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Científicos del proyecto ISWARM han realizado las primeras pruebas de fabricación
en cadena de micro robots del tamaño de una pulga. La finalidad de estas pruebas es
que estas micromáquinas comiencen a ser útiles cuanto antes, y puedan trabajar en
grupos de hasta 100 de ellas, formando enjambres que realizarán funciones de
vigilancia, microfabricación o medicina, entre otras. Los resultados de las primeras
pruebas han demostrado que el método de fabricación en cadena funciona, aunque
aún está por perfeccionar.
Todo incluido
El robot prototipo creado, de menos de cuatro milímetros de largo por cada lado, es un
auténtico microsistema que contiene sensores, sistema de gestión energética y sistema
electrónico integrado. La micro máquina está compuesta por diversos módulos que han
sido ensamblados con una nueva técnica. Hasta ahora, los robots de un único chip
habían presentado limitaciones significativas en su diseño y fabricación.
Pero ahora, los científicos, en lugar de utilizar la soldadura tradicional como medio para
colocar los componentes eléctricos sobre un circuito impreso (un Printed Circuit Board
o PCB), lo que han hecho es utilizar un adhesivo conductor para acoplar dichos
componentes, en este caso a un circuito impreso que es flexible y de doble cara.
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Alimentados con energía solar
Los investigadores explican que cada microrrobot se comunicará con muchos otros a
través de sensores infrarrojos e interactuará con su entorno formando un grupo o
enjambre capaz de generar en común un comportamiento más complejo que el que
pueda desarrollar un robot individual aislado.
Ahora mismo, además, la estructura de los robots está siendo plegada manualmente,
pero los científicos esperan diseñar una herramienta capaz de plegarlos más rápido y de
manera más ajustada.
Dado que muchas de estas complicaciones pueden ser corregidas, el resultado más
importante de la prueba es que se ha demostrado que la tecnología de fabricación
desarrollada puede aplicarse a este tipo de microsistemas, explica el Journal of
Micromechanics and Microengineering.
Esto quiere decir que micro robots ya pueden ser armados utilizando una máquina de
montaje. Hasta ahora, sólo habían podido ser fabricados de manera completamente
manual, siendo ensamblados con soldador eléctrico.
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Hormigas robóticas podrían construir
las primeras edificaciones en Marte
Forman enjambres, son autónomos y se organizan entre sí para realizar
tareas
Un proyecto europeo ha dado los primeros pasos para crear enjambres de diminutos
robots autónomos preparados para comunicarse entre sí y trabajara en equipo. En el
proyecto ISWARM colaboran ingenieros y científicos de varias empresas e
instituciones europeas. Según sus creadores, una de las finalidades de estos robots,
del tamaño de una hormiga, sería levantar las primeras construcciones en Marte ante
una hipotética colonización del Planeta Rojo. Otros usos serían para reparar
maquinaria, eliminar polución o administrar medicamentos en nuestro cuerpo.
“Estos pequeños robots trabajarían juntos y explorarían el planeta. Sabemos que hay
agua y polvo; lo suficiente para empezar a construir estructuras, como casas para
científicos”, comenta Marc Szymanski, de la Universidad de Karlsruhe, en Alemania,
en declaraciones a ICT.
Szymanski forma parte del equipo europeo de investigadores que está desarrollando
pequeños robots autónomos que pueden cooperar para realizar diferentes tareas, como
hacen las termitas, las hormigas o las abejas para conseguir comida o construir sus
nidos.
Bajo el paraguas del proyecto I-SWARM, el equipo ha creado 100 robots a escala de un
centímetro y ha hecho importantes avances para construir enjambres de robots del
tamaño de una hormiga. Parte de las investigaciones se han dirigido también a crear
grupos de estos diminutos robots capaces de reconfigurarse solos y ensamblarse
autónomamente formando un robot más grande.
Varias aplicaciones
La exploración de otros planetas es sólo una de las muchas aplicaciones que estos
dispositivos pueden llegar tener, ya que pueden ajustar sus cometidos en función, por
ejemplo, de los obstáculos que vayan encontrando en su camino.
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“Los enjambres de robots son especialmente útiles en situaciones en las que se necesita
una continuidad. Así, si un robot deja de funcionar, la misión no se pararía porque otro
robot tomaría su sitio inmediatamente”, comenta Szymanski.
Según sus creadores, esto no es útil sólo en el espacio o en aguas oceánicas profundas.
También puede aplicarse para reparar maquinaria, limpiar polución o llevar a cabo
tratamientos dentro de nuestro cuerpo. Eso sí, todavía tiene que pasar tiempo para que
veamos a estos robots trabajando en condiciones reales, como la hipotética colonización
de Marte.
Como hacen las hormigas, que observan lo que hacen sus compañeras, siguen a una de
ellas o dejan un rastro químico para transmitir cierta información a la colonia, estos
robots serían capaces de comunicarse unos con otros y el resultado sería algo parecido a
una percepción colectiva.
Los robots usan infrarrojos para comunicarse. Así, cuando uno se encuentra un
obstáculo, por ejemplo, indica a los demás que lo rodeen para poder seguir su camino.
Un grupo de robots que el equipo llamó Jasmine, con un tamaño un poco mayor que una
moneda de dos euros, usa ruedas para moverse. Los robots más pequeños, que miden
solo 3 milímetros, se mueven mediante una vibración. Éstos últimos se mueven gracias
a unos diminutos paneles solares. Jasmine, por su parte, incorpora una batería.
“El asunto es la energía. Cuanto más complejo es lo que tienen que hacer, más energía
necesitan. Un robot que necesita levantar algo usa motores que requieren mucha
energía”, anota Szymanski, destacando que esta es una de las principales dificultades
con las que se han encontrado.
Las pruebas hechas hasta el momento han demostrado que los robots son capaces de
interactuar, aunque por el momento los socios del proyecto no han conseguido
producirlos en masa.
En cualquier caso, Szymanski confía conseguir este objetivo pronto, ya que construir
robots tan pequeños es casi como fabricar chips de ordenador. Su producción en masa
aseguraría que su fabricación es relativamente barata y, entonces, se podrían empezar a
preocupar por mandarlos a Marte.