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¿POR QUÉ ES IMPORTANTE MANTENERNOS EN UNIDAD CON EL CUERPO DE CRISTO?

DIOS NOS HA LLAMADO CON UN PROPÓSITO...


EFESIOS 4:1-16

“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos
una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente
unidos en una misma mente y en un mismo parecer (propósito).” I Corintios 1:10

¡Esforcémonos por mantener la unidad de la Iglesia!, todos tenemos la gran responsabilidad


de evitar que esta unidad se rompa, no se trata de uniformar los pensamientos, sino la
disposición común de trabajar juntos y a servir a otros que es la verdadera actitud de Cristo.
El amado Apóstol Pablo intentó tantas veces predicar esta unidad, su voz sigue resonando
en el tiempo y la exhortación se hace más urgente ahora que la Iglesia ha crecido en número
pero también en diversidad.

“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una
misma cosa.” Filipenses 2:2.

La descripción de la Iglesia como el cuerpo de Cristo es una de la enseñanzas más


significativas de Pablo, el mismo apóstol nos dice que Dios le dio una revelación especial
acerca de este misterio, a saber que en virtud de la exaltación de Cristo, el Espíritu Santo ha
constituido a todo el pueblo de Dios, tanto judíos como gentiles, como en un solo cuerpo,
por eso el crecimiento y aún la existencia misma de la Iglesia depende de esta unidad.

“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir


según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo.” Romanos 15:5-6

El apóstol Pablo tuvo que enfrentar tantas voces diferentes que le decían ser los únicos y
especiales, tuvo que sufrir menosprecios por no ser reconocido ni siquiera como apóstol, sin
embargo en medio tantas voces discordantes, él siguió predicando la belleza de la unidad.
¿Está dividido Cristo? Dividir la Iglesia es tan absurdo como tratar de dividir el cuerpo
humano, y el cuerpo de Cristo lo conformamos todos aquellos que hemos sido lavados por
su sangre, los que le servimos por amor y gratitud, los que guardamos la esperanza de su
venida, los que tenemos a Jesús como nuestra única cabeza y fundamento de la Iglesia.

“Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las
riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,
en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.”
Colosenses 2:2-3

Hoy más que nunca necesitamos entender que Dios nos ha llamado a estar en unidad como
iglesia en un cuerpo, el cuerpo de Cristo. La influencia que la sociedad tiene sobre nosotros
es muy seductora y la idea del individualismo (Tendencia de una persona a obrar según su propia
voluntad, sin contar con la opinión de los demás individuos que pertenecen al mismo grupo y sin atender a las
ha ido entrando en nuestra cultura. Las redes
normas de comportamiento que regulan sus relaciones)
sociales son muy fuertes, pero carecen de un sentido de unidad. Es decir, cada quien piensa
lo que quiere. Eso crea comunidades con verdades relativas, y se pierde el concepto de una
verdad absoluta. No estoy en contra de la libertad de expresión, pero detrás de todo esto se
esconde un gran peligro: una falta de autoridad.

No fuimos llamados a pensar como cada uno quiera, sino que fuimos llamados a pensar
como Cristo piensa. Tenemos un modelo perfecto a imitar. Cuando seguimos a Jesús,
formamos parte de Su cuerpo. La Biblia nos enseña que en el cuerpo de Cristo, Cristo mismo
es la cabeza. Muchos jóvenes y muchos cristianos quieren tomar este lugar que le
corresponde únicamente a Jesús. Aunque cada cristiano fue llamado para una actividad
específica en este cuerpo, Dios no está de acuerdo con la individualidad. Él es un Dios de
unidad.

¿Está dividido Cristo?


“…sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”. 1
Corintios 1:10B RVR1960
El diablo siempre ha usado la misma estrategia contra la iglesia de Cristo: dividir y aislar.
Mientras permanezcas fuera del grupo estás vulnerable, estás propenso a los ataques del
enemigo y a ser destruido.

Todos tenemos maneras de pensar, diferentes gustos y preferencias. Pero el enemigo


aprovecha eso para sembrar en ti pensamientos de división. No puede haber unidad si cada
quien le da prioridad a su propio pensamiento. Es importante entender que lo más
importante no es lo que uno piensa, sino lo que Cristo piensa. Nadie más es cabeza sino
Cristo.

La palabra división lo dice claramente: di-visión (dos visiones). No puede haber dos visiones,
ni tres, solo una. Cuando todos avanzamos en la misma dirección, llegamos a un propósito.

Dios nos ha llamado con un propósito


Después que haber orado toda la noche, Jesús eligió a sus discípulos, es decir, no los escogió
a la ligera. Dios tiene para cada uno de nosotros dos propósitos que podemos encontrar en
Su Palabra: estar con Él y enviarnos a predicar.

No hay nada que el hombre pueda hacer que haga un cambio profundo en la sociedad. El
único que lo puede hacer es Jesús. Tú y yo conocimos al Señor y Él nos llamó a darlo a
conocer a nuestra generación. El hecho de que seamos cristianos no significa que seamos
perfectos, sino que hemos sido sanados y hemos sido perdonados.

5 CLAVES PARA MANTENER LA UNIDAD


1. Ser Tolerantes
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos
a los otros en amor,”. Efesios 4:1-2
No es nada nuevo el que se nos dificulte estar juntos. Vemos esta situación en las parejas
una y otra vez. El problema surge cuando nos resulta más importante el tener la razón o
estar satisfechos que la relación con la otra persona. Esto no debe ser así.

Cuando juegas a la cuerda, hay una persona jalando a cada lado y quien gana es el que estira
más fuerte. Bueno, en las relaciones ocurre lo mismo, la diferencia aquí es que al final
pierden los dos, porque en realidad no hay nada más importante que el amor unos con
otros. En una relación correcta, las dos partes tienen que estar del mismo lado de la cuerda
luchando contra el lado opuesto que es aquél donde se encuentra el problema, jalar juntos y
vencer el problema.

2. Tomar Nuestra Responsabilidad como Iglesia


“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo”. Efesios 4:11-12
Dios ha levantado gente entre nosotros, en nuestras iglesias, para las cumplir el papel de
responsable espiritual delante de la congregación. Dios nos ha puesto a pastores y líderes
delante del ministerio, pero no para hacer toda la labor. Dios puso a los líderes para
perfeccionar a los santos.

Santo es alguien apartado para Dios. El Señor te ha apartado para Su obra. Tú no vives a la
manera que el mundo te impone, tú vives como Dios quiere. Tal vez pudieras hacer lo que tú
quisieras en este momento, pero no es así. Tú vives lo que te conduce en la voluntad de
Dios, sabiendo que dentro de Su voluntad está el ser miembro de Su cuerpo. Cada miembro
del cuerpo humano tiene su función, y lo mismo pasa con el cuerpo de Cristo.

No son los líderes espirituales los responsables de hacer la obra de Dios. Somos todos como
cuerpo de Cristo los que debemos mostrarle al mundo Su amor en palabras y en acciones.

3. No dejarse llevar por Emociones


“Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error”. Efesios 4:14
Mantenernos unidos nos guarda de todo lo que hay alrededor. Es importante permanecer
donde Dios te puso para no andar como niño fluctuante.

Una de las mayores razones por la que las personas se cambian de iglesia es por problemas
de relaciones. Eso no es nada más que inmadurez. Cuando tú te vas por roces con otra
persona, estás agrietando la obra de Dios, porque significa que te importa más ganar la
pelea que permanecer unido como parte del cuerpo de Cristo.

4. Confiar en Nuestras Autoridades


“Todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor”. Efesios 4:16
El enemigo intentará venir a sembrar pensamientos de desconfianza sin fundamento
alguno. Algunas personas llegan a creer que sus pastores o líderes no tienen la disposición
de ayudarlos. Muchos de ellos ni siquiera se presentan con la persona adecuada para
platicar. No puedes esperar que tu autoridad espiritual resuelva tus problemas o que te
apoye cuando tú no te acercas en el debido momento para pedir ayuda. Tenemos que
reconocer la capacidad humana de nuestras autoridades y no dejarnos llevar por
pensamientos o sentimientos que buscan ponernos en enemistad. El diablo nos quiere
engañar diciéndonos que estaríamos mejor en un lugar diferente al que Dios tiene para
nosotros en este momento. ¡No te dejes llevar!

CRISTO NO PUEDE SER LA CABEZA SI TÚ DESCONFÍAS.


Uno de los grandes problemas de nuestra generación es que no reconoce autoridad alguna.
Pareciera que todos tienen la capacidad de opinar sobre cualquier tema, como si todos
tuvieran la autoridad para hacerlo. El problema detrás de eso es que, al final de cuentas,
cada quien hace lo que quiere y se deja a un lado la unidad. Te dirán: “Si juzgas, eres un
intolerante”. Pero de este modo, la verdad se vuelve relativa. Sin embargo nosotros
sabemos que la verdad es absoluta, la verdad de Dios.

5. Vivir de Acuerdo a las Enseñanzas de Dios


En la iglesia exponemos la Palabra de Dios tal y como Él la presentó a nosotros. En la Biblia
hay temas muy claros respecto a qué tenemos que hacer y cómo debemos de actuar.
También hay otros temas que no se exponen tan explícitamente, pero las bases siguen
siendo las mismas. Si en otra iglesia se enseña otra cosa es porque es otra iglesia. Tú sabes
que en cada familia, aunque vivan en la misma zona, se tienen diferentes costumbres. Hay
cosas en los hogares que se llevan a cabo por la enseñanza que ahí se impartió. Lo mismo
pasa en las iglesias. Apégate a la enseñanza en la que te han instruido si y solo si va de
acuerdo a la Palabra de Dios.

Dios te puso en el lugar donde estás y no es ninguna coincidencia. Si en algo no estás de


acuerdo, decide qué es lo más importante, tu decisión o la visión de Cristo.

Mantenernos unidos como un cuerpo en Cristo es esencial para cumplir con la misión que el
Señor nos ha encomendado. La obra de Dios debe ser prioridad en nuestras vidas. Tenemos
que cuidar nuestro corazón para impedir que pensamientos equivocados lleguen y nos
hagan perder el rumbo. Identifica las trampas que el enemigo quiere usar para aislarte y no
caigas en ellas. El anhelo de Dios es que permanezcamos fieles en unidad con Cristo y con Su
iglesia.
“Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno
en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Juan 17:21

Finalmente, Pablo predicó tanto sobre la unidad y sin embargo sus detractores no se
cansaron en buscarle tres pies al gato con tal de seguir desunidos, por eso los invito a
meditar en los verbos que él enfatizó para alcanzar la unión de la Iglesia:

1. Esfuércense por mantener la unidad.


Efesios 4:3
2. Vivan en armonía.
I Corintios 1:10
3. Manténganse unidos.
I Corintios 1:10
4. Acéptense mutuamente.
Romanos 15:5
5. Permanezcan unidos.
Colosenses 2:2
6. Tengan un mismo parecer.
Filipenses 2:2
7. Manténganse alerta, permanezcan firmes en la fe, sean valientes y fuertes. Hagan
todo con amor.
I Corintios 16:13

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