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obtener por sí mismos su alimentación, como las plantas. También la conforman organismos
heterótrofos, los cuales se alimentan de otros seres vivos, como los animales.
Un tercer grupo lo forman los organismos mixotróficos, que pueden tener características de
ambos tipos anteriores
Mientras, las especies más evolucionadas, como los vertebrados, pueden utilizar diversas
formas de locomoción. Estas dependen del medio ambiente en que se desplazan, ya sea
acuático, aéreo o terrestre.
Mientras, las especies más evolucionadas, como los vertebrados, pueden utilizar diversas
formas de locomoción. Estas dependen del medio ambiente en que se desplazan, ya sea
acuático, aéreo o terrestre.
Las plantas parecen ser una excepción, ya que no se observa movimiento en ellas. Sin
embargo, en el interior de las plantas hay un conjunto de movimientos que no son
perceptibles desde el exterior, tales como la absorción de nutrientes, la respiración, el
movimiento de la salvia, etc.
Sensibilidad
Respiración
En los animales, esta función es cumplida por los sistemas respiratorio y circulatorio, en
donde juegan un papel central los pulmones.
Crecimiento
La materia viva es capaz de experimentar un aumento en su tamaño y masa que puede ser
más notorio en ciertos períodos de la vida de los animales, como la infancia. Los diferentes
tejidos que forman al organismo incorporan nutrientes que le permiten su funcionamiento y
aumento de masa.
Reproducción
Las bacterias se reproducen por esporas o gemación y por fisión binaria. Mientras, las
especies más evolucionadas pueden reproducirse en forma asexual o sexual, utilizándose en
esta última la generación de gametos masculinos y femeninos, aportados por los padres
Excreción
Nutrición
La materia viva necesita para el cumplimiento de sus diversas funciones producir o ingerir las
sustancias que requiere para su subsistencia.
Hay especies que son capaces de producir sus requerimientos metabólicos, por ejemplo, las
plantas (autótrofos). Otras formas de la materia no son capaces de producir sus
requerimientos nutricionales y lo adquieren al consumir otras especies (heterótrofos).
Concentración de elementos
La materia vive es capaz de concentrar en ellas elementos de bajo peso atómico, tales como
el hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno, sodio, magnesio, calcio, fósforo, azufre, cloro,
potasio y yodo. Esto determina una carencia de uniformidad en la distribución de estos
elementos en la biosfera.
Evolución
La morfología o forma de la materia viva no es fija. Puede experimentar cambios que ocurren
durante millones de años, los cuales generan nuevas características morfológicas de los
organismos, producto de mutaciones o cambios que sufre el material genético.
El filósofo griego Aristóteles (384-322 a.C.) fue uno de los primeros estudiosos registrados
en articular la teoría de la generación espontánea, la noción de que la vida puede surgir de la
materia no viva. Aristóteles propuso que la vida surgió del material no vivo si el material
contenía neuma (“calor vital”). Como evidencia, señaló varias instancias de la aparición de
animales de ambientes previamente desprovistos de tales animales, como la aparición
aparentemente repentina de peces en un nuevo charco de agua. 1
Esta teoría persistió en el siglo XVII, cuando los científicos emprendieron experimentación
adicional para apoyarla o refutarla. Para entonces, los defensores de la teoría citaron cómo las
ranas simplemente parecen aparecer a lo largo de las orillas fangosas del río Nilo en Egipto
durante las inundaciones anuales. Otros observaron que los ratones simplemente aparecieron
entre los granos almacenados en graneros con techos de paja. Cuando el techo goteó y el
grano se moldeó, aparecieron ratones. Jan Baptista van Helmont, científico flamenco
del siglo XVII, propuso que los ratones pudieran surgir de trapos y granos de trigo dejados en
un recipiente abierto durante 3 semanas. En realidad, tales hábitats proporcionaban fuentes de
alimento ideales y refugio para que florecieran las poblaciones de ratones.
Sin embargo, uno de los contemporáneos de van Helmont, el médico italiano Francesco Redi
(1626—1697), realizó un experimento en 1668 que fue uno de los primeros en refutar la idea
de que los larvas de moscas se generan espontáneamente en la carne dejada al aire libre.
Predijo que evitar que las moscas tuvieran contacto directo con la carne también evitaría la
aparición de larvas. Redi dejó carne en cada uno de los seis contenedores. Dos estaban
abiertos al aire, dos estaban cubiertos con gasa, y dos estaban herméticamente sellados. Su
hipótesis fue apoyada cuando los larvas se desarrollaron en los frascos descubiertos, pero no
aparecieron larvas ni en los frascos cubiertos de gasa ni en los frascos herméticamente
sellados. Concluyó que los larvas sólo podían formarse cuando a las moscas se les permitía
poner huevos en la carne, y que los larvas eran descendencia de moscas, no producto de la
generación espontánea.