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MASTERCASE - CASO DE ESTUDIO

Una situación que se puede dimensionar y extrapolar al todo de la


comunicación política

¿Qué identifica usted en la relación pretextualidad y textualidad en el Perú?


A inicios del mes de enero de 2020, el presidente de la República, Martín Vizcarra,
oficializó el “Año de la Universalización de la Salud”, a través del Decreto Supremo N.º
002-2020-PCM. Esta norma tiene como objeto facilitar el acceso universal a la salud
en forma gratuita para todos los peruanos; de esta manera el buscaba dar mayor
impulso al sector salud de forma continua, oportuna y de calidad. Sin embargo, los
niveles de atención en materia de salud siempre han sido deficientes, esta deficiencia
se vio reflejado tras la llegada de la pandemia que mostró el colapso total en las
diferentes instituciones de salud del Estado, siendo ello, un claro ejemplo que la
textualidad se desdice de la pretextualidad.

¿Se ajustan los signos instructivos que exporta el Estado peruano a los
principios de adquisición de los signos?
Respecto a los signos instructivos que exporta el Estado peruano se ajustan a los
principios de adquisición de los signos, podemos decir que éstos no prestaron
atención a la capacidad de información que pueden contener para los receptores.
Asimismo, no se habría tomado en cuenta el “programa de experiencias” de las
personas que constituyen el público objetivo y finalmente, en algunos casos los
principios de predicatividad, gratificación y economía no se han cumplido.
A modo de ejemplo, los principios antes referidos no fueron cumplidos en las medidas
como el impedir la salida de personas adultas mayores y niños puesto que, no tuvo
capacidad de satisfacer motivaciones o expectativas relacionadas al costo - beneficio
de la salud emocional o buscar medidas como recompensa o satisfacción de la
población de forma adecuada. Lo mismo sucedió respecto a la medida en la que
determinados días podían salir hombres y otros días las mujeres.
Los signos que se emiten desde la textualidad no bastan con ser enunciados con
demagogia, sin referente y carentes de verdad; si no hacemos caso a la realidad
pretextual tendremos “inflación lingüística” y serán contrarios a los principios de
adquisición de signos.

1. ¿Son sinónimos los conceptos de discurso político y comunicación


política?
El discurso político y comunicación política como concepto no son sinónimos, pero van
de la mano. El discurso político comprende la dimensión simbólica intencional,
contemplando los procesos transmisivos y comunicativos, asimismo, comprende la
dimensión instructiva proveída por lo pretextual, textual, los sistemas parasitarios y la
comunicación política misma; mientras que, la comunicación política se concreta a
través del discurso político y forma parte de él, presumiendo intencionalidad, con los
signos que el Estado envía a través de la textualidad con la finalidad de dinamizar su
política social, económica y cultural entre los ciudadanos.

En la comunicación política se requiere de un profundo conocimiento mental del


ciudadano para poder proponer signos relevantes. En este contexto las organizaciones
con aspiraciones de poder, también se comunican políticamente, a través de medios
de comunicación como ya se está viviendo en la actualidad en nuestro país, sobre la
fiebre electoral y los representantes de estos grupos, haciendo uso de los signos y la
textualidad para sustentar sus objetivos.

En el marco de la pandemia, el discurso político de la textualidad tenía por finalidad


orientar y dirigir la responsabilidad social de las deficiencias y necesidades de la
población; por otro lado, a través de la comunicación política se evidenció un fuerte
desconocimiento sobre la necesidad de nuestra población, como por ejemplo, cuando
se emplea la estrategia de, “Yo me quedo en casa”, no se advirtió el hecho que en
nuestro país existe un enorme porcentaje de personas que no tienen provisiones y
servicios básicos productos de la informalidad, generando fracaso en el discurso y en
la comunicación por parte del Estado peruano.

2. ¿Qué relación debe haber entre la pretextualidad y la textualidad?

Entre la pretextualidad y la textualidad debe haber una relación complementaria. Por


un lado, a través de la pretextualidad, se debe dar la lectura de diversos fenómenos
sociales (que no han sido expresamente producidos para significar), pero que dan
información falsa de la realidad. A partir de la textualidad, se debe facilitar las
instrucciones, instituciones, códigos, leyes, educación, etc.) que permita conectar e
incluir a los ciudadanos a los diversos sistemas económicos, sociales, culturales, etc.

La pretextualidad puede ejemplificarse como la realidad que presenta actualmente


nuestro sistema de salud, una realidad basada en la precariedad, actos de corrupción
de algunos altos funcionarios que están a cargo del manejo de los servicios de la
salud pública, al no distribuir el presupuesto necesario que permita buena
infraestructura, medicamentos de calidad y adecuada atención a la población
necesitada, es ahí donde se reflejan las carencias de los hospitales, los centros de
salud y las postas médicas.

Esta realidad nos haría suponer que la textualidad es el mensaje del Estado, a través
de la norma y que reconoce como derecho fundamental a la salud estableciendo que
toda persona tiene derecho a la protección de su salud, por tanto, el acceso universal
a la salud sería a todas las personas del territorio nacional. Este mensaje no cumpliría
tal función ya que en primer lugar el presupuesto asignado al Servicio Integral de
Salud (SIS), no es suficiente para cubrir las necesidades de salud de todas las
personas que se afiliaron al mismo tiempo, llevando a provocar un colapso en los
servicios de salud tal y como lo hemos evidenciado en esta pandemia. En tal sentido
podemos concluir que, en muchos casos, tal como se muestra en el ejemplo, la
Textualidad no se ajusta a la Pretextualidad, mostrándose como una textualidad
patológica, causan que los Sistemas Parasitarios Competitivos puedan convertirse en
un Sistema Contratextual, a través de la oposición constante mediante las críticas por
otros grupos políticos diferentes al gobierno actual, así como también de las críticas
señaladas por los medios de comunicación y por la opinión pública.

3. ¿Los servicios que presta el Estado constituyen parte de la textualidad?


Los servicios que el Estado brinda sí constituyen parte de la textualidad dado que
buscan garantizar el bienestar común como derechos universales de los ciudadanos.
El derecho a la salud; brinda distintas instrucciones oficiales a través de normas, leyes,
reglamentos, directivas u otras a fin de dar solución a dicha necesidad pública.

No obstante, la realidad o pretextualidad nos lleva a considerar que el Estado no utiliza


los signos de manera adecuada, más aún cuando los difunde a través de los
comunicadores, lo que consecuentemente no resulta siendo ni creíble ni sustentable
para la ciudadanía y esto lleva a no obedecer la textualidad profesada, derivando en
posibles sistemas parasitarios.

4. ¿Qué ocurre con los sistemas parasitarios cuando la textualidad es


patológica?
Si algo se define en función de la textualidad, y no responde a la pretextualidad e
incluso se usa inflación lingüística la población podría sentir que no tiene instituciones
competentes, instrucciones, signos o mensajes adecuados por parte del Estado para
hacer frente a la pretextualidad. En este contexto, la textualidad es patológica y los
sistemas parasitarios se tornan competitivos, pudiendo llegar a ser contratextuales y
subversivos. Como, por ejemplo, el comercio informal de venta de productos médicos
(mercado negro) es una manera de subversión frente al orden económico de cualquier
país.
5. La existencia de una percepción ciudadana marcada ¿se ve favorecida si
no hay sistemas parasitarios competitivos?
La percepción ciudadana (o individualidad) marcada entendida como el estado de
ciudadanía plena que cuestiona, indaga, analiza, etc. la información recibida en el
marco de la textualidad, es el antídoto que debe perseguir cualquier política de Estado
para evitar fanatismos o totalitarismos y cumplir con su finalidad de manera sana.
Entendiéndose que no existen sistemas de bienestar perfectos, un sistema textual
sano (que tiene clara su finalidad) necesita de la colaboración de los sistemas
parasitarios como los competitivos para favorecer la mejora de su textualidad.

La percepción ciudadana marcada no se vería favorecida si no hay sistemas


parasitarios competitivos, tanto en un escenario de textualidad sana o patológica.
Estos sistemas podrían brindar información sobre la pretextualidad y la textualidad,
permitiendo decidir a la ciudadanía que rumbo elegir.

En una textualidad patológica se requiere con mayor urgencia la existencia de


sistemas parasitarios competitivos a fin de oponerse a la textualidad que impone ideas
o se corre el riesgo de autoritarismos, donde el perjuicio es mayor. En una textualidad
sana todos los sistemas parasitarios son colaboradores.

6. ¿Qué consecuencias trae para una sociedad ignorar los principios de


adquisición de los signos y los sistemas culturales de los usuarios del
Estado?
Si se ignoran los principios de adquisición de los signos, tales como predicatividad,
gratificación y economía, el mensaje tendría escasa o nula capacidad de “información”
o efectividad.

El mensaje emitido por el Estado no llegaría adecuadamente a los receptores


(sociedad); asimismo, se debe tomar en cuenta el programa de experiencias y
características culturales de la población puesto que perciben los signos, sienten que
les dicen algo que satisface sus motivaciones y expectativas y que al aprenderlos se
beneficiarán en gran medida, por lo que la gran consecuencia es que la sociedad
sabe en cierta forma lo que quiere (estabilidad, trabajo, salud, etc.), pero los signos
que usa el Estado para conectar los tres sistemas culturales que usamos en nuestra
realidad no es el adecuado y por ende no hay una comunicación entre Estado y
Sociedad. Esto podría traer como consecuencia sistemas parasitarios opositores
(subversión), anomia.

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