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Introducción a la Ciencia Política

Evidencia 3

Análisis de la dinámica del sistema político


mexicano

Garcia López Allison Gabriela- 2102515

Guevara Ruiz Danna Sherlyn-2098947

Ibarra Elizondo Natalia Anaid-2089454

Grupo: 1MN Aula: B07


El sistema político mexicano ha experimentado una serie de cambios
significativos a lo largo de su historia. Desde su independencia en 1821 hasta
la actualidad, México ha pasado por diversas etapas políticas y ha visto la
evolución de su sistema político. El sistema político mexicano ha
experimentado una serie de cambios significativos a lo largo de su historia.
Desde su independencia en 1821 hasta la actualidad, México ha pasado por
diversas etapas políticas y ha visto la evolución de su sistema político.

El sistema político en México, destacando el papel predominante de los


"hombres fuertes" o caudillos en la presidencia desde su independencia. El
Poder Ejecutivo ha sido fundamental ya que el país ha optado por un
presidencialismo exacerbado en lugar de un sistema presidencial clásico. La
diferencia se basa en la definición de Maurice Duverger, quien describe el
presidencialismo como una deformación del régimen presidencial clásico y
una excesiva concentración de poder en el presidente. Además, que, en el
presidencialismo, la división de poderes en la Constitución no se refleja en la
práctica, con el Legislativo y el Judicial subordinados al Poder Ejecutivo. Esto
se extiende a los poderes locales. Se cree que el presidencialismo debilita la
sociedad civil, lo que limita la capacidad de actores sociales para operar de
manera independiente en asuntos políticos significativos, como partidos
políticos, organizaciones empresariales, medios de comunicación y
comunidades académicas.

Analizando el texto pudimos comprender los motivos por los cuales la


presidencia ha acumulado tanto poder en todos estos años.

El Liderazgo en el partido predominante, que incluye a las principales centrales


obreras, campesinas y profesionales. También el debilitamiento del Poder
Legislativo, ya que la mayoría de los legisladores son miembros del partido
predominante y temen oponerse al presidente debido a las limitadas
posibilidades de éxito y al riesgo para sus carreras políticas. La Influencia en la
Suprema Corte de Justicia a través de nombramientos de elementos políticos
afines a los intereses del presidente. Siempre se ha tenido un control
significativo sobre la economía a través de instituciones como el banco central,
organismos descentralizados y empresas de participación estatal, junto con
amplias facultades en asuntos económicos, también la Institucionalización del
ejército, cuyos líderes dependen del presidente, Influencia en la opinión
pública mediante el control y las facultades relacionadas con los medios de
comunicación masivos, amplias facultades constitucionales y extra legales,
como la capacidad de designar su sucesor y a los gobernadores en los estados
y gobierno directo sobre la región más importante del país.

El papel que ha jugado el Poder Legislativo dentro del sistema político


mexicano ha sido extremadamente pobre. El Legislativo abdicó de sus
principales funciones: hacer leyes y servir como mecanismo de control hacia
el Ejecutivo.

Las Cámaras legislativas siempre fueron vistas como puestos políticos de


segunda categoría y no como cargos fundamentales para el desarrollo político
y jurídico del país.

La Constitución de 1917, en un principio, contemplaba la posibilidad de


reelegirse por parte de los legisladores. No fue sino hasta 1933 que se realizó
una importante reforma a la Constitución: se prohibió la reelección
consecutiva, no sólo de los legisladores federales, sino que igual medida se
adoptó para las legislaturas locales y para los municipios.

La presidencia ha influido en el desarrollo del Poder Judicial desde el mismo


nombramiento de sus integrantes. Con la subordinación legislativa, el
presidente nombró a quien quiso como funcionario judicial.

Ahora hablaremos sobre El poder de la presidencia mexicana, al contar con


amplísimas facultades tanto constitucionales como metaconstitucionales,
resultó incontrastable. Pero sin duda la gran fuerza que se concentró en la
institución presidencial tenía ciertos límites. Sus limitantes no tienen que ver
con los linderos “clásicos” , es decir, con aquellos que surgen de la división de
poderes. Por el contrario, durante este periodo el Ejecutivo careció por
completo de los frenos y los contrapesos que podrían significar los pode-res
Legislativo y Judicial (controles horizontales), y menos aún el freno de la
distribución de competencias que significa el sistema federal, es decir,
tampoco operaban los controles de tipo vertical.

Para que la presidencia pudiera llegar a concentrar todo este poder era
necesario subordinar el funcionamiento de las restantes instituciones
políticas. Esto se llevó a cabo a través de la penetración y posterior anulación
de sus respectivas atribuciones, y fue hecho mediante un abuso de las
prerrogativas presidenciales, para absorber las facultades desde los demás
poderes estatales que pudieran haber funcionado como contrapeso.

Para que la presidencia de la República se pudiera consolidar como el eje sobre


el que se estructuraba el poder de todo el entramado institucional, tuvo que
adoptar una larga serie de medidas, tal y como quedó demostrado en los
apartados precedentes. La instauración del presidencialismo omniabarcante
fue la característica distintiva del régimen: la consolidación del sistema priísta
no es más que un largo recorrido en la afirmación de la autoridad presidencial.
Ello implicó la expulsión en la toma de decisiones de una buena parte de los
actores políticos; a partir de este puntose explica la subordinación del Poder
Legislativo, la irrelevancia de los jueces y el sometimiento de las regiones al
centro; incluso de ahí se explica-ca, también, la escasa importancia del PRI
como partido político y su capitulación como una instancia de toma de
decisiones.
El hiperpresidencialismo construido por el régimen posrevolucionario ofreció
al país una serie de desventajas y de ventajas. Entre las prime-ras destaca su
nulo contenido democrático: si uno de los principios básicos de la democracia
es la división de poderes, en el presidencialismo mexicano ésta fue inexistente.
Por el contrario, entre las ventajas que aportó destaca el papel desempeñado
en la tan necesaria centralización y unificación del poder político, poniendo fin
a la fragmentación de las fuerzas políticas que imperaba en el país posterior a
la revolución. El presidencialismo ha sido, a pesar de lo rudimentario que
pudiera llegar a resultar, la única forma de organización política que realmente
ha contenido el poder a lineamientos claros y a reglas del juego bien definidas.

La coalición política de los revolucionarios, de forma inteligente, instituyó un


sistema de partido sumamente ingenioso y eficaz para lograr su propósito
principal: monopolizar el poder durante el mayor tiempo posible. Se
instrumentó un tipo de partido que Giovanni Sartori ha calificado como
hegemónico. Este sistema, a diferencia de uno unipartidista, se estructura en
torno a un partido con un dominio abrumador que, sin embargo, permite la
existencia de otros institutos políticos, pero siempre enmarcados en la
periferia: como partícipes secundarios o de segunda clase.

El partido oficial —creado por Calles y consolidado por Cárdenas—si bien tiene
un carácter hegemónico, desempeña funciones vitales para el mantenimiento
y el equilibrio del sistema político en su conjunto. El PRI es un partido que no
nació con la finalidad de disputar el poder frente a sus adversarios políticos en
las urnas. Por el contrario, surgió para contener en su seno el entramado
institucional del nuevo régimen, abriendo un espacio en el que las élites de la
coalición en el poder pudieran entablar negociaciones internas y ponerse de
acuerdo para no afectar sus intereses,
distribuirse los cargos públicos de manera civilizada, conservar el poder de
forma monopólica, reclutar a los nuevos miembros de la propia élite, llevar a
cabo las movilizaciones que ocasionalmente requiere el régimen y, por último,
en tiempos de campaña electoral, poner en contacto a sus candidatos (y
futuros gobernantes) con la sociedad. Como vemos, el PRI ocupó un papel
central dentro del régimen, sólo subordinado a la presidencia de la República.
Sin embargo, a la vez y deforma paradójica, fue “mucho menos que un partido,
porque su intervención en el diseño de los programas de gobierno y en el
proceso de tomade decisiones políticas o administrativas y en general en el
curso de los asuntos públicos, era mínima”
Conclusión:
El sistema político mexicano ha experimentado una transformación
significativa a lo largo de su historia. Desde sus inicios como colonia española
hasta la independencia, pasando por la Revolución Mexicana y la posterior
consolidación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como el partido
hegemónico, México ha recorrido un largo camino hacia su actual sistema
político caracterizado por la democracia y la pluralidad.

La transición a la democracia en México marcó un hito importante en la


historia del país. La alternancia en el poder y la apertura política permitieron
la participación de múltiples actores y partidos políticos en el proceso
electoral. Este cambio significativo llevó a una mayor representatividad y un
sistema político más justo y equitativo.

Sin embargo, a pesar de los avances, el sistema político mexicano aún enfrenta
numerosos desafíos. La corrupción sigue siendo un problema sistémico
arraigado en la política y la sociedad, afectando la confianza en las
instituciones. La inseguridad y la violencia también representan obstáculos
significativos para el desarrollo y la estabilidad del país.

La desigualdad económica y social es otro desafío persistente. A pesar de los


esfuerzos por implementar políticas de bienestar y redistribución de la riqueza,
la brecha entre ricos y pobres sigue siendo amplia, lo que crea tensiones y
conflictos en la sociedad.

Además, la influencia del crimen organizado en la política mexicana sigue


siendo un problema grave. La corrupción y la impunidad han permitido que los
cárteles de la droga y otros grupos criminales tengan un impacto significativo
en la toma de decisiones políticas y en la seguridad del país.

La relación con los Estados Unidos también desempeña un papel fundamental


en la política mexicana. Las cuestiones de migración, comercio y seguridad son
temas recurrentes en la agenda bilateral, y las decisiones políticas en ambos
países tienen un impacto directo en la dinámica política mexicana.
La participación ciudadana y la sociedad civil han cobrado un papel cada vez
más relevante en la política mexicana. Movimientos sociales, protestas y
organizaciones no gubernamentales han presionado por la rendición de
cuentas, la justicia social y el respeto a los derechos humanos. Estos actores
han contribuido a dar voz a las demandas de la población y a impulsar cambios
en la política y la legislación.

En cuanto a las perspectivas futuras, el sistema político mexicano seguirá


evolucionando para enfrentar estos desafíos. La consolidación de la
democracia, la lucha contra la corrupción y la mejora de la seguridad son áreas
cruciales que requieren atención continua. La sociedad mexicana, en su
diversidad, jugará un papel fundamental en la configuración del futuro político
del país, exigiendo un gobierno más transparente y efectivo.

En resumen, el sistema político mexicano ha recorrido un largo camino desde


sus raíces coloniales hasta su actual configuración democrática. Aunque ha
habido avances notables, los desafíos persistentes, como la corrupción, la
inseguridad y la desigualdad, requieren una atención constante. La sociedad
mexicana y sus instituciones deben seguir trabajando juntas para lograr un
México más justo, seguro y próspero en el siglo XXI. La historia y la dinámica
política de México continúan siendo un tema apasionante y en constante
evolución en el panorama político global.

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