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MELANCOLÍA Y NOSTALGIA EN "EL ALBERGUE DE LAS MUJERES" TRISTES DE

MARCELA SERRANO
Author(s): Guillermo García-Corales
Source: Hispanic Journal , Fall, 1999, Vol. 20, No. 2 (Fall, 1999), pp. 263-275
Published by: Indiana University of Pennsylvania

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/44284601

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MELANCOLÍA Y NOSTALGIA EN EL ALBERGUE
DE LAS MUJERES TRISTES DE MARCELA
SERRANO

Hemos llegado sólo a una vaga,


aparentemente inexplicable, melancolía de fin-de-siglo.
Jean-François Lyotard1

La obra novelística de Marcela Serrano es parte de la llamada "Nu


Narrativa Chilena" que se consolida en el horizonte literario del Chi
los años noventa. El grupo que desarrolla la "Nueva Narrativa Ch
recibe este mismo nombre y otras denominaciones tales como Gene
del 80 o Generación Post-golpe.2 Sigue a la consagrada Generac
Novísima de Isabel Allende, Ariel Dorfman y Antonio Skármeta,
otros, y congrega a escritores nacidos a partir de 1948, quienes en ci
casos publican sus primeros textos narrativos a mediados de los och
Actualmente, en esta nueva promoción literaria sobresalen los sigui
autores: Ana María del Río (1948), Marco Antonio de la Parra (
Diamela Eltit (1949), Darío Oses (1949), Luis Sepúlveda (1949), Ma
Serrano ( 1 95 1 ), Arturo Fontaine Talavera ( 1 952), Roberto Ampuero ( 1
Jaime Collyer (1955), Pía Barros (1956), Ramón Díaz Eterovic (
Sonia González Valdenegro (1958), Gonzalo Contreras (1958), Ca
Franz (1959), Pablo Azócar (1959), Alberto Fuguet (1964) y And
Maturana (1969). Por lo general, estos escritores producen cuen
novelas de respetable calidad y son leídos por un significativo p
chileno y, en algunos casos, extranjero. Además, cuentan con un re
de editoriales prestigiosas como Planeta o Alfaguara y reciben una at
de la crítica especializada y periodística que los ubica en el primer p
del escenario cultural del país de origen.3
Otra característica resaltante de esta nueva generación corresp
al papel protagónico que juegan las mujeres, lo cual constituye un fen
inédito en la historia de la literatura chilena. Tanto es así que, por ej
resulta factible considerar a Diamela Eltit y a Marcela Serrano entr
figuras más destacadas de la Generación del 80.4 Con respecto a Diam
Eltit, existe un prolongado interés por estudiar su obra novelística en cen
académicos del mundo occidental.5 Marcela Serrano, por su parte, s
en esta promoción literaria como la figura más popular en la comun

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de lectores a nivel nacional e internacional. Guardando la distancia


necesaria, la positiva acogida que esta autora recibe por parte del público
en Chile puede compararse a lo sucedido con Isabel Allende cuan
comienza a consolidar su carrera literaria. Y más allá de las fronteras
nacionales, la buena recepción de la literatura de Marcela Serrano adquiere
connotaciones parecidas a lo ocurrido con las mexicanas Laura Esquivel y
Angeles Mastretta y la nicaragüense Gioconda Belli.6
Entre las obras de ficción de Marcela Serrano se establece un en-
lace intertextual donde se dinamizan implícita o explícitamente las siguientes
proposiciones y estrategias narrativas. Primero, esta novelística despliega
una configuración ubicua de la melancolía y la nostalgia, la cual surge a
partir de los obstáculos amorosos y, por consecuencia, de la soledad y el
abandono experimentados por los personajes centrales, que por lo general
son mujeres de aproximadamente unos 35 a 50 años pertenecientes a los
sectores medios y altos de la sociedad chilena contemporánea. Segundo,
el tratamiento literario de dichos desencuentros no conlleva a una evasión
hacia edenes de artificio o magnos sistemas morales e ideológicos anclados
en un pretérito fijo.7 Se replantea, en cambio, la pregunta sobre el Sujeto
de este fin de siglo. Se indaga principalmente sobre la subjetividad femenina
y se confrontan los discursos que desconocen los actuales requerimientos
de ésta.8 Tercero, en este sentido, los textos narrativos en cuestión
problematizan una paradoja clave de este fin de milenio, consistente en los
logros de las mujeres en el espacio público moderno (liberación sexual,
desarrollo profesional, participación política, etc.), mientras son
profundamente afectadas por nuevas formas de infelicidad o de "radical
soledad," como diría un personaje de Nosotras que nos queremos tanto , la
primera novela de Serrano (127). Los textos de esta escritora deconstruyen
dicha paradoja sin proponer resoluciones consoladoras y unívocas a los
conflictos que la implican. Cuarto, el lenguaje de estas novelas entrelaza
los códigos de la cultura popular, lo poético y lo cotidiano, acercándose
un tanto al registro testimonial y confesional, con lo cual se da paso a una
sostenida pulsación ideológica. Con ello, este lenguaje asertivo se distancia
de la extrema indeterminación ética y la fragmentación estética
características de cierto experimentalismo postmoderno.9
Estos rasgos distintivos de la narrativa en análisis adquieren su
expresión más solvente en El albergue de las mujeres tristes (1997), la
cuarta novela de Serrano.10 Esta obra narrativa evoca una imagen de la
melancolía y la nostalgia como sustrato fundamental de sus vertientes

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discursivas. Tal proyección ideológica queda plante


de su título, recién anotado, y de su epígrafe i
estos versos de Antonio Gil provenientes de Los l
esperaremos si el amor no llega. / Cubiertas d
trama también muestra una clara afinidad con dicha p
Gira en torno a Floreana Fabres, una historiadora
a mediados de los noventa, deja su departamento
acomodado de la ciudad de Santiago para retira
albergue de mujeres. Este albergue fue fundad
unos 50 años llamada Elena y está ubicado en un p
de Chiloé al extremo sur de Chile. En este espa
privado y lo público y en este presente narrativo, F
física y emocionalmente de los desencuentros y,
las pérdidas que ha experimentado en sus relacion
de pareja. No obstante, dicho intento de curarse l
y psicológicas no deja de convócar una tensa revisi
que deriva en un recorrido por los senderos cu
nuestra modernidad.
En efecto, a partir de este trabajo con la conciencia individual, el
texto examina ciertos costos culturales de la modernidad acrecentados en
estos años de fin de siglo, tales como el desarraigo, el desamor, la falta de
compromiso, el vacío existencial y los modos determinantes de la ideología
patriarcal en América Latina. De este enfoque surge el conflicto más
aparente de la novela: todas las mujeres del albergue (unas veinte, de
distinto origen social) se quejan con amargura de alguna forma de
incomprensión, traición o abandono por parte de los hombres, quienes en
este fin de milenio siguen aprovechando las estructuras de dominio que
les favorecen, aunque a veces no saben cómo manejarse frente a las mujeres
más liberadas de la actualidad.12 Pero en todo caso, el conflicto de la
novela no se agota en este binarismo, sino que se expande a otras
dimensiones significativas mediante una interconexión entre la crisis de
carácter personal de los personajes con formaciones culturales colectivas.
De todos modos, las salidas o espacios de aceptación y reparación que por
lo general se añoran en el mundo ficticio en cuestión siguen siendo de
sesgo individual y fragmentado, de acuerdo a la recomposición ideológica
predominante en la actualidad de gestos postmodernos. Un ejemplo de lo
recién indicado lo constituye el mismo albergue, que resulta ser una
alternativa parcial a la secuela de pérdidas que han experimentado los

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personajes femeninos de la novela


legendario "cuarto propio " de Vir
Elena evoca la versión contempo
que en su albergue "las que nece
para luego reinsertarse..." (4) La m
aspecto de su novela, señala el car
a respuesta individual frente a un
metáfora del espacio que todas
encontrar la aceptación en nosotr
no con el juicio feroz encima." (
Una variante de este hilo ar
reconfirma la configuración mela
en la relación sentimental y eró
médico llamado Flavián. Este per
de la mujer atribulada que resalta
prototipo del varón temeroso de v
del sexo opuesto. Hecho que en
profunda crisis matrimonial en
combina con un descalabro prof
Flavián decidió ejercer en la Isla d
y emocional con respecto a esta
"animal herido" y triste. Esta con
tampoco se ha repuesto de su fra
el terreno del amor en sus vari
días de la estadía de Floreana en la isla, Flavián recibe la visita de su
sobrino homosexual, Pedro, un escritor inédito, que la protagonista compara
con David Hemmings, el actor principal de la película titulada Blow-Up,
basada en un cuento de Julio Cortázar. El joven conoce los trabajos
historiográficos de Floreana, por esta razón la admira y puede establecer
una fluida comunicación con ella. El aporta a la configuración melancólica
y nostálgica del texto, la cual siempre pulsa la herida de las carencias y
con ello la precariedad del presente. Pedro manifiesta lo recién indicado,
por ejemplo, cuando explica la 'poética' en que sustenta su escritura:

- Ya que hablamos de eso, Pedro: ¿Por qué escribes sobre el erotismo?


- Uno siempre escribe sobre lo que no ha resuelto, o desde sus carencias;
no conozco a un solo escritor que escriba de sus certezas. (277)

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Con respecto a la protagonista, Flavián y Pedr


especulares en que, con mayor intensidad de lo qu
huéspedes, se refleja y dinamiza esa "esfera eni
angustia, miedo, o gozo - a que nos impulsa la tris
Kristeva (2 1 ). Al compartir con ellos, Floreana pon
su opción por la castidad. Conducta que se ha
muchas idas y venidas" como un radical mecanismo
experiencia con el desamor y la tristeza: "Mi in
hombres, se dice atribulada, y mucho, pero la abs
permite ganar la pelea y tener paz." (34) En este reverso del
comportamiento erótico, Floreana encuentra un eco, aunque vacilante, en
Flavián. La historiadora le señala esta coincidencia al doctor con la siguiente
expresión figurativa: "Como tú me alejé de las lides hace un tiempo. Pero,
a la inversa tuya, me he preocupado meticulosamente de no recaer." (263)
En todo caso, la conclusión de la novela insinúa un tentativo desvío de
esta tajante resolución antierótica de la protagonista, como sucede en su
intento de quedarse con Flavián en la Isla de Chiloé. Pero esta posible
relación amorosa se vislumbra sinuosa y frágil, pues los fantasmas del
miedo y el desencanto de ambos personajes siguen al acecho.
En su relación con Flavián, Pedro y las huéspedes, Floreana confirma
sobre todo su condición de sujeto melancólico y nostálgico, según lo de-
fine Kristeva. Efectivamente, como sucede con Floreana, ese sujeto vive
condenado al recuerdo y al deseo. Exiliado de la felicidad, padece de una
condena perpetua que implica la obsesiva búsqueda de algo perdido que
nunca encontrará de nuevo. Por lo general, esto último consiste en algún
amor sin ambivalencia interrumpido por una situación traumática frente a
la cual el yo que sufre la pérdida nunca puede resignarse. A veces lo hará
de manera ostentosa y sus emociones adquirirán una vida propia opacando
ese "algo perdido" (ese objeto de sus deseos ausente o perdido). Por tal
motivo, la biografía de este sujeto se construye a través de repetidos signos
de separación e inestabilidad con respecto a un presente inicuo; signos
que junto con formar parte de la mencionada condena, constituyen los
fragmentos de una eterna protesta (4-5). A la vez, la imagen de la melancolía
que ronda en torno a Floreana coincide con la percepción de aquélla
ofrecida por Héctor A. Murena. Según este crítico, la melancolía (llámese
también dolor sentimental, pena psíquica o vaga tristeza) es la nostalgia
de la criatura por algo perdido o nunca alcanzado; nostalgia de un mundo
que falta de modo irremediable. De aquí, digamos de paso, se desprende

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también la conexión que hace Mure


ende la literatura, porque en últim
gia por el Otro Mundo. (26)
En El albergue de las mujeres t
en términos parciales y fluidos. Ap
fragmentada que se distancia de
pronunciamientos certeros y fund
totalizadoras de las utopías moder
ejemplo, a través de las acotacion
se asocia con un persistente deseo
con evocarse como el consuelo q
"donde no se siente frío." (393) Por
en cuanto a percepción del mund
gesto de reparación, cuando justi
utopía individual frente a la desh
interesaba, mi alma buscaba dese
(42)
Si, por una parte, el sentimiento melancólico se dinamiza con el
deseo de "Otro Mundo" un tanto brumoso o abstracto, por otra, se
retroalimenta con el dolor, implicado en la nostalgia y en la melancolía,
que se asocia con algo aparentemente más tangible o más "mundano,"
según diría Murena. Pero, desde el recuerdo del objeto de las pérdidas
más tangibles, se vuelve una y otra vez a la añoranza de ese mundo inasible
de que habla este crítico. Efectivamente, Murena plantea que aunque tal
nostalgia se expresa por lo general en relación a objetivos tangibles, éstos
no son nunca más que ocasiones tomadas para comunicar la nostalgia
fundamental respecto a lo imposible. (25-26) Una dramatización de esta
línea de pensamiento la constituye el prolongado duelo que Floreana
mantiene en la isla debido a la muerte de su hermana Dulce; el cual se
proyecta hacia sentidos lejanos a su mismo objeto tocando distintas
expresiones de la existencia. Ese duelo se dinamiza con motivos recurrentes
que incluyen, por una parte, declaraciones de la protagonista tales como:
"Fue sentir la muerte lo que nos desmandró" (206), "mis muertos vivirán
en mi recuerdo" (46); y por otra, incorporan mórbidos pensamientos que
se le atribuyen a Floreana a través del discurso indirecto en segmentos
figurativos de este calibre: "solo los cuervos limpiarán de pena estas
praderas." (391) A esta simbologia del duelo habría que agregar también
los paseos de Floreana por el cementerio del lugar, las fotos de Dulce que

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atesora y las distintas expresiones de la frialdad e


Como se puede colegir por lo señalado hasta aqu
una ocasión crucial del sujeto melancólico que lo
ostensible deseo por una existencia eximida de la
Floreana evoca este tipo de existencia cuando r
hermana muerta: "Luego, al saberse viva, recue
está siempre abierto. Esa es la esperanza, le dijo
llama. Pero Floreana se pregunta: la casa y la p
están?" (46) Y al responder (de nuevo en térmi
interrogación inherente al deseo de sujeto melanc
adjudica una cierta condición de orfandad: "No,
el camino a casa." (47) Irónicamente, a esta hist
encuentra en la búsqueda de orígenes le acecha co
frente "al no pertenecer," situación que la ubica en
melancólica y nostálgica (47).
En el caso de Floreana, el duelo no propicia el
esperarse en estas circunstancias, sino que ést
experiencia que confirma la percepción de "la
según diría Kristeva (4). Este ejercicio del lament
así en una interminable "historia de dolor" qu
vertientes esa eterna protesta del melancólico a q
De este modo, ocurre un distanciamiento entre el
el objeto mismo de sus orígenes. La protagonista
personal a las atrocidades de los nazis:

Para el dolor ya no hay palabras, porque en el dolor no hay


¿qué está haciendo Emilia? ¿Puede eludir a Dulce?
Floreana evoca el momento exacto en que lo supo (. . .)
de los cuerpos mutilados para hacer experimentos
instrumentos que usaron para disectar estos cuerpos y las
donde los tendían y las lámparas que hicieron con su p

Con estas asociaciones hiperbólicas entre distin


crece el imaginario de una vida colectiva al borde
centro significativo.
Uno de los elementos figurativos con que se d
dislocada de fin de siglo consiste en lo que podría
la frialdad que implementan los personajes centra
la cual también es factible de percibirse como otr

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En el caso de Floreana, el rasgo m


castidad, que se puede homologar
fin de siglo, según varias voces de
a esa fórmula de "desconexión
constantes alusiones textuales a
mar, "al aire congelado de la isl
húmeda," al "invierno de cuerpos
(368). En cuanto a Flavián, la praxi
principales en ese comportamiento
cuya supuesta causa es el hech
condición femenina [y] de sí mism
comportamiento aparecen cuan
sentimentales y eróticos. En esta i
temor e ingratas restricciones que
interna de compartir genuinamen
sona.

El concepto de imagen fantasmática resulta de utilidad tam


abordar la configuración de la melancolía de El albergue d
tristes. En torno a este concepto, Fernando Pinto do Amaral s
factor preponderante en la dinámica de la melancolía (y la literatu
en la presencia recurrente de una figura fantasmática, situad
todo lo visible, más allá de todo lo posible. Según Pinto do Am
concepto se cruza con el mismo mito de Narciso, enamorado
de su propia imagen (87-88); mito seminal en el imaginario d
no correspondidos que registra predominantemente la ficción
Todas las proyecciones asociadas a lo que se ha señalado co
Mundo" que añora el melancólico portan una fisonom
fantasmática. Sin embargo, la conjunción del amor y
(expresiones que en la novela en cuestión parecen interc
constituye el núcleo de la imagen fantasmática que, con más p
muchas veces por la proclamación de su ausencia, recorre
vertientes discursivas de El albergue de las mujeres tristes. I
podemos singularizar al sintetizar la conducta, las opiniones y
lar, las añoranzas de la mayoría de los participantes del m
analizado.
La carencia del amor y con ello de la felicidad se expone de manera
obsesiva mediante distintos procedimientos narrativos, los cuales incluyen
anécdotas, confesiones y testimonios a cargo de varios personajes, además

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de los comentarios y puestas en escena de la vo


Así por ejemplo, en una carta que le escribe a
Floreana declara tajantemente lo que sigue: "Te
estamos todas, sin saberlo, paradas sobre la médu
estos tiempos, uno de los dilemas cruciales de fines
entre los sexos." (107) Asimismo, Rosario, otra
confirma esta opinión con una intervención lapidar
"Pero, Floreana, ¿es que no te das cuenta de que e
de siglo es el amor?" (248) El inicio mismo d
preámbulos al lector en la certeza de esta ausencia
un objeto esquivo: fue la última ráfaga en la m
mientras leía Bienvenidos en un largo letrero a to
(15)
La experiencia del desamor afecta a la mayoría de los personajes sin
distinción de niveles sociales ni culturales. Incluso las mujeres que
mayormente sufren a este respecto son las que en los tiempos modernos se
han posesionado de modos de vida anteriormente negados a ellas y que se
suponía abrían caminos hacia una existencia más consoladora. Son
intelectuales de renombre, actrices famosas, esposas ricas y hermosas.
Según Leonor, esas mujeres "suelen ser las que están más tristes." (19)
Digamos de paso que aquí se constata un derrotero recurrente de la narrativa
de Serrano, correspondiente, como afirma Marjorie Agosín, al "fenómeno
de la clase privilegiada que asume la posición de interrogadores ante sí
mismos como testigos de un tiempo turbulento y de un régimen aprobado
y mantenido por esta misma clase." (638)
Al verbalizar directamente la falta de amor y felicidad de este fin de
siglo, los personajes también exponen distintas ramificaciones de dicha
carencia. Una de ellas podría clasificarse dentro de la llamada mitología
urbana moderna y se refiere al hecho de atribuirle asertivamente
implicaciones somáticas al desamor y a la infelicidad. El lector aprecia
esto, por ejemplo, cuando en una de las tantas retrospecciones al pasado
cercano de los personajes se narra la discusión sobre las causas de la
enfermedad que llevó a la muerte a Dulce:

"Basta de eufemismos. Llamemos las cosas por su nombre: Dulce tiene


cáncer."
Silencio total.
"Es la enfermedad de la mitad del siglo, ya nos alcanzó", insiste Isabella.
"Es la enfermedad de la rabia contenida", agrego yo.

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"No sé si la rabia" dice Isabella, "pero

Por otro lado, Floreana invoca la


del desamor al recordar su intento fallido de establecer una relación amorosa
perdurable con un académico cuando ambos participaban en un congreso
en Ciudad del Cabo. Al evocar reiterativamente esta aventura por parte de
la protagonista, la voz discursiva central emplea la figura retórica de "los
espejismos" que podríamos homologar a la idea de imagen fantasmática,
como se aprecia en el siguiente segmento narrativo: "Floreana teme -
añora - el anochecer. Vuelve a la estufa, toma su vaso. Ciudad del Cabo
. . . Pero después de la Ciudad del Cabo los espejismos volvieron, en
gloria y majestad." (146-7) Se trata de los espejismos que involucran la
visión de la protagonista respecto al miedo de no comprometerse que
sentía el académico. Aquí emerge una de las simetrías más recurrentes del
texto correspondiente a la confrontación de ese miedo del académico con
el que experimenta Flavián en el presente narrativo al encontrarse en el
frágil umbral del amor junto a Floreana.
Como se ha procurado ilustrar en este estudio, en El albergue de las
mujeres tristes Serrano perfila una trayectoria de la melancolía y la nostal-
gia de fin de siglo. La autora chilena realiza esta propuesta desplegando
por lo menos una diferencia con respecto al planteamiento tradicional en
este tipo de proyección discursiva. Esta diferencia consiste en que, en
lugar de detenerse en la rememoración de segmentos consoladores de un
pasado lejano o mítico, la novela escenifica principalmente un paisaje
inicuo, desolado y frío como marco actual de una desgastada modernidad.
Lo anterior se ilustra, en clave de sinécdoque, con la creciente precariedad
y desencanto en cuanto a las relaciones sentimentales y eróticas, más el
miedo a comprometerse en estas relaciones que experimentan los
personajes; los cuales en este sentido tienen sus posibles equivalentes en
un contexto contemporáneo, en que, según el crítico cultural, Tomás
Moulian, cunde el "relato retórico de una insatisfacción mucho más
generalizada [que se expresa] bajos las formas de la depresión, la
desesperanza, el fatalismo." (32) Pero a su vez, el texto recrea el obsesivo
deseo, en particular del sujeto femenino, de trascender este presente
inhóspito, exento de ternura y solidaridad, como si, paradójicamente, la
focalización de la melancolía y la nostalgia se quisiera orientar hacia el
futuro. Entonces, predomina el intento del sujeto de reconstituir una
individualidad fracturada a pesar de existir en un mundo cada vez alejado

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MELANCOLÍA Y NOSTALGIA 273

del consuelo de las visiones grandilocuentes y las


modernidad. La protagonista alude en términos fi
hablar de "arrancarle algo a la muerte," (392) es d
"Otro Mundo" donde, según afirma ella, "no se
esta forma, Marcela Serrano, la escritora de mayo
de la llamada "Nueva Narrativa Chilena," se inscri
del espíritu innovativo de la novela latinoamerican
adentra en reconstrucciones literarias de una hist
fin de milenio.13

Baylor University Guillermo García-Corales

NOTAS

1 Citado por Eric L. Santner en Stranded Objects. Mourning , Memoiy, and Film in Post-
war Germany.
2 En el libro Nueva narrativa chilena , editado por Carlos Olivárez se encuentran las actas
de un congreso sobre la "Nueva Narrativa Chilena" desarrollado en Santiago en julio y
agosto de 1997. En ese evento, algunos escritores de esta promoción junto con editores y
críticos discutieron la validez y la significación de estas denominaciones.
3 En Novela chilena, nuevas generaciones: el abordaje de los huérfanos , Rodrigo Cánovas
analiza de forma panorámica 120 novelas de esta promoción. Pondera los rasgos estructurales
de éstas y otros elementos discursivos que definen desde la ficción la voz literaria
generacional. A su vez, mediante la revisión de artículos críticos y periodísticos, Cánovas
estudia la imagen pública que los autores de dichas novelas proyectan como integrantes de
un nuevo grupo generacional.
4 Conviene matizar esta opinión reconociendo el extraordinario éxito de Luis Sepúlveda,
quien ha desarrollado la mayor parte de su carrera literaria en Europa, donde algunos de
sus libros han adquirido la categoría de best-sellers.
5 Críticos prominentes están escribiendo sobre la obra novelística de Diamela Eltit. Entre
ellos se encuentran, por ejemplo: Nelly Richard, Raymond L. Williams, Raquel Olea,
Djelal Kadir, Jean Franco, Julio Ortega, Jo Labanyi, Juan Carlos Lértora, Gisela Norat y
Fernando Burgos.
6 Marcela Serrano ha publicado las novelas Nosotras que nos queremos tanto (1991), Para
que no me olvides (1993), Antigua vida mía (1995), El albergue de las mujeres tristes
(1997) y Nuestra señora de la soledad (1999). Son más de treinta las ediciones que se
suman de sus dos primeros libros. Para que no me olvides obtuvo en 1994 el Premio
Municipal de Literatura en Chile. Ese mismo año, Nosotras que nos queremos tanto recibió
en México el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, concedido por la editorial francesa Coté
Femmes/Indigo y la Feria del Libro de Guadalajara (México) a la mejor novela
hispanoamericana de ese año escrita por una mujer. En 1995, Editorial Alfaguara presentó
Antigua vida mía en Chile, Argentina, México y España, a lo que siguió una excelente

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274 HISPANIC JOURNAL

acogida. Mejor suerte, incluso, ha tenid


apareció con mucho éxito simultáneam
México, Perú, Uruguay, Venezuela y Es
traducido a cinco idiomas: alemán, fran
7 En la entrevista titulada "La narrativ
Serrano enfatiza este punto de la siguie
Angeles Mastretta me dijo que yo era
reconocidas que estaba instalada en el h
Mastretta son históricas). En efecto, si
que corresponde a la literatura de mujere
que me siento en bastante soledad en el
contingente - no estoy diciendo que sea c
siempre desde el día de hoy." (233)
8 En su libro El principio radical de l
América Latina , Julio Ortega afirma:
América Latina de este fin de siglo, pas
En el marco de una postmodernidad def
de los incumplimientos de la modern
exploración de lo nuevo empieza con la p
como por el otro que lo diferencia; esto e
sino heterogénea." (10)
9 Un estudio seminal sobre la novela post
L. Williams, The Postmodern Novel in
10 En su reseña sobre esta novela, Javier
mujeres tristes resulta el ejercicio liter
11 Utilizo la noción de ideología (y con
una estructura representacional que per
con realidades transpersonales - tales co
social - manifestadas mediante múltiple
con los postulados de Terry Eagleton de
Eagleton insiste en el concepto de la pr
literario. Esto lo lleva a visualizar la realid
históricosocial y sus consiguientes estru
12 En su reseña de El albergue de las m
que el conflicto principal de la novela p
avanzada, liberada, dueña de sí misma,
versus el hombre asustado y sin saber c
13 En "Homecoming and Identity in th
Patrie L. O'Connell afirma lo siguiente
cent literary reconstruction of history c
Latin American narrative." (106)

OBRAS CITADAS

Agosín, Marjorie. "Travesía de la memoria: Para que no me olvides de Marcela Ser


Revista Interamericana de Bibliografìa Vol. XLIV.4 (1994): 637-642.
Cánovas, Rodrigo. Novela chilena, nuevas generaciones: el abordaje de los hué

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MELANCOLÍA Y NOSTALGIA 275

Santiago de Chile: Ediciones Universidad Católica de C


Cárdenas, Elisa. Reseña de El albergue de las mujeres tri
hombres tristes." La Nación [Santiago] 11 de octubre de
Eagleton, Terry. Criticism and Ideology. London: Humaniti
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