Tema 1

CUESTIONES PRELIMINARES
Capitulo Página

1. LA ESCRITURA........................................................................................... 2

2. EL CONOCIMIENTO Y CONTROL DEL TIEMPO.......................................4

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1. LA ESCRITURA
La aparición de la escritura marca un antes y un después:

- El antes es la Prehistoria.

- El después es la Historia.

Se considera que todo ámbito donde la arqueología puede encontrar textos escritos cae dentro
del dominio de la historia. Sólo la escritura conserva los hechos históricos. Algunos
monumentos, pintura, dibujos, escenas e imágenes reproducidas sobre rocas u otros
instrumentos de uso común ponen de manifiesto la presencia y la intención del hombre de usar
algún instrumento para comunicarse y expresar sus sentimientos e ideas, aunque no se indica
tan claramente que hombres fueron ni cuáles eran sus sentimientos, ideas, creencias o
instituciones.

La escritura no fue el único sistema convencional de entenderse por medios gráficos

posteriores a los medios orales. La aparición de la escritura no se produjo repentinamente.
Tuvo una génesis lenta. En su desarrollo se buscaba la estructuración de una serie de signos
convencionales y fijos, siempre con el mismo significado, que facilitarán la comprensión por
parte de todos los contenidos objeto de la reproducción gráfica. La invención de la escritura se
considera que fue por grupos sucesivos de personas, incluso generaciones, más que una
persona individual.

Las investigaciones arqueológicas han permitido extender los conocimientos de la época

prehistórica. En la actualidad esta etapa del hombre sobre la tierra abarca muchos milenios. La
historia es deudora de la arqueología porque sus hallazgos han permitido extender el
conocimiento de épocas tan remotas.

La escritura es un sistema de intercomunicación humana mediante los signos convencionales

visibles. Las primeras escrituras fueron pictóricas en Mesopotamia y Egipto. Igual sucedió con
las escrituras azteca y maya. Tenían un nivel de sistematización y convencionalismo
comparable a la escritura cuneiforme sumeria y la de los jeroglíficos egipcios.

La escritura cuneiforme no fue la primera forma de escritura usada por los sumerios. Los
arqueólogos han encontrado en estratos más antiguos una escritura pictórica sobre piedra en
la que se reconocen signos como pies, manos, vasijas, etc.

En Mesopotamia, el comienzo de la escritura se sitúa en torno al 3300 a. C. En Egipto la

aparición se dio sobre el 3100 a. C.

Los escritores clásicos atribuían la invención de la escritura a los egipcios. Plinio afirmaba que
la primera escritura era la cuneiforme sumeria. Flavio Josefo señaló que los egipcios y
babilonios fueron los primeros en registrar por escrito los testimonios históricos, pero fueron los
fenicios los que difundieron el arte de escribir, primero a los griegos y después a todos los
lugares donde se extendió la actividad comercial.

El Imperio Romano favoreció la extensión de la cultura gráfica a la que pertenecemos.

Los soportes sobre los que se trazaron las primeras escrituras están vinculados a la
abundancia o escasez de determinados elementos: tablas de arcilla, rocas, papiro y otros.

En la región mesopotámica el barro era abundante y fácil de trabajar y preparar para recibir la
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escritura. Las tablillas de barro, una vez cocidas, ofrecen una gran resistencia a la erosión lo
que ha permitido la conservación de abundantes escritos sobre ellas.

Las incisiones cuneiformes se realizaban sobre el barro húmedo antes de ser cocido mediante
el instrumento llamado estilo que producía sus incisiones en forma de cuñas y en línea rectas,
con ausencia de líneas curvas y trazado con dirección de izquierda a derecha.

En Egipto se usaron tanto la pierda como la madera y el papiro. En los obeliscos de piedra se
habían grabado o esculpido las narraciones de los éxitos de los faraones.

La piedra llamada Rosetta y su inscripción en jeroglífico, en demótico y en griego, permitió

descifrar la escritura egipcia. Los egipcios también emplearon las hojas de papiro como soporte
de la escritura, trazada con el instrumento llamado cálamo y con tinta aplicada sobre el papiro,
preparado para recibir la escritura. La dirección de la escritura era de derecha a izquierda en la
escritura demótica y los jeroglíficos podían ser tratados igualmente en columna de arriba abajo.

Se afirma que la escritura nació vinculada a los templos mesopotámicos. Eran las
comunidades más importantes en aquella sociedad. Esta institución permanecía en el tiempo.
Tenían abundantes posesiones y necesitaban un sistema de contabilidad para llevar la
administración de sus propiedades. Los templos, según las tablillas encontradas, habían
formado escuelas en las que enseñaban a escribir a los miembros de su comunidad para
asegurar la continuidad de la administración y para fijar los signos convencionales fijos y
siempre idénticos que sirvieran de manera continuada para expresar sus necesidades
administrativas y contables.

Se conservan tablillas en las que a un lado están las anotaciones con modelos propuestos por
el maestro y al otro las copias realizadas por los alumnos. A estos templos está vinculada la
ciencia de la astronomía y la fijación del calendario, así como textos de carácter religioso,
político y de otros acontecimientos históricos.

Muchos autores señalan la exigencia de cubrir la necesidad de llevar las cuentas comerciales
entre los sumerios como el origen y desarrollo de la escritura. Las anotaciones comerciales en
tablillas son una de las características más desarrolladas entre las civilizaciones semíticas de
Mesopotamia y se considera un signo de especial desarrollo.

Entre los egipcios, el desarrollo de la escritura, aunque aún vinculado a los templos, es en la
administración al servicio del Estado la que lleva el peso de la actividad escrituraria.

Los escribas anotaban las hazañas de los faraones y los hechos importantes de la vida de los
egipcios. Los usos más antiguos de la escritura están relacionados con la consignación de las
inundaciones del Nilo. Pasadas estas, era preciso establecer de nuevo los límites de las fincas
para su siempre y recolección, marcar el nivel alcanzado por las aguas como advertencia y
recuerdo para años sucesivos y volver a establecer los tiempos de siembra. Por esto, los
escribas tendrán la necesidad de elaborar un calendario.

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2. EL CONOCIMIENTO Y CONTROL DEL TIEMPO

La fijación de los acontecimientos en el tiempo es la base de la historia. Nuestro calendario
solar procede de la reforma gregoriana de 1582, realizada por el Papa Gregorio XIII.

Para fijar todos los elementos de control del tiempo han tenido que nacer y desarrollarse unas
ciencias que pudieran medir el movimiento de la Luna, el Sol, los Astros y la duración exacta
de sus movimientos en el firmamento.

El día es una medina no alterable.

Las estaciones, aunque variables, son asumidas fácilmente por una economía agrícola.

Las semanas son un elemento artificial y los meses están vinculados a los cambios de la Luna.

Los años eran espacios de tiempo demasiado largos y fue muy difícil medir su duración.

El día de 12 horas y la noche de 12 horas parecen tener su origen en Babilonia. Llegarán a

nosotros a través de la cultura hebrea.

La semana tuvo el mismo origen y estaba vinculada al carácter sagrado del número 7. Los
hebreos se guían por un calendario lunar, pero para ellos todo giraba en torno al día de la
Pascua Judía que había de coincidir con el equinoccio de Primavera y con un día de Luna
Llena. La influencia religiosa y los hábitos culturales han facilitado la aceptación de esta
división temporal de la semana, convertida en división social y laboral del tiempo.

Los sabios sacerdotes de Babilonia, cuna de la astronomía, desarrollaron la medición del

tiempo fijando los movimientos de la Luna, al servicio de la religión. El calendario elaboró en
Babilonia y las culturas primitivas un ciclo de fiestas religiosas. Los días sagrados estaban al
servicio de los dioses. Estos festivos serán fijados por los sacerdotes. Hacia la mitad del
segundo milenio antes de Cristo, Babilonia ya tenía un calendario anual dividido en 12 meses
lunares que sumaban 354 días y añadían, tras un período de años no determinado, un mes
más, el trece, para hacer posible el ajuste de las fiestas, haciendo un año de 384 días. El
momento en que se añadía el nuevo mes lo decidirían los sacerdotes. En el S.VIII a. C. se
calculó que cada ciclo de 19 años había que añadir un mes más a los 12 meses del año lunar.

La ciudad egipcia de Alejandría tiene un lugar destacado en la elaboración del calendario. Los
egipcios se habían regido por un calendario lunar. La ciencia griega elaboró en aquella ciudad
un calendario solar. Los romanos comenzaron con uno lunar pero de 355 días al considerar los
número impares fastos y los pares nefastos y añadieron un mes de 22 ó 23 días alternativos
cada 2 años. Julio César decretó el año 46 a.C. que el año tendría 365 días y se añadiría uno
más cada 4 años.

El Concilio de Nicea (325 d.C.) ordenó que la Pascua se celebrase el primer Domingo después
de la primera luna posterior al equinoccio de Primavera. Es una fiesta móvil que puede caer
entre el 22 de Marzo y el 25 de Abril. La pascua, día de la resurrección de Cristo, es la principal
fiesta del Cristianismo y a partir de esa festividad se elabora y organiza todo el calendario
litúrgico de la Iglesia. Este calendario se usa como sistema de medición del tiempo y de
datación documental en zonas dependientes de la cultura cristiana.

Los musulmanes han tenido siempre un calendario lunar. Los antiguos árabes, como caldeos y
hebreos, intercalaban un período de tiempo equivalente a un mes entre los 12 meses para
cubrir el desfase en relación con el año solar. Mahoma prohibió esta, así como la realización de
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un calendario solar.

El año musulmán tiene 12 meses alternativamente de 30 y 29 días, lo que hace un total de 354
días por año.

Los ciclos de lunación entre los musulmanes son de 30 años, de forma que el último mes de
algunos de esos 30 años del ciclo tienen 30 días para corregir ese desfase. 33 años del
calendario juliano – gregoriano corresponden a 34 años del calendario musulmán, con una
diferencia de 5 ó 6 días.

La Iglesia Católica tras la consulta con los astrónomos de aquel tiempo durante el Pontificado
de Gregorio XIII reformó el calendario de Julio César suprimiendo 10 días de manera que a el
4/10/1582 le siguió el 15/10/1582. Este es el calendario vigente en el Occidente Europeo. Esta
reforma fue aceptada en los países occidentales con oposición en los de predominio
protestante.

En la Revolución Francesa se elaboró un nuevo calendario destacando el cambio de los

nombres de los meses y su adaptación al orden de la naturaleza y del clima, de las estaciones
y de la actividad agrícola. Las semanas pasaron a tener 10 días y los meses eran todos de 30
días, divididos en períodos de 10 días. Se implantó el 5/10/1793 y se abandonó, volviendo al
tradicional, el 1/1/1806.

Algunos pueblos primitivos de África tienen un calendario que determina los días festivos con la
celebración de actos religiosos o mágicos y que establece la periodicidad de la celebración de
estos según una determinación y control que corresponde establecer a los sacerdotes de los
santuarios importantes. Se denominan calendarios parlantes. Estos calendarios señalan la
gran importancia religiosa de los calendarios y se transmiten de generación en generación de
forma oral.

En todos los pueblos, el calendario ha sido elaborado lentamente y siempre con la pretensión
de controlar el tiempo. Fue el poder de los dioses o de fuerzas externas al hombre lo que ha
determinado que la distribución del tiempo se haya realizado de una u otra manera. El hombre
no tenía poder para controlar el tiempo.

Después fueron los sacerdotes los que elaboraron un calendario vinculado a las festividades
religiosas y los primeros en ejercer un poder sobre la sociedad mediante la distribución de los
días festivos y los de posible dedicación a ocupaciones humanas.

Una vez que los astrónomos y matemáticos consiguieron ajustar el tiempo al ciclo solar sin
olvidar el ciclo lunar, el calendario fue implantado reformado por el poder político o religioso.

El nombre del calendario deriva de la palabra “kalenda”, el primer día de cada mes.

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