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Ópera: Fidelio, de Ludwig

van Beethoven
Magda Ruggeri Marchetti

Fidelio, de Ludwig van Beethoven. Libreto de Josef Sonnleithner, Stephan von Breuning y
Georg Friedrich Treitschke. Director musical: Eivind Gullberg Jensen. Director de escena: Chris
Kraus. Escenógrafo: Maurizio Balò. Figurinista: Anna María Heinreich. Iluminador: Gigi Sac-
comandi. Director artístico de los coros: Erwin Ortner. Intérpretes: Clifton Forbis, Anja Kampe,
Giorgio Surjan, Julia Kleiter, Jörg Schneider, Albert Dohmen, Diógenes Randes. Coro Arnold
Schoenberg y de la Comunidad de Madrid. Mahler Chamber Orchestra. Teatro Real (Madrid),

La gestación de esta ópera, la única de El Teatro Real ha coproducido esta ópera


Beethoven, fue larga y atormentada. La pri- con los Teatros de Reggio Emilia, el Festi-
mera versión es de 1805, la segunda de 1806 val de Baden-Baden, el Teatro Comunale de
y la definitiva fue estrenada en Viena en el Módena y el Teatro Comunale de Ferrara y
Teatro Kärntnertor el 23 de mayo de 1814. ha conseguido traer la batuta de Claudio Ab-
Escrita en plena madurez de su autor, puede bado por primera vez a España. El gran di-
considerarse el primer ejemplo de síntesis rector italiano, por medio de su concienzudo
entre música sinfónica y ópera, que después trabajo y una rigurosa selección de músicos
se desarrollará en el Romanticismo. El ar- de numerosos países, ha formado en 1997 la
gumento está basado en el libreto de Boui- Mahler Chamber Orchestra, que nos ha re-
lly, Léonor ou l’amour coniugal (1798), que galado una perfecta ejecución también en la
narra un hecho real, sucedido en una cárcel representación dirigida por el joven Eivind
francesa durante el Terror, pero la historia Gullberg Jensen (1972). Los músicos han
se trasladó a Sevilla en el siglo xvii: Florestan sabido crear tensión expresiva, subrayar los
ha desaparecido hace más de dos años y es contrastes entre lo épico y lo poético, inspirar
prisionero de Pizarro, un cruel dictador. Su emoción y pasión, en una palabra, dar prueba
mujer, Leonor, disfrazada de Fidelio, se halla de cumplida maestría. Recordamos especial-
a la búsqueda de su marido y sospecha con mente la maravillosa obertura, fuerte y enér-
razón que se encuentra encerrado en las maz- gica, que subraya el cambio estilístico con las
morras de la cárcel, donde se sabe que hay un primeras escenas, sosegadas y teñidas de tris-
recluso encadenado y torturado. teza, así como la entrada de Pizarro, donde

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n Fidelio, de Ludwig van Bethoven. Teatro Real, Madrid, 19 d’abril de 2008.
(Javier del Real)

la orquesta se expresa con toda su potencia presenta Pizarro. En conjunto, la puesta en


y violencia. No podemos aquí entrar en de- escena nos ha parecido coherente y lograda,
talles, pero baste decir que una agrupación pero es discutible la interpretación del final.
de 46 músicos consigue igualar por precisión Beethoven lo había concebido como una
y volumen de sonido los efectos de una or- afirmación de la libertad y de la justicia con-
questa de un número considerablemente tra la tiranía. Chris Kraus viste al ministro
mayor de elementos. Otro gran acierto fue la Don Fernando de obispo, que termina con
decisión de unir a los dos coros, que ofreci- la felicidad de los presos, empujados por un
eron una actuación vigorosa en especial en el cordón de guardias otra vez hacia la cárcel,
grandioso coro final, potenciado por una luz y haciendo aparecer varias guillotinas en el
cegadora, símbolo de libertad tras la opresiva fondo. ¿El poder es siempre violento?
oscuridad de la cárcel. Siempre muy conse- El reparto canoro es correcto, pero no al-
guido el uso de las luces de Gigi Saccomandi. canza la gran calidad de la orquesta ni de la
El cineasta Chris Kraus, en su primera puesta en escena. Destacaron Anja Kampe
experiencia operística, traslada la historia al que, aunque no es la soprano dramática que
París de la Revolución y llena la escena de se necesitaba, encarna a una fuerte Leonor,
símbolos de muerte, destacando entre todos limpia en los agudos. Julia Kleiter dibujó
una gran guillotina que se eleva en el centro una Marcelline ingenua; Albert Dohmen, un
del escenario mientras Marcelline la limpia rotundo Pizarro, con agresividad y potencia
como si fuera la tarea doméstica más normal. en la voz, sobresaliendo en el dúo con Rocco
En el fondo aparecen, en ocasiones, un gra- (Giorgio Surjan). Todo el conjunto, con la
derío de bustos de condenados con capucha orquesta a la cabeza, consiguió un gran es-
negra y, en primer término, cabezas cortadas pectáculo que arrancó de un público entu-
por el suelo, creando un terrible y sombrío siasmado reiterados y efusivos aplausos, con
ambiente carcelario. El director concibe el ovaciones especiales a los músicos de quienes
poder como un minusválido en silla de rue- todos apreciaron el virtuosismo. ¡Fue una
das o sostenido por muletas, pues así se nos gran noche en el Real!

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