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En lógica, una falacia (del latín fallacia ‘engaño’) es un argumento que parece válido,

pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionadamente para persuadir o


manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos
o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que
se debe poner mucha atención para detectarlas.

1. Generalización precipitada: Se generaliza a partir de casos poco representativos


o insuficientes.
- ‘Conozco a varias personas de barrios pobres y casi todos han robado varias
veces. Por lo tanto, los pobres suelen ser ladrones’.
- ‘En la boda he hablado con mi nuevo cuñado y no me ha caído nada bien.
Seguro que no me voy a llevar bien con la familia política de mi hermana’.
2. Falacia del hombre de paja o del espantapájaros : Se deforma la tesis del
contrario hasta que sea fácil refutarla. Se caricaturizan los argumentos del
oponente, tergiversándolos o exagerándolos:

o A: Creo que es malo que los adolescentes vayan solos de vacaciones


B: Dejarlos encerrados en casa perjudica su desarrollo emocional
o A: Creo que es malo que los niños salgan solos a altas horas de la noche
B: ¿Acaso van a volverse sádicos, drogadictos y violadores?

3. Falacia ad consequentiam: Presenta el argumento válido dependiendo de si sus


consecuencias son positivas o negativas. ‘Su mujer no puede ser adúltera, él se
habría enterado’.
4. Falacia ad hominen: En lugar de refutar lo dicho, se descalifica al oponente.
- Usted no puede decir que mi acción es inmoral porque ha estado en la cárcel
5. Falacia ad ignorantiam: Se sostiene una afirmación ante la ausencia de pruebas
en su contra. Se argumenta la verdad de un razonamiento porque nadie ha
demostrado su falsedad; o bien se admite la falsedad de un razonamiento, porque
nadie ha demostrado su verdad.
- ‘Debe haber fantasmas porque no se ha podido demostrar que no los hay’.
Este razonamiento solo es aceptable en el campo de la justicia, cuando se supone
la inocencia de la persona: “Todo el mundo es inocente mientras no se
demuestre lo contrario”. Es la presunción de inocencia.
6. Falacia ad populum: Se apela a la validez de una afirmación por el número de
personas que la sostienen. El político que hace su campaña electoral
“argumenta” que debe recibir nuestros votos porque todo el mundo vota por él.
Pero la aceptación popular de una actitud o de un producto no demuestra que sea
bueno o verdadero; el asentimiento general a una opinión no demuestra su
verdad.
- Todo el mundo defrauda impuestos ¿quieren condenarme por haberlo hecho
yo solo una vez y en tan poca cantidad?
7. Falacia ad verecundiam: El argumento se defiende por la cita de una autoridad.
8. Falacia de composición o división: Atribuir a un conjunto una cualidad que
únicamente es cierta en sus componentes.
- ‘Le gustan los bocadillos de queso y chocolate’ ‘Tu familia es católica,
luego tú eres católico’.
9. Falacia causística: acudir a ejemplos poco relevantes. Refuta una regla general
alegando una excepción irrelevante.
- ‘La violencia machista es mentira: mi vecina pega a su marido’. Son ejemplos
menores.

10. Apelación a la tradición: Implica que si algo viene haciéndose desde hace mucho
tiempo, es porque es verdadero y correcto:

- Las mujeres deben quedarse en casa porque así se ha hecho siempre

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