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INTRODUCCIÓN

En la época pasada, grandes científicos y médicos pioneros como Louis


Pasteur, Robert Koch, Emil Adolfo von Behring y otros, dejaron una marca
indeleble en el campo de la medicina y la microbiología. A través de
meticulosas investigaciones y descubrimientos innovadores, estos visionarios
transformaron radicalmente la forma en que comprendemos y tratamos las
enfermedades infecciosas. Pasteur, un titán en el mundo de la medicina y la
microbiología, desafió las creencias de su época, revelando los secretos de la
naturaleza y estableciendo estándares inquebrantables en la lucha contra
enfermedades infecciosas.
Sus contribuciones en bacteriología moderna, esterilización, asepsia y
vacunación sentaron las bases para futuros avances médicos, allanando el
camino para la prevención y tratamiento de enfermedades mortales como la
rabia. Además, científicos notables como Koch, Behring, Metchnikoff, Roux,
Yersin, Calmette y muchos otros, realizaron descubrimientos cruciales en
microbiología, sentando las bases para la comprensión y prevención de
diversas enfermedades. En el campo de la parasitología, investigadores como
Ross, Manson, Bruce y otros, desentrañaron los misterios de las enfermedades
parasitarias, permitiendo avances significativos en el diagnóstico, tratamiento y
prevención de estas patologías.
En el ámbito de la neuropsiquiatría, figuras como Philippe Pinel, William Tuke y
Sigmund Freud lideraron reformas humanitarias y revolucionaron la
comprensión de las enfermedades mentales y neurológicas. Freud, con su
enfoque en el inconsciente y la exploración de la mente humana, sentó las
bases para la psicología moderna, mientras que otros psicoanalistas como
Adler y Jung ampliaron las teorías freudianas, contribuyendo significativamente
a la comprensión de los trastornos mentales.
En el campo de la fisiología, científicos como Claude Bernard, Esteban Julio
Marey, Ivan Petrovich Pavlov, Hermann Ludwig von Helmholtz y otros,
realizaron descubrimientos importantes sobre el cuerpo humano y sus
funciones, sentando las bases para la fisiología moderna. La endocrinología,
como disciplina médica, experimentó avances significativos con la síntesis de
hormonas y su aplicación terapéutica en diversas condiciones médicas. El
descubrimiento de hormonas como la secretina, así como la síntesis de
hormonas tiroideas y otras sustancias activas, marcó un hito en el campo de la
endocrinología clínica. En resumen, los esfuerzos incansables y las
contribuciones de estos científicos visionarios han sido fundamentales para la
salud pública y el progreso de la medicina en todo el mundo.

LA ERA PASTEURIANA. LA NEUROPSIQUIATRIA Y LA


INVESTIGACION MEDICA
En la era pasteuriana, Louis Pasteur emergió como un titán en el mundo de la
medicina y la microbiología, dejando un legado imborrable que ha perdurado a
lo largo de los años. Su trabajo en bacteriología moderna marcó un hito
significativo, revelando secretos fundamentales de la naturaleza y aplicando
una tenacidad y constancia excepcionales en sus investigaciones.
Pasteur no solo desafió las creencias de su tiempo sobre la generación
espontánea, sino que también demostró que las fermentaciones no surgían de
forma espontánea, estableciendo así las bases de la esterilización y la asepsia.
Su habilidad para discernir la relación entre los microorganismos y las
enfermedades revolucionó la medicina preventiva y abrió nuevas vías para el
tratamiento de diversas patologías. Uno de los logros más destacados de
Pasteur fue su trabajo en vacunas. Desarrolló vacunas contra enfermedades
animales como el ántrax, lo que no solo salvó a miles de animales, sino que
también allanó el camino para las vacunas en humanos. Su enfoque meticuloso
y sus esfuerzos incansables llevaron a la creación de la vacuna antirrábica, un
hito que cambió la historia de la medicina. La primera vacunación exitosa
contra la rabia en un ser humano, llevada a cabo en 1885, fue un evento
trascendental que allanó el camino para la prevención de esta mortal
enfermedad.
Además de sus descubrimientos científicos, Pasteur también se destacó por su
habilidad para comunicar sus hallazgos al público y a la comunidad científica.
Realizó demostraciones públicas que no solo convencieron a los escépticos,
sino que también le valieron el reconocimiento y la admiración de sus
contemporáneos. Su impacto en la medicina y la microbiología ha sido
incalculable; sus investigaciones sentaron las bases para futuros avances
médicos y establecieron estándares inquebrantables en la lucha contra
enfermedades infecciosas.
En el siglo XIX y principios del XX, la medicina experimentó un avance
monumental gracias a los esfuerzos de científicos pioneros como Louis
Pasteur, Robert Koch y Emil Adolfo von Behring. Koch, un renombrado
bacteriólogo, hizo descubrimientos cruciales en la identificación de agentes
patógenos, incluyendo el bacilo de la tuberculosis y del cólera, sentando las
bases para la comprensión de estas enfermedades y su prevención mediante
vacunación. Behring, por su parte, desarrolló un suero contra la difteria, lo que
marcó el comienzo de la inmunoterapia específica. La Escuela de Koch produjo
distinguidos discípulos, como Emil von Behring, quien llevó la inmunización a
nuevas alturas con su suero antidiftérico. Otros investigadores notables, como
Metchnikoff, Roux, Yersin y Calmette, hicieron contribuciones significativas al
campo de la microbiología. Metchnikoff formuló la teoría de la fagocitosis,
mientras que Roux descubrió la toxina antidiftérica. Yersin se destacó en el
estudio de la peste, y Calmette desarrolló un suero antiofídico y experimentó
con la vacuna antituberculosa.
Además, varios científicos independientes realizaron importantes
descubrimientos en microbiología. Villemin demostró la transmisibilidad de la
tuberculosis a través de la inoculación, mientras que Obermeyer descubrió la
espirila de la fiebre recurrente. Neisser identificó el gonococo y Eberth encontró
el bacilo de la tifoidea. Fehleisen aisló el estreptococo de la erisipela y Nicolaier
descubrió el bacilo tetánico. Escherich estudió la flora intestinal, y Shiga
identificó el microbio que causa la disentería bacilar. Bordet y Gengou
contribuyeron al estudio de la tosferina, y Schaudinn estableció que un
treponema era el agente causal de la sífilis.
En años posteriores, Ricketts demostró la transmisión de la fiebre de las
Montañas Rocosas por las garrapatas, y Schick desarrolló la prueba de
susceptibilidad a la difteria. Inada e Ido identificaron el origen espiroquetal de la
ictericia infecciosa. Flexner inició la investigación de los virus de la poliomielitis
y la encefalitis letárgica. Además, en 1928, Noguchi descubrió el virus del
tracoma, y en 1955, Salk y Sabin presentaron sus famosas vacunas contra la
poliomielitis. Estos avances científicos sentaron las bases para el desarrollo de
vacunas y terapias específicas, transformando radicalmente la medicina y
permitiendo la prevención y tratamiento de diversas enfermedades infecciosas.
El trabajo incansable y las contribuciones de estos científicos visionarios han
sido fundamentales para la salud pública y el progreso de la medicina en todo
el mundo.
La parasitología, el estudio de los parásitos y sus interacciones con los
huéspedes, ha sido fundamental en la comprensión y el tratamiento de diversas
enfermedades. A mediados del siglo pasado, se produjeron avances
significativos en este campo. Zenker y Laverán, en 1860 y 1880
respectivamente, realizaron descubrimientos cruciales como la trichinosis y el
plasmodio del paludismo, sentando las bases para el estudio de las
enfermedades parasitarias. En 1895, Ross localizó el agente patógeno de la
malaria en los mosquitos, marcando un hito en la comprensión de la
transmisión de esta enfermedad. Manson demostró la transmisión de la filaria
por mosquitos en 1879, mientras que Bruce identificó el tripanosoma
responsable de la “nagana” o “mal del sueño” transmitido por la mosca tsé-tsé
en 1894. Shenk realizó estudios importantes sobre la esporotricosis en la
misma época. Rouget y Bruce, alrededor de 1903, completaron estudios sobre
las tripanosomiasis, descubriendo varios tipos de tripanosomas. Shaudinn
diferenció entre las amibas histolíticas y coli en 1903, y Castellani investigó la
tripanosomiasis en Uganda. En ese mismo año, Wright identificó los cuerpos de
la leishmania en las úlceras endémicas. Posteriormente, en 1921, Nicolle
proporcionó características específicas relacionadas con la leishmaniasis.
Estos descubrimientos y estudios en parasitología han sido esenciales para el
diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades parasitarias,
permitiendo avances significativos en la medicina y mejorando la salud pública
en todo el mundo.
En el campo de la neuropsiquiatría, los avances durante el siglo XIX marcaron
un cambio significativo en la forma en que se trataba y entendía la enfermedad
mental. En 1792, Philippe Pinel introdujo reformas humanitarias en el
tratamiento de los enfermos mentales, retirando las cadenas y adoptando un
enfoque más comprensivo y racional en el Hospital de Bicêtre en París. Estas
reformas se extendieron a otras instituciones gracias a su discípulo Esquirol,
creando así una base humanitaria para el tratamiento de los trastornos
mentales. En Inglaterra, William Tuke estableció el “York Retreat”, una
institución donde los enfermos mentales se alojaban y trabajaban en un
ambiente agradable, influenciando positivamente el tratamiento de los
trastornos mentales en Europa y América. Benjamin Rush en América también
abogó por la reforma y publicó uno de los primeros textos de psiquiatría.
En el campo de la neurología, destacados científicos como Paul Broca y
Hughlings Jackson realizaron contribuciones significativas. Broca identificó el
centro del lenguaje articulado y realizó la primera operación exitosa en un
absceso cerebral. Jackson estableció la importancia del oftalmoscopio para el
diagnóstico de tumores cerebrales y formuló el concepto de niveles en el
estudio de la evolución del sistema nervioso central.
En cuanto a la psiquiatría, Jean-Martin Charcot, un destacado psiquiatra del
siglo XIX, realizó investigaciones pioneras sobre enfermedades nerviosas y
histerismo en el Hospital de la Salpêtrière en París. Formuló la doctrina de las
localizaciones cerebrales y contribuyó significativamente al entendimiento de
las enfermedades del sistema nervioso central. Uno de sus asistentes,
Sigmund Freud, influyó posteriormente en el campo de la psicología con la
creación del psicoanálisis, un método de exploración psíquica sin necesidad de
hipnotismo. Estos avances sentaron las bases para la comprensión moderna
de las enfermedades mentales y neurológicas.
El psicoanálisis, desarrollado principalmente por Sigmund Freud, revolucionó
la forma en que se aborda la psicología y la mente humana. Freud introdujo el
método del psicoanálisis, donde el paciente se recostaba y hablaba libremente
mientras el médico exploraba y dirigía los procesos del pensamiento del
paciente desde fuera de su vista. Mediante técnicas como la asociación libre, la
interpretación de los sueños y los actos fallidos, Freud exploró el inconsciente y
concluyó que muchas neurosis tenían su origen en episodios sexuales de la
adolescencia, a veces remontándose a la infancia.
Alfred Adler, discípulo de Freud, propuso que el deseo de dominación y adquirir
importancia eran más importantes que el impulso sexual en el desarrollo de la
personalidad. Carl Jung, otro discípulo, amplió las teorías de Darwin y formuló
la idea del inconsciente colectivo, sugiriendo que la memoria inconsciente se
extiende más allá de la infancia, llegando hasta el pasado de la raza. Jung
también introdujo el “test” de asociación de palabras, un método aún utilizado
en psiquiatría. Clasificó los tipos psicológicos en extrovertidos e introvertidos y
abogó por dirigir adecuadamente la energía inconsciente hacia objetivos
constructivos para tratar la neurosis.
A lo largo de los años, psicoanalistas como Stekel y Fromm han continuado la
labor de Freud. El psicoanálisis, con su enfoque en el inconsciente y la
exploración de la mente humana, ha contribuido significativamente a la
comprensión de los trastornos mentales y ha influido en la psicología y la
medicina modernas.
Claude Bernard, un destacado fisiólogo del siglo XIX, realizó importantes
descubrimientos en el campo de la fisiología. Entre ellos, demostró que el
azúcar en la sangre se producía en el hígado, independientemente de la dieta
del animal. También investigó los nervios vasomotores, identificando los grupos
nerviosos que controlan la constricción y dilatación de los vasos sanguíneos, y
definiendo los sistemas simpático y parasimpático.
En esa época, otros científicos como Esteban Julio Marey perfeccionaron el
esfigmógrafo para registrar los fenómenos fisiológicos. En el campo de la
digestión, John Richardson Young y William Beaumont realizaron valiosas
investigaciones sobre la acción del jugo gástrico y la naturaleza de la digestión.
Ivan Petrovich Pavlov enriqueció la fisiología al establecer técnicas para
estudiar el sistema digestivo en perros, mientras que Addison se destacó en la
investigación sobre las glándulas suprarrenales y su patología. En la química
fisiológica, Justus von Liebig estableció la relación entre química orgánica y
fisiológica, investigando diversas sustancias orgánicas, el ácido hipúrico y la
urea, y desarrollando el concepto de metabolismo.
En la fisiología de la visión, Thomas Young descubrió el astigmatismo y
propuso teorías sobre la visión en colores, que fueron ampliadas por Johannes
Evangelista Purkinje, quien también investigó el fondo del ojo y otros aspectos
relacionados con la visión. Hermann Ludwig von Helmholtz realizó
contribuciones significativas, incluyendo la medición de la velocidad de los
impulsos nerviosos y la invención del oftalmoscopio, que se convirtió en una
herramienta fundamental en la medicina. Estos avances y descubrimientos en
fisiología y medicina sentaron las bases para la comprensión moderna del
cuerpo humano y sus funciones. La endocrinología, como disciplina médica,
comenzó a tomar forma con los trabajos pioneros de Claudio Bernard en el
siglo XIX. Sin embargo, fue Brown-Séquard quien inauguró la medicina
hormonal en 1899 al realizar experimentos de trasplante de testículo de mono
en sí mismo, marcando así el inicio de una nueva era en el estudio de las
glándulas endocrinas. Años más tarde, investigadores como Addison y Kocher
contribuyeron significativamente al campo, describiendo las enfermedades
endocrinas y explorando las funciones de las glándulas suprarrenales y
tiroides.
La endocrinología clínica floreció en las primeras décadas del siglo XX, con la
descripción de enfermedades y sus aspectos etiopatogénicos. El avance más
significativo ocurrió cuando se lograron obtener extractos glandulares activos y,
posteriormente, se sintetizaron hormonas no proteínicas. El término “hormona”
fue introducido en 1902 por Bayliss y Starling, quienes descubrieron la
secretina, una substancia producida por la membrana del duodeno que afecta
la secreción pancreática. Este término se aplicó a sustancias activas
producidas por las glándulas endocrinas y liberadas directamente al torrente
sanguíneo para actuar a distancia.
La tiroides se consideró como una glándula de almacenamiento debido a su
disposición histológica en folículos. Se logró la síntesis de diversas hormonas,
como la tiroxina, la epinefrina y la testosterona, marcando un hito en la
endocrinología. Los estudios sobre la estructura y síntesis de las hormonas
hipofisiarias también contribuyeron al avance del campo. Con hormonas puras
y en cantidades suficientes, los investigadores pudieron estudiar su
intervención en el metabolismo y en la fisiología celular. Se demostró su papel
crucial en varios aspectos de la vida celular y se estableció su uso terapéutico
en condiciones carenciales. Las hormonas se emplearon para tratar diversas
condiciones, como la diabetes, el hipotiroidismo y el hipercorticoidismo, así
como enfermedades reumatológicas, hematológicas, dermatológicas, cardíacas
y neurológicas.

CONCLUSIÓN
La medicina y la microbiología del siglo XIX y principios del XX presenciaron
avances monumentales gracias al trabajo incansable de científicos visionarios
como Louis Pasteur, Robert Koch y Emil Adolfo von Behring. Estos pioneros
desafiaron las creencias de su época y realizaron descubrimientos
fundamentales que transformaron la medicina y la forma en que entendemos y
tratamos las enfermedades infecciosas. Louis Pasteur se destacó como un titán
en el mundo de la medicina y la microbiología, dejando un legado perdurable.
Sus contribuciones en bacteriología moderna revolucionaron la comprensión de
la naturaleza y aplicaron una tenacidad excepcional en sus investigaciones.
Pasteur demostró que las fermentaciones no surgían espontáneamente y
estableció las bases de la esterilización y la asepsia. Su trabajo en vacunas,
incluyendo la vacuna contra la rabia, marcó hitos históricos en la medicina
preventiva y allanó el camino para futuras investigaciones en inmunización.
En paralelo, científicos como Robert Koch identificaron agentes patógenos
cruciales, como el bacilo de la tuberculosis y del cólera, estableciendo las
bases para la comprensión de estas enfermedades y su prevención mediante
vacunación. Emil Adolfo von Behring desarrolló sueros específicos contra la
difteria, iniciando la inmunoterapia específica. La Escuela de Koch y otros
investigadores notables como Metchnikoff, Roux, Yersin, Calmette, Villemin,
Obermeyer, Neisser, Eberth y muchos más, realizaron descubrimientos
significativos en microbiología. Sus investigaciones sobre enfermedades
parasitarias, transmisión de enfermedades a través de insectos y aislamiento
de patógenos marcaron avances cruciales en la comprensión y tratamiento de
diversas enfermedades infecciosas. En el campo de la neuropsiquiatría,
Philippe Pinel, William Tuke y Benjamin Rush introdujeron reformas
humanitarias en el tratamiento de los trastornos mentales, estableciendo una
base humanitaria para el cuidado de los enfermos mentales. Científicos como
Paul Broca, Hughlings Jackson y Jean-Martin Charcot realizaron contribuciones
significativas en neurología y psiquiatría, sentando las bases para la
comprensión moderna de las enfermedades mentales y neurológicas. Además,
el psicoanálisis, desarrollado por Sigmund Freud y sus discípulos Alfred Adler y
Carl Jung, revolucionó el abordaje de la psicología y la mente humana. Freud
exploró el inconsciente y propuso teorías que influyeron profundamente en la
psicología y la medicina modernas.

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