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INTRODUCCIÓN
Los problemas que se plantean en la convivencia en pareja son tan variados que no es
fácil realizar una descripción general. A nosotros nos gusta distinguir dos grandes tipos de
situaciones. Por un lado, parejas que acuden a terapia porque a lo largo del tiempo sus
integrantes se han ido distanciando. Suelen tener poca intimidad, una erótica pobre,
Por otro lado, parejas en conflicto, en las que las disputas y los altercados son
como, por ejemplo, tener o no hijos, pero a menudo se producen en torno a temas
como la presencia de los «cuatro jinetes del Apocalipsis»: críticas personales, desprecio,
básico entre los estilos de apego de los miembros de la pareja (Tatkin, 2011) o a agravios
no resueltos del pasado, pero también puede haberse desarrollado recientemente a partir,
estrechamente ligados a las diferencias sexuales entre hombres y mujeres, que motivan
pero también dificultan la propia relación (Pérez Opi y Landarroitajáuregui, 1995). Estas
diferencias sexuales se ven amplificadas por la construcción cultural del género, por la
Desde el punto de vista sistémico, los problemas de pareja se suelen remitir al ciclo
vital (Haley, 1973, 1976; Carter y McGoldrick, 1989). Se entiende que las parejas pasan
una serie de crisis en función de las etapas de desarrollo que van cumplimentando: «crisis
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de compromiso», «crisis de convivencia», «crisis del primer hijo», «crisis del nido
vacío», etcétera. Los problemas surgen cuando la transición de una etapa a otra no se
Presentación clínica
no desea continuar como pareja sin irse a vivir juntos. A partir de aquí, lo más habitual es
que la iniciativa de acudir a un profesional sea de uno de los dos, que a menudo
solo a terapia. Aunque nosotros entendemos que se puede realizar un trabajo de pareja
con solamente uno de los miembros (Beyebach y Rodríguez Morejón, 1993), haremos
un esfuerzo por incluir a ambos en las sesiones. Las tareas que recogemos en este
Hay también parejas cuya consulta inicial se circunscribe a una dificultad concreta en
algunas tareas aplicables en esos casos, pero remitimos a la literatura especializada para
una descripción más detallada de los protocolos específicos.
posición omnipartidista, de modo que ambos integrantes sientan que como terapeutas
estamos de parte de cada uno de ellos y simultáneamente de parte de la pareja como tal.
Para ello apostamos por ver a la pareja siempre en formato conjunto; sólo en
Trabajo personal
Los cambios que propiciamos a nivel personal buscan aumentar el conocimiento mutuo y
Estrategia interpersonal
Desde el punto de vista relacional, entendemos que tanto para parejas conflictivas como
para aquellas distanciadas se debe trabajar necesariamente en dos frentes. Por un lado,
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ayudar a la pareja a reducir o controlar las interacciones negativas. Esto implica resolver
los conflictos resolubles, pero también sobrellevar los que resulten irresolubles, dejando
conflictivas, pero debe asimismo complementarse con una segunda línea de intervención:
de que ambos miembros de la pareja sientan que ganan en su interacción, que les
(«El bote de los deseos», «Los quince primeros minutos»). Para ello fomentaremos los
espacios, actividades y tiempos comunes con tareas como «La sorpresa» o «La cita», así
A veces, es necesario una tercera línea de intervención: tal vez la pareja esté
ligados a traumas del pasado. Tal vez, hace años, ella se negó a ir al funeral de la madre
de él; quizás él estaba de viaje justamente en el momento en que ella dio a luz a su
primer hijo; o a lo mejor ella cometió hace tiempo una infidelidad con el mejor de amigo
de él. En ese caso, habrá que dedicar un espacio a reelaborar y superar estas vivencias
negativas. Las tareas «Agravios y desagravios» y «Ritual de pasar página» cumplen este
objetivo.
orgánicas, así como los efectos secundarios de la medicación que puedan estar tomando
(por ejemplo, los antidepresivos tienden a disminuir el deseo sexual). A nivel cognitivo,
puede ser importante cuestionar algunos mitos y tabúes sobre la sexualidad, proporcionar
trampa que supone el exceso de atención consciente a procesos que en principio deberían
Además de las tareas específicas que presentaremos en los próximos tres apartados,
hay varias tareas genéricas que se prestan especialmente al trabajo con parejas.
(págs. 70-71).
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La tarea de «Haga algo diferente» (págs. 84-85) puede ser un buen inicio en la estrategia
negativas es que uno o ambos miembros de la pareja están desbordados por sus
emociones negativas, puede resultar útil hacerles alguna de las siguientes propuestas,
«La pequeña felicidad» (págs. 81-82), en este caso referida a alguna actividad
«Consejos de experto» (pag. 107), en este caso como una carta que se piensa y
redacta conjuntamente.
Como hemos señalado más arriba, el éxito de una terapia de pareja depende en buena
esto supone restablecer el aprecio por la otra persona y por la vida en común. En el nivel
emocional, recuperar las emociones positivas ligadas a la historia de la pareja. En el nivel
relación. Todas las tareas que presentamos a continuación inciden en una o varias de
estas dimensiones.
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RADARES POSITIVOS
Descripción:
Se le explica a la pareja que existen dos tipos de radares, los radares positivos y los
negativos. Estos últimos están destinados a protegernos de los peligros, los positivos son
los que detectan las situaciones placenteras. Después, se les pide que hasta la próxima
sesión activen el radar positivo y apunten aquellas cosas que capta el radar: lo guapa que
ves a tu pareja, algo bonito que ha dicho, un detalle que ha tenido, etcétera.
Indicaciones:
Esta tarea ayuda a cambiar el punto de vista en parejas que se han acostumbrado a
focalizar su atención en todo lo que no les gusta del otro. La tarea del radar les permite
fijarse en lo positivo a la vez que la atención del otro refuerza sus propias conductas
positivas.
Fuente:
centrada en las soluciones. Esta versión de los «radares» es de Esther Pérez Opi y José
Ramón Landarroitajáuregui.
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LA LISTA DE CUIDADOS
Descripción:
Se pide a la pareja que elabore una lista que contenga diez conductas referentes al
cuidado y a las atenciones que les gusta recibir a diario. Después, se les invita a que
traten de «pillar» a su pareja haciendo alguna de esas conductas y que las vayan
anotando en una hoja hasta la siguiente sesión. Al final del día, pueden hablar sobre las
Indicaciones:
miembros de la pareja valoren y reconozcan las conductas positivas que el uno hace por
el otro. Hablar sobre ellas unos minutos ayuda a darles más relevancia.
A tener en cuenta:
Puede resultar necesario que haya un ensayo previo durante la sesión sobre dos o tres
Fuente:
Se trata de una tarea recogida por José Navarro (Navarro Góngora, 1992).