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Evidencia 3
Para que la presidencia pudiera llegar a concentrar todo este poder era
necesario subordinar el funcionamiento de las restantes instituciones
políticas. Esto se llevó a cabo a través de la penetración y posterior anulación
de sus respectivas atribuciones, y fue hecho mediante un abuso de las
prerrogativas presidenciales, para absorber las facultades desde los demás
poderes estatales que pudieran haber funcionado como contrapeso.
El partido oficial —creado por Calles y consolidado por Cárdenas—si bien tiene
un carácter hegemónico, desempeña funciones vitales para el mantenimiento
y el equilibrio del sistema político en su conjunto. El PRI es un partido que no
nació con la finalidad de disputar el poder frente a sus adversarios políticos en
las urnas. Por el contrario, surgió para contener en su seno el entramado
institucional del nuevo régimen, abriendo un espacio en el que las élites de la
coalición en el poder pudieran entablar negociaciones internas y ponerse de
acuerdo para no afectar sus intereses,
distribuirse los cargos públicos de manera civilizada, conservar el poder de
forma monopólica, reclutar a los nuevos miembros de la propia élite, llevar a
cabo las movilizaciones que ocasionalmente requiere el régimen y, por último,
en tiempos de campaña electoral, poner en contacto a sus candidatos (y
futuros gobernantes) con la sociedad. Como vemos, el PRI ocupó un papel
central dentro del régimen, sólo subordinado a la presidencia de la República.
Sin embargo, a la vez y deforma paradójica, fue “mucho menos que un partido,
porque su intervención en el diseño de los programas de gobierno y en el
proceso de tomade decisiones políticas o administrativas y en general en el
curso de los asuntos públicos, era mínima”
Conclusión:
El sistema político mexicano ha experimentado una transformación
significativa a lo largo de su historia. Desde sus inicios como colonia española
hasta la independencia, pasando por la Revolución Mexicana y la posterior
consolidación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como el partido
hegemónico, México ha recorrido un largo camino hacia su actual sistema
político caracterizado por la democracia y la pluralidad.
Sin embargo, a pesar de los avances, el sistema político mexicano aún enfrenta
numerosos desafíos. La corrupción sigue siendo un problema sistémico
arraigado en la política y la sociedad, afectando la confianza en las
instituciones. La inseguridad y la violencia también representan obstáculos
significativos para el desarrollo y la estabilidad del país.