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Juan 8:12
Con la presencia de Jesús los pueblos y aldeas de la región de Galilea fueron iluminados por presencia,
enseñanzas, y milagros del Maestro, para tener una vida agradable a Dios a pesar de su mala fama
ante los judíos. Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando Nazaret, vino y
habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se
cumpliese lo que fue dicho por medio del profeta Isaías, cuando dijo:
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles;
el pueblo asentado en tinieblas
vio gran luz;
y a los asentados en región y sombra de muerte,
luz les resplandeció.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: ¡Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha
acercado! (Mt. 4:12-17) La vida de toda persona se llena de luz con la presencia de Jesús.
En su evangelio el evangelista Juan afirma que Jesús es la luz verdadera que alumbra a todo
hombre (joven, señorita, niño, niña o adultos) y claramente se entiende que se trata del
desconocimiento de Dios, de la incredulidad, de la perversidad del corazón humano.
En una de las epístolas del Nuevo Testamento se afirma que: el entendimiento de los
hombres respecto a Dios y su voluntad se encuentra entenebrecido y ajenos de la vida de
Dios, por la dureza voluntaria del corazón, y por lo mismo, cometen toda clase de acciones
impuras y pecaminosas. (Efe. 4:18) es por eso que Juan anunciando a Jesús como la Luz
afirma: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas
resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” (Jn.1:4, 5)
En la carta a los efesios el apóstol Pablo afirma que no hay ni un solo hombre que busque a
Dios y que todos se han desviado de su búsqueda. Y en otro versículo muy importante
también afirma que todos los hombres sin distinción alguna han pecado y están lejos de la
Gloria de Dios. (Romanos 3:9-18; 3:23)
Toda persona que habita el planeta tierra necesita a Jesús para ser lleno de su luz. Porque con
la luz de Jesús nuestra vida es llena de sabiduría para vivir la vida que agrade a Dios. Pero
también para identificar la verdad y la mentira, el pecado y la santidad, la voluntad de Dios y
cuando quiere ser arrastrado por sus propios deseos.
Tu vida se llena de la luz de Jesús por dentro y por fuera, cuando lo sigues. El pecado, la
incredulidad y perversidad de nuestro corazón es iluminado con el conocimiento de Jesús y
solo su presencia disipa la oscuridad de nuestra alma y nuestro ser. Antes de Cristo se vive en
tinieblas y oscuridad, así que no nos aflige o no nos da vergüenza realizar acciones que dañen
nuestro cuerpo, nuestra vida o a nuestra familia. Es por ello que muchos hombres se
emborrachan, roban, maltratan, llegan a odiar a su familia y amigos y hacen cosas semejantes
o peores que estas.
Pero cuando Jesús está en mí, yo puedo identificar esas acciones y pensamientos extraños
como pecado, ofensa, algo detestable a Dios.
Si no crees en Jesús, hoy es el día en que debes creer en él para poder iniciar a seguirlo.
CONCLUSION:
Sin Jesús la vida de todo hombre sobre la tierra se encuentra en tinieblas. Pero si estamos en Jesús
nuestra vida estará llena de luz e irradiaremos luz a todas las personas a nuestro alrededor. El apóstol
Pablo nos exhorta a vivir irradiando luz en nuestras relaciones interpersonales: “para que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,
en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.”(Fil. 2:15)