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ARTÍCULO ESPECIAL

¿Es ética la sumisión de las enfermeras?


Una reflexión acerca de la anorexia de poder
VALÉRIA LUNARDIa, ELIZABETH PETERb Y DENISE GASTALDOc
a
Departamento de Enfermagem. Fundação Universidade Federal do Rio Grande (FURG). Río Grande. Brasil. bFaculty of Nursing and Centre of
Bioethics. University of Toronto. Toronto. Canadá. cFaculty of Nursing. University of Toronto. Toronto. Canadá.

Resumen
Durante los últimos 20 años, muchos autores han escrito acerca de la falta de poder, real o percibida, de las
enfermeras. Este artículo, se plantea rebatir la idea de esa incapacidad o falta de poder. Por el contrario, se afirma
que las enfermeras pueden, y de hecho hacen uso de ese poder en su quehacer cotidiano. Se destaca que sus
acciones, o la falta de ellas, tienen consecuencias, no sólo para ellas mismas, sino también para las personas que
cuidan. Se explica por qué la reflexión acerca de cómo las enfermeras utilizan su poder, y su aparente falta de apetito
de poder, es decir, la anorexia de poder, es fundamental para tener una visión global de las implicaciones éticas de las
prácticas de enfermería. Este argumento se desarrolla a través de una revisión de la bibliografía y de los códigos de
deontología de Canadá y Brasil. Autores que utilizan perspectivas críticas, como teorías postestructuralista y ética
feminista, proporcionan la base al análisis presentado.
Palabras clave: Poder. Enfermería. Ética. Profesionales sanitarios.
Lunardi V, Peter E, Gastaldo D. ¿Es ética la sumisión de las enfermeras? Una reflexión acerca de la anorexia de poder. Enferm Clin. 2006;16(5):271-7.

Abstract
Is submissiveness in nurses ethical? A reflection on power anorexia
In the last 20 years, many authors have written about nurses’ lack of power, real or perceived. In this article, we
propose to challenge this idea of incapacity or lack of power. Conversely, we state that nurses can, and in fact, do use
this power on a daily basis. We highlight that their actions, or the lack of them, have consequences not only for
Correspondencia:
themselves, but also for the patients they care for. We explain why reflecting about how nurses use their power, and
D. Castaldo.
Faculty of Nursing. University of their apparent lack of power appetite, that is power anorexia, is of fundamental importance to have a global view of the
Toronto. ethical implications of nursing practice. This argument is developed through a literature review and analysis of
155 College Street, Suite 130.
M5T 1P8 Toronto. Canadá. deontological codes from Canada and Brazil. Authors which utilize critical perspectives, like poststructuralist and
feminist ethics, support the analysis here presented.
Aceptado para su publicación el
Key words: Power. Nursing. Ethics. Health professionals.
12-6-2006.

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Introducción Las enfermeras ejercen el poder

Durante los últimos 20 años, muchos autores1-19 han En contra de la opinión generalizada acerca de la falta
escrito acerca de la falta de poder, real o percibida, de de poder de las enfermeras, diferentes autores19-24 afir-
las enfermeras (se usará el género femenino para man que, de distintas maneras, ellas ejercen poder y
los/las profesionales de enfermería y el género mascu- que son un grupo profesional muy poderoso, con gran
lino para los demás grupos sociales/profesionales). Er- influencia sobre los individuos y las poblaciones, que
len y Frost20 afirman que las enfermeras se sienten sin gestionan el sistema sanitario, generan conocimiento
poder para influenciar en la toma de decisiones éticas e influyen en decisiones políticas.
relacionada con el cuidado de sus pacientes. Desde una mirada postestructuralista, el poder se
En este artículo se plantea rebatir la idea de esa in- puede entender como un ejercicio de relaciones, es
capacidad o falta de poder. Por el contrario, se afirma decir, como una influencia que impregna la vida pri-
que las enfermeras pueden, y de hecho hacen uso de vada y colectiva, y no como una entidad meramente
ese poder en su quehacer cotidiano. Sus acciones, o la represiva25. Según Foucault26, actualmente vivimos en
falta de ellas, tienen consecuencias, no sólo para ellas sociedades que entrelazan discursos sobre los cuerpos
mismas, sino también para las personas que cuidan. de los individuos con prácticas de manejo de la pobla-
Al formular tal argumento somos conscientes de que ción (p. ej., véase la actual obsesión con el cuerpo de
hay restricciones en la denominada “agencia”* de las apariencia joven y delgada en el mundo occidental y
enfermeras y que su autonomía tiene limitaciones co- su conexión con múltiples formas de consumo, inter-
mo la de cualquier otra persona21. No obstante, pen- venciones médicas y también prácticas educativas de
samos que las enfermeras no son conscientes de su po- enfermería).
der, o lo subestiman, de tal forma que acaban care- Esta forma de pensar el poder está representada,
ciendo realmente de él. principalmente, en el concepto de gobernabilidad26,
En España, entre los años cincuenta y setenta del pa- que propone que, en la cotidianeidad de las relaciones
sado siglo, la profesión enfermera se denominó ayudan- entre individuos y grupos, intentamos gobernar con-
te técnico sanitario (ATS). En ese período, la forma- ductas para funcionar como una sociedad, recompen-
ción profesional estuvo dirigida por un ideario de voca- sando el cumplimiento de algunas reglas (p. ej., elo-
ción religiosa y de sumisión al saber médico. Una gios a los individuos que se mantienen delgados o a
mirada a la actualidad española muestra que todavía las enfermeras que cumplen sin cuestionar las pres-
hoy se naturaliza el trabajo de enfermería como una la- cripciones médicas) y desincentivando otras (p. ej.,
bor subalterna22,23. Nosotras, en este artículo, queremos cuestionar la “natural” competencia de las mujeres
examinar qué es lo que se considera poder y cómo se para los cuidados de salud familiares no remunera-
utiliza éste para argumentar que cuando las enfermeras dos). Dean27 define gobierno como la conducta de la
desisten de utilizar su poder en beneficio del de otros es- conducta y cada sociedad, en un determinado período
tamentos profesionales, probablemente estén limitando histórico, hace aceptables algunas formas de relacio-
la calidad de los cuidados que sus pacientes reciben. nes de poder, que ora dan continuidad a los privile-
Así pues, la reflexión acerca de cómo las enferme- gios de algunos grupos y ora pueden ser actos de resis-
ras utilizan su poder, y su aparente falta de apetito de tencia, porque los individuos poseen capacidad para
poder –es decir, la anorexia de poder– es fundamental ejercer poder buscando un efecto de ruptura. Así, las
para tener una visión global de las implicaciones éti- enfermeras participan de formas de gobierno porque
cas de las prácticas de enfermería. gobernar la conducta de sus pacientes es una de las ta-
reas intrínsecas al trabajo de enfermería. Esto pueden
hacerlo con acciones u omisiones que perpetúen el
*Liaschenko (1994: 17) define “agencia” (traducción literal del inglés, agency)
como “la capacidad de iniciar acciones significativas (...) y una mezcla de la modelo sanitario vigente o que construyan otras pro-
motivación y las acciones necesarias para conseguir un objetivo”. Peter (2002: puestas.
2) modificó la definición de Liaschenko para aplicarla al término “agencia En el ámbito de los programas y políticas públicas,
moral”, que define como “la combinación de la motivación y las acciones
necesarias para conseguir un objetivo de tipo moral”. Usando la ética feminista
McKeever28 y Stewart29 señalan que las enfermeras
para definir el concepto de “moral”, Peter (2000: 110) sugiere que “el desarrollo canadienses fueron de fundamental importancia para
y mantenimiento de relaciones, cuidados, justicia y liberación de la explotación u el desarrollo de la atención domiciliaria y para los
opresión”, son los valores fundamentales de la ética feminista en la enfermería.
avances en la promoción de la salud. Como profesio-

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nales en contacto directo con los usuarios del sistema depositarias de casi la totalidad de la información que
de salud, constituyen un grupo de expertos de gran se genera en ellos, las organizadoras de la atención sa-
importancia que puede representar los intereses de los nitaria y las encargadas de mantener las normas insti-
individuos, las instituciones y el propio Estado. De tucionales. Según él, el hecho de asumir estas respon-
hecho, “la investigación en enfermería genera cono- sabilidades, las capacita para ejercer como las admi-
cimiento acerca de la población, determinante a la nistradoras principales de la actividad sanitaria en su
hora de establecer prioridades en la financiación de área de influencia. No obstante, el autor apunta que
políticas y de programas”19. Estos autores ven a las en- pueden haber determinados elementos que impidan
fermeras como “un colectivo de gran importancia que que su labor profesional se desarrolle completamente,
ayuda, indirectamente, al Estado a gobernar”, según el como por ejemplo la forma en que los profesionales
concepto de “gobernabilidad” de Foucault. A través sanitarios, especialmente las enfermeras y los médi-
de las relaciones de poder, este grupo, al igual que cos, asumen sus roles profesionales o la escasez de re-
otros, promueve y recupera la salud, acumula y difun- cursos humanos y materiales, tanto en calidad como
de conocimiento, y participa en la construcción de la en cantidad, especialmente en países en vías de desa-
subjetividad de los individuos y sus propios estilos de rrollo.
vida. Esta visión crítica acerca de la falta de poder perci-
Las enfermeras pasan habitualmente desapercibi- bida por las enfermeras nos lleva a analizar las relacio-
das, a pesar de ser el colectivo más numeroso de los nes entre la ética y la política para tratar de determi-
sistemas de salud occidentales. Holmes y Gastaldo19 nar las causas de la tendencia a la anorexia de poder,
subrayan que en múltiples países las enfermeras ex- presente en las enfermeras en el ámbito internacional.
presan un sentimiento de no ser tenidas en cuenta y
de ser víctimas de las instituciones que ellas mismas
han ayudado a construir, administrar y mantener. Es Anorexia de poder e implicaciones éticas
razonable pensar que pueden experimentar senti-
mientos contradictorios por el hecho de participar ac- Para analizar la relación que hay entre la ética y las
tivamente en su propia opresión, y que, quizá, muchas relaciones de poder, se tomará como punto de partida
de ellas no sean concientes de que, de alguna manera, los códigos deontológicos de la enfermería en Brasil y
están ejerciendo algún tipo de poder. Además, raras Canadá. El código deontológico de la Asociación Ca-
veces reflexionan acerca de sus propias formas de ejer- nadiense de Enfermeras, constantemente refuerza la
cer el poder o se plantean que los cuidados de salud responsabilidad de las enfermeras de ser “abogadas” de
son una actividad política19. los pacientes y la necesidad de preservar la ética en
Lunardi Filho11 dice que en Brasil las enfermeras todo lo que tiene que ver con la atención que prestan
experimentan sentimientos de impotencia, se sienten a los usuarios del sistema de salud. Ser “abogada” o in-
insignificantes, ignoradas y culpadas por los malos re- terceder por los pacientes (en inglés, to advocate) es
sultados o errores que ocurren en la asistencia al pa- uno de los valores fundamentales de la profesión en-
ciente. También afirma que se sienten responsables de fermera30, y se discute en la bibliografía desde 1980.
la organización de la asistencia sanitaria en general. Como concepto moral, requiere una actitud activa en
Desde una perspectiva dejouriana, Lunardi Filho11 ex- la asesoría a los pacientes en sus derechos y posibles
plica que “la organización del trabajo no es sino la ex- opciones. Está contemplada en todos los códigos de-
presión de la voluntad de los que lo organizan. Cuan- ontológico recientes como una responsabilidad fun-
do alguien lleva a cabo su trabajo en la forma en que damental de las enfermeras15.
otros lo han organizado, está promulgando el poder Esta responsabilidad, más allá del cuidado de los
que emana de esa organización. Así pues, cuando las pacientes, debe extenderse a los propios profesionales,
enfermeras desempeñan cargos directivos, desempe- y tratar de conseguir un entorno laboral en el que las
ñan el poder propio de ese tipo de cargos”. Estos roles enfermeras sean tratadas con respeto. En la misma lí-
se circunscriben a formas específicas de relaciones de nea, el código deontológico de los profesionales de
poder debido a su estructura y a las peculiaridades de enfermería de Brasil afirma en su prólogo que sus indi-
un sitio de trabajo en particular. caciones se dirigen a los clientes, que, junto a las en-
Lunardi Filho24 observa también el trabajo de las fermeras, deben trabajar unidos para conseguir una
enfermeras en los hospitales, y concluye que son las atención de calidad para toda la población.

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Este tipo de responsabilidad moral refleja el cam- bién que, para que las enfermeras pudieran actuar de
bio experimentado por la enfermería, que ha evolu- acuerdo con sus valores éticos, sería necesario que de-
cionado desde un rol dependiente, como asistente del sarrollaran un fuerte sentimiento de identidad profe-
médico, hasta la propuesta actual de defensor de los sional y orgullo de lo que hacen. El rol de defensa de
intereses de los pacientes. Yarling y McElmurry3 des- los pacientes sería más fácil si tuviésemos confianza
criben como, durante el siglo XIX, a los estudiantes de en nuestro valor profesional.
enfermería se les enseñaba que “su trabajo debía estar Asumiendo esas responsabilidades, podrían enfren-
basado en una obediencia absoluta e incuestionable”. tarse a los problemas que se les plantean en el cuida-
En la España de los años cincuenta del pasado siglo, do de sus pacientes, tal y como afirman varios auto-
en los manuales de los cursos de ATS, todavía seguían res11,32-36. Estos autores brasileños destacan el impacto
presentes tales ideas30. Por ejemplo, Juan-Rey31 en el que tiene sobre la “agencia moral” la falta de recursos
manual de moral profesional dice que “la enfermera humanos y materiales, y las malas condiciones labora-
no debe fiarse de su propio parecer y mucho menos les. En países anglosajones se apunta, por el contrario,
anteponer su opinión a la de personas competentes. a las jerarquías profesionales e institucionales como
Menos aún a la del médico, superior suyo”. Ya en Es- causa de las limitaciones de la enfermería. Esto no
tados Unidos, hacia el final de la II Guerra Mundial, quiere decir, obviamente, que esos países no sufran de
en los códigos deontológicos de la Asociación Ameri- escasez de recursos humanos o malas condiciones de
cana de Enfermeras se empieza a contemplar una ma- trabajo (menos evidente en países como Estados Uni-
yor autonomía profesional y un cambio en las relacio- dos o Canadá), sino que tienden a enfocar los proble-
nes de dependencia, que pasa a centrarse en los pa- mas de enfermería desde un punto de vista administra-
cientes. A pesar de que, tal y como reconocen Yarling tivo.
y McElmurry3, estos códigos tienen un impacto relati- En resumen, las restricciones a la “agencia moral”
vamente escaso en la práctica clínica, sí tienen la uti- de las enfermeras brasileñas se deben mayoritaria-
lidad de ilustrar, en sus versiones más recientes, la mente a serias dificultades en la disponibilidad de re-
evolución profesional de la enfermería. La última re- cursos humanos y materiales, aunque, en ocasiones,
visión del código de la Asociación Americana de En- pueden estar determinadas también por conflictos de
fermeras, realizada en 2001, no sólo insiste en la de- poder entre profesionales sanitarios, pacientes o la
fensa de los pacientes, sino que también resalta las propia administración. De todas formas, en situacio-
obligaciones que las enfermeras tienen para con ellas nes de gran carencia de recursos, es muy difícil para la
mismas, como la responsabilidad de preservar su inte- enfermería identificar cuestiones políticas cuando se
gridad y su seguridad. ve frustrada su responsabilidad de defender o interce-
Yarling y McElmurry3 sostienen que, de la misma der por sus pacientes.
forma que los estudiantes de enfermería aprenden es- Cuando las enfermeras aceptan trabajar en condi-
tas líneas de pensamiento en su período de formación, ciones en las que no pueden poner en práctica lo que
cuando comienzan a trabajar descubren rápidamente han aprendido, están negando sus creencias y sus va-
que no es tan sencillo llevarlas a la práctica. “Las en- lores y, probablemente, dejando de respetar a sus pa-
fermeras que, en un hospital, cuestionan abiertamen- cientes. ¿Qué consecuencias puede tener esto en las
te la estructura que da autoridad a médicos poderosos, relaciones enfermera-paciente?, ¿saben los pacientes
arriesgan sus puestos de trabajo y su bienestar econó- que no están recibiendo los cuidados adecuados?, ¿son
mico, aunque lo hagan en beneficio de los pacientes y conscientes las enfermeras de esa negación hacia sí
tengan razones de peso para actuar de esa manera.” mismas y hacia sus pacientes? y, finalmente, ¿quién se
Afirman, por tanto, que “frecuentemente las enfer- beneficia de las actuales relaciones de poder? 37 .
meras tienen dificultades para actuar de forma ética” Worthley37 explica cómo algunos profesionales nie-
y “no tienen una postura moral”. No obstante, estos gan tener poder o, como mínimo, subestiman el poder
autores dicen que las enfermeras son libres en alguna que ejercen. Al hacerlo, estos profesionales, las enfer-
medida, pero también en alguna medida culpables meras en este caso, evitan tener que asumir responsa-
porque “el riesgo inherente a una determinada acción bilidades o tener que tomar decisiones, escudándose
no supone que esa acción no deba llevarse a cabo. Si en la autoridad de los médicos38. Tal como explican
así no fuese, no deberían tener problemas morales pe- Germano et al39, “no es suficiente con saber qué hacer
ro, desafortunadamente, los tienen”. Aseguran tam- para que nuestro proyecto para enfermería y la salud

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ocurra. Para hacer que ocurra es necesario desearlo, haber hecho lo que considerábamos correcto. Pero,
tener la voluntad política, la intención y ser cons- es necesario que en este proceso reflexionemos sobre
cientes de que es nuestra obligación”. nuestro deseo o necesidad de poder. En ocasiones, es
Cuando demandan mejores condiciones laborales, difícil distinguir el límite entre la vanidad y la profe-
las enfermeras, indirectamente, están defendiendo a sionalidad. El ejercicio del poder puede provocar si-
sus pacientes. Una forma de defenderlos de manera tuaciones de dominio u opresión, pero es necesario
más directa es demandar la asunción de sus propias correr ese riesgo en el proceso de búsqueda de la ética
responsabilidades éticas y profesionales. La enferme- de los cuidados. Este proceso de búsqueda puede ver-
ría debe tener el convencimiento de que su trabajo es se beneficiado por los valores inherentes a la ética fe-
fundamental para el cuidado de los pacientes y debe minista.
desarrollar un fuerte sentimiento de identidad y orgu-
llo profesional. La defensa de los pacientes puede ser
mucho más fácil si se tiene ese sentimiento de con- Ética feminista: comprendiendo y superando
fianza que produce la autoestima profesional. la anorexia de poder de las enfermeras
Desafortunadamente, cuando las enfermeras no
ejercen el poder para construir una determinada La perspectiva feminista de la ética permite com-
agenda profesional o ética, están, de algún modo, co- prender y superar el fenómeno de la anorexia de po-
laborando en su propia opresión, y son moralmente der de las enfermeras. La bioética feminista, a dife-
culpables por aceptar el statu quo. Las enfermeras ne- rencia de otras corrientes de la bioética, se centra di-
cesitan analizar cuáles son sus responsabilidades rea- rectamente en el poder y pretende superar las
les. Es frecuente que las enfermeras protesten por las injusticias producidas por él. Según Sherwin 21, “la
desigualdades; en realidad, el desafío es el plantea- dominación y la opresión son dimensiones funda-
miento de esta cuestión más allá de la teoría: ¿pode- mentales en el análisis ético feminista”. La bioética
mos usar nuestros conocimientos para cambiar los va- feminista revela la presencia de situaciones de domi-
lores y las relaciones sociales cuando, de alguna u otra nación y privilegio “en la interpretación y en el pro-
forma, nos estamos beneficiando de las relaciones de ceso de salud y enfermedad así como en las interpre-
poder establecidas? taciones de lo que es nuestro ideal de autonomía”.
En el caso de Brasil, las enfermeras no sólo sufren Así, la bioética feminista consigue poner de mani-
con la falta de condiciones y recursos para cuidar o fiesto situaciones de desigualdad que otras corrientes
promocionar la salud de sus pacientes; estas mismas de la bioética no pueden.
condiciones las hacen indispensables para el funcio- Para poder superar esa opresión desde un punto de
namiento diario de sus unidades de trabajo y su com- vista feminista es necesario comprender la realidad de
petencia es reconocida, por ejemplo, por la capacidad las mujeres como grupo oprimido. La ética feminista
de solucionar problemas11. Como sugiere Jameton9, tiende a politizar las cuestiones éticas para poder
tenemos varias opciones, más allá de resignarnos, gri- comprender mejor los conflictos originados en las re-
tar, rezar o no hacer nada. Podemos “hablar con el laciones de poder, por lo tanto, “sólo si comprende-
médico en un intento de llegar a un compromiso para mos la forma en que la opresión puede corromper la
manejar la situación, cursar un parte de incidencias, base sobre la que tomamos nuestras decisiones, podre-
discutir el problema con el jefe (médico) del servicio, mos ser capaces de modificar esa influencia y conse-
con la supervisora o la directora de enfermería, llamar guir un mayor grado de autonomía”21. Para compren-
a la prensa, afiliarse a un sindicato”9. der cómo la opresión afecta a las bases éticas de la
Aparentemente, hay muchas posibilidades para profesión enfermera, es necesario saber cómo se inte-
hacer los cambios que se creen oportunos. En cual- rioriza esa opresión. Sherwin21 explica que los estereo-
quier caso, se debe ser capaz de entender cómo y por tipos y los sentimientos de incapacidad disminuyen la
qué se ejerce el poder en determinadas situaciones autoestima y que “esa falta de expectativas acaba por
como forma de aprendizaje que nos permita manejar traducirse en capacidades disminuidas”. Bartky40 afir-
otras situaciones diferentes. Debemos aceptar y sen- ma que la opresión psicológica hace que opresor y
tirnos cómodas con nuestro apetito (o deseo) de po- oprimido acaben convencidos de la incapacidad de
der, aprender a desarrollar nuestras propias estrate- este último. El estereotipo social vigente de mujer pa-
gias para ejercerlo y, después, sentirnos satisfechas al siva y vulnerable hace que algunas mujeres, entre

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ellas las enfermeras, tengan la sensación de que, cuan- más en los ejercicios de poder utilizados en la cotidia-
do ejercen el poder para el que están perfectamente neidad de las prácticas profesionales y sociales, y no
capacitadas, están perdiendo parte de su feminidad. tanto en los propios cuidados, podrían reconceptuali-
Valorar adecuadamente las formas de interiorizar la zar la enfermería y establecer nuevas formas de traba-
opresión y la importancia de los estereotipos, puede jar en salud. Hoy día, hay tratamiento para la ano-
ayudarnos a entender por qué las enfermeras tienen rexia; es un tratamiento largo y complejo, pero ya
anorexia de poder en algunas situaciones, pero no en existe.
otras.
Reconocer la opresión y su impacto social y psico-
lógico es importante, pero no es suficiente. Una vez Agradecimientos
que se es consciente de la existencia del problema, es
preciso hacer un esfuerzo colectivo para intentar cam- Versiones anteriores de este artículo se publicaron en
biar esa situación. Yarling y McElmurry3 sugieren la inglés en la Revista Brasileira de Enfermagem, 2002;
necesidad de que las enfermeras se centren en el cam- 55(2):183-8, y en español, en la página web de la
bio de determinadas cuestiones sociales. Como ejem- Asociación Andaluza de Enfermería Comunitaria.
plo, proponen un cambio en las relaciones de poder Las autoras agradecen la difusión de este artículo en
en los hospitales para equiparar a las enfermeras con estos espacios profesionales y académicos. También
los médicos o los gestores. Afirman también que las agradecen a Pablo Uriel por el excelente trabajo de
enfermeras se han centrado demasiado en los aspectos traducción del artículo, que fue revisado por Denise
técnicos de los cuidados, descuidando las implicacio- Gastaldo.
nes políticas de su profesión. El desarrollo de una éti-
ca feminista de los cuidados pondría de manifiesto la Bibliografía
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