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LA PROMESA

De Alexei Arbuzov
Adaptación de Roberto Ángeles,
Diego Salinas e Italo Maldonado.

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Personajes:

Lika

Marat

Leonidik

Acto 1: de marzo a mayo de 1942

Acto 2: de marzo a mayo de 1946

Acto 3: diciembre de 1956

La acción transcurre en Leningrado.

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Acto uno
Escena 1

30 de marzo de 1942. Uno de los pocos departamentos habitables de un edificio


en Fontanka. La habitación está casi vacía; los muebles han sido utilizados como
leña. Sólo hay una cama. Lika duerme en la cama, tapada con una frazada. Es de
noche. Hace mucho frío. Está oscuro. La puerta se abre lentamente y Marat se
para en el umbral. Enciende una vela. Él observa a Lika. Ella lo mira muy
asustada.

Lika: ¿Quién eres?

Marat: ¿Quién eres tú? (Pausa) Quiero decir, ¿qué estás haciendo aquí?

Lika: Vivo aquí.

Marat: ¿Cómo has entrado? (Buscando por la habitación). Había muebles


aquí… cosas personales… ¿Dónde está todo?

Lika: Lo quemé.

Marat: ¿Todo?

Lika: Todo.

Pausa.

Lika: ¿Quién eres?

Marat: Yo vivía aquí. Este es mi departamento.

Lika: ¿…y dónde has estado?

Marat: A ti qué te importa. Escucha, había una fotografía en esta pared, un retrato
de un oficial de la marina. ¿La has visto?

Lika: La quemé.

Marat: (Muy enojado) Espero que todos mis muebles y mi fotografía te hayan
mantenido muy caliente. Esa fotografía que has quemado era de mi
infancia. (Pausa) ¿…estás sola?
Lika: Sí. Estoy sola.

Marat: ¿Y no tienes miedo?

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Lika: Por supuesto que tengo miedo. No soy estúpida. (Pausa) No me da tanto
miedo cuando se escuchan disparos, porque eso significa que hay gente
con vida… Pero cuando hay un silencio total… me da mucho miedo.
(Perpleja) ¿De qué tengo miedo? De que alguien pueda meterse aquí. Este
edificio está clasificado como abandonado. El ascensor no funciona. Las
escaleras parecen muy peligrosas. Ningún extraño se arriesgaría a subirlas.
En realidad, las escaleras están en perfecto estado. Sólo se ven mal. En
este piso sólo hay otro departamento con gente. Pero ellos han dejado de
salir. Yo les traigo su ración de pan. En agradecimiento, ellos me dijeron
que yo podía tomar sus muebles cuando ellos se murieran. (Pausa).

Marat: ¿Qué hay del piso de arriba? ¿Hay alguien?

Lika: Está vacío. ¿Eran amigos tuyos?

Marat: ¿Y tú dónde vivías antes de meterte aquí?

Lika: Calle abajo.

Marat: No te recuerdo.

Lika: Yo era sólo una niña antes de la guerra.

Marat: ¿Y qué pasó?

Lika: Le cayó una bomba a mi edificio y lo destruyó todo.

Marat: ¿Había alguien cuando cayó la bomba?

Lika: Nanny. Mi madre es doctora y está en el frente. Yo vivia con Nanny. Ella era
parte de la familia, había estado con nosotros durante años… El edificio fue
bombardeado cuando fui a traer nuestra ración de pan. Escuché la bomba y
corrí de regreso. Pero no había quedado nada. Sólo este edificio estaba de
pie. Eso fue el primero de marzo. Hace un mes.

Marat: ¿Estás bien?

Lika: En verdad, no estoy tan mal. Tengo tres paquetes de comida que me envió
mi madre en el invierno. Los soldados me las habían traído antes del
bombardeo y pude recuperarlos entre los escombros. Pero supongo ya no
habrá más paquetes porque no saben dónde vivo ahora.

Marat: Te encontrarán. Pareces afortunada.

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Lika: Muchas gracias.

Marat: ¿Cuántos años tienes?

Lika: Podría cumplir dieciséis en la quincena.

Marat: ¿Por qué podrías?

Lika: Cualquier cosa puede pasar.

Marat: ¡No seas pesimista! Yo voy a cumplir dieciocho el próximo año. Te lo


aseguro.

Lika: Cuando era niña soñaba con cumplir dieciséis, y todas las cosas que podría
hacer. En el cine todas las películas que valen la pena ver dicen: “No
permitida para menores de dieciséis”. ¡Es patético!

Marat: Naturalmente.

Lika: … Pero sería una pena morirme antes de que me sea permitido.

Marat: Lo lograrás.

Lika: ¡He tenido dos cupones de comida durante un mes entero! Porque Nanny
murió a comienzos del mes.

Marat: No hay nada como que maten a tu familia a inicios del mes.

Lika: ¿Por qué dices esas cosas?

Marat: Tengo mucho sentido del humor. Pero no soy afortunado como tú. (Saca
dos tarjetas de ración de comida de su bolsillo). Yo tengo dos cupones de
comida, ¿ves? Pero vencen el treinta y uno. Mañana. Mi gente se muere en
el día equivocado. (Se voltea).

Lika: No llores.

Marat: No estoy llorando. Tú te acostumbras a todo, ¿verdad?

Lika: (Señalando la tarjeta de ración de comida de Marat) ¿Esa ración era de tu

madre?

Marat: De mi hermana.

Lika: Oh.

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Marat: ¿Ves este botón? Ella me lo cosió esta mañana. (Pausa) Me fui a vivir con
ella a la Isla Kammeny cuando los alemanes nos cercaron. Era una casa
pequeña, de madera, sólo un par de pisos. No había bombardeos. (Pausa)
Su esposo se unió al ejército y ella se quedó sola ahí. Yo le decía:
“Regresemos al departamento”. Pero ella no quería. “¿Y si mi esposo
regresa?” me contestaba. (Pausa). Si sólo me hubiera escuchado, ahora
ella estaría sentada aquí. Mi padre estaba en la marina. Recibí una carta de
él hace cinco meses… Y ahora no queda nada de él. Ni una sola foto. Me
hubiera gustado quedarme con una foto.

Él mira a Lika.

Lika: Lo siento.

Pausa

Marat: ¿Cuál es tu nombre?

Lika: Lidya Vasilyevna. Lika. ¿Y tú?

Marat: Marat Yevstigneyev. Marat.

Lika: Si sólo tuviéramos otro colchón…

Marat: No hay motivo para alarmarse. Es una cama grande.

Lika: No estarás sugiriendo que…

Marat: No te asustes, entraremos. Tus pies de ese lado, y los míos de éste.

Lika: No podemos hacer eso.

Marat: ¿Por qué no?

Lika: Bueno, tú sabes…

Marat: Tú eres sólo una niña.

Lika: (Pensando) Podríamos cortar la cama por la mitad.

Marat: Es de fierro sólido, boba. Y no tenemos una sierra.

Lika: Bueno, encontraremos una solución mañana.

Marat: Haremos una requisa por los otros departamentos. Puede que encontremos

algo.

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Lika: La gente ya ha hecho eso.

Marat: (Sentándose en la esquina de la cama se saca las botas) No la gente como

yo.

Lika: Qué suerte que haya dos almohadas. (Ella le da una a él) Pero mantén tu
distancia.

Ambos se acuestan.

Marat: ¿Te estás riendo?

Lika: (Entre risas) Estás respirando.

Marat: Claro que estoy respirando.

Lika: No habrá más silencio…

Marat: Cierra el pico. (Apaga la vela).

Escena 2

14 de abril. De tarde. Lika está en el piso sacando latas de comida de una


pequeña caja. Entra Marat. Lika corre hacia él.

Lika: ¡Marat!

Marat: ¡Espera! Primer punto: reparto de regalos.

Él le da a ella una rosa roja hecha de papel.

Marat: ¡Feliz cumpleaños, Lika! ¡Dieciséis! ¡Toda la ciudad debe ahora besarte los
pies! Yo te los besaré en representación de todo Leningrado. (Le saca las
botas y las medias y le besa los pies largo tiempo).

Lika: ¿De dónde la has sacado? (Se pone sus medias y zapatos).

Marat: Hice un intercambio de algunas cosas que no necesitaba. Pero hay más.
(Le muestra un pequeño terrón de azúcar en la palma de su mano) ¡Azúcar!

Lika: ¡Azúcar! Gracias. Ahora cierra los ojos.

Él cierra los ojos. Ella lo toma de la mano y lo lleva hasta la caja.

Lika: ¡Mira! ¡Vamos a celebrar! (Silencio) ¿Qué…?

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Marat: Llegó tu paquete.

Lika: ¡Sí! ¿No estás contento?

Marta: Hace que mi terrón de azúcar se vea un poco pobre.

Lika: ¡No, de ninguna manera! ¡Para mostrarte cuánto significa tu terrón para mí
me lo comeré ahora mismo! (Come un pedazo del terrón). ¡Mmm, qué
delicia! ¡Este Marat es un buen hombre! ¡Vamos a darle un pedazo!

Coloca el terrón en la boca de Marat. Ambos comen el azúcar despacio, con


muchísimo placer.

Marat: ¡Mira, hay leche condensada… guiso… incluso mermelada!

Lika: Y una carta. Noticias de mi madre. Ganó una medalla.

Marat: Así que estás contenta.

Lika: Tú también estarás contento Marik. Ya verás. Por favor, no estés triste.
¡Tengo lo que tanto quería: dieciséis años! ¡Celebremos!

Marat: Tu madre te escribió.

Lika: No lo eches a perder…

Marat: (Con suavidad) Bien. Celebremos.

Lika: ¿Es lo que tenemos que hacer, cierto?

Marat la mira de forma extraña.

Marat: Hace mucho tiempo, un hombre muy, muy viejo, vivía con su muy, muy
vieja esposa, en una pequeña casa en…

Lika: ¿De qué estás hablando?

Marat: No lo entenderías.

Lika: ¿Soy una idiota?

Marat: No. Tú no eres una idiota. (Serio) Yo podría decirte lo que eres. Pero no lo

haré.

Lika: ¡Por el amor de Dios! La tetera está hirviendo. ¡Abre algunas latas! (Sale y

regresa con la tetera).

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Marat: ¿Qué hiciste hoy en el Centro?

Lika: Inspeccionamos el Número 17, calle abajo. Pasamos por todos los
departamentos, y sacamos los cuerpos. Es raro, ya no me asustan los
cadáveres. Ya me acostumbré a ellos. ¿Eso está bien?

Marat: Probablemente.

Lika: Tú eres un hombre sabio.

Marat: Muy sabio.

Lika: ¿Qué hiciste hoy, hombre sabio?

Marat: Trabajé en la tubería central. Qué estupendo sería si nosotros pudiéramos


hacer que retorne el suministro de agua para toda la ciudad.

Lika: Sería fantástico. Y ahora… ¡la leche! ¡Busca las tazas! ¡Rápido!

Lika abre la lata de leche condensada mientras Marat sale y trae las tazas. Lika
sirve agua en cada taza y mide la leche con una cuchara en cada taza.

Marat: Una cucharada para cada uno.

Lika: No, hoy serán dos.

Marat: Está bien. Una y media.

Lika: Y galletas.

Marat: Dos cada uno.

Lika: Tres cada uno. Por hoy.

Marat: ¿Quién está a cargo del departamento de suministro aquí?

Lika: Yo no sabría vivir sin ti.

Marat: (Subiendo la voz) ¡Su atención por favor! Ahora voy a dar una perorata…

Lika: ¿Una perorata?

Marat: Un elogio.

Lika: (A punto de reírse) ¡Un elogio!

Marat: ¿Puedes controlarte un momento por favor? (Alzando su taza)


Felicitaciones, Lika. Hace un año yo tuve dieciséis. Así que sé por lo que

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estás pasando. Pero… Sé feliz, pequeña Lika. ¿Quién eres? Yo podría
decírtelo. Pero no lo haré.

Lika: ¡Bravo! ¡Qué tal orador!

Marat y Lika: (Brindando) ¡A la mierda Hitler!

Marat: ¡Y larga vida a Lika!

Ellos chocan sus tazas y toman.

Marat: Ahora yo debo besar tu mano.

Ella se ve preocupada.

Marat: Es el protocolo. Ahora eres una adulta.

Él toma su mano y se la besa amorosamente.

Marat: ¿Complace esto a la joven dama?

Lika: El gran Marat Yevstigneyev besó mi mano. Una experiencia inolvidable.

Marat: ¿Alguna vez has besado a alguien?

Lika: Yo amo a mi madre, así que nunca haría nada que la ofendiera.

Marat: ¿Siempre has sacado las mejores notas en conducta?

Lika: Sí. ¿Tú no?

Marat: Nunca.

Lika: No me sorprende.

Marat: ¿Así que nunca has besado a alguien…?

Lika: Bueno, una vez.

Marat: (Asombrado) ¿De verdad? ¿Por qué?

Lika: Oh, eso sucede, tú sabes… Los errores de la juventud…

Marat: (Repentinamente triste) Exactamente.

Lika: Mi madre ha pedido que yo sea evacuada a Moscú. Cuando se enteró de la


muerte de Nanny. ¿…Quieres que me vaya?

Pausa.

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Marat: (Con voz de hombre viejo) No me dejes aquí solo Lydia Vasilyevna. Ten
piedad de nuestros pequeños. No te vayas.

Lika: Idiota.

Marat: Tú no sabes cuán idiota puedo llegar a ser. Podría decírtelo. Pero no lo
haré.

Lika: Está oscuro.

Marat trae un candelabro prendido.

Lika: ¿Bailamos?

Marat: No hay música.

Lika: No la necesitamos. Nosotros tenemos nuestra música. (Ella empieza a


tararear un vals lento) ¿Lo conoces?

Marat: Sí.

Ambos tararean el vals, y rodean lentamente la habitación, sosteniéndose uno al


otro. Disparos lejanos. Marat la besa en los labios. La puerta se abre. Entra
Leonidik y cae pesadamente cerca del candelabro. Lika y Marat corren hacia él.
Lika prepara la cama. Marat lo carga a la cama y lo arropa.

Leonidik: (Tosiendo) Por favor…

Escena 3

21 de abril. Leonidik está echado en la cama tapado con la frazada. Tose mucho.
Marat está sentado a su lado, le calienta los pies desnudos con su aliento y sus
manos. Marat le besa los pies a Leonidik por largo rato luego se saca los zapatos
y las medias. Marat le pone sus medias a Leonidik. Lika ingresa a la habitación.

Lika: ¿Está dormido?

Marat: Le di su sopa caliente cuando volví.

Lika: (Toca la frente de Leonidik) Tenía pulmonía.

Marat: ¿Y cómo es que no está muerto?

Lika: Ayudó que yo sea la hija de una doctora. Lo he curado en una semana.
Aunque tú hayas sido el enfermero.

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Marat: Yo soy una gran persona.

Lika: Tiene un nombre muy gracioso: Leonidik.

Leo: (Con los ojos cerrados) Yo también creo que tengo un nombre muy

gracioso.

Lika: No estabas dormido.

Leo: ¿Marat, tu madre está viva?

Marat: No. (Se ríe). Bueno, yo nunca la conocí. Ella podría estar viva.

Leo: Marat es un hombre que ama a su padre. Punto.

Lika: ¿Qué clase de conversación es esa? Ustedes dos están locos.

Leo: ¡Nosotros no estamos locos! Es sólo que nosotros lo hemos visto todo.
¡Todo lo que hay que ver, nosotros lo hemos visto!

Marat: Échate. Aún no estás sano para estar acalorado.

Leo: Leonidik. El nombre es hilarante. Quiero contarles una historia. Por


haberme salvado la vida. Yo tengo que contarles lo que me pasó. (Pausa).
Yo amaba a mi madre. No encuentro las palabras para decirles cuánto la
amaba. Pero mi padre, era un hombre muy ocupado, siempre en el trabajo,
muy popular, exitoso. Él intentaba conversar conmigo cada domingo,
después del almuerzo, pero él no tenía ni idea de cuándo era mi
cumpleaños, o qué estaba haciendo en el colegio. Él se murió hace cinco
años, cuando yo tenía doce. Antes enterrábamos a la gente de una en una,
cada uno en su nicho. Sus amigos aparecieron en el cementerio, todos
dijeron que era un hombre notable. Pero él se murió, y yo no sentí nada.
Nada cambió. Excepto que tuvimos menos que comer. Mi madre era todo
para mí. Ella estaba siempre bromeando, siempre alegre, siempre
bondadosa. Nosotros hacíamos todo juntos. Luego, un hombre llegó. Otro
hombre… ¿Ustedes pueden comprender el significado de estas palabras?...
Y entonces ella simplemente me olvidó. Mi mamá me olvidó. ¿Ustedes
pueden entender eso? Él era muy joven, y muy guapo. En las noches ellos
bailaban en la sala, ¡sólo los dos! ¡Bailando! Cuando la guerra empezó, él
no fue aceptado en el ejército. Era miope, no podía diferenciar un tanque de
una vaca. Pero luego, el calvario comenzó. Y luego el hambre. Yo los veía
cada vez más y más débiles. A inicios de este año, ambos estaban muy
demacrados. Sentí lástima por ellos, claro, pero había cosas de las cuales
no me podré olvidar… todavía no… (Pausa) Un día, hará casi un mes,

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cuando ninguno de los dos tenía la fuerza suficiente para levantarse de la
cama, yo la vi a ella dándole a él parte de su ración de pan. Él no se dio
cuenta. Él sólo se lo comió. Ella se murió mirándolo. Minutos antes ella me
había dicho sus últimas palabras, ¿saben cuáles fueron? “Leonidik,
cuídalo…”. (Pausa) Él a penas se había dado cuenta de que yo existía.
Pero desde ese día todo cambió. El empezó a contarme su vida, cuán
perdido había estado, cómo ella lo había rescatado. Y algunas veces él me
cantaba las canciones que le cantaba a ella. Un día me miró a los ojos largo
rato y me dijo, “Leonidik, tú eres como ella, eres extraordinario”. Y luego,
empezó a darme su pan. Naturalmente, intenté no recibirlo, pero él insistía,
y estaba tan encantado cada vez que lograba que yo comiera. Cuando él
sonreía, su piel se partía alrededor de su boca. Yo debería haberlo
perdonado, ¿no? ¡Pero no podía! No fue hasta pocas horas antes de su
muerte, que de pronto pareció entender. Y me pidió que lo perdonara.
(Pausa) Después de que murió, lloré. Pero aún recuerdo lo que me hizo. No
podía perdonarlo. Aún no puedo.

Lika: (Suavemente) Lo que hubo entre ese hombre y tu madre fue verdadero
amor.

Leo: Yo soy la única persona que nunca entenderá eso.

Marat: Tú eres definitivamente muy extraño. ¿Por qué nos estás contando esto?

Leo: No lo sé. A veces me siento muy asustado. Ahora que ustedes saben lo que
me pasó quizá me sienta mejor.

Lika: (Pensativamente) Un ser humano debe siempre sacrificar todo por los

demás.

Marat: Eso no es verdad.

Pausa.

Leo: Di algo, Lika.

Lika: … estoy pensando en lo que nos acabas de contar.

Marat: (Saltando y aplaudiendo) ¡Bien, vamos, andando! ¡Siguiente punto: el


futuro! Leonidik, ¿qué quieres ser?

Leo: (Sonríe) Un escritor de versos.

Lika: ¿Un poeta?

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Leo: Oh, no, eso suena muy pomposo. Yo sólo quiero ser un escritor de versos.

Lika: ¿Qué hay de ti Marik?

Marat: Miren esto.

Coloca dos zapatos en el suelo, y un zapato sobre ellos.

Marat: ¿Qué es esto?

Leo: ¿Tres zapatos?

Marat: ¡Es un puente! ¡Construir puentes, eso es lo que yo quiero hacer! Eso sería
muy interesante, ¿verdad?

Lika: Podría ser. (A Leonidik) Mi madre siempre quería que yo fuese médico. Así
que cuando era una niña decidí: ¡yo seré doctora! Pero no sólo una doctora
con mandil blanco poniéndote el termómetro en la boca. ¡No! ¡Una doctora
de investigación! La primera en descubrir… cosas.

Leo: Claro.

Marat: (Con voz tonta) Tienes que ser lo que mami te ha dicho. ¡O serás una niña
desobediente! ¡Mala, mala!

Leo: ¿Podrías hacernos el favor de tranquilizarte?

Marat: ¡Mami, mami, quiero mi bacinica!

Lika se trepa a Marat.

Lika: ¿Estás buscándote un golpe? (Se calman).

Marat: Levanten la mano derecha. (Todos la levantan). Juren ser lo que han

prometido.

Todos: Lo juro

Marat: Y que nos amaremos por siempre. Los tres. Sin límites.

Todos: Lo juro.

Marat: Hora de dormir. (Se acuesta en la cama). No hablen muy alto. Tengo
mucho que hacer en la mañana.

Leo: (Pensativo) A mí me parece que lo más difícil en la vida es lograr


entenderse uno mismo.

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Lika: (Interesada) Es cierto eso.

Escena 4

29 de abril. Tarde. Lika y Leonidik ingresan de la calle.

Leo: ¿Cansada?

Lika: Muy cansada. (Mirando a su alrededor) Marat no ha estado aquí.

Leo: Él regresará. ¿Escuchaste las noticias hoy? Creo que en Ucrania está
pasando algo.

Lika. Me gustaría que fuera aquí. Nuestros soldados necesitan un descanzo.


Estoy segura de que aplastarán a los alemanes y levantarán el cerco.

Leo: (Afectuosamente) Descansa un poco. Has tenido un día pesado.

Lika: Un día triste. Para ser más precisa. (Se tira en la cama). Hay aún algo que
me asusta más que cualquier cosa. Y es que nos hemos acostumbrado a
todo. El hambre, las bombas, los cadáveres congelados sobre la nieve.
Nosotros nos hemos acostumbrado a todo.

Leo: Eso nos ayudará.

Lika: ¿A qué?

Leo: A ganar la guerra.

Lika: (Sorprendida) ¿Vas a ir a pelear?

Leo: Probablemente nos llamen al servicio en otoño. Marat y yo tenemos la


misma edad.

Lika: Supón que nunca llegue el otoño.

Leo: Entonces no habrá ninguna diferencia.

Lika: (Mirándolo) ¿Qué está pasando por tu cabeza?

Leo: Nada, mi cerebro no funciona en lo absoluto. Un día te vi cómo limpiabas la


calle y apilabas los muertos en los trineos de los niños.

Lika: ¿Dónde está Marat?

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Leo: Ayer por la noche bombardearon el Centro. Quizás él pasó la noche con

alguien.

Lika: (Preocupada) ¿Con quién?

Leo: Bueno, él está reparando la tubería central, ¿no? Él tiene amigos ahí.
¿Recuerdas que nos contó sobre esos increíbles Komsomols que conoció,
un chico que se llamaba Yura y una chica de nombre Svetlana?

Lika: Svetlana, Svetlana, es una “banana”.

Leo: (Sonríe) ¿Qué te pasa?

Lika: ¡Ah! ¡Te apuesto que ha pasado la noche con esa amiga! Tú no conoces a
Marat, es un mentiroso. ¡Dice una mentira por segundo! Un día, él trajo a
casa un kilo de maíz. Yo le pregunté, “¿De dónde has sacado eso?” Él me
contestó, “Una niña pequeña se cayó a un hoyo en la nieve, yo la ayudé a
salir y sus padres, en agradecimiento, me dieron este saco de maíz”. ¡Más
tarde descubrí que él nunca había rescatado a ninguna niña, sino que había
cambiado su sombrero de piel por el maíz! ¡Y hay más, mucho más, te vas
a aterrorizar!

Leo: Estoy seguro de que sí. Pero otro día, ¿está bien?

Lika: (Perdiendo el control) ¿Por qué? ¿No te interesa Marat?

Leo: Sí, pero no todo el tiempo.

Lika: ¿Sabes lo que eres?

Leo: ¿Qué?

Lika: Tú eres un maldito despreocupado. ¿De verdad escribes versos?

Leo: (Hace una mueca) Solo algunas veces y unos cuantos

Lika: Ah, solo estás presumiendo…

Leo: No, no estoy presumiendo.

Lika: ¿Entonces por qué no escribes?

Leo: Yo vivo de la esperanza. De la esperanza de que algún día escribiré algo

bueno.

Lika: (Ríe) Eres muy gracioso. Tienes barro en la cara. ¡Eres un niño! Permíteme

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limpiarte…

Ella escupe en su pañuelo y limpia la cara de Leonidik. Marat ingresa y los ve.

Lika: (A Leonidik) ¡Qué ojos tan azules tienes! ¡Tan azules como el cielo!

Marat: (Con voz graciosa) Más azul que el azul.

Lika: ¡Marik!

Marat: A tu servicio.

Leo: (Alegremente) Te dije que iba a volver.

Lika: (Alarmada) ¿Qué pasó con tu brazo? ¡Estás herido!

Marat: (De forma casual) Una pequeña escaramuza.

Lika: ¿Qué?

Marat: No es nada. Olvídalo.

Leo: Oye, no seas grosero. Ella ha estado preocupada por ti todo el día.

Marat: Entonces tengo el honor de haber estado en los pensamientos de una joven
con espíritu cívico.

Leo: Muy bien dicho.

Marat: Tomé a un paracaidista alemán de prisionero.

Leo: ¿Tú?

Marat: Nos enviaron a ayudar en la defensa de la fábrica Kírov. Nos pusieron en el


frente al llegar la noche, justo cuando los bombardeos empezaron.
Pasamos la noche en la fosa. Bueno, tomé consciencia y pensé que tendría
que ganar un poco de reconocimiento. Salté por encima de la fosa… Estaba
muy oscuro… llovía… De pronto, en la penumbra vi a un hombre corriendo
que gritaba. Fui tras él. Él se defendió y con un cuchillo me cortó el brazo.
Pero lo agarré. Lo desarmé y lo entregué a los soldados.

Lika: (Acariciando su brazo vendado) Marat, tú eres un buen hombre.

Leo: ¡Bien hecho! Yo no sé qué decir. Pero te envidio.

Leonidik mira a Marat por un momento y luego sale.

Lika: (Suavemente) He estado preocupada por ti.

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Marat: (Afectuoso) ¿De verdad?

Lika: Tú has cambiado. Tú no eras así. Te estás alejando de mí. ¿Te acuerdas
cómo era antes?

Marat: ¿Cómo podría olvidarlo? (Pausa) Eres tú la que se está alejando, no yo.
Algunas veces pienso que te has ido por completo.

Lika: No. (Amorosa) Estoy aquí Marik. ¿Qué pasa? ¿Estás llorando?

Marat: (Ferozmente) ¡Me odio!

Lika: (Sorprendida) ¿Por qué?

Marat: ¡Escúchame! Tú tienes que dejar el Komsomol. Tú eres capaz de mucho


más. He escuchado algo sobre ti en el hospital. Ellos quieren tomarte como
una practicante.

Lika: ¿Cuándo te pusieron este vendaje?

Marat: Al amanecer.

Lika: Entonces lo cambiaré.

Marat: No hay necesidad. En el hospital has presenciado cosas que te han podido
romper el corazón. Pero tiene que ser así, ¿me entiendes?

Lika: Voy a cambiar esa venda. Voy por mi caja de primeros auxilios. (Sale y

regresa).

Marat: ¡No quiero que me cambies nada! Serás una practicante por un par de
meses, tomarás algunos exámenes, progresarás. Estarás haciendo algo
bueno.

Lika: Sí. Pero esa herida debe ser limpiada, Marik…

Ella lo toma del brazo.

Marat: ¡No! ¡No es necesario!

Lika: Yo sé cómo hacerlo. Los compañeros del Centro me han enseñado.

Marat: (Golpeado) Oh, demonios, está bien.

Leonidik regresa y se queda en el marco de la puerta observando. Lika sienta a


Marat y empieza a deshacer el vendaje.

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Lika: Ahora no te muevas. ¿Era fuerte? ¿El Nazi?

Marat: Si.

Lika: ¿Muy grande?

Marat: Tamaño normal. Bueno, normal para un nazi.

Lika saca la venda y mira el brazo por un largo rato. Marat ve a Leonidik. Lika
voltea y lo ve también.

Lika: Es una herida profunda. La voy a limpiar. Quédate sentado… ¿Te duele?

Marat: Mucho.

Lika: (Limpia y vuelve a vendarlo) Estará mucho mejor.

Leonidik se acerca a Marat y lo golpea suavemente en el hombro.

Leo: Pon cara de valiente, viejo amigo.

Lika: (Con furia) No lo toques. (A Marat) Y tú debes volver siempre a dormir a la


casa.

Escena 5

4 de mayo. Un día de primavera. Lika está sola lavando en dos baldes. Entra
Marat. Pausa incómoda.

Marat: ¿Dónde está Leonidik?

Lika: Salió a dar un paseo. El doctor dijo que podía empezar a trabajar mañana.

Marat: ¡Bien por el doctor! ¡Bien por Leonidik! Y bien por nosotros. Nosotros lo
salvamos.

Lika da a un suspiro de cansancio.

Marat: ¿Tendré que cerrar el pico?

Lika: Haz lo que quieras.

Marat: ¿Has ido al hospital?

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Lika: Yo no necesito tus consejos, gracias. ¿Por qué has regresado tan
temprano?

Marat: Nosotros hemos parado la guerra para tomar el té. (Tímidamente) Mírame.

Lika: (Continuando con el lavado) ¿Por qué?

Marat: No me has mirado durante seis días.

Lika: ¿Has salvado alguna otra chica de ahogarse? ¿Capturaste otro


paracaidista?

Marat: ¡Cuatro más!

Lika: ¿Cómo puedes hacerte el payaso con algo así? Hay mucho sufrimiento,
niños que mueren de hambre al otro lado de la calle, cadáveres apilados en
el cementerio, y tú… (Enojada) Dime la verdad. ¿Qué era ese pequeño
rasguño en tu brazo?

Marat: …me resbalé y me caí en un alambre de púas. No capturé ningún alemán.

Lika: Puras mentiras.

Marat: Lika…

Lika: ¡Cállate! Hiciste que yo le mintiera a Leonidik. Estoy muy avergonzada. Le


dije a Leonidik una mentira: “Es una herida profunda…” Me parece horrible
mentir. Y tú siempre mientes. No lo soporto más. ¿Por qué te ríes?

Marat: ¿Quién ha dicho que me estoy riendo?

Lika: ¡Lárgate! ¡Tú no tienes la más mínima idea de cuánto te desprecio!

Marat: ¿Despreciarme?

Lika: ¡Sí! ¡Ahora todo se acabó! ¡Todo!

Lika golpea a Marat. Grita y lo golpea cada vez más fuerte. De pronto Marat la
agarra de los brazos fuertemente y la tira al piso.

Marat: (A sí mismo) Tienes toda la razón. Se acabó.

Lika toma sus baldes de ropa y sale. Marat coge una maleta de bajo la cama y
rápidamente empaca algunas cosas que están bajo la almohada. Toma un pedazo
de papel y un lápiz de dentro de la maleta y escribe rápido. Leonidik ingresa y lo
mira.

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Leo: ¿Qué estás haciendo aquí a esta hora?

Marat sigue escribiendo.

Leo: Otras dos líneas de tranvía se están construyendo. Y el agua ha llegado a


la casa de al lado. Te damos las gracias por eso.

Marat: Leonidik, el bello chico de los ojos azules…

Deja la nota en la almohada de la cama.

Marat: Cerciórate de que ella lea esto, ¿entendido?

Marat abraza y besa a Leonidik en los labios, toma su maleta y corre hacia la
puerta.

Leo: ¿A dónde vas Marat?

Marat: ¡A la guerra!

Marat sale rápido. Ingresa Lika con un trapeador.

Lika: ¿A dónde se va tan apresuradamente?

Leo: Está medio loco… Dijo que se iba a la guerra. Una mentira, por supuesto…

Lika trapea con amargura.

Leo: ¿Qué pasa Lika?

Lika: (Tomando sus manos) Escucha, Leonidik. Yo podría amarlo total e

incondicionalmente, pero...

Leo: … no me digas eso.

Lika: ¡…él siempre está mintiendo...! Inventó la historia del paracaidista. Sólo
tenía un rasguño en el brazo. Y yo te mentí por él. Me di cuenta de que no
tenía más que un rasguño y no te lo dije. ¡Me da vergüenza! Debe cambiar.
¡Habla con él! Tú eres nuestro amigo más cercano. (Llora).

Leo: ¡Ustedes dos son un par de idiotas! (Titubeante) En medio de este drama
quiero decirte… que yo… que ustedes son unos niños.

Lika: ¡Niños! Nosotros no somos niños.

Leo: …Él te dejó una nota.

21
Él le alcanza a ella la nota. Ella se limpia las lágrimas.

Lika: ¿Qué mentiras ha escrito ahora? (Lee) “Para Lika y Leonidik”. Es para los
dos. (Le da a él la nota). Léela tú.

Leo: (Lee) “Está bien, es verdad, nunca atrapé a un paracaidista. Tampoco


rescaté a esa niña de la nieve. Y muchas cosas más. Pero sí conocí al
mayor Artemoski, y tuvimos una larga charla esa noche. Y después de esa
conversación decidí enlistarme en el ejército. Iré al frente por lo que esta
carta es una despedida. ¡La venganza será mía! Te aseguro que oirás de
mí. Y les deseo buena suerte a ustedes, Lika y Leonidik, ¡cumplan su
promesa! Yo cumpliré la mía. ¡Lika, tienes que estar mañana temprano en
el hospital! Cambio y fuera.

Lika: Marik… (Toma la nota y la mira) Él está mintiendo… ¡Siempre miente! Yo


no le creo. ¡Él va a regresar!

Leo: Esta vez no.

Lika: ¿Cómo lo sabes?

Leo: Él ha crecido. (Se encoge de hombros) Nos pasa a todos.

Lika: ¿Tú también te irás?

Leo: Él se ha ido. Es lo que me toca hacer ahora. No me deja otra alternativa.

Se oye un estallido grande pero lejano.

Lika: ¡Dios! (Ella se agarra a él).

Leo: ¿Por qué te asustas? Fue muy lejos.

Lika: Ahora cada bomba estará dirigida a él, de ahora en adelante. Sólo a él.

Leo: …Él es muy afortunado.

22
Acto dos

Escena 6

24 de marzo de 1946. La misma habitación. La guerra ha terminado y la vida ha


vuelto a la normalidad. Es de noche. Lika, ahora de casi veinte años, es una
independiente mujer joven, está sentada en el piso revisando sus apuntes. Se
escucha el timbre. Ella sale y regresa caminando hacia atrás, grave. Leonidik
ingresa en una silla de ruedas. Viste un abrigo del ejército. Él ha madurado. Está
muy pálido.

Lika: Te ayudo.

Leo: Espera.

Él entra y observa alrededor por un momento.

Lika: Di algo, ahora.

Leonidik sonríe y se acerca a ella.

Leo: ¿Puedo besarte?

Lika lo besa impetuosamente en los labios.

Leo: He soñado con este momento durante cuatro años. Todo está tan diferente.

Lika: ¿Te ayudo a quitarte el abrigo?

Leo: No te preocupes. Yo puedo solo. (Se saca el abrigo con cierta dificultad).

Lika: La guerra.

Leo: Sí, la guerra. (Sonríe) No quería asustarte.

Lika: Por Dios, he visto cosas peores. Diría que eres muy afortunado.

Leo: No tanto. Ocurrió una semana antes de la rendición. Una lástima. (Saca un
obsequio y se lo da) Para ti.

Lika: (Lo abre) ¡Es hermoso! No tenías que hacerlo. (Lo besa en la mejilla).
¿Quieres té?

Leo: Me encantaría.

Lika sale y regresa.

Lika: ¿De qué vamos a hablar?

23
Leo: De cómo has vivido. Todo lo que ha pasado.

Lika: A veces pienso que no ha pasado nada. Todo lo que podría haber pasado,
ha pasado. (Pausa) Tú sabes todo esto por mis cartas. Ustedes dos se
enrolaron, mi madre murió, y yo no pude dejar Leningrado. ¿Adónde iría?
Así que estudié y luego trabajé en el hospital. El bombardeo era atroz. Pero
así he vivido.

Leo: ¿Y ahora?

Lika: Estoy en el segundo año de la escuela de medicina.

Leo: ¿Tienes todo lo que deseabas?

Lika: …no todo.

Leo: Entonces a seguir luchando. (Él toma su mano y la besa).

Lika: La tetera está hirviendo. (Sale y regresa con un azafate con tazas de té y

mermelada).

Leo: ¡Tetera inteligente!

Lika: ¿Por qué?

Leo: Hierve justo en el momento indicado.

Lika: ¿Dónde te estás quedando?

Leo: Donde mi primo. ¿De qué es esta mermelada?

Lika: Membrillo.

Leo: Mi primo es extraño. (Alegremente) En realidad, tú eres la única persona


que me queda, la única en todo el mundo.

Lika: ¿Sólo yo?

Leo: Tú y Marat. Los tres. Ese invierno del 42, nadie podría olvidarlo. ¿No?

Lika: Así es.

Leo: La mermelada está deliciosa.

Lika: ¿Más?

Leo: Sí por favor.

24
Él la mira fijamente.

Lika: ¿Qué vas a hacer?

Leo: Todavía no estoy seguro.

Lika: Alguna idea tendrás, me imagino.

Leo: Tengo la posibilidad de trabajar en un periódico. Fui periodista de guerra en


el frente durante tres años. Pero eso sería sólo algo provisional. Porque
tengo una maleta llena de poemas.

Lika: ¿Algunos buenos?

Leo: No, todavía no. Pero algunas buenas ideas han comenzado a aparecer.

Lika: Creo que podemos llamar a eso progreso. (Ella se ríe).

Leo: Estuve con las tropas de asalto el primer año. En los dientes de la guerra.
Increíble que me haya salvado. ¡Increíble! Hice amigos también; pero yo
soy el único que sobrevivió. Siempre fui afortunado, desde el momento en
que llegué a esta habitación y tú me salvaste.

Lika: ¿Y sigues siendo afortunado?

Leo: Bueno, me acabo de comer toda tu mermelada, así que debo serlo. (Se ve
así mismo sentado en la silla de ruedas, la golpea) Aunque no del todo,
creo.

Lika: (Con tacto) ¿Cómo pasó?

Leo: Atrapé a un paracaidista.

Lika se ríe con cautela. Luego, ambos ríen de forma hilarante. Pausa.

Leo: ¿Él no ha vuelto todavía?

Lika: No. Sólo he recibido tres telegramas de él. En mi cumpleaños del año 43,
del 44 y del 45.

Leo: ¿No te dio su dirección?

Lika: No. (Se desespera un poco) ¡No! Leonidik. (Ella toma su mano) ¿Tú crees
que él esté vivo?

Leo: Lo sabremos en quince días. Cuando llegue tu cumpleaños… y te mande


un telegrama.

25
Lika: No nos habrá olvidado, ¿no?

Leo: (Firmemente) Él no podría.

Lika: (Con calmada convicción) Él está muerto.

Leo: No, es sólo que él siempre fue un poco extraño.

Lika: Quédate conmigo.

Leo: (Se ríe y la besa en la frente) Gracias, por ahora iré donde mi primo.

Lika: ¿Te vas?

Leo: Ya tomé el té y me comí la mermelada. ¿Para que más puedo quedarme?

Lika: (Seria) ¿Eres un idiota?

Leo: (Serio) Sí.

Lika: Entonces regresa mañana.

Leo: ¿Eso es una orden?

Lika: Así es.

Leo: Entonces volveré mañana. (Intenta ponerse su gran abrigo. Es difícil).

Lika: Déjame ayudarte…

Leo: ¡No! ¡Tengo que aprender a hacer ciertas cosas por mí mismo! O estaré
completamente perdido. (Con dificultad logra ponerse el abrigo). Listo.

Van a la puerta.

Lika: No hemos hablado de nada.

Leo: ¿Tú crees que no?

Ellos no dicen nada, mirándose uno al otro.

Lika: Qué suerte que el ascensor ya funcione.

Leo: Sí. Te veré mañana. (Se va rápidamente).

26
Escena 7

17 de abril. El final del día, pero la habitación todavía está algo iluminada con el
sol. Hay una tina en el centro. Leonidik está sentado desnudo, envuelto en toallas,
en su silla de ruedas al lado de la tina. Entra Lika.

Leo: Te estaba esperando. ¿Cómo estás?

Lika: (Se saca el saco. Besa a Leonidik) Perdóname. (Sale). ¿Compraste las

entradas para el cine?

Leo: (Inclina la cabeza) Nueve en punto. Pero no estoy seguro de querer ir.

Lika: (Suavemente) No te pongas así.

Leo: No me pongo de ninguna forma, solo que es bastante incómodo para mí.

Lika: No vamos a hablar de eso.

Leo: Está bien, hablemos de otra cosa. Tengo un plan mejor. Pensé en cenar
primero, en un restaurante. Y luego tomarnos una copa o dos. ¿Qué
piensas?

Lika: Bien. Tú sabes que estás bebiendo mucho. (Regresa con una enorme jarra
de metal llena de agua caliente, la vierte en la tina que ya tiene agua).
Leo: Si estoy bebiendo para ahogar mis penas, claramente no estoy bebiendo lo
suficiente.

Lika: Por Dios. (Lo desviste totalmente y luego lo ayuda a entrar a la tina).

Leo: ¿Te estoy aburriendo?

Lika: Empezando. Y tu salud no está bien, debes aceptarlo. Te hice una cita en el
hospital para una revisión.

Leo: ¿Estoy en mis últimos días?

Lika: Escucha, la guerra ya terminó. Es hora de ser sensato. (Lo frota con un
trapo y jabón que están en la tina, lo ejuaga con una taza).
Leo: Muy bien. Pero esta noche vamos a comer estofado.

Lika: ¿Por qué?

Leo: Porque celebraremos. He recibido un adelanto.

Lika: (Encantada) ¿Has vendido tus poemas?

27
Leo: He vendido un artículo sobre la vida en mi bloque de apartamentos.

Lika: (Decepcionada) Yo pensé que quizás… tu propio trabajo…

Leo: Uno no gana dinero con la poesía. Pero da igual, vamos a beber.
Tomaremos un poco de ese vino Modavián. Tú bebiste una botella entera
en tu cumpleaños.

Lika: Sí. Y lloré en el restaurante. ¡Qué tal escena! (Le lava la cabeza).

Leo: (Cauteloso) Quizás llegue el telegrama…

Lika: No, han pasado tres días. No estamos en tiempos de guerra, el correo está
funcionando perfectamente. ¡Tres días! ¡No habrá un telegrama! ¡Yo solo
quisiera saber por qué! Él nos habrá olvidado. O estará muerto.

Leo: Yo no he podido evitar venir con vida… él tampoco podrá.

Lika: ¿Crees que él regresará?

Leonidik no contesta.

Lika: Bien. ¿Por qué deberías creer que regresará? Tú no quieres tener cerca a

Marat.

Leo: (Enojado) ¿Qué estás diciendo?

Lika: ¡Tú sabes de lo que estoy hablando!

Leo: ¡Es suficiente Lika! (Pausa).

Lika continúa enjuagando a Leonidik. Lika mete su mano en la tina y acaricia el


miembro de Leonidik por un rato, pero no logra una erección, retira su mano.

Leo: Perdóname. Soy un inválido.

Lika: Perdóname tú, no debí hacer eso. Por favor, no pienses que no soy feliz.
Estoy estudiando para la mejor profesión del mundo, ¡voy a ser una
doctora! Y tú estás aquí, vivo. Estaremos siempre juntos.

Suena el timbre de la puerta. Ellos dos se miran. Lika va a la puerta, mientras


Leonidik se seca con una toalla que está debajo de la tina. Ella regresa.

Lika: Un chico me trajo una nota. (La lee) ¡Marat!

Leo: ¿Qué? ¿Dónde está?

28
Lika le da la nota.

Leo: (Lee) “Estoy abajo. Si tú quieres, subiré. O dile al muchacho que tú no


quieres verme. Y me desvaneceré. Marat Yevstigneyev, Héroe de la Unión
Soviética”.

Lika: (Susurra) Él está vivo.

Leo: ¿Lo ves?

Lika: ¿Dónde está el muchacho? ¡Debo decirle!

Lika sale corriendo.

Leo: (Sonríe) Marik.

Lika regresa.

Lika: La lámpara del corredor está quemada.

Leo: Cálmate. Ayúdame a salir. (Lika saca a Leonidik de la tina, lo seca y le pone
la toalla a la cintura. Lo sienta en su silla de ruedas).
Lika: Dejé la puerta abierta. ¿Crees que esté todo bien?

Leo: ¿Qué te pasa?

Lika: Mi cabeza da vueltas. Iré a buscarlo.

Lika va la puerta justo cuando Marat ingresa. Él viste un uniforme de Capitán del
ejército. Apenas ha cambiado. Sigue siendo un niño. Se quedan mirando en
silencio.

Marat: ¡Hola!

Lika: ¡Estás vivo!

Marat: (Él camina hacia ella, pero se da cuenta de Leonidik) ¿Tú?

Marat observa el estado en el que se encuentra Leonidik. Va hacia él y lo abraza


muy intensamente. Se besan en ambas mejillas.

Leo: Podría haber sido mucho peor.

Marat: ¿Dónde estuviste?

Leo: Infantería. Luego corresponsal de guerra. ¿Y tú?

Marat: Inteligencia.

29
Lika: ¡Marat! ¿Te has olvidado de mí?

Marat: No, ¡pero míralo! Es todo un soldado, ¿no?

Marat besa a Lika y se queda observándolos. Le pone su abrigo a Leonidik en los


hombros. Leonidik admira sus condecoraciones.

Leo: ¡Mira esto! ¡Le dieron una estrella!

Lika: ¿Por qué no escribiste?

Marat: Por muchas razones. Pero lo importante es que regresé. Nada más importa.
(A Leonidik) ¿No es así? Ahora manténganse juntos durante un minuto. (Él
los mira a los dos juntos) Ustedes no se han casado, ¿verdad?

Leo: El Comité de asuntos matrimoniales todavía no ha llegado a un acuerdo


sobre este polémico asunto.

Marat: ¡Eso es excelente, capitán!

Lika: Yo esperé durante tres días por tu telegrama.

Marat: Sí, ¿pero eso no hubiera echado a perder por completo mi entrada?

Lika: Leonidik, yo creo que él ha robado esa estrella.

Marat: (Indignado) ¿Disculpa? Tú no me conoces. (A Leonidik) Ella no me conoce,


¿verdad?

Marat y Lika se juegan de manos.

Leo: (A Lika) Tengo que comprar algunas cosas en el mercado.

Marat: ¿No habrás pensado que he venido con las manos vacías? ¿No?

Marat saca una botella de coñac de su abrigo.

Leo: Mira eso.

Marat: (Riéndose) ¿Acaso no me conoces?

Lika trae vasos mientras Marat abre la botella.

Marat: Lika, tú no sólo estás hermosa, estás bellísima. Hieres mis ojos. Es como
estar mirando al sol. (Marat sirve tres vasos de coñac).

Leo: (Levantando el vaso) ¿Por qué vamos a beber?

30
Marat: Bebamos en silencio.

Los tres beben. Marat, de inmediato vuelve a servir a los tres, y ellos levantan sus
vasos y se los toman de nuevo. Marat empieza a servir de nuevo.

Escena 8

1 de mayo. Otro día de primavera. Las ventanas están abiertas. Música lejana que
proviene de la calle. Marat se pasea inquieto. Lika se sienta y escucha.

Marat: Volé en un Douglas desde Berlín. La visibilidad era perfecta, y todo lo que
podía ver era destrucción. A través de todo Rusia, la matanza total.
Desolación. (Furioso). En el otoño me matricularé en el Instituto
Tecnológico. Y luego, me dedicaré a construir puentes. Esa será mi
cruzada: construir puentes. Cosas que unan. (Pausa) En cualquier
momento tendré veintiuno. Yo pensaba antes que era un viejo. Sin
embargo, ahora no. ¡Dios, recuerda nuestra promesa del 42! (Pausa). Hasta
hace dos semanas, cuando entré aquí, no me había dado cuenta cuán
difícil había sido todo esto. La Unión Soviética tomó Berlín hace un año,
pero recién ahora, en Leningrado, me doy cuenta que la guerra ha
terminado.

Lika: ¿Eso te da pena?

Marat: Me da miedo, más bien.

Lika: ¿Miedo?

Marat: Como si me hubiera quedado solo. Como si hubiera perdido a mi familia de


nuevo. (Pausa) No queda nadie.

Lika: ¿Nadie?

Marat: Lo siento. Tendré que acostumbrarme.

Lika: ¿Acostumbrarte a qué?

Marat: A la vida. A ti. (Se ríe). Algunas veces no me convenzo de que estoy vivo.
Y que tú eres realmente tú.

Lika: Ven aquí. Convéncete. ¿Has estado… enamorado de alguien?

Marat: Por aquí y por allá. No vale la pena recordarlo. Ese collar que tienes es
precioso.

31
Lika: Tú me lo diste.

Marat: Eso no es verdad. ¿Cuándo hice eso?

Lika: El año pasado, por mi cumpleaños. Una mujer estaba vendiéndolo en el


mercado. Admito que lo escogí yo y yo pagué por él, pero venía de ti.

Marat: Acabas de inventar eso.

Lika: Quizá.

Marat: Es una mentira muy dulce.

El vals que ellos bailaron en el año 42 se oye en los altavoces de la calle.

Marat: ¿Recuerdas eso?

Lika: (Silenciosamente) Sí.

Ellos se ponen de pie y bailan.

Lika: Y entonces Leonidik entró.

Marat: Y le salvamos la vida. Él ha cambiado. Yo era el mayor en el 42. Ahora ya


no.

Lika: No tanto así.

Marat: Pienso siempre en él.

Lika: Yo también.

Marat: Quiero que esté bien.

Lika: Yo también. Ha tenido mala suerte con lo de sus piernas.

Marat: No, esa fue mi mala suerte. ¿Te ha dicho que está enamorado de ti?

Lika: No.

Marat: Pero es obvio.

Lika: Tú tampoco me lo has dicho.

Marat: Si puedes esperar, podría decírtelo.

Lika: ¿Sólo podrías?

Marat: Bueno, no voy a hacer eso en público.

32
Lika: Dímelo primero, y luego veremos.

Marat: Leonidik tiene más méritos que yo.

Lika: ¿Perdón?

Marat: Lika, el Estado me ha dado un asqueroso cuarto en un hotel. ¿Me quejo?


No, yo soy un héroe, ¿no? ¡Los héroes no se quejan!

Lika: Marik, he querido decir esto muchas veces, esta es tu casa, por derecho, y

si tú…

Marat: Por favor, cállate. No quiero oír eso.

Leonidik ingresa.

Leo: (Entra cantando con mucho ímpetu una canción rusa festiva) Y ahora la
distribución de regalos por el Primero de Mayo. Flores para la dama, y un
yo-yo para el héroe del Ejército Rojo. (Les da sus regalos). (A Marat) Más
tarde, sortearemos el regalo principal.

Marat: Tú estás borracho, señor corresponsal de guerra.

Leo: Sólo me queda esta botella.

Lika: Voy a echarte.

Leo: Marat no te dejaría. Marat me ama. Él es el amigo del pueblo, es Marat.


(Sopla un silbato) Marat, dile que me amas. Y luego dame un sacacorchos.

Marat: Dale el sacacorchos.

Lika: ¡De ninguna manera! Los especialistas le han diagnosticado una docena de
males por separado, y su corazón no está funcionando bien.

Leo: Él se va a morir pronto…

Lika: Cretino.

Leo: …así que dale el sacacorchos.

Lika: No.

Leo: Primero de Mayo. Día internacional de los trabajadores.

Lika: No.

33
Leo: El encuentro de dos compañeros de armas.

Lika: Esto ha estado sucediendo durante quince días.

Leo: (Suplicando) ¡Es la última vez! ¡No volveré a beber nunca más!

Lika: (Entregándole el sacacorchos) Será mejor que sea la última vez.

Leo: Puedes contar conmigo, querida. Afuera es como antes de la guerra.


Banderas, música, bailes, ¡como si nunca hubiera habido guerra!

Marat: Hemos ingresado a una nueva era. Lo que significa que el pasado no
volverá.

Lika: Quizás nosotros hemos cambiado…

Marat: ¿” Nosotros”? ¿Quiénes somos “nosotros”? Sería interesante descubrirlo.

Leo: Nosotros somos los sobrevivientes.

Marat: (Furiosamente) ¡No! ¡Los vencedores! ¡Nosotros somos los vencedores! Si


alguna vez lo olvidamos, el futuro nos destruirá.

Leo: Déjame decirte cuál es el único peligro de ser vencedores.

Marat: Sigue.

Leo: Que nosotros adoptamos los vicios de los vencidos.

Marat: Tú nunca fuiste muy inteligente, Leo. ¿De dónde sacaste esas ideas?

Leo: Toma nota Lika. Marat no quiere que piense. ¡Él es un dictador!

Lika: ¡Dejen de discutir!

Leo: ¿Te estás poniendo del lado del dictador? Perfecto. No importa porque yo
te amo. Te amo como eres, Lika. ¿Escuchaste? Acabo de decirte que te
amo. (Grita) ¿Escuchó todo el mundo? ¡Yo he hecho una declaración!

Marat: No deberías beber más alcohol.

Leo: ¡Opresión! ¡Estoy siendo oprimido! Y así, compañeros, nosotros hemos


debatido la naturaleza de la victoria en la guerra. Siguiente punto: ¿qué es
el amor y cómo se cocina?

Lika: No, no…

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Leo: ¡Atención, atención! ¡Es el turno del orador Marat, héroe de La Unión
Soviética, el tema: el amor! Lo dejo, caballero.

Marat: (Va hacia Leonidik) Hablas pura mierda. Por si no lo sabes, un hombre de
verdad puede ser un hombre sin amor.

Leo: ¡Brillante! ¿Cómo llegas a ser un hombre de verdad?

Lika: Marat da lecciones.

Leo: Apúntame de tres a cinco los domingos. No me haría daño tomar

lecciones.

Marat: Necesitas más que lecciones.

Leo: Ahora no comiences a tomarte libertades.

Lika: (Preocupada) Chicos, por favor, deténganse…

Leo: Ah, sí. Todas las chicas aman al Héroe de la Unión Soviética.

Marat: Y todas las chicas sienten pena por el artista de mierda.

Leonidik se lanza bruscamente sobre Marat a golpearlo. Este cae con fuerza.

Leo: ¡No he perdido los brazos!

Lika: (Corriendo hacia Marat) ¿Qué has hecho? ¡Idiota!

Marat se esfuerza para ponerse de pie. Lika lo ayuda. Marat sale de la habitación.

Lika: ¡Ustedes son un par de imbéciles! Llegar a ese extremo.

Leo: Estoy con hambre. ¿Qué hay de comer?

Marat regresa.

Marat: Discúlpame Leonidik. Me descontrolé.

Leo: No es nada.

Lika: ¿De qué hablan?

Marat: De que yo he subestimado a mi oponente.

Leo: Te tiraré a la basura la próxima vez.

Marat: ¿Lo ves Lika? ¡Él me está amenazando de nuevo!

35
Lika: ¿Qué significa que un verdadero hombre puede ser un hombre sin amor?

Escena 9

El mismo día. Noche. A oscuras. Marat y Leonidik están esperando a Lika.

Marat: ¿Qué hora es?

Leo: Diez y cuarto. Tú anda a tu casa si quieres. Yo la amo, y no tengo miedo de


admitirlo. ¿Sabes por qué? Porque no soy un hombre de verdad. Mis
emociones están a la intemperie.

Marat: ¿Alguna vez has estado en Saratov?

Leo: Pasé por ahí.

Marat: Me iré a estudiar a Saratov.

Leo: ¿Estás mal de la cabeza? ¿Por qué?

Marat: Un amigo me ha invitado. Un compañero de la guerra. (Sonríe) Dicen que el


Volga es muy grande.

Leo: ¿Y qué?

Marat: Que es un lugar hermoso. Y estoy harto de ti. ¿Cómo te sientes conmigo?

Leo: No me puedo imaginar la vida sin ti. Te quiero muchísimo.

Marat: No hagas bromas. (Pausa larga) Yo también te amo. No sabes cuánto.

Leo: (De verdad) Ya lo sé.

Marat: Pero esto no altera nada, ¿verdad?

Leo: Así es.

Marat: Uno de nosotros se tiene que ir.

Leo: Está bien.

Marat: Leonidik… ¿Por qué no te vas tú? Sería lo mejor.

Leo: ¿Lo mejor para quién?

Marat: Para ti.

36
Leo: (Se ríe) ¿Sería un hombre de verdad si me voy?

Marat: No debemos mentirnos entre nosotros, ella no te ama y eso es todo.

Leo: Es muy posible, pero igual le vamos a preguntar.

Marat: Eso no sería muy inteligente…

Leo: ¿No te has dado cuenta, ciudadano Marat, que el que no tiene nada… tiene
miedo? ¿Miedo a perder esa pequeña cosa que aún le queda…?

Lika ingresa y prende la luz.

Lika: ¿Por qué están sentados en la oscuridad? Creí que ustedes dos se habrían
ido a algún lado. Son muy persistentes.
Marat: Leonidik es el único persistente.

Lika: Sí, bueno, pero igual estás acá, ¿no? Leonidik y yo vamos a tomar el té. Yo
le he comprado un poco de mermelada de membrillo.

Leo: ¿Escuchaste eso?

Marat: Muy bien, yo también me quedaré a tomar el té. (Pausa). Leonidik, ¿aún
escribes poemas?

Leo: Algunas veces.

Marta: Todo el mundo ama los poemas de amor. ¿No es así?

Leo: Desafortunadamente no son publicables.

Marat: ¿Entonces para quién los escribes?

Leo: Para mí.

Marat: Ah, ¿y cómo decides si es para el consumo público o para el placer


privado? ¿Cómo es eso? ¿Acaso un artista escribe poemas para que nadie
los lea?

Leo: Un verdadero poeta debe experimentar. Tomar algunos riesgos. Carece de


sentido involucrar a los lectores, quienes simplemente no están preparados.

Marat: Sabes que ningún lector es cobarde. ¿Quizás a ellos les gustaría tomar
algunos riesgos con el poeta? ¡De repente este viaje hacia lo desconocido
sería mejor no hacerlo solo!

37
Lika: ¿Podrían dejar de discutir? Marat, tú atacas a Leonodik por nada. Dejen de
pelear por un momento, me molestan.

Marat: ¿Quieres que te diga por qué?

Leo: No, no.

Marat: (A Leonidik) ¿No quieres hablar de esto?

Lika: No sigas.

Leo: Él se irá a Saratov.

Lika: ¿Tú?

Marat: Sí. Ustedes dos van a llorar mucho cuando me haya ido.

Leo: Él me dijo que me vaya. Dijo que no me amas.

Lika: …Marat sabe todo de todo. (A Marat) Así que a Saratov.

Marat: ¿Te gusta Saratov?

Lika: Nunca he ido.

Leo: Tienen una escuela técnica.

Lika: (A Marat) ¿Es por eso que la escogiste?

Marat: Tengo un amigo ahí.

Lika: ¿Y no tienes amigos aquí?

Marat: (Mirando a Leonidik) Los tengo. Eso es parte del problema.

Leo: (Sonríe) Muy bien.

Lika: (A Leonidik) ¿Qué hay de ti?

Leo: Yo no me voy a ningún lado. ¡No! ¡Yo sólo me voy si tú me pides que me

vaya!

Marat: Eso es lo que siempre dices.

Lika: (Bruscamente a Marat) ¡Cállate!

Leonidik se ayuda a sí mismo para echarse más mermelada.

Leo: Membrillo… nunca he visto crecer un membrillo.


38
Marat: Yo sí.

Leo: (A Lika) Estaba mintiendo. Me quedaré contigo incluso si me echas.

Lika: ¿Ah sí? ¿Por qué?

Leo: (Pausa). Porque sin ti no tengo cómo vivir.

Marat: Bien, ya es suficiente. Estoy harto de todo esto. Alguien se tiene que ir. Él o
yo.

Lika: Marat, ¿me amas?

Marat guarda silencio por un largo rato.

Leo: Él te ama. Me lo dijo.

Lika: ¿Ahora vas a ser un hombre de verdad, te irás a vivir solo porque eres todo
un hombre que no necesita del amor?
Marat sigue en silencio.

Leo: Lika…

Lika: (A Leonidik) No me digas nada de él. (Pausa). ¿Quieres más té?

Leo: Lika, yo te amo.

Lika besa a Leonidik en los labios. Marat se pone pálido. Se desmaya. Cae al
suelo. Lika lo ayuda a despertarse y a parase.

Marat: (De pie, no del todo recuperado. Con ansiedad) Está decidido. Yo les traeré
un Brandy para celebrar, si alguna vez regreso.

39
Acto tres

Escena 10

11 de diciembre de 1956. Diez años después. La misma habitación con una mesa
en medio y dos sillas. La nieve cae. 3:00 p.m. Tarde. Suena un suave golpe en la
puerta. Se repite. La puerta se abre lentamente, es Marat. Mira alrededor, va a la
ventana. Lika entra y ve a Marat.

Lika: ¿Qué has…? ¿Qué has…? ¿Te has vuelto loco?

Marat: No.

Lika: Después de tantos años.

Marat: ¡Quédate quieta! ¡No te muevas! (Pausa). Una vez, un hombre muy, muy
viejo, vivió con su mujer muy, muy vieja, en una pequeña casa…

Lika: Cállate. (Susurrando) ¿Puedes ver mis lágrimas?

Marat: Lo siento, no he querido apenarte.

Lika: Si tú sólo pudieras sentir el horror de… ¡No! No te acerques más.

Marat: No lo haré.

Lika: Quédate por la ventana.

Marat: Está bien.

Pausa.

Lika: ¿Dónde vives ahora?

Marat: Algo lejos.

Lika: ¿Construyendo puentes?

Marat: Sí. (Pausa) Apenas llegué a Leningrado, vine para aquí.

Lika: ¿Para qué?

Marat: Para mirar por esta ventana. Mi ventana. Y luego irme otra vez.

Lika: Como debe ser. Nada va a pasar.

Marat: Lo sé.

40
Lika: ¿A qué hora sale tu tren? ¡Apúrate y vete!

Marat: No puedo todavía.

Lika: ¿Por qué no?

Marat: No solo he venido a verte a ti, he venido a verlos a los dos. (Suavemente)
Ustedes son todo lo que tengo.

Lika: Pero tú no vas a empezar a pelearte con Leonidik…

Marat: No, no. ¿De dónde salió este piano? Llevas casada diez años. Yo he
estado casado también.

Lika: ¿Has estado casado?

Marat: ¿Por qué, no debería estarlo?

Lika: No es eso. Tu sí podrías, si quisieras…

Marat: Sí.

Lika: Leonidik te maldice por haberte ido. No nos has escrito ni una vez en diez
años. Él dice que nos has olvidado.

Marat: ¿Tú lo crees?

Lika: No. (Afectuosamente) ¿Qué te hizo casarte?

Marat: No me casé. (Se ríe) ¿Lo ves? Aún tengo el hábito de la mentira. (Pausa)
Entonces, ¿cómo van las cosas?

Lika: Bien.

Marat: ¿El trabajo?

Lika: Trabajo en un buen hospital.

Marat: ¿Medicina general?

Lika: (Disculpándose) Sí.

Marat: Pero seguramente tú querías…

Lika: No salió. Pero todo está bien. He sido promovida. Supervisora Adjunta.

Marat: ¿Adjunta?

Lika: Leonidik también cree que es gracioso.

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Marat: ¿Cómo está él?

Lika: Todo está saliendo de maravilla. Está por salir su tercer libro de poemas.
No lo persigue la prensa, ni la muchedumbre. Y estamos por obtener un
nuevo departamento. Nos mudaremos en la primavera.

Marat: ¿Y esta habitación?

Lika: No lo sé. La dejaremos.

Marat: ¿Podrías hacer eso? ¿Después de todo lo que vivimos aquí? (Ella está en
silencio) Así que Leonidik tiene todo bajo control. (Con cautela) Parece que
los poetas salen bastante en la prensa en estos días. Y los chicos compran
poesía. Pero nunca he escuchado algo sobre él.

Lika: Él no intenta ser famoso.

Marat: Compré su último libro, el delgado. Vi que era una edición limitada. Pero
hay pilas de su libro en las tiendas. (Pausa) Otros escritores tienen una
primera edición de cien mil, y aun así no puedes conseguir una copia.

Lika: Éxito barato. No vale mucho.

Marat: Y sus libros, puestos en los estantes, llenándose de polvo. ¿Qué clase de
éxito es ese?

Lika: (Se molesta) ¿De verdad has leído sus poemas?

Marat: (Asiente con la cabeza) No ha cometido ningún error. No ha roto ninguna

regla.

Lika: No ha publicado su mejor trabajo.

Marat: Se nota.

Lika: Marik, no le digas que lo has leído… no le digas nada.

Marat: Pero eso sería una mentira.

Lika: ¡No decir nada no es mentir!

Marat: ¿Cómo puedes vivir con él? No entiendo.

Leonidik abre la puerta y entra.

Leo: ¡Marat!

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Escena 11

Esa misma noche. Los tres beben.

Leo: No vale la pena discutir sobre eso. Uno no puede mirarse a sí mismo –
¿quién uno es? ¿qué es, si has logrado algo o si no? (Se sirve vino) Sólo la
muerte provee las respuestas. ¡Solo la muerte!

Lika le quita el vaso a Leonidik.

Lika: Tú no deberías beber más.

Leo: Esta mujer me molesta. ¡Me ha estado molestando durante diez años! (Se
ríe) Eso es lo que consigues con un ángel de la guarda. Sin embargo, aquí
estamos, tú apareciste hace una hora, y es como si nunca te hubieras ido.
¿Por qué estás tan callado?

Marat: …Yo pasé mi infancia en esta habitación.

Leo: ¿Y?

Marat: (Sonríe) No sé. (Los mira) ¿No es extraño…?

Leo: ¿Qué es extraño?

Marat: Hay un día que se ha quedado en mi memoria para siempre. El primero de


mayo de 1934. El desfile del Primero de Mayo. Yo debo haber tenido nueve
años. Mi papá marchaba a mi costado con su uniforme nuevo. Él me cogía
fuerte de la mano, y saludábamos a la tribuna, sonriendo…
(Apasionadamente) ¡Si todo se hubiera quedado así, para siempre!

Leo: Pero luego de los treintas… vinieron los cuarentas…

Lika: Y lo vergonzoso es que nosotros hemos visto más de lo que podíamos


entender, mi pobre Marik.

Marat: ¿Por qué me dices pobre?

Lika: Porque tú crees en lo imposible.

Marat: Quizás los otros que sentían igual que yo no regresaron de la guerra…
(Pone su cabeza en sus manos).

Leo: (Gentil) Oye… ¿qué es eso?

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Marat: (Estudia a los otros con cuidado) ¿Cómo vivimos? Pienso en esto todo el
tiempo. Tengo treinta y uno, igual que tú… Lika tiene treinta… ¿Y qué
hemos hecho?

Lika: …Has bebido demasiado.

Marat: ¡He bebido lo necesario! ¡No soy un alcohólico! ¡No tienes que cuidarme!

Lika; ¿Cuántos puentes has construido?

Marat: Seis.

Lika: ¿Eso es poco o es mucho?

Marat: Es suficiente.

Lika: ¡Maravilloso! ¡Y sus poemas fueron publicados! ¡Y yo atiendo a los


enfermos! Todo lo que hemos soñado se ha vuelto realidad. (Alegre) ¿No
estamos bien?

Marat: Siempre creí en lo que decías. Pero no ahora.

Lika: … ¿Qué quieres de nosotros?

Marat: Quiero que me ayuden. (Una risa amarga) ¿No se dan cuenta de que están
peor que yo?

Leo: Perdimos todo en el cerco. Pero nos conocimos los tres. (Con amargura)
¡Tú no tenías derecho a dejarnos!

Marat: ¿No eran mis razones las adecuadas?

Leo: Podrían serlo para un hombre común. Pero tú eres el gran Marat.

Marat: Me divierte ser halagado. Pero vamos a hablar seriamente. (A Leonidik) Ella

está asustada.

Lika: ¿Asustada de qué?

Marat: De la verdad. (Acaloradamente) Dime esto: ¿Cuándo un hombre está


acabado?
Te lo diré: cuando este hombre se da cuenta de que toda su vida ya está
programada y que él nunca será nada más que lo que ya es. (A Leonidik)
¿Estás cansado de vivir?

Leo: …Supongo que debo decirte la verdad: No doy un paso más.

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Marat: No has respondido, ¿lo estás?

Leo: ...Estoy cansado, sí.

Marat: ¿Por qué?

Leo: Bueno, amigo, es terriblemente agotador mantenerse en pie,


metafóricamente en mi caso, como verás.

Marat: (A Lika) ¿Qué le has hecho?

Lika: (Enojada) Escucha Marat, ¡tú no tienes ningún derecho de usar ese tono de

voz!

Marat: Diez años atrás los dejé juntos en esta habitación. La habitación donde
pasé mi niñez. ¡Usaré el tono de voz que quiera! ¿Entendido? ¿Estás feliz?

Larga pausa.

Leo: Salimos adelante. Visitamos el hospital muy seguido, nuestra adjudicación


de vivienda está al día. Los sueños de juventud se cumplieron en la medida
de lo posible. No exactamente con muy buenos resultados. Yo escribo mal.

Marat: Tú escribes correctamente.

Leo: No seas tan político, compañero.

Lika: (Alarmada) Marat, ¿qué estás haciendo?

Marat: Lika dice que tú no publicas tus mejores poemas.

Lika: Marat, es tarde. Debes irte.

Marat se coloca el abrigo y se pone su gorra.

Marat: Tal vez no valió la pena venir…, después de todo… (Se va a la puerta y
voltea) ¡Quería contarles sobre los puentes que he construido! ¡Puentes!
¡La mejor ingeniería del mundo! ¡He hecho seis puentes! ¡Seis capítulos de
mi vida! Pero… yo tenía un amigo. Un ingeniero de diseño. Nosotros
construimos tres puentes juntos. Él es un profesional excelente. Un día le
encargaron un nuevo puente para diseñar. ¡Un puente sin precedentes,
requería una estructura fantástica! Mucha gente dijo que eso no se podría
realizar…Y él hizo que me dieran el puesto de director de la obra. ¡Podría
haber sido el trabajo de mi vida! Pero no lo fue. Abandoné a mi amigo. ¿No
es impensable? Lo dejé solo. Me convencí a mí mismo de que yo no estaba
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preparado, que no podía hacerlo, que no tenía la experiencia… Quizá era
verdad. Hice que me transfirieran rápidamente a otro lugar. Él me escribió:
“Hola Marik, tú eres de los que apagan el volcán…” Así fue como me llamó.
(Pausa) Ahora todos dicen que él trata muy mal a su gente, que es un
testarudo… que el proyecto no debió hacerse jamás. Pero el punto crucial
es que él ahora me desprecia, me odia. Y yo no puedo vivir con eso. Y no
creo que él pueda tampoco.

Leo: Esa es una triste historia. Lástima que no sea creíble.

Marat: ¿Por qué no es creíble?

Leo: Porque no tiene lógica.

Marat: ¿Y la vida tiene lógica? Bueno, ¡escribe un maldito poema con eso y
publícalo! ¿Acaso algo en tu vida ha sido lógico?

Lika: Querido Marik, ya no somos niños. Nuestro tiempo se terminó en la tierra de


los sueños. Nosotros tenemos que vivir en la realidad.

Marat: ¡Yo no quiero!

Lika: No somos superhéroes.

Marat: ¿Quién dice que no lo somos? ¿Se supone que debemos estar agradecidos
por estar vivos? ¿Eso es? ¿Pensar cuánta gente murió para que podamos
vivir tranquilos? ¡Recuerda el cerco durante ese terrible invierno del 42, qué
sufrimiento, treinta grados bajo cero! ¡Los trineos de los niños llenos de
cadáveres apilados! ¡Cientos de cientos de cientos perecieron, así que
tendríamos que estar felices y triunfantes! ¿Y qué somos? ¿Qué somos
ahora? Recuerda lo que eras, Lika. Intenta recordar tu promesa. ¿Dónde
está tu promesa? Te has quedado muy tranquila.

Lika: Tengo miedo.

Marat: Algunas veces es bueno tener miedo. Lo que estoy tratando de decirme a
mí mismo, es que al borde de la muerte no es demasiado tarde para
empezar de nuevo.

Lika quiere objetarlo, pero no encuentra las palabras. Solo sonríe, asustada y
perdida.

Marat: Voy a tratar de ser sensato. Quiero decir… puedo decírtelo, Lika, yo puedo
decirte cuánto te… maldición, ¡te lo diré! Escucha: cuando te perdí, lo perdí
todo. (Se acerca a ella) Los pájaros no cantaban más en las mañanas, las

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estrellas no brillaban más en la noche. El cielo estaba vacío. ¿Entiendes?
¡Ni una sola estrella! Sólo silencio y oscuridad. Nada. (Pausa) Bien, y aquí
estamos. (A Leonidik) Tú querías tu lógica. Necio. (A Lika) Me pregunto
cómo va a terminar esto.

Pausa. Lika va hacia Leonidik...

Lika: (Firme) Al igual que antes, sólo que mejor. Mi esposo será feliz. Te lo

prometo.

Lika le da un largo beso a Leonidik. Luego se pone detrás de él con sus manos
sobre sus hombros mientras mira fijamente a Marat conteniendo sus lágrimas

Marat: Está claro, Ahora todo está claro. Muy lógico. Pero sin verdad. ¡Adiós!

(Sale).

Leo: ¡Tráelo, Lika, tráelo!

Lika: (Con las lágrimas cayendo por su rostro) No puedo… no puedo.

Escena 12

31 de diciembre. Lika y Leonidik están jugando cartas. Lika echa un triunfo final.
Hay tres copas y una botella de vino.

Lika: ¿Qué tal?

Leo: Perdí de nuevo. Soy un tonto.

Lika: ¡Por tercera vez! No estás atento. ¿Qué hora es?

Leo: Mil novecientos cincuenta y siete en algunos minutos. (Va a la ventana) La


gente corre a sus casas para recibir el nuevo año.

Lika: Eso me hace recordar mi infancia.

Leo: A la medianoche las calles quedan vacías.

Lika: ¿En qué estás pensando?

Leo: En Marat.

Lika: Sí. Él estará solo. A cinco mil kilómetros de acá. ¡Han pasado tres semanas
ya!

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Leo: Él es extraordinario.

Lika: No.

Leo: Bien, juguemos de nuevo. ¡Quizás cobre mi revancha!

Lika: ¿Qué te pasa hoy?

Leo: Está viniendo, está viniendo.

Lika: ¿Quién?

Leo: (Con una mueca) Un nuevo año. Está cada vez más cerca.

Lika: Eres un tonto. (Ella lo besa en la cabeza)

Leo: (Tranquilo) No, mi amor.

Lika: ¿Por qué estás siendo tan bueno conmigo?

Leo: Lo soy, ¿no?

Lika: ¿No te vas a aburrir de recibir el año nuevo solo conmigo como compañía?

Leo: No me voy a aburrir. He preparado una majestuosa ensalada. ¿Por qué no


fui cocinero? ¡Mi vida está desperdiciada!

Un golpe a la puerta.

Leo: Eso es todo. Abre la puerta.

Lika lo mira con una expresión confundida. Otro golpe en la puerta.

Leo: Pasa Marik.

La puerta se abre. Marat se queda ahí, su abrigo está cubierto de nieve.

Lika: … ¿tú?

Marat: Como ves.

Leo: Temía que no vinieras… (Lo golpea en la espalda) Pero tú nunca fallas.
¡Marat es el amigo del pueblo!

Marat: ¿Cómo encontraste mi dirección?

Leo: Poder mental. Pero tenía miedo de que el avión llegara tarde. Ahora puedo
descansar.

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Lika: ¿Cómo estás?

Leo: Lika, tengo una sorpresa para ti. Está con los vecinos. Ha llegado la hora,
iré a buscarla.

Leonidik sale. Pausa.

Lika: …Yo pensé que no te volvería a ver nunca más.

Marat: Yo también. (Toma sus manos, titubeante).

Lika: Tus manos están frías.

Marat: Fue difícil llegar hasta aquí desde el aeropuerto. Noche de año nuevo. No
hay taxis. (Él presiona su mano contra su mejilla).

Lika: … ¿Estás seguro de haber venido?

Marat: No, no realmente. Pero ayer recibí este telegrama. (Él se lo da)

Lika: (Lee) “¡Toma el primer avión, Lika te necesita! Llega el treinta y uno, no
después. Leonidik”. Yo no sabía nada de esto.

Marat: ¡No fue fácil llegar!

Lika: Pobrecito, estás cansado…

Se besan inesperadamente, con mucha intensidad, abrazándose. Pausa.

Marat: Tuve un sueño extraño en el avión. Estaba parado en medio de un puente


inmenso. No estaba terminado, y yo tenía que terminarlo. El viento soplaba
muy fuerte. Miré a mi alrededor y vi los dos extremos del puente. En un
extremo estaba mi infancia, mi padre y todos los recuerdos de esta casa…
En el otro, la paz que vino luego de la guerra. Pero yo estaba parado en el
medio y el río crecía muy rápido, el viento era cada vez más fuerte, y yo no
podía caminar, no podía llegar a ningún extremo…

Lika: (Suavemente) Lo que será, será.

Marat: ¿De qué estás hablando?

Lika: Tú te fuiste, y yo pensé que todo estaba bien entre Leonidik y yo. Di mi
palabra, ¿no? Y ahora, tres semanas después, estamos aquí… y las cosas
han cambiado…

Leonidik regresa con un paquete.

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Leo: (Con el dedo en los labios) Sssshh… Ahora voy a proponer un brindis.
(Levanta su copa) ¡Por mi salud! O lo que queda de ella. (Bebe).

Él desenvuelve el paquete y le ofrece a Lika su libro de apuntes que tuvo consigo


desde que llegó a esa habitación.

Lika: Gracias, pero…

Leo: Hemos estado juntos durante diez años y te amo ahora tanto como te amé
la primera vez que te vi. Pero no he logrado cumplir tus sueños. Tú pusiste
mucho en mí y te has descuidado a ti misma. Todo por nada.

Lika: ¿Tengo que creer esto?

Leo: Tengo que estar solo. Si no lo hago ahora, no lo haré nunca. Tú me


conoces, Lika, soy muy débil.

Lika: (Desesperada) ¡Marat, habla con él!

Marat: No lo haré.

Leo: Mi tren sale a diez para la una. Tendré un largo año sabático. (Pausa) Yo
soy un individualista. Ustedes me han dicho lo mismo. Y necesito estar solo.
(A Marat) No tienes nada que temer. Tú eres fuerte. Y ustedes no pueden
vivir el uno sin el otro, eso es transparentemente obvio. ¿Estoy en lo cierto?
No mientan.

Marat está en silencio.

Leo: Por favor, Marat, no seas un hombre de verdad.

Marat: …Tienes razón.

Leo: (Afectuosamente) ¿Lika...? Dime adiós.

Lika: (Enorme pausa) Adiós.

Leo: Marat, tú dijiste que al borde de la muerte no es demasiado tarde para


empezar de nuevo. Estabas bromeando, como siempre. Pero me hiciste
pensar…

El reloj suena doce veces.

Leo: Es el año nuevo.

Lika sirve las copas, brindan.

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Leo: (Alzando su copa, suavemente) Nosotros no debemos traicionar el invierno

del 42.

Marat: (Alzando su copa) ¿Prometes cumplir tu promesa, enteramente?

Lika: (Subiendo su copa, susurrando) Se los prometo.

Beben.

Leo: Bien, me voy. Mi maleta está en la puerta. Nos veremos otra vez, ¿verdad?

Marat: ¿Estás tratando de decirme que yo soy más cobarde que tú?

Leo: Con toda seguridad. (A Lika) Quizá él te ama más que yo. (Besa su mano)
¿Quién sabe? (Se detiene a la puerta) Pero siempre habrá un poco de mí
en esta habitación. (Se sirve otra copa de vino, bebe). Y esta es mi última
copa de vino. ¡Si puedo dejarlos a ustedes, puedo dejar el trago también!
(Él los mira a los dos) Hasta que nos encontremos de nuevo. (Sale).

Marat se sirve otro trago con las manos temblorosas. Su voz es inestable.

Lika: Marat…

Marat: ¿Sí?

Lika: Las veredas están cubiertas de nieve, no hay nadie en la calle.

Lika se desespera, camina a la puerta, corre. Marat la detiene.

Marat: No. Para él, hoy empieza todo de nuevo. ¡Tú debes creer en él, Lika!
Aceptarlo. (Pausa, nervioso) ¿Cómo será lo nuestro viviendo juntos?

Lika: Todo va a estar bien. No tengas miedo de ser feliz. No temas, mi pobre
héroe de la Unión Soviética. (Oscuro).

Apagón.

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