Está en la página 1de 53

TRES VERSIONES

DE LA VIDA
de Yasmina Reza

Personajes

ENRIQUE

SONIA

INÉS

HUMBERTO

La voz del NIÑO


ACTO I

Escena 1

Noche. Una sala. Lo más abstracta posible. Sin paredes ni puertas, como si fuese a cielo
abierto. Lo que cuenta es la idea de la sala. Sonia está sentada, en pijama. Lee un
expediente. Aparece Enrique.

ENRIQUE Quiere un chocolatito.

SONIA Acaba de lavarse los dientes.

ENRIQUE Exige un chocolatito.

SONIA Sabe muy bien que nada de chocolatitos en la cama.

ENRIQUE Anda dile.

SONIA ¿Por qué no se lo dijiste tú?

ENRIQUE Porque no sabía que no se comen chocolatitos en la cama.

SONIA. ¿Cómo que no sabías que no se comen chocolatitos en la cama?


Nunca se le ha permitido chocolatitos en la cama, nada de dulce
en la cama.

Ella sale. Pasa un tiempo. El niño llora. Ella vuelve.

ENRIQUE ¿Qué le pasa?

SONIA Quiere un chocolatito.

ENRIQUE ¿Por qué llora?

SONIA Porque le dije que no. Se está poniendo muy caprichoso…

ENRIQUE (Después de una pequeña pausa) Dale un pedazo de manzana.

SONIA No quiere manzana, quiere un chocolatito, pero no le voy a dar


nada. No se come en la cama, se come en la mesa, no se come
en la cama después de haberse lavado los dientes y ahora
quiero ver este expediente, mañana tengo reunión a las diez.

El niño sigue llorando. Enrique sale, el niño deja de llorar. Enrique vuelve.

ENRIQUE Ahora quiere un pedazo de manzana.

2
SONIA Ni manzana ni nada, no se come en la cama y punto.

ENRIQUE Anda tú y díselo.

SONIA Basta.

ENRIQUE Le dije que sí a la manzana, creía que manzana se podía. Si tú


crees que no, ve y díselo.

SONIA (Después de un tiempo) Llévale un pedazo de manzana y dile que


lo haces a mis espaldas. Dile que yo estoy en contra y que tú se
lo das sólo porque le habías dicho que sí, pero que yo no me
puedo enterar porque me opongo radicalmente a que se coma
en la cama.

ENRIQUE ¿Se la pelo?

SONIA Sí

Enrique sale. Un tiempo. Vuelve.

ENRIQUE Quiere que le des un besito.

SONIA Ya le di un besito.

ENRIQUE Vuelve a darle un besito.

SONIA ¿Cuántas veces tenemos que volver a su cuarto?

ENRIQUE Un besito. Ya se calmó, se va a dormir.

Ella sale. Un tiempo. El niño llora. Ella vuelve. Se sienta en silencio. Retoma el
expediente.

ENRIQUE ¿Y ahora qué le pasa?

SONIA Quiere una manzana entera.

Un tiempo. Cada uno vuelve a su ocupación.

ENRIQUE ¿Por qué no le damos una manzana entera? Es bueno que le


guste la fruta.

SONIA No se le da nada más.

ENRIQUE Si quieres, la pelo y se la doy.

SONIA Malcríalo. Me da igual. No me importa.

3
ENRIQUE (En dirección hacia donde está el niño) ¡Alonso, a dormir!

SONIA Que cargoso.

ENRIQUE ¡A dormir!

SONIA Cuánto más le grites, más se altera.

ENRIQUE No nos vamos a pasar toda la noche oyéndolo llorar. No


entiendo esta rigidez. ¿Qué cambia una manzana en nuestra
vida?

SONIA Si cedemos con la manzana, va a saber que podemos ceder con


todo.

ENRIQUE Y si le decimos que cedemos con la manzana esta noche, como


excepción, sólo por esta noche, por cortesía y porque estamos
cansados de oírlo llorar.

SONIA ¡De ninguna manera porque estamos cansados de oírlo llorar!

ENRIQUE No, claro, eso es lo que quiero decir, que a partir de ahora no
vamos a ceder y menos si lloriquea por cualquier cosa, eso sólo
nos haría más estrictos.

SONIA Decirle que estamos cansados de oírlo llorar es la peor frase


que le puedes decir. Es increíble que puedas formular
semejante frase.

ENRIQUE Estamos cansados de oírlo llorar en el sentido más amplio del


termino. Estamos hartos de oírlo llorar.

SONIA Por eso la manzana.

ENRIQUE Por eso la manzana, por eso la última manzana como


excepción.

Sonia lee. Enrique sale. Rápidamente el niño deja de lloriquear. Enrique vuelve.

ENRIQUE Se puso contento. De hecho, creo que tenía hambre de verdad.


Le expliqué que tenía que cambiar su actitud ipso facto. Ipso
facto. Quiere un besito. Sólo un besito.

SONIA No.

ENRIQUE Un besito.

SONIA (Parodiándolo) Un besito.

4
ENRIQUE Le dije que ya venías.

Sonia se levanta.

ENRIQUE (En dirección a donde está el niño) ¡Ya va mamá!

Sonia sale. Enrique se queda solo. Enseguida el niño llora. Sonia vuelve.

SONIA No pienso volver más, para que lo sepas.

ENRIQUE ¿Qué pasa? Cada vez que vas, llora.

SONIA ¿Qué quieres decir?

ENRIQUE No sé. Cada vez que vas a su cuarto, vuelve a llorar.

SONIA ¿Y qué?

ENRIQUE Cuando voy yo, se calma, y se duerme tranquilo.

SONIA Y cuando voy yo grita como si lo estuvieran matando.

ENRIQUE ¿Qué le dijiste?

SONIA ¿Para que grite como si lo estuvieran matando?

ENRIQUE Mira, admite que es raro. Parece que tú lo pones nervioso cada
vez que vas.

SONIA ¿Sabes lo que quería? No quería “un besito”, quería un cuento.


Quería escuchar el cuento por cuarta vez mientras se comía su
manzana.

ENRIQUE ¡Alonso, a dormir!

SONIA ¡Cállate la boca, Alonso!

ENRIQUE ¿Cómo le hablas así?

SONIA ¡Calla mierda!

ENRIQUE ¡Estás completamente loca!

SONIA Se calló. ¿Ves?

ENRIQUE Se calla porque está asustado.

SONIA Tú no asustas a nadie. Ni a tu hijo ni a Humberto Finidori.

5
ENRIQUE ¿Qué tiene que ver Humberto Finidori?

SONIA Me gustaría grabarte cuando hablas con él por teléfono. Con ese
tono servil y complaciente.

EL NIÑO (Desde el cuarto.) ¡Papá!

ENRIQUE Sí, cachorro. (Saliendo.) Ahora me vas a explicar qué tiene que
ver Humberto Finidori con esta conversación.

Sonia ha vuelto a su lectura. Enrique vuelve.

ENRIQUE Está en shock. (Ella no reacciona) No puede entender este tipo de


violencia de parte de su madre.

SONIA Ay, pobrecito.

ENRIQUE Sonia, si tú sigues con ese tonito y él sigue jodiendo, yo me


largo.

SONIA Lárgate.

ENRIQUE Me largo y no vuelvo.

SONIA ¿Quién te retiene?

Enrique le arranca a Sonia el expediente de las manos y lo tira al suelo.

ENRIQUE Anda a darle un beso al enano. Anda a pedirle perdón por


haberle hablado con tanta desproporción.

SONIA ¡Déjame en paz!

ENRIQUE No te voy a dejar en paz hasta que le pidas perdón.

SONIA ¿Perdón por qué? ¿No puedes estar por una vez de mi lado?
¿Perdón por qué? ¿Por no haberle dado el paquete de Chocolate
Fingers? ¿Quieres el paquete de Chocolate Fingers, Alonso?

ENRIQUE ¡Estás histérica!

SONIA ¿Quieres el paquete de Chocolate Fingers, Alonso?

ENRIQUE ¡Basta!

SONIA ¡Ahí va Papá con el paquete de Chocolate Fingers!

Enrique intenta taparle la boca con su mano.

6
EL NIÑO (Desde el cuarto) ¡Papá!

ENRIQUE ¡Basta, Alonso!

SONIA ¡Por qué le dices basta, pobre, somos nosotros los que le
ofrecimos los Fingers!

ENRIQUE ¡Cállate!

SONIA ¡Me estás asfixiando!

ENRIQUE ¡Está oyendo todo!

SONIA ¡Socorro!

Los dejamos, abruptamente, en plena acción.

Escena 2

De noche. En la calle.

INÉS ¡Se me corrió la media!

HUMBERTO No se nota.

INÉS Porque se me acaba de correr. Pero se va a correr más.

HUMBERTO No es tan grave.

INÉS Humberto, yo no voy entrar a la casa de gente que no conozco


con la media corrida.

HUMBERTO Ya estamos media hora tarde, no podemos volver a la casa ni


buscar a esta hora de la noche un lugar donde vendan medias.
Asumamos el incidente.

INÉS Me estuviste apurando y mira lo que pasó. ¿Falta mucho? ¿Por


qué te estacionaste tan lejos cuando acá hay un montón de
sitio? ¿Quién querría vivir acá?

HUMBERTO ¿No tienes esmalte de uñas?

INÉS ¿Esmalte de uñas?

HUMBERTO Para solucionar lo de la media.

INÉS ¿Y tener pinta de pordiosera?

7
HUMBERTO Son las nueve y veinte.

INÉS ¡No puedo llegar con la media corrida!

HUMBERTO ¿Quién se va a fijar en eso?

INÉS ¿Quién se va a fijar? Todo el mundo menos tú. Si alguien llega


a mi casa con la media corrida, lo primero que veo es la media
corrida.

HUMBERTO Sólo tienes que decirle a la mujer de Enrique que se te acaba de


romper la media en el ascensor, qué estás avergonzada, y con
un poco de suerte, puede que ella te preste unas; Inés, qué nos
importa esta gente, él no ha publicado nada en tres años,
necesita mi apoyo para ascender a director de investigación,
llegues con una media rota o no, igual se van arrodillar ante
nosotros.

Escena 3

De nuevo en casa de Sonia y Enrique. Vuelven juntos del cuarto del niño.

ENRIQUE Lo aterrorizaste.

SONIA Enrique, lo acabamos de hablar, no empecemos de nuevo.

ENRIQUE Que un niño de seis años escuche a su madre pedir socorro.


Imagínatelo.

SONIA Ya está tranquilo, el tema está cerrado.

ENRIQUE ¡En su propia casa! ¡En su propia casa! Lo que significa que el
agresor no puede ser otro que yo. Su padre.

SONIA Alonso sabía que bromeábamos.

ENRIQUE Para hacernos un favor. Tiene más malicia de lo que te


imaginas.

SONIA El asunto está cerrado.

Ella vuelve a sumergirse en su expediente.

ENRIQUE ¿Así que yo hablo en un tono servil con Humberto Finidori?

Tocan el timbre.

8
SONIA (En voz baja) ¿Quién es?

ENRIQUE (Igual) Voy a ver.

Enseguida vuelve. Todo lo que sigue en voz baja:

ENRIQUE ¡Los Finidori!

SONIA ¡Era mañana!

ENRIQUE Hoy es 17... Es esta noche.

SONIA ¡Qué desastre!

ENRIQUE Sí.

SONIA ¿Nos habrán oído?

ENRIQUE ¿Qué hemos dicho?

SONIA No podemos abrir.

ENRIQUE No podemos no abrir.

SONIA ¿Qué hacemos?

ENRIQUE Anda a… anda a arreglarte un poco.

SONIA ¿Abrimos?

ENRIQUE Saben que estamos.

SONIA Qué desastre.

ENRIQUE ¿Queda algo en la cocina?

SONIA No queda nada. Para mí, era mañana.

ENRIQUE ¡Para mí esta cena era fundamental!

SONIA ¡Estás diciendo que es mi culpa!

ENRIQUE Al menos cámbiate.

SONIA No.

ENRIQUE ¡No vas a recibir a los Finidori en piyama!

9
SONIA Sí.

ENRIQUE (La empuja intentando no hacer ruido) ¡Anda a cambiarte, Sonia!

SONIA (Ella se resiste a su presión) No.

Luchan en silencio. El timbre vuelve a sonar.

ENRIQUE ¿Cómo puedes ser tan egoísta?

El timbre vuelve a sonar.

ENRIQUE Voy a abrir.

Escena 4

Inés, Humberto, Sonia y Enrique en la sala. Los dos invitados pican cosas frías (papas
fritas, Chocolate Fingers, etc.) que están sobre una bandeja. Sonia y Enrique los
acompañan bebiendo. Sonia se ha cambiado. Inés sigue con la media corrida.

INÉS Yo también soy estricta con los rituales a la hora de acostarse.


Lo primero, la hora, se acuestan a las ocho, bueno puede que se
acuesten a las ocho y media, en fin, bueno, digamos que entre
las ocho y las ocho y media, pero pase lo que pase, a las ocho y
media, están en la cama, con los dientes ultra lavados porque a
la mañana, honestamente, es muy difícil exigir que se laven los
dientes antes de ir al colegio, reconozco que es un error, en
realidad deberían cepillarse los dientes en la mañana y en la
noche como mínimo, pero bueno, en la mañana lo pasamos por
alto y, en cambio, saben que en la noche tiene que ser a
conciencia y que, evidentemente, está fuera de lugar comer
algo después. Humberto, es curioso, por un lado está de
acuerdo con que los chicos tengan estructura y límites en su
educación, pero, por otro, los altera poniéndose a jugar fútbol
con ellos, en el cuarto, a las ocho de la noche.

Todos ríen.

HUMBERTO Una vez. ¡Una vez jugamos fútbol!

INÉS Una vez jugaron fútbol, pero los alteras casi siempre.

ENRIQUE Entonces eres muy estricta con los dientes.

INÉS Ah, sí. Sí, muy estricta con los dientes. En el fondo, no se trata
sólo de los dientes sino de la disciplina. Soy también muy

10
estricta con la higiene, lógicamente, pero los dientes, son la
disciplina. Antes de acostarse, hay que lavarse los dientes.

SONIA (A Enrique) ¡Lo ves!

ENRIQUE Alonso se lava los dientes.

SONIA Pero después le pelas una manzana.

INÉS (Riéndose amablemente) Ah, no. ¡No! Si le pelas una manzana


después de lavarse los dientes, arruinas todo el sistema.

ENRIQUE Mira, yo cuando me lavo las manos, es raro que no toque nada
después.

HUMBERTO Bravo, Enrique. Ellas nos matan con sus teorías. Haría falta
mujeres que pudiésemos desconectar de vez en cuando. No
están nada mal estos chocolatitos. (Se come un Finger) Entonces,
¿y cómo vas con lo de los halos planos?

ENRIQUE Ya lo terminé. Presento mi trabajo antes de fin de mes.

HUMBERTO Genial. Aunque deberías revisar el Astrophysical Journal. Me


pareció ver una publicación similar, de Jorge Meléndez, en esa
revista.

EL NIÑO (Desde el cuarto) ¡Mamá!

ENRIQUE (Aterrado) ¿Ah sí? ¿Y es muy reciente?

HUMBERTO Sí, sí, de esta mañana. Es de un equipo mejicano: “On the


flatness of galaxy halos”

EL NIÑO ¡Mamá!

ENRIQUE ¿“On the flatness of galaxy halos”? ¡Ése es mi tema! ¿Qué


quiere, Sonia?, ¡anda a ver, corazón!

Sonia sale

ENRIQUE Me deja pasmado, Humberto.

HUMBERTO Compruébalo antes de obsesionarte.

ENRIQUE Dejé la laptop en la universidad.

Se oye al niño llorar.

11
ENRIQUE ¿Pero qué le pasa esta noche? “On the flatness of galaxy halos”
¡Ése es mi tema! ¿Are the dark matter halos of galaxies flat?
¿Cuál es la diferencia?

HUMBERTO Tal vez el de ellos trate de la materia visible. Leí el artículo muy
rápido (comiéndose el último Finger) pero debo decirte que me
preocupó, por eso te lo informo.

INÉS (Mientras se oye todavía al niño llorar) Sí, mejor léelo antes de
preocuparte.

HUMBERTO Inés, amorcito, no intervengas cuando no sabes de lo que


hablas.

ENRIQUE (En voz alta) ¿Qué le pasa, Sonia?

INÉS ¿Para qué preocuparlo de antemano?

Sonia vuelve. El niño ha dejado de llorar.

SONIA Quiere Fingers.

ENRIQUE Es de locos.

SONIA Se comió la manzana y ahora quiere los Fingers.

HUMBERTO (Levantando el paquete vacío) Espero que no sean las chocolates


que me acabo de comer.

SONIA Sí.

ENRIQUE ¡Bien hecho! No le vamos a dar Fingers a las diez de la noche en


la cama!

HUMBERTO Lo siento muchísimo. ¿No tienes otro paquete?

INÉS ¡Por favor, Humberto, no le van a dar Fingers a la diez de la


noche en la cama!

ENRIQUE ¡Claro que no!

SONIA Le podemos dar queso.

ENRIQUE Sonia, ¿qué te pasa?

SONIA ¿Prefieres que nos arruine la noche? Por lo menos así nos dejará
tranquilos.

12
INÉS Eso es lo que espera.

SONIA ¿Perdón?

INÉS Fastidia para que cedan.

SONIA Y cedemos.

INÉS Y se equivocan.

HUMBERTO Inés, no te metas en...

INÉS ¡Me meto en lo que quiero, deja de reprimirme!

ENRIQUE (A Sonia) ¡Llévale su queso! ¡Llévale lo que quieras! ¡Pero que


deje de interrumpirnos! ¿Cuál era su enfoque? ¿Modelos
teóricos o simulaciones numéricas?

HUMBERTO Me parece que eran modelos pero una vez mas...

ENRIQUE (Interrumpiéndole) ¡Modelos teóricos! Estoy frito. Dos años de


trabajo perdidos.

HUMBERTO ¡Tranquilo, Enrique! ¡He dicho modelos, pero puede que sean
simulaciones y, en todo caso, quizás sólo hayan modelado la
materia visible!

INÉS ¿Cuál es su tema en castellano?

ENRIQUE ¿Son planos los halos de materia negra de las galaxias?

INÉS ¿Y, según usted, son planos?

ENRIQUE En mi opinión son diez veces más finos que largos.

INÉS Si, eh…

SONIA (Regresando.) No quiere queso, no quiere nada, quiere Fingers,


pero no te sientas mal por haberte comido todo el paquete,
igual no se los hubiese dado.

ENRIQUE ¿Qué hace?

SONIA Llora. Cerré la puerta para no oírlo más.

INÉS Pobre bebé.

SONIA ¿Comieron bien? La verdad, qué vergüenza...

13
ENRIQUE Si no fuese por Alonso, los habríamos llevado a un restaurante.

HUMBERTO Enrique, no pongas esa cara siniestra, aunque sus estudios sean
similares, cosa que no está comprobada, sus conclusiones serán
diferentes, seguramente.

INÉS ¡Claro que sí!

HUMBERTO ¡Y te habla una especialista!

INÉS No haces reír a nadie. Y menos al pobre Enrique.

HUMBERTO ¡Yo sé como hacer reír a Enrique! ¿Enrique, quieres reírte?


Pídele a Inés que te describa un halo.

SONIA Enrique ya tiene su propia retrasada mental.

INÉS ¡No me ofendo!

ENRIQUE Ese artículo es mi muerte científica. Me preocupa no oír al


niño. ¡Deja la puerta abierta, Sonia, por favor, ya tengo
bastantes preocupaciones esta noche!

INÉS ¿Qué crees que le puede pasar?

ENRIQUE Nada. Pero cuando mi hijo llora, prefiero oírlo.

SONIA Tú, quizás, pero no necesariamente nuestros invitados.

INÉS Dejen la puerta abierta, no se preocupen por nosotros. (Sonia va


hacia el cuarto del niño) De todas formas, me parece que estás un
poco susceptible esta noche. ¡Muerte científica!

Sonia vuelve. No se oye al niño.

ENRIQUE Tres años sin publicar para ver cómo rebotan tu trabajo de
investigación porque ya fue estudiado. ¿Cómo se llama eso?
Muerte científica.

HUMBERTO ¡No estás en Estados Unidos!

ENRIQUE Peor. Ahí todo es más claro. No se le oye. ¿Está tranquilo?

SONIA Así parece.

ENRIQUE ¿No fuiste a verlo?

SONIA No.

14
ENRIQUE No es normal que haya dejado de llorar así de repente.

INÉS Lo sobreproteges, Enrique.

HUMBERTO ¡Es terrible! (A Inés.) ¡Eres terrible!

ENRIQUE Ahora voy a tener que rehacer mi trabajo para incluir el de


Jorge Meléndez. Tengo que citarlo, debería… ¿y a quién le se le
pedirá que sea mi presentador? A él.

HUMBERTO ¿Y qué? En seis meses me vas a decir que Meléndez fue el mejor
presentador que tuviste nunca. Estás con el alma en vilo, con
ese dramatismo.

INÉS (A Humberto) ¡Qué necesidad tenías de hablarle de ese artículo!

ENRIQUE ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios que me habló de ese artículo!


Gracias, Humberto. Sinceramente, gracias.

SONIA ¿Gracias por qué? ¿Por haberte arruinado el fin de semana?

ENRIQUE Por haberme instruido. Gracias por evitar que quede como un
tonto el lunes por la mañana en la oficina. A estas horas ya
todos se deben haber enterado.

HUMBERTO Honestamente, pensé que tenía que decírtelo, pero no había


previsto este salto hacia lo irracional.

SONIA Se lo podrías haber dicho de otro modo.

HUMBERTO ¿Ah, sí? (Humberto rebusca en un paquete de papitas... está vacío.)

ENRIQUE (Mostrándose solícito) ¿No quedan? Sonia, puedes traer algún


snack ¿quieren algo salado? ¿Dulce o salado? ¿Qué nos queda,
tesoro?

HUMBERTO No, no, no se molesten...

SONIA Podrías habérselo advertido con otras palabras, con palabras


que dejen flotar en el aire un aroma de imprecisión e
intranscendencia.

HUMBERTO Estamos en el campo de la ciencia, mi querida Sonia. Las


palabras no tienen la virtud de aromatizar la atmósfera.
Desgraciadamente. (Se divierte con su pulla y busca a Enrique que
se ríe débilmente.)

15
SONIA Sea cual sea el campo en el que se encuentre, lo que
consiguieron fue hundir a mi marido en el desconcierto.

HUMBERTO Son los hechos los que hunden a Enrique en el desconcierto.


¡Un desconcierto absolutamente desproporcionado!

SONIA Los hechos presentados por ti. Teniendo en cuenta su


desconcierto.

ENRIQUE Estás loca. Vamos, Sonia, esto es ridículo.

HUMBERTO (conservando un aire de jovialidad.) ¡No me gustaría tenerla como


adversaria en un juicio!

SONIA Ya no ejerzo desde hace años, trabajo para un grupo financiero.

HUMBERTO Pero sigue manejando términos que... ¿cómo era?

ENRIQUE Sonia, nuestros amigos siguen con hambre.

SONIA ¿Quieren pretzels?

INÉS No, gracias.

HUMBERTO Ah, pretzels, sí, me encantan los pretzels.

Sonia sale.

ENRIQUE ¿Un licorcito?

HUMBERTO Gracias, yo sigo con el vino.

INÉS ¿Es importante que los halos sean planos?

HUMBERTO ¡Lógica femenina! Me reprocha que haya hablado pero vuelve


a sacar el tema. (Sonia ha vuelto) ¡Pretzels de tocino! ¡Mis
preferidos!

INÉS ¿Es importante?

ENRIQUE ¿Cuando mira la Vía Láctea, se ve como una línea, no?

INÉS Sí.

EL NIÑO ¡Mamá!

SONIA ¡A dormir, Alonso!

16
ENRIQUE Bien, yo tengo serias razones para pensar que la distribución
de la materia invisible que la rodea es casi tan plana como la
materia visible.

EL NIÑO ¡Mamá! ¡Tengo sed!

ENRIQUE Tiene sed.

INÉS ¿Y qué es lo que cambia?

ENRIQUE Todo. Hasta ahora el halo era redondo. ¡Era esférico! (A Sonia.)
¿No le vas a llevar un vasito de agua?

SONIA No.

INÉS ¿Y qué cambia que el halo ya no sea redondo?

ENRIQUE En nuestro día a día, nada.

HUMBERTO ¡Inés, estás molestándolo con tus preguntas ineptas!

EL NIÑO ¡Mamá!

ENRIQUE Modificamos un dato de la realidad. Contribuimos a la


enciclopedia de la humanidad. ¡Sonia, querida, dale algo de
tomar, sino nos va a monopolizar la noche!

INÉS ¿Qué edad tiene?

SONIA Seis años.

INÉS ¿No puede servirse el agua solo?

SONIA No.

ENRIQUE Sí, claro que puede, lo que pasa es que no queremos que salga
de la cama.

SONIA Es incapaz de servirse agua solito.

ENRIQUE Es totalmente capaz, pero no le damos permiso para salir de la


cama.

SONIA Alonso no sabe servirse agua solito.

ENRIQUE ¡Claro que sí!

INÉS Con seis años, los chicos saben servirse solos.

17
SONIA Nuestro hijo no.

ENRIQUE ¡Alonso sabe perfectamente servirse solo, por favor, Sonia!

HUMBERTO En mi opinión, sabe hacerlo pero prefiere que se lo sirvan.

ENRIQUE ¡Eso!

HUMBERTO ¡Ese chico es un pachá! (Sonia sale.) ¿Le molestó lo que dije?

ENRIQUE Para nada.

INÉS Se equivocan cediendo ante todos sus caprichos.

HUMBERTO ¿Por qué te metes, Inés?

INÉS ¡Cómo que por qué me meto! ¿Quién acaba de decir que es un
pachá?

HUMBERTO Dije que es un pachá en broma. Yo no me la paso dando


lecciones.

ENRIQUE Dos años de trabajo tirados a la basura.

HUMBERTO ¡Enrique, por favor…!

ENRIQUE Tres años sin publicar, aunque fuera el peor autor, en Estados
Unidos por lo menos sería profesor.

Sonia vuelve y se dirige a la bandeja, busca algo.

SONIA ¿No quedan pretzels?

ENRIQUE ¿Para quién? ¿Para el pachá?

SONIA El pachá se tomó un vaso de agua y acepta no molestarnos


más, si le damos un platito de pretzels.

HUMBERTO (Buscando.) ¡No me digan que me los terminé!

ENRIQUE (Encontrándolo) ¡Hay uno! ¡Queda uno!

HUMBERTO ¡Dos!

ENRIQUE ¿Dos pretzels, suficiente, no?

Sonia vuelve a salir con los pretzels.

18
INÉS (A Enrique) ¿Pensaste que serías el único en tener esa idea?

HUMBERTO ¿Qué idea, cielo?

INÉS ¡Humberto, por favor, deja de controlar mi conversación!

HUMBERTO Yo no controlo tu conversación, cielo, no había entendido tu


pregunta...

INÉS La entendiste perfectamente, y no era para ti. La entendiste


perfectamente, y ese permanente tonito irónico para todo lo que
digo, como si fuera una idiota, es insoportable.

El niño llora.

HUMBERTO Hiciste llorar al pachá.

ENRIQUE ¿Qué tiene Sonia? ¡Mierda!

HUMBERTO Cálmate, calmémonos. Todo esto se está saliendo de control.

Sonia regresa.

SONIA Dos pretzels no fueron suficientes, le di un buen palmazo, y no


quiero oír hablar más de esto.

ENRIQUE ¿Cerraste la puerta?

SONIA Sí.

Un pequeña pausa.

HUMBERTO ¿Llevan mucho tiempo acá?

SONIA Un año y medio.

HUMBERTO ¿Y antes?

SONIA En Barranco.

HUMBERTO Están mejor acá. Es más tranquilo.

SONIA Sí.

HUMBERTO ¿Y ya no ejerces como abogado?

SONIA No.

19
HUMBERTO Me dijo Enrique que eres abogado, pensé que ejercías como
abogado.

SONIA Estudié derecho.

HUMBERTO Claro.

ENRIQUE Una mujer brillante y un fracasado.

HUMBERTO Hagamos como que no escuchamos eso.

SONIA Y tú, Inés, ¿qué haces?

INÉS Nada. Es decir, un montón de cosas, nunca he estado tan


ocupada desde que dejé de trabajar.

HUMBERTO Por eso nunca le pido nada. No le pidan jamás un favor a


alguien que no hace nada. No va a tener tiempo de hacerlo. (Se
divierte con su indirecta.)

INÉS Mi marido no sabe divertirse si no es a costa mía. Me pregunto


qué sería de él si yo no estuviera en las reuniones sociales. (A
Enrique.) No me respondiste la pregunta.

ENRIQUE ¿Cuál era?

HUMBERTO ¿El plasma intergaláctico es multifásico? (Se ríe de buena gana


con su travesura.)

Sonia se ríe a su pesar. Enrique se ríe rezagado. Inés se queda fría como el mármol.

ENRIQUE (Aunque las risas de los otros dos no paran.) Me preguntaste si el


tema de mi investigación había sido tratado por otros.

INÉS Gracias, Enrique.

ENRIQUE Pensé que sería el primero en llegar a algún tipo de resolución.


Aunque sea un tema de actualidad.

INÉS Dijiste que tu descubrimiento no cambia nada en nuestro día a


día.

HUMBERTO De actualidad quiere decir en el aire, tesoro, en el pulso de


nuestro tiempo. ¡Ah, mira, queda todavía un pretzel!

SONIA Cómetelo.

20
HUMBERTO No, por favor, ya me siento bastante mal con el niño. Digamos
que cuando empecemos a pasearnos por las galaxias, dentro de
mil años, tendremos que tomar en cuenta los cálculos de
Enrique.

ENRIQUE O los de Meléndez.

EL NIÑO (Con una voz aulladora y desgarrada) ¡Papáaa! ¡Papáaa!...

ENRIQUE ¡No! ¡Ya fue suficiente! ¡Lo voy a estampar! Discúlpenme dos
minutos... (Va a salir.)

SONIA Voy contigo.

HUMBERTO ¡Dale el pretzel! ¡Dale el pretzel!

Absurdamente, Enrique vuelve sobre sus pasos para agarrar el pretzel. Salen. Inés y
Humberto se quedan solos. En voz baja.

HUMBERTO Están chiflados.

INÉS Él, sobre todo.

HUMBERTO El niño es un hinchapelotas.

INÉS No tiene límites, le dan queso a las diez de la noche.

HUMBERTO Y a nosotros nos dieron esta mierda.

INÉS ¿Por qué me humillas delante de la gente? Quisiera entender


esa necesidad patológica que tienes de humillarme
constantemente delante de la gente.

HUMBERTO No te humillo, bromeo.

INÉS “Pídele a Inés que te describa un halo.” ¿Te parece que es como
para cagarse de risa?

HUMBERTO Intentaba romper el hielo, ¿viste cómo se puso?

INÉS ¿Gracias a quién?

HUMBERTO Inés, ya no soporto esta letanía...

INÉS ¡Cállate!

21
HUMBERTO (Sigue con voz queda y por esto mismo más exasperado) ...esta
letanía de quejas y reproches cada vez que vamos a algún
lado…

INÉS ¿Qué necesidad tenías de hablarle de ese artículo?

HUMBERTO Ahora tú estás gritando.

INÉS Es muy depresivo este chico.

HUMBERTO No es para menos.

INÉS ¿Ah sí?

HUMBERTO En un sistema competitivo, lo que cuenta no es tener buenas


ideas sino ganar la partida. Que se vaya despidiendo de su
ascenso.

ENRIQUE (En off.) ¡Una palabra más o una pataleta más y ya verás!

INÉS ¡Cómo puedes ser tan cruel!

HUMBERTO Yo no soy cruel, él es un cagado. Hay gente que está cagada, es


triste pero no se puede hacer nada. Esa media corrida es en
verdad desagradable, me está molestando desde que llegamos.

INÉS (Le pega con un golpe desesperado) ¿Quién me obligó a subir? Yo


sabía que era horrible...

SONIA (Volviendo.) ¿Quién es un cagado? ¿Mi marido?

HUMBERTO ¿Enrique? ¿Un cagado? ¡Me estás bromeando! ¡Solo él mismo


podría pensar que es un cagado! Hablábamos de un amigo,
Sergio Bloch, que después de habérsele inundado...

INÉS (Interrumpiéndole.) Hablábamos de Enrique.

HUMBERTO (Jovial.) ¡Estamos todos un poco tensos esta noche! Ella me odia
porque le acabo de señalar la media corrida.

INÉS (Muy enérgica) No acabas de señalármelo, esta media se me


corrió en la calle y yo no quería presentarme en la casa de tus
amigos como una pobre, estaba muy incómoda viniendo así,
pensaba pedirles perdón y que me prestes unas medias, pero
como también estaban incómodos al vernos llegar la víspera de
la noche que pensaban que era la cita, opté por hacer como si
nada, una actitud aristocrática que me costó muchísimo, porque
aunque ustedes no sepan, soy bastante maniática y mi marido

22
en lugar de apoyarme, en lugar de cuidar de mi dignidad, no
encuentra nada mejor que agredirme en plena conversación y
decirme que esta media corrida es horrible y que le he
arruinado la noche...

HUMBERTO ¡Me temo que a Inés se le pasó la mano con el vino!

INÉS No te rebajes haciéndome pasar por una borracha, Humberto,


conténtate con tus ironías habituales...

SONIA Sólo tengo medias negras, no tengo transparentes, no sé si le


irán...

INÉS Está todo bien. No te preocupes por mí, además, me siento


bien con esta pinta que le arruina la velada a mi marido.

ENRIQUE (Volviendo.) ¡A la más mínima llamada, a la más mínima


pataleta, hago desaparecer la tablet!

HUMBERTO ¡Bravo!

ENRIQUE Es una velada un poco desarticulada, ¿no? Lo siento mucho.

SONIA (A Inés.) No tiene ninguna importancia. La verdad, estuve a


punto de recibirlos en piyama, Enrique me suplicó que me
vistiera, ¡no podía recibir a los Finidori en piyama!

HUMBERTO Enrique, ¡qué formalidad!

SONIA Sólo contigo, a mi marido le importa un carajo las formalidades,


excepto contigo. Con Humberto Finidori, mi marido adopta un
tono finidoriano, se arrodilla y quiere que una se vista.

ENRIQUE ¿Qué quieres decir con que me arrodillo? ¿Qué quieres decir
con un tono finidoriano? ¿Qué significa este discurso? ¿Qué
significa este discurso, Sonia?

HUMBERTO ¿Y por qué este trato diferenciado? Voy a fingir que no percibo
la hiel que hay en todo esto.

SONIA Este trato diferenciado es porque mi marido se imagina que lo


puedes ascender a la categoría A.

HUMBERTO ¡A la categoría A! ¡Ella sí que sabe, conoce la jerga!

INÉS ¡Humberto!

ENRIQUE ¡Sonia, estoy consternado!

23
HUMBERTO Enrique es investigador en la UNI y yo soy Director del
Instituto de Radioastronomía de la Católica. ¿Qué tengo que
ver yo con su ascenso?

SONIA Tú formas parte del Comité Nacional. Podrías influir sobre los
ascensos de personas que no pertenecen a tu instituto.

ENRIQUE Humberto, no sé qué bicho le picó, todo esto es absurdo, lo


lamento.

SONIA Un ejemplo del tono finidoriano.

ENRIQUE ¡Sonia!

SONIA Es evidente que jamás vas a hacer nada por mi marido,


disfrutas viendo cómo se humilla, le advertiste sobre ese
artículo rival solamente para ver cómo se le movía el piso y
librarte de toda responsabilidad en el caso que él venga
arrastrándose a pedirte un favor. Tu perversidad es repugnante
y desprecio tu patético poder cortesano.

INÉS Mi marido ha publicado en la revista Nature Astronomy, no veo


por qué lo desprecias.

HUMBERTO Inés, Inés, no necesito tu ayuda, tesoro.

ENRIQUE ¡Tú qué sabes, Sonia! ¡De qué estás hablando! Humberto es uno
de los más grandes expertos mundiales en cosmología, no hay
ni un solo artículo sobre los enjambres de las galaxias que no lo
cite.

SONIA Acaba de decir que eres un cagado.

HUMBERTO ¡Es terrible! ¡Ahora entiendo por qué eres un poco desfasado!

ENRIQUE ¿Cómo que un cagado? ¿Soy un cagado?

SONIA Es lo que acaba de decir. Que eres un cagado y que no se puede


hacer nada por ti.

ENRIQUE ¿A quién? ¿A ti?

SONIA No. A ella.

INÉS Humberto hablaba de Sergio Bloch, hablabas de Sergio Bloch,


¿no?...

ENRIQUE ¿Qué tiene que ver Sergio Bloch con esto?

24
INÉS Primero se le inundó...

HUMBERTO (Cortándola.) ¡No hagamos el ridículo, Inés, please! En primer


lugar, Sonia, déjame decirte que hubiese sido mejor que nos
recibas en piyama. Eso hubiera rematado la incongruencia de
esta situación, y además, te habría humanizado. Tienes una
sequedad y una gravedad que contrasta con la impresión de
mujer bonita y traviesa que sugieres a primera vista.

ENRIQUE ¡Totalmente de acuerdo!

SONIA ¿Habría sido mejor recibirlos en piyama?

INÉS ¡Habría sido mejor no recibirnos! ¡Es la peor noche que he


tenido en mi vida! (Ella pone cara de quererse marchar.)

ENRIQUE ¡Felicitaciones, Sonia! ¡Felicitaciones!

HUMBERTO No la culpes a ella del fracaso de esta visita, todos hemos


contribuido. Inés, cálmate, angelito.

INÉS No me digas angelito y déjate de cojudeces, please.

ENRIQUE Humberto, sea franco, ¿soy un cagado?

HUMBERTO …Estás atravesando una mala racha.

ENRIQUE Entonces soy un cagado.

HUMBERTO No eres un cagado, tienes mucha ansiedad y eres demasiado


derrotista. Pide ayuda.

ENRIQUE ¿En serio dijo que yo era un cagado?

HUMBERTO ¡Claro que no!

ENRIQUE En su opinión, ¿tengo alguna oportunidad de que me


publiquen?

HUMBERTO ¡Por supuesto! Puede que no en el Astrophysical Journal. Pero sí


en alguna publicación del CONCYTEC. ¿Por qué no?

INÉS Que los halos sean planos o no, le importa un bledo, lo que
quiere es que lo publiquen.

HUMBERTO Todo el mundo quiere que lo publiquen, tesoro, esa es la


finalidad.

25
ENRIQUE Si rechazan mi trabajo de investigación, soy un hombre
acabado.

HUMBERTO Tú estás a cargo de la investigación, no puedes perder tu


puesto.

ENRIQUE Un fracasado al que no pueden despedir, es lo peor.

SONIA Cuando me casé con Enrique, pensaba – ¡como una tonta! – que
él tenía un fin superior viviendo entre las estrellas y que eso le
daba un mayor nivel.

HUMBERTO Querida mía, nada te eleva ni trasciende. El hombre es lo que


es.

SONIA ¡Asombroso!

INÉS ¿Por qué estás en contra de mi marido?

SONIA No estoy en contra de tu marido, sino del mío.

ENRIQUE ¿Se puede saber por qué?

SONIA Mi marido se arrastra ante el tuyo. Ninguna mujer normal


puede soportar eso. Y menos, cuando se arrastra por nada.

ENRIQUE ¡Yo no me arrastro ante nadie! ¿Me arrastro, Humberto?

INÉS Vámonos, Humberto, esto es espantoso.

ENRIQUE ¿Humberto, me arrastro?

SONIA Te arrastras.

HUMBERTO Estamos todos un poco picados…

SONIA No trates de suavizar las cosas, él se arrastra ante ti, y tú sientes


un placer perverso, que puedo entender.

INÉS ¿Cómo puedes humillar así a tu marido?

HUMBERTO ¡Inés, deja de meterte en esto!

INÉS ¡Me meto en lo que quiero, mierda!

Se oye de repente una canción – el volumen al máximo – viene del cuarto del niño.

ENRIQUE ¿Qué es eso?

26
SONIA Miss Rosi. Le pusiste Miss Rosi. (Ella corre hacia el cuarto.)

INÉS ¿Le pusieron la tele?

ENRIQUE La tele no, la tablet, lo dejamos escuchar música por la noche


en la cama.

HUMBERTO ¡Y si sus papás quisieran que vea la tele, vería la tele!

INÉS ¡Nunca dije que no pudiera ver la tele!

HUMBERTO Sí. No lo dices pero lo piensas. Impones tus reglas incluso en


lo que no te concierne.

INÉS ¿Yo dije que no podía ver la tele?

ENRIQUE ¡No ve la tele! ¡Escucha su tablet en la oscuridad!

SONIA (Volviendo, la música ya no se oye.) Dice que no lo dejamos


dormir.

INÉS Tiene razón, no lo dejamos dormir. Vámonos, Humberto.

ENRIQUE Antes de que se vayan, quiero saber, Humberto, si usted piensa


que yo me arrastro.

HUMBERTO No puede dormir, Enrique.

ENRIQUE (Bajando la voz.) ¿Me arrastro?

HUMBERTO (Igual.) Un poco.

ENRIQUE ¡Un poco!

INÉS ¡Te lo buscaste! ¡Es verdad que te arrastras! ¡Y eres un cagado!

HUMBERTO Te falta un poco de nivel, Enrique, lo siento mucho. Eres un


poco disperso y desconcentrado, deberías aprender de tu mujer.
Vámonos.

Se marchan. Enrique y Sonia se quedan solos.

27
ACTO II

Escena 1

Noche. La misma sala. Sonia está sentada, en piyama. Lee un expediente. Aparece
Enrique. Con tono dulce.

ENRIQUE Quiere un chocolatito.

SONIA Acaba de lavarse los dientes.

ENRIQUE ¡Claro!

Pasa un tiempo. Ella sigue leyendo su expediente, él de pie, indeciso.

ENRIQUE ¿Un pedacito de manzana, quizás?

SONIA ¿Cuál es la diferencia entre un pedazo de manzana o un


chocolatito?

ENRIQUE La manzana tiene menos azúcar.

SONIA La manzana tiene mucho azúcar. Quizás más que el chocolatito.

ENRIQUE Suele tener hambre en la cama. ¿Lo notaste? ¿No será que este
chico come muy temprano?

SONIA Come a las siete y media, como todos los chicos de su edad.

ENRIQUE ¿Y si se lava los dientes después?

SONIA ¿Después de qué?

ENRIQUE Después del chocolatito. Podría comerse el chocolatito y


lavarse los dientes después.

SONIA Osea, que se coma un chocolatito justo antes de irse a la cama,


es decir, justo antes de lavarse los dientes.

ENRIQUE Sí.

SONIA Hiciste mal en darle el chocolatito.

ENRIQUE Si no le di nada.

SONIA Sí, le diste.

28
ENRIQUE Medio chocolatito. La mitad. Punto. Fui tajante con él. (Unos
segundos.) ¿Qué le digo?

SONIA ¿Qué le vas a decir?

ENRIQUE ¿Le digo que nada de manzanas?

SONIA Le acabas de dar un chocolate. No va a tener el chocolate y la


manzana.

ENRIQUE Le digo que nada de manzanas.

SONIA Dile que nada de manzanas, y a dormir.

ENRIQUE A dormir.

Sale y vuelve a entrar.

ENRIQUE Está muy tranquilo. Le puse Miss Rosi. (Un tiempo.) ¿Qué
vamos a comer de entrada?

SONIA ¿Choclo?

ENRIQUE Un poco pobre, ¿no?

SONIA ¿Melón con jamón?

ENRIQUE ¿Con el asado?

SONIA (Señalando su expediente.) Mira, Enrique...

ENRIQUE Melón con jamón. (Un tiempo.) ¿Y si hacemos alcachofas?

SONIA Muy bien.

ENRIQUE ¿Alcachofas o melón con jamón?

SONIA ¡Enrique!

ENRIQUE O ensalada de cangrejo. Que tiene mucha más presencia.

SONIA Ensalada de cangrejo. Perfecto.

ENRIQUE ¿Cangrejo y asado? Sí. ¿Te parece seductor Finidori?

SONIA Apenas lo vi dos veces en mi vida.

ENRIQUE ¿Y te pareció atractivo?

29
SONIA Pedante.

ENRIQUE Entonces atractivo.

SONIA No, pedante.

ENRIQUE Cuando una mujer dice pedante, quiere decir atractivo. Incluso
quiere decir muy atractivo.

SONIA (Se ríe.) ¡Qué estupidez!

Tocan el timbre.

SONIA (En voz baja.) ¿Quién será?

ENRIQUE Voy a ver.

Vuelve enseguida. Todo lo que sigue a continuación en voz baja.

ENRIQUE ¡Los Finidori!

SONIA ¡Era mañana!

ENRIQUE Hoy es 17... Es esta noche.

SONIA ¡Qué desastre!

ENRIQUE Sí.

SONIA ¿Qué hacemos?

ENRIQUE No podemos no abrir.

SONIA Voy a cambiarme.

ENRIQUE No te da tiempo, puedes quedarte así como estás.

SONIA ¡No voy a recibir a los Finidori en piyama!

ENRIQUE ¡No importa! ¡Que te vean en piyama, de todas formas, los


vamos a llenar con papas fritas!

SONIA ¡No pienso recibirlos en piyama!

ENRIQUE (La retiene por la bata mientras el timbre suena de nuevo.) ¡No te da
tiempo de cambiarte, Sonia!

SONIA (Intenta soltarse.) ¡Déjame!

30
El timbre vuelve a sonar

ENRIQUE ¿Cómo puedes ser tan egoísta?

Escena 2

Inés, Humberto, Sonia y Enrique en el salón. Los dos invitados pican aperitivos fríos
(papas fritas, Chocolate Fingers, etc.) puestos sobre una bandeja. Enrique y Sonia los
acompañan bebiendo. Sonia se ha cambiado e Inés tiene una media corrida.

INÉS Ella es alcohólica y depresiva. Humberto dice que es lo mismo,


pero se puede ser alcohólico sin ser depresivo y no todos los
depresivos son alcohólicos, ella es las dos cosas, toma
antidepresivos y bebe. Llegó a nuestra casa pintada como un
payaso, el maquillaje corrido, los labios mal delineados, Sergio
Bloch detrás, sonriendo, como si todo fuera normal – salvo lo
de la inundación – apenas se sentó, ella pidió un whisky, yo
miré a Sergio, ¡ni se inmutó!

Un pequeño silencio.

HUMBERTO ¿Qué quieres decir con eso, amor?

INÉS Quiero señalar lo poco, que a ustedes, los hombres, les importa
nuestra dignidad.

ENRIQUE No se puede vivir con Sergio Bloch y no ser depresivo.

SONIA ¿Tuvieron una inundación?

HUMBERTO Antes de irse de vacaciones, el chico del piso de arriba regó las
plantas y dejó el caño abierto.

INÉS Marisa acababa de remodelar su cuarto.

SONIA ¡Pobre! ¡Qué mala suerte! (Se ríe de buena gana.)

Todos la imitan, excepto Inés.

HUMBERTO Y aparte de esto, Enrique, ¿cómo va tu trabajo sobre los halos


planos? (Se come los Fingers) No están mal estos chocolatitos.

ENRIQUE Lo terminé. Presento mi trabajo de investigación antes de fin de


mes.

HUMBERTO Estupendo. Aunque deberías revisar el Astrophysical Journal. Me


pareció ver una publicación similar en esa revista.

31
ENRIQUE ¿Reciente?

HUMBERTO De esta mañana. Es de un equipo mejicano. Bajo el titulo de


“On the flatness of galaxy halos”

ENRIQUE ¡“On the flatness of galaxy halos”!

SONIA (Encantadora.) Humberto, ¿qué haces? ¿Estás tratando de


desmoralizar a mi marido?

HUMBERTO En mi opinión, Sonia, hace falta mucho más que esto para
desmoralizar a tu marido.

INÉS ¿Cuál es el tema de tu investigación?

ENRIQUE El mismo: “Are the dark matter halos of galaxies flat?”

INÈS ¿Eso qué quiere decir?

ENRIQUE “¿Son planos los halos de materia negra de las galaxias?” Hay
halos de materia negra en las galaxias y estamos tratando de
determinar si son planos o esféricos.

INÉS ¿Y son planos, o no?

HUMBERTO Inés, tesoro, a qué viene tanta pregunta. ¿Sabes de lo que


estamos hablando?

INÉS Me intereso por el trabajo de Enrique.

HUMBERTO Nunca se interesó por el mío. ¡Has causado una muy buena
impresión, amigo!

ENRIQUE Soy un cagado.

SONIA (De forma despreocupada.) ¡Enrique, te lo ruego!

HUMBERTO ¡Palabras memorables! Leí el artículo muy rápido, quizás ellos


aborda las galaxias elípticas...

ENRIQUE ¿Modelaban sistemas de movimiento angular alto?

HUMBERTO Es posible.

ENRIQUE ¡Entonces hablan de las galaxias espirales!

HUMBERTO Quizás se trate de la materia visible, no conocemos sus


conclusiones...

32
ENRIQUE ¡Soy un cagado! No he publicado nada en tres años y un
huevón me acaba de robar el tema justo cuando lo iba a
presentar. ¡Eso se llama ser un cagado!

EL NIÑO ¡Papá!

SONIA Quiere que le pongas una nueva canción en la tablet.

INÉS ¿Qué edad tiene?

SONIA Seis años.

INÉS (A Enrique que se apresura a dejar la sala.) ¿Puedo ir a conocerlo?

ENRIQUE Ven.

Salen. Humberto y Sonia se quedan solos.

HUMBERTO Tengo apenas quince segundos para convencerte de que


almuerces conmigo esta semana.

SONIA Es más de lo que necesitas.

HUMBERTO ¿Mañana?

SONIA Mañana, no puedo.

HUMBERTO ¿El jueves?

SONIA Está bien.

HUMBERTO ¿Lo haces por él o por mí?

SONIA Por él, por supuesto.

HUMBERTO ¡Perfecto!

SONIA ¿Por qué le hablaste de ese artículo?

HUMBERTO Fue una inspiración. Para sazonar la noche.

SONIA ¿Es falso?

HUMBERTO No.

SONIA ¿Es grave?

HUMBERTO Depende.

33
Agarra su mano y la acerca audazmente a sus labios.

SONIA ¿De qué?

HUMBERTO De su enfoque.

SONIA ¡Yo le cuento todo!

HUMBERTO ¡Adiós a la categoría A!

SONIA (Ella se ríe.) Él me preguntó si me parecías seductor.

HUMBERTO ¿Le habrás dicho que mucho?

SONIA No, pedante dije.

HUMBERTO Más sutil, bravo.

SONIA ¿Tu entorno te considera un seductor?

HUMBERTO Hay poca competencia.

SONIA ¿No te da vergüenza?

HUMBERTO ¿Vergüenza?

SONIA En mi casa. Con tu mujer a dos metros.

HUMBERTO Yo no meto la moral en estos asuntos.

SONIA ¿Y dónde la metes?

HUMBERTO El jueves, lo sabrás.

INÉS (Volviendo.) Dijo: no quiero que ella esté en mi cuarto. Y yo le


dije: Hola, Alonso, se volteo a su papá y dijo: no quiero que ella
esté en mi cuarto. No te preocupes, yo tengo dos hijos, además
de mis sobrinos. No me molestó para nada.

SONIA Espero que Enrique lo haya rezondrado.

INÉS Necesito un trago. Gracias a Dios, Enrique no lo rezondró sino


que fue a pelarle una manzana.

SONIA Me peleo con él para que se lave los dientes y Enrique lo


embute de dulces.

INÉS Todos los hombres hacen lo mismo.

34
HUMBERTO ¿A qué viene esa generalización estúpida? ¡Todos los
hombres...! ¿De dónde sacas esas ideas, Inés? Yo no embuto a
nadie.

INÉS Tú los alteras, que es peor. Es capaz de hacerles jugar un


partido de fútbol justo a la hora de acostarse.

HUMBERTO Sólo jugamos futbol una vez y ella me lo va a recordar por diez
años.

SONIA ¿Tú juegas fútbol? Qué gracioso, no te imaginaba jugando


fútbol.

HUMBERTO No juego fútbol, le doy unos golpes a la pelota de vez en


cuando con mis hijos, pero para Inés eso es jugar fútbol. ¿Cómo
me imaginas tú?

SONIA Yo no te imaginaba de ninguna manera. Tu marido es un


poco pretencioso, ¿no?

INÉS A mi marido le encanta seducir. Delante de una mujer guapa,


mi marido se hace el dandi y el seductor.

HUMBERTO Está bueno el vino, ¿no, amor?

ENRIQUE (De vuelta.) Encontré unos pretzels, me da un poco de


vergüenza, también hay una lata de sardinas, ¿quieren que abra
las sardinas?

HUMBERTO Pretzels, maravilloso. Quizás no debería haberme comido los


Fingers antes.

SONIA ¿Le diste una manzana?

ENRIQUE Sí, y se la pelé. Tiene hambre. Si tiene hambre en la cama, ¿qué


quieres que haga?

SONIA Ya le habías dado un chocolatito.

ENRIQUE Medio chocolatito. No volvamos a empezar otra vez con esta


discusión, Sonia, a nuestros amigos no les interesa.

HUMBERTO No creas, Enrique, no es malo escuchar las intimidades de las


parejas.

ENRIQUE Podría haber puesto un ejemplo menos ordinario.

35
HUMBERTO Exactamente es eso lo que tiene de excitante. La intimidad
ordinaria. Uno no puede estar siempre en las alturas.

INÉS Disculpen pero, personalmente, me interesa mucho más la


discusión sobre medio Finger que sobre el aplastamiento de las
galaxias.

HUMBERTO Los halos, querida.

ENRIQUE Si pudiéramos dejar ese tema, si pudiéramos dejar ese tema de


una vez por todas esta noche, se los agradecería.

HUMBERTO Te angustias por nada, Enrique.

ENRIQUE No me angustio. Usted me ha informado, amablemente, de la


existencia de trabajos paralelos, y yo tomé nota, punto final.

SONIA Humberto, anima un poco a mi marido, es tu obligación. Hazte


un poco responsable de su angustia...

ENRIQUE Por favor, Sonia, deja de hacerme pasar por un tipo que se
desmoraliza por un sí o por un no, sin ningún tipo de control.
Todo va bien, acabamos de cerrar dos temas sin porvenir. Entre
la manzana y la materia negra, encontremos ahora un nuevo
punto de partida más atractivo.

HUMBERTO Hace un mes, me fui unos días a un congreso en Finlandia, nos


codeamos con los mejores equipos del mundo. Estuve en unos
seminarios excepcionales, yo mismo di uno que tuvo la suerte
de ser considerada significativa. Tuve intercambios muy
fructíferos con altas eminencias y, ¿de qué me acuerdo? ¿Qué
marcó mi espíritu, y hasta mi alma – sin miedo a ser pomposo?
Un paseo triste, sin alegría, por los alrededores de Turku. Me
estuve codeando con los más grandes investigadores
americanos, ingleses, holandeses, conversando, intercambiando
información relevante y, ¿qué me quedó? Una caminata
monótona a lo largo de un mar gris.

Pasa un tiempo.

INÉS ¿Se puede saber por qué nos hablas de esto de repente?

HUMBERTO Un eco a lo que acaba de decir Enrique. Pensaba en la


importancia de las cosas. Lo que tiene interés y lo que no. Horas
aparentemente vacías se quedan grabadas, las palabras más
insignificantes comprometen al ser. ¿Enrique?

36
SONIA ¿Enrique? Humberto está haciendo un esfuerzo por encontrar
un tema atractivo.

ENRIQUE Muy atractivo, sí. Continúe.

HUMBERTO Ya terminé.

Un ligero tiempo.

INÉS ¿Hace mucho tiempo que viven acá?

SONIA Un año y medio.

INÉS ¿Y antes?

SONIA En Barranco.

INÉS Es mejor acá. Es más tranquilo.

ENRIQUE Para nada es tranquilo, están haciendo un estacionamiento en


la calle de al lado.

INÉS En algún momento lo terminarán.

ENRIQUE Dentro de dos años.

SONIA (Se ríe.) ¡En un mes!

INÉS ¿Puedo fumar?

ENRIQUE Si puedes evitarlo, mejor.

SONIA ¡Qué bicho te ha picado! ¿Estás bromeando? ¡Fuma, Inés, por


supuesto!

HUMBERTO Nadie fuma acá ¿Por qué quieres fumar?

SONIA Puedes fumar si quieres. ¡Enrique, dile que puede fumar!

HUMBERTO Estamos en la casa de Enrique, el olor a cigarrillo le incomoda.


Inés no tiene ninguna necesidad de fumar. Fumar no es una
necesidad para una mujer.

INÉS Ya no voy a fumar.

SONIA Inés, te pido que fumes.

INÉS Ya no tengo ganas.

37
SONIA ¿Piensas estar de mal humor y grosero toda la noche, Enrique?

ENRIQUE A la mierda, fuma,.

HUMBERTO Enrique, no quiero meter el dedo en la llaga, pero admitamos


que algo se desajustó esta noche.

Se oye débilmente una canción que proviene del cuarto del niño.

INÉS ¡Miss Rosi!

ENRIQUE Lo de su paseo en Finlandia me ha deprimido como mierda.

INÉS Mis hijos también la escuchan.

HUMBERTO ¿Ah, sí? ¿Te deprimió, por qué?

ENRIQUE En el punto en el que estoy, Humberto, por loco que parezca,


una invitación a Turku es un fin en si mismo. A un tipo para el
que el congreso es un fin en si mismo, le cuesta incluir el paseo
existencial por el mar Báltico. ¿Es normal que siga escuchando
esa música a esta hora?

SONIA ¡Pero si tú mismo se la has puesto!

INÉS ¿No sabe poner música él solo?

SONIA Le da flojera buscar.

INÉS ¿En serio?

HUMBERTO “Luminous and dark matter in spiral galaxies” fue el tema del
congreso. ¿Por qué no te inscribiste?

ENRIQUE ¿Para qué? Si aún no he presentado mi trabajo de investigación.


Hubiera estado veinticuatro horas de pie como un poste, como
Sergio Bloch en Edimburgo.

HUMBERTO Tu trabajo sobre la dinámica de las galaxias es conocido, no te


hubiese costado hacer que te invitaran, Enrique. Los estudiosos
de la dinámica eran bienvenidos en Turku.

ENRIQUE Deja ese tono condescendiente. Por favor. No intentes


rescatarme todo el tiempo. Me importa un carajo Turku.

HUMBERTO Acabas de decir lo contrario.

ENRIQUE Me importa un carajo Turku.

38
SONIA Basta, Enrique, es infantil lo que haces. Y vergonzoso.

ENRIQUE Me importa un carajo Turku...

SONIA Bueno, a él le importa un carajo Turku, y a mí no me


importaría tomar un poco más de vino.

HUMBERTO No te importa un carajo Turku, como tu artículo, como tu


ascenso, pero encuentras placer – Dios sabe por qué –
haciéndote el orgulloso.

ENRIQUE Siento placer haciéndome el orgulloso ante ti, lo admito. Hace


una hora, estaba dispuesto a tirarme a tus pies, estoy sintiendo
el placer de cambiar de religión.

SONIA Tomaste demasiado, Enrique. Estás borracho.

ENRIQUE ¿Qué? Deberías alegrarte, querida. Ningún tono finidoriano.


Ninguna agachada de cabeza ni hombros levantados, ninguna
risa servil…

INÉS ¿Qué es un tono finidoriano?

ENRIQUE Un tono que yo usaba cuando creía que Humberto Finidori


podía interceder en favor de mi ascenso. Eso fue antes de que él
llegara un día antes a mi casa y se adelantara – ¡se adelantara! –
en darme perversamente una información. Después, retrocede
tres pasos para que yo recobre la razón y me alaba, para luego
terminar hundiéndome de nuevo.

INÉS Si vinimos un día antes, fue por culpa mía, Enrique. Escribí en
un papel, miércoles 17, sin embargo el 17 es jueves,
normalmente los jueves tengo mi clase de macramé y…

HUMBERTO Nos importa un carajo tu macramé, Inés. Eres un artista,


Enrique, haces y deshaces el mundo, según tu humor. Me
subiste al rango de protector, lo ignoraba. Ignoraba que me
hayas asignado ese status. Si lo hubiese sabido, me habría
dedicado a fondo en notificarte mi incapacidad. No me había
dado cuenta, sabes, de la risa servil, yo percibía, qué idiota, un
matiz amistoso ahí donde había – según tú – un tono
finidoriano. Lamento mucho su amargura y lamento mucho
también el no sentirme responsable… ignoraba lo que yo era
para ti.

INÉS No lo ignorabas, Humberto, y ya estoy harta de que me jodas


cada vez que abro la boca. Mi marido me dijo hace un

39
momento en la calle que Enrique necesitaba su apoyo para
ascender a director de investigaciones.

HUMBERTO No dije que Enrique necesitara de mi apoyo, amor. Dije,


mientras tú estabas preocupada por tu media corrida (que por
cierto, se está poniendo peor), en un intento de compasión, dije
que tal vez podría, si Enrique publicaba este año, darle una
mano en su ascenso. Y lo dije sin sospechar que esta tarea me
había sido asignada, lo dije como un hombre que le habla a su
mujer en la confianza de la intimidad.

SONIA Tu descaro me deja sin palabras. ¿Esto forma parte de tu


seducción?

ENRIQUE ¡De tu seducción, Humberto! ¿Qué me dices de esto?

INÉS Dijiste que Enrique necesitaba tu apoyo. Y añadiste que él y su


mujer se arrodillarían a tus pies.

HUMBERTO ¡Me equivoqué! No se arrodillaron, como ves.

ENRIQUE No me arrodillé porque me encanta decepcionar a la gente. En


cuanto a mi mujer, dudo que se arrodille jamás para hacerme
un favor. No quedan Fingers. ¿Se comieron todo el paquete?

SONIA No tomes más, Enrique.

ENRIQUE Me gusta mucho tu corbata Humberto, la noté cuando


entraste, la calidad de tu corbata que no hace juego con el
pañuelo de bolsillo, qué audacia extraordinaria, por no hablar
de la corbata en sí, que ya es algo raro en nuestro entorno,
donde lo común es andar desarreglado, como tutearse. Tú,
Humberto, eres de otro temple, tienes garbo, distancia,
tratamiento de usted, melancolía en el mar del norte... Ser tan
poca cosa en el universo y querer hacerse notar. Hacerse notar
con tu nota infinitesimal, en el campanario de los tiempos.

INÉS Sin embargo yo, fíjate – tomé tanto como tú, Enrique, así que
me lanzo – no estoy de acuerdo. Puede que les parezca gracioso
pero, qué importa, si hasta mi marido se mata de risa o suspira
cada vez que abro la boca – nuestro matrimonio se va a pique,
admitámoslo – no creo en absoluto que el hombre sea poca cosa
en el universo. ¿Qué sería del universo sin nosotros? Un lugar
aburrido, negro, sin un atisbo de poesía. Somos nosotros
quienes lo hemos nombrado, somos nosotros, los hombres, los
que pusimos en este dédalo, los agujeros, las luces muertas, el
infinito, la eternidad, cosas que nadie ve, somos nosotros los
que lo convertimos en algo vertiginoso. No somos poca cosa,

40
nuestro tiempo es insignificante pero nosotros no somos poca
cosa...

Breve silencio.

SONIA ¿Dijiste que nosotros nos arrodillaríamos a tus pies? Siento en


el alma volver a ser tan prosaica cuando Inés acaba de intentar
valientemente levantar el debate.

HUMBERTO ¿Arrodillarse? ¿Pertenece esa palabra a mi campo léxico?

INÉS Eso dijiste.

HUMBERTO ¿Dije que se arrodillarían, Inés? ¿Qué significa eso? ¿Servil o


simplemente cortés, educado? Inés me mata, por motivos
oscuros, lanza al aire una frase fuera de contexto, de la forma
más seca y humillante y ¿tengo que responder a eso? ¿Vamos a
caer ahora en la compasión?

SONIA Deja ese tonito pedante, Humberto, sólo es gracioso para ti.
Dijiste que nosotros nos arrodillaríamos a tus pies, lo dijiste.
¿Sabes? Es la palabra nosotros la que es particularmente
lamentable. Que consideres a él un agradecido servil, lo
entiendo, en eso consiste el encanto del agradecido, pero
incluir a su mujer en ese escenario de humillación es un error.
Tú me parecías interesante, debo confesar, pero no esperaba,
viniendo de ti, semejante vulgaridad.

ENRIQUE ¿Tú también con ese tonito, Sonia? ¡Basta! ¿Qué son estos
coqueteos? ¿El encanto del agradecido? ¡El agradecido te va a
voltear la cara si sigues así!

HUMBERTO ¡Desvarías, Enrique!

INÉS Él no desvaría.

SONIA (A Inés) ¿Qué te pasa, Inés?

INÉS Los vi.

SONIA ¿A quién viste?

INÉS A los dos.

SONIA ¿Qué viste?

INÉS Lo sabes muy bien.

41
HUMBERTO Inés, pisa tierra, ángel mío. Inés no puede tomar más de una
copa, porque después se desorienta.

SONIA ¿Qué viste? Dilo.

INÉS Eres más fuerte que yo, Sonia, yo me desarmo muy rápido...
(Le tiende la copa a Enrique, que le sirve y se termina su propia
copa.) Gracias, Enrique.

HUMBERTO Voy a llevármela.

INÉS Va a ser horrible en el auto. Verás, Enrique, acá él se controla,


pero en el auto va a ser una pesadilla. ¿Puedes pedirme un
taxi?

ENRIQUE (A Sonia.) ¿Qué vio, Sonia? (A Inés.) ¿Qué fue lo que viste?

SONIA ¿Qué es lo que vio? ¡No sé! ¡No quiere decirlo!

HUMBERTO No vio nada, se tomó todo el trago y se va a ir a dormir


tranquilamente...

INÉS (A Enrique) Ellos se parecen, son igual de cínicos y tienen el


mismo aplomo. No podemos competir con este tipo de gente.

ENRIQUE No somos iguales, por favor. ¡No intentes meternos en el


mismo saco! ¡Somos de mundos antagónicos!

INÉS Eso es lo crees...

HUMBERTO Vámonos.

ENRIQUE Lárgate. Y llévate a tu mascota. Váyanse.

INÉS ¡Perfecto, Enrique! Llámame como quieras, ya pasé el umbral


de la embriaguez, tengo pinta de borracha, mi marido es un
canalla, es una noche histórica para mí...

HUMBERTO Vámonos.

INÉS Sí, vámonos, ángel mío, remátame en el Audi. Tenemos un


Audi nuevo, Humberto lo estacionó a un kilómetro de acá para
evitar que se lo roben...

HUMBERTO Te pareces a Marisa Bloch, Inés, ¡no nos vas a hacer una escena,
querida!

INÉS Soy a prueba de balas, puedes seguir...

42
ENRIQUE ¡Basta de lloriqueos! ¡Por el amor de Dios! No nos vas a
conmover con tus problemitas de pequeña burguesa. ¡Soy a
prueba de balas! Qué buena expresión, me gusta, tiene una
fuerza… una solidez… a prueba de balas. Lárguense.

HUMBERTO Vámonos. (Jala a Inés.) Nos vemos, Sonia.

SONIA Adiós.

HUMBERTO ¿El jueves?

SONIA Por supuesto que no.

Él le sonríe. Humberto e Inés salen. Enrique y Sonia se quedan solos.

43
ACTO III

Noche. Las cuatro (los Finidori ya han llegado). La misma situación. Sonia en piyama.
Inés no tiene la media corrida. Jovialidad.

HUMBERTO ¿Cuál sería la teoría del todo? Una teoría unificada de las
fuerzas fundamentales. Ahora, tendría que concebirse una
teoría de todas las interacciones fundamentales, en primer
lugar, estaríamos muy lejos de una teoría del todo. Como
afirmaba Poincaré, no basta con examinar las células de un
elefante para conocer su realidad zoológica, ¡habría que
eliminar la paradoja cósmica! ¿Cómo captar el mundo tal y
como es? ¿Cómo eliminar la diferencia entre lo real y la
representación de lo real, la diferencia entre el objeto y la
palabra? ¿Cómo se llama esto? Chocolate Fingers, deliciosos. En
líneas generales, ¿cómo podemos pensar en el mundo sin que
nuestro pensamiento sea parte de este mundo?

ENRIQUE Paradoja más trágica aún, ya que la meta principal del


emprendimiento científico es la objetividad total.

HUMBERTO Después de la religión y la filosofía, la ciencia corre detrás de la


unidad. ¿Vana persecución o la tierra prometida?

ENRIQUE ¿Quién puede decirlo?

SONIA ¿Cuál es el interés de una teoría unificadora?

HUMBERTO Buena pregunta. Muy buena pregunta, no creo que haya que
hablar en términos de interés sino de carencias. Vivimos con el
pesar de un mundo sin separaciones, con la nostalgia de una
totalidad perdida, nostalgia acentuada por la fragmentación del
mundo causada por la modernidad.

ENRIQUE Precisamente.

Se oye suavemente una canción que proviene del cuarto del niño.

INÉS ¡Miss Rosi!

ENRIQUE ¿Cómo es que no está dormido?

SONIA No duerme. No puedes obligarlo a dormir. Ya apagó la luz,


está usando su tablet.

INÉS Es adorable. Muy independiente.

44
SONIA Sí, muy independiente.

INÉS Tienen suerte, los nuestros son capaces de aparecer catorce


veces en una noche.

ENRIQUE Alonso es completamente autónomo. Diría que demasiado. ¿No


sería mejor que apague la tablet, Sonia?

SONIA (Levantándose, a Inés.) ¿Quieres conocerlo?

INÉS ¡Me encantaría!

Ellas salen. Humberto y Enrique se quedan solos.

HUMBERTO Bueno, ¿y los halos planos?

ENRIQUE Lo terminé. Presento mi trabajo antes de fin de mes.

HUMBERTO Aunque deberías revisar el Astrophysical Journal. Me pareció ver


una publicación similar en esa revista.

ENRIQUE “On the flatness of galaxy dark halos”, exacto, un colega me


llamó para avisarme. Dejé la laptop en la oficina.

HUMBERTO No está tan lejos de su tema, ¿no? Qué maravilla estos


chocolatitos, llévatelos de aquí.

ENRIQUE Adelante, por favor, me da vergüenza servirles esto.


Efectivamente es mi tema, sí, aparentemente es el tema que está
en boga. Es de un equipo mejicano liderado por Meléndez.

HUMBERTO ¡Los mejicanos están en todas!

ENRIQUE ¡Así parece!

HUMBERTO ¿Te ha molestado enterarte de esto?

ENRIQUE Un poquito. No sé cual es su estudio ni sus conclusiones, mi


colega me va a volver a llamar. Pero imagino que hay muchas
probabilidades de que seamos complementarios.

HUMBERTO Sí, sí, sí. Por supuesto.

ENRIQUE Tengamos confianza en la diversidad de las mentes humanas.

HUMBERTO Bravo.

45
ENRIQUE Voy a tener que incluir sus resultados en mi trabajo. Hasta
podría ser una ventaja.

HUMBERTO ¡Cierto! Te veo muy en forma, Enrique.

ENRIQUE Cansado, pero en forma, sí.

HUMBERTO Es lindo este barrio.

ENRIQUE Muy lindo.

Aparece Sonia.

SONIA Quiere que vayas...

ENRIQUE ¿Por qué no se duerme?

SONIA Le mostró a Inés su aeropuerto y dice que tú no lo viste.

ENRIQUE Humberto, ¿me disculpa dos minutos?

Sale. Humberto y Sonia se quedan solos. Inmediatamente Humberto se lanza sobre


Sonia e intenta atraerla hacia él.

HUMBERTO Con esa piyama, sin maquillaje, en tu casa, rodeado por tus
cosas, si hubieses querido asesinarme, no tendrías que
mostrarme nada más...

SONIA (Se ríe e intenta - débilmente – escaparse de él) Estás loco…

HUMBERTO (Persiguiéndola.) Eres demoledora, Sonia, dañina, me desarmas...


no corrí, volé, hice adelantar un día el calendario, tuve que
alterar el tiempo para volverte a ver...

SONIA Me has visto dos veces en tu vida... estás borracho.

HUMBERTO ¿Y qué? Con una vez sobraba... (Intenta besarla, falla, ella se ríe,
huye, él atrapa su mano, juguetón) ¿Conoces el mar Báltico?...
Hace un mes caminé por el norte de Turku, un país frío y
desolado y pensaba en una mujer que percibí en casa de los
pobres Bloch... (Ella vuelve a escaparse y él la vuelve a atrapar.)
Caminé a orillas de un mar sombrío, con casas bajas y sin
ventanas y no dejaba de pensar en ella… qué suerte tiene
Enrique, Enrique es un grande, unos mejicanos trataron su
tema y hace como si no le importara, si rebotan su trabajo, no
podré hacer nada por él... adoro tus ojos...

SONIA ¿Unos mejicanos?

46
HUMBERTO Unos mejicanos.

SONIA Están detrás de la puerta...

HUMBERTO ¿Los mejicanos?...

SONIA (Se ríe y se deja atrapar.) Mi hijo, Enrique, Inés...

HUMBERTO El mundo entero está detrás de la puerta... ¡el mundo siempre


está del otro lado de la puerta!...

Él la besa. Ella se deja. Se oye la voz de Inés y de Enrique. Se separan.

INÉS ¡Un verdadero arquitecto, este chico!

ENRIQUE Quiere un chocolatito.

HUMBERTO (Agarrando la caja de Fingers) ¡Toma, llévale estos Fingers que


van a ser mi perdición!

INÉS ¡Por favor, Humberto, no le van a dar un paquete entero de


Chocolate Fingers en la cama!

ENRIQUE ¡Ni siquiera uno!

SONIA Dáselo, ¿qué va a pasar? No se va a morir.

ENRIQUE ¿Le doy el paquete?

HUMBERTO Me los comí casi todos.

INÉS (A Enrique, que sale con el paquete.) Estás haciendo mal, Enrique.

ENRIQUE ¿Qué hago?

SONIA Dale uno.

ENRIQUE ¿Uno sólo?

HUMBERTO Deben quedar dos o tres.

ENRIQUE ¿Qué hago, Sonia, antes de volverme loco?

SONIA Dale lo que queda y dile que es algo totalmente excepcional.

Enrique sale.

47
INÉS Me lo explicó todo. En realidad, ha construido un aeropuerto-
estación...

HUMBERTO Un aeropuerto.

INÉS No, no, un aeropuerto-estación.

HUMBERTO Eso se llama un aeropuerto.

INÉS Sé perfectamente lo que es un aeropuerto, Humberto, pero


Alonsito hizo un aeropuerto-estación, una estación en el
aeropuerto, una estación con trenes y rieles que cruzan las
pistas, eso no es un aeropuerto, es un aeropuerto con aviones,
combinado con una estación de tren, ¡un aeropuerto-estación!

ENRIQUE (De vuelta.) ¡Quedaban dos Fingers!

INÉS ¿Qué es lo que hizo Alonso? ¡Un aeropuerto-estación!

ENRIQUE Un aeropuerto-estación, sí.

HUMBERTO Está bien. ¿Por qué molestarse?

ENRIQUE ¿Quién está molesto? Nos morimos de sed. ¿Un licorcito,


Humberto?

HUMBERTO Gracias, yo sigo con el vino.

ENRIQUE (Le sirve) ¿Sonia?... ¿Inés?... (Llena todas las copas, Inés bebe.)

Silencio.

HUMBERTO ¿Qué es de los Bloch? ¿Los ven?

SONIA Se les inundó la casa.

HUMBERTO ¿Se les inundó?

SONIA Antes de irse de vacaciones, el chico de arriba regó las plantas y


dejó el caño abierto.

ENRIQUE Marisa acababa de remodelar el departamento.

SONIA Y él estaba saliendo de una depresión.

HUMBERTO El pobre es depresivo.

ENRIQUE Sí.

48
Un tiempo.

HUMBERTO La última vez que lo vi, le dije: Escucha, Sergio, la depresión es


una espiral, nadie puede ayudarte, nadie puede hacer nada por
ti, el único remedio es la voluntad, la voluntad, la voluntad. Eso
lo abatió el triple. No era para nada lo que había que hacer con
él. Se quedó postrado, con una mirada de espanto como no vi
nunca en mi vida.

INÉS Si estuviese deprimida y me dijeran: la voluntad, la voluntad,


me tiraría por la ventana.

SONIA Yo también.

HUMBERTO ¿Qué se puede decir? Hagamos lo que hagamos siempre


perdemos. Podemos decir, mi querido amigo, que tú te
precipitas, te anticipas a la caída, bravo, agradécele a tu destino
por haberte llevado hasta el borde del reino de los desdichados.
Esto es lo que se puede decir.

Silencio.

ENRIQUE Deberíamos hacer una cena con los Bloch.

SONIA ¿Te queda alguna otra idea así de divertida?

El teléfono suena. Enrique contesta.

ENRIQUE Sí, te escucho... (A los otros.) Es mi colega... (Al colega.) Sí... Sí...
Claro… ¿En serio? ¿En serio? No, no, mi trabajo es sobre tres de
las galaxias externas... ¡Así es! Uno entre diez... ¿Tres entre
cuatro? Bueno, perfecto... Gracias, gracias, no puedo hablar
ahora, estoy con unos amigos, nos vemos el lunes… Chau.
(Cuelga) ¡“On the flatness of the Milky Way’s dark halo”! ¡La
Vía Láctea! ¡El trabajo de los mejicanos es sobre la Vía Láctea!
¡Las simulaciones cosmológicas dan una relación de una entre
dos! ¡La mía es de una entre diez! ¡Y la de los mejicanos es de
tres entre cuatro!

HUMBERTO Fantástico.

ENRIQUE (Moderadamente loco de alegría) No es fantástico, pero me siento


mejor. ¡Tomemos algo, amigos, por favor! ¡Vivan los mejicanos!
¿Se mueren de hambre, no? Sonia, ¿dónde están los pretzels?
Teníamos pretzels, amor.

SONIA Ahí.

49
ENRIQUE ¡Ah, no los había visto! ¡Pretzels sabor pimienta y sabor
comino! ¡Comino, qué rico! ¿Inés?

INÉS No gracias.

ENRIQUE ¡Humberto, dale, dale!

HUMBERTO (Agarra un puñado de pretzels y levanta su copa.) ¡Por tu


publicación, Enrique!

ENRIQUE (Choca su copa, feliz) ¡Se burla de mí, pero no me importa!

INÉS (Bebe.) ¡No entiendo nada pero igual brindo por ti!

SONIA Yo brindo por ti y te doy un beso, mi amor.

ENRIQUE ¡Bésame, mi amor! ¡Levantemos nuestras copas por el héroe de


hoy, el coloso que no publica nada en tres años y que hace una
fiesta porque puede presentar su trabajo!

SONIA ¡Qué vanidad!

ENRIQUE No es vanidad. Es coquetterie, Sonia. Que nuestros amigos no


se imaginen que a pesar de mi alivio, haya perdido el sentido
de la proporción (bebe) sobre todo delante de una eminencia.

HUMBERTO Ah, te burlas de mí, pero no me importa.

SONIA ¿No eres una eminencia? Me decepcionarías.

ENRIQUE La he educado en el mito finidoriano, ¡cuidado!

HUMBERTO Ya veo.

ENRIQUE ¡La Vía Láctea! ¡Por qué no lo dijo antes ese tarado! ¡Yo ya
estaba pensando en galaxias espirales, en galaxias elípticas!
¿Música? ¿Y si ponemos un poco de música?

INÉS ¡Ay sí, música!

SONIA ¡No vamos a poner música, Enrique!

ENRIQUE ¿Por qué no?

HUMBERTO Tiene razón, ¿por qué no?

Vacilación, Enrique vaga en una especie de indecisión.

50
ENRIQUE No, es verdad, es una tontería, no vamos a poner música.

INÉS ¿Y por qué no?

HUMBERTO Ya no tiene ganas, Inés.

SONIA Podemos pasar una bonita noche sin música, ¿no?

INÉS Parece que de pronto te has deprimido, Enrique.

ENRIQUE No me he deprimido.

INÉS Tu hijo hizo un edificio maravilloso, mañana lo destruirá, en su


mundo no se guardan las cosas, no se guarda nada, ni siquiera
a sí mismo... (Bebe) Sírveme otra copa, Enrique, por favor, me
vino un bajón de repente, y tengo miedo de arruinarles la
noche... Puso nieve sobre las pistas con pedacitos de papel
higiénico... arriba de los cubos hay tormentas y huracanes... Y
por encima de nosotros... ¿qué hay? Hazme soñar tú que vives
en las alturas...

ENRIQUE Yo no vivo en las alturas, Inés... De hecho, bastante por debajo


para serte sincero.

INÉS ¿Ah, sí?

ENRIQUE Mírame. Pasar de una alegría absurda a una melancolía igual


de absurda. No se fundamenta en nada.

Una pequeña pausa.

HUMBERTO En todo caso, Enrique, volviendo a tus asuntos, si publicas de


acá a fin de año, obligatoriamente voy a tener que hablar de ti
en el Comité Nacional.

ENRIQUE ¡Humberto, nada le obliga!

SONIA Enrique, ¿no has tomado un poco más de la cuenta?

HUMBERTO Voy a hablar de ti porque eres un hombre puro, tienes talento


pero no espíritu beligerante. No estás dotado de las
capacidades estratégicas de alguno de tus colegas. Una carrera,
es un plan de guerra.

ENRIQUE Presentado así, me dan ganas de vomitar.

HUMBERTO Entonces hablaré de ti para ganarme la simpatía de Sonia, a la


que tengo la impresión que le he caído antipático.

51
INÉS Te crees muy gracioso, pero eres un pesado.

SONIA Lo elegante hubiera sido que apoyes a mi marido sin que lo


sepa. Un discreto empujoncito.

HUMBERTO Ves como le caigo antipático.

ENRIQUE ¿Quién quiere el último pretzel de comino?

HUMBERTO Cómetelo, Enrique.

Una pausa.

ENRIQUE Para mi, los mejores, son los de comino.

HUMBERTO Esta noche, he descubierto... ¿cómo es que se llaman? Los


Chocolate Fingers. Apunta ese nombre, Inés.

ENRIQUE Pueden jactarse de haber ido a la peor comida de sus vidas.

HUMBERTO Enrique, dime la verdad. Este repentino brote de melancolía,


¿es debido a nosotros?

SONIA Enrique quiere que las cosas lleguen y que no lleguen. Él


quiere al mismo tiempo triunfar y no triunfar, ser alguien y no
ser nadie. Quiere ser como tú, Humberto, y quiere ser un
fracasado, quiere que lo ayuden y que lo rechacen. Así es
Enrique, Humberto, un hombre que pasa de la alegría a la
melancolía y de la melancolía a la alegría; que de repente se
emociona, se levanta de buen humor y se emociona y cree que
la vida está llena de promesas y se ve con el Nobel, parece un
conspirador excitado y sin ninguna razón, de golpe, se agobia,
se paraliza; y en lugar de la impaciencia, la duda y la
incertidumbre; y en lugar del deseo, la duda y la inmensa
incertidumbre. Algunas personas pueden lidiar con la vida y
otras no...

INÉS Se me corrió la media.

ENRIQUE Ella ejercía su carrera de abogada antes de trabajar para un


grupo financiero. En mi opinión, podría conseguir que
absolvieran a cualquier criminal.

HUMBERTO ¿Por qué no sueltas tu copa, Inés?

INÉS Me he desanimado en dos horas. ¿Saben que a Humberto lo


acaban de incorporar en la Academia de las Ciencias?

52
Silencio.

SONIA ¿Acaban de incorporarte en la Academia de las Ciencias?

HUMBERTO ¿Es necesario gritarlo a los cuatro vientos?

INÉS A los cuatro vientos sería un poco exagerado, estamos en la


casa de nuestros amigos.

HUMBERTO A nuestros amigos les da mismo.

SONIA A tus amigos no les da lo mismo, Humberto, tus amigos – si la


palabra no es exagerada – tus amigos están impresionados. Se
inclinan ante ti. Les gustaría compartir esta alegría contigo,
pero...

ENRIQUE Claro que nos alegramos. Bravo, Humberto. Pero, ¿qué está
diciendo?

SONIA Claro que nos alegramos, sí.

ENRIQUE ¡Nos alegramos. La Academia… ¡qué logro, Humberto! ¡Y


nosotros celebrándolo con papas fritas y pretzels! Claro que nos
alegramos, y aunque esta noche de pronto me haya venido una
ligera sensación de soledad, me alegro sinceramente,
Humberto, de su éxito.

HUMBERTO Éxito. Bueno. (Se levanta.) Inés, es tarde, nos tenemos que ir.
(Inés se levanta.) Voy a hablar de ti en el Comité Nacional,
Enrique. Discretamente. Envíame tu trabajo antes de
presentarlo.

INÉS Gracias por esta linda velada. Va siendo hora de que


desaparezca, una sola copa basta para aturdirme.

HUMBERTO Adiós, Sonia...

SONIA Adiós…

Se marchan. Enrique y Sonia se quedan solos. Silencio.

ENRIQUE ¿Duerme?

SONIA Así parece.

Se oye la música de Miss Rosi que proviene del cuarto del niño.

53

También podría gustarte