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ACCIÓN REIVINDICATORIA

DE DOMINIO

UNIVERSIDAD METROPOLITANA DE HONDURAS

DERECHO PRIVADO II

CATEDRÁTICA
Abogada Claudia Vanessa Rivera Cruz

GRUPO DE TRABAJO NO. 3


Lesly Yolibeth Quintanilla Hernández
Verónica Yackeline Zúniga Valle
Cesia Abigahil Mejía De Jésus
Iris Yolanda Zúniga Valle
Javier Omar Canales Canales
Luis Alonso Solórzano Izaguirre

8 de noviembre de 2023

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INTRODUCCIÓN

La acción reivindicatoria de dominio, tal como se define en el


Código Civil de nuestro país, es un pilar fundamental del
derecho de propiedad contemplado en la Constitución de la
República. Esta acción ofrece a los propietarios un recurso
legal para recuperar bienes de los cuales no tienen la posesión
actual. Este recurso abarca una variedad de bienes, tanto
inmuebles como muebles, y se extiende a otros derechos
reales, excluyendo el derecho hereditario que se reclama a
través de la petición de herencia. Dicha acción no solo protege
los intereses del propietario legítimo, sino que también
considera las circunstancias de aquellos que adquieren bienes
de buena fe en el curso de transacciones legítimas.

Las disposiciones detalladas en los artículos 869 a 894 del


Código Civil establecen un marco jurídico que equilibra los
derechos de los propietarios con los de los poseedores, ya sean
de buena o mala fe, y definen las responsabilidades que cada
uno tiene con respecto a los frutos, las expensas y las mejoras
realizadas en la propiedad. Además, se establecen las
condiciones bajo las cuales un poseedor puede retener la cosa
hasta que se le reembolsen las expensas necesarias o se le dé
una garantía suficiente.

El Código Civil hondureño refleja así la complejidad del derecho


de propiedad y las múltiples situaciones que pueden surgir en
torno a la posesión de bienes, manteniendo un equilibrio entre
proteger la propiedad y evitar enriquecimientos injustos.

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ACCIÓN REIVINDICATORIA DE DOMINIO

El Código Civil de Honduras define la acción de reivindicación


o acción de dominio, como la acción legal por medio la cual el
propietario de una cosa singular, que no está en posesión de
la misma, puede exigir judicialmente que el actual poseedor le
restituya dicha cosa. La acción de reivindicación se basa en el
derecho de propiedad y permite al dueño legítimo recuperar la
posesión de su propiedad de manos de quien la posee sin tener
derecho a ella.

El término "cosa singular" se refiere a un bien específico y


determinado, opuesto a los bienes considerados en masa o por
género. La acción de reivindicación es fundamental en los
sistemas jurídicos civiles porque protege el derecho de
propiedad, permitiendo al propietario recuperar su bien de
cualquier persona que lo posea sin autorización, siempre que
pueda probar su propiedad sobre el mismo.

COSAS QUE PUEDEN REINVINDICARSE


Por su parte, en el artículo 869 se regulan las condiciones bajo
las cuales las cosas corporales, tanto raíces (bienes inmuebles)
como muebles (bienes muebles), pueden ser reivindicadas por
su propietario legítimo. Establece excepciones a la regla
general de que un propietario puede recuperar la posesión de
sus bienes de quien los posea sin derecho, entre estas
tenemos:

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Cosas muebles perdidas o sustraídas: Si el actual
poseedor adquirió el bien mueble de buena fe en una venta
pública, el propietario original no puede recuperar el bien sin
antes reembolsar el precio que el poseedor pagó por él.

Cosas empeñadas en montes de piedad: Si el bien fue


empeñado en una institución de crédito prendario (monte de
piedad) autorizada por el gobierno, el propietario no puede
obtener la restitución del bien a menos que reembolse al
establecimiento la cantidad que se dio en empeño más los
intereses acumulados, sin importar quién lo haya empeñado.

Adquisiciones en mercados regulados: Para los bienes


adquiridos en la bolsa, ferias, mercados o de comerciantes
legalmente establecidos que se dedican de manera habitual al
comercio de objetos similares, se aplicará lo que estipula el
Código de Comercio.

Estas excepciones se hacen para proteger tanto a los


compradores de buena fe como a las instituciones de crédito
que operan bajo la autorización del gobierno, y para alinear
las transacciones comerciales con las regulaciones del Código
de Comercio.

Asimismo, el artículo 870 amplía el alcance de la acción de


reivindicación más allá de la propiedad física. Según este
artículo, los derechos reales distintos del dominio también
pueden ser objeto de reivindicación. Los derechos reales son
derechos que otorgan a su titular una facultad directa e

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inmediata sobre un bien, como el usufructo, el uso, la
habitación, las servidumbres, entre otros.

Sin embargo, hay una excepción importante en este artículo;


no se puede reivindicar el derecho hereditario mediante la
acción de reivindicación. En su lugar, el derecho hereditario se
defiende o se reclama mediante un proceso diferente conocido
como la petición de herencia. La petición de herencia es el
mecanismo legal que permite a un heredero exigir que se le
reconozca su condición de tal y se le adjudiquen los bienes que
corresponden a su parte en la sucesión.

Por lo tanto, mientras que la reivindicación se utiliza para


reclamar la propiedad o los derechos reales sobre cosas
específicas, la petición de herencia es la vía para reclamar el
conjunto de bienes y derechos que conforman la herencia de
una persona fallecida.

También, tal como lo señala el artículo 871 de nuestro Código


Civil, es posible reivindicar una parte alícuota o cuota
determinada de propiedad pro indiviso de una cosa singular.
Esto significa que si varias personas son copropietarias de un
bien de manera indivisa (es decir, el bien no está físicamente
dividido en partes que pertenecen a cada copropietario),
cualquier copropietario tiene derecho a reivindicar su cuota
específica en la copropiedad.

Por ejemplo, si tres personas poseen una propiedad en partes


iguales, cada una tiene derecho a un tercio de la propiedad. Si
una de estas personas no está en posesión de su cuota parte,

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puede emprender una acción de reivindicación para que se le
reconozca y se le entregue su parte correspondiente de la
propiedad.

Esta disposición asegura que los derechos de los copropietarios


se mantengan y puedan ser ejercidos individualmente, incluso
en situaciones donde la propiedad no está dividida físicamente.

PERSONAS QUE PUEDEN REIVINDICAR


La acción reivindicatoria o de dominio es un derecho del que
goza el propietario pleno o el titular de la nuda propiedad de
una cosa (art. 872 CC). La propiedad plena incluye tanto el
derecho a disfrutar de la cosa (usus y fructus) como el derecho
a disponer de ella (abusus). En cambio, la nuda propiedad se
refiere al derecho legal sobre la cosa sin la capacidad de
disfrutar de sus beneficios, los cuales corresponden a otro,
como en el caso de un usufructo. Por su parte en el artículo
873, se indica una situación particular en la que se concede la
acción de reivindicación incluso si no se puede probar el
dominio pleno. Esta situación aplica a una persona que ha
perdido la posesión regular de la cosa y estaba en condiciones
de adquirir la propiedad por prescripción, es decir, por la
posesión continuada de la cosa durante el tiempo que la ley
establece. Sin embargo, esta acción no es válida contra el
verdadero dueño ni contra alguien que posea la cosa con igual
o mejor derecho, como sería el caso de otro poseedor que
también cumpla con las condiciones para adquirir por
prescripción.

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Estos artículos refuerzan la protección de los derechos de
propiedad y reconocen la prescripción adquisitiva como una
forma de obtener la propiedad, siempre y cuando no se oponga
al derecho de un propietario legítimo o de otro poseedor con
un derecho igual o superior.

PERSONAS CONTRA LAS CUALES PUEDE DIRIGIRSE


LA ACCION REIVINDICATORIA
La acción de dominio o acción reivindicatoria, debe dirigirse
contra el actual poseedor de la cosa que se desea reivindicar
(art 874). Esto significa que el propietario que busca recuperar
un bien debe entablar la acción legal contra la persona que en
ese momento tiene la posesión de dicho bien,
independientemente de cómo esta persona llegó a poseerlo. El
artículo 875 aborda la situación en la cual la persona contra
quien se dirige la acción reivindicatoria es simplemente un
tenedor de la cosa y no el poseedor en nombre propio. En este
caso, el mero tenedor está obligado a revelar el nombre y la
residencia de la persona en cuyo nombre tiene la posesión del
bien. Esto facilita al propietario el dirigirse contra el verdadero
poseedor en su acción reivindicatoria.

También en el artículo 876 se establece una protección


adicional para el propietario en casos de mala fe. Si alguien se
presenta como poseedor de la cosa reivindicada sin serlo
realmente y lo hace de mala fe, esa persona será condenada
a indemnizar al propietario por todos los daños y perjuicios
que este engaño haya causado. Esto actúa como un

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mecanismo disuasorio contra las declaraciones falsas sobre la
posesión y protege los intereses del propietario legítimo en el
proceso de reivindicación.

El artículo 877 establece que: La acción de dominio no solo


puede ejercerse contra el poseedor actual de la cosa, sino
también contra la persona que la enajenó (es decir, la vendió
o transfirió). El propósito es recuperar lo que el enajenante
recibió por la venta o transferencia del bien, especialmente en
situaciones donde esa enajenación ha hecho imposible o difícil
la persecución del bien para recuperarlo. Si el enajenante sabía
que el bien pertenecía a otra persona y aun así procedió con
su enajenación, puede ser obligado a indemnizar al propietario
por cualquier perjuicio que esto haya causado. Además, si el
propietario original acepta el pago realizado por la venta, esto
implica una confirmación de la transferencia efectuada por el
vendedor.

Cuando se dirige una acción de dominio contra un heredero,


solo puede ser por la porción específica que ese heredero tiene
en la propiedad en cuestión (art. 878). Además, cualquier
responsabilidad que el poseedor original tenía con respecto a
la propiedad, como los frutos producidos o los daños causados
a la propiedad, se traspasa a sus herederos. Estas
responsabilidades se dividen entre los herederos de acuerdo
con la proporción de su parte en la herencia.

El Artículo 879 de nuestro Código Civil indica que se puede


ejercer la acción de dominio contra una persona que poseía un

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bien de mala fe, incluso si ya no lo posee, como si todavía lo
tuviera. Esta persona es responsable de los frutos generados,
los daños causados y los gastos realizados mientras tuvo el
bien en su poder, igual que si hubiera sido un poseedor de
buena fe. Además, si esta persona paga el valor del bien y el
propietario acepta ese pago, asume los derechos del
propietario sobre el bien. Esto mismo se aplica si el poseedor
de buena fe se hace incapaz de devolver el bien por su propia
culpa durante un juicio. En estos casos, el propietario que
recupera el bien o su valor no está obligado a compensar a
ningún tercero por la pérdida del bien.

Además, en el Artículo 880 se establece que, en el proceso de


reivindicar un bien mueble, si existe la preocupación de que
este bien pueda perderse o deteriorarse mientras está en
manos del poseedor, el demandante puede solicitar que el bien
sea secuestrado (medida cautelar legal que implica tomar y
retener un bien mueble mientras se resuelve un litigio). El
poseedor actual debe aceptar este secuestro o proporcionar
una garantía adecuada de que devolverá el bien si la sentencia
final lo obliga a hacerlo.

Es importante recalcar en caso de bienes inmuebles que, si se


demanda la propiedad o cualquier otro derecho real sobre ellos,
el poseedor actual puede continuar disfrutando del inmueble
hasta que se dicte una sentencia definitiva y ésta sea firme, es
decir, no haya posibilidad de apelación o haya pasado el periodo
de tiempo para ello y la decisión sea inalterable (art. 881).

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En el artículo 882, se establece que la acción reivindicatoria
también se aplica al embargo de bienes que se encuentran en
manos de un tercero, cuando estos bienes corresponden a un
pago o intercambio (permuta) adeudado al poseedor que ha
transferido la propiedad de dicha cosa. En otras palabras, si un
poseedor que no es el propietario enajena (transfiere) la cosa
y tiene pendiente recibir un pago o ha acordado una permuta
por ella, el propietario puede reivindicar la cosa incluso si esta
está sujeta a un embargo en manos de un tercero.

PRESTACIONES MUTUAS
Si el poseedor pierde el juicio de reivindicación, debe devolver
el bien dentro del plazo que el juez determine. Si el bien fue
objeto de un secuestro, el demandante (actor) es responsable
de pagar los costos asociados con la custodia y conservación
del bien durante el tiempo que estuvo secuestrado. Sin
embargo, el demandante tiene derecho a ser reembolsado por
el poseedor que tenía el bien de mala fe (art. 883). Esto implica
que, si el poseedor actuó con conocimiento de que el bien no
le pertenecía, será responsable de cubrir los gastos incurridos
por el secuestro del bien tras la conclusión del juicio.

El Artículo 884 se refiere a la restitución de propiedades,


especificando lo que debe incluirse en el caso de que se ordene
devolver una propiedad al propietario legítimo después de un
proceso de reivindicación.

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• En el caso de una heredad (propiedad rural o finca), la
restitución incluye no solo la tierra en sí sino también
aquellas cosas que se consideran parte de la heredad o
que se tratan como inmuebles debido a su relación
directa con ella, de acuerdo con las definiciones del título
correspondiente del Código que trata sobre las diferentes
clases de bienes.
• Si se trata de la restitución de un edificio, se incluye
también la entrega de sus llaves.
• La restitución de cualquier bien también debe incluir la
devolución de los títulos de propiedad o documentos
relacionados con ese bien, siempre y cuando estos
documentos estén en manos del poseedor.

Aquí claramente está especificado que los elementos que no


forman parte integrante de la propiedad o que no son
inmuebles por conexión con ella no están incluidos en la
restitución a menos que se hayan mencionado específicamente
en la demanda y en la sentencia. Sin embargo, estos pueden
ser objeto de una reivindicación separada.

Por su parte, el artículo 885 diferencia las responsabilidades


de los poseedores de buena y mala fe con respecto a los
deterioros sufridos por la cosa en su posesión.

Poseedor de mala fe: Esta persona es responsable de


cualquier daño o deterioro que la cosa haya sufrido debido a
su acción o negligencia. Dado que el poseedor de mala fe es
consciente de que no tiene derecho a la cosa, cualquier daño

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que ocurra por su culpa lo hace directamente responsable ante
el propietario legítimo.

Poseedor de buena fe: Por otro lado, una persona que posee
la cosa de buena fe no es responsable de los deterioros
mientras esté en posesión de ella, a menos que se haya
beneficiado de esos deterioros. Un ejemplo sería si ha cortado
un bosque o árboles y ha vendido la madera o la leña, o si ha
utilizado estos recursos para su propio beneficio. En tales casos,
el poseedor de buena fe tendría que compensar al propietario
por los beneficios obtenidos de la destrucción o uso del bien.

Asimismo, en el artículo 886 se establecen las obligaciones del


poseedor de mala fe y del poseedor de buena fe en relación
con los frutos producidos por la cosa en cuestión:

Poseedor de mala fe: Esta persona debe devolver todos los


frutos naturales y civiles generados por la cosa, no solo
aquellos que efectivamente haya recolectado, sino también
aquellos que el propietario podría haber recolectado con un
esfuerzo razonable si hubiese tenido la cosa en su poder. Si
los frutos ya no existen o se han deteriorado mientras estaban
en su poder, el poseedor de mala fe debe pagar su valor como
si aún existieran o como si no se hubieran deteriorado.

Poseedor de buena fe: No está obligado a devolver los frutos


que haya recolectado antes de que se le notificara formalmente
la demanda (contestación de la demanda). Sin embargo, para
los frutos percibidos después de esa notificación, se aplican las
mismas reglas que para el poseedor de mala fe.

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Gastos de producción: En todos los casos de restitución de
frutos, se debe compensar al poseedor por los gastos
ordinarios que haya realizado para producir esos frutos. Esto
asegura que el poseedor no sufra pérdidas por los costos en
que haya incurrido al generar los frutos de la cosa.

El Artículo 887 del Código Civil aborda el tema de las expensas


(gastos) necesarias hechas por el poseedor de un bien, ya sea
de buena o mala fe, que después es requerido para devolver
dicho bien al propietario legítimo. Establece que:

Expensas en obras permanentes: Si el poseedor invirtió en


obras permanentes que fueron realmente necesarias para la
conservación del bien, tiene derecho a que se le reembolsen
dichas expensas. Sin embargo, el monto a reembolsar se
calculará en función del valor que esas obras tengan en el
momento de la restitución, no necesariamente el costo original
de la inversión.

Expensas sin resultado material permanente: Si los


gastos no resultaron en mejoras físicas permanentes en el bien
(como podría ser la defensa legal del bien), se reembolsarán
al poseedor en la medida en que hayan beneficiado al
propietario que reclama la cosa y siempre que se hayan
realizado con una inteligencia y economía razonables.

Este artículo busca equilibrar los intereses entre el propietario


legítimo y el poseedor, asegurando que este último no sufra
pérdidas por gastos necesarios que finalmente benefician al
propietario.

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Es importante señalar lo que refiere el artículo 888, ya que se
centra en las mejoras realizadas por un poseedor de buena fe
que posteriormente es vencido en un juicio de reivindicación.

Derecho a reembolso: Un poseedor de buena fe tiene


derecho a ser compensado por las mejoras útiles que haya
realizado en la cosa antes de que se le notificara formalmente
la demanda.

Definición de mejoras útiles: Se consideran mejoras útiles


aquellas que han incrementado el valor venal (valor de venta)
de la cosa.

Opciones de reembolso: El propietario que recupera la cosa


(reivindicante) puede optar entre pagar el valor actual de las
obras que constituyen las mejoras o el aumento en valor que
la cosa ha experimentado como resultado de dichas mejoras.

Obras realizadas tras la notificación: Si el poseedor de


buena fe hizo obras después de haber sido notificado de la
demanda, solo tendrá derecho a las compensaciones que se
estipulan para el poseedor de mala fe, según lo que se
establece en el artículo 889, el cual especifica que, a diferencia
del poseedor de buena fe, el poseedor de mala fe no tiene
derecho a ser compensado por las mejoras útiles que haya
hecho en la propiedad que está siendo reivindicada. Sin
embargo, se ofrece ciertas concesiones.

Derecho a retirar materiales: El poseedor de mala fe tiene


el derecho de retirar los materiales utilizados en dichas

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mejoras, pero solo bajo la condición de que pueda hacerlo sin
causar daño a la propiedad reivindicada.

Rechazo del pago por el propietario: Si el propietario que


recupera la cosa rechaza pagar el valor de los materiales
después de que estos sean separados de la propiedad, el
poseedor de mala fe puede retirarlos.

Lo que se busca es evitar que el propietario legítimo se


enriquezca injustamente a costa del poseedor de mala fe al
negar cualquier recompensa por mejoras que puedan haber
incrementado el valor de la propiedad, a la vez que ofrece un
medio para que el poseedor de mala fe recupere algo del valor
de su inversión en materiales.

El artículo 890 establece que los propietarios no están


obligados a compensar a los poseedores, ya sean de buena o
mala fe, por mejoras que se consideren voluntarias, como
elementos de lujo o decorativos que no aumentan
significativamente el valor de mercado de la propiedad. Los
poseedores solo pueden retirar los materiales de dichas
mejoras si es posible hacerlo sin dañar la propiedad y si el
propietario se niega a compensarles por estos materiales.
Además, según lo estable el artículo 891 el cual aclara las
condiciones bajo las cuales los poseedores pueden retirar
materiales de las mejoras que han realizado en la propiedad
reivindicada. La separación de los materiales no está permitida
si esta acción resulta en que la propiedad quede en peor
estado que antes de que se hicieran las mejoras. Asimismo, el

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poseedor puede retirar los materiales si puede y está dispuesto
a restaurar la propiedad a su estado original inmediatamente
después de la retirada de los materiales.

El Artículo 892 señala cómo se determina la buena o mala fe


del poseedor en relación con diferentes situaciones: Para los
frutos; La buena o mala fe se juzga en el momento en que los
frutos son recolectados o percibidos. Para las expensas y
mejoras; La buena o mala fe se considera en el momento en
que se hicieron los gastos o las mejoras en la propiedad.

Esto significa que la fe del poseedor se evalúa en el contexto


del tiempo específico de la acción: recolectar frutos o realizar
mejoras, no necesariamente en el momento en que comienza
el litigio o en otro momento del proceso de posesión.

El Código Civil de Honduras, establece en su artículo 893 que,


si el poseedor que ha perdido un caso de reivindicación tiene
derecho a recibir un pago por expensas y mejoras realizadas
en la propiedad, puede retener la posesión de la misma hasta
que se le pague o se le brinde una garantía suficiente, según
lo determine el tribunal.

Finalmente, El artículo 894 amplía la aplicación de estas


normativas, indicando que estas también se aplican a personas
que, sin tener la intención de ser propietarios, retienen
indebidamente una propiedad inmueble o mueble que tienen
en su tenencia a nombre de otra persona. Esto significa que
incluso si la retención no es con ánimo de dueño, las mismas
reglas sobre reivindicación, expensas y mejoras se aplicarán.

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CONCLUSIONES

1. La acción de reivindicación es un mecanismo legal en


Honduras que permite a los propietarios recuperar la
posesión de bienes específicos y determinados que no
poseen actualmente.
2. Los bienes inmuebles y muebles pueden ser objeto de
reivindicación, pero existen excepciones que protegen a
compradores de buena fe y a ciertas transacciones
reguladas por el Código de Comercio.
3. Los derechos reales distintos del dominio, como el usufructo
y las servidumbres, pueden reivindicarse, pero el derecho
hereditario se reclama a través de la petición de herencia.
4. En casos de copropiedad, un copropietario puede reivindicar
su cuota parte específica de una propiedad indivisa.
5. La acción de reivindicación se dirige contra el actual
poseedor del bien y puede incluir al que enajenó la cosa si
la transacción impide su recuperación.
6. Los poseedores de buena y mala fe tienen distintas
obligaciones y derechos relacionados con los frutos,
mejoras y deterioros del bien poseído.
7. Un poseedor vencido puede retener la cosa hasta que se le
compense por expensas y mejoras necesarias, con la
aprobación del tribunal.
8. Las reglas sobre la reivindicación aplican incluso a quienes
retienen un bien sin intención de ser propietarios,
subrayando la importancia de la posesión legítima y la tutela
de la propiedad en Honduras.

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BIBLIOGRAFÍA

Constitución de la República de Honduras

Código Civil de Honduras

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