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Facultad de Humanidades

Escuela de Psicología
Cátedra de Psicología clínica

Psicología Clínica -PSI-341


Nombre: Ermi Martínez Matricula: CF-9680

Sección I: Introducción al área


Capítulo 3: Modelo de desarrollo, conducta y personalidad

Propósito de una teoría


La teoría específica o marco conceptual, en la que se apoya un Psicólogo Clínico determina
cual información atenderá y cuál ignorará.
Las teorías son esenciales en la Psicología Clínica, por qué ayudan a los Clínicos a
ORGANIZAR y ESTRUCTURAR la forma en que piensan acerca de las personas y sus
problemas o situaciones, e influyen en la aproximación con la que aborden la evaluación y
el tratamiento.
Pensamiento Crítico acerca de la Teoría
Una teoría adecuada para usarse en la Psicología Clínica debe cumplir seis criterios
básicos:
1. Debe ofrecer la explicación más parsimoniosa del problema en cuestión.
2. Sus principios centrales deben ser lógico e internamente consistentes.
3. La teoría debe ofrecer hipótesis claras y comprobables.
4. Debe apoyarse en la investigación empírica.
5. Debe ser capaz de explicar diversos problemas en personas con antecedentes
diversos.
6. Debe ser capaz de cambiar y desarrollar en respuestas a información novedosa.

Los trabajos principales de cualquier teoría son dar cuenta de los hechos ya conocidos y
pronosticar nuevos hechos para descubrir.
Parsimonia
La ley de la Parsimonia que guía toda teoría científica afirma que la mejor explicación de
cualquier fenómeno es siempre la explicación más simple. Es decir, la mejor teoría para
explicar cualquier problema o conjunto de observaciones solo incluirá aquellos elementos
y proposiciones que sean necesarios y suficientes para explicar lo que ha sido observado;
cualquier otro elemento en una temía será superfluo.
La necesidad de Parsimonia se equilibra, por la preocupación de que la teoría no debe ser
demasiado simple en la explicación adecuada del fenómeno.
Según Judson, 1980. Una buena teoría debe tener los rasgos críticos del fenómeno a la vez
que deja fuera los detalles triviales o innecesarios.
Consistencia lógica e interna
Una teoría adecuada debe tener consistencia interna; es decir, debe ser consistente consigo
misma.
Una proposición debe conducir a la siguiente de una manera acumulativa, donde cada
elemento se construye en forma lógica sobre los que llegaron antes.
Es crucial que los elementos de la teoría no se contradigan entre sí.
En el centro de todas las teorías psicológicas se encuentran las suposiciones fundamentales
acerca de la naturaleza humana.
Comprobabilidad
• Una teoría debe generar una hipótesis que puedan someterse a comprobación.
• Desde la perspectiva de la filosofía de la ciencia, una teoría debería generar un
conjunto de proposiciones refutables, es decir, que puedan ser disprobadas.
• La comprobabilidad de una teoría se relaciona con su consistencia lógica e interna.
• La comprobabilidad es más fácil si los elementos pueden medirse mediante la
observación directa de un observador externo, en lugar de ser medidos directamente
mediante un individuo que proporciona información a la cual sólo él o ella tienen
acceso.
Apoyo mediante la investigación empírica
Una teoría debe ser susceptible de comprobación en la investigación empírica.
Por más elaborada y fascinante que pueda ser una teoría, será de poca utilidad para los
psicólogos clínicos hasta que se haya puesto a prueba su explicación de los pensamientos,
emociones y conducta de la gente real, en especial de la gente que experimenta problemas
psicológicos.
Una teoría están sólida como la evidencia que lo apoya.
Aplicación a diversos problemas y diversas personas
Una teoría resulta útil para los psicólogos clínicos no puede limitar su alcance a solo ciertas
categorías de personas y sus dificultades.
Una teoría debe ser sensible a esas diferencias sí ha de ser útil para los psicólogos clínicos
que trabajan con poblaciones diversas.
La capacidad de una teoría para explicar la diversidad es una función tanto de la forma en
que la teoría se construyó como de los tipos de investigación realizada para probarla.
Cambio y capacidad de crecimiento
La relación entre la teoría y los datos empíricos es una avenida de dos vías.
Sin una teoría no sabes qué buscar y no puedes revisar la teoría sin mirar el hecho; y el
hecho sólo es significativo a la luz de alguna construcción teórica.
Los datos empíricos son esenciales para corroborar las ideas centrales de una teoría y para
guiar posteriores elaboraciones de la teoría.
La teoría debe ser capaz de cambiar en respuesta a los desafíos de los datos: la alternativa
es la adherencia dogmática a una teoría a pesar de la evidencia en su contra.
Teorías de la conducta, desarrollo y psicopatología
Teorías psicoanalítica y psicodinámica
Freud La teoría más antigua y más debatida de la psicopatología comienza con el trabajo
de Sigmund Freud, un brillante neurólogo austriaco que desarrolló sus ideas acerca de la
personalidad y la psicopatología a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Las teorías psicoanalítica y psicodinámica, desarrolladas primero por Freud, plantean que
la psicopatología, y en particular la ansiedad, la causan los conflictos inconscientes entre
el ello, el yo y el superyó. Esos conflictos involucran sentimientos y recuerdos inaceptables
que la persona mantiene fuera de la conciencia mediante el uso de varios mecanismos de
defensa.
Teorías conductuales y cognitivas
Las teorías conductual y cognitiva se centran en el aprendizaje de conductas desadaptadas
por medio del condicionamiento clásico u operante, o en la operación de esquemas
cognitivos, o filtros, por medio de los cuales la gente interpreta los acontecimientos de su
mundo.
Teoría del aprendizaje social
Un cambio importante en la teoría conductual se produjo cuando Albert Bandura, de la
Stanford University, condujo una serie clásica de estudios del aprendizaje por observación,
o modelamiento.
Bandura (1969,1986) sostenía que el condicionamiento instrumental u operante era
incapaz de explicar muchas conductas y demostró que una conducta se podía aprender
observando a otra gente modelarla, aun si el observador no recibía reforzamiento directo.
Bandura se refirió a este fenómeno como aprendizaje o condicionamiento "vicario", y
estableció el escenario para la abundante investigación que cuestionó algunos
de los principios originales del conductismo. En realidad, fue la investigación de Bandura
la que proporcionó la base para estudios que examinaron el impacto que tenía en los niños
pequeños observar la violencia en la televisión y otros medios.
Teorías cognitivas
Son los participantes más recientes y de más rápido crecimiento en el campo de la
psicología clínica. La piedra angular de las teorías cognitivas es que los individuos se ven
afectados no sólo por el mundo objetivo que los rodea sino también por sus percepciones
e interpretaciones subjetivas del mundo.
Aaron Beck (1967,1976), quien originalmente desarrolló lo que ahora se conoce como
terapia cognitiva a partir de su experiencia clínica con pacientes deprimidos. Beck observó
que los sueños de los pacientes deprimidos estaban repletos de contenido negativo (temas
de pérdida y fracaso, de abandono y rechazo).
Beck propuso que las experiencias tempranas adversas que involucran pérdida, fracaso o
rechazo llevan a los individuos en sus etapas de niñez y adolescencia, a desarrollar
esquemas negativos alrededor de esos temas.
Teorías humanistas
Las teorías humanistas adoptan una visión más positiva de la naturaleza humana y
consideran que la psicopatología surge del bloqueo de pulsiones con el fin de lograr la
autorrealización.
La más influyente de las teorías humanistas es la teoría centrada en la persona de Carl
Rogers (1951, 1961). Rogers compartía con Freud la suposición de que los seres humanos
nacen con pulsiones y necesidades innatas.
Tres elementos son los centrales en la teoría rogeriana: la experiencia del individuo, el
desarrollo de un autoconcepto, y la disponibilidad de una consideración positiva
incondicional de la gente en el ambiente social del individuo.
Rogers creía que cada persona tiene su propio punto de vista del mundo y que cada punto
de vista es válido por derecho propio.
Las teorías biológicas hacen hincapié en la contribución de la genética o del
funcionamiento neuroquímico en el desarrollo de la psicopatología.
El campo de la genética conductual tiene que ver con la identificación de la heredabilidad
de la conducta.
Los investigadores y teóricos en el amplio campo interdisciplinario de la neurociencia
conductual estudian la función de los procesos biológicos, en especial los
neurotransmisores dentro del sistema nervioso central, en la determinación de los
pensamientos, emociones y acciones. Aunque la genética conductual y la neurociencia
conductual son aspectos complementarios de las teorías biológicas acerca del
funcionamiento humano, se basan en métodos de investigación muy diferentes y utilizan
distintos niveles de análisis.
La utilidad de esas cuatro teorías puede verse mejor mediante su aplicación a la
comprensión de las causas de un importante problema humano.
Las cuatro teorías reconocen la presencia de síntomas depresivos graves como el estado de
ánimo disfórico, las dificultades del sueño, la pérdida de apetito que conduce a una pérdida
significativa de peso, la incapacidad para experimentar placer en actividades previamente
gratificantes, el sentido de autovalía y los pensamientos o los intentos suicidas. Sin
embargo, difieren en sus explicaciones de las causas de esos síntomas.
Esas teorías varían en el grado en que cumplen los criterios establecidos para evaluar la
fuerza de una buena teoría. Es casi seguro que ninguna teoría podrá explicar, por sí sola,
todas las formas de psicopatología. Los psicólogos clínicos están empezando a integrar
aspectos de esas teorías en teorías biopsicosociales más amplias de la psicopatología. No
obstante, por muy prometedoras que puedan ser esas teorías más amplias, como han sido
formuladas en fechas muy recientes todavía no pueden cumplir con todos los criterios de
una teoría sólida, por lo que queda mucho trabajo por hacer para probarlas.

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