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Introducción

La implementación de un sistema de calidad en las empresas se ha convertido en una necesidad en


el sistema empresarial moderno. En un mundo evolucionado las expectativas de los clientes son
proporcional a dicha evolución, las cuales son cada vez más altas, las empresas se enfrentan a la
demanda de ofrecer productos y servicios de calidad, por lo que un sistema de calidad efectivo se
ha vuelto esencial para mantenerse a la par, e incluso superar, las expectativas del mercado y la
competencia.

No existe en la literatura una definición universal, parsimoniosa y comúnmente aceptada de


calidad; por el contrario, existen numerosas dificultades, tanto conceptuales como prácticas, que lo
hacen aún un concepto escurridizo y difícil de definir. (Deming, 1989; Juran, 1990; Summers, 2006).

Si determinamos el concepto de calidad desde el punto de vista técnico, es conocido el trabajo


realizado por la ISO6, donde se especifica la definición de calidad7 como “grado en el que un
conjunto de características inherentes cumple con los requisitos” (norma ISO 9000:2005, p. 8).

La calidad ya no es simplemente un valor agregado; se ha transformado en un requisito


fundamental para la supervivencia y el crecimiento empresarial. Las empresas que implementan
sistemas de calidad sólidos no solo aseguran la satisfacción del cliente, sino que también optimizan
sus operaciones internas, reducen costos y aumentan su eficiencia. Además, estos sistemas
proporcionan una estructura para la mejora continua, permitiendo a las empresas adaptarse
rápidamente a los cambios en el mercado y las demandas de los clientes.

En toda sociedad se busca la regulación de esta a través de normas, las cuales bajo estándares de
calidad son cada vez más rigurosas, lo que hace que la implementación de un sistema de calidad
sea esencial para cumplir con las obligaciones legales y evitar posibles sanciones.

En pocas palabras, un sistema de calidad bien establecido no solo garantiza la calidad de los
productos y servicios, sino que también fomenta la confianza del cliente, construye una sólida
reputación y establece las bases para un crecimiento empresarial constante/sostenible. En este
contexto, la necesidad de implementar un sistema de calidad en las empresas se presenta como
una respuesta estratégica y vital para prosperar en el mercado actual y asegurar un futuro
empresarial exitoso.
Satisfacción del Cliente: Un sistema de calidad ayuda a garantizar que los productos o servicios
cumplen con los estándares y expectativas del cliente. Clientes satisfechos son más propensos a ser
leales y recomendar la empresa a otros, lo que puede aumentar las ventas y la reputación de la
empresa.

Reducción de Costos: La implementación de un sistema de calidad puede ayudar a identificar y


corregir problemas antes de que se conviertan en costosos errores o defectos. La prevención de
errores es generalmente más económica que corregirlos después de que han ocurrido.

Competitividad: Las empresas que pueden demostrar consistentemente altos estándares de


calidad pueden ganar ventaja competitiva en el mercado. Los clientes tienden a preferir productos
y servicios de alta calidad, lo que puede diferenciar a la empresa de sus competidores.

Mejora Continua: Los sistemas de calidad fomentan una cultura de mejora continua. Las empresas
pueden recopilar datos y retroalimentación de los clientes para identificar áreas de mejora y hacer
ajustes en sus procesos y productos.

Cumplimiento Normativo: En muchos sectores, las normativas y regulaciones exigen ciertos


estándares de calidad. Tener un sistema de calidad puede ayudar a asegurar el cumplimiento con
estas normativas, evitando posibles multas y sanciones legales.

Confianza del Inversionista: Las empresas con sistemas de calidad sólidos pueden ser vistas como
inversiones más seguras por los inversores. La transparencia y la consistencia en la calidad pueden
aumentar la confianza de los accionistas y otros inversores.

Desarrollo de la Marca: Una reputación de calidad puede convertirse en parte integral de la marca
de una empresa. Las marcas asociadas con la calidad son más propensas a ser respetadas y
reconocidas en el mercado.

Eficiencia Operativa: Los sistemas de calidad pueden ayudar a las empresas a mejorar la eficiencia
en sus operaciones. Al estandarizar procesos y procedimientos, las empresas pueden eliminar
redundancias y mejorar la productividad.
En resumen, un sistema de calidad no solo garantiza la satisfacción del cliente, sino que también
puede conducir a una mayor eficiencia operativa, mejora en la competitividad y, en última
instancia, a un crecimiento sostenible de la empresa

Cárdenas Guerrero, A. (2020). Las contradicciones de los sistemas de


gestión de calidad: entre la estandarización y la innovación pedagógica
(pp. 47–57). Universidad de Santo Tomás.
https://repository.usta.edu.co/bitstream/handle/11634/24118/
Capitulo3calidad2020angelacardenas.pdf?sequence=1&isAllowed=y#:~:text=El%20concepto
%20de%20calidad%20como%20excelencia%20se%20remonta%20a%20fil%C3%B3sofos,entendida
%20como%20un%20est%C3%A1ndar%20absoluto.

https://www.redalyc.org/pdf/2250/225029797010.pdf

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