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REPUBLICA BOLVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


UNIVERSITARIA CIENCIA Y TECNOLOGIA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD
UNIVERSIDAD DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD “HUGO CHAVEZ FRIAS”
ENFERMERIA INTEGRAL COMUNITARIO
TRUJILLO ESTADO TRUJILLO

Sistema
Excretor

Prof. Mary Velásquez


Materia: Cuidado Humano.

BACHILLERES:
Iacono Paola
Iacono Stephanie
Aranguibel Homer
Cegarra Everth
Dimichelangelo Darwin.
Estudiantes del 3er año de Enfermería.
UCS “Hugo Chávez Frías”
Introducción.

El aparato urinario debe orientarse por la historia clínica del paciente. Cuando
los pacientes acuden a nuestra consulta por la aparición de un trastorno
funcional que les ocasiona molestias como disuria, polaquiuria o la aparición de
un signo objetivo que alarme al paciente, como es la hematuria, estos y otros
signos nos indican una afectación del aparato urinario. En este capítulo nos
vamos a basar en las manifestaciones clínicas que podemos reconocer al
realizar la exploración física o el examen visual de la orina para hacer un
diagnóstico, y no vamos a tratar la interpretación y análisis de las pruebas de
laboratorio que nos ayudan al mismo como la bioquímica de orina, la
determinación de creatinina en sangre u orina o la determinación de los iones
en suero. En un paciente afectado por una lesión en el aparato urinario, aunque
debemos centrarnos en la exploración de la región lumbar, la vía urinaria y los
genitales, también debemos valorar la presencia de manifestaciones clínicas
sistémicas como son la presencia de edemas, hipertensión arterial (HTA) como
expresiones de lesión renal, o existencia de signos de insuficiencia renal.
¿Qué es el Sistema excretor ?
El sistema excretor o aparato excretor es el conjunto de órganos y conductos
del cuerpo encargados de la eliminación de los residuos nitrogenados, como la
urea, la creatinina y el ácido úrico, que son expulsados del organismo a través
de la orina. Es indispensable el correcto funcionamiento del aparato excretor,
porque la acumulación de desechos puede ser un riesgo para la salud.
Para ello este sistema se compone de órganos que filtran la sangre y retiran de
ella las sustancias indeseadas, y luego una serie de conductos que los
conducen hacia afuera del cuerpo.

Partes del sistema excretor


El sistema excretor se compone fundamentalmente de dos etapas:
 Órganos de filtrado. Los riñones encargados de filtrar y generar la orina
y la vía excretora que recibe la orina para ser expulsada.
 Conductos de expulsión. La vejiga excretora donde se almacena la
orina, los uréteres por donde se expulsa y la uretra u orificio de micción
por donde abandona el organismo.
Funciones del sistema excretor
El rol esencial del sistema excretor es el filtrado de las sustancias nitrogenadas
residuales del metabolismo, para permitir que la sangre cumpla su ciclo lo más
libre de impurezas dañinas posible.
Es un aparato vital para el correcto funcionamiento del organismo, de lo
contrario, la acumulación de residuos en la sangre conduce a una forma de
intoxicación letal.
Los riñones
En los riñones es donde se compone la orina.
Los órganos más importantes del aparato urinario son los riñones, conformados
por dos órganos dispuestos simétricamente en torno a la columna vertebral, a
la altura del vientre y que pesan unos 140 gramos. Son estructuras de
filtrado irrigadas por la vena renal, donde se albergan los desechos metabólicos
y se produce el líquido que los contendrá, la orina.
Los riñones cumplen funciones metabólicas esenciales, como la secreción de
hormonas en las glándulas suprarrenales, ubicadas en tope de cada riñón.
Cada riñón se divide en tres regiones: corteza, médula y pelvis. Y están
rodeados de una fina cápsula de tejido que los protege y aísla.
Fases de formación de la orina
La composición de la orina se da de la siguiente manera:
 Filtración. Ciertas estructuras renales llamadas glomérulos filtran el
contenido nitrogenado de la sangre, impidiendo el paso de células y
sustancias más grandes, a modo de tamiz. Cada 24 horas se filtran a
través de ellos unos 180 litros de sangre aproximadamente (en ambos
riñones).
 Reabsorción. Muchos de los componentes filtrados vuelven a la sangre
antes de que se forme la orina. Así se puede recuperar agua, sales,
azúcares y aminoácidos disueltos que son aprovechados.
 Secreción. La orina se forma en los glomérulos, es llevada por la pelvis
renal y por el uréter hacia la vejiga y allí se almacena. Una vez que se
acumula entre 250 y 500 ml de orina, se inician ciertas contracciones y
relajaciones del esfínter que producen el reflejo de la micción. Entonces,
la orina es liberada por la uretra y se expulsa del cuerpo.
Control de la micción
A pesar de que la micción obedece a un reflejo, puede ser suprimido por un
tiempo de manera voluntaria y consciente. Esto es aprendido por el ser
humano durante su etapa de control de esfínteres.
La retención excesiva de la orina, sin embargo, conduce a sensaciones
dolorosas y desesperantes que, eventualmente, escaparán al control de la
conciencia.
Constitución de la orina
Se trata de un líquido acuoso y amarillento, de un olor característico (debido a
su composición rica en nitrógenos) y semitransparente. Normalmente un ser
humano segrega y expulsa 1,4 litros de orina, cuyo contenido es de un 95% de
agua, 2% de sales inorgánicas, 3% de urea y de ácido úrico. Puede haber
también toxinas de desecho y, en caso de infecciones, glóbulos blancos e
incluso bacterias o virus.
El contenido de la orina es a menudo analizado para entender el
funcionamiento metabólico del cuerpo.
Los uréteres
Los uréteres conducen la orina hacia la vejiga.
Los uréteres son unos conductos de 21 a 30 cm de largo y unos 3 a 4
milímetros de diámetro, que conducen la orina hacia la vejiga.
Allí terminan en los meatos ureterales, una estructura en forma de válvula
que permite el paso del líquido hacia afuera pero no que éste se devuelva por
el conducto, manteniendo a los riñones lo más libres posible de la orina.
La uretra
La uretra es el conducto que lleva la orina de la vejiga hacia afuera del cuerpo,
y varía según las condiciones físicas del organismo femenino o masculino:
 En la mujer. La uretra es un canal de 3 o 4 cm de largo, casi vertical
que pasa por delante de la vagina y finaliza el recorrido en la vulva por
encima de la entrada de la vagina.
 En el hombre. La uretra mide de 18 a 20 cm de longitud y es irregular,
con formas anchas y delgadas, pasando frente a la próstata, el cuerpo
esponjoso y culmina en un esfínter. Este último trayecto cumple no sólo
con la función excretora de expulsión de la orina, sino también de
emisión del semen durante la reproducción
Enfermedades del sistema excretor
Los cálculos renales es la cristalización de sales sanguíneas.
Existen complicaciones y patologías del sistema excretor, que suelen ser
atendidas con atención, dada la importancia vital que posee para el organismo.
Algunas son:

Patologías.
Litiasis renal.
Es una enfermedad causada por la presencia de cálculos o piedras en el
interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres o vejiga). También se la
denomina urolitiasis o nefrolitiasis. Una piedra o un cálculo puede ser tan
pequeña como un grano de arena o tan grande como una perla.

Etiología.
son depósitos duros hechos de minerales y sales que se forman dentro de los
riñones. La dieta, el exceso de peso corporal, algunas afecciones médicas y
ciertos suplementos y medicamentos se encuentran entre las muchas causas
de los cálculos renales.

Fisiopatología.
La formación de cálculos es un proceso de varios pasos que comprende la
saturación de la orina con solutos urinarios, la carencia de sustancias
inhibidoras y la estasis urinaria. Para que se desarrolle un cálculo, las sales
disueltas deben saturar la orina y condensarse en una fase sólida.
Signos y síntomas.
 Dolor extremo en la espalda o un costado que no desaparece.
 Sangre en la orina.
 Fiebre y escalofríos.
 Vómitos.
 Orina con mal olor o con apariencia turbia.
 Sensación de ardor al orinar.

Glomerulonefritis.
es una inflamación de los filtros pequeños de los riñones (glomérulos). El
exceso de líquido y los desechos que los glomérulos extraen del torrente
sanguíneo se eliminan del cuerpo a través de la orina. La glomerulonefritis
puede aparecer de repente (aguda) o progresivamente (crónica).

Etiología.
A veces, la enfermedad es hereditaria y otras veces se
desconoce la causa. Los factores que pueden llevar a la
inflamación de los glomérulos incluyen las siguientes
afecciones:

Infecciones

Las enfermedades infecciosas pueden derivar directa o indirectamente en


glomerulonefritis. Estas infecciones incluyen las siguientes:

 Glomerulonefritis posestreptocócica. La glomerulonefritis puede


manifestarse una o dos semanas después de la recuperación de
una amigdalitis estreptocócica o, rara vez, después de una
infección cutánea causada por una bacteria estreptocócica
(impétigo). La inflamación se produce cuando se generan
anticuerpos a la bacteria en los glomérulos. Los niños tienen más
probabilidad de padecer glomerulonefritis posestreptocócica que
los adultos y también de recuperarse de forma rápida.

 Endocarditis bacteriana. La endocarditis bacteriana es una


infección del revestimiento interno de las válvulas y cavidades
cardíacas. No está claro si la inflamación de los riñones es
producto únicamente de la actividad del sistema inmunitario o de
otros factores.

 Infecciones virales en los riñones. Las infecciones virales en los


riñones, como la hepatitis B y la hepatitis C, causan inflamación de
los glomérulos y otros tejidos renales.

 VIH. La infección por VIH, el virus que causa el SIDA, puede


provocar glomerulonefritis y causar daño renal progresivo, incluso
antes de la aparición del SIDA.

Fisiopatología.
es un trastorno de los glomérulos (conjunto de vasos sanguíneos
microscópicos en los riñones, con pequeños poros a través de los cuales se
filtra la sangre). Se caracteriza por la hinchazón de los tejidos corporales
(edema), hipertensión arterial y presencia de glóbulos rojos en la orina.
Signos y síntomas.
 Orina roja por hematuria o bien de color marrón oscuro.
 Disminución en la formación de orina.
 Incremento en el esfuerzo respiratorio.
 Cefalea, Hipertensión, Cansancio.
 Palidez de piel y mucosas.
 Edema.

Uretritis.
es la infección de la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga
hacia el exterior del cuerpo. Las bacterias, incluidas las de transmisión sexual,
son la causa más frecuente de uretritis.

Etiología.
La uretritis puede estar causada por bacterias, hongos o virus (por ejemplo,
el virus del herpes simple).
Las infecciones de transmisión sexual, una causa frecuente de uretritis.
Microorganismos de transmisión sexual (como la Neisseria gonorrhoeae, que
produce la gonorrea) pueden extenderse hacia la uretra durante el acto
sexual con una pareja infectada. La Chlamydia y el virus del herpes simple
también se transmiten habitualmente por vía sexual y pueden producir
uretritis.
El microorganismo de la gonorrea es el que causa más frecuentemente
uretritis en los hombres. Este microorganismo puede infectar la uretra de las
mujeres, aunque son la vagina, el cuello uterino, el útero, los ovarios y las
trompas de Falopio los que tienen mayor probabilidad de ser
infectados. Trichomonas, un tipo de parásito microscópico, también produce
uretritis en los hombres. La uretritis también puede ser causada por otras
bacterias que suelen causar infecciones de las vías urinarias,
como Escherichia coli.

Fisiopatología.
es la inflamación (irritación) del recubrimiento de la uretra (el conducto que
transporta la orina hacia el exterior del cuerpo). La uretritis puede ser un signo
de una infección de transmisión sexual (ITS). Las infecciones de la uretra
incluyen clamidia y gonorrea.

Signos y síntomas.
Tanto en hombres como en mujeres la micción suele ser dolorosa y la
necesidad de orinar se vuelve más frecuente y urgente. A veces no aparecen
síntomas. En los hombres, cuando la causa es gonorrea o clamidia, suele
existir secreción por la uretra, que por lo general es de color verde amarillento
y espesa cuando está implicado el gonococo, y puede ser de color claro y
menos espesa cuando los causantes son otros microorganismos. En las
mujeres, la secreción es menos frecuente.
Otros trastornos que causan dolor al orinar incluyen la infección de la vejiga y
la vaginitis (inflamación de la vagina).

Pielonefritis.
es una infección urinaria se define como la presencia de gérmenes en la orina.
Habitualmente son bacterias (bacteriana) y excepcionalmente, hongos
(micótica) o virus (vírica).
Etiología.
se produce porque los microorganismos presentes en el ano o en la vagina se
propagan a la uretra, vejiga o uréter y ascienden hasta el riñón. La bacteria
Escherichia coli -responsable de la cistitis- suele ser el agente infeccioso
implicado en la mayoría de los casos.
Fisiopatología.
obedece a múltiples condiciones que resultan en la falta de flujo adecuado de
orina a través del sistema urinario favoreciendo el sobre crecimiento bacteriano

y la posibilidad de un cuadro séptico severo.

Signos y síntomas.
Hay situaciones en las que la predisposición es más importante:
 Diabetes: El número de infecciones es más elevado en las mujeres
diabéticas, pero no en los hombres. Sin embargo, cuando un diabético
tiene infección suele ser más agresiva.
 Embarazo: incluye un riesgo mayor de bacteriuria asintomática que, si
no se trata, puede provocar pielonefritis en el último trimestre. Es
necesario hacer controles de orina mediante cultivo y tratar la bacteriuria
si se produce.
 Infección en niños y reflujo vésico-renal: los menores de 2 años con
infección urinaria asocian reflujo vésico-renal en la mitad de los casos. El
riesgo de aparición de lesiones renales se asocia a reflujo como factor
más importante y es mayor en los menores de 5 años.
 Litiasis infecciosa: los cálculos de Estruvita son consecuencia de
infección. La infección no desaparecerá mientras los cálculos no se
eliminen.
 Obstrucción: el factor de riesgo más importante. Permite un mayor
crecimiento y penetración intrarenal de los gérmenes y es decisivo en la
destrucción renal.
Insuficiencia renal.
ocurre cuando los riñones pierden de repente la capacidad de filtrar los
desechos de la sangre. Cuando los riñones pierden la capacidad de filtración,
pueden acumularse niveles nocivos de deshechos, y puede desequilibrarse la
composición química de la sangre.

Etiología.
La diabetes y la presión arterial alta son las causas más comunes de la
enfermedad de los riñones. Su médico buscará en su historia médica y es
posible que desee realizar pruebas para indagar por qué tiene la enfermedad
de los riñones.

Fisiopatología.
se describe en un principio como una disminución de la reserva renal o una
falla renal, que puede progresar a insuficiencia renal (enfermedad renal
terminal).

Signos y síntomas.

Entre los signos y síntomas de la insuficiencia renal aguda se


incluyen los siguientes:

 Disminución del volumen de orina excretado (diuresis),


aunque a veces se mantiene estable

 Retención de líquido, que causa hinchazón en las


piernas, los tobillos o los pies
 Falta de aire

 Fatiga

 Desorientación

 Náuseas

 Debilidad

 Ritmo cardíaco irregular

 Dolor u opresión en el pecho

 Convulsiones o coma en casos severos

A veces, la insuficiencia renal aguda no provoca signos ni


síntomas y se detecta a través de pruebas de laboratorio que se
realizan por otros motivos.

Métodos de exploración y valoración física en pacientes con patologías


del sistema excretor.

El médico elabora la historia clínica de la persona mediante una entrevista. La


entrevista consiste en preguntas acerca de los síntomas que presenta la
persona, antecedentes médicos (trastornos que ha sufrido), fármacos
(recetados y de venta sin receta), sustancias recreativas (incluyendo alcohol y
tabaco), alergias y antecedentes médicos familiares. Por lo general, a las
personas con un posible trastorno que afecta a los riñones o a las vías
urinarias se les pregunta acerca de lo siguiente:
 La cantidad, frecuencia y duración de la micción
 Si la micción es dolorosa o produce quemazón
 Si hay sangre en la orina
 Si se produce pérdida de orina (incontinencia urinaria)
 Si hay dificultad para iniciar la salida del chorro de orina
 Si la persona nota como si la vejiga no se vaciara completamente
 Si ya se han sufrido con anterioridad infecciones de las vías
urinarias, intervenciones médicas relacionadas con las vías
urinarias o cirugía
 Si la persona tiene dolor en el flanco, costado, zona lumbar o en
el abdomen, o cerca de los genitales (como en la ingle o en los
labios)
 La alimentación, el número de ingestas y el tipo de alimentos y de
líquidos que se ingieren (a veces)
Por ejemplo, como algunos alimentos y medicamentos pueden cambiar el
color de la orina, el médico puede preguntar acerca de la dieta de la persona.
Si una persona se despierta a menudo durante la noche para orinar, se le
puede preguntar acerca de la cantidad y el tipo de líquidos que ingiere, así
como la frecuencia y los momentos en los que lo hace.
Exploración física.
El médico examina posteriormente a la persona. Puede intentar palpar los
riñones. Los riñones por lo general no se pueden palpar en los adultos y los
niños normales, excepto a veces en personas muy delgadas. Los riñones sí
se pueden palpar en los recién nacidos normales. Los médicos pueden
golpear el costado de la persona o la zona lumbar (flanco). El dolor que se
produce durante esta maniobra puede sugerir un problema en un riñón (como
inflamación o infección). Si la persona tiene dificultad para orinar y nota
presión en la parte inferior del abdomen, el médico puede poner un dedo en la
parte inferior del abdomen y golpearlo ligeramente. Si el sonido producido al
golpear es inusualmente amortiguado, la vejiga puede estar inflamada
(distendida).
En los hombres, el médico examina los genitales, incluyendo los testículos,
para asegurarse de que no están inflamados, sensibles a la palpación o
colocados de forma anormal. A continuación practica un tacto rectal para
determinar si la próstata está inflamada. Una próstata agrandada puede
impedir el flujo de orina.
En mujeres, el médico puede llevar a cabo un examen pélvico para
determinar si la inflamación o irritación del recubrimiento vaginal (vaginitis) o
de los órganos genitales contribuyen a los síntomas de las vías urinarias.

El médico también puede examinar la piel de la persona para detectar


cambios relacionados con la enfermedad renal. El médico escucha (ausculta)
el corazón y los pulmones con un estetoscopio para detectar posibles sonidos
cardíacos y pulmonares anómalos que pudieran indicar un trastorno renal. Si
existe sospecha de enfermedad renal crónica, el médico comprueba si la

persona está somnolienta o confundida .

Pruebas complementarias.
Los médicos a veces necesitan efectuar pruebas o procedimientos para
diagnosticar un trastorno renal o de las vías urinarias.
Una vez finalizada la exploración física, a menudo necesitan analizar una
muestra de orina. Si los médicos sospechan la presencia de una infección,
también pueden pedir al laboratorio que realice un cultivo de microorganismos
de la muestra de orina.
Si sospechan bloqueo (obstrucción) o una anomalía de los órganos internos
de las vías urinarias, los médicos, generalmente, tienen que hacer pruebas
de diagnóstico por la imagen.
Para determinar si los riñones están filtrando correctamente los productos de
desecho de la sangre, suelen hacer pruebas con muestras de sangre y orina
(pruebas de funcionalidad renal).
A veces los médicos necesitan observar el interior de la vejiga (cistoscopia) o
bien examinar una muestra de células procedentes de la orina, el riñón o la
próstata (biopsia).

Valoración por patrones de salud del sistema excretor.


Valoración de enfermería.
Constantes vitales.
Tomaremos la temperatura, puesto que un aumento de la misma en un
paciente con alteraciones renales puede ser indicativo de infección. También
se obtienen lecturas de presión arterial en posiciones supina, sentada y/o de
pie. La presión arterial elevada, puede tener origen nefrovascular, indicando un
defecto en un riñón o anomalías vasculares primarias. La relación entre la
presión arterial elevada o hipertensión, con la función renal está claramente
establecida. Tanto la observación clínica como los experimentos en animales
demuestran que la destrucción del tejido renal desemboca en hipertensión
renal. Así sucede en pacientes que sufren grave arteriosclerosis renal. Se han
planteado numerosas teorías para explicar esta relación y el desarrollo de la
llamada hipertensión renal. Se cree que el factor inicial sería la aparición de
una isquemia renal, lo que estimularía la secreción de renina por las células del
aparato yuxtaglomerular. La renina es una enzima proteolítica que hidroliza una
proteína plasmática y produce angiotensina, que produce a su vez un aumento
de la presión arterial mediante la vasoconstricción arteriolar. También
valoraremos la frecuencia cardíaca, ya que esta se altera cuando hay una
alteración de determinados electrolitos que se eliminan por vía renal, como por
ejemplo; el potasio apareciendo disritmias cardíacas. Por último, valoraremos la
frecuencia respiratoria, ya que puede presentarse alteraciones debido a un
desequilibrio ácido-base.

Peso.
En la valoración del sistema renal es fundamental que enfermería valore el
peso puesto que es el indicador más exacto de la pérdida o acumulación de
líquidos en un paciente gravemente enfermo. Este debe medirse y registrarse
todos los días.

Estado de líquidos y electrolitos.


Los pacientes que padecen trastornos renales con frecuencia experimentan
desequilibrio de líquidos y electrolitos, por lo que es necesario observarlos muy
de cerca para detectar cualquier indicio de problemas inminentes. Se cuenta
con una tabla de ingestión-producción para vigilar y registrar los parámetros de
líquidos importantes, incluyendo las cantidades ingeridas o administradas por
vía parenteral, volumen de orina excretada, otras pérdidas de líquidos y
modificaciones en el peso. Estos registros son indispensables para determinar
la tolerancia de líquidos del paciente e indicar signos de sobrecarga o déficit. Si
el paciente presenta una sobrecarga de líquidos, podría mostrar signos de
insuficiencia cardíaca congestiva, por el contrario, si hay un déficit en el
volumen de líquidos, el paciente se encuentra deshidratado.
Eliminación urinaria.
La enfermera ha de valorar si se producen cambios en la micción como:
- Disuria: micción dolorosa o difícil, se deriva de una amplia gama de estados
patológicos.
- Polaquiuria: micciones frecuentes. Puede deberse a infecciones,
enfermedades de las vías urinarias, trastornos metabólicos, hipertensión y
ciertos medicamentos como los diuréticos.
- Incontinencia urinaria o excreción involuntaria de orina: suele resultar de
lesiones del esfínter estriado de la vejiga, trastornos neurológicos adquiridos o
micción urgente grave por infecciones.
- Poliuria: consistente en la excreción de un volumen anormalmente cuantioso
de orina en un tiempo dado, suele ser consecuencia de la diabetes, nefropatías
crónicas, diuréticos o ingestión excesiva de líquidos.
- Oliguria: consistente en la disminución anormal del gasto urinario, que es de
100-500 ml/24 h, y anuria, o ausencia de orina en la vejiga con gasto menor de
100 ml/24 h, indican disfunción renal grave y precisan intervención médica de
inmediato.
Suelen derivarse de causas como choque, traumatismos, transfusión de
sangre incompatible e intoxicación por fármacos. La ausencia total de orina
indica obstrucción completa de las vías urinarias. - Urgencia miccional o
necesidad intensa de orinar: puede derivarse de lesiones inflamatorias de
vejiga, próstata o uretra, infecciones bacterianas agudas.
- Nicturia: micción excesiva por la noche, apunta a disminución de la capacidad
renal de concentración, insuficiencia cardíaca, diabetes o vaciado insuficiente
de la vejiga.

. Dolor.
Otro aspecto a tener en cuenta por parte de la enfermera en la valoración del
Sistema Renal es el dolor; aunque hay que destacar que con frecuencia las
enfermedades renales no van acompañadas de dolor y son diagnosticadas
porque el paciente refiere otras manifestaciones, por ejemplo, edema de los
pies, falta de aire o cambios en la eliminación urinaria. El dolor depende de la
distensión repentina de la cápsula renal, y su intensidad se relaciona con la
velocidad de aparición de tal distensión.
El dolor renal se siente como una molestia sorda en el ángulo costovertebral, o
sea, en el área que forman el borde de la caja torácica y la columna vertebral, y
suele irradiarse al ombligo. El dolor ureteral se siente en la espalda y se irradia
al abdomen.
El dolor vesical (que es abdominal inferior o del área suprapúbica) puede
deberse a distensión o infecciones vesicales.
Cabe hacer notar que debido a la relación anatómica del riñón derecho con el
colon, duodeno, cabeza del páncreas, colédoco, hígado y vesícula biliar suele
causar molestias gastrointestinales. Por su parte, la proximidad del riñón
izquierdo con el colon (ángulo esplénico), estómago, páncreas y bazo también
puede dar como resultado manifestaciones intestinales. Entre éstos suelen
incluirse náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal e íleo paralítico.

Enfermedades previas.
Hay que valorar si existen enfermedades previas como pueden ser:
- Diabetes.
- Hipertensión.
- Enfermedades venéreas.
Medicación.
La medicación que el paciente esté tomando, es otro aspecto que hay que
tener en cuenta en la valoración, puesto que, gran parte de los medicamentos
se eliminan por vía renal.
Traumatismos.
Es importante valorar la existencia de traumatismos a nivel de la pelvis, así
como si hay afectación de la vejiga.

Valoración física colaboración de enfermería.


Consiste en el examen a través de la inspección, auscultación, percusión y
palpación. Los datos recogidos son muy variados. La enfermera colaborará con
el médico en el examen si fuera necesario. Recogeremos los más importantes:
Inspección.
Hay que examinar el abdomen sentándose a la derecha del paciente. Se han
de observar el contorno del abdomen y la piel. La piel puede tener un color
pálido, ya que el paciente con insuficiencia renal puede tener anemia, o bien;
puede tener un color terroso debido a la retención de pigmentos. La ictericia,
las lesiones aisladas o el enrojecimiento generalizado, puede indicar distintos
trastornos específicos, entre ellos la infección. Debe observarse la presencia,
tamaño y localización de cicatrices; estas indican traumatismos e
intervenciones quirúrgicas que pueden afectar al sistema urinario y a las
estructuras adyacentes. Debe inspeccionarse el contorno y simetría del
abdomen. El abdomen normal puede mostrarse plano, redondeado con tejido
adiposo abundante en individuos obesos o cóncavo en individuos delgados. La
presencia de una masa visible en los cuadrantes abdominales superiores,
puede indicar un tumor renal u obstrucción causante de hidronefrosis grave.

Auscultación.
Tras el reconocimiento, el abdomen se ausculta antes de la palpación ligera y
profunda, ya que estas últimas maniobras alteran el peristaltismo normal. Debe
colocarse el estetoscopio contra la piel del abdomen y escuchar los sonidos del
intestino, teniendo en cuenta su presencia, frecuencia y naturaleza.

Percusión.
Los riñones se percuten por detrás para comprobar si existe dolor. El sujeto
puede permanecer sentado o de pie. Se puede aplicar la percusión directa o la
indirecta, golpeando firmemente la espalda del sujeto con la superficie cubital
del puño parcialmente cerrado, a lo largo de los ángulos costovertebrales. La
percusión normal no es dolorosa. Si los riñones están inflamados, será fácil que
se desencadene dolor durante la percusión

Palpación.
Situándose de pie junto al costado del paciente, se inicia una palpación ligera
con las manos, mientras se le ofrece al paciente una explicación detallada.
La palpación ligera, se emplea para detectar áreas de dolor a la presión y de
resistencia muscular. Una masa o una infección urinaria significativas que
producen dolor a la presión pueden originar resistencia al efectuar palpación
ligera. La palpación profunda, se emplea para delinear los órganos
abdominales y para detectar masas poco aparentes. Se debe emplear la palma
de la mano para presionar profunda y suavemente dentro de la pared
abdominal. Cualquier masa que produzca resistencia muscular se evalúa en
relación con tamaño, forma, consistencia y magnitud de dolor a la presión
provocada por palpación.
Los riñones se valoran en relación con dolor a la presión y masas, al igual que
los órganos adyacentes: el hígado, el bazo y la vesícula biliar. Con el fin de
evaluar los riñones, se le pide al paciente que se siente. Se coloca la palma de
la mano derecha sobre el ángulo costovertebral izquierdo. Se golpea la propia
mano ligeramente con el puño de la mano izquierda. El paciente debe percibir
este ligero golpe como un choque seco, más que como dolor agudo a la
presión. La acción se repite sobre el ángulo costovertebral derecho.
La palpación de los riñones sólo aporta datos fiables en el paciente adulto
relativamente delgado. Se le debe pedir al paciente que adopte una posición
supina. Desde el lado derecho del paciente, se desplaza la mano izquierda
hasta alcanzar su costado izquierdo para palpar el riñón izquierdo. Se le debe
indicar al paciente que inspire profundamente, elevando el costado izquierdo.
Se debe palpar profundamente para localizar el riñón. Un procedimiento
alternativo, consiste en, capturar el riñón indicándole al paciente que inspire y
espire profundamente en el curso de la palpación profunda. De pie junto al lado
izquierdo del paciente se coloca la mano izquierda sobre el costado de la
derecha sobre el margen costal. Se le pide al paciente que inspire
profundamente y espire despacio; el riñón, al descender, se sentirá entre los
dedos. A menudo, el riñón derecho se palpa más fácilmente que el izquierdo.
De pie junto al lado derecho del paciente se sitúa la mano izquierda bajo el
costado derecho. La mano derecha se coloca bajo el margen costal derecho.
De nuevo, se le indica al paciente que inspire profundamente y exhale
despacio. Puede sentirse el riñón deslizándose entre los dedos. Un riñón
normal es firme, no blando y suave. Sólo se puede palpar el polo inferior; si
existen hidronefrosis o masas, es probable que alteren el tamaño y el dolor a la
presión. Puede no ser posible palpar los riñones por causa del tamaño del
paciente, de su hábito corporal y del dolor a la presión.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA.
Los cuidados de enfermería en aquellas circunstancias en las que la
enfermera colabora y ayuda al médico en la exploración y en la recogida de
datos, son los siguientes:
• Ayuda en la exploración (7680):
- Asegurarse de que se ha obtenido el consentimiento, si procede.
- Explicar el motivo del procedimiento.
- Proporcionar información sobre la preparación sensorial, si procede.
- Utilizar un lenguaje adecuado al explicar los procedimientos a los niños.
- Asegurar la disponibilidad de equipos y medicamentos de urgencia antes del
procedimiento.
- Reunir el equipo correspondiente.
- Mantener fuera de la vista el equipo que infunda temor inquietante, si es
posible.
- Crear un ambiente de intimidad.
- Dejar permanecer junto al paciente al padre/ser querido, sí procede.
- Colocar en la posición adecuada y tapar al paciente, sí es el caso.
- Sujetar al paciente, si es necesario.
- Explicar la razón de la sujeción, cuando corresponda.
• Colaboración con el médico (7710):
- Establecer una relación de trabajo profesional con el personal médico.
- Participar en la orientación del personal médico.
- Ayudar a los médicos a aprender las rutinas de la unidad de cuidados del
paciente.
- Participar en programas educativos para el personal médico.
- Alentar una comunicación abierta directa entre médicos y cuidadores.
- Dirigir a los médicos y residentes en las rutinas no conocidas.
- Advertir a los médicos sobre los cambios de los procedimientos programados.
- Discutir las inquietudes de cuidados del paciente o las cuestiones
relacionadas con la práctica directamente con los médicos implicados.
- Ayudar al paciente a expresar sus inquietudes al médico. Informar de los
cambios en el estado del paciente, si procede.
- Informar acerca de variaciones de la práctica médica dentro del sistema de
garantía de calidad o de manejo de riesgos, si procede.

Pruebas Diagnósticas.
Para determinar las patologías del sistema renal se realizan diversas pruebas
de diagnóstico, entre las que se incluyen:
Análisis de orina.
Enfermería informará al paciente que debe hacerse con la primera muestra
recogida por la mañana porque tiene una mayor concentración y un pH más
ácido que las muestras recogidas más tarde.

En el análisis de orina valoraremos:


- El color de la orina; la orina normal y recién recogida es transparente en el
momento de su excreción. Se vuelve turbia debido a la existencia de mucus o
pus o cuando la concentración de proteínas es elevada.
- La densidad; la densidad específica de la orina normal oscila entre los 1.010
y los 1.025 g/ml. Si la densidad es muy baja, puede deberse a la
sobrehidratación o a un trastorno que afecta a la capacidad de los riñones de
concentrar solutos en la orina. Una densidad elevada, es consecuencia
normalmente de la deshidratación o de un trastorno que hace aumentar la
reabsorción del agua en los riñones, haciendo que la orina esté muy
concentrada.

- El olor; la orina normal, recién recogida, tiene un olor característico suave,


que es más intenso cuanto más concentrada está. El contacto con el aire altera
su olor (debido a la descomposición bacteriana) que produce el fuerte olor a
amoníaco característico de la orina.
- El pH urinario; es una medida de la concentración de iones de hidrógeno
que indica la acidez o alcalinidad de la orina. La escala del pH va de 1 a 14 y el
valor 7 indica que la sustancia es neutra. Por debajo de 7 la sustancia es ácida
y por encima, alcalina. La acidez de la orina aumenta cuando el organismo
produce sodio y ácidos en exceso. La ingestión de algunos alimentos también
afecta al pH de la orina. Una dieta rica en proteínas animales, reduce el pH y
produce orina ácida. Una dieta rica en cítricos, verdura, leche eleva el pH y
produce orina alcalina.
- Proteínas; la orina normal no contiene proteínas en cantidades significativas.
Aparecen en las nefropatías debido a que la lesión de la membrana glomerular
permite el paso de las mismas en la orina. No obstante, pueden aparecer
provisionalmente en la orina tras un ejercicio intenso, una exposición al frío o al
estrés psicológico.
- Hematíes; consiste en la presencia de eritrocitos en la orina, se considera un
signo grave porque suele indicar cáncer en vías urinarias, glomerulonefritis
aguda o tuberculosis renal. El color de la orina sanguinolenta depende del pH y
la cantidad de sangre presente; la orina ácida es de color oscuro y ahumado,
en tanto que la alcalina es roja.
- Glucosa; (normalmente ausente). Los pacientes diabéticos tienen glucosa en
orina debido a que los túbulos no pueden reabsorber las concentraciones
elevadas de glucosa en suero (por encima de 180 mg/100 ml). La ingestión de
grandes cantidades de glucosa puede hacer que aparezca una parte en la
orina de las personas sanas.
- Cetonas; (normalmente ausentes).
Los pacientes que no controlan bien su diabetes experimentan una
degradación de los ácidos grasos. También pueden presentar cetonuria los
pacientes con deshidratación, inanición o ingestión excesiva de aspirina.
- Leucocitos; cuando aparecen en orina indican infección. Además del
análisis de orina, también se realizan cultivos de orina para identificar los
microorganismos específicos responsables de las infecciones del aparato
urinario y determinar los agentes antimicrobianos apropiados. También se
recogen muestras de orina de 24 horas para algunas pruebas de función renal
y de composición urinaria, como la medición de los niveles de esteroides y
hormonas corticosuprarrenales y las pruebas de depuración de creatinina. Se
indica al paciente que vacíe la vejiga a una hora específica y se descarta la
orina emitida en dicho momento. Acto seguido, se recolecta toda la orina que
emita durante las 24 horas siguientes y la última muestra 24 horas después de
iniciado el proceso. La vejiga debe estar vacía cuando se inicia y termina la
prueba.
Actuación de enfermería.

En la recogida y análisis de orina, la enfermera realiza una serie de


actuaciones que se exponen a continuación:

• Manejo de muestras (7320):


- Obtener la muestra de orina requerida, bien orina simple, bien de cultivo o de
orina de 24 horas, de acuerdo con el protocolo.
- Enseñar al paciente a recoger y preservar la muestra, si procede.
- Proporcionar el recipiente requerido para la muestra de orina.
- Utilizar los dispositivos especiales de recogida de muestras, si es necesario,
para bebés, niños y adultos impedidos.
- Almacenar las muestras recogidas en el tiempo, según el protocolo.
- Sellar todos los recipientes de las muestras para evitar fugas y
contaminaciones.
- Etiquetar la muestra con los datos adecuados.
- Colocar la muestra en un recipiente adecuado para el transporte. - Disponer
el transporte de la muestra al laboratorio.
- Solicitar los análisis de laboratorio rutinarios relacionados con la muestra, si
procede.

Análisis de sangre.
Los parámetros que se van a valorar son: urea, creatinina y ácido úrico ya que,
estos pueden aumentar en caso de insuficiencia renal. Deberemos valorar las
proteínas, puesto que en enfermedades renales disminuyen su concentración
en sangre. Otro parámetro a valorar son los electrolitos.

Cuidados de enfermería.
Los cuidados de enfermería en el análisis de sangre son los siguientes:

• Flebotomía: muestra de sangre venosa (4238):


- Revisar la orden médica de la extracción de sangre.
- Verificar la correcta identificación del paciente
. - Minimizar la ansiedad del paciente explicando el procedimiento y razones de
la extracción, si procede. - Crear un ambiente de intimidad.
- Seleccionar la vena, teniendo en cuenta la cantidad de sangre necesaria, el
estado mental, comodidad, edad, disponibilidad y condición de los vasos
sanguíneos, así como la presencia de fístulas o shunt arteriovenosos,
- Seleccionar el tipo y el tamaño de aguja adecuados.
- Seleccionar el tubo de muestra sanguínea adecuado.
- Promover la dilatación del vaso mediante el uso de un torniquete, gravedad,
aplicación de calor, masajeando la vena o apretando el puño y luego
relajándolo.
- Limpiar la zona con una solución adecuada.
- Limpiar el sitio con un movimiento circular, comenzando en el punto de la
venopunción proyectado y moviéndose en círculos hacia afuera.
- Mantener una técnica aséptica estricta.
- Mantener las precauciones universales.
- Solicitar al paciente que permanezca quieto durante la venopunción.
- Insertar la aguja a un ángulo de 20 a 30° en la dirección del retorno sanguíneo
venoso.
- Observar si se produce retorno sanguíneo en la aguja.
- Retirar la muestra de sangre.
- Extraer la aguja de la vena y aplicar presión inmediatamente en el sitio con
una gasa seca.
- Aplicar vendaje, si procede.
- Etiquetar la muestra con el nombre del paciente, fecha y hora de la
extracción, y demás información, si procede.
- Enviar la muestra etiquetada al laboratorio correspondiente.
- Colocar todos los objetos afilados (agujas) en un contenedor a tal efecto.
• Flebotomía: muestra de sangre arterial (4232):
- Mantener las precauciones universales.
- Palpar la arteria braquial o radial para observar el pulso. - Realizar el test de
Allen antes de la punción de la arteria radial.
- Limpiar la zona con una solución adecuada.
- Introducir una pequeña cantidad de heparina en la jeringa para recubrir su
depósito y la luz de la aguja. - Expulsar todas las burbujas de aire de la jeringa.
- Fijar la arteria tensando la piel.
- Insertar la aguja directamente sobre el pulso a un ángulo de 45 a 60°, según
la zona de punción.
- Obtener una muestra de 3 a 5 cc de sangre.
- Retirar la aguja cuando ya se ha obtenido la muestra.
- Aplicar presión sobre el sitio durante 5 a 15 minutos. - Tapar la jeringa y
colocarla en hielo inmediatamente. - Etiquetar la muestra, de acuerdo con el
protocolo del centro.
- Disponer el transporte inmediato de la muestra al laboratorio.
- Aplicar una venda de presión sobre el sitio, si procede.
- Registrar la temperatura, porcentaje de oxígeno, método de entrega, sitio de
punción y valoración circulatoria después del pinchazo.
- Interpretar los resultados y ajustar el tratamiento, si procede.

• Flebotomía: vía canalizada (4235):


- Montar el equipo, lavarse las manos y ponerse guantes.
- Parar cualquier infusión i.v. que pueda contaminar la muestra de sangre.
- Tener en cuenta que no todas las determinaciones pueden ser extraídas de
un catéter, como es el caso de estudios de coagulación en los que os
resultados pueden no se fiables.
- Quitar el tapón o el tubo para acceder a la conexión; limpiar la conexión con
alcohol y dejarla secar.
- Seguir las instrucciones del fabricante para obtener una muestra de un
catéter permanente. - Aplicar un torniquete central al lugar i.v. periférico, sólo si
es necesario.
Conectar un adaptador sin aguja y un vacutainer, o jeringa, a la conexión de
acceso vascular; abrir la vía al paciente ajustando la llave de cierre o abriendo
los clamps.
- Aspirar suavemente la sangre en la jeringa o tubo de muestras adecuados;
desechar la primera cantidad según el catéter utilizado, para las pruebas de
laboratorio prescritas y según las normas de la institución; recoger la sangre
necesaria para las pruebas de laboratorio.
- Quitar el torniquete, si se ha aplicado.
- Limpiar la conexión y el catéter con la solución adecuada.
- Prevenir que se introduzcan burbujas de aire o coágulos en la línea.
- Colocar un tapón limpio en la conexión de acceso y reanudar las infusiones
que se hayan interrumpido.
- Llenar tubos de muestras de la jeringa del vacutainer de la manera adecuada
(p. ej., último tubo heparinizado).
- Etiquetar y empaquetar las muestras según las normas de la institución;
enviar al laboratorio indicado. - Colocar todos los utensilios contaminados en el
contenedor adecuado.
. Estudio de la función renal.
Es útil para evaluar la gravedad de las nefropatías y vigilar el curso clínico del
paciente. También brindan información acerca de la eficacia excretora de los
riñones. Los resultados de las pruebas pueden estar dentro de los límites
normales, aunque la función renal esté reducida a menos de 50 % de lo
normal. La función renal se valora de manera más exacta si se realizan varias
pruebas y sus resultados se analizan juntos. Algunos de los análisis más
comunes de la función renal son: - La concentración renal; mide la capacidad
de concentración de solutos en la orina. Esta capacidad se pierde al comienzo
de nefropatías, de modo que con esta prueba se detecta la insuficiencia renal
en sus inicios
. - Depuración de creatinina; mide el volumen de sangre que se depura de
creatinina en un minuto. Es un indicador sensible de las nefropatías en etapas
iniciales, útil para vigilar el avance del estado renal.
- Serocreatinina o creatinina sérica; refleja el equilibrio entre la producción y
filtración en los glomérulos renales. Es una medición sensible de la función
renal.
- Urea nitrogenada en sangre; sirve como índice de la capacidad excretora
renal.
- Debido a la importante función de los riñones para la conservación del
equilibrio hidroelectrolítico, también se evalúan los electrolitos séricos.
Pruebas radiológicas.
actuación de enfermería Pueden identificar o confirmar alteraciones planteadas
o identificadas durante la historia de enfermería y la exploración física.
Entre las pruebas radiológicas distinguimos.

— Radiografía abdominal: Es útil para determinar el tamaño, la simetría, la


forma y la localización de los riñones, uréteres y vejiga. También sirve para
detectar cálculos o tumores en estos órganos. No es necesaria preparación
especial del intestino a no ser que el médico indique lo contrario.
— Pielografía intravenosa (PIV): Mediante este procedimiento se visualizan
el parénquima y la pelvis renales, y el aspecto de los uréteres, la vejiga y la
uretra. Aunque este procedimiento no es invasivo, es necesario inyectar un
contraste radiopaco por vía intravenosa al paciente. Normalmente el producto
inyectado circula y es eliminado en pocos minutos. Como los uréteres y riñones
están situados detrás del intestino, es necesaria la preparación del intestino del
paciente antes de ejecutar el procedimiento. Durante la PIV, se van realizando
radiografías a intervalos determinados durante un período de 30 a 60 minutos,
según se va concentrando el contraste. Permite visualizar el tamaño y la
localización de los riñones, la presencia de cálculos, quistes o tumores, así
como, la obstrucción de la arteria renal. Al igual que en el TAC, se debe
informar al paciente de cuáles son las reacciones normales causadas por la
inyección de contraste y se vigilará la aparición de signos de la reacción
alérgica al contraste. Las imágenes obtenidas durante una pielografía
intravenosa, se mejoran mediante la realización de nefrotomografía para
observar las diferentes capas de los riñones y las estructuras difusas de cada
capa, así como, diferenciar masas sólidas y quistes renales o del resto de las
vías urinarias.

— Gammagrafía renal: Es una técnica en la que se emplea radioisótopos. La


elección del radiofármaco depende del proceso fisiológico que se quiera
investigar. Las emisiones procedentes de los radioisótopos se fotografían con
cámaras especiales. El isótopo puede ser detectado sin necesidad de
preparación intestinal. El radioisótopo es inyectado, circula por el riñón y es
excretado. La gammagrafía renal mide las concentraciones radiactivas con el
paciente en posición decúbito supino, decúbito prono y sedestación. Es un
proceso indoloro, excepto por la venopunción. Mediante este procedimiento se
puede obtener información relativa al flujo sanguíneo renal, a las estructuras
anatómicas y a su función excretora.

— Tomografía Axial Computarizada (TAC): Es un procedimiento radiográfico


computadorizado que sirve para obtener imágenes detalladas de las
estructuras corporales a lo largo de un plano determinado. Proporciona
información acerca de la extensión de lesiones invasivas de los riñones.
Aunque este procedimiento no es invasivo, para la realización de algunas
técnicas se administran contrastes por vía oral o intravenosa que resaltan las
zonas estudiadas. Puede ser necesaria la preparación intestinal cuando se
utiliza contraste intravenoso. Se debe informar al paciente que experimentará
una sensación de calor, enrojecimiento de la cara y un sabor salado en la boca
a medida que se inyecta el contraste. Durante el procedimiento se vigilará al
paciente para detectar signos y síntomas de una reacción con el medio de
contraste (dificultad respiratoria, diaforesis, urticaria...).
— Ecografía renal: Es una valiosa herramienta diagnóstica no invasiva en la
valoración de los trastornos renales. Se basa en la utilización de ondas sonoras
no audibles de alta frecuencia que se reflejan en los tejidos. Se aplica sobre la
piel un gel conductor que actúa como transmisor de las ondas sonoras. La
ecografía se utiliza para examinar las estructuras anatómicas más prominentes,
las anomalías estructurales de los riñones y como sistema de orientación en la
biopsia percutánea. Este procedimiento permite detectar con facilidad
anomalías como tumores o quistes renales y no es doloroso.

— Citoscopia: Es un método de observación directa de uretra y vejiga. El


citoscopio, que se introduce por la uretra hasta la vejiga; tiene un sistema
óptico de lentes que posibilita la observación de imágenes amplificadas e
iluminadas de la vejiga. Además, el citoscopio hace posible que el urólogo
obtenga muestras de orina de cada riñón para evaluar la función de estos
órganos. El procedimiento es doloroso en el momento de la introducción del
citoscopio. Si el paciente no permanece quieto puede producirse una
perforación de la vejiga. Puede administrarse anestesia local, epidural o
general.

— Pielografía retrógrada: Esta técnica consiste en la introducción de un


pequeño catéter a través del citoscopio y hasta la vejiga, que permite llevar a
cabo un cateterismo de los uréteres y de las pelvis renales. Acto seguido, se
introduce un medio de contraste en las sondas, por gravedad o uso de jeringas
y se obtiene una serie de radiografías. El paciente puede experimentar
incomodidad en la región renal a medida que se inyecta el medio de contraste.
La pielografía retrógrada suele realizarse si es inadecuada la observación de
los riñones con la pielografía.

— Biopsia renal: Se realiza para conocer la naturaleza, estadio y pronóstico


de las enfermedades renales. El procedimiento tiene por objeto obtener una
muestra de tejido cortical renal para examinarlo mediante sofisticadas técnicas
microscópicas. La biopsia puede obtenerse mediante el método percutáneo
(cerrado) o el quirúrgico (abierto).

— Angiografía renal: Es un procedimiento radiológico invasivo en el que se


utiliza un contraste radiopaco para visualizar el aspecto de la irrigación
sanguínea de los riñones. En la mayoría de los casos este procedimiento se
emplea para evaluar el sistema arterial. La angiografía renal suele utilizarse
para detectar estrechamientos y obstrucciones de la arteria renal y de las
arterias interlobulares. Además, este procedimiento es útil para detectar masas
(tumores, quistes), para constatar la simetría y para detectar circulación
colateral o lesiones traumáticas de los vasos sanguíneos. Se lleva a cabo
introduciendo un catéter a través de una de las arterias femorales y dirigiéndolo
hasta las arterias renales.

Después del procedimiento es necesario:


- Observar al paciente para detectar cualquier sangrado en la punción arterial.
- Se debe vigilar el punto de la punción para detectar cualquier signo de
inflamación o exceso de sensibilidad.
- Se valoran con frecuencia los signos vitales y los pulsos distales.
- Reposo en cama durante las 8 horas siguientes al procedimiento.
Cuidados de enfermería.
Los cuidados que la enfermera puede administrar a la hora de realizar las
diferentes técnicas descritas son muy amplios, por lo que expondremos
algunos de los más importantes:
• Ayuda en la exploración (7680): desarrollado anteriormente.

• Administración de medicación: intravenosa (2314):


- Seguir los cinco principios de administración de medicación.
- Tomar nota del historial médico y del historial de alergias del paciente, sobre
todo al contraste radiológico yodado.
- Determinar el conocimiento de la medicación y la comprensión del paciente
del método de administración.
- Comprobar posibles incompatibilidades entre fármacos i.v. - Comprobar las
fechas de caducidad de los fármacos y de las soluciones.
- Preparar correctamente el equipo para la administración de la medicación.
- Preparar la concentración adecuada de medicación i.v. de una ampolla o vial.
- Verificar la colocación y la permeabilidad del catéter i.v. en la vena
- Mantener la esterilidad del sistema i.v. abierto. - Administrar la medicación i.v.
con la velocidad adecuada. - Mezclar suavemente la solución si se añade
medicación al recipiente de líquido i.v.
- Limpiar la llave i.v. con una solución adecuada antes y después de
administrar la medicación, según protocolo del centro.
- Valorar al paciente para determinar la respuesta al contraste. - Controlar el
equipo i.v., la velocidad del flujo y la solución a intervalos regulares, según
protocolo del centro.
- Verificar si se producen infiltración y flebitis en el lugar de infusión. -
Documentar la administración de la medicación y la respuesta del paciente, de
acuerdo con las normas de la institución.

• Apoyo emocional (5270):


- Comentar la experiencia emocional con el paciente ante la realización de una
prueba diagnóstica.
- Apoyar el uso de mecanismos de defensa adecuados.
- Ayudar al paciente a reconocer sentimientos tales como la ansiedad, ira o
tristeza.
- Comentar las consecuencias de profundizar en el sentimiento de culpa o
vergüenza.
- Escuchar las expresiones de sentimientos y creencias.
- Facilitar la identificación por parte del paciente de esquemas de respuesta
habituales a los miedos.
- Favorecer la conversación o el llanto como medio de disminuir la respuesta
emocional.
- Permanecer con el paciente y proporcionar sentimientos de seguridad durante
los periodos de más ansiedad. - Proporcionar ayuda en la toma de decisiones.
- No exigir demasiado el funcionamiento cognoscitivo cuando el paciente esté
enfermo o fatigado.
- Remitir a servicios de asesoramiento, si se precisa.

• Enseñanza procedimiento/tratamiento (5618):


- Informar al paciente/ser querido acerca de cuándo y dónde tendrá lugar el
procedimiento/tratamiento (angiografía renal, pielografía retrógrada, ecografía,
biopsia renal, etc.), si procede.
- Informar al paciente/ser querido acerca de la duración esperada del
procedimiento/tratamiento.
- Informar al paciente/ser querido sobre la persona que realizará el
procedimiento/tratamiento.
- Reforzar la confianza del paciente en el personal involucrado, si es el caso.
- Determinar las experiencias anteriores del paciente y el nivel de
conocimientos relacionados con el procedimiento/tratamiento.
- Explicar el propósito del procedimiento/tratamiento.
- Describir las actividades del procedimiento/tratamiento.
- Obtener/ser testigo del consentimiento informado del paciente del
procedimiento/tratamiento de acuerdo con la política del centro, si procede.
- Enseñar al paciente cómo cooperar/participar durante el procedimiento/
tratamiento, si procede.
- Implicar al niño en el procedimiento (sujetar vendaje) pero no dar elección
sobre el procedimiento completo.
- Realizar una visita a la habitación del procedimiento/tratamiento y a la zona
de espera, si resulta posible. - Presentar al paciente al personal implicado en el
procedimiento/tratamiento, si procede.
- Explicar la necesidad de ciertos equipos (dispositivos de monitorización) y
sus funciones.
- Describir las valoraciones/actividades posteriores al procedimiento/
tratamiento y el fundamento de las mismas.
- Informar al paciente sobre la forma en que puede ayudar en la recuperación.
- Reforzar la información proporcionada por otros miembros del equipo de
cuidados, según corresponda. - Dar tiempo al paciente para que practique y se
prepare para los acontecimientos que sucederán.
- Enseñar al paciente a utilizar técnicas de resolución de problemas dirigidas a
controlar aspectos específicos de la experiencia (relajación e imaginación), si
procede.
- Proporcionar distracción al niño para que desvíe su atención del
procedimiento.
- Proporcionar información sobre cuándo y dónde estarán disponibles los
resultados y la persona que los explicará.
- Determinar las expectativas del procedimiento/tratamiento por parte del
paciente. - Corregir las expectativas irreales del procedimiento/tratamiento, si
procede.
- Discutir tratamientos alternativos, si procede.
- Dar tiempo al paciente para que haga preguntas y discuta sus inquietudes.
- Incluir a la familia/ser querido, si resulta oportuno.

• Cuidados del sitio de incisión (3440):


- Explicar el procedimiento de biopsia renal al paciente y a sus familiares, si
procede.
- Inspeccionar el sitio de incisión/punción por su hubiera enrojecimiento,
inflamación.
- Tomar nota de las características de cualquier drenaje.
- Vigilar el proceso de curación en el sitio de la incisión.
- Limpiar la zona que rodea la incisión con una solución antiséptica apropiada.
- Limpiar desde la zona más limpia hacia la menos limpia.
- Observar si hay signos y síntomas de infección en la incisión.
- Aplicar bandas o tiras de cierre, si procede.
- Aplicar antiséptico, según prescripción.

• Monitorización de signos vitales (6680): desarrollado anteriormente.


• Manejo de líquidos (4120):
- Pesar a diario y controlar la evolución. - Contar o pesar pañales, si procede.
- Vigilar la presencia de hematuria después de la biopsia renal.
- Realizar un registro preciso de ingesta y eliminación.
- Realizar sondaje vesical, si es preciso.
- Vigilar el estado de hidratación (membranas mucosas húmedas, pulso
adecuado y presión sanguínea ortostática), según sea el caso.
- Monitorizar signos vitales, si procede.

• Monitorización de signos vitales (6680):


desarrollado anteriormente.
• Manejo de líquidos (4120):
- Pesar a diario y controlar la evolución.
- Contar o pesar pañales, si procede. - Vigilar la presencia de hematuria
después de la biopsia renal. - Realizar un registro preciso de ingesta y
eliminación.
- Realizar sondaje vesical, si es preciso.
- Vigilar el estado de hidratación (membranas mucosas húmedas, pulso
adecuado y presión sanguínea ortostática), según sea el caso.
- Monitorizar signos vitales, si procede.
- Observar si hay indicios de sobrecarga/retención de líquidos.
- Evaluar la ubicación y extensión del edema, si lo hubiera. - Controlar ingesta
de alimentos/líquidos y calcular la ingesta calórica diaria, si procede.
- Administrar terapia í.v. según prescripción.
- Monitorizar el estado nutricional, si procede.
- Administrar líquidos, si procede.
Farmacología del Sistema Excretor.

 Diuréticos Tiazídicos.
 Clorotiazida
 Hidroclorotiazida
 MetiClotiazida
 Politiazida

 Diuréticos Similares a Tiazídicos


 Metolazona
 Clortalidona
 Indapamina
 Diuréticos de Asa
 Furosemida
 Bumetanida
 Ácido Etacrínico
 Torsemida

 Diuréticos ahorradores de K
 Espironolactona
 Amilorida
 Triamtereno
 Eplerenona

 Inhibidores de Anhidrasa Carbónica


 Acetazolamida
 Metazolamida
 Diclorfenamida

 Diuréticos Osmóticos
 Manitol
 Urea
 Glicerina
 Agonistas de la Hormona Antidiurética
 Desmopresina
 Lisina vasopresina
 Vasopresina

 Antagonistas de diuréticos
 Conivaptán
 Tolvaptán
 Demeclociclina
 Carbonato de Litio.

 Agentes Uricosúricos
 Probenecid.

 Inhibidores de la Síntesis de Urato


 Alopurinol
 Febuxostat

 Otros agentes contra la Gota


 Colchicina
 Pegloticase.
Conclusión.
Los órganos de la excreción (riñones, glándulas sudoríparas y pulmones)
consiguen que los productos de desecho salgan del organismo.
En el riñón los productos de desecho salen desde la sangre junto con gran
cantidad de agua y algunas sustancias útiles. Gracias a la especial estructura
del riñón la mayoría del agua y de las sustancias útiles se recuperan. Por ello
las tres partes del riñón: corteza, médula y pelvis renal tienen funciones
diferentes.
Una vez formada la orina, sale del riñón por el uréter que la conduce a la vejiga
y de aquí hacia el exterior por la uretra.
La orina está formada por: 95% de agua, Desechos nitrogenados (Urea, ácido
úrico, creatinina y amoniaco), Electrolitos (principalmente iones: sodio, potasio,
amoniaco, bicarbonato, cloro, sulfato y fosfato), toxinas (bacterianas por
enfermedad), Pigmentos (principalmente urocromos, aunque también alimentos
y fármacos la pigmentan), Hormonas (que implica su abundancia),
Constituyentes anormales (azúcar, sangre, albúmina, cálculos y cilindros o
moco).

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