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Este documento describe las preparaciones para una fiesta tradicional llamada Yawar en la ciudad de Puquio, Perú. Los residentes locales se preparan para capturar a un toro salvaje llamado Misitu como parte de la celebración. Sin embargo, surgen problemas cuando el gobierno prohíbe que la fiesta siga las tradiciones indígenas y exige que se realice según las reglas españolas de tauromaquia con un torero profesional. A pesar de contratar a un torero español, el pueblo de Puquio finalmente
Este documento describe las preparaciones para una fiesta tradicional llamada Yawar en la ciudad de Puquio, Perú. Los residentes locales se preparan para capturar a un toro salvaje llamado Misitu como parte de la celebración. Sin embargo, surgen problemas cuando el gobierno prohíbe que la fiesta siga las tradiciones indígenas y exige que se realice según las reglas españolas de tauromaquia con un torero profesional. A pesar de contratar a un torero español, el pueblo de Puquio finalmente
Este documento describe las preparaciones para una fiesta tradicional llamada Yawar en la ciudad de Puquio, Perú. Los residentes locales se preparan para capturar a un toro salvaje llamado Misitu como parte de la celebración. Sin embargo, surgen problemas cuando el gobierno prohíbe que la fiesta siga las tradiciones indígenas y exige que se realice según las reglas españolas de tauromaquia con un torero profesional. A pesar de contratar a un torero español, el pueblo de Puquio finalmente
Los primeros capítulos ofrecen el trasfondo histórico de los hechos dramáticos
que van a seguir. Se habla de un tiempo en que la ciudad de Puquio y los lugares aledaños eran propiedad de los ayllus (comunidades indígenas), los mismos que después fueron invadidos por los mistis (gente blanca y mestiza), quienes se apoderaron de las tierras de cultivo para convertirlas en pastizales para alimento del ganado. Luego se narra las preparaciones para el turupukllay (corrida de toros) en el marco de las celebraciones por el aniversario patrio; se oyen cánticos, suenan los wakawakras, trompetas de cuerno de toro que se tocan incesantemente durante las fiestas. Dos comunidades de indígenas, K’ayau y Pichk’achuri, rivalizan por destacarse en la fiesta. Los de K’ayau se ofrecen a capturar a Misitu, un famoso toro montaraz que vive en la puna. Entonces surge una apuesta entre don Julián Arangüena —hacendado en cuyos dominios pasta el toro— y don Pancho Jiménez —comerciante mestizo— sobre si los de K’ayau serán o no capaces de capturar a la fiera. Los comuneros logran la hazaña y trasladan al toro al pueblo, en medio de un ambiente de fiesta. Aparecen los problemas cuando el subprefecto prohíbe por mandato del gobierno central que la fiesta sea a la manera «india», es decir, con la intervención del público como toreros espontáneos y con el uso de dinamita para matar al animal. Los principales mistis sugieren que la fiesta sea en adelante con la participación de un torero profesional y que se sigan las reglas de la tauromaquia española. El pueblo de Puquio no está de acuerdo con que se realice la fiesta de la manera como quiere el gobierno central, pero algunos puquianos que radican en Lima contratan un torero español y lo envían a Puquio. Llega el día de la fiesta taurina, y el pueblo puquiano impone finalmente su tradición. El torero español es abucheado y en su lugar entran al coso los toreros puquianos, para lidiar a la manera «india», ante lo cual el subprefecto y las demás autoridades no se atreven a oponerse, temerosos de la reacción de la muchedumbre.