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MASTERCASE

CASO DE ESTUDIO: EL NARCOTRÁFICO COMO DISCURSO CONTRATEXTUAL Y


SU IMPACTO SOBRE LA POLÍTICA, LA ECONOMÍA Y LA SOBERANÍA NACIONAL

1. ¿Son sinónimos los conceptos de discurso político y comunicación política?

No son sinónimos, dado que el discurso político es el todo, mientras que la


comunicación política, es parte de. El discurso político comprende la dimensión
simbólica intencional, contemplando los procesos transmisivos y comunicativos,
asimismo, comprende la dimensión instructiva proveída por lo pretextual, textual, los
sistemas parasitarios y la comunicación política misma.

La comunicación política se concreta a través del discurso político y forma parte de él,
presumiendo intencionalidad, con los signos que el Estado envía a través de la
textualidad con la finalidad de dinamizar su política social, económica y cultural entre
los ciudadanos.

En el Perú el narcotráfico concreta alianzas, con todos los sectores que le son útiles.
Así, es posible hablar tanto de narcoguerrilla como de narcomilitares, de narcojueces,
narco periodistas, narco banqueros o narcopolíticos. Por eso y porque a estas alturas
el poder militar y económico de los traficantes es enorme, se constituye en una
amenaza que trasciende a lo meramente nacional tomando espacio internacional.

2. ¿La textualidad en el Perú se ajusta a la pretextualidad en el tema del


narcotráfico?

La textualidad en sus diferentes formas sígnicas debe ser diseñada en base a la


pretextualidad, dicho esto, lo ideal debería ser que exista una relación sólida y
coherente entre la pretextualidad y la textualidad. En nuestro país existen normas
legales en materia de lucha contra el tráfico ilícito de drogas e insumos químicos,
campañas de sensibilización a la población en contra del tráfico ilícito y consumo de
estupefacientes, programas de prevención y rehabilitación para erradicar el cultivo
ilegal de la hoja de coca, su comercialización y prevención al consumo de drogas y
demás mecanismos para comunicar a la población. Sin embargo, en la práctica esto no
ocurre. En el Perú se cultivan todavía aproximadamente 51.800 hectáreas de hoja de
coca, lo que representa cerca del 32% de la producción mundial. Por una hectárea de
coca, señalan datos estadísticos, un campesino llega a obtener diez veces más de lo
que obtendría si el cultivo fuera de café o de plátano. El afán de lograr ingresos a partir
del cultivo de la hoja de coca ha motivado al campesinado a buscar en la selva zonas
cada vez más lejanas e inhóspitas para resguardarlas del acceso y detección por parte
de las autoridades. Todo ello refleja la ineficiente labor del Estado para cumplir con lo
ordenado en la legislación. Para entender mejor la pretextualidad que existe en las
zonas afectadas por el narcotráfico, el caso del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y
Mantaro (VRAEM) es para el análisis. En los últimos cinco meses se han incautado 3.7
toneladas de clorhidrato de cocaína que representan un valor de $100 000 000. 00
(Cien millones de dólares). Las fuerzas del orden realizan patrullaje aéreo en esta
zona, evidenciando la existencia de nuevas pistas de aterrizaje clandestino, las cuales
reciben avionetas que transportan hacia el exterior las cargas ilegales de droga. El
Ministerio del Interior (MININTER) ha desplegado el “Plan de Operación Troya”,
destinado a destruir cultivos ilegales, pistas de aterrizaje y laboratorios clandestinos.
Todo ello refleja la ineficiente labor del estado para cumplir con lo ordenado en la
legislación. La percepción de los pobladores inmersos en estas actividades ilícitas con
respecto al Estado Peruano es el de uno fiscalizador, agresivo y destructor. En
consecuencia, la pretextualidad con respecto al narcotráfico en las zonas afectadas no
se ajusta a la textualidad que el Estado pregona. Por lo que se puede concluir que el
narcotráfico es un contratexto alternativo que no se ajusta a la textualidad propuesta
por el gobierno, toda vez que no ha funcionado para la mayoría de los ciudadanos. No
se siente la presencia del Estado en las diferentes regiones del país, a pesar de la
intervención del Ministerio del Interior, Fiscalía Publica, Poder Judicial, y Gobierno
Central (DEVIDA) y entidades cooperantes; las mismas que deben trabajar de forma
articulada.

3. ¿Si se mantienen las políticas actuales respecto al narcotráfico, los signos


exportados por la textualidad cumplen con los principios de adquisición de los
signos: predicatividad, gratificación y economía?

No, los signos existentes, establecidos por las políticas actuales, no motivan a los
usuarios, no satisfacen la expectativa del ciudadano y no garantizan que se interiorice
el signo (el mensaje).

De otro lado, las políticas actuales no ayudan ni promueven el cumplimiento efectivo ni


real de nuestras leyes que dicho sea de paso no son las más idóneas. Los signos
existentes no incentivan a los usuarios ni los inmuta a guiarse de ellas.

En la actualidad, los signos o elementos significativos que producen en nuestra


sociedad las políticas sobre el narcotráfico no generan elementos de convicción, se
trata de una problemática fuertemente enquistada, a pesar de que en la última década
se han dictado y endurecido las sanciones en la normatividad relacionada al cultivo
ilegal, comercialización de insumos y al lavado de activos, delito íntimamente
relacionado con el narcotráfico que sigue vigente y afectando las estructuras de la
población, el sistema político y económico, trayendo consigo violencia y corrupción.

En ese sentido no cumplen con los principios de predictividad, gratificación y economía


ya que los avances alcanzados no necesariamente son percibidos o comunicados a la
población, dando la sensación de que las políticas no surten los efectos esperados. Por
el contrario, lo que se percibe es un debilitamiento y ausencia del Estado en las zonas
cocaleras debido a la inexistencia de una política de coordinación entre las entidades
del Estado a cargo de implementar las políticas públicas tales como Comisión Nacional
para el Desarrollo y Vida sin Drogas, Empresa Nacional de la Coca, Ministerio de
Agricultura, Ministerio del Interior, Unidad de Inteligencia Financiera, entre otras.

4. ¿Qué ocurre con los sistemas parasitarios cuando la textualidad es patológica?

Las entidades tienden a perder la articulación y cada una va adquiriendo autonomía,


deponiendo una brecha para que los sistemas competitivos puedan convertirse en
contratexto; cuya conversión en la textualidad dependerá de la relación entre la
afirmación de su propia salud y la patología del sistema matriz. Ante ello, definimos que
la textualidad es patológica, porque la ciudadanía percibe que no le dan instrucciones
para operar sobre la realidad, recibiendo los mensajes de manera fragmentada e
inarticulada.
5. ¿Cómo afecta al concepto de percepción ciudadana marcada/vacía el que la
textualidad se presente sistemáticamente como patológica?

La percepción ciudadana marcada es la garantía de que la ciudadanía, ante cualquier


estímulo informativo o comunicación por parte del gobierno y/o Estado; indaga,
argumenta y no se limita a aceptar, sin cuestionamiento alguno. Con la percepción
ciudadana marcada será posible impulsar cambios a favor de la sociedad, generando
que la textualidad se vea favorecida cuando no hay sistemas parasitarios competitivos,
es decir, se crea un escenario favorable para implementar y llevar adelante las políticas
de estado con un rumbo definido para el logro de las metas y objetivos del gobierno,
siempre y cuando, todos los sectores de la sociedad y los medios de comunicación
manejen la información con la debida transparencia tanto de la textualidad como de la
pre textualidad.

Cuando la textualidad se presenta como sistemáticamente patológica, el Estado pierde


autoridad, siendo ignorada por los usuarios, porque su percepción del significado del
mensaje es vacía y afecta de manera sistémica con problemas sociales en todos los
ámbitos habiendo una marcada pérdida del control de poder que se ejerce dentro de
una sociedad.

6. ¿Qué consecuencias –incluyendo la soberanía del país- trae para una sociedad
ignorar los principios de adquisición de los signos y los sistemas culturales de
los usuarios del Estado? ¿La existencia de una percepción ciudadana vacía y el
no abordar el tema del narcotráfico dentro del concepto de discurso político
(negando así la dimensión política del narcotráfico) favorece o debilita la
formulación de políticas públicas adecuadas ante el fenómeno del narcotráfico?

El ignorar los principios de adquisición de los signos, los cuales son: predicatividad,
gratificación y economía, trae como consecuencia que la capacidad de recepción del
mensaje emitido por el Estado no sea recepcionado adecuadamente, tomando en
cuenta el programa de experiencias y características culturales de la población.
Teniendo como premisa el hecho de que todo signo es un elemento portador de
información, debemos considerar que, si su capacidad informativa se pierde o
deteriora, la motivación para asimilar dicha información será menor ya que producimos
signos a partir de nuestras experiencias y nuestro umbral cultural de percepción, pero
los signos que usa el Estado para conectar los tres sistemas culturales que usamos en
nuestra realidad no es el adecuado y en consecuencia no existe una comunicación
entre el Estado y la Sociedad, lo cual conlleva a generar sistemas parasitarios
opositores(subversión), anomia.

La existencia de una percepción ciudadana vacía y el no abordar el tema del


narcotráfico dentro del concepto de discurso político debilita la formulación de políticas
públicas adecuadas, porque, el narcotráfico hoy en día constituye una amenaza contra
la seguridad del Estado Peruano y al no abordar de forma directa el problema,
aumentan los índices de la corrupción que genera el narcotráfico, afectando sobre todo
a las instituciones encargadas de combatirlo. (Poder Judicial, la Fiscalía, la Policía).

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