivencia y su ruptura, la
posibilidad de accionar por compensación económica contra el otro conviviente. La única
diferencia que se advierte con la prevista para el matrimonio es que en este caso cuando la
compensación se establezca en una renta periódica, su plazo no puede exceder el tiempo que
haya durado la unión convivencial.
Los convivientes tienen la posibilidad de pactar la manera de distribución de los bienes en caso de
ruptura a través del pacto convivencial. A falta de éste, los bienes adquiridos durante la
convivencia se mantienen en el patrimonio al que ingresaron (art. 528). Sin perjuicio de ello puede
suceder que la pareja no celebró pacto, y uno de ellos adquirió un bien al cual, durante la
convivencia ambos le realizaron mejoras. Al momento de la culminación de la unión convivencial,
el bien quedará íntegramente en el patrimonio de uno de ellos, enriquecido en su valor, en parte,
por el esfuerzo del otro conviviente. Cuando un bien fue adquirido por ambos pero inscripto a
nombre de uno sólo de ellos, se remite a las normas generales del derecho civil como el
enriquecimiento sin causa, la interposición de personas y cualquier otra acción que pudieren
corresponder.
El art. 526 establece que el uso del inmueble que fue sede de la unión convivencial puede ser
atribuido a uno de los convivientes en los siguientes supuestos:
a) si tiene a su cargo el cuidado de hijos menores de edad, con capacidad restringida, o con
discapacidad. Puede atribuírsele también cuando existan hijos de uno sólo de ellos,
siempre que sean menores, o con capacidad restringida o discapacidad, se encuentre bajo
el cuidado de quien solicita esta atribución y hayan convivido con la pareja.
b) si acredita la extrema necesidad de una vivienda y la imposibilidad de procurársela en
forma inmediata. El fundamento de esta cuestión es proteger a la parte que se encuentre
más débil al momento de la ruptura de la unión convivencial.
El juez debe fijar el plazo de la atribución, el que no puede exceder de dos años a contarse desde
el momento en que se produjo el cese de la convivencia, conforme a lo dispuesto en el art. 523.
A petición de parte interesada, el juez puede establecer: una renta compensatoria por el uso del
inmueble a favor del conviviente a quien no se atribuye la vivienda; que el inmueble no sea
enajenado durante el plazo previsto sin el acuerdo expreso de ambos; que el inmueble en
condominio de los convivientes no sea partido ni liquidado. La decisión produce efectos frente a
terceros a partir de su inscripción registral.
En cuanto a la renta compensatoria ella puede ser procedente en el caso en que el bien sea de
propiedad del conviviente a quien no se le atribuye la vivienda; o cuando se encuentre en
condominio. Cuando el bien sea de propiedad de ambos convivientes, cualquiera de ellos, podrá
solicitarle al juez que éste no sea partido ni liquidado.
La norma regula la atribución del hogar familiar cuando el bien sea arrendado. Las condiciones del
contrato se mantienen hasta su vencimiento, con lo cual el plazo de la atribución del hogar, no se
circunscribe al tiempo en que duró la convivencia o al plazo máximo de dos años, sino que queda
supeditada al vencimiento contractual.
El art. 527 dice “Atribución de la vivienda en caso de muerte de uno de los convivientes. El
conviviente supérstite que carece de vivienda propia habitable o de bienes suficientes que
aseguren el acceso a ésta, puede invocar el derecho real de habitación gratuito por un plazo
máximo de dos años sobre el inmueble de propiedad del causante que constituyó el último hogar
familiar y que a la apertura de la sucesión no se encontraba en condominio con otras personas.
Para que este derecho pueda ser invocado, el art. 527 del CCyCN impone los siguientes requisitos:
a) que el conviviente carezca de vivienda propia habitable o de otros bienes para asegurar el
acceso a ella; b) que el inmueble sobre el cual se pretende invocar el derecho real de habitación
sea de propiedad exclusiva del conviviente fallecido; c) que dicho bien fuera sede del hogar
convivencial; y d) que al momento de la apertura de la sucesión no se encontrara en condominio
con otras personas. Este derecho real es gratuito, pero no es vitalicio. La norma dispone de un
plazo máximo de dos años, vencido el cual, el bien podrá ser partido entre los herederos del
causante.
5) El afecto como concepto jurídico. Brevemente explique a que refiere este concepto. Esta
tendencia ¿fue incorporada en el articulado del Código Civil y Comercial? A su criterio ¿hay
identificación del "afecto" en sus articulados, que otorgue eficacia a este tipo de relaciones
familiares? De ser su respuesta afirmativa mencione en que articulo y/o artículos se menciona esta
relación, transcriba en su caso la parte pertinente entre comillas.
El afecto, a diferencia del dato genético, rara vez aparece mencionado en las normas jurídicas
referidas a la familia. No obstante, los operadores del derecho han empezado a pensar que, en
numerosas ocasiones, las relaciones familiares deberían moverse más en el ámbito de la
afectividad que en el de los lazos biológicos o genéticos, o en el de la regulación legal única; de allí
que un concepto que parecía pertenecer sólo al derecho brasileño (la afetividade, art. 1584 del CC
de Brasil: “(…) Si el juez verificara que el hijo no debe quedar bajo la guardia del padre o de la
madre, deferirá la guardia a la persona que demuestre compatibilidad con la naturaleza de la
medida, considerados, de preferencia, el grado de parentesco y las relaciones de afinidad y
afectividad”), se ha trasladado a otros ordenamientos en los que ya se comienza a hablar del
"parentesco social afectivo", para reflejar la relación que surge entre personas que, sin ser
parientes, se comportan entre ellos a modo y semejanza; se ha producido, entonces, lo que ha
dado en llamarse "desencarnación", o sea, el debilitamiento del elemento carnal o biológico en
beneficio del elemento psicológico y afectivo. Por ejemplo, el vínculo entre convivientes; el vínculo
entre el progenitor afín y el hijo afín sin existir entre ellos parentesco por afinidad por ausencia de
matrimonio; vínculo entre padrino y ahijado no pariente; vínculo entre el hijo adoptado con los
parientes y referentes afectivos de los adoptantes.
El Código recoge esta tendencia cuando, en ciertas circunstancias, otorga eficacia a cierto tipo de
relaciones; así, por ej., Para el consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en
salud, el art. 59 menciona a los "allegados": "Nadie puede ser sometido a exámenes o
tratamientos clínicos o quirúrgicos sin su consentimiento libre e informado, excepto disposición
legal en contrario. Si la persona se encuentra absolutamente imposibilitada para expresar su
voluntad al tiempo de la atención médica y no la ha expresado anticipadamente, el
consentimiento puede ser otorgado por el representante legal, el apoyo, el cónyuge, el
conviviente, el pariente o el allegado que acompañe al paciente, siempre que medie situación de
emergencia con riesgo cierto e inminente de un mal grave para su vida o su salud. De igual modo,
el art. 556 establece que los que tienen a su cargo el cuidado de personas menores de edad, con
capacidad restringida, o enfermas o imposibilitadas, deben permitir la comunicación de estos con
“quienes justifiquen un interés afectivo legítimo”. El art. 646 establece que “son deberes de los
progenitores: (…) e) Respetar y facilitar el derecho del hijo a mantener relaciones personales con
abuelos, otros parientes o personas con las cuales tenga un vínculo afectivo;”
6) En el Código Civil y Comercial, en la regulación de las relaciones de familia ¿qué busca proteger?
El derecho de familia plasmado en el código civil y comercial busca proteger los intereses
familiares, limitando los facultades individuales de todos los miembro del grupo familiar. Se
encarga de resguardar y proteger el patrimonio de una familia estableciendo normas con respecto
al mismo. Brinda protección a todos los miembros de la familia y establece las obligaciones,
deberes y derechos de las personas que lo integran.
La incidencia del derecho supranacional al ingresar a la Constitución por vía de la reforma de 1994,
ha sido trascendente para la modificación y el cambio del derecho de familia, a partir de los
tratados de Derechos humanos se crea un nuevo marco normativo, que modifica
substancialmente el Derecho de Familia y fundamentalmente cambia los principios que
históricamente han regido el ordenamiento jurídico familiar. La influencia se debe no sólo a la
incorporación de los tratados a la Constitución sino a la Interpretación que sobre ellos ha realizado
la Corte Suprema de Justicia Argentina que ha establecido que las sentencias y los dictámenes de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y demás órganos internacionales son
obligatorias para nuestro país aun cuando Argentina no haya sido parte. Se toma en cuenta los
tratados en general, en especial en de los derechos humanos y los derechos recocidas en todo el
bloque de constitucionalidad, se establece una comunidad de principios entre la Constitución , el
derecho público y el derecho privado.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de
entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica, administradas por los
interesados con participación del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes;
jubilaciones y pensiones móviles; “la protección integral de la familia; la defensa del bien de
familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna”.